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ESTADO, SOCIEDAD CIVIL Y EMPRESA TOMÁS CALLEJA C U A D E R N O S EMPRESA Y HUMANISMO I N S T I T U T O 64

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INDICE

1. INTRODUCCION

2. LA SOCIEDAD CIVIL INDEFINIDA

3. ECONOMIA Y PODER

4. SOBERANIA Y RESULTADOS

5. EL PARLAMENTO PARALELO

6. LA DIALECTICA MACRO-MICRO

7. LOS LIMITES DEL ESTADO

8. LA REINGENIERIA DEL ESTADO

9. AÑORANZA DE LA DEMOCRACIAPOSIBLE

NOTA BIOGRÁFICA

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INTRODUCCION

La esencia de la empresa no es fácil dedefinir, pero su misión está siempre rela-cionada directamente con la creación deriqueza y bienestar, y este norte debe presidir,de alguna forma, todos y cada uno de sus obje-tivos.

Pero la esencia de la empresa tiene muchosmás componentes e ingredientes que hacen deella una aventura humana tanto más estimu-lante cuanto más rica conceptualmente y cul-turalmente sea esa esencia. La empresa, comoconcepto, ha cambiado mucho, se ha enri-quecido mucho, y cambiará más en el futuro.

Hay dos aspectos configuracionales delentorno de la empresa que son importantes,tanto separados como juntos, y ambos con-forman dos referencias esenciales para el desa-rrollo, realización y progreso de la empresa.

Por un lado, la Sociedad Civil, con susvalores, historia, componentes y vida, que esentorno, referencia y mercado para laempresa, la cual, al mismo tiempo, forma parteimportante de esa Sociedad Civil.

Por otro lado, el Estado, con su gobierno,administración, instituciones y operativa, quetambién es entorno, referencia y mercado para

la empresa, pero que condiciona, con sutrabajo y su labor, las características delentorno operativo de la empresa.

Además, las relaciones y el reparto de fun-ciones y poder entre Estado y Sociedad Civilson importantes para la competitividad estruc-tural de la empresa, esa parte de la competiti-vidad sobre la cual la empresa crece y cons-truye la otra parte de la competitividad, laparte que depende de ella y de su trabajo yesfuerzo.

Alrededor, y en función de las característicasde ambas partes de la Sociedad, Estado ySociedad Civil, se establecen y construyen posi-bilidades y oportunidades para la empresa, asícomo dificultades y amenazas, y el funciona-miento de la empresa depende, en parteimportante, del entorno formado por esaspartes de la sociedad y del equilibrio y comple-mentariedad entre ellas. Merece la pena refle-xionar sobre estos aspectos, y lo hacemos aquíabordando diversas perspectivas de esas rela-ciones y la necesidad de reconfigurar ciertascaracterísticas del Estado y de la Sociedad enbeneficio de la Sociedad como conjunto.

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LA SOCIEDAD CIVIL INDEFINIDA

La crisis actual es importante, extensa yestructural. Cada vez hay menos personas queno admiten esto, y son de destacar las muchasy crecientes referencias y comentarios a estacrisis actual y las distintas interpretacionessobre ciertos síntomas en cuanto a su posiblesuperación; cualquier acontecimiento aparen-temente positivo es, para algunos, una demos-tración de que estamos saliendo de la crisis y,para otros, un espejismo que alarga la agoníade los que la sufren.

Cada crisis importante, extensa y estructuralha tenido sus causas y sus razones, y esta crisistambién tiene las suyas; y siempre se hatardado en encontrar esas razones más tiempodel que ha llevado realmente buscarlas,porque esas crisis tienen siempre un final quecoincide con, y es consecuencia de, un final dealgo también importante que es, precisa-mente, lo que las origina y mantiene.

Es significativa la transformación de laactitud ante el crecimiento económico queciertos países y sociedades han experimentadoen un período de no muchos años. Hay paísesque se han resignado a no crecer y los hay queestán creciendo espectacularmente. El creci-miento económico debe ser posible en pro-

porción a las diferencias entre países, lo quesupone que debe ser más posible para losmenos desarrollados, si admitimos un procesodeseable y posible de tendencia a la igua-lación.

La competitividad es hoy la medida másexpresiva de los resultados de los esfuerzospara mejorar y, aunque es difícil alcanzarla, nodebe ser moneda diferente para los mismosmercados. Orgullo para los triunfadores,porque la han alcanzado, y justificación defracaso para los perdedores, en base a las difi-cultades que impone la competencia. Estarentre los mejores es siempre difícil, perosiempre hay algunos que lo están, y estossiempre tienen razones para estarlo, quesiempre están relacionadas con su capacidadpara la creación de riqueza.

La capacidad de creación de riqueza estálocalizada y asentada en las empresas, aunquecon su existencia y disfrute estén relacionadosotros agentes sociales y políticos, además deellas. El conjunto de las empresas de un paísconforma la parte productiva de ese país, quesiempre es una parte significativa de laSociedad Civil de ese país.

Las políticas, medidas y decisiones queapoyan a la Sociedad Civil, apoyan a lasempresas y, por tanto, apoyan y facilitan la cre-

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ación de riqueza. Las políticas, medidas y deci-siones que debilitan a la Sociedad Civil, debi-litan a las empresas y por tanto, debilitan ydificultan la creación de riqueza.

La estructura de los Estados Occidentales seha hecho, en los últimos años, más definida,más concreta, más detallada, más poderosa ymás voluminosa. Pero el Estado es la causa dela parte más importante y signifcativa de losgastos fijos de un país, lo que supone siempreun riesgo claro de que el Estado sea un granparásito.

Si el Estado no ayuda y no apoya a laSociedad Civil, a su estructuración y verte-bración, al desarrollo de sus capacidades, elEstado es un gran parásito que se come lacapacidad de creación de riqueza de laSociedad y que, por tanto, la empobrece. Larazón fundamental de la crisis actual demuchos países es, precisamente, que laSociedad Civil sucumbe ante el peso del Estadoy no puede crear suficiente riqueza para sopor-tarlo y, si esta razón no desaparece, la crisisactual no terminará, aunque los espejismosmal interpretados puedan, aparentemente,justificar explicaciones sin fundamento de losinteresados en mantener una situación quecada vez tiene menos justificación.

El aumento necesario de la capacidad decreación de riqueza de la Sociedad Civil pasapor reducir los niveles de condicionamiento yde influencia que el Estado tiene sobre ella enaspectos que exceden las competencias razo-nables y positivas de éste sobre aquella, y pasapor aumentar la vertebración, la intervencióny los mecanismos de expresión de la SociedadCivil, fuera de los canales establecidos y vigi-lados por el Estado.

Una rápida observación a los contenidos delos medios de comunicación actuales nosinforma claramente del exceso de Estado y deldefecto de Sociedad Civil que acusa laSociedad actual. Casi todo es gobierno,política, poder, partidos, sindicatos, presu-puesto público, sector público. Casi nada esempresa libre, liderazgo social, conocimiento,humanismo. Institucionalmente, no existe másque Estado, y los sistemas actuales de repre-senta-ción no funcionan porque son incom-pletos e insuficientes y porque la Sociedad Civilestá referida solamente a las personas y nuncaa las instituciones no estatales, que se agotanen un ambiente no propicio e irrespirable.

Analizando esto desde el punto de vista dela configuración de un modelo de Sociedad,debemos colegir que, en la Sociedad occi-dental actual, el Estado está excesivamente

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definido y la Sociedad Civil está indefinida, conindefiniciones que son consecuencia directa deaquella excesiva definición y que dificultan lasiniciativas para la creación de riqueza, en suglobalidad y su especificidad diversa.

La Sociedad Civil indefinida es la riquezaindefinida, la decisión indefinida, la capacidadindefinida, el futuro indefinido... La SociedadCivil indefinida es la indefinición de todo loque debe definirse para superar, de verdad,esta crisis, para establecer el modelo socialcapaz de superarla, para acabar con unmodelo social que no funciona y que no va afuncionar nunca, aunque los parásitos siganinteresados en la aventura imposible dehacerla funcionar.

El Estado no puede ni debe diseñar lariqueza, diseñar las capacidades, diseñar elfuturo de la Sociedad Civil; no puede ni debeexigirle a ésta que soporte su vida impro-ductiva y que se agote en un esfuerzo inútilque lleve a ninguna parte. La libertad tieneespacios no inventados, no descubiertos, quetienen puertas y ventanas a la riqueza y a lailusión.

La máquina perfecta y regulada de unEstado vampiro no puede, en ningún caso,estimular la solución de la Sociedad Civil inde-finida, que debe inventar su propia solución

desde la libertad, libertad que sí puede esta-blecer y sí debe establecer el Estado.

Los niveles de definición del Estado debenserlo para la definición de un Estado decre-ciente, que deje espacios y aires a la SociedadCivil. Ya hay experiencias concretas y positivasde intenciones en esta dirección y de esfuerzosde personas que luchan por esto, ante la opo-sición de los parásitos.

La Sociedad Civil indefinida es la manifes-tación de la razón profunda de esta crisis queno se resolverá, de verdad, más que cuandoempiece a nacer la nueva sociedad, apoyada ybasada en la Sociedad Civil definida, en laSociedad Civil vertebrada, en la Sociedad Civilcreadora de riqueza y equilibradora producti-vamente de un Estado que, al servirle, se enri-quece y enriquece a la Sociedad, consiguiendoese crecimiento económico que ha dejado deser posible para la Sociedad Civil indefinida.ECONOMIA Y PODER

Los estudiosos de la sociología y del mana-gement están muy cerca del diagnóstico de losproblemas actuales de la sociedad y tambiénmuy próximos en sus planteamientos, porqueambas ciencias tienen un número creciente depuntos de común observación y coincidencia.

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La mayoría de ellos coinciden en que for-mamos parte de una sociedad agotada y endecadencia, que no acaba de fenecer porquelos agotados y los decadentes se resisten adesaparecer y porque no se termina de confi-gurar un nuevo modelo de sociedad que,además de atractivo, sea posible.

Se bautiza a esa sociedad futura con dife-rentes apelaciones, muchas de ellas ruptu-ristas; la sociedad de la post-información, lasociedad post-industrial y la sociedad postcapi-talista nos hablan de la sociedad del “después”y nos sugieren una necesidad del despuésmotivada por un desprecio del ahora.

Pero cualquier camino debe ser comenzadoahora, desde nuestro ahora difícil y desalen-tador. No tenemos otro camino que alguno delos posibles existentes hoy, y no podemosempezar a andarlo mientras las diferentesvoluntades empujen cada una hacia una alter-nativa diferente y el movimiento resultantesea siempre cero y hacia abajo.

Vivimos en una sociedad condicionada porla economía de los recursos, y los países queaciertan son aquellos que saben gestionaróptimamente sus recursos y obtienen mayorout-put que otros por unidad de recurso uti-lizado; el secreto está en utilizar todos losrecursos y utilizarlos bien.

Uno de los condicionantes de la aproxi-mación a ese secreto del éxito es el poder, omejor dicho, las estructuras de poder queinfluyen sobre las decisiones de utilización delos recursos, en cantidad, en cualidad y enmodo.

La referencia del poder a la economía se sus-tancia en dos coordenadas fundamentales;una es el reparto de poder entre el Estado y laSociedad Civil y otra la concentración delpoder en ambos estamentos. Estas dos coorde-nadas sitúan las valoraciones de ese equilibrioinestable entre poder y economía, que puedeestimular o impedir el progreso, en un amplioabanico de posibilidades.

El desequilibrio en el reparto de poder entreEstado y Sociedad Civil se decanta, siempreque existe, en favor del Estado, porque lasactuales instrumentaciones del concepto dedemocracia, hacen siempre posible la prepo-tencia del Estado y bastante difícil la verte-bración positiva de la Sociedad Civil. El dese-quilibrio en la concentración de poder es unasunto complejo que tiene relación con eldesarrollo cultural y legislativo de la sociedad.

Sabemos que los gobiernos que desarrollanEstados excesivos se endeudan por encima delas posibilidades del país que son capaces dehacer y recorren un camino

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hacia la bancarrota cuya única variable nodefi-nida es el tiempo. Sabemos también quelos gobiernos que no desarrollan Estados sufi-cientes se diluyen y estimulan una diversidadque hace casi imposible la cooperación. Lasdiferentes alternativas de los gobiernos enrelación con el equilibrio “Economía Poder” seenmarcan dentro de los cuatro extremossituados entre las decisiones de MANDARMUCHO o POCO sobre MUCHO o POCO.

MANDAR MUCHO sobre MUCHO equivale ala operativa de un Estado prepotente en susdiversas versiones, con ausencia de la SociedadCivil. Todas las experiencias conocidasdemuestran que esta alternativa es ruinosa,que no se utilizan todos los recursos y que losutilizados no se utilizan bien; se identifica fre-cuentemente con sectores públicos excesiva-mente grandes, administraciones públicasexcesivamente caras y deudas públicas excesi-vamente gravosas.

MANDAR POCO sobre POCO equivale a unaausencia de poder necesario que contamina lasestructuras sociales en una perniciosa indefi-nición conducente al caos social. En ningúncaso de los dos mencionados el Estado puedeoptar a ser competitivo.

Las alternativas modernas y respetuosas secentran entre MANDAR MUCHO sobre POCO o

MANDAR POCO sobre MUCHO. El futuro de lassociedades verdaderamente progresistas y pro-gresadoras va en alguna de estas direcciones ylos diagnósticos se decantan por aquellas quefacilitan la configuración más posibilista, felizy productiva de la Sociedad Civil.

MANDAR POCO sobre MUCHO es el hori-zonte del neoliberalismo, representa unaapuesta por la integración y necesita unasociedad educada que comparta valores colec-tivos y practique comportamientos respe-tuosos y dignos por convicción.

MANDAR MUCHO sobre POCO es el hori-zonte del postcapitalismo, representa unapuesta por la profesionalidad y requiere unagestión directiva de las AdministracionesPúblicas orientada a resultados.

El equilibrio inestable entre economía ypoder se decanta hoy en contra de la eco-nomía, en un itinerario hacia la miseria y laquiebra de los países más desequilibrados. Eseequilibrio debe ser rediseñado desde elobjetivo de estimular la producción de lasempresas, concebidas como unidades produc-tivas de una Sociedad Civil que progresa con eltrabajo y con la motivación de los resultados.

La inteligencia y el trabajo deben hacerposible un equilibrio más productivo; pero,

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para ello, hay que modificar profundamentelas actuales estructuras de poder. O las cam-biarán, de nuevo, la pobreza y del desempleo.

SOBERANIA Y RESULTADOS

La idea de soberanía ha constituido desiempre una permanente referencia de volun-tades y de comportamientos de las personas,las sociedades, los países y las naciones. Perono ha tenido siempre el mismo significado nila misma interpretación, ni ha orientadosiempre acciones de la misma naturaleza. Enlos países desarrollados, la idea de empresa, ensu evolución, ha sido el elemento principal dela evolución del sentido de la soberanía.

Las relaciones de autoridad, como concepto,se han movido en la idea de soberanía, desdecontextos de poder a contextos de resultados,y estos dos contextos, poder y resultados, sehan relacionado de manera diferente enfunción de las raíces culturales y los riesgos deinestabilidad; poder, por qué, en qué y paraqué, son las preguntas cuyas respuestas hanevolucionado con el progreso, matizando laidea de soberanía. Ahora pensamos yactuamos cada vez más en términos de resul-tados, y los detentadores, representantes yusufructuarios de la soberanía han modificado

su lenguaje y sus actitudes para expresarse yactuar en esos términos, lo que supone uncambio sustancial originado por el desarrolloempresarial. El management diluye de formacreciente las tradicionales ideologías políticas.

El concepto de soberanía nacional, a la vistade las referencias de resultados que hoymueven a las personas y a las organizaciones,ha sido la bola más vacía y la referencia máscara de la historia de la humanidad; en cual-quier caso, mucho más cara que lo que sería elverdadero, justificable y rentable coste delconcepto en términos de estrategia empre-sarial, que hubiera casi siempre condenado laviolencia como mecanismo de tratamiento dediferencias, mecanismo siempre situado entrelos más caros.

En términos de resultados, que es la refe-rencia inevitable actual y futura, la soberaníanacional es un concepto a reorientar y redi-señar y, como el actual concepto de Estado seha configurado, en una parte importante, enbase a esa referencia, el concepto de Estadotambién es un concepto a revisar.

La idea de soberania se basa en la propiedadde las cosas y en la autoridad de las propiasdecisiones, o de aquellas que las afectan, peroes importante sustanciar el alcance personaldel término propiedad y del término autoridad

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porque, en realidad, no resulta posibledetentar de manera propia y personal la sobe-ranía nacional, porque para cada personaexiste una idea diferente de hacerlo y unaimagen diferente de su soberanía; la soberaníanacional no se sustancia personalmente y, entérminos de resultados, no es siempre sopor-table intelectualmente.

No tenemos pues, más remedio que refe-rirnos al tema en términos económicos y, portanto, en términos de resultados económicos y,en base a ello, establecer las nuevas coorde-nadas para los Estados, localizando cada unode ellos en sus valores reales que los acercanobjetivamente al éxito o al fracaso, porque elsacrificio humano y económico no puede ser,en ningún caso, el precio de la soberanía;medido en resultados, ese sacrificio es unresultado muy malo y siempre consecuencia depolíticas no inteligentes.

Dicho en otras palabras, la idea de soberaníaestá pasando de ser una referencia política aser una referencia económica; los países conpoder y respetados son los que juegan y gananen el campo de la producción y la competenciay no los que tratan de ejercer una soberaníavacía en el campo de la ideología y del poderpolítico exclusivamente interno.

En ese sentido, es observable que los paísesmodernos, los países con espíritu práctico yvoluntad productiva y, en definitiva, los paíseslíderes, tienen empresas líderes que operanlibremente en los mercados sin excesivos con-dicionantes políticos ni intervencionismossiempre limitadores y distorsionadores de unarealidad deseable e inalcanzable en ese con-texto. La transformación de países comoJapón, en lo que supone el entendimiento dela soberanía, es un ejemplo a seguir pormuchos otros con las debidas diferencias a lostemas culturales y de conformación de valorestanto sociales como morales, tanto personalescomo colectivos.

No es posible, y esta imposibilidad es cadavez más constatable, y el tiempo hace cada vezmás tardía la oportunidad de comprenderla, lacoexistencia de un Estado ampuloso e inter-vencionista y de empresas productivas ylíderes, porque los recursos escasos deben serbien administrados y no lo pueden ser enesquemas donde el Estado administra unaparte excesiva de ellos. A la vista de los resul-tados, de todos los resultados conocidos, laidea que se instala día a día con más fuerza eslo que va siendo llamado, quizás con no muchoacierto, Estado Mínimo, como orientación deun esquema posible para facilitar el creci-

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miento de la producción y de la riqueza y, portanto, del poder económico y, por tanto, de lasoberanía nacional, que abandone, de algunamanera, contextos de diferenciaciones no pro-ductivas basadas en ideologías, historias yfronteras y otros esquemas que, por obsoletos,están haciendo cada vez más lejana y falta designificación la idea tradicional de nación. Esmuy difícil, por no decir imposible, una convi-vencia productiva de los representantes de unEstado ampuloso e intervencionista con unoslíderes sociales significados y representativosque han accedido a ese liderazgo como con-ductores de empresas importantes quegeneran riqueza y bienestar e influyen en lasociedad, y que lo ejercen como manifestacióny práctica del papel que las sociedadesmodernas adjudican a las empresas líderes y alos líderes de las empresas.

Es mejor hablar de soberanía en términos deresultados; cambiar el lenguaje y la intención,cambiar las referencias que han hecho que,hasta ahora, el tema se haya planteado sola-mente en términos ideológicos, porque yaexisten todas las constataciones necesariaspara saber que el coste de ese enfoque ha sidomuy caro, seguirá siendo cada vez más caro, yes insoportable para muchos, sobre todo para

aquellos que tienen que soportarlo económi-camente y socialmente.

Si la soberanía se mide por el peso, eltamaño y el coste del Estado, está claro que,cada vez más, soberanía significará pobreza, yno es inteligente poner este precio a la sobe-ranía por razones egoístas de clase.

Si la soberanía se mide por la producción yel poder económico, o por los resultados, quees lo mismo, está claro que, cada vez más,soberanía significará riqueza y bienestar y esinteligente poner este objetivo a la soberaníay exigir al Estado que lo haga posible.

Si el Estado lo hace posible y las empresas lohacen próximo, está claro que han empezadoa andar el nuevo camino en el que debenandar juntos un Estado diferente de muchosde los que conocemos y unas empresas dife-rentes de muchas de las que conocemos.

Soberanía y resultados son las nuevas coor-denadas de común afectación y referenciapara los Estados modernos y para las empresasde futuro. La economía no es una disciplina; esla vida misma y el pasado no hay que inven-tarlo.

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EL PARLAMENTO PARALELO

Esta crisis tiene algo de especial y, muy pro-bablemente, no va a poder resolverse como lasque anteriormente han afectado a la sociedadindustrial, llamando así a la sociedad que se haconfigurado en la vida de los países desarro-llados de los últimos cincuenta años. El esce-nario de esta crisis no se arregla con un cambiode decorados, porque la crisis ha ocupado todoel teatro. Es posible que haya que cambiar elguión, los actores y quizá, también, ladirección.

Esta crisis es un verdadero reto a la capa-cidad de respuesta de los modelos sociales y ala capacidad de innovación de quienes losinfluyen; la jerarquía de las decisiones ha cam-biado y quienes las toman influyen de maneradiferente a la que pretenden, porque las deci-siones se simultanean unas con otras y seinfluyen unas a otras permanentemente. Escada vez más importante hacer que decir, y eldecir solo es importante cuando está cerca delhacer. La capacidad de respuesta de las socie-dades modernas escapa de las palabras y seasienta fundamentalmente en las acciones; lacapacidad de respuesta de los que dicen estácada vez más vacía y la capacidad de respuestade los que hacen está cada vez más llena.

Los que dicen lo que deben hacer los demásnecesitan aumentar su potencia de emisiónporque se les oye, o se les escucha, cada vezmenos. Los que dicen lo que deben hacer losque hacen ya no tienen bastante poder paraque se les obedezca; necesitan coherencia ycohesión para que su palabra sea fluido deorientación de sinergías y voluntades solidariashacia la acción productiva. Los que dicen queestamos saliendo de la crisis, no escuchan a losque hacen y, por tanto, no tienen razón.

La dicotomía entre los que dicen y los quehacen es una de las debilidades presentes enlas sociedades perdedoras, en esta carreracompetitiva hacia el progreso y la influencia.La manifestación más perniciosa de esa dico-tomía es la separación intelectual y operativaentre el Estado y la Sociedad Civil y la enfer-medad más peligrosa es la confrontación entreambos; donde esto se produce, la superaciónde esta crisis será difícil. En este caso, lasempresas deberán hacer mejor su papel y elEstado deberá hacerlo diferente.

El Estado no debe ser entendido y confi-gurado como la referencia inamovible ypoderosa que condicione todo, sino como elentorno en el que la sociedad vive, opera y sedesarrolla. Los que hacen entorno, lo hacenpara la sociedad y para la parte de la sociedad

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que produce riqueza; si el entorno no es favo-rable a la creación de riqueza, las empresas noproducen ni venden y la sociedad se empo-brece. Es necesario entender la función de losgobiernos no tanto como administradores,sino como constructores de entorno; solodesde este entendimiento, y acertando, sepuede salir de la crisis; los países que así loentienden, están empezando a salir; los otros,no.

Cuando el Estado no es entendido como unentorno y cuando el gobierno no construyeentorno, las empresas se agotan en un intentoimposible de producción de riqueza, y debentratar de hacerlo a pesar de la dificultad queles presenta un entorno hostil y desde elsilencio de un alejamiento de las dos partes dela sociedad que, en el ideal actual, deben con-vivir. El Estado se despega así de la SociedadCivil y abandona el terreno de la realidad;ocupa una parte distante del espacio sideraleconómico y se aleja de la vida de aquellos enquienes influye.

Este alejamiento, esta desconexión galáxicaen la que el Estado se monta su propia órbita yla recorre sin saber quien está en su centro,tiene un coste social importante, que suelereflejarse en un incremento insoportable de sudeuda; ello origina que la sociedad productiva

se monte su Estado imaginario, lleno de año-ranzas, y aparezcan personas y voces que seanreferencia de voluntades e intenciones de loque debiera ser y no es; la sociedad productiva,que es capaz de sobrevivir en ese entornohostil, crea entonces el Parlamento Paralelo,como conjunción de intenciones de un nuevoproyecto que, siendo necesario, es imposibleen la actual instrumentación del Estado.

El Parlamento Paralelo, invisible y multiper-sonalizado, está compuesto por todas aquellaspersonas e Instituciones que son conciencia ymemoria de la necesidad de modificar elentorno sólido e impermeable de un Estadodevorador de recursos, cambiándolo por unentorno flexible y permeable que estimule eltrabajo bien hecho y la creación de riqueza porquienes deben y pueden hacerlo. Un Estadoflexible y permeable que construya entornoestablece dos referencias modernas que se hansignificado como muestra de excelencia insti-tucional política; por un lado, reduce elalcance de sus actuaciones operativas almínimo imprescindible y necesario para garan-tizar la realización de su importante función;por otro, establece, estimula, enriquece,defiende y preserva el acervo de los valorescolectivos de la sociedad a la que enmarca yrepresenta.

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Los valores colectivos de una sociedad sonsavia y combustible imprescindibles de un lan-zamiento económico que no llegará en suausencia; cuando no existen, o han desapa-recido, estos valores deberán ser recreados porel Parlamento Paralelo que, con el trabajo delos profesionales y la guía de los líderes, haráequipo y hará sociedad orientada a la creaciónde riqueza y al desarrollo verdadero y soli-dario.

En sociedades carentes de valores colectivos,perdida o inexistente su capacidad agluti-nadora de intereses e ilusiones, ocurre que laspreocupaciones, los entendimientos e, incluso,los lenguajes de los líderes políticos y de loslíderes sociales difieren y parecen referirse asociedades diferentes; cuando esto ocurre, esel Estado el que debe de modificar sus enten-dimientos y sus lenguajes porque los de laSociedad Civil son, por definición, los obje-tivos.

El Parlamento Paralelo lo forman hoy todasaquellas personas convencidas de la necesidadde que esta crisis exige una profunda reinge-niería del Estado, un inteligente rediseño de supapel y de su organización, un verdaderocambio de sus procesos. Muchas empresas,acuciadas por la crisis, lo están haciendo conéxito; el Estado lo necesita más que muchas de

las empresas que lo consideraran imprescin-dible; y las empresas necesitan que esa reinge-niería del Estado se realice.

Los que dicen y los que hacen deben refe-rirse a lo mismo, a la misma visión del pro-blema y de la solución; cuando los resultadosno son favorables, hay que cambiar el mensajey los que dicen deben cambiarlo mirando a losque hacen y recibiendo de ellos el asenti-miento de un eco amplificado.

El Parlamento Paralelo es hoy una necesidadde las sociedades modernas que eligen, deverdad, el camino del progreso. La reinge-niería del Estado hay que orientarla hacia laSociedad Civil; si se hace en otra galaxia, nofunciona. La competitividad del Estado es unade las más difíciles de conseguir, pero es,quizás, la más necesaria.

Si el Parlamento Paralelo existe y es fuerte,se superará la crisis; si no, seguiremos con ella,cada parte en su galaxia y en imposible comu-nicación.

LA DIALECTICA MACRO-MICRO

En muchos aspectos que afectan a la vida delas personas y de la sociedad se han abiertodistancias, abismos a veces, entre la atmósfera

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de los discursos de quienes tratan de influir enlos demás y el mundo próximo y palpable de larealidad.

Parece que la microeconomía se refiere a lotangible y trata ciertos aspectos de la realidad,y da la impresión de que la macroeconomía serefiere a lo intangible y es instrumento del diri-gismo. Parece que existe una correlación entrela extensión del ambiente macro y el creci-miento del Estado y parece que existe otracorrelación entre el sometimiento de la rea-lidad micro a la atmósfera macro y el debilita-miento de la empresa como agente socioeco-nómico. En los últimos años nos hemos alejadode un entendimiento de lo macro como meca-nismo de construcción de referencias para lacreación de un entorno favorable para lomicro, de una concepción de lo macro como unmedio; ciertas ideologías han convertido estemedio en un fin y ahora nos estamos ente-rando de las consecuencias y de la gran dife-rencia que existe entre ambos entendimientos.

La empresa es el agente productivo de laSociedad Civil y el Estado es la sociedad no civilo la parte no civil de la sociedad; lo tangible ylo intangible, en la empresa, confrontan susequilibrios en los resultados, y lo tangible y lointangible en el Estado deberían también con-

frontar sus equilibrios en los resultados de lasempresas a las que afecta y condiciona.

Cuando el Estado elige ser la no Sociedad Civil,cabalga sobre un desmesurado crecimiento delo intangible, expresado en el lenguaje de lomacro, desarrollando en exceso una agobiantelegislación para lo tangible, que debilita pau-latinamente lo micro. En estas circunstancias lointangible se erige en intocable y construye unedificio macro en el aire, sin sustento ni con-tacto con la realidad. Ello equivale a una sepa-ración operativa del Estado y la Sociedad Civil.

Este proceso, hoy aparentemente imparable,está trayendo como consecuencia el despres-tigio de los sistemas sociopolíticos actuales,que se refleja en un creciente excepticismopopular sobre las decisiones de los esquemaspolíticos y en la extensión de la búsqueda deformas de vivir satisfactorias fuera de esosesquemas. Las experiencias constantes de lasmanipulaciones verbales en las representa-ciones de las campañas electorales y otros dis-cursos paralelos alejan las órbitas operativasde los diferentes agentes sociales y políticos sinposibilidad de acercamiento.

La configuración del modelo social occi-dental no está acabada, ni mucho menos, pero

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sí está acabada en su orientación y realidadactuales. Es significativo que no haya dosdemocracias iguales; el que no sea evidenteque las haya parecidas, en lo importante,debería orientarnos a un ejercicio de eva-luación y priorización para saber cual de ellases la mejor, a qué distancia está ésta del ideal ya qué distancia estamos cada uno de nosotrosde ambas.

La dialéctica macro-micro es una medidabastante precisa de la confrontación Estado-Sociedad Civil y de esa distancia a que antesaludimos; el poder político y el poder eco-nómico también refieren sus distancias a esaconfrontación.

Los diccionarios de los diferentes idiomasdifieren bastante en los significados y las defi-niciones de la palabra “EMPRESA” y es aleccio-nador consultarlos como referencias de culturaeconómica. Si los significados responden, encada caso, a esas definiciones, en algunospaíses las iniciativas empresariales están reser-vadas exclusivamente a los héroes.

No es vano observar el proceso de susti-tución paulatina de valores colectivos por refe-rencias indefinidas de Estado, lo cual equivalea sustituir valores por imagen y a someter losintangibles personales a las consecuencias deuna orientación programada y despersona-

lizada marcada por un igualitarismo irreal eimproductivo.

La competitividad y la eficiencia son micro;el monetarismo y los parámetros elásticos sonmacro. Con locomotoras económicas, los ana-listas corren el riesgo de caer en la utopía de lomacro, y sin locomotoras económicas aparecedespués la realidad de lo micro. El Estado deBienestar anula la iniciativa empresarial yagota los recursos con un deterioro progresivode la economía, un incremento insoportablede la deuda y la generalización de actitudes ycomportamientos insolidarios, prepotentes ydesconsiderados, situaciones que deben abrirel campo de las ideas a la necesidad de otromodelo social que arranque de la convicciónde que la ética social se debe manifestar en losmercados de intangibles y se debe expresar, enprimer lugar, en el lenguaje de lo macro.

Todo esto tiene como norte de conside-ración la necesidad de regenerar los mercadosde intangibles, mediante una verdaderavoluntad de estimular la educación y el creci-miento del conocimiento, como bases de pro-greso social, y de alentar una permanenteactitud de alerta, de captación de la verdaderainfluencia e importancia de los intangibles ysus mercados, como referencia de culturasocial y respeto humano. La concienciación

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positiva y voluntaria de advertencia inteli-gente respecto al uso de intangibles y sudigestión prediseñada es la más modernaexpresión de la todavía necesaria vocación delibertad de los países modernos.

El papel y el trabajo de filtro a que ello con-lleva corresponde a las personas y a las Institu-ciones de la Sociedad Civil, papel al que nodeberán renunciar para construir el edificio delos valores colectivos de la sociedad futura, enla que la referencia de Estado no sea el únicohabitáculo ciego y sin ventanas de valores, hoyausentes y necesarios.

Los componentes intelectuales del modelode sociedad al que hemos llegado, sin quererlode verdad, son insuficientes para limitar com-portamientos que, aprovechando la estructuralegal, son socialmente intolerables y humana-mente desconsiderados; el que esto sea posibleno quiere decir que sea inamovible; la intelec-tualidad tiene, como siempre, retos lejanosque supondrán esfuerzos necesarios de pensa-miento y comportamientos ejemplares degenerosidad.

La dialéctica macro-micro debe ser resueltaa favor de la Sociedad Civil y de la micro, en elnorte del sur al que nos dirigimos.

LOS LIMITES DEL ESTADO

La globalización de la economía y la mun-dialización de los mercados han originado elcrecimiento del número de los agentes quecompiten en cada arena económica, hanaumentado la intensidad de los esfuerzosnecesarios para el éxito empresarial y hanextendido la gravedad de las consecuencias delos errores de las empresas; ahora hay quehacer las cosas muy bien, y eso es difícil, y loserrores se pagan muy caros, y eso es muy malo.

En esa aventura trabajosa por el éxitoempresarial, nadie duda de que el papel delEstado es muy importante y de que lasempresas dependen, en parte no despre-ciable, de los niveles de estímulo que elentorno que las condiciona es capaz de facili-tarles, y de que ese entorno está configuradopor unos componentes que se concretan comoconsecuencia casi directa de acciones degobierno y de referencias impuestas por eltamaño y las capacidades del Estado.

El hundimiento de las economías socialistasno occidentales ha consolidado la convicciónindiscutible de que los Estados que se otorganpapeles y responsabilidades que no les corres-ponden, o que corresponden a la SociedadCivil que es lo mismo, fracasan visiblemente, y

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la idea de aproximación a aquel modelo esequivalente al suicidio económico. Ello nosconduce a la conveniencia de que el Estadodebe tener límites tanto en su tamaño comoen sus capacidades, porque el Estado no solono puede sustituir a todos sino que no debesustituir a nadie; representar y servir no debesignificar, en ningún caso, sustituir. Una partedel éxito de las empresas está, pues, en la inte-ligencia del establecimiento de los límites delEstado, y todos debemos colaborar, porquenos va mucho en ello, en la substanciaciónpráctica de esa inteligencia colectiva que con-trola el equilibrio productivo entre Estado ysociedad Civil. No debe ser este equilibrio lasola consecuencia de un debate ideológico,sino también el producto de un trabajo de ver-dadera gestión colectiva de los agentessociales y económicos que conforman elentorno operativo del esquema productivo deun país.

Los límites del Estado debieran establecersesobre bases económicas que abaraten las rui-nosas competiciones de poder; la competiti-vidad del Estado puede ser una primera refe-rencia para racionalizar debate tan difícilcuando se realiza en la arena ideológica; queduda cabe que los Estados compiten, y queunos son ganadores y otros son perdedores en

esa competencia, cuyas consecuencias semiden en resultados de las empresas a las quecada Estado condiciona; no debiera ser tandifícil establecer relaciones coste-beneficio decada incremento de la presión fiscal paraobtener el punto de equilibrio a partir del cualel siguiente dinero recaudado produce, admi-nistrado por el Estado, un resultado inferior alque se produciría si ese dinero quedara enmanos de otros agentes, empresas y personas,para su utilización productiva; la mayor partede los Estados Europeos han superado concreces ese punto de equilibrio y se muevenperezosamente en campos de ineficacia e ine-ficiencia productiva cada vez menos justifi-cables que han alejado a Europa de un prota-gonismo que debe recuperar.

Tener presupuestos generales y no esta-blecer una dinámica operativa de elaboraciónde Balance y Cuenta de Resultados es la rea-lidad frecuente de los Estados no porque esaelaboración no sea posible, sino porque lo quede ello se deduciría resultaría del todo inexpli-cable en términos económicos; claro está quedebería diseñarse una filosofía conceptual yoperativa de tales instru-mentos fuera de loconvencional para la empresa, pero el ejercicioayudaría sin duda a establecer, desde esa refe-rencia, el equilibrio Estado Sociedad Civil que

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tan difícil parece de orientar, ya que no haydos Estados iguales, lo que equivale a decirque no hay dos democracias iguales.

El ejercicio de establecer, en bases racio-nales, el Activo y el Pasivo del Estado daríaresultados preocupantes en muchos de ellos,aumentaría el conocimiento y las posibilidadesde Control del Estado y avisaría de la proxi-midad de las quiebras de los Estados, en vez depresentarse éstas sorpresivamente, como lohan hecho en muchas de las acaecidas en loque va de siglo.

Es muy posible que, para los paísesmodernos de verdad, la libertad deba definirsede nuevo, como ya ha ocurrido varias veces enel pasado; hoy, la libertad, o una parte impor-tante de la libertad, se define en términos defiscalidad, al menos en aquella parte en quelibertad y solidaridad no están enfrentadas,parte que debe ser cada vez mayor, si la culturaes cada vez mayor, como debe ser. Cultura y fis-calidad colaboran hasta cierto límite, porencima del cual se enfrentan.

En este sentido, la libertad, ese paradigmainalcanzable que hace posible la felicidad, estáfacilitada, asegurada podríamos decir, por loslímites del Estado, y dificultada cuando esoslímites no están definidos ni asegurados.

Si los límites del Estado no están definidos,el Estado es siempre más grande de lo quedebe ser y la libertad es siempre más pequeñade lo que debe ser; Estado y Sociedad Civilmarcan, en su equilibrio, el nuevo norte de lalibertad y la nueva esperanza del progreso dela humanidad y de las personas que la hacen.

LA REINGENIERIA DEL ESTADO

Las crecientes dificultades que debenafrontar las empresas hacen que su vida y la desus directivos y empleados esté llena de ten-siones, angustias y sobresaltos, y que la expe-riencia, el conocimiento y la información seancada vez más importantes, imprescindibles,como elementos base de supervivencia.

El desarrollo de las ciencias y las disciplinasque forman ese campo de conocimiento quees el management está marcado, orientado eimpulsado por la necesidad de las empresas deser cada vez mejores y por la necesidad de susdirectivos de hacer cosas que hagan realidadmedible y constatable los objetivos estable-cidos en base a esa necesidad. De ahí esaexplosión que ha hecho del cambio una nece-sidad y que ha estimulado en las empresas undinamismo permanente en el trabajo de serdiferentes y mejores, con la instauración del

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cambio como una referencia inevitable decomportamientos orientados hacia objetivoscada vez más ambiciosos. Y al crecer la esenciay la presencia del cambio como dimensión denormalidad de la empresa, y al hacerse rea-lidad ese ser diferente cada año en calidad yen resultados, se desarrolla el alargamientosemántico de la referencia, que abandona lapalabra cambio, gastada y corta, y establece eltérmino de transformación como puente entredos versiones de la empresa verdaderamente yprofundamente diferentes en dimensión,cultura, funcionamiento y resultados.

La idea de orientar y organizar las activi-dades de la empresa desde la visión de los pro-cesos, y el concepto de someterlos a un trabajode reingeniería, es el mecanismo de moda parahacer el repensamiento, el rediseño, de losprocesos y, hecho esto ampliamente, hacer latransformación de la empresa, a la que muchasempresas se dedican con grandes esfuerzos,con grandes sacrificios y con la esperanza deverlos compensados en la materia-lización deuna empresa nueva, renacida, transformada...que debe seguir cambiando siempre... a mejor.

Mediante la reingeniería, las empresas dis-minuyen en recursos y tamaños y crecen envolumen de negocio y en resultados, apren-diendo a operar con un nuevo y estimulante

dinamismo en esquemas sorprendentementeflexibles y capaces de dar productos y serviciosmuchos más perfeccionados que los anteriores.La reingeniería, sobre todo, disminuye costes yaumenta resultados. Las consultorías, todas lasconsultorías, han incorporado el concepto dereingeniería a su oferta de servicios y obtienenuna buena parte de sus contratos en estecampo.

Es sorprendente, quizá sospechoso, lo pocoque copian y utilizan los Estados lo nuevo y lobueno que sale al mercado en materia de opti-mización operativa. Siendo evidente y masiva-mente reconocida la necesidad de la transfor-mación de los Estados, de casi todos por nodecir de todos, resulta extraño que no utilicentécnicas y soluciones probadas con éxito enmuchos países y en muchas empresas, paratemas y problemas iguales o similares a los quetienen los Estados con mayores dimensiones ycon más graves situaciones que las empresas.

Los Estados, casi todos por no decir todos,crecen y crecen, se endeudan y se endeudan.Medidos en parámetros empresariales, rela-tivos y adaptados a sus misiones, fines y obje-tivos, los Estados son, en general, empresas deruina. Documentados en Balance, traducidoéste a su realidad situacional, un buen númerode Estados se dirigen de forma clara a la

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quiebra. Documentados en Cuenta de Resul-tados, muchos Estados necesitan desaparecer ynacer de nuevo y, como esto no es posible,necesitan transformarse.

Los Estados no aprenden las lecciones, o noquieren aprenderlas y las dos cosas son preo-cupantes. Los resultados obtenidos por lasempresas con la reingeniería son verdadera-mente importantes, situándose en cifras dereducción de costes y gastos, del orden del20% al 30% en muchos de los procesos mássignificativos de su actividad. Los Estados nece-sitan reducir su tamaño, su deuda, su plantillay sus recursos y necesitan aumentar sus ser-vicios, sus aciertos y sus resultados. Eso seríaposible, sería claramente posible, mediante lareingeniería del Estado; al menos intentarlo,daría resultados importantes sin lugar a dudas.

Pero ningún Estado lo intenta; ningúnEstado habla de hacer su propia reingeniería;al menos, la reingeniería de sus procesos mássignificativos, voluminosos e importantes.Puede que esta actitud sea debida a comporta-mientos de dejación o puede que obedezca avoluntades deliberadas de no hacerlo.

Si la razón de no hacer la reingeniería delEstado es por dejación, debemos preocu-parnos, ya que la mayor parte de las empresasque hacen la reingeniería orientan sus pro-

cesos hacia el cliente y hacia el mercado; si elcliente del Estado es el ciudadano y el mercadodel Estado es la Sociedad, el que el Estado noaborde su reingeniería resulta, cuando menos,una falta de interés por el ciudadano y por lasociedad, a los que se supone deben servir.

Si la razón de no hacer la reingeniería delEstado es por convicción, por una deliberadavoluntad de no hacerlo, por un interés de clasede permanecer en la ineficacia y la ineficienciacomo única razon y manera para man-tenerunas estructuras de poder que solo pueden ali-mentarse del número de los que ganan con yse benefician de esa situación, es una falta deconsideración y respeto al ciudadano y a laSociedad a la que, de esa manera, perjudican.

Si no se hace la reingeniería del Estado, elEstado seguirá creciendo y se hará insopor-table para los ciudadanos. Si no se hace la rein-geniería del Estado, el Estado seguirá endeu-dándose y hará pobres a los ciudadanos, yconstruirá una sociedad improductiva que seráincapaz de crecer económicamente y de pro-ducir para pagar la deuda del Estado.

La reingeniería de Estado es hoy necesariapara corregir una mala situación y una ten-dencia generalizada hacia situaciones siemprepeores; mañana, la reinge-niería del Estadoserá vital para la supervivencia de la sociedad,

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que cada vez tendrá que renunciar a más cosaspara poder hacerla. Pasado mañana será tarde.

Todos los ciudadanos debemos hacer posiblela reingeniería del Estado con nuestro trabajoy nuestra labor. La reingeniería del Estado es lareingeniería de laDemocracia, y tanto elEstado como la Democracia pueden ser muchomejores que los que conocemos y con los quevivimos. Si pueden ser mucho mejores,hagamos que puedan ser.

AÑORANZA DE LA DEMOCRACIAPOSIBLE

La materialización de una idea o de un con-cepto tiene un grado de dificultad directa-mente proporcional al número de personas alas que afecta y al número de cosas que esnecesario cambiar para conseguir esa materia-lización.

La democracia es una idea, más bien un con-cepto. Es evidente que su materialización escompleja, y la prueba es que no hay dos demo-cracias iguales. Unas deben ser mejores queotras, pero esas diferencias no estimulanvoluntades de igualación de las democraciasexistentes. De momento, la democracia tienemuchas materializaciones y, por tanto, o es,

simultáneamente, muchas cosas distintas, y aveces contradictorias, o todavía no se haencontrado su más correcta materialización.

Por tanto, debemos hablar, todavía, deaproximaciones a la democracia, más que dedemocracia en sí; si supiéramos ordenar lasexistentes en función de su aproximación alideal, existiría una escala de democracias ycada cual podría saber donde se encuentra lademocracia que le afecta o que sufre.

También debemos plantearnos que, si no seha encontrado todavía “la democracia” puedeser porque sea imposible dar con ella o porqueno exista, en el sentido de existencia posible.

Exista o no exista la democracia, todoshemos sentido alguna vez que hay aspectosque deberían ser mejor que los que conocemoso tenemos; todos hemos pensado acerca decosas que debieran ser y no son o acerca decosas que no debieran ser y que son.

Pensamos, a veces, que estamos lejos de unideal deseable de democracia, sintiendo laesperanza de algo casi imposible y la añoranzade algo que sentimos y que no hemosconocido.

Ahora estamos aprendiendo a medir todo ya documentar todo. La ciencia del mana-gement nos enseña permanentemente que los

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conceptos y los objetivos deben ser concretos ymedibles y que debemos practicar la liturgiade la orientación a los resultados si queremossaber donde estamos en cada momento. Lasempresas practican esa liturgia como alimentoimprescindible para su supervivencia.

Pero la literatura del management no essólo para as empresas, en el sentido lato de laspalabras, sino que es útil para todo tipo deorganizaciones humanas. Sin embargo, confrecuencia, se aplica insuficientemente o torci-damente a organizaciones o colectivos menosdefinidos que la empresa en sus versiones máspragmáticas.

Si profundizamos en el Activo y en el Pasivode la historia encontraremos razones y des-tinos, opiniones y parámetros para acercarnosa la “democracia posible”, que sería la mejorde las democracias, claro está. Si profundi-zamos en el Activo y en el Pasivo del Estadosabremos muchas cosas acerca de la “demo-cracia posible” que hoy no sabemos y quenecesitamos saber para hacerla realidad.

Entre el concepto de democracia posible yalgunas de sus materializaciones actuales hayabismos casi insalvables cuya geografía con-viene representar en los mapas locales para noperdernos en nuestras excursiones intelec-

tuales, en la identificación de nuestros sueñosnecesarios de libertad y respeto.

La democracia no debe estar basada en unalucha por el “poder para mandar” sino en unalucha por el “poder para servir”. Casi siempreocurre lo primero y casi nunca ocurre losegundo y, realmente, son dos tipos depoderes muy distintos que orientan y con-forman comportamientos muy distintos. Lademocracia posible orienta el uso del poderhacia el servicio de manera inequívoca y nomanipulable.

Cuando se utiliza el poder para servir, quienposee el poder lo reparte; quien gana las elec-ciones, reparte el poder y no lo acapara des-consideradamente en beneficio propio. Lademocracia posible no existe todavía porqueestos comportamientos no existen con sufientefrecuencia.

La economía productiva necesita un repartoproductivo del poder; cuando el poder estáconcentrado y no repartido, la economía seagota y no es productiva; esta perspectiva nosorienta a la convicción de que la “democraciaposible” es productiva y creadora de riqueza,en mayor medida que muchas de las actualesmaterializaciones del concepto de democracia.

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La empresa, agente productivo y creador deriqueza, necesita tener poder, un grado pro-ductivo de poder, para crear riqueza; el cues-tionamiento actual acerca de los sectorespúblicos nace de que, frecuentemente, suelenser privilegiados con la caridad de quien poseeel poder, en perjuicio de un reparto equitativoque estimule la excelencia y el bien hacer.

La democracia posible no está inventada; laque hoy existe puede ser mejor que la quehubo, pero es peor que la que habrá, porquenecesitamos acercarnos a la demo-craciaposible por caminos diferentes de algunos delos actuales.

La democracia posible está basada en lareferencia de que lo político es de todos y nosolo de los políticos; las empresas no puedenestar fuera de lo político, porque, estandofuera de lo político, son manipuladas; por otrolado, el estar dentro de lo político no debesuponer para las empresas servir interesesinconfesables o no orientarse a la creación deriqueza.

La esencia, la savia de la democracia posiblees el respeto; la ausencia de respeto es lo quehace necesaria la representación; a másrespeto menos necesidad de representación;en el actual entendimiento de la democracia,la representación está vinculada a intereses; en

la democracia posible la representación estáreferida a respetos.

Las actuales materializaciones del conceptode democracia están orientadas por la refe-rencia de que las personas se comportan másen función de sus debilidades que de sus vir-tudes; la dialéctica de lobos o corderos es unareferencia presente en esas materializacionesy, de hecho, éstas consiguen que las personasse comporten en base a ella. Esto ha hecho quelos Estados hayan crecido desconsiderada-mente y excesivamente, lo que supone un ale-jamiento creciente de la democracia posible.

A más respeto, menos política de concen-tración y, en consecuencia, menos Estado; si nohay suficiente respeto, crece el Estado, crecenlos partidos políticos y crece el poder de éstosen perjuicio de la democracia posible, o de suacercamiento a ella. En ausencia de los valoresque acercan a la sociedad a la democraciaposible, ocurren cosas no necesarias ni favo-rables para ella, como consecuencia de plante-amientos que las presentan como necesarias.Debemos trabajar partiendo del estímulo dehacer que no sea necesario aquello que, altenerlo, nos aleje de la democracia posible.

La democracia posible aumenta el númerode los que aportan valor añadido, en laaventura de hacer a la humanidad más per-

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fecta, más culta, más solidaria y más rica. Lademocracia posible es más productiva y máseficaz que las actuales materializaciones de eseconcepto, que todavía no ha sido hecho rea-lidad en lo posible.

No sabemos en que parte del caminoestamos hoy, pero sabemos que estamos lejosy que trabajar por la democracia posiblemerece la pena, pero es difícil y sacrificado. Lalibertad y el respeto siguen representando esedestino ilusionante de una sociedad mejor porla que siempre se esfuerzan los mejores.

NOTA BIOGRAFICA

Tomás Calleja es Doctor Ingeniero Industrial(ETSII Madrid), Diplomado en Dirección deEmpresas por MIT, Diplomado en Dirección deEmpresas por IESE y Diplomado en Hidrologíapor la UNESCO. Ha sido Profesor Encargado de

Curso en la Escuela Técnica Superior de Inge-nieros Industriales de Madrid (5° Curso y Doc-torado) y profesor del Doctorado en Filosofíade la Acción Directiva en la Universidad deNavarra. Es profesor del Instituto Internacionalde Dirección de Empresas (INSIDE) de la Uni-versidad de Deusto y del Instituto UniversitarioEuroforum Escorial.

En la actualidad es Director de DesarrolloCorporativo de Iberdrola. Forma parte delComité Directivo del Instituto Empresa yHumanismo.

Es coautor de los libros “La Sociedad de laInformación”, “El Humanismo de la Empresa”y “En el umbral del tercer milenio” y autor de“La Universidad como Empresa: Una Revo-lución Pendiente”.

En este cuaderno se recogen algunas ideascontenidas en artículos publicados por él en eldiario Expansión.

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