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Estrategias de movilización política de los partidos para un público desmotivado: Internet y las Elecciones Europeas de 2014 Guillermo López García [email protected] Universidad de Valencia Resumen: La participación electoral, tradicionalmente elevada en España, decae en gran medida en los procesos electorales dedicados al Parlamento Europeo, cuando se sitúa por debajo del 50%. El contexto político español, caracterizado en la actualidad por la erosión del bipartidismo (PP-PSOE) y la elevada desafección política, propicia en 2014 un escenario de elevada abstención y voto contestatario frente a las opciones mayoritarias. Nos proponemos elaborar un análisis de las estrategias discursivas desplegadas por los partidos (los viejos y los nuevos partidos, mayoritarios y minoritarios) para fomentar la participación y, como es lógico, la decantación electoral en torno a opciones específicas. El análisis se sustanciará en el seguimiento de las cuentas de Twitter de los cabezas de lista de tres candidaturas: Miguel Arias Cañete (PP), Elena Valenciano (PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos). 1. El contexto de la campaña electoral y sus resultados Las recientes Elecciones al Parlamento Europeo, celebradas el 25 de mayo de 2014, fueron una ocasión única para comprobar el estado de la opinión pública española. Por primera vez en casi tres años, los partidos políticos se sometían a la evaluación del electorado. Lo hacían en un contexto de crisis económica que, previsiblemente, tendría consecuencias sobre las expectativas del partido gobernante (el PP) y también del que había gobernado anteriormente, y ya había recibido un castigo del electorado (el PSOE). Por tanto, un primer foco de interés, muy claro, era observar en qué medida salían bien librados los dos principales partidos políticos españoles, representantes de un “bipartidismo imperfecto” desde 1982, paulatinamente más polarizado (Boix y López García, 2013). En este sentido, las Elecciones Europeas constituyen el escenario menos favorable, en principio, para mantener la fidelidad del voto a los grandes partidos en situaciones de crisis e incertidumbre, como consecuencia de dos factores: el primero, que se trata de las únicas elecciones en las que los partidos pequeños no tienen que superar ningún tipo de traba o dificultad adicional para acceder al reparto de escaños: circunscripción única, sin límite de sufragios (del 3% en las Elecciones Generales, y del 5% en muchas comunidades autónomas en elecciones Autonómicas) para conseguir el escaño (el único límite, obviamente, es el de obtener el número mínimo de votos para conseguir un escaño en el reparto). El segundo, que son unas elecciones en las que la participación es mucho menor, fundamentalmente a causa del desinterés ciudadano por los comicios y su significación original (es decir, las políticas de la Unión Europea), con tasas de abstención que en España superan el 50% del censo (entre veinte y treinta puntos más que en unas

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Estrategias de movilización política de los partidos para un

público desmotivado: Internet y las Elecciones Europeas de

2014

Guillermo López García

[email protected]

Universidad de Valencia

Resumen: La participación electoral, tradicionalmente elevada en España, decae en

gran medida en los procesos electorales dedicados al Parlamento Europeo, cuando se

sitúa por debajo del 50%. El contexto político español, caracterizado en la actualidad

por la erosión del bipartidismo (PP-PSOE) y la elevada desafección política, propicia en

2014 un escenario de elevada abstención y voto contestatario frente a las opciones

mayoritarias. Nos proponemos elaborar un análisis de las estrategias discursivas

desplegadas por los partidos (los viejos y los nuevos partidos, mayoritarios y

minoritarios) para fomentar la participación y, como es lógico, la decantación electoral

en torno a opciones específicas. El análisis se sustanciará en el seguimiento de las

cuentas de Twitter de los cabezas de lista de tres candidaturas: Miguel Arias Cañete

(PP), Elena Valenciano (PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos).

1. El contexto de la campaña electoral y sus resultados

Las recientes Elecciones al Parlamento Europeo, celebradas el 25 de mayo de 2014,

fueron una ocasión única para comprobar el estado de la opinión pública española. Por

primera vez en casi tres años, los partidos políticos se sometían a la evaluación del

electorado. Lo hacían en un contexto de crisis económica que, previsiblemente, tendría

consecuencias sobre las expectativas del partido gobernante (el PP) y también del que

había gobernado anteriormente, y ya había recibido un castigo del electorado (el PSOE).

Por tanto, un primer foco de interés, muy claro, era observar en qué medida salían bien

librados los dos principales partidos políticos españoles, representantes de un

“bipartidismo imperfecto” desde 1982, paulatinamente más polarizado (Boix y López

García, 2013). En este sentido, las Elecciones Europeas constituyen el escenario menos

favorable, en principio, para mantener la fidelidad del voto a los grandes partidos en

situaciones de crisis e incertidumbre, como consecuencia de dos factores: el primero,

que se trata de las únicas elecciones en las que los partidos pequeños no tienen que

superar ningún tipo de traba o dificultad adicional para acceder al reparto de escaños:

circunscripción única, sin límite de sufragios (del 3% en las Elecciones Generales, y del

5% en muchas comunidades autónomas en elecciones Autonómicas) para conseguir el

escaño (el único límite, obviamente, es el de obtener el número mínimo de votos para

conseguir un escaño en el reparto).

El segundo, que son unas elecciones en las que la participación es mucho menor,

fundamentalmente a causa del desinterés ciudadano por los comicios y su significación

original (es decir, las políticas de la Unión Europea), con tasas de abstención que en

España superan el 50% del censo (entre veinte y treinta puntos más que en unas

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Elecciones Generales). Un contexto propicio para ejercer el “voto protesta” y donde las

apelaciones al “voto útil” desde los partidos mayoritarios resultan, por el contrario,

mucho menos efectivas.

Como producto de estos factores, la tasa de apoyo a los dos grandes partidos se

derrumbó respecto de anteriores citas electorales, alcanzando registros nunca vistos

anteriormente en unas elecciones europeas (por debajo del 50% del total de los votos):

Gráfico 1: Porcentaje de voto a PP y PSOE en las Elecciones al Parlamento

Europeo, 1987-2014

Fuente: Boix y López García (2014)1

En este caldo de cultivo surgieron varios partidos nuevos, reunidos expresamente para

estas elecciones (Podemos, Vox, Partido X, Movimiento Red), o bien que decidían

presentarse por primera vez (Ciudadanos). Uno de ellos, Podemos, consiguió un éxito

electoral considerable (un 8% de los votos, cinco escaños), que está teniendo hondas

repercusiones en la política española. Las encuestas postelectorales detectan un

incremento significativo del apoyo a este partido, que oscilaría entre el 11% y el 21% de

los votos. Asimismo, dichas encuestas muestran la consolidación del derrumbe electoral

de PP y PSOE, con datos divergentes entre sí, pero que muestran una tendencia de

fondo similar a la que se deriva de los resultados de las Elecciones al Parlamento

Europeo2.

Pero estos cambios en las preferencias electorales de los españoles tuvieron

consecuencias mucho más profundas, como la dimisión del secretario general del

PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su sustitución por Pedro Sánchez; o las medidas de

regeneración que tanto PP como PSOE han presentado a los ciudadanos desde esta cita

1 Puede consultarse una versión divulgativa del artículo aquí:

http://www.eldiario.es/agendapublica/proyecto-europeo/elecciones-europeas-izquierda-hundimiento-

bipartidismo_0_267723905.html 2 La encuesta del CIS de julio de 2014 ofrecía esta estimación de voto: PP 30%, PSOE 21,2%, Podemos

15,3%. La encuesta de Metroscopia para El País en agosto de 2014 ofrecía resultados ligeramente

diferentes: PP 32,3%, PSOE 31,7%, Podemos 10,7%. Por último, a finales del mismo mes El Mundo

publicó una encuesta de Sigma-2 con estos resultados: PP 30,1%, PSOE 22,3%, Podemos 21,2%.

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electoral, incluyendo algunas, como la propuesta de reforma de las elecciones

municipales, claramente determinadas por la caída en las expectativas electorales del

partido en el gobierno.

Nuestro análisis no puede ni debe obviar el contexto de la campaña electoral, y sobre

todo de sus resultados, que hemos esbozado. En consecuencia, el análisis se centra en la

actividad en Internet de tres candidatos: los cabezas de lista del PP (Miguel Arias

Cañete), PSOE (Elena Valenciano) y Podemos (Pablo Iglesias). En los dos primeros

casos, la elección se justifica por los votos obtenidos y por constituir los dos principales

partidos políticos españoles, cuya crisis, en términos tan drásticos como los que se

derivan de los resultados electorales, constituye una de las principales noticias de la

campaña. La selección de Pablo Iglesias como tercer candidato objeto de nuestro

análisis obedece tanto a su notoriedad (de él, personalmente, y de su partido) en la

campaña electoral (y después de la misma) como a su estrategia de oposición y crítica

del bipartidismo como una instancia compuesta por dirigentes intercambiables entre sí

(la “Casta”), alejados de los intereses e inquietudes de los ciudadanos (lo que, como

veremos, constituyó el eje central de su campaña).

2. El uso de Twitter como herramienta de movilización política

Además de acotar el análisis a tres candidatos, y a unas fechas específicas (coincidentes

con el periodo oficial de campaña y hasta el día posterior a las elecciones, es decir, del 9

al 26 de mayo de 2014), también hemos determinado centrarnos en una red social

específica: Twitter. La razón es que consideramos que esta red social es la que mejor

prefigura la interrelación que se forja en Internet entre ciudadanos, representantes

políticos y líderes de opinión, puesto que dicha relación se da en un espacio público

significativamente más abierto que en otras redes más estructuradas según afinidades,

como Facebook.

También en Twitter, por supuesto, el usuario sigue a quienes considera oportuno, y en

ese sentido es cierto que Twitter puede reproducir los mismos problemas de

fragmentación ideológica y segmentación en grupos más pequeños y cohesionados que,

según advirtió Sunstein (2003), son característicos de Internet, por oposición al sistema

más heterogéneo y variado teóricamente propiciado por parte de los medios de

comunicación social (Wolton, 2000). Pero la potencialidad para que sus mensajes se

extiendan de forma viral y lleguen a un público más grande y diverso que el compuesto,

inicialmente, por los seguidores directos, está mucho más presente, al igual que la

presencia de los actores sociales y políticos que contribuyen poderosamente a

configurar la opinión pública, es decir: líderes de opinión, fundamentalmente

periodistas, medios de comunicación y usuarios que han adquirido una reputación y

visibilidad considerables en esta red por diversas razones (habitualmente ligadas con su

profesión y prestigio social).

Se trata de una estructura que es más difícil encontrarnos en otras redes sociales más

introspectivas y cohesionadas. Sería impensable, por ejemplo, que los periodistas, y no

digamos los dirigentes de otros partidos políticos, debatiesen en el muro de Facebook de

un candidato. Este es, por el contrario, un escenario ideológicamente muy cohesionado,

compuesto por militantes y simpatizantes del partido político en cuestión (Valera,

2013).

Por esta razón, consideramos que en Twitter es más factible encontrarnos con unas

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estructuras discursivas de carácter razonablemente más abierto, pensadas para obtener

un impacto e influencia no sólo entre los afines, sino también entre la ciudadanía en su

conjunto. Es decir, una estrategia más cercana a la que mueve a los candidatos en una

campaña electoral en sus participaciones y declaraciones en los medios de

comunicación social.

Desde esta perspectiva, el estudio se inscribe en el marco de los trabajos ya existentes

en España respecto del uso de Twitter en campaña electoral (Criado, Martínez-Fuentes

y Silván, 2012; Izquierdo, 2012; Deltell, Claes y Osteso, 2013; Zamora y Zurutuza,

2014), y es particularmente deudor de un estudio propio (López García et. al., en

prensa) que efectúa un análisis, desde diversas perspectivas metodológicas, del uso de

Twitter por parte de ocho candidatos en las recientes Elecciones Europeas, que ahora

buscamos complementar con este trabajo, centrado específicamente en el marco

discursivo de los candidatos más relevantes3.

3. La campaña en Twitter

Cuando hablamos de la campaña en Twitter de los tres candidatos que analizamos aquí,

es preciso tener en cuenta varios elementos de juicio. Por un lado, la trayectoria previa

del candidato en Twitter, que en buena medida puede determinar el impacto de sus

mensajes y su irradiación entre los ciudadanos. Un candidato que lleve años

presentando una actividad constante en esta red social tendrá más facilidades, en

principio, para hacer llegar sus mensajes a más gente que si ha de partir de cero. Por

otra parte, es preciso tener también presente la dimensión cuantitativa, esto es: cuántos

mensajes publica en Twitter durante la campaña. Y, finalmente, también hemos de

atender al tipo de mensajes que publica: si se centra en mensajes propios o retuitea

ajenos, qué uso hace de imágenes y vídeos, con qué frecuencia responde o interpela a

otros usuarios… Todo ello, naturalmente, además de centrarnos en lo que

fundamentalmente nos interesa: cuál es el contenido de los mensajes emitidos por cada

candidato.

En cuanto a la primera cuestión, la tasa de actividad previa, encontramos tres

situaciones muy diferenciadas. Por una parte el candidato del PP, Miguel Arias Cañete,

inicia su actividad en Twitter poco antes de que comience la campaña. Es decir, su

presencia en Twitter es inequívocamente instrumental, como también puede

comprobarse en la baja tasa de publicación (en comparación con los otros dos

candidatos), y en la decisión de cambiar el nombre de su cuenta una vez es elegido

como parlamentario europeo a @MAC_Europa. Una cuenta, por otro lado, que diluye el

nombre del candidato en unas iniciales, y con la que continuará publicando mensajes de

forma muy esporádica.

En cuanto a la cabeza de lista del PSOE, Elena Valenciano, su trayectoria previa en

Twitter está escindida por su decisión, en marzo de 2013, de abandonar esta red social,

teóricamente como consecuencia de los insultos y amenazas recibidos por sus hijos.

Esta decisión queda revertida en diciembre del mismo año 2013, cuando Valenciano

3 Este estudio, al igual que la investigación más general de la que emana, forma parte del Proyecto de

I+D+i “Los flujos de comunicación en los procesos de movilización política: medios, blogs y líderes de

opinión” (ref. CSO2013-43960-R), del que soy investigador principal. Proyecto del programa estatal de

I+D+i orientada a los retos de la sociedad, concedido para el período 2014-2017.

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vuelve a incorporarse a Twitter, en teoría motivada por la tramitación de una reforma de

la ley del aborto, mucho más restrictiva que la existente, que en esas fechas anuncia el

PP. Con la perspectiva que da el tiempo, está claro que la decisión de abandonar Twitter

fue un error, ya que provocó la pérdida de la centralidad, la influencia y los seguidores

obtenidos previamente, obligando a la dirigente del PSOE a comenzar de cero unos

meses después.

Por último, en el caso de Pablo Iglesias, su presencia en Twitter fue constante y activa

durante años, desde su ingreso en la red social en noviembre de 2010. Y se benefició de

un enorme incremento de seguidores en el año previo a las Elecciones Europeas (como

producto entre otros factores, cabe suponer, del inicio, en ese año 2013, de su

participación en diversas tertulias y programas de televisión de ámbito nacional), que

sin embargo no resiste la comparación con el aumento exponencial del número de

seguidores del cabeza de lista de Podemos durante la campaña (y más aún, aunque

excede nuestro ámbito de estudio, después de la misma).

Si atendemos a las cifras como primer acercamiento al uso de Twitter por parte de los

candidatos, obtenemos estos resultados:

Tabla 1. Cifras de las cuentas de Twitter de Miguel Arias Cañete, Elena

Valenciano y Pablo Iglesias

Miguel Arias

Cañete (PP)

Elena Valenciano

(PSOE)

Pablo Iglesias

(Podemos)

Fecha 1r

tweet 25/04/14 20/12/13 11/11/10

Meses en

Twitter (hasta el

comienzo de la

campaña)

0,46 4,61 41,94

Tweets publicados

hasta el día

09/05/14

44 1.063 7.271

Tweets por día

(antes del

comienzo de la

campaña)

3,14 7,59 5,70

Tweets publicados

hasta el día

26/05/14

93 1.362 7.600

Tweets publicados

durante la

campaña

49 299 329

Tweets por día en 2,72 16,61 18,28

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campaña

Variación

frecuencia -0,42 9,02 12,58

Variación %

frecuencia -13,38% 118,77% 220,51%

Tweets propios en

campaña 37 183 233

% Tweets propios

en campaña 75,51% 61,20% 70,82%

Retweets en

campaña 12 116 96

% Retweets en

campaña 24,49% 38,80% 29,18%

Respuestas en

campaña 0 29 4

% Respuestas en

campaña 0% 9,70% 1,22%

Menciones a otros

usuarios en

campaña

4 176 69

Menciones/tweet

propio 0,11 0,96 0,30

Hashtags en

campaña 17 148 98

Hasthtags/tweet

propio 0,46 0,81 0,42

Veces

retuiteado 12.200 25.280 73.225

Promedio de

retweets por tuit

propio

329,73 138,14 314,27

Seguidores

09/05/14 5.496 15.161 149.147

Seguidores

26/05/14 19.435 19.088 264.892

Variación

seguidores 13.939 3.927 115.745

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Variación %

seguidores 253,62% 25,90% 77,60%

Fuente: López García et. al., en prensa

Como podemos observar, las tendencias de fondo que hemos comentado quedan

refrendadas por las cifras. Curiosamente, Miguel Arias Cañete no es sólo que publique

mucho menos que sus dos contrincantes, sino que incluso reduce su tasa de publicación

durante la campaña electoral. Sin embargo, de los tres es el candidato que obtiene, en

porcentaje, un mayor incremento de seguidores; aunque ello es debido,

fundamentamente, a que también es el usuario que cuenta con menos seguidores y es,

en consecuencia, menos conocido para el público interesado en el seguimiento de la

campaña (entre los cuales podemos intuir que figuran muchas personas que siguen la

campaña por cuestiones partidistas, es decir, dirigentes del diversos partidos, o

profesionales; fundamentalmente periodistas).

Elena Valenciano es la candidata que con más profusión emplea los retuits, aunque

tampoco podemos detectar aquí una gran discrepancia respecto de los otros dos

candidatos. Igualmente sucede con los hashtags: es también Elena Valenciano quien

hace uso de ellos con mayor frecuencia, aunque los tres los emplean con cierta

asiduidad. Finalmente, es también Elena Valenciano la candidata que tuitea en más

ocasiones como respuesta a otros usuarios (cerca de un 10% del total de tuits

publicados), mientras que Pablo Iglesias apenas lo hace y Miguel Arias Cañete no

responde en ninguna ocasión (de hecho, sólo menciona a otros usuarios en cuatro de sus

tuits).

¿Cuál es la dinámica de la campaña desarrollada por los tres candidatos? Los tres

combinan, fundamentalmente, dos tipos de mensajes: por un lado, los que referencian

los actos de campaña, normalmente refrendados con una imagen o vídeo del acto en

cuestión. Por otra, los mensajes con un contenido político, generalmente críticas a los

rivales políticos que, además, se corresponden mucho mejor con temáticas propias de la

política española que con cuestiones de ámbito europeo. Es decir: los tres candidatos

interpretan claramente (como también lo hacen los medios, y quizás también la mayoría

de los ciudadanos interesados por el proceso) una lectura de la campaña, y de sus

resultados, en clave nacional. Analizaremos a continuación por separado la campaña de

Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, por un lado, como líderes de los dos

principales partidos, y por otro la de Pablo Iglesias, dirigente del partido que se ha

formado, y ha logrado buena parte de su éxito electoral, a partir de una oposición frontal

de la lógica del bipartidismo y sus representantes (la famosa “casta”, expresión fetiche

de Podemos).

3.1. Bipartidismo en Twitter: Miguel Arias Cañete (PP) y Elena Valenciano

(PSOE)

El uso de Twitter por parte de estos dos candidatos fue, como ya hemos visto, dispar. La

cuenta de Arias Cañete tuiteaba con mucha menos frecuencia. Como hacen otros

candidatos, los mensajes en teoría emanados directamente del candidato llevaban su

firma: CÑT. Cañete fue también el único candidato que contrató tuits promocionados en

Twitter. Estos tuits aparecían ante los usuarios españoles durante un período de unas 24

horas, por un coste cercano a los 10.000 €.

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Imagen 1. Tuit promocional publicado el 14/05/2014 por la cuenta @Canete2014_

Por su parte, Elena Valenciano publicó con mucha mayor asiduidad, aunque muchos de

sus tuits eran retuits de otros usuarios, normalmente referidos a los actos de campaña

del PSOE en los que participaba la candidata. Ambos dirigentes, Cañete y Valenciano,

publicaron bastantes fotografías en las que se les veía en campaña electoral, con la

diferencia de que Valenciano solía centrarse en mítines y Cañete, en cambio, en

encuentros con habitantes de zonas rurales. En este último caso, llamaba la atención el

énfasis con el que el candidato del PP difundía fotografías en las que se le veía

comiendo o recibiendo alimentos como regalo; una forma, probablemente, de

reconducir a su favor, casi como un guiño simpático, las abundantes chanzas que

circulaban en Twitter sobre su apetito, y que también pueden leerse como un intento por

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aportar algún tipo de estilo personal a su campaña en Twitter (Zamora y Zurutza, 2014:

90).

Imagen 2: Publicada el 14/05/2014 por la cuenta @Canete2014_

Por último, y como es normal, tanto Cañete como Valenciano utilizaron Twitter como

vehículo para difundir consignas y mensajes de contenido político. Mensajes que, en la

mayoría de los casos, se referían o bien a sus políticas o bien a los supuestos errores del

rival, es decir: el otro partido mayoritario. Lo cual reafirmaba una dialéctica bipartidista

que adquirió fuerza durante la campaña, sustentada por los sondeos, que pronosticaron

una recuperación del PSOE y sobre todo del PP. Este encuadre de la campaña tenía

como objetivo evidente concentrar la atención sobre las dos principales opciones y dejar

fuera del escenario al resto de candidaturas. Cañete nunca mencionó a ningún partido

distinto del PSOE y Elena Valenciano sólo lo hizo en una ocasión, para criticar el pacto

de IU con el PP en Extremadura.

Desde el punto de vista cronológico, la campaña de los dos candidatos tuvo tres fases

claramente diferenciadas, tanto en Twitter como fuera de la red social. Inicialmente, la

campaña se vio truncada por el asesinato de la dirigente del PP de León, Isabel

Carrasco, (a manos de dos militantes del mismo partido). Como consecuencia, el PP

anuló sus actos de campaña durante dos días, y la mayoría de los demás partidos

políticos hicieron lo propio el día del asesinato de Carrasco.

La segunda fase vino marcada por el debate televisivo entre Arias Cañete y Elena

Valenciano, inicialmente previsto para el martes 13, y que se postergó hasta el jueves

15. Ambos candidatos publicaron en Twitter sus intervenciones más destacadas, durante

el debate y después del mismo. El consenso de los analistas y del público fue que la

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actitud de Cañete en el debate, leyendo la mayoría de sus intervenciones con un

discurso monocorde, llevaría a la victoria a Elena Valenciano.

Imagen 3. Publicado el 15/05/2014 por la cuenta @ElenaValenciano

Además, precisamente como consecuencia de esta victoria, el candidato del PP

cometería un desliz al día siguiente, viernes 16, en una entrevista en Antena 3. Cañete

afirmó que no se había empleado a fondo en el debate porque, si apabullaba

intelectualmente a una mujer (Elena Valenciano), le acusarían de machismo. Con estas

declaraciones, Cañete logró, precisamente, que le acusasen de machismo. A

continuación, tanto Cañete como el PP divulgaron algunos mensajes que pretendían

demostrar el respeto que sentían por las mujeres en este partido, pero que no surtieron el

efecto esperado; algunos de ellos, de hecho contribuyeron a incrementar las sospechas

iniciales respecto del machismo del candidato.

Imagen 4. Publicado el 16/05/2014 por la cuenta @Canete2014_

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Naturalmente, la candidata del PSOE, que además había hecho de la lucha contra la

desigualdad uno de los temas recurrentes de sus intervenciones, aprovechó la ocasión

para convertir el machismo de Cañete en el eje de su campaña. También los medios de

comunicación optaron por centrarse en este asunto durante varios días, lo que hizo que

muchos pensasen que el PP perdía fuerza y que tal vez el PSOE pudiera ganar las

elecciones. Entre otros factores, porque el escándalo vino alimentado por la tardanza de

Arias Cañete en pedir disculpas (cinco días).

Imagen 5. Publicado el 16/05/2014 por la cuenta @ElenaValenciano

Precisamente a raíz de estas declaraciones, que permitieron que Elena Valenciano

llevase la iniciativa durante la última semana de la campaña, Arias Cañete elevó

notoriamente el tono de la crítica en la recta final. El candidato popular acusó a los

socialistas de haber hundido el país y a Elena Valenciano de ser una falsa feminista, que

no denunció el paro que sufrieron muchas mujeres durante la segunda legislatura de

Zapatero:

Imagen 6. Publicado el 22/05/2014 por la cuenta @Canete2014_

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Finalmente, es llamativo que ninguno de los dos candidatos publicase ningún tuit

después de conocerse los resultados de las Elecciones Europeas, muy desfavorables

para ambos. Arias Cañete no publicó ningún tuit después del viernes 23 de mayo (final

de la campaña), y Elena Valenciano sólo publicó algunos en la jornada electoral del 25

de mayo, para agradecer el trabajo de los interventores socialistas en las mesas

electorales. Este es un comportamiento habitual en muchos dirigentes políticos, sobre

todo aquellos menos habituados a emplear Internet (López, Lara y Sánchez Duarte,

2011), que denota un uso instrumental de las redes sociales, derivado del momento

político (la campaña electoral), y no de tener un interés genuino en mantener una

presencia constante en Internet que permita a los candidatos plantear propuestas e,

idealmente, interactuar con los ciudadanos.

3.2. De la televisión a las redes: Pablo Iglesias (Podemos)

La exitosa trayectoria de Podemos es indisociable de la notoriedad de su líder, Pablo

Iglesias, forjada en una larga y fructífera trayectoria de participación política en diversas

plataformas y organismos políticos y sociales, y muy particularmente merced a sus

intervenciones en distintas tertulias de televisión. De hecho, cuando se funda Podemos

se utiliza la figura de Iglesias como rostro reconocible y banderín de enganche. Esta

estrategia, muy vinculada con la presencia constante del partido (inicialmente, Iglesias;

ahora también otros dirigentes, como Juan Carlos Monedero o Íñigo Errejón) en los

medios de comunicación, particularmente la televisión, se combinó, desde el principio,

con una estructura horizontalizada, organizada en torno a los “círculos” de

simpatizantes de Podemos, a su vez estructurados en torno a dos criterios: geográfico y

temático (es decir, círculos de poblaciones y círculos ligados con profesiones o ámbitos

de interés particular).

El papel de las redes sociales, en este contexto, es importante. Sirven como labor de

refuerzo de la exposición pública conseguida a través de los medios convencionales, y

son un vehículo fundamental de difusión de ideas y convocatorias del movimiento, así

como de refuerzo entre sus simpatizantes, de constatación de que pertenecen a una

comunidad (política y social), y de que son muchos quienes se han sumado al

movimiento.

La campaña en Twitter de Pablo Iglesias, al igual que las campañas de Miguel Arias

Cañete y Elena Valenciano, va a ser un fiel reflejo de la estrategia general de cada

partido político en esta campaña: de los temas y enfoques estratégicos en los que se

busca incidir más a menudo. En el caso de Pablo Iglesias y de Podemos, esta estrategia

está estructurada en torno a la idea de la oposición al bipartidismo y la “Casta” político-

económica que habría ocupado la mayoría de puestos de responsabilidad (públicos y

privados) del país, siguiendo su interés propio y en perjuicio de la ciudadanía:

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Imagen 7: publicado el 11/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

Frente a esta “casta” se erije Podemos como principal esperanza, avalada por el apoyo

ciudadano y por su ausencia de “deudas” o programas ocultos:

Imagen 8: publicado el 20/05/2015 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

A diferencia de Arias Cañete y Valenciano, que estructuran su campaña como una

cámara de reverberación de mensajes entre ellos, sin hacer prácticamente ninguna

mención a otros rivales políticos (es decir, prefiguran un escenario de bipartidismo

perfecto, a pesar de lo que indiquen las encuestas y, más adelante, los resultados),

Iglesias envía mensajes continuos a ambos dirigentes políticos y a sus partidos: PP y

PSOE serían parte del mismo problema y, por tanto, indistinguibles:

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Imagen 9: publicado el 12/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

Imagen 10: publicado el 13/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

Con ello, como cabe suponer, Podemos busca incidir en la base de votantes

insatisfechos con ambos partidos, y muy particularmente (a la luz de los resultados y de

las encuestas postelectorales) en la base de votantes socialistas. No en vano, tanto

Iglesias como los demás dirigentes de Podemos insisten constantemente en diferenciar

entre las estructuras de poder de PP y PSOE y sus votantes, que habrían sido engañados

por la cúpula de los dos principales partidos, cada vez más alejada de los intereses de la

ciudadanía y más centrada en los propios (o dictados por oscuros agentes externos).

Esta estrategia lleva a Iglesias a incidir en varias ocasiones en acontecimientos

protagonizados por sus dos rivales políticos, como por ejemplo el debate electoral, del

que destaca su escasa audiencia y contenido. Es decir: la idea de que PP y PSOE “no

nos representan”, siguiendo el lema del 15M, al que también menciona como un

referente fundamental de su movimiento político:

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Imagen 11: publicado el 15/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

Asimismo, en la que fue, posiblemente, su declaración más polémica de la campaña,

Iglesias relacionó la decisión de anular la campaña por el asesinato de la dirigente del

PP Isabel Carrasco con la falta de sensibilidad de PP y PSOE respecto de las víctimas

de los desahucios:

Imagen 12: publicado el 12/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

Los mensajes referidos a la propia campaña se diferencian menos de los que ya hemos

visto respecto de Elena Valenciano y Miguel Arias Cañete: destacan con mayor

frecuencia, eso sí, la afluencia del público y su entusiasmo y participación. Un

entusiasmo que vendrá después refrendado por los resultados electorales:

Imagen 13: publicado el 26/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_

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4. Conclusiones

El relato de la acción desarrollada por los tres candidatos objeto de nuestro análisis

(Miguel Arias Cañete, Elena Valenciano y Pablo Iglesias) muestra cierta homogeneidad

de partida en el uso formal que hacen de la red social Twitter: los tres utilizan con

profusión imágenes y vídeos, por contraste con el escaso (y, en un caso, inexistente)

diálogo con otros usuarios; los tres dedican una parte considerable de sus mensajes a

mostrar actos electorales en los que participan, referenciados con mayor o menor énfasis

respecto de la afluencia de público, el entusiasmo de los asistentes, etc. Y los tres

centran sus intervenciones de contenido político más bien en criticar a sus oponentes

que en proponer políticas propias; y lo hacen, además, desde una óptica mucho más

centrada en la política nacional que en los asuntos de dimensión europea (López García

et. al., en prensa).

Esas son las coincidencias. Pero también encontramos discrepancias. El lector habrá

observado que nuestro análisis se subdivide en dos epígrafes, el que se corresponde con

la campaña bipartidista (Cañete y Valenciano) y el que narra la actividad de un

candidato que se postula como alternativa y superación de dicho bipartidismo (Pablo

Iglesias). Las estrategias discursivas, como ya hemos visto, divergen en relación con los

objetivos de cada candidato. Así, Cañete y Valenciano sólo se dirigen a los suyos o al

rival directo (el PP o el PSOE), pero nunca a instancias externas. Por el contrario,

Iglesias focaliza toda su estrategia justamente en denunciar las insuficiencias y defectos

del modelo bipartidista y la estructura político-institucional asentada (la “Casta”), con

los que su movimiento intenta acabar.

Queda por evaluar los resultados. Evidentemente, desde el punto de vista electoral son

muy malos para PP y PSOE, y muy buenos para Podemos, como ya se ha comentado en

el epígrafe introductorio. Tanto es así, que fueron vistos, y desde luego están

funcionando, como el catalizador de un auténtico terremoto (político e institucional) en

la sociedad española. ¿Pero se corresponde esta percepción con la que puede verse en

Twitter? Numéricamente, sin duda, así es. La influencia de Pablo Iglesias, en términos

cuantitativos, es mucho mayor que la de sus dos rivales4. Pero también lo es si

atendemos a su influencia e impacto sobre la opinión pública: a su credibilidad, como

evidenciaron las reacciones de indiferencia y, a menudo, de hostilidad, generadas por

los mensajes de Arias Cañete y Valenciano, una vez superado el “círculo central” de

usuarios afines (simpatizantes y militantes del partido). Sus mensajes no lograban

irradiar al público, o lo hacían en términos negativos, a diferencia de lo que sucedía con

Iglesias. Un fenómeno que podía verse con mucha más claridad con los mensajes

patrocinados del candidato del PP, que llegaban al público general de Twitter, no sólo a

sus seguidores.

Esta incidencia social podía percibirse mucho mejor en las redes sociales que en los

medios de comunicación, que en líneas generales realizaron una cobertura convencional

de la campaña, centrada en la dialéctica bipartidista y sus principales hitos (el debate,

las declaraciones machistas de Arias Cañete), prestando menos atención, por el

contrario, a candidatos alternativos como Iglesias, cuyos magníficos resultados,

ciertamente, prácticamente nadie vio venir. De hecho, la fase final de campaña vivió, en

4 Mayor, de hecho, que la de cualquier otro político español, con la única excepción del presidente del

Gobierno, Mariano Rajoy, que cuenta a día 3/9/2014 con 527.000 seguidores, por 521.000 de Iglesias.

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los medios y en las encuestas, una supuesta recuperación final de la intención de voto a

PP y PSOE que después fue drásticamente desmentida por los resultados.

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