espíritu y naturaleza - g. bateson - capítulo 2: introducción

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Espíritu y Naturaleza Gregory Bateson Capítulo 2: Todo Escolar Sabe... "La educación descaminó a la mayoría; creen lo que creen porque así los han criado.  El cura continúa lo que empezó la nodriza, y así el hombr e por el niño es embaucado". John Dryden, La cierva y la pantera. La ciencia, como el arte, la religión, el comercio, la guerra y hasta el dormir, se basa en presupues- tos. No obstante, difiere de la mayoría de las otras ramas de actividad humana en esto: no sólo los senderos por los cuales discurre el pensamiento científico están determinados por los presupuestos de los hombres de ciencia, sino que el objetivo de estos últimos es la comprobación y revisión de los viejos presupuestos y la creación de otros nuevos. En este empeño, es a todas luces deseable (pero no absolutamente necesario) que el científico co- nozca a conciencia sus propios presupuestos y sea capaz de enunciarlos. Es también conveniente y necesario para el discernimiento científico conocer los presupuestos de los colegas que trabajan en el mismo campo. Y sobre todo, es necesario que el lector de artículos científicos conozca los presu- puestos de su autor. He tenido la oportunidad de enseñar diversas ramas de la biología conductual y la antropología cul- tural a estudiantes norteamericanos, desde alumnos universitarios de primer año hasta residentes de psiquiatría, en variadas facultades y hospitales-escuelas, y he comprobado que existe una laguna muy extraña en su manera de pensar, la cual emana de la falta de ciertas herramientas del pensa- miento. Esta falta está parejamente distribuida en todos los niveles de la educación, en ambos sexos y tanto entre los especialistas en humanidades como entre los científicos. Concretamente, es la falta de conocimiento de los presupuestos, no sólo de la ciencia, sino también de la vida cotidiana. Hay un hecho curioso; esta laguna es menos notoria en dos grupos de estudiantes de los que uno ha - bría esperado que contrastasen mucho entre sí: los católicos y los marxistas. Ambos grupos han me - ditado sobre los últimos 2.500 años de pensamiento humano o algo se les ha contado al respecto, y ambos reconocen en alguna medida la importancia de los presupuestos filosóficos, científicos y epistemológicos. A ambos es difícil enseñarles, porque asignan tanta importancia a los presupuestos y premisas "correctos" que toda herejía se convierte para ellos en una amenaza de excomunión. Como es natural, cualquiera que sienta la posible amenaza de una herejía se cuidará de tomar con- ciencia de sus propios presupuestos y llegará a adquirir una cierta pericia en estas cuestiones. Aquellos a quienes ni siquiera se les ocurre que es posible estar equivocado no pueden aprender otra cosa que habilidades prácticas. El tema de este libro se halla notablemente próximo al núcleo de la religión y al núcleo de la orto- doxia científica. Los presupuestos -y la mayoría de los estudiantes necesitan alguna instrucción que les enseñe a qué se parece un presupuesto- deben ser sacados a la luz.

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7/23/2019 Espíritu y Naturaleza - G. Bateson - Capítulo 2: Introducción

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Espíritu y Naturaleza

Gregory Bateson

Capítulo 2: Todo Escolar Sabe...

"La educación descaminó a la mayoría; creen lo que creen porque así los han criado.

 El cura continúa lo que empezó la nodriza, y así el hombre por el niño es embaucado".

John Dryden, La cierva y la pantera.

La ciencia, como el arte, la religión, el comercio, la guerra y hasta el dormir, se basa en presupues-

tos. No obstante, difiere de la mayoría de las otras ramas de actividad humana en esto: no sólo los

senderos por los cuales discurre el pensamiento científico estn determinados por los presupuestos

de los hombres de ciencia, sino !ue el ob"etivo de estos #ltimos es la comprobación y revisión delos vie"os presupuestos y la creación de otros nuevos.

$n este empe%o, es a todas luces deseable &pero no absolutamente necesario' !ue el científico co-

no(ca a conciencia sus propios presupuestos y sea capa( de enunciarlos. $s tambi)n conveniente y

necesario para el discernimiento científico conocer los presupuestos de los colegas !ue traba"an en

el mismo campo. * sobre todo, es necesario !ue el lector de artículos científicos cono(ca los presu-

puestos de su autor.

+e tenido la oportunidad de ense%ar diversas ramas de la biología conductual y la antropología cul-

tural a estudiantes norteamericanos, desde alumnos universitarios de primer a%o hasta residentes depsi!uiatría, en variadas facultades y hospitales-escuelas, y he comprobado !ue eiste una laguna

muy etra%a en su manera de pensar, la cual emana de la falta de ciertas herramientas del pensa-

miento. $sta falta est pare"amente distribuida en todos los niveles de la educación, en ambos seos

y tanto entre los especialistas en humanidades como entre los científicos. oncretamente, es la falta

de conocimiento de los presupuestos, no sólo de la ciencia, sino tambi)n de la vida cotidiana.

+ay un hecho curioso esta laguna es menos notoria en dos grupos de estudiantes de los !ue uno ha-

bría esperado !ue contrastasen mucho entre sí: los católicos y los maristas. /mbos grupos han me-

ditado sobre los #ltimos 0.122 a%os de pensamiento humano o algo se les ha contado al respecto, y

ambos reconocen en alguna medida la importancia de los presupuestos filosóficos, científicos y

epistemológicos. / ambos es difícil ense%arles, por!ue asignan tanta importancia a los presupuestos

y premisas 3correctos3 !ue toda here"ía se convierte para ellos en una amena(a de ecomunión.

omo es natural, cual!uiera !ue sienta la posible amena(a de una here"ía se cuidar de tomar con-

ciencia de sus propios presupuestos y llegar a ad!uirir una cierta pericia en estas cuestiones.

/!uellos a !uienes ni si!uiera se les ocurre !ue es posible estar e!uivocado no pueden aprender otra

cosa !ue habilidades prcticas.

$l tema de este libro se halla notablemente próimo al n#cleo de la religión y al n#cleo de la orto-

doia científica. Los presupuestos -y la mayoría de los estudiantes necesitan alguna instrucción !ueles ense%e a !u) se parece un presupuesto- deben ser sacados a la lu(.

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7/23/2019 Espíritu y Naturaleza - G. Bateson - Capítulo 2: Introducción

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$iste, empero, otra dificultad casi eclusiva del mbito estadounidense. Los norteamericanos son,

a no dudarlo, tan rígidos en sus presupuestos como cual!uier otro pueblo &y tanto como el autor de

este libro', pero tienen una llamativa reacción frente a cual!uier enunciación eplícita de un presu-

puesto: por lo com#n suponen !ue esa es una conducta hostil o burlona, o bien -y esto es lo ms se-

rio- murmuran !ue es autoritaria.

4ucede así !ue en esta tierra fundada en pro de la libertad religiosa la ense%an(a de la religión est

vedada en el sistema educativo oficial. Los integrantes de familias poco religiosas no reciben, desde

luego, formación religiosa alguna fuera de la familia.

5or consiguiente, enunciar de manera formal o eplícita una premisa o presupuesto es desafiar la

bastante sutil resistencia, no de un pensamiento contradictorio con el enunciado -ya !ue el p#blico

no conoce las premisas contradictorias ni cómo formularlas- sino de la cultivada sordera a !ue ape-

lan los ni%os para mantener apartados los pronunciamientos de los padres, maestros y autoridades

religiosas.

De todas maneras, yo creo en la importancia de los presupuestos científicos, en la idea de !ue hay

me"ores y peores maneras de construir las teorías científicas, y en la necesidad de insistir en la

enunciación eplícita de los presupuestos de modo !ue puedan ser me"orados.

/sí es !ue dedicar) este capítulo a una lista de presupuestos, algunos bien conocidos, otros etra%os

a los lectores !ue han protegido su pensamiento de la dura noción de !ue ciertas proposiciones son

simplemente erróneas. +ay herramientas de pensamiento tan romas !ue no sirven casi para nada,

otras de filo tan agu(ado !ue se vuelven peligrosas. 5ero el hombre sabio har uso de ambas.

6ale la pena tratar de reconocer provisionalmente cierto presupuestos bsicos !ue todos los espíri-

tus deben compartir o, a la inversa, definir el espíritu mediante la enumeración de esas característi-cas comunicacionales bsicas.