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    ESTUDIOS KANTIANOS

    Oswaldo Plata Pineda

    Compilador

    Coleccin:Cultura y Poltica

    Facultad de Ciencias Humanas y SocialesDepartamento de Filosofa

    Universidad del Cauca

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    ESTUDIOS KANTIANOS

    Oswaldo Plata PinedaCompilador

    Coleccin:Cultura y Poltica

    Facultad de Ciencias Humanas y SocialesDepartamento de Filosofa

    Universidad del Cauca

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    Editorial Universidad del Cauca 2006 De los autores

    Juan Carlos Aguirre GarcaJaime O. Alfaro IglesiasWilliam Betancourt D.Julieta Buitrago GonzlezJean GrondinDelfn Ignacio Grueso VanegasCarlos B. GutirrezAndrs Lema HincapiOnasis OrtegaStephen PalmquistAllen Wood

    Mauricio ZuluagaOswaldo Plata Pineda (Compilador)

    Primera edicinDiciembre de 2006ISBN: 978-958-9451-27-4

    Coleccin:Cultura y Poltica

    Universidad del Cauca

    Facultad de Ciencias Humanas y Sociales

    Calle 4 # 3-56

    Popayn, Colombia

    www.unicauca.edu.co

    Imagen:Kant

    Editor General de Publicaciones Universidad del Cauca:Jorge Salazar

    Diseo Identidad y Logotipo Coleccin:Mara Fernanda Martnez Paredes

    Diagramacin:Mara Fernanda Martnez Paredes

    Impreso en

    Calle 4 # 1-91 - Popayn, Colombia.

    DISEO GRFICO E IMPRESIONES

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    RectorDanilo Reinaldo Vivas Ramos

    Vicerrectora AcadmicaMara Cecilia lvarez Vejarano

    Vicerrector de investigacionesEduardo Rojas Pineda

    Vicerrector de Cultura y BienestarTulio E. Mosquera

    Vicerrector administrativoJuan Manuel Quiones Pinzn

    Facultad de Ciencias Humanas y SocialesDecano

    Olmedo Ortega Hurtado

    Director Instituto de Postgrado

    Jorge Quintero

    Jefe de Departamento de FilosofaGerardo Andrade

    Grupo de investigacin Cultura y PolticaCoordinador

    Diego Jaramillo Salgado

    MiembrosJavier Cadavid Ramrez

    Luis Antonio Crdoba GmezGustavo Chamorro Hernndez

    Arstides Obando CabezasOswaldo Plata Pineda

    Jos Rafael Rosero MoralesAugusto Velsquez Forero

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    A mis abuelos

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    PREFACIO .............................................................................13

    CAPTULO 1La conclusin de la Crtica de la razn puraJean Grondin ...............................................................................19

    CAPTULO 2Consideraciones en torno al segundo prlogo de la Crticade la razn puraCarlos B. Gutirrez.................................................................45

    CAPTULO 3La segunda analoga de la experienciaMauricio Zuluaga ..........................................................................75

    CAPTULO 4La Deduccin Trascendental segn la versin de 1787 (B)de la Crtica de la razn purade KantJuan Carlos Aguirre Garca ..........................................................89

    CAPTULO 5

    El lugar de Diosen la Crtica de la razn puraOswaldo Plata Pineda ..................................................................101

    Contenido

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    Prefacio

    Despus de haber dado cima a la crtica de la razn pura,Kant no aade la crtica de la razn prctica a la parteterica como segundo eslabn de su sistema, pues losproblemas ticos forman parte esencial e integrante desu teora desde el primer momento en que la concibecomo un todo propio e independiente. Y es precisamenteesta relacin de lo terico y lo prctico la que establece

    el verdadero y ms profundo concepto de la raznmisma, tal como Kant lo entiende. E. Cassirer.

    En ms de un pasaje de su vasta obra, Kant reconoce que elcriticismo tiene dos deudas eminentes, la una con Newton yla otra con Hume. Al primero, Kant le destaca el mtodopreciso que despliega en sus Principia Matemtica; al segun-

    do, por su parte, en sus paradigmticos Prolegmenos a todametafsica futura que pueda presentarse como ciencia, Kant le reco-noce la suerte de haberlo despertado de su adormecimientodogmtico1 . El reconocimiento de ambas deudas, ligadoa una interpretacin kantiana asptica de lo prctico-religioso,ha causado que en ciertos crculos acadmicos se insista en

    1 I. Kant. Prolegmenos a toda metafsica del porvenir que haya de poder presen-

    tarse como una ciencia, Biblioteca Cientfico- Filosfico, Daniel Jorro Edi-tor, Toledo, 1911, p. 8.

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    demasa en las virtudes y defectos de la razn terica y semande casi al olvido -acaso sin justificacin- a la razn prc-tica. Es ciertamente inevitable no toparse con esta escisin

    de la razn terica y la razn prctica, en la ya inabarcableliteratura kantiana. El olvido constante de lacomplementariedad de la razn terica (especulativa) y larazn prctica, atribuible a los primeros kantianos que con-sideraron los estudios que realizara Kant sobre la poltica,la historia y la religin como reflexiones de ltima hora ocharlas de sobremesa, ms o menos luteranas2 , ha hechode este maestro de la humanidad, como dira Herder,un pinto-

    resco personaje, abstrado de la realidad, preocupado porentidades noumnicasy desinteresado, en suma, por las con-secuencias prcticas de sus reflexiones. Acaso no habrotra forma de relacionar la razn terica y la razn prcti-ca? No ser posible hablar no de escisinde la razn sino,ms bien, de unidad, como el mismo Kant lo hace en elCanon de la razn pura?

    Por supuesto que s. En el Canon de la razn pura, y engeneral en toda la Doctrina trascendental del Mtodo,Kant elabora un sistema filosfico-prctico sobre la arqui-tectnica de la nuevametafsica creada en la primera parte.Una vez resuelta la proposicin cardinal del conocimientohumano (Qu puedo saber?), Kant se da a la tarea deestudiar las implicaciones de ese conocimiento en el mun-

    do ordinario. La razn terica da paso a la razn prctica.Lo relevante ahora es no tanto qu,cmo yhasta dndepuede el hombre, sino para qu le servir ese en su vida cotidiana. La razn prctica pasa a ser as la en-cargada de resolver todo aquello para lo cual la razn espe-culativa se mostraba deficitaria pero que tocaba directamente

    2

    E. Imaz, Estudio Introductorio, en I. Kant, Filosofa de la historia,Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1985, p. 5.

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    la del hombre: la libertad, la inmortalidad del almay Dios.

    Caso de aceptarse esta unidadde la razn se tendra razonessuficientes para reevaluar la interpretacin tradicional, ascomo para indagar las razones que llevaron a Kant a pensaren esta necesidad de lo prctico y a atribuirle esta importanciasuperlativa dentro de su filosofa. Es por eso que, y pese auna larga tradicin interpretativa que, como seala Eugeniomaz, ha insistido tanto en la razn especulativa que hadesfigurado la prctica y [la] ha relegado casi al olvido3 ,

    una nuevalectura de Kant, , que no hagacaso omiso a la complementariedad de los dos mbitos dela razn, se ha hecho necesaria, por no decir que imperativa.En su mayora, los artculos que componen la presente co-leccin son muestras evidentes de esta nuevalectura de lostextos kantianos. Sobre la arquitectnica de esta nuevalec-tura, cada uno de los artculos de esta coleccin pretende

    poner de manifiesto el carcter paradigmtico de la obrakantiana, desarrollando, por un lado, una exgesis ceidade sus principales ncleos temticos y, por otro, un anlisisdetallado del influjo kantiano en la filosofa contempor-nea. Al ser concebida de esta manera, esta coleccin de tex-tos pretende desentraar la voz escondida en el textokantianovalindose de una perspectiva de interpretacin que insisteen la complementariedad del uso terico y el uso prctico

    de la razn y, sobre todo, en la primaca de ste ltimo4 . Sibien es cierto que los artculos de los Profesores MauricioZuluaga y Juan Carlos Aguirre y la trascripcin de la confe-

    3 E. Imaz, Estudio Introductorio, p. 4.4 En la KrV, tras analizar infructuosamente las Ideas trascendentales (asaber, Dios, la Inmortalidad y la Libertad) desde el horizonte de la ra-zn especulativa, Kant le asigna al uso prctico de la razn la tarea deresolver todo aquello para lo cual la razn especulativa se muestra

    deficitaria pero que toca directamente la del hombre: la liber-tad, la inmortalidad del alma y Dios.

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    rencia del Profesor Carlos B. Gutirrez se enmarcan dentrode lo que se podra denominar la hermenutica kantiana can-nica, no es menos cierto que la ndole de ambas argumenta-

    ciones adquiere un nuevo significado al ser contrastada conla de la novedosa perspectiva de interpretacin presente enlos dems artculos. El lector notar, en efecto, que estacoleccin de textos enfatiza principalmente en los desarro-llos atinentes a la razn prctica. Como lo anticipaba, talnfasis no es gratuito. Obedece a un fenmenohermenutico que se viene gestando hace algunos aos entrelos estudiosos de Kant, a saber: la idea de que, frente alreducido conjunto de expectativas que proporciona la ra-zn especulativa, el criticismo proporciona un nuevo hori-zonte tan rico y complejo en matices y problemticas comosu contrapartida: el uso prctico de la razn. Estacomplementariedad de la razn terica y la razn prctica,ignorada sin razn evidente por los kantologos ms reputa-dos, fue planteada por el mismo Kant en la Crtica de la ra-

    zn prctica: Cada paso que se da con la razn pura, inclusoen el mbito prctico, guarda de suyo tan cabal correspon-dencia con todos los hitos de la crtica de la razn terica,como si cada uno de tales pasos se hubiera fraguado delibe-radamente para procurar esa confirmacin; tal correspon-dencia, lejos de ser buscada en modo alguno, viene a pre-sentarse por su cuenta y causa con ello tanta sorpresa comoadmiracin5 .

    Ante todo, puede verse que esta primaca de lo prctico res-pecto de lo terico es algo que es corroborado por los mis-mos textos kantianos y que no es una pura invencin litera-ria, como algunos autores se atreven a decir. Esta primacade lo prctico es evidente desde 1781 y sus derivaciones pue-den encontrase trabajando activamente en las obras de la

    5 I. Kant, Crtica de la razn prctica(trad. Roberto Rodrguez Aramayo),Alianza, Madrid, 2004, A190.

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    dcada siguiente. Por descontado, la influencia de Rousseauen todo esto es ms que evidente. Fue Rousseau quien in-dujo a Kant a retornar a la naturaleza interior del hombre.

    La ley moral interiorizada en el hombre, que al final de suvida Kant identific con Dios, es el corazn analtico delsistema kantiano de la razn prctica y la condicin de po-sibilidad del destino final del hombre. Habra por ello queconsiderar si esta influencia rousseauniana no es ms deter-minante para el criticismo que las de Hume y Newton, comoquiera que ellas son simplemente o bien un o bien una .

    Para finalizar, estimo conveniente consignar algunas lneasacerca de la historia de esta coleccin. Su gnesis se remon-ta a febrero de 2004, fecha en la cual se cumplan doscien-tos aos del fallecimiento de Kant. Tal efemride nos indu-jo a Julieta Buitrago, a Jaime Alfaro y a quien suscribe acontinuar un trabajo acadmico que habamos iniciado en

    el seno del comit editorial de la revista Lgein(revista deestudiantes de filosofa de la Universidad del Valle), en estaocasin para rendirle un modesto tributo a quien fuera elms seero representante de la Aufklrung. Debo expresarmi gratitud con ellos dos por haber sido tan receptivos conla idea de esta modesta celebracin, a pesar de su declaradodistanciamiento de la obra kantiana. Como toda empresaeditorial realizada en estas latitudes, nos vimos enfrentados

    a un innumero de dificultades prcticas; sobra decir aquexactamente cules. Lo que s no est de ms decir es que eltrabajo que desarrollamos conjuntamente venci la fuerzade un destino que se empecinaba en obstaculizar nuestroempeo. De todos modos, nuestro trabajo habra sido envano y dificilmente se hubiera materializado si no hubise-mos contado con el apoyo de dos instituciones: la Universi-

    dad del Valle y la Universidad del Cauca. La primera nosproporcion el espacio y las condiciones para desarollar todo

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    el trabajo relacionado con la recopilacin, la traduccin y laedicin de la mayora de los documentos. Durante este pro-ceso, contamos siempre con el nimo y el apoyo de nuestro

    amigo y colega Aristides Obando Cabezas, y de Carlos Fe-lipe Restrepo, quien pacientemente revis una a una las tra-ducciones incluidas en esta coleccin. La segunda, por me-dio del Grupo de Investigacin Cultura y Poltica, nos brind laoportunidad para dar a conocer al pblico en general estacompilacin de textos. A los profesores que gentilmenteaccedieron a participar en esta coleccin y a las personas deambas instituciones que tuvieron algo que ver con ella va

    nuestro agradecimiento.

    Oswaldo Plata PinedaSantiago de Cali, 25 de noviembre de 2006

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    La Conclusin de la Crtica de la Razn Pura

    de, de un modo claro y distinto, Kant responde la preguntarelativa al fundamento de los juicios sintticos a priori?

    La incertidumbre que pesa sobre esta cuestin puede, cier-tamente, ser explicada a travs de la diversidad de interpre-taciones que han sido sugeridas como soluciones de Kantal dilema de la metafsica. Escoger cuatro de las principa-les tendencias en la literatura kantiana. Para algunos, Kantaparece, en su mayor parte, como el filsofo que quiso li-quidar por completo la metafsica al desafiar a los metafsi-cos para que justificaran la validez de su pretensin cientfi-

    ca. La lectura iconoclasta ha perdurado desde queMendelssohn acu la frase acerca del Kant alleszermalmenden (demoledor de todo), esto es, de un Kantcomo el rebelde que quiso eliminar dos milenios de metaf-sica. Esta lectura es mantenida- y basta citar a uno de susms recientes ejemplos- por la intrprete rusa ArsenijGulyga, quien escribe: De hecho, Kant nunca da una res-

    puesta a la pregunta con que inicia laCrtica de la razn pura

    : Su Dial-cticatrascendental destruy toda pretensin dogmtica enesta esfera2 . De acuerdo con una segunda lnea de inter-pretacin, Kant ech por la borda la metafsica tradicional,pero la reemplaz con una especie de teora de la ciencia,que se reflejara nicamente sobre los principios en la razdel conocimiento cientfico o, ms generalmente, sobre los

    principios de nuestra percepcin de la realidad o de lo queha sido considerado el armazn de nuestra estructura con-ceptual. Uno podra hablar aqu de una metafsica de laexperiencia, siguiendo la casi-paradjica formulacin dePaton. Una tercera lectura de la solucin de Kant tomcomo punto de partida el famoso pasaje donde ste confie-sa que tuvo que suprimir el saber para dejar sitio a la fe, esto

    2 A. Gulyga, ImmanuelKant, Frankfurt am Maim, Suhrkamp, 1985, p.152.

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    Jean Grondin

    es, una metafsica de la fe basada en las fuentes de la raznpura prctica3 . La filosofa moral de Kant podra ser, deeste modo, una nueva forma de metafsica. Esta lectura ha

    sido sugerida por Gerhard Krger y, ms recientemente,aunque en un estilo diferente, por Manfred Riedel4 . Final-mente, hay interpretaciones que han sugerido que, en reali-dad, Kant quiso preservar los principios de la metafsicaaristotlico-leibniziana, los cuales reclaman un conocimientoque supere la dimensin superficial de la experiencia. Estaha sido llamada la interpretacin metafsica de Kant.

    A menudo conflictivas, muchas interpretaciones no hanocurrido fortuitamente. Ellas ciertamente han tenido quever con el hecho de que Kant nunca parece haber dado unarespuesta concluyente al asunto de la posibilidad de la me-tafsica y de sus juicios sintticos a priori. Para decirlo clara-mente, no hay ningn texto en la primera Crticaque analiceeste asunto de una manera directa: aqu est cmo el pro-

    blema de la metafsica debe ser solucionado o as es cmolos juicios sintticos a priorison posibles por la razn pura.En concreto, uno no encuentra una conclusinen la CrticadeKant, o, lo que es ms recurrente en sus escritos, algunaclase de Schlussbemerkung(Observacin final, conclusin),donde Kant efecte un sumario de su investigacin y con-dense su respuesta a la pregunta inaugural que l formulatan adecuadamente en su magistral Introduccin.

    3 El pasaje completo al que hace referencia el Profesor Grondin rezaas: Tuve, pues, que suprimir el saberpara dejar sitio a la fe, y eldogmatismo de la metafsica, es decir, el prejuicio de que se puede avan-zar en ella sin una crtica de la razn pura, constituye la verdadera fuen-te de toda incredulidad, siempre muy dogmtica, que se opone a lamoralidad I. Kant, KrV, BXXX (N. del traductor).4 G. Krger, Philosophie und Moral in der kantischen Kritik, Tbingen, J.C.B.

    Mohr, 1931, 2, Aufl.1967, y M. Riedel, Urteilskraft und Vernunft. Kantsursprngliche Fragestellung, Franfurt am Maim, Suhrkamp Verlag, 1989.

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    La Conclusin de la Crtica de la Razn Pura

    No obstante, esa respuesta, esa conclusintiene que ser en-contrada en alguna parte de la Crtica, ya que, en primerlugar, la Crticaha sido escrita precisamente para solucionarel problema de la posibilidad de la metafsica. Instituidacomo una propedutica de la metafsica, la Crticano tieneotro objetivo ms que resolver la posibilidad de los conoci-mientos sintticos a priori. Su raison dtreconsiste en esta-blecer la credibilidad de alguna forma de metafsica racio-nal. Kant escribe muy especficamente en la Introduc-cin:

    Nos ocupamos ahora de esta investigacin, que no pode-mos llamar propiamente doctrina, sino slo crtica tras-cendental, ya que no se propone ampliar el conocimientomismo, sino simplemente enderezarlo y mostrar el valoro la falta de valor de todo conocimiento a priori. Semejan-te crtica es, pues, en lo posible, preparacin para un organony, caso de no llegarse a l, al menos para un canon de lamisma segn el cual podra exponerse un da, tanto anal-

    tica como sintticamente, todo el sistema de filosofa dela razn pura, consista ste en ampliar su conocimiento osimplemente en limitarlo

    5.

    El sistema completo de la razn pura, que Kant anuncia eneste contexto, bajo el encabezamiento de una filosofa tras-cendental, es lo que debera venir despusde lacrtica tras-cendental, que es la , entendida como una

    propedutica destinada a entregar la piedra de toque paraun sistema de metafsica. Un sistema de semejantes con-ceptos, seala Kant en tiempo condicional, se llamarafilosofa trascendental. Sin embargo, advierte Kant, que estafilosofa trascendentales una empresademasiado [grande] paraempezar6.

    5

    I. Kant, KrV,B26.6 I. Kant, KrV,B25.

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    La Conclusin de la Crtica de la Razn Pura

    sica. Qu significa, entonces, este nuevo mtodo dela ra-zn pura?

    Nuestra bsqueda de esta conclusinde la Crticatiene quecomenzar con la formulacin inicial que hace Kant del pro-blema: Cmo son posibles los juicios sintticos apriori?Como sabemos, tanto en la Crticade 1781 como en losProlegmenosde 1783, este problema es subdividido en tressub-preguntas: Cmo son posibles los juicios sintticosposibles 1. en la matemtica pura, 2. en la fsica pura y3. enla metafsica? Esta triple pregunta puede adoptar tambin

    la siguiente forma: Cmo son posibles la matemtica pura,la fsica pura y la metafsica pura? En la presentacin de losProlegmenos, que a este respecto corresponde justamente ala arquitectnica de la Crtica, se hace frente a la primerapregunta; en la Analticaa la segunda; en la Dialcticaa latercera. De hecho, la Estticada cuenta, sin duda, de la posi-bilidad del conocimiento sinttico puro en las matemticas

    apoyndose sobre la instancia mediadora de la intuicin puradel espacio y del tiempo, donde las aserciones sintticas aprioride las matemticas pueden ser construidas y edifica-das, porque el espacio y el tiempo puros permiten algunaclase de ilustracin ideal. En un argumento muchsimo mscomplejo, que no podremos desarrollar aqu9 , la Analticaintenta justificar los conocimientos sintticos a prioride lafsica pura apelando al tercer trmino de experiencia

    posible. En lo que concierne a la Dialctica, sin duda, ellaest interesada en las pretensiones genuinamente metafsi-cas de la razn pura. Pero el caso de la Dialcticaes un pocoparticular en la medida en que no logra, como fue el casoen la Estticay en la Analtica, un resultado realmente positi-vo, esto es, una solucin al problema de la legitimidad de la

    9

    Cfr. el captulo III de mi investigacin Kant et le problme de la philosophie:la priori, Paris, Vrin, 1989.

    J G di

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    Jean Grondin

    metafsica como ciencia. Kant lo admite abiertamente - yde muchas maneras. Primero que todo, cuando divide suLgica transcendental en una Analticay en una Dialctica,evidentemente especifica que la primera ofrece una Lgicade la verdad y la segunda una Lgica de la ilusin. Noobstante, implica esto que la metafsica slo pueda ser ilu-soria? Est el reino de lo a prioricognoscible limitado a lamatemtica y a la fsica puras? Asimismo, a menudo Kantadmite que la tarea de su Dialcticaes negativa para todoslos intentos y todos los propsitos en la medida en quetrata con el mundo de la ilusin o de Schein(apariencia)10 .

    De lo anterior se sigue que la metafsica es irredimible?Esto podra ser, ciertamente, el caso si la Dialcticafuera laltima palabra, o al menos la ltima seccin de la Crtica.Pero no es as. Despus de la Dialcticaviene una Metodologa(Methodenlehre). Soy del parecer de que esta Teora Trascen-dental del Mtodo, lejos de ser un apndice de la Crtica,como a menudo se piensa que es, representa el resultadogenuino de la empresa crtica kantiana. Por as decirlo, estaTeora Trascendental del Mtodo viene a ser como el com-plemento positivo de la Dialctica, el escenario donde unotiene que hallar la solucin original de Kant al problema dela metafsica. Sin este complemento positivo, la preguntapor la posibilidad de los juicios sintticos a prioricontinuasin respuesta alguna.

    Se debe recordar que la Metodologa representa la segundamayor seccin de la Crtica, como un todo, despus de laDoctrina Trascendental de los Elementos (que contiene laEstticay la Lgica, la Analticay la Dialctica). Esto no esinsignificante. La divisin inaugural de Kant de la crticatranscendental se da entre una teora de los elementos y

    10Cfr. I. Kant. KrV, A63/4-B88.

    La Conclusin de la Crtica de la Razn Pura

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    La Conclusin de la Crtica de la Razn Pura

    una teora del mtodo. Si la Metodologa tiene el honor deser la ltima seccin de la obra, esto es porque la mismaidea de una teora del mtodo est ntimamente conectadacon el proyecto original de una . La Crticase defi-ne as misma, recordemos, como un tratado sobre el m-todo, que se dirige a una revolucin fundamental de lametafsica exponiendo la piedra angular de los conocimien-tos metafsicos. En su concepcin original, la Crticano tie-ne otra tarea que revolucionar la metafsica, proponiendouna nueva metodologa que proporcione los fundamentospara una metafsica rigurosa. Entonces, parece apropiado

    ver en la Metodologa el resultado lgico de la investiga-cin crtica kantiana. Exagerando un poco, se podra soste-ner que la teora transcendental de los elementos no tieneotro objetivo que dar cuenta de los elementos de la raznpura. El importe original de la Crticapuede ser, entonces,encontrado en su metodologa. Lo que es indudable es quela institucin de la nueva metafsica no tuvo lugar en ningu-na parte de la Teora de los Elementos.

    Kant define la teora transcendental del mtodo como ladeterminacin de las condiciones formales de un sistemacompleto de la razn pura11, el cual tiene que ser prontodesarrollado bajo el ttulo de una metafsica. Esto apunta aclarificar las condiciones para un uso legtimo de la raznpura con una visin para esta metafsica. La Crticano tiene

    otra tarea ms urgente. Despus de definir su propsito,Kant traza el plan de su metodologa:

    [Para la determinacin de las condiciones formales paraun sistema completo de la razn pura], trataremos de unadisciplina, un canon, una arquitectnicay, finalmente, de unahistoriade la razn pura12.

    11 I. Kant, KrV, A707-8/B735/36.12 I. Kant, KrV, A708/736.

    Jean Grondin

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    J

    Despus de leer la Dialctica, se puede fcilmente captar porqu la Metodologa se abrir con una disciplinade la raznpura. Puesto que la razn metafsica cae naturalmente en elriesgo de la ilusin trascendental, una razn pura entusiasta

    de su propio mtodo antes que nada necesita de una disci-plina, es decir, de una instruccin con un propsito negati-vo- para seguir la expresin de Kant. Desde esta perspecti-va, la disciplina puede servir para duplicar el esfuerzo tera-putico y crtico, en el sentido negativo de la palabra, de laDialctica. No es en esta disciplina donde se encontrar unarespuesta positiva a la investigacin de la posibilidad de la

    metafsica.

    Es solo en su segundo acto, en el canonde la razn pura,donde la metodologa pondr de relieve los nuevos funda-mentos de la metafsica. La idea de un canon de la raznpura haba sido ya abordada en la Introduccin de la Crtica,como uno de sus momentos claves, donde el proyectokantiano de la Crticaestaba en el proceso de definirse a smismo. Citemos de nuevo una parte importante del tex-to:

    Semejante crtica es, pues, en lo posible, preparacin paraun organony, caso de no llegarse a l, al menos para uncanon de la misma segn el cual podra acaso exponerseun da, tanto analtica como sintticamente, todo el siste-ma de la razn pura13.

    Dnde deberamos encontrar este canon del uso legti-mo de la razn pura, el reconocido objetivo de la primeraCrtica, salvo en su Canon de la razn pura? Kant ofreceuna general y, sin embargo, clara definicin de lo que debeser entendido bajo un canon: Entiendo por canon el con-junto de principios a prioridel correcto uso de ciertas facul-

    13 I. Kant, KrV, B26.

    La Conclusin de la Crtica de la Razn Pura

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    z

    tades cognoscitivas14. Si estas facultades cognoscitivas sonla razn pura misma, como aqu es el caso, su Canon indi-car necesariamente los principios a prioridel uso legtimode la razn pura. De forma llamativa, esta caracterizacinasocia el Canon con el propsito original de una crtica dela razn pura. La Crticatiene, acaso, un objetivo ms pre-ciso que el de poner de relieve los principios a prioridel usocorrecto de la razn pura?

    No aprendimos ya de la Dialcticaque es intil esperar cual-quier clase de conocimiento metafsico? No consign la

    Dialcticatodas las posibilidades de los argumentos sofsticosde la metafsica para archivarlo[s] en la razn humana conel fin de prevenir en el futuro errores de esta clase?15 Cier-tamente. Sin embargo, Kant est diciendo ahora que estefracaso slo concierne a la razn terica o especulativa, larazn que descansa nicamente en los silogismos de la ra-zn pura para obtener el conocimiento apriori. Este fracasode la razn terica es inexorable y Kant insiste en que nopuede haber, absolutamente, un canon para ella, pero s unadisciplina negativa. Si hay un canon para toda la razn pura,ste se referir al uso de la razn prctica, que Kant intro-duce aqu como un desenlace enteramente nuevo, dispues-to a ser explorado:

    Consiguientemente, de haber un uso correcto de la razn

    pura, caso en el que tiene que haber tambin un canon dela misma, ste no se referir al uso especulativo de la ra-zn, sino que ser un canon de su uso prctico, uso quevamos a examinar ahora

    16.

    14 I. Kant, KrV, A796/B824.15

    I. Kant, KrV, A704/B732.16 I. Kant, KrV, A797/B825.

    Jean Grondin

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    Este pasaje muestra claramente que si deber haber unuso legtimo de la razn pura, puede haber un canon paral. La determinacin del uso justificado de la razn pura,objetivo de la Crtica, tiene que ser fundado en su ca-

    non.

    Kant inmediatamente destaca la urgencia de su investiga-cin dando a la primera seccin del Canon el ttulo de Elobjetivo final del uso puro de nuestra razn. Sin duda al-guna, si alcanza tambin el fin final, el punto de culmina-cin de la Crticaconectar la posibilidad de la metafsica

    con los intereses prcticos de la razn pura. La argumenta-cin de Kant inicia con el recuerdo de los tres objetos de larazn, tal como ellos emergieron de la Dialctica: la libertadde la voluntad, la inmortalidad del alma y la existencia deDios.

    Todos estos objetos son de sumo inters para nosotros,sostiene Kant, pero que ese inters no es de naturaleza te-rica17. Por esto l advierte que estos objetos, que puedenser conocidos, no sern de utilidad en concreto, es decir,en la investigacin de la naturaleza18. Los intereses que lesatribuimos a estos objetos son, sostiene Kant, genuinamenteprcticos. Yprctico es todo lo que es posible mediante lalibertad19. El argumento de Kant es que existen condicio-nes para la libertad que no solamente tienen un importe

    emprico (si no la filosofa moral vendra a ser lo mismoque una mera antropologa emprica). Existen tambin le-yes morales que pertenecen originalmente a la razn y quenos obligan de una manera incondicional y universal. Deeste modo, hay una eficiencia de la razn pura que no es

    17 Cfr. I. Kant, KrV, A797/B825.18 I. Kant, KrV, A797/B825.19 I. Kant, KrV, A800/B828.

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    de naturaleza terica y respecto de la cual un canon ha deser posible. Kant escribe:

    Si fuesen, en cambio, leyes prcticas puras, con fines da-

    dos enteramente a prioripor la razn, con fines no empri-camente determinados, sino absolutamente preceptivos,seran productos de la razn pura. As son las leyes mora-les. Consiguientemente, slo stas pertenecen al uso prc-tico de la razn pura y admiten un canon

    20.

    El inters prctico que asociamos con las tres ideas de larazn, hacia las cuales todos los preparativos seencaminan...en el estudio que llamamos filosofa pura21,slo pretende resolver qu hay que hacersi la voluntad eslibre, si existe Dios y si hay mundo futuro22.

    Afirmando aqu que la libertad prctica puede ser confir-mada por la experiencia -una tesis que est lejos de ser cons-tante en Kant y que pertenece como tal a la filosofa espe-

    culativa-, desde los inicios de la primera Crtica, Kant limitaa dos objetos el alcance de su canon de la razn prctica:

    Por tanto, en un canon de la razn pura slo tenemos quetratar de dos cuestiones que incumben al inters prcticode la misma y en relacin con las cuales tiene que ser po-sible un canon de su uso, a saber: existe Dios?, hay unavida futura?

    23

    El objeto prctico o, ms bien, el objeto existencial del Ca-non, es concisamente circunscrito.

    20 I. Kant, KrV, A800/B828.21 I. Kant, KrV, A800/B828.22 I. Kant, KrV, A800/B828.23 I. Kant, KrV, A803/B831.

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    Esto tambin hace eco del inters bsico de su investiga-cin sobre la posibilidad de la metafsica. La metafsica queKant busca en la Crticano aspira al establecimiento de unsistema escolstico que produzca definiciones a prioridetodos los conceptos a travs de un informe detallado deuna characteristicauniversalis. La metafsica de Kant est in-teresada, desde el principio, nicamente en la metafsica.Pues espera responder las preocupaciones metafsicas ori-ginales del hombre, las preguntas que constituyen lo queKant llama la metaphysicanaturalis, que siempre ha existido ysiempre continuar existiendo como una disposicin natu-

    ral. Sus inquietudes esenciales son la existencia de Dios y lainmortalidad del alma. Ahora bien, podr esta metafsicaalcanzar alguna vez el estatuto de ciencia? Puede ser unaciencia rigurosa con respecto a las ms elementales aspira-ciones metafsicas del hombre, con las que nunca puedeconformarse, escribe Kant, (y con respecto a las aspiracio-nes) que son meramente temporales?24 Esta sed metafsicapuede ser condensada en la doble pregunta: Existe Dios?y hay una vida futura?

    Incluso, si estas preguntas se relacionan ms estrechamentecon lo que Kant llama el uso prctico de la razn, no sedebe, sin embargo, perder de vista la ambicin terica de lainvestigacin kantiana sobre la razn prctica en la primeraCrtica. De hecho, Kant est todava buscando la piedra de

    toque de una metafsica. Kant reconoce abiertamente estomuy en el comienzo del Canon:

    Sin embargo, (indessen) tiene que haber en algn lugar unafuente de conocimientos positivos (einen Quell von positivenErkenntnissen) pertenecientes al mbito de la razn pura,de conocimientos que, si ocasionan errores, slo se deba

    24Cfr. I. Kant, KrV, BXXXIII.

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    quiz a un malentendido, pero que, de hecho, constituyenel objetivo de los afanes de la razn

    25.

    Incluso si Kant estuviera slo tratando el uso prctico de larazn, entonces, se descubrira en este uso la fuente (Quell)o la piedra de toque de los conocimientos positivos en unametafsica desde de la razn pura. Es esta fuente o piedrade toque lo que la Crticaha iluminado con el fin de edificaruna metafsica. El camino que lleva a un conocimientometafsico, cuya pretensin sinttica a priorisera legtima,pasa a travs del estudio de los principios de la razn puraprctica. ste es, pienso, el sentido de la revolucinmetodolgica que Kant intenta llevar a cabo en el mtodoseguido hasta ahora en la metafsica.

    El objetivo final del uso puro de nuestra razn (ttulo dela primera seccin del Canon) ha sido determinado ahora.Este objetivo final yace en la pregunta: Existe Dios y hay

    vida futura? No ser sino hasta la segunda seccin del Ca-non donde se explique ms precisamente en qu consisteeste nuevo mtodo de la razn prctica, el nico an abier-to a la metafsica racional. Esta seccin se intitula: El idealdel Bien Supremo como fundamento determinador del finltimo de la razn pura. Su primer prrafo resume la sen-da de la razn ms all de la Dialcticatrascendental. La ra-

    zn nos ha conducido a ideas especulativas, pero stas ideasnos han reorientado hacia la experiencia de una manera til,pero que no corresponde, sin embargo, con nuestras ex-pectativas. En otras palabras, el resultado de la Dialcticaesabsolutamente honorable, pero no satisfizo nuestras expec-tativas porque dej sin resolver la pregunta por la posibili-dad de la metafsica, fracasando, de este modo, en la res-

    25 I. Kant, KrV, A795-6/B823-4.

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    puesta por las preguntas ms vitales, las preguntas relativasa Dios y a la inmortalidad del alma. Es en esta estratgicacoyuntura que la perspectiva de una metafsica prcticaempezar a ser desplegada:

    Ahora nos queda hacer todava una exploracin, la de ave-riguar si no es igualmente posible que encontremos la ra-zn pura en el uso prctico, si no nos conduce en este usoa las ideas que alcanzan los fines supremos de la misma -fines que debemos alcanzar-, si, consiguientemente, esamisma razn pura no puede brindarnos, desde el puntode vista de su inters prctico, aquello que nos niega en

    relacin con su inters especulativo26

    .

    En este paso decisivo de su argumentacin, en el que serefiere a los intereses de la razn, Kant formula las tresfamosas preguntas que expresan los intereses de la razn:Qu puedo conocer?, qu debo hacer? y qu puedo esperar?Laprimera pregunta es meramente especulativa, asegura Kant.

    A la primera pregunta, Kant se ufana de haber desarrolladoexhaustivamente todas las posibles respuestas en su Crtica.Y, si embargo, por ello de nuevo, nos hemos quedado tanlejos de los dos grandes objetivos a los que en realidad seencaminaba todo el esfuerzo de la razn pura- los dos ob-jetivos contenidos en la pregunta existe Dios y hay unavida futura?. Seguidamente, Kant hace a un lado ms biencon rapidez la segunda pregunta que expresa los intereses

    de la razn: qu debo hacer?Recurriendo a casi los mismostrminos que emple para reducir la urgencia de la primerapregunta, Kant declara:

    La segunda cuestin es meramente prctica (blosspraktish).Aunque puede, en cuanto tal pertenecer a la razn pura,no por ello es trascendental, sino moral. En s misma no

    26 I. Kant, KrV, A804/B832.

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    puede ser, pues, tratada por nuestra crtica27.

    De este modo, la segunda pregunta (qu debo hacer?) es des-cartada provisionalmente de la discusin de El ideal del

    Bien Supremo como fundamento determinador del fin lti-mo de la razn pura, en el Canon. Ahora, la atencin deKant est enteramente dirigida a la tercera pregunta: qupuedo esperar si hago lo que debo?. Esta pregunta tiene la venta-ja, dice Kant, de ser al mismo tiempo prctica y terica,puesto que agregamos la valencia de la esperanza en cadaaccin que emprendemos, pero tambin es terica, porquelo que esperamos acerca de algo o lo que esperamos enrelacin con algo implica cierta clase de conocimiento quean debe ser determinado. Que lo prctico sirva como untipo de relevo a los intereses tericos de la razn, en cuantoque lo prctico nos lleva, como hilo conductor, a dar unarespuesta a la cuestin terica28, es lo que evidentementeatrae a Kant. A lo que Kant apunta aqu es, sin lugar a du-das, a una solucin de la pregunta terica mediante el uso

    prctico de la razn pura.

    El texto del canon enfatiza bastante claramente este trnsi-to de lo prctico a lo terico:

    En consecuencia, sostengo lo siguiente: Que as como losprincipios morales son necesarios de acuerdo con la ra-zn en su uso prctico, as es igualmente necesario supo-ner, de acuerdo con la razn en su uso terico, que cadauno tiene motivos para esperar la felicidad exactamenteen la medida en que se haya hecho digno de ella29.

    27 I. Kant, KrV, A805/B833.28 I. Kant, KrV, A805/B833.29 I. Kant, KrV, A809/B837.

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    Se puede encontrar en este relevo de la razn terica me-diante la razn prctica la certeza principal de la solucinde Kant a la posibilidad de la metafsica. En s misma ellarevela que toda la segunda seccin del Canon slo tratar

    con la tercera pregunta de los intereses de la razn, la pre-gunta de la esperanza. Ella contiene la clave del problemainicial de Kant.

    Y a qu se refiere la esperanza? Kant responde en los tr-minos ms simples: En efecto, todo esperarse refiere a lafelicidad30. Bien sea de un modo realista, bien sea de un

    modo pesimista, Kant cree, de todas maneras, que nuestrabsqueda de la felicidad nunca ser satisfecha bajo condi-ciones empricas (y quin puede asegurar que l se encuentraequivocado?). La felicidad suprema que todos esperamosno es una que pueda ser realizada en nuestra existenciaterrena. Es apropiado, pienso, traducir la palabraGlckseligkeitempleada por Kant por algo como felicidadde beatitud, un Glck de los Seligen. Lo que nuestra raznespera verdaderamente no es un placer mayor o un bienes-tar meramente material, sino una paz del alma que no esslo de este mundo. Sin duda, no podemos generar estafelicidad, esta Glckseligkeit, por nosotros mismos. La nicacosa que podemos hacer, y esperar, es hacernos dignos detal felicidad de beatitud.

    Por medio de esto, Kant da una respuesta a la preguntaqu puedo esperar si hago lo que debo? que l exigi separar ensu investigacin transcendental: haz aquello mediante lo cualte[hagas] digno de ser feliz31. Y hacerse digno de ser feliz esactuar, tanto como podamos, de acuerdo con el espritu dela ley moral suministrada por la razn prctica. Por lo tanto,

    30 I. Kant, KrV, A809/B837.31 I. Kant, KrV, A809/B837.

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    para la razn pura, el ltimo intento de nuestra esperanzapuede consistir en la recepcin de una felicidad eterna quesea proporcional con la moralidad de nuestras acciones (ode nuestras mximas de accin). Semejante esperanza co-

    bra sentido, claramente, si se admite la existencia de unainteligencia suprema, capaz de asegurar el lazo necesarioentre necesidad de ser feliz [y la] incesante aspiracin dehacerse digno de la felicidad32. Es este lazo entre la espe-ranza de la razn y la realizacin de esa esperanza lo queconstituye el ideal del Bien Supremo en la primera Crtica33.Fcilmente se reconoce aqu la harto conocida doctrina de

    los postulados de la razn prctica, que coronan la segundaCrtica. Los principios esenciales de esta doctrina puedenser encontrados, sin embargo, en la Crticade 1781, dondeellos forman la verdadera conclusin de la Crtica.

    En este punto crucial, vale hacer notar que la perspectivade Kant en 1781 difiere de la doctrina presentada en 1788.Mientras la Crtica de la razn prcticaconsiderar el respeto

    por la ley moral, bajo la ms completa desatencin haciacualquier recompensa futura, como el nico motivo legti-mo de la moralidad, el Canon de 1781 an ve en la promesade una felicidad futura un mvil necesario de la accin moral.Mucho menos rigurosa que la segunda Crtica, la Crticasepone ms cerca de la tica clsica:

    Por consiguiente, prescindiendo de Dios y de un mundoque, de momento, no podemos ver, pero que esperamos,las excelentes ideas de la moralidad son indudablemente

    32 I. Kant, KrV, A810/B838.33Cfr. I. Kant, KrV, A810/B838: La idea de tal inteligencia, en la que lams perfecta voluntad moral, unida a la dicha suprema, es la causa detoda felicidad en el mundo, en la medida en que sta va estrechamenteligada a la moralidad (en cuanto dignidad de ser feliz), la llamo ideal del

    Bien Supremo.

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    objetos de aplauso y admiracin, pero no resortes del pro-psito y de la prctica, ya que no colman enteramente elfin natural a todos y a cada uno de los seres racionales, finque la misma razn pura ha determinado a prioriy necesa-

    riamente

    34

    .

    La primera Crticaadopt abiertamente un sistema de mo-ralidad autorrecompensadora35, ein System der sich selbstlohnenden Moralitt. Este sistema sostiene que la suposicinde un sabio gobernador del mundo es una necesidad prc-tica, con el fin de que hiciera efectivas36 las leyes mora-les. La razn, alega Kant en 1781, est obligada a suponer

    [un sabio gobernador del mundo], juntamente con la vidaen ese mundo, que debemos considerar como futuro, o, encaso contrario, a tomar los principios morales por vanasquimeras (leereHirngespinste)37.

    Se puede ahora comprender hasta dnde el Bien Supremo,entendido en la perspectiva de 1781, puede dar una res-

    puesta positiva a la doble pregunta de la razn pura: Existeun Dios? y existe una vida futura? Una respuesta positivaes defensable, sostiene Kant, ya que Dios y una vida futurason las condiciones necesarias que aseguran la coherenciadel sistema de la moralidad. A partir de aqu se puede com-prender plenamente el ttulo de la segunda seccin del Ca-non: El ideal del bien supremo como fundamentodeterminador del fin ltimo de la razn pura. La esperan-

    za hecha posible por el principio del Bien Supremo nos habilitapara fundar en las bases de la razn pura prctica lo queKant insistentemente denomina las dos proposiciones car-dinales de la razn pura: que existe un Dios y que existe

    34 I. Kant, KrV, A813/B841.35 I. Kant, KrV, A809/B837.36 I. Kant, KrV, A818/B846.37 I. Kant, KrV, A811/B839.

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    una vida futura. Esta es, en la Crtica, la ms clara de lasrespuestas al problema fundamental de la metafsica.

    Sin embargo, se debera preguntar: Estas dos proposicio-

    nes cardinales han sido realmente fundadas? Las proposi-ciones existe un Dios y existe una vida futura son evi-dentemente juicios sintticos a priori, que varias veces en laDialcticala razn terica fall en probar. Cmo podemosjustificar semejante afirmacin ante el tribunal de una crti-ca trascendental? Sabemos que un tercer trmino mediadores necesario para de dar cuenta de la legitimidad de cual-

    quier juicio sinttico a priori. Cul es este tertium quiden elcaso de los postulados de la razn prctica? Hasta dondepodemos ver, la primera Crticano se dirige directamente aesta cuestin, y se conforma con delinear el programa deuna metafsica del porvenir basada en la realidad de la ra-zn prctica. Se puede encontrar una respuesta a esta pre-gunta en la segunda Crticadonde Kant escribe:

    Para ampliar prcticamenteun conocimiento puro tiene quedarse a prioriun propsito, esto es, un fin como objeto (de lavoluntad) que, al margen de cualesquiera principios teri-cos, sea representado necesariamente en cuanto prcticopor un imperativo (categrico) que determine inmediata-mente a la voluntad; y tal es aqu el [BienSupremo]

    38.

    Lo que aqu autoriza la ampliacin a prioridel conocimien-

    to, en el horizonte prctico, es su propsito, un Absicht, uninters a prioride la razn, enlazado con su anhelo cardinal:

    38 I. Kant, Kritik der praktischen Vernunft, Ak. V, 134. Las citas del originalen ingls corresponden a la traduccin realizada por L.W. Beck, Critiqueof Practical Reason and Other Writings in Moral Philosophy, The Universityof Chicago Press, Chicago, 1949, p. 246. Las citas en castellano perte-necen a la traduccin de Roberto R. Aramayo, Alianza, Madrid, 2000,Ak. V, 134, p. 256. (N. del traductor)

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    E i t Di ? i t id f t ? L ibilid d

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    Existe un Dios? y existe una vida futura? La posibilidadde lo que Kant designa de un modo bastante extrao-conocimiento puro prctico cae bajo el propsito subya-cente del Bien Supremo.

    Ahora bien, a partir de un propsito, es legtimo concluirla realidad del objeto de ese propsito? Un hombre es in-mortal simplemente porque a l se le ocurre desearlo? Estla existencia de Dios probada porque aparece como unapieza necesaria en la realizacin del Bien Supremo concebidopor la razn? Acaso el filsofo, que constantemente nosadvirti hasta el final de la Dialcticaque no tomramos nues-tros deseos metafsicos como realidades, cay presa de unailusin similar? Kant no confront esta objecin en su Cr-ticade 1781, pero lo hizo en una importante nota de pie depgina en la segunda Crtica. Kant se refiere a un argumentoesgrimido por Wizenmann en contra de la doctrina del BienSupremo:

    [Wizenmann] pone en tela de juicio el derecho a deducirde una exigencia la realidad objetiva de su objeto y aclarasu tesis mediante el ejemplo de un enamorado que, obsesio-nado locamente por una idea de hermosura que es sim-plemente un delirio suyo, quisiera deducir semejante ob-jeto existente en alguna parte

    39.

    Wizenmann claramente ataca la metafsica prctica de Kant

    bosquejada en el Canon de la primera Crtica-que l debihaber ledo muy bien. Kant coincide con Wizenmann, encuanto a lo que respecta a los meros deseos contingentes oempricos:

    Yo le doy [a Wizenmann] la razn en todos aquellos casosdonde tal exigencia se funde sobre una inclinacin, la cual

    39 I. Kant, KpV, Ak. V, 143-4.

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    p d p t l r l i t i d bj t i i i r

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    no puede postular la existencia de su objeto ni siquierapara quien est empapado con ella y menos an entraauna demanda vlida para cada cual, por cuanto supone unsimple fundamento subjetivo del deseo

    40.

    Desde el deseo a la realidad de lo deseado, no hay conse-cuencia convincente. Pero el propsito que nos conduce alpostulado de la existencia de Dios y al de la inmortalidaddel alma no es, comenta Kant, una inclinacin como cual-quiera otra. No nos preocupamos por una inclinacin sub-jetiva casual, que sera particular y emprica, sino, ms bien,por un Vernunftbedrfnis, por una exigenciade la raznnacida

    de un fundamento objetivo para determinar la voluntad, cuales esa ley moral que vincula necesariamente a cualquier enteracional y, por lo tanto, nos habilita para presuponer a priorien la naturaleza las condiciones adecuadas a dicha ley, con-virtiendo a estas condiciones en algo inseparables del cabaluso prctico de la razn41.

    En la perspectiva de Kant, el inters puro de la razn esobjetivo porque es universalmente compartido por todoslos seres racionales, y deriva de lo nico positivo a prioridela razn pura, a saber, la ley moral que nos obligaincondicionadamente. Este mandato incondicional de larazn tiene su objetivo, su telos, el Bien Supremo. Desecharesta pretensin universal de la ley moral equivaldra a privara la razn de cualquier eficiencia y, en ltimo trmino, de

    cualquier coherencia. Para qu la razn nos ordenara anosotros, seres racionales, buscar la realizacin de un idealimposible?

    Aceptar la ley moral como el principio de la accin moralimplica tambin asumir al mismo tiempo su objetivo, el Bien

    40 I. Kant, KpV, Ak. V, 143-4.41 I. Kant, KpV, Ak. V, 143-4.

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    S p l i l l d di i d li i

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    Supremo, al igual que las dos condiciones de su realizacin,es decir, la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Laobjetividad de los postulados de la razn prctica provienede la incuestionable objetividad de la ley moral y de la ra-

    cionalidad que ella le confiere a la existencia humana. Tieneque verse en esta conclusin, en esta lgica de la racionali-dad prctica, la verdadera conclusin de la Crtica, cuyo pro-psito es justamente estimar el uso legtimo de la razn puracon miras al establecimiento de una metafsica rigurosa.

    Esta conclusin no debera conducirnos a ningn tipo de

    triunfalismo de la razn pura. El postulado prctico de laexistencia de Dios y el de la inmortalidad del alma es elnico contenido positivo de una metafsica basada en lalgica de la esperanza prctica. Parafraseando un pasaje delos Paralogismos, podra decirse que la proposicin existeun Dios, existe una vida futura constituye el nico textode la metafsica prctica de Kant. Pero esta conclusin re-sultar modesta para las escuelas racionalistas que se nutren

    de aspiraciones ms elevadas en su bsqueda del conoci-miento a priori. Sin embargo, Kant siente que esa proposi-cin es suficiente si se desea responder- y la filosofa notiene otro propsito- las preguntas surgidas de los interesesde la razn- preguntas que habitan en cada hombre. Lassiguientes sern las palabras conclusivas del Canon de larazn pura y, consiguientemente, de la primera Crtica:

    Pero, se dir, es eso todo lo que consigue la razn pura alabrir perspectivas que van ms all de los lmites de laexperiencia? Nada ms que dos artculos de fe? El enten-dimiento comn hubiese podido ofrecer perfectamenteese resultado sin necesidad de consultar sobre ello a losfilsofos

    42.

    42 I. Kant, KrV, A830-1/B858-9.

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    No obstante Kant se defiende frente a la objecin ante

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    No obstante, Kant se defiende frente a la objecin ante-rior:

    Pero, exigs acaso que un conocimiento que afecta a to-

    dos los hombres rebase el entendimiento comn y os searevelado nicamente a los filsofos?

    43

    La metafsica kantiana de los intereses de la razn no pre-tende trascender el alcance del sentido comn, sino servirley justificar las exigencias de fe del sentido comn. Aqumismo yace la consecuencia y, tal vez, la novedad de lareorientacin kantiana de la metafsica hacia los requeri-

    mientos de la razn prctica. Lo cual sirve como piedrafundadora de la comprensin csmica que Kant tuvo dela filosofa en cuanto que ciencia de la relacin de todoslos conocimientos como fines esenciales de la razn huma-na44. Esta filosofa, concluye Kant, no puede llegar mslejos, en lo que se refiere a los fines ms esenciales de lanaturaleza humana, que la gua que esa misma naturaleza

    ha otorgado igualmente incluso al entendimiento ms co-mn45.

    Para concluir, es tiempo ahora de nuestra propia reflexin.El propsito de nuestra investigacin no fue descubriruna conclusin para un libro que no tiene una en su tablade contenidos. El asunto de la conclusin de la Crticasobreel cual queramos llamar la atencin no es un asunto decomposicin literaria, sino, ms bien, una preocupacinfundamental de cualesquier lector de la primera Crtica. Loque est en juego es la verdadera naturaleza de la respuestade Kant a la posibilidad de la metafsica. La metafsica a laque Kant est dirigindose, si fuese posible, ofrecera una43 I. Kant, KrV, A830-1/B858-9.44 I. Kant, KrV, A839/B867.45 I. Kant, KrV, A831/B859.

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    respuesta a las preguntas ms esenciales, que ms interesan

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    a la razn pura: Existe un Dios? y existe una vida futura?Es para postular los fundamentos de tal pregunta que Kantinstituye una Crtica, diseada como prolegmenos a toda

    metafsica del futuro. Cuando escribi su primera Crtica,Kant no tena idea de que escribira otras dos Crticas. Estosignifica que en la perspectiva de 1781, la que hemos man-tenido en nuestra argumentacin, una Crticasera suficien-te para producir el fundamento de la metafsica. En tantoque tratado sobre un mtodo, la Crticaindic, de hecho, unnuevo camino para la metafsica futura. Ya en 1781, estecamino es la razn pura prctica, efectiva y verosmil a tra-

    vs de su mandato imperativo, y en coherencia con su siste-ma de moralidad, que culmina en el ideal del Bien Supremo.A partir de la ventajosa posicin de este principio, Kantintentar efectivamente responder los principales proble-mas de la metaphysica naturalis. El Canon es, entonces, el queaclara la pregunta de la posibilidad de la metafsica. Esto seconfirma en el ms que dramtico lenguaje utilizado por

    Kant en el Canon (de haber un uso correcto de la raznpura, [...] tiene que haber tambin un canon de la misma.Tambin es evidente en sus ttulos El objetivo final deluso puro de nuestra razn, El ideal del Bien Supremo comofundamento determinador del fin ltimo de la razn pura).Despus de este Canon, Kant proceder a bosquejar unaarquitectnica y una historia de la razn pura, las dos lti-mas secciones de la Crtica. Ellas bosquejarn, de un modoextraordinariamente general, el plan para un sistema demetafsica que el Canon acaba de hacer posible. Por todo loanterior, se podra considerar esos dos ltimos captuloscomo un apndice a la Crtica de la razn puray que su con-clusin es el Canon de la razn pura.

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    Consideraciones en torno al segundo prlogode la Crtica de la razn pura*

    Carlos B. GutirrezUniversidad de los ndes

    Universidad Nacional de Colombia

    * El presente documento consigna la conferencia dictada por el profe-sor Carlos B. Gutirrez el da 27 de agosto de 2004 con ocasin delbicentenario de la muerte Inmanuel Kant, en el Auditorio GermnColmenares de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Va-lle. Por voluntad expresa del profesor Gutirrez, se ha mantenido, has-ta donde ha sido posible, el formato de conferencia en orden a conser-var su esencia original (N. del editor).

    MauricioZuluaga: El Departamento de Filosofa de laUniversidad del Valle se complace en darles la bienvenida aeste evento que conmemora los doscientos aos de la muertede Kant y a este ciclo de conferencias, que se dictarn de

    manera regular durante este semestre en el espacio de LunesdeDebateen el Auditorio de la antigua FES, y que estarndedicadas casi exclusivamente a la obra de Kant. Con no-sotros tenemos al profesor Gutirrez, profesor jubilado dela Universidad Nacional de Colombia y quien, en la actuali-dad, se desempea como profesor titular de la Universidadde los Andes de Bogot. En la charla de hoy el profesorGutirrez va a mostrar un poco por qu Kant no es impor-

    tante. Por decirlo as, hoy va a acabar con Kant, aunque seaste un homenaje a l. Con ustedes el profesor Gutirrez.

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    CarlosB.Gutirrez: Buenas tardes. Lo que dijo Mauricio

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    q jes parcialmente cierto. No voy a tratar de acabar con Kant.Esa es una tarea que me queda grande, pero voy a esforzar-me en esa direccin. Pero esa tarea tiene para m un signifi-

    cado muy importante. Yo considero que nadie en la filoso-fa hoy en da puede tratar de buscar un camino propio,novedoso sin referirse a Kant. Tambin considero que elpensamiento hermenutico es, en gran medida, un distan-ciamiento en permanente dilogo con Kant. He sugeridoque nos ocupemos hoy en esta sesin del Prlogo de lasegunda edicin de la Crticadelaraznpura(KrV). Los pr-

    logos no es que contengan una esencia de la obra ni unresumen completo de las argumentaciones. Pero estimo quehay indicaciones muy importantes no slo sobre la obrasino sobre el giro que va tomando el pensamiento de Kant.La primera edicin de la Crticadelaraznpurafue publica-da en 1781, la segunda en 1787. Es decir, mediaron seisaos entre las dos ediciones. Pero los cambios son realmen-te profundos y, en muchos respectos, las dos Crticastienen

    profundas diferencias. Voy a tratar el prlogo de la segundaedicin. Obviamente no voy a hacer una exgesis lnea porlnea, sino que voy a tratar de destacar en el prlogo de lasegunda edicin algunos puntos sobre los cuales, espero,podamos tener un dilogo, pues, entiendo, buena parte delos aqu presentes toman parte del seminario sobre el tema,y seminario significa para m carpintera filosfica con el

    texto en la mano. De manera que el estudiante tenga la opor-tunidad de hacerse un juicio propio sobre la lectura queest haciendo el profesor y, de esa manera, evitar algo queen Colombia se est haciendo cada vez ms extenso, que esla filosofa a distancia. La nica correccin frente a eso estrabajar con el texto en la mano.

    El prlogo a la primera edicin, como ya lo suger, se dife-

    rencia mucho del prlogo a la segunda. Eso tiene que ver

    Carlos B. Gutirrez

    con los nfasis en las dos ediciones de la KrV. En la primera

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    pedicin podramos decir que Kant est preocupado, casiexclusivamente, por el tema de la metafsica, es decir, por loque despus en la KrVse va a tratar siempre como la dial-

    ctica, y deja prcticamente de lado los problemas de la ana-ltica, que a la larga van a ser el ncleo de la KrV. La otracaracterstica destacada de esa primera edicin es la de queKant no se interesa, ni considera necesario, todava indicarlos rasgos ms empricos de su nuevo punto de vista crti-co. Es decir, porque est empeado solo en cosas de meta-fsica, Kant no pone el nfasis suficiente en lo emprico,

    esto es, en lo que l considera que va a ser la ciencia pura dela naturaleza, que va a ser el punto fuerte de la filosofa deKant en la segunda edicin y en los Prolegmenos a toda meta-fsica futura. Situmonos, entonces, en la pgina 15 del texto,en la que se inicia el prlogo en la traduccin de PedroRibas.

    Quiero destacar, en primer lugar, la preocupacin de Kant

    por el mtodo de la ciencia. Lo que quiero sealar es queKant aborda el tema del mtodo con las mismas connota-ciones que tuvo para Francis Bacon en su libro NovumOrganum, que es el primer tratado de lo que es la cienciamoderna.

    En BVII se lee:

    Si la elaboracin de los conocimientos pertenecientes aldominio de la razn llevan o no el camino seguro de unaciencia es algo que pronto puede apreciarse por el resulta-do. Cuando tras muchos preparativos y aprestos la raznse queda estancada inmediatamente de llegar a su fin, ocuando para alcanzarlo se ve obligada a retroceder una yotra vez y a tomar otro camino. Cuando, igualmente, no

    es posible poner de acuerdo a los distintos colaboradoressobre la manera de realizar el objetivo comn. Cuando

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    esto ocurre se puede estar convencido de que semejante

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    estudio est todava muy lejos de haber encontrado el ca-mino seguro de una ciencia, no es ms que un andar atientas y constituye un mrito de la razn averiguar

    1di-

    cho camino dentro de lo posible, aun a costa de abando-nar como intil algo que se hallaba contenido en el finadoptado anteriormente sin reflexin.

    Esto se puede cotejar con los textos de las pginas 18 y 23de este prlogo (BXIV y BXXIII). Ahora bien, en quconsiste el problema del que est hablando Kant? Aqu laciencia no ha encontrado todava un camino seguro. Francis

    Bacon 150 aos antes de Kant en su libro Novum Organum,traducido al castellano como Nuevo Organo, plante el pro-blema de la ciencia moderna en los mismos trminos: notenemos el camino adecuado, andamos a tientas, andamosa ciegas. Mi tesis es que Bacon y Kant abordaron el proble-ma del mtodo en los mismos trminos. Cules son esostrminos? El Novum Organumes un libro que considero tie-

    ne que ser ledo por cualquier persona que se interese porel tema de la ciencia moderna. Cabe anotar que Bacon, ade-ms de ser filsofo, fue canciller de Inglaterra, con lo cualquiero decir que se trataba de una persona muy a la alturade su tiempo. Bacon observ que en el transcurso de unsiglo haban habido muchos cambios, muchos descubrimien-tos, por lo que se pregunt por qu hasta ese momento nohaban habido tantos descubrimientos? Esa es una pregun-

    ta aparentemente ingenua. Ahora bien, cules son los des-cubrimientos a los que se refera Bacon? Se descubri elpapel, se descubri la brjula, se descubri la plvora (ima-gnense, la base del imperialismo ingls) y se descubri has-ta el azcar. Bacon se dio cuenta que esos cambios estabantransformando el confort de la vida humana sobre la tierra.

    1 El texto original no dice averiguar sino encontrar.

    Carlos B. Gutirrez

    Adems, se descubri medio mundo, el continente ameri-E di d d bi l d

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    cano. En medio de todos estos cambios, la pregunta deBacon fue: por qu no haba habido tantos descubrimien-tos hasta ese momento? La respuesta que se dio a s mismo

    Bacon es la que nos interesa: los descubrimientos que sehan hecho en los ltimos cien aos son producto de la ca-sualidad. Es decir, hasta los siglos XV y XVI no dispona-mos de un camino para descubrir lo nuevo. As, Bacon sepregunta: por qu ha pasado eso? Y la respuesta de l es lamisma de Descartes: porque no tenamos el mtodo ade-cuado, no tenamos la herramienta adecuada.

    A partir de dichas consideraciones comienza la historia dela difamacin ideolgica de la historia. En qu sentido di-famacin? Bacon sostiene que hasta ese momento los eu-ropeos no disponan de la herramienta adecuada para des-cubrir lo nuevo. Cul era, pues, esa herramienta, segnBacon? La lgica de Aristteles. Aqu se inicia una difama-cin totalmente ideolgica que no tiene nada que ver con

    Aristteles. Todos comienzan a decir que no se tena el co-nocimiento adecuado porque lo nico que se tena era lossilogismos de Aristteles. En ese momento se da inicio auna caricatura de lo que son los silogismos de Aristteles.Ustedes conocen el famoso ejemplo: todos los hombrestienen nariz, Scrates es hombre, luego, Scrates tiene na-riz. La conclusin a la que llegan Bacon y Descartes es queesos silogismos no servan para nada porque no descubrannada nuevo. Pues para saber que Scrates tena nariz no senecesitaba hacer silogismos, eso se sabe desde siempre. Aeste tipo de comentarios me refiero cuando hablo de unacaricatura, porque as de bobos eran, o parecan ser, lossilogismos Aristteles. En eso coinciden todos los moder-nos, esos silogismos no servan para conocer. Conocer sevuelve, entonces, sinnimo de descubrir lo nuevo, lo que

    era algo inusitado en la historia del pensamiento. Cul es,

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    entonces, la reflexin de Bacon? La reflexin de Bacon esl i i h d i h i

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    la siguiente: hoy en da necesitamos una nueva herramientapara el conocimiento. Para justificar que se necesitaba unanueva herramienta, Bacon argument que el ser humano

    era imperfecto por naturaleza. Ese chiste le hubiera costa-do a cualquier filsofo irse a la paila treinta aos antes, por-que eso era dudar de la bondad de Dios, pero ya a comien-zos del siglo XVII Dios haba dejado el primer plano ex-plicativo, por lo que Dios ya no era tan importante y, en-tonces, ya se poda decir que el ser humano era imperfecto.Comienza Bacon con la lista: los ojos nos engaan, la len-gua nos engaa, los sentidos no sirven para conocer, lo quepara unos es salado para otros es dulce, en fin, el catlogode lamentaciones de todos los pensadores modernos. Tanpronto dice eso, como buen ingls, Bacon pasa a decir queel lenguaje siempre nos enreda y nos engaa. Tal idea la hantenido los ingleses siempre muy clara: el lenguaje sirve paraenredarnos y las teoras de los filsofos an ms, etc. As,segn Bacon, el ser humano se encuentra en una especie de

    miseria epistemolgica absoluta. Esta es la constatacin conla que comienza la modernidad. Semejante constatacin,insisto, solo fue posible porque Dios ya haba dejado de serun principio explicativo, ya que decir que el hombre no esidneo para conocer es, al mismo tiempo, sostener que Diosno es tan bueno ni tan inteligente porque cre a un ser queno es idneo para hacer lo que debera estar haciendo.

    Es clara la conclusin: necesitamos una nueva herramienta,el ser humano necesita el mtodo moderno, el mtodo nuevocomo una especie de prtesis para compensar sus debilida-des innatas. Ese mtodo va a ser el que proponen precisa-mente Bacon y Descartes. Un mtodo basado, en Bacon notanto, pero luego en el Discurso del mtodo de Descartes ya esmuy claro, en la manera como un gemetra hace una de-

    mostracin. En el nuevo mtodo el saber avanza, es deduc-

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    se quejaba: andamos a ciegas, unos andan por un lado yotros andan por otro etc Lo q e garantiza la cientificidad

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    otros andan por otro, etc. Lo que garantiza la cientificidades, precisamente, esa ideologa de que tiene que haber uncamino nico, con rasgos de matematizacin. Estos son

    dos elementos ideolgicos de la modernidad. Un caminonico garantiza la cientificidad. La cientificidad solo puedeser una, y esa tiene que ver con ese camino formalizado a lamanera de las matemticas. Esto se me hace lo importanteporque, repito, este prlogo contiene, quizs, la mejor des-cripcin de la ciencia moderna.

    Kant arranca con esta observacin para justificar el mto-do: necesitamos un solo camino y no unos por un lado yunos por otro, y dejar de andar a ciegas. Lo que quera po-ner de relieve era la cantidad de elementos ideolgicos queconfluyen en esta proclamacin del mtodo moderno, re-clamacin que ya la haba hecho Descartes antes, de mane-ra que Kant slo est retomando esas cosas. Aqu comien-za esto del camino por fin acumulativo, triunfalista, etc, que

    implica otra cosa que es, quizs, peor: el repudio por loanterior, el desdn por la historia. Hasta el siglo XVII seconsider que la historia era la maestra de la vida, que el serhumano aprenda de la historia; a partir de ese momento, yen eso consiste la modernidad, comienza el distanciamien-to frente a todo lo anterior. De ah viene el mito de que laedad media es un tnel oscuro. Eso es un invento de los

    modernos, eso no es as. En la edad media ha habido tantainvestigacin y tanto saber como en las otras edades de lahumanidad, pero la distorsin ideolgica de la edad mediacomenz porque los modernos queran hacer fuerte el con-traste entre lo que pasaba en el siglo XVI y XVII en Euro-pa y todo lo anterior. Con esto sugiero que la idea de mto-do de la ciencia moderna est rodeada de ideologa, tienemucha ideologa de por medio. Por ello es menester pre-

    guntarnos: cul es el mtodo en singular?, qu tiene en

    Carlos B. Gutirrez

    comn lo que hace un qumico con lo que hace un fsico departculas hoy en da?, qu tienen en comn lo que hace

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    p y q qun fsico de partculas con lo que hace un genetista hoy enda? Pero, qued el embeleco de que el mtodo es uno y,

    repito, en ese momento eso era plausible porque era unmtodo que tena altas connotaciones de matematicidad enel sentido de entregarse a las ideas del trabajo de losgemetras. Aqu Kant est reproduciendo las inquietudesde la modernidad sobre lo que es el mtodo: un caminoseguro y nico, que es el que hace posible el progreso. Poreso Kant, en BXXII, dice aludiendo a la KrV: Es un trata-do sobre el mtodo no un sistema sobre la ciencia misma.

    Eso es claro, lo que cuenta aqu es el mtodo, el caminonico.

    Volvamos ahora a BVII y BVIII, al tema de la lgica. Kantdice all una serie de cosas muy discutibles. Generalmente,todo lo que dice Kant de estas cosas es tomado como sihubiera hablado Cristo en la Biblia. Ms bien, yo considero

    que hay que desacralizarlas, ya que la mejor manera de con-siderar la importancia de Kant es criticndolo, distancin-dose de l, de manera tal que se muestre que cualquier es-fuerzo actual por pensar de otra manera tiene que, necesa-riamente, distanciarse de l, lo que demuestra su importan-cia. Kant dice sobre la lgica una serie de cosas que se repi-ten hasta el exceso. En BVIII, Kant anota:

    Que la lgica ha tomado este camino seguro desde lostiempos ms antiguos es algo que puede inferirse del he-cho de que no ha necesitado dar ningn paso atrs desdeAristteles, salvo que se quieran considerar como correc-ciones la supresin de ciertas sutilezas innecesarias o laclarificacin de lo expuesto, aspectos que afectan ms a laelegancia que a la certeza de las ciencias.

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    Pero ah viene lo mejor:

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    Lo curioso de la lgica es que tampoco haya sido capaz deavanzar hasta hoy un solo paso.

    Esto es desconcertante. No olviden que la lgica de la queest hablando Kant est reducida a la lgica formal, quesegn todas las apariencias se haya definitivamente conclui-da. Termino con la referencia:

    En efecto, si algunos autores modernos han pensadoampliarla a base de introducir en ellas captulos, bien sea

    psicolgicos, sobre las distintas facultades de conocimiento(imaginacin, agudeza), bien sea metafsicossobre el origendel conocimiento o de los distintos tipos de certeza, deacuerdo con la diversidad de objetos (idealismo, escepti-cismo, etc.), bien sea antropolgicossobre los prejuicios (suscausas y los remedios en contra), ello procede de la igno-rancia de tales autores acerca del carcter peculiar de estaciencia. Permitir que las ciencias se invadan mutuamente

    no es ampliarlas, sino desfigurarlas. Ahora bien, los lmi-tes de la lgica estn sealados con plena exactitud porser una ciencia que no hace ms que exponer detallada-mente y demostrar con rigor las reglas formales de todopensamiento, sea ste apriorio emprico, sea cual sea sucomienzo o su objeto, sean los que sean los obstculos,fortuitos o naturales, que encuentre en nuestro psiquismo.

    El primero que critica este texto de frente es Hegel. Por esoconsidero que el que quiera tratar de comprender adecua-damente a Kant tiene que comenzar por leer la crtica deHegel. Esa es, en mi opinin, la gran crtica. Porque hoy enda todo se reduce a ver qu han dicho los jvenes analti-cos de Oxford o de Cambridge sobre algn prrafo de laKrV. Pero la crtica global, la importante, es la que hace Hegel.Hegel dice, por ejemplo, en la Introduccin a LaLgica:

    Carlos B. Gutirrez

    Se olvida que eso no se puede decir de ningn saber hu-

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    q p gmano. Un saber al cabo de dos mil aos tiene que habercambiado la conciencia que se tiene sobre la ndole que se

    tiene de ese saber. De lo contrario sera desconcertante.Pensemos en lo que ha pasado en la filosofa prctica e,incluso, en el tema de la filosofa de la religin y de laciencia, y entonces veremos que tambin frente a la lgicatiene que haber cambiado la conciencia que el ser huma-no tiene de ella porque la lgica es la esencia pura del esp-ritu.

    Con esto solo quiero sugerir (no es que ahora ustedes seentusiasmen por Hegel y no por Kant) que hay que dejaren claro que mientras la lgica sea considerada una cosaformal, que se abstrae totalmente de la realidad y se limita aformas vacas de pensamiento, es fcil dejarse llevar por laidea de que la lgica es una disciplina puramente formal, ala cual, dice tambin Hegel, todava nos adherimos por es-tar acostumbrados a haber odo de su importancia. Es como

    ensearles piano a las nias. En ciertas familias se conside-ra que tienen que hacerlo aunque no les guste. De la mismamanera, se piensa que los seres humanos tienen que apren-der lgica porque eso es importante, porque estudia las ca-tegoras abstractas. Hegel muestra que eso no es as. Mues-tra que la lgica no es, como se ha dicho, una lgica sincontenido. Segn Hegel, la lgica tiene todo el contenido

    de la realidad, la lgica es la realidad en conceptos. Conesto doy a pensar que hay alternativas a esta idea de pensarla lgica solamente como una cosa abstracta, muerta y des-provista de contenido.

    Paso ahora a una afirmacin que hace Kant en BX, quevale la pena discutir brevemente:

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    Ahora bien, en la medida en que ha de haber razn endichas ciencias, tiene que conocerse en ellas algo apriori.

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    En otras palabras, si hay razn en las ciencias debe cono-

    cerse algo a priori, esto es, si no haya priorino hay razn enlas ciencias. La idea de Kant es (por detrs de esto hay algoque es ideologa) que lo nico valedero, lo nico racional eslo universal, es decir, lo a priori, lo que es muy discutible.Kant est diciendo de manera expresa: lo nico racional enla ciencia es lo a priorien ella. Ahora bien, qu quiere decira prioripara Kant? Lo universal necesario, anterior a la ex-periencia. Kant est, entonces, afirmando que la racionali-dad en la ciencia es bsicamente lo que en ella hay con an-terioridad, con exclusin de la experiencia. Eso hay que te-nerlo muy en cuenta para los que dicen que Kant es el aps-tol de la ciencia emprica, de la ciencia nueva, lo cual no escierto. La ciencia de donde habla Kant no es emprica, esuna ciencia de un fuerte contenido a priori. Pasemos a BXIy BXII, en la que Kant toma la matemtica como referen-

    cia decisiva para mostrar lo que es ciencia y por qu el apriories lo determinante. De nuevo, como en el caso deDescartes, es decisivo para el saber humano el ejemplo dela matemtica, que no es tanto lo que l llama matemticasino, ms bien, la geometra. Lo que quiero proponer esque leamos este prrafo para ver cul es la descripcin quehace Kant de lo que l llama la matemtica, que es, repito,la geometra:

    La matemticaha tomado el camino seguro de la cienciadesde los primeros tiempos a los que alcanza la raznhumana en el admirable pueblo griego.

    Eso es un poco la idea de Comte, el padre del positivismo. Lamatemtica es el primer saber que se vuelve cientfico, el pri-

    mer saber positivo en la historia de la humanidad. Continuo:

    Carlos B. Gutirrez

    Pero no se piense que le ha sido tan fcil como a la lgica[...] el hallar o, ms bien, el abrir por s misma ese camino

    l C l i h id h

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    real. Creo, por el contrario, que ha permanecido muchotiempo andando a tientas.

    De nuevo, esa angustia de los modernos: los saberes andana tientas, se estrellan unos con otros, no hay un solo cami-no, etc. Retomo:

    Creo, por el contrario, que ha permanecido mucho tiem-po andando a tientas[...] y que hay que atribuir tal cambioa una revolucinllevada a cabo en un ensayo, por la idea

    feliz de un solo hombre.

    Kant se adhiere a un mito de que la matemtica, la geome-tra, naci por una ocurrencia que tuvo un griego en la an-tigedad.

    A partir de este ensayo no se podra ya confundir la ruta atomar, y el camino seguro de la ciencia quedaba trazado e

    iniciado para siempre y con alcance ilimitado. Ni la histo-ria de la revolucin del pensamiento, mucho ms impor-tante del descubrimiento del conocido Cabo de BuenaEsperanza, ni la del afortunado que la realiz, se nos haconservado. Sin embargo, la leyenda que nos transmiteDigenes Laercio- quien nombra al supuesto descubri-dor de los ms pequeos elementos de las demostracio-nes geomtricas y, segn el juicio de la mayora, no necesi-

    tados de prueba alguna- demuestra que el recuerdo delcambio sobrevenido al vislumbrarse este nuevo cami-no debi ser considerado por los matemticos comomuy importante y que, por ello mismo, se hizo inolvi-dable.

    Es decir, a Kant no le tiembla el pulso para tomarse enserio un cuento de Digenes Laercio, que es, por as decir-

    lo, como leer hoy en da en cualquier peridico el relato de

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    Carlos B. Gutirrez

    en la realidad un tringulo issceles eso no merma nada lanocin del tringulo issceles. Y si nunca se puede verificar

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    empricamente un polgono regular de 64.000.000 lados, esono le quita nada a esa nocin geomtrica. Lo que capta

    Kant, sacado del griego sin duda, es algo que suena des-concertante: el mximo rigor al que puede llegar la mentehumana es al rigor de lo que la mente humana construyeindependientemente de la experiencia. Resulta desconcer-tante la primera vez que se oye, pero es as: el gran rigormatemtico se da en el mbito puro de lo matemtico, in-dependientemente de la realidad. Lo pongo en palabras denuestro contexto: el rigor cientfico tiene que ver con lospropios constructos porque ya lo de la realidad es otra cosa.La rigurosidad de la ciencia se da solo donde la mente hu-mana tiene que ver consigo misma. Esto es un elementocentral tambin de la filosofa de Platn, las ideas platnicas.La rosidadsolo existe como idea. No importa que todas lasrosas estn chuecas, algunas marchitas o sean apenas unbotn: la rosidadideal es perfecta. Tales construcciones im-

    plican una necesidad que sirve como regla para las opera-ciones que uno hace en el mbito de la imaginacingeomtrica. El trabajo geomtrico no es, primariamente, lode la aplicacin, por as decirlo, no es un aspecto constituti-vo de la construccin geomtrica. Este es el modelo que vaa tomar Kant. Aqu s se puede decir que existe el a priori,porque para que exista el tringulo issceles tiene que ha-ber sido construido en la mente de un gemetra. Una no-cin geomtrica presupone su definicin por la mente hu-mana, y eso es lo que Kant llama a priori, algo que antecedea la realidad, que es independiente de la experiencia, uni-versal y necesario. La importancia de la matemtica sobre-viene del destello que se le ocurri al que cre la geometra,en el sentido de que era totalmente independiente de la rea-lidad. As las cosas, para los que creen que el rigor de las

    ciencias es fundamentalmente emprico, verificable en la

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    realidad de si las cosas son as, es bueno que tengan encuenta que el modelo que toma Kant es matemtico y quel i l d i L BXII

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    lo emprico es totalmente secundario. Luego en BXII yBXIII, a propsito de Galileo, la KrVcontiene la mejor

    descripcin que se ha dado en filosofa de lo que es el tra-bajo cientfico. Es una descripcin que, incluso, sobrepasalas descripciones que hace Thomas Kuhn, porque las des-cripciones de Kuhn son eminentemente de sesgohistoricista. En cambio, aqu se est diciendo algo maravi-lloso:

    Cuando Galileo hizo bajar por el plano inclinado unasbolas de un peso elegido por l mismo, o cuando Torricellihizo que el aire sostuviera un peso que l, de antemano,haba supuesto equivalente al de un determinado volu-men de agua, o cuando, ms tarde, Stahl transform me-tales en cal y sta de nuevo en metal, a base de quitarlesalgo y devolvrselo, entonces los investigadores de la na-turaleza comprendieron sbitamente algo. Entendieronque la razn solo reconoce lo que ella misma produce

    segn su bosquejo, que la razn tiene que anticiparse conlos principios de sus juicios de acuerdo con las leyes cons-tantes y que tiene que obligar a la naturaleza a respondersus preguntas, pero sin dejarse conducir con andaderas,por as decirlo. De lo contrario, las observaciones fortui-tas y realizadas sin un plan previo no van ligadas a ningu-na ley necesaria, ley que, de todos modos, la razn busca ynecesita. La razn debe abordar la naturaleza llevando en

    una mano los principios segn los cuales solo puede con-siderarse como leyes los fenmenos concordantes, y en laotra, el experimento que ella haya proyectado a la luz detales principios. Aunque debe hacerlo para ser instruidapor la naturaleza, no lo har en calidad de discpulo queescucha todo lo que el maestro quiere, sino como juezdesignado que obliga a los testigos a responder a las pre-guntas que l les formula. De modo que incluso la fsica

    solo debe tan provechosa revolucin de su mtodo a una

    Carlos B. Gutirrez

    idea, la de buscar (no fingir) en la naturaleza lo que lamisma razn pone en ella, de lo cual no sabra nada por ssola nicamente de esta forma ha alcanzado la ciencia

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    sola. nicamente de esta forma ha alcanzado la ciencianatural el camino seguro de la ciencia.

    En la ciencia moderna la razn se conduce segn su bos-quejo, las teoras cientficas son constructos de la mentehumana a partir de los cuales se aborda la realidad por par-te del cientfico. El constructo de hoy antecede al trabajocientfico, esto es claro. Sin teora no hay ciencia, porque esa la luz de ese bosquejo previo que el cientfico aborda larealidad buscando solo lo que es relevante para el bosquejo.

    El cientfico no aborda la realidad humana como tal, abor-da la realidad desde un punto de vista selectivo, reductivo, ybusca lo que se acomoda al bosquejo.

    Es decir, el trabajo cientfico est determinado por elconstructo terico respectivo, ese es previo a toda expe-riencia. Y qu hace luego el cientfico? Esta claridad en la

    formulacin de lo que es la ciencia moderna es inusitada.Lo que hace el cientfico es obligar a la naturaleza a respon-der sus preguntas. El cientfico no advierte a la naturaleza,el cientfico no escucha a la naturaleza, el cientfico acude ala naturaleza a imponerle preguntas, es decir, el cientficosolo aborda la realidad a la luz del constructo terico y bus-ca en la realidad lo que conciba o se acomode al constructoterico, nada ms. El cientfico no tiene que ver con la rea-

    lidad en la que nosotros vivimos sin ms, el cientfico abor-da la realidad selectiva y reductivamente desde el punto devista de lo que se acomoda o interesa a su constructo, y esoes lo que va a buscar en la realidad. El cientfico obliga a lanaturaleza a responder a sus preguntas. Esto debe quedarmuy claro, la ciencia no es ecologa ni aberracin de la na-turaleza, ni nada, es el elemento de forzar a la naturaleza a

    que diga lo que le interesa or al cientfico, eso es lo impor-

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    tante. El cientfico no se deja guiar, pues, por la naturaleza,l es el que le impone a la naturaleza sus preguntas. Lasobservaciones fortuitas y realizadas sin un plan previo no

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    observaciones fortuitas y realizadas sin un plan previo novan ligadas a ninguna ley necesaria. Las observaciones en la

    vida cotidiana, sin teora por detrs, jams podrn ser sabercientfico. Se necesita tener la teora y, a partir de ella, abor-dar reductivamente la realidad, todo lo dems es casuali-dad. Las observaciones de la vida humana diaria son fortui-tas. As es como comienza el desprestigio de la vida cotidia-na. Lo que nosotros hacemos en la vida diaria es fortuito,porque eso no est organizado por una teora previa. Ahcomienza el decir de la vida humana como miseria y, conello, lo que Kant deseaba: asimilar la experiencia humana ala experiencia cientfica. Ese es el gran logro de la KrV:subvalorar lo que es la experiencia humana y terminar re-ducindola a uno de sus aspectos que es la experiencia cien-tfica. Pero, naturalmente, la experiencia cientfica no sepuede equiparar a lo que es la experiencia humana comotal. Pero lo que s logra Kant es el desprecio por la expe-

    riencia comn del hombre. Todo lo que no tiene que vercon teoras, y con las preguntas a partir de teoras, ya no sellama experiencia a partir de Kant. Esto es fatal, porque,entonces, la experiencia poco a poco va siendo reducida aexperiencias cientficas. La otra afirmacin de Kant es casicomo un dibujo de lo que es la actitud de la ciencia moder-na. En BXIII, dice Kant:

    La razn debe abordar la naturaleza llevando en una manolos principios segn los cuales solo puede considerarsecomo leyes los fenmenos concordantes, y en la otra, elexperimento que ella haya proyectado a la luz de tales prin-cipios. Aunque debe hacerlo para ser instruida por la natura-leza, no lo har en calidad de discpulo que escucha todo loque el maestro quiere, sino como juez designado que obligaa los testigos a responder a las preguntas que l les formula.

    Carlos B. Gutirrez

    Esta es la mejor caracterizacin de lo que es ahora la raznpara Kant: el juez supremo que decide sobre todo. Esa ra-zn de carcter cientfico es el juez. Lo dice claramente.

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    zn de carcter cientfico es el juez. Lo dice claramente.Tambin en el mbito moral la razn para Kant va a ser un

    juez, ella es la que decide. El juez acta llevando en unamano la teora y, como dice ahora Kant, en la otra los expe-rimentos diseados a la luz de la teora, porque son com-plementarias. El experimento solo se puede disear para eluso de la teora. Con esas dos cosas en las manos, el hom-bre, como juez, acude a la naturaleza a obligarla a que res-ponda y a ser instruido por ella. Lo cual significa que de lanaturaleza, a ojo pelao, en la vida cotidiana, ya no se aprende

    nada. Para aprender de la naturaleza hay que ir a una Uni-versidad y estudiar ciencia. As comienza el abrirse, el desli-garse de la experiencia cotidiana de la experiencia cientfi-ca. Y cuando Kant dice que uno no va a la naturaleza paraque lo instruya sino que uno prcticamente va a instruir a lanaturaleza, se debe entender que el trmino instruccintiene el sentido que tiene en los procesos criminales. Con

    instruccin criminal se quiere decir que se abre un procesoy se comienza a seguirlo. Instruccin no quiere decir msque la naturaleza nos ensee. No. Ahora es hacerle un pro-ceso a la naturaleza a la luz de la teora respectiva.

    Quisiera ahora destacar algo de la siguiente afirmacin deKant: la experiencia, que es la nica fuente de conocimiento,se rige por conceptos. Esto quiere decir, para corroborarlo que he dicho, que la experiencia cientfica se rige porconceptos, por constructos. Eso no se refiere, claro est, ala otra experiencia. Para Kant, experiencia significa que unacervo de impresiones que viene de la realidad son elabora-das y organizadas por el entendimiento humano, que es loque Kant llama la sntesis categorial. Experiencia es as de-finida por Kant en A156-7/B195-6:

    Consideraciones en Torno al Segundo Prlogo de la KrV

    Ahora bien, la experiencia s