Ética y deontologÍa profesional

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ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL MODULO I INTRODUCCIÓN A LOS CONCEPTOS DE ÉTICA, MORAL, VALORES, VIRTUD Y CARÁCTER. Bibliografías: Juán Grass Pedrals. Cap. 2 editorial Trillas Siguiendo la idea de Pedrals: Así, la bondad permite orientar la existencia humana por razones profundas. Hay distintos sistemas éticos, que se diferencia por su fin último. Ej.: Algunos tienen como meta satisfacer las necesidades materiales del hombre (ética utilitaria o consumista). Para esta ética, el mal es lo que impide saciar las necesidades materiales. Otras su meta es alcanzar la justicia social, por cualquier medio la propuesta de Kant: una ética racionalista, que busca obrar según la razón. Así, también, podemos distinguir una ética laboral, que en la sociedad occidental tiene su origen en el artesano europeo del Medioevo. Esta ética fue enriqueciéndose con distintos aportes, destacándose entre estos la influencia de la Regla Monástica Benedictina. Hace una diferencia ción con respecto a En el Lenguaje moderno como cuerpo sistemático Rige la actividad humana desde el punto de que El objeto materia de la ética y Objeto formal es La Bondad es la adecuación o conformidad entre el sujeto que

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ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL

MODULO IINTRODUCCIÓN A LOS CONCEPTOSDE ÉTICA, MORAL, VALORES, VIRTUDY CARÁCTER.Bibliografías: Juán Grass Pedrals. Cap. 2 editorial TrillasSiguiendo la idea de Pedrals:

Así, la bondad permite orientar la existencia humana por razones profundas.

Hay distintos sistemas éticos, que se diferencia por su fin último. Ej.: Algunos tienen como meta satisfacer las necesidades materiales del hombre

(ética utilitaria o consumista). Para esta ética, el mal es lo que impide saciar las necesidades materiales.

Otras su meta es alcanzar la justicia social, por cualquier medio la propuesta de Kant: una ética racionalista, que busca obrar según la razón. Así, también, podemos distinguir una ética laboral, que en la sociedad occidental

tiene su origen en el artesano europeo del Medioevo. Esta ética fue enriqueciéndose con distintos aportes, destacándose entre estos la influencia de la Regla Monástica Benedictina.

La ética laboral protestante, el racionalismo francés y alemán, la ética comercial anglo-holandesa, el sentido del trabajo de la Organización del Opus Dei, etc..

Así, en la ética laboral ha habido influencia de sistemas éticos trascendentes.En los sistemas éticos trascendentes buscan cumplir lo mandado por Dios. En los

sistemas trascendentes tenemos una ética judía, otra musulmana y otra cristiana. La ética judía busca el cumplimiento de la ley de Dios, como fue establecida en

el Antiguo Testamento. La ética cristiana tiene su centro en la persona de Jesús. Esa ética se expresa

especialmente en el Sermón de la Montaña y en la catequesis moral de las enseñanzas apostólicas, según Romanos 12-15; Corintios, 12-13; Colosense, 3-4; Efesios 4-5; etc..

Hace una diferenciación con respecto a la ética

En elLenguaje moderno

como cuerpo sistemático de

normas

Rige la actividad humana desde el punto de vista de la “Bondad”

que

El objeto materia de la ética son las normas

y el Objeto formal es la Bondad

La Bondad es la adecuación o conformidad entre el sujeto que actúa y el fin último por alcanzar

La palabra moral viene del latín “mos”: costumbres

despuésLa misma palabra evolucionó a “mores” maneras y “moralis” moral

Las costumbres son adecuadas si buscan realizar la voluntad de Dios

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La palabra ética se usa más con referencia a los fundamentos éticos

Y principios que regulan las costumbres

mientras La palabra moral se usa en relación con la aplicación práctica de esos principios

Hay una ética natural (o ley natural) que es incorporada a la moral cristiana.

La Ley Natural es un conjunto de normas que son obligatorias al ser humano sea cristiano o no

Porque provienen de su naturaleza humana Los 10 mandamientos

Así, podemos afirmar que la ley natural

Es la Base es la base de la moral judeocristiana y base de la universal

Los valores morales como responsabilidad y la honestidad implican obligación

Nos sentimos obligados a pagar deudas. Nos dicen lo que debemos hacer

Los valores no morales no asocian obligación

ellos

Expresan nuestra valoración subjetiva por ciertos bienes o actividades

Podemos asignarle valor fumar antes de acostarnos

Podemos percibir que ciertas actividades tienen gran valor pero sin obligación.

EL CARÁCTER consiste en valores operativos, valores en acción

Progresamos en nuestro carácter actuando en la virtud

Se distinguen dos clase de emociones morales

Las guardadas por reglas y las altruistas

Las primeras son aprendidas en función de principios y creencias socialmente aceptadas

La emoción se siente cuando se transgrede la regla.

La condición necesaria para la emoción altruista es la percepción de que el otro no la está pasando bien

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Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimieto.

Y de la Voluntad que regula nuestros actos, ordenan nuestras paciones

Y guían nuestra conducta según la razón

Los griegos destacó cuatro: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Los valores morales podemos asociarlos a principios éticos.

Por ej.: un valor es la verdad. Las virtudes a comportamientos

ambos Verdad y honestidad, están relacionados, pero no son el mismo. concepto

Hoy, se distingue entre virtudes morales y virtudes laborales.

En la Realidad, todas las virtudes están relacionadas y su campo de acción es amplio.

VIRTUDES MORALES: construcción de la comunidad civilizada.

La templanza,, la sobriedad, la amistad, la sencillez, la compasión, el pudor, la humildad

otras

La honestidad, el respeto, la generosidad, la prudencia, la lealtad, la responsabilidad, la fortaleza, la justicia

No sólo enriquecen las relaciones entre las personas, sino el trabajo o la productividad.

VIRTUDES LABORALES: permiten enfrentar con éxito empresas humanas en distintos campos de ACCIÓN del arte y el conocimiento

También en el hogar: la obediencia, el orden, la perseverancia, la laboriosidad, la paciencia, la felicidad, la audacia, el optimismo, la creatividad.

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“NO TE DEJES VENCERPOR EL MAL; ANTESBIEN, VENCE AL MAL CON EL BIEN”.(San Pablo, Carta a los Romanos)

Ante el dramático panorama de los violentos enfrentamientos fratricidas que se dan en varias partes del mundo, ante los sufrimientos indecibles e injusticia que producen, la única opción realmente constructiva es detestar el mal con horror y adherirse al bien. La paz es un bien que se promueve con el bien: es un bien para las personas, las familias, las naciones de la tierra y para toda la humanidad; pero es un bien que se ha de custodiar y fomentar mediante iniciativas y obras buenas: “Sin devolver a nadie mal por mal” (S. Pablo) y agrega: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien”.

El mal es un trágico huir de las exigencias del amor. El bien moral, por el contrario nace del amor, se manifiesta como amor y se orienta al amor.

“Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber”.

¿Qué es el mal? Es una fuerza anónima que actúa en el mundo

El mal pasa por la libertad humana

Distingue al hombre de los otros seres vivientes de la tierra.

está

Siempre en el centro del drama del mal y lo acompaña

El mal tiene siempre un rostro y un nombre. Que libremente lo eligen

Desde Adán y Eva, desde Caìn y Abel: la respuesta parece ser:

“¿Acaso yo soy custodio de mi hermano?

Fueron as primeras decisiones equivocadas

estas

Acciones conllevan connotaciones morales.

que

Implican responsabilidades concretas para el sujeto que lo toma.

incidenEn las relaciones con los demás y la naturaleza.

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.

LA LEY MORAL UNIVERSAL

Los seres humanos y cada uno de ellos necesitan

Tener en cuenta el patrimonio común de valores morales recibdos como don

Que les Permite vencer al mal practicando con los otros

Actividades nobles y desinteresadas de generosidad y paz.

Frente a

Las múltiples manifestaciones, del mundo actual, en actitudes sociales y políticas del mal:

Desde el desorden social a la anarquía y la guerra; desde la injusticia a la violencia y a la supresión del otro

para Para orientar el propio camino frente a la opuesta atracción del bien y del mal.

La Ley Moral exige un compromiso constante y responsable

Para que Se respete y promueva la vida de las personas y los pueblos.

A su luz

No se puede dejar de reprobar los males de carácter social y político que afligen al mundo

Sobre todo los provocados por los brotes de violencia

La Ley Natural unen a los hombres entre sí.

Inspirando valores y principios comunes y sostiene su progreso

Incluso al renegar de sus principios, no se lo puede destruir.

ni

Arrancar del corazón del hombre.

Resurge siempre en la vida de individuo y sociedades

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EL BIEN COMÚN ES EL BIEN DE LA PAZ

Las concepciones restrictivas de la realidad humana transforma al bien común en un simple bienestar socioeconómico, carente de toda referencia trascendente y vacía de su más profunda razón de ser.EL BIENCOMÚN, en cambio, tiene una dimensión trascendente.

Toda violencia destruye lo que pretende defender:

La dignidad, la vida, la libertad del ser humano

Por lo tanto Es indispensable

promover una gran obra educativa de las conciencias.

que

Forme a todos en el bien, especialmente a las nuevas generaciones.

AbriéndoleAl horizonte del humanismo integral y solidario.

Sobre esta

Base es posible dar vida a un orden social, económico y político

que Tenga en cuenta la dignidad, la libertad y los derechos fundamentales

de cada persona.

¿Acaso puede realizarse plenamente la persona prescindiendo de su naturaleza social, es decir, de su “ser” con y para los otros?

Las familias, los grupos, las comunidades, los pueblos, los países, las regiones, los estados, están implicados en el trabajo por el bien común

En la búsqueda constante del bien ajeno como si fuera el propio

dicha

Dicha responsabilidad compete a la autoridad política

está

Llamada a crear el conjunto de condiciones sociales.

que

Consientan y favorezcan en los hombres y mujeres el desarrollo de sus personas.

El bien común exige respeto y promoción de la persona

Y sus derechos fundamentales

Así comoEl respeto y promoción de los derechos de las naciones en una perspectiva universal.

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EL USO DE LOS BIENES DE LA TIERRA

La paz está unida estrechamente al desarrollo de todos los pueblos, es indispensable tener en cuenta las implicaciones éticas del uso de los bienes de la tierra. “Dios ha destinado la tierra y todo cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos, de modos que los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la guía de la justicia y el acompañamiento de la caridad” (Concilio Vaticano II)

¿QUÉ ES LA ÉTICA?o BIBLIOGRAFÍA: Marta Lopez Gil; Liliana Delgado,

DE CAMINO A UNA ÉTICA EMPRESARIAL, Editorial Biblos. Pp. 19 a 22 y 79 a la 83.-

¿Hay alguna diferencia entre ética y moral?. Una respuesta posible: no es necesario establecer diferencia alguna.Segunda respuesta: podríamos llamar ética a la disciplina filosófica que se ocupa

de problematizar y sentar razones o fundamentos de la moral, entendida ésta como una dimensión de la vida en virtud de la cual la existencia del hombre en sociedad resulta posible. En efecto, vivir en sociedad requiere que los individuos no satisfagan sólo sus deseos, sino que adapten y autocontrolen sus comportamientos y los sometan a ciertas reglas. Estas reglas nos recuerdan que el otro no es una “presa” sino un hombre con sus propios deseos, su libertad, sus exigencias de una vida buena o satisfactoriamente feliz.

También podemos indicar otra manera de contraponer ética moral. Aquélla que considera a la primera relacionada directamente con el modo de vida concreto de las diversas comunidades, y a la segunda, una propuesta intelectualmente acotada, abstracta y formal, universal y válida para todos los hombres de todas las etnias y culturas, y en ese sentido condición regulativa de cualquier acción humana. Esto supone creer en la existencia de una naturaleza humana universal: no faltará ocasión de discutir tal pretensión ideológica.

Por otro lado, ampliando lo ante dicho, puede llamarse moral a esa inclinación de la vida en que la regla y el autocontrol, la autorreprobación, o la reprobación de los otros o de la sociedad en general, constituyen el conjunto de costumbres a las cuales conscientemente, o más bien casi inconscientemente, adaptamos nuestro actuar.

En este texto no haremos diferencia alguna entre ética y moral. De esta manera podemos hablar, sin generar confusiones, de “ética de los negocios” o de “ética de la empresa”. La razón de esta decisión léxica es la generalización del uso de esos términos como sinónimos. Sin embargo, en algunos casos, se percibirá que estamos hablando como especialistas en ética en el sentido de buscar razones para actuar de determinada manera y para lograr una vida moral conveniente en cuanto a los logros buscados por toda empresa en general o por una empresa en particular.

Ser un especialista en ética y hablar como tal no significa “enseñar” moral, o dar recetas, o suponerse el dueño de la verdad, en lo referido a una vida comunitaria apropiada y adecuada a la realización de los fines que nos hemos fijado para sentirnos pleno o felices dentro o fuera del trabajo. Ser un especialista en ética es más bien plantear problemas a veces no percibidos en el trajinar de la vida, percibir dilemas que conducen, sin que los sospechemos, a una vida desgraciada o no productiva.

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En segundo lugar, ser un especialista en ética es ser capaz de sugerir de acuerdo con ciertas normas de conducta ayuda a evitar la insatisfacción aludida. Los dilemas morales, esto es, los conflictos en cuanto a la conducta a seguir en la vida comunitaria, o a la elección de un camino o de su contrario o de ninguno de los dos –cuando surge ese “no saber qué hacer” conocido mejor o peor por todos-, exigen, en muchos casos, sentar el problema, aclararlo, discriminar los elementos que lo constituyen. Es entonces cuando el experto en ética puede dar una mano y despejar el terreno conflictivo mediante la toma de conciencia de las razones que inclinan la balanza hacia un lado y no hacia el otro.

¿ Y qué es lo que hace idóneo en tal planteamiento y en la búsqueda de solucines, por más inciertas que estas sean?.

Enumeremos algunos puntos aclaratorios de la cuestión:o El estudio de lo entendido por vida moral y buena vida o vida buena por los

filósofos de todos los tiempos.o La conciencia de la dificultad de adherir a alguna de las filosofías morales

históricamente ofrecidas o a la que se están armando en el presente:: no hay respuesta que cierre la cuestión. Si la hubiera el experto en ética no tendría lugar teórica ni práctico alguno.

o Un espíritu crítico que analiza los conceptos manejados en la vida diaria, a los cuales consideramos obvios sin reparar en el sentido y el peligro de esa “obviedad”.

En relación con el último punto, el hecho de que las obviedades del pasado dejaron de ser tales es una prueba de la ausencia de verdades inmutables y conclusivas. Muchas veces nos preguntamos: ¿Cómo se pudo creer tal cosa, cómo se la consideró obvia?. Ahora bien, esto no significa apreciar como errores a esas creencias no cuestionadas y suponer que el presente las detecta y reemplaza por verdades. Si se trata de ello convertiríamos nuestras nuevas creencias en mitos no cuestionables y, por tanto, en duras e inflexibles nociones que nos alejan de esa actitud o disposición de cambio exigido por todas las épocas pero, sobre todo, por lo que estamos transitando.

En relación con lo anterior, la vorágine tecnológica y las nuevas realidades políticas, sociales y económicas inéditas obligan a “inventar” formas de conducta. Si desconocemos estas novedades –pensemos en la informática, en las nuevas formas de comunicación, en el exceso de tal comunicación, en las manipulaciones genéticas, en las nuevas formas de las empresas en la “aldea global”, etc.-, no lograremos evitar que el mundo se convierta en algo parecido al pintado por algunas obras de ciencia ficción.

Sigamos con la enumeración emprendida:o Un espíritu crítico capaz de percibir ciertas patologías tan novedosas como

los cambios de que hablamos en el párrafo anterior y consecuencias de ellos. Esas patologías amenazan la vida del individuo pues surgen de una realidad que ignora sus deseos, perturba su acomodamiento en el mundo cotidiano de la vida, desconoce sus agonías y sufrimientos.

o La sensación hecha consciente de que no es fácil el maridaje entre lo íntimo y lo privado y lo externo y público. Así como hay doble discurso, parece haber también vidas dobles, las que producen angustias y desconcierto: cambiar de traje o estar obligado a hacerlo para salir al ruedo público o entrar en la oficina es verse exigido a establecer una diferencia entre la vida buena o feliz y la que no puede evitar normas, códigos o imperativos. En realidad, las llamadas “relaciones públicas” están sometidas a un arsenal de imposiciones disciplinarias impuesta por el trabajo o los negocios o, en

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general, por la vida con los otros en cualquier tarea: hasta el arte tiene hoy ese lado imperativo del lobby desconocido por el artista bohemio de otras épocas. Dos rostros para un hombre esquizofrénico.

Un experto en ética puede llegar a ser consciente lo enumerado en el listado anterior y, entonces, a adecuar mejor la conducta al buen desempeño en el trabajo o, en forma más amplia, a la vida pública, y, al mismo tiempo, a lograr ese aparentemente imposible maridaje entre los deseos propios y las exigencias ajenas... (pag. 19-22)¿QUÉ ES LA ÉTICA APLICADA?

A esta altura ya estamos en condiciones de suponer que no son pocas las preguntas ni las sospechas en torno a como se relacionan “ética filosófica” y “ética aplicada”. Además, cabe recordar que lo escrito sobre esta última dista bastante de agotar el tema.

En el terreno de las preguntas, una de las primeras se refiere al significado del calificativo “aplicada”: ¿aplicar la ética a qué? ¿para qué? Y, más aún, ¿qué significa aplicar?.

Ahora bien, si pretendemos localizar algún punto de partida común entre ética filosófica y ética aplicada, debemos detenernos en el conflicto; no resulta fácil en este terreno conciliar el plano teórico con el práctico. Por otra parte, para algunos tal conciliación ni siquiera es deseable porque la ética aplicada corre en ese caso el riesgo de exponerse a ciertos “vicios cientificistas”. Éstos la pondrían más cerca de una razón instrumental, ocupada en los medios y teñida de intereses, que de una racionalidad capaz de dar cuenta de los fines, normas y valores en juego cuando del accionar humano se trata. Pero en este clima de incertidumbre, las preguntas siguen en pié, sobre todo aquellas ligadas a la posibilidad de “aplicar” la ética. Ricardo Maliandi (“Programa especial de investigación”, Área Ética Aplicada, Facultad de Filosofía y Letras, UBACyT. 1992) señala en un documento que la interdisciplinariedad es un factor constitutivo de la ética aplicada. Ésta no puede prescindir ni de la ética filosófica, encargada de la reflexión sistemática sobre las condiciones de validez de las normas, ni del conocimiento recogido por las ciencias de situaciones en donde esas normas deben ser supuestamente cumplidas.

Ahora bien, nos importa destacar que “interdisciplinariedad” no significan que las ciencias constituyan el único “interlocutor válido” de la ética aplicada. Más bien, consideramos a las “disciplinas tecnocientíficas” ocupadas de teorizar aquellos ámbitos concretos y definidos, cuestionados precisamente por la moral. Intuimos, entonces, que el punto de partida comienza más abajo. De la economía, la empresa, la genética o las tecnologías reproductivas surgen los primeros interlocutores, aquellos que hablan en nombre de múltiples aspectos humanos: afectivos, psicológicos, éticos, ideológicos, vitales. Otra pregunta es la que interroga sobre el “para qué” de la ética aplicada. Y aquí debemos remarcar que uno de los principales objetivos es esclarecerla temática de la toma de decisión. En tal sentido, sólo a partir de su adecuada instrumentación podremos determinar criterios racionales o razonables que nos permitan decidir ante problemas delicados.

En efecto, la novedad de la ética aplicada es precisamente ingresar en un terreno tradicionalmente reservado a los expertos del área en cuestión, quienes por su sola capacitación y experiencia profesionales se creían idóneo para decidir en situaciones complejas. Involucradas en valores y principios morales. La ética aplicada es. Por ende, un terreno de “sacar a luz” aquello que estaba encerrado en los peligrosos límites de la moral individual.

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Una tercera pregunta bien puede ser: ¿qué significar “aplicar”?. Esta ocasiona posiciones encontradas. Las más conocidas son el casuismo en oposición al situacionismo, en lo que la aplicabilidad de normas morales concierne. Tales posiciones actualizan una vieja y no menos vigente confrontación en el campo de la moral: la existente entre lo universal y lo particular, (...).

Según el casuismo, las normas válidas pueden “aplicarse” a todo “caso” particular. Tengamos en cuenta, tal como lo aclara Maliandi en el citado documento, que “aplicar” deriva del latín applico: arrimar o apoyar una cosa a otra. Alude, pues, a una forma de contacto. En cambio, según el situacionismo, el carácter único e irrepetible de cada situación concreta le impide que se encuentre prevista en las normas; éstas sólo ofrecen, a lo sumo, una orientación prima facie, y en definitiva su “aplicabilidad” es prácticamente nula.

Sin embargo, la ética aplicada no se limita simplemente a la aplicación de normas. Aunque sea posible y parezca lícito hablar en términos de una aplicación de la ética normativa” –sea que se trate de una teoría ética o de algún principio indicado por ésta-, la ética aplicada tiene que apelar a los juegos de la racionalidad, con el fin de hallar criterios suficientemente elaborados, capaces de “legitimar” una determinada toma de decisión. Por este motivo, descartamos de antemano toda pretensión cientificista de “neutralidad valorativa”. Se trata, como ya señalamos, de un diálogo interdisciplinario al que se añade, también, el interideológico toda vez que los contrastes ideológicos se hagan perceptibles, y como tales contribuyan obstáculos para la toma de decisión.

Existen distintos modos de concebir la ética aplicada. Unos los entienden sobre todo desde la filosofía, como una manera de aplicación práctica de alguna teoría filosófica previa. Sin embargo, como veremos, esta concepción a traído muchos inconvenientes en distintas áreas de su competencia, sobre todo en la ética de los negocios, debido a que pretendía trasladar rígidamente la ética filosófica al mundo de los “hechos” empresariales.

La otra manera de concebirla desde las ciencias –o desde los intereses y/o criterios de las profesiones particulares-. Al respecto, lo primordial es la praxis; la ética aplicada sería en realidad ética “aplicable”. Esto no acarrea menos inconvenientes que el enfoque anterior, en tanto se corre el peligro de reducirla a un burdo pragmatismo.

En cambio, si tenemos en cuenta la interdisciplinariedad ya señalada, la ética aplicada no pertenece exclusivamente al ámbito de la filosofía, ni al de la ciencia, ni tampoco se identifica con lo puramente práctico, sino más bien se trata de un equilibrado y peculiar conjunto de todo eso, en donde la filosofía es necesaria pero no llega a ser suficiente. Para la ética aplicada todos los problemas, provengan del área que sea, son polifacéticos y se hallan siempre en múltiples interrelaciones. Principalmente por no tratarse de comportamientos estancos, se impone adoptar criterios suficiente luminosos que nos permita discriminar la gran variedad de cuestiones en juego.

Un poco de historia. Podríamos acordar con Gilles Lipovetsky, cuando afirmamos que la ética se ha convertido en el espejo privilegiado donde se descifra el nuevo espíritu de la época. Cuestiones tales como bioética, movilización de los negocios, debate sobre el aborto y el acoso sexual, cruzadas contra la droga y el tabaco, son algunas muestras de cómo la revitalización de los valores y el sentido de responsabilidad constituyen el imperativo de nuestro tiempo. Sin embargo, cabe preguntar hasta qué punto se trata de un revivan, puesto que los problemas de la “ética aplicada” lejos de ser recién descubiertos –su tratamiento puede rastrearse a través de toda la historia de la ética- fueron, más bien, subestimado por los filósofos morales del siglo XX. Existía el prejuicio de que si el filósofo se ocupaba de cuestiones prácticas

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pasaba a comportarse como un “guía espiritual”, “un pastor” o algo semejante, con lo cual queda fuera del interés y alcanse de la filosofía académica.

Pero la cuestión acerca de si las teorías éticas normativas podían tomarse para la solución de problemas éticos reales y concretos se comenzó a contestar afirmativamente –en especial en Estado Unidos- durante los años 60; época del movimiento norteamericano por los derechos civiles, la Guerra de Vietnam y el aumento del activismo estudiantil, entre otros. MEDIADO DE LOS ’70 SE FUNDÓ LA REVISTA Philosophy and Public Affairs, dedicada a la aplicación de la filosofía a temas públicos, que se convirtió en un importante foro de discusión al que siguieron otros.

Además empieza a tomar importancia la bioética como estudio sistemático de la conducta humana en el área de la ciencia de la vida y la atención de la salud, en tanto dicha conducta es examinada a la luz de los principios y valores morales. Pensemos que en las décadas del ’60 y del ’70 las nuevas tecnologías determinaron una serie de prácticas médicas cuyos resultados era éticamente cuestionables: los trasplante de órganos, la hemodiálisis, la reforma de la ley de abortos, el mantenimiento con vida de pacientes terminales irreversiblemente inconscientes, las técnicas de reproducción asistida, etc. Ciertamente, la bioética contribuyó a replantear la relación médico paciente; en tal sentido, por dar un ejemplo, cuestiones como el “Consentimiento Informado” (C.I.), el “saber de qué se trata” o el “morir dignamente” se constituyeron en derechos inalienables. También a mediados de los ’70 los filósofos comenzaron a intervenir en comité de ética universitarios, los cuales juzgaban aquellas investigaciones con experimentación humana o con animal. Surgieron también los comités hospitalario de ética, encargados de debatir criterios acerca de las decisiones moralmente adecuadas en cuestiones de ética biomédica, dentro del ámbito de la práctica hospitalaria.

Otra área de la ética aplicada es la ética ecológica, también denominada ética del medio ambiente, reflexión sobre la supervivencia de la especie humana y el deterioro ambiental. Curiosamente, aunque a menudo la ética ecológica le presta “servicios filosóficos” al ecologismo, puede constituirse además en una crítica del mismo.

A los fines de ampliar algo más la geografía de la ética aplicada, podemos mencionar áreas tales como ética de la educación, ética de la publicidad y los medios de comunicación ética de la informática, ética de la industria farmacéutica.

La ética de la economía y los negocios, tema central de nuestro trabajo, configura otra área en la que se ha comenzado a trabajar intensamente desde algunos años; sus temas aparecen a menudos relacionados con los de bioética, en lo referido a las organizaciones médicos-empresariales; y con la ética del medio ambiente, en la medida de que la empresa debería estar comprometida con el resguardo ecológico.

No cabe duda que las complicaciones del mundo tecnocientífico platean con cada vez más insistencia la necesidad de acercamiento entre las distintas disciplinas y la ética. Por otra parte, recordemos que la tecnociencia, mal que le pese, está involucrada también con valores morales. No hay tal “neutralidad valorativa”, sea porque se compromete con los valores ya existentes, sea porque crea otros nuevos.

A medida que se complejizó el “mundo de la vida”, y la ciencia y la tecnología fortalecieron su poder, los enlace entre la ética y las actividades humanas se acrecentaron cada vez más. Hoy nos atrevemos a afirmar que son inevitables.

LOS RETOS DE LA ÉTICA APLICADAPRIMER RETO. La ética aplicada no puede prescribir de modo inmediato las actuaciones en los casos concretos, no puede convertirse tampoco o por eso mismo en una mera casuística (la conversión del “caso” en un modelo paradigmático o ejemplar,

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pero abstracto), sino ayudar con el producto de sus reflexiones a la toma concreta de decisiones, siempre en manos de hombres concretos. Las decisiones morales son personales, aunque sean comunicables y compartibles.

SEGUNDO RETO. No existe ninguna ética filosófica en que todos concuerden: ¿Cuál es la más adecuada?, ¿cuál es el criterio de esa adecuación?

TERCER RETO. La especificidad y concreción de los ámbitos cuestionados moralmente –ingeniería genética, ecología, informática, mundo empresarial- obliga a funcionar “de abajo a arriba”.

CUARTO RETO. Exigir moralmente que se actúe de acuerdo con una ética de la convicción en determinados principios universales es incurrir en una falta de realismo. Se requiere la ética de la responsabilidad de Weber: medir las consecuencias. La racionalidad moral ha de estar acompañada por la racionalidad estratégica en el ámbito de la aplicación.

QUINTO RETO. En cuanto al tema de la toma de decisiones morales, “su grandeza y su miseria” es que nadie puede asumirla por el otro a priori, y que conflictos en situaciones concretas tampoco se pueden decidir a priori. ¿Existen entonces criterios establecidos para la toma de decisiones?.

SEXTO RETO. Si se da lugar a lo normativo, la ética aplicada no puede apoyarse sino en una moral de mínimos, mínimos normativos y axiológicos (que no tienen por qué ser a priori sino más bien producto del hacer concreto del hombre) compartido por una sociedad pluralista. Una mínima moralia, en palabra de Adorno, se opone a la moral de máximos. Ésta sería por ejemplo una que apunta a la felicidad: pretender imponer tal moralidad es un manejo no sólo autoritario, sino un camino que disuelve la pluralidad del multiculturalismo, en una hipócrita actitud de “buena conciencia”. ¿Quién se puede arrogar el derecho de decidir en qué consiste la felicidad humana?

SÉPTIMO RETO. El compromiso –la libertad entendida como autonomía-, la solidaridad –la igualdad entendida como simetría en las relaciones- y la realización de ambos valores en una comunidad real abierta al multiculturalismo son los elementos de la brújula que puede manejar la ética aplicada. (pag. 79 – 85).