espiritualidad matrimonial y familiar

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ESPIRITUALIDAD MATRIMONIAL Y FAMILIAR Diácono Permanente Santiago Borda-Malo Echeverri y su esposa Mónica Medina Quintero “Gran Misterio es el Matrimonio: Yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia” (Cf. Efesios 5:32). I. INTRODUCCIÓN A LA FE CRISTIANA Hermanos: ¿Qué provecho saca uno cuando dice que tiene Fe, pero no la demuestra con su manera de actuar? ¿Acaso será esa fe la que lo salvará? La Fe que no se demuestra por los actos está muerta. Y sería fácil rebatir a cualquiera: ‘Tú tienes Fe y yo hago el bien, ¿dónde está tu Fe que no produce nada? Yo, por mi parte, te mostraré mi Fe por el bien que hago. ¿Crees tú que hay un solo Dios? No olvides que también los demonios creen y, sin embargo, tiemblan (...) Ya lo ves: son las Obras las que hacen justo al hombre y no sólo la Fe... ¡Así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, del mismo modo la Fe que no produce Obras está muerta! (Carta del Apóstol Santiago 2:14-26) Para la santa Biblia, la Fe es la fuente primordial de toda Espiritualidad y de toda vida religiosa (Cf. Vocabulario de teología bíblica” por Xavier Léon-Dufour, S. J., 1993, 327-335). Esta virtud teologal (don gratuito de Dios) viene a ser –de algún modo- como la facultad sobrenatural del conocimiento humano y el pilar o cimiento de toda nuestra vida cristiana. En efecto, también se identifica como la respuesta concreta que damos al llamado o vocación de Dios a cada bautizado. Dice la sagrada Escritura: “Sin la Fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Dos raíces hebreas dominan su etimología: ‘aman’ (vocablo del que proviene ‘amén’) y que significa solidez y seguridad de roca, y ‘batah’, que traduce seguridad y confianza...Se presentan, pues, dos polos sobre la Fe: la confianza que se dirige a una persona ‘fiel’ (confiable, de fiar)) y reclama al ser humano entero; y, por otra parte, se trata de un proceso de la inteligencia que nos remonta a 1

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ESPIRITUALIDAD MATRIMONIAL Y FAMILIAR

Diácono Permanente Santiago Borda-Malo Echeverri

y su esposa Mónica Medina Quintero

“Gran Misterio es el Matrimonio: Yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia”

(Cf. Efesios 5:32).

I. INTRODUCCIÓN A LA FE CRISTIANA

Hermanos: ¿Qué provecho saca uno cuando dice que tiene Fe, pero no la demuestra con su manera de actuar? ¿Acaso será esa fe la que lo salvará? La Fe que no se demuestra por los actos está muerta. Y sería fácil rebatir a cualquiera: ‘Tú tienes Fe y yo hago el bien, ¿dónde está tu Fe que no produce nada? Yo, por mi parte, te mostraré mi Fe por el bien que hago. ¿Crees tú que hay un solo Dios? No olvides que también los demonios creen y, sin embargo, tiemblan (...) Ya lo ves: son las Obras las que hacen justo al hombre y no sólo la Fe... ¡Así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, del mismo modo la Fe que no produce Obras está muerta! (Carta del Apóstol Santiago 2:14-26)

Para la santa Biblia, la Fe es la fuente primordial de toda Espiritualidad y de toda vida religiosa (Cf. Vocabulario de teología bíblica” por Xavier Léon-Dufour, S. J., 1993, 327-335). Esta virtud teologal (don gratuito de Dios) viene a ser –de algún modo- como la facultad sobrenatural del conocimiento humano y el pilar o cimiento de toda nuestra vida cristiana. En efecto, también se identifica como la respuesta concreta que damos al llamado o vocación de Dios a cada bautizado.

Dice la sagrada Escritura: “Sin la Fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Dos raíces hebreas dominan su etimología: ‘aman’ (vocablo del que proviene ‘amén’) y que significa solidez y seguridad de roca, y ‘batah’, que traduce seguridad y confianza...Se presentan, pues, dos polos sobre la Fe: la confianza que se dirige a una persona ‘fiel’ (confiable, de fiar)) y reclama al ser humano entero; y, por otra parte, se trata de un proceso de la inteligencia que nos remonta a realidades invisibles, trascendentes: “La Fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven” (Hebreos 11:1).

Abraham fue “el padre de todos los creyentes” (Romanos 4:11). La Fe para él la exigencia entrañable de la Alianza o pacto (compromiso) con Dios, escucha fiel de la voz de Dios en su Palabra infalible y en los acontecimientos que su Providencia armoniza... Los Profetas –incluído Moisés- no van a tener más misión que salvaguardar esa Fe monoteísta en momentos de peligro, sobre todo de la idolatría. Se traduce en una confianza total en el Señor y sus Designios admirables, su Plan, su Historia de Salvación, que llamamos ‘Voluntad de Dios’... Sin embargo, esta virtud espiritual implicó siempre una proyección futura que se traduce en la obediencia; de ahí la disposición del Patriarca Abraham a sacrificar a su propio hijo de la Promesa (Génesis 22)... Con razón, el Profeta Habacuc

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afirmará: “El justo vivirá por la Fe (también traducen fidelidad)” (2:4, cita que retomará san Pablo para su tesis de la ‘justificación por la Fe’ en Gálatas 3:11 y Romanos 1:17)...

No obstante, la Fe no se reduce a un frío catálogo de creencias teóricas (‘Credo’ u ortodoxia), muy importante por cierto en toda religión, sino que se vivencia en una práctica cotidiana u ‘ortopraxis’ que debe impregnar toda la vida... Se trata, efectivamente, de la Fe de los auténticos sabios, de los ‘pobres de Yahvé’ (el ‘Resto fiel’ o la minoría del Antiguo Testamento) y de los mártires (por ejemplo, los Macabeos, judíos piadosos que estaban dispuestos a entregar su vida por la Fe de sus mayores). Es la Fe que cantan los Salmos con increíble fuerza y desde el crisol de la prueba, que se ancla en la Promesa divina como acto personal, pero también actitud colectiva-social e incluso cultural. Tanto que el verbo ‘creer’ parece ligado al verbo ‘crear’ (como escribía Miguel de Unamuno, gran laico español) y supera frecuentemente con creces el verbo conocer, saber... Se trata, de hecho, de una vivencia visceral, existencial, de una adhesión vital de hondo calado y alto bordo, y no de una simple conceptualización y especulación de carácter cerebral: ‘Existe un Ser supremo’...

Tenemos, entonces, paradigmas o modelos grandiosos en la Historia de la Salvación, en orden cronológico: Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué, Samuel, David y los Profetas (Elías, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, por citar a los llamados Profetas Mayores)... En el Nuevo Testamento, la Fe se plenifica (llega a su plenitud) en JESUCRISTO: creer significa ver, experimentar... De estos quilates es la Fe mesiánica de san Pedro, cuando confiesa: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo” (San Mateo 16:13-16), desarrollada luego a través de sus ‘Kerigmas’ (o Anuncios en Hechos de los Apóstoles). San Juan Apóstol también fue un roble de la Fe primitiva de la Iglesia. Y tenemos a los demás Apóstoles, más allá de sus debilidades y claudicaciones, en especial Santiago el Mayor (de donde procedió nuestra Fe a través de España, y Patrono de nuestra Arquidiócesis) y Santiago el menor, autor de la citada Epístola que usamos de epígrafe. Después destacamos a San Pablo, el llamado Apóstol de los Gentiles, quien descuella por su Fe compacta y acrisolada en su enseñanza testimonial sobre la ‘justificación por la Fe’ (Epístolas a los Romanos y a los Gálatas)...

Ahora bien, la Fe de la Iglesia católica (o universal) es una Fe pascual centrada en la Palabra de Dios (ante todo en el Evangelio o ‘Buena Noticia’ de Salvación), cuyo núcleo es la Resurrección del Señor Jesucristo, sin la cual sería vana la Fe (I Corintios 15). La Gracia, es decir, la vida divina participada a nosotros desde el Bautismo, se acoger por la Fe, concretamente a través de los Sacramentos, Fe que se debe hacer actuante por la Caridad (Gálatas 5:6), en docilidad al Espíritu Santo y complementada con la Esperanza, totalizando así sinérgicamente la Vida teologal sembrada en el Bautismo... Nuestra Fe se concentra, en especial, en el Verbo Encarnado, mientras llega la hora en que “veamos a Dios tal como es” (I San Juan 3:2). Por eso, “¡tal es la victoria que vence al mundo: nuestra Fe!” (I San Juan 5:4).

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Y, después de la sagrada Escritura (como parte de la Tradición y del Magisterio, las otras dos vertientes de la Revelación católica), tenemos el CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, don del Papa Beato Juan Pablo II en 1992 / 1997, que nos ayuda a desglosar y profundizar el tema fundamental de la Fe en la vida cristiana y, por ende, del Matrimonio sacramental y de la Familia...

La Fe es una Gracia, un acto humano correlacionado con la inteligencia, cierta y comprehensiva, libre y necesaria que nos comunica perseverancia y es comienzo de la Vida Eterna... ‘Yo sé en Quién tengo puesta mi Fe’ (II Timoteo 1:12) (...) La Fe es la virtud teologal por la cual creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la santa Iglesia nos propone, porque Él es la Verdad misma. Por la Fe ‘el hombre se entrega entera y libremente a Dios’ (Constitución dogmática ‘La Divina Revelación’ o ‘Dei Verbum’ del Concilio Ecuménico Vaticano II, Num. 5). Por eso, el creyente se esfuerza por conocer y hacer la Voluntad de Dios Padre: ‘El justo vivirá por la Fe’ (Romanos 1:17). Y la Fe viva ‘actúa por la Caridad’ (Gálatas 5:6).

El don de la Fe permanece en quien no ha pecado contra ella (Concilio de Trento, siglo XVI). Pero, ‘la Fe sin obras está muerta’ (Santiago 2:26): Privada de la Esperanza y de la Caridad, la Fe no une plenamente el fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo de su Cuerpo (la Iglesia). El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la Fe y vivir de ella, sino también profesarla, testificarla con firmeza y difundirla: ‘Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y seguirle por el camino salvífico de la Cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia (Constitución conciliar dogmática sobre la Iglesia o ‘Lumen Gentium’, Num. 42). El servicio y el testimonio de la Fe son requeridos para la Salvación humana: ‘Todo aquel que se declare por mí antes los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los Cielos; pero a quien me niegue antes los hombres, yo le negaré también ante mi Padre que está en los Cielos’ (San Mateo 10: 32-33) (Numerales del Catecismo 153-165 y 1814-1816).

No olvidemos que estamos celebrando el CINCUENTENARIO DEL CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II (1962-1965 / 2012-2015), por lo cual el Papa Benedicto XVI convocó desde el 11 de Octubre de 2012 el AÑO TEOLOGAL DE LA FE, como una invitación a profundizar en nuestra Fe conyugal familiar. Recordamos también una de sus principales Constituciones, la Pastoral 'Gaudium et Spes' (= 'Gozo y Esperanza'), donde se exaltaron el Matrimonio y la Familia con especial relevancia (Num. 47-52), que podemos re-leer y meditar dentro del actual contexto tan problemático de la posmodernidad 'light'…

PREGUNTAS INICIALES A LAS PAREJAS:

1. ¿Qué entendemos por Fe? ¿Qué tan profunda es nuestra Fe cristiana hoy? ¿Poseemos una Fe ilustrada o cultivada?

2. ¿Con qué elementos concretos estamos alimentando nuestra Fe personal y en pareja?

3. ¿Es importante una Fe profunda para la pareja que se casa sacramentalmente? ¿El Matrimonio es punto de llegada o, mejor punto de partida en la Fe?

4. ¿Qué expectativas tenemos en esta Catequesis Pre-matrimonial para nuestra Fe conyugal y familiar?

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5. ¿Estamos dispuestos a comprometernos seriamente con nuestra Fe para trasmitirla luego no sólo teórica sino prácticamente a nuestros hijos?

II. LOS FUNDAMENTOS DE LA VIDA CRISTIANA

La Sagrada Escritura habla de los cuatro pilares de la espiritualidad de la Iglesia primitiva:

1. La enseñanza de los Apóstoles (la Palabra de Dios)2. La Comunión fraterna (comunidad o Iglesia)3. La Eucaristía (‘Fracción del Pan’)4. La Oración (Cf. Hechos de los Apóstoles 2:42)

En este mismo orden de ideas, podemos afirmar que la ESPIRITUALIDAD MATRIMONIAL Y CONYUGAL debe estar cimentada sobre las mismas bases, ajustándonos al CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1992), que a su vez puntualiza cuatro fundamentos:

1. LO QUE CREEMOS (CREDO o SÍMBOLO APOSTÓLICO DE LA FE)2. LO QUE CELEBRAMOS (Liturgia o Culto: Sacramentos)3. LO QUE PRACTICAMOS (Práctica moral y ética del cristiano)4. LO QUE ORAMOS (profundización de la Oración al Padre Nuestro)

Es nuestro propósito en esta Catequesis Mistagógica Prematrimonial (de iniciación en el Misterio cristiano) sintonizar con el “sentir de la Iglesia” de América Latina, que realizó en Mayo del año 2007 la QUINTA CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA EN APARECIDA (Brasil). Su lema fue “DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO, ‘CAMINO VERDAD Y VIDA’ (Jn 14:6)”, muy aplicable al Matrimonio y a la Familia católica que empieza con la pareja humana.

PREGUNTAS A LAS PAREJAS:

- ¿Qué Conciencia tenemos de la importancia de la Espiritualidad Conyugal? ¿Podemos por nuestras propias fuerzas construir una sólida vida matrimonial y familiar? ¿Qué ‘Valor Agregado’ necesitamos que sea un ‘plus’ o más allá?

- ¿Qué sentido valioso tiene para ustedes la famosa frase del autor de “El Principito” (Antoine de Saint-Exupéry): ‘ AMAR NO ES TANTO MIRARSE EL UNO AL OTRO SINO MIRAR JUNTOS EN LA MISMA DIRECCIÓN’?

III. LA FAMILIA CRISTIANA, LLAMADA A SER DISCÍPULA Y MISIONERA

Una mirada a la vida de nuestros pueblos latinoamericanos, nos permite comprobar que nuestra cruda realidad latinoamericana y colombiana (socio-cultural, económica, política, ecológica, pero ante todo ECLESIAL), reclaman una renovación de la FAMILIA, en cuanto núcleo y/o célula vital del tejido social y ‘pequeña Iglesia’ .

En efecto, nadie como ella (la Familia cristiana, católica en nuestro caso) está llamada a proclamar la BUENA NOTICIA O EVANGELIO DE LA DIGNIDAD HUMANA, DE LA VIDA

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Y DE TODA ACTIVIDAD HUMANA, DEL TRABAJO Y DEL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES Y LA ECOLOGÍA. Somos, en verdad, desde la Familia el Continente de la Esperanza y del Amor, según la V CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA DE APARECIDA 2007.

Ahora bien, la vocación de todo bautizado es a ser DISCÍPULO (seguidor fiel, ‘disciplinado’) y MISIONERO del Señor Jesús, es decir, constructores del REINO DE LA VIDA, como miembros vivos de la IGLESIA O COMUNIDAD CRISTIANA. Y la FAMILIA es el núcleo vital de la Iglesia…

Para esto, urge tomar conciencia de PERTENENCIA a esa Iglesia: la Iglesia Católica o Universal concretada en la DIÓCESIS (en nuestro caso la ARQUIDIÓCESIS DE TUNJA), en la PARROQUIA y GRUPOS APOSTÓLICOS LAICALES. Esta Iglesia es presidida por Ministros o servidores Ordenados: Obispos, Presbíteros y Diáconos… Pero todos estamos nivelados en igualdad en virtud del BAUTISMO, sacramento que nos ha consagrado a Dios-Santísima Trinidad como miembros vivos de la Iglesia y partícipes de la triple unción y Misión del Señor Jesucristo: Rey o Pastor, Profeta y Sacerdote.

Por tanto, todos los bautizados –y en especial la Familia a partir del Matrimonio Sacramental- estamos llamados a seguir un ITINERARIO FORMATIVO COMO DISCÍPULOS-MISIONEROS:

1. Espiritualidad Trinitaria a la luz del Evangelio2. Iniciación profunda en la Vida Cristiana y Catequesis permanente3. Apropiarnos la Vida de Jesucristo (cristificación progresiva y creciente)4. Vivencia de la Fe en la Iglesia Particular o Local (Arquidiócesis y Parroquia)

PREGUNTAS A LAS PAREJAS:¿Qué Conciencia tenemos de pertenencia a la Iglesia o Comunidad Cristiana?¿Qué valor profundo tiene el Bautismo para el cristiano?¿Qué relación profunda implica el ser cristiano con el Discipulado y la Misión en el Mundo? ¿La Familia también asume un compromiso discipular y misionero o esto sólo le incumbe a los Ministros Ordenados?

IV. LA FAMILIA, PRIMER LUGAR O ESCENARIO DE FORMACIÓN PARA DISCÍPULOS Y MISIONEROS

El mencionado Documento Conclusivo de Aparecida 2007 ha puntualizado que LA FAMILIA ES LA PRIMERA ESCUELA DE LA FE Y DE AUTÉNTICO HUMANISMO: “Patrimonio de la Humanidad, Fuente de los Valores Humanos y cívicos”… Como ya lo afirmaban las anteriores Conferencias Episcopales Latinoamericanas, Forjadora de Personas y promotora del genuino Desarrollo Integral. De ahí que la Pastoral Familiar es una prioridad inaplazable hoy, dada la creciente problemática de la disolución de los hogares y la promoción generalizada del divorcio, del aborto, la eutanasia y tantos enemigos de la Familia. Su ejemplo de vida, su vocación de servicio y demás privilegios la convierten en foco de todos los demás Valores socio-culturales. Por consiguiente, la

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CATEQUESIS MISTAGÓGICA FAMILIAR (de iniciación profunda en el Misterio) es decisiva para la raigambre espiritual de una sociedad (Cf. Numerales 302-303).

De hecho, al hablar el Documento de Aparecida 2007 de “la Vida de Jesucristo para nuestros Pueblos latinoamericanos”, recalca que la Misión de los Discípulos y Misioneros (y todos lo somos, en particular la Familia) se concreta en el “SERVICIO DE LA VIDA PLENA” (Cf. Jn 10:10). Efectivamente, Reino de Dios y Promoción de la Dignidad Humana van de la mano, aunando Justicia Social y caridad cristiana, en una opción preferencial por los más necesitados y excluidos en nuestro mundo globalizado. Urge, a todas luces, “la Globalización de la Solidaridad y la Justicia Internacional” ante tantos rostros sufrientes que hoy nos duelen: personas abandonadas en las calles de las ciudades, migrantes y desplazados forzosos, enfermos, adictos de toda índole, personas privadas de la libertad…

Sin embargo, una mirada profunda a tan compleja realidad problemática nos confirma que la raíz de todos los males sociales, en últimas, ¡nos remite a la FAMILIA y su desintegración impresionante!

PREGUNTAS A LAS PAREJAS:

¿Será posible cambiar la sociedad sin sólidas Familias?

¿Acaso podemos delegar a las instituciones educativas (escuelas, colegios y universidades) la formación axiológica (en Valores) de nuestros hijos?

¿Cómo esperar que nuestros hijos establezcan Familias duraderas sin inculcarles una firme Espiritualidad hogareña?

V. LA FAMILIA EVANGELIZADA Y EVANGELIZADORA Y SU ESPIRITUALIDAD (Num. 431-475)

Muy desafortunadamente, hoy mucha gente quiere FAMILIA SIN MATRIMONIO O MATRIMONIO (unión conyugal) SIN FAMILIA. Inmenso y complejo problema… En nuestro caso, ya es un gran paso aceptar el Sacramento del Matrimonio como bendición del Señor para construir un sólido HOGAR, es decir, hoguera de Amor cristiano.

Por esto, Matrimonio y Familia constituyen un binomio indisoluble. De manera especial, los últimos Pontífices han impulsado singularmente a la Familia cristiana. Juan Pablo II dedicó toda una Exhortación Apostólica de inmenso valor a la Familia: “FAMILIARIS CONSORTIO” (1981), que debemos conocer y profundizar cada día más . Ya se han realizado tres Encuentros Mundiales de Familias: Roma (1994), Río de Janeiro (Brasil, 1997) y Valencia (España, 2006, con el Papa Benedicto XVI: “¡Familia, sé lo que eres!”; México, 2009)

Extractamos los elementos más relevantes de APARECIDA 2007:

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1. “La Familia cristiana está fundada en el Sacramento del Matrimonio entre un varón y una mujer, signo del Amor de Dios por la Humanidad y de la entrega de Cristo por su Esposa, la Iglesia (Cf. Ef 5:32). Desde esta Alianza de Amor, se despliegan la Conyugalidad, la Paternidad y la Maternidad, la Filiación y la Fraternidad como cinco interrelaciones intrafamiliares, y el compromiso por una sociedad mejor” (Num. 433).

2. “Creemos que ‘la Familia es imagen de Dios que, en su Misterio más íntimo, no es una soledad sino una Familia’ (Documento de Puebla, l979, Num. 582). En la Comunión de las Tres Divinas Personas, nuestras familias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino” (Num. 434).

3. “Se requiere proclamar hoy intensa y vigorosamente EL EVANGELIO DE LA FAMILIA, promover la Cultura de la Vida, y trabajar para que los Derechos de las Familias sean reconocidos y respetados” (Num. 435).

4. “Todos estamos llamados a defender y proteger a la Familia de los crímenes abominables del aborto y la eutanasia, ante leyes y disposiciones gubernamentales que son injustas a la luz de la Fe y la razón, favoreciendo la Objeción de Conciencia” (Num. 436).

5. “Es preciso renovar la preparación remota, próxima e inmediata para el Sacramento del Matrimonio y la vida familiar mediante itinerarios pedagógicos de la Fe” (‘Familiaris Consortio’ 66)… Establecer programas de formación integral para la Paternidad y la Maternidad responsables, implementando un trabajo interdisciplinario de teología y ciencias humanas” (Num. 437).

Se resalta en este Documento de Aparecida 2007 la solicitud hacia los niños, los adolescentes, los jóvenes y los ancianos, en cuanto a la preservación del ámbito familiar como nicho (entorno, habitat) axiológico y humanístico imprescindible. Asimismo, se realza la dignidad y la participación de las Mujeres (Cf. Carta a las Mujeres de Juan Pablo II, 1995)y se puntualiza “la responsabilidad del varón y padre de Familia” (Num. 459-463): “resistiendo el embate y las seducciones de una cultura consumista, superficial y competitiva que inclinan hacia la deshumanización y propician la violencia, la infidelidad, el autoritarismo, la drogadicción, el alcoholismo, el machismo, la corrupción y el abandono de su misión de padres… Y a la mentalidad neoliberal que intenta reducirlos a instrumentos de producción y ganancia como simples proveedores económicos”.

Por todo esto, la Familia es la primera promotora y defensora de “la Cultura de la Vida”, del cuidado del Medio Ambiente y la Ecología Humana… ¡Es la depositaria por excelencia del EVANGELIO DE LA VIDA!

VI. CINCO ELEMENTOS CONCRETOS PARA UNA ESPIRITUALIDAD CONYUGAL-FAMILIAR:

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1. El sólido cimiento de La Palabra de Dios (Revelación divina en la Sagrada Biblia): “La Lectura espiritual o ‘Lectio Divina’ o ejercicio orante de la Sagrada Escritura, que conduce al Encuentro con Jesús-Maestro… Con sus cinco momentos: Lectura, Meditación, Oración, Contemplación y Acción, favorece el Encuentro personal con Jesucristo en la Palabra de Verdad y Vida, en un proceso de Discipulado y compromiso” (Num. 249).

Mediante la Palabra de Dios (sobre todo el Sagrado Evangelio, corazón de la Escritura) la pareja cimenta su vida sobre la Roca (Cf. Mt 7:21 ss.) y afronta las infaltables tempestades de la vida familiar… Se puede leer según el ‘ORDO’ u orden católico, día tras día (Cf. “Invitación a la Biblia”, Carta Pastoral de nuestro arzobispo, Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, 2001). La última Exhortación Apostólica Post-sinodal ha desarrollado este precioso tema: “Verbum Dómini: La Palabra de Dios en la Iglesia” (30 de septiembre de 2010).

2. A partir de La Palabra divina, la Familia fundamenta su VIDA TEOLOGAL: FE, ESPERANZA Y CARIDAD, como sólido trípode de su ‘CREDO’ (I PARTE que hemos resaltado: “LO QUE CREEMOS”)… En él, en efecto, está la síntesis de nuestra FE cristiana: adhesión vital en respuesta al llamado del Señor en su Palabra, manifestada en la INHABITACIÓN TRINITARIA (Cf. Jn 14:23)… De hecho, la Familia es réplica o imagen de la Santísima Trinidad o Familia Trinitaria…

Creo / Creemos en el Padre Creador, en el Hijo Salvador, en el Espíritu Santo Santificador, y en la Iglesia su sacramento histórico o Cuerpo de Cristo (Cf. I Cor 12). En esto cuatro pilares se fundamenta la Sagrada Escritura (Santa Biblia) y toda la FE cristiana. “La Fe es la garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven; sin ella no podemos agradar a Dios” (Heb 11:1.5). En este capítulo de las Carta a los Hebreos se nos muestran los Modelos o Paradigmas bíblicos de la Fe: Abraham, Isaac, Jacob, José, los Profetas y Sabios de Israel hasta llegar al Mesías… Necesitamos ilustrar nuestra Fe, desarrollar lo que San Agustín denominó “la inteligencia de la Fe” o una ‘Fe ilustrada’… Para este crecimiento, conviene poner en diálogo la Fe con la Razón, “las dos alas mediante las cuales el espíritu humano vuela hacia el conocimiento de la Verdad”… (la Encíclica “Fe y Razón” del Papa Juan Pablo II nos ayuda al respecto, 1998). De esta profundización brotará la “obediencia de la Fe” (Rom 1:5; 16:26), actitud-clave del cristiano en las Noches Oscuras que vivimos en este mundo (Cf. San Juan de la Cruz: “Noche Oscura del alma”)…

La ESPERANZA nos permite –como virtud teologal- aspirar al Reino de los Cielos y a la Vida Eterna, anclándonos en la Promesa del Señor. Con razón, ella “no falla” (Rom 5:5) y es “el ancla del alma” (Heb 6:19-20), y es garantía de la perseverancia, inseparable de la Fe. El Papa Benedicto nos ilustró esta virtud teologal –muy superior al simple optimismo humano- con su Encíclica ‘Spe Salvi’ (2007).

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La CARIDAD, por su parte, corona el tríptico teologal, permitiéndonos amar a Dios sobre todas las cosas por Él mismo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios… Es el Amor sobrenatural, espiritual, superior al altruismo y la simple filantropía, la simpatía y la empatía humanas… Es el Mandamiento Nuevo del Señor Jesús que constituye un ‘plus’ o más allá para la pareja, un ‘valor agregado’ que trasciende la pasión humana. San Pablo entona el Himno a la Caridad, que en otra de estas meditaciones se nos ha compartido: “La Caridad es paciente y servicial…” (I Cor 13:1-13). Ella es, efectivamente, “el vínculo de la perfección” (Col 3:14), la mayor de todas las virtudes teologales y, por ende, de las naturales… “Dios es Caridad” nos ha dicho el Apóstol San Juan (I, 4:12.16), y nos lo ha repetido nuestro actual Pontífice, Benedicto XVI, en su primera encíclica (“Deus caritas est”, Navidad de 2005), que debiéramos leer y profundizar todos, sobre todo las parejas…Y nos ha dado después otra profundización de esta virtud teologal: ‘Caritas in veritate’ (2009) con más énfasis social.

En este contexto brotan los Dones y Frutos del Espíritu Santo, como disposiciones que permiten seguir los impulsos sobrenaturales: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios, siete dones mesiánicos (Cf. Isaías 11:1-2). De este Don septenario o septiforme brotan a raudales los Frutos, perfecciones y primicias de la Gloria eterna, que deben cultivarse en la vida matrimonial, y que la Tradición a través de San Jerónimo condensó en doce, a saber: Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Fidelidad, Modestia, Continencia y Castidad (Cf. Gálatas 5:22-23). Mediante estos grandes dones podemos neutralizar y extirpar los siete Pecados Capitales, hoy tan latentes en la sociedad: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, verdaderas plagas o flagelos que socavan las bases de la Familia, ¡y tan estimulados por los Medios de (in)comunicación masiva!

Es también pertinente resaltar las Virtudes humanas o naturales, llamadas también Cardinales o Morales, que heredamos a través de los filósofos griegos (Platón), y que la Sagrada Escritura incorporó: “¿Amas la Justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues Ella enseña la Templanza y la Prudencia, la Justicia y la Fortaleza” (Sabiduría 8:7). ¡Cuánto las necesitamos hoy, y sobre todo en la pareja y en la vida familiar!

3. El Matrimonio es un Sacramento o Misterio de mutua santificación y acto de culto. De ahí que sea fundamental celebrar la Fe en los 7 SACRAMENTOS: BAUTISMO, CONFIRMACIÓN, EUCARISTÍA (Sacramentos de la Iniciación cristiana), RECONCILIACIÓN O PENITENCIA (CONVERSIÓN) Y UNCIÓN DE LOS ENFERMOS (Sacramentos de sanación) y MATRIMONIO Y ORDEN SAGRADO (Sacramentos de Servicio)… II PARTE que hemos mencionado, “LO QUE CELEBRAMOS”… Se trata de todo un itinerario de la vida cristiana, un sendero o escala de siete peldaños de santificación de todo cristiano, desde el nacimiento hasta la muerte… Curiosamente, los Diáconos Permanentes somos los únicos miembros de la Iglesia que recibimos los Siete

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Sacramentos, todo el caudal de la Gracia sacramental! No es del caso profundizar cada uno de estos Sacramentos, pero la pareja debe hacerlo para comunicarlos a los hijos…

4. “LO QUE PRACTICAMOS” (III PARTE DEL CATECISMO). La pareja está llamada a vivir la Moral o Ética cristiana, cimentada en el Decálogo Mosaico (Los Diez Mandamientos), pero plenificado este por las Bienaventuranzas evangélicas (Cf. San Mateo 5-7 / San Lucas 6:2-26). Se trata de pasar de “no hacer a los demás lo que no queramos para nosotros” (Tobías 4:15) a “Hacer a los demás lo que queramos para nosotros” (Mt 7:12 / Lc 6:31)… Uno de estos pilares morales cristianos es la NO-VIOLENCIA EVANGÉLICA, que nos conduce a la plenitud de la Caridad: el Amor incluso al enemigo, distintivo del cristiano. Aplicada al ámbito familiar, nos preserva de la VIOLENCIA INTRAFAMILIAR y del MALTRATO, verdaderas lacras familiares actuales, proponiendo la alternativa del BUENTRATO cristiano.

La Familia está llamada a imitar cual reflejo de Ella, a LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ…

La Familia de Nazaret es la Escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús y donde se inicia el conocimiento pleno de su Evangelio… Aquí se nos revela el método para descubrir al Cristo vivo. Aquí comprendemos la apremiante necesidad de una disciplina (discipulado) espiritual, iniciación a la verdadera ciencia de la Vida y la más alta Sabiduría (…) Su primera lección es el Silencio, que nos abre a una vida interior intensa que permite la oración personal (…) El Hogar de Nazaret es una perenne lección de vida familiar, fundamental e incomparable en su función social. Y también aprendemos la lección del Trabajo… ¡Cómo quisiéramos ser otra vez niños y volver a esta humilde pero sublime ESCUELA DE NAZARET! (Papa Pablo VI, de visita en Nazaret, Epifanía de 1964)

En resumen: las características de la Espiritualidad Matrimonial (conyugal) y Familiar son:

1. Es una Espiritualidad sacramental (participar en la Eucaristía dominical).2. Es una Espiritualidad laical, basada en la vocación de los esposos para formar una

Comunidad de Vida y de Amor. No es monástica ni conventual.3. Es una Espiritualidad Comunitaria, de pareja (“Familiares Consortio” 50).4. Es una Espiritualidad eclesial (de eclesialidad o pertenencia viva a la Iglesia), en

cuanto que “la pequeña Iglesia” del hogar está insertada en la vida de la Iglesia por medio de un Sacramento tan especial y emblemático como el Matrimonio.

5. Es una Espiritualidad Social, es decir, encarnada en las realidades y necesidades del mundo en que vivimos; proyectada hacia la Comunidad y no encerrada en los propios intereses, mediante las Obras de Misericordia: visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer al hambriento y de beber al sediento, hospedar al peregrino, vestir al desnudo, liberar al cautivo y dar sepultura a los muertos (corporales); enseñar a quien no sabe, aconsejar a quien lo necesita, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos ajenos y orar a Dios por vivos y difuntos (espirituales)…

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5. “LO QUE ORAMOS” (IV PARTE DEL CATECISMO). La Familia está llamada a ser orante (más que ‘rezandera’, pues conviene distinguir entre orar y rezar o recitar fórmulas rutinarias). La Oración al PADRE NUESTRO es la síntesis de toda la Espiritualidad conyugal y familiar. En efecto, el Catecismo católico la desarrolla en sus 7 plegarias que constituyen todo un plan de vida espiritual… Un camino a lo largo de la jornada del cristiano: santificar el Nombre, aguardar y construir el Reino, realizar la Voluntad de Dios; recibir el Pan de cada día (incluida la Palabra divina), perdonar de corazón, evitar la tentación y guardarse del mal…

Asimismo, el Santo Rosario es toda una Escuela de Evangelización (Cf. “Marialis Cultus” del Papa Pablo VI, L974, y “Rosarium Virginis Mariae” del Papa Juan Pablo II, 2002, cuando completó los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos con los Luminosos, que podemos aprender y meditar los jueves…) Ojalá las parejas conozcan la Liturgia de las Horas u Oración universal de la Iglesia en sus dos momentos fundamentales: Laudes (mañana) y Vísperas (tarde)… Los padres están llamados a ser maestros de oración para sus hijos, pues la oración es el ejercicio del sacerdocio bautismal recibido por todo cristiano.

La Oración perseverante nos permite tener en cuenta las postrimerías o ‘novísimos’ de la vida cristiana, lo que se llama la ESCATOLOGÍA o lo definitivo de la vida humana, las Verdades definitivas de la Fe con respecto al Hombre: Muerte, Juicio (particular y final), Purgatorio, Infierno y Gloria… Cinco serias realidades del ser humano, que por ignorarlas neciamente estamos como estamos…

Finalmente, urge insertarnos en la IGLESIA LOCAL O PARTICULAR (ARQUIDIÓCESIS DE TUNJA): en el PRIMER SÍNODO ARQUIDIOCESANO que realizamos (significa ‘hacer caminos juntos’, 2004-2006, véase libro de conclusiones, 2008), se hizo ‘Memoria histórica’ de nuestra Iglesia Local, Legislación Pastoral, Administrativa y Justicia de cara al futuro… Debemos sentir pertenencia y pertinencia; conocer el PLAN DE PASTORAL y sintonizar con él… Nuestro Arzobispo ha publicado varias Cartas Pastorales, que podemos conocer en Familia: “La Fe, un estilo de Vida, en Comunión con Cristo y con la Iglesia” (2004), “Las exigencias de la Fe desde la Eucaristía” (2005) y “Fe y Comunidad” (2006)… “Las actitudes de Jesús” (2007), “Las Parábolas: corazón del mensaje de Jesús” (2008), “El Misterio de Cristo en San Pablo” (2009, con motivo del año bimilenario del nacimiento del Apóstol), “El encuentro personal con Jesucristo” (2010), "El Evangelio y/o Catecismo de la Familia" (2011) y "Los grupos de Familias" (2012)... En el año 2013 nos concentramos en "La Parroquia como comunidad de comunidades", preparándonos a celebrar en CINCUENTENARIO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE TUNJA (1964 / 2014). Destacamos un segmento de este valioso e infatigable aporte de nuestro Pastor, relacionado con la Familia:

La vida conyugal es la imagen viva de la unión indisoluble y la entrega mutua de Cristo y la Iglesia: ‘Dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne’ (Ef 5:32-33) (…) Es muy importante identificar sus elementos naturales: la bondad natural pero también ambivalente de la dimensión afectiva y

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sexual, la conexión entre amor afectivo, sexualidad y procreación, reconociendo el carácter no absoluto de la realización afectiva y sexual, y el sentido monogámico y fiel del Amor conyugal (pp. 51-57).

Resaltamos el año 2011 fue el AÑO DE LA FAMILIA, razón por la cual nuestro Arzobispo ha titulado su Carta Pastoral -a solicitud nuestra- “EL EVANGELIO Y CATECISMO DE LA IGLESIA” (2011, 131 catequesis familiares): dedicación de tiempo a la Familia, los Valores Familiares, las diversas formas de Familia, la comunicación intrafamiliar y sus relaciones interpersonales y parentales, el amor y la intimidad, , el descanso, la salud, la infancia, la adolescencia, la adultez, la vejez, , la Pastoral Familiar, la proyección socio-cultural y misionera de la Familia, afrontamiento de calamidades (resiliencia o resistencia espiritual ante tantas adversidades conyugales y familiares)...

Concluye el Documento de Aparecida 2007, que marcará la Pastoral de la Iglesia Latinoamericana por lo menos durante 15 años:La Familia es patrimonio de la Humanidad, Escuela de la Fe, palestra de Valores humanos y cívicos, Hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente, distante del secularismo y el relativismo ético, cautelosa de los anticonceptivos y del aborto… ES PRECISO ENTONCES FORTALECER CON AUDACIA LA PASTORAL DE LA FAMILIA Y DE LA VIDA COMO LA MÁXIMA PRIORIDAD HOY NO SÓLO EN LA IGLESIA SINO EN LA SOCIEDAD, MÁXIME CUANDO SE QUIERE EQUIPARAR LA PAREJA HOMOSEXUAL CON LA PAREJA HETEROSEXUAL Y, LO QUE ES PEOR, LEGALIZAR LAADOPCIÓN DE NIÑOSPORPARTE DE PAREJAS DEL MISMO SEXO…

Por eso, es nuestro empeño como PAREJA DIACONAL, trabajar por la implementación de un Curso Possacramental de parejas comprometidas, que permite un crecimiento y seguimiento permanente de nuestras parejas en las diversas etapas –nada fáciles- de nuestro Matrimonio…

PREGUNTAS FINALES A LAS PAREJAS:A la luz de estos lineamientos, ¿cómo nuestra Espiritualidad Conyugal de cara a constituir una Familia Cristiana?Profundizamos nuestra Fe y demás Virtudes Teologales, celebramos nuestra vida cristiana en los Sacramentos y el Año Litúrgico?¿Oramos con frecuencia en pareja?

ORACIÓN DE LOS ESPOSOS(PARA VIVIRLA Y PRONUNCIARLA CADA DÍA)

Señor, haz de nuestro Hogar una Morada de tu Amor:

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Que no haya ofensa porque Tú nos das comprensión;que no haya amargura porque Tú nos bendices;que no haya egoísmo porque Tú nos alientas;

que no haya rencor porque Tú nos das el Perdón;que no haya abandono porque Tú estás con nosotros;que sepamos marchar hacia Ti en nuestro diario vivir;

que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio;que cada noche nos encuentre con más Amor de esposos.

Haz, Señor, de nuestras vidas que quisiste unir, una página colmada de Ti;haz, Señor, de nuestros hijos lo que Tú anhelas:

Ayúdanos a educarlos y orientarlos por tu Camino…Que nos esforcemos en el consuelo mutuo;

que hagamos del Amor un motivo para amarte más;que demos lo mejor de nosotros mismos para ser felices en el Hogar.Y que cuando amanezca el Gran Día de ir a tu Encuentro definitivo,

nos concedas hallarnos unidos para siempre en la Fiesta de Bodas de tu Reino. Amén.

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