exploradores de la biodiversidad ayer y hoy · pese a todo, los exploradores y descriptores de...

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The Journal of Feelsynapsis | NO. 1 | Noviembre 2011 45 Si quisiéramos elaborar un conjunto de arquetipos vic- torianos, qué duda cabe que habría un lugar reservado para los estudiosos de las especies de orquídeas, aves o cualquier otro tipo de organismo que conocen hasta el más mínimo detalle de su anatomía y que con una de- dicación ciertamente caricaturizable se afanan por cap- turar un espécimen y gritar de júbilo al descubrir que se trata de “una especie nueva”. ¿Quiénes serían los equi- valentes modernos de este subtipo de “científico loco”? Exploradores de la Biodiversidad ayer y hoy: Nuevas respuestas a preguntas antiguas por Rafael Medina

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Page 1: Exploradores de la Biodiversidad ayer y hoy · Pese a todo, los exploradores y descriptores de nuevos organismos nunca cesaron de realizar su (a me-nudo incomprendido) trabajo, pero

The Journal of Feelsynapsis | NO. 1 | Noviembre 2011 45

Si quisiéramos elaborar un conjunto de arquetipos vic-

torianos, qué duda cabe que habría un lugar reservado

para los estudiosos de las especies de orquídeas, aves

o cualquier otro tipo de organismo que conocen hasta el

más mínimo detalle de su anatomía y que con una de-

dicación ciertamente caricaturizable se afanan por cap-

turar un espécimen y gritar de júbilo al descubrir que se

trata de “una especie nueva”. ¿Quiénes serían los equi-

valentes modernos de este subtipo de “científico loco”?

Exploradores de la

Biodiversidad ayer y hoy:

Nuevas respuestas a preguntas antiguas

por Rafael Medina

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en la primera ocasión en la que un occidental veía un or-

nitorrinco, una anguila eléctrica o un quetzal? El asombro

y la incredulidad no tendrían límite, y por eso no debe-

mos extrañar-

nos de que

hasta épocas

relativamen-

te tardías se

diera crédito

a la existencia

de animales

!"#$%& #$ $&

'(%& ()"#$*(%&

o los grifos. El

propio Linneo

reservó en su

!"#$%&' (&-

#)*&$ una cla-

se “Paradoxa”

donde tenían

cabida unicor-

nios, sirenas

+& %,"*$%-& .%/(&

El interes por co-

n o c e r

los or-

0()1% $%&#$)&'$%&234&#$ 5(*" $%&4'&5'()4/(&+&4)&%(64*&

#3,)/$%& %$)&+& #7 $&%4&81%")034)&3)$%&84&$/*$%&4%& /()&

()"03$&#$ $&4'&#$ 4*9&'(&%354*:1:4)#1(&84&'(&#$ 3)18(8&

53484& ''40(*& (& 8454)84*& 84& %(64*& 81%")031*& '(%& 5'()/(%&

#$ 4%"6'4%&+& 481#1)('4%&84&'(%&:4)4)$%(%;&5$*&4<4 5'$-&

Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando el ansia

5$*&#(/('$0(*&+&84%#*161*&#3()/(%&4%54#14%&4=1%"4*()&#('7&

4)&4'&)34:$&4%5!*1/3&#14)>?#$&84&'(&@5$#(-&A'(*$&234&4%/$&

no debe extrañarnos, ya que la humanidad estaba expe-

rimentando una curiosidad intensísima por los entresijos

del mundo que le rodeaba; los seres vivos no iban a ser

una excepción. Siempre me ha parecido que ya en los orí-

genes de este interminable catálogo, cuando las selvas y

los océanos eran aún vírgenes para los naturalistas (más

(B)&234&C$+;&2314*$&84#1*D;&4=1%>(&3)(&E(%#1)(#17)&4%54-

#1(';&3)(&4=54#/(":(&5$*&'(%&E$* (%&1)#*4!6'4%&234&'(&)(-

/3*('4F(&16(&84%:4'()8$&(&'(&#14)#1(;&+&234&)$&"4)4&#$ -

paración con otras disciplinas. En la actualidad, todos los

niños saben cómo es un elefante, un panda o una ballena,

¿Podríamos ponernos en la piel de un caballero victoriano

A$'4##1$)4%&84'&GH(*I1)&A4)/*4J&1)(303*(8$&4)&KLLM&4)&4'&N*1"%C&O3%43 &84&P$)8*4%&#$)& $":$&84'&61#4)/4)(*1$&84&AC(*'4%&

H(*I1)-&QR$/$0*(S(9&T3/&A(5(**7%D

Henry Walter Bates cazando tucanes en la

Amazonía. (Imagen: Wikicommons)

´

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clase acabó eliminándose en la sexta edición, pero ¿Quién

C3614%4&(5$%/(8$&234&4%/$%&()1 ('4%&)$&4=1%>()&#3()8$&

llegaban algunos más increíbles aún recolectados en los

#$)?)4%&84&3)& 3)8$&4)/$)#4%&/()&:(%/$&4&1)(6(*#(6'4U

& V 53'%(8$%&5$*&4%/4& E*4)4%!&4=5'$*(8$*&+&#'(%1?-

cador, muchos aventureros y hombres de ciencia se liaron

la manta a la cabeza en busca de nuevas especies, capa-

#4%&84&81%")031*&'$%& ,%&%3"'4%&84/(''4%&84&'$%&4%/( 6*4%&

84& '(%& W$*4%& $& 84& '(%& ()/4)(%& 84& 3)& 1)%4#/$-& .)& 4E4#/$;&

uno de los rasgos que más llama la atención cuando se

leen hoy los relatos de naturalistas viajeros de los siglos

XYVVV&+&XVX&4%&'$&5$'1E(#@"#$%&234&4*()Z&#(5(#4%&84&5*4)-

sar plantas, disecar mariposas o desollar mamíferos y a la

vez tener idea sobre el valor o novedad de lo que tenían

entre manos (aunque muy a menudo, al igual que ahora,

los recolectores no eran los que describían las especies).

H(8$&234&C$+&4)&8!(& '$%& #14)>?#$%& %$)& 3#C$& ,%&4%-

pecializados, ¿Acaso tenían esas personas unas mentes

fuera de lo común? Es indudable que muchos eran gen-

te excepcional, pero el conocimiento de las especies en

aquella época era bastante más abarcable que ahora, y

quedaba muchísimo por descubrir. Henry Walter Bates,

por ejemplo, recolectó durante su estancia en la Amazo-

nía nada menos que 4000 especies nuevas para la ciencia,

un número comparable al que abarcaban todas las obras

linneanas que un siglo antes daban el pistoletazo de salida

a la taxonomía y nomenclatura modernas.

Sin embargo, no todo eran ventajas por aquel

4)/$)#4%-&P(&81?#3'/(8&84&#$ 3)1#(#17)&4)&4'&%4)$&84&'(&

#$ 3)18(8&#14)>?#(&+&'(&1 5$%161'18(8&5(*(&'$%&1):4%"0(-

8$*4%& 84& #$ 5(*(*& 4%54#! 4)4%& 84& 81%")/(%& 5(*/4%& 84'&

mundo llevó de forma inevitable a que se describieran

en muchas ocasiones una misma especie bajo nombres

81%")/$%&%1)&234&%4&53814%4&4:1/(*-&.%/4&#(6(''$&84&6(/(''(&

de la descripción del mundo natural llevaba acompaña-

da una consecuencia, tan ingrata como imprescindible:

la de la metódica revisión de los especímenes guardados

4)& C4*6(*1$%& +& 3%4$%& 5(*(;& 4:4)/3(' 4)/4;& %1)/4"F(*&

los criterios de los estudiosos anteriores y reunir varias

especies en una sola. A menudo se ha destacado la con-

traposición de estas dos almas de la taxonomía, la de los

()('!"#$%& Q"+,-.$*" o “fragmentadores”) y la de los sin-

/@"#$%& Q,)%+$*"& $& G( $)/$)(8$*4%JD-& P$%& #*!"#$%& %(#()&

(&*4'3#1*&#$)&E*4#34)#1(&'$&81S#1'&+&/$*/3$%$&234&4%&4'&#(-

mino que lleva a un consenso entre taxónomos (a veces

inalcanzable), pero aunque obviamente sobran ejemplos

de especialistas cuyos criterios resultaron ser erróneos,

( 6(%&(#"/384%&%$)&#$)%4#34)#1(%&84& '(&4):4*0(83*(&+&

81?#3'/(8& 84'& /*(6(<$& (& *4('1F(*-& [3)234& '(& '(6$*& 84& '$%&

taxónomos fue incesante e ininterrumpida, con el paso

84'&"4 5$&4%/(&/(*4(&#$)#14)F38(&54*817&*4#$)$#1 14)-

to frente a otras dedicaciones emergentes que iban más

('',&84&3)(&%1 5'4&84%#*15#17)&%1%/4 ,"#(&84&'(&W$*(&+&'(&

El pez sapo psicodélico (\1%"$5C*+)4&5%+#C484'1#(), descrito

en 2009, es una muestra de cómo las especies que siguen des-

cubriéndose en la actualidad pueden ser tan insólitas como en

4'&5(%(8$-&QR$/$0*(S(9&]1^1#$ $)%D

‘El interés por cono-

cer los organismos con

los que compartimos

el planeta y en saber

cuántos son y cómo se

distinguen unos de otros

es tan antiguo como el

comer’

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E(3)(;&#$ $&'(&4#$'$0!(;&'(&?%1$'$0!(&$&'(&04)@"#(-&_$&E('-

taron quienes desdeñaban esta empresa y la comparaban

al mero coleccionismo de sellos, supongo que con el per-

1%$&84&'$%&(?#1$)(8$%&(&'(&?'(/4'1(-

Pese a todo, los exploradores y descriptores de

nuevos organismos nunca cesaron de realizar su (a me-

nudo incomprendido) trabajo, pero la popularización re-

ciente del neologismo “biodiversidadJ&(&?)('4%&84'&%10'$&

XX tuvo como consecuencia una

revitalización y popularización de

la taxonomía. De repente, los er-

mitaños de museo que examina-

ban hasta el más mínimo detalle

de las glumas de una gramínea

o de las escamas de un pez, eran

4%/381$%$%&84&'(&W( ()/4&5('(6*(-&

Otras disciplinas biológicas o am-

bientales comenzaron a reconsi-

derar la importancia de esta labor.

A$)$#4*&'(&61$81:4*%18(8&4%54#!?#(&

era importante en la medida en la

que las especies cumplen roles in-

%3%"/316'4%& 4)& 4'& #$**4#/$& E3)#1$-

namiento de los ecosistemas y por

lo tanto en los servicios que éstos

brindan para mantener la habitabi-

lidad del planeta y la renovación de

sus recursos. El segundo gran em-

pujón reciente que ha recibido la

exploración de la biodiversidad ha

venido de la mano de la tecnolo-

gía. Por una parte el desarrollo de

'(&?'$04)1(& $'4#3'(*&C(&534%/$&('&

('#()#4&84& '$%&#14)>?#$%&3)&#*1/4-

rio poderoso para contribuir a des-

4)/*(`(*&'(%&(?)18(84%&84&'$%&$*0()1% $%-&P$%&#$ 14)F$%&

de su uso generalizado se enfrentaron a menudo con la

84%#$)?()F(&84&'$%&/(=7)$ $%&G84&/$8(&'(&:18(J;&54*$&5$*&

suerte podemos empezar a decir que esa dualidad es cosa

del pasado. La otra gran aportación que la tecnología ha

8(8$&4)&"4 5$%&*4#14)/4%&(&4%/(&81%#15'1)(&/*1#4)/4)(*1(&

es internet. Internet, de hecho, parece hecho a medida

para el trabajo del taxónomo por su capacidad para hacer

(##4%16'4&3)(&#()"8(8& 1)04)-

te de información y la facili-

dad con la que las imágenes

pueden difundirse por todo el

mundo de forma inmediata.

De repente, bases de datos

inmensas, nomenclaturales,

de especímenes y de sus dis-

tribuciones se vuelcan al al-

cance de todos, y el estudio

84&'(&61$81:4*%18(8&4%54#!?#(&

se hace inmensamente más

%4)#1''$& +& 4?#(F-& P(%& 536'1-

caciones sobre especies del

otro lado del mundo pueden

consultarse al instante y cada

:4F& ,%& 1)%"/3#1$)4%& 5$)4)&

a libre disposición imágenes

84&'$%&4%54#! 4)4%&"5$&(&('/(&

resolución. Basta con recurrir,

por ejemplo, a tropicos.org,

el portal del jardín botánico

de Missouri, especializado en

)$ 4)#'(/3*(& +& 616'1$0*(S(;&

que alberga más de un millón

de nombres botánicos y re-

gistra casi cuatro millones de

.%5@#1 4)&"5$& 84& 3)(& %(=1E*(0,#4(;&/$)01$*&'

2334"-&+1-,&, descrita recientemente en Nuevo

O@=1#$-& P$%& 4%54#! 4)4%& "5$& 845$%1/(8$%& 4)&

1)%"/3#1$)4%&#14)>?#(%&%1*:4)&5(*(& ()/4)4*&'(&

#$**4#/(&(%10)(#17)&84& '$%&)$ 6*4%& #14)>?#$%-&

QR$/$0*(S(9& Patrick Alexander& aA*4(":4& A$ -

mons)

‘En la actualidad, todos los niños saben cómo es un

elefante, un panda o una ballena, ¿Podríamos po-

nernos en la piel de un caballero victoriano en la

primera ocasión en la que un occidental veía un or-

nitorrinco, una anguila eléctrica o un quetzal?’

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especimenes; o FishBase, la referencia en Internet para

'(& 1#"$'$0!(;&234&5$)4& '(& 1)E$* (#17)&84& ,%&84&bK-LLL&

4%54#14%&84&54#4%&6(<$&3)(& '1#4)#1(&A*4(":4&A$ $)%-&

Sinceramente, me gustaría ver qué cara pondría un na-

turalista del siglo XIX si pudiera verlo. ¿Reconocería a los

profesionales de 2011 como colegas de su misma disci-

plina?

& .'& 54*?'& (#/3('& 84& '$%& /(=7)$ $%;& '701#( 4)/4;&

ha cambiado bastante y con razón. En este momento hay

descritas aproximadamente 1.2 millones de especies [1],

frente a los pocos miles de los comienzos de la taxonomía.

Para conseguir llegar al nivel de detalle que permite dis-

cernir cuándo el ejemplar que tenemos enfrente es una

)$:48(8&#14)>?#(;&4'&)1:4'&84&4%54#1('1F(#17)&84&'$%&5*$E4-

sionales en grupos de organismos cada vez más concretos

%4&C(&18$&1)#*4 4)/()8$&#$)&4'&"4 5$-&P(&$/*(&81E4*4)#1(&

es que quienes exploran y describen nuevas especies son,

#(8(&:4F& ,%&E*4#34)/4 4)/4;&42315$%& 3'"81%#15'1)(*4%&

#$ 534%/$%&5$*&:(*1(%&54*%$)(%&#$)&81%")/(%&/(*4(%;&3)&

*4W4<$&84&#7 $&'(&84%#*15#17)&84&)34:(%&4%54#14%&4%&#(8(&

vez una tarea más polivalente [2]. Lo que desde luego se

()"4)4& /$/(' 4)/4& :104)/4& 4)/*4& '$%& 4%54#1('1%/(%& (#-

tuales y sus antecesores es la fascinación y el impulso por

desvelar organismos ocultos y desconocidos, por dejarse

sorprender y seducir. El mundo ya no es ese planeta in-

4)%$& ''4)$&84& '(03)(%&4)& '$%& (5(%;&#$)& ()"#$*(%&+&

3)1#$*)1$%;&54*$&'(%&%("%E(##1$)4%&+&%$*5*4%(%&234&(5$*/(&

la descripción de nuevas especies sigue siendo igual de

4%" 3'()/4&5(*(&2314)4%&'$&#$)%1034)-&[3)234&%4031 $%&

sin saber cuántas especies nos faltan por describir, la ma-

+$*!(&84&'(%&4%" (#1$)4%&5(*4#4)&1)81#(*&234&(B)&2348(&

un largo camino por recorrer hasta poder responder esta

pregunta [1]. Pero, ¿dónde y cómo se encuentran en la

actualidad las especies nuevas?

& c)(&5*1 4*(&*4%534%/(;&231F,&'(& ,%&1)/31":(;&4%&

que hay que irse a lugares muy remotos e inexplorados

para encontrar especies nuevas, y es parcialmente cierta,

5$*234& 84& C4#C$& %1034)& 4=1%"4)8$& 5(*(<4%& 1)(##4%16'4%&

al ser humano. Regiones como las fumarolas volcánicas,

a miles de metros de profundidad en los océanos, sólo

empezaron a explorarse en los años 70 del siglo pasado,

descubriendo ecosistemas capaces de maravillarnos más

aún que un ornitorrinco en el gabinete de un naturalis-

ta victoriano: gusanos de varios metros de longitud con

El sifaka diademado (5*3+-#1$0)"'4-&4$%&) y el sifaka de Milne-Edward (56'$42&*"--) estaban considerados hasta hace

5$#$&54*/4)4#14)/4%&(&'(& 1% (&4%54#14-&.)&'$%&B'" $%&(`$%&4'&)B 4*$&84&4%54#14%&*4#$)$#18(%&84&'@ 3*4%&#(%1&%4&C(&

/*15'1#(8$-&QR$/$0*(S(9&T(E(4'&O481)(D

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anatomías nunca vistas, peces y cangrejos de formas in-

creíbles que serían capaces de mantener su vida normal

aunque el mismísimo sol se apagase ¡y apenas se conoce

una pequeñísima fracción de los fondos abisales! Otro

ejemplo por supuesto, se encuentra en las pluvisilvas tro-

51#('4%9&*403'(* 4)/4&5$84 $%&'44*&)$"#1(%&incluso en la

prensa generalista&84&42315$%&#14)>?#$%&234&:1%1/()&4%/(%&

zonas del planeta y permiten la descripción de docenas o

incluso cientos de especies nuevas.

Sin embargo, en realidad no es necesario irse a lu-

gares tan remotos para hacer tales descubrimientos. Mu-

chas de las especies de nueva descripción estaban aquí,

delante de nuestras narices, pero era necesario un nue-

vo enfoque para darnos cuenta. Tomemos por ejemplo

el murciélago común (5-+-"#*$,,)"'+-+-"#*$,,)"), que hasta

C(#4&3)$%&(`$%&)$&('64*0(6(&#$)E3%17)&5$%16'4&84&184)"-

?#(#17)-&A3()8$;&4)&'30(*&84&(/4)84*&%7'$&('&(%54#/$;&%4&

4%/381(*$)& '$%& %$)18$%&234&4 1>()&4%/$%&()1 ('4%&5(*(&

relacionarse y percibir su entorno, se llegó a la conclusión

84&234&8$%&'1)(<4%&81%")/$%&#$ 5(*>()&4'&/4**1/$*1$-&A(8(&

3)$&84&4''$%&4 5'4(6(&5(*(&%$)18$%&84&81%")/(&E*4#34)-

#1(-&d34%/$&234&4%/$%&%$)18$%&"4)4)&*4'4:()#1(&(&'(&C$*(&

84'& (5(*4( 14)/$;& '(%& 81%")/(%& E*4#34)#1(%& #$):14*/4)& (&

4%/$%&'1)(<4%&4)&8$%&0*35$%&*45*$83#":( 4)/4&(1%'(8$%&+&

que 5$*&'$&/()/$&54*/4)4#4)&(&4%54#14%&81%")/(%: 5-+-"#*$-

,,)"'+-+-"#*$,,)" (con un reclamo a 45 kHz) y 56'+!7%&$)"

Q234& 4 1"*!(& %$)18$%& 84& ee^\FD-& V03(' 4)/4;& C(#4& %7'$&

3)(%&%4 ()(%&(%1%>( $%&(&'(&84%#*15#17)&84&8)*"-3+"'&)"-

#*&,-";&3)(&)34:(&4%54#14&84&84'S)&(3%/*('1()$;&5(*(&#3+$&

reconocimiento formal se han empleado tanto datos ana-

/7 1#$%& #$ $& 04)@"#$%& +& 61$04$0*,?#$%& [3], poniendo

84& ()1?4%/$&3)(&:4F& ,%&234&'(&84%#*15#17)&84&)34:(%&

4%54#14%& 8464& 5*$#484*& 84& 3)(& %1)4*01(& 4)/*4& 81%")/$%&

campos.

& f$8$%& 4%/$%& 4<4 5'$%& "4)4)& 4)& #$ B)& 234& '(%&

nuevas especies, no es que fuesen totalmente descono-

cidas hasta ahora, sino que habían pasado desapercibidas

hasta la fecha por su gran semejanza con sus parientes

#4*#()$%;& 84& '(%& 234& 4*()& :1*/3(' 4)/4& 1)81%")0316'4%-&

.%/4& "5$& 84& 4%54#14%& %34'4)& #$)$#4*%4& #$ $& 4%54#14%&

#*!5"#(%&[4]-&.'&5(54'&84&'(%&4%54#14%&#*!5"#(%&4)&'(&4%"-

(#17)&84&'(&*1234F(&84&'(&61$%E4*(&4%& 3+&#$)/*$:4*"8$-&

Existen indicios que nos hacen pensar que este fenómeno

puede estar mucho más extendido de lo que pensamos

C(%/(&4'&53)/$&84&(E4#/(*&%10)1?#(":( 4)/4&'(%;&(B)&84%-

conocidas, cifras globales [5]. Otra forma de verlo es que

'(&?'$04)1(& $'4#3'(*&4%&'(&534*/(&84&4)/*(8(&(&3)&#*1/4*1$&

demasiado “fragmentador”. Por ejemplo, se ha llamado

la atención de que en apenas unas décadas, las especies

reconocidas de lémures de Madagascar han pasado de 36

a un centenar [6]. Esto se debe sin duda a un mejor cono-

#1 14)/$&84'&,*4(&+&(&'(&(5'1#(#17)&84&/@#)1#(%&84&?'$04-

)1(& $'4#3'(*;&54*$&g4=1%/4&3)(&G1)W(#17)&/(=$)7 1#(JU&[&

buen seguro esto ocurre en más de un caso. Un ejemplo

W(0*()/4& 84& 4%/(& %1/3(#17)& #$**4%5$)84& (& '(%& $*23!84(%&

mediterráneas del género 9+1*!";&#3+(&1)?)18(8&84&(/*(#-

":(%&:(*1(#1$)4%&C(&*4#1618$& 3#C!%1 (&(/4)#17);&C(%/(&4'&

punto de que la divergencia de criterios entre taxónomos

“fragmentadotes” y “amontonadores” es extrema: en-

/*4&bK&+&KeL&4%54#14%;&%40B)&81%")/$%&#*1/4*1$%-&.%/381$%&

*4#14)/4%;&234&#$ 61)()&/()/$&8(/$%&?'$04)@"#$%&#$ $&

de ultraestructura microscópica, sugiere que la cifra más

exacta debe estar más cercana al primer valor que al se-

gundo [7]-&O3#C$%&(3/$*4%&%$%"4)4)&234&'$&234&$#3**4&4%&

que se mira con demasiado detenimiento las diferencias

entre individuos de grupos muy idiosincrásicos y vistosos,

como los primates o las orquídeas, mientras que otros,

3#C$& 4)$%&''( (":$%&Q#$ $&C$)0$%;&03%()$%&$& 3%-

gos), no reciben tanta atención [4],[8].

& P$&#14*/$&4%&234&(3)234&'$%&846(/4%&4)/*4&81%")-

/$%&#*1/4*1$%&#$)")B();&'$%&0*35$%&#$ $&'$%& 4)#1$)(8$%;&

que son morfológicamente más austeros, no reciben pro-

‘Sin embargo, en realidad

no es necesario irse a lu-

gares tan remotos para ha-

cer tales descubrimientos.

Muchas de las especies de

nueva descripción estaban

aquí, delante de nuestras

narices, pero era necesa-

rio un nuevo enfoque para

darnos cuenta’

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porcionalmente la atención que merecen y son un campo

abonado para la descripción de muchas especies nuevas.

De hecho, especializarse en organismos o ambientes poco

estudiados es otra de las formas de explorar la biodiver-

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so de invertebrados imposibles, algunos de ellos (como

los loricíferos o los quinorrincos) parecerían sacados

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a buen seguro son sólo una parte de todo lo que queda

por conocer. ¿Cómo enfrentarse a esa riqueza oculta que

es, si cabe, más escurridiza aún? Es obligado hacer una

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fragmentos escogidos de su genoma, que previamente se

habrían reconocido como capaces de actuar como un “có-

810$&84&6(**(%J&?(6'4&[9], aunque ni siquiera esta aproxi-

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uno de los lugares más habituales donde se descubren es-

pecies nuevas en la actualidad siguen siendo los museos,

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tor limitante. De hecho, es muy habitual que el legado de

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gico, nadie está exento de equivocaciones, por lo que las

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que aporta también recompensas, especialmente cuando

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mento de la recolección.

La historia de la descripción de los organismos de

nuestro planeta es muy larga, pero aún tremendamente

incompleta. Han sido necesarios más de trescientos años

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completas y la dedicación de miles de especialistas de to-

das las épocas. Dado que éstos no siempre van a compar-

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Rafael Medina es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid, donde está terminan-do su tesis doctoral sobre taxonomía y filogenia molecular de briófitos epífitos. Observador y fotógrafo aficionado de la naturaleza, de vez en cuando incluye textos divulgativos sobre el estudio y la conservación de la biodiversidad en su blog personal, "Diario de un copépodo".

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lógicos nos ofrece la posibilidad de poder aproximarnos a

la tremenda riqueza de la biosfera desde nuevos puntos

de vista que permiten llegar a resoluciones mucho más

robustas. Por suerte, persiste el entusiasmo por descubrir

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persiste también la capacidad de la naturaleza por asom-

brarnos con formas desconocidas, incluso en los lugares

más insospechados.

Referencias

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