etcétera masotta

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Etcétera El periódico Descartes noviembre 2001, número 28 Comentario del libro de Hernán Scholten Oscar Masotta y la fenomenología [Editorial Atuel / Anáfora 2001]. La Universidad habla de Oscar Masotta Por Caroline Newton Se ha producido el desembarco de Oscar Masotta en la universidad, fenómeno del cual habrá que ver sus consecuencias. Ha ocurrido con la reciente aparición del libro de Hernán Scholten: Oscar Masotta y la fenomenología, con el subtítulo que habla de un problema en la historia del psicoanálisis. Es un trabajo que resulta de sumo interés para los psicoanalistas argentinos, al menos para aquellos formados directa o indirectamente en la enseñanza del psicoanálisis que promoviera Oscar Masotta. Que se trata de ello —el desembarco en la Universidad— lo hace saber su autor, quien nos informa que es una tesis que realizara en el ámbito de la facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires, y que su interés surge a partir de su trabajo en la cátedra I de Historia de la Psicología de dicha facultad. No obstante, no resulta fácil coincidir con el autor en cuanto a que ello sea un problema en la historia del psicoanálisis; quizás haya sido un problema en la historia de Masotta y aún así… Siquiera con la idea que presenta el autor, quien afirma que problematizar es, al menos, poner en cuestión ciertos postulados presentes en una

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Etcétera Masotta

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EtcéteraEl periódico Descartes noviembre 2001, número 28Comentario del libro de Hernán Scholten Oscar Masotta y la fenomenología [Editorial Atuel / Anáfora 2001].

La Universidad habla de Oscar MasottaPor Caroline Newton

Se ha producido el desembarco de Oscar Masotta en la universidad, fenómeno del cual habrá que ver sus consecuencias. Ha ocurrido con la reciente aparición del libro de Hernán Scholten: Oscar Masotta y la fenomenología, con el subtítulo que habla de un problema en la historia del psicoanálisis. Es un trabajo que resulta de sumo interés para los psicoanalistas argentinos, al menos para aquellos formados directa o indirectamente en la enseñanza del psicoanálisis que promoviera Oscar Masotta. Que se trata de ello —el desembarco en la Universidad— lo hace saber su autor, quien nos informa que es una tesis que realizara en el ámbito de la facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires, y que su interés surge a partir de su trabajo en la cátedra I de Historia de la Psicología de dicha facultad.

No obstante, no resulta fácil coincidir con el autor en cuanto a que ello sea un problema en la historia del psicoanálisis; quizás haya sido un problema en la historia de Masotta y aún así… Siquiera con la idea que presenta el autor, quien afirma que problematizar es, al menos, poner en cuestión ciertos postulados presentes en una supuesta "historia oficial" respecto al pasaje de Masotta al psicoanálisis. Afirmando que en la producción de Masotta hasta 1965 lo fundamental continúa siendo la fenomenología y su relación con Sartre. Resulta inevitable la tentación de hacer saber que es necesario aplicar al autor, en este caso, su propia metodología, es decir, habría que problematizar esa afirmación. Al menos matizarla. Para demostrar su tesis, Scholten realiza un muy importante trabajo de lectura de la obra de Jean Paul Sartre, como de los textos de Masotta, que comprenden el período de 1953 a 1965.

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El período elegido tiene su impronta masottiana, en tanto ha elegido un tema que no deja de presentar su interés, y efectivamente no ha sido trabajado.

Pero no se lee siempre en el transcurso del libro la problematización de las razones que condujeron a Masotta al psicoanálisis, y aunque el autor se encarga de indicar que no es su intención, no deja de afirmar que no es en 1964, cuando su intervención en el Instituto de Pichon Riviere, ni mucho menos en 1959 en el trabajo sobre Lagache, ni en 1960 cuando su enfermedad y el supuesto quiebre con la autonomía sartreana. Afirma que no es su intención trabajar ese pasaje, sino la recepción de Sartre por parte de Masotta, pero no deja de señalar que acuerda con lo sostenido por quien ubica el comienzo de la relación de Masotta con el psicoanálisis en 1969. Pero allí encontramos un problema metodológico, en tanto hay un intento de combinar "el horizonte de expectativas" de Hans R. Jauss con las nociones de campo, habitus, tensiones, etc. de Pierre Bordieu. Entre ambos establece cierta "problematización" Roger Chartier, quien siguiendo más a Bordieu que a Jauss, afirmará que se trata de la apropiación de los textos más que de la mera recepción.

Justamente, siguiendo la línea de Chartier, quien pregunta si el iluminismo hizo la revolución francesa o a la inversa, para concluir que cuando ocurre la revolución ya había una serie de hechos que dieron lugar a la misma; de igual manera, se podría decir que las tensiones presentes en el campo literario y filosófico a partir de 1960 van dando lugar a que Sartre dejara de ser uno de los autores "faro". Se da el pase al estructuralismo, la lingüística, la semiología, que van poniendo en cuestión la primacía de la conciencia. Por supuesto que la apropiación de esas nuevas herramientas no implicaba automáticamente el abandono de "los trajes" que Masotta usaba para caminar. Seguramente habría vacilaciones fantasmáticas, pero no es eso lo que el autor cuenta sino que remite a los textos; por ejemplo, que la ruptura entre Sartre y Lèvi-Strauss se produce recién en 1962, lo cual implica que Masotta no había tomado nota de la distancia entre esos dos autores

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franceses y por ende estar en relación con uno implicaba estar en relación con el otro de manera correspondiente. ¿Se produce de ese modo la lectura?

Ya que el mismo Masotta hace saber en 1976, que cuando su trabajo de 1964 estaba tratando de acceder al entendimiento del psicoanálisis, y tratando de abandonar su vinculación con Sartre, o la filosofía de la conciencia. Scholten critica que se pueda pensar 1960 como el año de ruptura con Sartre; sin embargo, es el mismo Masotta el que habla de la crisis de la autonomía a partir de entonces y el mismo Scholten en diversos pasajes destaca que lo característico del pensamiento de Sartre es la unidad de la conciencia y la mala fe que implica no tener en cuenta la dualidad (ni la "enfermedad", se podría agregar). Tal vez obedezca ello a la idea que, confrontando con Sartre, presenta del psicoanálisis, más cercana a Lagache que a Freud. Si bien son correctas las críticas a ciertas posiciones anacrónicas, no se entiende de todas maneras, porqué acorde con sus premisas de considerar el "contexto", no se toma en cuenta que cuando Masotta escribe en 1959 su trabajo sobre Lagache ya existía una Asociación Psicoanalítica que Masotta no desconocía. Y que realiza para entonces un análisis con una persona a la que justamente se le había impedido el ingreso a APA cuando había hecho la formación para ingresar allí.

Resulta importante el recorrido que hace el autor por las revistas Contorno, pero fundamentalmente Centro y Ruba que ponen de manifiesto su interés por lanzar a la escena pública revistas que duermen "el sueño de los justos", como ha ocurrido con la producción universitaria en los últimos años. En tal sentido, en el apartado "Sexo y traición en el campo intelectual de los años sesenta", nuevamente "olvida" problematizar una afirmación que él mismo realiza: aunque escritos la mayoría de esos artículos entre 1957 y 1959, recién fue publicado en 1965. ¡ Entre 6 y 8 años después ! Sin embargo, esa apreciación no le dice nada a Scholten. Podemos hacerle una sugerencia: nadie en el campo editorial estaba interesado en publicar a un joven desconocido, que no tenía ningún capital simbólico, y ello

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también es un indicador de la relación que mantenía Masotta con la universidad y con la política. Scholten no deja de reconocer la posición política de Masotta, como de izquierda. Hay que leer el libro, por supuesto, para saber qué entiende por ello. Fue necesaria la presencia en el campo editorial de Jorge Alvarez para que el libro pudiera ver la luz. Editorial que poco tiempo antes, publicaba el libro sobre Cristianismo, Marxismo de Conrado Eggers Lang, que entre otras cosas, según dice Eggers Lang está basado en la polémica que tuviera con Masotta y con Rozitchner (quien lo acusaba de marxista de derecha). El libro de Masotta se transformó en un fenómeno editorial, y quizás haya sido el primer momento en que Masotta comenzó a ganar bastante dinero. Para ello se puede confrontar el diálogo mantenido por Masotta, Jorge Alvarez y otros en la revista Extra Nº 5, donde aquel habla de su buen momento económico. No es una relación cualquiera en la historia de nuestro país ya que Jorge Alvarez fue la "conexión" entre la política (marxismo), la vanguardia (literaria-estética) y los intereses (capital); que no le fue "perdonado" en su momento conduciéndolo al exilio como a tantos otros. Fue entonces, un particular avezado quien se decidió a darle un lugar a Masotta para publicar, no la editorial Eudeba, aunque quien fuera director fundador de Eudeba,luego publicará nuevas ediciones de Sexo y Traición desde otra editorial que dirigiera (Centro Editor). ¿Habrá sido un impedimento del rectorado publicarlo antes?

Quizás el apartado más logrado sea "Política: el marxismo y el peronismo", que da cuenta de las "evoluciones" de Sartre y de Masotta, sobre todo cuando hace referencia a la escisión "que va adquiriendo —en nuestro país— características polares: el de los intelectuales que se irán radicalizando con el transcurso de la década, acentuando su participación directa en el ámbito de la política, y aquellos que buscaran una identidad algo más estable en el marco de las diversas ramas y especializaciones de las ciencias humanas". No queda claro, cuando dice "situación algo más estable" a qué se refiere, ya que si bien es cierto que para la militancia política, los ’70 se transformaron en la catástrofe conocida, dedicarse a otra cosa que a la política no daba

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una situación más estable (al menos no en los ’60, y tampoco en el 2001). De igual modo, cuando Masotta se pregunta si es pertinente afiliarse o no al Partido Comunista, Scholten expresa que se trataría de algo que formaría parte de su parodia con los franceses, ya que en esos tiempos el PC no era un problema para los intelectuales argentinos como para los franceses.

Hay que destacar que María Rosa Oliver, que escribía en la revista Sur, formando parte del consejo de redacción, presentó una nota de renuncia a Victoria Ocampo cuando fue pública su afiliación al PC. Está el famoso tema de Bleger, y hoy sabemos que, además de que su práctica del psicoanálisis le significó la expulsión del partido, haber participado en el mismo le costó también, en su momento, la presidencia de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Y está Puigrós. En cuanto al debate de esos tiempos es recomendable, para matizar la opinión de H. Tarcus, la lectura del reportaje realizado en el número 15 de la revista El Ojo Mocho a Oscar Del Barco. Allí se puede leer que no era tan simple estar o no en el PC para los intelectuales de entonces. Al explicar de ese modo, por la poca importancia del PC en cuanto a la importancia en el espectro político nacional, cae en lo que Chartier crítica a la teoría de la recepción, que un objeto (texto, pero podríamos decir institución para el caso) tiene valor en sí, sin importar la configuración que le da el que se apropia de ello. Para dejar este apartado, un dato: dice Scholten que Vezzetti dice que Aricó le dijo que por conexiones de amigos, se publicó el trabajo de Masotta en la revista Pasado y Presente; en verdad, lo hizo publicar Juan Carlos Torre, miembro del consejo de redacción de la revista.

En el apartado dedicado a la universidad vuelve a realizar Scholten una afirmación que no "problematiza" las cosas, sino que parecieran tener una explicación causal quizás un poco simple. Diferenciando a Sartre de Masotta dirá que éste no contaba en su haber con una "posición económica que le permita afrontar los costos de una carrera en pos de una posible consagración del ámbito intelectual". Afirmación sin duda polémica ya que permitiría pensar que

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tanto Carlos Correas como J. Sebreli finalizaron sus carreras por la posición económica. Correas se encarga de decir las razones que le llevaron a quedarse en la Universidad, a diferencia de Masotta, y no parece haberse tratado de una cuestión económica. Por otra parte, justamente, si algo obtuvo Masotta y no gracias a la universidad, fue consagración intelectual, y quizás, habría que pensar en ese punto algo que dice un francés como J. B. Pontalis, amigo de Sartre, quien afirma que éste representaba la universidad con todas las letras, en tanto Lacan era el pensamiento vivo. ¿No se puede pensar que Masotta había encontrado algo de ese orden para hacer el pasaje de una Universidad que siempre le resultó un poco incomoda a un pensamiento que siempre le había seducido? En definitiva, en ciertos pasajes del libro, la falta de problematización de algunas cuestiones, a pesar de la excelente información que presenta, y el cuidado metodológico, son las que podrían llevar a acordar con David Viñas, quien no ha dejado de destacar que en Contorno se postulaban cosas que la Universidad no daba cuenta para nada, y caracteriza el trabajo de H. Verbitsky como un "informativismo que es una polvareda de datos", pero se corre el riesgo de agotarse al dato veinte y pico ya que la verdad implica una reflexión crítica sobre la realidad.

Retomando lo mencionado respecto a Jorge Alvarez y el primer libro publicado por Masotta, hay que decir que si éste ingresa a la Universidad de la mano de Hernán Scholten, es con la editorial Atuel / Anáfora que se produce la salida, lo cual por cierto, no deja de tener nuevamente su importancia; quiero decir, no ha sido de la mano de Eudeba que tanto se dedica a publicar materiales de cátedra garantizando el retorno de un mercado cautivo. En ese sentido, el libro de Sholten, a pesar de estar escrito desde la facultad y para la facultad, su modo de salida, la editorial, lo transforma en otra cosa que un mero texto de cátedra; antes bien, en un libro que ayudará a tener nuevas perspectivas sobre la producción de Oscar Masotta.