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UNIVERSIDAD DE ORIENTE
ESTRATEGIA CURRICULAR
FORMACIÓN PEDAGÓGICA
Autores: Dr.C. Roger Martínez Isaac
Dr.C. Martha Silva Mancebo Calzado
Dr.C. Carlos Tamayo Roca
Dr.C. Omar Aulet Álvarez
Dr.C. Martha Martínez Isaac
Curso académico 2016-2017
Estrategia curricular Formación Pedagógica
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1. FUNDAMENTACIÓN
"Todo esfuerzo por difundir la instrucción es
vano cuando no se acomoda la enseñanza a
las necesidades, naturaleza y porvenir del que
las recibe”.
José Martí
Las cambiantes condiciones sociales, unido a las crecientes necesidades de la sociedad
cubana a partir de la década de los 90, generó la pretensión de un cambio revelado en el
ajuste requerido también por los procesos formadores en todos los niveles educacionales
y en la formación profesional, donde destaca la universidad por su objeto social.
Un número considerable de docentes de la Educación Superior se forman a partir de
profesionales universitarios capacitados en cursos de preparación pedagógica y en el
trabajo de formación docente de alumnos ayudantes, así como en las maestrías en
diferentes ramas de la educación y en la adquisición de grados científicos, lo cual
demanda de la necesidad de profesionalizar la labor docente educativa que realizan a
partir de un proceso de formación permanente.
Además, los cambios en el contexto social y universitario han connotado la necesidad de
utilizar alternativas para cubrir la docencia universitaria con profesionales no capacitados
para tal propósito. Dichos cambios exigen nuevos roles y tareas al profesor universitario
ante la complejidad del proceso formativo, donde confluyen múltiples factores personales,
grupales e institucionales.
De ahí, que se requiera estimular, desde la formación inicial de los profesionales en las
universidades, la disposición para aprehender un modo de actuación profesional
pedagógico atemperado al objeto de la carrera que cursan los estudiantes y que permita
perfilar un espectro laboral más amplio, a tenor de las diversas oportunidades y obstáculos
que se le puedan presentar al egresado.
Los estudiantes universitarios de las carreras no pedagógicas, al egresar pueden
desempeñarse como profesionales en un campo laboral asociado a su formación de base,
también pueden constituirse en docentes de la educación superior o en tutores de futuros
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profesionales de nivel medio y superior, lo que demanda que se atienda como parte del
proceso formativo esa preparación pedagógica, no solo a través de una asignatura dentro
del currículo, sino de manera intencionada y transversal, mediante una figura de la
práctica educativa que posibilite la integración de todas las asignaturas en función de un
modo de actuación único para ese profesional, lo que se manifiesta en el nivel de
identificación con esa arista de su quehacer en la cotidianidad laboral. Esta figura resulta
ser la estrategia curricular de formación pedagógica.
Todo lo anteriormente referido sobre esta práctica educativa, en tanto práctica humana, se
expresa como dinámica reproductora o transformadora de la realidad social, por lo que
demanda relaciones sociales y formas de organización distintas a las tradicionales ante el
cambio y la innovación educativa en un contexto formativo que se hace más complejo por
su diversidad.
Para el logro de este propósito se hace necesario una concepción diferente en relación
con el rol del profesor en la docencia universitaria que comienza por constituirse él en un
ejemplo de modo de actuación pedagógico desde la materia que imparte en aras de
fomentar la motivación de sus estudiantes por esta arista de su labor profesional.
El educador tiene que estar preparado para atender las nuevas necesidades personales y
sociales, y saber enfrentar y promover iniciativas ante las nuevas contradicciones. Por
estas razones, se debe desarrollar en los estudiantes, futuros educadores, un alto sentido
de la responsabilidad individual y social, lograr que encuentre en el proceso de formación
inicial, en su propio trabajo estudiantil cotidiano, los mecanismos que estimulen la
motivación intrínseca por la labor educativa. Corresponde a los profesores de la
universidad, formar un educador que ame su profesión y tenga una jerarquía de valores en
correspondencia con los priorizados por la sociedad, a partir de un proceso formativo con
un enfoque profesional pedagógico integrador que le permita interiorizar su modo de
actuación.
Esto demanda del concurso de todas las actividades, que se desarrollan durante el
proceso de formación del profesional de la educación, para el logro de tal aspiración. En
este sentido, la estrategia curricular de formación pedagógica, constituye una herramienta
metodológica con carácter integrador para favorecer el logro de este objetivo que por su
nivel de generalidad y complejidad desborda los límites de una asignatura o disciplina y
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requiere de una concepción integradora para formar un profesional con cualidades y
capacidades pedagógicas para el desempeño de su correspondiente rol.
Esencia y generalidades del rol profesional pedagógico
La definición del rol profesional del maestro, su contenido fundamental y las diversas
obligaciones legales y morales que de él se derivan constituyen, sin duda, asuntos de
interés máximo para el desarrollo de la teoría y la práctica pedagógica contemporánea.
Tanto en la literatura pedagógica como sociológica se abordan estos aspectos.
El término rol, ampliamente utilizado en la literatura sociológica y psicológica, provienen
del francés role, que significa papel desempeñado por un actor.
En el terreno de las Ciencias Sociales, particularmente en la Sociología, el concepto rol
tiene una connotación especial, identificado como el papel, misión u obligación específica
que ocupa un sujeto dentro del sistema de relaciones humanas.
Sin embargo, Antonio Blanco considera que la definición del rol profesional del maestro no
puede resolverse como una cuestión exclusivamente semántica, sino que es necesario
abordarla desde los fundamentos de la teoría de la educación, para encontrar una
respuesta suficientemente argumentada y convincente, a partir de la cual se puedan
establecer con precisión los contenidos del rol, expresados en tareas y funciones
concretas, armónicamente integradas entre sí.
El contenido del rol profesional del maestro está claramente delimitado por dos aspectos
fundamentales:
Es el único agente socializador que posee la calificación profesional para ejercer la
función social de educar, es decir su preparación profesional.
Es el único agente que recibe esta misión social, por la que se le exige y evalúa,
tanto profesionalmente como socialmente, es decir tiene un compromiso.
Las influencias educativas que ejerce el maestro son de carácter profesional y se
corresponden con el concepto de educación desde un sentido estrecho, es decir, poseen
un carácter intencional, planificado y regulado por un criterio metodológico y contenidos de
El rol profesional del maestro se define como el de educador profesional.
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un mensaje seleccionado, en el que se expresan el carácter histórico y clasista de la
educación.
El rol de educador profesional del maestro se expresa mediante sus tareas básicas en los
diferentes contextos de actuación profesional, las cuales se materializan a través de sus
funciones específicas.
Tareas básicas del maestro.
Las tareas básicas del maestro se integran y sintetizan en el encargo social y profesional
en dos grandes campos: instruir y educar. En este sentido se debe diferenciar con claridad
cuál es el contenido esencial del rol del maestro, expresado en sus tareas básicas, que se
corresponden con la naturaleza de su profesión.
Instruir: Dentro de su contenido está el desarrollo de conocimientos, hábitos y habilidades
en sus alumnos, y tiene como esfera de actuación la escuela y la familia, a partir de su
carácter directivo.
Educar: Tiene como contenido la formación y aprendizaje de la normas, patrones y
valores morales en cada uno de sus alumnos, con un carácter orientador en la familia y en
la comunidad.
Todo ello indica que el maestro, ante todo, debe ser ejemplo de conducta personal y de
responsabilidad ciudadana y de esta forma se convierte en un orientador de sus
educandos, a partir del conocimiento real que tenga de ellos, tanto dentro del proceso de
enseñanza aprendizaje como del medio familiar y comunitario. Además, a partir de su
experiencia laboral puede contribuir a la formación vocacional de ellos y elevar el interés
por la profesión futura que desean estudiar.
En este sentido, entre instruir y educar en su unidad dialéctica se fundamenta la formación
integral que conjuga el desarrollo intelectual con el crecimiento moral. Diferentes autores,
investigadores y políticos a este tenor se han pronunciado como Enrique José Varona,
Guillermina Labarrere, Antón Makarenko, Lothar Klingberg y Fidel Castro, entre otros.
Al respecto José Martí, expresó que instrucción no es lo mismo que educación, aquella se
refiere al pensamiento y esta principalmente a los sentimientos. Sin embargo, no hay una
buena educación sin instrucción, así coincidimos totalmente con este planteamiento.
Las tareas de la escuela y el maestro se materializan a través de sus funciones
específicas, que son aquellas actividades encaminadas a asegurar el cumplimiento exitoso
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de las tareas básicas asignadas al maestro en su condición de educador profesional, es
decir a través de su rol, como lo plantea Antonio Blanco Pérez (2001).
Las tareas básicas del maestro se materializan a través de las funciones profesionales.
Funciones del maestro
Las funciones del maestro son aquellas actividades (que incluyen acciones y operaciones)
encaminadas a asegurar el cumplimiento exitoso de las tareas básicas asignadas al
maestro en su condición de educador profesional. Estas funciones son:
Función docente metodológica: actividades encaminadas a la planificación,
ejecución, control y evaluación del proceso de enseñanza aprendizaje. Por su
naturaleza incide directamente en el desarrollo exitoso de la tarea instructiva y de
manera concomitante (la cooperación general de la sociedad, como los medios de
difusión, las organizaciones políticas, etc.) favorece el cumplimiento de la tarea
educativa.
Función investigativa: actividades encaminadas al análisis crítico, la
problematización y la reconstrucción de la teoría y la práctica educacional en los
diferentes contextos de actuación del maestro.
Función orientadora: actividades encaminadas a la ayuda para el
autoconocimiento y el crecimiento personal mediante el diagnóstico y la
intervención psicopedagógica en interés de la formación integral del individuo. Por
su contenido, esta función incide directamente en el cumplimiento de la tarea
educativa, aunque también se manifiesta durante el ejercicio de la instrucción.
El maestro para poder cumplir de forma adecuada su rol de educador profesional debe
poseer las siguientes características:
Preparación profesional.
Compromiso social.
Ética profesional.
Con los efectos que se persiguen con la implementación de la estrategia curricular de
formación pedagógica se enfatiza en las tareas básicas y funciones como esencia del rol,
mas precisamente por ellas el rol profesional pedagógico es amplio y abarca también las
relaciones que debe establecer el docente con sus alumnos, familias, la comunidad y los
trabajadores de la institución educativa como contextos en los cuales transcurre el
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desarrollo y la vida de los educandos. Esto requiere de que el estudiante de manera
independiente, bajo la guía de los profesores, integre también en las tareas a resolver
dentro de las actividades de esta estrategia los conocimientos de tipo declarativos,
procedimentales y actitudinales que ha adquirido en la asignatura Pedagogía.
2. CARRERAS QUE SE EXONERAN DE SU APLICACIÓN: La Licenciatura en
Educación en sus diversas especialidades y la Licenciatura en Cultura Física.
3. OBJETIVO GENERAL: Contribuir a la apropiación del modo de actuación
pedagógico a partir de las exigencias del modelo del profesional de las diferentes
carreras no pedagógicas y de los fundamentos esenciales de la Pedagogía y de la
Didáctica de la Educación Superior.
4. OBJETIVOS POR AÑOS
Primer año
Familiarizar a los estudiantes con el rol profesional pedagógico asociado a su modelo del
profesional para condicionar el desarrollo de una motivación más sólida hacia la carrera
que cursa.
Segundo año
Potenciar el compromiso con el rol profesional pedagógico asociado a su modelo del
profesional en aras de alcanzar las habilidades necesarias para su desempeño.
Tercer año
Mostrar algunas habilidades asociadas al rol profesional pedagógico en diferentes
actividades de acuerdo con el modelo del profesional con vistas a la incorporación de
estas al modo de actuación que se le exige desde la carrera que cursa.
Cuarto año
Realizar con ayuda del tutor algunas tareas correspondientes al rol profesional pedagógico
asociadas a su modelo del profesional como muestra del dominio de una de las aristas del
perfil que le compete.
Quinto año
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Demostrar el dominio del rol profesional pedagógico de acuerdo al modelo del profesional
de la carrera correspondiente en actividades del contexto laboral - investigativo.
5. SISTEMA DE ACCIONES GENERALES
Diagnosticar el grado de motivación de los estudiantes en relación con el perfil
pedagógico de la carrera que estudian.
Sensibilizar y preparar al colectivo pedagógico que debe implementar la estrategia
en relación con su concepción teórico – metodológica.
Elaborar y ejecutar el sistema de actividades concretas a realizar en cada año para
lograr el objetivo estratégico que le corresponde.
Contextualización del contenido de las asignaturas a las particularidades del rol
profesional pedagógico en correspondencia con su futura profesión.
Armonizar los conocimientos declarativos de las asignaturas con la formación y el
desarrollo de hábitos, habilidades y valores profesionales pedagógicos.
Predominio de un clima de respeto, confianza, seguridad, empatía en las
actividades que se realizan en función del rol profesional pedagógico.
Utilización de juegos profesionales pedagógicos en las clases prácticas
relacionadas con los problemas profesionales de la carrera que se trate.
Utilización de métodos productivos, problémicos e investigativos con enfoque
profesional pedagógico.
Promover en cada actividad docente la autovaloración y valoración de la asunción
del rol profesional pedagógico para el futuro desempeño de su carrera.
Evaluar el impacto de las actividades formativas en los estudiantes en el contexto
laboral – investigativo.
Dar seguimiento a la evaluación de la motivación profesional pedagógica.
6. SUGERENCIAS METODOLÓGICAS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE LA
ESTRATEGIA
La atención a esta estrategia requiere que el claustro experimente cierto cambio en la
manera de dirigir el proceso de enseñanza – aprendizaje de la profesión que se trate, ya
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que debe posibilitar que sus estudiantes perciban el pedagogo que se encuentra en cada
docente, así como el enfoque pedagógico que tiene la carrera que estudian.
De ahí que se integren los contenidos de todas las disciplinas, asignaturas y las
influencias pertinentes para educar a los estudiantes en el rol profesional pedagógico, de
acuerdo con el aporte que cada una debe hacer a la formación del futuro egresado. Por lo
tanto resulta conveniente aplicar la siguiente sucesión de procedimientos para lograrlo.
Secuencia metodológica para el establecimiento de la estrategia curricular de
Formación Pedagógica
1. Fase de preparación del docente
La necesidad de apropiarse de nuevas herramientas teóricas y metodológicas para el
establecimiento de las estrategias curriculares es un elemento clave de esta fase. En ella
se favorece la preparación del profesor, a través de la autopreparación y los espacios de
socialización, en el colectivo de carrera, año, disciplina y asignatura, donde se profundiza
en el contenido teórico – metodológico de la estrategia curricular, condición indispensable
para su sistematización en el proceso de enseñanza – aprendizaje. El desarrollo de estas
actividades permite construir de manera colegiada los principales contenidos a tratar para
conformar la concepción metodológica para su establecimiento. Un elemento importante
en esta fase es el trabajo con el proceso de diagnóstico, como garante de un proceso
formativo adecuado a las particularidades, necesidades y potencialidades de los
estudiantes.
Operaciones metodológicas
Estudio del contenido de la estrategia curricular.
Desarrollo de talleres como forma del trabajo docente metodológico y científico
metodológico.
Discusión colectiva de cómo concretar en las clases la estrategia curricular.
Sistematización diagnóstica.
Dominio de los objetivos del modelo del profesional.
2. Fase de desarrollo y contextualización didáctica
La concreción de las acciones de la estrategia curricular de Formación Pedagógica en el
proceso de enseñanza – aprendizaje es la esencia de esta fase, en tanto se consideran
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las diferentes alternativas, en correspondencia con la forma de organizar el proceso para
facilitar el logro de los objetivos generales y específicos en los estudiantes.
Las acciones que se desarrollen estarán en correspondencia con las particularidades
individuales de los estudiantes. Interpretando el proceso desde esta perspectiva se
asevera que cada profesor debe contextualizar en el grupo docente aquellas acciones que
sean más pertinentes con la finalidad de lograr la calidad del proceso formativo.
Fase de retroalimentación valorativa y evaluación
La finalidad de esta fase está dirigida a valorar el impacto del establecimiento de las
acciones previstas a desarrollar en las asignaturas con relación a la estrategia curricular
de Formación Pedagógica. Desde el inicio del establecimiento de la estrategia, los
estudiantes van siendo objeto de una valoración y control sistemático. Esto proporcionará
los elementos necesarios para ir evaluando la marcha del proceso, en correspondencia
con los objetivos previstos. La evaluación debe presentarse como un espiral cuyo
movimiento se dirige hacia formas más completas y exactas de evaluación del estudiante.
Durante la evaluación se deben tener en cuenta diferentes formas evaluativas.
la autoevaluación
la coevaluación
la heteroevaluación.
Es importante que los estudiantes sepan desde el primer momento qué objetivos se les
van a evaluar y conocer los indicadores que se medirán. La evaluación se desarrollará
durante todo el proceso, lo que permitirá evaluar directamente la propia alternativa.
La evaluación formativa y formadora es clave para la formación pedagógica, dado que
las y los estudiantes no tienen las mismas características. Es por ello que resulta
conveniente que se propicie la autoevaluación, autorregulen sus esfuerzos y dedicación en
la actividad escolar, bajo una adecuada actuación orientadora del profesor o profesora. No
basta con decirles a las y los estudiantes qué va mal, o qué no sabe, o qué no tiene razón,
sino que hay que orientarlos para que él mismo se dé cuenta de su progreso, indicándole:
· Lo que aprendió bien.
· Lo que le falta aprender.
· Lo que debe hacer para mejorar.
· Lo que puede hacer para saber más.
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El estudiante debe hacer una autoevaluación de su trabajo y comprometerse con un plan
personal de mejora u optimización de sus aprendizajes. Los errores, por ejemplo, son
elementos de alerta que provocan la autorreflexión y la necesaria reestructuración
conceptual. No existen respuestas malas sino respuestas que permitan al profesor o
profesora asumir la función de orientador y regulador de la actividad escolar que ayude al
estudiante a revisar su trabajo y le lleve a redoblar sus esfuerzos de mejora.
La evaluación formativa y formadora se puede valorar como el principal medio para
aprender a aprender, partiendo por la experiencia dinámica que se da en la misma aula.
7. INDICADORES PARA LA EVALUACIÓN
Están asociados a las tareas básicas y funciones que constituyen la esencia del rol
profesional pedagógico. Ellos son:
Nivel de identificación y concientización del rol profesional pedagógico: como
expresión de una disposición, inclinación y compromisos las tareas y funciones que
constituyen el rol.
Nivel de asimilación de las tareas y funciones del docente: como el conocimiento
explícito e implícito captado por el estudiante acerca de qué es instruir y educar, así
como, qué significa cumplir con las funciones docente-metodológica, investigativa y
orientadora por parte del maestro.
Nivel de asimilación de procedimientos para ejecutar las tareas y funciones del
docente: como el conocimiento explícito e implícito captado por el estudiante sobre
las vías y formas a emplear para conseguir la instrucción y educación de sus
estudiantes, así como los resultados de su quehacer docente metodológico,
investigativo y orientador.
Nivel de asimilación de actitudes hacia el cumplimiento de las tareas y funciones:
como la opinión valorativa y la significación personal respecto a las tareas instructiva
y educativa, así como la realización de las funciones docente – metodológica,
orientadora e investigativa.
Nivel de asunción de modos de actuación para el cumplimiento de las tareas y
funciones: como la manifestación concreta del desempeño pedagógico en
correspondencia con el modelo del profesional de cada carrera.
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Los indicadores antes mencionados se connotan para su evaluación en los siguientes
criterios de valoración:
Grado de reproducción de los conocimientos esenciales del rol profesional
pedagógico.
Grado de aplicación de los conocimientos asimilados en relación con las tareas y
funciones del docente.
Grado de aplicación creativa de los conocimientos del rol profesional pedagógico.
Grado de reflexión personalizada que han logrado los estudiantes respecto a la
realización de las tareas y funciones del docente.
Grado de adecuación del comportamiento y esfuerzo realizado para el logro de los
objetivos.
Grado de participación en el establecimiento de planes para garantizar la adecuada
concreción del rol profesional pedagógico.
8. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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2011-2012. Universidad de Ciencias Pedagógicas Frank País García.
Blanco Pérez, Antonio. Introducción a la Sociología de la Educación. Editorial
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Colectivo de autores. Indicaciones para el rediseño de proyectos educativos de
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niveles de dirección para el proceso de evaluación institucional. UCP. VRPRG.
Santiago de Cuba. Junio 2011
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Colectivo de autores. Profesionalidad y práctica pedagógica. Editorial Pueblo y
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Colectivo de autores. Reflexiones teórico – prácticas desde las ciencias de la
educación. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2005. p. 174 - 178.
Colectivo de autores: Temas de introducción a la formación pedagógica. Editorial
Pueblo y Educación. La Habana.2004
Jaime Ojea, Rosa Ana y Tamayo Roca, Carlos: Estrategia curricular de técnicas de
estudio. 2011-2012. Universidad de Ciencias Pedagógicas Frank País García.
Parra Vigo, Isel y otros: El perfeccionamiento del sistema de formación y superación
del personal docente (Seminario nacional de preparación del curso escolar 2010-
2011), Ministerio de Educación, Imprenta Federico Engels, La Habana, 2010.
Paz Domínguez, Irela y otros: Formando al educador del siglo XXI. Reflexiones,
experiencias y propuestas pedagógicas. Curso preevento 68. Congreso
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Tissert Debrosse, Yaritza y Neosotis Carbonell Lahera: Estrategia curricular de
atención a la diversidad. 2011-2012. Universidad de Ciencias Pedagógicas Frank
País García.