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Módulo 9, Tema 1, NNANI 2009 1 Exploración Neurológica Dra. Gabriela Arreola Ramírez INTRODUCCIÓN n la era moderna de la neonatología, donde ha incrementado la sobrevivencia de neonatos con peso extremadamente bajo y con menor edad gestacional, el examen clínico neurológico es uno de los aspectos que no debe ser omitido dentro de la consulta pediátrica rutinaria, tanto en el niño aparentemente sano como en aquel que ya presenta síntomas. Una de las prioridades de la neurología pediátrica moderna es la detección temprana de síntomas de riesgo, lo cual permitirá que el infante se vea beneficiado de una intervención temprana o de una rehabilitación oportuna. El objetivo del presente artículo es describir las principales maniobras clínicas y de vigilancia desde la etapa del recién nacido (RN), lactante y en el niño mayor. La valoración debe ser realizada con vigilancia y tan pronto como sea posible. EXAMEN NEUROLÓGICO La evaluación clínica neurológica en la infancia tiene relevancia tanto en el niño aparentemente sano como en aquel que ya presenta síntomas. Existe una amplia gama de procedimientos clínicos que se pueden realizar en el consultorio, el objetivo del presente capítulo es describir los más relevantes. Los antecedentes familiares del período prenatal y perinatal así como del desarrollo son importantes para establecer la naturaleza del padecimiento: la duración del embarazo, la presencia de infección materna, la exposición a radiación, medicamentos usados durante el embarazo o la presencia sangrado transvaginal durante el embarazo tienen importancia. En el caso de RN o lactante menor, se debe interrogar a la madre sobre las características y la calidad del sueño, del llanto, de la succióndeglución y si la madre percibe movimientos anormales (sobresaltos, temblores) ú otros sugestivos de convulsiones. Es anormal un sueño insuficiente o excesivo, un llanto agudo intenso, prolongado o por el contrario monótono y débil. El atragantamiento y cianosis de labios durante la alimentación pueden ser también signos de alerta neurológica. Entre el período de viabilidad y los 18 meses de vida postnatal las modificaciones anatómicas y funcionales son extraordinariamente rápidas. Para la evaluación neurológica de un infante prematuro se debe considerar la edad gestacional al nacimiento, por lo que, se deberá evaluar corrigiendo la edad, es decir restando el número de semanas de gestación que faltaron para llegar al término, y este ajuste se debe hacer hasta los dos años de edad. Para la evaluación del área mental en los niños mayores se puede proceder como se explora en los adultos; en la infancia temprana el historial de su neurodesarrollo proporcionará toda la información requerida. Deberá anotarse cuidadosamente la edad a la que se adquieren diversas habilidades, con especial atención en aquellas en que el desarrollo se muestra lento, se detiene o es regresivo. De manera resumida investigar la edad en la que el menor: sonríe, sigue con la mirada objetos, controla la cabeza, lleva sus manos a la boca, prensa objetos, rueda de decúbito dorsal a ventral y viceversa, se sienta, cuando logra la bipedestación independiente y cuando camina. En el cuadro 1 se expone el desarrollo según Vojta. En el examen neurológico no existen reglas en el orden de los procedimientos clínicos, pero se prefiere iniciar por las maniobras suaves y dejar al final las más incómodas para el RN, lactante y/o niño; los procedimientos clínicos se aplicarán dependiendo del nivel de desarrollo y de su madurez social. Se explora al lactante y/o niño desnudo en una habitación cómoda, se observa su movilidad espontánea o en reposo si es normal, pobre o excesiva para su edad, estereotipada o distónica. Se aprecia la simetría de sus movimientos y su calidad. EXPLORACIÓN DEL CRÁNEO Se inspecciona su forma y simetría, se palpa su consistencia, forma y tamaño de las dos fontanelas (la anterior cierra a una edad variable entre los 10 y los 20 meses); se palpan también cada una de las suturas, que no deben estar cabalgadas o excesivamente abiertas; el cierre prematuro anormal de las suturas se evidenciará por formas anormales del cráneo, como en la turricefalia, la dolicocefalia o escafocefalia. E

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Módulo 9, Tema 1, NNANI 2009

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Exploración Neurológica Dra. Gabriela Arreola Ramírez

 

INTRODUCCIÓN 

 

n  la  era  moderna  de  la  neonatología,  donde  ha incrementado  la  sobrevivencia  de  neonatos  con peso  extremadamente  bajo  y  con  menor  edad gestacional, el examen clínico neurológico es uno de los aspectos que no debe  ser omitido dentro de  la 

consulta  pediátrica  rutinaria,  tanto  en  el  niño aparentemente  sano  como  en  aquel  que  ya  presenta síntomas. Una de las prioridades de la neurología pediátrica moderna es la detección temprana de síntomas de riesgo, lo cual  permitirá    que  el  infante  se  vea  beneficiado  de  una intervención temprana o de una rehabilitación oportuna. El objetivo  del  presente  artículo  es  describir  las  principales maniobras clínicas y de vigilancia desde  la etapa del recién nacido (RN), lactante y en el niño mayor. La valoración debe ser realizada con vigilancia y tan pronto como sea posible.   EXAMEN NEUROLÓGICO  La  evaluación  clínica  neurológica  en  la  infancia  tiene relevancia  tanto  en  el niño  aparentemente  sano  como  en aquel que ya presenta síntomas. Existe una amplia gama de procedimientos  clínicos  que  se  pueden  realizar  en  el consultorio, el objetivo del presente capítulo es describir los más relevantes.  Los antecedentes familiares del período prenatal y perinatal así como del desarrollo son  importantes para establecer  la naturaleza del padecimiento:  la duración del embarazo,  la presencia de  infección materna,  la  exposición  a  radiación, medicamentos usados durante el embarazo o  la presencia sangrado  transvaginal  durante  el  embarazo  tienen importancia.  En el caso de RN o  lactante menor, se debe  interrogar a  la madre  sobre  las  características  y  la  calidad del  sueño, del llanto,  de  la  succión‐deglución  y  si  la  madre  percibe movimientos  anormales  (sobresaltos,  temblores)  ú  otros sugestivos  de  convulsiones.  Es  anormal  un  sueño insuficiente o excesivo, un llanto agudo intenso, prolongado o por el contrario monótono y débil. El atragantamiento y cianosis  de  labios  durante  la  alimentación  pueden  ser también signos de alerta neurológica.  

Entre  el  período  de  viabilidad  y  los  18  meses  de  vida postnatal  las modificaciones  anatómicas  y  funcionales  son extraordinariamente rápidas. Para la evaluación neurológica de  un  infante  prematuro  se  debe  considerar  la  edad gestacional  al  nacimiento,  por  lo  que,  se  deberá  evaluar corrigiendo  la  edad,  es  decir  restando  el  número  de semanas de gestación que faltaron para llegar al término, y este ajuste se debe hacer hasta los dos años de edad.  Para  la evaluación del área mental en  los niños mayores se puede  proceder  como  se  explora  en  los  adultos;  en  la infancia  temprana  el  historial  de  su  neurodesarrollo proporcionará  toda  la  información  requerida.  Deberá anotarse  cuidadosamente  la  edad  a  la  que  se  adquieren diversas habilidades,  con  especial  atención  en  aquellas  en que  el  desarrollo  se  muestra  lento,  se  detiene  o  es regresivo. De manera resumida investigar la edad en la que el menor:  sonríe,  sigue  con  la mirada  objetos,  controla  la cabeza, lleva sus manos a la boca, prensa objetos, rueda de decúbito  dorsal  a  ventral  y  viceversa,  se  sienta,  cuando logra  la bipedestación  independiente y  cuando  camina. En el cuadro 1 se expone el desarrollo según Vojta.  En el examen neurológico no existen reglas en el orden de los procedimientos  clínicos, pero  se prefiere  iniciar por  las maniobras suaves y dejar al final las más incómodas para el RN,  lactante  y/o  niño;  los  procedimientos  clínicos  se aplicarán  dependiendo  del  nivel  de  desarrollo  y  de  su madurez social.  Se explora al  lactante y/o niño desnudo   en una habitación cómoda, se observa su movilidad espontánea o en reposo si es normal, pobre o excesiva para su edad, estereotipada o distónica.  Se  aprecia  la  simetría  de  sus movimientos  y  su calidad.  EXPLORACIÓN DEL CRÁNEO  Se inspecciona su forma y simetría, se palpa su consistencia, forma y  tamaño de  las dos  fontanelas  (la anterior  cierra a una edad  variable entre  los 10  y  los 20 meses);  se palpan también  cada  una  de  las  suturas,  que  no  deben  estar  cabalgadas  o  excesivamente  abiertas;  el  cierre  prematuro anormal de las suturas se evidenciará por formas anormales del  cráneo,  como  en  la  turricefalia,  la  dolicocefalia  o escafocefalia. 

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Se mide  el  perímetro  con  cinta metálica  la  circunferencia occipito‐frontal máxima, ya que es una guía muy precisa del volumen  intracraneal.  La  cifra  resultante  se  analiza  y  se compara en una gráfica percentilar. Los valores situados por debajo y por encima de dos desviaciones estándar permiten definir un micro o una macrocefalia, (normal de 32 a 37 cm en el nacido a término); se considera  de importancia clínica una  discordancia  significativa  de más  de  dos  desviaciones estándar entre el perímetro cefálico y la longitud supina. El perímetro  craneano  en  el  prematuro  aumenta  3  cm.  por mes  (0.75  cm  por  semana)  hasta  llegar  a  la  edad  de término; en el  infante nacido a  término, debe crecer 2 cm cada mes  durante  los  primeros  tres meses,  del  tercer  al sexto mes 1 cm mensual, y de los siete a los doce meses 0.5 cm por mes.  REFLEJOS PRIMITIVOS  Los  reflejos  primitivos  son  signo  del  funcionamiento cerebral  subcortical,  su  presencia  en  el  RN  y  durante  los primeros meses de vida es fisiológica, indicando la ausencia de  depresión  del  sistema  nervioso  central  y  un  tronco cerebral  intacto.  Se  consideran  patológicos  cuando persisten  a  partir  del  segundo  trimestre  de  vida,  un  solo reflejo  anormal  no  es  significativo;  se  exponen  los  más representativos:  Reflejo  de  succión:  Se  coloca  el  dedo meñique  incurvado sobre la parte media de la lengua y se obtiene la respuesta en  salvas  de movimientos  que  duran de  4‐5  segundos,  se percibe una presión negativa, desaparece al cuarto mes.  Reflejo de Moro: Se explora con el niño en decúbito supino y traccionando las manos con brazos en extensión, se eleva unos  centímetros  y  se  sueltan  bruscamente  de manos;  se obtiene una abducción de  los brazos  con extensión de  los antebrazos y apertura completa de las manos (primera fase) seguida de una aducción de brazos y flexión de antebrazos (segunda fase). El  llanto y  la ansiedad en  la mirada forman parte  de  la  tercera  fase.  Se  considera  anormal  una respuesta pobre, ausente o asimétrica.  Respuesta  a  la  tracción:  Va  unido  al  reflejo  de  prensión palmar,  se da una  respuesta  flexora de  los músculos de  la extremidad superior, es posible levantar al RN de la mesa y puede mantenerse suspendido parte de su cuerpo o en su totalidad.  Enderezamiento  de  los miembros  inferiores  y  reflejo  de marcha  automática:  El  niño  se  mantiene  en  posición vertical  con una  sola mano  colocada  en  la  región  torácica superior, el pulgar en una axila y el dedo medio en  la otra. 

Se aprecia el enderezamiento de las extremidades inferiores y  del  tronco,  de manera  que  por  segundos  el  RN  puede mantener  parte  de  su  cuerpo,  a  continuación  se  inclina ligeramente  hacia  delante  y  se  aprecia  una  sucesión  de pasos; su ausencia en exámenes repetidos indica depresión del sistema nervioso central, al igual que los demás reflejos primitivos.  Reflejo tónico asimétrico del cuello: El RN se mantiene en decúbito dorsal  y  se  observa  su  postura  espontánea;  si  la cabeza  está  en  rotación  hacia  uno  u  otro  lado,  puede observarse hacia  el  lado que  gira  la  cabeza una  extensión del miembro superior y la flexión de la extremidad del lado occipital.  Una  respuesta  similar  puede  esbozarse  en  las extremidades inferiores.  Reflejo plantar: Se explora con  la punta de un objeto o  la uña, estimulando por  la parte  lateral de  la planta del pie, desde el talón hasta  la prominencia tenar del dedo menor; la  respuesta madura o normal  es  la  flexión plantar de  los dedos  y  del  antepié  sin  participación  de  las  grandes articulaciones.  La  respuesta propia del RN y del  lactante en desarrollo es inmadura y consiste en la flexión dorsal del dedo grande del pie  o  extensión  de  todos  los  dedos  con  flexión  dorsal  y pronación del pie; además se presenta flexión en la rodilla y la  cadera.  Esta  reacción  se  va  debilitando  paulatinamente durante  la fase de verticalización del niño (9 a 12 meses) y desaparece  por  completo  al  iniciar  la  marcha independiente, es entonces cuando se presenta la respuesta madura  de  flexión.  La  reacción  inmadura  se  presenta también  en  los  trastornos  cerebrales  mínimos  y  en  la parálisis cerebral, en el caso de retrasos motrices y en caso de anomalías del circuito  regulador córtico espinal, en este caso se interpreta como reflejo de Babinski positivo, que se manifiesta  con  extensión  de  los  dedos,  extensión  de  la pierna  en  la  rodilla  y  cadera  (con  rotación  interna  o  bien aducción de la pierna y con pie equino).  La  ausencia  de  reacción  a  este  estímulo  puede  señalar desde un trastorno de la motilidad en la articulación del pie o de los dedos o un trastorno de la sensibilidad por ejemplo mielomeningocele,  meningocele,  pie  varo  ortopédico congénito o artrogriposis.  Reflejo de Rossolimo: Es un reflejo propioceptivo flexor, se explora  tocando en  forma breve y rápida  las puntas de  los dedos del pie del segundo al cuarto dedo sin tocar el dorso del  pie,  idealmente  se  debe  dejar  colgando  el  pie.  Se considera una  reacción positiva  a  la  flexión plantar de  los dedos en la articulación metatarsiana quedando extendidas 

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Módulo 9, Tema 1, NNANI 2009

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las demás articulaciones de los dedos. En el RN y en el caso de  niños  con  síndrome  de  hipertonía,  se  presenta  una flexión  general  de  los  dedos  del  pie.  Esta  respuesta  con frecuencia  se  valora  erróneamente  como  Rossolimo,  se trata  de  un  reflejo  flexor  segmentario, mono  sináptico de los  dedos  del  pie  que  se  confunde  con  el  reflejo  de Rossolimo.  El  significado  de  este  signo  es  seguro  de espasticismo  infantil  o  bien  trastorno  de  la  regulación córtico espinal.  Reflejo  de  Galant:  Se  explora  en  el  RN  y  los  lactantes  o niños  de  corta  edad  sosteniendo  al  menor  en  decúbito dorsal  libremente  sobre  la mano  o  sobre  el muslo  de  la persona que realiza el examen; las extremidades y la cabeza deben  tener  libertad de movimiento.  En  caso  que  el  niño flexione su columna hacia alguno de los lados ‐por ejemplo debido  a  la  presencia  de  la madre  o  por  otro motivo‐  se debe iniciar la revisión del lado convexo. Se examina con el extremo del mango del martillo ejerciendo presión sobre la piel, sin estimular sobre la musculatura y sin provocar dolor. Se estimula a nivel   paravertebral (a un cm hacia  lateral de la  línea media),  desde  el  extremo  inferior  de  la  escápula hasta  las  vértebras  lumbares.  En  los  RN  de  término reaccionan todas las extremidades y todo el tronco; del lado estimulado se produce un encorvamiento de todo el tronco, la extensión del brazo hacia atrás y el movimiento de paso hacia delante de la pierna abducida Del lado no estimulado se  produce  una  extensión  de  la  pierna  y  un  paso  hacia delante  del  brazo.  Esta  intensidad  de  la  respuesta  se encuentra en el período neonatal hasta el final de la cuarta semana, a partir de  la semana 5ª ó 6ª semana se reduce  la respuesta de  las  extremidades  contralaterales. Al  final del primer trimestre también se ve reducida en gran medida la reacción  de  las  extremidades  homolaterales.  Entonces  la reacción  prácticamente  consta  solamente  del encorvamiento  del  tronco,  no  debe  persistir más  allá  del cuarto mes según Vojta el reflejo de Galant en el periodo de RN  y  en  el  lactante menor  de  4 meses  con  amenaza  de hemiparesia no se puede desencadenar en el lado afectado sin  embargo  en  el  lado  sano  se  desencadena  con  la intensidad normal. El reflejo de Galant es positivo en el caso de  los  síndromes  discinéticos  congénitos  (atetosis, coreoatetosis, amenaza de discinesia).  Reflejo  prensor  de  la mano:  Forma  parte  de  los  reflejos exteroceptivos;  el  examinador  empuja  en  la  mano desplegada desde el  lado ulnar hacia el  lado  radial. No  se debe  tocar el dorso de  la mano en este proceso;  la mano debe  colocarse  en  ligera  flexión dorsal.  La  respuesta  es el cierre  reflejo  de  la mano mientras  dura  el  estímulo;  este reflejo  está presente  y  es  intenso  en  el período neonatal. Una  vez  que  la  mano  se  convierte  en  órgano  prensor 

funcional  en  el  segundo  trimestre,  el  reflejo  se  va eliminando (4 ‐ 6 meses). La persistencia de este reflejo en la lactancia es un signo de espasticismo. 

Reflejo prensor del pie: También forma parte de los reflejos exteroceptivos;  se  explora  presionado  sobre  las prominencias tenares en el espacio entre  la 1ª y 3ª cabeza metatarsiana; la presión debe ser ligera. No se debe tocar el dorso del pie,  este debe  colocarse  en  flexión dorsal  en  el tobillo.  La  respuesta  es  la  flexión plantar de  los dedos, es una respuesta inmediata, se puede apreciar además palidez en las yemas de los dedos debido a la presión ejercida por el niño. 

Los  errores  más  grandes  en  la  interpretación  de  las reacciones se deben a un exceso de presión, el contacto con el dorso del pie así como la postura equivocada del pie en el tobillo. De aplicar una presión excesiva en las prominencias tenares de  los dedos  el  reflejo prensor desencadenado  es un seudo‐reflejo prensor. El reflejo prensor de  la mano y del pie forman parte de  los reflejos primitivos y  son  reflejos  tónicos. El  reflejo prensor del pie se va debilitando para desaparecer cuando se  inicia el apoyo sobre los pies (noveno a doceavo mes).  Reflejo  extensor  suprapúbico: Al momento de  explorar  la cabeza  debe  estar  en  línea  media,  la  presión  se  efectúa sobre la sínfisis en la parte media  La respuesta consiste en una  extensión  estereotípica  de  una  o  ambas  piernas (rotación  interna  y  aducción  de  la  pierna,  posición  en  pie equino,  extensión  de  los  dedos).  Este  reflejo  no  debe persistir después del primer trimestre.  Reflejo extensor cruzado: Se explora flexionando la rodilla y se  presiona  sobre  la  cabeza  del  fémur  a  través  del muslo hacia  el  acetábulo  con  ligera  aducción  del  muslo.  La respuesta  consiste  en  extensión  de  la  otra  pierna  en aducción,  rotación  interna,  posición  de  pie  equino  y eventualmente extensión de los dedos del pie. La respuesta descrita se encuentra en los lactantes normales durante las primeras  seis  semanas  de  vida  y  después  desaparece rápidamente.  En  el  caso  del  espasticismo  el  reflejo  está presente  constantemente  y  en  niños  sintomáticos  que  a partir de un estado hipertónico desarrollan una atetosis, en esta  atetosis  se  encuentra  con  regularidad  también  una participación del trastorno en el área corticoespinal.   REFLEJOS DE EQUILIBRIO POSTURAL  Actitud estática de  los brazos   o  reacción a  la propulsión lateral del tronco: Se explora con el lactante en sedestación independiente,  se  realiza  un  brusco  empujón  lateral  a  la altura  del  hombro,  el  lactante  extiende  el  brazo  del  lado 

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Exploración Neurológica 

opuesto  para  detener  la  caída,  se  busca  cuando  la sedestación se ha adquirido y puede aparecer entre los seis y los ocho meses.  Reflejo de paracaídas: El clínico carga al lactante debajo de las  axilas  y  separado  de  la mesa  de  exploración,  luego  lo proyecta bruscamente hacia delante, la respuesta normal es un  movimiento  brusco  de  extensión  de  los  miembros superiores  con  abertura  de  las  manos  como  si  el  niño quisiera protegerse de una caída, aparece entre  los siete y los nueve meses.  REFLEJOS EXTEROCEPTIVOS  Se estimula la piel de ciertos dermatomas; la reacción en los mismos  segmentos  es  la  de  un  músculo.  Los  reflejos abdominales se exploran en forma suave con el estímulo de un  dedo  o  con  un  palito  de  madera,  la  respuesta  es  la contracción segmentaria de  la pared abdominal. Se explora el reflejo epigástrico (D 7/8‐9), el mesogástrico (D 9‐10) y el hipogástrico  (D11‐12).  En  el  RN  e  infante mayor  permite delimitar  la  extensión  del  trastorno  espinal  en  los mielomeningoceles,  mielodisplasias,  síndromes  de malformación medular y compresiones medulares. En el RN y  lactante  es más  importante  el  nivel  segmentario  que  el lado afectado. En el  lactante a diferencia del adulto en  los casos  de  espaticismo  pueden  estar  presentes  en  forma normal.  El  reflejo  cremasteriano  en  niños  y  el  reflejo  femoral‐abdominal  (representación  segmentaria  T12  ‐  L1),  se exploran  pasando  la mano  por  la  parte media  del  tercio proximal del muslo. La dirección del estímulo va de lateral a medial, debe ser breve y el infante permanecer quieto. En la lactancia el reflejo cremastriano puede faltar cuando existe criptorquídea.  REFLEJOS PROPIOCEPTIVOS  La  exploración  de  los  reflejos  propioceptivos  es  de  suma importancia en  la etapa de RN y en  las primeras  fases del lactante  para  detectar  paresias  periféricas  o  la  atrofia muscular  espinal  en  su  fase  temprana,  lesión  traumática periférica  del  plexo  braquial  o  del  plexo  lumbar  o seudoparesias  en  caso  de  lesiones  traumáticas  del muslo, del  brazo  debido  a  fracturas,  que  producen  una  postura compensatoria  antálgica  y  en  consecuencia  una  inhibición de los reflejos propioceptivos controlada a nivel espinal.  En  los reflejos miotáticos el estímulo del golpe del martillo fino  provoca  una  contracción  fásica  de  corta  duración únicamente  sobre  el  músculo  en  cuestión.  Los  reflejos 

propioceptivos  tienen relación directa con  los segmentos y siempre se encuentran en el desarrollo normal.   Los reflejos más representativos son: reflejo del tendón del bíceps así como del  reflejo estilorradial en el segmento C5 hasta C6, reflejo del tendón del tríceps C6 hasta C7, reflejo patelar L2 hasta L4,  reflejo del  tendón de Aquiles y  reflejo medio plantar  L5 hasta S2.   Los  reflejos  osteotendinosos,  en  el  RN  generalmente  son vivos, es preciso que la  respuesta sea viva, policinética para tener relevancia y añadirse a otros signos de excitabilidad.  Reflejo  medio  plantar:  Se  examina  estimulando  con  el martillo  en  la  parte  central  de  la  planta  del  pie,  en  una posición de partida del pie en ángulo de 90 grados. También cuando se desencadena el reflejo del tendón de Aquiles en un  RN/niño  de  corta  edad  o  en  el  caso  de  un  niño sintomático de alto riesgo se recomienda verificar estos dos reflejos en decúbito ventral. 

 NERVIOS CRANEALES  Olfatorio  (I):  Se  explora  por  separado  acercándole  al paciente alguna sustancia volátil, como canela, menta, etc. evitar  sustancias  irritantes  como  alcanfor,  amoniaco, formalina porque se podía estimular a los receptores de las fibras  gustativas o  a  las  fibras del  trigémino.  La  capacidad para percibir un olor se evidencia desde la lactancia como se demuestra  por  el  hecho  de  que  el  niño  es  capaz  de reconocer el olor de su madre.  Óptico  (II):  las  modalidades  primarias  de  la  función  del nervio  óptico  incluyen  los  campos  visuales,  la  agudeza visual,  la  visión  de  los  colores  así  como  la  visión  diurna  y nocturna,  cada  ojo  debe  de  explorarse  por  separado.  El campo visual es  la totalidad del espacio que percibe un ojo fijo  en un punto;  ese punto  fijo  se proyecta directamente sobre  la mácula, mientras que  los demás objetos  incluidos en el campo visual también se perciben, sobre todo si están en movimiento.  En  el  RN  y  en  el  prematuro  desde  las  34 semanas  existe  sensibilidad  a  la  luz  y  es  capaz  de  fijar  y seguir un objeto, mediante la utilización de un instrumento consistente  en  círculos  concéntricos  negros  contrastando con blanco (ojo de buey), este se coloca a 30 cm del RN para obtener  su  interés  y mirada  y  se  desplaza  en  los  cuatro puntos cardinales, se sostiene con una mano la cabeza para permitir el libre giro de la misma hacia donde se desplaza el objeto,  se puede utilizar  también una  fuente de  luz. En el niño mayor  se  explora más  cuidadosamente  a  través  del método  de  confrontación,  donde  se  compara  el  campo visual  del  paciente  con  el  del  examinador;  éste  debe 

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sentarse  a  distancia  de  un  metro  del  paciente;  a continuación  se  ocluye  el  ojo  derecho  mientras  el examinador  cierra  su  propio  ojo  izquierdo;  luego  el examinador  introduce  un  objeto  en  el  campo  visual periférico  en  un  plano  equidistante  de  ambos,  y  se  toma nota del punto en el cual el paciente empieza a percibir el objeto. En un niño de  inteligencia normal de 5  ‐ 6 años de edad  puede  aplicarse  este método,  pero  solo  hasta  los  8 años de edad se pueden obtener resultados confiables con perímetros. En  los  lactantes mayores y preescolares puede utilizarse un objeto  llamativo que se  introduce  lentamente al  campo  visual  desde  atrás  de  la  cabeza  del  paciente. Rápidamente  el  niño moverá  sus  ojos  hacia  el  objeto  tan pronto como lo perciba. 

 Nervios  oculomotores  (III,  IV,  VI):  Los  núcleos  del  tercer nervio  (oculomotor)  inerva  los  músculos  recto  inferior, medial y superior así como el músculo oblicuo  inferior y el elevador  del  párpado.  Contiene  fibras  parasimpáticos  que inervan los músculos ciliar y el esfínter de la pupila a través de los ganglios ciliares.  El cuarto nervio craneal, inerva el músculo oblicuo superior. El  sexto  nervio  (abductor)  inerva  a  los  músculos  rectos laterales. Estos tres nervios controlan la movilidad ocular, la contracción de la pupila y la función del párpado.  Nervio  trigémino  (V):  Es  el  más  extenso  de  los  nervios craneales  y  contiene  fibras  sensoriales  para  la  cara,  las mucosas  bucales  y  motoras  para  los  músculos  de  la masticación  (maseteros,  temporales,  pterigoideos  internos y externos), se exploran  al hacer que el paciente apriete la mandíbula y el examinador puede palpar el abultamiento de los músculos maseteros y  temporales. Los   músculos de  la masticación  se  pueden  probar  haciendo  que  el  paciente muerda un abatelenguas y por  lo general al  jalar con cierta fuerza no se puede extraer el objeto.  El nervio trigémino  inerva  la piel del rostro, membranas de la  conjuntiva,  nariz,  encías,  lengua,  pared  interna  de  la mejilla y córnea sensibilidad, dolor y temperatura. El reflejo corneal  pone  de  manifiesto  la  integridad  de  la  rama aferente (trigémino) y del facial (rama eferente). El paciente dirige  la mirada  hacia  un  lado mientras  el  examinador  le toca  la  córnea  con  algodón  enrollado,  a  menudo  ambos párpados  se  cierran  simultáneamente.  Con  el  algodón enrollado y húmedo, se pide al paciente que cierre los ojos y se  introduce  el  algodón  en  una  y  otra  fosa  nasal. Normalmente el paciente se retira y arruga la nariz, de esta manera  se  examina  la  división  nasociliar  de  las  ramas oftálmicas de cada nervio trigémino.  

En  el  RN  y  lactante  se  puede  analizar  su  manera  de succionar explorando  con el dedo  limpio o  con un  chupón de  plástico,  se  explora  también  el  reflejo  de  búsqueda estimulando las comisuras labiales.  Nervio facial (VII): El examen del nervio facial se  inicia a  la inspección  general  cuando  el  paciente  sonríe  o  habla.  Al paciente  se  le  pide  que  arrugue  la  frente mirando  hacia arriba. La capacidad para cerrar  los párpados con fuerza es probada  oponiéndole  esfuerzo  el  examinador  para mantenerlos  abiertos.  Se  le  pide  al  paciente  que  infle  las mejillas con  fuerza y se presiona sobre ellas. Se  indica que muestre  los  dientes  retrayendo  los  ángulos  bucales,  que sonría y si es posible que silbe y que contenga los labios en contra de la presión de los dedos del examinador.  El  gusto  se  examina  empleando  azúcar  o  sal,  la  cual  se coloca con una algodón en cada lado lateral y anterior de la lengua y el paciente deberá identificarlo. En el RN es posible probar  su  sensibilidad  al  gusto  por  la  leche  materna  vs solución glucosaza,  la  simetría  facial del gesto, del  llanto y de la sonrisa es una prueba funcional del séptimo par facial. También es responsable del reflejo de búsqueda y succión.  Nervio  auditivo  (VIII):  Función  coclear.  La  capacidad auditiva  se evalúa por diversos métodos. En el RN y en el lactante  menor  se  estimula  con  un  ruido  intenso  o  una palmada, que dará como respuesta un parpadeo, sobresalto o  reflejo de Moro; en el lactante se puede estimular con la voz,  o  una  campanilla  y  habrá  como  respuesta  una orientación facial hacia el origen del sonido  El método más preciso y confiable de evaluar  la capacidad auditiva  es  con  un  audiómetro  electrónico  que  produce tonos  finos  a  frecuencias  e  intensidades  específicamente reguladas.  Nervio  glosofaríngeo  (IX):  Se  examina  tocando  la  pared posterior de  la  faringe con un abatelenguas o aplicador,  la respuesta es una  rápida contracción de  los músculos de  la faringe, con o  sin náuseas. El examen clínico del gusto del tercio posterior de la lengua es técnicamente difícil y carece de importancia clínica.  Nervio  vago  (X):  La  función  motora  del  nervio  vago  se relaciona con el paladar blando, los músculos faríngeos y de la  laringe. Las alteraciones de  la función  laríngea ocasionan trastornos del  lenguaje, en  la respiración o toser. El nervio vago también participa en la actividad refleja que incluye el reflejo de toser, deglutir, vomitar y de estornudar. Participa en  otros  reflejos  como  el  de  succión  y  el  reflejo  del  seno carotídeo.  Las  lesiones  de  la  rama  laríngea  recurrente  del 

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nervio vago produce debilidad o parálisis de la cuerda bucal ipsilateral y la voz se vuelve gruesa o áspera.  Nervio espinal  (XI): La evaluación clínica de este nervio se limita  a  una  revisión  de  los  músculos esternocleidomastoideos que son fácilmente accesibles a la inspección  y  la  palpación,  su  función  junto  con  otros músculos cervicales consiste en flexionar el cuello y girar la cabeza.  Las  fibras  superiores  del  músculo  trapecio  se inspeccionan  haciendo  que  el  paciente  contraiga  sus hombros  contra  una  resistencia.  En  el  lactante menor  se aprecia la simetría craneana.  Nervio hipogloso  (XII): Las  fibras del hipogloso  inervan  los músculos intrínsecos y extrínsecos de la lengua: estilo gloso, hiogloso,  genio  gloso  y  genio  hioideo.  La  evaluación completa  incluye  la  comprobación  de  que  la  lengua  tiene movilidad  normal  y  simétrica  hacia  arriba,  abajo  y lateralmente, y en el niño mayor  y que  coopera  se puede medir  la  fuerza de  la  lengua  contra el abatelenguas o que empuje la lengua desde adentro contra la mejilla.  En  el  lactante  la  adecuada  succión‐deglución  evidencia  la acción de los nervios: V, VII, IX, X y XII.  SISTEMA MOTOR  El  sistema motor  está  constituido  por  diversas  partes  del sistema nervioso central y periférico  integradas de manera completa, y permiten mantener  la postura de pie así como el  control  del  movimiento.  La  evaluación  incluye  una revisión  del  volumen muscular,  del  tono,  fuerza  y  reflejos tendinosos,  así  como  la  calidad  del movimiento.  Se  debe explorar la postura de pie en un solo sitio y al caminar.  El volumen muscular se explora con el infante desnudo para detectar  posibles  asimetrías  leves  del  tronco  y  de  las extremidades.  La  palpación  del  músculo  puede  dar información  útil,  especialmente  en  lactantes  cuya  gruesa capa  de  grasa  subcutánea  oculta  el  volumen muscular.  El tono  muscular  se  explora  por  la  resistencia  pasiva  del músculo a estirarse. Amiel‐Tisón describe diez maniobras en el  lactante:  se  realizan  flexiones  repetidas  de  la  cabeza, llevando  el  mentón  a  la  parte  anterior  del  tórax,  debe sentirse suave  y sin resistencia, se rota la cabeza llevando el mentón al acromion, debe ser simétrica a  la derecha y a  la izquierda.  En  la maniobra  de  bufanda  se  lleva  la mano  al extremo del hombro opuesto  y  se  aprecia  la  relación que guarda el codo con la línea media, se aprecia la resistencia y su  simetría.  En  la  flexión  ventral  del  tronco  se  flexiona  al lactante  estando  en  decúbito  ventral  a  nivel  de  la  cadera tomando al  lactante desde  las rodillas tratando de  llevarlas 

al mentón, se aprecia  la resistencia al movimiento o por el contrario la exagerada flexión. Las siguientes tres maniobras se exploran con el lactante en decúbito dorsal y sin levantar la cadera de la mesa de exploración: los ángulos abductores se examinan extendiendo los miembros inferiores a nivel de las diáfisis distales de  ambos  fémures  en  el plano  frontal. Los  ángulos  popítleos:  se  flexionan  lateralmente  los  dos muslos  sobre  la  cadera  a  cada  lado  del  abdomen, manteniendo esta posición se extiende al máximo la pierna sobre el muslo, siendo el ángulo formado por el muslo y  la pierna el ángulo popítleo. El ángulo  talón oreja  se explora levantando  los  miembros  inferiores,  unidos  en  la  línea media,  tan  lejos  como  sea  posible,  intentando  llegar  con ellos  hasta  la  oreja,  el  espacio  recorrido  representa  el ángulo  a  valorar.  El  ángulo  de  dorsiflexión  del  pie  se examina  flexionado  el  pie  sobre  la  pierna  por  presión  del pulgar  sobre  la  planta  del  pie,  el  ángulo  formado  por  el dorso del pie y la cara anterior de la pierna es el ángulo en prueba,  la pierna debe estar extendida a nivel de  la rodilla, se  valora  realizando  la maniobra  en  forma  lenta  y  luego rápida.  En  el  cuadro  2  se  expone  la  extensión  normal  del ángulo para cada trimestre en el primer año de vida.  La disminución del tono (hipotonía) es típica de lesiones de la unidad motriz, del cerebelo o de las vías propioceptivas y es común en  la corea. El aumento del  tono  (hipertonía) es característico  de  las  lesiones  en  la  vía  corticoespinal  o extrapiramidal.  La  fuerza muscular  se  examina  haciendo  que  el  paciente mueva  una  extremidad  contra  la  resistencia  opuesta  del médico.  Deben  examinarse  las  principales  articulaciones para  comprobar  su  flexión,  extensión,  abducción  y aducción, también se examina  la rotación  interna, rotación externa, supinación y pronación.  En los lactantes la evaluación de la fuerza muscular se limita más bien a la inspección de su motricidad espontánea. En el niño que ya camina se le pide que empuje o tire un objeto, suba y baje de una silla o a la mesa de exploración.  Los lactantes a partir de los 8 ‐ 10 meses deben mostrar un gateo  coordinado  que  se  caracteriza  por:  carga  alterna  y uniforme en  las extremidades, dedos de  la mano de apoyo extendidos en  forma suelta,  tronco sin movimiento  lateral, pie  de  la  pierna  que  da  el  paso  hacia  delante  en  flexión plantar suelta en el eje de la pierna.    Marcha: La evaluación de la marcha da información valiosa sobre  el  origen  del  trastorno.  Se  valora  íntimamente  la postura  y  el movimiento desde  la posición dinámica de  la cabeza,  hombros,  caderas,  rodillas  y  pies.  Un  paso  de  la 

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marcha  comprende de 4  fases:  flexión,  relajación  apoyo  e impulso,  las  cuales  están  presentes  también  en  las extremidades superiores y que se evidencian al aumentar la velocidad de la marcha.  Se pide al paciente caminar y  luego aumentar  la velocidad, en  la marcha  normal  se  aprecia  el mismo  alcance  de  los pasos  en  ambos  lados,  colocación  elástica  del  talón,  con ruido  de  la  pisada  igual  en  ambos  lados.  Coordinación cruzada de  los brazos. Se  considera una marcha atáxica  la que se presenta con bamboleo y vacilación así como cinesia excesiva de los brazos.  EXAMEN DE LAS FUNCIONES MOTORAS DEL CEREBELO 

 El  cerebelo  juega  un  papel  central  en  la  regulación  de  la motricidad.  Controla  la  correlación  de  los  juegos musculares.  Hay  una  serie  de  pruebas  para  examinar anormalidades  de  la  postura  y  del  movimiento  que  a continuación se mencionan.  Bipedestación: Se solicita al paciente pararse, sin moverse, colocando  un  pie  junto  al  otro,  con  postura  normal  del cuerpo y de  las piernas. Se evalúa  la  intensidad y dirección de  sus  movimientos  corporales,  con  la  cabeza  en  línea media y con  la cabeza girada hacia  la derecha o  izquierda. En  caso  de  presentarse  titubeo  pronunciado  hacia  la derecha  o  la  izquierda,  dependiendo  de  la  posición  de  la cabeza, se trata de un trastorno vestibular.  Los niños de 3  ‐ 4 años  tiene una  lordosis que no persiste después  de  esta  edad,  si  persiste  deberá  considerarse  la posibilidad  de  debilidad  muscular  de  la  pelvis  o anormalidades óseas. A partir de  los 4  años  los niños  son capaces de mantenerse de pie erectos con los pies juntos y los ojos abiertos y cerrados.  Prueba  de  Romberg:  Se  solicita  al  paciente  pararse,  sin moverse con los pies juntos que eleve la cabeza y que mire hacia arriba con  los ojos cerrados y cabeza en  línea media. Se  considera  una  respuesta  anormal  el  apreciar  un desequilibrio, en la mayoría de los casos caía hacia atrás sin intento de apoyarse (ataxia).  El  rebote  de  Holmes  se  puede  probar  haciendo  que  el paciente  se pare derecho  con  los brazos  extendidos hacia delante.  El  examinador  intenta  luego  bajar  los  brazos  del paciente  con  fuerza moderada  y  de  repente  los  suelta.  El rebote es anormal cuando el paciente no puede controlarlo.  MOVIMIENTOS DIRIGIDOS  

Prueba de dedo‐nariz: Primero con los ojos abiertos y luego con  los ojos cerrados el paciente debe  llevar el dedo  índice desde una posición de extensión  lateral derecha del brazo hasta la punta de la nariz. En la reacción anormal se aprecia un  inicio hipermétrico del movimiento, un “golpe” sobre  la nariz pero en  la mayoría de  los casos a un  lado de  la nariz (ataxia).  Prueba  dedo‐dedo:  Se  explora  iniciando  la  prueba  con brazos y dedos índice extendidos a los lados. Se deben unir los puntos de  los dos dedos de manera precisa y a buena velocidad. En la reacción anormal el movimiento excedente, con diferencia de altura bilateral o unilateral. La desviación o  ataxia  y  la  hipermetría  son más marcadas  del  lado  del brazo que se desvía hacia arriba.   Prueba de talón‐rodilla: Se pide al paciente tocar  la rodilla de una pierna con el  talón del pie contrario y pasar con el pie a lo largo de la espinilla. La reacción anormal se aprecia cuando al  inicio del movimiento el despegar del talón de la superficie se produce de manera hipermétrica, esta prueba es muy  confiable. Además  se verifica  si el  talón golpea en forma  hipermétrica  a  un  lado  o  por  arriba  de  la  rodilla (ataxia).  Prueba dedo‐lóbulo de la oreja: El dedo se lleva en un arco pronunciado al lóbulo de la oreja contraria. Esta prueba solo se  puede  realizar  a  partir  de  la  edad  escolar.  La  reacción anormal  se  aprecia  con  el movimiento  excesivo  del  dedo hasta  el  cuello  (ataxia),  hipermetría  al  inicio  del movimiento.  Prueba  de  Stewart‐Holmes  (Prueba  de  hipermetría):  Se pide  al  paciente  oponer  resistencia  a  la  presión  del explorador, en este caso contra la extensión del brazo en la articulación  del  codo.  El  explorador  sostiene  el  antebrazo tomando  la mano del paciente y  la suelta repentinamente. La reacción anormal es el movimiento excesivo del brazo. En caso  de  lateralización  el  lado  con  mayor  movimiento excesivo  es  el  lado  anormal.  Los  diestros  presentan  un movimiento fisiológico excesivo mayor del lado izquierdo.  Diadococinesia  de  la  lengua:  Se  instruye  o  a  través  de  la demostración  se  induce  al  paciente  mover  la  lengua horizontalmente de un  lado de  la boca al otro. En un niño mentalmente  normal  esta  prueba  se  puede  realizar  sin problema  desde  finales  del  tercer  año.  Se  evalúan  la velocidad, alcance y regularidad. Se considera una reacción patológica a la irregularidad en alcance y uniformidad de la lengua.  

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Exploración Neurológica 

Diadococinesia de las manos: Se pide al paciente sentado o parado extender  los brazos,  incluyendo  las manos al frente del  cuerpo  sin  abrir  los  dedos.  A  solicitud  realiza supinaciones  y  pronaciones  máximas.  Basta  con  cinco movimientos para la evaluación. Se puede aplicar a partir de los  cinco  años.  La  reacción  normal  es  una  velocidad  y ejecución  regular,  rítmica    y  simétrica.  Se  considera  una reacción patológica  a  la desviación hipermétrica  visible en las manos y a la divergencia de la inclinación de los brazos.  Diadococinesia  de  los  pies:  Se  explora  con  el  niño  en decúbito dorsal se le pide una extensión dorsal simultanea y flexión plantar en  la parte superior del tobillo. Esta prueba solo  se  realiza  a  partir  de  la  edad  escolar.  La  reacción normal  es  la  flexión  plantar  y  la  extensión  plantar  que deben tener el mismo alcance y velocidad en ambos  lados. La  reacción  anormal  es  la  presencia  de  movimientos desiguales en ambos  lados en cuanto a velocidad y alcance desde  el  punto  de  vista  de  la  hipermetría.  En  caso  de lateralización  hipermetría  unilateral.  El  movimiento hipermétrico evidente de los pies tiene un peso clínico más grande que el de las manos.  Se  le  llama  disdiadococinesia  al  trastorno  de  los movimientos alternos de  las extremidades e hipermetría al alcance  excesivo  de  un  movimiento  dirigido  o  un movimiento  no  intencionado  fuerte  o  excesivo  al  retraer una resistencia contra el movimiento intencionado como en la prueba de Stewart‐Holmes.  EXAMEN SENSORIAL  Este aspecto del examen es muy subjetivo especialmente en niños muy pequeños, en el  lactante el examinador deberá conformarse con  la apreciación de  la reacción al dolor o al tacto,  se  debe  tener  en  cuenta  que  los  niños  se  distraen fácilmente, por  lo que, se debe de repetir el examen antes de que los resultados sean concluyentes.  Tacto:  Se  examina  al  niño  con  los  ojos  cerrados  con algodón.  La  inspección  de  las  principales  áreas  de  las extremidades y el tórax es generalmente suficiente.  Dolor:  Se  explora  con  una  aguja  estéril,  esta  parte  de  la exploración se puede dejar hasta el final por el temor que le puede  producir  al  niño,  se  aprecia  la  expresión  facial  del lactante durante la prueba.  Propiocepción:  Se  examina  la  capacidad  del  niño  para percibir su propia posición así como las vibraciones. A los 4 o 5 años el niño ya puede participar en la prueba del sentido de  la posición, se toma suavemente el primer dedo del pie 

del niño y se mueve suavemente hacia arriba o hacia abajo, enseguida  se  le  pide  al  menor  que  cierre  sus  ojos  y  se moviliza el dedo del pie en los sentidos mencionados el niño debe percibir la dirección del movimiento.  FUNCIONES SENSORIALES CORTICALES SUPERIORES  Estereognosia: Es la capacidad para percibir la forma de los objetos a  través del  tacto,  se explora colocando un objeto (moneda,  llave,  abatelenguas) en  la palma de  la mano,  se pide al niño que cierre los ojos. Se le permite al niño ver los objetos antes de realizar la prueba.  Grafestesia:  Es  la  capacidad  para  identificar  letras  o números escritos en  la piel y evalúa  la capacidad sensorial cortical.  REFLEJOS  INDICADORES  DE  DAÑO  DEL  SISTEMA CORTICOESPINAL  Son  prueba  de  un  trastorno  del  sistema  corticoespinal, después de que éste ya había madurado.  Reflejo de Chaddock: Se explora estimulando sobre  la piel alrededor del maléolo externo en sentido dorsal a ventral, la respuesta es en extensión de los dedos de los pies, o solo la  extensión  del  primer  dedo  del  pie  y  tiene  el  mismo significado del reflejo de Babinski.  Reflejo  de  Oppenheim:  Se  estimula  pasando  los  dedos firmemente sobre la tibia desde la rodilla y en sentido distal. La  reacción  es  la  flexión  dorsal  del  primer  dedo  y  bien extensión  de  los  dedos  y  posición  de  pie  varo  (como  en Babinski)  Reflejo de Gordon: Se estimula pellizcando al tríceps surae, la  reacción  es  la  flexión  dorsal  del  primer  dedo  del  pie  o bien  la  extensión de  todos  los dedos  con posición del pie varo.  Clono del pie: Se explora manteniendo  la pierna en flexión en decúbito dorsal, a  la vez de colocar al pie rítmicamente en  flexión  dorsal  mediante  ligera  presión  sobre  la prominencia  tenar de  los metatarsianos. La  reacción es un movimiento  dorsal‐plantar  alternante,  tipo  clono,  en  la parte superior del tobillo. La frecuencia de 10 contracciones en  tres  segundos  se  considera  suficiente.  No  se  debe confundir con el psudoclono que se observa con frecuencia en  RN  y  que  se  puede  considerar  como  localizado.  La presencia de clono es signo certero de trastorno del sistema corticoespinal o bien parálisis cerebral y se presenta a partir de la mitad del segundo trimestre o tercero. 

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Módulo 9, Tema 1, NNANI 2009

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TRASTORNO  DEL  CIRCUITO  DE  REGULACIÓN EXTRAPIRAMIDAL  Los  trastornos  de  regulación  del  circuito  de  regulación extrapiramidal superior se caracterizan por la minusvalía de la motricidad  involuntaria. Al  igual que en otros  trastornos funcionales  el  sistema  nervioso  central  en  desarrollo produce formas clínicas de las alteraciones extrapiramidales muy distintas al sistema nervioso central maduro.  Las alteraciones en esta región se producen a la edad de RN y  a  corta  edad  movimientos  atetósicos  y  eventualmente también coreoatetósicos.  Los  movimientos  de  tipo  corea  son  movimientos involuntarios,  espontáneos,  brusco,  rápidos  que  pueden agudizarse  tanto  que  llegan  a  destruir  totalmente  la motricidad intencionada del niño. Los  síntomas  del  circuito  de  regulación  extrapiramidal superior  (atetosis) que  se presentan durante el desarrollo, 

se  observan  por  vez  primera  durante  los  primeros movimientos  intencionados  en  la  fase  de  RN,  es  decir durante  la  fase  distónica  y  persiste  en  forma  de  ataques distónicos.  La  atetosis  o  coreoatetosis  se  caracteriza más bien por  la dismorfia de  los movimientos  fásicos, dirigidos. Los antecedentes de esta sintomatología también se deben a la gran inestabilidad de la postura del tronco.  La diferencia entre atetosis y corea se encuentra en que los movimientos  bruscos,  rápidos  en  la  atetosis  solo  se observan en  la motricidad  intencionada mientras que en  la corea están presentes cuando el paciente está en reposo y sin movimientos  intencionados.  La motricidad  descrita  se puede presentar en ambas formas en todos los segmentos. Las  discinesia  de  la  corea  se  caracteriza  más  bien  por movimientos  bruscos  en  el  sentido  de  la  hipercinesia, mientras que  la discinesia en  la atetosis  se caracteriza por movimientos  torsionados,  como  en  un  gusano,  tónicos  y distónicos. 

 

Cuadro 1

Cuadro 2. Normalidad de la extensión de los ángulos de los miembros  inferiores según Amiel – Tisón 

  Primer trimestre Segundo trimestre Tercer  trimestre  Cuarto  trimestreAngulo adductor   40°‐80°  70°‐110° 100°‐140° 130°‐150° Angulo talón oreja  80°‐100°  90°‐130° 120°‐150° 140°‐150° Angulo popítleo  80°‐100°  90°‐120° 110°‐160° 150°‐170° Angulo de dorsiflexión Del pie  60°‐70°  60°‐70° 60°‐70° 60°‐70°      

 

Principales logros del Desarrollo según Vojta

Contacto conciente con el medio a través de ojos y oído 3 meses Contacto mano‐mano   3 meses Contacto mano ‐ boca   6 meses Pensión con la mano de medial a lateral, desviación ulnar  4 y medio meses Prensión con la mano radial  de lateral a medial   5 meses Supinación de la mano   5 meses Masticación   6 meses Se toca con las manos rodillas y genitales   5 meses Lleva los pies de la boca   7 meses En decúbito ventral:  apoyo en los antebrazos  6 semanas Apoyo simétrico en codos  3 meses Apoyo asimétrico en codos   4 y medio meses Apoyo en ambas manos abiertas   6 meses En decúbito dorsal   pasa a decubito ventral   6 meses Pasa de decúbito ventral pasa a decúbito dorsal   7 meses Sedestación oblicua   7 y medio meses Volteo coordinado   8 meses Angustia de separación   9 meses Logra el enderezamiento vertical con apoyo   9 meses Pinza fina   9 meses Gateo coordinado   10 meses Marcha lateral   11 meses Marcha independiente  12 meses y medio  

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Exploración Neurológica 

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BIBLIOGRAFÍA 

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