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Etica y Estética en «El reino interior» de Rubén Darío Si cl modernismo se explica por el ansia de ideal que sienten algunos espíritus inquietos durante el último tercio del siglo XIX. ese ideal se irá concretando progresivamente en la belleza, por cuanto en ella piensan satisfacer el conjunto de sus ambiciosas aspiraciones. En Rubén Darío tal propósito se determina por fin a partir de Azul (1888) y. con distintas modulaciones. se intensifica y pervive a lo largo de toda su obra: la bús- queda de la bel]eza, como fin exclusivo del arte y de la vida, origina la tensión constante de su poesía. Sin embargo. no podemos acotar el origen de esa actitud decisiva para la poesía contemporánea en la publicación del primer gran libro de Da- río. La investigación nos ofrece, ya en nuestros días, aportaciones de va- lor inestimable sobre el nacimiento de la estética modernista y. por en- de. de estos ideales de belleza suma. Principalmente gracias a los estudios de Manuel Pedro González e Ivan Schulman hemos llegado a situar la configuración del ideario modernista desde varios años antes de Azul. con autores como José Martí, en primer lugar. y Manuel Gutiérrez Náje- ra. que representan el origen del nuevo movimiento U Ya desde los años 1875 y 1876 encontramos en los textos de ambos manifestaciones sobra- damente elocuentes sobre el advenimiento de una sensibilidad nueva pa- ra las letras hispánicas. Esta se trasluce antes en la prosa que en el verso. principalmente a través del ensayo. la crónica periodística y el cuento. En 1882. con la publicación del Ismaelillo de José Martí, hemos llegado ya a un estadio definitivo en la consumación de la nueva estética. Dentro de estos ideales renovadores y aun revolucionarios para las le- 1. Cfr., entre otros títulos. Sehulman, 1.: «José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera: inicia- dores del Modernismo (1875-1877)». en Revista iberoamericana, vol, 30. nY 57. Universidad de Pittsburg, 1964. Sebulman. 1. y Manuel Pedro González: Martí, Darío y el Modernismo, Gredos, Madrld. 1969. Véase a este efecio el apanado «Conciencia y voluntad de eslilo en José Martí». Anales de literatura hispanoamericana, nflm. 21. Editorial Complutense, Madrid, 1992

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Etica y Estéticaen «El reino interior»deRubén Darío

Si cl modernismose explicapor el ansiade ideal quesientenalgunosespíritusinquietosduranteel último tercio del siglo XIX. ese ideal se iráconcretandoprogresivamenteen la belleza,por cuanto en ella piensansatisfacerel conjuntode sus ambiciosasaspiraciones.En RubénDaríotal propósitose determinapor fin a partir deAzul (1888) y. con distintasmodulaciones.se intensificay pervive a lo largo de todasu obra: la bús-quedade la bel]eza,como fin exclusivodel arte y de la vida, origina latensiónconstantede supoesía.

Sin embargo.no podemosacotarel origen deesaactituddecisivaparala poesíacontemporáneaen la publicacióndel primer gran libro de Da-río. La investigaciónnosofrece, ya en nuestrosdías,aportacionesde va-lor inestimablesobreel nacimientode la estéticamodernistay. por en-de. deestosidealesde bellezasuma.Principalmentegraciasalos estudiosde Manuel PedroGonzáleze Ivan Schulmanhemosllegado a situar laconfiguración del ideario modernistadesdevarios años antesde Azul.con autorescomoJoséMartí, en primer lugar. y Manuel GutiérrezNáje-ra. que representanel origen del nuevo movimientoU Ya desdelos años1875 y 1876 encontramosen los textos de ambosmanifestacionessobra-damenteelocuentessobreel advenimientode unasensibilidadnuevapa-ra las letrashispánicas.Estase trasluceantesen la prosaqueen el verso.principalmentea travésdel ensayo.la crónicaperiodísticay elcuento.En1882. con la publicacióndel Ismaelillo de JoséMartí, hemosllegado ya aun estadiodefinitivo en la consumaciónde la nuevaestética.

Dentrode estosidealesrenovadoresy aunrevolucionariosparalas le-

1. Cfr., entreotros títulos. Sehulman,1.: «JoséMartí y ManuelGutiérrezNájera: inicia-dores del Modernismo(1875-1877)».en Revistaiberoamericana,vol, 30. nY 57. Universidadde Pittsburg, 1964.

Sebulman.1. y ManuelPedroGonzález:Martí, Darío y el Modernismo,Gredos,Madrld.1969. Véasea esteefecioel apanado«Concienciay voluntad deeslilo en JoséMartí».

Analesde literatura hispanoamericana,nflm. 21. Editorial Complutense,Madrid, 1992

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trashispánicas.ocupaun puestopreeminente,como hemosdicho, la po-sesiónde la belleza,valorsupremoquecontieneen sí todaslas restantesperfeccionesdel ser humanoy del universo. Y tan efectiva resulta estatendenciaradical, queel otro de los grandesfines del arte.el bien,termi-narápor sometersea la supremacíade la belleza,fenómenoquecaracte-rizará toda la literatura contemporánea,definida a menudo como laidentificaciónde ética y estética,mediantela subordinaciónde la prime-ra a la segunda.Y de estamanerala belleza se erige tambiénen máximocriterio moral.

No es este el momentode abordarhistóricamentela cuestión,cuyosantecedentesse sitúan en gran parteno antesdel siglo XIX. En la litera-tura hispánicael primer teórico y creadorqueprofesaesa mágicatrans-mutaciónde la ética en estéticaes precisamenteJoséMartí, y a travésdeél.en gran medida,penetraen los escritoresposterioresdel modernismo.Sin embargo.no se trata de un hallazgooriginariamentemartiano,puesdentro de la filosofía ya lo habíapredicadoSchopenhauerdesdela se-gundadécadadel XIX, quien da un pasomuy importanteen la configu-ración filosófica de la ley dela analogía,iniciadaen el siglo XV1II por elsuecoSwendenborg.La identificaciónética-estética.despuésde talespre-cedentesfilosóficos, conseguiráunaprogresivaplasmaciónartísticaa tra-vés del parnasianismoy simbolismofranceses.En Inglaterracabe desta-car la teoría y praxis de los esteticistas,como OscarWilde. En EstadosUnidos,en décadasanteriores,resultacapital la enseñanzafilosófica y li-teraria de Emerson,sin olvidar despuésla obra de Walt Whitman. En Es-pañatambiénse habíapenetradoen el valor ético dc la belleza,especial-mentepor partede los krausistas,desdeSanzdel Rio.

Y. no obstante,la identificaciónentrebellezay bien parece.a primeravista, unanoción de la máspura raíz clásica,que se halla presenteen lapoéticade Aristótelesy de Horacio. Filosóficamenteaparecereformuladaen la EdadMedia por SantoTomásde Aquino, que fundamentaambostrascendentales,bellezay bien, en la realidad única del ser por lo cualambosaspectos,bellezay bien, nocionalmentedistintos, resultana nivelmetafisicoplenamenteintercambiables.

Hastaaquíun instantáneobosquejode los antecedentesde estacues-tión. Dentro del modernismo,comohemosdicho, apareceformuladateó-neamentey asumidacon genialidaden la prácticapoéticapor el cubanoJoséMartí, quepuedeconsiderarsecronológicamentecomoel primer au-tor verdaderamentemodernista.Sin embargo,Martí, aun siendocons-cientedel valor supremode la belleza,en el arte y en la vida. manifiestauna identificación ética-estéticaque aún guarda ciertas distanciasconrespectoa la concepciónquede ella tienenDado y los modernistaspos-tenores,la cual resultamásinnovadora,másradical y másen consonan-ctacon los presupuestosde nuestrosigloXX. Consideramosoportunode-tenernospor un instanteen estecotejoentrelos dosgrandesautores,puesarroja muchaslucessobrela evolución quesuponeProsaspm/anasen el

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pensamientoético-estéticodel modenismo.Convieneen este punto citaralgunasde las innumerablespalabrasde Martí sobrela cuestión.Ponga-mos,por ejemplo,las quededicaa OscarWilde en unasemblanzapubli-cadaen La OpiniónNacional, en 1882. Del bardo inglésdice:

«Quiereque vayala vida encaminada,más a haceroro para la mente,quepara las arcas.Quiere, por la pesquisatenaz de la belleza en todo lo queexiste,hallar la verdadsuma,queestáen toda obraen que la naturalezaserevela,Quierequepor el aborrecimientode la fealdad se llegueal aborreci-mientodel crimen, Quierequeel arte seaun culto, paraquelo seala virtud.Quierequelos ojos de la mentey los del rostroveansiempreen torno suyoseresarmónicosy bellos.Quiere renovarenInglaterrala enseñanzagriega.Y caeal fin en arroganciay fraseode escuela.Y dicequequierehallarel se-cretode la vida>, 2

Sólo estaslineasbastaríanparacorroborarsu modernismoasumidoen plenitud.La belleza,segúnsusconclusiones,puedeexplicarnosel mis-teno de la vida. porque en ella está la verdad. Y de la identificaciónbelleza-verdadpasamosde inmediatoa la identidadentrebellezay bien,puestoqueel culto a la primeragarantizala prácticade la virtud y. portanto,la perfecciónmoraldel serhumano.De ahí queel poetamodernis-ta, que se sientedepositariode la belleza,tiene, en el entenderde Martí.una ineludible responsabilidadsocial, pues debedispensarese don su-premo a la muchedumbrede sus semejantes,paracontribuir asía la cdi-ficación moral de los mismos.

Sin embargo.para Martí. lo queen la realidaddel ser se muestraco-mo uno e idéntico,belleza-verdad-bien,en el modo de acercarsea cadauno de estos valoresobservauna peculiaridadespecífica.Para Martí labellezadel artedeberáir acompañadade un contenidomoralmenteedifi-cante.Y no es que la contemplaciónpura del serbello no contrihuya.porsí sola,al mejoramientoético del hombre—bastareleersuspalabras—;loqueocurre es queel bien ha de ir iluminado, en la obra de arte,por uncontenido,por unaesencia,que seatambiénexplícitamenteunapropues-ta moral. La poesíade Martí. ademásdc su bellezaesencial,ha de servi-vificada por una invitación dc carácterético, porqueética y estética,esen-cialmenteidénticas,sondiversasen el ordenconceptual.Lo corroboraunsinfín de textos martianos.En uno de ellos se declaraexpresamentelaidentidadanalógicade bellezay bien:

«Haycaráctermoral en todoslos elementosde la naturaleza:puestoqueto-dos avivanestecarácteren el hombre,puestoquetodoslo producen,todoslo tienen,Asi. son unaverdad,quees la hermosuraen el juicio: la bondad,

2. Martí, 1., artículopublicadoen La Opinión Nacional, Caracas,2i-I-t882, recogidoen Obras completas,Editora NacionaldeCuba,La Habana,1963, vol. 9. p. 223.

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quees la hermosuraen los afectos,y la merabelleza,quees la hermosuraen el arte.El arteno es másquela naturalezacreadaparael hombre.IDe es-ta intermezcíano sesalejamás»~.

Y en otro momentoencontramosesadistinciónconceptualentreéticay estética,de la cual deriva la necesidadde un discursoético dentro dela poesía:

«¡Lajusticia prlmero.y el arte después!¡Hembraes el queen tiempossindecorose entretieneen la finezade la imaginación,y en la eleganciade lamente!Cuando no se disfruta de la libertad, la única excusadel arte y suunícoderechoparaexistires ponerseal servicio de ella. ¡Todo al fuego.has-ta el arte,para alimentarla hoguera!»~.

Bien es verdadquetalespalabrasamonestanal lector sobrela actitudquedebeseguirseen circunstanciasdeterminadas,es decir, en épocadeinjusticia. Peroes evidente,segúntal declaración,que la puracontempla-ción de la bellezano excusaal artista de unadenunciay docenciamoralnecesariasparaelevar la calidadhumanade sus semejantes.¿A qué sedebe,si no, el contenidoparcialo íntegramenteético de tantospoemasdeVersas’ libres, inclusodel Ismaelillo y de Versossencillos,en los queMartí re-pruebala situaciónpresentey el ambienteque le rodea,y empleala be-lleza y perfeccióndel versoen arasde un propósitomoral?

Perotales presupuestossobrela relaciónde identidadentreética y es-tética se modifican y radicalizanen la obra de RubénDarío.paraquienla bellezay su conquistaabsorbende modo exclusivo y unívocoel pen-sar, el querery el sentir,estoes.la enteraactividadhumana5.De estama-nerala belleza,concebidaprimeramenteen un nivel material, plásticoy sensual—quees símbolode la bellezaespiritual—,se convierteen úni-co criterio de moralidad,capazde justificar por sí solo cualquieractua-ción humana.El deleite producidopor la belleza,al serconsideradoco-mo el don divino másprecioso,no admiteuna valoraciónmoral poste-rior, ya queesasatisfacciónen el objeto bello resulta sagradaen sí mis-ma. Estaradicalizacióndel valor supremode la belleza se manifiestaensu plenitud a travésde los distintos poemasde Prosasprofanas; desdeelprimero, dondela divina Eulalia se proponecomo heroínamítica, dignade todaadmiracióny. por tanto,modelo de conductamoral; aunquealmismo tiempo el poetanos adviertede su maldad:

3. Martí. J.: «Emerson».enLo Opinión Nacional,Caraca~,19-V-1882,recogidoen Martí.J.: EnsayossobreArre y Literatura, cd.de RobertoFernándezRetamar.Instituto CubanodelLibro. La Habana.1972. p. 94.

4. Martí, J .:«Laexhibiciónde pinturasdel rusoVeresehagín»,en La Nación. BuenosAires. 3-111-1989,recogidoen Martí, J.: EnsayossobreArte y Literatura, op. cit., p, 205.

5. Sobreel temageneralde la éticay estéticaen RubénDarlo, puedeconsultarseSalva-dorJofre, Alvaro. Rubén Darío y la moral estética.UniversidaddeGranada.1986.

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¡Ay de quien susmieles y frasesrecoja!¡Ay de quiendel cantode su amorse fíe!!Con susojos lindos y su bocaroja,la divina Eulalia nc. nc. ríe,

Tiene azulesojos.es malignay bella:cuandomira vierte viva luz extraña~

En «El reino interior» se proclamade modo explícito la incapacidaddel bien moral paradeterminarla conductadel alma humana,pueselunteobien que sc admitees el que producedirectamentela contempla-ción de la belleza.El poemase estructuramétricamenteen serventesiosde alejandrinos—aunquecon ciertasexcepciones,en las que se empleael heptasílabo,como hemistiquionatural del alejandrino—.En algunoscasosel serventesiose prolongacon un versomás,que rima conel terce-ro, a modo de vuelta. Dicho esto,convienecentrarseen aquellosrasgosestilísticose imaginariosqueconfirman la actitud esteticistafrente a lamoral, comoya hemosanunciado.

El primer grupo de versos —compuestopor dos serventesios,con unverso añadidoal final— nos sitúa en un locus amoenusde resonanctasmaslibrescasquenaturales.Arturo Marassoha señaladola pluralidadde motivos culturales,de épocasy ambientesmuy diversos,que inspirana Darío en la concepciónde estepoema:la filosofía antigua y medieval.la mística,la pintura prerrafaelistaitaliana, así como la de Botticelli: lahagiografíay los manuscritosmedievales,la lectura de Albert Samain.que le proporcionala imagen del alma como una Infanta,etc., etc. Sinembargo.el mismo crítico reconocela ambientaciónmedieval que se ge-neralizaen el texto,comodemuestrala mencionadaimagende la Infantaencarceladaen la torre desdesu niñez, en la que Marassoreconocelarealidaddel alma como su prisioneraen el cuerno.La múltiple inspira-ción libresca se hace, pues, evidente, aunqueno constituye el objetode estasescasaspáginas7.Si comenzamosnuestrorecorridopor estosver-sos,con el fin exclusivo de indagaren los presupuestoséticosy estéticosquelo animan,nosencontramoscon unadescripciónimpresionistaen elinicio del poema:la selva que«calcasu perfil en el azul celeste».la cualcorrespondeaunapercepciónpictóricade laescena-La tierra con suco-br de rosa revelatambiénunaapreciaciónmuy subjetivadel paisaje.queenseguidase comparaconlas descripcionesdel autormedievalDomeni-

6. Darío. R.: Prosar profanas.cd. de IgnacioM. Zulueta,Castalía, Madrid. 1983. Tam-bién citaremos«El reinointerior» porestaedición,

7. Cfr. Marasso,Anuro: Rubén Darío y su creación poétk-a, UniversidadLa Plala, 1934.Y’éansc las pp. 114-118.

Sobre la ambientaciónmedievalde estetexto. cfr, tambiénLópez Estrada.E: RubénDarío y la Edad Media: Una perspectivapor-o conocidasobre la vida y obra del autor, Planeta,Barcelona.1971,pp. 91-93 y 133-137.

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co Cavalca,referencialibresca queya justifica por sí sola la hermosuraideal de esteambiente.Lasflores pertenecenigualmentea unanaturalezaliteraria: dadasu extrañeza.el poeta las incluye en una «flora gloriosa»quesólo adquiererealidaden los «cuentosazules»,es decir,en un espa-cio diseñadopor la ensoñaciónartísticat.Como ornamentaciónadecua-da a esepaisajesoñadose incluyenunasavesderango exquisito—ya seapor lo exótico o por el placerqueproducesu canto—,como sonlos buí-bules, estoes. los ruiseñores,y elpapemor, cuyocantoes capazde «exta-siar de amor» a los anteriores,con lo quesu perfecciónmusical quedaelevadaa un grado eminente.El éxtasis,efectopropiamentevinculado alas accionesdivinas, confiere al ave citada una categoria de singularexcelsitud.

El espacio,descritocon absolutoestatismo,incluso en la mencióndelas aves,se asemejamásbien a unacontemplaciónpictórica, es decir, aun objetoartístico,queen el entenderde Dario contieneen sí unaperfec-ción y hermosurasuperioresa la de los seresnaturales.

El siguientegrupo de versosatiendeal alma del propio poeta,conce-bida a travésdel símbolode una infanta encerradaen unatorre desdesuniñez.El ambientemedievalquerezumaestasimbologíaresultamuy efi-caz a la hora de transmitir una idea de belleza,puesse trata, sí. de unambienteinfinitamenterecreadopor escritoresy artistasde épocasmuydiversas.Su clausuraen la torre durantetreintaaños—apartede esacon-cepciónplatónica del alma encadenadaen el cuerpo,comoapuntaMara-sso— tambiénsugiere,a nuestromodo de ver, la purezacon queel almava a tocarcontactoconel mundoexterior.De ahíquesu elecciónlibre, alprovenirde un alma purae incontaminadapor el vicio, deberáentender-se como un acto moralmentelícito y aun admirable.El verso15 —y losquesiguen—apuntaya haciaunabellezamuchomásprofunda:el poetacomienzaa referirnosla bellezacosmológica.queunifica con su perfec-ción el universoentero:

Se diría que el mundo estáen flor, se dirlaqueel corazónsagradode la tierra se muevecon un rltmo de dicha: luz brota,graciallueve9.

La hermosuradelos objetossingularesprocede.segúntestimonianes-tos versos.de una belleza esencialal mundo.Estacreenciatoma comofundamentola ya mencionadateoría de la analogía,segúnla cual todoslos seresexistentesen el cosmosse identifican en su substancia,que es

8. Cfr. Sánchez-Castañer.F.: «Lo maravillosoy lo fantásticoen los cuentosdeAzul,>.en Estudiossobre Rubén Dado. UniversidadComplutense,Madrid. 1976. En esteapartadoseevidenciael caráctermaravillosoqueconfiereDaríoa sus cuentos,queson los qucdebede tenerpresentesen la alusiónde nuestropoema.

9. Ed, cii.. p. 152.

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unay únicaparatodosellos. Por tanto, la diversidadde especiesy de in-dividuos consistetan sólo en una manifestacióndiversade esaesenciaúnica del mundo,que es eminentementebella. Tal concepciónposibilitacomprenderel reinadosupremode la belleza,asícomo su identidadconlaverdady con el bien,yaque, ontológicamente,todocuantoexisteparti-cipa de esa belleza esencialde la naturaleza.De ahí que se puedadecir.conaplicaciónanalógica,queen otrosautoresadquiereun ello panteísta.en Darío permaneceabiertaa Dios como Sertrascendenteal mundo,co-mo origenradical de todabellezacreada.

En esacomunidadde substancia—que en literaturagenerael símbo-lo—, tambiénparticipael hombrey. en especial,el poeta;aunquecomoun ser superior,puessu excelenciaespiritualle permiteentendere interpre-tar la naturaleza.El poeta,en efecto,dentrode ese universoanalógico,esel sercapazde comprenderel lenguajede la naturalezay de transmitirloen forma de poesía,gracias al don de la inspiración.La poesía—y la-mentamossimplificar tanto nuestrareflexión— viene a ser, pues.la ex-presión del lenguajede la naturaleza,que el poetaasimila y traduceconpalabrasinteligibles.Pero la poesíase engendraen el cosmosy en él tie-ne su origen.Por esoel mundo.«el corazónsagradode la tierra», puedemoverse«con un ritmo de dicha»,porqueel universo,esencialmentebe-lío, es el verdaderocreadordel arte y de la poesía.Por esoel ritmo de lanaturalezapuedeser un ritmo poético.

Al contemplarel paso de esassiete doncellas,quesimbolizan a lassiete Virtudes, no dejamosde asistir a esa misma profusión de bellezaquese derrochaen todaslas escenasde la composición.Las sietedonce-lías, por acción del alba,son convertidasen perlas y diamantes,quesonprecisamentelos materialesmásselectosparala creaciónde objetosar-tísticos. De esta maneratales muchachasson concebidascomo purosproductosdel arte,con la dignidadexcelsaqueestosposeenen la estima-ción de Darío.Y por tratarsede unos«alabatroscelestes»,trabajadosporel Escultordivino, la sietejóvenesse alzan como máximo exponentedebellezacreada.Esa hermosuraideal se evidencia a lo largo de todo elgrupo de versos:en unaocasiónse hacealusióna sus cuellos:

Y los cuellossc inetinan, imperlales.en unamaneraquelo excelsopregonande su orlgen

Suscuellos,por tanto,descritosconunaplasticidadde lo mássugesti-yo, se asemejana los del cisneo. por mencionarun objeto artístico,a losdel ánfora.

Su paso secomparacon el «compásde un verso»,es decir,con el má-xímo grado de bellezarítmica.Y por si no bastaracon esesímil, a conti-nuaciónse incluye otro de raigambeartísticaaúnmásostensible:

lO. Ed. cít.. p. 152.

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Tal el divino Sandrodejaraen susfigurasesosgraciososgestosen esaslíneaspuras

Juntoa los símiles poéticoy pictórico, el poetaconsideranecesanoin-corporarotro de caráctermusical,paraexpresar,como los anteriores,lahermosuraideal del movimientode las jóvenes:

Comoa un velado son de liras y laúdes,divinamenteblancasy castaspasanesassietebellasprincesas.Y esasbellasprincesasson lassieteVirtudes ~

Que la virtud seabella no podrá extrañarnos,puesapartede la intui-ción naturalque tenemosde la hermosurade la virtud, la misma teoríaanalógicaparececonfirmarlo. Sin embargo,lo quepuedesorprendemoses que la bellezatambiénse atribuya a los pecadoscapitales,simboliza-dosen esossiete mancebosquecorren paralelosa las siete doncellas:

Al lado izquierdodel caminoy paralela-/ mente,siete mancebos—oro, se-da, escarlata.¡ armasricasde Oriente—hermosos,parecidos¡ alos satanes,verlenianosde Ecbatana()i3

La descripciónimpresionistade los tejidos de su indumentaria(«oro.seda,escarlata,armasricas de Oriente»),queparecenrepresentarsu serentero,realzanel carácterartísticoqueDarío les confieredesdeel princi-pio y. porconsiguiente,su distinguidabcrtnosura,ala quese aludeexplí-citamente.Y a continuación,en la enumeraciónde sus atributos bellos,se incluyen otros que indican maldad en grado sumo:se nos dice —conunanaturalidadquetambiénsorprende—que«suslabiossensualesy en-cendidos»,propiosde los «efeboscriminales»,son cual «rosassangrien-tas», símil esteúltimo queahondade forma muy expresivaen esa mal-dad.Lo mismoocurreen la descripciónde suspuñales,quese hallan «depiedraspreciosasrevestidos»...Y todala representaciónde estospersona-jes masculinosinsisteenesaconípafibiidadab~óiútweñtúela bellezay lamaldad,como un hecho natural plenamenteasumidopor el poeta: lascabezas«ceñidasde oro y rosas»;sus ojos, queson «doscarbunclosmá-gicosde fulgorsibilino»: rasgostodosquese conjugancon su carácterde«príncipesdecadentes».«bellamenteinfernales»,con el quese expresalaposibilidadde la inherenciadel mal en un objeto sumamentebello. demodoquela bellezabastaparajustificarlo a pesarde su maldad.La ima-gen impresionanteque se aplica a las uñas —«relucencomo gemaslasuñasde oro fino»— boseeunátófénci~~k~>re~iVainéakiilable,en arasa

II, Ibid.u. Ibid.13, Ibid.

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comunicarla convivenciade bellezay maldad en estosgalanes,tan he-roicosy tan míticos como las doncellasqueandanpor el lado opuestodel sendero.

Y el poemaavanza,unavez presentadoslos protagonistasde la esce-na, narrandola comunicaciónque se mantieneentrelos jóvenesde am-bos sexos: a los príncipes se les atribuyen las Tentaciones,localizadassimbólicamenteen sus «liras melifluas», queemiten«vagos sones»;demodo quehastala tentación,hastala misma incitación al pecado,puedeserobjeto de unabellezaexquisita.Y ya sabemosqueel pecadoes el úni-co mal moral en sentidopropio.

A partir de estemomentoel puntode vista del poetase centraexclusi-vamenteen su alma.bajoel símbolode la Infanta encerradaen su torre.Es su alma la que ahoradeberáelegir entreel bien y el mal: es curiosoobservarquelaopciónporel bienle llevaríaa la compañíade las donce-llas. a las quesumaríasu alma,que es unadoncellamás. Darío pareceasociarel caminode la virtud al de la virginidad,al menosen el presentetexto. Por el contrario,la opción por el mal pondríaa la damaen compa-ñíade los príncipes,del pecado,es decir,anteun amorsexualqueintuiti-vamentese presentacomo pecaminoso.Sin embargo,ni unani otra op-ción seránreprobables;ambasresultanplenamentelegítimas,por cuantoen ambasel alma se hallará en posesiónde una belleza ideal que lahárásatisfecha:

¡Oh! ¿Quéhay en ti, mi pobreinfanta misteriosa?¿Acasopiensasen la blancateoría?¿Acasolos brillantesmanceboste atraen,mariposa?~.

Y la indecisiónno se resuelveni siquieraal final del poema,quepare-cedejaren suspensotodaelecciónpositivapor la virtud o porel pecado.El alma ansiaunirsea ambos,puesen ambospuedesaciarsu sedde be-lleza, queen este caso,independientede la moral, se concibe como elbien supremo:

—¡Princesas.envolvedmecon vuestrosblancosvelos!—¡Príncipes.estrechadmecon vuestrosbrazosrojos! ~

Hemos meditadoen el sentidode esaindecisión del alma del poeta,que nuncallegará a manifestaruna adhesiónal bien o al mal morales.Hastaahorano seha reflexionadolo suficientesobreel significadode es-ta suspensióndel juicio con la queDarío concluye su poema.Edmundo

14. Ibid.. p. 153.15. Ed. cit, p. 154,

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de Chasca,queha analizadola estructuray el contenidode «El reino in-tenor»,comparandoel poemaconel Crimen a¡noris deVerlaine. interpre-ta esesilencio final comoun insolubledebateinterior de la voluntadantela alternativadelpecadoo la virtud: «En los versosde Verlaine.el puntode vista es el de la Culpa, figuradapor un ángelcaído;en los de Darío.elde la Inocenciavulnerable,representadapor la Infanta de las manosIi-hales,el almasin mancha.De ahí que la figura centraldel Crimen amorisse identifica por su orgullo máscon los siete pecadosquecon las virtu-des, mientrasquela Infanta de Darío sientecon igual fuerzala atracciónde ambos»16

No obstante,aun teniendoen cuentala dualidadvirtud-pecadoenquese debatela voluntadhumana,esaindeterminaciónfinal del poema.a nuestroentender,revelaunaposturadeliberaday concluyente:la acogi-da queel alma hacede la virtud y el vicio manifiestaunavisión sintéticay superadorade la oposición tradicional entre ambos.El alma estimaambasopcionescomoválidasy lícitas, porcuantoel nuevocriterio moralse halla exclusivamenteen la belleza,que es igualmentecompartidaporlas vírgenesy por los príncipes.

RubénDarío ha inaugurado,dentro del modernismo,una vía quetendrágran productividaden la literaturacontemporánea.En efecto, lavinculaciónde la ética a la estéticaseráunaactitudconstanteen nuestrosiglo: desdeel modernismoa la vanguardia,cuyosresultadosse percibenen nuestrosdías.En esasubordinaciónde la ética a la estéticase desen-vuelve toda la literaturaaparentementefilosófica de JorgeLuis Borges,cuyosaxiomas,en aparienciaracionales,no poseenmásfundamentoqueel estético,como su autor afirmó en variasocasiones.La subordinaciónde la ética a la estéticapresuponeel sometimientodel biena la belleza,de maneraqueestase convierteen el único criterio moral válido. Y queconstequeen Dado ya hablamosde subordinación,puesse ha superadola identificaciónentrebellezay bien,como proponíaMartí y también lafilosofia tradicional.

Eseimperio absolutode la belleza,esacoronaciónde la estética,hasupuestograndesventajasparala poesíay el arte contemporáneos,puesha estimuladola exploraciónde nuevasvíasde accesoa la belleza,comofin indiscutiblede la creaciónartística.No obstante—y tal vez de elloDarío no fue plenamenteconsciente—la disociaciónentremoral y estéti-ca. en favor de esta última, queconlíeva a la anulaciónde todo criteriomoral en el arte, puedeoriginarunacrisis de valoreshumanosque ten-dríamosque lamentar.Así se produjo en los poetasmalditosdel simbo-lismo francés.Y todo ello sin poneren duda superfecciónartística.

Arte y moral,másallá del objetode estasbrevespáginas,se erigenco-

16. Chasca,Edmundode: «El reino interior de RubénDaríoy el Crimen amorisde Ver-lame’>, enRey.Iberoamericana,XXI (1956), Pp. 315-316.

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mo motivos de un diálogo constantey fecundoque se ha de mantenersiempreentreambasdisciplinas,de maneraqueunay otra se enriquez-canmutuamente.

CARLOS JAVtER MORALESUniversidadComplutensede Madrid

(España)