estructura del adn

12
276 CAPITULO 11 Surco menor [•'¡gura 11.9. (arriba) Modelo de espacios atómicos de la doble hélice de DNA. (abajo) Representación de un segmento corto desenrollado de pares de nucleótidos, en el que se aprecia cómo los emparejamientos A-T y G-C producen las proporciones de Chargaff. Este modelo corresponde a una de las diversas formas del DNA, llamada forma B (véase fig. 11.10). (Modela de espacios atómicos tomado de C. Yanofsky, «Gene structure and Protein Structure». Copyright © 1967 de Scientific American, Inc. Reservados todos los derechos. Estructura desenrollada basada en A. Konberg, otros) en un libro fascinante, titulado «La doble hélice», que revela el intrincado juego entre personalidades cien- tíficas, las inteligentes apreciaciones, el trabajo duro y el puro azar, que rodearon tan importante avance cientí- fico. Estructuras alternas Además de las formas A y B del DNA, se ha encontrado un nuevo tipo de estructura en cristales de un DNA sintético que contiene purinas y pirimidinas, alternadas sobre la misma cadena. Esta forma de DNA, la forma Z, tiene un esqueleto en forma de zigzag y forma una hélice «a izquierdas». Los dibujos en perspectiva de las figuras 11.11, 11.12 y 11.13 nos permiten comparar estas tres formas sobre la base de unos datos precisos obtenidos con estructuras cristalinas de secuencias sintéticas cortas de DNA, llamadas oligonucleótidos. Que la forma Z ocu- rra o no en la naturaleza es una cuestión que todavía se sigue debatiendo. propiedad esencial de la molécula genética había sido un misterio. 2. La estructura hace pensar que quizás la secuencia de pares de nucleótidos en el DNA es la que deter- mina la secuencia de aminoácidos de la proteína dictada por un gen. En otras palabras, algún tipo de código genético podría escribir información en el DNA como una secuencia de pares de nucleóti- . dos y luego traducirla en un lenguaje diferente de secuencias de aminoácidos en la proteína. Estos datos básicos sobre el DNA son ahora familiares a casi cualquiera que haya leído un texto de biología en una escuela primaria o secundaria, o incluso en periódi- cos y revistas. Puede parecer trivial y obvio, pero trate de traladarse al escenario de 1953 e ¡imagine la excitación de entonces! Hasta ese momento, la evidencia de que el poco interesante DNA era el material genético resultaba descorazonadora y decepcionante. Pero la estructura de Watson y Crick abría de repente la posibilidad de expli- car dos de los grandes «secretos» de la vida. James Wat- son ha contado-la historia de este descubrimiento (desde su peculiar punto de vista, fuertemente cuestionado por

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276 CAPITULO 11

Surco menor

[•'¡gura 11.9. (arriba) Modelo de

espacios atómicos de la doble hélice

de

DNA. (abajo) Representación de un

segmento corto desenrollado de

pares

de nucleótidos, en el que se aprecia

cómo los emparejamientos A-T y

G-C producen las proporciones de

Chargaff. Este modelo corresponde a

una de las diversas formas del DNA,

llamada forma B (véase fig. 11.10).

(Modela de espacios atómicos

tomado

de C. Yanofsky, «Gene structure and

Protein Structure». Copyright © 1967

de Scientific American, Inc.

Reservados

todos los derechos. Estructura

desenrollada basada en A. Konberg,

«The Synthesis of DNA». Copyright

© 1968 de Scientific American Inc.

Reservados todos los derechos.)

otros) en un libro fascinante, titulado «La doble hélice»,

que revela el intrincado juego entre personalidades cien-

tíficas, las inteligentes apreciaciones, el trabajo duro y el

puro azar, que rodearon tan importante avance cientí-

fico.

Estructuras alternas

Además de las formas A y B del DNA, se ha encontrado

un nuevo tipo de estructura en cristales de un DNA

sintético que contiene purinas y pirimidinas, alternadas

sobre la misma cadena. Esta forma de DNA, la forma Z,

tiene un esqueleto en forma de zigzag y forma una hélice

«a izquierdas». Los dibujos en perspectiva de las figuras

11.11, 11.12 y 11.13 nos permiten comparar estas tres

formas sobre la base de unos datos precisos obtenidos

con estructuras cristalinas de secuencias sintéticas cortas

de DNA, llamadas oligonucleótidos. Que la forma Z ocu-

rra o no en la naturaleza es una cuestión que todavía se

sigue debatiendo.

propiedad esencial de la molécula genética había

sido un misterio.

2. La estructura hace pensar que quizás la secuencia

de pares de nucleótidos en el DNA es la que deter-

mina la secuencia de aminoácidos de la proteína

dictada por un gen. En otras palabras, algún tipo

de código genético podría escribir información en

el DNA como una secuencia de pares de nucleóti-

. dos y luego traducirla en un lenguaje diferente de

secuencias de aminoácidos en la proteína.

Estos datos básicos sobre el DNA son ahora familiares

a casi cualquiera que haya leído un texto de biología en

una escuela primaria o secundaria, o incluso en periódi-

cos y revistas. Puede parecer trivial y obvio, pero trate de

traladarse al escenario de 1953 e ¡imagine la excitación

de entonces! Hasta ese momento, la evidencia de que el

poco interesante DNA era el material genético resultaba

descorazonadora y decepcionante. Pero la estructura de

Watson y Crick abría de repente la posibilidad de expli-

car dos de los grandes «secretos» de la vida. James Wat-

son ha contado-la historia de este descubrimiento (desde

su peculiar punto de vista, fuertemente cuestionado por

LA ESTRUCTURA DEL DNA

\

Figura 11.10. Dibujo esquemático de la estructura de dos

formas del DNA. (a) DNA A. (b) DNA B. Las bases

conceptuales de estos dibujos derivan de los análisis de

fibras

de DNA realizados por Strutter Arnott y otros. Los esquelos

azúcar-fosfato de la doble hélice se representan como

cintas y

Replicación de! DNA

Replicación semiconservativa

La figura 11.14 muestra un diagrama del posible meca-

nismo de replicación propuesto por Watson y Crick. Los

esqueletos de azúcar-fósforo se representan como línea y

la secuencia de pares de bases es aleatoria. Imaginemos

que la doble hélice es como una cremallera que se abre a

partir de un extremo (el inferior de la figura). Vemos que

si la analogía de la cremallera es válida el desenrolla-

miento de las dos cadenas dejará expuestas las bases de

cada una de ellas. Debido a la estricta restricción de

emparejamientos impuesta por la estructura del DNA,

cada base expuesta emparejará sólo con su complemen-

(b)

los pares de bases como peldaños. En el DNA A, los pares

de bases están algo inclinados y desplazados del eje de la

doble hélice. Por su parte, los pares de bases del DNA B

están situados justo sobre el eje de la hélice y son

perpendiculares al mismo.

taria. Dada esta complementariedad de bases, cada una

de las cadenas actuará como molde, o plantilla, y empe-

zará a reproducir una hélice doble idéntica a la que se

abrió. Se supone que los nuevos nucleótidos incorpora-

dos proceden de la reserva de nucleótidos libres que debe

encontrarse en la célula.

Si este modelo es correcto, cada molécula hija debe

contener una cadena de nucleótidos parental (línea negra

en la figura 11.14) y otra sintetizada de nuevo (línea de

color). Esta predicción se ha sometido a prueba tanto en

procariotas como en eucariotas. Pensando un poco ve-

ríamos que la molécula de DNA parental podría estar

relacionada con las moléculas hijas de tres formas dife-

rentes. Estas formas diferentes se denominan semiconser-

vativa (el modelo de Watson y Crick), conservativa y

dispersiva (fig. 11.15). En la replicación semiconservativa.

278 CAPITULO 11

Figura 11.11. Hélice de DNA A. Este dibujo en perspectiva

se ha generado por repetición de las seis bases centrales

del

octámero GGTATACC. Nótese cómo los grupos fosfato (P)

de cadenas opuestas están enfrentados unos con otros a

través del surco ̂ mayor.

Figura 11.12. Hélice de DNA B. Este dibujo en perspectiva

se ha generado por repetición de las 10 bases centrales

del

dodecámero CGCGAATTCGCG. Nótese el giro amplio de la

hélice respecto al DNA A y cómo este giro mejora el

apilamiento de las bases a lo largo de cada cadena.

LA ESTRUCTURA DEL DNA 279

tfgnra 11.13. Hélice de DNA Z. Este dibujo representa la

estructura de una hélice «a izquierda» de citosinas y guaninas

alternadas, generada a partir de las cuatro bases centrales de

CGCGCG. Los grupos fosfato de cadenas opuestas están

ahora enfrentados unos con otros a través del profundo surco

menor.

Figura 11.14. El modelo de replicación del DNA propuesto

por Watson y Crick está basado en la especificidad de los

puentes de hidrógeno entre las bases. Las cadenas

complementarias aparecen en distinto color.

280 CAPITULO 11

Semiconservativa

(Watson y Crick)

Conservativa

Dispersiva

Figura 11.15. Tres formas alternativas de replicación del

DNA. El modelo de Watson y Crick corresponde a la

primera forma (semiconservativa). Las líneas coloreadas

representan las cadenas sintetizadas de nuevo.

cada hélice doble hija contiene una cadena parental y

otra recién sintetizada. En la replicación conservativa, sin

embargo, una hélice doble hija tiene las dos cadenas

sintetizadas de nuevo y se conserva la hélice doble paren-

tal. La replicación dispersiva da lugar a dos moléculas

hijas cuyas cadenas contienen ciertos segmentos de DNA

parental y otros sintetizados de nuevo.

El experimento de Meselson y Stahl

En 1958, Matthew Meselson y Franklin Stahl se propu-

sieron distinguir de manera experimental entre esas tres

posibilidades. Cultivaron células de E. coli en un medio

que contenía un isótopo pesado del nitrógeno (N15), en

vez del isótopo ligero normal (N14). El isótopo pesado se

incorporó a las bases nitrogenadas, que fueron incorpo-

rándose a su vez a las nuevas cadenas de DNA. Tras

muchas divisiones celulares en presencia de N15, todo el

DNA de las células debería estar bien marcado con el

isótopo pesado. Entonces, separaron las células del me-

dio con N15 y las pusieron en un medio con Nu, toman-

do muestras después de una y dos divisiones celulares.

Extrajeron el DNA de las células de cada una de estas

muestras y lo pusieron en una centrífuga, en una solución

de cloruro de cesto (CsCl).

Si el cloruro de cesio se centrifuga durante muchas

horas a velocidades enormes (50000 r.p.m.), los iones del

cloruro son empujados por la fuerza centrifuga hacia el

fondo del tubo. Al final, se establece un gradiente de iones

Cs! y CI" en el tubo, con mayores concentraciones de

ellos en el fondo. También las moléculas de DNA en

solución son empujadas hacia el fondo por la fuerza

centrifuga. Pero en su trayecto hacia abajo, encuentran

una concentración de sal cada vez mayor que tiende a

empujarlas de nuevo hacia arriba, debido a la flotabili-

dad del DNA (su tendencia a flotar). De esa manera, el

DNA se «deposita» finalmente en cierta posición del

tubo, justo donde la fuerza centrífuga compensa la flota-

bilidad de las moléculas en el gradiente de cloruro de

cesio. La flotabilidad del DNA depende de su densidad

(la cual, a su vez, refleja la relación de pares G-C a

pares A-T). La presencia del isótopo más pesado del

nitrógeno cambia la densidad de flotación del DNA. El

DNA extraído de células que han crecido durante mu-

chas generaciones en medio con N15 puede distinguirse

con facilidad del DNA de las células que lo han hecho en

medio con N14, por la posición de equilibrio que alcan-

zan en el gradiente de cloruro de cesio. Tales muestras se

denominan familiarmente DNA «pesado» y «ligero», res-

pectivamente.

Meselson y Stahl comprobaron que una generación

después de que las células «pesadas» se trasladaron a

medio con N14, el DNA formaba una única banda, de

densidad intermedia entre las densidades de los controles

pesado y ligero. Después de dos generaciones en medio

con N14, el DNA formaba dos bandas: una en la posición

intermedia y la otra en la posición ligera (fig. 11.16). Este

es el resultado esperado del modo de replicación semi-

conservativa; de hecho, el resultado sólo es compatible

con este modelo, si el experimento se inicia con cromoso-

mas constituidos por hélices dobles individuales (figu-

ra 11.17).

Incubación de células

«pesadas» en N11

Centrifugación de DNA en un gradiente de

cloruro de cesio (CsCl). Los cultivos crecidos durante muchas

generaciones en medio con N15 o N14 permiten establecer los

controles de posición de las bandas de DNA «pesado» y

«ligero», respectivamente. Cuando células cultivadas en N,s

se transfieren a medio con N14, la primera generación

produce una banda de DNA intermedia, y la segunda

generación produce dos bandas: una intermedia y otra ligera.

LA ESTRUCTURA DEL DNA 281

¡■¡gura 11.17. Sólo el modelo semiconservativo de

replicación del DNA predice resultados como los de la figura

11.16; una banda intermedia en la primera generación y una

intermedia y otra ligera en la segunda generación. (Véase la

explicación de los símbolos en la figura 11.15.)

Autorradiografía

El experimento con E. coli de Meselson y Stahl fue prác-

ticamente repetido con cromosomas de células de raíces

de judías por Herbert Taylor, en 1958, utilizando técnicas

citológicas. Taylor puso las células de raíz en una solu-

ción que contenía timidina tritiada (tim¡dina-[H3]), el

nucleótido timidina marcado con un isótopo radioactivo

del hidrógeno llamado tritio. Dejó que las células realiza-

ran la mitosis en esta solución, de manera que la

timidína-[H3] pudiera incorporarse al DNA. Lavó en-

tonces las puntas de raíz y las trasladó a una solución

que contenía timidina no radioactiva. La adición de col-

chicina a esta preparación inhibe la formación del huso

acromático, de manera que los cromosomas metafásicos

no se separan y las cromátidas hermanas permanecen

unidas entre sí por el centròmero.

La localización celular del H3 puede hacerse mediante

autorradiografía. Al descomponerse, el H3 emite partícu-

las beta (electrón con energía). Al colocar una lámina de

emulsión fotográfica sobre una célula que contiene H3, se

Aspecto cuando p¡n ¡a Aspecto cuando

se añade primera sfi añade

colchicina en la división colchicina en la

primera división segunda división

¡■'¡¡jura 11.13. Esquema de la autorradiografía de

cromosomas de células cultivadas durante un ciclo de

división en presencia del isótopo radioactivo del hidrógeno

H! (tritio). Cada punto representa la huella dejada por una

partícula de radioactividad.

produce una reacción química allí donde una partícula

beta choque con la emulsión. Esta puede revelarse enton-

ces como una fotografía, de forma que las emisiones de

las partículas beta aparecen como granos o manchas

negras. Además, la célula puede teñirse para hacer visi-

bles sus estructuras e identificar la fuente de la radioacti-

vidad. La autorradiografía es un método en el que, en

efecto, las estructuras celulares radioactivas «se fotogra-

fían a sí mismas».

La figura 11.18 muestra los resultados observados

cuando se añade la colchicina durante la división en

timidina-[H3] o durante la división mitótica siguiente.

Estos resultados pueden interpretarse representando ca-

da cromátida como una molécula única de DNA que se

replica de forma semiconservativa (fig. 11.19).

Hi'iiva 1 U‘.' Posible interpretación de la figura 11.18 a

nivel del DNA. Las lineas coloreadas representan cadenas

radioactivas.

282 CAPITULO 11

Cromosomas en arlequín

Usando una técnica de tinción más moderna, es posible

visualizar la replicación semiconservativa de los cromo-

somas en mitosis, sin necesidad de autorradiografia. En

este método, se deja que los cromosomas sufran dos

ciclos de replicación en presencia de bromodeoxiuridína

(BUdR). Entonces, se tiñen los cromosomas con Giemsa

y con un colorante fluorescente; este procedimiento pro-

duce los llamados cromosomas en arlequín (fig. 11.20).

Las cadenas de DÑA sintetizadas en presencia de bro-

modeoxiuridina se tiñen de manera diferente que las ca-

denas del DNA «original». La razón de este patrón es

exactamente la misma que la de la figura 11.19. (De paso,

nótese que. los cromosomas en arlequín son particular-

mente adecuados para detectar intercambios entre cro-

mátidas hermanas durante la mitosis; en la figura 11.20

se ven dos ejemplos.)

Usando técnicas similares, Taylor demostró que la re-

plicación cromosómica durante la necrosis es también

semiconservativa. Este resultado da otro empujoncito a

la tumba al modelo de elección de copia del entrecruza-

miento (capítulo 5), que propone una replicación cromo-

sómica durante la meiosis.

La estructura del cromosoma

Las figuras 11.18 y 11.19 ponen de manifiesto una de las

grandes cuestiones genéticas que quedan por resolver: un

cromosoma eucaríótico ¿es esencialmente una única mo-

lécula de DNA rodeada por una matriz de proteína? Dos

hechos apoyan fuertemente que así es, en efecto. En pri-

mer lugar, si hubieran muchas moléculas de DNA en el

cromosoma (ya sean dispuestas unas al lado de otras,

extremos con extremos, u orientadas al azar), sería casi

imposible que los cromosomas se replicaran de forma

semiconservativa (yendo todo el material marcado a una

cromátida, según los resultados de Taylor). Mire la figu-

ra 11.21 y trate de imaginar cómo esto sería posible. Estu-

dios recientes con cromosomas aislados y largas molécu-

las de DNA apoyan la idea de que cada cromátida es una

molécula única de DNA. Esto significa una molécula muy

larga. Por ejemplo, sólo en un cromosoma humano hay

suficiente DNA para alargarlo hasta tres o cinco centí-

metros, y suficiente DNA en un núcleo para alargarlo

hasta un metro. (Ello plantea otro problema interesante:

¿en qué forma está empaquetada esta larguísima molécu-

la que permite una fácil replicación?) El segundo hecho

que apoya la hipótesis de una única molécula es que el

DNA y los genes se comportan como si estuvieran uni-

dos extremo con extremo en una única ristra o cadena,

que llamamos grupo de ligamiento. Todos los datos de

ligamiento (capítulo 5) nos dicen que no necesitamos más

que una única serie lineal de genes por cada cromosoma

para explicar los fenómenos genéticos.

Como acabamos de mencionar, hay demasiado DNA

en un cromosoma como para que pueda extenderse li-

Figura 11.20. Cromosomas en arlequíwde células de ovario

de hámster chino (CHO). El método consiste en dejar que los

cromosomas pasen dos ciclos de replicación en presencia de

bromodesoxiuridina (BUdR), que sustituye a la timidina en el

DNA sintetizado de nuevo. Los cromosomas al teñirse con

Giemsa y un colorante fluorescente, toman la apariencia de

la figura. Las cadenas de DNA replicadas de nuevo en BUdR

se tiñen de forma diferente a las cadenas de DNA «original».

Arriba (véanse flechas), un cromosoma ha sufrido dos

intercambios entre cromátidas hermanas. (Fotografía cortesía

de Sheldon Wolf y Judy Bodycote.)

¿Lado a lado?

¿Extremo con extremo? ■—

¿Apiladas?

¿Aleatoriamente? (

Figura 11.21. Algunas alternativas teóricas de

empaquetamiento del DNA en un cromosoma eucaríótico.

Ninguno de estos modelos puede reconciliarse fácilmente con

los datos que apoyan el modelo de replicación

semiconservativa del DNA. El tema del empaquetamiento de

una molécula larga de DNA se trata en el capítulo 14.

LA ESTRUCTURA DEL DNA 283

nealmente a lo largo del mismo. Debe estar empaquetado

muy eflcientemente. Las ideas actuales (apoyadas por

buenas pruebas microscópicas) apuntan a un proceso de

enrollamiento y superenrollamiento del DNA. Gire una

cinta de goma con sus dedos y compruebe cómo se enro-

lla; así puede ocurrir con los cromosomas. Volveremos a

este asunto en el capitulo 14.

La horquilla de replicación

Una predicción del modelo de replicación del DNA de

Watson y Crick es que debe encontrarse una horquilla en

la molécula de DNA durante su replicación. John Cairns,

en 1963, puso a prueba esta predicción dejando que el

DNA en replicación de células bacterianas incorporara

timidina tritiada. Teóricamente, cada molécula hija sinte-

tizada de nuevo debe contener entonces una cadena ra-

dioactiva («caliente») y otra no radioactiva («fría»). Tras

variar el período y el número de ciclos de replicación en

medio «caliente», Cairns extrajo el DNA de las células, lo

puso en un portaobjetos y lo autorradiografió, para ob-

servarlo luego al microscopio electrónico. Tras un ciclo

de replicación en timidina-[H3], aparecieron anillos de

puntos en la autorradiografia. Cairns interpretó los ani-

llos como se muestra en la figura 11.21 En ella resulta

aparente que el cromosoma bacteriano es circular, hecho

que se deducía también de los datos genéticos descritos

anteriormente (capítulo 10).

Durante el segundo ciclo de replicación, se vieron real-

mente las horquillas predichas por el modelo. Además, la

densidad de granos en los tres segmentos era tal, que

podía interpretarse como aparece en la figura 11.23.

Cairns observó toda clase de tamaños en estos patrones

autorradiográficos en forma de luna, correspondiéndose

al movimiento progresivo de la cremallera de replicación,

u orquilla, alrededor del anillo. Formas como las que

aparecen en la figura 11.23 se llaman formas theta (0).

Autorradiografia

Figura 11.23. (izquierda) Autorradiografia de un cromosoma

bacteriano durante el segundo ciclo de replicación en

timidina tritiada. En esta estructura 0, la hélice doble recién

replicada que cruza el círculo tendría ambas cadenas

radioactivas. (derecha) La doble densidad de las manchas

radioactivas sobre el autorradiograma parece confirmar este

modelo.

£1 origen de replicación

La replicación se inicia en las bacterias a partir de un

origen fijo, y progresa luego bidireccionalmente, con hor-

quillas en movimiento a ambos extremos de la zona en

replicación, tal como aparece en la figura 11.24. En célu-

las superiores la replicación progresa a partir de múlti-

ples puntos u orígenes. Supongamos que exponemos una

célula eucariótica brevemente a timidina-[H3], paso que

denominamos pulso, y luego añadimos un exceso de timi-

dina «fría», paso que denominamos caza; se extrae en-

tonces el DNA y se hace una autorradiografia. La figura

11.25 muestra el resultado de tal experimento, con lo que

parecen ser diferentes regiones de la molécula de DNA

replicándose simultáneamente. La replicación parece co-

menzar en distintos sitios de estos cromosomas eucarióti-

cos. Un experimento similar de pulso, caza y autorradio-

grafia de la replicación de los cromosomas politécnicos

(gigantes) de Drosophila, revela muchas regiones en repli-

cación dentro de un mismo brazo cromosómico (figu-

ra 11.26). Así y todo, no hay una prueba contundente de

que estas regiones correspondan en realidad a diferentes

Figura 11.22. (izquierda) Autorradiografia de un cromosoma

bacteriano después de un ciclo de replicación de timidina

tritiada. Según el modelo de replicación semiconservativa,

una de las dos cadenas debe de ser radioactiva, [derecha)

Interpretación de la autorradiografia.

Figura 11.24. Diagrama de la replicación del DNA

avanzado en las dos direcciones a partir del origen. (Tomado

de A. Kornberg, DMA synthesis. Copyright © 1974 de W. H.

Freeman and Company.)

284 CAPITOLO 11

Figura ¡1.25. Una forma de replicación del DNA, revelada

por autorradiografia. Una célula es expuesta brevemente a

timidlna (H3) (pulso) y transferida luego a timidina no

radioactiva (fría) en exceso (caza). Se extiende el DNA sobre

un portaobjeto y se autorradiografia. Según la interpretación

que se muestra, existirían varios puntos de replicación en una

misma hélice doble de DNA.

puntos de iniciación de una única molécula de DNA;

pueden interpretarse también como prueba de que los

cromosomas están hechos de varias moléculas de DNA

separadas. La estructura del cromosoma eucariótico es

uno de los problemas genéticos más apasionantes no

resueltos todavía (véase capitulo 14).

Enzimologia de la replicación

A finales de los años 50, Arthur Kornberg consiguió

identificar y purificar una enzima, llamada polimerasa de

DNA, que cataliza la siguiente reacción de replicación:

DNA (parental) cebados +

Esta reacción funciona sólo con la forma trifosfato de los

nucleótidos (como el trifosfato de desoxiadenosina o

dATP). Al término de la reacción, la cantidad total de

DNA puede ser hasta 20 veces la cantidad del DNA de

entrada, de manera que el DNA presente al final debe ser

fundamentalmente DNA descendiente. Por tanto, el

aná-

lisis de esta mezcla final de DNA puede considerarse

como indicativa en gran manera de la naturaleza del

DNA descendiente. La figura 11.27 ilustra la reacción de

elongación de la cadena, o reacción de polimerización,

catalizada por las polimerasas de DNA.

Aunque en la figura 11.27 la replicación parece un

proceso sencillo, se dan ciertas complicaciones

(conforme

vamos describiendo estas complicaciones, mire la figu-

ra 11.28, que resume muchos de los pasos intermedios

de

la síntesis de DNA):

1. La doble hélice debe rotar durante el proceso de

replicación, ya que las dos cadenas están

entrelaza-

das. Esta rotación se lleva a cabo con la ayuda de

catalizadores biológicos, enzimas llamadas topo-

isomerasas del DNA, que transforman anillos de

DNA de una forma topològica a otra. Por ejem-

plo, una toposiomerasa, la girasa de DNA, puede

inducir retorcimientos del DNA, llamados

superen-

roliamientos (fig. 11.29). La forma superenrollada

puede facilitar el desenrollamiento de la hélice (fi-

gura 11.30). La proteina «rep», una helicasa,

proba-

blemente está implicada en el desenrollamiento

de

la hélice. Las zonas de cadena sencilla están ex-

puestas a ser degradadas, pero las protege otra

proteina, llamada «proteína de unión a DNA de

cadena simple» (SSB) (fig. 11.28).

2. La idea simple de una molécula abriéndose como

una cremallera no es realmente correcta. Todas

las

polimerasas de DNA conocidas sintetizan nuevas

fioiirs ¡U6. Forma de replicación de un cromosoma de

Drosoplüla revelada por autorradiografia. En un mismo

cromosoma se ven varios puntos de replicación señalados

con flechas.

gura ¡ 1.27. Reacción de elongación de la cadena

catalizada por las polimerasas de DNA. (Figs. 11.27 y 11.31,

tomadas de L. Stryer, Biochemistry, 3.3 ed. Copyright © 198?

de W. H. Freeman and Company.)

LA ESTRUCTURA DEL DNA 285

cadenas sólo en la dirección 5'-»3’. (La primera

enzima estudiada por Kornberg, llamada ahora

polimerasa I, no es la enzima principal para la

replicación del DNA, mientras que si lo es, proba-

blemente, la polimerasa III.) Sabemos que mien-

tras una cadena es sintetizada de forma continua

por la polimerasa III, la otra se fabrica de manera

discontinua. En este último caso, la polimerasa III

inicia su acción sobre muchos puntos distintos del

molde, dejando huecos que son rellenados por la

polimerasa I y luego unidos por la acción de la

enzima ligasa del DNA.

ira i 12!/. Superenrollamiento catalizado por la

girasa de DNA. La replicación del DNA genera un

superenrollamiento «positivo» (parte inferior del

dibujo) que resulta de la rotación rápida del DNA

en la horquilla de replicación. La girasa puede abrir

y cerrar enlaces fosfodiésteres, relajando así el

superenrollamiento (DNA relajado). La girasa

también puede generar superenrollamientos en la

otra dirección, llamado superenrollamiento

«negativo»; este último facilita la disociación de la

doble hélice (véase la íig. 11.28). (Modificado de L.

Strycr, Biochemistry, 3.a ed., Copyright © 1988 de

W. H. Freeman and Company.)

CAPITULO 11

(a) (b) (c)

Figura 11.30. Para que una célula se divida, es necesario

replicar la información constituida por la secuencia de pares

de bases. La repücación de una molécula circular de DNA de

cadena doble puede depender de la capacidad de una

topoisomerasa de permitir que el DNA se desenrolle. Uno de

los mecanismos más frecuentes para duplicar una doble

cadena circular es la fabricación de una cadena

complementaria de cada cadena original. Para construir las

nuevas cadenas, deben separarse las cadenas originales. En

las bacterias, la girasa superenrollada negativamente el anillo

de DNA (a). En esta forma superenrollada negativamente,

resulta más fácil desenrollar la doble hélice. El

(d)

desenrollamiento es necesario probablemente para que

comience la repücación en varios organismos (b). La

fabricación de las nuevas cadenas comienza entonces,

empleándose las cadenas originales como moldes (c). Para

que continúe la replicación, la doble hélice debe ser

desarrollada progresivamente. Ello debe de ocurrir con la

ayuda de una o más moléculas de topoisomerasa (d), después

de lo cual los dos anillos de doble cadena se separarán; cada

anillo está formado por una cadena original y otra nueva.

(Tomado de J. G. Wang, «DNA topoisomerases». Copyright

© 1982 de Scientific American, Inc. Reservados todos los

derechos.)

Tanto la polimerasa de DNA I como la polimera-

sa III poseen además una actividad exonucleasa,

en dirección 3'->5', que cumple una función de

«corrección de pruebas», eliminando aquellas ba-

ses mal apareadas, inscritas erróneamente durante

la polimerización. La figura 11.31 muestra la acti-

vidad exonucleasa 3'-*5', que requiere un extremo

libre 3'—OH no apareado. La escisión regenera

un grupo 3'—OH en el nucleótido anterior, permi-

tiendo que continúe la síntesis, por incorporación

de un trifosfato de nucleótido libre. En la adición

de cada base se requiere la hidrólisis de un enlace

fosfato de alta energía. Así pues, una polimerasa

con una función de síntesis 5'-*3' y otra de correc-

ción por exonucleasa 3'->5 mantiene esta condi-

ción necesaria de la síntesis de DNA. Si las polime-

rasas actuaran en dirección 3'->5', entonces el tri-

fosfato estaría sobre la cadena en crecimiento (véa-

se la fig. 11.27) y el grupo —OH estaría en el

nucleótido libre que se va a añadir. La actividad

exonucleasa de corrección sería en dirección 5'-*3'

y liberaría la base con el enlace fosfato de alta

energía, ¡bloqueando la continuación de la síntesis! Figura 11.31.

de DNA I.

Acción exonucleásica 3'-» 5' de la polimerasa

LA ESTRUCTURA DEL DNA 287

Por esta razón no han aparecido en la evolución

poiimerasas 3'-*5'. La consecuencia, a su vez, de

que todas las poiimerasas actúen en dirección

5' -» 3' es que una de las cadenas deba fabricarse

de forma discontinua.

4. La polimerasa de DNA no puede empezar una

nueva cadena sobre un molde de cadena sencilla,

sin que haya al menos una pequeña región de

doble cadena que actúa como cebador. En las bac-

terias, la enzima primasa, junto con una segunda

protema cifrada por dnuB, sintetiza un cebador de

RNA para la polimerasa III.

La síntesis simultánea de las dos nuevas cadenas de

DNA se muestra en la figura 11.28. En la parte izquierda

del esquema, conforme la hélice se va desenrollando con

la ayuda de la proteína rep, la nueva cadena se fabrica de

manera continua, en dirección 5'-» 3'. Las regiones de

cadena sencilla son estabilizadas por la proteina SSB. En

la parte derecha del esquema, la nueva cadena debe fabri-

carse de forma discontinua, ya que todas las poiimerasas

de DNA actúan en dirección 5'-* 3'. Así, al hacerse dispo-

nibles nuevos segmentos de la cadena antigua, puede

comenzar la síntesis de fragmentos de la cadena nueva.

Esta síntesis requiere una primasa para sintetizar prime-

ro un fragmento corto de RNA que sirva de «cebador»,

sobre el que la polimerasa de DNA III va añadiendo

desoxinucleótidos hasta separarse de la cadena. Como

puede verse en la figura, este proceso deja unos huecos

que son rellenados por la polimerasa de DNA I, la cual

elimina también el pequeño cebador situado al comienzo

del fragmento de doble cadena al que ha llegado ahora.

Entonces, la enzima ligasa de DNA sella el último enlace.

El DNA y el gen \

Hemos visto ya que el DNA es el material genético y que

consiste en una secuencia lineal de pares de nucleótidos.

La conclusión inmediata es que el mapa de alelos consti-

tuye el equivalente genético de las secuencias de pares de

nucleótidos en el DNA. Confirmaríamos esta suposición

si pudiéramos demostrar que los mapas genéticos son

coherentes con los mapas del DNA. Este paso fue realiza-

do por primera vez mediante algunas manipulaciones

bioquímicas y genéticas elegantes.

El DNA del fago Á resultó ser un trozo del DNA lineal

que puede circularizarse, ya que el extremo 5' de cada

cadena tiene una prolongación terminal de 12 bases,

complementaria del otro extremo 5' (figura 11.32). Por

ello, ambos extremos pueden emparejarse y convertir el

DNA en un círculo; se conocen como extremos «cohesi-

vos» o «pegajosos».

Cuando un objeto lineal como la molécula de DNA se

somete a tensiones mecánicas (mediante pipeteo o agita-

ción, por ejemplo) pueden producirse roturas, sobre todo

en la parte central de la molécula. Al romperse el DNA

Figura 11.32. Circulación del DNA.

Dentro del fago, el DNA de A es

lineal, pero una vez en el interior de la

célula hospedadora se circulariza,

como paso previo a su replicación o

inserción. La circularización se

produce al unirse los extremos

complementarios («cohesivos») de

cadena sencilla. (Tomado de A.

Kornberg, DNA Synthesis. Copyright

© 1974 de W. H. Freeman and

Company.)