Esto es algo muy antiguo. Por el siglo 3 ó 4 muchos, o casi la mayoría, de los bautismos eran de personas adultas y debían pasar por un catecumenado. Entonces había una persona que se llamaba “el garante”. Era una persona que garantizaba que quien se iba a bautizar estaba bien preparado.

Para todo bautismo,

sea de niño o de adulto, se necesitan

los padrinos.

El garante por lo tanto debía ser una persona instruida en la religión y de conducta buena. Era el encargado de instruir a quien quería bautizarse y presentarle a los

encargados de la comunidad cristiana.

Este garante, en la antigüedad, debía acompañar al que quería bautizarse en la preparación del bautismo. Por lo menos debía estar al tanto de cómo iba en la catequesis.

Cuando por el siglo VI ya lo normal era que se bautizasen los niños, el padrino era ya otra cosa. Su responsabilidad ya no era tanto para antes del bautismo sino para después. Seguía siendo “garante” en cuanto se comprometía a educarle en la fe.

Es decir, hacer un poco de catequista para las primeras enseñanzas, la cruz, oraciones, etc. Y con estos ideales hemos ido llegando a nuestros días.

La costumbre hace que tengamos dos: padrino y madrina. Esto del tener dos parece que comenzó para mejor garantizar la formación cristiana de ese niño. También se hace porque los padres pueden faltar y a veces porque esos padres no son muy cristianos.

De suyo la norma de la Iglesia es que cada uno tenga un padrino o madrina, sea el bautizando niño o niña.

Lo del enseñar la fe, si los padres son muy buenos cristianos, los padrinos suelen sentirse un poco exentos de estas obligaciones. Hay veces que se buscan padrinos para que les ayuden materialmente. No es que sea malo; pero lo importante es ayudar para la nueva vida.

Por eso se pide que los padrinos sean buenos cristianos para que ayuden en la fe y den buen ejemplo.

Hay algo sobre los padrinos que no se suele decir tanto. El padrino o madrina queda relacionado bastante con el ahijado, en el sentido no material sino espiritual, de modo que contrae un parentesco espiritual.

Esto quiere decir que, a no ser con una dispensa especial, no se pueden casar entre ellos. Por ejemplo: un padrino con una ahijada.

Hay que distinguir si el bautismo es solemne o se hace en privado en caso de necesidad. En primer lugar, nadie puede bautizarse a sí mismo, aunque tenga mucho interés o necesidad. En este caso le bastaría el deseo: tener un verdadero deseo juntamente con el arrepentimiento de los pecados.

¿Quién puede administrar el bautismo? De

hecho es Jesucristo quien bautiza, pero a través de una

persona.

Se necesita alguien que lo administre. Este alguien debe saber lo que está haciendo o por lo menos querer hacer lo que hace la Iglesia. No hacerlo en plan de broma sino con la intención con que lo hace la Iglesia.

Debe usar la materia propia, como es el agua. Y debe saber la fórmula que usa la Iglesia.

Una vez en un colegio de jesuitas en Beirut un niño judío, que había oído atentamente lo que era el bautismo, tubo un deseo grande de bautizarse. En el colegio le dijeron que no le podían bautizar, pues sus padres eran judíos (medio extremistas) y estaban totalmente opuestos.

Pero este niño judío se fue

con un compañero a

un lugar oculto y el compañero

le bautizó. Quedó

bautizado, pero no actuaron

bien.

El bautismo de ese niño judío fue válido, pero no lícito. Para que el bautismo sea lícito debe hacerse, a no ser en caso de necesidad, según las reglas de la Iglesia. El celebrante debe ser al menos diácono (todos los sacerdotes son diáconos también).

Normalmente debe hacerlo el párroco en su parroquia u otro sacerdote o diácono con permiso del párroco.

En caso de necesidad, por ejemplo que un niño se esté muriendo, cualquier persona puede administrarlo, aunque no sea ni cristiano. Eso sí: debe hacerlo con agua, usando la fórmula correcta y teniendo las intenciones de hacer lo que hace la Iglesia. Si hay un sacerdote debe hacerlo él; después si hay un diácono.

Si hay varias

personas, la última persona posible

debería ser la madre del niño.

Un bautismo urgente y muy privado es también un acto de la Iglesia; y el bautizado de manera muy privada también es acogido por toda la Iglesia. Y esto es porque ese nuevo bautizado comienza a pertenecer al Cuerpo Místico de Cristo.

Desde el momento

que es bautizado

es parte de la Iglesia.

Iglesia soy, y tu también, en

el bautismo renacimos a

una vida singular,

Automático

y al confirmar, hoy nuestra fe, lo proclamamos compartiendo el mismo pan. 

No vayas triste en soledad, ven con nosotros y verás a los hermanos caminando en el amor.

Ven con nosotros y serás en la familia un hijo mas: 

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¿Quién puede ser bautizado? En primer lugar, las personas adultas que lo deseen, que sepan lo que es el bautismo con sus responsabilidades y que estén arrepentidos de sus pecados. Si es niño pequeño sólo debe ser bautizado quien vive en una sana familia cristiana o tenga la suficiente garantía de ser educado después como buen cristiano.

Normalmente no se debe bautizar a un niño cuyos padres no son cristianos y no quieren que se le bautice, aunque circunstancialmente vivan en otro ambiente. Su felicidad eterna no dependería de lo que recibió en el bautismo, sino de su educación posterior. No basta bautizar a alguien, sino hacerlo bien, con ciertas garantías de futuro.

Se le debe bautizar, cuando provenga de un aborto, aunque sea intencionado: de forma absoluta si está vivo o de forma condicionada si se cree que está muerto. A veces hasta dentro del seno de la madre. Hay métodos para ello. Les habremos hecho el mejor regalo que podrían tener.

A un niño que nace con gran peligro de muerte sí se le debe bautizar. Y aunque parezca muerto, mientras no se sepa sobre la certeza de la muerte. En este caso habría que decir: “Si estás vivo”.

Hoy se puede retrasar para encontrar un tiempo más oportuno; pero una familia cristiana no debe retrasar demasiado el gran regalo que se le puede hacer al niño.

A un niño, que nace normal y sano ¿Cuánto tiempo debe pasar para que se le bautice? La Iglesia aconseja que sea cuanto antes. Antiguamente el consejo era casi obligación, porque los peligros de muerte eran mayores y más frecuentes.

Es bueno lo del buscar una ocasión oportuna, con tal que no sea retrasarlo mucho. Esta ocasión oportuna podría ser el hecho de realizarlo en la Vigilia pascual o en otra fiesta que el acto pueda ser beneficioso para una comunidad cristiana.

¿En qué lugar debe ser el bautismo? Debería ser en la propia parroquia. También en otro templo, habiéndolo tratado con el párroco. El templo es algo simbólico de la comunidad, a la que ingresa. El hecho de ir al templo da sacralidad al sacramento, pues el bautismo es una consagración al Padre.

Para hacerlo en la casa propia, debería haber buenas razones para ello con sus convenientes permisos.

Y dentro del templo, el hacer el bautismo en la pila tradicional del pueblo simboliza la unión no sólo con la comunidad presente sino también con los antepasados cristianos, quizá algunos de vida santa.

El bautismo es algo maravilloso que se realiza en nuestra débil naturaleza. Es algo así como pasa en un espino cuya naturaleza es dar espinas: si alguien hace un buen injerto de rosas, ese espino puede dar rosas hermosas.

Alguno ha hecho esa diferencia entre la alabanza a Dios realizada por un pagano a la realizada por un bautizado, que tiene el gran valor de estar unido a Cristo.

Por el bautismo estamos unidos a Cristo como un brazo está unido al cuerpo. De modo que, si alguien golpea mi brazo, me está golpeando a mi. Lo mismo podemos decir con el ejemplo de la luz: Puede haber una máquina eléctrica muy hermosa y eficiente; pero si se corta el cable que trae la corriente, no puede funcionar.

Terminamos recordando que el bautizado está unido a Dios, la Santísima Trinidad, de una manera muy diferente que todas las demás criaturas que vemos. Y lo está porque ahora ya tiene una nueva vida, participación de la vida de Dios.

Automático

hijos tuyos para

siempre.

grabada en

nuestra entraña

para siempre.

Que los bautizados

estemos con María en el cielo.

AMÉN