evaluación de aptitud física en jóvenes, ojs 2010

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Revista electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte, Vol. 3, N° 11, Buenos Aires, 12 / 2010. 1 EVALUACIÓN DE LA APTITUD FÍSICA RELACIONADA A LA SALUD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. Martín Gustavo Farinola. E-mail: [email protected] Facultad de Actividad Física y Deporte. Universidad de Flores. Laboratorio de Fisiología del Ejercicio y Biomecánica. Instituto Superior de Educación Física Nº2 “Federico W. Dickens”. Resumen La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permita desarrollar las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta de ejercicio, y establecer una base de aptitud que permita desarrollar diferentes actividades físicas. Una evaluación de calidad mejora las intervenciones tanto grupales como individuales. Existen al menos dos modalidades de evaluación de la aptitud física en jóvenes. Una fija los estándares de manera relativa utilizando normas construidas a partir de una muestra, la otra fija los estándares de manera absoluta a partir de un criterio de salud. Aquí se presentan los fundamentos de las baterías vigentes para la evaluación de la aptitud física relacionada a la salud en niños y adolescentes. Palabras clave: aptitud física, evaluación, salud, normas, criterios Introducción La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permita desarrollar las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta de ejercicio, y establecer una base de aptitud que permita desarrollar diferentes actividades físicas (Pangrazi & Hastad, 1989). En relación a la salud, niveles aceptables de aptitud física son importantes por los beneficios a los que se asocia en la juventud misma (Ortega, Ruiz, Castillo, & Sjöström, 2008; Ruiz Ruiz, 2007; Wedderkopp, et al. 2003) pero también por los beneficios potenciales que producirá en la adultez si esos valores se mantienen (Farinola, 2004; Kokkinos, et al. 2008). Prácticamente por definición la aptitud física es un concepto multidimensional. Con el tiempo se fueron diferenciando dos grandes grupos de dimensiones o componentes, uno más relacionado con lo motriz y las habilidades atléticas, y otro más relacionado con la salud. En el primer grupo encontramos dimensiones como la agilidad, la velocidad, la potencia, el tiempo de reacción, el equilibrio, y la coordinación; mientras que en el segundo grupo encontramos a la fuerza y resistencia muscular, la resistencia cardiorrespiratoria, la flexibilidad, y la composición corporal (Caspersen, Powell, & Christenson, 1985). Estas dimensiones son básicamente independientes entre sí y afectan de diferente manera a la salud (Figura 1), por lo que la evaluación de la aptitud física se efectiviza a través de una batería de pruebas que implique a todas las dimensiones de interés. En el campo de la evaluación de la aptitud física en jóvenes, en las últimas décadas se ha pasado de poner énfasis en aquellas dimensiones más relacionadas al rendimiento

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Revista electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte, Vol. 3, N° 11, Buenos Aires, 12 / 2010.

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EVALUACIÓN DE LA APTITUD FÍSICA RELACIONADA A LA SALUD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. Martín Gustavo Farinola. E-mail: [email protected] Facultad de Actividad Física y Deporte. Universidad de Flores. Laboratorio de Fisiología del Ejercicio y Biomecánica. Instituto Superior de Educación Física Nº2 “Federico W. Dickens”. Resumen La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permita desarrollar las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta de ejercicio, y establecer una base de aptitud que permita desarrollar diferentes actividades físicas. Una evaluación de calidad mejora las intervenciones tanto grupales como individuales. Existen al menos dos modalidades de evaluación de la aptitud física en jóvenes. Una fija los estándares de manera relativa utilizando normas construidas a partir de una muestra, la otra fija los estándares de manera absoluta a partir de un criterio de salud. Aquí se presentan los fundamentos de las baterías vigentes para la evaluación de la aptitud física relacionada a la salud en niños y adolescentes.

Palabras clave: aptitud física, evaluación, salud, normas, criterios

Introducción

La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permita desarrollar las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta de ejercicio, y establecer una base de aptitud que permita desarrollar diferentes actividades físicas (Pangrazi & Hastad, 1989). En relación a la salud, niveles aceptables de aptitud física son importantes por los beneficios a los que se asocia en la juventud misma (Ortega, Ruiz, Castillo, & Sjöström, 2008; Ruiz Ruiz, 2007; Wedderkopp, et al. 2003) pero también por los beneficios potenciales que producirá en la adultez si esos valores se mantienen (Farinola, 2004; Kokkinos, et al. 2008).

Prácticamente por definición la aptitud física es un concepto multidimensional. Con el tiempo se fueron diferenciando dos grandes grupos de dimensiones o componentes, uno más relacionado con lo motriz y las habilidades atléticas, y otro más relacionado con la salud. En el primer grupo encontramos dimensiones como la agilidad, la velocidad, la potencia, el tiempo de reacción, el equilibrio, y la coordinación; mientras que en el segundo grupo encontramos a la fuerza y resistencia muscular, la resistencia cardiorrespiratoria, la flexibilidad, y la composición corporal (Caspersen, Powell, & Christenson, 1985). Estas dimensiones son básicamente independientes entre sí y afectan de diferente manera a la salud (Figura 1), por lo que la evaluación de la aptitud física se efectiviza a través de una batería de pruebas que implique a todas las dimensiones de interés.

En el campo de la evaluación de la aptitud física en jóvenes, en las últimas décadas se ha pasado de poner énfasis en aquellas dimensiones más relacionadas al rendimiento

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motor a poner énfasis en aquellas más relacionadas a la salud, y como consecuencia de esto se pasó de utilizar normas a utilizar criterios para realizar la evaluación (Mood, Jackson, & Morrow 2007). Siguiendo esta evolución histórica, el presente artículo tiene por finalidad revisar resumidamente los fundamentos de las baterías vigentes para la evaluación de la aptitud física relacionada a la salud en niños y adolescentes.

Figura 1. Asociaciones entre la aptitud física y varios objetivos de salud, se muestran los

principales componentes de la aptitud física relacionada a la salud que intervienen en dichas asociaciones. * No se ha encontrado información acerca de los otros componentes de la aptitud

física (tomado de Ortega, Ruiz, Castillo, & Sjöström, 2008)

Estándares referidos a normas

Tradicionalmente se utilizan estándares referidos a normas para evaluar el nivel de aptitud física de los alumnos de edad escolar (lo que comúnmente se llama comparar con una población de referencia). Resumidamente este procedimiento implica aplicar el testeo a un gran grupo de jóvenes y luego percentilar los resultados según sexo y edad. A partir de esto obtendremos una tabla con resultados posibles del test en cuestión y la posibilidad de, al comparar el resultado de nuestros alumnos con la tabla, poder ubicarlos en ella y adjudicarles una posición del 1 al 100.

Para utilizar estas normas deberemos aplicar el mismo procedimiento de testeo a nuestros alumnos que el que se aplicó a aquellos con los que se construyó la tabla, esto se llama estandarización y es un requisito necesario para realizar comparaciones (U.S. Congress, Office of Technology Assessment, 1992).

La utilización de estos estándares referidos a normas es útil cuando se busca hacer comparaciones entre individuos, como por ejemplo en la selección de talentos o la formación de equipos (Gilman, 1989). Sin embargo existen algunas desventajas.

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Se debe tener en cuenta el grado de maduración biológica del niño que testeamos (Gilman, 1989). Por ejemplo, si un joven madura a un ritmo menor que los sujetos que conforman la tabla, éste tendrá un rendimiento similar de un año a otro pero caerá en algún percentil más bajo, no porque tenga menor aptitud sino porque ahora se lo está comparando con jóvenes más maduros que él.

Por otro lado, las normas se deben construir a partir de muestreos probabilísticos para que los resultados sean representativos de la población (Morrow, Jackson, Disch, & Mood, 2000). De lo contrario se corre el riesgo de que la muestra que usemos como referencia esté sesgada.

Finalmente, cuando se haga una evaluación de la aptitud física en niños y adolescentes con estándares referidos a normas, no se estará teniendo en cuenta la relación entre la aptitud física y la salud del sujeto sino la relación entre la aptitud del joven y la del grupo de referencia (Morrow & Zhu 2008).

Propuestas vigentes de evaluación normativa de la aptitud física en jóvenes

Normas para la evaluación de la aptitud física en jóvenes existen en los Estados Unidos al menos desde finales de la década del 50 (AAHPER, 1975). Sin embargo, la norma de mayor calidad en dicho país se construyó en los 80´s debido a que las anteriores estaban construidas a partir de muestreos por conveniencia, lo cual implicaba un sesgo en los resultados que podía sobrestimar el verdadero valor de la población (Wight, 1985). A partir de esto se propone el Estudio Nacional de Aptitud Física en Niños y Jóvenes (NCYFS, por sus siglas en inglés) con los objetivos de describir los patrones de actividad física, actualizar las normas de aptitud física, y estudiar la relación entre los hábitos de actividad física y los niveles de aptitud en jóvenes estadounidenses. Las pruebas seleccionadas se tomaron de baterías anteriores, pero la particularidad fue que en el NCYFS el muestreo se hizo probabilístico a nivel nacional.

El NCYFS I involucró a 8800 jóvenes de ambos sexos de 10 a 18 años de edad pertenecientes a 140 escuelas públicas y privadas de 19 estados (Brandt & McGinnis, 1985). Este trabajo luego se extendió a niños de menor edad. El NCYFS II involucró a 4678 niños y niñas de 6 a 9 años de edad pertenecientes a 57 escuelas públicas y privadas de 19 estados. (Ross & Pate, 1987). Las pruebas fueron casi las mismas que en NCYFS I (Anexo 1).

Por su parte, en Europa, en la reunión de los Directores de Institutos de Investigación en materia de Deporte de 1977, se reconoce por primera vez la necesidad de evaluar la aptitud física de los niños de edad escolar y construir datos de referencia (Adam, et al. 1989; Georgiades, & Klissouras, 1989). Surge así la batería Eurofit construida para jóvenes de 6/7 a 16/18 años de edad como una propuesta de evaluación normativa. Llamativamente, la utilización de normas la proponen como única alternativa posible para la evaluación de la aptitud física relacionada a la salud, sin mencionar en ningún momento la posibilidad de establecer y/o utilizar estándares referidos a criterios (Adam, et al. 1989).

En Eurofit se asumió una visión holística de la aptitud física, la cual comprende tanto a componentes relacionados con la salud como con el rendimiento. Éstas últimas no buscan detectar talentos deportivos sino que intentan identificar el nivel de las habilidades motoras básicas (Georgiades & Klissouras, 1989). La distinción entre

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ambos tipos de componentes la proponen sólo con fines operativos, e incluso aclaran que los componentes relacionados con la salud son parte de los componentes relacionados con el rendimiento (Georgiades & Klissouras, 1989) (Anexo 1). Luego aclaran que cada país participante de Eurofit será responsable de la elaboración de sus propias normas. Un ejemplo lo encontramos en la Generalitat de Catalunya, en donde se construyeron normas a partir de una muestra representativa de la población escolar catalana conformada por 4237 niños y niñas de 10 a 18 años de edad (Grosser & Starischka, 1988).

En Argentina el primer trabajo realizado es el Plan Nacional de Evaluación de la

Aptitud Física llevado adelante a principios de los 80´s por la Dirección Nacional de Educación Física Deportes y Recreación (n=65.000 jóvenes de 12 a 18 años de todo el país) (Narvaez, et al. 1981). Luego, en 1994 y 1995, se llevó a cabo el Plan de

Evaluación del Perfil Psicomotor, Morfológico y Físico en Niños con los asistentes a las colonias de verano de la Ciudad de Buenos Aires (n=363 niñas y 416 niños de 9 a 12 años) (Arcuri & Spotorno, 1995). Por último, en 1996, y por iniciativa del Instituto Bonaerense del Deporte y de la Dirección de Educación Física de la Provincia de Buenos Aires se lleva a cabo el Programa de Evaluación, Desarrollo e Investigación de

la Aptitud Física y la Salud (PEDIAFyS) (n=174.232 niños y niñas de 10 a 18 años de edad) (Barbieri, 1997). En los tres trabajos se llevó a cabo algún tipo de muestreo probabilístico.

Tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Provincia el argumento más mencionado en la justificación del trabajo es el de la salud, y por las pruebas seleccionadas podemos observar que utilizaron como modelo al Eurofit. En las normas nacionales, en cambio, la salud no forma parte explícitamente de los objetivos del plan y se decidieron por aquellas dimensiones “que permitan evaluar las características biológicas más representativas de la aptitud física” (Narvaez, et al., 1981, p. 6) (Anexo 1).

Estándares referidos a criterios

Si bien las normas aportan información relevante para evaluar la aptitud física de los jóvenes, el desarrollo de la idea de aptitud relacionada a la salud llevó a la necesidad de conformar procedimientos evaluativos diferentes, ya que al comparar a un niño con un grupo no se podía identificar qué niños eran (o no eran) suficientemente aptos como para mantener un buen estado de salud. A partir de esto, durante la década de 1980, se produce un cambio de interés en la modalidad utilizada para evaluar la aptitud física de los jóvenes que va desde la utilización de normas a la utilización de criterios (Mood, et al., 2007).

Esta aproximación permite identificar qué nivel de aptitud física se asocia a un riesgo disminuido de enfermedad independientemente del nivel de aptitud física alcanzado por los otros jóvenes. Aquí, la validez de los estándares dependerá de que haya una relación clara entre el estándar propuesto (un resultado mínimo a alcanzar en un test de aptitud física) y un riesgo incrementado de enfermedad si no se lo alcanza (Mahar & Rowe, 2008). Pero en los jóvenes existe una complicación: los trastornos de salud más comúnmente asociados a bajos niveles de aptitud física son crónicos y sus consecuencias más graves aparecen en la adultez, lo cual dificulta la identificación de estándares mínimos de aptitud física a alcanzar (Mahar & Rowe, 2008).

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Fitnessgram: una propuesta de evaluación criterial de la aptitud física relacionada a la salud

El Fitnessgram es un sistema de reporte del nivel de aptitud física (y ahora también de actividad física) que se comenzó a crear en el Cooper Institute a principios de los años 80´s. La evaluación de la aptitud física en este programa se propone como un medio educativo para la promoción de la actividad física para todos y durante toda la vida (Meredith & Welk, 2007).

Las dimensiones de la aptitud física incluidas en el Fitnessgram son aquellas más fuertemente asociados a la salud y las pruebas son aquellas mejor balanceadas entre los polos validez/practicidad (Anexo 1).

Los estándares del Fitnessgram están construidos con un criterio de salud. Consisten en una Zona de Aptitud Saludable (HFZ, por sus siglas en inglés) conformada por un límite inferior y uno superior dentro de los cuales los jóvenes deberían encontrarse para que su nivel de aptitud física sea considerado saludable. Existe una HFZ para cada prueba, para cada edad (5 a 17 años) y para cada sexo (Meredith & Welk, 2007).

Pero ¿son válidos estos puntos de corte? Como ya mencionamos la tarea de validar estándares referidos a criterios de salud en jóvenes no es una tarea sencilla. Brevemente, el tema de la validez de estos estándares son una cuestión de la precisión de la clasificación, es decir, si un alumno es clasificado como que pasó el test, ¿quiere decir esto que verdaderamente tiene un riesgo disminuido de enfermedades asociadas a la baja aptitud física? (Mahar & Rowe, 2008). Los razonamientos utilizados en el Fitnessgram se describen a continuación.

Para las pruebas de aptitud cardiorrespiratoria se tomaron como base los trabajos epidemiológicos del Dr. Blair y colegas (por ejemplo véase Blair, et al., 1989). En ellos se encontró que, en adultos de ambos sexos, bajos niveles de aptitud cardiorrespiratoria se asociaron significativamente a un riesgo elevado de enfermedad coronaria y muerte prematura. Los estándares para niños del Fitnessgram se basaron en estos trabajos pero se hicieron ajustes en cuanto a los cambios de la economía de carrera con la edad, la distribución de la grasa corporal con la edad, y otros eventos relacionados con la maduración, ya que el nivel de aptitud cardiorrespiratoria declina con la edad. Luego, los estándares del Fitnessgram reflejan el rango de resultados (por sexo y edad) que proveerían beneficios en salud si el mismo nivel de aptitud cardiorrespiratoria se mantuviera hasta la adultez (Meredith & Welk, 2007).

En el caso de la composición corporal los estándares del Fitnessgram se basaron principalmente en el trabajo de Williams, et al (1992). En este trabajo se buscó determinar qué nivel de grasa corporal (calculada por ecuación a partir de los pliegues cutáneos tríceps y subescapular) se asocia a un riesgo aumentado por elevada presión sanguínea, colesterol total e índices lipoproteicos en una muestra bi-racial de niños y adolescentes de entre 5 y 18 años de edad (n=3320). Los autores concluyeron que:

… niveles de grasa corporal en varones de un 25 % o superior y en mujeres de un 30 % o superior son indicativos de un riesgo incrementado por elevada presión sanguínea e índices lipoprotéicos en niños y adolescentes blancos y negros. Estos nuevos estándares de grasa corporal son aplicables no solo a estudios epidemiológicos de prevalencia e incidencia de obesidad en niños y adolescentes, sino también a monitoreos pediátricos de salud y

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tests de aptitud física relacionada a la salud en jóvenes. (Williams, et al., 1992, p. 362).

Si bien en este trabajo no se utilizó la fórmula de Slaughter para el cálculo del porcentaje de grasa, ésta es la que propone utilizar el Fitnessgram. La misma utiliza los pliegues de triceps y pantorrilla y ha sido validada con el método multicompartimental (considerado el gold standard en la actualidad) en una muestra de 66 prepúberes, 59 púberes, 117 postpúberes, y 68 adultos, de ambos sexos (Slaughter, et al., 1988).

Un punto destacable en la propuesta de evaluación de la composición corporal del Fitnessgram es que permite utilizar simultáneamente el Índice de Masa Corporal (IMC) y el porcentaje de grasa. Esto se propone porque reconocen que el IMC por sí solo puede indicar falsamente que un niño tiene exceso de grasa en el caso de un pronunciado desarrollo muscular, o que su valor de grasa corporal es saludable en el caso de un niño liviano pero con bajo desarrollo muscular y alto porcentaje de grasa (Meredith & Welk, 2007).

Para el caso de la aptitud muscular (en el Fitnessgram este término corresponde a la fuerza y resistencia muscular y a la flexibilidad) se hace más difícil definir estándares referidos a criterios de salud porque hay muy pocos riesgos de salud inmediatos de un bajo nivel de este componente. La falta de fuerza y resistencia muscular y de flexibilidad aumenta el riesgo de lesiones, caídas, y dolores de espalda, pero, según los autores, los niños son poco susceptibles a estos problemas (Meredith & Welk, 2007).

Si bien existe suficiente evidencia para justificar los tests elegidos de aptitud muscular, todavía no se han construido estándares referidos a criterios de salud para ellos (Plowman, 2008). La estrategia entonces para definir los estándares aquí fue una combinación de opinión de expertos, datos normativos de Estados Unidos y Canadá, y trabajos de comparación entre grupos de entrenados y desentrenados que permitieron fijar puntos de corte empíricos basados en la respuesta al entrenamiento (Plowman, 2008).

Conclusiones

La aptitud física de los jóvenes es un tema de interés en los ámbitos de la educación física y la salud pública entre otros (Ruiz Ruiz, 2007). A nivel grupal una evaluación de calidad permite conocer las prevalencias de baja aptitud y así poder conducir intervenciones comunitarias; a nivel individual permite plantear objetivos realistas y superadores, y además utilizarse como instrumento de motivación.

Existen al menos dos modalidades de evaluación de la aptitud física. Una fija los estándares de manera relativa utilizando normas construidas a partir de una muestra, la otra fija los estándares de manera absoluta a partir de un criterio de salud. La modalidad más pertinente a utilizar va a depender de los objetivos que se persigan con la evaluación.

Si el objetivo es seleccionar sujetos o compararlos entre sí, puede ser de utilidad la utilización de normas. Idealmente estas normas se deben construir a partir de muestreos probabilísticos de la población de interés. En Argentina la única norma construida a nivel nacional se llevó a cabo con jóvenes de 12 a 18 años 30 años atrás, no encontrándose registros de actualizaciones. Al parecer las normas construidas en nuestro país fueron fruto de esfuerzos valiosos pero aislados de los directores de los

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respectivos proyectos, perdiéndose de este modo la posibilidad de monitorear los niveles de aptitud física de nuestros jóvenes a través del tiempo y de construir localmente estándares referidos a criterios de salud1.

Si el objetivo es monitorear la salud es conveniente utilizar estándares referidos a criterios científicamente establecidos, ya que las normas no permiten establecer qué tan saludable es el sujeto sino dónde se ubica el sujeto en relación a una muestra. Además “la utilización de criterios de salud ayudan a evitar la comparación entre niños y pone el acento en niveles individuales de aptitud física relacionada a la salud en lugar de al rendimiento” (Meredith & Welk, 2007, p. 1).

Hoy existen estándares definidos con un criterio de salud en jóvenes para la mayoría de las dimensiones de la aptitud física, sin embargo la dificultad de los procedimientos que permiten establecer estos estándares hace que se deban vigilar continuamente por su validez (Morrow & Zhu, 2008).

Agradecimientos

Si bien la responsabilidad del contenido de este artículo corresponde enteramente al autor, agradecemos los comentarios y sugerencias de Fernando Laíño y Carlos Arcuri.

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1 Excepto por algunos indicadores antropométricos de composición corporal, el único antecedente que hemos encontrado de construcción de estándares de aptitud física referidos a criterios de salud en Argentina corresponde a una tesis de licenciatura de la Universidad Nacional de Catamarca (Malnis & Sobrino, 1997).

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Anexo 1. Dimensiones de la aptitud física y pruebas escogidas en las diferentes baterías para cada dimensión.

Dimensión NCYFS I (10 a 18

años)

NCYFS II (6 a 9 años)

Eurofit * (6/7 a 16/18 años)

PNEAF (12 a 18 años)

PEPPMFN (9 a 12 años)

PEDIAFyS (10 a 18 años)

Fitnessgram (5 a 17 años)

Aptitud cardiorrespiratoria

Caminar/correr 1 milla (1609 m)

Caminar/correr 1 milla (8 y 9 años de edad); Caminar/correr ½ milla (6 y 7 años de edad)

Ir y volver 20 m (PACER, shuttle run

test, ó test de

Léger)

Caminar/correr 12 min (ó test de

Cooper)

Caminar/correr 1000 m (tiempo y cálculo de VO2max con fórmula)

Caminar/correr 1000 m (13 a 18 años); Caminar/correr 600 m (10 a 12 años)

Ir y volver 20 m (cálculo de VO2max con fórmula de Léger) (10 a 17 años)

Fuerza y resistencia muscular del tronco

Abdominales con rodillas flexionadas en 60 seg (bent knee

situps)

Abdominales con rodillas flexionadas en 60 seg (bent

knee situps)

Abdominales en 30 seg

Cantidad máxima de abdominales con rotación de tronco

Abdominales en 30 seg

Abdominales en 30 seg

Elevación de tronco (trunk

lift); y Abdominales a cadencia específica (curl

up)

Fuerza y resistencia muscular del tren superior

Flexiones de brazos a la barbilla en barra (chinups)

Flexiones de brazos en barra adaptado (modified pull-

up)

Suspensión en barra con brazos flexionados; y Dinamometría manual

Flexiones de brazos a la barbilla en barra ó Versión adaptada; Extensiones de brazos ó Versión adaptada

Suspensión en barra con brazos flexionados

Extensiones de brazos en 30 seg

Extensiones de brazos a cadencia específica (push

up)

Flexibilidad

Flexión de tronco al frente en posición sentado (sit

and reach)

Flexión de tronco al frente en posición sentado (sit and

reach)

Flexión de tronco al frente en posición sentado

Puente gimnástico; y Flexión de tronco al frente en posición de sentado

Flexión de tronco al frente en posición sentado

Flexión de tronco al frente en posición sentado

Flexión de tronco al frente en posición de sentado de a una pierna por vez (back-saber

sit and reach)

Aptitud física relacionada a la salud

Composición corporal

Suma de pliegues tríceps y subescapular

Suma de pliegues tríceps, subescapular y pantorrilla

% de grasa a partir de pliegues cutáneos

Page 11: Evaluación de aptitud física en jóvenes, OJS 2010

Revista electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte, Vol. 3, N° 11, Buenos Aires, 12 / 2010.

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Velocidad

Ir y volver 10 x 5 m; y Golpeo de placas (tren superior)

Carrera de ir y volver (9,14 m); y Carrera de 50 m

Ir y volver 10 x 5 m; y Golpeo de placas (tren superior)

Ir y volver 10 x 5 m

Agilidad Ir y volver 10 x 5 m

Carrera de ir y volver (9,14 m)

Ir y volver 10 x 5 m

Ir y volver 10 x 5 m

Coordinación

Saltar lateralmente y Desplazarse lateralmente (5 a 8 años de edad)

Potencia muscular

Salto en largo sin impulso

Saltar y alcanzar

Salto en largo sin impulso

Salto en largo sin impulso

Aptitud física relacionada a habilidades motrices

Equilibrio Test del Flamenco

Viga de equilibrio; y Saltar un obstáculo (5 a 8 años de edad)

Capacidad y potencia anaeróbica

Carrera de 40 seg

*En la batería Eurofit las dimensiones relacionadas a la salud y a las habilidades motrices en conjunto, conforman las dimensiones relacionadas al rendimiento (Adam, et al., 1989). NCYFS: siglas en inglés para Estudio Nacional de Aptitud Física en Niños y Jóvenes (Brandt & McGinnis, 1985; Ross & Pate, 1987). PNEAF: Plan Nacional de Evaluación de la Aptitud Física (Narvaez, et al., 1981). PEPPMFN: Plan de Evaluación del Perfil Psicomotor, Morfológico y Físico en Niños (Arcuri & Spotorno, 1995). PEDIAFyS: Programa de Evaluación, Diagnóstico e Investigación de la Aptitud Física y la Salud (Barbieri, 1997).