evangelio de la bella peregrina

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El Evangelio de la Bella Peregrina Versión de Luis G. Abbadie Obra en progreso Noviembre de 2003 Esta narración comprende el contenido del Evangelio de Aradia, escrito originalmente en el siglo XIV por sus discípulos Teresa y Alono y publicado por Raven Grimassi en Hereditary Witchcraft (Llewellyn, 2001); porciones del relato The Wanderings, crónica de los discípulos de Aradia después de su partida, redactado por Raven Grimassi en el libro citado a partir de tradiciones orales; varios datos y episodios biográficos dados por Raven Grimassi en Italian Witchcraft (Llewellyn, 2000); algunos pasajes de Aradia, or the Gospel of the Witches, de Charles G. Leland (1890, edición digital) cotejados con Grimassi, y datos menores de fuentes diversas. Tú eres Aradia, hija del mar, e hija del viento; hija del Sol, e hija de la Luna; hija de la aurora, e hija del ocaso; hija de la noche, e hija de las montañas. “Tú eres Aradia” Vivianne Crowley, Wicca Hubo una vez una joven del pueblo de Volterra que «viajó lejos y ampliamente, enseñando y predicando la religión de los tiempos antiguos, la religión de Diana, la Reina de las Brujas y de la Luna, la Diosa de los pobres y los oprimidos... y la fama de su sabiduría y belleza se extendió

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Page 1: Evangelio De La Bella Peregrina

El Evangelio de la Bella Peregrina

Versión de Luis G. Abbadie

Obra en progresoNoviembre de 2003

Esta narración comprende el contenido del Evangelio de Aradia, escrito originalmente en el siglo XIV por sus discípulos Teresa y Alono y publicado por Raven Grimassi en Hereditary Witchcraft (Llewellyn, 2001); porciones del relato The Wanderings, crónica de los discípulos de Aradia después de su partida, redactado por Raven Grimassi en el libro citado a partir de tradiciones orales; varios datos y episodios biográficos dados por Raven Grimassi en Italian Witchcraft (Llewellyn, 2000); algunos pasajes de Aradia, or the Gospel of the Witches, de Charles G. Leland (1890, edición digital) cotejados con Grimassi, y datos menores de fuentes diversas.

Tú eres Aradia,hija del mar,

e hija del viento;hija del Sol,

e hija de la Luna;hija de la aurora,e hija del ocaso;hija de la noche,

e hija de las montañas.

“Tú eres Aradia”Vivianne Crowley, Wicca

Hubo una vez una joven del pueblo de Volterra que «viajó lejos y ampliamente, enseñando y predicando la religión de los tiempos antiguos, la religión de Diana, la Reina de las Brujas y de la Luna, la Diosa de los pobres y los oprimidos... y la fama de su sabiduría y belleza se extendió por toda la región, y la gente la adoraba, llamándola La Bella Pellegrina».

Aradia enseñó la vieja religión precristiana del culto a la Naturaleza, y la magia. Mas por encima de todo, ella enseñó una Espiritualidad. Más allá de esto, trajo esperanza a campesinos cuyas vidas eran hechas miserables en el servicio de los adinerados. Les enseñó el poder personal, y el valor personal, en una era cuando la Iglesia les enseñaba la vergüenza y el pecado, y la servidumbre. Aradia les devolvió su herencia pagana, una herencia preservada en secreto por valerosos Sacerdotes y Sacerdotisas de la Vieja Religión.

Hoy, la llamamos la Santa Strega...

Raven Grimassi

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He aquí el Evangelio de la Santa Strega, que todavía cuentan los viejos por las noches junto al fuego, para que los más jóvenes conozcan la historia de la Bella Peregrina;

porque nada se olvida, nada nunca se olvida.

Aradia era una hija del espíritu, y desde su juventud, ella escuchó las voces que únicamente los ancestros conocían.

Aradia nació en una casa al pie de la colina que conduce a Volterra, el día 13 de Agosto de 1313, durante el Festival de Hécate, que ya muy pocos recordaban. Era la única hija de unos padres católicos, cuya fortuna menguaba. Claro, su nombre cristiano no era Aradia; éste lo asumiría más tarde. La niña era de carácter vigoroso; pero aún cuando era pequeña, había en ella una sensibilidad por el espíritu, por lo que su madre le anunció que algún día, al crecer, habría de ser una monja; pero Aradia se resistió con vehemencia ante la idea, afirmando que esa no era la vida que quería; ella deseaba conocer el amor.

Mirando un día desde su ventana, ella vio y escuchó a las aves que cantaban y revoloteaban en su jolgorio entre los árboles, y le dijo a su madre, emocionada:

-Espero algún día tener mi propia familia de pajarillos, que canten en torno mío en un nido alegre.

Su madre, ofendida, la azotó para que aprendiese a no desafiar su voluntad, pero la niña, aunque sus ojos se colmaron de lágrimas, persistió en su rebeldía, insistiendo en que puesto que así la golpeaba y maltrataba, ella jamás sería una monja ni viviría en un convento.

Al ver que no podía controlarla, la madre de Aradia quedó gravemente inquieta, pues conocía el carácter de su hija, y temió que acaso su rebeldía fuese ofensiva para su Dios. Y cavilando en ello, recordó a una familiar suya, mujer mayor, de buena familia pero en extremo empobrecida, quien era famosa por su inteligencia, educación, y poder de persuasión, y pensó:

-Esta será la persona precisa para que induzca a mi hija a volverse piadosa, y haga de ella una monja.

De manera que hizo llamar a esta ingeniosa mujer y la asignó como institutriz para que se encargase de educar a la niña; esta institutriz era tía de la pequeña Aradia, y vivía sola en un hogar modesto por haber enviudado, de manera que se hospedó en la gran casa familiar y se dedicó a cuidar de Aradia.

Pero había algo que la madre de Aradia ignoraba: esta tía no era católica como sus familiares, sino que pertenecía a la Vieja Religión, y aceptó hacerse cargo de Aradia pues había reconocido en ella a una hija del espíritu. De manera que no irritó a su pupila con amenazas de una vida como monja, ni mucho menos expresando aprobación ante tal destino.

Y vino a ocurrir que una noche, la jovencita, quien tenía el hábito de permanecer acostada y despierta a la luz de la Luna para oír a los ruiseñores cantar, creyó escuchar a su institutriz en la habitación vecina -ya que ésta había dejado su puerta abierta- incorporarse y salir al gran balcón.

A la noche siguiente, esto sucedió de nuevo; y levantándose con sigilo y sin ser vista, espió a la mujer, viendo que oraba; o por lo menos, se arrodillaba a la luz de la Luna, lo cual le pareció una conducta muy singular, tanto más porque la mujer pronunciaba palabras que ella no conseguía entender, y que ciertamente no eran parte de oración alguna de la Iglesia.

Page 3: Evangelio De La Bella Peregrina

Estando muy intrigada por el extraño suceso, Aradia interrogó a la institutriz, con tímidas excusas, acerca de lo que había visto. Y ésta, luego de cavilar un instante (mas con una disimulada sonrisa en sus labios), asumió luego una actitud grave y, luego de conminar a Aradia a guardar un secreto de vida y de muerte, ya que -como declaró- se trataba de un asunto de gran peligro, le habló así:

-Yo, como vos, fui enseñada por los sacerdotes a adorar a un Dios invisible y silencioso. Pero una anciana de mi familia, en quien yo tenía gran confianza, me dijo en una ocasión: ‘¿Por qué adorar a una deidad que no puedes ver ni oír, cuando hay una Diosa que ha colocado en los cielos su símbolo, que es la Luna, con todo su esplendor visible? Adoradla a Ella; invocad a Diana, la Diosa de la Luna, y Ella responderá a vuestras oraciones’. Así os digo yo ahora, y así lo haréis, entregando vuestro corazón a Diana, quien es Reina de las Brujas y de la Luna.

A partir de entonces, instruyó a Aradia de acuerdo a la Usanza Antigua, y le habló de los Dioses, y de los espíritus; y la instruyó también en las artes de las hierbas, y de la magia, y le enseñó la Veglia. Mientras escuchaba con gran interés las enseñanzas de su tía, el espíritu de Aradia crecía, y comprendió las enseñanzas secretas en cada una de las historias de los Dioses.

En su cumpleaños número 13, la niña fue llevada por su tía al claro del bosque donde le había enseñado a celebrar las Treguendas; y allí, bajo la Luna, la ungió en el nombre santo de Diana y le dijo que había llegado el momento de que fuese iniciada en la Vieja Religión, y renaciera con un nuevo nombre. Y le dijo:

“Sois Aradia,hija del mar,

e hija del viento;hija del Sol,

e hija de la Luna;hija de la aurora,e hija del ocaso;hija de la noche,

e hija de las montañas”.

En ese momento, algo muy dentro de Aradia despertó, y empezó a recordar cosas de los mundos del espíritu.

* * *

Pero su madre sospechó de los largos paseos de Aradia y su institutriz, de los cuales con frecuencia retornaban ya avanzada la noche; y con el tiempo descubrió que la mujer que cuidaba de su hija era una Bruja toscana, y que le estaba enseñando sus artes a la niña. Escandalizada, echó a la institutriz de su casa. Temiendo que la gente de Volterra descubriese lo ocurrido, porque sufrirían el escándalo y la vergüenza ante la comunidad católica, la familia huyó a la región de las Colinas Alban, en las proximidades del Lago Nemi, en la parte central de Italia.

Sin embargo, la joven Aradia continuaba rehusándose a obedecer a sus padres y a renunciar a la Vieja Religión. Sin saber qué hacer con su hija, desesperados, los padres de ella la encerraron en una habitación de una torre de la gran casa junto al bosque donde

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vivían; ya que su madre había jurado que Aradia se volvería una monja, y monja sería, o moriría.

Encerrada en la torre, Aradia fue sometida a intensos y duros dolores, sola noche y día, y forzada a dormir en el suelo de piedra, y habría muerto de hambre en el abandono de su prisión. Y desde la pequeña ventana, Aradia miraba la Luna todas las noches y los bosques que bañaba su luz, y se negaba a renunciar a su libertad.

En su terrible predicamento, Aradia suplicó a Diana que la liberase, diciendo:

“Oh Diana, Diosa mía, Reina de todas las Brujas,Escuchad mis palabras de adoración.

Escuchad mi voz al pronunciar Vuestras alabanzas.Pensad siquiera un momento

En esta hija que se arrodilla en Vuestro nombre.Vos que enseñáis a Vuestros hijos a ser libres,Compadeceos de mí en este enclaustramiento;

Devolvedme la libertad, pues de otro modo sin duda moriré”.

Y he aquí que Aradia encontró sin cerrojo alguno la puerta de su prisión, y escapó con facilidad; y deambuló con incertidumbre, sin saber a dónde ir, con algo de miedo en su corazón pero con la alegría de sentirse libre una vez más; se internó en los bosques para que sus padres no la fuesen a encontrar.

En las primeras horas del alba, ella caminaba entre las Colinas de Alban cerca del Lago Nemi, después de haber viajado lejos por las colinas; cansada y sin saber a donde ir, reposó a la sombra de un árbol grande. Mientras ella calmaba los pensamientos en su mente, una voz le habló diciendo:

-Mirad bien a los cielos, y sabed que sois escogida.Aradia miró hacia arriba, los cielos se obscurecieron, y la voz le susurró:-Sombra Lunar.Algo dentro de ella se despertó, y comprendió el camino que le aguardaba. Mirando

desde la cima de la colina, ella contempló la belleza de la creación y la igualdad de todas las cosas. Una comprensión de los funcionamientos interiores de la naturaleza despertó en su interior, y con esta iluminación ella abrió su corazón y su mente a la inmensidad de todo lo que percibía.

Entonces, Aradia contempló la opresión de la gente del pueblo, supo sus tristezas, y se sintió grandemente conmovida.

En tiempos de Aradia, muchos campesinos que eran esclavos, habían huido a las colinas y bosques. Éstos se agrupaban en bandas de forajidos para poder sobrevivir. Aradia los buscó, y vivió entre ellos por un tiempo en los campamentos de los bosques cercanos al Lago Nemi. Allí escuchó ella los apuros de su pueblo. Muchos sufrían persecución por parte de la Iglesia por ser devotos de la Usanza Antigua. Otros habían sido hechos esclavos por Señores malvados que tenían el poder en aquellas tierras. Entre esos forajidos Aradia conoció muchos Brujos que estaban también escondidos.

* * *

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Con el tiempo, y habiendo asumido la vestimenta de una peregrina, Aradia visitó los pueblos y las villas, para darles esperanzas a las personas. Por doquiera que iba, ella las instruía, diciendo:

-Benditos sean los libres. Benditos aquellos que se regocijan en el amor y la verdad, y no buscan mantener enseñanzas malignas y distorsionadas. Sabed que el espíritu está sobre todos vosotros, y ese espíritu es el amor. El amor no castiga, ni por un día ni por una eternidad. No os prestéis a enseñanzas de temor y restricción. Benditos sean los que son libres de espíritu, porque su reino está en ambos mundos. Ellos son los Hijos de la Tierra, quienes no odian ni enseñan el odio, quienes no temen ni enseñan el temor, quienes no restringen ni enseñan restricción. Estos mismos son los Hijos del Espíritu.

Aradia reunió discípulos, y les enseñó los misterios ocultos de la Vieja Religión que sus ancestros una vez abrazaron. Ella les reveló la verdadera naturaleza del nombre Aradia, que había tomado en honor a la antigua figura mitológica, hija de Diana.

Muchas personas habían conocido a Aradia en su hogar de Volterra, y en Benevento, antes que ella tomase este nombre, y se sorprendían de verle ahora. Su fama se extendió rápidamente a todas las regiones de Italia; la gente venía a escuchar las palabras de Aradia, y a unírsele como seguidores. Por todas partes de hablaba de aquella mujer que iba por los pueblos, con un costalillo rojo colgando de su cintura, hablando a quien quisiera escucharla acerca de la Usanza Antigua, enseñando a sus seguidores la doctrina de la reencarnación, y de los antiguos Dioses. Aradia reveló los secretos de la tierra, y el saber de las enseñanzas antiguas.

Debido a su fama, no tardó en provocar el descontento de la Iglesia, y los sacerdotes tramaron en contra de ella. Enviaron soldados para encarcelarla por herejía; la prendieron sin demora, y fue puesta en prisión. Allí Aradia sufrió humillación y tortura. Los oficiales temían su popularidad entre los campesinos y decidieron sentenciarla a muerte.

Sus padres se enteraron de que esa peregrina llamada Aradia había sido hecho prisionera, y por medio de la gente de Volterra y Benevento que la había reconocido, supieron que ésta que se hacía llamar Aradia era su hija. El padre no quiso saber ya nada de ella; pero la madre, que todavía se dolía en su orgullo y vanidad el no haber podido obligarla al destino que le había prescrito, acudió a verla. Llena de rencor, le preguntó:

-¿Los dolores y penas de tu prisión te han hecho recapacitar? ¿Acatarás la voluntad de tu madre y aceptarás ser una monja, al servicio de Cristo?

Mas Aradia respondió:-Tal cosa jamás será posible, puesto que he abandonado la Iglesia Católica y adoro sólo

a Diana y Su Consorte, padres y señores de los Dioses.Al oír esto, su madre, declarando con más indignación que dolor que su hija estaba en

verdad perdida en cuerpo y alma, y se marchó sin mirar atrás, dejando a Aradia para que enfrentase su destino en manos de quienes la habían capturado.

Al llegar la mañana, el día en que los sacerdotes habían de reunirse, ellos ordenaron que Aradia fuese traída ante ellos para interrogarla una última vez antes de su ejecuchón, mas no la hallaron en su celda.

Una búsqueda empezó, pero ella no fue encontrada en parte alguna de la región.

* * *

Mas tarde, en el sur de Roma, Aradia apareció de nuevo y siguió enseñando la Antigua Usanza. La gente se asombraba porque creían que la habían matado, o encarcelado de por

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vida. Al escuchar las noticias de su aparición en Roma, los soldados vinieron a buscarla, pero al ser cuestionados, nadie sabía nada sobre ella.Después de que los soldados se marcharon de Roma, los sacerdotes enviaron espías para mezclarse entre los campesinos, con la esperanza de descubrir su paradero.

En ese mismo mes algunas personas descubrieron a Aradia sentada con sus discípulos e instruyéndolos; acudieron a ella con alegría, buscando conocerla y escuchar sus enseñanzas, pero entre ellos se encontraban algunos de los espías enviados por los sacerdotes. Aradia vio que ellos estaban contentos de encontrarla, y se puso en pie para enseñarles diciendo:

-Benditos sean quienes son libres de espíritu, y aquellos que aman sin interés ni provecho. Porque el amor es el más grande logro. Es el don de la bendición del espíritu. Por ello, nunca traicionéis a un amor, o lo decepcionéis. Amaos y cuidaos unos a otros, y amad y cuidad todas las cosas, con el corazón y el alma de un poeta.

“Buscad ver el mundo como lo hace un artista. Id, buscad y capturad la belleza que hay allí. Y tened cuidado de no dañar ni tan siquiera a uno que esté entre vosotros. En cambio amad, y vivid a plenitud, teniendo en cuenta y sintiendo compasión de todas las mentes y corazones de aquellos que viven a vuestro alrededor. Vivid en paz.

Muchas personas empezaron a preguntarse unos a otros acerca de Aradia. Sus discípulos acudieron a ella y le dijeron:

-Señora, algunos nos preguntan si sois profetisa, y otros más, si sois una Maga, ¿qué les diremos en respuesta?

Ella, tomando un puñado de tierra, miró a la multitud y dijo: -Yo Soy la Hija del Sol y la Luna. Yo Soy la Tierra. Yo Soy el amor de la Libertad que

es el amor de los Dioses. Y cualquiera que crea en mí, será también una criatura del Padre y la Madre que viven en todas las cosas.

Un espía de la Iglesia se aproximó, y preguntó:-Señora, sabemos que sois una santa: habladnos acerca del Dios de quien proceden

vuestros poderes.Aradia respondió:-Aunque los hombres claman a muchos Dioses, no hay sino Uno, quien es muchos. Un

hombre a lo largo de su vida es conocido por muchos nombres. Algunos pueden conocerlo como padre, o como amigo. Para algunos él puede ser considerado enemigo o hermano, y para otro más, primo. ¿Y no es sin embargo el mismo hombre?

Otro espía preguntó:-Los sacerdotes nos dicen que Dios es masculino, y que las mujeres deben someterse al

hombre. ¿Qué decís vos?Aradia respondió:-¿No os enseña acaso la Naturaleza misma, de todas las maneras, que todo existe en

igualdad? En toda la flora y la fauna, existen macho y hembra. ¿Quién entre vosotros puede decir en verdad cuál es más importante? Uno no puede existir sin el otro.

Después de esto un discípulo preguntó:-Señora, si todo lo que decís es cierto, ¿por qué entonces los sacerdotes no nos lo dicen?Aradia respondió:-Vuestros sacerdotes dicen lo que les fue dicho a ellos. Los que están por encima de

estos sacerdotes son quienes conocen la verdad y la esconden. Hay tantos hombres ambiciosos y hambrientos de poder, quienes se enriquecen de la Iglesia. Es mejor para ellos

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controlar con falsas enseñanzas, que restringen y amenazan a aquellos que se independizan del sacerdocio.

Los espías regresaron ante los sacerdotes y reportaron lo que habían escuchado. Los sacerdotes, enfurecidos, propagaron mentiras acerca de las enseñanzas de Aradia, asegurando que eran inspiradas por el demonio.

* * *

Después que partieron Aradia y sus discípulos, los soldados regresaron de nuevo a la zona, buscando arrestarla. En mitad del camino, los soldados rodearon a Aradia y sus seguidores, tomándolos a todos bajo custodia sin que pudieran hacer nada al respecto.

Mientras viajaban de vuelta hacia Roma llevando a su prisionera, una banda de forajidos los acometió. El líder era un esclavo a quien Aradia había convertido a la fe lunar del culto de Diana. Se desencadenó una feroz batalla en la cual, finalmente, Aradia fue liberada y llevada por los forajidos a un lugar oculto.

Escapando de los soldados, los forajidos escoltaron a Aradia y sus seguidores a su campamento en el bosque.

Una vez allí, escogió doce discípulos, seis hombres y seis mujeres, y los condujo a un claro donde les impartió nuevas enseñanzas.

Aradia les dijo:-Con vosotros reestablezco ahora la Vieja Religión. Sabed que hay otros que todavía

rinden culto según la usanza de sus ancestros. Buscadlos, y decidles que la Madre espera una Hija, y ellos comprenderán a lo que me refiero. Buscad también a aquellos que vendrán a seguirnos.

Los discípulos le preguntaron:-Quién es esta Hija? Cuéntanos de Ella.Aradia les respondió:-La criatura es la Hija de la Madre de la Tierra. Será conocida como aquella que es

razón y sabiduría. Ella vendrá al mundo y libertará a todos los pueblos de todas las naciones del mandato de reyes y autoridades. En esta Era de la Hija, grandes cambios ocurrirán, cambios nunca antes vistos por el mundo. Este será un tiempo de renovación.

Sus discípulos le preguntaron:-Cuándo ocurrirá esto?Ella respondió:-El amanecer de la Era será señalado por la Voluntad de la Hija. Sus palabras serán

escuchadas entre las palabras de los hombres. Entonces las mujeres caminarán por los senderos de los hombres, y la ley no conocerá diferencia entre ellos. Cuando esto ocurra, la Era habrá comenzado. Y mi profeta habrá entonces de restaurar mis enseñanzas, preparando el amanecer de la Era de aquella que vendrá. Y en el año del nacimiento de este profeta habrá una señal por la cual todos los brujos se regocijarán. Porque será el año del renacer de la Vieja Religión.

“Sin embargo, antes de este tiempo, habrá muerte entre los nuestros. El tiempo está cercano en el cual mis seguidores serán llevados ante las cortes. Y os perseguirán y os entregarán a los calabozos. Y mi pueblo será torturado y muerto por orden de la Iglesia. Así como los Cristianos fueron una vez perseguidos, ellos os perseguirán a vosotros. Pero la Era del Hijo llegará a su fin, dando paso a la Era de la Hija.

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“Habéis oído a los Sacerdotes hablar del infierno y de la condenación. Pero yo os digo que no existen tales cosas. Porque el Espíritu grande es amor, y el amor no maldice, sino bendice. Porque el amor de un Padre y de una Madre nunca olvida al hijo, como tampoco deja a un hijo de lado para conservar a otro.

Y dijo también, cuando la interrogaron al respecto:-Y pronto vendrá el tiempo cuando el Papa retornará a Roma; y él reestablecerá la

antigua ciudad como su capital. Este es el principio de los infortunios que caerán sobre nuestra gente. Pues esta será la señal de que la Iglesia se movilizará contra nosotros con todo su poder. Pero antes del tiempo de muerte, la cual sufriremos por sus manos, pervertirán todo conocimiento de nosotros y de nuestras usanzas. E interpretarán escrituras en contra de nosotros y establecerán leyes contra nosotros. Todo esto vendrá entre los primeros infortunios. Sin embargo esto no es algo nuevo en sus usanzas. Y durante un tiempo prevalecerán contra nosotros, y parecerá que nos hemos desvanecido del mundo. Sin embargo, permaneceremos por siempre. Ya que renaceremos, y recordaremos, aunque nos den muerte un millar de veces. Y mis palabras serán repetidas una y otra vez.. Y mis Enseñanzas serán restauradas. Pues no existe sobre la Tierra quien tenga el poder de dar muerte al Espíritu.

Todo ese día Aradia instruyó a sus discípulos, y respondió sus preguntas. Ella les enseñó los secretos de la magia y el conocimiento del ritual.

* * *

Aradia y sus discípulos fueron una vez más a visitar las villas y los pueblos, para sanar a los enfermos, y enseñar la Vieja Religión, a pesar de que temían por su seguridad.

Soldados, acompañados por varios sacerdotes, vinieron a arrestarla, tomándola por sorpresa. Comprendiendo que estaba atrapada, Aradia los miró con severidad y dijo:

-Yo os repudio, y os arrojo fuera de mi pueblo porque vosotros enseñáis el castigo y la vergüenza a aquellos que quieren liberarse de la esclavitud de la Iglesia. Estos símbolos y atuendos de autoridad que vosotros vestís sirven sólo para ocultar la desnudez en la que todos somos iguales. ¡Vosotros decís servir a vuestro Dios, pero servís únicamente a vuestros propios temores y restricciones!

Los soldados la sujetaron, aun cuando había muchas personas que intentaban defenderla. Sus discípulos escaparon, evitando ser capturados, yen la ciudad de Benevento se refugiaron entre los seguidores de Aradia que vivían allí.

Aradia fue hecha prisionera y condenada por herejía y traición. Mientras estaba prisionera, cierto guardia fue profundamente conmovido por su belleza y encanto. Observando esto, Aradia le permitió allegarse a ella como su amante.

En la noche de su ejecución, Aradia persuadió a su amante a llevarla al patio, para que pudiese orar al aire libre.

Otros dos guardias estaban vigilando el patio mientras ella oraba. Después que ella terminó de orar, una tormenta se formó y el guardia dijo a Aradia que retornase a su celda. Mientras ella obedecía, la tormenta se desencadenó con gran furia. Un terremoto sacudió la tierra y los edificios cayeron, piedra por piedra.Cuando la calma retornó al final, sólo unas pocas personas fueron encontradas con vida.

La noticia se esparció rápidamente de que Aradia había perecido.Siete días mas tarde, Aradia apareció en el campamento del bosque de los forajidos;

todos quedaron maravillados de verla, ya que se había dicho que ella había muerto. Aradia

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se negó a hablarles con respecto a este incidente, reunió una vez más de nuevo a los discípulos que aún la seguían, y abandonó el bosque. Viajaron entonces a las colinas próximas al Lago Nemi. Cuando se hubieron establecido para pasar la noche, Aradia vino a ellos y les dijo:

-El tiempo está ahora señalado, y ya sólo permaneceré por un breve tiempo con vosotros.

Aradia trazó un Círculo en la tierra, contando nueve pasos a partir del centro. Reunió a sus discípulos dentro del Circulo, y formalmente los instruyó.

A continuación, Aradia se dirigió a ellos diciendo:-Cuando tengáis necesidad de cualquier cosa, una vez cada mes cuando la Luna esté

llena, entonces os reuniréis en secreto en algún sitio desierto, o bien donde haya bosques, y rendiréis culto a Aquella que es la Reina de todas las Brujas. Congregaos todos dentro del Círculo de las Artes, y secretos que todavía se ignoran serán revelados.

“Y vuestra mente debe ser libre lo mismo que vuestro espíritu, y como una señal de que sois libres en verdad, estaréis desnudos ante los Dioses en vuestros ritos. Y os regocijaréis, y cantaréis, haciendo la música y el amor. Pues tal es la esencia del espíritu, y el conocimiento de la alegría sobre la Tierra.

“Y vuestra ley será el amor a todas las cosas. Sed fieles a vuestras propias creencias, y apegaos a las Usanzas, más allá de todos los obstáculos. Pues nuestra es la Llave de los Misterios y al ciclo del renacer, que abre la Puerta al Vientre de la Iluminación.

“Yo soy el espíritu de las Brujas todas, que es alegría y paz, y armonía. En la vida, la Reina de todas las Brujas revela el conocimiento del Espíritu. Y de la muerte la Reina os entrega a la paz y la renovación de vuestra vida.

Aradia instruyó entonces a sus discípulos acerca de los secretos del círculo. Habló de los Dioses y de los Antiguos, conocidos como los Grigori. Ella les enseñó todo tipo de encantamientos, señales en el cielo, y acerca de las estaciones.

Cuando Aradia hubo revelado estas cosas a sus discípulos, les dijo:-Cuando yo me haya marchado de este mundo, en recuerdo mío haced panes de grano,

vino, sal, y miel. A éstos les daréis forma como la Luna creciente. Entonces los bendeciréis y compartiréis vino y estos panes en vuestras sagradas reuniones, todo en mi recuerdo.

“Presentaréis luego ofrendas todos a Ella que es nuestra Madre. Ya que Ella es la belleza del Verde Bosque, y la luz de la Luna entre las estrellas, y el misterio que da Vida, y siempre nos llama para congregarnos en Su nombre. Que Su culto sea la usanza dentro de vuestros corazones, pues todos los actos de amor y de placer son como rituales favorecidos por la Diosa.

“Pero todos vosotros que La buscáis, sabed que vuestra búsqueda y deseo de nada os valdrán hasta que comprendáis el Secreto. Puesto que si aquello que buscáis no se encuentra en vuestro interior, jamás lo hallaréis desde fuera. Pues Ella ha estado con vosotros desde que incursionasteis en las Usanzas, y Ella es aquello que aguarda el logro, al final de vuestra jornada.

“Como en la antigüedad, tendréis por sagrado el primer día de Mayo, y el primero de Agosto, así como la víspera de Noviembre que es el tiempo de las Sombras. De Febrero celebraréis el día segundo. También habréis de guardar los Solsticios de Medio Verano y de Medio Invierno, así como los Equinoccios de Primavera y de Otoño.

“A cuantos guardéis estos tiempos sagrados la Reina de los Cielos concederá el Poder. Y seréis exitosos en el amor. Y tendréis el poder de bendecir y de consagrar. Y conoceréis la lengua de los espíritus, y obtendréis el conocimiento de las cosas ocultas, y convocaréis a

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los espíritus de más allá del vacío. Comprenderéis la Voz del Viento, y el conocimiento de la transformación. Conoceréis el futuro y se os revelaran los signos secretos. Tendréis el poder para sanar las enfermedades y convocar la belleza. Las bestias salvajes os conocerán y no os causarán daño alguno. Y las manos no guardarán secretos de vosotros.

“Sabed que el poder se adquiere mediante el conocimiento, y el conocimiento se logra a través de la comprensión. Sabed por ello que deberéis obtener el equilibrio. Todo cuanto vive es en esencia masculino y femenino. No exaltéis al uno sin el otro. Comprended juntos a ambos para encontrar la plenitud.

“Benditos sean los libres de espíritu. Cuando odiáis, o desesperáis, o no comprendáis, se debe a que estáis en desequilibrio con vosotros mismos y con vuestros alrededores. No me refiero a lo masculino y lo femenino nada más, sino a los elementos, las causas y las fuerzas. Buscad primero el equilibrio, y entonces habréis de comprender, y comprendiendo libraréis aquello que sea necesario.

Aradia se puso en pie en medio de sus discípulos y prosiguió:-Mi propósito está establecido, y a vosotros os doy ahora el Poder. En mi nombre iréis y

enseñaréis los caminos de la libertad y de la magia.“Pues yo os he sido enviada por los Espíritus de la Antigüedad, y he venido para que

podáis ser liberados de toda esclavitud. Yo soy la hija del Sol y de la Luna, y aunque he nacido en este mundo, mi Raza es de las estrellas.

Al concluir, Aradia dejó caer sus vestimentas, mostrándose completamente a sus discípulos. Ella tomó entonces a uno de ellos de la mano y le trajo al interior del Circulo, en el centro, junto a ella, sobre el suelo. Allí sobre la sagrada tierra, bajo la noche llena de estrellas, se unieron en el Amor.

Después de esto, cada discípulo se unió al otro. De esta manera el poder fue transmitido en amor, entre todos los discípulos de Aradia.

* * *

Era muy temprano por la mañana cuando los discípulos se reunieron de nuevo a escuchar a Aradia. Ella dijo:

-Con vosotros establezco ahora una Alianza, entre vosotros y yo, así como todos los que vendrán a seguir nuestras usanzas.

Aradia puso un pergamino en las manos de los discípulos, en el cual estaban escritas las trece leyes. También les entregó los nueve pergaminos sagrados que ella había escrito. Estos fueron los fundamentos de todas las Enseñanzas, las que ella vino a este mundo a transmitir.

Y las leyes de la Alianza de Aradia, que ella les entregó, son éstas:-Observaréis los tiempos de las Treguendas (los Aquelarres), puesto que en ello está el

cimiento de los poderes de la Brujería.“Cuando os es hecho un bien, estaréis comprometido a devolver ese bien a quien os lo

concedió, o bien a alguien más. Y si hubiereis de ayudar a otros, no aceptaréis pago alguno, mas deberéis comprometer a quienes servisteis para que igualmente ayude a otros tres más.

“No utilizaréis el poder o los conocimientos de las Usanzas, ni convoquéis en ayuda vuestra, para vuestra propia gloria o como demostración de vuestro renombre. Esforzaos para el bien de vuestro Boschetto (Coven) o para el de aquellos que no sean de la Sangre, si demostrasen ser dignos. Para vuestras propias necesidades podréis trabajar si vuestro beneficio no perjudica a otros.

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“No tomaréis la vida de ninguna criatura viviente salvo si es para preservar otra vida. Si tomáis una vida buscando alimento, entonces todo su ser deberá ser utilizado, por respeto a su espíritu. Aquello que quede deberá ser devuelto a la Tierra, con bendiciones.

“No daréis vuestra palabra a la ligera, porque os comprometen vuestras palabras, y vuestros juramentos.

“No os inclinaréis ante autoridad alguna por encima de vos, salvo que sea la de los Dioses, o de Sus emisarios. Cooperad siempre como iguales, mas jamás como esclavos. Todas las autoridades humanas no son sino ego mundanal.

“Estaréis comprometido a enseñar e iniciar a todos aquellos que demuestren ser dignos, así como a ayudar a la permanencia de la Vieja Religión.

“No despreciaréis las creencias de otro ni degradaréis a otro por sus usanzas. Ofreced en cambio vuestra propia verdad, sin discusión, y esforzaos por convivir en paz con aquellos que difieren de vos.

“Jamás dañaréis a otro de manera deliberada, a menos que sea para evitar que un auténtico daño recaiga sobre vos mismo o sobre otros.

“Esforzaos por vivir vuestra vida con compasión y ser consciente de las mentes y los corazones de todos aquellos que os rodean.

“Sed fiel a vuestro propio entendimiento y esforzaos por apartaros de aquello que es opuesto a vuestro interior.

“Jamás destruiréis, ni dañaréis, ni desperdiciaréis cosa alguna. Guardad reverencia por la belleza de todas las cosas en la Naturaleza que os rodea, pues nada es más bello salvo los Dioses.

“Permaneceréis abierto en vuestro corazón y en vuestra mente a los Grandes, a los Creadores de todas las cosas, y a vuestros hermanos y hermanas por igual.

Dicho esto, Aradia se dirigió de nuevo a sus discípulos:-Dentro de poco iréis en medio de aquellos que no preservan las Usanzas. Y

encontraréis ignorancia, miedo e incomprensión. Por ello protegeos de todas las formas posibles. Y encontraréis a muchos que en verdad buscan ser uno con la naturaleza de las cosas. Enseñad a cuantos encontréis que sean sinceros, y verdaderamente dignos. Mas tened cuidado de no tornaros en jueces. Mantened vuestra propia manera diferente de ser, y no pretendáis que todos sean a imagen vuestra.

“Demostrad amor y calidez para con todas las personas, porque si no lo hacéis, muchos se apartarán de vosotros. ¿Cómo entonces serviríais a la Usanza Antigua? Sabed que vuestra lealtad primera es para el Dios y la Diosa, vuestra lealtad segunda para la Vieja Religión, y la tercera es para todos los Brujos. Si os servís a vos mismo, entonces no servís. Cuando servís a vuestra propia importancia, estáis en desequilibrio con la Naturaleza. Porque en la Naturaleza todas las cosas son iguales. Ninguna cosa es más importante que cualquier otra. Sin embargo todas las cosas vivientes tienen el derecho de hacer lo que deban para sobrevivir. Esto es en desventaja para otros seres vivientes, quienes se convierten en la esencia para la supervivencia. ¿Quién puede hablar en contra del orden de las cosas?

“Entonces, vivid como debáis vivir, de acuerdo a las leyes que yo os he dado. Disfrutad cada día, y no anheléis el que vendrá después. No os volváis amargados o fríos ante la crueldad e injusticia de la vida, porque el amor tiene el poder de sobreponerse a todas las cosas. Nada dura eternamente, y nada permanece igual, ya que todo se mueve incluso ahora hacia aquello en lo que se tornará. Por ello os digo que observéis los ciclos de todas las cosas, dentro y fuera de vosotros.

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Era su costumbre enseñar a sus discípulos de esta manera.Cuando el tiempo de instrucción estaba casi terminado, uno de los discípulos pidió a

Aradia que hablase de nuevo acerca de la Era por venir.Aradia les dijo:-La Era de la Hija es la era final de la Tierra. La primera fue la Era de la Madre, en la

cual todos los pueblos adoraban a la Gran Diosa. La segunda fue la Era del Padre, y la tercera es la Era del Hijo. Durante la Era de la Diosa, todas las diosas aparecieron con sus respectivos cultos. Con la Era del Padre, muchos dioses aparecieron, desplazando con sus cultos, a los cultos de las diosas. Entonces los cultos de los guerreros empezaron a dominar el mundo. La Era del Hijo trajo al mundo amor y compasión. De esta era surgió el espíritu del Cristo, pero los hombres se aferraron al fuerte y severo Dios Padre.

“Ahora bien, cuando llegue la Era de la Hija, entonces será restaurada la razón y el mundo estará en equilibrio. Para anunciar el advenimiento de la Hija, y mantener la consciencia de ello en el mundo, cada 200 años se alzará un profeta. Este profeta será un gran instructor, y dará vida a la Vieja Religión. Cuando la Era de la Hija se aproxime, habrá un despertar que hará conscientes a las mujeres, y por ello sus voluntades serán reafirmadas. Habrá un cambio en las Leyes, y las mujeres caminarán según la usanza de los hombres.

“Y llegará un tiempo en que la última de las leyes que nos persiguen y oprimen será abolida. En ese año todos los brujos se regocijarán. Cuando la Era de la Hija empiece a reemplazar a la del Hijo, entonces mi profeta aparecerá, y será llamado el Profeta Silencioso. En este tiempo muchos cambios ocurrirán. Habrá cambios en la Tierra los cuales nunca antes habrán sido vistos por las personas de aquella época. Y habrá renovación y cataclismo. Cuando la Era de la Hija reemplace a la del Hijo, entonces aparecerá aquella que ha de establecer la razón. Y ella tendrá 36 años en ese momento. Y ella vendrá en Poder, ya que el Profeta Silencioso le habrá allanado el camino. Al progresar esta Era, grandes pruebas y tribulaciones caerán sobre los pueblos de todas las naciones. Y de las cenizas se levantará el nuevo mundo de la Razón. Las personas no serán más dirigidas por gobiernos. Tampoco habrá personas que opriman a otras, sino únicamente maestros y consejeros. Nadie poseerá el poder sobre el otro, ni restringirá o controlará a ninguna otra persona. La Tierra será de un solo pueblo, y todos vivirán bajo los rayos del amor, la paz y la razón.

Y todo ese día hasta entrada la noche, Aradia habló de eventos futuros.

* * *

Finalmente, uno de los discípulos, Varro, quien era muy amado por Aradia, fue llamado ante ella y los discípulos favorecidos le fueron encomendados. Aradia le habló así a Varro, en presencia de los doce discípulos:

-Jurad ahora ante mí y ante mis seguidores, y uníos en solemne alianza, por todas las cosas como las que os he dicho. puesto que habéis estado de acuerdo, y habéis prestado vuestro voto en juramento, de cumplir con mis palabras ahora y en los tiempos señalados.

Entonces, cuando él hubo así jurado y sellado esta alianza, Varro empezó a cuestionar a Aradia con respecto a aquellos que no lo recibirían o aceptarían. Aradia le respondió, diciendo:

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-En verdad habrá aquellos que no puedan, y aquellos que no quieran, recibirte. Así ha sido siempre con aquellos que hablan del Espíritu y de la Verdad. Y entre aquellos que os conocen y os aman, estarán vuestros mayores adversarios.

“Decid a todos aquellos que no reciban vuestras palabras, lo que ahora os digo a vosotros: yo hablo de aquello que conozco, más allá de las simples creencias. Y os hablo de cosas que yo he presenciado, y de usanzas. Si no podéis creerme cuando hablo de la Naturaleza, y de usanzas comunes, ¿cómo, pues, puedo hablaros de cosas más elevadas y de usanzas diferentes?

“Si me decís, demostrad esto o demostrad aquello, y si habréis de someter a prueba todo cuanto os diga, ¿cómo os haré comprender aquello que no estáis preparados para recibir?

Aradia se puso de pie y empezó a dar vueltas en el claro, meditabunda. Luego de un breve lapso, se volvió hacia los discípulos y dijo:

-Aquellos que os pongan a prueba y que pidan cosas más allá de su propio entendimiento, son como niños pequeños que hacen preguntas que no pueden ser contestadas. De manera que debéis inventar historias para ellos y dar respuestas simples, no sea que se sientan frustrados y confundidos.

“Por lo tanto, no habléis de los cielos a los niños, ni habléis de los misterios a los tontos. Habéis visto la luz del fuego del campamento, cómo los insectos son atraídos a sus llamas. Y habéis visto a las bestias salvajes huir ante él, ya que no osan aproximársele. Mas ¿no nos congregamos nosotros en torno suyo, y obtenemos consuelo de él? Así mismo sucede con vuestra propia luz con todo aquel que la contempla.

Después de haber hablado así con ellos acerca de estas cosas, Aradia se internó con Varro en los bosques, para poder hablar a solas. La mitad del día transcurrió de esta manera.

Cuando Varro regresó, los discípulos empezaron a cuestionarlo acerca de lo que Aradia había hablado con él. Varro les dijo muchas cosas que los perturbaron; él había sido escogido para portar las palabras de ella en el tiempo por venir y muchos de sus discípulos estaban celosos.

Cuando Aradia escuchó a los discípulos que discutían, ella se enfureció y les reprochó, diciendo:

-¿No habéis entendido lo que os he enseñado? Decidme ¿qué cosa es más grande que otra, o qué persona?

“¿Quién conoce entre vosotros el curso de cosas que han de venir, y quién entre vosotros tiene poder y visión para hacer seguro el futuro?

“Yo no soy más grande que ninguno de vosotros, sin embargo me encuentro sobre una cumbre y puedo ver aquello que vosotros no. Me encuentro donde me encuentro porque he viajado hasta aquí. Este lugar me pertenece, mas únicamente por un instante. Entonces ya no estoy al final de mi jornada, sino una vez más al principio de otra.

“Me habéis llamado vuestra instructora, y me habéis seguido. Os pido ahora que confiéis en mí. Habéis visto mi luz, habéis oído mis palabras. Recibidme.

Al escucharla, los discípulos se avergonzaron; fueron con Aradia y juraron de nuevo su amor y su lealtad. Aradia los recibió en sus brazos. Entonces Aradia se marchó del campamento y Varro permaneció con los discípulos, respondiendo sus preguntas y hablando de profecías.

* * *

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Al día siguiente, Aradia reunió a todos sus discípulos y les dijo, con gran tristeza:-El tiempo está cerca ya en que vosotros marcharéis a enseñar al pueblo, pero no por mí

sola. Esto lo haréis por Ella que es más grande que todas las cosas. Esto lo haréis por la libertad, y por la liberación.

“Mas cuidaos de ser como los Cristianos; hablad en cambio de vuestras propias verdades y respetad las de otros. No forcéis a nadie a recibir las enseñanzas, ni por espada ni por lengua astuta, ni por amenazas de tormento eterno. Tal no es nuestra usanza.

“No colméis vuestro corazón y vuestra mente con orgullo, ni os creáis capaces de juzgar. No coloquéis nuestras usanzas por encima de las de otros. Hablad únicamente de las palabras que os he dado, sin prestar las vuestras propias. Si debéis añadir a lo que he dicho, mejor que sea por esclarecer o ayudar a la comprensión.

“No perdáis los ánimos por lo que ha de venir sobre ustedes durante vuestro errar. Recordad que vosotros sembráis las semillas de una cosecha que brotará por siempre. Aun si nuestros enemigos hubiesen de segarla y de quemarla, retornara como lo hace la Primavera. Y lo que he dicho no será olvidado, como tampoco vosotros seréis olvidados.

“Somos de la Vieja Religión. Nuestras raíces son las raíces de todas las razas. Somos los fundamentos de todas las cosas sobre este mundo. Y somos la llave de las puertas del mundo postrero. Mas no penséis que somos el único camino.

“Hay mucho trabajo por hacer, en ambos mundos, para contrarrestar los daños que la Iglesia ha infligido, y ha de infligir todavía. Hay mucho trabajo por hacer para restaurar nuestras usanzas y para enseñar la verdad. Sin embargo esto no lo hemos de ver en nuestra vida, ni en una Era de vidas. Mas renaceremos en el tiempo que vendrá. Entonces verá el mundo nuestro regreso, y sabrá que hemos retornado al poder una vez más, como fue en los días de la antigüedad.

“Y sabed que todos vosotros que os encontráis ante mí veréis alzarse este tiempo de poder. Y mi mensajero, que ahora se encuentra de pie a mi lado, os atraerá hacia sí. Y habréis de saber y de recordar. Recordad entonces también a la que os amó.

“Pronto os dejaré, si bien me quedaría si ello fuera permitido. Pero he de ser llamada ahora, pues mi tiempo casi se ha ido. Marchad en paz y no desesperéis. Estoy con vosotros en espíritu así como he estado con vosotros en estos días tan prontamente transcurridos.

“Si pudiera ser que el mundo olvidase cuanto he dicho, y que yo fuese recordada por sólo una cosa, entonces quisiera que se recordase que fui amada por personas como vosotros, mis discípulos.

Aradia se marchó entonces, y jamás fue vista otra vez en las Colinas de Alban.

* * *

Sus discípulos partieron como ella les había indicado, en parejas de hombre y mujer, para enseñar a otros el Evangelio de Aradia por todas las villas y pueblos.

En los días que siguieron, la fama de Aradia, su sabiduría y su belleza, se esparcieron por todas aquellas tierras. La gente empezó a adorarla, llamándola “la Bella Peregrina”. Hubo quienes dijeron que ella era la Diosa en forma humana. Sus discípulos viajaron con un gran peso en el corazón, ya que Aradia les había hablado acerca de los obscuros tiempos por venir. Llevaban consigo los pensamientos de los muchos siglos que habrían de pasar antes del advenimiento de la Era prometida.

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Después de viajar villa por villa, los discípulos regresaron a Benevento. Allí reunieron a los Covens de Aradia, los cuales ella había favorecido. Al pie del nogal sagrado, los discípulos les transmitieron las palabras finales que ella les había dicho, y compartieron con ellos los secretos de los Pergaminos Sagrados en los cuales habían preservado sus enseñanzas. Los seguidores formaron Clanes, y una Alianza fue establecida para asegurar la preservación de las enseñanzas de Aradia para el futuro. Las Leyes de la Alianza de Aradia fueron establecidas en ese momento, para unir a los Clanes en la Antigua Usanza.

Estos grupos luego partieron a lugares lejanos, temiendo mayores persecuciones por parte de los enemigos de Aradia. Sin embargo, allí permanecieron aquellos seguidores que no quisieron partir.

Aradia no fue vista más por las personas de estas regiones, y nadie fue capaz de decir a dónde se había marchado. Pero sus seguidores recordaban sus enseñanzas, se reunían y celebraban como la Santa Strega les había indicado, como lo siguen haciendo hasta este mismo día.

Porque nada se olvida; nada se olvida jamás.

Aquí termina el Evangelio de la Santa Strega.