etnometodología-coulon

30

Upload: juan-antonio-del-monte

Post on 05-Dec-2014

220 views

Category:

Documents


7 download

TRANSCRIPT

El desviacionista es aquél al que se ha cogido, defini-do, aislado, designado y estigmatizado. Una de las ideasmás sólida de la teoría de la designación es que las fuer-zas del control social, al designar a alguien como desvia-cionista, lo confirman como tal a causa de la estigmati-zación que implica dicha designación. Se ha llegado adecir que el control social, paradójicamente, generaba yreforzaba los comportamientos desviacionistas, mien-tras que, en su origen, está creado para combatirlos, ca-nalizarlos y reprimirlos: nos volvemos tal como nosdescriben 9 .

Para los etnometodólogos, que a veces se inspiran enla teoría del etiquetado, la desviación no será definidaunilateralmente como la desobediencia a las normas.Veremos en ella el efecto de una construcción social,una producción tanto de aquellos que se ocupan de losdesviacionistas y los etiquetan, como de los desviacio-nistas que se etiquetan a sí mismos, confirmando consus conductas ulteriores el etiquetado social inicial.

9 Este fenómeno es parecido al de la predicción familiar que se aplica a losresultados escolares de los niños y al nivel que se les supone capaces de alcan-zar. Se trata muy a menudo de una verdadera asignación por la cual los niñosse limitan a realizar la predicción de los padres: «no podrá pasar del bachi-ller...». Lo mismo ocurre sin duda cuando se dice de un niño que «no se ledan bien las matemáticas». El niño se convence enseguida de ello y sus resul-tados alcanzan rápidamente el nivel efectivamente asignado, cmpliéndose asíl a profecía familiar.

Y20

CAPÍTULO 11

Historia del movimiento etnometodológico

La Etnometodología comienza con los trabajos delsociólogo H. Garfinkel. Nacido en 1917, emprende susestudios superiores en 1946 en la Universidad de Har-vard bajo la dirección de T. Parsons. Al mismo tiempose inicia en la Fenomenología y lee a Edmond Husserl,Aaron Gurwitsch, Alfred Schutz y Maurice Merleau-Ponty, que ejercen sobre él una influencia considerable.

1. 1949: CRÍMENES INTERRACIALES Y DEFINICIÓNDE LA SITUACIÓN

Garfinkel publica su primer trabajo en 1949 1 . Es unartículo consagrado a los homicidios inter e intrarracia-les, y a los procesos y condenas relacionados con éstos.Garfinkel adopta la idea de Willian Thomas de que losactores toman parte activa en la «definición de la situa-ción». Decir que los actores de un hecho social «definenla situación» durante sus intercambios significa que defi-nen permanentemente, durante su vida cotidiana, las

1 H. Garftnkel, 1949: «Research Note on Inter and Intra-Racial Homici-des», Social Forces, 27, págs. 370-381.

21

instituciones en las que viven. Como señalará más tardeErwing Goffman, hay que definir el «cuadro» para com-prenderlo y actuar. Contrariamente a la sociología, queintenta saber cómo actúan las personas en situacionespreviamente definidas y existentes antes de sus encuen-tros, la Etnometodología tratará de comprender cómoperciben las personas, cómo describen y proponen jun-tos una definición de la situación 2 .

2. 1952: LA TESIS DE GARFINKEL

En 1952 Garfinkel defiende su tesis doctoral 3 . Par-sons tuvo una influencia decisiva sobre él y nunca deja-rá de reconocerlo. Sin embargo, no es en absoluto discí-pulo suyo en el sentido dependiente que se le da gene-ralmente a este término, aunque siempre reconocerá sudeuda, tal como escribirá más tarde al recordar que sustrabajos

encuentran su origen en la lectura de los escritos deTalcott Parsons, Alfred Schutz, Aaron Gurwitsch yEdmond Husserl... El trabajo de Parsons en particularsigue siendo impresionante por la profundidad y laprecisión sin fallos de su razonamiento sociológicopráctico en cuanto a las tareas constitutivas del pro-blema del orden social y de su solución (Studies, pági-na IX) 4 .

z D. H. Zimmerman y D. L. Wieder, 1970: «Ethnomethodology and theproblem of Order: Comment on Denzin», en J. D. Douglas (ed.), Understan-ding Everyday Life, Londres, Routledge & Kegan Paul, pág. 285-295.3 Harold Garfinkel, 1952: The Perception of the Other: A Study in Social Order,PH. D. dissertation, Harvard University.a H. Garfinkel, 1967: Studies in Ethnomethodology, England Cliffs, NJ, Pren-tice Hall. Esta obra, considerada como la «biblia» de la Etnometodología, fue

reeditada en 1984 en Cambridge: Polity Press. En adelante, la designaremosStudies. Encontramos algunos fragmentos traducidos en «Arguments ethno-méthodologiques», Problèmes d Epistémologie en Sciences Sociales, III, París,CEMS-EHESS, s.d. (1984), pág. 174, obra que llamaremos en lo sucesivo«Arguments».

22

Después de defender su tesis, Garfinkel obtiene unpuesto en Ohio; más tarde, en 1954, en la Universidadde California, en Los Ángeles (UCLA), donde aún ense-ña. Entre un puesto y otro, tiene ocasión de llevar acabo una investigación sobre los jurados de los tribuna-les. En UCLA, Garfinkel conoció a Dell Hymes, que esuno de los fundadores de la Etnología de la comunica-ción. En ese momento, trabaja en el Instituto Nacionalde Enfermedades Mentales e inicia trabajos en el marcode la Escuela de Medicina de UCLA. Allí fue dondeempezó a interesarse por el caso «Agnès», un transexualque será objeto de uno de los estudios más célebres deGarfinkel.

En ese momento influye sobre un pequeño grupo deestudiantes de UCLA. En 1956, publica un estudio so-bre las ceremonias de «degradación» 5 . En esta publica-ción encontramos una orientación que evoca un temaque Jean-Paul Sartre desarrolló mucho antes, cuandooponía filosofía esencialista y filosofía existencialista.En efecto, Garfinkel critica el concepto de las «esencias»que, según dice, no es un concepto científico, sino unaconstrucción de la vida cotidiana. Este constructivismo,relacionado con el pragmatismo y el interaccionismosimbólico, se convierte entonces en el tema central deuna Etnometodología en estado incipiente. En 1959,Garfinkel participa en el IV Congreso Mundial de So-ciología de Stresa, donde pronuncia una conferenciaque será publicada y cuyo título muestra bastante biensus preocupaciones intelectuales 6 .

5 H. Garfinkel, 1956: «Conditions of Succesful Degradation Ceremonies»,American Journal of Sociology, 61, pág. 420-424; trad. fr . en Sociétés, París, Mas-son, 1985, 5, vol. 1.

6 H. Garfinkel, 1959: «Aspects of the problem of Common Sense Know-ledge of Social Structures», en Transactions of the Fourth World Congress ofSocio-logy, 4, Milán, Stresa, págs. 51-65.

23

3. CICOUREL Y LA CONSTITUCIÓN DE LA «RED»

En 1955, Aaron Cicourel, que va a desempeñar unpapel decisivo en la historia de la Etnometodología, segradúa en UCLA. Después publica, en 1963, con JohnKitsuse un estudio sobre los responsables en materia deeducación 7 . Al año siguiente aparece su nueva obra so-bre el método y la medida en Sociología8 . En 1965 ani-ma con Garfinkel un seminario informal; allí encontra-mos a Harvey Sachs, Lawrence Wieder, Don H. Zim-merman, así como a varios etnólogos: Michael Moer-man, Benetta Jules-Rosette y Carlos Castañeda. En1965-66 está en Berkeley, donde forma a numerosos es-tudiantes como Roy Turner y David Sudnow. En esemomento se mueve entre Berkeley y Los Ángeles, don-de aún trabaja Garfinkel, que continúa como líder delmovimiento. En este mismo periodo, Harvey Sachs em-pieza a desempeñar un papel importante. En 1962-63,organiza el grupo de Berkeley, que trabaja en las publi-caciones de Garfinkel. En este grupo se encuentra Em-manuel Schegloff, David Sudnow y Roy Turner. Todosellos se desplazan de un campus a otro por California yforman lo que Nichoslas Mullins (págs. 192-193) pre-senta como una «red» 9 . Sin embargo, el centro de esared -siempre según Mullins- parece estar en UCLAalrededor de Garfinkel, a pesar del talento organizativode Cicourel, cuyo centro de Santa Bárbara adquiere cadavez más relevancia. Zimmerman se adhiere a este centro

' R. Cicourel y J. Kitsuse, 1963, The Educational Decision-Makers, Indianá-polis, Bobbs-Merrill.

8 R. Cicourel, 1964: Method and Measurement in Sociology, Nueva York, FreePress.

e N. Mullins, 1974: Theories and Theory Groups in Contemporary American So-ciology, Nueva York, Harper & Row.

24

con Sudnow en 1965; sin embargo, defiende su docto-rado al año siguiente en UCLA.

4. LA DIFUSIÓN INTELECTUAL

A finales de los años 60, el carácter aparentementeantisociológico de la Etnometodología comienza a ha-cerse visible en un contexto de crisis de la Sociología,así como de movimiento estudiantil contestatario y decontracultura. La ruptura es especialmente patente conel estructurofuncionalismo de Talcott Parsons y de Ro-bert Merton, que dominó la anterior generación de so-ciólogos. En cambio, la Etnometodología se desarrollasiempre en el interior de los Departamentos de Sociolo-gía de las Universidades e incluso, más extensamente,dentro de las organizaciones nacionales e internaciona-les de Sociología, con sus revistas y sus congresos, aun-que la Etnometodología quede relativamente al margenen su feudo californiano. Es el momento en que las víasintelectuales de la Etnometodología empiezan a intere-sar a un público más amplio, coincidiendo con la escala-da de la Fenomenología social. Alfred Schutz murió en1959. Dejó una obra relativamente dispersa que se en-cuentra reunida en el primer volumen de los CollectedPapers, que editó Maurice Natanson en 1962. Peter Ber-ger y Thomas Luckmann publican en 1966 su célebreobra sobre la construcción social de la realidad, que serátraducida al francés veinte años más tarde

1 0 . Los mis-mos autores continúan la publicación de los CollectedPapers en 1968.

Al mismo tiempo, se desarrolla en torno a Cicoureluna orientación cognitivista fuertemente marcada por

1 0P. Berger y T. Luckmann, 1986: La construction sociale de la réalité, París,

Méridiens Klincksiek; traducido de The Social Construction of Reality, GardenCity, Doibleday, 1966.

25

los estudios lingüísticos. Cicourel trabaja sobre todo conJohn Gumperz, un etnolingüista. Se inician estudios so-bre la adquisición del lenguaje y la competencia inter-pretativa de los niños. Sacks, por su parte, emprendetrabajos que van a conducir a la vertiente conversacio-nista de la Etnometodología. Según Mullins, la red cali-forniana de la Etnometodología comprende, en 1964,25 miembros.

En la misma época, Garfinkel publica artículos im-portantes, entre ellos «Trust», un artículo sobre la con-fianza, en 1963 11 . Muchos de sus trabajos, que estabandesperdigados, serán reunidos en los Studies in Ethnomet-hodology que Garfinkel se decide a publicar en 1967, bajola presión, según se dice, de las circunstancias universi-tarias y de su entorno.

5. 1967: EL LIBRO PRECURSOR

En el prólogo de los Studies, Garfinkel nos cuenta aqué cambio de perspectivas le han conducido sus estu-dios:

Contrariamente a ciertas opiniones de Durkheimafirmando que la realidad objetiva de los hechos socia-les es el principio fundamental de la Sociología, noso-tros postularemos, a título de política investigadora,que para los miembros que hacen Sociología, el fenó-meno fundamental es la realidad objetiva de los hechossociales, entendida como realización continua de lasactividades concertadas de la vida cotidiana de susmiembros, los cuales utilizan, considerándolos comoconocidos y evidentes, procedimientos ordinarios e in-geniosos para esta realización (pág. VII).

u H. Garfinkel, 1963: «A. Conception of, and Experiments with, "Trust"as a Condition of Stable, Concerted Actions», en (). J. Harvey (ed.), Motiva-tion and Social Interaction, Nueva York, Ronald Press.

26

Al contrario de lo que afirma Durkheim, los hechossociales no se nos imponen como una realidad objetiva.El postulado de la Sociología con Garfinkel será el si-guiente: hay que considerar los hechos sociales comorealizaciones prácticas, el hecho social no es un objetoestable, sino el producto de la actividad continuada delos hombres que ponen en práctica su savoirfaire, susprocedimientos, reglas de conducta; en suma, una meto-dología profana cuyo análisis constituye la verdadera ta-rea de un sociólogo.

Al año siguiente, empiezan las críticas y el contraata-que con un artículo de J. S. Coleman 1 2 .

6. EL DESPLIEGUE DEL MOVIMIENTO

Al final de los años 60, se forma una nueva genera-ción en los campus californianos y empiezan a multipli-carse las lecturas de tesis, especialmente en Santa Bárba-ra en torno a Cicourel: L. Wieder lo hace en 1969;Hugh Mehan en 1971 con una tesis sobre las interaccio-nes educativas en un grupo de alumnos 13 ; MarshallShumsky lo hace al año siguiente con una tesis sobre losgrupos de encuentro californianos (encounter groups), apartir de su experiencia como animador de dichos gru-pos 1 4 ; Robert Mckay defiende la suya al mismo tiempo,así como Kenneth Leiter, Kenneth Jennings, Schwartz,David Roth, etc. En 1972 existen 50 etnometodólogos,según Mullins.

Estos años de expansión y de florecimiento del movi-

1 2 J. S. Coleman, 1968: «Review Symposium on H. Garfinkel's Studies i n

Ethnomethodology», American Sociological Review, 33, págs. 122-130.1 3 H. Mehan, 1971: Accomplishing Understanding in Educational Settings, Un-

published Ph. D., University of California, Santa Bárbara.1 4 M. Shumsky, 1972: Encounter Groups, A Forensic Scene, Unpublished Ph.

D., University of California, Santa Barbara.

27

miento están igualmente marcados por importantes pu-blicaciones. No podemos citarlas todas. Señalaremosesencialmente, además de los Studies, la obra de DavidSudnow sobre la gestión hospitalaria de la muerte ', lade Cicourel sobre la delincuencia juvenil 1 6 y, el mismoaño, la de Peter McHugh sobre la definición de la situa-ción l'. Hay que añadir la publicación en 1970 de un im-portante artículo de D. Zimmerman y M. Pollner sobreel mundo cotidiano como fenómeno", artículo que seha considerado a veces como la presentación más siste-mática de su tiempo de la postura etnometodológica, enoposición a la de la Sociología standard. Estos autoresmuestran que la Sociología profesional tiene sus raícesen la Sociología profana, que encuentra en ella los «re-cursos» que utiliza de forma no crítica y de la que, inclu-so, saca los temas (topics) de sus trabajos. A continua-ción, elaboran la noción de corpus ocasional (occasionedcorpus), que define el conjunto de prácticas instituyentesque caracterizan una situación localizada.

A partir de los años 70, la Etnometodología empiezaa escindirse en dos grupos: el de los analistas de conver-sación, que estudian las reconstrucciones contextualesque permiten dar sentido y proseguir nuestras conversa-ciones; y el de los sociólogos, para quienes las reconoci-das fronteras de su disciplina siguen estando circunscri-tas a los objetos más tradicionales estudiados por la So-ciología, como la educación, la justicia, las organizacio-nes, las administraciones y la ciencia.

A pesar, o quizás a causa, de estos lazos mantenidos

s̀ D. Sudnow, 1967: Passing on, The.Social Organization of Dying, EnglewoodCliffs, New jersey, Prentice Hall.

1 6 A. Cicourel, 1968: The Social Organization of Juvenile Justice , Nueva York,Wiley.

1 7 P. McHugh, 1968: Defining the Situation, Indianápolis, Bobbs-Merrill." D. H. Zimmerman y M. Pollner, 1970: «The Everyday World as a Phe-

nomenon», en J. D. Douglas (ed.), Understanding Everyday Life, Londres, Rout-ledge & Kegan Paul, págs. 80-103.

28

con la actividad sociológica habitual, la Etnometodolo-gía constituirá en 1975 el objeto de un nuevo y especta-cular ataque por parte de Lewis Coser, entonces presi-dente de la Asociación Americana de Sociología 19 . Estepresentará la corriente etnometodológica como una sec-ta cuyo desarrollo amenazaría el porvenir de toda la So-ciología americana. Don Zimmerman, por un lado, yHugh Mehan y Houston Wood, por otro, responderána estos ataques al año siguiente 20 .

7. LA DIFUSIÓN EN EL EXTRANJERO

A partir de ese momento, la Etnometodología empie-za a tener un auténtico impacto más allá de California.Se instalará en la Costa Este con una nueva generación(Alan Blum, McHugh, Robert McKay, George Psathas,Jeff Coulter) que accede a puestos universitarios en losdepartamentos de Sociología de las Universidades deNueva York o de Boston.

También desborda las fronteras de los Estados Uni-dos llegando hasta Inglaterra: a Londres y a Manches-ter, donde se concentra un importante número de etno-metodólogos, entre ellos están Rod Watson, John Heri-tage, Douglas Benson, John Hughes, Wesley Sharrock yBob Anderson; y hasta Alemania, con el grupo de laUniversidad de Bielefeld. La progresión es mucho máslenta en países como Italia, donde, sin embargo, adver-timos la publicación, en 1984, de una recopilación detextos traducidos 2 l.

1 9 L. R. Coser, 1975, Presidential Address, Two Methods in Search of a

Substance, American Sociological Review, 40, 6 (diciembre), págs. 691-700.20 H. Mehan y H. Wood, «De-setting ehtnomethodology», págs. 13-21;

D. H. Zimmerman, «A Reply to professor Coser», págs. 4-13, The AmericanSociologist, 11 (febrero), 1 976.

'-' P. P. Gioglioli y A. Dal Lago, 1983: Etnometodología, Bolonia, El Mo-

lino.

29

En Francia, hubo que esperar una década para que laEtnometodología encontrara su sitio. Las primeras pu-blicaciones aparecen en 1973 22 . Christian Bachmann,Jacqueline Lindenfeld y Jacky Simonin publicaron unaobra titulada Langage et communications sociales (Hatier),que consagra un capítulo a la Etnometodología. Sólodiez años más tarde se defienden varias tesis de inspira-ción etnometodológica 23 . Ha sido muy recientementecuando, fuera de las grandes publicaciones oficiales, al-gunas revistas han consagrado apartados a la Etnometo-dología. Empieza a ser enseñada en la «Maison desSciences de l'Homme» de París y en las Universidades,principalmente en París VII (Etnología) y París VIII(Ciencias de la Educación).

22 N. Nerpin, 1973: Les sociologues américains et le siècle, París, PUF «Supo; E.Veron, 1973: «Vers une logique naturelle des mondes sociaux», Communica-tions, 20, Seuil.23 P. Paperman, 1982: Le travail, routines et ruptures du sens commun, tesisdoctoral de 3.=r ciclo, Universidad de Paris VIII; L. Pierrot, 1983: Interactionssociales et Procédures cognitives de production de sens. Le travail pour les femmes immi-grées, tesis doctoral de 3.e , ciclo, Universidad de Provence; A. Ogien, 1984,Positive de la pratique. L'intervention en psychiatrie comme argumentation, tesis docto-ral de 3.er ciclo, Universidad de París, VIII.

30

CAPITULO IllLos conceptos clave

de la Etnometodología

La Etnometodología adoptó un vocabulario particu-lar con Garfinkel. No es siempre nuevo, ya que, tanpronto toma términos de otras ciencias, como la indexi-calidad de la Lingüística, la reflexividad de la Fenome-nología o la noción de miembro de Parsons, como reco-ge términos del lenguaje corriente modificando su signi-ficado; éste es el caso, por ejemplo, de las nociones depráctica o de accountability. Pero lo que más nos llama laatención de la Etnometodología es el carácter comple-mentario y solidario de sus conceptos. Presentaremosaquí los más importantes y los más accesibles para al-guien que empieza a descubrir la Etnometodología.

1. PRÁCTICA, REALIZACIÓN

Desde las primeras líneas del primer capítulo_ de losStudies titulado «¿Qué es la Etnometodología?», Garfil-kel nos indica que sus estudios

tratan sobre las actividades prácticas, las circunstan-31

cias prácticas y el razonamiento sociológico prácticocomo temas de estudio empírico. Concediendo a lasactividades banales de la vida cotidiana la misma aten-ción que se concede habitualmente a los acontecimien-tos extraordinarios, i ntentaremos comprenderloscomo fenómenos de pleno derecho.

El interés primordial de Garfinkel se refiere a las acti-vidades prácticas y, en particular, al razonamiento prác-tico, ya sea profesional o profano.

La Etnometodología es la búsqueda empírica de losmétodos empleados por los individuos para dar sentidoy, al mismo tiempo, realizar sus acciones de todos losdías: comunicarse, tomar decisiones, razonar. Para losetnometodólogos, la Sociología será, pues, el estudio deestas actividades, ya sean triviales o científicas, conside-rando que la propia Sociología debe ser entendida comouna actividad práctica. Como apunta G. Pasathas, la Et-nometodología se presenta como «una práctica socialreflexiva que intenta explicar los métodos de todas lasprácticas sociales, incluidas las suyas propias»'. A dife-rencia de los sociólogos que consideran generalmente elsaber de sentido común como «una categoría residual»,la Etnometodología analiza las creencias y los compor-tamientos de sentido común como componentes nece-sarios para «toda conducta socialmente organizada».

Los etnometodólogos quieren estar más próximos alas realidades corrientes de la vida social que los otrossociólogos. Hay que volver a la experiencia y esto exigemodificar los métodos y las técnicas de recopilación dedatos, así como la construcción teórica. Los etnometo-dólogos, en efecto, construyen la hipótesis de que los fe-nómenos cotidianos se deforman al pasarlos por la «cri-ba de la descripción científica». Las descripciones socio-

1 G. Psathas, 1980: «Approaches to the study of the world of EverydayLife», Human Studies, 3, págs. 3-17.

32

lógicas ignoran la experiencia práctica del actor, consi-derado como un ser irracional. Los etnometodólogosrechazan las hipótesis tradicionales de la Sociología so-bre la realidad social. Según ellos, los sociólogos supo-nen a priori que un sistema estable de normas y de sig-nificaciones compartidas por los actores gobierna todoel sistema social.

Los conceptos de la Sociología, tales como normas,reglas, estructuras, provienen del hecho de que la arma-zón del dispositivo sociológico supone la existencia deun mundo significante exterior e independiente de lasinteracciones sociales. Para la Sociología, estas hipótesisse convierten, de hecho, en recursos implícitos. Lo quela Sociología llama «modelos» es considerado por la Et-nometodología como las «realizaciones continuas de losactores». Para la Etnometodología, aunque los hechoslo contradigan, los sociólogos se las ingenian para en-contrar explicaciones conformes con sus hipótesispreestablecidas, en concreto la de la «constancia del ob-j eto». La Etnometodología sustituye esta hipótesis de la«constancia del objeto» por la de «proceso».

Allí donde otros ven datos, hechos, cosas, el etno-metodólogo ve un proceso por medio del cual los ras-gos de aparente estabilidad de la organización social seestán creando continuamente'.

En un artículo que se hizo famoso, Garfinkel y Sacksafirman (pág. 353) que «los hechos sociales son las reali-zaciones de los miembros» 3 . La realidad social está sien-do creada constantemente por los actores, no es un dato

2 M. Pollner, 1974: «Sociological and Common-Sense Models of the Labe-ling Process», en R. Turner (ed.). Ethnomethology, Harmondsworth, PenguinBooks, págs. 27-40.

3H. Garfinkel y H. Sacks, 1970: «On Formal Structures of Practical Ac-

tion», en J. C. Mckinney y E. R. Tiryakian (eds.), Theorical Sociology, Perspectives

and Developements, Nueva York, Appleton-Century Crofts, págs. 337-366.

33

preexistente. Por ello, por ejemplo, la Etnometodologíapone tanta atención en la forma en que los miembrostoman las decisiones. En lugar de formular la hipótesisde que los actores siguen las reglas, el interés de la Et-nometodología consiste en poner al día los métodosempleados por los actores para «actualizar» dichas re-glas. Esto las hace observables y descriptibles. Las acti-vidades prácticas de los miembros, en sus actividadesconcretas, revelan las reglas y los procedimientos. Di-cho de otro modo, la atenta observación y análisis delos procesos llevados a cabo en las acciones permitiríanponer al día los procedimientos empleados por los acto-res para interpretar constantemente la realidad social,para inventar la vida en un bricolaje permanente. Asípues, será de capital importancia observar cómo produ-cen y tratan los actores de sentido común la informa-ción durante los intercambios, y su modo de utilizar ellenguaje como recurso; en resumen, cómo frabrican unmundo «razonable» para vivir en él.

2. LA INDEXICALIDAD

La vida social se construye a través del lenguaje: no elde los gramáticos y lingüistas, sino el de la vida cotidia-na. Nos hablamos, recibimos órdenes, respondemos apreguntas, emseñamos, escribimos libros de Sociología,vamos al mercado, compramos y vendemos, mentimosy hacemos trampas, participamos en reuniones, hace-mos entrevistas, todo en la misma lengua. A partir deesta constatación, se desarrolla el cuestionamiento etno-metodológico.

Los sociólogos utilizan en sus encuestas, en sus des-cripciones y en sus interpretaciones de la realidad social,los mismos recursos de lenguaje que la gente corriente,el lenguaje común. Los sociólogos se pasan el tiempo34

«encontrando remedios a las propiedades indexicales deldiscurso práctico» 4 . La idea de que las expresiones dellenguaje ordinario son indexicables no tiene su origenen la Etnometodología. Las expresiones indexicales sonexpresiones como «esto», «yo». «usted», etc., que ad-quieren significado en un contexto. Desde hace muchotiempo, han sido la preocupación de lógicos y lingüis-tas. La indexicalidad son todas las circunstancias que ro-dean a una palabra, a una situación. Indexicalidad es untérmino adoptado de la Lingüística, esto significa que,aunque una palabra tenga una significación transituacio-nal, igualmente tiene una significación distinta en cadasituación particular. Su comprensión profunda pasa por«características indicativas» 5 , y exige que las personas«vayan más allá de la información que se les da».

Esto designa, pues, la insuficiencia natural de las pa-labras, que sólo toman sentido «completo» dentro de sucontexto de producción, sólo si son «ajustadas» a una si-tuación de intercambio lingüístico. Y es más, este ajus-tamiento no agota la integralidad de su sentido poten-cial. La significación de una palabra o de una expresiónproviene de factores contextuales como la biografía dellocutor, su intención inmediata, la relación única quemantiene con su oyente y las conversaciones pasadas.Lo mismo ocurre con las entrevistas o los cuestionariosutilizados en Sociología: las palabras y las frases no tie-nen el mismo sentido para todos y, sin embargo, el tra-tamiento «científico» que tiene que dar el sociólogo a es-tas entrevistas hace que exista una cierta homogeneidadsemántica de las palabras y una adhesión común de losindividuos a su sentido. El lenguaje natural es un «re-curso» obligado en toda encuesta sociológica.

4 Garfinkel y Sacks, 1970: «On Formal Structures of Practical Action»,

op. cit., pág. 339.5 Y. Bar Hillet, 1954 (abril): «Indexical Expressions», Mind, 63, 250, pá-

ginas 359-387.

35

Para Garfinkel, las características de las expresionesindexicales deben ser extendidas a la totalidad del len-guaje. Su convicción es que el conjunto del lenguaje na-tural es profundamente indexical en la medida en que,para cada miembro, la significación de su lenguaje coti-diano depende del contexto en que aparece. El lenguajenatural no puede tomar sentido independientemente desus condiciones de uso y de enunciación.

Wilson y Zimmerman (págs. 57-58) 6 ponen el ejem-plo de la enigmática palabra rosebud, pronunciada porKane en su lecho de muerte en «Ciudadano Kane», lapelícula de Orson Welles. La película está construidaenteramente alrededor de la busqueda del significado deesta palabra; su director nos lleva por distintos caminosque se nos revelan rápidamente como callejones sin sali-da y, justo cuando vamos a darnos por vencidos, entre-vemos, al igual que los personajes de la película, en losúltimos segundos, la palabra grabada en el trineo infan-til de Kane, que acaba de ser lanzado al fuego por losempleados de mudanzas. Sólo comprendemos el sentidoy el carácter punzante de esta última palabra de Kanetras habernos perdido en interminables interpretacionesinsatisfactorias 7 , atrapados por el juego de carácter irre-mediablemente indexical del discurso y de la acción.

Esta noción de indexicalidad ha sido transportadapor la Etnometodología a las ciencias sociales. Significaque todas las formas simbólicas, como los enunciados,los gestos, las reglas, las acciones, comportan una «fran-ja de no-completación» que sólo desaparece cuando

° T. P. Wilson y D. H. Zimmerman, 1979-1980: «Ethnomethodology, So-ciology and Theory», Humboldt Journal of Social Relations, 7, 1, págs. 52-88.

Señalaremos que las obras maestras de ficción, cinematográficas o nove-lescas, juegan con la inmensa e irreductible indexicalidad del lenguaje y de lassituaciones. Aquellos a los que consideramos como los mejores cineastas o es-critores parecen ser los que mejor juegan con estos fenómenos de indexicali-dad, es decir, los que nos permiten, sin saturar su narración, poner sobre laescena nuestra imaginación.

36

aquéllas se producen, aunque las propias «completacio-nes» anuncien un «horizonte de no completación» 8 . Lassituaciones sociales, ésas que conforman la vida de to-dos los días, tienen una indexicalidad interminable y elsociólogo se encuentra ante una «tarea infinita de susti-tución de expresiones indexicales por expresiones obje-tivas» 9 .

Por ello cita Garfinkel a Husserl, quien hablaba

de las expresiones cuyo sentido no puede ser decididopor un oyente sin que sepa o presuma necesariamentealgo sobre la biografía y los objetivos del que emplea laexpresión de las circunstancias del enunciado, del cur-so anterior de la conversación o de la relación particu-lar de la interacción actual o potencial que existe entrehablante y oyente (Studies, pág. 4).

Así, nos dice P. Pharo,

la indexicalidad no sólo atañe a esos términos que loslingüistas llaman deícticos (es decir, los indicadores depersona, tiempo y lugar implicados en la interacción),sino, de un modo más general, a todas las expresionesdel lenguaje ordinario cuyo sentido, como concurren-cia de palabras-tipo, siempre es irreductible pura ysimplemente a la significación «objetiva» de las pala-bras de la expresión.

Una expresión del lenguaje corriente fue minuciosa-mente analizada por varios etnometodólogos 1 0 : se trata

s H. Mehan y H. Wood, 1975: The Reality of Ethnomethodology, Nueva York,Wiley-Interscience, pág. 90.

e P. Pharo, 1984: "L'ethnométhodologie et la question de l'interpréta-tion", en «Arguments ethnométodologiques», Problèmes d'épistémologie en scien-ces sociales, III, París, CEMSECHESS, págs. 145-169.

1 0E. Bittner, 1963: ,,Radicalism, A Study of the Sociology of Knowled-

ge», American Sociological Review, 28, págs. 928-940; A. Cicourel, 1970: «TheAdquisition of Social Structure, Toward a Developmental Sociology of Lan-guage and Meaning», en J. D. Douglas (ed.), Understanding Everyday Life, Lon-

37

de la expresión et caetera. Ésta ocupa a menudo el lugardel complemento de demostración, se sobreentiende:«sabe usted bien lo que quiero decir, no tengo que insis-tir que nombrar con precisión todo lo que se refiere a loque acabo de decirle, puede completar fácilmente por símismo, proseguir mi demostración, encontrar otrosejemplos para mi enumeración, et caetera». La regla del etcaetera requiere que un hablante y un oyente acepten fá-cilmente y asuman juntos la existencia de significacionesy de comprensiones comunes de lo que se dice cuandolas descripciones se consideran evidentes, e incluso sino son inmediatamente evidentes. Esto pone de mani-fiesto la idea de que existe un saber común socialmentedistribuido. Es lo que Cicourel llamó «el carácter retros-pectivo-prospectivo de los acontecimientos», que estábien «significado» en la regla del et caetera y de sus «sub-rutinas»:

Expresiones vagas, ambiguas o truncadas son iden-tificadas por los miembros, quienes les dan sentidoscontextuales y transcontextuales gracias al carácter re-trospectivo-prospectivo de los acontecimientos quedescriben dichas expresiones. Los enunciados presen-tes de los hechos descritos, que comportan maticesambiguos o previsibles, pueden ser examinados pros-pectivamente por el hablante-oyente en sus potencialessignificados futuros, suponiendo así que la no-completación de las significaciones y de las intencio-nes presentes se manifestará más tarde. O bien comen-tarios pasados pueden esclarecer, de repente, enuncia-dos presentes. Los principios de completación y de co-nexión permiten al actor mantener un sentido de la es-tructura social, más allá del tiempo de los relojes y delde la experiencia, a pesar del carácter deliberadamentevago, o así considerado, y mínimo de la información

dres, Routledge & Kegan Paul, págs. 136-168; H. Sacks, 1963, «(>n Sociolo-gical Description», Berkeley Journal of Sociology, 8, págs. 1-16.

38

transmitida por los actores en el curso de sus inter-cambios ".

Para los lógicos, las expresiones indexicales estánconsideradas como inconvenientes, ya que prohibenenunciar proposiciones generales o decidir sobre la ver-dad de algo si se ignoran las circunstancias contextualesde su producción. De ahí las tentativas frecuentes en lossociólogos, pero aún más en las ciencias antroposocia-les, de extirpar las expresiones indexicales para susti-tuirlas por expresiones objetivas. Pero es una tarea muydifícil, e incluso imposible, porque ¿cómo decidir quetal expresión es indexical mientras que tal otra es objeti-va? Por esta razón, Garfinkel, si no ha introducido dehecho el concepto de indexicalidad, sugiere examinarlode forma diferente: las expresiones indexicales no sonexpresiones parásitas dentro de nuestras conversacionescotidianas. Por el contrario, son constitutivas del dis-curso, el cual se construye gracias a su uso.

El lenguaje cotidiano tiene un sentido ordinario quela gente comprende sin dificultad. La inteligibilidad denuestros intercambios, en lugar de sufrir por su natura-leza indexical, más bien depende de ella, y es el conoci-miento de las circunstancias del enunciado lo que nospermite atribuirle un sentido preciso, de tal modo que,en lugar de criticar cierto número de principios meto-dológicos, Garfinkel propone estudiarlo considerandosu carácter indexical no como una tara, sino como unade sus principales características, buscando la forma enque utilizamos el lenguaje ordinario dando sentido, deforma rutinaria y banal, a las expresiones indexicales.

Hablar de indexicalidad significa también que el sig-nificado siempre es local y que no hay que generalizar,

'' A. Cicourel, 1972: «Cognitive Sociology», Language and Meaning in .SocialInteraction, Nueva York, Free Press, pág. 87. La obra está disponible en fran-cés, La sociologie cognitive, París, P.U.F., 1979.

39

contrariamente a lo que querrían hacernos creer lasciencias antroposociales. Esto quiere decir que una pala-bra, por sus condiciones de enunciación, o una institu-ción, por sus condiciones de existencia, no pueden seranalizadas más que en relación con su situación. Enconsecuencia, el análisis de estas situaciones indexicaleses interminable:

La tentativa de «limpiar» el mundo de las expresio-nes indexicales, que es un intento de sustituir por ex-presiones objetivas las expresiones indexicales, se con-vierte en un tema de descripción y de análisis más queen un esfuerzo por resolver el problema`.

3. LA REFLEXIVIDAD

Pablo está retenido en un centro para la rehabilita-ción de drogadictos. Teme las represalias de otro reclu-so que acaba de ser puesto en libertad bajo palabra y quellegará pronto al mismo centro. Pablo siente pánicoante la idea de que el otro le tome por un chivato. Va-rios años antes, los dos se drogaban y traficaban juntos.Los dos fueron detenidos, pero sólo condenaron alotro. De esta forma, Pablo cree que el otro debe pensarque le denunció, y no es verdad. Quiere abandonar elcentro para evitar las represalias que podrían procedertambién de sus compañeros si se enteraran de su su-puesto chivatazo, le pegarían y quizá hasta lo mata-rían. Su confesión pone a Lawrence Wieder 13 sobre lapista del código implícito vigente entre los presos. Wie-der había descubierto, desde el principio de su estudio

1 2 D. Benson y J. R. Hughes, 1983: The Perspective of Etbnomethodology, Lon-dres y Nueva York, Longman, pág. 115.

1 3D. L. Wieder, 1974: «Telling the Code», en R. Turner (ed.) Ethnometho-

dology, Harmondsworth, Penguin Books, págs. 144-172.

40

sobre el centro, la existencia de dicho código, al igualque existe en todos los centros de reclusión, pero nuncahabía tenido ocasión, salvo en el «caso Pablo», de anali-zar casos de soplos, de ver funcionar el código. PeroPablo, en el curso de una conversación, dijo a un educa-dor del centro: «Usted sabe de sobra que no soy un so-plón.»

Los detenidos hablaban fácilmente del código, un au-téntico orden que rige sus conductas cotidianas, asícomo de las sanciones aplicadas a los «lameculos, soplo-nes y llorones». Este código, constantemente aplicado,aunque no formalizado de este modo por los detenidos,concernía en primer lugar a los chivatazos, pero tam-bién, por ejemplo, al hecho de no quejarse de los robosde los que eran víctimas, al de compartir o vender a losotros presos la droga que se había conseguido, al de -

ayudar a los otros a satisfacer su comportamiento des-viacionista, al de no confiar nunca en los educadores,etc. Las reglas del juego se vuelven, a los ojos de los re-sidentes, máximas de conducta: por ejemplo, no dar so-plos supone guardar distancias permanentemente y unaactitud de desafío hacia los guardias para demostrar alos demás que no se corre el riesgo de un chivatazo, yaque no se adopta ninguna actitud de proximidad o desimple cordialidad respecto a los guardianes. Es unamanera no verbal de decir el código.

Wieder ilustra lo que él llama una formulación refle-xiva (pág. 152) repitiendo la expresión de Pablo: «Ustedsabe de sobra que no soy un soplón.» El análisis de estaenunciación provoca la aparición de varios elementos:

- Enuncia lo que acaba de ocurrir, por ejemplo: «us-ted me ha invitado a dar un soplo».

- Formula lo que el joven hace cuando dice: «mi res-puesta es no responder».

- Formula el «motivo» de la no-respuesta, a saber,la ley del silencio.

41

- Indica la distancia permanente e institucionalizada,entre un residente y un educador, un vigilante y unsociólogo.

- Imposibilita la potencial solicitud del que hace laspreguntas, del que está del otro lado de la barrera.

Se puede decir que los primeros elementos hacen re-ferencia a la interacción y los siguientes al contexto ins-titucional que sirve de base, según Parsons, a las rela-ciones entre los personajes. Pero, aunque estas conclu-siones, como señala Widmer 1 4 , puedan hacernos pensaren un tipo de análisis sociológico, en realidad seguimosestando dentro de la Etnometodología. En efecto, seadmite que todo lo que se desprende del análisis deWieder queda ampliamente implícito en la respuesta delj oven recluso. Es una forma de actualizar el código enuna fórmula que viene exigida por la situación presente,por la interacción. Al igual que la codificación del saberbrujo de Don Juan descrito por Castañeda 1 1 es una tra-ducción analítica de un conocimiento vernáculo, el aná-lisis de la ley del silencio es un discurso erudito, analíti-co, sobre una especie de secreto lenguaje de lo prohibi-do que traduce la ley implacable del grupo de delincuen-tes, ley que sólo se formula, en realidad, en una situa-ción e interacción concretas.

Wieder presenta en primer lugar la ley del silencio delos jóvenes del centro como lo haría un sociólogo aldescribir las leyes informales de las «infraculturas des-viacionistas». Pero, a continuación, pone de relieve elaspecto reflexivo e interaccional de estas formulaciones.La «ley del silencio forma parte de la situación. El len-guaje construye el mundo durante las actividades inde-

" J. W idmer, 1980: Langage et action sociale. Aspects philosophiques el sémiologi-ques du langage dans la perspective de l'ethnométhodologie, tesis de doctorado en Le-tras, Universidad de Fribourg, Suiza.

` C. Castañeda, 1972: A Journey to lztlan, Nueva York, Simon & Schuster.

42

xicales. No hay un lugar en el que se produzca el mun-do, se autoproduce. El código no es algo externo a la si-tuación, sino algo práctico, con enunciados indexicales.La interacción «dice» el código. No se puede separar elcódigo de lo codificado, es decir, lo prohibido constan-temente activado en las acciones, en el momento en quese corre el riesgo de transgredir lo prohibido. Pablo co-rre ese riesgo. El código emerge porque Pablo teme queel código le sea aplicado. El código no es objeto de con-versaciones, de comentarios mundanos entre los prisio-neros, del mismo modo que, como dice Mao, «la revo-lución no es una cena de gala». El código es general-mente tácito, pero al mismo tiempo estructura la situa-ción. Puede llegar al lenguaje.

La reflexividad no debe ser confundida con la refle-xión. Cuando se dice que la gente tiene prácticas reflexi-vas no significa que reflexionen sobre lo que hacen.Evidentemente, los miembros no tienen conciencia delcarácter reflexivo de sus acciones. Si la tuvieran, no se-rían capaces de proseguir las acciones prácticas inicia-das. Como señala Garfinkel, los miembros se desintere-san de las circunstancias prácticas y de las accionesprácticas como temas. No intentan teorizar y

consideran evidente esta reflexividad, pero reconocen,demuestran y hacen observable para cada uno de losotros miembros el carácter racional de sus prácticasconcretas -lo cual quiere decir ocasionales-, consi-derando esta reflexividad como una condición inalte-rable e inevitable de sus investigaciones» (Studies, pá-gina 9 y «Arguments», págs. 61-65).

En lugar de considerar la reflexividad como un obs-táculo para la conservación y comprensión del ordensocial, Garfinkel, por el contrario, hace de ella la condi-ción primera.

La reflexividad designa, pues, las prácticas que des-43

criben y constituyen a la vez un cuadro social. Es lapropiedad de las actividades que presuponen y al mismotiempo hacen observable la misma cosa. En el curso denuestras actividades ordinarias, no solemos prestaratención al hecho de que mientras hablamos, a medidaque enunciamos, estamos construyendo el sentido, elorden y la racionalidad de lo que estamos haciendo enese momento. Las descripciones de lo social se convier-ten, en el momento de expresarlas, en partes constituti-vas de lo que describen.

Para los miembros de la sociedad, el conocimientode sentido común de los hechos sociales está institu-cionalizado como conocimiento del mundo real. El co-nocimiento de sentido común no sólo pinta una socie-dad real para sus miembros, sino que, a la manera deuna profecía que se cumple, las características de la so-ciedad real son producidas por la conformidad motiva-da de las personas que han hecho ya esas previsiones(Studies, pág. 55).

Describir una situación es construirla. La reflexivi-dad designa la equivalencia entre la comprensión y laexpresión de dicha comprensión. Y vamos a ver queGarfinkel llama account al soporte, al vector, al vehículode esa equivalencia. «Hacer» una interacción es «decir-la». La reflexividad presupone

que las actividades realizadas por los miembros paraproducir y manejar las situaciones de su vida organiza-da de todos los días son idénticas a los procedimientosutilizado s para hacer descriptibles dichas situaciones»(Studies, pág. 1).

4. LA «ACCOUNTABILITY»

En el prólogo de los Studies, Garfinkel escribe:

44

Los estudios etnometodológicos analizan las activi-dades cotidianas de los miembros como métodos quehacen a las propias actividades visiblemente - raciona-les - y - referibles - a - todos - los - fines - prácticos, esdecir, descriptibles (accountable), en cuanto organiza-ción ordinaria de las actividades de todos los días.

Louis Quéré 1 6 señala «dos características importantes

de la accountability: es reflexiva y es racional. Decir que es

reflexiva es subrayar que la accountability de una activi-dad y de sus circunstancias es... un elemento constituti-vo de esas actividades». Decir que es racional, «es su-brayar que se produce metódicamente en situación yque las actividades son inteligibles, pueden ser descritasy evaluadas bajo el aspecto de su racionalidad». Quérétoma cuatro ejemplos de Garfinkel sobre la accountability:el estudio del Centro de Prevención del Suicidio de LosÁngeles (SPC en inglés), el caso de Agnès, el descubri-

miento del pulsar óptico y, por fin, una conversaciónnormal referida y analizada en los Studies. Examinare-

mos los dos primeros ejemplos en este capítulo; volve-remos con los otros dos cuando presentemos los cam-pos de aplicación de la Etnometodología.

El estudio de las actividades del SPC figura en el pri-mer capítulo de los Studies. Este centro procede, a ins-tancias del juez, a hacer pesquisas sobre casos de muer-tes no naturales. Hay que establecer si se trata de suicidioo de otra causa. Garkinkel quiere saber si las investiga-ciones del personal del SPC son comparables, en cuantoa su método basado en el sentido común y de sociologíaprofana, con las deliberaciones de un jurado, relativas ala selección de enfermos para un tratamiento psiquiátri-co o con los procedimientos de codificación del conte-

1 6 L. Quéré, 1984: «L'argument sociologique de Garfinkel», en Arguments

ethnométhodologiques, págs. 100-137.

45

nido de informes médicos por parte de los estudiantesde Sociología, así como con los «innumerables procedi-mientos profesionales llevados a cabo durante una en-cuesta antropológica, lingüística, psiquiátrica o socioló-gica». En la conclusión de este mismo capítulo, Garfin-kel enuncia algunas recomendaciones que constituyenun elemento metodológico importante en materia de in-vestigación etnometodológica.

Quéré comenta estas recomendaciones señalando quehay dos niveles de análisis: el de la autoorganización delcentro de investigaciones -el SPC- y el de los account,o de la representación del otro:

En el primer nivel, el SPC se autoorganiza práctica-mente como realidad objetiva ordenada, finalizada, do-tada de racionalidad y de coherencia... Esta autoorga-nización se traduce en disposiciones materiales, en unadivisión del trabajo, en la definición de procedimientosde investigación, de constitución y de revisión de in-formes, de procedimientos de archivado, en la acumu-l ación de recursos (informaciones, redes de informa-ción, agendas de direcciones, etc.). En el segundo ni-vel, el organismo construye, por medio de prácticas deinvestigación y de interpretación sobre sí mismo, ac-counts en los que se pone en primer plano como reali-dad objetiva dotada de una identidad, una finalidad yuna estructura de orden (racionalidad, coherencia, efi-cacia, claridad...)... Los miembros tienen a su disposi-ción, a partir de los accounts que se les proporciona yque constribuyen a producir, una representación delorganismo como realidad objetiva, ordenada racional-mente en función de objetivos o de razones sociales.Estos accounts son, por ello, parte integrante de sus cir-cunstancias prácticas e informan su actividad de inves-tigación; proporcionan recursos para garantizar a lavez la inteligibilidad, la descriptibilidad y la racionali-zabilidad de sus prácticas, y producir éstas como prác-ticas ordenadas y racionales» (Quéré, pág. 104).

46

La relación con el análisis institucional se hace evi-dente. El objeto mismo del socioanálisis, si se lo definecomo una forma de análisis institucional en situación deintervención, es el discurso de los miembros de una ins-titución sobre sus prácticas, es decir, el conjunto de ac-counts que pueden ser producidos en la situación de aná-lisis. De todos modos, así como los socioanalistas unasveces toman los discursos al pie de la letra y otras lesdan un significado oculto, los etnometodólogos, por elcontrario, buscan sobre todo definir y teorizar la accoun-tability, decir en qué medida son «informantes» o «es-tructurantes» los accounts de la situación de enuncia-

ción 17 .El segundo ejemplo propuesto por Quéré es la histo-

ria de Agnès, que ocupa todo el quinto capítulo de losStudies.

Agnès es un transexual que eligió convertirse en mu-

jer y pidió ser operado en la clínica de UCLA, donde sepresentó en 1958 a la edad de diecinueve años. Quiereque le quiten el pene y lo sustituyan por una vagina.Garfinkel interviene en este asunto en calidad de exper-to, en el contexto de una investigación organizada porla clínica sobre la transexualidad. Charla por espacio detreinta y cinco horas con Agnès, que en ese momento es

secretaria. Garfinkel la describe como

una mujer guapa de medidas impresionantes, de pielfemenina, completamente imberbe, con maquillaje dis-creto, cintura fina, de pies un poco grandes y voz dul-ce, femenina, aunque grave.

Garfinkel nos muestra que Agnès debe exhibir conti-nuamente, en todas sus actividades cotidianas, los ras-gos culturales de la mujer «normal». Esta producción de

" Zimmerman y Pollner, 1970: Underotanding Everyday Life, Londres, Rout-

ledge & Kegan Paul.

47

su ser-mujer es una realización práctica continua, nuncaacabada, porque no posee la destreza rutinaria de la fe-mineidad; al contrario, tiene que controlar constante-mente sus actitudes, al comer, al ir a la playa o al disi-mular su anatomía delante de la amiga con quien com-parte piso. Así demuestra, según las palabras de Simonede Beauvoir, que «no se nace mujer: se llega a serlo».Nacemos dentro de un cuerpo de macho o de hembra,pero tenemos que convertirnos enseguida en un chico oen una chica y exhibir al mismo tiempo ante el entornoel carácter definitivo de la masculinidad o la femineidad.

La accountability aquí es esa «exhibición» de la perso-nalidad sexual en las actividades y las conductas cotidia-nas. Es su declaración constantemente renovada, mien-tras que normalmente se vive como algo natural porquees rutinario. Pero Agnès tiene que vigilar esta «presen-tación de sí misma» con el fin de aparecer como un«caso de la realidad». El trabajo de institución de la se-xualidad en cada uno de nosotros está generalmenteoculto y olvidado, un poco como en Marx los producto-res olvidan la producción de la mercancía en el procesode reificación 1 8 . Esta reificación y este olvido son efectode las

disposiciones por las cuales la sociedad esconde a susmiembros sus actividades de organización y los llevaasí a aprehender sus rasgos como objetos determinadose independientes (Studies, pág. 182).

Decir que el mundo social es accountable significa queestá disponible, es decir, que es descriptible, inteligible,relatable y analizable. Esta posibilidad de analizar elmundo social, su descriptibilidad, su objetividad, se re-velan en las acciones prácticas de la gente. El mundo no

1

s Sobre este proceso de reificación, ver J. Cabel, 1962: Lafausse conscience,Minuit.

48

se da de una vez para siempre, sino que se cumple ennuestras realizaciones prácticas.

La Etnometodologíatrata los informes que hacen los miembros sobre elmundo social como realizaciones en situación, nocomo índices de lo que realmente ocurre. El deseo dela Etnometodología, en general, es elucidar cómo seproducen los informes o las descripciones de un suce-so, de una relación o de una cosa dentro de una inte-racción, de tal forma que se llega a un status metodo-lógico claro, por ejemplo: establecido o ilusorio, objeti-vo o subjetivo, etc. `.

Contrariamente a lo que a veces se pretende, los et-nometodólogos no toman por descripciones de la reali-dad social los informes que de ésta hacen los actores. Elanálisis de estos informes no les es útil más que en lamedida en que revela cómo los actores reconstruyenconstantemente un orden social frágil y precario con elfin de comprenderse y ser capaces de intercambiar algo.La propiedad de estas descripciones no es que describanel mundo, sino que muestran continuamente su consti-tución. Este es el sentido que hay que dar en todos losestudios etnometodológicos a la expresión, tan repetiday misteriosa, de account: si describo una escena de mivida cotidiana, no es por «explicar» el mundo por lo queinteresaría a un etnometodólogo, sino porque, al reali-zarse, mi descripción «fabrica» el mundo, lo construye.Hacer visible el mundo es hacer comprensible mi acciónal describirla, porque doy a entender su sentido al reve-lar los procedimientos que empleo para expresarla.

19 D. H. Zimmerman, 1976: «A Reply to Professor Coser», The AmericanSociologist, 11 (febrero), págs. 4-13.

49

5. LA NOCIÓN DE MIEMBRO

En el vocabulario etnometodológico la noción demiembro no hace referencia a la pertenencia social, sinoal manejo del lenguaje natural:

La noción de miembro es el fondo del problema.No utilizamos este término para referirnos a una per-sona. Se refiere más bien al manejo del lenguaje co-mún. Lo entendemos de la siguiente forma: entende-mos que la gente, al hablar un lenguaje natural, estácomprometida de alguna manera en la producción ypresentación objetivas del saber de sentido común desus asuntos cotidianos como fenómenos observables yrelatables...

Con una frecuencia y una insistencia universales, losmiembros emplean fórmulas destinadas a remediar elcarácter indexical de sus expresiones y, más concreta-mente, intentan sustituir las expresiones indexicalespor expresiones objetivas 20 .

Parece como si Garfinkel hubiera pasado de la con-cepción parsoniana de la noción de miembro, que insis-tía sobre collectivity membership 21 , es decir, el hecho depertenecer a una comunidad, a otra, más lingüística, quesubraya el manejo del lenguaje natural.

Más recientemente, en una entrevista con Benetta Ju-les-Rosette22 , Garfinkel vuelve sobre el concepto demiembro y rechaza más claramente aún de lo que lo hi-ciera en 1970 la definición parsoniana de «miembro»:

20 Garfinkel y Sacks, 1970: (<()n Formal Structures of Practical Action»,op. cit., pág. 339.

21Garfinkel indica muy claramente en las notas de las páginas 57 y 76 de

los Studies que la expresión «collectivity membership» debe ser tomada en elsentido que le da Parsons, en The Social System sobre todo.

22 B. Jules-Rosette, 1985: «Entretien avec Harold Garfinkeb>, Sociétés, 5,septiembre, vol. 1, págs. 35-39.

50

En una fórmula-manifiesto, hablo de la producciónlocal y del carácter naturalmente «disponible» del or-den social. Nuestras investigaciones nos remiten inde-fectiblemente a Merleau-Ponty para volver a aprenderl o que nos enseñó: nuestra familiaridad con la sociedades un milagro constantemente renovado. Esta familia-ridad, tal como la concebimos, comprende el conjuntode realizaciones de la vida cotidiana como prácticasque se encuentran en la base de toda forma de colabo-ración y de interacción. Tenemos que hablar de las ap-titudes que, como competencia vulgar, son necesariaspara las producciones constitutivas del fenómeno coti-diano del orden social. Resumimos estas competenciasal introducir la noción de «miembros».

Utilizar la noción de «miembros» no deja de ser unriesgo. En su acepción más común, nos resulta peorque inútil. Lo mismo ocurre con los conceptos de«personas particulares» o «individuos». Algunos soció-logos insisten, supuestamente de acuerdo con noso-tros, en que tenemos que concebir los miembros comoindividuos colectivamente organizados. Nosotros re-chazamos tajantemente esta alegación. Para nosotros,las «personas particulares» e «individuos» son aspectosobservables de actividades ordinarias.

Convertirse en miembro supone afiliarse a un grupo,a una institución, lo que requiere el manejo progresivodel lenguaje institucional común. Esta afiliación descan-sa en la particularidad de cada uno, su manera singularde debatirse con el mundo, de «ser en el mundo», en lasinstituciones sociales de la vida cotidiana. Una vez afi-liados, los miembros no tienen necesidad de interrogar-se sobre lo que hacen. Conocen lo implícito de sus con-ductas y aceptan las rutinas inscritas en las prácticas so-ciales. Esto es lo que hace que no seamos extraños anuestra propia cultura y, a la inversa, que las conductaso las preguntas de un extranjero nos resulten extrañas.

Así pues, un miembro no es sólo una persona que

51

respira y que piensa. Es una persona dotada de un con-junto de procedimientos, de métodos, de actividades, desavoirfaire, que la hacen capaz de inventar dispositivosde adaptación para dar sentido al mundo que le rodea.

52

CAPITULO IVSociología profana y Sociología profesional

En 1976, un encuentro organizado en Purdue reúnedurante dos días a una veintena de sociólogos para ha-blar de Etnometodología. Fue en el curso de este colo-quio cuando el presidente de la sesión invitó a Garfinkela precisar las relaciones entre la Etnociencia y la Etno-metodología y a explicarse sobre los orígenes de esta pa-labra 1 .

Él contó que, en 1954, colaboró con Fred Strodtbecky Saul Mandlovitz, que entonces trabajaban en la Facul-tad de Derecho de Chicago, en una investigación sobrej urados de tribunales. Strodtbeck había escondido mi-crófonos en la sala de deliberaciones del jurado de Wi-chita, con el fin de grabar las deliberaciones del jurado.Garfinkel se había sorprendido de que el jurado, sin te-

' Las actas de este coloquio fueron publicadas por Richard J. Hill y Cath-leen Stones Crittenden, R. J. Hill y K. S. Crittenden (eds.), 1968: Proceedings of

the Purdue Symposium on Ethnomethodology, I nstitute Monograph Series, 1, Insti-tute for the Study of Social Change, purdue University (Review Symposiumen American Sociological Review, 33, 1968).

La entrevista de Garfinkel (pág. 5-11) fue a continuación retomada par-cialmente por Turner, 1974, op. cit., págs. 15-18. Este extracto fue traducidoa su vez en «Arguments ethnométhodologiques», págs. 60-70, asf como enSociétés, 5, vol. 1, 1985, págs. 5-6.

53

ner una formación en técnicas jurídicas, fuera capaz deexaminar un delito y pronunciarse sobre la culpabilidadde sus autores. Para hacerlo, se valían de procedimien-tos y de una lógica de sentido común, tales como distin-guir lo verdadero de lo falso, lo probable de lo verosí-mil; eran capaces de evaluar la pertinencia de los argu-mentos expresados a lo largo del proceso:

Se preocupaban por la precisión de sus descripcio-nes, explicaciones y argumentos. No querían hacer usodel «sentido común» y, sin embargo, utilizaban nocio-nes de «sentido común». Querían actuar en el ámbitode la ley y, al mismo tiempo, querían ser justos... Si seles pedía que dijeran lo que entendían por estar en elámbito de la ley, su actitud cambiaba inmediatamentey respondían: «No soy un jurista, no se puede esperarde mí que sepa lo que es legal y que lo diga. ¡Despuésde todo, el jurista es usted!»

En ello había de algún modo prácticas de evaluacióny de juicio que eran descriptibles, pero que Garfinkel noera aún capaz de designar con el término adecuado. En-contró el término etnometodología un poco más tarde,en 1955 según parece, y cuenta cómo el «azar» le ayudó,no trabajando en las deliberaciones del jurado, sinoleyendo documentos etnográficos:

Trabajaba en el fichero de las áreas transculturalesde Yale. Hojeé por casualidad el catálogo sin intenciónde encontrar la palabra. Recorrí los títulos y llegué a lasección de Etnobotánica, Etnofisiología y Etnofísica.Yo tenía que habérmelas con un jurado que ponía enpráctica una metodología... Pero ¿cómo llamar a eso,aunque sólo fuera para acordarme de lo sustancial?

Así fue como la palabra etnometodología fue utiliza-da en principio. Etno sugería de una manera u otraque un miembro dispone del saber de sentido comúnde su sociedad como saber de «cualquier cosa». Si se

54

trataba de Etnobotánica, de una manera u otra se tra-taba del conocimiento y la comprensión que los miem-bros tienen de lo que, para ellos, constituyen los méto-dos adecuados para tratar los aspectos botánicos. Esasí de simple, y la noción de etnometodología o el tér-mino de etnometodología eran tomados en ese sen-tido.

Así pues, el jurado utiliza etnométodos, es decir, unalógica de sentido común que «tienen dentro de sí mis-mos», que está «encarnada» y no es una lógica jurídicaespecializada adoptada de quién-sabe-dónde por necesi-dades de la causa:

Me había encontrado con jurados que actuaban deuna forma similar a los moluqueños cuando se sirvende su terminología etnomédica para sus asuntos de Et-nomedicina... Pensé que eran situaciones parecidas...En el caso de los miembros del jurado, el buen sentidode las investigaciones de cada uno se veía, era observa-ble y reconocible para todos; era accesible, de unmodo u otro, para cada miembro.

Esto lleva a Garfinkel a distinguir dos sentidos, nocontradictorios, sino complementarios, de la palabra Et-nometodología:

a) Hace una aproximación intencionada entre elnuevo término -etnométodos- que tiene que inven-tar para «poner una etiqueta» al fenómeno que observóen su estudio sobre el trabajo del jurado, y otras expre-siones bien definidas adoptadas de la Antropología,como Etnomedicina y Etnobotánica. Del mismo modoque la Botánica es tratada como un corpus en la expre-sión Etnobotánica, la Metodología, en la expresión Et-nometodología, es considerada como un tema de estu-dio y no se reduce a instrumental científico. Las «meto-dologías» -que Garfinkel llama «razonamiento socioló-

55

gico práctico»- empleadas por los miembros ordina-rios de la sociedad, observados durante la gestión nor-mal de sus asuntos cotidianos, se convierten en el cor-pus de la investigación etnometodológica. Así pues, éstase interesará por los métodos que mis semejantes y yoempleamos, los que nos permiten reconocernos comohabitantes del mismo mundo.

b) Sin haber recibido una formación jurídica previa,el jurado posee los métodos adecuados, como miembrosde su sociedad que conocen la moral de su vida cotidia-na, para dar prueba de su competencia para juzgar losasuntos judiciales. Estos métodos son locales, particula-res a una «tribu» y no son, de entrada, legibles para unextranjero. Llamarlos etnométodos significa marcar lapertenencia de estos métodos a un grupo particular, auna organización o a una institución locales. Así, la Et-nometodología se convierte en el estudio de los etnomé-todos que utilizan cotidianamente los actores, que lespermiten vivir juntos, incluyendo sus conflictos, y querigen las relaciones sociales que mantienen.

1. CONOCIMIENTO PRACTICO Y CONOCIMIENTO ERUDITO

La producción de una visibilidad de lo social pasa poruna objetivación que no es monopolio de la actividadcientífica. Para la Etnometodología, la actividad científi-ca es el resultado de un modo de conocimiento prácticoque, a su vez, puede convertirse en objeto de estudiopara la Sociología, ser científicamente cuestionado. LaSociología de Garfinkel «está instituida sobre el recono-cimiento de la capacidad reflexiva e interpretativa pro-pia de todo actor social» 2 . El modo de conocimientopráctico es

2 R. ()gien, 1984: Positivité de la pratique. L'intervention en Psychiatrie commeargumentation, tesis de doctorado de 3.er ciclo, Universidad de París VIII, pá-

gina 62.

56

esa facultad de interpretación que todo individuo, eru-dito o profano, posee y pone en práctica en la rutinade sus actividades prácticas cotidianas... Procedimien-to regido por el sentido común, la interpretación seplantea como indisociable de la acción y como com-partida igualmente por el conjunto de los actores so-ciales... El modo de conocimiento erudito no se distin-gue en nada del modo de conocimiento práctico cuan-do se considera que están confrontados a un problemade elucidación similar: ninguno de los dos puede desa-rrollarse fuera del manejo del «lenguaje natural» y sinponer en juego una serie de propiedades que les sonaferentes» (ibíd. pág. 70).

De hecho, para los etnometodólogos, el corte episte-mológico entre conocimiento práctico y conocimientoerudito no existe.

2. EL ACTOR SOCIAL NO ES UN IDIOTA CULTURAL

Garfikel invierte la relación del actor con el medio;echa abajo la tendencia sociológica que consiste en opo-ner lo oculto a lo manifiesto. En efecto, para la Sociolo-gía, el sentido de las acciones de los miembros sólo esaccesible para el sociólogo profesional. Él solo, como elpsicoanalista con su cliente, es capaz de elucidar el se-creto social de las conductas humanas. El actor ignorala fuente de sus acciones cotidianas, no sabe que va almuseo o que hace fotos porque pertenece a la clase me-dia. El sociólogo erudito lo trata, según la insolente yadmirable fórmula de Garfinkel, como a un «idiota cul-tural»:

Los sociólogos conciben al hombre-en-sociedadcomo a un idiota desprovisto de juicio (a judgmentaldope)... El actor social de los sociólogos es un «idiotacultural» que produce la estabilidad de la sociedad al

57

actuar de acuerdo con las alternativas de acción prees-tablecidas y legítimas que le proporciona la «cultura»(citado en «Arguments»).

3. OBJETIVISMO Y SUBJETIVISMO

Podemos formalizar este cambio utilizando términosque no pertenecen a Garfinkel ni a la Etnometodología,pero que nos parecen pertinentes para indicar el lugarpolémico de ésta, así como de otras corrientes contem-poráneas en la Sociología.

- El objetivismo aisla el objeto de la investigación,introduce una separación entre observadores y observa-dos, relega al investigador a una posición exterior y juz-ga necesaria esta ruptura epistemológica para la objetivi-dad de la observación; la subjetividad del investigadores negada, suspendida, puesta entre paréntesis, duranteel tiempo que dure la investigación. En nombre de laobjetividad, es considerada como un parásito del proce-so de investigación; la tradición objetivista se procuraobjetos de estudio que acepten los inconvenientes de losmétodos de observación y de producción que se basannormalmente en la cuantificación o, al menos, sobre laobsesión relojera de la medida; la concepción global delcuadro de análisis está basada en la idea de que un or-den preestablecido se reproduce y de que, dentro deéste, el actor no es consciente de la significación de susactos; es la «firmeza», la universalidad, la estabilidad re-lativa de este orden lo que lo hace analizable.

- El subjetivismo defiende la opinión contraria: elobjeto ya no es una entidad aislada, sino que está siem-pre interrelacionado con aquél que lo estudia: no hayruptura epistemológica, la necesaria objetivación de lapráctica toma en cuenta las implicaciones de todo tipodel investigador, cuya subjetividad se restablece y seanaliza como un fenómeno perteneciente por completo58

al campo considerado, cuyo estudio es heurístico; losmétodos empleados dependen más del análisis cualitati-vo, el único que puede ser significativo, igual que lo no-mesurable; los cuadros sociales resultan de una cons-trucción continua, de una creación permanente de lasnormas por los propios actores; el subjetivismo rehabili-ta lo transitorio, tendencial y singular.

Fundamentalmente, objetivismo y subjetivismo estánen desacuerdo sobre la naturaleza de la acción social ysobre el papel que se atribuye al actor. ¿Es manipuladoacaso sin saberlo él por determinismos que lo superan?El trabajo del sociólogo consistirá, pues, en poner al díalas significaciones ocultas, en desenmascarar el trabajoclandestino de los determinismos sociales. ¿0 bien escapaz, como quiere la Etnometodología, en el curso desus actividades cotidianas, del razonamiento, compren-sión e interpretación de sus acciones? El papel del so-ciólogo habría cambiado si debiera analizar en este casolas racionalidades de que da prueba el actor durante susactividades corrientes. En una palabra, ¿El actor hace oes hecho?

Se adivinan las consecuencias de este antagonismo enel campo de la Sociología. Son dos visiones opuestas delas instituciones que se desprenden del objetivismo y delsubjetivismo: la primera definirá la institución comouna forma social definida al margen de l os actores,como un conjunto de normas que se les imponen; la se-gunda invertirá la relación de los miembros con las ins-tituciones, que ellos contribuyen, por el contrario, a fa-bricar en una especie de bricolaje institucional perma-nente. Estas cuestiones son, claro está, capitales. Laoposición epistemológica que contienen no es nueva.Atraviesa la reflexión sociológica desde sus orígenescon dos concepciones de la ciencia, de la práctica, de laracionalidad, de la relación del actor con respecto a estaracionalidad y a la significación de sus acciones.

59

Para los etnometodólogos, no existe diferencia de na-turaleza entre los métodos que emplean los miembrosde una sociedad para comprenderse y comprender sumundo social, por un lado, y por otro, los métodos queemplean los sociólogos profesionales para llegar a unconocimiento que se pretende científico de dicho mun-do. Garfinkel demuestra esta continuidad entre Sociolo-gía profana y profesional por medio de un experimentoal que consagra un capítulo de los Studies.

4. EL MÉTODO DOCUMENTAL DE INTERPRETACIÓN

Garfinkel toma de Mannheim la noción de «métododocumental de interpretación» que el autor de los «En-sayos sobre la teoría del conocimiento» reservaba al co-nocimiento erudito 3 . Nos muestra que este «método do-cumental» funciona ya en la Sociología profana, es de-cir, en los procedimientos que la gente usa para com-prenderse recíprocamente y para cuestionarse su mundocotidiano:

El método documental de interpretación contrastacon el método de observación literal, pero da cuentade lo que muchos investigadores de la Sociología, ama-teurs o profesionales, hacen realmente. Según Mann-heim, el método documental de interpretación implical a búsqueda de un «patrón idéntico homologado quesubyace en una gran variedad de realizaciones total-mente diferentes de sentido». El método consiste entratar una apariencia de hecho como «un documentode», como «representativo», como «estando en nombrede» un supuesto modelo subyacente. Este modelo sub-yacente no sólo se deriva de las evidencias documenta-les individuales, sino que las evidencias son, a su vez,

s J. Gabel, 1987, Mannheim et le marxisme hongrois, París , Méridiens Klinck-sieck.

60

«interpretadas sobre la base de lo que se conoce» deese patrón subyacente. El uno se utiliza para elaborarel otro (Studies, pág. 78).

Wilson, por su lado, resume el método documentalasí (pág. 68):

Es un procedimiento que consiste en identificar un«patrón» subyacente con una serie de apariencias, detal forma que cada apariencia sea considerada como re-ferente a, siendo una expresión o un «documento» del«patrón» subyacente. De todos modos, el «patrón»subyacente se identifica él mismo a través de sus apa-riencias individuales concretas, de tal modo que lasapariencias que reflejan el «patrón» y el propio «pa-trón» se determinan mutuamente 4 .

Hay que entender «patrón» como lo que es accountable,es decir, relatable - observable - descriptible, que nos re-mite a un sentido y, por tanto, a un proceso de interpre-tación. Como señala Jacqueline Signorini (pág. 78):

El patrón es el tema, pero también el proceso deenunciación -decir y cómo decir: los elementos bio-gráficos comunes a dos personas, el malestar, la com-plicidad, la conducta de la vida familiar... El patrónpertenece a los elementos del conocimiento de sentidocomún, a los hechos socialmente confirmados. La ac-

countability del patrón se supone conocida por todos.Por ello, en la organización de una actividad prácticacomo [...] la conversación, se hace referencia sin cesara un patrón para comprender los elementos de detalle,los indexicales de la conversación. Desde este puntode vista, el lenguaje es el medio natural de exhibición yde confección de patrones-.

T. P. Wilson, 1970: «Normative and Interpretative Paradigms in Socio-

logy», en J. D. Douglas (ed.), Understanding Everyda y Life, Londres, Routledge

& Kegan Paul, págs. 57-79.s J. Signorini, 1985: De Garfrnkel à la communauté électronique Geócub, essai de

61

En efecto, buscamos constantemente patrones en elcurso de nuestras conversaciones cotidianas; de otromodo, nuestros intercambios no tendrían sentido. Lospatrones subyacentes tienen que ser convocados paracompensar y «dar jaque» a la irremediable indexicalidaddel lenguaje. Pero esto no es sólo verdad en el caso dellenguaje. El método documental de interpretación per-mite ver las acciones de los demás como expresión de«patrones», los cuales nos permiten ver lo que son lasacciones. Los individuos desvelan la realidad social, lahacen «legible» al construir «patrones» visibles. Las ac-ciones son constantemente interpretadas en términos decontexto, y el contexto, a su vez, se comprende como loque es a través de las acciones. Esto nos permite rein-terpretar después ciertas escenas vividas, modificarnuestros juicios sobre las cosas y sobre los aconteci-mientos.

Garfinkel presupone que este método permite saberaquello de lo que habla otra persona, siendo así quenunca dice exactamente lo que quiere expresar. Asimis-mo los sociólogos profesionales lo ponen en práctica:

El método documental de interpretación es utiliza-do cada vez que el investigador construye una historiade vida o una «historia natural». La tarea de historici-zación de la biografía de una persona descansa sobre eluso del método documental para seleccionar y ordenarlos acontecimientos pasados, de tal modo que se atri-buye a las circunstancias presentes su pertinencia pasa-da y sus perspectivas futuras. El uso del método docu-mental no está reservado a los casos de procedimien-tos «suaves» y de «descripciones parciales». Intervienetambién en los casos de procedimientos rigurosos enque las descripciones son tachadas de agotar un con-junto definido de posibles observables (Studies, pági-na 95).

méthodologie (et recherche des fondements), DER d'ethnologie, Université de Pa-ris, VII.

62

5. UN EXPERIMENTO

El funcionamiento del método documental de inter-pretación se hace visible por medio de una experienciade laboratorio. Garfinkel invita a diez estudiantes vo-luntarios a participar en una experiencia que «consistíaen estudiar métodos alternativos de psicoterapia comomedio de aconsejar a la gente sobre sus problemas per-sonales». Cada estudiante es visto individualmente porun experimentador que se le presenta como consejeroorientador. Después de exponer el contexto del proble-ma sobre el que quiere ser aconsejado, el estudiante tie-ne que hacer al menos diez preguntas al «consejero», detal modo que el experimentador pueda contestarle sí ono y aconsejarle así lo mejor posible. A la primera pre-gunta, el experimentador, que se encuentra en el cuartode al lado, contesta sí o no por medio de un interfono.El estudiante debe entonces desconectar el sistema decomunicación de modo que el consejero «no pueda oírsus observaciones» y graba en un magnetófono los co-mentarios que hace sobre la conversación y, natural-mente, sobre la respuesta obtenida. Terminado el co-mentario, vuelve a conectar el sistema y hace otra pre-gunta, y así hasta el final. Después, el estudiante tieneque resumir sus impresiones sobre el diálogo completoy, a continuación, es entrevistado.

Las respuestas «sí» o «no» de los «consejeros» estabanya decididas con antelación, gracias a una tabla de nú-meros aleatorios. Sin embargo, siempre fueron conside-radas por los estudiantes, aunque fueran sorprendenteso contradictorias, como respuestas a las preguntas,como vamos a ver en los siguientes extractos (Studies,págs. 80-88, y Signorini, 1985, págs. 41-54).

SUJETO: Esta es la situación en que me encuentro.63

Ocurre que soy judío y salgo desde hace unos dos me-ses con una chica que no lo es. Mi padre no se haopuesto claramente a esta situación, pero yo noto queno le hace gracia. Mi madre piensa que mientras mipadre no se oponga claramente a ello, debería seguirsaliendo con esta chica hasta que diga tajantementeque está en contra. La razón por la que pienso que noestá contento es que nunca ha dicho: no salgas conella, pero al mismo tiempo insinúa y dice cosas que mehacen sentirme a disgusto cuando salgo con ella. Mipregunta es ¿piensa usted que en estas circunstanciasdebo seguir saliendo con ella o terminar? Digámoslode una forma más concreta: ¿cree que debería seguircon esta chica?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es no.SUJETO: No, vaya, es interesante. No me parece que

exista una gran animosidad entre papá y yo, pero, en-tonces, acaso él presienta que puede nacer un disgustomayor de esta situación. Supongo, puede ser que seamás fácil para una persona que está fuera ver ciertascosas ante las que yo estoy ciego por el momento.

»Quisiera hacer la segunda pregunta.EXPERIMENTADOR: De acuerdo.SUJETO: ¿Cree usted que debería tener otra charla

con mi padre sobre esta situación? ¿Debería hablar conmi padre sobre el hecho de salir o no con esta chica nojudía?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es sí.SUJETO: Bueno, creo que es razonable, pero real-

mente no sé qué decirle. Quiero decir que no pareceser muy comprensivo. En otros términos, parece quetiene miedo de hablar claro de la situación. Al menos,es lo primero que se me ocurre. Pero imagino que val-dría la pena tener una charla con él si realmente quieroseguir saliendo con ella. No la quiero como para casar-me con ella ni nada por el estilo, pero no sé lo quepuede ocurrir en el futuro. Creo que deberíamos ha-blar sobre lo que podrían ser las futuras posibilidades ycómo se sitúa él a este respecto. Puede ser que no estérotundamente opuesto porque sólo salimos juntos,

64

pero es posible que vea complicaciones futuras sobrelas que querría decir lo que realmente piensa. Estoylisto para la tercera pregunta.

Si después de hablar con mi padre me dice que sigacon ella, pero al mismo tiempo me da la impresión deque está en contra, de que no quiere que salga con ellay se comporta así porque quiere ser un buen padre,¿debo seguir saliendo con ella?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es sí.SUJETO: Bueno, me sorprende mucho la respuesta.

Me esperaba un no. Quizá se explique porque no cono-ce a mi padre ni sus reacciones, y él parece una perso-na sensible y, por lo tanto, cuida mucho su forma deactuar. Aunque podría haber dicho: sigue saliendo conesa chica, yo podría sentirme culpable sabiendo que élno quería de verdad que siguiera saliendo con ella. Dehecho, no sé qué podría clarificar de veras la situación.También puede ser que haya que examinar más am-pliamente este punto, ésa será la siguiente pregunta,estoy listo para la cuarta.

Si después de hablar con mi padre y de su respuestafavorable, pero dándome cuenta de su falta de sinceri-dad, ¿cree usted conveniente para mí que intervengami madre para que hable seriamente con mi padre e in-tente sacarle su verdadera opinión de la situación?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es sí.SUJETO: Me parece justo. Creo que será más sincero

con mamá. Claro, podría haber otro problema, ¿seráella absolutamente sincera conmigo? Parece más libe-ral que papá, lo cual no significa que no pueda mentir-me, pero podría mostrarse un poco más liberal quepapá en asuntos como éste, y quizá, durante la conver-sación, se esforzara por apoyarme y, por lo tanto, vol-vería a obtener dos respuestas. Si sigo pensando así,dudo que llegue a un primer elemento de respuesta,sin embargo, creo que avanzamos algo. Estoy listopara la quinta pregunta.

¿Piensa que debería contarle a esta chica no judíacon la que salgo el problema que tengo en casa, o de-bería esperar hasta...? Pero ésa es otra pregunta. ¿Cree

65

que debería decirle a la chica con la que salgo los pro-blemas que tengo en casa por causa de su religión?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es no.SUJETO: Bueno, otra sorpresa. Claro, puede depen-

der del cariño que sienta por la chica y del tiempo quepiense salir con ella. Pero creo que hablarle sería loj usto, porque si está más seriamente comprometidaque yo, podría... sería mejor para nosotros entendertoda la situación, y si ella cree que eso sería un obs-táculo, creo que esto pondría fin definitivamente a lasituación sin que le hable. Me parece que manifestarétodo esto de diferentes formas y ella ignorará la verda-dera situación, y quizá reaccione contra mí en ciertaforma, estropeando nuestra relación y todo lo demás.Estoy listo para la sexta pregunta.

Si estuviera enamorado de esta chica y quisiera pen-sar en casarnos, ¿cree que sería justo pedirle que seconvirtiera a mi religión?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es no.SUJETO: Bueno, pues no. Estoy en un callejón sin sa-

lida. No. Bueno, creo sinceramente que he sido educa-do de una manera y creo que ella también, y me pareceque estoy bastante apegado a mi creencia. No es quesea completamente ortodoxo o algo así, pero siemprehay presiones familiares. Y estoy casi seguro de lo quesiente, desgraciadamente nunca he conocido a una fa-milia con diferencias confesionales que fuera capaz desuperarlas. Creo que estaría tentado de pedirle que seconvirtiera, pero no me siento realmente capaz de ha-cerlo. Estoy listo para la séptima.

¿Cree que la situación mejoraría si estuviésemos ca-sados y ninguno de los dos quisiéramos hablar de lasdiferencias confesionales o abundar en un sentido uotro, y si educáramos a nuestros hijos en una religiónneutral distinta de las que nosotros profesamos?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es sí.SUJETO: Entonces, quizá fuera una solución. Si pu-

diéramos encontrar una religión que integrara las doscreencias hasta cierto punto. Creo que sería práctica-mente imposible. Puede que, de algún modo, esta te¡¡-

66

gión neutral fuera algo creado por nosotros mismos,porque creo sinceramente que la educación religiosa,sea cual sea su confesión, si no se lleva al extremo, esbuena. Todos deberíamos recibir una educación reli-giosa por el estilo. Quizá sería una solución al proble-ma. Me parece que debería seguir un poco más en estesentido y ver lo que pasa. Estoy listo para la número ocho.

Si tuviéramos que casarnos, ¿sería preferible viviren una nueva comunidad en la que no estuviéramos encontacto con nuestros padres, si tuviéramos que so-portar muchas presiones familiares a causa de nuestrasdiferencias religiosas?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es no.SUJETO: Bueno, me parece que estoy de acuerdo con

la respuesta. Creo que no es de mucha ayuda eludir unproblema y que acaso sea una de esas cosas que, a lalarga, uno acaba por aceptar y, así, nuestras familias ynosotros podríamos seguir viviendo juntos en armonía.Al menos desearía que sucediera si las cosas llegaran aese punto. Creo que sería preferible para las dos fami-lias saber que no vamos a resolver el problema evitán-dolo. Lo mejor es que nos quedemos aquí e intentemosresolverlo. Estoy listo para la número nueve.

Si tuviéramos que casarnos y educar a nuestros hi-j os, ¿cree que deberíamos contarles a nuestros hijosque en otro tiempo tuvimos estas diferencias religio-sas? ¿o deberíamos contentarnos con educarlos en estanueva religión, que sería su religión, de la que hablába-mos y dejarles creer que es la misma en la que creímosnosotros?

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es no.SUJETO: Una vez más estoy más o menos de acuer-

do. Pienso que deberíamos decírselo porque tarde otemprano lo descubrirán. Y si descubren esta diferen-cia, podrían pensar que los engañamos o que intenta-mos esconderles algo, y eso tampoco sería lo mejor.Estoy listo para la número diez.

¿Cree que nuestros hijos, si los tenemos, tendríanproblemas religiosos a causa de nuestros padres, denuestras dificultades y de nosotros mismos?

67

EXPERIMENTADOR: Mi respuesta es no.SUJETO: ¡ Ah! realmente no sé si debo estar de acuer-

do o no con esta respuesta. Puede que tengan dificulta-des si llega la confusión, si se da la situación en que nosepan lo que es cierto y lo que es falso, o qué partidotomar si no quieren ser aprisionados por su religión.Pero me parece que si su religión fuera una religióncompleta, que supliera las necesidades de una religión,que una religión así lo garantiza, no debería haber pro-blemas con ellos. Pero supongo que el tiempo seráquien diga si aparecerán esos problemas. He termina-do con los comentarios.

EXPERIMENTADOR: De acuerdo, ya voy.

Después de darle el experimentador una lista de pun-tos que podía comentar si lo deseaba, el sujeto hizo elcomentario que seguía a la entrevista.

Bueno, la conversación me ha parecido unilateralporque hablaba yo solo. Pero creo que debía ser muydifícil para McHugh responder plenamente a las pre-guntas sin conocer completamente las personalidadesde las diferentes personas implicadas ni la propia situa-ción. De las respuestas que recibí, debo decir que lamayoría se identificaban con las que yo habría dadoconociendo los diferentes tipos de persona. Una o dosme sorprendieron y supongo que la razón es que igno-raba las personalidades implicadas y su forma de reac-cionar ante la situación. Las respuestas que recibí meindicaban, en su mayoría, que era consciente de la pro-gresión, de modo que yo interpretaba sus respuestas,aunque fueran sí o no, plenamente reflexionadas sobrela base de las situaciones que yo le presentaba, y teníanmucho sentido para mí. Noté que sus respuestas, enconjunto, eran muy útiles y que buscaba el interés de lasituación la mayor parte del tiempo, y no reducirla odisminuirla de un modo u otro. C Ií lo que quería oírcon respecto a la mayoría de las situaciones presenta-das en cada momento. Quizá no oí lo que realmente

68

quería oír, pero, desde un punto de vista objetivo, pue-de que fueran las mejores respuestas, porque cuando seestá implicado no se ven ciertas cosas y no se puede te-ner una visión objetiva... La conversación y las res-puestas dadas tenían mucho significado para mí. Creoque quizá sea lo que habría esperado de alguien que co-nociera plenamente la situación. Y creo que esto teníamucho sentido para mí y significaba mucho. Además,creo que las preguntas que hice eran pertinentes y ayu-daban a comprender la situación por los dos lados,creo que yo mismo, el experimentador y mi reacciónante las respuestas, como he dicho antes, estábamos deacuerdo la mayor parte del tiempo.

Esta experiencia fue muy interesante. Muestra clara-mente que el sujeto no tiene ningún problema para se-guir el diálogo, para ir hasta el final de la serie de pre-guntas que había sido prevista. Por otro lado, aunquelas respuestas fueran aleatorias, se ve que el sujeto oyelas respuestas como si fueran dadas a sus preguntas.Capta «el ánimo del experimentador», oye «a la prime-ra» de lo que habla, es decir, lo que significa. Todos losestudiantes que participaron en el experimento conside-raron que habían sido realmente «aconsejados».

Evidentemente no hubo preguntas programadas deantemano.

La siguiente pregunta venía motivada por l as posibili-dades retrospectivas-prospectivas de la situación pre-sente, las cuales eran modificadas con cada intercam-bio efectivo (pág. 89). Durante el intercambio, los su-j etos modificaban el sentido anterior de su preguntapara adaptarla a la respuesta en vista de una preguntarevisada retrospectivamente. [...] El mismo consejeroera utilizado para responder a varias preguntas distin-tas escalonadas en el tiempo. Los sujetos lo calificabande «aclaración nueva» sobre el pasado.

Cuando las preguntas les parecían insatisfactorias, los

69

sujetos esperaban las siguientes respuestas para decidirqué sentido les daban a las anteriores.

Las respuestas incongruentes se resolvían atribuyendoconocimiento e intención al consejero. Los sujetos pre-suponían aspectos conocidos-en-común por la colecti-vidad como un cuerpo de conocimiento de sentido co-mún admitido por todos. Relacionaban con estos pre-supuestos patrones lo que oían como respuestas delconsejero.

El trabajo de «documentación» consiste aquí en «bus-car y determinar un patrón, en considerar las respuestasdel consejero como motivadas por el sentido implicadoen la pregunta, en esperar las siguientes respuestas paraaclarar el significado de las anteriores, en encontrar res-puestas para las preguntas no formuladas».

Los valores normales percibidos de lo que había sidoaconsejado eran verificados, reconsiderados, retenidos,restablecidos; en una palabra, producidos. Es falso pen-sar, por lo tanto, en el método documental como en unprocedimiento por el cual las proposiciones son incor-poradas a un corpus científico. Por el contrario, el mé-todo documental ha desarrollado el consejo de modoque sea continuamente «reconsiderado» (pág. 94).

Hablar de «método documental de interpretación»significa, pues, que los actores utilizan los hechos encurso como recursos para interpretar las acciones pasa-das y para descubrir y asignarles nuevas significaciones.Varias características son significativas en este procedi-miento. Por un lado, el estudiante crea sentido a partirde la interpretación que hace de los síes y los noes delexperimentador, vividos como consejos efectivos. Porotro, elige permanentemente elementos del contextopara proseguir la encuesta de interpretación. En resu-men, construye a cada momento el marco de referenciadel patrón.

70

Así, lo que preocupa al estudiante, al principio de suconversación con el experimentador, es que la jovencon la que sale no sea judía igual que él, y los elementosdel contexto que va a documentar por medio del conse-jo son las actitudes y las atenciones que presta a sus pa-dres, sobre todo a su padre. Es el carácter interpretadode la desaprobación del padre el que la documentacomo un hecho percibido al que el estudiante propor-ciona realidad haciendo su problema descriptible.

De entrada, se observa que el estudiante supone co-nocidos por el experimentador los elementos del cono-cimiento de sentido común que le permiten captar elproblema en cuanto se plantea. Se considera que conoceel problema religioso de las familias judías, los detallescasi etnológicos de sus relaciones familiares, por ejem-plo, los papeles respectivos del padre y la madre. El ex-perimentador, independientemente de sus competenciasprofesionales, es considerado como copartícipe de co-nocimientos comunes con el estudiante. Esto le permiteconsiderar el consejo como una respuesta a su pro-blema.

Desde la primera pregunta, que se refiere al hecho decontinuar su relación con la chica y cuya respuesta esno, se ve cómo funciona la interpretación. En lugar deentender el no en relación con su amiga, el estudiante lointerpreta como referido a la supuesta desaprobación desu padre. Este «no» se convierte en un «sí» que docu-menta el temor por los sentimientos del padre. Es en-tonces cuando empieza la encuesta documental sobre elpadre y no sobre la chica, momentáneamente dejada delado. Las suposiciones son utilizadas para hacer posiblela interpretación: «Si después de mi conversación conpapá... Si sigo pensando así... Si ella está más seriamentecomprometida que yo... Si estuviera enamorado de estachica...» El hecho interpretado gana en el futuro la reali-dad que aún no ha adquirido en el presente.

71

Como indican claramente los comentarios que hace elestudiante tras la entrevista, este caso nos muestra quela encuesta llevada a cabo por el estudiante para anali-zar, interpretar y documentar los diferentes aspectos delproblema se basa en el uso implícito de un conocimien-to de sentido común que supone compartido por el ex-perimentador. Esto muestra asimismo, como el psicoa-nálisis nos ha enseñado ya, que los consejos son cons-truidos por el sujeto. Se trata de interpretar los datos delconocimiento común, de reunir, de clasificar o eliminar,y eventualmente de «arreglar» los elementos del contex-to. El sujeto consulta lo que supone que son significa-dos de las respuestas del consejero y da sentido incesan-temente a respuestas aleatorias. El sujeto es el operadordel consejo: no el consejero.

Este conocimiento común que se supone que com-parten el consejero y el sujeto, Garfinkel lo llama esque-ma de interpretación. Se compone de los hechos ratifi-cados socialmente. Hacer referencia implícitamente aestos hechos organizados del sistema social es la pruebapara los actores de su pertenencia a una comunidad cul-tural y social que autoriza y legitima la documentaciónsobre ciertos problemas, y ofrece los recursos de senti-do que permiten interpretar estos problemas. El conoci-miento común debe ser entendido como un conjuntoestructurado de hechos.

La arquitectura estructural del conocimiento se trans-mite con y por los hechos... No hay un hecho social-mente confirmado y su modo de operación o su des-criptibilidad. El hecho es un dato estructural, consti-tuido y constitutivo del dato 6 .

Jacqueline Signorini (op. cit., pág. 102) nos muestra cómo funciona estefenómeno cuando nos habla de su trabajo de programación informática:«Programar es producir la estructura del pensamiento. Así pues, no hay dife-rencia entre decir "Yo" y "Tengo una idea". El pensamiento y el objeto del

72

Solemos utilizar con frecuencia este «método» ennuestros intercambios cotidianos. No sólo lo encontra-mos en situaciones experimentales como en el caso queacabamos de estudiar. Garfinkel afirma además (Studies,pág. 38-39) que el «método» funciona sin cesar en nues-tra vida corriente, en las conversaciones ordinarias quetienen, por ejemplo, un marido y su mujer (cfr. infra,pág. 67). El método es el que nos permite reconstruir elsentido de una conversación a la que se ha llegado tar-de, que da sentido a la mímica, a los gestos, etc. Tam-bién tenemos la oportunidad de ponerlo en práctica per-manentemente en el lenguaje cotidiano, en las conversa-ciones banales de todos los días. Se emprende el trabajode documentación cada vez que se tiene que decidir elsentido de una palabra en función de un contexto. Se-leccionamos, modificamos, ordenamos las potencialida-des de sus significaciones a la par de la conversación,que se alimenta de nuestras infinitas interpretaciones. Seemprende un trabajo interminable: en otras experien-cias, los estudiantes se revelaban incapaces de llegar,cualquiera que fuera el nivel de elaboración y la sofisti-cación de sus comentarios, a una descripción completa-mente unívoca y significante de lo que estaba compren-dido en un trozo de conversación que hubieran podidomantener.

6. LA PRÁCTICA PROFESIONAL

Naturalmente, se pueden generalizar estas reflexionesy extender este análisis al razonamiento y a la prácticasociológicos. Garfinkel estima (págs. 94-95) que

en todas partes donde se practica la investigación so-pensamiento son la misma cosa. No se puede alcanzar el pensamiento, el"Yo", sino siempre productos estructurados.»

73

ciológica se encuentran ejemplos que ilustran el usodel método documental. [...] Su uso es manifiesto enlas numerosas ocasiones en que se explota una encues-ta, cuando el investigador retorna sus notas sobre laentrevista o hace un informe de las respuestas a uncuestionario y tiene que decidir lo que el entrevistadotenía en mente... Cuando un investigador se preguntapor el «carácter motivado» de una acción, por una teo-ría o por la adhesión de una persona a una causa justay otras cosas parecidas, utiliza efectivamente lo que haobservado para «documentar» un patrón subyacente.El método documental se emplea para resumir el objetos.

Garfinkel prosigue:

Muchas de las situaciones de encuestas sociológicasprofesionales tienen las mismas características que lassituaciones vividas por los estudiantes (en cuanto a lasimulación del consejo) [...].

Así, por ejemplo, en las entrevistas, el encuestadorutiliza un conjunto de tácticas ad hoc para adaptarse a lapresente ocasión, tácticas decididas generalmente porlo que el encuestador desearía haber encontrado al fi-nal de la conversación. En estas circunstancias, es másadecuado hablar de encuestadores que actúan con vis-tas a satisfacer sus esperanzas (pág. 98) [...] ( ocurre amenudo que el encuestador [...] reconsidera las secuen-cias pasadas en una búsqueda retrospectiva de su ca-rácter concluyente [...] Estas circunstancias se recono-cen tan fácilmente en las actividades cotidianas que se

En la nota de la página 94, Garfinkel indica que en su artículo «()n theInterpretation of Weltanschauung», Mannheim sostiene que el método docu-mental es propio de las ciencias sociales. Existen en Sociología numerosas ex-presiones referentes al tema, como el «método comprensivo», la «introspec-ción compasiva», «el método analítico», «el método intuitivo», «el método in-terpretativo», «el método clínico», «la comprensión enfática», etc. Las tentati-vas de los sociológos por identificar algo llamado «Sociología interpretativa»i mplican una referencia al método documental como base para encontrar ylegitimar sus resultados.

" El subrayado es mío.

74

les puede llamar con razón «situaciones de elección de-pendientes del sentido común». La idea es que mien-tras los investigadores recurren al «carácter razonable»atribuyendo el estatus de conclusiones a los resultadosde una encuesta, favorecen el uso de tales característi-cas como contexto de interpretación para decidir sobrela racionalidad y la validez. Las conclusiones en tanto queresultados del método documental, decididas en circuns-tancias de situaciones de elección del sentido común,definen la expresión de «conclusiones razonables»(págs. 99-100).

Una gran parte de lo que podemos llamar el corazónde la Sociedad consiste en conclusiones razonables.Muchas, por no decir la mayoría, de las situaciones deencuestas sociológicas son situaciones de elección «desentido común». Solemos utilizarlas con frecuencia du-rante las «encuestas» para comprender lo que ya se hadicho. Un acontecimiento real se interpreta, de entra-da, para documentar las circunstancias presentes de lasituación. El trabajo de documentación establece unacorrespondencia de sentido entre un caso real y el casosupuesto con el fin de que ésta parezca evidente, comol a verificación de lo que se quiere estudiar. Así, no se-ría el hecho en sí mismo, tal como se nos presenta, elque se sometería a análisis, sino circunstancias pasadasdel mismo hecho o de hechos vecinos y parecidos, «do-cumentos» razonables, de sentido común de esos he-chos. Por ello ocurre, como observa Garfinkel, que sedecide esperar el desarrollo futuro de una situaciónpara verificar que ese futuro está informado por la si-tuación presente. Entonces nos dedicamos a un traba-jo de encuesta retrospectivo que confía al futuro la ta-rea de legitimar el presente. Este trabajo evoca eviden-temente aquél al que Agnès se entrega: tras cambiar desexo, emplea las apariencias presentes como recursopara interpretar el pasado y descubrir nuevas significa-

75

ciones utilizables en el futuro de su aprendizaje, nuncaterminado, de «ser mujer».

El trabajo del método documental de interpretaciónes esa tarea incesante de puesta en perspectiva, de eva-luación de las posibilidades que se ofrecen, de conside-ración de las condiciones temporales, a la que el actorse entrega constantemente para comprender sus actos,así como los de los otros.