etica dialogica habermas

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1 «Hacia una ética consensual» Análisis de la ética Habermasiana. Capítulo I y II Noé Héctor Esquivel Estrada Editado por Torres Asociados, primera edición, 2003 Alumna : Isabel Leal Figueroa Profesor: Omar Cofré Programa: Doctorado en Ciencias Humanas

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«Hacia una ética consensual»Análisis de la ética Habermasiana.

Capítulo I y II

Noé Héctor Esquivel Estrada

Editado por Torres Asociados, primera edición, 2003

Alumna : Isabel Leal FigueroaProfesor: Omar CofréPrograma: Doctorado en Ciencias Humanas

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Texto de Esquivel Estrada sobre la ética dialógica

El texto escrito por Noe Héctor Esquivel Estradallamado: “Hacia una ética consensual, análisis de la éticahabermasiana”, publicado por la editorial Torres Asocia-dos, en su primera edición el año 2003, es una descripcióny reflexión sobre el tema filosófico-ético, abordado a tra-vés del pensamiento de Habermas, autor de textos quehan formulado una nueva visión sobre la moral-racionaluniversal y han provocado un nuevo paradigma dentro deeste ámbito.

El presente resumen, da cuenta de la introduc-ción y de los capítulos uno y dos del texto ya mencionado,se conservará la forma y el orden del texto original, con elfin de conservar la coherencia con él. En el primer capítu-lo, el autor se concentra en la Escuela de Francfort, queluego de exponerlo, lo descompone en cuatro subtítulos,para abordar el tema de la teoría critica, la pragmáticauniversal del lenguaje y los fundamentos normativos parauna teoría critica de la sociedad, la ética consensualargumentativa y finaliza el capítulo, con el tema de la ar-gumentación, donde se detiene en los conceptos de racio-nalidad y reflexiona sobre su sentido y alcance.

En el segundo capítulo, el autor se concentra enla ética consensual – argumentativa, y lo divide en dosgrandes temáticas, la ética universalista, formalista,cognitivista y deontológica y en la fundamentación racio-nal de la ética consensual.

IntroducciónEn la introducción el autor siente que debe justifi-

car su investigación e interés por la ética (dado los rápi-dos cambios sociales del mundo actual). Las razones ex-puestas, son precisamente lo interesante que significa abor-darlo en estos tiempos, donde los dogmas ya no son ina-movibles, el acceso al conocimiento es para todos, lo queprovoca rápidos cambios y la complejidad que posee ensu diversidad. Esquivel Estrada vislumbra, entonces, enla filosofía habermasiana una reflexión critica distinta yactual, por lo tanto, se centra en ella.

Sobre los pensadores de la Escuela de Francfort,el autor resalta los lazos que los unen, información queresulta importante porque le da un perfecto sentido a es-tos esfuerzos éticos, primero, la tragedia de Ausschwits ysegundo, el proyecto de una humanidad nueva, por mediode una teoría critica, analítico- reflexiva, esto los lleva-ra a oponerse a toda postura gnoseológica-epistemológicarestrictiva y empírica.. El propósito es reflexionar y trans-formar la vida humana, y la teoría critica será el “instru-mento orientador de la toma se conciencia y de decisiónpara esta transformación de los procesos histórico-socia-les hasta alcanzar la emancipación” (Pág. 8).

Resalta también el autor la búsqueda de la racio-nalidad y los esfuerzos realizados por Habermas para de-finir, analizar, clasificar y exponer los diversos tipos deracionalidad y las formas practicas de su aplicación. Ade-la Cortina expone la complejidad teórica de la éticadiscursiva de Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas como“... se compone de una pragmática formal del lenguaje,una antropología del conocimiento, una teoría consensualde la verdad y la corrección y una teoría de la evoluciónsocial “ (pag.9), Esquivel Estrada deja entonces claro quesu intención es abordar solo los aspectos que ha conside-rado mas relevantes, para comentarlos en este estudio. Eltema central, será la ética consensual argumentativa queofrece distintas alternativas y que enfrenta problemas ylimitaciones dignas de comentar. Sobre la dimensiónuniversalista y racional de la ética de la comunicación laidea será superar contextualizaos y posturas individualesy “abrir el horizonte para la construcción y aceptación devaloraciones intersubjetivas” (pag.10), para establecer unateoría de la interacción humana mediada por la comunica-ción.

Abandonándose a un nuevo paradigma constitui-do por el entendimiento intersubjetivo de la relación mo-ral.

La construcción de esta propuesta teórica separaa Habermas del pensamiento de la Escuela, porque losobliga a conectar la teoría con la praxis. A esta ética con-sensual argumentativa, además le asigna una dimensiónuniversalista racional y debe cumplir con los requisitos deformalismo, cognitivismo y con carácter deontológico.

Esquivel Estrada nos ofrece datos muy intere-santes sobre algunos puntos que contextualizan y criticanla teoría, incluso, en el capitulo final (que no será aborda-do en este resumen) llamado “reflexiones ética sobre cien-cia y tecnología”, conecta distintas posturas ante la éticadel discurso, el mismo concuerda y se opone en algunospuntos, pues considera que aun así es fiel al principio ymotor discursivo y critico que lo guía

1.- Escuela de FrancfortEsquivel Estrada subtitula a este capítulo “Géne-

sis de la Escuela: antecedentes y grandes temas de análi-sis”, e inicia reconociendo los aportes que esta escuela arealizado al pensamiento filosófico contemporáneo, sinembargo, no se detiene en los aspectos históricos sinoque aborda esta escuela desde el momento de rupturaque Habermas y otros pensadores provocan en esta es-cuela. El pensamiento que provoca esta ruptura y ubica aHabermas como uno de los principales protagonistas, eslo que nos tratará Esquivel Estrada en el texto.

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Habermas se separa de sus predecesores de laescuela de Francfort porque no comparte la filosofía de laconciencia de la razón gnoseológica sujeto-objeto que pre-domina en ella, y forma con ello un nuevo paradigma delconocimiento sujeto-sujeto basado en la accióncomunicativa como teoría de la argumentación. Su filoso-fía restaura la ruptura teoría-praxis (que predominaba enla antigua escuela) conservando la praxis social, que loune de alguna forma, a la filosofía marxista.

Con esta nueva escuela fundamenta su teoría crí-tica de a sociedad en un nuevo concepto de racionalidad,donde la reflexión se orienta a la filosofía analítica queconduce al concepto de pragmática universal. Seguidoresde esta nueva escuela serán: Wittgeinstein, Austin,Strawson y Searle, entre otros. Esta forma de pensamientoes racional, consensual- comunicativa y busca la razónunida al sentimiento de compasión. Esto da forma al lla-mado ideal emancipador Habermasiano “razón solida-ria y comunicativa”.

Es destacable, sin embargo, que la unidad de am-bas escuelas de Francfort (la vieja y la nueva) no se rom-pe, porque las une la crítica contra la hegemonía de laracionalidad teleológica que caracteriza a la modernidad.Principalmente no comparten la racionalidad que funcio-na de modo mecanicista, medios-fin, causa-efecto porqueconsideran que priva a la razón de su ejercicio analítico-reflexivo.

Se abre, entonces, un nuevo concepto de racio-nalidad, que se debate entre la razón científico-técnica yla razón moral como elementos irreconciliables y que po-nen, de paso, en juego la posibilidad o imposibilidad de laneutralidad valorativa del conocimiento científico.

Los nuevos francfortianos hablan entonces, so-bre la orientación moral de la sociedad, buscan una moralfincada en una razón humanista, solidaria y comunicativa,pensamiento que se expresa en la llamada “teoría críti-ca”, que es una oposición a la economía política y a larazón instrumental, formando con esto, una actitudinterdisciplinaria que lo enfrenta y que conecta la teoríacon la praxis. El recurso es el método dialéctico, la re-flexión especulativa y la comprobación empírica. No esde su interés los conceptos metafísicos sino que ofrecenpropuestas que afectan la vida temporal de los seres hu-manos. Los teóricos de diversas disciplinas se unen en-tonces bajo un interés común: la liberación del hombre.

Se perfila con esto, una nueva orientación: la teo-ría de la consensualidad en oposición al concepto decentralidad y autoridad expresadas por medio de la fuerzao lucha de poderes. Esta crítica entonces, se dirige al tipode racionalidad de la sociedad industrializada, sin importarsi es capitalista o socialista. Junto con ello se critica tam-bién el cientificismo, el positivismo, el neopositivismo, el

racionalismo crítico, el marxismo y a algunos hermeneutasacríticos (Gadamer y Rorty).

Sobre Habermas, uno de los personajes más rele-vantes de esta nueva filosofía, el autor considera que exis-ten tres orientaciones temáticas que han guiado su pensa-miento: la teoría de la acción comunicativa, la teoríade la evolución social y la teoría de la racionalidad oética discursiva. Se relaciona con el proyectofrancfortiano por medio de su lucha contra el cientificismo,también con la elaboración de algunas teorías dispersas ycon su teoría de la acción comunicativa en vinculacióncon el análisis social y con su propuesta ética. A su prime-ra época, en los años sesenta, pertenecen el tratamiento aproblemas estudiantiles que culmina con su texto “Cono-cimiento e interés”, ubicándose con él entre los intelec-tuales en el mundo filosófico contemporáneo. En su se-gunda época (años setenta) se muestra guiado por el afánde elaborar una pragmática universal y una ética del dis-curso, como ciencias reconstructivas. Desde las obrasrealizadas durante ese periodo, surge una teoría de la ra-cionalidad y se empieza a gestar una teoría de evoluciónsocial. A partir de los años ochenta aparece la obra pro-metida desde hacía tiempo, su famosa “Teoría de laacción comunicativa”, texto donde se dan cita la teoríasanteriores, también publica su obra “Conciencia moral yacción comunicativa”, donde habla sobre la éticadiscursiva, teniendo que publicar más tarde “Aclaracio-nes a la ética del discurso” donde se ve en la necesidadde explicar o aclarar aquellas dudas suscitadas por su lla-mada ética consensual.

Para contextualizar históricamente dentro delmundo de las ideas a la Escuela de Francfort, el autor laubica en lo que se entiende como “Teoría crítica de lasociedad”, que en sus inicios tuvo como objetivo desen-mascarar las “contradicciones fundamentales de lasociedad capitalista”, por considerarla una sociedadrepresora de todo tipo de libertad humana y donde se pro-pone una sociedad sin explotación, una organización ra-cional de la acción humana, la búsqueda por medio demecanismos sociales hacia el respeto del hombre, su li-bertad creativa y al desarrollo armonioso de todas sus fa-cultades.

1.2.- La teoría crítica

La teoría crítica de los iniciadores de la Escuelade Francfort, nace del dolor de la segunda guerra mun-dial, del nazismo que fue un reflejo de la irracionalidad einhumanidad en toda su expresión, reflejándose el ideal enla frase imperativa de Adorno “lograr que Ausschwitzno se repita”, por lo tanto el punto de partida es un hecho

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social. La teoría crítica parte con dos convicciones: pri-mero, que el marxismo no es un cuerpo doctrinal estáticoy heredado, segundo que las construcciones teóricas cam-bian en la medida en que cambia la realidad social. Conesto, queda claro que inicia como una actitud reflexiva,analítica, abierta y de sospecha a toda concepción totali-taria y cerrada.

Sus seguidores desean unir el pensamiento filosó-fico con la praxis humana, porque para ellos no es posibleseparar pensamiento de acción, los ideales y las realida-des, que dependen de su contexto histórico, social y cultu-ral.

Esto los diferenció de los pensadores hegelianosde izquierda y de las ideologías imperantes de la época.La forma que proponen es la razón y el consenso. El ca-rácter emancipador de la teoría crítica busca desenmas-carar lo irracional que existe en el discurso del centralis-mo del conocimiento y de la verdad. Proponen cienciasemancipadoras, que por su carácter crítico hacen que elhombre sea consciente de su responsabilidad frente alacontecer histórico, ya no como “el experto en el conoci-miento” que caracterizaba al cientificismo. El modelo queHabermas propone es el psicoanálisis, por considerar quees un proceso auto reflexivo que permite al sujeto liberar-se de perturbaciones, deformaciones y engaños.

Esquivel Estrada nos hace notar los treslineamientos fundamentales con que Horkheimer entien-de la teoría crítica, primero el rescate del individuo de lasamenazas de la sociedad moderna (a la subordinación delconsumo, la sociedad de masas y su dominación al siste-ma económico), por lo tanto el segundo linimiento tienedirecta relación con oponerse al retorno a la dimensiónmaterial de la realidad (ajena al materialismo marxistaortodoxo)y; tercero la exageración de la critica alracionalismo burgués que conduce a la negación de la ra-zón en si misma, que lleva a su vulgarización e irraciona-lidad.

La crítica se concentra en la forma de entenderla “razón” desde una perspectiva reduccionista y mate-rializada llamada por Horkheimer “razón instrumental”,por Marcuse ”razón unidireccional” y por Adorno “ra-zón identificante”. Otro concepto de interés en sus críti-cas es la dominación que se expresa en la dominación dela naturaleza, del hombre por el hombre, que se expresade diversas formas como por ejemplo en lo económico(trabajo), el intelectual (fetichismo del conocimiento) y enlo político.La forma de liberarse para ellos es la ética que permitedesprenderse de la irracionalidad, por lo tanto, esta cen-trada en la idea de la razón.

Para Kant y Hegel la razón es un concepto quese debe diferenciar entre, Verstand (entendimiento) que

ese refiere a “una facultad inferior de la mente, queestructuraba el mundo fenoménico de acuerdo con elsentido común” y Vernunft (razón) significa una “facul-tad que va más allá de las meras apariencias, hastaesta realidad más profunda”. El positivismo de la épocarepresentado en el Círculo de Viena negaba el “vernunft”,porque renegaba de la reflexión y creía en los hechos ab-solutos, incluye el ser y el deber ser, eliminando la neutra-lidad valorativa. Habermas aporta a este concepto de ra-zón en la historia, entendiéndola no como un absoluto si noque como una razón práctico-moral que se hace presenteen los actos de la comunicación no distorsionada, esteaporte lo lleva a diferenciar las acciones, llamándolas:acción instrumental, acción estratégica(teleológicamente racionales) y acción comunicativa.Las dos primera son propias del conocimiento científico yse orientan al control de l medio externo, natural o social,dependen del logro de objetivos, son teleológicamente ra-cionales y son acciones orientadas al éxito, en cambio laracionalidad de la acción comunicativa se orientan a lacomprensión intersubjetiva y su máxima expresión es lacomunicación, declara “ La racionalidad comunicativaes dialéctica, porque el síntoma de su presencia no esel monologo unidireccional, sino el diálogo, la con-frontación. Es imposible llegar a determinar lo verda-dero o lo correcto sin recurrir a esa unidad en la dife-rencia representada por el diálogo; es imposible lle-gar a lo verdadero o a lo correcto sin contar con ladiferencia como motor, que precisa del transcurso his-tórico para llegar a una reconciliación” (Adela Corti-na en “Critica y utopía: la escuela de Francfort, p. 46,citado por el autor pág. 24 ). Con ello resalta la importan-cia de la razón en la praxis, sin la práctica es denominadapor Habermas como decisionismo irracional.

La teoría crítica se entiende como una herme-néutica dialéctica porque su objeto de estudio es la com-prensión e interpretación de los hechos sociales, confron-ta dos tipos de objetividad la de los hechos históricos queson dependientes de los hechos científicos y busca el sen-tido objetivo de los hechos históricos que es conocida comohermenéutica del sentido. Diferenciando las ciencias dela naturaleza (empírico-positivistas) que proceden por elanálisis y cuyos intereses son más bien técnicos, de domi-nación, a las ciencias del espíritu (histórico-hermenéuticas)que proceden por la vía de la hermenéutica y cuyos inte-reses (los de las ciencias sociales) son prácticos de com-prensión del sentido y específicamente el de as cienciasde la emancipatorias es un interés de liberación.

Otra de las características de la teoría crítica fueel pluralismo disciplinario con el fin de orientar la reflexióndentro de cada disciplina y así transformar la sociedad.

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1.3.- Pragmática del lenguaje: fundamento normati-vo para una teoría crítica de la sociedad y para unaética consensual argumentativa.

El autor declara que Habermas en su proyecto depragmática universal se “propone la reconstrucción delas bases universales de validez del habla, plasmadaen las pretensiones de validez: inteligibilidad, veraci-dad y rectitud normativa” (Pág. 29). Eso significa quelas bases universales del habla no son infalibles si no quedeben ser falibles, revisables y contrastables.

Noé Esquivel sostiene que para Habermas laverdad y la rectitud normativa se resuelven mediante ra-zones argumentativas (cuando son puestas en duda). Si laverdad son los contenidos de lo que se dice, la rectitudtendrá que ser, el contexto de la normatividad, es decir, loque se busca discutir y condensar colectivamente sobrela rectitud que posee o no posee la norma. Sin embargo lainteligibilidad será si lo que se resuelve es claro o no y laveracidad tendrá que ver con la concordancia entre loque se piensa y lo que se dice. Si todas las argumentacio-nes están fundadas sobre la búsqueda cooperativa de laverdad, la orientación será lograr conviccionesintersubjetivas, sustentadas en los mejores argumentos.En cuanto a la validez, estás serán la verdad de las propo-siciones, la rectitud de las normas morales y la inteligibili-dad de las expresiones simbólicas. La veracidad no sefundamenta, solo se muestra y se descubre mediante lacoherencia entre lo que se piensa o se habla y lo que sehace.

Las argumentaciones en la ética del discurso sonel criterio único para validar la pretensión de validez, por-que con el proceso de argumentación se establece el sen-tido de la validez moral del “deber” , dejando claro enton-ces la relevancia de la argumentación, Habermas postulalas “reglas de la argumentación”, que es un postuladoa reglas éticas universales independientes de la cultura ode la sociedad. Las dos normas básicas son las siguientes:

“U1 Una norma es válida si y solo si su obser-vancia colectiva puede ser enjuiciada por todos losafectados como favorable uniformemente al interésde todos ellos (…)

U2 Una norma favorece uniformemente el in-terés de todos los individuos afectados por ella si ysolo s puede ser afectada sin coerción por todos elloscomo uniformemente favorable a su interés” (Pág. 31).

Noe Esquivel destaca que lo que se entiende por“real” es lo que puede exponerse en enunciados verda-deros y nos remite al contenido de la proposición, no de-pende por lo tanto, ni del hablante ni del oyente. Lo “ver-dadero” se va a entender como la “validez que se nosimpone como tal a nosotros”, y la “verdad” o mejor

dicho, la pretensión de verdad será la que se propone yque tendrá que defenderse con razones frente a las posi-bles oponentes y deberá ser racionalmente interpretadaen el conjunto. Como la pretensión que el hablante intentahacer comunicar a sus oyentes es susceptible a crítica,necesita de la fuerza de la argumentación para ser justifi-cada, esto impone como requisito que las personas queparticipan no deben estar sujetas a coacción, porque po-dría anular el carácter discursivo y consensual que re-quiere la comunicación.

Para el autor, esto implica un problema porque laspretensiones de validez son lingüísticas, dependes del len-guaje, por lo tanto, no se le puede asignar un carácter deabsoluto metafísico. Sobre esto Habermas expone queaunque la comunicación ha de entenderse como un ideal,en la práctica, es en la discusión donde se buscara laverdad o la pretensión de validez, por medio de la argu-mentación

1.4.- Sobre la argumentación

Habermas define argumentación como: “al tipode habla en que los participantes tematizan las pre-tensiones de validez que se han vuelto dudosas y tra-tan de desempeñarlas o de recusarlas por medios deargumentos” (pag.34). Se debe estar conscientes, poresto, de que todos los participantes sienten la fuerza delconvencimiento, por ello la importancia de no adoptar pos-turas dogmáticas (actitud que no sería racional) y estarabierto a otras razones. Es eso precisamente lo que hacetan complejo comprender el concepto de razón y que CarlosPereda aclara en su libro “Argumentación y Juicio”,donde califica este tipo de razón como “razón enfática”y la define como una razón plural, gradual,antifundamentalista, que no por estar basada en la incerti-dumbre posee menos autoridad, sino que contrario a eso,al estar construida en base a la razón es más fuerte yabarcadora. Por ello la argumentación debe excluir certe-zas absolutas o fundamentos que imposibiliten el ejerciciodialogal y toda posibilidad de consenso. Es un tipo de ra-zón moderada y susceptible al error.

Frente a las normas polémicas la forma de proce-der es denominada “justificación de la norma”, dondecada implicado puede exponer sus razones de por quéuna norma específica debe ser obligatoria y por medio deuna decisión colectiva se juzga si la norma “es igualmen-te buena para todos”. Este proceder debe ser tambiénuna decisión colectiva para evitar que alguno imponga asnormas. De esta forma se asegura el espíritu del consen-so, que es igualdad de derechos para todos.

En lo concerniente a la las cuestiones practico-morales el consenso debe estar elaborado bajo la forma

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de “lógica informal” que establece con la aceptación delas normas que tendrán validez al ser consensuadas portodos aquellos que se ven implicados en ellas, y que seestablecen de común acuerdo como “ley general”. So-bre esto Habermas resalta que “la universalidad de lanorma no viene respaldada por la formalidad del de-ber ser, sino por la pretensión de que todo aquel quese encuentre en una situación comparable o semejan-te asuma esa norma como fundamento de su juicio ocomportamiento moral” (Pág. 37). Eso significa queademás, las normas serán válidas porque se han de ganarel reconocimiento de todos los afectados. Si existe con-flicto durante el proceso, estos acuerdos podrán reparar-se con otros acuerdos o mediante el reconocimientointersubjetivo.

La búsqueda siempre será el consenso, lo quesignifica que los requisitos que deben ser cubiertos son:primero, cuando las pretensiones de validez sonproblematizadas y segundo, cuando el consenso se lleve acabo por todos aquellos que son afectados (lo que implicauna situación de conflicto). La ética argumentativa cum-ple un rol fundamental en el consenso, pero está entendi-da como una ética racional, cuyas razones tendrán vali-dez para cualquier persona que sea responsable, por loque la moral en el actuar cotidiano alcanza la dimensiónde normatividad, es eso de lo que trata la universalidadnormativa. Si resulta imposible condensar sobre cuestio-nes morales, Habermas propone declinarse por las argu-mentaciones racionales, esto supone un entendimiento dis-tinto de ética, ya no entendido como la suposición de valo-res “dados” y esto no significa sólo argumentar sino quetoda argumentación debe estar libre de cualquier tipo deviolencia externa o interna, sobre este punto Pereda ex-presa lo siguiente. “Atiende que tus argumentos no su-cumban a la tentación de la certeza o a la tentaciónde la ignorancia, pero tampoco a la tentación de po-der o a la tentación de la impotencia” (pag.39).

El modo de argumentar de una persona manifies-ta una postura teórica e implica un compromiso y una res-ponsabilidad, quien argumenta no permanece neutral frentea una problemática, arriesga su pensamiento, su palabra ysu acción, por lo tanto se compromete con las consecuen-cias de su argumentación. Por esto, sólo las personas ca-paces de responder a sus actos actúan o se comportanracionalmente, pues deben ser capaces de manjar los con-ceptos de autonomía y responsabilidad.

1.5 Racionalidad, sentido y alcance

En este punto el autor nos expone un cuadro so-bre la visión del concepto de racionalidad de Habermas,donde se explicitan las formas de argumentación y sus

respectivos objetivos, manifestaciones o emisiones pro-blemáticas y sus pretensiones de validez controvertidas.Al analizar las relaciones entre tipos de argumentación ysus pretensiones de validez que se han vuelto problemá-ticas, se afirmar entonces, que no todo discurso racionales necesariamente verdadero, se puede elaborar un dis-curso rigurosamente racional y ser falso, por ello es tanimportante la ausencia de coacción de los participantes,por ello también depende de los cambios argumentativosasegurando de esta forma su carácter contingente y de-pende de los actuantes del acto (principio de buena fe).

Se puede hablar de racionalidad desde dos cam-pos específicos: comunicación y acción. Desde el puntode vista de la comunicación será racional un sujeto cuan-do es capaz de cumplir, justificar, criticar, defender laspretensiones de validez de un discurso y será racional enel ámbito de la acción cuando el sujeto es capaz de justifi-car la pretensión de la eficacia, eso significa que podrácoordinar adecuadamente las relaciones medio-fin, por lotanto también forman parte de ello las emisionesevaluativos, es decir emite juicios de valor. Serán enton-ces no racionales cuando el sujeto emite juicios de valorque no se pueden justificar dentro de la cultura ointersubjetivamente. La racionalidad instrumental o racio-nalidad comunicativa dependerá entonces, de la concep-ción que se tenga de mundo, dependiendo del supuestoontológico que se tenga del mismo, y la racionalidad de lasacciones tendrá relación con la consecución de los propó-sitos y el control de las accione por medio de la eficacia.Para María Herrera el concepto de racionalidadcomunicativa “concibe a la razón como una capaci-dad humana dentro de los límites de a experienciaposible” (Pág. 43).

Pese a esto, para el autor aun persiste la preguntasobre ¿Cuándo decimos que una persona se comportaracionalmente? O ¿qué significa que una manifestación ouna emisión sean “racionales”?, respondiendo de la si-guiente forma: “la racionalidad de sus emisiones omanifestaciones se mide por las reacciones internasque entre sí guardan el contenido semántico, las con-diciones de validez y las razones que en caso necesa-rio pueden alegarse a favor de la validez de esas emi-siones o manifestaciones, a favor de esa verdad delenunciado o de la eficacia de la regla de la acción”(pag.43). Habermas entiende racionalidad moral en lossiguientes términos: “Llamamos racional a una perso-na que puede justificar sus acciones recurriendo alas ordenaciones normativas vigentes. Pero sobre todollamamos racional a aquél que en un conflicto nor-mativo actúa con lucidez, es decir, no dejándose lle-var por sus pasiones ni entregándose a sus interesesinmediatos, sino esforzándose por juzgar imparcial-

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mente la cuestión desde un punto de vista moral y porresolverla consensualmente” (Pág. 44).

La comunicación racional se alcanza, entonces,mediante la consensualidad, donde las pretensiones devalidez son problematizadas, por lo tanto los enunciadosno pueden ser observaciones particulares sino que requie-ren ser generales y de argumentación fundante, donde laproblematización se da en el ámbito intersubjetivo (no enel ámbito objetivo) y el consenso se busca no a través dela presencia del lenguaje artificial, ni en su aspectosemántico y sintáctico en sí mismo, sino que en el ámbitode uso.

La fundamentación para Apel descansa en pre-tensiones trascendentales, para Habermas descansa enpretensiones universales, lo que significa que para ésteúltimo, el carácter argumentativo e intersubjetivo son fun-damentos racionales del comportamiento moral, tambiénimplica que todos los interlocutores deben tener la mismaoportunidad de expresar sus opiniones, sentimientos eintensiones y sólo se admitirán en el discurso aquellosinterlocutores que tienen la misma oportunidad de orde-nar, desobedecer, de permitir y prohibir, por esto podemosdecir que las características de la racionalidad sontotalizantes y totalizadoras, significando con ello que serefiere que contempla todos los aspectos del ser humanoy a la totalidad de la realidad.

2.- Ética Consensual argumentativa

Una de las problemáticas de la propuestahabermasiana que nos hace ver el autor, recaen principal-mente en el concepto y la forma de entender la ética,aspecto que pretende aclarar en este capítulo.

Se debe aclarar que para Habermas el proyectoconsiste, en cuanto a cuestiones éticas, la construcción deuna ética universal que descanse en la estructura del len-guaje humano. Esta ética carente de contenidos descansaen el “proceso racional justificado”, esto significa queno es un principio moral último, establecido como una ley,sino que depende de las condiciones formales del discur-so racional, esto le obliga a elaborar una teoría de la prag-mática universal o de la competencia comunicativa, don-de el acuerdo discursivo es posible por dos razones: existeun criterio de diferenciación entre un entendimiento ver-dadero y otro falso, y segundo, es necesario la suposiciónde una situación ideal de comunicación que posibilite otrodiálogo. Por esto, la ética del discurso sostiene que todoaquel que trate de participar en serio en una argumenta-ción debe aceptar por presupuestos pragmático-universa-les de carácter normativo, entre los cuales está por ejem-plo:

1.- Éticamente se deben aclarar las pretensiones

de validez que se sostienen discursivamente y que respal-dan el deber ser de las normas.

2.- Desde el punto de vista práctico es posiblefundamentar el principio de universalidad que es el queposibilita el acuerdo argumentativo.

3.- El carácter obligatorio de las normas debe es-tar respaldado por razones que las sostengan y que seexpresan en los siguiente términos: el deber hacer algoimplica razones para hacer algo, por lo que han de ser“veraces” las cuestiones que se remiten a la decisión en-tre acciones orientadas por las normas, o a la elección dela mismas normas de acción., también es preciso explicarel significado de “verdad moral”.

4.- Las pretensiones de validez dependientes delas argumentaciones no pueden estar vinculadas con enun-ciados descriptivos referentes a objetos, ni con principiosarbitrarios, sin embargo sí se puede condensar respecto acuestiones morales, sólo se deben aceptar las razones quelas apoyan.

Se debe aclarar que la “autonomía de la con-ciencia” de cada individuo se conserva (por el paradig-ma de la intersubjetividad), pero en correspondencia y plan-teado para el consenso de una comunidad ideal de comu-nicación, de tal forma que en algunos casos las personasque transgreden este principio, según Apel no estaríanhaciendo valer su autonomía sino su idiosincrasia. Peroen su resultado, esta suma de autonomías al momento deresolver problemas morales, lleva a una resolución quetiene que ver con interese comunes y no con intereseparticulares, por eso se requiere de una racionalidaddialógica y no monológica.

Habermas inscribe la ética dentro de la teoría dela acción comunicativa, porque separa los conceptos deconducta y acción, la primera la enmarca dentro de uncomportamiento regular pero carente de intencionalidad ynorma y es objeto de observación, en cambio la segundaes un comportamiento que va acompañado deintencionalidad y orientado por reglas, es objeto de com-prensión y tiene un sentido. Por esta importancia Habermasdistingue variaos tipos de acción: la acción teleológica, laacción orientada por normas, la acción dramatúrgica y laacción comunicativa, siendo el lenguaje no sólo un instru-mento para ellas, sino que un medio a través del cual losindividuos se constituyen como sujetos y realizan funcio-nes intersubjetivas, por lo tanto, sociales. Mediante los actosde habla ilocutivos se realiza la acción comunicativa, puesen ella todos los participantes conciertan sus planes deacción individuales y persiguen sus objetivos sin reservas.

Para Apel la razón de que el lenguaje es un hechoprimario y radical de la propuesta ética radica en que “todosigno lingüístico esta abierto a la intersubjetividad

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por su propia estructura triádica (signo, objeto e in-terprete)” (Pág. 51.) y existen dos razones por las queHabermas establezca un puente entre la teoría de la ac-ción comunicativa y la ética, estas son que primero, suteoría es de la acción comunicativa y no de la comunica-ción, es una teoría de la interacción humana mediada porla comunicación. Su objetivo no se alcanza por el análisisy el estudio de los actos lingüísticos, sino “mediante la“coordinación” racional de las acciones extralingüísticasteleológicas, guiadas por la racionalidad de la compren-sión”. Y segundo, la correspondencia se da entre las cla-ses de racionalidades de acción y las pretensiones de va-lidez del discurso, por lo que se pueden diferenciar trestipos de racionalidades: a) la racionalidad teleológica delactuar, orientada hacía el éxito, con referencial mundoentre sujeto-objeto. b) la corrección normativa del actuarsocial (relación sujeto-cosujeto), cuya racionalidad se basaen la moral c) la adecuada autorepresentación en el ac-tuar dramatúrgico, cuya racionalidad está en la veracidady en la autenticidad de la autoexpresión, se encuentrafundamentación en la pragmática universal.

Existen básicamente dos tipos de racionalidades:la racionalidad estratégico-teleológica y la racionalidaddiscursiva y es en ésta segunda donde se puede abordartratar la ética. La ética en la teoría de Habermas sólotiene sentido en el ámbito de la interacción social, por lotanto, su racionalidad radica en la discursividad compren-siva, no en la racionalidad teleológica.

Para él ésta es la forma de llegar a laconsensualidad, cuyo principio regulador es: “argumentade tal modo que posibilites un consenso en materia deinterés común” y la consistencia de la argumentación semide por la fuerza de las razones frente a las pretensionesde validez dudosas. “La teoría de la consensualidadno persigue la unanimidad acrítica, por el contrario,busca el reconocimiento intersubjetivo de las preten-siones de validez susceptibles de crítica” (pág. 56).

La teoría de la acción comunicativa depende dela democracia, para su uso práctico, porque cada indivi-duo debe sentirse con igualdad de derecho a argumentara favor o en contra de algo, pero es importante destacarque al no ser infalible, aún el acuerdo de sus implicados noautoriza la formulación de normas morales de acción uni-versalmente válidas y atemporales, porque no es el objeti-vo formular acuerdos éticos obligatorios que normen con-ductas.

Esquivel Estrada destaca las llamadas “reglas idea-les de la argumentación”. Propuestas por Apel que “sonlas condiciones normativas de la posibilidad de ladecisión sobre pretensiones de validez ética a travésde la formación del consenso y que por ello, con res-pecto a todas las cuestiones éticamente relevantes de

la vida practica, es posible, en un discurso que respe-te las reglas de argumentación de la comunidad idealde comunicación, llegar en principio a un consenso yque, en la praxis habría que aspirar a este consen-so”. (extraído del texto “Estudios éticos” de Apel, Karl-Otto, p.161, en texto de Noe Esquivel Estrada, pag.57).

El carácter universal de la moralidad, debe en-contrar su base en la racionalidad consensual y por lo tan-to, en la socialibilidad. Este aspecto social ser humanorepercute en tres niveles según Apel:

a) Una microesfera donde la norma regula as-pectos de la familia, matrimonio y vecindad.

b) Una mesoesfera, que atañe a las normas queregulan aspectos políticos nacionales (lla-mados “razones de estado”).

c) Una macroesfera en que las acciones huma-nas se enfocan al destino de la humanidad ylos aspectos vitales del ser humano.Mientras mas diverso es el contexto cultural

y social en el que se pretende encontrar consenso, elnivel de generalidad de la expresión de la voluntaduniversal será la guía para la formulación de las nor-mas.

2.1 Ética universalista, formalista, cognitivista ydeontológica

Las características que conducirán a la ética del dis-curso a liberarse del relativismo absoluto, del materialis-mo y actitudes escépticas son su: universalidad, el for-malismo, el cognitivismo y el procedimentalismo. En-tendiendo universalidad como la reconstrucción teórica delos a priori pragmáticos que permitirán el entendimientoen la acción discursiva. También permiten evitar elrelativismo moral extremo. El que se entienda comodeontológica significa que “primero, se abstrae de lascuestiones de “vida buena”, limitándose al aspectode “justicia” de las normas y de acción, y segundo,que no confunde la “verdad proposicional”. Es pues,deontológica porque su carácter fundamental esta enaclarar la obligatoriedad de las normas” (Pág. 62).

Los principios universales de la ética, es uno de pun-tos mas conflictivos, según Esquive Estrada, porque exis-te la distancia irremediable entre el principio universal y lasingularidad del conflicto. La universalidad de la argumen-tación será valida si todos aquellos implicados se sientenvinculados a ella, de otra forma solo respondería a intere-ses particulares. Puede reflejarse en la ley general que

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dice “que tu conducta se convierta en ley de compor-tamiento general”. La norma cumple un papel muy im-portante en el concepto de universalidad, porque es ella laque se debe consensuar, es producto de la interacción eintercomunicación entre los seres humanos participantes,entendiendo que no es infalible.

Pero aun en lo variante que implica estasinterrelaciones, existen aspectos universales tales comopor ejemplo: el respeto reciproco, postulado por las éticasde la compasión, donde el actuar orientado por el entendi-miento mutuo se universaliza, se abstrae y se liberan ba-rreras, donde todos los sujetos son incluidos cumpliendopreviamente con el requisito de hablar y actuar. Otrosconceptos que rigen su carácter universal son la igualdadde derechos entre los participantes, la responsabilidad queimplica el reconocimiento al genero humano, la presenciade una racionalidad simbólica, relacional, anamnetica yabierta a una realidad trans-subjetiva. También esta ínti-mamente relacionada con la libertad y la solidaridad. Se-gún Kohlberg los principios morales que lo rigen (comoetapas) son: la justicia, la igualdad de derechos humanos yel respeto por la dignidad de los seres humanos. Para elautor del texto, el principio universal que funcionaría comomáxima sería “no hagas a otro lo que no quieras quete hagan a ti”. Pero reitera que esa consensualidad noes uniformidad, sino, que la búsqueda del bien común fun-dado en la teoría del mejor argumento.

Sobe su aspecto deontológico Noé Esquivel Estradaresalta que Habermas prioriza lo justo por sobre lo bueno,no se trata de justificar el deber, sino de vincular lanormatividad con lo justo. El principio de universalidad dela norma permitirá separar lo bueno de lo justo. El autornuevamente rescata que esta es una ética que resalta yconsidera casi exclusivamente el tema de la norma y de lajusticia. Propuesta como una ética procedimental pluralistadebe entonces, salvaguardar estos dos principios.

La ética procedimental busca justificar la legali-dad de la norma, pero no la justicia de las mismas, en elfondo, legalidad no significa necesariamente justicia, estosólo aparece cuando se comparte la misma noción delbien común y esto sólo se sostiene dentro de una posturaética sustancial, pero aún permanece la duda ¿se puedejustificar la observancia legal de las normas, independien-te de la justicia?. Margarita Boladeras, dice que Habermasresuelve esta pregunta mediando la toma de decisionesadecuadas en el ámbito de la política, economía y jurídi-cas, sólo así se resolverán las llamadas por él como las“cuatro grandes taras político-morales” de nuestro tiem-po: el hambre y la miseria del tercer mundo; la torturafísica y la violación a la dignidad humana; el desempleo yla desigualdad de la distribución de la riqueza social en lasnaciones industrializadas y por último, el peligro de la

autodestrucción que supone el armamentismo atómico(personalmente incluiría, el peligro del poder económicopor sobre el débil equilibrio ecológico y la destrucción delplaneta producto de la contaminación del ser humano).

Sobre el cognotivismo, su propósito en la ética es “de-fender las maniobras diversionistas metaéticas de los es-cépticos axiológicos y sentar las bases que permitan res-ponder a la pregunta de qué modo cabe fundamentar lasnormas y mandatos morales” (Pág. 72). Como la rectitudde la norma significa la aceptación o no aceptación de ellade los participantes cuya competencia comunicativa lespermite tomar decisiones sobre ello, el peso recae en lalibertad de decisión en la situación ideal de comunicación,sobre ello Habermas explica: “Las éticas cognitivistas pres-cinden de los problemas de la vida buena y se concentranen los aspectos estrictamente deónticos, susceptibles degeneralización, de forma que del bien sólo queda sóloqueda ya lo justo” (Pág. 73).

Sobre la propuesta ética discursiva habermasiana,Esquivel Estrada la ubica entremedio de los universalismosy los contextualismos de los debates de la filosofía moralcontemporánea, los primeros nos conducen a fundamen-tos metafísicos y los segundos a posturas relativistas o enun sentir escéptico.

Para el autor la obligación y la ética van de la mano, yesto nos conduciría a la libertad, porque “una ética de obli-gación va precedida de una voluntad libre”.

2.2. Fundamentación racional de la ética consen-sual

Habermas en su obra “Aclaraciones a la ética deldiscurso”, explica sus diferencias con la moral kantiana ytambién sobre la responsabilidad dentro de su propuesta,porque toma en cuenta las consecuencias de las accio-nes.

La fundamentación racional al ser producto de laargumentación las pretensiones de validez requieren demuchas condicionantes a priori, que involucran las postu-ra de los implicados y sus competencias lingüísticas.

Wellemer critica la postura de Apel, en su comu-nidad ideal de comunicación (que se diferencia de a pro-puesta universalista de Habermas), expresando que elconsenso ideal nos lleva a una concepción relativista ehistoricista del concepto de verdad. Wellmer expresa quela necesidad (tanto de Apel como de Habermas) de ape-lar a una situación ideal de comunicación, los aproxima alpensamiento kantiano. Aún su crítica más fuerte recae enel relativismo.

Habermas por otra parte, dice de Rorty que supropuesta que busca la aceptación de la contextualizaciónlo llevaría al etnocentrismo, y que la propuesta de Apel

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aún conserva rasgos metafísicos que son imposibles y quizáinnecesarios quitar.

El autor resalta que frente a la propuesta defundamentación del pragmatismo trascendental se hanpronunciado dos tendencias radicalmente diferentes: laprimera rechaza la fundamentación general ya que seríael reconocimiento de algo presupuesto y no fundamenta-do, por lo tanto, siempre hipotético, la segunda, intenta veren este tipo de fundamentación, el fundamento último queasegure la certeza y verdad del conocimiento.

2.3. Objeciones a la propuesta habermasiana

La principal objeción a la propuesta habermasianasurge de las características de la sociedad y el mundomoderno, en donde la tremenda diversidad impedirían lavisión de lógica homogénea que requiere el consenso fi-nal, porque ¿cómo condensar a un mismo fin si las identi-dades son en extremo distintas?. Se duda de a capacidadhumana para realizar este trabajo.

El mismo Habermas expresa que uno de los pro-blemas que podría tener esa flexibilidad de principios, esla que él mismo llama “rigorismo moral” cuando falta lasensibilidad hermenéutica para el problema de la aplica-ción y cuando se enjuician sin flexibilidad algunas situa-ciones concretas mediante criterios morales abstractos.

Tugendthat critica que en la propuesta deHabermas las cuestiones morales no pueden ser tratadascomo cuestiones políticas, pues ellas representan com-promisos, el refuta señalando que “(…) primero, el impe-rativo categórico se pueda fundamentar a partir de unarazón entendida específicamente como discursiva (en elsupuesto que la hubiese) y segundo, que la aplicación delimperativo categórico debe producirse en el discurso delos interesados, y no sólo están refutada tal como él las hadesarrollado de hecho, sino que además se ha mostrado,en principio, que tal fundamentación es imposible y que lamáxima discursiva de aplicación es en general absurda”(Pág. 80)

Margarita Boladeras expresa sus desacuerdoscentrándose en tres puntos: primero, las dificultadesterminológicas y conceptuales pues son móviles y el mis-mo autor se ha visto en la obligación de aclararlos en susdiferentes ámbitos disciplinarios, Segundo, su posturafalibilista y postmetafísica le exigen alejarse defundamentaciones de los últimos y diversos campos delsaber, ocasionando que conceptos básicos de su propues-ta (como razón por ejemplo) estén llenos de ambigüeda-des e imprecisiones. Tercero, su propuesta de verdad comoconsenso, lo hace distinguir entre consensos empíricos yel consenso de la comunidad, sin embargo, el problemaestá en la apelación a un consenso de una comunidad de

comunicación ideal que en el fondo se sustenta en base asupuestos.

Otra crítica fuerte a la propuesta de Habermaslas emiten pensadores españoles estudiosos de la pro-puesta habermasiana, como: Raúl Gabás, Javier Muguerzay Manuel Jiménez Redondo que coinciden en señalar suimprecisión, confusión y vaguedad respecto a laconsensualidad y a la verdad y las relaciones entre am-bas.

Wellmer crítica el principio de universalidad, quese ve como una “mezcla” entre principio moral universalcon el principio de legitimidad democrática, lo que lo vuel-ve confuso. También critica su forma de entender laconsensualidad, porque si bien se entiende que son idea-les, estas distan mucho de las condiciones reales y por lotanto hasta que punto realmente será factible y válido parasolucionar problemas reales. Además la verdad no podríaser racional-consensuable porque sería muy difícil defen-derlos del relativismo y del contextualismo. María Pía Lara,también destaca que este mismo autor critica queHabermas no logró superar la “distinción entre las cues-tiones de la acción moralmente correctas y las que con-ciernen a la justicia de las normas” y nuevamente apare-ce el problema de la idealización del modelo que lo alejade su posible aplicabilidad.

Hans Albert, representante del racionalismo críti-co también critica a Habermas por su referencia constan-te a Max Weber, la cual considera inadecuada y con unainterpretación viciada y su otra crítica es a la teoría de laracionalidad la cual sostiene que no aporta elementos pararesolver la problemática de la verdad y validez.

Victoria Camps discute esta postura formal a priorien la comunicación que exige Habermas, de sujetos si-métricos e iguales, sin embargo la pìde en una acción (ladiscusión) en donde es inevitable usar finalmente una ra-cionalidad estratégica y no comunicativa, por lo tanto lasenergías se vuelcan a alcanzar os interese propios. Peroel autor (Noé Esquivel Estrada) está en desacuerdo conesto, porque precisamente lo que se requiere es que alpartir de esta condición problemática, estas exigen un con-senso que no se imponga de manera coactiva.

La autocrítica de Habermas se concentra en laética discursiva y la relación de vida buena que una per-sona pueda tener, pues al ser este un pensamiento teleoló-gico ¿es posible pensar en una ética de la comunicación almargen de la ética teleológica?.

Habermas ha expresado que las principales obje-ciones a su ética discursiva son, primero, el carácterdeontológico y los presupuestos comunicativos universa-les de la argumentación para explicar el aspecto moral.También ha sido criticado por los exponentes de la filoso-fía analítica que consideran que no se puede fundamentar

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la ética normativa pues primero, existen hechos de loscuales no se pueden desprender normas (de enunciadosdescriptivos no se pueden enunciar prescriptivos); segun-do, la ciencia versa sobre hechos, por lo que resulta impo-sible una fundamentación científica de la ética normativay tercero es imposible fundamentar la objetividad de laética normativa basada en la intersubjetividad.

Sin embargo el autor termina expresando que talparece que su gran debilidad y por la cual ha sido critica-do, es en el fondo el gran aporte, se refiere a lo falible desu propuesta de racionalidad, porque es una racionalidadque se fundamenta en base a razones, por lo tanto, suflexibilidad es su fuerza y la rigurosidad de la concienciasería una debilidad.

Me permití dejar mi opinión personal hasta el finalporque si bien comparto muchas de las criticas realizadasa la propuesta habermasiana, especialmente aquella queapela a la distancia entre lo ideal y la realidad, me llamaprofundamente la atención el interés que despiertan éstay otras propuestas sobre el tema de la ética en la actuali-dad, y la profundidad con que son abordadas. Eso me hacepensar en la necesidad que se tiene de “saber sobre losapropiado”, “bueno”, “correcto”, “justo”, “verdadero”,“veraz”, etc. (y desde luego, todos sus opuestos). Tal pa-rece que el siglo XX (y el XXI, porque no) y todas susguerras, guerrillas, genocidios, matanzas y un sin númerode ejemplos de violencia y muertes innecesarias, de per-sonas inocentes, nos hace preguntarnos ¿qué nos haceser tan irracionales?, ¿cómo podemos actuar con más ra-cionalidad? Y especialmente ¿será el pensamiento racio-nal quien nos aleje de estas aberraciones sociales, huma-nas e históricas? Comparto el ideal habermasiano, no por-que lo crea factible o realizable en sí mismo, sino porqueen la actualidad se presenta como una forma de pensarque nos conduce a nuevos principios éticos, válidos en lamedida que actuemos coherentemente con ellos.

Son tantas las críticas y es tan fácil criticar la pro-puesta, que considero que, pese a todo, se debe a un actoprofundo de fe (de parte de su autor), que vale la penaconsiderar, porque además apela a uno de nuestras capa-cidades como seres humanos que nos ha hecho ser lo quesomos en el proceso evolutivo, como es la capacidad decomunicación, por tanto, porque no conducir estas poten-cialidades al verdadero y profundo entendimiento mutuoque se da en el consenso.

Uno de los aspectos que considero más delicadosen el proceso ético discursivo, es la validez de la compe-tencia lingüística, especialmente si hablamos de un posi-ble consenso entre distintas culturas, donde una es mino-ría Para ejemplificar este punto tomo las famosas frasesdel jefe Seattle de la tribu Duwamish escritas en 1855 “Elgran jefe de Washington manda a decir que desea

comprar nuestras tierras, el gran jefe también nosenvía palabras de amistad y buena voluntad. Apre-ciamos esta gentileza porque sabemos que poca faltale hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a consi-derar su oferta, pues sabemos, que de no hacerlo, elhombre blanco podrá venir con sus armas de fuego ytomarse nuestras tierras. El gran jefe en Washingtonpodrá confiar en lo que dice el jefe Seattle con lamisma certeza con que podrán confiar en la vuelta delas estaciones…mis palabras son inmutables como lasestrellas (…)” En este caso, ¿quién evalúo la validez ra-cional del discurso? Con ellas es posible vislumbrar el po-tencial de las palabras y la argumentación, si tan sólo elconsenso se pudiese llevar a cabo como una forma decomunicar a los seres humanos para llevarlos a un acuer-do mutuo, creo que es válida la propuesta. El ideal nospuede llevar a reencontrarnos con esa inocencia perdida,expresadas sabiamente en las palabras del jefe Seattle.

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Esquivel Estrada, Noé. 2003. “Hacia un ética consensual, análisis de la ética habermasiana” en Hacia unaÉtica Consensual. Edit. Torres Asociados, México D.F.

BIBLIOGRAFIA