etica

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PRINCIPIOS DE LA ETICA EN LOS NEGOCIOS LA ETICA DEL CUIDADO, IMPARCILIDAD Y OBJECIÓN AL CUIDADO 1.- ETICA DEL CUIDADO El concepto de cuidado puede ser definido de varias formas: 1. como actividad, 2. como tarea profesional, 3. como actitud y, 4. como compromiso moral. El cuidado como actividad comprende aquellas acciones que contribuyen a la ayuda y solicitud ante aquellas necesidades del otro. Hace referencia a la colaboración desinteresada del cuidador hacia la otra persona para que logre el bienestar. El cuidado como tarea profesional tiene una dimensión normativa y estipulada. El cuidado se realiza de modo “oficial” pero no entendido de forma espontánea. Por un lado, se aprecia la acción de cuidar estandarizada y protocolizada en una labor profesional regulada. Por otro, el cuidado es definido como bien interno de una tarea profesional y es lo que da sentido y validez social a la propia profesión. El cuidado como actitud es definido como responsabilidad por las personas y por el mundo. Se trata de una sensibilidad ante la realidad que nos obliga a actuar ante aquellos que requieren del cuidado.

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esta informacion es muy practica para todas las personas que deseen saber sobre el tema de etica profrsional, ya que este nos ayuda a mejorar la forma de llevar a cabo de forma correcta la profesion

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PRINCIPIOS DE LA ETICA EN LOS NEGOCIOS

LA ETICA DEL CUIDADO, IMPARCILIDAD Y OBJECIÓN AL

CUIDADO

1.- ETICA DEL CUIDADO

 El concepto de cuidado puede ser definido de varias formas:

1. como actividad,

2. como tarea profesional,

3. como actitud y,

4. como compromiso moral.

El cuidado como actividad comprende aquellas acciones que

contribuyen a la ayuda y solicitud ante aquellas necesidades del otro.

Hace referencia a la colaboración desinteresada del cuidador hacia la

otra persona para que logre el bienestar.

El cuidado como tarea profesional tiene una dimensión normativa

y estipulada. El cuidado se realiza de modo “oficial” pero no

entendido de forma espontánea. Por un lado, se aprecia la acción de

cuidar estandarizada y protocolizada en una labor profesional

regulada. Por otro, el cuidado es definido como bien interno de una

tarea profesional y es lo que da sentido y validez social a la propia

profesión.

El cuidado como actitud es definido como responsabilidad por las

personas y por el mundo. Se trata de una sensibilidad ante la realidad

que nos obliga a actuar ante aquellos que requieren del cuidado.

El cuidado como compromiso moral ha de significar la

concienciación y la actuación ante la fragilidad del otro. Es un

compromiso moral de justicia ante la necesidad de solicitud dada su

vulnerabilidad.

¿Qué es el cuidado de la ética?

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Así como su nombre lo refleja, es tener cuidado en nuestros actos, ya

sea con nosotros mismos, con el prójimo, con la naturaleza, el

ambiente en que nos rodeamos, teniendo siempre presente la ética

en ellos. Primero se mencionó con nosotros mismos, porque si

nosotros mismos no nos tenemos cuidado, respeto y amor, ¿cómo se

supone que cuidaremos y le aportaremos a los demás estos valores?,

si esto lo logramos con nuestro ser, lo tendremos presente siempre

con los demás y todo nuestro entorno.

Se centra en las necesidades de las personas que están en una

situación de vulnerabilidad, dependencia, etc., dándose prioridad a su

cuidado.

 Según esta perspectiva de “cuidado” de la ética, la tarea moral no

es seguir principios morales imparciales y universales, sino atender

y responder por el bien de personas concretas, en particular,

aquellos con quienes tenemos una relación cercana y valiosa.

Ejemplo de la ética del cuidado seria, en una empresa, como esta

organización realmente se preocupa por considerar a cada empleado

y personal que posee, como se preocupa por sus penas, por sus

pensamientos, quejas y aportes, es preocuparse por el otro,

escucharlo y cuidarlo. También en las empresas es cuando en el

sentido de cuidado, se les otorgan algunos privilegios como los de

salud, con el plan de salud básico, dando por ejemplo seguros

médicos. También cuando la organización se preocupa por el

ambiente y entorno natural, cuidando así a la hora de construir o

edificar su institución, hacerlo pero respetando el medio ambiente,

cuidándolo y no deteriorándolo.

Una ética del cuidado resalta dos demandas morales:

1. Cada uno de nosotros existe en una red de relaciones y

debemos preservar y alimentar aquellas relaciones concretas y

valiosas que tenemos con personas específicas.

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2. Cada uno de nosotros debe poner un cuidado especial en

aquellos con quienes tenemos una relación concreta

atendiendo a sus necesidades, valores, deseos  y bienestar

concreto, según se ve desde su propia perspectiva y

respondiendo positivamente a estas necesidades, valores,

deseos y bienestar, en particular, de aquellos que son

vulnerables y dependen de nuestro cuidado.

Muchos partidarios de una ética del cuidado han señalado que tal

ética debe abarcar también los sistemas más amplios de relaciones

que constituyen comunidades concretas. Por tanto, podemos pensar

que una ética del cuidado abarca los tipos de obligaciones que

defiende la llamada

“ética comunitaria”.

Una ética comunitaria considera que las comunidades concretas y

las relaciones comunales tienen un valor fundamental que debe

preservarse y mantenerse. Lo importante en una ética comunitaria no

es el individuo aislado, sino la comunidad dentro de la cual los

individuos descubren quiénes son al verse como partes integrales de

una comunidad más amplia con sus tradiciones, cultura, prácticas e

historia. Así pues, las relaciones concretas que constituyen una

comunidad específica deben preservarse y nutrirse tanto como las

relaciones interpersonales que surgen entre los individuos.

Esta ética se puede justificar desde la base que la afirmación de la

propia identidad se puede basar en las relaciones que tengo con otro.

Dentro de las relaciones con otros es que formo mi idea de quién soy.

El valor del yo se deriva del valor de la comunidad.

Hay que diferenciar tres tipos de cuidado

sentir interés por algo, cuidar de alguien y tener afecto o aprecio a alguien.

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El que exige una ética del cuidado es el de tenerle aprecio o afecto a

alguien. Este cuidado se enfoca hacia las personas y no las cosas, y

busca nutrir el desarrollo de la persona para que pueda tomar sus

propias decisiones.

No todas las relaciones tienen valor, por la que no todas generan

obligaciones del cuidado. Se deben nutrir aquellas relaciones que

exhiben las virtudes de compasión, preocupación, lealtad, amor y

amistad.

ETICA DEL CUIDADO Y LA PARCIALIDAD

Las relaciones en las que una persona intenta dominar, oprimir o

perjudicar a otro; las relaciones que se caracterizan por el odio, la

violencia, la falta de respeto y la brutalidad; y las relaciones que se

caracterizan por la injusticia, explotación el daño a otros carecen del

valor que una ética del cuidado requiere. Una ética del cuidado no

nos fuerza a mantener y nutrir tales relaciones. Por otra parte, las

relaciones que exhiben las virtudes de compasión, preocupación,

amor, amistad y lealtad sí tienen el tipo de valor que una ética del

cuidado requiere, y dicha ética implica que tales relaciones se deben

mantener y nutrir

En segundo lugar, es importante reconocer que las exigencias del

cuidado a veces entran en conflicto con las exigencias de la justicia.

PARCIALIDAD: tiene en cuenta la relación de las personas con el

otro para la toma de decisiones. 

Este parcialismo o selectivismo no es más que una tendencia a

preferir la versión a la que damos más credibilidad acerca de las

teorías que narran hechos, así, solemos preferir la hipótesis planteada

por los ganadores de conflictos a este respecto.

Consideremos dos ejemplos.

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Supongamos, primero, que una de las empleadas a las que una

gerente supervisa es amiga de ella. Y supongamos que un día la

gerente comprueba que su amiga está robando a la compañía.

¿Debe ella delatar a su amiga como exige la distingue entre

sentir interés o afecto por e importarle a uno en se refiere a lo

que aquí se describe como “cuidar de” como cuidado

“institucional” política de la compañía o debe callar para

proteger a su amiga?.

Bien supongamos que una gerentes Supervisa a varias

personas y que una de ellas es amiga íntima suya. Supongamos

que la gerente debe recomendar a uno de sus subordinados

para que se le promueva a un puesto muy codiciado. ¿Debe ella

recomendar a su amiga simplemente porque es su amiga, o

debe ser imparcial y seguir la política de la compañía de

recomendar al subordinado mejor calificado aunque ello

implique pasar por alto a su amiga?.

Es evidente que en ambos casos la justicia exige que la gerente no

favorezca a su amiga .Las exigencias de una ética del cuidado, en

cambio, al parecer requieren que la gerente favorezca a su amiga por

razón de su amistad. ¿Cómo deben resolverse conflictos victos de

este tipo? Cabe señalar, por principio de cuentas, que no existe

alguna regla fija que pueda resolver todos los conflictos de esta

índole. Podemos imaginar, situaciones en las que las obligaciones que

tiene la gerente de ser justa para con su compañía anularían

claramente las obligaciones que tiene hacia su amiga. (Imaginemos

que la amiga robó varios millones de dólares y estaba preparada para

robar varios millones más.) También podemos imaginar situaciones

en las que las obligaciones de la gerente hacia su amiga cancelan sus

obligaciones hacia la compañía. (Imaginemos, por ejemplo, que lo que

su amiga hurtó es insignificante y que ella necesitaba

desesperadamente lo que tomó, y que la compañía reaccionaría

imponiéndole un castigo excesivamente severo.)Sin embargo, aunque

ninguna regla fija. Puede resolver todos los conflictos entre las

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exigencias del cuidado y lo que requiere la justicia, hay ciertas pautas

que pueden ayudar a resolver estos conflictos. Consideremos que,

cuando la gerente fue contratada, ella convino voluntariamente en

aceptar el puesto de gerente junto con los deberes y privilegios que

definirían su papel de gerente. Entre los deberes que ella se

comprometió a desempeñar está el de proteger los recursos de la

compañía y respetar la política de la misma. Por tanto, la gerente

traiciona sus relaciones con las personas a las que hizo dichas

promesas si ahora muestra hacia su amiga un favoritismo que viola

las políticas dela compañía que ella aceptó voluntariamente hacer

cumplir. Así pues, las obligaciones institucionales que aceptamos

voluntariamente y con las que nos comprometemos voluntariamente

pueden exigir que seamos imparciales hacia nuestros amigos y que

demos preferencia a las exigencias de la justicia imparcial que a las

de una ética del cuidado. ¿Y qué hay con las situaciones en las que

existe un conflicto entre nuestras obligaciones institucionales y las

exigencias de una relación, y las relaciones tan importantes para

nosotros que sentimos que debemos dar preferencia a la relación por

encima de nuestras obligaciones institucionales? En tal caso,

parecería que la moral nos exige renunciara la función institucional

que hemos aceptado voluntariamente. Así pues, la gerente que siente

que debe favorecer a su amiga y que no puede ser imparcial como

convino voluntariamente ser cuando aceptó el puesto, debe renunciar

a ese puesto. De lo contrario, la gerente estará viviendo una mentira

al conservar su puesto y favorecer a su amiga, por un lado implicaría

que está cumpliendo con su compromiso voluntario de ser imparcial

cuando en realidad no está siendo imparcial hacia su amiga. Ya

habíamos señalado que fueron estudiosos de ética feministas quienes

desarrollaron primordial-mente el enfoque ético del cuidado. De

hecho, el enfoque de cuidado tuvo su origen en la afirmación de la

psicóloga Carol Gilligan de que las mujeres y los hombres abordan las

cuestiones morales desdedos perspectivas distintas: mientras que los

hombres lo hacen adoptando un enfoque individualista de derechos y

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justicia, las mujeres lo hacen adoptando un enfoque no individualista

de relaciones y cuidado. Sin embargo, investigaciones empíricas han

demostrado que tal afirmación es, en general, errónea, aunque

existen ciertas diferencias evidentes en la forma en que los hombres

y las mujeres responden a dilemas morales

El hombre desde un enfoque individualista de derechos y justicia, y

las mujeres de un enfoque no individualista de relaciones y cuidado.

De todos modos el cuidado es un imperativo moral tanto para los

hombres como para las mujeres.

OBJECIONES AL CUIDADO

La primera crítica sostiene que se puede generar un favoritismo

injusto. Los partidarios de esta ética sostienen que la moralidad

consiste en una gama muy amplia de consideraciones morales que

pueden estar en conflicto unas con otras. Que la justicia choque con

la ética del cuidado no quiere decir que la segunda sea menos

apropiada, sino que demuestra la necesidad de equilibrar la

importancia relativa del cuidado y la justicia en situaciones

específicas.

Una segunda crítica es que sus exigencias puedan dar pie a

agotamiento al exigir a la gente ejercer el cuidado a favor de otros.

Los partidarios responden que de la misma manera uno recibe

cuidado de parte de los otros.

La diferencia con las otras perspectivas éticas imparciales y

universales es que nos obliga a concentrarnos en el valor moral de

ser parcial hacia las personas concretas con las que tenemos

relaciones especiales y valiosas y en la importancia de responderle a

ellos como individuos particulares distintos de otros para nosotros.

CASO: ÉTICA DEL CUIDADO

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A las 8 p.m. del 11 de diciembre de 1995, una explosión cerca del cuarto de calderas estremeció la fábrica Malden Mills en Lawrence, Massachusetts. Brotaron incendios en la fábrica textil construida de ladrillos un siglo antes. Avivado por el viento, el fuego pronto destruyó tres edificios de la fábrica, hiriendo a 25 trabajadores, destruyendo casi toda la planta y haciendo que casi 1400 personas se quedaran sin trabajo, dos semanas antes de Navidad.

Malden Mills, una compañía fundada en 1906 y propiedad de una familia, era uno de los pocos fabricantes de textiles que seguían operando en Nueva Inglaterra. Casi todos los demás fabricantes de textiles se habían mudado al sur de Estados Unidos y luego a Asia en busca de mano de obra barata y no sindicalizada. Sin embargo, el presidente y dueño mayoritario de la compañía, Aaron Feuerstein, se había negado a abandonar a la comunidad y a sus trabajadores que, según dijo, eran “el más valioso activo con que cuenta Malden Mills,. . . no son un gasto que pueda recortarse”. Después de salvarse de la quiebra en 1982, Feuerstein había reorientado la compañía hacia el extremo de más alto precio del mercado textil, donde el uso de tecnología de vanguardia y las mercancías de alta calidad son más importantes que los costos bajos. Olvidándose de telas básicas con bajo margen como las sábanas de poliéster lisas, la compañía se concentró en un nuevo material sintético llamado “Polartec” que los trabajadores de la compañía habían descubierto por el método de ensayo y error a principios de los años ochenta. El nuevo material era un vellón ligero y cálido que podía eliminar la transpiración y que requería combinaciones precisas de hilos artificiales, levantar y rasurar el pelo, y tejer con máquinas inventadas especialmente para ello (y patentadas) operadas a una temperatura, humedad y velocidad exactas. Los trabajadores tenían que desarrollar habilidades especiales para lograr la trama y la calidad correcta. Patagonia, L.L. Bean, Eddie Bauer, Land’s End, North Face, Ralph Lauren y otros prestigiados detallistas de ropa confeccionada pronto se dieron cuenta de que Polartec era la tela de más alta calidad y técnicamente más avanzada que podía conseguirse para ropa de alto desempeño en exteriores, y adoptaron el material pese a su alto precio. Las ventas de Polartec aumentaron de 5 millones de dólares en 1982 a más de 200 millones de dólares en 1995. Con ganancias adicionales por la venta de telas para tapicería de alta calidad, los ingresos de Malden Mills en 1995 habían ascendido a 403 millones de dólares, y sus empleados, que ahora ascendían a casi 3200, eran los mejor pagados del país. Feuerstein, que a menudo proporcionaba

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ayuda especial a los empleados con necesidades especiales, mantenía una política de puertas abiertas con sus trabajadores.

Sin embargo, la mañana después del incendio de diciembre, con la fábrica en ruinas humeantes, los diarios predijeron que el dueño Aaron Feuerstein optaría por la decisión inteligente: cobrar los más de 100 millones de dólares que las aseguradoras le deberían, vender el resto de los activos y cerrar la compañía, o bien reconstruirla en un país del Tercer Mundo donde la mano de obra era más barata. En vez de ello, Feuerstein anunció que la compañía reconstruiría en Lawrence y, algo que dejó estupefacta a la industria, prometió que todos sus empleados que se habían quedado sin trabajo a causa del incendio seguirían recibiendo su salario completo, seguirían teniendo seguro médico completo y tendrían un empleo garantizado cuando las operaciones se reiniciaran en unos cuantos meses. La reconstrucción en Lawrence costaría más de 300 millones de dólares, mientras que seguir pagando a los 1400 trabajadores inactivos sus sueldos completos durante un periodo de hasta tres meses Costaría otros 20 millones de dólares. “Tengo una responsabilidad hacia los trabajadores, tanto obreros como de oficina”, dijo posteriormente Feuerstein. “Tengo una responsabilidad igual hacia la comunidad.

Habría sido imperdonable dejar a 3000 personas sin trabajo y asestar un golpe mortal a las ciudades de Lawrence y Methuen. Quizá en papel nuestra compañía [ahora] valga menos según Wall Street, pero les aseguro que [en realidad] vale más.”

ANÁLISIS DEL CASO

Según este caso podemos considerar que Feuerstein no tenía obligación alguna de reconstruir la fábrica en Lawrence ni de seguir pagando a sus trabajadores mientras no estaban trabajando. Además, reubicar las operaciones de Malden Mills en un país del Tercer Mundo donde la mano de obra es más barata no sólo habría beneficiado a la compañía, sino que también habría dado empleo a trabajadores del Tercer Mundo que están más necesitados que los trabajadores estadounidenses.

Es verdad que los trabajadores de Malden Mills tenían lazos con Feuerstein y que al paso de los años se habían mantenido fieles a él y habían forjado una relación estrecha con él. Según el utilitarismo las

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relaciones personales no vienen al caso y deben dejarse a un lado en favor del proceder que maximice la utilidad.

Los trabajadores ciertamente no podían reclamar un derecho moral a recibir una paga mientras no estaban trabajando, ni a que se les reconstruyera la fábrica. Así pues, la perspectiva imparcial de una teoría de derechos no sugiere que Feuerstein tuviera obligaciones especiales para con sus empleados después del incendio.

Por último, tampoco podemos argumentar que la justicia exigía a Feuerstein reconstruir la fábrica y seguir pagando a sus trabajadores mientras no estaban trabajando

 

BIBLIOGRAFIA:

Ética en los negocios, Manuel G, Velazquez., Sexta Edición,2008

http://www.altillo.com/examenes/uces/publicidad/etica1/ etica2009resprimerparcial.asp

http://sergio-bioticaypsiquiatra.blogspot.com/2012/03/la-etica- del-cuidado-valoracion-critica.html

http://html.rincondelvago.com/etica-en-los-negocios_1.html

• La ética del cuidado podría degenerar en favoritismos.

– Respuesta: las demandas morales en conflicto son una

característica inherente de las opciones morales.

• La ética del cuidado podría conducir al “agotamiento”.

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– Respuesta: la comprensión adecuada de la ética del cuidado se

refiere a la necesidad de cuidar también a quien brinda el cuidado.