esperanza de vida

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15 Esperanzas de vida en salud Las esperanzas de salud proporcionan un medio de dividir la esperanza de vida en frac- ciones vividas en distintas situaciones: por ejemplo en buena y mala salud. Estas medi- das representan el creciente interés en la obtención de indicadores de calidad de vida (vida en estado saludable) en lugar de exclu- sivamente indicadores de cantidad (esperanza de vida). Las esperanzas de salud extienden el concepto de esperanza de vida a los de morbilidad y discapacidad. El cálculo de las esperanzas de salud, en particular la espe- ranza de vida libre de discapacidad (EVLD), se desarrolló para abordar la cuestión de si el incremento en la esperanza de vida iba acompañado de un aumento del tiempo vivi- do en mala salud. Uno de los indicadores principales y más extendidos para evaluar la calidad de salud de una población es la tasa de discapacidad. La Encuesta sobre Discapacidades, Deficien- cias y Estado de Salud 1999 arroja la cifra del 9% de personas con discapacidad en España. El gráfico 1 muestra la distribución por edad y sexo de la población general y de la población con discapacidad. La inversión de estas pirámides pone de re- lieve la principal característica de la discapacidad: se trata de un fenómeno aso- ciado a la edad que aumenta con ésta. Tam- bién se perciben las diferencias entre hom- bres y mujeres. Ellas presentan tasas más elevadas que los hombres a partir de los 45 años, distanciándose cada vez más a medi- da que avanza la edad. Debido al hecho de que una esperanza de salud es una combinación de esperanza de

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Esperanzas de vida en salud

Las esperanzas de salud proporcionan unmedio de dividir la esperanza de vida en frac-ciones vividas en distintas situaciones: porejemplo en buena y mala salud. Estas medi-das representan el creciente interés en laobtención de indicadores de calidad de vida(vida en estado saludable) en lugar de exclu-sivamente indicadores de cantidad (esperanzade vida). Las esperanzas de salud extiendenel concepto de esperanza de vida a los demorbilidad y discapacidad. El cálculo de lasesperanzas de salud, en particular la espe-ranza de vida libre de discapacidad (EVLD),se desarrolló para abordar la cuestión de siel incremento en la esperanza de vida ibaacompañado de un aumento del tiempo vivi-do en mala salud.

Uno de los indicadores principales y másextendidos para evaluar la calidad de salud

de una población es la tasa de discapacidad.La Encuesta sobre Discapacidades, Deficien-cias y Estado de Salud 1999 arroja la cifradel 9% de personas con discapacidad enEspaña. El gráfico 1 muestra la distribuciónpor edad y sexo de la población general y dela población con discapacidad.

La inversión de estas pirámides pone de re-lieve la principal característica de ladiscapacidad: se trata de un fenómeno aso-ciado a la edad que aumenta con ésta. Tam-bién se perciben las diferencias entre hom-bres y mujeres. Ellas presentan tasas máselevadas que los hombres a partir de los 45años, distanciándose cada vez más a medi-da que avanza la edad.

Debido al hecho de que una esperanza desalud es una combinación de esperanza de

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vida y un concepto de salud, hay tantas es-peranzas como conceptos de salud. A partirdel modelo inicial para el cálculo de la EVLDse han propuesto muchas mejoras que am-plían la información disponible sobre la sa-lud de una población. Así, se pueden calcu-lar indicadores como esperanza de vida "enbuena salud percibida", de acuerdo a la defi-nición de salud de la OMS; esperanza de vidalibre de enfermedades crónicas, etc. Ademásse pueden introducir los distintos niveles deseveridad para calcular por ejemplo la espe-ranza de vida "libre de discapacidad severa",o calcular esperanzas para un tipo concretode discapacidad, como la esperanza de vida"libre de discapacidades visuales".

La mayoría de los cálculos están basados enun modelo general de transiciones de saludque permiten una valoración directa de lasconsecuencias sobre la salud de la prolon-gación de la supervivencia.

En el gráfico 2 se muestran las proporcio-nes de supervivientes a distintos sucesos.Se distingue entre supervivencia total, su-pervivencia libre de discapacidad, super-vivencia en buena salud percibida y super-vivencia sin enfermedad crónica. A travésde estos conceptos se pueden calcular laesperanza de vida (EV; el área bajo la curvade mortalidad), la esperanza de vida libre

de discapacidad (EVLD; el área bajo la cur-va de discapacidad), la esperanza de vidaen buena salud percibida (EVBS; el áreabajo la curva de salud percibida) y la espe-ranza de vida libre de enfermedad crónica(EVLEC; el área bajo la curva de enferme-dad crónica).

La diferencia entre cada par de esperanzasda lugar a nuevas definiciones. Así, por ejem-plo, la diferencia entre EV y EVLD mide laesperanza de vida con discapacidad (EVCD);la diferencia entre EVLD y EVLEC mide la es-peranza de vida con al menos una enferme-dad crónica pero sin discapacidad; la dife-rencia entre EVLD y EVBS mide la esperanzade vida en mala salud pero sin discapacidad.

La suma de esperanzas de salud complemen-tarias siempre es igual a la esperanza de vida(EV). Por ejemplo, la esperanza de vida librede discapacidad (EVLD) más la esperanza devida con discapacidad (EVCD) es igual a laesperanza de vida total (EVLD + EVCD = EV);también se puede obtener la EV, utilizandotres indicadores: EV = EVBS + (EVLD - EVBS)+ EVCD.

Pueden calcularse proporciones de esperan-zas de salud. Por ejemplo, la proporción dela esperanza de vida libre de discapacidadsobre la esperanza de vida indica la fracción

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de esperanza de vida vivida sin discapa-cidad (generalmente se expresa como por-centaje).

Desde un punto de vista general, el gráfico3.1 muestra que el proceso de aparición deproblemas de salud es gradual. En primerlugar aparecen las enfermedades crónicas,que conllevan una posterior autopercepciónde un mal estado de salud general. Más tar-de aparecen las limitaciones en la realizaciónde actividades, es decir, se presenta el fenó-meno de la discapacidad; por último, surgenlas discapacidades más severas, las que ne-cesitan ayudas y las que hacen referencia alas actividades domésticas y de autocuidado.Las actividades de autocuidado (lavarse ycuidar su aspecto, controlar las necesidadesy utilizar solo el servicio, vestirse-desvestir-se, comer y beber) son las más básicas en lavida diaria de una persona, por tanto, seránlas últimas en aparecer.

Para la práctica totalidad de esperanzas desalud del gráfico 3.1, el número de años queviven las mujeres sin discapacidad es supe-rior al de los hombres. De los gráficos 3.2 y3.3 se desprende que a pesar de que lasmujeres esperan vivir sin discapacidadesmás años que los hombres, las padecen du-rante más tiempo debido a su mayor espe-ranza de vida.

Se presentan dos excepciones en cuanto aesta diferencia entre hombres y mujeres. Setrata de la Esperanza de Vida Libre de Enfer-medad Crónica (EVLEC) y la Esperanza deVida en Buena Salud Percibida (EVBS). Lasmujeres padecen enfermedades crónicasantes que los hombres y también percibenpeor su salud general. El número de añosesperado sin enfermedad crónica es de 38años para las mujeres y 41 para los hombres.Con buena salud, las mujeres viven algo másde 58 años, frente a los casi 60 años de los

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hombres. La diferencia entre estos dosindicadores se debe, entre otros factores, ala existencia de enfermedades crónicas rela-tivamente leves, como algunos tipos de aler-gias, jaquecas, mala circulación. Si no se tie-nen en cuenta estas enfermedades, el indica-dor EVLEC aumenta hasta casi 47 años enhombres y algo más de 45 en mujeres.

Las mujeres esperan no tener discapacidadeshasta los 72 años frente a los 68,5 de los hom-bres. Hasta los 45 años la diferencia en laEVLD entre hombres y mujeres se mantiene,pero a partir de los 45 años la diferencia degéneros se atenúa hasta hacerse casi imper-ceptible. La diferencia de 3,6 años que seobserva en la EVLD al nacer disminuye hasta1 año a la edad de 65 y queda reducida a 0,12años a los 80 (tabla 1).

El alargamiento de la vida que se ha produ-cido en las últimas décadas debe ir acompa-ñado de unas buenas condiciones de salud,de forma que ese número de años ganadosse vivan con autonomía individual, familiary social. Para conocer el efecto real del enve-jecimiento sobre la salud de la población, ydado que existen grandes diferencias de gé-nero en cuanto a esperanza de vida, el análi-sis de la EVLD debe completarse relacionán-dola con la EV.

En efecto, aunque el gráfico 4.1 indica quelas mujeres viven más años libres dediscapacidades, el gráfico 4.2 muestra quedel total de años de vida, las mujeres viviránmayor proporción con discapacidades quelos hombres a todas las edades. Esto, unidoa que la esperanza de vida de las mujeres es7 años superior, coloca a la mujer en unasituación de clara desventaja en lo que a ca-lidad de salud se refiere. Por ejemplo, a los65 años los hombres esperan vivir con algu-na discapacidad en torno a 5 años, frente alos casi 8 que vivirán las mujeres (gráfico3.3).

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Al comparar los gráficos 4.1 y 4.2, se advier-ten tendencias contrarias en las líneas. LaEVLD de hombres y mujeres tiende a conver-ger con la edad, mientras que la proporciónde años que les quedan por vivir sindiscapacidad a hombres y mujeres tiende adivergir. Al nacer, los hombres vivirán el 91%de la vida sin discapacidad y las mujeres el88%, a los 45 años la diferencia que hay en-tre hombres y mujeres es mayor (82% frentea 76%), a los 65 años sigue aumentando (70%frente a 61%) y a los 80 los hombres pasaránsin discapacidades el 50% de los años queles quedan, frente al 42% de las mujeres.

Pautas muy semejantes aparecen cuando seanalizan las discapacidades severas y aqué-llas que necesitan ayudas. La severidad delas discapacidades así como la necesidadde ayudas están directamente relacionadascon el fenómeno de la dependencia. El Con-sejo de Europa define la dependencia comoun estado en que se encuentran las perso-nas que por razones ligadas a la falta o pér-dida de autonomía física, psíquica o inte-lectual, tienen necesidad de asistencia y/oayudas importantes a fin de realizar los ac-tos corrientes de la vida. Existe una notablepreocupación por el fenómeno de la depen-dencia al tener importantes implicaciones

familiares y sociales. La previsión del tiem-po que las personas tendrán discapacidadesseveras y que necesitarán ayudas es funda-mental para la planificación de los cuida-dos y apoyos futuros.

En este sentido, hasta la edad de 65 años,las mujeres viven en media más años sin te-ner discapacidades severas y sin necesitarayudas que los hombres (gráficos 5.1 y 6.1);a partir de esta edad el número de años vivi-dos libres de estos problemas tiende a igua-larse. Al nacer, las mujeres teóricamente es-tán libres de discapacidades severas y no ne-cesitan ayudas durante 75 años. En cambiolos hombres esperan no tener discapacidadesseveras ni necesitar ayudas hasta los 71años.

Las discapacidades más vinculadas a la de-pendencia son las relacionadas con las ac-tividades de la vida diaria (AVD), que inclu-yen las de movilidad, autocuidado y las delámbito doméstico. Las actividades instru-mentales relacionadas con las tareas do-mésticas son más complejas que las acti-vidades básicas de autocuidado, por ello,las primeras dificultades que surgen sue-len ser, después de las de movilidad, lasdel ámbito doméstico y, posteriormente, lasde autocuidado.

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Precisamente, en dos de los grupos dediscapacidades AVD es donde la edad causamayores diferencias de género: son las rela-cionadas con las tareas domésticas y las demovilidad. Los hombres, al nacer, esperantener el 97 % de su vida libre de discapa-cidades para realizar las tareas domésticas;en las mujeres es el 93%. Sin embargo, alos hombres de 65 años les espera el 89% desu vida sin discapacidades de este tipo, fren-te al 76% de las mujeres. Y a los 80 años, el75 % de la vida restante de un hombre estálibre de estas discapacidades, siendo sóloel 58 % en la mujer.

Esta gran diferencia puede deberse, en par-te, a la menor conciencia que los hombres

de avanzada edad poseen de la posibilidadde tener discapacidades relacionadas con lastareas del hogar.

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Otros grupos de discapacidades de gran pre-valencia son los de la audición y la vista. Enestas esperanzas también hay importantesdiferencias entre hombres y mujeres al na-cer, alrededor de 6 años. Sin embargo enestos indicadores aparece una pauta distintaa la observada hasta ahora: las líneas de losgráficos 10.1 y 11.1 sólo convergen claramen-te al final. Por otro lado, en lo que se refiereal porcentaje de vida de una persona sin te-ner discapacidades de audición o vista (grá-ficos 10.2 y 11.2) no se aprecian diferenciassignificativas de género. Es decir, hombresy mujeres se sitúan en un plano de igualdadfrente a los problemas de audición y vista. Alos 80 años, se espera que vivan el 80% deltiempo que les resta sin dificultades impor-tantes para oír y cerca del 79% (con una lige-rísima diferencia entre sexos) sin problemaspara ver.

Las comunidades autónomas que presentanlas Esperanzas de Vida Libre de Discapacidadal nacimiento más elevadas en los hombresson La Rioja y Madrid, 71,59 y 71,06 añosrespectivamente. Diez comunidades se sitúanpor debajo de 68,52 años, la media nacional.De ellas, sólo cuatro presentan esperanzasde vida más de un año inferiores a la nacio-nal: Andalucía, Murcia, Asturias y Ceuta, quevarían desde 66,03 años en Andalucía y Mur-cia hasta 67,30 años en Ceuta.

Aunque se aprecian diferencias geográficasen los datos correspondientes a los hom-bres, éstos presentan una variabilidad bas-tante inferior a la que se observa en lasmujeres.

Las mujeres viven mayor número de años sindiscapacidad en La Rioja (76,75 años), Nava-rra (74,76 años), Madrid (74,70 años) y Aragón(74,58 años). Hay 8 comunidades autónomascon una EVLD inferior a la media nacional,72,12 años. De ellas, las que presentan valo-res más bajos son Melilla (64,15 años), Mur-cia (68,75 años), Andalucía (68,98 años) yCeuta (69,99 años).

A partir de 65 años, los hombres de las co-munidades de La Rioja y Madrid, vivirán casidos años más sin discapacidad que la me-dia nacional, que se sitúa en 11,39 años. Porel contrario, los hombres residentes en Mur-cia y Andalucía se espera que vivan 9,51 y9,70 años respectivamente sin discapacidad.

Las mujeres que se espera que vivan másaños sin discapacidad a partir de los 65 sonlas residentes en La Rioja (16,44 años), PaísVasco (14,46 años), Madrid (14,31 años) e IllesBalears (14,15 años). Las comunidades en lasque las mujeres tienen una EVLD más bajason Melilla (8,12 años), Murcia (9,95 años) yAndalucía (10,15 años), siendo la media na-cional 12,39 años.

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