Lanfranco BortolínMateo Alonso

Es difícil definir tiempo, pero una definición podría ser: una dimensión en la que tiene lugar una sucesión de hechos. Tal vez, la forma más fácil de definirlo es tal como lo hizo Albert Einstein: el tiempo es lo que marca el reloj.

Primeramente, el tiempo se empezó a medir con relojes mecánicos.

En el curso de la historia, hubo mucho tipos de relojes. Relojes de sol, que se usaban en la Antigua Grecia y Roma, consistían en un palo que daba sombra en un plano graduado; mecánicos, construidos en el siglo trece; de elementos naturales (fuego, agua y arena), los de fuego se utilizaban en velas graduadas, la arena en el mismo reloj de arena y el de agua con las clepsidras; reloj marítimo de alta precisión, diseñado por Josh Harrison, era un reloj que permitía medir la longitud; reloj de cuarzo, un

reloj que justamente posee un pedazo de cuarzo que cuando se le aplica una corriente eléctrica vibra y genera los impulsos necesarios para medir el tiempo; reloj de péndulo, creado por Christian Huygens, con el uso del péndulo que es un peso que oscila, mide el tiempo; el reloj atómico, que funciona usando una resonancia atómica, es el reloj más preciso; reloj de pulsera, fue el último grito de la moda del siglo veinte. Es increíble pensar que con el avance de la tecnología se pudo pasar de un reloj que era un obelisco, a otro que se lleva en la muñeca.