eucaristÍa_ sacramento de redenciÓn

13/04/23 LA EUCARISTÍA SACRAMENTO DE

REDENCIÓN

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LA EUCARISTÍA

SACRAMENTO DE REDENCIÓN


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ESQUEMA GENERAL.

Introducción (1-13).

Cap. I. Ordenación de la Sagrada Liturgia (14-35).

Cap. II. Participación de los fieles en la Sagrada Liturgia (36-47).

Cap. III. La celebración correcta de la Santa Misa (48-79).

Cap. IV. La Sagrada Comunión (80-107).

Cap. V. Otros aspectos (108-128).

Cap. VI. La reserva de la Santísima Eucaristía y su culto fuera de la Misa (129-145).

Cap. VII. Ministerios extraordinarios de los fieles laicos (146-168).

Cap. VIII. Los remedios (169-184). Conclusión (185-186).


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1. La Iglesia anuncia la muerte y proclama la resurrección de Cristo hasta que vuelva.

2. Contiene todo el bien espiritual de la Iglesia que es Cristo nuestra pascua, fuente y cumbre de toda la vida cristiana.

Eco de la encíclica Ecclesia de Eucharistia son estos principios emanados de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en colaboración con la Congregación para la Doctrina de la fe.

Intención: tomar elementos de la normativa litúrgica, reforzar sentido profundo de las normas litúrgicas, además de aclararlas y completarlas.

INTRODUCCIÓN


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4. Contra los abusos gravísimos de la liturgia y de los sacramentos, lo mismo contra la tradición y autoridad de la Iglesia, no se puede callar.

5. Normas exigen concordancia de la mente con la voz, de las acciones externas con la intención del corazón. La mera observancia es contraria a la sagrada liturgia. Palabras y ritos son expresión fiel de los sentimientos de Cristo.

6. Los abusos obscurecen la recta fe y la doctrina católica. Se impide que los fieles puedan vivir la experiencia de los discípulos de Emaús: “Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron”.

7. Abusos tienen su origen en falso, con libertad se realiza lo que es digno y justo.


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8. Las iniciativas ecuménicas transgreden la disciplina de la Iglesia. La Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones.

9. A la raíz de los abusos está la ignorancia de la Sagrada Escritura y de la Tradición de la Iglesia. Todo es custodiado y protegido por las normas litúrgicas.

10. Ni la Iglesia tiene potestad sobre lo establecido por Cristo que es la parte inmutable de la liturgia.

El uso de textos y ritos no aprobados disminuye y desaparece el nexo entre lex orandi y lex credendi.


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11. Se atenta contra la unidad substancial del rito romano.Se defrauda el patrimonio de los fieles.Los actos arbitrarios no renuevan, sino lesionan el derecho de los fieles. Confunde y afligen a muchos fieles.

12. Los fieles tienen el derecho de celebrar una liturgia verdadera. Que la Santa Misa sea como está establecido en los libros litúrgicos.Que la Eucaristía aparezca como verdadero sacramento de unidad, excluyendo los defectos que causen división.

13. A la Iglesia corresponde velar por la adecuada y digna celebración.Norma suprema de todo el derecho eclesiástico: el cuidado para la salvación de las almas.


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CAP. I. ORDENACIÓN DE LA SAGRADA LITURGIA.

14. Competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica: Sede Apostólica y Obispos.

15. La autoridad del Romano Pontífice es Ordinaria, Suprema, Plena, Inmediata y Universal; puede siempre ejercerla libremente.

16. Es competencia de la Sede Apostólica editar los libros litúrgicos, revisar las traducciones y vigilar que se cumplan fielmente las normas.

17. Lo referente a la celebración válida y lícita lo regulan las Congregaciones del Culto Divino y para la Doctrina de la fe.

18. Los fieles tienen derecho a que se regule de forma plena y eficaz. Que la liturgia nunca sea considerada como propiedad privada.


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19. El Obispo es el moderador, promotor y custodio de toda la vida litúrgica. Administrador de la gracia del supremo sacerdocio, sobre todo en la Eucaristía.

20. Principal manifestación cada vez que celebra la misa, principalmente en Catedral.

21. Al Obispo Diocesano corresponde dar normas obligatorias y sobre materia litúrgica, respetar la libertad prevista en los libros litúrgicos.

22. El Obispo rige, regula, dirige, estimula, y algunas veces reprende, para edificar la grey en la verdad y en la santidad.Eduque en la Sagrada Liturgia para que los fieles sean conducidos a una celebración activa y fructuosa.

1. Obispo Diocesano, gran Sacerdote de su grey.


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23. Los Institutos de Vida Consagrada y los fieles también deben estar unidos a su Obispo. En lo que se refiere a la Liturgia todos están sometidos al Obispo Diocesano, salvo legítimas concesiones del derecho.

24. El pueblo tiene derecho a que el Obispo vigile que no se introduzcan abusos.

25. Las Comisiones, consejos o comités instituidos por el Obispo deben de actuar de acuerdo a los juicios y normas del Obispo.

Los expertos deben ser elegidos entre aquellos que están firmes en la fe católica y verdaderamente preparados en las disciplinas teológicas y culturales.


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2. Conferencia de Obispos.

26. Necesario que sean miembros los Obispos en estas comisiones; que tengan ayudantes peritos.

27. No tienen ninguna facultad para permitir experimentos sobre textos litúrgicos. Para someter un experimento se requiere permiso de la Congregación para el Culto Divino, que no concederá sin una causa grave.

28. Las normas litúrgicas que determina la Conferencia, deben ser reconocidas por la Congregación del Culto Divino, sin esto, carecen de valor legal.


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3. Los Presbíteros.

29. Constituyen un único presbiterio con su Obispo. Representan al Obispo.

Reconozcan verdaderamente al Obispo como Padre, y obedézcanle reverentemente.

Procuren cooperar en el trabajo de toda la diócesis, incluso de la Iglesia.

30. Al Sacerdote compete presidir in persona Christi, dando testimonio de servicio y comunión a la Iglesia universal.

Por un mal entendido sentido de creatividad y de adaptación, se dan los abusos.

31. No deformen de manera arbitraria la celebración litúrgica, con cambios, mutilaciones o añadidos.


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32. Esfuércese el Párroco para que la Eucaristía sea el centro de la comunidad parroquial. En Vigilias que no se introduzcan abusos. De ningún modo ceder las cosas propias de su ministerio.

33. Todos los presbíteros procuren cultivar la ciencia y el arte litúrgicos.

4. Los diáconos.

34. Verdaderos discípulos de aquel que no ha venido a ser servido sino a servir. Prestar ayuda en el ministerio de la Palabra, el altar y la caridad.

35. Sirviendo fielmente en la liturgia con humildad y de todo corazón sigan las normas de los libros litúrgicos.


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CAP. II. PARTICIPACIÓN DE LOS FIELESEN LA SAGRADA LITURGIA.

1. Participación activa y consciente.

36. Raza elegida, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido. Por el sacerdocio común se participa del único sacerdocio de Cristo.

37. La participación de los fieles no es una mera presencia pasiva.

38. No tomarlo sólo como encuentro convival, resaltar su sentido de sacrificio.

39. Renovación de libros litúrgicos ha favorecido la participación de los fieles. Toda celebración responda a la necesidad, capacidad, mentalidad e índole de los participantes. La fuerza de la acción litúrgica está en la profundización de la Palabra de Dios y en el misterio que se celebra.


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40. Con la catequesis evitar comportamientos superficiales.

41. Son de gran utilidad la celebración asidua de la Liturgia de las Horas, sacramentales y religiosidad popular.

42. La Iglesia se reúne convocada por Dios en el Espíritu Santo, no por voluntad humana.

Ekklesia relación con Klesis = llamada.Eucaristía celebrada por el sacerdote supera la potestad de la asamblea. La asamblea necesita un sacerdote ordenado que la presida.


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2. Tareas de los fieles laicos en la Santa Misa.

43. Es conveniente que se repartan las tareas.

44. Todos harán todo y sólo aquello que les corresponde. Que se desarrolle la liturgia de manera digna y decorosa.

45. Tener cuidado de no clericalizar a los laicos ni asumir tareas de los laicos por parte de los ministros sagrados.

46. Conviene la formación litúrgica antes de ayudar en las celebraciones litúrgicas.

47. Se conserve el servicio de los monaguillos dándoles la catequesis conveniente.


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CAP. III. LA CELEBRACIÓN CORRECTA DE LA SANTA MISA.

1. La materia de la Santísima Eucaristía.

48. El pan debe ser ázimo, sólo de trigo y hecho recientemente.

Es abuso grave introducir otras substancias que sean preparadas por personas expertas.

49. Conviene distribuir algunas partes de la fracción a los fieles.

50. El vino debe ser del fruto de la vid, puro, sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas. Se le mezcla un poco de agua. Cuidar que no se avinagre.


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2. Plegaria Eucarística.

51. Sólo se pueden utilizar las plegarias del Misal Romano, o las legítimamente aprobadas por la Sede Apostólica.

52. La proclamación es propia del Sacerdote.Es abuso dejar que algunas partes las proclame un diácono, un fiel o toda la asamblea.Debe ser pronunciada en su totalidad y solamente por el Sacerdote.

53. Durante la plegaria eucarística no se pronunciarán otras oraciones o cantos, estarán en silencio, salvo las aclamaciones del pueblo.


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54. El pueblo participa activamente con fe, silencio, intervenciones indicadas.

55. Quitar abuso de partir la hostia en la consagración. Es contra la tradición de la Iglesia; sea corregido con urgencia.

56. No se omita mención del Sumo Pontífice y del Obispo Diocesano, pues conservan la tradición eclesial y la comunión.


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3. Las otras partes de la Misa.

57. Haya una música sacra adecuada e idónea.

El altar, paños sagrados, resplandezcan por su dignidad, nobleza y limpieza.

58. Los fieles tienen derecho a una celebración bien preparada.

59. Se quite el cambiar textos por libre arbitrio, pues adulteran el sentido auténtico de la Liturgia.

60. No es lícito separar la liturgia de la palabra y la liturgia de la Eucaristía.

61. Para elegir las lecturas bíblicas seguir las normas litúrgicas.


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62. No está permitido omitir o sustituir, arbitrariamente, las lecturas bíblicas prescritas.

63. La lectura evangélica es el momento culminante de la liturgia de la Palabra; se reserva al ministro ordenado.

64. La homilía la hará el mismo Sacerdote celebrante o él se la encomendará a un concelebrante, o al diácono; nunca a un laico.

65. Téngase por abrogada cualquier norma precedente que admita a los fieles no ordenados para hacer la homilía (c. 767 §1).

66. La prohibición también es válida para los alumnos del seminario.

67. Que la homilía se fundamente estrictamente en los misterios de la salvación. Procurar iluminar desde Cristo los acontecimientos de la vida.


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68. El Obispo vigile, difundiendo normas, orientaciones y ayudas.

69. No se admite un credo que no se encuentre en los libros litúrgicos aprobados.

70. Ofrendas: pan, vino, otros dones para practicar la caridad cristiana; ponerlas en un lugar oportuno, fuera de la mesa eucarística.

71. La paz no sentido de reconciliación, sino de paz; comunión y caridad antes de recibir la Eucaristía.

72. Dar la paz sobriamente sólo a los más cercanos.

El sacerdote permanece siempre en el presbiterio. La Conferencia de Obispos establece el modo con reconocimiento de la Sede Apostólica.


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73. La fracción la hace sólo el sacerdote, si es el caso, ayudado por el diácono y otro concelebrante; nunca un laico.

Después de la paz, mientras se dice el Cordero de Dios.Significa que los fieles siendo muchos forman un solo cuerpo.

Se debe realizar con gran respeto, ha de ser breve.

74. Testimonios de laicos preferible siempre fuera de la misa.

Por causa grave después de la post-comunión, que no se haga costumbre.


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4. Unión de varios ritos con la celebración de la Misa.

75. Especialmente Sacramentos.

76. No es lícito unirlo con el sacramento de la Penitencia. No impide que algunos sacerdotes confiesen durante la celebración.

77. De ningún modo intercalada como cena común. No se celebre sobre una mesa de comedor a no ser por grave necesidad.

78. No relacionar la misa con acontecimientos políticos y mundanos.Evitar la celebración por sola ostentación.

79. Se debe juzgar con severidad la introducción de ritos tomados de otras religiones.


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CAP. IV. LA SAGRADA COMUNIÓN.

1. Disposiciones para recibir la Sagrada Comunión.

80. Finalidad del acto penitencial: disponer para celebrar dignamente la misa, carece de la eficacia del sacramento de la penitencia, no lo sustituye.

81. De estar en pecado grave no celebrar la misa, ni comulgar, a no ser que por motivo grave no haya oportunidad de confesarse obligado a hacer un acto de contrición perfecta, con el propósito de confesarse cuanto antes.

82. La Iglesia determina las condiciones efectivas en que no debe administrarse la Comunión.


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83. Es tarea de los pastores corregir el abuso de recibir la comunión indiscriminadamente.

85. Los ministros católicos administran los sacramentos lícitamente sólo a los fieles católicos.

86. Guiar con insistencia hacia el sacramento de la penitencia.

87. La 1ª Comunión de los niños debe ser precedida por la reconciliación y la absolución.Nunca fuera de la celebración de la misa. Poco adecuado que se administre el jueves santo.


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2. Distribución de la Sagrada Comunión.

88. Recibirla después de la comunión del celebrante. Le corresponde al Sacerdote distribuir la comunión. Hasta que haya terminado la comunión de los fieles se prosigue la Misa. Los ministros extraordinarios se utilicen sólo en caso de verdadera necesidad.

89. Es deseable que los fieles comulguen con hostias consagradas en la misma Misa.

90. Cuando se comulga de pié, hacer la debida reverencia que deben establecer las mismas normas.

91. Los ministros sagrados no pueden negar la comunión a quienes la pidan de modo oportuno, no impedidos por el derecho.


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94. No está permitido que los fieles comulguen por su propia mano.

95. El laico si participa el mismo día de otra eucaristía, puede comulgar otra vez.

96. Se reprueba repartir las hostias a manera de comunión sin estar consagradas antes o después de la Misa.

Se dé una adecuada catequesis en la bendición del pan, para que los fieles no caigan en confusión.

92. Se puede recibir la comunión en la boca o en la mano. Tener cuidado de que se consuma la hostia inmediatamente.

93. El platillo se debe mantener para evitar que caigan fragmentos.


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3. La comunión de los Sacerdotes.

97. Los sacerdotes deben comulgar en el altar, antes de que el pueblo comulgue.

98. Los concelebrantes comulgan siempre bajo las dos especies. Cuando se les entrega la hostia o el cáliz no se dice nada.

99. Comulgar bajo las dos especies siempre permitida a los sacerdotes aunque no puedan celebrar o concelebrar.


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4. Comunión bajo las dos especies.

100. En los casos indicados en los libros litúrgicos con la debida catequesis previa.

101. Tener en cuenta las circunstancias. Excluirse en peligro de profanación.

Es necesario que la Conferencia de Obispos publique normas con aprobación de la Sede Apostólica.

102. La comunión en el cáliz no se admite a los fieles laicos.

103. Se puede beber del cáliz directamente, o por “intinción”, con un popote o una cucharilla. Se comulga sólo en la boca.


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104. Prohibido el uso de pan no consagrado u otra materia.

105. En grandes celebraciones tener un cáliz principal que se distinga.

106. Evitar vaciar de un cáliz a otro y utilizar vasos que no respondan a las normas establecidas.

107. Quien arroja por tierra las especies incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica.

El clérigo puede ser castigado además con otra pena sin excluir la expulsión del estado clerical.

Se debe consumir íntegramente el vino consagrado.


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1. El lugar de la Celebración de la Santa Misa.

108. En lugar sagrado, a no ser que la necesidad exija otra cosa.

109. Nunca en un lugar sagrado de cualquier religión no cristiana.

CAP. V. OTROS ASPECTOS.


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2. Diversos aspectos relacionados con la Santa Misa.

110. Se recomienda la celebración diaria de la Eucaristía para los sacerdotes.

Aunque no se pueda tener la asistencia de fieles es una acción de Cristo y de la Iglesia.

111. Verificar los debidos permisos para celebrar o concelebrar, cuando no se conoce al sacerdote.

112. La celebración puede ser en latín o en otra lengua, siempre y cuando los textos hayan sido aprobados.

113. La plegaria eucarística se diga en la lengua que se conoce. No concelebren quienes no conozcan la lengua.

114. Ningún grupo está exento de observar fielmente las normas litúrgicas.

115. Se reprueba el abuso de suspender la misa bajo el pretexto de promover el ayuno de la eucaristía.

116. No multiplicar misa y observar normas del derecho en cuanto a los estipendios.


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3. Vasos sagrados.

117. Deben fabricarse conforme a las normas de la tradición y de los libros litúrgicos.

De material noble que tribute honor al Señor. Se reprueba utilizar vasos comunes o de escaso valor.

118. Los vasos sagrados antes de ser utilizados, sean bendecidos.

119. El sacerdote después de la comunión purifica o sobre el altar o sobre la credencia. Cuando hay diácono, él purifica. Ausente el diácono, el acólito instituido puede purificar en la credencia.

120. Que los paños de la Sagrada Mesa estén siempre limpios.

El agua del primer lavado se vierta en un recipiente apropiado o sobre tierra. Después se lava de modo acostumbrado.


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4. Vestiduras litúrgicas.

121. Los colores expresan los misterios de la fe. Deben contribuir al decoro de la misma acción sagrada.

122. El alba, se ciñe con un cíngulo, si no cubre la vestidura civil, usar amito.

123. La vestidura propia del sacerdote es la casulla o planeta, es revestida sobre el alba y la estola. No deje de ponerse la estola.

124. Los concelebrantes pueden usar sólo la estola sobre el alba, o también llevar casulla de color blanco.


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125. La vestidura propia del diácono es la dalmática puesta sobre el alba y la estola. No usar la facultad de omitir la dalmática.

126. Reprobado el abuso de celebrar sin vestiduras sagradas o con la sola estola. Los Ordinarios corrijan inmediatamente los abusos.

127. Los libros litúrgicos permiten usar vestiduras sagradas más festivas o de mayor dignidad en los días más solemnes, aunque no sean del color del día.

El color dorado o plateado pueden sustituir otros colores, pero no al morado o negro.

128. Que los sacerdotes participen como concelebrantes. No hay causa razonable para participar como fieles laicos.


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CAP. VI. LA RESERVA DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍAY SU CULTO FUERA DE LA MISA.

1. La reserva de la Santísima Eucaristía.

129. Primer fin para la reserva es para los enfermos y tributar adoración. Necesario que se promueva la adoración pública y comunitaria aprobadas por la misma Iglesia.

130. El Santísimo será reservado en un Sagrario, en la parte más noble de la Iglesia, más insigne, más destacada, adornada, lugar tranquilo apropiado para la oración. Tenga suficiente bancos o asientos y reclinatorios.

131. Se prohíbe reservar el Santísimo en lugares que no están bajo la segura autoridad del Obispo.

132. Nadie lleve la Sagrada Eucaristía a otro lugar.

133. Llevar al enfermo directamente la Comunión desde el sagrario hasta el domicilio del enfermo. Sígase siempre el ritual para administrar la comunión.


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2. Algunas formas de culto a la Sagrada Eucaristía fuera de la misa.

134. Es de valor inestimable. Promuévase la piedad eucarística pública y privada, sobre todo con el testimonio de los pastores.

135. En las Iglesias debe estar abierto el lugar de la reserva para que los fieles practiquen la “visita al Santísimo”.

136. El Ordinario promueva intensamente la adoración al Santísimo.


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137. Realizar la exposición como prescriben los libros litúrgicos. No se excluya el rezo del Rosario.

138. El Santísimo no debe permanecer expuesto sin suficiente vigilancia, siempre estén presentes algunos fieles, al menos por turno.

139. Es derecho de los fieles visitar frecuentemente al Santísimo para adorarlo.

140. Es recomendable que el Obispo designe una Iglesia para la adoración perpetua.

La exposición se suspende rigurosamente durante la celebración de la Misa.

Se coloque la custodia después de la Comunión.

141. El Obispo aliente a constituir hermandades o asociaciones para practicar la adoración.


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3. Procesiones y Congresos Eucarísticos.

142. Corresponde al Obispo dar normas para las procesiones.

143. A juicio del Obispo téngase procesión por las calles, sobre todo en la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo.

144. No perder la tradición de las procesiones.

145. Los Congresos Eucarísticos son signos de verdadera fe y caridad.

Se preparan con diligencia para experimentar los frutos de la redención.


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CAP. VII. MINISTERIOS EXTRAORDINARIOSDE LOS FIELES LAICOS.

146. El Sacerdocio ministerial no se puede sustituir en ningún modo.

Sólo el Sacerdote actúa “in persona Christi”.

147. Por necesidad los fieles laicos pueden suplir algunas tareas litúrgicas, según las normas del derecho.

148. Es de gran importancia la formación de las catequistas.

149. Últimamente se designan los “asistentes pastorales”; se vigilen para que su tarea no se asimile a la de los clérigos.

150. La actividad del asistente es para facilitar la acción pastoral y suscitar las vocaciones consagradas.


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151. Sólo por verdadera necesidad recurrir a los ministros extraordinarios.

152. Que estos ministerios de mera suplencia no deben deformar el ministerio de los sacerdotes, cada uno debe asumir su propia tarea, no delegar tareas propias.

153. Nunca es lícito que los laicos asuman las funciones y vestiduras de los clérigos.


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157. Repruébese la abstención de los sacerdotes de dar la Sagrada Comunión y de encomendarla a los laicos.

158. Ministros extraordinarios en ausencia del sacerdote o del diácono o cuando es grande el número de fieles que comulgan, una breve prolongación es causa insuficiente.

159. Al ministro extraordinario nunca le está permitido delegar para dar la comunión.

160. El Obispo Diocesano debe dar las directrices particulares para el ejercicio de esta tarea, según las normas del derecho.


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2. La predicación.

161. Reservada al sacerdote o al diácono. Otras formas de predicación ténganse fuera de Misa, según las normas del derecho. Sólo por escasez de ministros sagrados.

Que la excepción no se convierta en algo ordinario. La facultad para permitir esto es solamente del Ordinario.


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162. Al Obispo toca buscar las soluciones oportunas.

163. Los fieles tienen derecho a que ningún sacerdote rechace celebrar la Misa.

164. Cuando faltan ministros sagrados, mantener el hambre de la Eucaristía.

165. Evitar confusión de estas reuniones con la Eucaristía. Los Obispos deciden si se imparte la comunión o no.

No conviene decir que un laico “preside” la celebración.

166. El Obispo no conceda que se realicen en días feriales.

167. No reemplazar la Santa Misa dominical con celebraciones ecuménicas de la Palabra.

3. Celebraciones en ausencia del Sacerdote.


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4. Los que han sido apartados del estado clerical.

168. No les está permitido celebrar los sacramentos, salvo en caso excepcional contemplado en el derecho. Para evitar confusión jamás asuman una tarea ministerial.


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169. Abusar es incurrir en el vacío de la falsedad.

170. Urge la formación bíblica y litúrgica de pastores y fieles.

1. Graviora Delicta.

172. Reservados a la Congregación para la doctrina de la fe.

a) Fines sacrílegos, arrojar las especies sagradas.

b) Atentar o simular el Sacrificio Eucarístico.

c) Concelebración con quienes no reconocen la sucesión apostólica.

d) Consagración con fin sacrílego fuera de la Celebración de la Eucaristía.

CAP. VIII. LOS REMEDIOS.


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2. Actos graves.

Cánones: 48-52, 56, 76-77, 79, 91-92, 94, 96, 101-102, 104, 106, 109…

3. Otros abusos.

175. Esta instrucción no recoge todos los abusos, pero cuando algo sea realizado mal, corríjase, conforme a las normas del derecho.


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4. Obispo Diocesano.

176. Le corresponde en su territorio dar normas litúrgicas para todos.

177. Debe promover la disciplina común a toda la Iglesia y exigir el cumplimiento de todas las leyes eclesiásticas.

Le compete vigilar que no se introduzcan abusos.

5. Sede Apostólica.

182. La Congregación para el Culto Divino ayuda al Obispo, concediendo las dispensas necesarias, comunicando instrucciones que deben seguirse con diligencia.


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6. Quejas por abusos en materia litúrgica.

183. Todos estar atentos para que los abusos sean corregidos.

184. Todo católico tiene derecho de exponer una queja por algún abuso litúrgico, ante el Obispo, la Sede Apostólica. Se haga siempre con veracidad y caridad.


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CONCLUSIÓN.

185. La Instrucción presente tiene la intención de acabar con los abusos y desterrar las conductas reprobables en las celebraciones litúrgicas.

186. Cuestionar la autenticidad de las acciones que se realizan.Se pregunte el ministro ordenado si ha respetado los derechos de los fieles laicos.

Cada uno es servidor de la Sagrada Liturgia.

El 14 de Marzo de 2004 fue aprobada esta instrucción

por el Papa Juan Pablo II.


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