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http://contratacionadministrativa.laley.es NÚM. 135 • AÑO 15 • ENERO-FEBRERO 2015 TRANSPARENCIA VS CORRUPCIÓN Infografía, Guillermo Yáñez Sánchez Corrupción en la red, Guillermo Yáñez Sánchez Guía para la validación de contratos de obras, Guillermo Lago Núñez La contratación del sector público y la corrupción, F. Javier Escrihuela Morales El delito de prevaricación en la contratación pública, Francisco Pleite Guadamillas HERRAMIENTAS DE CÁLCULO Tratamiento de las ofertas anormales o desproporcionadas en los procedimientos de licitación, Javier Tena Ruiz Consulte en http://contratacionadministrativa.laley.es la revista en su formato electrónico 3652K24703 3652K24703 ESPECIAL TRANSPARENCIA VS CORRUPCIÓN

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http://contratacionadministrativa.laley.es NÚM. 135 • AÑO 15 • ENERO-FEBRERO 2015

TRANSPARENCIA VS CORRUPCIÓN

Infografía, Guillermo Yáñez Sánchez

Corrupción en la red, Guillermo Yáñez Sánchez

Guía para la validación de contratos de obras, Guillermo Lago Núñez

La contratación del sector público y la corrupción, F. Javier Escrihuela Morales

El delito de prevaricación en la contratación pública, Francisco Pleite Guadamillas

HERRAMIENTAS DE CÁLCULO

Tratamiento de las ofertas anormales o desproporcionadas en los procedimientos de licitación, Javier Tena Ruiz

Consulte en http://contratacionadministrativa.laley.es

la revista en su formato electrónico

3652K24703

3652K24703

ESPECIAL

TRANSPARENCIA VS

CORRUPCIÓN

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Páginas: 1.300 (aprox.) / Encuadernación: Rústica con solapasISBN: 978-84-7052-683-1

MANUAL DE PRESUPUESTOS Y CONTABILIDAD DE LAS CORPORACIONES LOCALES

8.ª EDICIÓN

La presente edición responde a la inaplazable necesidad de adecuar estaobra de referencia a las novedades normativas que se han producido des-de la anterior edición publicada (7ª). La obra se acomoda plenamente alnuevo marco normativo introducido por la Ley Orgánica 2/2012, de 27 deabril, de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera y sus dispo-siciones de desarrollo.

Paralelamente, se incorporan las modificaciones derivadas de la OrdenHAP/1781/2013, de 20 de septiembre, por la que se aprueba laInstrucción del Modelo Normal de Contabilidad Local, así como de laOrden HAP/1782/2013 por la que se aprueba la Instrucción del ModeloSimplificado de Contabilidad Local y se modifica la Instrucción del ModeloBásico de Contabilidad Local aprobada por Orden EHA/4040/2004, de 23de noviembre.

Conviene destacar que los cambios introducidos en esta edición son frutode un examen mucho más complejo y de gran profundidad, toda vez tam-bién ha sido revisado meticulosamente el amplio inventario de solucionesofrecidas en ediciones anteriores, tomando los autores como principalfuente de actualización el servicio de consultas, a través del cual se generaun flujo permanente de recepción de dudas, que se pretenden resolver eneste Manual.

AUTORES: Jesús M.ª González Pueyo y Beatriz Vigo Martín

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1  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Publicación adherida a la Asociación de Prensa Profesional (APP) no sujeta a control obligatorio de difusión por ser la presencia de publicidad inferior al 10 por 100 de la paginación total.

Depósito Legal:  M-37099-2001ISSN Papel: 1579-3036

ISSN Electrónico: 1579-3044Diseño, Preimpresión e Impresión Wolters Kluwer España, S.A.

Printed in Spain

ASOCIACION DE PRENSA  PROFESIONAL

DIRECTORJOSÉ ANTONIO MORENO MOLINA

Catedrático de Derecho Administrativo. Facultad de Ciencias Sociales de Cuenca. Universidad de Castilla-la Mancha.

CONSEJO DE REDACCIÓNSecretariaIsabel Gallego Córcoles (Profesora  de  Derecho  Administrativo UCLM. Doctora en Derecho)

Manuel Abella Poblet (Director  de  El  Consultor  de  Los  Ayunta-mientos), Pedro Bocos Redondo (Funcionario de Habilitación Es-tatal, Categoría Superior), Carmen Chinchilla Marín  (Catedrática. Garrigues Abogados y Asesores Tributarios), Esteban Corral Gar-cía (Secretario de la Administración Local, Categoría Superior), Ma-nuel Delgado-Iribarren (Letrado de las Cortes Generales), Alberto Dorrego de Carlos (Letrado de las Cortes Generales), Pedro Gar-cía Capdepón (Garrigues Abogados y Asesores Tributarios), Mar-cos Massó Garrote (Profesor Titular de Dcho. Constitucional UCL), Juan Mestre Delgado  (Catedrático  de  Derecho  Administrativo), Luis Ortega Álvarez  (Catedrático  de  Derecho  Administrativo), José Luis Piñar Mañas  (Catedrático de Derecho Administrativo), Julio Sánchez Méndez (Ingeniero de Caminos. Coordinador y Pro-fesor de INAP).

CONSEJO EVALUADOR EXTERNO

María Teresa Brunete de la Llave  (Doctora en Derecho. Jefe de Área  de  Contratación,  Patrimonio  y  Personal  de  Administración Local.  TAG),  Isaac Martín Delgado  (Profesor  Contratado  Doctor de Derecho Administrativo. UCLM), A. Patricia Domínguez Alon-so (Profesora Doctora de Derecho Administrativo UCLM), Ximena Lazo Vitoria (Profesora Doctora de Derecho Administrativo. UAH) Teresa Medina Arnáiz (Profesora de Derecho Administrativo. Uni-versidad de Burgos), Jesús Punzón Moraleda (Profesor Doctor de Derecho Administrativo de la UCLM). 

Directora de Publicaciones Área Administrativo-Local: Lourdes Bernal Riobóo. Responsable de Coordinación y Redacción: Yolanda Paramio Pintado.

© WOLTERS KLUWER ESPAÑA, S.A. Todos los derechos reservados. A los efectos del art. 32 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba la Ley de Propiedad Intelectual, Wolters Kluwer España, S.A., se opone expresamente a cualquier utilización con fines comerciales del contenido de esta publicación sin su expresa autorización, lo cual incluye especialmente cualquier reproducción, modificación, registro, copia, explotación, distribución, comunica-ción, transmisión, envío, reutilización, publicación, tratamiento o cualquier otra utilización total o parcial en cualquier modo, medio o formato de esta publicación.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titu-lares, salvo excepción prevista por la Ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

El editor y los autores no aceptarán responsabilidades por las posibles consecuencias ocasionadas a las personas naturales o jurídicas que actúen o dejen de actuar como resultado de alguna información contenida en esta publicación.

El texto de las resoluciones judiciales contenido en las publicaciones y productos de Wolters Kluwer España, S.A., es suministrado por el Centro de Documen-tación Judicial del Consejo General del Poder Judicial (Cendoj), excepto aquellas que puntualmente nos han sido proporcionadas por parte de los gabinetes de comunicación de los órganos judiciales colegiados. El Cendoj es el único organismo legalmente facultado para la recopilación de dichas resoluciones. 

El tratamiento de los datos de carácter personal contenidos en dichas resoluciones es realizado directamente por el citado organismo, desde julio de 2003, con sus propios criterios en cumplimiento de  la normativa vigente sobre el particular, siendo por tanto de su exclusiva responsabilidad cualquier error o incidencia en esta materia.

Los artículos publicados en esta revista son sometidos a un sistema de arbitraje externo.

Edición electrónica: http://contratacionadministrativa.laley.es

Para efectuar sus consultas ponemos a su disposición  el correo electrónico  [email protected]

SERVICIO DE ATENCIÓN AL CLIENTEREDACCIÓN902 250 500 tel902 250 502 [email protected]/ Collado Mediano, 928231 Las Rozas (Madrid)www.laley.es

Contratación Administrativa Práctica  es  la  única  revista  diri-gida a  los profesionales relacionados con la contratación en el sector público, ya presten sus servicios en entes, organismos o entidades de dicho sector, ya desarrollen su actividad como ope-radores privados en los procedimientos de contratación pública, constituyendo la base de su contenido el análisis y estudio de la problemática técnico-jurídica de los procedimientos de contra-tación administrativa, desde su preparación hasta su total con-clusión, así como el de las diferentes vicisitudes asociadas a su tramitación.

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Sumario

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2  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

EDITORIAL

�� La lucha contra la corrupción en la contratación pública  � José Antonio Moreno Molina ........................................................................................................  4

TRANSPARENCIA VS CORRUPCIÓN

�� Infografía de la corrupción en la contratación pública � Guillermo Yáñez Sánchez ...............................................................................................................  5

�� «Corrupción» en la red � Guillermo Yáñez Sánchez ...............................................................................................................  6

�� Guía para la validación de contratos de obras  � Guillermo Lago Núñez ...................................................................................................................  11

�� La contratación del sector público y la corrupción � F. Javier Escrihuela Morales ...........................................................................................................  16

�� El delito de prevaricación en la contratación pública � Francisco Pleite Guadamillas .........................................................................................................  22

HERRAMIENTAS DE CÁLCULO

�� Tratamiento  de  las  ofertas  anormales  o  desproporcionadas  en  los  procedimientos  de licitación

� Javier Tena Ruiz ..............................................................................................................................  30

USTED PREGUNTA

�� Prohibición de contratar del personal al servicio de las Corporaciones locales ....................... 35

�� Incumplimiento por licitador de separación de sobres impuesta en el pliego  ........................ 38

�� Calificación de la gestión de aparcamiento y zonas de aparcamiento limitado  ...................... 39

�� La trasmisión de participaciones de sociedad mixta por socio privado, ¿se considera una  modificación sustancial del contrato? .......................................................................................... 40

�� ¿Cuáles son las funciones de un Director de Obra? .................................................................... 41

�� La falta de presentación de factura, ¿se puede considerar incumplimiento contractual?  ...... 43

�� ¿Puede un organismo autónomo adquirir una patente? ¿Se trataría de un contrato privado?  44

REfLEXIONES

�� Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil del contratante como  instrumento de transparencia 

� Marta Oller Rubert .........................................................................................................................  46

�� La demora como causa de resolución contractual  � Jose Enrique Candela Talavero .....................................................................................................  56

�� La difícil distinción entre las obras complementarias y las modificaciones contractuales  � Ángel Cea Ayala .............................................................................................................................  68

EDITORIAL

�� La lucha contra la corrupción en la contratación pública  � José Antonio Moreno Molina .........................................................................................................  4

TRANSPARENCIA VS CORRUPCIÓN

�� Infografía de la corrupción en la contratación pública � Guillermo Yáñez Sánchez, ...............................................................................................................  5

�� «CORRUPCIÓN» EN RED  .............................................................................................................. 6

�� Guía para la validación de contratos de obras  � Guillermo Lago Núñez ...................................................................................................................  11

�� La contratación del sector público y la corrupción � F. Javier Escrihuela Morales ............................................................................................................  16

�� El delito de prevaricación en la contratación pública � Francisco Pleite Guadamillas..........................................................................................................  22

HERRAMIENTAS DE CÁLCULO ....................................................................................................... 30

�� Tratamiento de las ofertas anormales o desproporcionadas en los procedimientos de licitación � Javier Tena Ruiz ..............................................................................................................................  30

USTED PREGUNTA

�� Prohibición de contratar del personal al servicio de las Corporaciones locales ....................... 35

�� Incumplimiento por licitador de separación de sobres impuesta en el pliego  ........................ 38

�� Calificación de la gestión de aparcamiento y zonas de aparcamiento limitado  ...................... 39

�� La trasmisión de participaciones de sociedad mixta por socio privado, ¿se considera una  modificación sustancial del contrato? .......................................................................................... 40

�� ¿Cuáles son las funciones de un Director de Obra? .................................................................... 41

�� La falta de presentación de factura, ¿se puede considerar incumplimiento contractual?  ...... 43

�� ¿Puede un organismo autónomo adquirir una patente? ¿Se trataría de un contrato privado?  44

REfLEXIONES ................................................................................................................................. 46

�� Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil del contratante como  instrumento de transparencia 

� Marta Oller Rubert .........................................................................................................................  46

�� La demora como causa de resolución contractual  � Jose Enrique Candela Talavero .....................................................................................................  56

�� La difícil distinción entre las obras complementarias y las modificaciones contractuales  � Ángel Cea Ayala .............................................................................................................................  68

INfORME DE JURISPRUDENCIA .................................................................................................... 76

�� ¿Convenio o contrato? La cooperación institucional en la jurisprudencia del TJUE 

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  3 

Sumario

INfORME DE JURISPRUDENCIA

�� ¿Convenio o contrato? La cooperación institucional en la jurisprudencia del TJUE  � Isabel Gallego Córcoles ..................................................................................................................  76

CONTRATACIÓN PRÁCTICA

�� Precedentes de la contratación pública en España  � Julián de la Morena López ............................................................................................................  81

CONTRATISTA versus ADMINISTRACIÓN

�� La incautación de la garantía definitiva en caso de resolución del contrato por incumplimiento del contratista 

� Flor Espinar Maat ...........................................................................................................................  90

LOS TRIBUNALES DECIDEN

�� Responsabilidad quincenal del contratista de obras. Plazo de prescripción de la acción  ...... 96

�� Anulación de un contrato: inicio del plazo de preinscripción de la acción de reclamación de daños y perjuicios ............................................................................................................................ 97

�� El compromiso de absorber o mantener al personal del antiguo concesionario como criterio de adjudicación ............................................................................................................................... 99

�� Requisitos de la motivación de la adjudicación del contrato ...................................................... 100

�� Plazo  para  la  presentación  de  ofertas  y  posibles  reducciones  del  mismo.  Exigencia desproporcionada como solvencia de un profesional con una determinada titulación ........... 102

�� Calificación de contrato como de obras pese a contener algunos elementos de un contrato de arrendamiento. Aplicación del principio de fuerza de cosa juzgada .................................... 106

�� Exclusión de un licitador responsable de una infracción en materia de pago de cotizaciones a la seguridad social ........................................................................................................................ 109

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4  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Editorial

La lucha contra la corrupción en la contratación pública

José Antonio Moreno Molina

Director de la revista Contratación Administrativa Práctica

L a  magnífica  acogida  el número  monográfico  so-bre  contratación  pública 

verde  por  parte  de  los  lectores  de la Revista, que queremos agradecer desde  estas  páginas,  nos  anima  a realizar  nuevos  números  especia-les  dedicados  a  los  principales temas  que  hoy  preocupan  en  el 

sector.  En  este  sentido,  no  cabe duda de que  la  lucha contra  la  co-

rrupción se ha convertido en un obje-tivo fundamental de la legislación y la 

actuación administrativa relacionada con la contratación pública. Como ha advertido el Parlamento Europeo, el sector de  la contratación pública es el más expuesto a los riegos de gestión irregular, fraude y corrupción (Re-solución de 6 de mayo de 2010, sobre la protección de los intereses financieros de las Comunidades y la lucha contra el fraude, DOUE C 81E, de 15 de marzo de 2011).

La nueva Directiva de la Unión Europea 2014/24/UE sobre  contratación  pública,  plantea  diversas  medidas para garantizar  la  integridad de  los procedimientos de los  contratos  públicos.  Regula,  así,  los  denominados conflictos de  intereses,  las  conductas  ilícitas,  los  impe-dimentos  a  la  adjudicación,  las  ofertas  anormalmente bajas y las consultas preliminares del mercado y las mo-dificaciones de  los contratos durante su vigencia. Tam-bién exige el respeto en todo caso de los principios de igualdad, no discriminación, publicidad, transparencia y libre concurrencia.

En España, el Presidente del Gobierno presentó en el  Parlamento  el  jueves  27  de  noviembre  de  2014  una serie de medidas para la regeneración democrática, en-tre las que plantea la reforma de la legislación de con-tratos en el sentido de proponer una nueva regulación del perfil del contratante; unas nuevas obligaciones de los órganos de contratación a la hora de tomar medidas adecuadas para luchar contra el fraude, el favoritismo y 

la corrupción y prevenir, detectar y solucionar de modo efectivo  los  conflictos  de  intereses  que  puedan  surgir; una nueva regulación de los procedimientos de adjudi-cación de contratos con una limitación de los casos en los  que  se  puede  usar  el  procedimiento  negociado;  y una nueva regulación de prohibiciones e incompatibili-dades para contratar con el sector público.

En  un  contexto  más  amplio  de  lucha  contra  la  co-rrupción,  el  Gobierno  anunció  también  un  refuerzo  de medios humanos en  la Administración de Justicia,  con nuevas plazas de Jueces y Fiscales; un refuerzo de me-dios humanos en la Agencia Tributaria para la lucha con-tra el fraude y un refuerzo de los medios de la Oficina de Conflicto de Intereses.

Recientemente, el profesor GIMENO FELIÚ ha publica-do un «Decálogo de Reglas para prevenir la corrupción en los Contratos Públicos», cuya lectura recomendamos (http://www.obcp.es/index.php/mod.opiniones/mem.detalle/id.180/relcategoria.208/relmenu.3/chk.1b2c9f6d99eecf44223c17ac60720747, fecha de consulta 3 de diciembre de 2014).

El  Decálogo  destaca  que  la  importancia  económi-ca  y  social  de  los  contratos  públicos  aconseja  reforzar la visión de compra pública desde la integridad y plan-tea  una  serie  de  medidas  vinculadas  a  la  publicidad  y la  transparencia,  que  deben  generar  competencia  o concurrencia  empresarial,  a  la  uniformidad  de  reglas  y la eliminación de las instrucciones previstas en el artículo 191 TRLCSP, a los límites a la modificación de los contra-tos, a la configuración de un sistema de control rápido y efectivo,  a  la profesionalización y mayor  cualificación y responsabilidad de los «gestores» públicos, a la necesi-dad de que cualquier empresa que desee contratar con la  administración  pública  instaure  de  manera  efectiva un programa de cumplimiento «anti-corrupción» como exigencia legal, y a la importancia de una nueva gober-nanza como exige el artículo 83 de la Directiva 24/2014, mediante  la  creación  de  un  organismo  de  supervisión, que deberá contar con medios y preparación suficiente.

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  5 

Infografía

Infografía de la corrupción en la contratación pública

Guillermo Yáñez Sánchez,Funcionario Gestor de la Contratación Pública

y Administrador de la Comunidad de Prácticas de la Contratación Pública

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6  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

«Corrupción» en la red

Para los que no tienen tiempo de leer los cientos de posts que se publican, ésta es nuestra selección

Guillermo Yáñez Sánchez, Funcionario Gestor de la contratación pública y administrador de la Comunidad de Prácticas de la Contratación Pública

«Corrupción» en la red Para este número hemos cambiado el nombre de la sección. De contratación pública en la red, a corrupción en 

la red. Y lo hemos hecho porque hasta «google» da por sinónimo los términos. Acabo  de hacer la prueba. Escribí en la búsqueda de google «contratación pública» y el primer resultado en las noticias tenía como titular «Corrupción y contratación pública».

Corrupción = contratación pública

Aluvión de contenidos en la Red dedicados a este asunto. 

Desde el enfoque delictivo de las prácticas más usadas como: 

— la opacidad en los procedimientos de contratación; 

— la masiva utilización del procedimiento negociado sin publicidad; o 

— los millonarios contratos menores.

A posibles «soluciones» como: 

— reformar la legislación y hacer que la adjudicación siempre sea a la oferta económicamente más ventajosa; 

—reforzar la independencia económica de los interventores; 

—promover medidas para que los funcionarios implicados en la tramitación denuncien prácticas corruptas; 

—empezar a publicar datos de los contratos en los perfi les del contratante en formato «open data», para que los informes diarios saquen los colores a los corruptos, algo que ya se está haciendo en el proyecto «¿quién cobra la obra?» . 

Un saludo.

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  7 

1. Contratos + corrupción = Delitos

Carlos Yáñez Díaz repasa en este artículo publicado en el OBSERVATORIO DE LA CON-TRATACIÓN PÚBLICA diversos tipos delictivos que pueden aparecer cuando la contratación pública se utiliza con fines corruptos (prevarica-ción, malversación de caudales públicos, fraude a la Administración y falsedad en documento oficial). Cuenta la condena a un Alcalde que «invitó» a un aparejador contratado laboral del ayuntamiento a proponer el fraccionamiento de una obra, para así... 

2. Procedimientos negociados sin publicidad y contratos menores Son los procedimientos de contratación más usados. Además de ser más ágiles, rápidos 

y menos  burocráticos, son un terreno de juego ideal para la corrupción.

Carlos Mier publicaba el artículo: «No solo ‘Operación Púnica’: los atajos para contratar ‘a dedo’ con el Estado» dando muchos datos de  la «última» macro-rredada anticorrupción:  «30 personas detenidas, entre políticos,  fun-cionarios y empresarios; fraccionamiento de contratos, adjudicaciones ‘ad hoc’ con un único pretendiente, pliegos a la carta; el 50,62% de

los contratos sufragados con dinero público desde 2009 se han tramitado como pro-cedimiento negociado sin publicidad; en Madrid, se han troceado 5,33 millones en una interminable lista de contratos menores...».

3. La opacidad de la contratación pública es un sobrecoste y es otra puer-ta a la corrupción

francisco Cano Molina publicaba en la comunidad de contratación pública de la red social de Instituto Nacional de las Administraciones Públicas (INAP SO-CIAL) que la «opacidad encarece un 20% los contratos públicos».

Según cuenta: «Para los expertos, la legislación actual ha contribui-do a amparar a los corruptos. La nueva ley obligará a publicitar todos

en el mismo portal de internet.»

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4. Hablando de interventores, uno muy concienciado contra la corrup-ción: Antonio Arias Rodríguez

Síndico en Sindicatura de Cuentas del Principado de Asturias y editor del blog (fiscaliza-ción.es). En su trabajo seguro que ha visto cosas raras; en su blog, más de 88 entradas han sido dedicadas a la corrupción. Dos últimas:

• «La corrupción necesaria» que nos presenta lo que ha hecho el país menos corrupto del mundo para llegar a serlo (Singapur) donde corrupción = pena de muerte.

• «La corrupción, un monstruo de siete cabezas», crónica de las jornadas sobre corrupción y transparencia que organiza el Centro de Estudios que dirige Fernando Castro en el Colegio de Aboga-dos de Oviedo. 

Un recurso fundamental para estar actualizado sobre este tema.

6. Otra: que los funcionarios delaten la corrupción internaEs lo que propone Andrés Betancor en su artículo, «Corrupción y contra-

tación pública», en el que señala: «...Un potente disua-sivo es el castigo penal. Y para que éste se pueda apli-car se necesita  información,  la de aquellos que tienen conocimiento de las irregularidades, la de los insiders... la adjudicación es el resultado de procedimientos com-plejos  en  los  que  necesariamente  debe  participar  un 

elenco  importante de  funcionarios. ¿Por qué razón ninguna denuncia, al menos, las sospechas? La denuncia, la delación, podría ser un instrumento eficaz contra la co-rrupción». 

5. ¿Adjudicamos los contratos exclusivamente a la oferta más econó-mica?

Es una de las líneas de actuación que Esperanza Aguirre propone en su receta contra la corrupción: «Cambiar la Ley de Contratos del Esta-do. Para que haya transparencia y para elegir obligatoriamente la oferta más ventajosa en el precio».

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9. Decálogo de reglas para prevenir la corrupción en los contratos públicos

Desde el OBSERVATORIO DE LA CONTRATACIÓN PÚBLICA José María Gimeno feliú lanzaba el decálogo de reglas para prevenir la co-rrupción en los contratos públicos. 

7. O quizá, debamos ser los ciudadanos los que controlemos la corrup-ción y acabemos con ella

Está    visto  que  los  controladores  oficiales,  (los  funcionarios,  secretarios,  interventores, miembros de las mesas de contratación, grupos políticos en la oposición, órganos externos de fiscalización, tribunales especiales de contratación y tribunales) no pueden parar la corrup-ción. Quizá deberán ser los ciudadanos los que vigilen qué se hace con el dinero público.

 Pues bien, ya existe una iniciativa ciudadana, el proyecto ¿QUIÉN COBRA LA OBRA? con el que se quiere dar una radiografía de la obra pública en España y la información de qué constructoras se han llevado los mayores contratos y cuáles son sus vínculos con lo público. Un proyecto que, gota a gota, está buscando financiación y colaboradores para atender a sus necesidades y así conseguir:

• Crear una base de datos descargable de contratos de obra pública. 

• Mostrar los datos analizados en una página web abierta a todos y con licencia CC.

• Publicar tres reportajes de investigación que analicen a fondo casos concretos y tendencias generales.

• Publicar manuales descargables que expliquen cómo funciona la contratación pú-blica. 

8. Ese control ciudadano de la corrupción precisa de perfiles de contra-tante transparente y en formato «open data»

Parece que todo apunta a que si la contratación se gestiona en formato electrónico, se convertirá en un proceso de trabajo trazable, público, transparente y controlable. Además de publicar la información de los contratos habrá que publicarla de determinada forma o, mejor dicho, en versión «open data», para que se pueda facilitar su descarga, análisis y estudio por la sociedad civil. Algo que el Ayuntamiento de Lorca o el de Zaragoza ya están poniendo en práctica  según  se planteó en  la COMUNIDAD DE PRÁCTICAS DE LA CONTRATACIÓN PÚBLICA.

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Puede acceder también a la información y documentación incluida en la sección a través del portal de la revista: http://contratacionadministrativa.laley.es

10. Transparencia en la contratación pública electrónica Manuel Caño  daba  su  opinión,  en  su  blog 

CONTRATACIÓN  PÚBLICA  ELECTRÓNICA,  so-bre el decálogo propuesto. A su juicio, «no pasa de ser un conjunto de acciones que son un poco más de lo mismo: lo que hemos tenido hasta ahora, es decir, más regulaciones, más órganos».

Y comenta que, «es hora, después de 15 años, de tomarnos en serio la digitalización de la contratación pública: si todos los expedientes estuvieran en formato digital, (como nuestras declaraciones de la renta), sería muy difícil que la corrupción existiera en el grado y cuantía actual. Si además  los datos estuvieran publicados en un formato  informática-mente reutilizable y anonimizado (open data) y puestos a disposición de los ciudadanos y empresas, el control sería efectivo, automático y “gratis”, realizado por parte de los inte-resados receptores finales de los bienes y servicios de la contratación pública y los que lo pagan con sus impuestos: los ciudadanos y las empresas».

11. Contratos y corrupción Mª. Pilar Batet Jiménez iniciaba en NOVAGOB este debate, muchas 

ideas y propuestas.

¿Y tú qué piensas? Porque a ti también te afecta, como funcionario y como ciudadano.

12. Charla sobre la corrupción 8 minutos y 20 segundos de charla sobre el asunto 

de la corrupción entre Antonio Arias (www.fiscalizacion.es) y José Ramón Chaves (www.contencioso.es). 

Una clase sobre un asunto muy relacionado con la contratación pública. La corrupción.

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Esquemas prácticos

Guía para la validación de contratos de obras Guillermo Lago Núñez 

Secretario de Administración Local con habilitación nacional

Se ofrece esta guía o Tabla de validación de contra-tos de obra (con aprobación simultánea de Pliego y Cláu-sulas) a  la manera de  índice de actuación o «checklist» que permita la comprobación y verificación de todos los trámites requeridos en los procedimientos ordinarios de contratación de obras por nuestro ordenamiento jurídi-co de forma transparente evitando el incumplimiento de la normativa.

Losmodelossonsusceptiblesdeadaptaciónparasuincorporacióncomoíndicedelexpedienteelectrónicodecontratación

Los  preceptos  hacen  referencia  al  Real  Decreto Legislativo 3/2011,  de  14  de  noviembre,  por  el que  se aprueba el  texto  refundido de  la Ley de Contratos del Sector Público, salvo que se señale otro acrónimo [LOE: Ley de ordenación de la Edificación. TRLHL: Texto refun-dido de la Ley de Haciendas Locales].

Estos modelos son susceptibles de adaptación para su incorporación como índice del expediente electróni-co de contratación y pueden permitir la elaboración de un Cuadro de Mando para el mejor control, seguimiento y evolución de los diferentes contratos de obras en cada organización.

Se distinguen cinco tablas en relación con cada una de las fases del procedimiento de contratación:

— Tabla I, Antecedentes. 

— Tabla II,  relacionada con la Preparación del Con-trato.

—Tabla III, respecto a la Selección del Contratista. 

— Tabla IV, sobre la ejecución del contrato.

— Tabla V, sobre efectos, cumplimiento y extinción del contrato.

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12  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Esquemas prácticos

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  13 

Esquemas prácticos

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Esquemas prácticos

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Esquemas prácticos

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16  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Reflexiones

1.   ASPECTOS GENERALES

2.   ACTUAL ESTADO DE LA CUESTIÓN

3.   UNA APROxIMACIÓN A POSIBLES SOLUCIONES

3.1.   Necesidad e idoneidad del contrato

3.2.   Pliego de cláusulas administrativas particulares

3.3.   Pliego de prescripciones técnicas

3.4.   Mesa de Contratación

3.5.   Revisión de las decisiones en materia de contratación

SU

MA

RIO

1. ASPECTOS GENERALES

La  corrupción  como  abuso  de  poder  para  obtener una  ventaja  ilegitima,  tiene  diversas  formas  de  mani-festarse:  tráfico  de  influencias,  cohecho,  prevaricación, malversación,  cooptación,  blanqueo  de  capitales,  etc. Nosotros nos limitaremos a la corrupción derivada de la contratación pública.

Dejamos aparte la imperiosa necesidad de una nue-va Ley de Enjuiciamiento Criminal y nuevo Código Penal que  aborden  de  modo  definitivo,  claro  y  contundente la tipificación de determinadas conductas y elimine  los garantismos excesivos e inadecuados que se convierten en una protección indirecta de determinadas conductas ilícitas.

Sirva  de  ejemplo  la  falta  de  justificación  de  la  po-sesión  de  elevados  capitales,  cuya  ilicitud  es  de  difícil demostración, ante la actual ingeniería financiera; pues bien, esa  falta de  justificación debiera  tipificarse como delito, al igual que debiera agravarse, en uno o dos gra-dos,  la  falta  de  reparación  de  los  efectos  del  delito,  y más concretamente,  la  falta de restitución de  las canti-dades o dinero obtenido de forma ilícita.

Podríamos, de este modo, distinguir entre  la va-lidez y la eficacia de las normas y entre lo que debe ser y  lo que es. O lo que es igual, si el Estado tiene en cuenta, de modo permanente, una perspectiva de la política criminal,  la normativa penal  y el proceso, a fin de evitar o minorar la separación entre los con-ceptos  antes  indicados.  Algunos  preconizan  lo  que debiera  ser,  ocultando  lo  que  puede  ser,  que  diría Ortega, y otros, como el legislativo, promulgan leyes 

contra la corrupción, superficiales y meramente pro-gramáticas.

Cuando  escuchamos  que  determinados  contratos han  sido  adjudicados  indebidamente  a  contratistas,  a cambio de dádivas con el intento del cohecho o sobor-no,  resulta evidente el  incumplimiento de  la normativa en relación con la preparación del contrato, con las pres-cripciones técnicas o con la aplicación de los criterios de adjudicación.

Elproblemanoradicaenlafaltadenormativa,sinoensuincumplimiento

Sucede así, digámoslo ahora, que el proble-ma no radica en la falta de normativa, sino en su incum-plimiento.

Si analizamos leyes recientes nos encontramos con el siguiente panorama: 

Ley Orgánica 9/2013 de control de la deuda del sec-tor público, que pretendía erradicar la morosidad de las Administraciones Públicas; la Ley 11/2013 de emprende-dores, modificando el plazo de pago a proveedores, que no se cumple; la Ley 14/2013 de apoyo a los emprende-dores, que pretendía el impulso de la contratación públi-ca con emprendedores, y en la que, aun reconociendo, por  ejemplo,  que  la  exigencia  de  clasificación viene siendo una traba para muchas empresas, especial-mente para aquellas de menor tamaño o nueva creación, ya que no logran cumplir con todos los requisitos exigidos para obtener la correspondien-te clasificación, mantiene dicha exigencia, a través de 

La contratación del sector público y la corrupción

F. Javier Escrihuela MoralesAbogado. Consultor Internacional en Contratación pública

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una disposición transitoria, de la Ley 25/2013 (a la hora de  finalizar  este  artículo  hemos  tenido  conocimiento del proyecto de Real Decreto, de desarrollo parcial del Reglamento  1098/2001,  que  elimina  definitivamente  la exigencia de clasificación a  las empresas españolas en los contratos de servicios); Ley 19/2013 de transparencia, que no ha tenido ninguna eficacia práctica, quizás por-que  su  contenido  no  está  en  consonancia  con  nuestra realidad social, entendiendo, por ejemplo, que con dar publicidad a las contrataciones o el derecho de acceso a la información pública, que por cierto ya venía regulado en la Ley 30/1992, puede alcanzarse el grado de trans-parencia  exigible;  Ley  25/2013  de  impulso  a  la  factura electrónica,  sin que hayan entrado en vigor cuestiones tan relevantes como las relativas a la clasificación de em-presas y la solvencia económica, financiera y técnica; El RD 304/2014 que aprueba el Reglamento de  la Ley de prevención de blanqueo de capitales, con los resultados que estamos viendo en la actualidad.

2. ACTUAL ESTADO DE LA CUESTIÓN

Centrándonos en la contratación del sector público hemos de analizar el problema, sus causas y las posibles soluciones, porque estas no pasan por la promulgación de leyes con abstracción de su cumplimiento y efectos, como viene haciéndose desde hace varias décadas.

Hay que recordar que dentro del ámbito del sector público se encuentran las Comunidades Autónomas, las Diputaciones, Cabildos y Ayuntamientos. Y decimos esto porque, en algunas de estas esferas  territoriales,  faltan los debidos controles y asistimos a la presencia de polí-ticos, actuando en los procedimientos de contratación, como funcionarios, con extralimitación de funciones y al margen y en contra de las normas contenidas en la Ley y Reglamento de contratos. 

Recientemente hemos oído a un líder de un partido político manifestar que para combatir la corrupción ten-dría que modificarse la ley de contratos. Pero estimamos que la cuestión no es tan simplista. Ni el gobierno puede impulsar, ni el  legislador aprobar, una reforma más allá del marco de las Directivas europeas.

Controlarelcumplimientodelanormaesunmododerespuestaeficazalproblema;unidoaresponsabilidadesysancionesproporcionalesalmalinfringido

Ahora bien, es cierto, y en este punto podría  tener razón el político, que las Directivas son de mínimos, por lo que podrían introducirse modificaciones para ajustar la norma a la especial idiosincrasia española.

Pero  hemos  de  reiterar  que,  cualquiera  que  sea  el marco normativo y la profusión de normas, de nada sirve si no es cumplido adecuadamente. La pérdida de valo-

res éticos y la elevación como objetivo próximo del lucro personal e ilícito, influyen en ese vendaval de incumpli-miento normativo que recorre el país. Es decir, controlar el  cumplimiento de  la norma es un modo de  respues-ta eficaz al problema que venimos comentando; eso sí, unido a responsabilidades y sanciones proporcionales al mal infringido.

La  consideración  de  la  realidad,  en  efecto,  obliga a centrarse en aquellos mecanismos que garanticen el cumplimiento de la Ley.

Si analizamos las causas que motivan el cumplimien-to  de  la  norma,  podríamos  establecer  que  un  20  por ciento la cumple por convicción y por ética; un 60%, en razón  de  los  controles  existentes  y  el  temor  a  las  san-ciones; y, finalmente, el 20% restante, actúan libremente, con cierto desafío social, procurando encubrir sus accio-nes a través de complicados mecanismos financieros.

Tomemos ejemplo de la Agencia tributaria, organis-mo que está dotado de una organización que le permi-te, primero, el control de las infracciones y, en segundo lugar,  la  imposición  de  sanciones  de  modo  inmediato, al menos con carácter general, y sin otra solución que la del pago, salvo la vía de recurso; en esto radica una de las claves del éxito de su gestión.

De lo expuesto parece deducirse:

1. Que es necesario introducir mecanismos de con-trol en el sector público, independientes de los agen-tes políticos.

En  este  sentido,  tenemos  la  impresión  en  este  de-venir  de  la  corrupción,  que  un  órgano  de  vital  impor-tancia para  la fiscalización de  la actividad económica y contractual del sector público, como es la Intervención, 

Autor: F. Javier Escrihuela Morales 

Título: La contratación del sector público y la corrupción

Resumen: La corrupción que se viene observando en la con-tratación del sector público, no se resuelve con la publica-ción de normas si no van acompañadas de mecanismos efi-caces para velar por su cumplimiento. La pérdida de valores éticos y la fijación como objetivo próximo del lucro personal e ilícito, influyen en ese vendaval de incumplimiento norma-tivo que  recorre  el país.  Los organismos de control,  como la Intervención, el Tribunal de Cuentas o la Comisión Mixta de la Cortes Generales, no funcionan adecuadamente a los fines de un control efectivo. Pero nada de esto será posible si el legislador, haciendo abstracción de otros intereses, no adopta de modo convencido y decidido las soluciones pro-fundas que este grave problema demanda. 

fICHA RESUMEN

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La contratación del sector público y la corrupción

ha perdido la fuerza y el peso específico que le otorga el ordenamiento jurídico.

En efecto, si analizamos sus funciones y atribuciones, podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que con un cumplimiento estricto de éstas, se evitarían o aflorarían, la mayoría de  las contrataciones  ilícitas o  ilegales. Esti-mamos que este es un órgano que debiera potenciarse garantizando y exigiendo su independencia, con un ré-gimen estricto de responsabilidades.

En efecto, la intervención tiene como función esen-cial  el  control  de  todos  los  actos  de  la  Administración que den lugar al reconocimiento de derechos y de obli-gaciones de contenido económico, así como los ingre-sos y pagos que de ellos se deriven, y la comprobación de que la actuación, en el aspecto económico-financie-ro, de los servicios, Organismos autónomos, sociedades y demás entes públicos, cualquiera que sea su denomi-nación y forma jurídica, se ajusta al ordenamiento jurídi-co así como a los principios generales de buena gestión financiera.

Tal es así lo que afirmamos que basta una simple lec-tura, sin mayores comentarios, de las principales funcio-nes atribuidas a  la  Intervención por RD 2188/1995 que transcribimos:

«Cuando en la práctica de un control, el interven-tor actuante aprecie, que los hechos acreditados en el expediente pudieran ser susceptibles de constituir una infracción administrativa o de responsabilidades contables o penales, lo deberá poner en conocimien-to de la Intervención General de la Administración del Estado, la cual, si procede, remitirá lo actuado al órgano competente para la iniciación de los oportu-nos procedimientos.

Cuando se aprecien circunstancias que lo acon-sejen, el Interventor general de la Administración del Estado podrá acordar la realización de comprobacio-nes materiales de la inversión durante la ejecución de las obras, la prestación de servicios y fabricación de bienes adquiridos mediante contratos de sumi-nistros.

Los funcionarios que ejerzan la función interven-tora o realicen el control financiero deberán guardar el debido sigilo con relación a los asuntos que conoz-can en el desempeño de sus funciones.

En los demás casos en que proceda legalmente el acceso a los informes de control, la solicitud de los mismos deberá dirigirse directamente al gestor directo de la actividad controlada.

Las autoridades, cualquiera que sea su naturale-za, así como los Jefes o Directores de oficinas públi-cas, Organismos autónomos y sociedades estatales y quienes en general, ejerzan funciones públicas o desarrollen su trabajo en dichas entidades deberán

prestar la debida colaboración y apoyo a los funcio-narios encargados de la realización del control.

El Servicio Jurídico del Estado deberá prestar la asistencia jurídica que, en su caso, corresponda a los funcionarios que, como consecuencia de su partici-pación en actuaciones de control interno, sean obje-to de citaciones por órgano jurisdiccional.

Los funcionarios actuantes en el control financie-ro podrán revisar los sistemas informáticos de ges-tión que sean precisos para llevar a cabo sus funcio-nes de control. Los accesos a las bases de datos y archivos automatizados de la Administración tributa-ria se realizarán en el marco de las normas básicas de control y seguridad que se dicten en desarrollo de la disposición final segunda de la Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social.

Antes de liquidar el gasto o reconocer la obliga-ción se verificará materialmente la efectiva realización de las obras, servicios y adquisiciones financiadas con fondos públicos y su adecuación al contenido del correspondiente contrato.»

Entre  la  documentación  a  remitir  a  la  Intervención, para la comprobación de inversiones, tal como señala la Resolución de 11/06/2012, se encuentran los documen-tos básicos que permiten un análisis de la contratación, figuran:

a) Aprobación  del  compromiso  de  gasto  y  su  co-rrespondiente fiscalización previa.

b) Pliego  de  Cláusulas  Administrativas  Particulares o, en su defecto, documento equivalente.

c) Pliego de Prescripciones Técnicas o, en su defec-to, documento equivalente.

d) Presupuesto.

e) Contrato o encargo con, en su caso, las modifica-ciones acordadas.

En este sentido y de igual modo, podríamos hablar del Tribunal de Cuentas y de las funciones que tanto la LO 2/1982 como la Ley 7/1988 le confieren, no sin afirmar la  necesidad  de  convertirlo  en  un  órgano  técnico,  con plena autonomía funcional y sin dependencia del poder político: 

El Tribunal de Cuentas es el supremo órgano fis-calizador  de  las  cuentas  y  de  la  gestión  econó-mica del Estado y del sector público, sin perjui-cio de su propia  jurisdicción, de acuerdo con  la Constitución y la presente Ley Orgánica.

La  función fiscalizadora del Tribunal de Cuentas se referirá al sometimiento de la actividad econó-

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f. Javier Escrihuela Morales

mico-financiera del sector público a los principios de legalidad, eficiencia y economía. 

El  Tribunal  de  Cuentas  hará  constar  cuantas  in-fracciones,  abusos  o  prácticas  irregulares  haya observado, con indicación de la responsabilidad en que, a su juicio, se hubiere incurrido y de las medidas para exigirla. 

La Fiscalía del Tribunal de Cuentas, dependien-te funcionalmente del Fiscal General del Estado, quedará  integrada por el Fiscal y  los Abogados Fiscales

Serán  responsables  directos  quienes  hayan  eje-cutado,  forzado o  inducido a ejecutar o coope-rado en la comisión de los hechos o participado con  posterioridad  para  ocultarlos  o  impedir  su persecución.

El ejercicio de la función fiscalizadora del Tribunal de  Cuentas  se  llevará  a  cabo  mediante:  El  exa-men de los expedientes referentes a  los contra-tos celebrados por la Administración del Estado y las demás entidades del sector público (dentro de un umbral cuantitativo).

La fiscalización de los contratos comprenderá los distintos  momentos  de  su  preparación,  perfec-ción y adjudicación, formalización, afianzamiento, ejecución, modificación y extinción.

O que diríamos de la Comisión mixta de las Cortes Generales, para las relaciones con el Tribunal de Cuentas y fiscalización de la contratación pública estatal.

2. Paralelamente, es preciso regular, de modo cla-ro, preciso y dentro de la debida proporcionalidad, un cuadro de sanciones por incumplimiento de la nor-mativa y el adecuado sistema para hacerlas efectivas. Un  sistema dentro del  concepto de  la  responsabilidad patrimonial  y  personal,  a  que  se  refiere  la  Disposición adicional  decimonovena  del  Real  Decreto  Legislativo 3/2011 de 14 de noviembre (TRLCSP).

Podemos  preguntarnos  cuántos  expedientes  de responsabilidades  patrimoniales  y  disciplinarias  se  han instruido a autoridades y personal al servicio de las Ad-ministraciones Públicas, por infracción o aplicación inde-bida de los preceptos contenidos en la Ley de Contratos del Sector público, al  amparo de  la  citada Disposición adicional decimonovena.

3. UNA APROXIMACIÓN A POSIBLES SOLU-CIONES

Para  aproximarnos  a  soluciones  en  el  actual  esta-do de cosas, es preciso detener  la escalada normativa, que  resulta  ineficaz;  todo  lo  contrario,  desde  un  análi-sis de la normativa sobre controles y responsabilidades — algunas vigentes desde hace más de una década—, 

debemos elaborar un plan de objetivos para dotar a la contratación del sector público de un marco adecuado, ágil  y  eficaz,  para  el  debido  control  del  cumplimiento normativo y la responsabilidad consecuente.

Pero  hablamos  de  soluciones  que  tienen  dos  con-dicionantes,  de  un  lado,  la  voluntad  decidida  y  cierta de  reforma mediante el  impulso del poder ejecutivo  y la aprobación por poder legislativo, voluntad que no se vislumbra  en  estos  momentos  por  ninguno  de  los  dos poderes; y de otro, soluciones racionales y proporciona-das, que pasan necesariamente por controles y por un cuadro  de  responsabilidades,  infracciones  y  sanciones, mediante  procedimiento  que  garantice  el  derecho  de los expedientados y el cobro de las sanciones mediante expediente sumario.

Quizás convenga analizar las partes del procedimien-to contractual merecedoras de los controles a que antes nos referíamos.

3.1. Necesidad e idoneidad del contrato

El art. 22 del TRLCSP señala que los entes del sector público no podrán celebrar otros contratos que aquellos que sean necesarios para el cumplimiento y realización de los fines institucionales.

La necesidad e  idoneidad hay que determinarla no de modo genérico, sino con  la precisión que señala el citado art. 22 del TRLCSP.

En  consecuencia,  un  primer  control  que  es  preciso establecer es el de  la comprobación del cumplimiento de  precepto,  comprobación  que  debe  efectuarse  por órgano distinto del que haya  informado razonadamen-te la necesidad e idoneidad del contrato, conforme a lo previsto en el art. 73 del Reglamento 1098/2001.

Recordemos que este acto es previo al procedimien-to y, por tanto, no es susceptible de recurso especial en materia de contratación, por lo que debería establecer-se un control interno para comprobar extremos exigidos por el mencionado art. 22.

3.2. Pliego de cláusulas administrativas parti-culares

En lo que aquí nos interesa, la cláusula fundamental es la que regula los criterios de adjudicación.

Recordemos que estos criterios deben, en  lo esen-cial, estar directamente vinculados al objeto del contrato y, en lo posible, hacer referencia a características del ob-jeto que puedan valorarse mediante cifras o porcentajes obtenidos a través de la mera aplicación de las formulas establecidas en el pliego.

El cumplimiento de este marco de exigencias nor-mativas (art. 150 TRLCSP), es decisivo para el manteni-

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La contratación del sector público y la corrupción

miento de la objetividad de la licitación, ya que el es-tablecimiento arbitrario de los criterios de adjudicación puede  ser,  y  de  hecho  es,  el  instrumento  inicial  para una  inadecuada  adjudicación  del  contrato,  en  contra de  los principios de  igualdad,  libre  concurrencia  y no discriminación.

Si bien  la aprobación de  los pliegos requiere, en  la Administración, el informe previo de la Asesoría Jurídica, tal informe queda limitado a los aspectos jurídicos que no incluyen ni los criterios de adjudicación, ni otros as-pectos relevantes y sustantivos de la contratación.

3.3. Pliego de prescripciones técnicas

En la medida que los PPT establecen las prescripcio-nes técnicas particulares que han de regir la realización de  la prestación y definir  las calidades y características del objeto del contrato, se convierten en documento de-cisivo, al permitir un reflejo de productos o servicios de-terminados, que pueden preconstituir la adjudicación.

Por  tanto,  los  PPT,  deben  someterse  igualmente  a análisis de un órgano independiente. 

En este sentido podemos citar, referido a las contra-taciones de bienes y servicios informáticos en el ámbito de la Administración General del Estado, el RD 806/2014 de 19 de septiembre, que confiere a la Dirección de Tec-nologías de la Información y las Comunicaciones, la fun-ción de informar de modo preceptivo la Memoria y los PPT de la contratación de bienes y servicios informáticos y  los procedimientos de adopción de  tipo del art.  206 del TRLCSP, aunque tal informe debiera extenderse a la etapa posterior referida a la propuesta de adjudicación.

Las  Comunidades  Autónomas  y  Corporaciones  Lo-cales carecen, por el momento, de este tipo de control.

Quede lo anterior como ejemplo que debe aplicar-se todos los PPT, de modo que con carácter preventivo quede garantizada  la neutralidad de  las prescripciones técnicas,  el  acceso  en  condiciones  de  igualdad  de  los licitadores, y la inexistencia de obstáculos que impidan la  licitación  o  favorezcan  a  determinadas  empresas  o productos.

3.4. Mesa de Contratación

La Mesa de contratación, cuando deba constituirse, al tener como función esencial la valoración de las ofer-tas y la formulación de la propuesta de adjudicación, se convierte en eje vertebral del proceso contractual.

Lo que sucede es que la actuación de la Mesa y de los vocales, no siempre está al nivel exigible, de modo que los expedientes a ella  sometidos, vienen ya analizados e incluso valorados; por otro lado, la cualificación de los vocales, por cierto, nombrados por el propio órgano de contratación (art. 21 RD 817/2009), es generalista, y en la mayoría de los supuestos carecen de los conocimientos técnicos precisos, en los ámbitos respectivos, para ana-lizar  la aplicación de  los criterios de adjudicación y  los informes técnicos, emitidos por los propios funcionarios pertenecientes a la entidad contratante.

La incorporación a las mesas de contratación, como miembros de las mismas, con voz y voto, de funcionarios independientes con conocimientos técnicos sobre el ob-jeto del contrato, puede ser una solución.

Esta  fórmula,  tiene  cabida  en  nuestro  vigente  or-denamiento al amparo del art. 21 del RD 817/2009, al señalar  la posibilidad de incorporar a  la Mesa,  funcio-narios  o  asesores  especializados,  según  la  naturaleza de  los  asuntos,  y  tiene  un  precedente  explícito  en  el art. 23 del RD 817/2009 al regular la composición de la Mesa  en  el  dialogo  competitivo.  Únicamente  que,  en este supuesto, también la designación es competencia del Órgano de contratación, cuando la designación no debería ser efectuada por quien es parte esencial en el procedimiento.

Finalmente  indicar,  que  la  responsabilidad  de  los miembros de la Mesa, deberá exigirse de forma perso-nal  y  solidaria,  pudiendo  quedar  exentos  de  la  misma cuando  manifiesten  su  voto  en  contra  o  se  abstengan (art. 27.4 Ley 30/1992). 

3.5. Revisión de las decisiones en materia de contratación

No todo es negativo ni tiene la necesidad de revisar-se, aunque pueda perfeccionarse.

Un  ejemplo  de  rigor,  transparencia  y  buen  funcio-namiento  lo  constituye  la  actuación  de  los  tribunales administrativos, central y autonómicos, de recursos con-tractuales del art. 41 del TRLCSP, que vienen actuando, 

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según hemos podido constatar, con plena independen-cia  funcional y cuyas  resoluciones se encuentran publi-cadas  en  la  web,  lo  que  permite  el  acceso  y  análisis  a cualquier ciudadano.

Estimamosqueenelprocedimientofaltaeltrámitedeexamenovistadelexpediente,queconstituiríaunaeconomíaprocesalevidenteyunamayorprotecciónytuteladelosderechosdellicitador

Estamos, en efecto, ante un procedimiento sumario, con plazos muy breves, lo que permite resoluciones in-mediatas, y esto nos sitúa en una pista clara de una de las causas de la aceptación de este sistema.

Únicamente estimamos que en el procedimiento falta el trámite de examen o vista del expediente, máxime cuan-do estamos asistiendo a un incumplimiento sistemático de los Órganos de contratación del art. 151 del TRLCSP, de modo  que,  cuando  se  produce  este  incumplimiento,  los interesados carecen de la información necesaria para for-mular el recurso de modo fundado. Introducir este trámite, constituiría una economía procesal evidente y una mayor protección y tutela de los derechos del licitador.

Al  llegar  aquí,  y  para  finalizar,  tenemos  que  eludir  el error de creer que los problemas que nos ocupan se resuel-ven con un retroceso, en relación con la rigidez formal ya superada, o con nueva y abundante normativa; por el con-trario, hemos de insistir en la necesidad de analizar, desde una perspectiva elevada y global, los objetivos y la normati-va vigente, para proyectar un ordenamiento jurídico equili-brado, eficaz y proporcionado a los fines pretendidos.

La obra afronta los temas relativos a los procesos electorales mediante el comen-tario sistemático a cada uno de sus artículos, sistematizando su exégesis en basea un esquema uniforme:

NOVEDAD

Comentarios a la Ley Orgánicadel Régimen Electoral General y a la Ley Orgánica de Referéndum

Un primer apartado dedicado al objeto y alcance del precepto examinado, que permita aclarar su finalidady su inclusión sistemática en la correspondiente Ley.Un segundo apartado dando cuenta de forma concisa de la normativa reglamentaria de desarrollo y de lalegislación complementaria que pueda resultar de interés para la comprensión del precepto, siempre queexista esta normativa.Examen, en apartados sucesivos, de los problemas interpretativos y deaplicación de la materia regulada por ese precepto.Finalmente, la obra se completa con el estudio de la Ley Orgánica deReferéndum, en cuanto norma ligada a ese derecho constitucional de losciudadanos a ser parte activa y protagonista en la toma de decisiones po-líticas de singular transcendencia.

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COORDINADOR:Manuel Delgado-Iribarren García-Campero

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22  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Reflexiones

1.   CONCEPTO Y REQUISITOS DE LA PREVARICACIÓN ADMINISTRATIVA

2.   RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA

3.   CONCEPTO DE RESOLUCIÓN ARBITRARIA

4.   SUPUESTOS DE RESOLUCIONES ARBITRARIAS 

4.1.   Infracciones del procedimiento

4.2.   Falta de competencia

4.3.   Desviación de poder

5.   RESPONSABILIDAD PENAL Y RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA

SU

MA

RIO

1. CONCEPTO Y REqUISITOS DE LA PREVARI-CACIÓN ADMINISTRATIVA

En  la  actualidad  se  están  produciendo  numerosos procedimientos de exigencia de responsabilidades pe-nales a autoridades y funcionarios en materia de contra-tación pública. El delito más común es el de prevarica-ción en la contratación administrativa. 

Para ello tenemos que fijar las líneas del citado delito tipificado en el artículo 404 del Código Penal, en el que se castiga a la autoridad o funcionario público que, a sa-biendas de su justicia, dicta una resolución arbitraria en un asunto administrativo. Se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a diez años.

La palabra prevaricación procede del  latín «praeva-ricati»,  que,  a  su  vez,  deriva  de  «prae»  y  «varus»  (pier-nas torcidas o huesos de las piernas torcidos); así, desde un punto de vista etimológico, «prevaricar equivaldría a andar de forma torcida o desviarse del camino recto»1. Según, el Diccionario de la RAE ofrece algo muy cercano a una definición típica de prevaricación: «Delito consis-tente  en  dictar  a  sabiendas  una  resolución  injusta  una autoridad, un juez o un funcionario».

En primer lugar, el bien jurídico protegido en el de-lito de prevaricación administrativa es el buen funciona-miento de la Administración. Conforme a las exigencias constitucionales —que imponen a los órganos adminis-trativos el pleno sometimiento al principio de legalidad y vedan toda posible arbitrariedad en el ejercicio de las funciones  públicas—  es  un  delito  especial  propio  en cuanto el sujeto activo del mismo ha de ser una autori-

dad o funcionario público, que deberá apreciarse cuan-do  éstos  dicten,  a  sabiendas,  una  resolución  arbitraria en asunto administrativo. Por lo tanto, la infracción solo puede ser perpetrada de forma dolosa. El dolo que se exige en este tipo de delito es que el sujeto conoce la concurrencia de los elementos objetivos y subjetivos del injusto, en este caso se requiere la actuación con el co-nocimiento del contenido injusto o arbitrario de la reso-lución administrativa y queriendo llevarla a cabo.

LaJurisprudenciahaadmitidolaposibilidaddequeendelitoscomoeldeprevaricación,elsujetoenquenoconcurrelacualificaciónnecesariapararealizarlaaccióntípica,seainductorocooperadornecesario,supuestosqueelCPequiparaalaautoría

En cuanto al sujeto activo del delito, este solo puede cometerlo la autoridad o funcionario público. El artículo 24 del Código penal da una definición de lo que debe entenderse por funcionario público o autoridad efectos penales.  Se  considera  funcionario  público  todo  el  que por disposición inmediata de la ley, o por elección o por nombramiento  de  autoridad  competente,  participe  en el ejercicio de funciones públicas. No obstante, hay que añadir que la Jurisprudencia ha admitido la posibilidad de que en  los delitos denominados de propia mano o delitos especiales propios, como es el de prevaricación —art. 404 CP 1995— el sujeto en que no concurre la cua-lificación  necesaria  para  realizar  la  acción  típica,  extra-neus,  sea  inductor  o  cooperador  necesario,  supuestos 

El delito de prevaricación en la contratación pública

Francisco Pleite GuadamillasMagistrado de lo contencioso-administrativo y Doctor en Derecho

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que el  art.  28 CP 1995 equipara a  la autoría. Constitu-ye  cooperación  necesaria  la  colaboración  de  quien  in-terviene en el proceso de ejecución del delito con una aportación operativamente indispensable, conforme a la dinámica objetiva del hecho delictivo. Así en la sentencia de la AP Cádiz, Sección 7ª, S de 15 de Marzo de 2011 (LA LEY 4650/2011) se considera que, en el caso, se estima que conforme a la dinámica de la actividad delictiva pre-varicadora del Alcalde y del Coordinador de Hacienda en el proceso de adjudicación en concurso público para la enajenación de cuatro parcelas municipales a  la em-presa adjudicataria, para asegurarle dicha adjudicación, la voluntaria colaboración del administrador de esta so-ciedad, aportando documentación en el expediente ad-ministrativo,  con  evidente  irregularidad,  la  declaración de bienes  falsa, y firmando  la escritura de venta en  las condiciones en que se hizo, con el pago aplazado y  la condición  resolutoria,  constituía  una  aportación  indis-pensable,  una  ayuda  operativamente  insustituible,  una actuación sin la cual el delito no podría haberse efectua-do, lo que configura dicha conducta, desde el punto de vista objetivo, como cooperación necesaria en el delito de prevaricación cometido por el autor principal. La ac-ción del partícipe es punible porque contribuye decisiva-mente a la producción de un injusto típico, si bien el par-ticular habrá de responder por su participación delictiva conforme al principio de accesoriedad en relación con el delito realmente ejecutado, moderando la penalidad en aplicación de una atenuante por analogía derivada de la ausencia de la condición especial de funcionario, art. 65 CP 1995.

Como declara la STS 363/2006, de 28 de marzo (LA LEY 15486/2006), recordando, entre otras, la de 4 de di-ciembre de 2.003, «… el delito de prevaricación  tutela el  correcto  ejercicio  de  la  función  pública  de  acuerdo con  los  principios  constitucionales  que  orientan  su  ac-tuación.  Garantiza  el  debido  respeto,  en  el  ámbito  de la  función pública,  al principio de  legalidad como  fun-damento básico de un Estado social y democrático de Derecho, frente a ilegalidades severas y dolosas, respe-tando coetáneamente el principio de última ratio en la intervención del ordenamiento penal».

«Eldelitodeprevaricacióntutelaelcorrectoejerciciodelafunciónpúblicadeacuerdoconlosprincipiosconstitucionalesqueorientansuactuación»

Esta figura delictiva se ha ido definiendo por la juris-prudencia del Tribunal Supremo en numerosas senten-cias en los últimos años. Podemos inicialmente resumir los requisitos establecidos en los siguientes: será nece-sario, en primer lugar, una resolución dictada por autori-dad o funcionario en asunto administrativo; en segundo lugar, que sea contraria al Derecho, es decir,  ilegal; en tercer lugar, que esa contradicción con el derecho o ile-galidad, que puede manifestarse en la falta absoluta de 

competencia,  en  la  omisión  de  trámites  esenciales  del procedimiento o en el propio contenido sustancial de la resolución, sea de tal entidad que no pueda ser explica-da con una argumentación técnico-jurídica mínimamen-te razonable; en cuarto lugar, que ocasione un resultado materialmente  injusto; y en quinto  lugar, que la resolu-ción sea dictada con la finalidad de hacer efectiva la vo-luntad particular de la autoridad o funcionario, y con el conocimiento de actuar en contra del derecho, es decir, es necesario que la resolución se dicte por el funcionario autoridad «a sabiendas de su injusticia por lo que debe llevar a la exculpación cuando se estime que no estuvo bajo esa condición» [STS de 4 marzo 2010, resolviendo el recurso 1231/2009 (LA LEY 27027/2010)].

2. RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA

Por resolución ha de entenderse todo acto que com-porte una declaración de voluntad de contenido deciso-rio que afecte a la órbita de los derechos de los adminis-trados, bien sea expresa, tácita o escrita, con exclusión de los reglamentos y los actos políticos. Por lo tanto, no integran ese delito los informes o dictámenes, sin perjui-cio de que el funcionario pueda ser cooperador necesa-rio o cómplice [STS núm. 38/1998 (Sala de lo Penal), de 23 enero].

Se plantean si  la simple omisión puede dar  lugar a este delito de prevaricación en cuanto que consiste en un  hacer.  Tenemos  que  considerar  dicha  posibilidad toda  vez  que  en  la  ley  de  régimen  jurídico  del  proce-dimiento administrativo común se hace referencia a los actos presuntos, por lo que esto abre la puerta a la pre-varicación por omisión. 

En  principio  parece  contradictorio  con  el  delito  de prevaricación, en tanto  implica «dictar» una resolución; 

Autor: Francisco Pleite Guadamillas

Título: El delito de prevaricación en la contratación pública

Resumen: En la actualidad se están produciendo numerosos procedimientos de exigencia de responsabilidades penales a  autoridades  y  funcionarios  en  materia  de  contratación pública.  El  delito  más  común  es  el  de  prevaricación  en  la contratación  administrativa.  Es  necesario  deslindar  lo  que es  la  responsabilidad penal de  las nulidades de pleno de-recho del procedimiento de contratación pública.  Delimitar estos niveles no es tarea fácil, pero no se puede caer ni en la impunidad de aquellas conductas que suponen infraccio-nes graves de las normas, ni en la penalización de todas las irregularidades administrativas, cuya revisión corresponde a la jurisdicción contencioso-administrativa. En este artículo se analizan los elementos necesarios para apreciar la existencia de responsabilidad penal, sobre las líneas fijadas por la re-ciente jurisprudencia. 

fICHA RESUMEN

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El delito de prevaricación en la contratación pública

el que pueda ser cometido por omisión. No obstante, en el ámbito administrativo, si es posible, en cuanto que no resolver en ocasiones equivale a dictar una  resolución, pues el ordenamiento prevé unas consecuencias  jurídi-cas anudadas a dicha conducta. Es decir, el silencio ad-ministrativo constituye una ficción jurídica, de tal modo que no resolver podría suponer, por ejemplo, confirmar una  resolución  arbitraria  por  el  órgano  superior  en  el supuesto  recurso  de  alzada  o  no  resolver  si  el  silencio administrativo es positivo, lo que equivaldría a conceder lo solicitado. Por ejemplo, en este último supuesto una licencia de actividad concedida por silencio administrati-vo positivo. La administración no resuelve y el particular obtiene la licencia. También se puede plantear la posibi-lidad de la prevaricación ante la inactividad de la admi-nistración cuando en virtud de una norma o contrato tie-ne que realizar una actividad y siendo requerida para ello hace dejadez de su obligación legal. No olvidemos que la administración está sometida a  la  ley y el derecho y debe garantizar su cumplimiento.  Así en la sentencia de 17 de febrero de 2012 (LA LEY 8653/2012), del JP núm. 3 de Palma de Mallorca, condena al alcalde acusado como autor responsable de un delito de prevaricación del art. 404 CP (LA LEY 3996/1995) en su modalidad de comisión por omisión. En la resolución mencionada se recoge que la STS de 17 de julio de 2002 (LA LEY 378/2003) ya indicó que la prevaricación por omisión dejó de ser una cues-tión polémica a partir del pleno no  jurisdiccional de  la Sala 2.ª del TS de 30 de julio de 1997 (LA LEY 8492/1997), que, en una reinterpretación del tipo penal, a la vista de la LRJPAC, viene a otorgar a los actos presuntos, en de-terminadas materias y bajo ciertas condiciones, el mismo alcance que si se tratase de una resolución expresa. Al respecto,  son  numerosas  las  resoluciones,  sigue  reco-giendo  la  misma  sentencia  de  17  de  febrero  de  2012, favorables a la admisión de la comisión por omisión en el delito de prevaricación, como las SSTS de 29 de octubre de 1994, 2 de julio de 1997, 18 de marzo de 2000 y 16 de abril de 2002, en las que se subraya en que cabe incurrir en  responsabilidad  en  comisión  por  omisión  «cuando es  imperativo realizar una determinada actividad admi-nistrativa, y su omisión tiene efectos equivalentes a una denegación».

No se considera resolución administrativa la escritu-ra pública. En  la sentencia del Tribunal Supremo de 30 abril de 2012, número de recurso 1277/2011, tras hacer una minuciosa exposición doctrinal sobre los elementos del tipo de prevaricación y del concepto de resolución administrativa,  llega a  la conclusión de que la escritura pública no es un acto o resolución administrativa, en los términos legales que exige el art. 404 CP. Afirma la Sala que difícilmente una escritura pública  formalizada ante notario, desarrollo ejecutivo del acto de contratación, ya finalizado en vía administrativa, por la teoría de los actos separables, puede constituir una resolución administra-tiva. Resulta evidente que  las discrepancias  resultantes de tal acto notarial, que no ya acto administrativo, han de ser resueltas en el ámbito del derecho privado. Y falta por tanto la exigencia típica de haberse dictado una «re-

solución», esto es, «un acto administrativo que supone una declaración de voluntad de contenido decisorio».

3. CONCEPTO DE RESOLUCIÓN ARBITRARIA

No  toda  resolución  ilegal  en  el  procedimiento  de contratación pública constituye prevaricación, es nece-sario que sea arbitraria. Esta cuestión es muy controverti-da y hace necesario realizar un esfuerzo para delimitar lo que la nulidad de pleno derecho de los actos administra-tivos del artículo 62 de la Ley 30/1992 y la prevaricación administrativa. 

El control ordinario sobre la legalidad de la actuación de la Administración corresponde a los tribunales de esa jurisdicción,  interviniendo  la  jurisdicción  penal  solo  en los casos más graves, en los que se aprecia una contra-dicción tan absoluta con el Derecho que lo acordado por la autoridad o  funcionario público no pueda encontrar ningún apoyo en una interpretación mínimamente razo-nable de la norma realizada con los métodos usualmente admitidos, resultando así una resolución que, al carecer de la mínima justificación, debe ser calificada como ar-bitraria.

Notodaresoluciónilegalenelprocedimientodecontrataciónpúblicaconstituyeprevaricación,esnecesarioqueseaarbitraria

La jurisprudencia ha señalado, como se acaba de de-cir, que no basta la mera contradicción al derecho. Para que una acción sea calificada como delictiva será preciso algo más, que permita diferenciar las meras ilegalidades administrativas,  incluso aunque pudieran dar  lugar a  la nulidad de pleno derecho, y las conductas constitutivas de  infracción  penal.  Este  plus  viene  concretado  legal-mente  en  la  exigencia  de  que  se  trate  de  una  resolu-ción injusta y arbitraria, términos que deben entenderse como de sentido equivalente.

En consecuencia, no toda nulidad de pleno derecho que se enumeran el artículo 62 de la ley 30/1992 supone una prevaricación. Hay que tener en cuenta el principio de última ratio de la intervención del ordenamiento pe-nal. Es necesaria, como se ha dicho reiteradamente que exista arbitrariedad en la actuación administrativa.

En efecto, la arbitrariedad, no es equivalente a ilega-lidad —cuyo control es propio, en principio, de la juris-dicción contencioso-administrativa—, y deberá apreciar-se cuando aquélla implique un verdadero retorcimiento del  Derecho,  por  constituir  una  contradicción  insupe-rable y de grado notorio con la  legalidad vigente; esta arbitrariedad de la resolución ha de ser interpretada de forma restrictiva, como consecuencia del principio de in-tervención mínima (Cfr. TS 2.ª SS 23 Ene. y 15 Feb. 1998).

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francisco Pleite Guadamillas

Algunas  sentencias  del  Tribunal  Supremo  sobre  la arbitrariedad tienen a considerar como elemento deci-sivo «... el ejercicio arbitrario del poder, proscrito por el  artículo 9.3 de  la Constitución, en  la medida en que el ordenamiento lo ha puesto en manos de la autoridad o funcionario público. Y así se dice que se ejerce arbitraria-mente el poder cuando la autoridad o el funcionario dic-tan una resolución que no es efecto de la Constitución y del  resto del ordenamiento  jurídico sino, pura y  sim-plemente, producto de su voluntad, convertida irrazona-blemente en aparente fuente de normatividad. Cuando se actúa así y el resultado es una injusticia, es decir, una lesión de un derecho o del interés colectivo, se realiza el tipo objetivo de la prevaricación administrativa, (SSTS de 23-5-1998; 4-12-1998; STS 766/1999, de 18 mayo y STS 2340/2001, de 10 de diciembre)».

En  otras  sentencias  la  arbitrariedad  aparece  cuan-do la resolución, en el aspecto en que se manifiesta su contradicción con el derecho, no es sostenible mediante ningún  método  aceptable  de  interpretación  de  la  Ley (STS 1497/2002, de 23 septiembre ), o cuando falta una fundamentación  jurídica razonable distinta de  la volun-tad  de  su  autor  (STS  núm.  878/2002,  de  17  de  mayo  ) o cuando  la  resolución adoptada —desde el punto de vista  objetivo—  no  resulta  cubierta  por  ninguna  inter-pretación  de  la  Ley  basada  en  cánones  interpretativos admitidos  (STS  76/2002,  de  25  de  enero  ).  Cuando  así ocurre, se pone de manifiesto que la autoridad o funcio-nario, a través de la resolución que dicta, no actúa el de-recho, orientado al funcionamiento de la Administración Pública conforme a las previsiones constitucionales, sino que hace efectiva su voluntad, sin fundamento técnico-jurídico aceptable. Insistía en estos criterios doctrinales, la STS 755/2007 de 25 de septiembre, al señalar que no es suficiente la mera ilegalidad, pues ya las normas ad-ministrativas prevén supuestos de nulidad controlables por  la  jurisdicción  contencioso-administrativa  sin  que sea necesaria en todo caso la aplicación del Derecho Pe-nal, que quedará así restringida a los casos más graves. No son, por tanto,  identificables de forma absoluta  los conceptos de nulidad de pleno derecho y prevaricación (STS 340/2012).

En  el  supuesto  del  caso  «Sherry  World»  (sentencia del  Tribunal  Supremo  de  fecha  23  junio  2003,  recurso 91/2003), el TSJ absolvió en la  instancia a los acusados —alcalde y concejal de urbanismo— porque no es sufi-ciente que una resolución sea contraria a Derecho para que constituya un delito de prevaricación y porque la in-justicia supone un plus de contradicción con  la norma, que es lo que justifica la intervención del Derecho Penal, el cual únicamente debe aplicarse cuando la ilegalidad sea evidente, patente, flagrante y clamorosa, grosera y esperpéntica, y haya sido cometida a sabiendas —es de-cir, con dolo directo—. El polémico contrato se suscribió con el objeto de realizar un estudio para la implantación de un parque temático en la ciudad, dentro del contexto de un plan promocional para Andalucía occidental, con un coste de 600.000 dólares USA y un plazo de ejecución 

de  6  meses.  La  celebración  del  mismo  no  puede  cali-ficarse como una decisión prevaricadora, pues, aunque en ella pudiera admitirse  la concurrencia de alguna de las  ilegalidades  denunciadas,  lo  que  en  modo  alguno puede  decirse  es  que  dicho  acto  constituya  una  con-tradicción insuperable y de grado notorio con la legali-dad vigente, un torcimiento del Derecho, una flagrante injusticia,  una  decisión  totalmente  arbitraria  e  indigna, impropia de la Administración, ni una situación próxima al abuso de poder, que, en definitiva, es  lo que define el panorama  jurídico propio del delito de  la prevarica-ción  administrativa  —arts.  404  CP  1995  (LA  LEY-LEG. 3996/1995) y 358 CP 1973—.

En el mismo sentido que en supuesto anterior el TS, Sala Segunda, de  lo Penal, S de 15 de Marzo de 2012, rec. 672/2011 (LA LEY 28644/2012) se afirma que: 

«No se trata de establecer cuál es, de las varias posibles, la interpretación que debe prevalecer, como más correcta, en relación a las normas que re-gulan estos complejos aspectos de las operaciones inmobiliarias y urbanísticas que afectan a los inte-reses de las entidades locales, pues tal cosa resulta competencia de los tribunales del orden contencio-so-administrativo. La competencia del tribunal penal se contrae a establecer si deben ser calificadas como prevaricadoras determinadas resoluciones adminis-trativas, y para ello es preciso no solo la mera con-tradicción al derecho, sino la arbitrariedad, que solo será apreciable cuando la resolución no encuentre un posible apoyo en una interpretación de la norma mí-nimamente razonable de acuerdo con los métodos usualmente admitidos, en su aplicación a los hechos del caso o cuando se haya prescindido absolutamen-te del procedimiento establecido. Pero no todas las normas de procedimiento pueden reputarse esen-ciales a estos efectos; es posible una nulidad de ple-no derecho sin que la resolución sea constitutiva de delito. En el caso, la sentencia de instancia centra la prevaricación en la utilización de la permuta como mecanismo de enajenación de inmuebles en las cir-cunstancias que se contienen en los hechos proba-dos, actuación que considera fraudulenta en tanto que se refiere, como contraprestación de la entrega del inmueble, a cosas no existentes. Pero no recoge en los hechos probados, ni tampoco en los funda-mentos jurídicos, infracciones sustanciales del proce-dimiento, que no sean las derivadas de la utilización del mecanismo de la permuta, en tanto que permitió acudir al sistema de adjudicación directa. En este sentido, no se concretan los trámites omitidos ni se examinan las posibles consecuencias de su omisión. Tampoco se desprende de los hechos probados que se haya producido ninguna manipulación de los pre-cios, pues no consta discusión alguna respecto a la valoración de los terrenos o de las obras de urbani-zación que se iban a entregar a cambio. Establecido que la actuación administrativa desarrollada por los

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recurrentes era defendible en Derecho, aun cuando el TSJ la anulara por errónea».

4. SUPUESTOS DE RESOLUCIONES ARBI-TRARIAS

4.1. Infracciones del procedimiento

Conviene resaltar que la omisión del procedimiento legalmente establecido, ha sido considerada como una de las razones que pueden dar lugar a la calificación de-lictiva de los hechos, porque las pautas establecidas para la tramitación del procedimiento a seguir en cada caso tienen normalmente la función de alejar los peligros de la arbitrariedad y  la  contradicción con el derecho  (STS núm.  2340/2001,  de  10  de  diciembre).  Así  se  ha  dicho que el procedimiento administrativo tiene la doble fina-lidad de servir de garantía de los derechos individuales y de garantía de orden de la Administración, y de justicia y acierto en sus resoluciones.

Cuando se trata de  infracciones del procedimien-to,  la  jurisprudencia ha resaltado que los trámites de los que se prescinde, bien porque en absoluto se cum-plen o bien porque son sustituidos por otros mediante los cuales, aparentando su cumplimiento, en realidad, se soslaya su finalidad, han de ser esenciales. Así, se ha dicho que «... el procedimiento administrativo tiene la doble finalidad de servir de garantía de los derechos individuales y de garantía de orden de la Administra-ción,  y  de  justicia  y  acierto  en  sus  resoluciones.  Por un lado tiene una finalidad general orientada a some-ter la actuación administrativa a determinadas formas que permitan su comprobación y control formal, y por otro, otra de mayor trascendencia, dirigida a estable-cer  determinados  controles  sobre  el  fondo  de  la  ac-tuación de que se trate. Ambas deben ser observadas en la actividad administrativa...» (STS 1658/2003, de 4 de diciembre). Se podrá apreciar la existencia de una resolución  arbitraria  cuando  «...  omitir  las  exigencias procedimentales  suponga  principalmente  la  elusión de los controles que el propio procedimiento estable-ce sobre el  fondo del asunto, pues en esos casos,  la actuación de la autoridad o funcionario no se limita a suprimir el control formal de su actuación administra-tiva, sino que con su forma irregular de proceder eli-mina  los mecanismos que se establecen precisamen-te para asegurar que su decisión se sujeta a los fines que  la Ley establece para  la actuación administrativa concreta en la que adopta su resolución. Son, en este sentido,  trámites esenciales»  (STS núm. 331/2003, de 5 de marzo).

Lo relevante para considerar una resolución como ar-bitraria en un procedimiento de adjudicación, no es que se trate de cualquier irregularidad, sino que las irregula-ridades que se hayan producido tengan por finalidad la de eludir  los controles de la normativa de contratación pública. En este supuesto podemos hablar por ejemplo del  fraccionamiento de  los contratos para eludir  la pu-

blicidad de los mismos y proceder a su adjudicación sin seguir  los  procedimientos  establecidos  y  adjudicar  los mismos a un  contratista previamente  seleccionado,  así como la inexistencia de procedimiento para adjudicar el contrato  sobre  la  base  de  la  mera  voluntad,  igual  que si  de  una  contratación  entre  particulares  se  tratara.  Es decir, la utilización del procedimiento estableciendo un plan preconcebido dirigido a la adjudicación del contra-to a un determinado licitador o su inexistencia.

Lorelevanteparaconsiderarunaresolucióncomoarbitrariaenunprocedimientodeadjudicaciónesquelasirregularidadesquesehayanproducidotenganporfinalidadeludirloscontrolesdelanormativadecontrataciónpública

En la sentencia de la Audiencia Provincial de les Illes Balears  de  23  julio  2013  se  manifiesta  que  se  incurre en  prevaricación  al  utilizar  el  procedimiento  de  adju-dicación directa en vez de  la subasta al efectuarse con el  propósito  de  controlar  el  proceso  de  enajenación  y adjudicación, de tal modo que «arbitraria y caprichosa-mente deciden los acusados enajenantes bien inmueble mediante procedimiento de concurso como cuando  la defensa  del  interés  general,  regido  por  el  objetivo  de obtener la mayor rentabilidad, exigía que los terrenos se vendieran mediante subasta».

En  la  sentencia  de  la  Sala  de  lo  Penal  del  Tribunal Supremo de 11 de octubre de 2013 (recurso 11/2013) se manifiesta que la actuación arbitraria consiste en sosla-yar los controles que tiene establecido el procedimien-to administrativo. En concreto en dos aspectos: uno, en oposición a  los  informes  técnicos  internos  contrarios a la  adjudicación,  el  recurrente  proponía  que  se  solicitó un  informe  externo,  al  que  se  dotó  de  una  apariencia de mayores garantías en su obtención que la realmente observadas; y otra, la alteración de la composición de la Mesa de contratación justo antes de proceder a la vota-ción de  la propuesta,  incorporando a  los miembros de su propio partido que no  llegaron a  ver el expediente y, sin embargo, votaron acríticamente a favor de la pro-puesta del recurrente, habiendo precedido su voto gra-dación en cuenta, por este último, respecto del asistente sentido del informe externo y según se declara probado «afirmando que ya no existían problemas de viabilidad la propuesta adjudicación» y mencionando, además que había consultado a otros despacho» concluye la senten-cia afirmando que:

«Ambos aspectos suponen, pues, la alteración arbitraria, en aspectos esenciales, de las condiciones del procedimiento administrativo seguido, con la fi-nalidad de obtener una resolución en un determina-do sentido favorable a las pretensiones del recurren-te, superando las dificultades derivadas de la opinión

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contraria de parte de los vocales técnicos de la Mesa de Contratación. Como ya se ha dicho, no se analiza en la sentencia impugnada si la resolución final de adjudicación es o no contraria a derecho y si alcanza la categoría de arbitraria en atención a su contenido de fondo, pero ese carácter le viene atribuido por el procedimiento seguido para adoptarla, tal como se describe en la sentencia de instancia y se examina en la presente, el cual fue alterado arbitrariamente para darle una apariencia de legalidad a lo que carecía de ella. En sentido similar la STS nº 627/2006, de 8 de junio».

4.2. falta de competencia

En cuanto a la Administración, sólo puede contratar válidamente el órgano que tenga atribuida la competen-cia según el Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público.

La falta de competencia podrá determinar la nulidad de  pleno  derecho  o  la  anulabilidad  del  contrato  (arts. 32  y  33  del  Real  Decreto  Legislativo  3/2011,  de  14  de noviembre). No obstante, la falta de competencia jerár-quica, su infracción, no constituye vicio determinante de nulidad, como resulta del artículo 62.1.b) de la LRJPAC. Uno de los supuestos que según la jurisprudencia da lu-gar a la prevaricación es que la resolución sería dictada sin  tener  la  competencia  legalmente  exigida,  pero  no toda nulidad debe determinar  la existencia de prevari-cación.

Notodaresoluciónnuladeplenoderechoporsermanifiestamenteincompetentedalugaraprevaricaciónsinoqueesesencial,enestecaso,quesehayaefectuadodichaalteracióndelacompetenciadepoderparacontrolarelprocesodeadjudicación

En la sentencia de la Audiencia Provincial de les Illes Balears de 23 julio 2013 se manifiesta que: «En el caso sometido a examen se  incurre en prevaricación admi-nistrativa desde el momento en que se infringen abier-tamente las normas de competencia para la tramitación del expediente de enajenación, ya que correspondía al Pleno  y  no  a  la  Presidencia  del  CIM,  ello  con  el  pro-pósito desviado de que los acusados puedan controlar el  proceso  de  enajenación  y  adjudicar  el  concurso  al licitador que más les conviniera y por tanto sustituyen-do  dicho  procedimiento  por  la  adjudicación  directa». Nuevamente, hacer referencia a que no toda resolución nula de pleno derecho por ser manifiestamente incom-petente da lugar a prevaricación sino que es esencial, en  este  caso,  que  se  haya  efectuado  dicha  alteración 

de la competencia de poder para controlar el proceso de adjudicación.

4.3. Desviación de poder

La  existencia  de  desviación  de  poder  ha  sido  defi-nida en numerosas ocasiones por los Tribunales, así en la  sentencia  de  16  de  junio  de  1999  (Ponente  Lescure Martín) manifiesta que: 

«La desviación de poder, a la que hacen referen-cia el art. 106.1 CE y los arts. 40.2 y 48.1 LPA, sustitui-dos por los arts. 53.2 y 63.1 LRJAP es definida por el art. 83.3 LJCA como el ejercicio de potestades ad-ministrativas para fines distintos de los establecidos por el ordenamiento jurídico, definición reproducida en el art. 70.2 LJCA 1998, cuyo concepto ha matiza-do la jurisprudencia declarando: a) que es necesario un acto aparentemente ajustado a la legalidad, pero que en el fondo persigue un fin distinto del interés público querido por el legislador; b) que se presume que la Administración ejerce sus facultades conforme a Derecho; c) que no puede exigirse una prueba ple-na sobre su existencia, ni tampoco fundarse en meras presunciones o conjeturas, siendo necesario acredi-tar hechos o elementos suficientes para formar en el Tribunal la convicción de que la Administración aco-modó su actuación a la legalidad, pero con finalidad distinta de la pretendida por la norma aplicable».

En relación a la desviación de poder como manifes-tación  de  una  decisión  prevaricadora,  dice  la  doctrina que se ejerce arbitrariamente el poder, proscrito por el artículo 9.3 de la CE (LA LEY 2500/1978) , cuando el fun-cionario dicta una resolución que no es efecto de la apli-cación de la Constitución y del resto del ordenamiento jurídico, sino pura y simplemente de su capricho, de su voluntad convertida irrazonablemente en aparente fuen-te de normatividad  (STS 861/08, de 15 de diciembre y 49/10, de 4 de febrero ). 

5. RESPONSABILIDAD PENAL Y RESPONSABI-LIDAD ADMINISTRATIVA

En definitiva hay que insistir en que para que exista delito de prevaricación no es suficiente  la mera  ilegali-dad, pues ello  supondría anular en  la práctica  la  inter-vención de control de los Tribunales del orden conten-cioso  administrativo,  ampliando  desmesuradamente  el ámbito  de  actuación  del  Derecho  Penal,  que  perdería su carácter de última ratio. El principio de intervención mínima, aunque  inicialmente opera en  la órbita del  le-gislador,  no  deja  de  incidir  en  la  tarea  jurisdiccional orientando esta en el sentido de excluir  la sanción pe-nal en supuestos para los que el ordenamiento ya tiene prevista una adecuada reacción orientada a mantener la legalidad y el respeto a los derechos de los ciudadanos. El Derecho Penal solamente se ocupará de la sanción a los ataques más graves a la  legalidad, constituidos por 

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aquellas  conductas  que  superan  la mera  contradicción con el Derecho por suponer un ataque consciente y gra-ve a los intereses que precisamente las normas infringi-das pretenden proteger.

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta que hay que diferenciar la responsabilidad penal de la admi-nistrativa y disciplinaria que se contiene en la disposición adicional  decimonovena  del  Real  Decreto  Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Públi-co que dispone:

«1. La responsabilidad patrimonial de las autori-dades y del personal al servicio de las Administracio-nes Públicas derivada de sus actuaciones en materia de contratación administrativa, tanto por daños cau-sados a particulares como a la propia Administración, se exigirá con arreglo a lo dispuesto en el Título X de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, y en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de responsabi-lidad patrimonial.

2. La infracción o aplicación indebida de los pre-ceptos contenidos en la presente Ley por parte del personal al servicio de las Administraciones Públicas, cuando mediare al menos negligencia grave, consti-tuirá falta muy grave cuya responsabilidad disciplina-ria se exigirá conforme a la normativa específica en la materia».

El marco legislativo de la responsabilidad disciplina-ria está formado por la ley 7/2007 del EBEP en los arts. 93 y siguientes que se aplican a  los  funcionarios públi-cos  y al personal  laboral quedando sujetos al  régimen disciplinario establecido en el Título VII y en las normas que  las  Leyes  de  Función  Pública  dicten  en  desarrollo del Estatuto.

Según la citada normativa, constituyen faltas discipli-narias muy graves, entre otras, la adopción de acuerdos manifiestamente ilegales que causen perjuicio grave a la Administración o a los ciudadanos, y la prevalencia de la condición de empleado público para obtener un bene-ficio indebido para sí o para otro, siempre y cuando no constituyan delito.

LaAdministracióndebeexigirresponsabilidadpatrimonialasupersonalporlosdañosyperjuiciosquehayancausadoensusbienesoderechos,cuandohubieraconcurridodolo,culpaonegligenciagraves

En  cuanto  a  la  responsabilidad,  la  Administración debe  exigir  responsabilidad  patrimonial  a  su  personal por los daños y perjuicios que hayan causado en sus bie-

nes o derechos, cuando hubiera concurrido dolo, culpa o negligencia graves (art.145.3 LRJPAC). Para la exigen-cia  de  responsabilidad  del  funcionario  en  estos  casos han de ponderarse, entre otros criterios, el resultado da-ñoso producido,  la existencia o no de  intencionalidad, la responsabilidad profesional del personal y su relación con el daño producido. La exigencia de responsabilidad penal  del  personal  al  servicio  de  las  Administraciones públicas no suspenderá los procedimientos de reconoci-miento de responsabilidad patrimonial que se instruyan, salvo  que  la  determinación  de  los  hechos  en  el  orden jurisdiccional  penal  sea  necesaria  para  la  fijación  de  la responsabilidad patrimonial. 

A  lo anterior hay que añadir  las disposiciones de la Ley 19 /2013, de 9 de diciembre, de Transparencia, que se aplican a los altos cargos de la administración estatal definidos en el artículo 25, y en la que se dispone en el artículo 29.1 como infracción muy grave la adopción de acuerdos  manifiestamente  ilegales  que  causen  perjui-cio grave a la Administración o a los ciudadanos. Como vemos,  nada  nuevo  añade  respecto  al  Estatuto  Básico del Empleado público para los funcionarios públicos. La consecuencia  jurídica de  la comisión de una  infracción muy  grave  lleva  aparejada  que  los  sancionados  serán destituidos del cargo que ocupen, salvo que ya hubiesen cesado, y no podrán ser nombrados para ocupar ningún puesto de alto cargo o asimilado durante un periodo de entre  cinco  y diez años  con arreglo a  los  criterios pre-vistos en el apartado siguiente. Así como la declaración del  incumplimiento y su publicación en el «Boletín Ofi-cial del Estado» o diario oficial que corresponda, y la no percepción, en el caso de que la llevara aparejada, de la correspondiente indemnización para el caso de cese en el cargo.

En  todo  caso,  según  él  apartado  número  ocho  del citado artículo, la comisión de las infracciones previstas en el artículo 28 conllevará las siguientes consecuencias: 

a) La obligación de restituir, en su caso, las cantida-des percibidas o satisfechas indebidamente, 

b) La  obligación  de  indemnizar  a  la  Hacienda  Pú-blica  en  los  términos  del  artículo  176  de  la  Ley 47/2003,  de  26  de  noviembre,  General  Presu-puestaria.

Por  lo  tanto, hay un nivel  reservado al derecho pe-nal  atendiendo  al  principio  de  intervención  mínima  y que  requiere  que  se  dicte  una  resolución  arbitraria  a sabiendas; otro nivel reservado al derecho administrati-vo, y que supone la aplicación indebida de la norma en cuyo caso se podrá exigir responsabilidad disciplinaria y administrativa por  los daños causados a terceros y a  la administración.  Un  tercer  nivel  estaría  relacionado  con las  irregularidades  en  los  procedimientos  de  contrata-ción pública que no tienen relevancia penal ni da lugar a responsabilidad disciplinaria, pues obedecen a simples vicios del procedimiento cuyas consecuencias y depura-ción se efectúa a través de los recursos administrativos 

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y  la  revisión de  los actos por  la  jurisdicción contencio-so. Delimitar estos niveles no es tarea fácil, pero no se puede  caer  ni  en  la  impunidad  de  aquellas  conductas que suponen infracciones graves de las normas ni en la penalización  de  todas  las  irregularidades  administrati-

vas. Para ello hay que atender a la finalidad perseguida con  la conducta  irregular y a  la gravedad de  la misma, preservando  al  derecho  penal  aquellas  conductas  que atentan gravemente contra los intereses públicos que la Administración representa. 

1    Pedreira González,  F.  M.,  «Prevaricación  (delitos 

de)»,  Eunomía, Revista en Cultura de la Le-galidad, núm. 1, septiembre 2011-febrero 2012, pág. 

162.

NOTAS

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LA REFORMA DEL RÉGIMEN JURÍDICO DE LA ADMINISTRACIÓN LOCAL

El nuevo marco regulatorio a la luz de la Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local

Análisis de la Reforma de la Administración Local en España tras la aprobación dela Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, desde unanovedosa perspectiva en relación con la bibliografía sobre la materia, ya que enel mismo confluyen dos enfoques: el de la reflexión que aportan destacados es-pecialistas que han dedicado años de estudio e investigación al régimen localdesde la Universidad, y el de cualificados técnicos de la función pública local queviven día a día esa realidad.

Coordinadores: Juan Antonio CARRILLODONAIRE y Pilar NAVARRO RODRÍGUEZ

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30  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Herramientas de cálculo

Tratamiento de las ofertas anormales o desproporcionadas en los procedimientos de licitación

Javier Tena Ruiz Coordinador del Proyecto CSP

Interventor-Tesorero de Administración Local

1. PARAMETRIZACIÓN, ANÁLISIS Y VALORACIÓN DE LAS OfERTAS ECONÓMICAS ANORMALES O DESPROPORCIONADAS

El  actual  contexto  económico  condiciona  de  una manera  determinante  la  formación  y  presentación  de ofertas por las entidades licitadoras a los contratos pú-blicos. En este  sentido,  se  viene observando una clara tendencia a la presentación de ofertas económicas que rayan, y en numerosos casos sobrepasan, el umbral que hace presumir que una proposición no puede ser cum-plida por presentar  valores anormales o desproporcio-nados. Estos condicionantes hacen que, en el momento de redactar los pliegos de cláusulas administrativas par-ticulares  (PCAP), se deba hacer especial hincapié en  la claridad y precisión al regular este aspecto.

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 152 del Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público  (TRLCSP),  en  relación  con  los  artículos  67.2k  y 85 del Reglamento General de  la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas  (RGLCAP), el umbral que permite valorar qué ofertas podrían  resultar anormales o  desproporcionadas,  se  debe  regular  en  el  PCAP.  La norma  efectúa  un  tratamiento  diferenciado  según  nos encontremos ante:

a) un único criterio de adjudicación (antigua subas-ta),  en  cuyo  caso  serán  de  aplicación  directa  los  pará-metros  que  se  establezcan  reglamentariamente  (actual artículo 85 del RGLCAP).

b) una pluralidad de criterios de adjudicación (anti-guo concurso), en cuyo caso resultarían de aplicación los términos del artículo 152 del TRLCSP, conforme al cual «Si el precio ofertado es uno de los criterios objetivos que han de servir de base para la adjudicación, podrán indicarse en el pliego los límites que permitan apreciar, en su caso, que la proposición no puede ser cumplida como consecuencia de ofertas desproporcionadas o anormales»,  sin que  resulte de aplicación directa el ar-tículo 85 del RGLCAP (JCCMEH Informe 58/2008).

Respecto a la vigencia del referido artículo en el ac-tual marco contractual, cabe indicar que, ante la falta de desarrollo  sobre esta materia por el Reglamento de  la 

Ley de Contratos del Sector Público (tampoco está pre-vista  su  regulación  en  el  proyecto  de  modificación  en tramitación), el artículo 85 del RGLCAP ha mantenido su vigencia,  habiendo  sido  empleado  como  fundamento jurídico  de  informes  y  resoluciones  por  numerosos  ór-ganos,  sirva  citar  a  título  de  ejemplo  las Resoluciones 113/2012 y 303/2011 del TACRC o el Informe 7/2012 de la JCCA Madrid. El apartado más vidrioso en rela-ción a su vigencia es el apartado tercero, el cuál ha sido considerado derogado de forma sobrevenida por la Re-solución 70/2014 del TACP  Madrid  (que  cuenta  con un voto particular); no obstante, la JCCA Madrid en su Informe 7/2012 y el TACP de Andalucía en la Resolu-ción 25/2013,  lo  han  considerado  vigente,  matizando ésta última que el porcentaje de baja aplicable automáti-camente («En cualquier caso, se considerará despropor-cionada la baja superior a 25 unidades porcentuales») ha de entenderse referido al presupuesto base de licitación y no a la media aritmética de las ofertas presentadas.

Al  efecto  de  cuantificar  la  magnitud  que  permita concretar el umbral, debemos  incidir en el  tratamiento específico que reciben las proposiciones formuladas por distintas  empresas  del  mismo  grupo  (artículo  42.1  del Código de Comercio), puesto que, únicamente a efectos del cálculo de la media aritmética de las ofertas presen-tadas, se tomará la oferta más baja, aplicándose los efec-tos derivados del procedimiento a  las restantes ofertas formuladas por  las empresas del grupo. Esta  forma de operar, como ha puesto de manifiesto el TACRC en su Resolución 78/2014, tiende a garantizar el principio de libre concurrencia que debe presidir  toda contratación pública.

La superación de los límites que determinan la pre-sunción  del  carácter  anormal  o  desproporcionado  de las ofertas, no permite al órgano de contratación excluir de  modo  automático  la  proposición,  siendo  necesario abrir un procedimiento contradictorio en el que: a) se dé audiencia al  licitador, a fin de que éste pueda  justificar que, a pesar de los valores de la oferta presentada, pue-de cumplir el contrato y b) se recabe el asesoramiento técnico  del  servicio  correspondiente.  Así,  conforme  ha puesto  de  manifiesto  el  TACRC  en  resoluciones  como la 24/2011 «… la apreciación de que la oferta contiene valores anormales o desproporcionados no es un fin en

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sí misma, sino un indicio para establecer que la propo-sición no puede ser cumplida como consecuencia de ello y que, por tanto, no debe hacerse la adjudicación a quien la hubiera presentado. De acuerdo con ello la apreciación de si es posible el cumplimiento de la pro-posición o no, debe ser consecuencia de una valoración de los diferentes elementos que concurren en la oferta y de las características de la propia empresa licitadora, no siendo posible su aplicación automática (…) en defi-nitiva la decisión sobre si la oferta puede cumplirse o no corresponde al órgano de contratación  sopesando las alegaciones formuladas por la empresa licitadora y los informes emitidos por los servicios técnicos».

  El  procedimiento  contradictorio  resulta  determi-nante a  los efectos de poder excluir  las ofertas que se consideren  anormales  o  desproporcionadas,  de  forma que  siempre  se  tiene  que  comprobar  previamente  la viabilidad  de  las  proposiciones.  Ya  la  antigua  Directiva 2004/18 imponía al poder adjudicador la obligación de verificar la composición de las ofertas anormalmente ba-jas,  imponiéndole  igualmente  la obligación de solicitar a los candidatos que aporten las justificaciones necesa-rias para demostrar que esas ofertas son serias, condi-ción «sine qua non» que recuerda la  jurisprudencia del TJUE en sentencias como la de 29 de marzo de 2012 (asunto C-599/10), donde se incidía en que la «existen-cia de un debate contradictorio efectivo entre el poder adjudicador y el candidato, en una fase adecuada del procedimiento de examen de las ofertas, a fin de que éste pueda probar que su oferta es seria, constituye una exigencia de la Directiva 2004/18, destinada a evitar la arbitrariedad del poder adjudicador y garantizar una sana competencia entre las empresas (véase, en este sentido, la sentencia Lombardini y Mantovani, antes ci-tada, apartado 57)». 

La  referencia  expresa  al  procedimiento  contradic-torio en nuestra normativa nacional, se regula en el ar-tículo 152 del TRLCSP (ofertas con valores anormales o desproporcionados),  conforme  al  cual  «cuando se identifique una proposición que pueda ser considera-da desproporcionada o anormal, debe darse audiencia al licitador… En el procedimiento deberá solicitarse el asesoramiento técnico del servicio correspondiente». No obstante, y a pesar del mandato normativo,  los Tri-bunales  Administrativos  en  materia  de  contratación han  tenido que  recalcar su carácter necesario,  sirva de ejemplo la Resolución 559/2014 del TACRC, donde el Tribunal ha puesto de manifiesto que «para conjugar el interés general en la contratación pública con la garantía de los principios de libre concurrencia, no discriminación y transparencia que presiden su tramitación, la finalidad de la Ley es que se siga un procedimiento contradictorio para evitar que las ofertas anormales o desproporciona-das se puedan rechazar sin comprobar previamente su viabilidad. Por ello, el acuerdo del órgano de contrata-ción de exclusión de esas ofertas requiere de una resolu-ción “reforzada”, que rebata las justificaciones aducidas por el licitador». 

Corresponde pues al licitador justificar su oferta, lo que en palabras del TACP Aragón (Acuerdo 2/2013) supone «… explicar, aduciendo razones convincentes o alegando otros medios, la viabilidad y acierto de una proposición, en los términos en que fue presentada al procedimiento licita-torio. Consiste pues, en la aclaración de los elementos en que el licitador fundamentó su oferta y en la verificación de que, conforme a dicha aclaración, la misma es viable de forma que la ejecución de la prestación que constituye el objeto del contrato queda garantizada, en el modo y ma-nera establecidos en los pliegos de condiciones».

Como  hemos  visto,  el  TACRC  establece  que  la  re-solución por  la que  se  valore  la  viabilidad  de  la oferta debe ser «reforzada», extremo al que se da cumplimien-to  a  través  de  los  informes  técnicos  que,  con  carácter preceptivo  y  no  vinculante  (TACP Madrid Resolución 201/2013, TACP Aragón Acuerdo 5/2013), deben ser emitidos por  los servicios previamente a  la admisión o rechazo de las ofertas anormales o desproporcionadas.

2. EJEMPLO PRÁCTICO DE ANÁLISIS DE OfERTAS CONfORME AL ARTÍCULO 85 DEL RGLCAP

En los términos referidos en el apartado anterior, los criterios para apreciar la existencia de ofertas incursas en presuntos valores anormales o desproporcionados se re-gulan en el artículo 85 del RGLCAP, donde se concretan los términos en que los cálculos han de ser efectuados, y  ello  en  función  de  que  a  la  licitación  concurran:  a)  1 licitador, b) 2 licitadores, c) 3 licitadores o d) 4 o más li-citadores. 

Así,  los cálculos a  realizar habrán de efectuarse se-gún la siguiente estructura:

Autor: Javier Tena Ruiz 

Título:  Tratamiento  de  las  ofertas  anormales  o  despropor-cionadas en los procedimientos de licitación 

Resumen: La regulación del umbral que permita valorar qué ofertas  podrían  resultar  anormales  o  desproporcionadas, debe realizase en los PCAP. En aquellos casos en que se em-plee un único criterio (el precio) resulta de aplicación directa el artículo 85 del RGLCAP, pero si se emplean varios criterios, los  términos para apreciar el  carácter desproporcionado o anormal de una oferta deberán configurarse específicamen-te para cada licitación. En el supuesto de que se identifique una  proposición  que  pudiera  ser  considerada  anormal  o desproporcionada, resulta necesario iniciar el procedimien-to contradictorio, que valore si la oferta presentada es viable y si queda garantizada la correcta ejecución del contrato en todos sus términos. 

fICHA RESUMEN

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Cálculo de ofertas anormales o desproporcionadas (Art. 85 RGLCAP)

Magnitud de referencia

Presupuesto base de licitación

Respecto de la otra oferta

Media aritmética de las ofertas presentadas

1 Licitador  Inferior en más de 25%

2 Licitadores Inferior en más de 

10%

3 Licitadores En todo caso baja superior a 

25% *

Inferior en más de 10%

Se excluye del cómputo la oferta de cuantía más ele-vada cuando sea superior en más de 10% a la media.

4 Licitadores

Inferior en más de 10%

a) Si existen ofertas supe-riores a la media en más 

de un 10%, se calcula nue-vamente excluyéndolas.

b) Una vez excluidas (apartado a) si el número es inferior a tres, la nueva media se calcula sobre las 3 ofertas de menor cuan-

tía.

* En los términos de la Resolución 25/2013 del TACP de Andalucía.

En el Proyecto CSP (www.contratosdelsectorpublico.es)  tenemos vocación de  facilitar el análisis y  la aplica-ción  de  la  normativa  contractual,  habiendo  integrado, dentro de la web, herramientas de cálculo a tal efecto. En relación al análisis del carácter anormal o despropor-cionado de las ofertas, hemos puesto a disposición una herramienta que permite de una forma sencilla obtener un análisis completo y claro, en los términos parametri-zados por el artículo 85 del RGLCAP.

La  herramienta  opera  para  los  cuatro  supuestos,  si bien únicamente se va a exponer para el supuesto más complejo, en función del número de variables posibles, que es el de 4 o más licitadores.

Los  apartados  a  cumplimentar  se  marcan  en  color azul discontinua  en  las  figuras  (Fig.)  y  las  magnitudes que se obtienen directamente de la herramienta vienen marcadas  en  color azul oscuro.  La  visualización  de  la herramienta puede variar mínimamente en  función del navegador que se utilice y del % de zoom que se asigne a la pantalla.

Paso 1. Se accede a www.contratosdelsectorpublico.es y dentro del menú «Documentos de Trabajo» a «Herra-mientas de cálculo», se selecciona  la opción que se ne-cesite en  función del número de  licitadores, en nuestro ejemplo se empleará la opción de “4 o más licitadores” (fig. 1).

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Paso 2. Se cumplimenta en el apartado «1. Datos del Ex-pediente» el importe del Presupuesto Base de Licitación y en el  apartado «2. Datos de las ofertas presentadas» se indica el número de licitadores (fig. 2), desplegándose dentro  del  apartado  segundo,  los  cajetines  para  cum-plimentar los nombres de las entidades licitadoras y las ofertas presentadas.

Paso 3. Una vez cumplimentados los datos de los licita-dores y las ofertas, la herramienta te ofrece todos los da-tos y las magnitudes resultantes (fig. 3), concretamente:

1.  El  porcentaje  de  baja  respecto  del  presu-puesto  base  de  licitación  (PBL)  de  cada oferta,  analizando  si  la oferta,  inicialmente, computa o no computa para el cálculo de la media.

2.  El  importe de  la media aritmética,  tanto el que resulta del primer análisis, computando todas las ofertas, como del segundo, con las ofertas que definitivamente computan.

3.  En el apartado 4º “Conclusión” se efectúa el análisis individualizado de cada oferta, con-cluyendo si presenta o no valores anormales o desproporcionados.

Finalmente la herramienta te permite la op-ción de generar un PDF (fig. 3) con el análi-sis de la ofertas, para su posterior impresión (fig.4).

Visualización del formato de impresión

3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Del análisis efectuado cabe concluir que, cuando en el procedimiento contractual se emplee un único crite-rio  de  adjudicación  (el  precio)  se  produce  de  plano  la aplicación del artículo 85 del RGLCAP, pero cuando se empleen una pluralidad de criterios (dentro de los cuales se incluya el precio) no cabe su aplicación directa, por lo que, si queremos emplear los parámetros definidos por el referido artículo, deberemos recogerlos expresamen-te en nuestros PCAP. En todo caso, una vez identificada una oferta que contenga posibles  valores anormales o desproporcionados,  ha  de  iniciarse  el  procedimiento contradictorio que nos permita valorar la viabilidad de la oferta, de forma que la ejecución de la prestación quede garantizada.

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En  la  práctica  es  habitual  que,  si  estamos  ante  un contrato que contempla una pluralidad de criterios, no se empleen los términos del artículo 85 del RGLCAP, sino que se suelen fijar umbrales vinculados a un porcentaje sobre una media. Esta forma de operar resulta ajustada a  la  norma,  no  obstante,  los  resultados  se  pueden  ver desvirtuados si, finalmente, presentan ofertas un reduci-do número de licitadores, dado que el procedimiento de cálculo no suele estar parametrizado para este supuesto. 

Así, resulta recomendable que:

1. En el momento de redactar  los pliegos de cláu-sulas administrativas, se valore y concrete de una forma clara y precisa el umbral que, en el futuro y tras el proceso contradictorio, permita apreciar que una oferta no puede ser cumplida por pre-sentar valores anormales o desproporcionados.

2. Cuando se empleen diversos criterios de adjudi-cación (entre los que se encuentre el precio), los parámetros que se utilicen para fijar el umbral de las ofertas que pueden presentar valores anorma-les  o  desproporcionados,  deben  tomar  en  con-sideración  la posibilidad de que se presente un reducido  número  de  licitadores,  valorándose  la opción de incorporar a los pliegos los parámetros definidos por el artículo 85 del RGLCAP.

3. En todo caso, una vez  identificada una proposi-ción que pudiera ser considerada anormal o des-proporcionada, resulta necesario iniciar el proce-dimiento contradictorio que nos permita valorar si la oferta presentada es viable y si queda garan-tizada la correcta ejecución del contrato en todos sus términos. 

Abreviaturas empleadas

JCCMEH.  Junta  Consultiva  de  Contratación  Admi-nistrativa del Ministerio de Economía y Hacienda.

JCCA Madrid. Junta Consultiva de Contratación Ad-ministrativa de Madrid.

TACRC.Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales.

TACP  Madrid.  Tribunal  Administrativo  de  Contrata-ción Pública de Madrid.

TACP Andalucía. Tribunal Administrativo de Contra-tos Públicos de Andalucía.

TACP Aragón. Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón.

TJUE. Tribunal de Justicia de La Unión Europea.

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Ficha técnica versión papel:Páginas: 528 / Encuadernación: Tapa dura / ISBN: 978-84-902-0328-6

Comentarios a la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno

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COORDINADORAS:Elisa de la Nuez

Sánchez-Cascado y Carlota Tarín Quirós

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CONSULTA

Usted pregunta

Prohibición de contratar del personal al servicio de las Corporaciones locales

En relación con las tres primeras preguntas, entende-mos que la respuesta es negativa, porque realmente de lo que se está planteado es si el ex Director de la Escue-la,  que  sigue  siendo  personal  del  Ayuntamiento  como profesor, puede contratar con el Ayuntamiento y percibir por ello una retribución. 

Consideramos que entra en juego la prohibición de contratar absoluta establecida en el art. 60.1.f) del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contra-

tos del Sector Público,  y que dispone que no podrán contratar con el sector público las personas en quienes concurra alguna de las circunstancias siguientes: f) Es-tar incursa la persona física o los administradores de la persona jurídica en alguno de los supuestos de la Ley 5/2006, de 10 de abril, de Regulación de los Conflictos de  Intereses  de  los  Miembros  del  Gobierno  y  de  los Altos Cargos de la Administración General del Estado, de la Ley 53/1984, de 26 de diciembre, de Incompatibi-lidades del Personal al Servicio de las Administraciones públicas o tratarse de cualquiera de los cargos electivos 

UnAyuntamientohavenidogestionandodeformadirectaunFestivaldemúsica,ejerciendolasfuncionesdedirecciónartísticadelFestivalelDirectordeunOrganismoadministrativodependientedelAyunta-miento,percibiendouncomplementomensualporsulabor.Porpartedelequipodegobierno,sedecideexternalizarlagestióndelfestivalyparaelloseelaboraelcorrespondientepliegodecondiciones,adju-dicándoseporunaño.Aunquenadasedecíaenellos,eldirectorcontinuóconsugestiónduranteesteperiodo.

Con posterioridad, se plantea la elaboración de un nuevo pliego de condiciones para la gestión delFestivalporunperiododecuatroaños,encuyoclausuladoseprevélafiguradelDirectorartísticoqueseránombradoporelAyuntamiento;suretribucióncorreráacargodelAyuntamientoodelentepúblicodependiente.

AnteladecisiónpolíticadequeelDirectordelOrganismodependientedelAyuntamientodesarrollaselasfuncionesdeDirecciónartística,laIntervenciónmunicipalylaSecretariadelegadadelOrganismoAu-tónomoelaboraninformessobreposibleincursiónenprohibicióndecontratar.Porsuparte,elSecretariomunicipalcontradicedichoinformeyentiendequenoexisteningunaincompatibilidad.

ConcluidoelFestival,pendientedesujustificaciónartísticayeconómica,seplanteanlassiguientesdudas:

1.-¿ExisteincompatibilidadparalapercepcióndelaretribucióndebidaalDirector?

2.-Encasoafirmativo,¿seríanecesariosolicitarlacompatibilidad?

3.-Siresultaracompatible,¿puedeemitirfacturaalAyuntamientoporlosserviciosdeDirecciónartística?

4.-Sinofuesemediantelaemisióndefactura,¿dequéotraformaselepodríaabonarlacantidaddesdeelAyuntamientouOrganismoAutónomo?

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36  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Usted pregunta

regulados  en  la  Ley  Orgánica  5/1985,  de  19  de  junio, del Régimen Electoral General, en los términos estable-cidos en la misma. 

Y esta prohibición ha sido interpretada por La Junta Consultiva  de  Contratación  Administrativa  en  diversos informes. Pasamos a trascribirle parte de alguno de ellos: 

El  Informe  44/2003,  de  17  de  noviembre  de  2003, «Incompatibilidades  para  contratar  de  funcionarios  de la Administración Local y concejales» (LA LEY 91/2003), dice lo siguiente: 

«(…)2. Por lo que respecta a funcionarios el artículo 20, letra e) de la Ley de Contratos de las Administracio-nes Públicas considera causa de prohibición de contratar al  estar  incursa  la  persona  física  o  administrador  de  la persona  jurídica  en  alguno  de  los  supuestos  de  la  Ley 53/1984, de 26 de diciembre, de incompatibilidades del personal  al  servicio  de  las  Administraciones  Públicas, precisando que la prohibición alcanza, igualmente y en-tre otros, a los cónyuges de aquéllos. 

La remisión que el artículo 20, letra e), de la Ley de Contratos  de  las  Administraciones  Públicas  hace  a  los supuestos de la Ley 53/1984, de 28 de septiembre, debe entenderse hecho a los funcionarios sujetos a su ámbito de aplicación, por  tanto a  los  funcionarios de  la Admi-nistración  Local,  según  su  artículo  2.1,  letra  c),  sin  que pueda circunscribirse a las actividades comprendidas en las letras c) y d) de su artículo 12, pues a éstas últimas no puede quedar limitada la incompatibilidad para contra-tar. En este sentido, el  informe de esta Junta de 30 de enero de 2002 declara que «los preceptos de la Ley de incompatibilidades  deben  ceder  ante  el  taxativo  de  la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, pues, aparte de la dificultad de desentrañar los términos abs-tractos de «empresas o sociedades concesionarias, con-tratistas de obras, servicios o suministros o arrendatarios o administradoras de monopolios o con participación o aval del sector público dado que, por ejemplo, la condi-ción de contratista se adquiere una vez y no con anterio-ridad a  la adjudicación del contrato no es misión de la Ley de Incompatibilidades, sino de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas determinar los especí-ficos contratos a los que se aplican las prohibiciones de contratar y ya hemos visto que esta última lo hace con carácter general para todos los contratos administrativos y privados de las Administraciones Públicas». 

Descartado  por  tanto,  que  las  incompatibilidades para contratar puedan  limitarse a  los supuestos del ar-tículo 12.1, letras c) y d), de la Ley de Incompatibilidades procede responder a la primera cuestión suscitada que el cónyuge de un funcionario que presta sus servicios en la Diputación Provincial de Huesca están incursos, tanto el funcionario como el cónyuge, en la incompatibilidad que determina la prohibición de contratar con dicha Ad-ministración, de conformidad con el artículo 20, letra e), de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas.(…)» 

El Informe 16/2002, de 13 de junio de 2002 «Incom-patibilidades de  funcionarios y cónyuges para contra-tar  con  la  Administración»  (LA  LEY  29/2002),  dice  lo siguiente: 

«1.  Vuelven  a  plantearse  ante  esta  Junta  Consulti-va de Contratación Administrativa diversas cuestiones relativas  a  la  prohibición  de  contratar  por  incompati-bilidad de  funcionarios prevista en el  artículo 20  letra e) de la Ley de Contratos de las Administraciones Pú-blicas  que  deben  ser  resueltas  con  simple  reiteración de criterios anteriormente expuestos, si bien, para una exposición más sistemática de la materia, deben reor-denarse las seis preguntas que se formulan en el escrito de consulta. 

  2. En primer lugar, en cuanto a si la prohibición de contratar se extiende a  los contratos de asistencia téc-nica  y  consultoría,  en  nuestro  informe  de  30  de  enero de 2002 (expediente 45/01) ante la misma cuestión -  la aplicación de la prohibición de contratar a los contratos de consultoría y asistencia - se declaraba lo siguiente: 

“A  juicio  de  esta  Junta  Consultiva  de  Contratación Administrativa  la  solución  afirmativa  se  impone  como consecuencia de los términos taxativos del artículo 20 de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas ex-presivo de que, en ningún caso podrán contratar con la Administración las personas en quienes concurra alguna circunstancia determinante de prohibición de contratar. Este precepto,  incluido en el Libro  I de  la Ley de Con-tratos de las Administraciones Públicas resulta aplicable a todos los contratos regulados en la Ley y a aquellos a los que se aplican las normas de preparación y adjudica-ción y, en consecuencia, no pueden ser excluidos ni los contratos de consultoría  y  asistencia, ni  los de gestión de  servicios  públicos,  distintos  de  los  adjudicados  por concesión, ni  los administrativos especiales y privados, por existir idéntica razón de conflicto de intereses para aplicar la prohibición de contratar en todos ellos y resul-tar así del encabezamiento del artículo 20 de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas. 

La exclusión de  los  contratos de consultoría  y  asis-tencia que, insistimos, habría que extender a los de ges-tión de servicios públicos, distintos de los otorgados por concesión, administrativos especiales y privados se pre-tende basar en los apartados c) y d) de la Ley 53/1984, de 26 de diciembre de Incompatibilidades del personal al  servicios  de  las  Administraciones  Públicas  que  esta-blecen que en todo caso, el personal comprendido en el ámbito de aplicación de la Ley no podrá ejercer las acti-vidades «de desempeño, por si o por persona interpues-ta, de cargos de todo orden en empresas o sociedades concesionarias,  contratistas de obras,  servicios o  sumi-nistros, arrendatarias o administradoras de monopolios o con participación o aval del sector público cualquiera que sea la configuración jurídica de aquéllas» y «la parti-cipación superior al 10 por 100 en el capital de empresas o sociedades a que se refiere el párrafo anterior”. 

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  37 

Usted pregunta

Tales preceptos de la Ley de Incompatibilidades, de-ben ceder ante el taxativo de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, pues, aparte de la dificultad de desentrañar los términos abstractos de “Empresas o Sociedades concesionarias, contratistas de obras, servi-cios o suministros, o arrendatarias o administradores de monopolios o con participación o aval del sector públi-co”, dado que, por ejemplo, la condición de contratista se adquiere una vez y no con anterioridad a la adjudica-ción del contrato, no es misión de la Ley de Incompati-bilidades,  sino de  la Ley de Contratos de  las Adminis-traciones Públicas, determinar los específicos contratos a los que se aplican las prohibiciones de contratar y ya hemos visto que ésta última lo hace con carácter general para  todos  los  contratos  administrativos  y  privados  de las Administraciones Públicas. 

  3. También sobre la apreciación de esta causa de prohibición  de  contratar  en  los  contratos  menores,  a los  que  parece  referirse  el  escrito  de  consulta  con  la cita de «las simples ventas de billetes de  transportes, paquetes de viajes organizados o reservas de plazas de alojamientos»,  también  se  ha  pronunciado  esta  Junta en su informe de 13 de noviembre de 2001 (expedien-te 29/01) y los que en el mismo se citan declarando lo siguiente: 

“Respecto a la circunstancia de tratarse de contratos menores, aunque en un  futuro pueden dejar de mere-cer tal calificativo, esta Junta Consultiva de Contratación Administrativa se ha pronunciado -dos informes de 7 de marzo de 1996 (expedientes 40/195 y 13/96)- en el sen-tido de que, de los requisitos el artículo 11 de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, el del apar-tado 2, letra b) referente a la capacidad del contratista, necesariamente ha de cumplirse en los contratos meno-res, por ser requisito sin el cual no puede celebrarse nin-gún contrato, debiendo añadirse que tal conclusión no puede quedar sin efecto por la circunstancia de que en los expedientes referentes a contratos menores no exis-ta trámite específico para la acreditación de la capacidad y solvencia e inexistencia de prohibiciones de contratar, ya que si  las circunstancias de  incapacidad,  insolvencia o prohibición de contratar concurren en el momento de la adjudicación, el contrato, aunque sea un contrato me-nor, será nulo de pleno derecho de conformidad con el artículo 22 de la Ley de Contratos de las Administracio-nes Públicas y según se desprende de la interpretación de los citados artículos 11.2, letra b), y 20, letra e), de la propia Ley”. 

   4. Se plantea también la cuestión de si  la apre-ciación de la prohibición de contratar ha de realizar-se en relación con la Administración contratante y, si es posible dicha apreciación aunque el funcionario o su  cónyuge  no  presten  servicios  en  el  departamen-to que tiene por objeto o tramita  la celebración del contrato. 

La prohibición de contratar por causa de incompati-bilidad de un funcionario debe limitarse exclusivamen-te a la Administración contratante, a la que pertenezca el  funcionario, pues así  se deduce  fundamentalmente del examen comparativo de  las causas enunciadas en el  artículo  20,  dado  que  en  los  artículos  18    y  19  del Reglamento General de la Ley de Contratos de las Ad-ministraciones  Públicas,  aprobado  por  Real  Decreto 1098/2001, de 12 de octubre, se distingue claramente entre aquellas causas de prohibición de contratar cuya apreciación  requiere  la  tramitación  de  expediente  y que pueden producir efectos generales ante todas las Administraciones Públicas y  las causas de apreciación automática, cualquiera de las cuales, como es la de in-compatibilidad de un funcionario, no pueden producir ese efecto general. 

Refuerza esta conclusión la consideración de la pro-hibición de contratar aplicable a Concejales incluida en la misma letra del artículo 20 de la Ley, que únicamente es posible apreciar respecto a la Corporación Municipal que financie total o parcialmente el contrato (artículo 178 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, de Régimen Electoral General) por la que, por similitud de razón de-berá aplicarse a los funcionarios. 

La conclusión sentada -incompatibilidad con la Ad-ministración  contratante-  resuelve  el  problema  plan-teado de si es posible descender a nivel organizativo inferior  (departamento,  negociado,  sección,  etc....) para apreciar o no  la  incompatibilidad, pues ni en  la legislación  de  contratos  de  las  Administraciones  Pú-blicas,  fundamentalmente en el artículo 20 de  la Ley, ni  en  la  normativa  sobre  incompatibilidades  del  per-sonal al servicio de las Administraciones Públicas -Ley 53/1984, de 26 de diciembre- puede hallarse precepto alguno que justifique tal posibilidad.(…)». 

Elpersonaldeunaentidadlocalnopuedecelebrarcontratosconesaadministraciónlocal?¿

Es decir, la prohibición es absoluta de forma que el personal de una entidad local no puede celebrar contra-tos con esa administración local. 

Por  lo que se refiere a su última pregunta, enten-demos que la única forma de retribuir es la que tenía con  anterioridad,  es  decir,  al  atribuirle  una  determi-nada función establecer en sus retribuciones comple-mentarias un  importe que  retribuye esa  función, que en  este  caso,  como  Vd.  señala  y  que  además  sigue percibiendo  era  un  complemento  mensual  a  abonar en 14 pagas  (Concepto  incluido en  su  complemento específico)  a  cargo  del  Presupuesto  del  Organismo Autónomo. 

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CONSULTA

Usted pregunta

Incumplimiento por licitador de separación de sobres impuesta en el pliego

La Entidad Consultante ha iniciado un procedimiento de contratación con varios lotes cuyos pliegosexigenque,enelcasodequeunlicitadorsepresentaraavarioslotes,debepresentartantossobresnº3conlaofertaeconómicacomoalotesconcurra.LasofertaseconómicasdetodosloslotesseabrenenunmismoactopúblicocelebradoporlaMesadeContratación.Unodeloslicitadoreshapresentadounúnicosobrenº3paralostreslotesalosquesepresenta.Anteestasituación,laentidadpreguntasisehadeexcluiraestelicitadorpornocumplirconelPliego,sisedebeadmitirsoloenelloteprimeroosisedebeadmitirentodosloslotes.

La separación de sobres es contemplada en el TRLC-SP y en el R.D. Real Decreto 817/2009, de 8 de mayo. De esta normativa, se deduce claramente que tienen que ir en sobres separados  los siguientes  tipos de documen-tos: 

Sobre nº 1: Documentación administrativa, relativa a la capacitad, solvencia y habilitación del licitador. 

Sobre nº 2: Aspectos de  la oferta del  licitador cuya valoración se deben someter a un juicio de valor. 

Sobre  nº3:  Aspectos  de  la  oferta  del  licitador  cuya valoración es automática y no se somete a juicio de valor, como por ejemplo la oferta económica. 

Larazóndeserdelaseparacióndesobreseslapreservacióndelsecretodelaofertaconelobjetodeevitar«manipulaciones»deotroslicitadoresygarantizarlaconfiabilidaddelsistema

?¿

La  razón de ser de esta separación de sobres es  la preservación  del  secreto  de  la  oferta  con  el  objeto  de evitar «manipulaciones» de otros licitadores y garantizar la confiabilidad del sistema. Especial interés tiene el que se desconozcan los aspectos susceptibles de valoración automática  en  tanto  sean  objeto  de  valoración  los  as-

pectos sujetos a juicio de valor, para evitar que pueda in-fluirse en la ponderación del juicio técnico al conocerse previamente la puntuación que obtendría un licitador en estos aspectos reglados o automáticos. Tan importante es esta regla del secreto de la oferta que su inobservan-cia  supone  la exclusión del  licitador que  la  incumple y por ello debe exigirse la debida diligencia a los licitado-res al presentar y documentar sus ofertas, en aras a pre-servar el principio de igualdad de trato de los licitadores que es el que inspira dicha regla. 

Sin embargo, en el caso que nos ocupa,  la  separa-ción de sobres que impone el pliego y que describe el consultante  no  tiene  como  objeto  el  cumplimiento  de la regla del secreto de la oferta. En efecto, en el mismo acto  público  van  a  conocerse  todas  las  ofertas  econó-micas por lo que en ese mismo acto van a dejar de ser secretas. Y ello con independencia de que se presenten varios sobres para cada lote o que se presente un sobre para todos los lotes. 

Como  ningún  principio  esencial  se  ve  conculca-do  por  la  inobservancia  de  esta  exigencia  del  Pliego, consideramos que  la exclusión del  licitador supondría una verdadera limitación de la concurrencia que enten-demos injustificada. El celo en el cumplimiento formal del Pliego  llevaría  consigo  la  vulneración del derecho del  empresario  a  acceder  a  la  licitación  cuando  nada ha hecho que pueda suponer una vulneración ni de los preceptos del TRLCSP ni de los principios que inspiran la contratación del sector público. Por tanto, en nuestra opinión,  el  licitador  no  debe  ser  excluido  y  su  oferta debe ser valorada. 

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Usted pregunta

CONSULTA

Calificación de la gestión de aparcamiento y zonas de aparcamiento limitado

Sequieresacaraconcursolaexplotacióndezonasdeaparcamiento(zonaazulyverde)yunparkingsub-terráneo.Enelúltimoconcursolamodalidadfueuncontratodegestióndeservicios.Enestosmomentos,sedudasicontinuarconestamodalidadylaposibilidaddeconcursarlocomounaconcesióndemanial(dedominiopúblico)Lascondicionesdelconcursoson:pagodecanonfijoanualydecanonvariableporplazadeaparcamientoqueseamplíeyunporcentajesobrelosbeneficiosdelacuentadeexplotación.Elconcesionariocobrarámediantetarifalosingresosdelaexplotación.Lainversiónlarealizaráelconcesio-narioylaimputarámedianteamortizaciónenlacuentadeexplotación.

Ante el supuesto planteado, entendemos que dicho contrato  no  debe  configurarse  nunca  como  concesión demanial y que lo correcto es configurarlo como un con-trato de gestión de servicio público. Como se señala en la consulta, tiene un canon variable por plaza de aparca-miento,  gestiona  el  servicio  cobrando  las  tarifas,  paga un  porcentaje  de  los  beneficio,  realizar  inversiones,…. En suma, gestiona el servicio. 

Por el contrario, la concesión demanial es, en sentido estricto,  la  utilización  privativa  del  dominio  público,  es decir, la utilización privativa es la que hace el usuario de la plaza que paga una  tasa por ocupar esa porción de dominio público, pero no el concesionario del servicio. 

Lo habitual ha sido dudar si estamos ante un contrato de  gestión  de  servicio  público  o  un  contrato  de  servi-cios. Ciertamente, en ambos tipos contractuales la pres-tación del contratista se identifica con un servicio propio de una obligación de hacer consistente en el desarrollo de una actividad o dirigida a la obtención de un resulta-do distinto de una obra o un suministro, particularizán-dose en el contrato de gestión de servicios públicos en el sentido de que la prestación incluye la gestión de un servicio competencia de  la Administración contratante, competencia que, en  lo que respecta a  la actividad de regulación del aparcamiento en las vías públicas (orde-nación del  tráfico de  vehículos en  las  vías urbanas),  es atribuida a los municipios conforme dispone el art. 25 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local. 

El Informe 2/2012, de 30 de mayo, de la Junta Con-sultiva de Contratación Administrativa de las Islas Balea-res (LA LEY 3594/2012) aclara la doctrina actual sobre las características que ha de reunir el contrato de gestión de servicio público —haciéndose eco de  la doctrina hasta ahora consolidada en los pronunciamientos de los órga-nos  consultivos,  constituida  fundamentalmente  por  los 

informes de la Junta Consultiva de Contratación Admi-nistrativa 64/2009 de 26 de febrero de 2010 y 12/2010 de 23 de julio—, en el sentido de que la asunción del riesgo operacional, es decir,  la transferencia del riesgo opera-cional  al  contratista  constituye  el  verdadero  elemento definidor de este tipo de contratos. 

Latransferenciadelriesgooperacionalalcontratistaconstituyeelverdaderoelementodiferenciadordelcontratodegestióndeserviciopúblicoycontratodeservicios

?¿

El  Informe 2/2012  refiere de manera expresa y por-menorizada,  remitiéndose a  la doctrina del Tribunal de Justicia de  la Unión Europea,  lo que debe entenderse como riesgo de  la explotación  (riesgo de exposición a las incertidumbres del mercado). Se cita así en el Infor-me una Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la adjudicación de contratos de concesión, tanto de obras como de servicios; en ella se señala que «se considerará que el concesionario asume el riesgo operacional sustancial cuando no esté garanti-zado que vaya a  recuperar  las  inversiones  realizadas ni a cubrir los costes que haya contraído para explotar las obras o los servicios que sean objeto de la concesión». Se transcribe asimismo la Sentencia de 10 de noviembre de 2011 del Tribunal de Justicia (asunto C-348/10) donde se señalan qué factores determinan que el concesiona-rio asuma el riesgo de la explotación y que factores no determinarán  la  calificación del  contrato como gestión de servicio público. Expresamente señala que deben ser descartados como elementos de riesgo los relativos a la 

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competencia de otros operadores, al desajuste entre la oferta y la demanda, a la insolvencia de los deudores por la utilización del servicio y al riesgo de no ver cubiertos los gastos de explotación por los ingresos derivados de la prestación del servicio. 

A  lo  anterior  debemos  añadir  que  otro  elemento definitorio  del  contrato  de  gestión  de  servicio  público lo constituye  la  transferencia al  concesionario de  la or-ganización del servicio, sin perjuicio naturalmente de las potestades de policía que sobre el mismo corresponden a  la  Administración  concedente,  debiéndose  entender 

dicha potestad organizativa como la de dotar al conce-sionario  de  la  libertad  de  organización  necesaria  para establecer el modo de llevar a cabo la explotación que le pueda resultar más acorde con su propia concepción de la empresa. 

Por tanto y sobre la base de los argumentos anterio-res, consideramos que el contrato de gestión de servicio público es la fórmula adecuada para adjudicar la gestión de un aparcamiento público y del aparcamiento limitado en las vías públicas. 

La transmisión de participaciones sociales de una so-ciedad de economía mixta constituida para la gestión de un servicio público, no supone per se una modificación en  las  condiciones  del  contrato,  sino  un  cambio  en  la persona del contratista.

La regulación de las empresas mixtas se contiene fun-damentalmente en el art. 104 del RDLeg 781/1986, de 18 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Disposiciones Legales vigentes en materia de Régimen Lo-cal y en los arts. 102 a 112 del Reglamento de Servicios de las Corporaciones Locales, aprobado por Decreto de 17 de junio de 1955. Esta normativa no regula la transmisión de participaciones sociales, debiendo estar a lo dispuesto en los propios estatutos de constitución de la sociedad.

En el supuesto planteado, en  los estatutos sociales no se ha efectuado la regulación sobre la transmisión de las acciones, por lo que habrá que acudir a lo dispuesto con carácter general en la legislación aplicable. Confor-me a lo dispuesto en el Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital, salvo disposición con-traria de los estatutos, será libre la transmisión voluntaria de participaciones por actos inter vivos entre socios, así como la realizada en favor del cónyuge, ascendiente o descendiente  del  socio  o  en  favor  de  sociedades  per-tenecientes al mismo grupo que la transmitente. En los demás casos,  la  transmisión está  sometida a  las  reglas y  limitaciones que establezcan  los estatutos. A falta de regulación estatutaria, establece la citada ley las reglas 

La trasmisión de participaciones de sociedad mixta por socio privado, ¿se considera una modificación sustancial del contrato?

EnunaSociedaddeeconomíamixta(SociedaddeResponsabilidadLimitada),enlaqueelAyuntamien-totieneel20%delasparticipacionessocialesyelsocioprivadoel80%,creadaparalagestióndeunserviciopúblico,elsocioprivadoymayoritarioquieretransmitirlatotalidaddesusparticipacionesauntercero.

TeniendoencuentaquelosestatutosdelaSociedadnodicennadaalrespectoyelcontratoseadjudicóbajolavigenciadelTRLCAP,seplantea:

Latrasmisióndelasparticipacionesporelsocioprivadoaun3º,¿podríaconsiderarseunamodificaciónsustancialdelcontratoydarlugaralaresolucióndelmismo?Elcambioenelaccionariadodelasociedad,¿esunamodificacióncontractual?

CONSULTA

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Usted pregunta

para la transmisión voluntaria de participaciones sociales por actos inter vivos:

«a) El socio que se proponga transmitir su participa-ción o participaciones deberá comunicarlo por escrito a los administradores, haciendo constar el número y carac-terísticas de las participaciones que pretende transmitir, la identidad del adquirente y el precio y demás condicio-nes de la transmisión.

b) La transmisión quedará sometida al consentimien-to de  la sociedad, que se expresará mediante acuerdo de  la  Junta  General,  previa  inclusión  del  asunto  en  el orden del día, adoptado por  la mayoría ordinaria esta-blecida por la ley.

c) La sociedad sólo podrá denegar el consentimien-to si comunica al transmitente, por conducto notarial, la identidad de uno o varios socios o terceros que adquie-ran la totalidad de las participaciones….

(...)»

Una vez cumplidos los requisitos de la ley de socie-dades participativas y el resto de la normativa mercantil aplicable, hay que acudir a la legislación contractual para ver si existen limitaciones a la modificación de la persona del contratista. Establece el artículo 182 del Reglamento General de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, que desarrolla el  artículo 156 d) del  texto  re-fundido de la citada ley (TRLCAP), aplicable al supuesto planteado según se indica en el escrito de consulta, que: 

«En los contratos de gestión de servicios públicos la sociedad de economía mixta figurará como contratante con  la Administración, correspondiéndole  los derechos 

y  obligaciones  propios  del  concesionario  de  servicios públicos.»

Lasaccionesdelsocioprivadoserántransmisiblessisecumplentantolosrequisitosqueseñalalalegislaciónmercantilcomolalegislacióncontractual

?¿

Por lo tanto, siendo de aplicación el mismo régimen jurídico que rige el contrato de concesión de servicios públicos, y tratándose la transmisión de todas las par-ticipaciones del socio privado elegido en su día por la Administración  tras  un  proceso  licitatorio,  habrá  que cumplir lo dispuesto en el artículo 114 del TRLCAP, que prevé  la  cesión  del  contrato  siempre  que  las  cualida-des  técnicas  o  personales  del  cedente  no  hayan  sido razón determinante de la adjudicación del contrato y se cumplan una serie de  requisitos: autorización expresa previa  del  órgano  de  contratación;  que  se  haya  reali-zado la explotación al menos durante una quinta parte del tiempo de duración del contrato; que el cesionario tenga capacidad para contratar con  la Administración y la solvencia exigible; y que se formalice la cesión en escritura pública.

Por  lo  expuesto,  las  acciones  del  socio  privado  se-rán transmisibles, si se cumplen tanto los requisitos que señala  la  legislación mercantil como  la  legislación con-tractual.

Son numerosos los preceptos del TRLCSP que hablan de las funciones que el Director Facultativo debe acome-ter a lo largo de la ejecución de un contrato de obras y así:

— el art. 231 le atribuye interpretación técnica del proyecto  e  instrucciones  al  contratista  en  su  ejecu-ción

— según el art. 234, solicitar autorización al órgano de contratación  para iniciar la tramitación de un expe-diente de modificación de contrato y la elaboración de la propuesta técnica.

— conforme art. 235,  le corresponde asistir a  la  re-cepción de las obras y el elaboración de informe sobre 

¿Cuáles son las funciones de un Director de Obra?

Laentidadconsultantepreguntacuálesson las funcionesque lecorrespondenaunDirectordeObrapuesestáprevistalacontratacióndeuntécnicoexterno.AsuvezpreguntasielingenieromunicipaltienealgunafunciónenrelaciónalaobraparalaquenosehanombradoDirector.

CONSULTA

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Usted pregunta

su estado en los quinces días anteriores al vencimiento del plazo de garantía.

Además de  lo señalado anteriormente el art. 12 de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación señala que son obligaciones del director de obra las siguientes:

a)  Estar  en  posesión  de  la  titulación  académica  y profesional  habilitante  de  arquitecto,  arquitecto  técni-co, ingeniero o ingeniero técnico, según corresponda y cumplir las condiciones exigibles para el ejercicio de la profesión. En caso de personas jurídicas, designar al téc-nico director de obra que tenga la titulación profesional habilitante. 

En  el  caso  de  la  construcción  de  edificios  para  los usos indicados en el grupo a) del apartado 1 del artículo 2, la titulación académica y profesional habilitante será la de arquitecto.

Cuando  las  obras  a  realizar  tengan  por  objeto  la construcción de las edificaciones indicadas en el grupo b) del apartado 1 del artículo 2,  la titulación habilitan-te, con carácter general, será la de ingeniero, ingenie-ro  técnico  o  arquitecto  y  vendrá  determinada  por  las disposiciones legales vigentes para cada profesión, de acuerdo con sus especialidades y competencias espe-cíficas.

Cuando  las  obras  a  realizar  tengan  por  objeto la  construcción  de  las  edificaciones  indicadas  en  el grupo  c)  del  apartado  1  del  artículo  2,  la  titulación habilitante será  la de arquitecto, arquitecto  técnico, ingeniero o  ingeniero técnico y vendrá determinada por las disposiciones legales vigentes para cada pro-

fesión, de acuerdo con sus especialidades y compe-tencias específicas.

Idénticos criterios se seguirán respecto de las obras a las que se refieren los apartados 2.b) y 2.c) del artículo 2 de esta Ley.

b) Verificar el replanteo y la adecuación de la cimen-tación y de la estructura proyectada a las características geotécnicas del terreno.

c) Resolver las contingencias que se produzcan en la obra y consignar en el Libro de Órdenes y Asistencias las instruc-ciones precisas para la correcta interpretación del proyecto.

d) Elaborar,  a  requerimiento del promotor o  con su  conformidad,  eventuales  modificaciones  del  pro-yecto, que vengan exigidas por la marcha de la obra siempre que las mismas se adapten a las disposicio-nes normativas contempladas y observadas en la re-dacción del proyecto.

e) Suscribir el acta de  replanteo o de comienzo de obra y el certificado final de obra, así como conformar las  certificaciones  parciales  y  la  liquidación  final  de  las unidades de obra ejecutadas, con los visados que en su caso fueran preceptivos.

f)  Elaborar  y  suscribir  la  documentación  de  la  obra ejecutada para entregarla al promotor,  con  los  visados que en su caso fueran preceptivos.

LasfuncionesquedeberádesempeñarelingenieromunicipalsonaquellasqueselehayanasignadoenelPliego

?¿

g) Las relacionadas en el artículo 13, en aquellos ca-sos en los que el director de la obra y el director de la ejecución de  la obra sea el mismo profesional, si  fuera ésta  la opción elegida, de conformidad con lo previsto en el apartado 2.a) del artículo 13.

Respecto a la segunda cuestión planteadas enten-demos que  las  funciones que deberá desempeñar el ingeniero municipal son aquellas que se le hayan asig-nado en el Pliego pues podría decidirse por el órgano de contratación que el mismo fuera el responsable del contrato al que le correspondería tal y como señala el art. 52 del TRLCSP  supervisar su ejecución y adoptar las decisiones y dictar las instrucciones necesarias con el fin de asegurar la correcta realización de la presta-ción pactada. Todas estas funciones en el contrato de obra se entenderán sin perjuicio de las que correspon-den al Director Facultativo conforme con lo dispuesto en el Capítulo I del Título II del Libro IV.

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CONSULTA

La falta de presentación de factura, ¿se puede considerar incumplimiento contractual?

Unproveedorquerealizaelsuministroadecuadamentesinembargonofacturaconlaperiodicidadseña-ladaenlosPliegos,porloqueexistenprestacionesde2013quenohansidofacturadasyquegeneraronunremanentedecréditoquese incorporóalejercicio2014peroque,envirtuddelodispuestoenelartículo182.1,nopodríaincorporarsealejercicio2015.Anteestasituación,formuladospreguntas:

-Lafaltadepresentacióndefactura,¿sepuedeconsiderarunincumplimientocontractual?

-¿Existealgunaposibilidaddequeelorganismoautónomoreconozcalaobligaciónenelejercicio2014yutilizarasíelremanentedecréditocorrespondienteaestosserviciosprestadosel2013?

Para responder a la primera de las preguntas hay que acudir a varios preceptos. En primer lugar, el artículo 11 del Reglamento por el que se regulan las obligaciones de facturación dispone que las facturas deberán ser ex-pedidas en el momento de realizarse la operación, y el artículo 216.4 del TRLCSP establece que el empresario tendrá un plazo de 30 días (se supone que desde su ex-pedición)  para  presentarlas  ante  el  registro  correspon-diente. Si a ello le añadimos que el contrato, según dice la  consultante,  determina  que  se  realizará  una  factura-ción trimestral de la gestión, queda claro que la falta de presentación de factura de prestación realizada en 2013 constituye un incumplimiento contractual que, además, tiene como consecuencia que la Administración no pue-da  proceder  al  pago,  puesto  que  el  artículo  222.4  del TRLCSP concluye que el plazo de 30 días que la Adminis-tración tiene para pagar se cuenta desde el acta de re-cepción o conformidad siempre y cuando el contratista haya presentado la factura en el plazo del artículo 216.4 TRLCSP puesto que, de lo contrario, el plazo de 30 días se debe contar desde la presentación de la factura.

Salvoquesehayaprevistounapenalidaddistintaenelpliego,nopodríandeducirsemásconsecuenciasdelafaltadepresentacióndelafacturaquelaestablecidaenelartículo216.4delTRLCSP

?¿

La  consecuencia  legal  del  citado  incumplimiento  es únicamente que el contratista no tendrá derecho al abono del interés de demora que se devengue desde el trigési-

mo día posterior a la recepción de la prestación sino sólo tendrá derecho al que se devengue desde el  trigésimo día posterior a la presentación demorada de la factura.

Pero  dicha  consecuencia  solo  es  operativa  cuando existe una demora en el cumplimiento de la obligación de presentación de la factura. La ley no se ocupa de las consecuencias del incumplimiento puro. Por ello, pode-mos concluir que, salvo que se haya previsto una pena-lidad en el pliego por dicho  incumplimiento  (art. 212.1 TRLCSP), salvo que se haya establecido específicamente como una causa de  resolución o como una obligación esencial cuyo incumplimiento da lugar a una resolución [art. 223 g) y h) del TRLCSP], no podrían deducirse más consecuencias de la falta de presentación de la factura que la establecida en el artículo 216.4 del TRLCSP.

Por lo que respecta a la segunda cuestión, entende-mos que la no presentación de factura, elemento indis-pensable para que, conforme al artículo 216 del TRLCSP, se pueda realizar el pago, puede considerarse como una negativa del proveedor a cobrar. Por ello, entendemos que, previa constatación documental (con acta de recep-ción o conformidad) de que la prestación se ha realizado y  previos  requerimientos  necesarios  al  proveedor  para que aporte factura y cobre, la entidad consultante puede liberarse de su deuda mediante consignación judicial en jurisdicción voluntaria en la forma prevista en los artícu-los 1176 a 1181 del Código Civil. Pudiendo así ejecutar el  remante de crédito  señalado.

Si, en el plazo de cuatro años desde la realización de la  prestación,  el  proveedor  no  presenta  factura  y  hace efectivo su derecho, se podrá entender prescrita la obli-gación de la Administración,  la cual podrá recuperar  la cantidad consignada.

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¿Puede un organismo autónomo adquirir una patente? ¿Se trataría de un contrato privado?

Unorganismoautónomodesaludpúblicatrabajaenunprogramadegestiónintegraldelcontrol,lavi-gilancia,lainformaciónyelmantenimientodelareddedesfibriladoresdistribuidosportodoelterritorioprovincial.Un inventorhapropuestoadichoorganismoautónomopatentaruna idea.Seplantean lassiguientesconsultasalrespecto:

1)¿Puedeelorganismoautónomo«comprarlaidea»alinventorparaposteriormentepatentarlay,encar-garaunaempresalacreacióndelprototipoysufabricación?Laintencióndelorganismoautónomoeshacerunadistribucióngratuitadelinventoporloquenoobtendríaningúnbeneficioeconómico.

2)Teniendoencuentaqueporsucuantíaseríauncontratomenor,¿seríacorrecto,alaluzdelTRLCSP,celebraruncontratoprivadoconelinventor?

3)Unavezcompradalaidea,¿puedeelorganismoautónomopatentarlo?

En principio un organismo autónomo puede ser titu-lar de una patente, y no existe un procedimiento espe-cial para los entes públicos para obtener patentes. Así se deriva de las siguientes normas:

— La Orden EHA/3565/2008, de 3 de diciembre, por la que se aprueba la estructura de los presupuestos de las  entidades  locales,  al  clasificar  los  gastos  en  inver-sión contempla el artículo 64 “Gastos en inversiones de carácter  inmaterial”,  cuya  descripción  es  la  de  gastos realizados en un ejercicio, no materializados en activos, susceptibles de producir sus efectos en varios ejercicios futuros, campañas de promoción de turismo, ferias, ex-posiciones,  estudios  y  trabajos  técnicos,  investigación y similares, así como aquellas inversiones en activos in-movilizados  intangibles,  tales  como  concesiones admi-nistrativas, propiedad industrial, obtención de patentes, marcas y propiedad intelectual, o cualesquiera otros de esta naturaleza, relacionados con la actividad de la enti-dad local o sus organismos autónomos.

— El artículo 20 de la Ley 11/1986, de 20 de marzo, de Patentes, dispone en su apartado 1, al referirse a las invenciones laborales que las normas del presente título serán aplicables a los funcionarios, empleados y trabaja-dores del Estado, Comunidades Autónomas, Provincias, Municipios  y  demás  Entes  Públicos,  sin  perjuicio  de  lo previsto en los párrafos siguientes.

— El art. 7.2 de la Ley 33/2003, de 3 de noviembre, del Patrimonio de las Administraciones Públicas, que al describir los bienes patrimoniales, dispone que en todo 

caso,  tendrán  la  consideración  de  patrimoniales  de  la Administración  General  del  Estado  y  sus  organismos públicos  los  derechos  de  arrendamiento,  los  valores  y títulos representativos de acciones y participaciones en el capital de sociedades mercantiles o de obligaciones emitidas por éstas, así como contratos de futuros y op-ciones cuyo activo subyacente esté constituido por ac-ciones  o  participaciones  en  entidades  mercantiles,  los derechos  de  propiedad  incorporal,  y  los  derechos  de cualquier naturaleza que se deriven de la titularidad de los bienes y derechos patrimoniales.

Enprincipiounorganismoautónomopuedesertitulardeunapatente,ynoexisteunprocedimientoespecialparalosentespúblicosparaobtenerpatentes

?¿

Tanto  la  patente  como  la  solicitud  de  patente  son transmisibles. En este sentido se pronuncian los arts. 74 y siguientes de la Ley de patentes. Dispone el primero de ellos que tanto la solicitud de patente como la patente son transmisibles y pueden ser objeto de licencias y de usufructo. Los actos a que se refiere el apartado anterior, cuando se realicen entre vivos, deberán constar por es-crito para que sean válidos.

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  45 

Usted pregunta

Añade  el  art.  75  que  tanto  la  solicitud  de  patente como  la patente pueden  ser objeto de  licencias en  su totalidad o en alguna de las facultades que integran el derecho de exclusiva, para todo el territorio nacional o para una parte del mismo. Las licencias pueden ser ex-clusivas o no exclusivas. Y añade que salvo pacto en con-trario, el titular de una licencia contractual tendrá dere-cho a realizar todos los actos que integran la explotación de la invención patentada, en todas sus aplicaciones, en todo el territorio nacional y durante toda la duración de la patente. Y que se entenderá, salvo pacto en contrario, que la licencia no es exclusiva y que el licenciante podrá conceder licencias a otras personas y explotar por sí mis-mo la invención. 

Por  su parte, el art. 76 dispone que salvo pacto en contrario, quien transmita una solicitud de patente o una patente o conceda una  licencia  sobre  las mismas, está obligado a poner a disposición del adquirente o del  li-cenciatario los conocimientos técnicos que posea y que resulten necesarios para poder proceder a una adecuada explotación de la invención. El adquirente o licenciatario a  quien  se  comuniquen  conocimientos  secretos  estará obligado  a  adoptar  las  medidas  necesarias  para  evitar su divulgación.

En cuanto al tipo de contrato, al tratarse de una pro-piedad incorporal está excluido del ámbito de aplicación del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, por aplicación de  su art. 4.1 letra p).

Por tanto estaríamos ante un contrato patrimonial que pudiera tener diverso objeto. Sin embargo, la Ley de Patentes no prevé la posibilidad de adquirir una «idea», por lo que entendemos que lo que debería hacerse es que  el  inventor  solicitara  la  patente,  y  o  bien  adquirir la  solicitud  de  patente  o  bien  la  patente  concedida.  Y decimos esto, porque al no estar previsto legalmente la otra posibilidad, y solo estar previsto el régimen de las 

invenciones realizadas como consecuencia de relaciones laborales, se podrían plantear posteriormente problema sobre la titularidad de la patente. De la otra forma, trans-mitida la solicitud de patente o la patente, queda claro que el derecho de patente correspondería a la adminis-tración y no al inventor.

Por último, en cuanto a  la cesión gratuita se debe tener en cuenta la obligación de explotar las patentes. En este sentido el art. 83 de la Ley dispone que el titu-lar de la patente está obligado a explotar la invención patentada, bien por sí o por persona autorizada por él, mediante su ejecución en España o en el territorio de un  miembro  de  la  Organización  Mundial  del  Comer-cio  de  forma  que  dicha  explotación  resulte  suficiente para  satisfacer  la  demanda  del  mercado  nacional.  La explotación deberá realizarse dentro del plazo de cua-tro años desde la fecha de presentación de la solicitud de  patente,  o  de  tres  años  desde  la  fecha  en  que  se publique la concesión de ésta en el «Boletín Oficial de la Propiedad Industrial», con aplicación automática del plazo que expire más tarde.

Añade  el  art.  84  que  el  titular  de  la  patente  podrá justificar  la  explotación  de  la  misma  ante  el  Registro de  la Propiedad  Industrial por medio de un certificado oficial, que se expedirá por el organismo que en cada caso corresponda y deberá ajustarse a los criterios y nor-mas generales que se establezcan reglamentariamente. El  certificado de explotación deberá basarse en  la  ins-pección del proceso de fabricación en las instalaciones industriales  donde  la  invención  esté  siendo  explotada y en la comprobación de que el objeto de la invención patentada  está  siendo  efectivamente  comercializado. Dicho certificado deberá ser expedido dentro de los tres meses siguientes a  la  fecha en que se hubiere solicita-do y habrá de declarar expresamente que  la  invención patentada  está  siendo  explotada,  reseñando  los  datos que justifiquen esa declaración. El certificado de explo-tación deberá ser inscrito en el Registro de la Propiedad Industrial.

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Reflexiones

I.   APROxIMACIONES PRELIMINARES: GOBERNANZA Y CONTRATACIÓN PÚBLICA*

II.   SOBRE EL PERFIL DEL CONTRATANTE: INFORMACIONES OBLIGATORIAS Y OTRAS, NECESARIAS

1.   Informaciones obligatorias

2.   La información necesaria, experiencias del Derecho autonómico

III.   PROPUESTAS Y CONCLUSIONES

SU

MA

RIO

I. APROXIMACIONES PRELIMINARES: GO-BERNANZA Y CONTRATACIÓN PúBLICA*

La  situación  económica  y  social  actual  reclama  un cambio  de  modelo  de  gestión  pública,  más  cercano  a los  ciudadanos  a  la  par  que  una  mayor  efectividad  de la actuación de la Administración, bajo el paradigma de la  necesaria  renovación  de  las  formas  de  la  actuación del poder público en un sentido democrático, lo que en otros ámbitos  se ha denominado «New Public Manag-ment»2. Un término cuyas premisas son la participación, la información y en definitiva, la buena administración3. El  término «gobernanza» no significa otra cosa que re-cuperar el sentido en la actuación de la Administración que, como recoge nuestra Constitución en su art. 103, está  guiada  por  la  satisfacción  del  interés  general.  En esta línea se presentan los planteamientos de moderni-zación y de  racionalización de  las Administraciones es-pañolas y  también  las  reformas operadas en el ámbito de la contratación pública nacional4. 

También el impulso de la Unión Europea ha sido de-terminante  en  la  adopción  de  la  idea  de  gobernanza. En efecto, desde el Tratado de la Unión se promueve la toma de decisiones de forma próxima a los ciudadanos, otorgándosele una especial trascendencia al acceso a la información.  Un  derecho  que  presenta  hoy  en  día  una doble vertiente, que hasta hace pocas décadas no ha-bía sido tenida en cuenta: el acceso a la información no sólo significa dar información cuando se pide, sino que esta información debe darse de un modo determinado bajo las premisas de la rapidez y la inteligibilidad, líneas que, como veremos, inspiran la figura del Perfil del con-tratante5. Asimismo, es necesario potenciar  la perspec-tiva pasiva de este derecho, con  las  implicaciones que 

supone de una Administración transparente, que ofrece información y esas son las propuestas que se inspiran es-tas reflexiones cuando se analiza las informaciones obli-gatorias y las necesarias a incluir6.

Por todo ello, cuando nos referimos a transparencia y publicidad debe partirse de que éstas son dos premisas claves en el ámbito de la contratación pública –y así  lo señala el art. 1 TRLCSP7–, siendo ambas instrumentales para  garantizar  el  principio  de  igualdad  de  trato  y  de concurrencia, y que se  traducen en  la obligación de  la entidad  adjudicadora  de  garantizar  un  nivel  adecuado de  publicidad  en  todo  el  procedimiento  de  adjudica-ción,  así  como  de  sus  incidencias8.  Estamos  pues  ante principios inspiradores de la contratación9. 

Este es el valor, a nuestro  juicio, del Perfil del Con-tratante: ofrecer información sobre las licitaciones y por tanto ser una garantía de las mismas. Una novedad en el ámbito nacional10 que coincidió con el cambio que signi-ficó para el ordenamiento jurídico español la aprobación de  la  Ley 30/2007,  de 30 de octubre de Contratos del Sector Público, hoy sustituida por el Texto Refundido de 2011 (en adelante TRLCSP)11 en respuesta a la influencia del Derecho europeo, cada vez más interesado en uni-ficar y armonizar las legislaciones nacionales sobre con-tratación pública12. 

En efecto, una de las principales preocupaciones de las  derogadas  Directivas  comunitarias  de  2004  y  tam-bién de las recientes Directivas 2014/23/UE, 2014/23/UE, 2014/25/UE  y  2014/36/UE  se  refiere  a  la  necesidad  de modernizar  y  simplificar  los  procedimientos  de  contra-tación, como recoge el Considerando 2 de la Directiva 2014/24/UE que manifiesta la necesidad de una revisión 

Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil del contratante como instrumento de transparencia

Marta Oller Rubert Profesora Contratada Doctora Área Derecho Administrativo Universitat Jaume I (Castellón)

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y modernización de  la normativa vigente sobre contra-tación pública –en referencia a  las Directivas 2004/17 y 2004/18- para conseguir así un uso más eficiente de los fondos públicos. Para ello, se abordan diversas medidas y en este sentido desde el propio Preámbulo de la Ley 30/2007 se abogaba no solo por la introducción de me-dios electrónicos en la contratación pública española13, sino también por impulsar y garantizar los principios de publicidad, no discriminación y  transparencia, como se viene exigiendo desde las Directivas comunitarias y la ju-risprudencia del TJUE14. Y es precisamente conjugando ambas intenciones, que se incluye en nuestra legislación la exigencia en la contratación pública de publicidad a través de Internet, concretada en la figura del Perfil del Contratante  (art.  53  TR)  –denominado  en  la  normativa europea «Perfil del comprador»–. Todo ello además con una  finalidad  a  destacar:  evitar  las  altas  cotas  de  co-rrupción y arbitrariedad que se han venido constatando en  este  sector15.  De  este  modo,  podemos  afirmar  que cuanta más publicidad, menos corrupción, es por tanto el perfil del contratante una herramienta decisiva en las nuevas perspectivas de la contratación pública16.

Eselpropiosectorpúblicoelquedebeocuparsedequelainformaciónincluidaenelperfildelcontratantesealanecesaria,precisa,bastantey,además,inteligible,paraquienesquieranaccederaella

A las consideraciones anteriores, es necesario sumar otra reflexión y es el impacto económico de los contra-tos públicos, hecho que confirma que la publicidad no es baladí en un ámbito con repercusiones económicas tan relevantes como es el de los contratos públicos17. Así es, dos son las consecuencias directas que podemos extraer de la misma: en primer lugar, permite un control efectivo del Sector Público18 y, en segundo lugar, fomenta la con-currencia entre  los agentes económicos que participan en los procedimientos de contratación19. Y es que entre las  situaciones  deficientes  que  deberían  mejorarse,  la Memoria Anual sobre  la  implementación de  la Contra-tación Pública publicada por la Comisión Europea (2012) destaca «las diferencias  significativas entre  los Estados Miembros en cuanto a la disponibilidad de información sobre diversos aspectos de contratación, su profundidad y  amplitud»20.  Además,  debemos  tener  en  cuenta  que la información ofrecida a través del perfil de contratan-te, bajo  la premisa que es una obligación para todo el sector público21, responde a planteamientos de informa-ción activa, esto es, que es el propio sector público el que debe ocuparse de que la información incluida sea la necesaria, precisa, bastante y, además,  inteligible, para quienes  quieran  acceder  a  ella22.  En  resumen  no  cual-quier  información,  sino  la  información  justa  y  útil  para cualquier interesado y que asegure con ello la auténtica competencia en el marco de la contratación pública. 

La  relevancia  de  esta  necesaria  publicidad  y  de  la transparencia es tal en este ámbito que también ha sido incluida  en  la  regulación  de  la  esperada  Ley  19/2013, de  9  de  diciembre  de  transparencia,  acceso  a  la  infor-mación pública y buen gobierno (LTBG)23. Con carácter general,  el  art.  5  establece  las  obligaciones  derivadas de la necesaria «publicidad activa» –a la que ya hemos hecho  referencia–  y  cuya  trascendencia  radica  en  que permite hacer efectivo el principio de participación de los ciudadanos en  la gestión pública, como realización y concreción del mandato del art. 23 CE24. Se pretende que  los  organismos  sujetos  a  la  Ley  –según  el  art.  2.1 de  la  LTBG–  publiquen  de  manera  periódica  y  actuali-zada la información que sea relevante para garantizar la transparencia de su actividad,  todo ello conjugando el 

Autor: Marta Oller Rubert 

Título: Notas sobre la gobernanza en la contratación públi-ca: el perfil del  contratante como  instrumento de  transpa-rencia 

Resumen: Una mayor transparencia en el ámbito de la con-tratación pública ha sido y es uno de los objetivos de la re-ciente  oleada  de  normativa,  tanto  general  como  sectorial, que pretende una nueva forma de administrar que sigue los postulados del  llamado «buen gobierno». En esta  línea, el Perfil del Contratante  (art. 53 TRLCSP) es una de  las nove-dades que en su día presentó el legislador nacional cuando se aprobó  la Ley 30/2007 de Contratos del Sector Público (hoy sustituida por el TRLCSP 2011) con el fin de trasladar a nuestro Derecho de contratos  las exigencias de simplifica-ción,  publicidad  y  transparencia  en  los  procedimientos  de contratación, articuladas a través del uso de medios electró-nicos en la contratación. Publicidad y transparencia son así dos de los objetivos a conseguir por la Unión Europea –junto con la no discriminación– en materia de contratación públi-ca. En efecto, se pretende la máxima circulación de bienes y servicios en el mercado interior y para ello debe superarse la tradicional contratación «patriótica» que se realiza en nues-tro  país.  En  esta  línea  se  abre  una  puerta  a  la  difusión  de información a través del Perfil del Contratante, una medida que  por  su  alcance  merece  la  calificación  de  ambiciosa,  y debe ser por ello aplaudida, no en balde dice el propio art. 53 TR que  su finalidad es  «asegurar  la  transparencia de  la actividad contractual por los órganos de contratación». Es-tamos ante una  forma de  información activa, un deber de ofrecer información, por tanto, de las Administraciones Pú-blicas, necesario  y exigido hoy en día  si  se quiere cumplir con los postulados del Estado democrático y que permite la máxima participación y, en este caso que tratamos, la contra-tación pública, coadyuva a la mejor satisfacción del  interés general, de manera objetiva y eficiente. Con todo, desde su implantación en 2007 algunas carencias se han observado. Efectivamente,  se  ha  cumplido  con  el  requisito  formal  del enlace a través de internet a las licitaciones y adjudicaciones de contratos, pero queda camino por recorrer en cuanto a aspectos  determinantes,  como  pudiera  ser,  entre  otros,  la visibilidad de ese perfil de contratante. 

fICHA RESUMEN

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Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil…

derecho a la información de los ciudadanos y los límites a su ejercicio, con visos a realizar un control efectivo de la actividad pública. En esa línea el artículo 5 LTBG exige que la información publicada sea «clara, estructurada y entendible para los interesados». Además, y con carác-ter  específico,  la  Ley  de  Transparencia  establece  tam-bién obligaciones concretas sobre publicidad activa en materia de contratos en el art. 8 referido a información económica25, a través de páginas webs y sedes electróni-cas, información sobre la que debe destacarse como se desprende de su lectura que es en todo caso una «límite mínimo»,  de  forma  que  se  entiende,  puede  verse  am-pliada por la legislación sectorial o por las Comunidades Autónomas. Destaca, primeramente, que obliga a la pu-blicidad de «todos» los contratos26 –y de manera amplia se enumera las informaciones necesarias a publicar–, por tanto va más allá del propio Texto Refundido de la LCSP, pues se incluye a los contratos menores27 y también a los contratos adjudicados mediante procedimientos nego-ciados sin publicidad28. Además, incluye también la ne-cesaria publicidad de los convenios suscritos, así como de las encomiendas de gestión –los denominados con-tratos in house29–  de forma que es evidente la máxima transparencia que se pretende con la nueva regulación. Estamos pues ante un régimen más ambicioso que el vi-gente TRLCSP, previsiones pues que deberán tenerse en cuenta tras la aprobación de la Ley de transparencia, ya que se exige una publicidad más amplia que la prevista en el TRLCSP.  Por el contrario, la Ley de Transparencia a nuestro juicio debería haber establecido obligaciones más contundentes y concretas, como hacer uso ya de los medios existentes, caso de  la figura del perfil del con-tratante,  para  que  el  mandato  contenido  hubiera  sido realmente efectivo.

II. SOBRE EL PERfIL DEL CONTRATANTE: IN-fORMACIONES OBLIGATORIAS Y OTRAS, NECESARIAS

El Perfil del Contratante viene regulado en el art. 53 TRLCSP y podríamos calificarlo tras la lectura del precep-to, como de medida necesaria y mínima. 

Con ello se quiere indicar que existe la obligación de publicar ciertas informaciones, como veremos más ade-lante, pero que es posible ampliar esas informaciones de un lado, y, además, utilizar otros medios de información complementarios,  de  otro,  teniéndose  que  tener  pre-sente, sin embargo, que la publicidad con efectos jurídi-cos será la de la información del perfil del contratante, si así se dispone por la Ley30. Por eso, consideramos que la efectividad del perfil del contratante, con un buen uso, puede ser muy positiva, ya que en la práctica la obligada publicidad en diarios oficiales tiene una repercusión de cara a los ciudadanos escasa, y es mucho más próxima a la sociedad la información a través de Internet, por eso desde estas reflexiones defendemos que para lograr re-sultados  reales  sobre  transparencia  en  la  contratación que se incluya la máxima información útil, no sólo la obli-

gatoria, en el perfil del contratante, además de articular-se como un instrumento centralizador de la información sobre contratación pública31.

Otro factor que favorece el acceso a la  información es, como hemos anunciado, la de la centralización de la misma. Así, en el caso del perfil del contratante de  los órganos de contratación del  sector público estatal de-berán  integrarse  en  la  Plataforma  de  Contratación  del Sector  Público,  gestionándose  y  difundiéndose  exclu-sivamente a través de  la misma32. En  las sedes electró-nicas de estos órganos se  incluirá un enlace a su perfil del contratante situado en la Plataforma de Contratación del Sector Público (art. 334.1 TR)33. Sin embargo, como señala GIMENO FELIU todavía se está muy lejos de esta centralización, pues el TRLCSP no ha regulado de mane-ra adecuada esta centralización, incluso aun después de la reforma operada por la Ley 20/2013, de 9 de diciem-bre, ya, que la obligación de publicidad centralizada, de la  que  hemos  dado  cuenta  anteriormente,  se  refiere  a todos los entes del sector público, pero de nivel estatal, dejándose por lo tanto libertad a las Comunidades Au-tónomas, como a las Entidades Locales de unirse a esta publicidad centralizada, o no.

1. Informaciones obligatorias

El art. 53 TR en su párrafo segundo hace referencia a  las  informaciones del Perfil del contratante y  lo hace de  manera  amplia  al  señalar  que  se  podrá  incluir  cua-lesquiera datos e informaciones referentes a la actividad contractual del órgano de contratación. Se parte, pues, de que todo aquello relacionado con la contratación pú-blica puede hacerse visible a través del mismo y accesi-ble por cualquier interesado34. 

TodoaquellorelacionadoconlacontrataciónpúblicapuedehacersevisibleatravésdelPerfildelcontratanteyaccesibleporcualquierinteresado

Sin  embargo,  el  legislador  considera  que  deter-minadas  informaciones  por  su  importancia  deben,  en todo  caso,  aparecer.  Es  el  caso  de  la  adjudicación  de los contratos. Una publicidad que pretende satisfacer el principio de  libre concurrencia35, pues en efecto  la ad-judicación es uno de los principales objetos de recurso del recurso especial en materia de contratación, que es el medio de control habilitado en el contexto nacional como  medio  eficaz  contra  las  adjudicaciones  ilegales, que son, por otra parte,  consideradas por  la UE como «la  infracción más  importante del Derecho comunitario en materia de contratos públicos por parte de un poder adjudicador o entidad contratante»36. Sobre la publica-ción de la adjudicación se plantean algunas cuestiones. Así el art. 151.4 TR –que se vio reformado en la versión del TR de 2011– dice que la adjudicación, que debe ser motivada, se publicará en el perfil del contratante, por 

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tanto  entendemos  que  no  solo  vale  con  señalar  quién es el adjudicatario de un contrato, sino que debe infor-marse de cuáles son las razones de la misma. Además, dicha publicación deberá ser simultánea a la notificación al resto de licitadores. Se exige que en la publicación del perfil  también se  indique el plazo en que debe proce-derse a su formalización (art. 151.4 TR), cuestión relevan-te a efectos por ejemplo de saber cuándo expira el plazo para la interposición de los correspondiente recurso.

Pero  no  sólo  la  adjudicación  y  su  publicación  inte-resa,  desde  la  perspectiva  del  recurso  en  materia  de contratación, sino también interesan otros actos que son conocidos a través del perfil del contratante. Es el caso de los pliegos u otros documentos que rijan la licitación, en ese caso el cómputo del plazo comienza desde el día siguiente en que se hayan recibido o se hayan puesto a disposición de los licitadores o candidatos para su cono-cimiento. A su vez si lo que se pretende impugnar es el anuncio de licitación, el plazo para interponer el recurso se computa partir del día siguiente al de su publicación en el perfil del contratante (art. 44.2.c TR).

La anterior, es la única mención expresa del precepto citado,  lectura que debe completarse con un recorrido detenido de la Ley que en otras previsiones obliga a in-cluir información en el perfil del contratante.

Por su parte el art. 142.4 TR establece la obligación para las Administraciones Públicas de publicar los anun-cios de licitación en el perfil del contratante, además de la  correspondiente en  los diarios oficiales. Con  la  tras-cendencia  en  los  procedimientos  negociados  del  art. 177.2 TR, esto es sin publicidad, de que la publicación en el perfil del contratante sustituye a la publicación oficial, siempre, claro está, que el perfil cumpla con los requisi-tos establecidos para su funcionamiento (DA 16)37.

 Llama la atención de manera negativa, que cuando se regula la formalización de los contratos y su publici-dad, el art. 154 TR únicamente obliga a la misma en el perfil del contratante abogando por un criterio econó-mico, de manera que para aquellos contratos denomina-dos menores (estos es los de obra de menos de 50.000 € y el resto, de menos de 18.000 €, según establece el art. 138.3 TR), expresamente la Ley no obliga  su publici-dad, separándose de este modo, sin motivo, de la línea de publicidad y transparencia que parece exigirse en la inicial regulación del art. 53 TR cuando hace obligatoria la adjudicación de  todos  los contratos, publicidad que debería extenderse a nuestro juicio a la formalización de los mismos. 

Todavía mayor importancia tiene el perfil del contra-tante para los poderes adjudicadores que no son Admi-nistración Pública38, pues a ellos el art. 191 TR les obliga en el caso de contratos no SARA a publicar en el mismo las denominadas Instrucciones, que son documentos de obligado cumplimiento en el ámbito interno de las mis-mas, en las que se regulen los procedimientos de con-tratación de forma que quede garantizada la efectividad 

de los principios enunciados en la letra anterior y que el contrato es adjudicado a quien presente  la oferta eco-nómicamente más ventajosa. En cuanto a la publicidad de la contratación realizada por estos entes, el art. 191.c) TR de nuevo prima el papel del perfil del contratante al entender que es el medio «oficial» para  las  licitaciones de sus contratos no SARA, no obstante nuevamente nos encontramos con un límite económico, y es que será ne-cesaria y bastante la publicidad en el perfil del contratan-te siempre y cuando el importe sea de igual o superior valor a 50.000 €. Por debajo de dichos umbrales  la Ley no dice nada, pero según el  informe de la JCC de Ca-narias 4/2008, de 13 de julio, debería utilizarse también el Perfil del Contratante. También al resto de entes del sector público que no son poderes adjudicadores se les exige  las  Instrucciones y su publicación en el perfil del contratante.

Otra  de  las  informaciones  a  incluir  en  el  perfil  del contratante es la realización de acuerdos marco (art. 196 TR), por  los que el órgano de contratación fija  las con-diciones con uno o varios empresarios con los que pre-tende contratos en un periodo determinado de tiempo.

Es  importante aludir a  la previsión del aptdo. 4 del art. 53 que dice: «El sistema informático que soporte el perfil  de  contratante  deberá  contar  con  un  dispositivo que permita acreditar fehacientemente el momento de inicio de la difusión pública de la información que se in-cluya en el mismo». Puesto que a ellos puede vincularse que comience el  cómputo de plazos para  la  interposi-ción del recurso especial.

Consideraciones a  tener en cuenta en  relación con la obligatoriedad de la información publicitada a través del perfil del contratante es que el factor que determina su inclusión es muchas de las veces de tipo cuantitativo, es decir el  importe del contrato y en concreto el  valor estimado del contrato. Un concepto  tampoco claro en 

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Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil…

la Ley, pues en la misma se entremezcla términos como «precio», «importe», «valor estimado» o «presupuesto». En este caso debemos remitirnos al art. 88 TR según el cual «el valor estimado de los contratos vendrá determi-nado por el  importe total, sin incluir el  Impuesto sobre el Valor Añadido, pagadero según las estimaciones del órgano de contratación. En el cálculo del importe total estimado, deberán tenerse en cuenta cualquier forma de opción eventual y las eventuales prórrogas del contrato».

Finalmente,  debe  destacarse  otras  informaciones que deben aparecer en el perfil de contratante a efectos de permitir un mayor control en los procedimientos de contratación, en cuanto a la objetividad en la adjudica-ción. Es el  supuesto de  la  composición de  la mesa de contratación  (art.  320 TRLCSP, art.  21.4 RD 817/200939), pues esta información es relevante en el caso de poder alegar la concurrencia de causa de abstención o recusa-ción, en aras a evitar un posible conflicto de intereses en la adjudicación de contratos40. De  la misma manera se obliga a la publicación de los miembros de la Comité de expertos para  la valoración de ofertas en el art. 29 del RD 817/200941. Previsiones, por ejemplo, que ya se con-templan a nivel autonómico como es en la Ley 3/2011 de Aragón cuyo art. 8.2 dice «La composición de  la Mesa se  publicará  en  el  perfil  de  contratante  del  órgano  de contratación correspondiente,  con carácter previo a  su constitución».

2. Lainformaciónnecesaria,experienciasdelDe-rechoautonómico

A la vista del apartado anterior, surgen algunas cues-tiones  en  relación  con  determinada  información  que aún  no  prevista  en  el  TRLCSP  entendemos  que  sería deseable  y  necesaria  su  publicación  a  través  del  perfil del contratante. Todo ello respaldado por las iniciativas que desde algunas Comunidades Autónomas se han im-

plantado ya en materia de contratación y por las líneas establecidas en las recientes Directivas de contratación.

Así, en el art. 141 TR sobre anuncios previos –aque-llos a través de los cuales el órgano de contratación da a  conocer  con  antelación  cuáles  son  sus  pretensiones de contratación en  los próximos 12 meses– se permite la  publicación  del  mismo  o  en  el  DOUE  o  en  el  perfil del contratante (aptdo. 2º)42. Es la línea planteada por la UE en su normativa, pero creemos que se ha desaprove-chado una oportunidad por el legislador europeo, pues hubiera sido conveniente la doble publicidad obligatoria acorde con los argumentos expuestos de que la publici-dad en los diarios oficiales es muchas veces menos eficaz que la ofrecida por medios informáticos. En el caso de que se opte por la publicidad en el perfil del contratante los efectos de la misma supondrá la reducción de plazos (art. 141.4 TR).

Otro de los supuestos de información necesaria en el perfil del contratante, no prevista en el actual TRLCSP, es el importante tema de la modificación de los contratos. Una cuestión cuya regulación actual a nivel nacional trae causa de las condenas realizadas por el TJUE al Reino de España43 y que se configura en estos momentos de ma-nera amplia, de forma que todo el sector público debe observar el régimen de los arts. 105 a 108 TR, y las Ad-ministraciones Públicas, además, lo dispuesto en el art. 219 TR. Se trata con ello de satisfacer plenamente con las exigencias de publicidad, concurrencia,  transparen-cia, confidencialidad, igual y no discriminación, como se desprende del art. 2 de  la Directiva 2004/18/CE al exi-gir su cumplimiento tanto en la fase de adjudicación del contrato como en la fase de ejecución44.

Una lectura detenida de la regulación sobre los mo-dificados  hace  valorar  la  misma  como  de  insuficiente, aunque positiva, pues si bien se pretende tasar y con ello limitar  los supuestos en  los que caben  las modificacio-nes, para evitar así fraudes en la adjudicación y fomentar la concurrencia entre agentes económicos, las garantías formales en relación con un posible control de los mis-mos es mejorable desde el punto de vista de la publici-dad, pues nada se dice de la necesaria publicidad y vi-sibilidad de las modificaciones de los contratos. Así con carácter general si se  trata de modificaciones previstas en la documentación que rige la licitación (art. 106 TR), habrá que estar  a  lo dispuesto en el  anuncio o pliego (art. 108.1 TR). En el caso de que se trate de modificacio-nes no previstas únicamente se dice que habrá que dar audiencia (art. 108.2 TR), ninguna previsión por tanto a la difusión de estas modificaciones. Aspecto que contrasta con el texto de la propuesta de Directiva sobre contrata-ción pública, cuyo art. 72 prevé el régimen de modifica-ción y en el apartado 6, in fine, establece como obliga-toria  el anuncio en el DOUE de las modificaciones45. Es por tanto una situación que una vez se aprueben las Di-rectivas obligará a replanteamientos en la legislación na-cional, como advierte J.Mª GIMENO FELIU46. De hecho en algunas Comunidades Autónomas adelantándose a 

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esta regulación y sobre todo en aras a una satisfacción plena del principio de publicidad ya incluyen dicha pu-blicidad. Es el caso de la Ley 3/2011, de Aragón, de 24 de febrero, de Medidas en materia de contratos del Sector Público de Aragón, cuyo art. 12.bis)47 obliga al órgano de contratación a anunciar el acuerdo de modificación tan-to en boletín oficial, como en el perfil del contratante, y además con una finalidad ambiciosa también especifica que en ese anuncio deberán figurar «las circunstancias que lo justifican, su alcance y el importe del mismo, con el fin de garantizar el uso adecuado de esta potestad». Otra  de  las  Comunidades  con  normativa  propia  es  las Islas Baleares, así en la Ley 4/2011, de 31 de marzo, de la buena administración y del buen gobierno de les Illes Balears el art. 19 obliga también a publicar en el perfil las  modificaciones  de  los  contratos  que  represente  un incremento igual o superior del 20% del precio inicial del contrato,  si  procede.  Asimismo  se  obliga  a  publicar  la licitación de todos  los contratos,  incluidos  los menores de  importe superior a 25.000 € si son de obras y 9.000 para el resto de contratos. De nuevo, debe denunciarse que se pretenda un menor control de los contratos me-nores y se sigan manteniendo límites de tipo económico. También Extremadura se ha ocupado de estos asuntos, caso de la Ley 1/2012, de 24 de enero, de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Extremadura que en el art. 40 recoge la publicidad en «Internet» de los contratos menores de cuantía superior a 3.000 euros (IVA excluido), así como de  las modificaciones, en este caso sin establecer un límite mínimo.

Conlainclusióndelainformación,noobligatoriaperonecesaria,enelperfildelcontratanteseconseguiríafomentarprocedimientosmáságiles

En este apartado de  informaciones no obligatorias, pero  necesarias,  y  con  el  fin  de  justificar  el  necesario uso  de  medios  telemáticos,  debe  destacarse  que  con la inclusión de la información en el perfil del contratan-te se conseguiría  fomentar procedimientos más ágiles, pues  como  señala,  por  ejemplo,  el  art.  159.1  TR  para el procedimiento abierto, el plazo para la presentación de proposiciones en contratos SARA se podrá reducir 5 días  si  se  ofrece  acceso  por  medios  electrónicos  a  los pliegos y a  la documentación complementaria. Reduc-ciones que se aplican de manera similar en el caso de contratos SARA que se adjudiquen a través del procedi-miento restringido (art. 164 TR y 167 TR) y también para el procedimiento negociado y el dialogo competitivo en cuanto a los plazos para la recepción de solicitudes de contratos SARA.

En relación con las informaciones también necesarias hemos señalado en el apartado anterior la obligación de que se publique en el perfil del contratante la composi-ción de la mesa de contratación o de los miembros del comité de expertos, ex art. 21.4 y 29 del RD 817/2009. Sin embargo, el Reglamento, que también se ocupa de 

desarrollar  algunos  aspectos  relativos  a  los  miembros de  la  mesa  especial  del  diálogo  competitivo  (art.  321 TRLCSP, art. 23 RD 817/2009), no menciona la necesaria publicidad de su composición, ni tampoco nada se dice en relación con el reciente  órgano de contratación del sistema estatal de contratación centralizada48.

Otro de los aspectos mejorable es el relativo a la vi-sibilidad del perfil del contratante. En este sentido debe destacarse el  Informe de Fiscalización del Sector Públi-co Autonómico correspondiente al ejercicio 2010, la Sin-dicatura de Comptes de la Comunidad Valenciana49 que entre sus recomendaciones señala que el enlace al perfil del contratante debería estar y ser visible en  la página de inicio de las sedes electrónicas, además de difundirse exactamente con ese nombre50.

Para concluir con  las propuestas que amplían  la  in-formación del perfil del contratante debemos mencionar otras circunstancias que se refieren a la fase de ejecución del contrato, que aun si ser de interés principal para el Derecho  comunitario,  creemos  que  en  la  línea  defen-dida sobre  la publicidad de  las modificaciones, parece conveniente la máxima difusión y accesibilidad para una mayor seguridad  jurídica. Es el caso de  las  renuncias y desistimientos del procedimiento de adjudicación con-templados en el art. 155 TRLCSP, supuestos en los que la publicidad es parcial y limitada ya que solo se exige no-tificación a los candidatos o licitadores, e información a la Comisión Europea cuando el contrato haya sido anun-ciado en el «Diario Oficial de la Unión Europea».

III. PROPUESTAS Y CONCLUSIONES

Como  se  ha  adelantado  en  las  reflexiones  anterio-res  debemos  valorar  positivamente  la  introducción  de una publicidad amplia en el ámbito de  la contratación pública  a  través  de  la  figura  del  perfil  del  contratante. Ello demuestra las intenciones del legislador y un acer-camiento a  las exigencias de  la sociedad que, en  la si-tuación actual de crisis en los que los casos de corrup-ción lamentablemente se han convertido en una noticia diaria, exige un mayor control, necesario, a través de la transparencia. El perfil del  contratante ha  supuesto así un paso importante, pero debemos estar alerta ante las demandas del  legislador comunitario y de la sociedad. Por ello, si bien se regulan unos mínimos de información sería deseable que se aumentaran esos mínimos y que se incluyera en la medida de lo necesario la información relevante, porque la máxima información, permitiría tam-bién una mayor participación no solo de los operadores económicos, sino también de  la ciudadanía. Asimismo, es necesaria que la información disponible se realice de manea accesible y para ello debe impulsarse, como ya lo han hecho algunas CC.AA –Cataluña, Galicia y Aragón–, la centralización de la información, no ya de las Adminis-traciones públicas, sino, sobre todo, de los poderes ad-judicadores que no son Administraciones públicas que también están sometidos a la ley y por tanto al principio de publicidad y transparencia. 

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Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil…

*  Este  trabajo  se ha elaborado en el marco del Plan de  in-vestigación  de  la  UJI  2013  con  el  Proyecto  P1-182013-61 «NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN, GOBERNANZA Y BUENA ADMINISTRACIÓN», financiado por  la Universitat Jaume I.

2  Modelo éste que KöniG considera como la última y más re-ciente fase en la evolución de la Administración Pública en Alemania, vid. aut. cit. en colaboración con BecK, Moderni-sierung von Staat und Verwaltung: Zum neuen Öffentlichen Management. 1 Aufl. Baden-Baden. Nomos Verl.-Ges. Band 87. 1997, pp 19 y ss; Aclara W. Jann define el NPM como un conjunto  de  estrategias  de  reformas  administrativo-políti-cas  en  las  que  predomina  una  interpretación  empresarial de la Administración, «Verwaltungswissenschaft und Mana-gementlehre» en Handbuch zur Verwaltungsreform. Blanke, Von  Bandemer,  Nullmeier,  Wewer  (Hrsg).  Leske-Budrich. Opladen. 2001. Pág. 67 y ss, y 77.

  Sobre este tema entre la doctrina española vid. alli aran-Guren, J.c. La construcción del concepto de Derecho Admi-nistrativo español. Civitas. Madrid. 2006, p. 459 y Baena del alcázar M. «Privatizaciones y misiones de servicio público» en  El Derecho Administrativo en el umbral del siglo XXI, Tomo II, p. 1884; también i. García Sánchez «La nueva ges-tión pública evolución y tendencias» en Presupuesto y Gas-to Público, IEF, num, 2007 y M. oller ruBert en Saneamiento de aguas residuales y reforma del Derecho Administrativo, Atelier, Barcelona, 2008, p, 296 y ss.

3  Sobre  este  tema  existe  una  extensa  bibliografía,  entre  la que  destacaremos  recientemente:  J.a. FuentetaJa PaStor «Del  “derecho  a  la  buena  administración”  al  derecho  de la  Administración  europea»  en  Cuadernos europeos de Deusto, núm. 51, 2014 (Ejemplar dedicado a: Buena admi-nistración en la Unión Europea), págs. 19-43; Ponce Sole, J. «Derecho Público y buena administración», Jurisprudencia Argentina , 2011-III, 14 de septiembre de 2011, pp. 3 y ss.; carrillo donaire, J.a. «Buena administración, ¿un principio, un mandato o un derecho subjetivo?» en Los principios ju-rídicos del derecho administrativo  J.A.  Santamaría  Pastor (Dir.), 2010, págs. 1137-1165 y B. toMaS Mallen El derecho fundamental a una buena administración,  INAP,  Madrid, 2004.

4  Sobre el tema colón de carvaJal, B. «Contratación adminis-trativa y gestión de las administraciones públicas dos caras de  la misma moneda» en E-legal history review,  núm. 11. 211.

5  La llamada publicidad activa se considera como una revolu-ción en materia de transparencia y acceso a la información, de ahí el  impulso que se  le ha dado en  los últimos años, sobre todo debido al impacto que ha tenido en las formas de relacionarse  la aparición de  internet, vid. C. Barrero/E. Guichot/C. horGué en Transparencia, Acceso a la Informa-ción Pública y Buen Gobierno. Estudio de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, Tecnos, 2014, pp. 143 y ss.

6  Pérez royo J. «Derecho a  la  información» en Boletín de la ANABAD,  Tomo  49,  Nº  3-4,  1999  ,  págs.  19-34  y  más  re-cientemente K.P. SoMMerMann «La exigencia de una Admi-nistración transparente en  la perspectiva de  los principios de democracia y del Estado de derecho» en Derecho admi-nistrativo de la información y administración transparente, R. García Macho (ed.), Marcial Pons, Madrid, 2010, p. 24.

7  «La  presente  Ley  tiene  por  objeto  regular  la  contratación del sector público, a fin de garantizar que la misma se ajus-ta a  los principios de  libertad de acceso a  las  licitaciones, publicidad y transparencia de los procedimientos, y no dis-criminación e igualdad de trato entre los candidatos…»

8  Sentencia  del  TJUE  12  de  diciembre  de  2002,  Asunto C-470-99, apartados 91 y 92. Sobre este extremo también oller ruBert, M. «El procedimiento de contratación pública como una garantía de la transparencia» en Derecho Admi-nistrativo de la información y administración transparente, R. García Macho (ed.), Marcial Pons, Barcelona, 2010, pág. 258.

9  SanMartin Mora, M.A. «La transparencia de la contratación pública, nuevas perspectivas» en IV Seminario de Contrata-ción Pública, Formigal  (Huesca), 18,19 y 20 septiembre de 2013, pág. 2. Disponible en www.obcp.es

  También  J.Mª  GiMeno Feliu  al  abordar  el  principio  de  efi-ciencia en la contratación, se refiere al carácter instrumental del principio de transparencia, como una forma de generar efectiva concurrencia,  vid.  «Los Tribunales Administrativos Especiales de Contratación Pública y su principal doctrina (en especial la de Aragón). ¿Hacia un control efectivo de los contratos públicos» en La Contratación pública a debate: presente y futuro. R. Fernández Acevedo/ P. Valcárcel Fer-nández (Dir.), Civitas, Cizur Menor, 2014, pág. 28.

10  Bernal Blay,  M.A  «Perfil  del  Contratante»,  Diccionario de Contratación Pública, Iustel Madrid, 2008, págs. 463 a 467.

11  Existe abundante bibliografía sobre el impacto de la apro-bación de  la Ley 30/2007, entre ella,  citaremos: chinchilla Marín, C. «La nueva ley de contratos del sector público: ám-bito de aplicación y otras cuestiones novedosas» en RVAP. Núm. 79. 2007; «La falta de adecuación de la Ley españo-la de contratos del sector público al Derecho comunitario europeo» en XVII Congreso italo-español de Profesores de Derecho Administrativo, celebrado en Zaragoza 23-25 octu-bre de 2008. Pág. 5. También díez SaStre, S. La tutela de los dictadores en la adjudicación de contratos públicos, Marcial Pons, Madrid, 2012, págs. 42 y ss.

12  Moreno Molina,  J.A.  Derecho global de la contratación pública, Ubijus, 2011, págs. 29 y ss; También en «El nuevo derecho de la Unión Europea sobre contratación pública» en La Contratación pública a debate: presente y futuro. R. Fernández Acevedo/ P. Valcárcel Fernández (Dir.), cit. págs. 139 y ss.; Pardo González, M. «Las fuentes de la contratación pública y  las perspectivas de  futuro  inmediato» en Nuevo Marco de la Contratación Pública, Bosch, Barcelona, 2012, pág. 27.

13  Así,  como  señala  Moreno Molina,  J.A,  debe  aplaudirse la  iniciativa del  legislador español al optar por  la máxima aplicación  de  la  Directiva  2004/18/CE  en  materia  de  con-tratación electrónica, cuando la norma comunitaria dejaba discrecionalidad a los países para la incorporación o no de medios  electrónicos,  vid.  La nueva Ley de Contratos del Sector Público,  LA LEY, Madrid,  2011, pág.  69. En efecto, el prof. Moreno Molina critica la «debilidad» de la Directiva 2004/18/CE en relación a  la  implantación de medios elec-trónicos en la contratación pública, al ser una opción para los Estados Miembros, carencia que ha sido solventada por la nueva Directiva 2014/24/UE que obliga, en los arts. 23.1, 34, 35, 36, 37.3 y 53, a los Estados a utilizar los medios elec-trónicos en un plazo de 30 meses desde la entrada en vigor 

NOTAS

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  53 

Marta Oller Rubert

de la misma, vid. «El nuevo derecho de  la Unión Europea sobre  contratación  pública»  en  La Contratación pública a debate: presente y futuro. R. Fernández Acevedo/ P. Valcár-cel Fernández (Dir.), cit. pág. 154 y ss.

  Sobre el tema GiMeno Feliu, J.Mª, Novedades de la Ley de Contratos del Sector Público de 30 de octubre de 2007, en la regulación de la adjudicación de los contratos públicos, Civitas, Cizur Menor, 2010, págs. 261 y ss; Moreno Molina, J.A. en La Administración electrónica en España: experien-cias y perspectivas de futuro, M.Fabra Valls /J.L. Blasco Díaz  (ed), UJI, Castellón 2008, págs. 124 y ss.

14  Así la STJUE 15 de octubre de 2009, Acoset, (C-196/08) en el apartado 49 dice “Los principios de igualdad de trato y de no discriminación por razón de la nacionalidad implican en particular una obligación de transparencia, que permite que la autoridad pública concedente se asegure de que ta-les principios son respetados. La obligación de transparen-cia que recae sobre dicha autoridad consiste en garantizar, en  beneficio  de  todo  licitador  potencial,  una  publicidad adecuada que permita abrir a la competencia la concesión de servicios y controlar la imparcialidad de los procedimien-tos de adjudicación (véase en particular la sentencia ANAV, antes citada, apartado 21).

15  Como muestra el titular en presa: «El Tribunal de Cuentas localiza  la semilla de  la corrupción:  los contratos públicos irregulares de las autonomías» (fecha 19/11/2012 www.ele-conomista.com). También de interés el artículo de vázquez Matilla, F.J. «La corrupción una barrera a la eficiencia e inte-gridad en la compra pública» publicado en www.obcp.com. GiMeno Feliu, J.Mª «La Ley de Contratos del Sector Público: ¿una herramienta eficaz para garantizar la integridad? Me-canismo de control de la corrupción en la contratación pú-blica» en REDA, núm. 147, 2010, págs. 517 a 535. También la monografía rezzoaGli, B, Corrupción y Contratos públicos, Ratio Legis, 2005. 

16  Ampliamente sobre el tema, entre otros Jareño leal, M.A. Corrupción y delincuencia de los funcionarios en la con-tratación pública,  Iustel  Madrid,  2011;  caMPoS MonJe,  C. «Contratación Pública y corrupción» en Revista de Ciencias Jurídicas, núm. 112, 2007, págs. 171-218.

17  La Comisión Europea calcula que representa el 16% del PIB de la UE (2 billones de euros), 11% en el caso de EEUU (1 billón)  y 18% en Japón  (medio billón), datos extraídos de www.expansion.com, el 2 de marzo de 2012. (Fecha consul-ta 21/10/2013).

18  Al respecto García Macho; R. «El derecho a la información, la publicidad y transparencia en las relaciones entre la Ad-ministración, el ciudadano y el público» en Derecho Admi-nistrativo de la información y administración transparente, R. García Macho (ed.), Marcial Pons, Barcelona, 2010, págs. 34 y ss.

19  En este sentido, GiMeno Feliu, J.Mª, Novedades de la Ley de Contratos del Sector Público de 30 de octubre de 2007, en la regulación de la adjudicación de los contratos públicos, Civitas, Cizur Menor, 2010, pág. 20.

20  Puede consultarse en: http://ec.europa.eu/internal_market/publicprocurement/docs/implementation/20121011-staff-working-document_en.pdf

21  En efecto el art. 53.1 TRLCSP se expresa así: «…los órganos de contratación difundirán, a través de Internet, su perfil de contratante.»

22  Dice el prof. K.P. SoMMerMann «no es suficiente dar al ciuda-dano la mera posibilidad o el mero derecho de informarse sobre la actuación administrativa, sino que hace falta hacer 

comprensible los procesos de toma de decisión y los argu-mentos relevantes a favor y en contra para facilitar al parti-cular la formación de una opinión propia» en «La exigencia de  una  Administración  transparente  en  la  perspectiva  de los principios de democracia y del estado de derecho» en Derecho Administrativo de la información y administración transparente, R. García Macho (ed.), Marcial Pons, Barcelo-na, 2010, pág. 23. También BröhMer, J. Transparenz als Ver-fassungsprinzip. Mohr Siebeck. Tübingen, pág. 18.

23  Y no  sólo eso,  sino que despertó una  importante curiosi-dad, de forma que   las previsiones  iniciales de publicidad en  materia  de  contratación  se  fueron  ampliando  a  lo  lar-go  de  la  tramitación  del  proyecto  de  ley,  vid.  al  respecto C. Barrero/E. Guichot/C. horGué en Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno. Estudio de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, op.cit.

24   García Macho, R. «El derecho a la información, la publicidad y transparencia en las relaciones entre la Administración, el ciudadano…» y también SanMartin Mora, M.A. «La transpa-rencia de la contratación pública…».

25  Sobre este artículo nos remitimos a los comentarios realiza-dos en S. Fernandez raMoS/Mª Perez MonGuió, Transparen-cia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno. Ley 19/2013, de 9 de diciembre, Aranzadi, Cizur Menor, 2014, pp.125 y  ss.; C. Barrero/E. Guichot/C. horGué en Transpa-rencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno. Estudio de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre….

26  De la misma manera el art. 15 del Anteproyecto de Ley de Transparencia de Andalucía.

27  Recientemente sobre este tema vid. «La transparencia y el contrato menor» J.E. candela talavero publicado el 2/6/2014 en el Observatorio de Contratación Pública. Disponible en http://www.obcp.es (fecha de consulta 12/07/2014).

28  Incluso la doctrina considera que al hacer uso de la expre-sión «todos los contratos» la LTBG incluye  a todos los con-tratos celebrados por los sujetos obligado del LTBG, como los contratos patrimoniales, excluidos del ámbito de apli-cación del TRLCSP, vid. S. Fernandez raMoS/Mª Perez Mon-Guió, Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno. Ley 19/2013, de 9 de diciembre, Aranzadi, Cizur Menor, 2014, p. 127.

29  Téngase en cuenta que los contratos domésticos son «en-comienda  directa  de  encargos  a  entes  instrumentales  de la  Administración  permite,  en  principio,  orillar  el  régimen derivado  de  las  Directivas  comunitarias  y  de  las  normas estatales de contratación pública», por  lo que el  riguroso sometimiento  de  estas  adjudicaciones  a  los  principios  de  publicidad  y  transparencia  es  también  de  extraordinario interés. Sobre este tema, SoSa WaGner, F. «El empleo de re-cursos propios por las Administraciones Locales» en el Libro Homenaje al prof. S. Martín-Retortillo. Estudios de Derecho público económico. Civitas, 2013, págs. 1309 a 1341; SoSa WaGner,  F/  FuerteS lóPez,  M.  «Pueden  los  contratos  que-dar en casa? La polémica europea sobre la contratación in house» en LA LEY. Num. 3. 2007, págs. 1669-1680. También J. PernaS Garcia, Las operaciones in house y el derecho co-munitario de contratos públicos,  Iustel, Madrid, 2008 y M. vilalta reixach, Las encomiendas de gestión. Entre la efica-cia administrativa y la contratación pública, Aranzadi, Cizur Menor, 2013, en especial págs. 313 a 376.

30  GiMeno Feliu,  J.Mª Novedades de la Ley de Contratos del Sector Público de 30 de octubre de 2007, en la regulación... Op.cit, Pág. 278, nota. 446.

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Notas sobre la gobernanza en la contratación pública: el perfil…

31  En este sentido A. García Jiménez “El perfil del comprador europeo: una forma de innovar en contratación pública” en Revista  de  Administración  Pública.  Núm.  192.  2013,  pág. 381.

32  Debe tenerse en cuenta que de acuerdo con la DA3 de la Ley 20/2013, de 9 de diciembre, de garantía de la unidad de mercado, se ha producido un cambio en la denominación de la Plataforma, de forma que la anterior referencia a «Pla-taforma de Contratación del Estado» se ha sustituido por «Plataforma de Contratación del Sector Público».

  J.Mª GiMeno Feliu daba cuenta de la reforma de esta Plata-forma prevista en el Proyecto de Ley de Garantía de Unidad de Mercado en cuya Disposición Adicional Tercera se pre-veía además del cambio de denominación, Plataforma de Contratación del Sector Público, con la trascendencia que supone este cambio, al pasar a ser formalmente no una pla-taforma estatal, sino de todo el sector público. Finalmente, la aprobación de la Ley 20/2013, de 9 de diciembre, de ga-rantía de unidad del mercado, en su disposición adicional tercera  establece  que:  «En  la  Plataforma  se  publicará,  en todo caso, bien directamente por los órganos de contrata-ción  o  por  interconexión  con  dispositivos  electrónicos  de agregación de la información de las diferentes administra-ciones y entidades públicas, la convocatoria de licitaciones y  sus  resultados de  todas  las entidades comprendidas en el apartado 1 del artículo 3 del  texto  refundido de  la Ley de Contratos del Sector Público.» Vid. La ponencia «Trans-parencia  activa  y  acceso  a  la  información  en  la  contrata-ción pública: posibilidades  y  límites actuales» en Jornada sobre Transparencia en el Contratación Pública  celebrada en  Barcelona  el  11  de  octubre  de  2013,  pág  16.  Disponi-ble  en:  https://www.antifrau.cat/images/stories/Jornada_contractaci%C3%B3/ponencia_GimenoFeliu.pdf.  También en  «La  obligación  de  publicidad  de  todas  las  licitaciones en la plataforma de contratos del sector público. Hacia una efectiva política de transparencia» en www.obcp.es, publi-cado el 12/5/2014.

33  Sobre el perfil del contratante Blanquer criado, D. en Los contratos del sector público,  Tirant,  Valencia,  2013,  págs. 213 a 215.

34  Memento Práctico. Contratos Públicos 2008-2009, Ed.F.Lefebvre, Madrid, 2008, Pág. 413, párrafo 3347.

35  BerMeJo vera,  J.  «La  publicidad  en  el  procedimiento  de contratación»  en  Noticias CEE,  núm.  21,  1986,  págs.  37  y 39.  También  GiMeno Feliu,  J.Mª,  Novedades de la Ley de Contratos del Sector Público de 30 de octubre de 2007 en la regulación de la adjudicación de los contratos públicos, Civitas, Cizur Menor, 2010, pág. 253.

36  Considerando 13 de la Directiva 2007/66/CE, de 11 de di-ciembre.

37  Moreno Molina,  J.A.  destaca  la  importancia  de  que  en  el procedimiento negociado con publicidad de estos contra-tos no SARA la publicidad se realice en Internet, en el per-

fil del contratante, en La nueva Ley de Contratos... Op.cit, 2011, págs. 792 y 801.

38  Sobre  la problemática de estos operadores económicos y las exigencias de transparencia mi monografía El régimen de contratación de los poderes adjudicadores que no son Administración pública, Reus, Madrid, 2013.

39  Art. 21.4 RD 817/2009: «4.La designación de los miembros de la mesa de contratación podrá hacerse con carácter per-manente  o  de  manera  específica  para  la  adjudicación  de cada contrato.

  Su composición se publicará en el perfil de contratante del órgano  de  contratación  correspondiente  con  una  antela-ción  mínima  de  siete  días  con  respecto  a  la  reunión  que deba celebrar para la calificación de la documentación re-ferida en el artículo 130.1 de la Ley 30/2007, de 30 de octu-bre.»

40  Blanquer criado, D. Los contratos del sector público, Tirant lo Blanch, Valencia, 2013, Pág. 106.

41  Art. 29.3 «la designación deberá hacerse y publicarse en el perfil de contratante con carácter previo a la apertura de la documentación mencionada en el artículo 27.»

42  Art. 48.1 Directiva 2014/24/UE.

43  GarcéS SanaGuStín,M «El nuevo régimen jurídico de la modi-ficación de los contratos públicos», libro col. El nuevo mar-co de la contratación pública, Bosch, Barcelona, 2012, p. 68. También vázquez Matilla, F.J. «La modificación de los con-tratos administrativos: reflexiones en torno a la STJCE de 29 de abril de 2004 y la Ley de contratos del Sector Público» en Revista Española de Derecho Administrativo, num. 143, 2009, págs. 529-564.

44  Y así lo destaca GarcéS SanaGuStín, M «El nuevo régimen ju-rídico de  la modificación de  los contratos públicos»,  libro col. El nuevo marco de la contratación pública...Op.cit, pág. 73.

45  COM (2011) 896 final, 2011/0438 (COD)

46   «La modificación de los contratos : límites y derecho apli-cable» en Jornada sobre Contratación Pública, Madrid, 25 de abril de 2013, Págs. 58 y 59. Disponible en: http://www.madrid.org/ccmadrid/images/adjuntos/segundaponencia_modificacin_contratos_gimeno_feli.pdf

47  Introducido por la Ley 3/2012, 8 marzo, de Medidas Fiscales y Administrativas de la Comunidad Autónoma de Aragón.

48  Que sustituye a  la mesa de mesa de contratación del sis-tema estatal de contratación centralizada, derogada por el Real Decreto-ley 8/2013, de 28 de junio, de medidas urgen-tes contra la morosidad de las administraciones públicas y de apoyo a entidades locales con problemas financieros.

49  Disponible en www.sindicom.gva.es

50  Así lo expresa también A. Arias Rodríguez en su blog «Un Perfil del contratante más amigable», Fuente http://fiscali-zacion.es/2012/01/02/recomendaciones-para-el-perfil-de-contratante/ (fecha de consulta 30/10/2013).

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56  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Reflexiones

A.   INTRODUCCIÓN

B.   LA  DEMORA  EN  EL  CUMPLIMIENTO  DE  LOS  PLAZOS  POR  PARTE  DEL  CONTRATISTA  Y  EL INCUMPLIMIENTO  DEL  PLAZO  SEñALADO  EN  LA  LETRA  C)  DEL  APARTADO 2  DEL  ARTíCULO 112 [ARTíCULO 223.D) TRLCSP]

C.   LA DEMORA EN EL PAGO POR PARTE DE LA ADMINISTRACIÓN POR PLAZO SUPERIOR AL ESTABLECIDO EN EL APARTADO 6 DEL ARTíCULO 216 O EL INFERIOR QUE SE HUBIESE FIJADO AL AMPARO DE SU APARTADO 8 [ART. 223.E) TRLCSP]

D.   LEGISLACIÓN SECTORIAL CONTRA LA MOROSIDAD CONTRACTUAL

E.   LA DEMORA COMO CAUSA DE RESOLUCIÓN EN CADA CATEGORíA DE CONTRATO [ARTíCULO 223.I) TRLCSP]

SU

MA

RIO

A. INTRODUCCIÓN

La potestad administrativa para acordar la resolución de contratos encuentra su regulación general en la Sec-ción III del Capítulo V del Título I del Libro IV (arts. 223 a 225) del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de no-viembre,  (en  adelante  TRLCSP)  titulado  «Efectos,  cum-plimiento y extinción de  los contratos administrativos». Regulación completada con la prevista en el capítulo II del Título V (arts. 109 a 113) del Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento General de la Ley de Contratos. 

Si  ya  el  profesor  Moreno  Molina1  advertía  que  los principios de  igualdad de  trato y de no discriminación por  razón  de  nacionalidad  implican,  en  particular,  una obligación de transparencia que permita que  la autori-dad pública concedente se asegure de que los mencio-nados principios son respetados, partimos de la defini-ción de resolución por el TRLCSP como todas aquellas causas de finalización anticipada del contrato o como se-ñala el profesor Cosculluela Montaner2 acto que pone fin de forma anticipada al contrato administrativo. Partien-do del art. 221 TRLCSP al disponer que «los contratos se extinguirán por cumplimiento o por resolución», se enumeran estas causas en el art. 223 TRLCSP. No obstan-te, en el desarrollo de la resolución de los contratos pú-blicos, la jurisprudencia mantiene la aplicabilidad de los principios contenidos en el Código Civil,  toda vez que la  funcionalidad de  la  resolución contractual encuentra cobertura legal en el Derecho común de obligaciones y contratos (STS de 17 de marzo de 1989).

El  reconocimiento  normativo  de  la  potestad  admi-nistrativa de resolución se encuentran en el ya descrito artículos  210  TRLCSP  ejercitándola  según  el  procedi-miento que señala el art. 211 TRLCSP exigiendo darse audiencia  al  contratista  y  ser  adoptado  dicho  acuerdo de resolución previo informe del Servicio Jurídico corres-pondiente, salvo en  los casos previstos en  los artículos 99 y 213.3 TRLCSP y resultando preceptivo el informe del Consejo de Estado u órgano consultivo equivalente de la Comunidad Autónoma respectiva en los casos de reso-lución, cuando se formule oposición por parte del con-tratista. En estos supuestos habrá que considerar siem-pre las circunstancia concurrentes en cada caso (SSTS de 16 de octubre de 1984, de 9 de octubre de 1987, de 23 de noviembre de 1988) con el fin de dilucidar si se está ante un verdadero y efectivo incumplimiento de las obli-gaciones contractuales, revelador de una voluntad clara de no atender, dolosa o culposamente, los compromisos contraídos o, por el contrario, más bien ante un mero re-traso, desfase o desajuste en modo alguno expresivo de aquella voluntad y, en definitiva, de un efectivo incumpli-miento de la esencia de una obligación. 

Resolución  contractual  que  no  procederá  si  se  ad-vierte que el contrato está  incurso en alguna causa de nulidad señalada en el artículo 62 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Adminis-traciones  Públicas  y  del  Procedimiento  Administrativo Común (en adelante LRJPAC)  limitando su aplicación a aquellos  casos  en  que  se  ha  omitido  total  y  absoluta-mente el procedimiento legalmente establecido y en los que se han omitido trámites esenciales (STS de 7 de di-ciembre de 2012 y Dictamen nº 80/2013, de 7 de marzo 

La demora como causa de resolución contractual

Jose Enrique Candela Talavero Licenciado en Derecho. Grado en Ciencias Políticas y de la Administración.

Funcionario de la Administración Local con habitación de carácter estatal

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  57 

de 2013 del Consejo Consultivo de Castilla y León) razón que haría  improcedente acudir a procedimiento de re-solución contractual pues la nulidad y la resolución son incompatibles entre sí, de manera que mientras la reso-lución  contractual  se  fundamenta  en  una  causa  sobre-venida en un contrato originariamente válido, la nulidad presupone que, desde el origen, el contrato carece de efecto alguno. Esta realidad llevó al profesor Ariño Ortíz3 a manifestar que la única excepción al «contractus lex» y al régimen de cláusulas ilegales está en los supuestos de  nulidad  de  pleno  derecho  de  los  actos  administra-tivos generadores del  contrato,  respecto de  los  cuales la Administración podrá bien anularlos de oficio, con la consiguiente declaración de nulidad del contrato, bien tener por no puestas aquellas cláusulas que sean moti-vo de nulidad; por ejemplo, una cláusula que otorgase al  contratista  una  exención  fiscal.  Pero  matizando  que si una cláusula otorga un interés de demora superior al legal o aumenta el plazo posible de suspensión del con-trato, eso será  lo que se aplique aunque  la  ley diga  lo contrario.

Requisitos  del  procedimiento  ya  señalados  son  la emisión de dictamen  jurídico y  la audiencia. Pues bien en cuanto al primero no procederá la emisión de dicta-men por el órgano consultivo si no se tramita procedi-miento alguno (Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid en su acuerdo nº 4/13 de 10 de abril) o si dicho dictamen  no  es  solicitado  en  el  momento  adecuado, esto es una vez instruido por completo el procedimien-to,  inmediatamente  antes  de  la  adopción  del  acuerdo por el órgano encargado de resolver y después de la au-diencia de los interesados (Dictámenes del Consejo de Estado nº 45.228, de 28 de abril de 1983, nº 1949/1996, de 27 de mayo y nº 1760/2000, de 8 de junio y Consejo Consultivo de  la Comunidad de Madrid en su acuerdo nº 16/12 de 19 de diciembre, nº 574/13 de 27 de noviem-bre, nº 342/10, de 13 de octubre).Tampoco procederá el dictamen del órgano consultivo ante contratos excluidos del  TRLCSP  (Consejo  Consultivo  de  la  Comunidad  de Madrid en su acuerdo nº 8/14 de 26 de marzo y JCCA del Estado en su informe 25/2008, de 29 de enero y Dic-tamen 481/2008, de 3 de Julio del Consejo Consultivo de la Comunidad Valenciana).

Por lo que hace al requisito de la audiencia, señalar con el profesor González Pérez4 que mientras es un trá-mite  obligatorio  para  la  Administración,  en  general  se considera opcional para los interesados, a lo que añadir que constituye también para éstos una carga, pues si no efectúan alegaciones no pueden en el futuro alegar in-defensión por falta de audiencia. Además cabe señalar que cuando en el trámite de resolución del contrato, la audiencia se concede al contratista o al asegurador, no se  trata  de  situaciones  jurídicas  similares  (STS  de 9 de Abril de 1999) dado que el contratista es parte principal en el contrato de cuya resolución se trata, mientras que el asegurador es tercero respecto de esa relación con-tractual,  cuya  efectividad  sólo  funciona  como  riesgo  a cubrir en el contrato de seguro por él concertado. 

B. LA DEMORA EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS PLAZOS POR PARTE DEL CONTRATIS-TA Y EL INCUMPLIMIENTO DEL PLAZO SE-ÑALADO EN LA LETRA C) DEL APARTADO 2 DEL ARTÍCULO 112 [ARTÍCULO 223.D) TRLCSP]

Son  causas  de  resolución  del  contrato  según  reco-noce el artículo 223 TRLCSP: «a) La muerte o  incapaci-dad sobrevenida del contratista individual o la extinción de  la  personalidad  jurídica  de  la  sociedad  contratista, sin  perjuicio  de  lo  previsto  en  el  artículo  85.  b)  La  de-claración de concurso o la declaración de insolvencia en cualquier otro procedimiento. c) El mutuo acuerdo en-tre  la  Administración  y  el  contratista.  d)  La  demora  en el cumplimiento de los plazos por parte del contratista y el incumplimiento del plazo señalado en la letra c) del apartado 2 del artículo 112 .e) La demora en el pago por parte de la Administración por plazo superior al estable-cido en el apartado 6 del artículo 216 o el inferior que se hubiese fijado al amparo de su apartado 8. f) El incum-plimiento  de  las  restantes  obligaciones  contractuales esenciales, calificadas como tales en los pliegos o en el contrato. g) La imposibilidad de ejecutar la prestación en los términos inicialmente pactados o la posibilidad cierta de producción de una lesión grave al interés público de continuarse ejecutando la prestación en esos términos, cuando no sea posible modificar el contrato conforme a lo dispuesto en el título V del libro I. h) Las establecidas expresamente en el contrato.  i) Las que se señalen es-pecíficamente para cada categoría de contrato en esta Ley». Pues bien señalar inicialmente que de concurrir va-rias causas de resolución, deberá aplicarse aquélla que 

Autor: Jose Enrique Candela Talavero 

Título: La demora como causa de resolución contractual 

Resumen: La actuación de la Administración contratante en nuestro Derecho Público tiene que garantizar la realización de los principios generales en el ámbito contractual (igual-dad de trato y de no discriminación por razón de nacionali-dad, publicidad,  transparencia o principio de buena admi-nistración) para cuya realidad son objeto de regulación  las causas  y  los  efectos  que  la  demora  provoca  en  el  devenir contractual. Entre los efectos que provoca la demora se ana-liza en este trabajo  la resolución del contrato público dife-renciando si el causante es el contratista o la Administración ; resultando que el cumplimiento de los plazos por parte de aquel encuentra su esencia en que la ejecución del contra-to público en el plazo convenido es su obligación principal, mientas que los efectos provocados por la demora adminis-trativa ( entre otras la indemnización) surgen en función de la salvaguarda de los intereses públicos que su posición en la contratación administrativa determina por los principios y preceptos que orientan su actuación. 

fICHA RESUMEN

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58  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

La demora como causa de resolución contractual

se hubiera producido antes desde un punto de vista cro-nológico5 habiéndose precisado la jurisprudencia (SSTS 14 de diciembre de 2001 y 14 de junio de 2002) que a los efectos de apreciar un incumplimiento bastante para la resolución del  contrato,  lo determinante debe  ser que afecte  a  la  prestación  principal  del  contrato,  y  que  se exteriorice a  través de una  inobservancia  total o esen-cial de dicha prestación (Dictamen nº 153/2008 de 30 de abril de 2008 del Consejo Consultivo de Extremadura). Además hay que diferenciar algunas causa que siempre provocan  la  resolución  del  contrato,  de  aquéllas  que habilitan a  la  Administración  a ejercitar  la potestad de resolución, dice Ballesteros Fernández6 de manera po-testativa para aquella parte a la que no le sea imputable la circunstancia que diere lugar a la misma, decidiendo, en último extremo la Administración contratante. 

La razón de ser de la causa de resolución por demora en el cumplimiento de los plazos por parte del contratista trae  su  razón en  ser  la ejecución del  contrato en el plazo convenido una obligación capital del contratista (STS de 20 de marzo de 1972) al vincular ese plazo a la satisfacción del interés público inherente al contrato (Dictamen nº 304/2011, de 28 de diciembre del Consejo Consultivo de Castilla La Mancha) y de la que resulta afectada la sustancia misma del negocio (Dictamen del Consejo de Estado nº 1191/1993, de 25 de noviembre de 1993). No obstante, esta demora queda vinculada a la evitación de retrasos en la ejecución de la obra que a su vez ralentizan la puesta en marcha del servicio, pero indicando que «sin llegar al extremo de considerar el plazo esencial para la validez del contrato, sino tan sólo como un término calculado con prudencia, bajo el presupuesto de un desarrollo  normal  de  los  trabajos,  sin  interferencias  entor-pecedoras» (STS de 26 de marzo de 1987) a lo que añadir para legitimar tan drástica medida que el incumplimiento se acredite como relevante (SSTS 1 de octubre de 1999, 14 de diciembre de 2001 o 14 de junio de 2002).

El precepto 112.2.c) TRLCSP dispone que «Los expe-dientes calificados de urgentes se tramitarán siguiendo el mismo procedimiento que los ordinarios, con las siguientes especialidades: El plazo de inicio de la ejecución del con-trato no podrá ser superior a quince días hábiles, contados desde la formalización. Si se excediese este plazo, el con-trato podrá ser resuelto, salvo que el retraso se debiera a causas ajenas a la Administración contratante y al contratis-ta y así se hiciera constar en la correspondiente resolución motivada».  Artículo  que  parece  conceder  un  importante margen  de  discrecionalidad  a  la  Administración  que,  no obstante, según STS 14 de diciembre de 2001, deberá pon-derar las circunstancias existentes para alcanzar la debida proporcionalidad entre los hechos y las consecuencias.

Para  la  aplicación  de  esta  causa  de  resolución,  se reconoce en el art. 224.6 TRLCSP que «en el  supuesto de demora a que se refiere la letra e) del artículo ante-rior, si las penalidades a que diere lugar la demora en el cumplimiento del plazo alcanzasen un múltiplo del 5 % del importe del contrato, se estará a lo dispuesto en el artículo  212.5».Precepto  que  prevé  que  «cada  vez  que 

las penalidades por demora alcancen un múltiplo del 5 % del precio del contrato, el órgano de contratación es-tará facultado para proceder a la resolución del mismo o acordar  la continuidad de su ejecución con  imposición de  nuevas  penalidades».  Ante  el  incumplimiento  del contratista, para que se  lleve a cabo la resolución con-tractual,  declara  el  Dictamen  10/2004,  de  29  de  marzo del Consejo de Navarra, este  incumplimiento debe ser grave o  relevante y afectar a contenidos esenciales de la  relación contractual, por cuanto sólo cuando  la obli-gación incumplida constituya un aspecto esencial en el contexto de la relación jurídica entablada entre las partes contratantes, podrá llegarse a la resolución del contrato. 

Seexige,alosefectosderesolucióndelcontratoporincumplimientoimputablealcontratista,queéstetengasuorigenenunavoluntaddeliberadamenterebelde,conscienteyvoluntariahaciaelcumplimiento

El incumplimiento del plazo, podrá dar lugar a resol-ver el contrato o a aplicar penalidades. Así se ha pronun-ciado la jurisprudencia (SSTS de 20 y 28 de abril de 1999) resolviendo que la resolución del contrato y el incumpli-miento como causa de resolución es distinta según que el  incumplimiento sea  imputable a  la Administración o al contratista: «a) El incumplimiento por parte de la Ad-ministración da lugar a la resolución del contrato en los casos previstos en la ley, con la particularidad que la Ad-ministración  queda  obligada  al  pago  de  los  perjuicios que por tal causa se irroguen al contratista a tenor de las previsiones contenidas en los artículos 53.2 de la Ley de Contratos del Estado y 158 del Reglamento. b) El incum-plimiento por parte del contratista faculta a la Adminis-tración para exigir el estricto cumplimiento del contrato, o bien acordar la resolución con posibilidad de incauta-ción  de  fianza  que  hubiere  constituido  el  contratista  e indemnización a la Administración de daños y perjuicios, a tenor de los artículos 53.1 de la Ley de Contratos del Estado y 159 de su Reglamento, siendo obligada la re-solución  del  contrato  cuando  por  parte  del  contratista haya habido dolo, fraude o engaño». Esta demora en el cumplimiento de las obligaciones del contratista, según Dictamen nº 27/2013 de 10 de mayo de 2013, el Conse-jo Consultivo de La Rioja comporta también no sólo  la resolución por incumplimiento, sino también la respon-sabilidad contractual o deber de indemnizar los daños y perjuicios que derivan del mismo. En efecto, esa culpa del deudor no equivale a negligencia, sino que se trata de una culpa-hecho propio, es decir, que su responsabili-dad por incumplimiento deriva de la imputación objetiva a su conducta de los daños causados al deudor, sea ésta directa o indirecta: tanto si la causó él, cuanto si la cau-saron sus auxiliares, o si su conducta o condiciones son las  que  explican  la  actuación  de  terceros  que  provocó indirectamente el daño que estaba obligado a evitar. Por su parte para la Comisión jurídica asesora del Gobierno 

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Vasco (Dictamen nº 53/2002) la entidad adjudicataria de las obras incumple sus obligaciones contractuales si no inicia las obras sin causa que lo justifique, añadiendo que si el citado incumplimiento es esencial y obedece a razo-nes imputables al contratista procederá resolver el con-trato y acordarse  la pérdida de  la garantía constituida. Se exige, por tanto, a los efectos de resolución del con-trato  por  incumplimiento  imputable  al  contratista,  que éste tenga su origen en una voluntad deliberadamente rebelde, consciente y voluntaria hacia el cumplimiento. En este sentido se reserva  la procedencia de la resolu-ción contractual para los casos de notorio incumplimien-to de las condiciones pactadas, constituyendo causa de entidad suficiente para producir el efecto resolutorio del contrato  (STS 17 de  julio de 1995) o el  incumplimiento de las obligaciones con entidad suficiente para decretar la rescisión del contrato por exigencias del interés públi-co por sucesivos requerimientos previos (SSTS de 17 de mayo de 1995 y 3 de octubre de 1994. La trascendencia de  la  demora en  el  cumplimiento de  los plazos por el contratista  supone  que  pueda  ser  observada  desde  la perspectiva de la no realización de la prestación conve-nida que configuró la causa de la celebración del contra-to (arts. 1261 y 1274 CC) (Dictamen nº 101/2013, de 27 de mayo, Consejo Consultivo de Aragón).

No obstante, la demora en el cumplimiento de los pla-zos por parte del contratista no será causa de resolución si se constata una insuficiencia de la actividad instructora que no llegue a acreditar el incumplimiento (solicitando los informes o pericias necesarios para acreditar la realidad del incumpli-miento) por  la empresa de sus obligaciones contractuales o que resulte imputable al contratista y de los daños y per-juicios que el mismo hubiera acarreado a la Administración (Dictamen del Consejo Consultivo de Castilla La Mancha, nº 51/1996, de 26 de diciembre y SSTS de 2 de marzo de 1973 y de 21 de febrero de 1983). Este incumplimiento del contratis-ta no podrá justificarse en la situación de la crisis económica pues, según el Dictamen nº 128/2013 de 12 de abril del Con-sejo Consultivo de Canarias, sus efectos en cierta forma son imputables al contratista por ser consecuencia de su gestión no previsora cuando presentó su oferta, cuyo importe a la baja influyó en su adjudicación y más aún si el contrato se licitó varios años después de haberse iniciado la crisis econó-mica, y por tanto, debió ser tenida en cuenta esta situación al optar a la adjudicación del contrato.

Señalar que la Administración conservará los poderes de policía necesarios para asegurar la buena marcha de los servicios de que se trate. Entre cuyos poderes nece-sariamente han de figurar los que le corresponden en re-lación con el concesionario, cuando la deficiente marcha del servicio sea imputable al mismo. Surge así la figura del rescate (arts. 127.1.5ª, 126.2.a) y 52.1 del Decreto de 17 de junio de 1955, por el que se aprueba el Reglamen-to de Servicios de las Corporaciones Locales) en cuanto potestad administrativa por medio de  la cual  ,según el profesor Rivero Ysern7 se adopta la decisión unilateral y discrecional por  la Administración por razones de  inte-rés general,  con  su  fundamentos en  la potestad admi-

nistrativa de modificar libremente las características del servicio  objeto  de  la  concesión  y  en  virtud  del  cual  la Administración da por finalizada  la concesión antes de que expire el plazo señalado para ello, previo abono al contratista, de la correspondiente indemnización.

A la hora del cumplimiento de un convenio urbanístico (Dictamen nº272/2014, de 22 de abril , del Consejo Con-sultivo  de  Andalucía)  procederá  la  causa  de  resolución estudiada caso de no demostrarse por el contratista que existieran causas administrativas de resolución del conve-nio  imputables a  la Administración y  si en este  supues-to, debió haberse cumplido con el convenio urbanístico suscrito, para  lo cual era necesario haber actualizado  la documentación para proceder a la inscripción de la Junta de Compensación en el Registro de Entidades Urbanís-ticas Colaboradoras que al no haberse hecho no sólo se ha producido la demora en el cumplimiento de los plazos por parte del contratista sino que se habría frustrado el in-terés público en desarrollar urbanísticamente ese sector.

Según  la  profesora  Barrero  Rodríguez8 el  incumpli-miento  de  los  plazos  por  el  contratista  constituye,  ade-más,  la  causa  que  con  mayor  frecuencia  fundamenta la decisión administrativa de  resolver un contrato, en  la medida en que a los muchos supuestos en los que este incumplimiento  se  presenta  autónomamente,  han  de añadirse aquellos otros en los que la demora o abandono en  la ejecución del contrato acompaña a otro  incumpli-miento  contractual,  manifestándose  por  lo  general  con anterioridad  a  estos  otros  posibles  motivos  de  ruptura del contrato, lo que la convierte en la razón determinante de su extinción anticipada. Y sin perjuicio de la admisibili-dad de una resolución parcial del contrato (Dictamen del Consejo de Estado de 27 de junio de 1991) cuando sea posible desgajar sin menoscabo el objeto del mismo. Por esto que se pronunciara la Comisión jurídica asesora de la Generalitat de Cataluña (en su Dictamen 174/2005) al fundamentar la resolución unilateral del contrato por par-te de la Administración en justificadas razones de interés público, en el bien entendido supuesto de que el ejercicio de dicha prerrogativa debe compensarse con una obliga-ción que  la Ley  impone a  la Administración, como es  la de garantizar  la  indemnidad patrimonial del  contratista, a través de la aplicación de las fórmulas legalmente esta-blecidas para cada tipo de contrato. Y sin olvidar que en caso de renuncia expresa del contratista, estaremos ante una causa de resolución del contrato, sin que sea necesa-rio esperar a la demora en la ejecución para acordar la re-solución (Informe 27/1999, de 30 de junio de 1999 JCCA).

Es  criterio  de  la  jurisprudencia  (SSTS  de  16  octubre 1984 y de 11 marzo 1985), la aplicación en este terreno de las  reglas propias del Derecho común sobre  la base de supletoriedad de éste; lo que supone la asunción por la Jurisprudencia contencioso-administrativa de la doctrina legal establecida por la civil, según la cual el principio de la conservación de los contratos válidamente celebrados restringe  la  resolución de éstos a  los  supuestos en que se  evidencie  una  voluntad  deliberadamente  rebelde  al 

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La demora como causa de resolución contractual

cumplimiento de  la obligación o  se produzca un hecho obstativo  que  impida  este  último  de  forma  definitiva  e irreformable, sosteniéndose en algún caso que la acción rescisoria o resolutoria es incluso subsidiaria, entrando en juego únicamente cuando el perjudicado por la conducta de la otra parte contratante carezca de otro recurso legal para obtener la reparación del perjuicio por aplicación del artículo 1294 CC. Continuando en esta línea apuró la STSJ de Cantabria, de 2 de septiembre de 1998, jugando con el específico rigor del principio de conservación de los actos en la contratación administrativa, que los casos en que no se da un total incumplimiento, no encajan como regla ge-neral en la solución extrema que representa la resolución, toda  vez  que,  de  acudirse  a  la  misma,  se  produciría  un resultado disfuncional e inadecuado a la realidad desde el punto de vista esencial de la satisfacción del interés pú-blico, procediendo en tales casos más bien una solución intermedia hallada con arreglo al criterio de la equidad. 

De  acuerdo  con  el  artículo  113  del  Real  Decreto 1098/2001: «En los casos de resolución por incumplimien-to culpable del contratista, la determinación de los daños y perjuicios que deba  indemnizar éste se  llevará a cabo por el órgano de contratación en decisión motivada pre-via audiencia del mismo, atendiendo, entre otros factores, al  retraso que implique para  la  inversión proyectada y a los mayores gastos que ocasione a la Administración». Así pues el incumplimiento del contratista, consideró el Dic-tamen 4/2000 de 13 de abril del Consejo de Navarra, afec-ta a un elemento esencial de los contratos públicos que, como es sabido, se caracterizan por constituirse en nego-cios jurídicos a plazo fijo en los que el tiempo se constitu-ye en condición esencial de los mismos, máxime cuando se trata de un contrato de ejecución de obras que, como ya hemos señalado, no es sino un contrato de resultado que obliga al contratista tanto a su total ejecución como a realizarla en el plazo convenido. Siendo admisible que la motivación de las resoluciones de contratos lo sea con la remisión a los informes y precedentes que obren en el expediente, como puede ser a través de los informes de los técnicos competentes (STS de 14 de febrero de 2006).

Para  la eventual  fijación  y  valoración de  los daños  y perjuicios reclamables se pronunció el Consejo Consulti-vo de Castilla La Mancha (Dictámenes nº 10/2014, de 15 de  enero  y  nº  13/2013,  de  24  de  enero)  afirmando  que «debe  verificarse  por  la  Administración,  previo  trámite contradictorio con el contratista, en resolución motivada que podrá tener lugar en el mismo procedimiento resolu-torio o en posterior pieza separada, cauce éste más habi-tual en la práctica, pero que no excluye la utilización del primero siempre que se disponga de conocimiento y jus-tificación sobre los conceptos y cuantía de los que estime realmente sufridos como consecuencia de la resolución».

Este  incumplimiento  imputable  al  contratista  puede generar graves consecuencias, no sólo  la  resolución del contrato.  Por  ejemplo  la  STS  de  22  de  septiembre  de 1997 estimó que el contratista (que incumplió un contrato para la construcción de un centro de Educación General 

Básica) debía además  indemnizar  los daños y perjuicios causados al Ayuntamiento contratante, por cuanto por la urgencia en la finalización de la obra tuvo la Administra-ción que contratar con otra empresa un nuevo contrato para garantizar la eficiente prestación del servicio de en-señanza y la adjudicación del nuevo contrato en las mis-mas condiciones. Supuesto donde se declaró también la improcedencia de la reclamada revisión de precios y del pago de la certificación de la obra pretendida.

No obstante lo dicho, no todos los incumplimientos de manera automática deben hacernos pensar en causas ineludible de resolución contractual, así según las obli-gaciones asumidas por la contratista en un contrato de servicios de limpieza de edificios municipales y el infor-me de los servicios municipales, no parece que irregula-ridades tales como: adscribir a la prestación del servicio una serie de máquinas que especificaba que harían más eficiente su labor, suministro y reposición de productos de limpieza, incluyendo jabones, toallitas y papel higié-nico,  realizar  unas  limpiezas  denominadas  «bimensua-les» a saber, limpieza de cristales de ventanas interiores y exteriores, limpieza húmeda de paramentos verticales lavables, y  limpieza de archivos, tengan la enjundia su-ficiente  como  para  considerar  que,  con  las  mismas,  se frustra  el  fin  del  propio  contrato.  Parece  excesivo  que pueda resolverse un contrato por considerarse que no se aportan los medios suficientes para llevar a cabo los tra-bajos de limpieza y, fundamentalmente, por una falta de prueba más concluyente relativa a que dichas irregulari-dades hayan causado un trastorno, así como un perjuicio real, a la Administración que permita considerar que se hayan frustrado de manera efectiva sus legítimas expec-tativas en el contrato (Dictámenes nº 122/08 y nº 13/2013 de 22 de marzo del Consejo Consultivo de La Rioja). 

En cuanto a la formalización de los contratos se dis-ponen en los artículo 27.1 TRLCSP que «los contratos que celebren los poderes adjudicadores se perfeccionan con su  formalización»  y  art.  156.1  TRLCSP  que  «los  contra-tos que celebren las Administraciones Públicas deberán formalizarse en documento administrativo que se ajuste con exactitud a las condiciones de la licitación, constitu-yendo  dicho  documento  título  suficiente  para  acceder a cualquier registro público. No obstante, el contratista podrá solicitar que el contrato se eleve a escritura públi-ca, corriendo de su cargo los correspondientes gastos. En  ningún  caso  se  podrán  incluir  en  el  documento  en que se formalice el contrato cláusulas que impliquen al-teración de los términos de la adjudicación» añadiéndo-se en su apartado 4 que «cuando por causas imputables al  adjudicatario  no  se  hubiese  formalizado  el  contrato dentro del plazo indicado, la Administración podrá acor-dar la incautación sobre la garantía definitiva del importe de  la garantía provisional que, en su caso hubiese exi-gido. Si  las causas de  la no  formalización  fueren  impu-tables a la Administración, se indemnizará al contratista de los daños y perjuicios que la demora le pudiera oca-sionar». Formalización que supone la tramitación de un expediente, mediante los cuales la Administración forma 

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su voluntad contractual mediante actos administrativos de importancia trascendental, no únicamente, apuntará Fernández Astudillo9 para la elaboración y adjudicación del contrato, sino también durante la vigencia de éste. Pues  bien,  en  concordancia  con  lo  dispuesto  en  el  ar-tículo  156  TRLCSP  y  resultando  acreditada  la  falta  de formalización  por  el  contratista,  nos  encontramos  con un supuesto de resolución por incumplimiento, pues se-gún Dictamen nº 298/2010, de 12 de mayo del Consejo Consultivo de Andalucía, de conformidad con el artículo 215 TRLCSP según el cual  la ejecución del contrato se realizará a riesgo y ventura del contratista, de tal forma que una vez perfeccionado el contrato no puede negar-se  a  su  formalización.  En  este  sentido  aunque  referida a  las  modificaciones  contractuales,  la  Junta  Consultiva de Contratación Administrativa de Aragón en su Informe 18/2013, de 25 de septiembre, manifestó que así como el contrato se perfecciona con su formalización,  la mo-dificación también se perfecciona con ésta y, salvo en el supuesto del art. 234.4 TRLCSP, en materia de la modi-ficación del contrato de obras, concluyó que no proce-derse a la ejecución nuevas prestaciones sin la formali-zación. Resulta pues que la contratación administrativa, siguiendo al maestro García de Enterría10 es eminente-mente  formalista, como se desprende de  los arts. 27 y 156 TRLCSP. No obstante la forma escrita, aunque obli-gatoria, carece de carácter constitutivo, pues el contrato se perfecciona con la adjudicación, no con la formaliza-ción, y por ello que el incumplimiento de la obligación de formalizarlo no afecta en absoluto a su existencia ni a su validez. Si bien para la STSJ de Castilla y León de 2 de diciembre de 2002 ,no llegándose a la formalización, no  se  podrá  iniciar  la  ejecución  del  contrato  sin  dicha formalización,  razón por  la  fue  reconocida como causa de resolución el hecho de imputarse al contratista el no haberse  formalizado el contrato en plazo  (Dictamen nº 5/10  de  10  de  febrero  de  2010  el  Consejo  Consultivo de La Rioja).Además según el Dictamen del Consejo de Estado  de  14  de  julio  de  1970,  la  imputabilidad  exigi-da por la ley equivale a la posibilidad de atribución de incumplimiento al contratista. Pues si  los contratos ad-ministrativos  se perfeccionan mediante  la adjudicación realizada por el órgano de contratación competente y el contratista resultó adjudicatario del mismo, queda obli-gada a observar lo previsto, respecto a la formalización del  contrato  en  el  pliego  de  cláusulas  administrativas particulares como parte integrante del contrato que es. Aunque sin olvidar, siguiendo al Consejo de Estado, el respeto por  la Administración entre la resolución unila-teral  y  la  proporcionalidad  al  incumplimiento  en  estos términos: «la facultad de resolución constituye de suyo una consecuencia tan grave que obliga a estimarla apli-cable tan sólo a los casos más graves de incumplimiento, pues resultaría notoriamente desproporcionado e injus-to que cualquier incumplimiento, aun mínimo, supusiera tal resolución, ya que ésta constituye una opción que la Administración ha de ejercer siempre con obligada me-sura» (Dictamen 1 de marzo de 1979). Y sin que para ello sea preciso (STS 3 de junio de 2002) requerimiento ex-

preso alguno en tal sentido, a fin de que se otorgase el documento,  por  cuanto  el  adjudicatario  debe  conocer cuáles son sus obligaciones y si las incumplió no puede acusar a la Administración de actuar de forma contraria a Derecho, resultando que ante la resolución por la Ad-ministración de un contrato de suministro estamos ante causas  imputables al  contratista,  configurándose como una causa que tiene que ser probada por la Administra-ción  (STS de 30 Septiembre de 2003). Además no será procedente declarar la resolución de contrato adjudica-do a persona incursa en prohibición de contratar, pues la nulidad de pleno derecho de contratos adjudicados a persona incursa en prohibición de contratar11 determi-na, por sus efectos más amplios, que no sea procedente dicha resolución ya que las consecuencias que podrían obtenerse de la resolución pueden ser igualmente obte-nidas con mayor facilidad instando la nulidad de pleno derecho (Informe nº 40/1998, de 16 de diciembre JCCA). 

Por lo que hace al procedimiento administrativo, dos ideas convienen apuntar. Partiendo de que disposición fi-nal octava de la LCSP declaraba la aplicación subsidiaria de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, a los procedimien-tos regulados en la misma o sus disposiciones de desarro-llo, el hecho de que el artículo 109 RCAP no contenga una referencia expresa a la apertura de un periodo de prueba, advirtió el Dictamen nº 183/2011, de 22 de septiembre del Consejo Consultivo de Castilla La Mancha, que no significa que en materia de resolución contractual no deba existir nunca ese  trámite. Es más,  frecuentemente es  imprescindible practicar pruebas para  la acreditación de  los  incumplimientos  que  se  imputan  resultando  de aplicación el artículo 78 de la LRJPAC según el cual «los actos de instrucción para la determinación, conocimiento y comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse  la  resolución, se realizarán de oficio por el órgano  que  tramite  el  procedimiento,  sin  perjuicio  del derecho de los interesados a proponer aquellas actuacio-nes que requieran su intervención o constituyan trámites legal  o  reglamentariamente  establecidos».  En  este  pro-cedimiento por  lo que hace al plazo,  su  importancia  se puso de manifiesto por la jurisprudencia, al determinar la STS 17 de octubre 2000 que el plazo fijado para cumplir la prestación fue elemento básico de la relación jurídica establecida, de manera que si el plazo transcurrió, el con-trato quedó sustancialmente afectado por dicha situación y el incumplimiento imputable al contratista, ajustándose a derecho la resolución por este motivo.

C. LA DEMORA EN EL PAGO POR PARTE DE LA ADMINISTRACIÓN POR PLAZO SUPE-RIOR AL ESTABLECIDO EN EL APARTADO 6 DEL ARTÍCULO 216 O EL INfERIOR qUE SE HUBIESE fIJADO AL AMPARO DE SU APARTADO 8 [ART. 223.E) TRLCSP]

Es causa de resolución del contrato, según el artículo 223 e) TRLCSP: «La demora en el pago por parte de  la Administración  por  plazo  superior  al  establecido  en  el 

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La demora como causa de resolución contractual

apartado 6 del artículo 216 o el  inferior que se hubiese fijado al amparo de su apartado 8» y reconociendo el art. 216.1 TRLCSP que el contratista tendrá derecho al abono de la prestación realizada en los términos establecidos en esta Ley y en el contrato con arreglo al precio convenido, sus apartados 6 y 8 establecen que «si  la demora de  la Administración fuese superior a ocho meses, el contratis-ta  tendrá derecho, asimismo, a  resolver el  contrato  y al resarcimiento  de  los  perjuicios  que  como  consecuencia de ello se le originen. (…) Las Comunidades Autónomas podrán reducir los plazos de treinta días, cuatro meses y ocho meses establecidos en los apartados 4, 5 y 6 de este artículo». Para la aplicación de esta causa de resolución en el artículo 224.6 TRLCSP se delimita que «en el supuesto de demora a que se refiere la letra e) del artículo anterior, si las penalidades a que diere lugar la demora en el cum-plimiento del plazo alcanzasen un múltiplo del 5 por cien-to del importe del contrato, se estará a lo dispuesto en el artículo 212.5». Es decir que «Si la demora en el pago fue-se superior a cuatro meses, el contratista podrá proceder, en su caso, a la suspensión del cumplimiento del contrato, debiendo comunicar a la Administración, con un mes de antelación, tal circunstancia, a efectos del reconocimiento de los derechos que puedan derivarse de dicha suspen-sión, en los términos establecidos en esta Ley».

Incumplimiento por parte de la Administración de las obligaciones del contrato que le determinará, con carác-ter general, el pago de los daños y perjuicios que por tal causa  se  irroguen al  contratista, establece el  art.  225.2 TRLCSP. Además en la regulación contenida en el TRLC-SP,  se  individualiza  para  cada  contrato  como  causa  de resolución  la demora administrativa; contrato de obras (art. 237) contrato de concesión de obras públicas  (art. 269) contrato de gestión de servicios públicos (art. 286) contrato  de  suministro  (art.  299)  y  para  el  contrato  de servicios (art. 308).Y en relación a los contratos comple-mentarios apuntar que de cumplirse el contrato princi-pal (contrato de obras), el contrato de dirección de obra que, por su finalidad en relación con el de obras, cabe calificar de complementario ha de entenderse finalizado y  concluido,  por  lo  que  no  cabe  analizar  ya  las  causas de resolución del mismo sino que debe procederse, sin más, a su liquidación (Dictamen nº 39/2014, de 20 de fe-brero de 2014 del Consejo Consultivo de Castilla y León).

A diferencia del incumplimiento del contratista, este in-cumplimiento sólo dará lugar a la resolución del contrato en unos casos que señala la Ley, pero no es una regla gene-ral (STSJ de la Comunidad Valenciana de 3 mayo de 2007). Los supuestos son excepcionales en la ley al disponer: «El incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato por parte de  la Administración originará  la  resolución de aquél sólo en  los casos previstos en esta Ley»  (art. 224.7 TRLCSP). No existirá resolución del contrato por culpa de la Administración, sino del contratista con incautación de la fianza definitiva y con indemnización en su caso a la Admi-nistración de daños y perjuicios, de producirse el impago de certificaciones de obra, pues esta circunstancia no jus-tifica la paralización de las obras por parte del contratista, 

debiendo precisarse, además, que el impago de las certi-ficaciones a que alude la empresa adjudicataria, no es su-ficiente al necesitarse la declaración formal de suspensión de pagos y no  la simple admisión a trámite de  la misma (Dictámenes nº 55.606 y nº 1.230 de 26 de septiembre de 1991 del Consejo de Estado y SSTS del 11 de octubre de 1982, 19 de junio de 1984 y 20 de diciembre de 1989) pro-cediendo la resolución del contrato. La decisión formal de la Administración suspensiva la ejecución de las obras fue referida por el Consejo de Estado (Memoria de 1990) para el que «el buen orden en el actuar Administrativo exige y la evitación de incidencias conflictivas demanda que, cuan-do concurran circunstancias razonablemente obstativas de una regular ejecución de  las obras, se produzca efectiva-mente el acuerdo administrativo ordenando su suspensión […]». Y resultando ante esta suspensión posibles indemni-zaciones por el Tribunal Supremo en su Sentencia de 30 de diciembre de 1983 especificando que lo correcto es que se aplique el principio carismático del equilibrio compatibili-zando el lucro cesante y el daño emergente. Pues siguien-do la STS 24 de enero de 2006 la indemnización a cargo de la Administración ha de ser por  los daños efectivamente acreditados y no sólo por el beneficio industrial.

ElincumplimientoporpartedelaAdministracióndelasobligacionesdelcontratodeterminará,concaráctergeneral,elpagodelosdañosyperjuiciosqueportalcausaseirroguenalcontratista

Ahora bien debemos mostrar una notable diferencia en la dimensión pública con el contenido del ámbito del Derecho privado que se refleja en el art. 1124.1 del Códi-go Civil , según el cual: «La facultad de resolver las obli-gaciones se entiende implícita en las recíprocas, para el caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe»12 de manera que como apunta el profesor Blanquer Criado13 mientras en el ámbito privado quien no  cumpla  sus  obligaciones  no  pude  compeler  eficaz-mente a  la otra parte para exigirle el cumplimiento de lo pactado; sin embargo esa misma igualdad jurídica no se produce en el seno de los contratos administrativos, y de ahí, continúa, que el adjudicatario esté jurídicamente obligado a soportar estoicamente ciertos incumplimien-tos de la Administración pública. De manera que aunque cumpla correctamente sus obligaciones y no obstante el incumplimiento  de  la  Administración  de  las  suyas,  por regla general, salvo incumplimientos graves del art. 223 TRLCSP, no podrá promover la resolución del contrato.

Señalar  que  hay  distintas  corrientes  sobre  si  existe a o no un elenco cerrado de causas de  resolución por incumplimiento imputable a la Administración, como pa-rece desprenderse de la STS 6 de octubre de 1984 y del Dictamen del Consejo de Estado nº201/1992, de 12 de marzo  ,  contra el  criterio del profesor Blanquer Criado , en base al antiguo articulo 207.7 LCSP (actual artículo 

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224 TRLCAP) y de la STS 30 de enero de 1996, al señalar que en rigor no hay un «numerus clausus», pero cuando se invoca una causa de resolución atípica, la consecuen-cia no será el  resarcimiento  integral  tipificado en el ar-tículo 208 LCSP ( actual artículo 225 TRLCSP).

La  profesora  Gallego  Córcoles14  señala  que  desde esta perspectiva, el auténtico problema en relación con la culpa «in vigilando» es construir la relación de impu-tación entre el funcionamiento anormal de los servicios de inspección y el daño ocasionado a terceros,  lo que, como  en  todos  los  supuestos  de  responsabilidad  por omisión, puede no resultar sencillo. El caballo de batalla, como decimos, es determinar cuándo se produce esta falta de diligencia, cuándo se omite el comportamiento jurídicamente exigible o lo que es lo mismo, determinar el alcance de la exigencia impuesta en el artículo 279.2 TRLCSP  y  disposiciones  concordantes.  Este  precepto, como es sabido, establece que en el ámbito del contrato de gestión de servicios públicos, la Administración con-servará los poderes de policía necesarios para asegurar la buena marcha de  los servicios de que se trate. Pues bien, la doctrina interpreta la obligación de asegurar la buena marcha de  los  servicios atendiendo a  los están-dares  medios,  cuya  fijación  corresponde  a  la  jurispru-dencia. Particularmente para el contrato de gestión de servicios públicos dispone el artículo 286 TRLCSP: «Son causas de  resolución del  contrato de gestión de  servi-cios públicos, además de las señaladas en el artículo 223, con la excepción de las contempladas en sus letras d) y e), las siguientes: a) la demora superior a seis meses por parte de la Administración en la entrega al contratista de la contraprestación o de los medios auxiliares a que se obligó según el contrato. b) el rescate del servicio por la Administración. c) La supresión del servicio por razones de interés público y d) la imposibilidad de la explotación del servicio como consecuencia de acuerdos adoptados por la Administración con posterioridad al contrato». Así para quedar garantizada la continuidad del servicio (STS 22 de febrero de 1997) la figura del rescate administrati-vo del servicio o secuestro de la concesión, una vez acre-ditado que el concesionario del servicio ha incurrido en infracción grave que hace peligrar el servicio,  la propia Administración es la que asume directamente el servicio. Y aun reconociéndose por el profesor Sosa Wagner15 la existencia de causas imputable a la Administración que determinen  la extinción de  la concesión de un servicio público, por medio de las cuales la Administración con su  actuación  puede  generar  el  derecho  del  concesio-nario a la resolución del contrato cuando no permita el comienzo del ejercicio de dicha concesión por improvi-sación, negligencia o por mantener una actitud abierta-mente obstruccionista (STS 22 de mayo de 1976).

D. LEGISLACIÓN SECTORIAL CONTRA LA MOROSIDAD CONTRACTUAL

Si entendemos el servicio público en una forma am-plia como mecanismo para abarcar cualquier actividad de 

la Administración necesaria para satisfacer el interés ge-neral (STS de 6 de octubre de 2004) en la contratación rige el principio de riesgo y ventura (artículo 215 TRLCSP) de-finido por el Tribunal Supremo como «la mayor o menor onerosidad que le suponga al contratista la ejecución de su propia prestación» (STS 19 de diciembre de 1990) que es principio básico de nuestra legislación de contratos ad-ministrativos (Memoria de 2004 del Consejo de Estado). Así el Informe nº 56/2008, de 31 de marzo de 2009 JCCA ante las dudas sobre los riesgos imprevisibles determinó que en un contrato de servicios, rige la aplicación del prin-cipio de riesgo y ventura sin limitación alguna por cuanto el legislador no permite al órgano de contratación incluir en el pliegos de cláusulas administrativas particulares nin-guna  causa  que  minore  o  modifique  tal  opción,  siendo en  consecuencia  obligación  del  contratista  efectuar  las reparaciones  y,  en  su  caso,  la  sustitución  de  elementos dañados y sin perjuicio de la excepciones. 

Junto  al  reconocimiento  expreso  en  el  TRLCSP  de la demora como causa de resolución se han dictado re-cientemente diversas leyes para depurar los efectos de la demora en que incurra la Administración y garantizar la situación administrativa del contratista. Así son desta-cables, la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, cuya finalidad fue incorporar al derecho interno la Directiva 2000/35/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de junio de 2000, por  la que  se establecen medidas de  lucha contra  la morosi-dad en  las operaciones comerciales y cuyo artículo 9.1 último párrafo ha sido redactado por la disposición final sexta del R.D.-ley 4/2014, de 7 de marzo, por el que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial16. Ley que fue modificada por la Ley 15/2010, de 5 de julio, que en materia de morosidad de la Administración recono-ce en su artículo 4 la elaboración por el órgano en-cargado de la Intervención en la Administración es-tatal autonómica y local, un informe trimestral sobre el cumplimiento de los plazos previstos en esta Ley para el pago de las obligaciones y en el que reseñar las obligaciones pendientes en las que se esté incum-pliendo el plazo. Además apuntar que su artículo 5 se derogó por la disposición derogatoria de la Ley 25/2013, de 27 de diciembre, de impulso de la factura electrónica y creación del registro contable de facturas en el Sector Público. En materia de los plazos de pago, señaló el pro-fesor  Torno  Más17  difieren  según  se  trate  de  contratos administrativos  (los  formalizados  por  una  Administra-ción) o realizados por poderes adjudicadores no Admi-nistración Pública. Si se trata de contratos administrati-vos se aplicará lo dispuesto en el artículo 216.4 TRLCSP con el régimen transitorio establecido en la disposición transitoria sexta de la misma norma. Por tanto, el plazo de 30 días se alcanzará en enero de 2013. Si se trata de contratos no administrativos se estará a lo dispuesto en la Ley 15/2010, que establece un plazo de 60 días, al que se accede de acuerdo con el escalado de la disposición 

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64  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

La demora como causa de resolución contractual

transitoria segunda de la misma Ley 15/2010; por tanto, los 60 días se impondrán a partir de 1 de enero de 2013. 

Para  analizar  los  efectos  del  cumplimiento  en  los contratos  públicos  de  los  plazos  de  pago,  es  criterio mantenido por la Junta Consultiva de Contratación Ad-ministrativa (Informes nº 58/10, de 23 de mayo de 2011 y nº 10/11, de 7 de junio de 2012) que ha de prevalecer y ser aplicado el establecido en la Ley o alternativamente el fijado en el contrato antes de su adjudicación, ya que de lo contrario se quebraría el necesario respeto al prin-cipio de seguridad jurídica, si quedara al arbitrio de una de  las  partes  la  alteración  del  contrato,  habida  cuenta que las prerrogativas reguladas en los artículos 210 y 211 TRLCSP  solo  las  confiere  la  Ley  a  las  Administraciones públicas y no a los entes que, con excepción de aquellas, integran el sector público, cuyos contratos son privados. 

A la luz de la modificación del artículo 135 CE y su de-sarrollo constitucional mediante la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sosteni-bilidad Financiera, el profesor García Roca18 señaló que la  reforma constitucional parece  tener  la naturaleza de un cambio derivado y sobrevenido con cierto automatis-mo. Si el compromiso y la obligación jurídica estaban ya presentes en el Derecho Europeo, su incorporación a la Constitución como prohibición o freno al endeudamien-to debe verse sobre  todo como un  indicio del  intenso grado de vinculación a ese compromiso. Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera19 que en relación a nuestra ma-teria dispone en su Disposición adicional quinta, por lo que hace al plazo de pago a proveedores, que «las refe-rencias en esta ley al plazo máximo que fija la normativa sobre morosidad para el pago a proveedores se enten-derán hechas al plazo que en cada momento establezca la mencionada normativa vigente y que, en el momen-to de entrada en vigor de esta Ley, es de treinta días». Disposición adicional quinta  introducida por el artículo 1.14 de la Ley Orgánica 9/2013, de 20 de diciembre, de control de la deuda comercial en el sector público. No obstante lo señalado fue admitido a trámite en abril de 2014  el  recurso  de  inconstitucionalidad  nº  1762-2014, contra los artículos primero, apartados uno, tres, cinco, seis, ocho, doce, catorce, quince y dieciséis; segundo y disposición adicional primera de la presente Ley Orgáni-ca 9/2013, de 20 de diciembre, que modifican el artículo 1 de la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril. 

La Ley 11/2013, de 26 de julio20 de medidas de apo-yo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo, que dio nueva redacción por medio del apartado tercero de la disposición final séptima al ar-tículo 228.5 TRLCSP para adecuarlo a las nuevas modifi-caciones introducidas en la Ley 3/2004 y que supuso que «El contratista podrá pactar con los suministradores y sub-contratistas plazos de pago superiores a los establecidos en el presente artículo, respetando los límites previstos en el artículo 4.3 de la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad 

en las operaciones comerciales, siempre que dicho pac-to no constituya una cláusula abusiva de acuerdo con los criterios establecidos en el artículo 9 de la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, y que el pago se instrumente mediante un documento negociable que lleve aparejada la acción cambiaria, cuyos gastos de descuento o negociación co-rran en su integridad de cuenta del contratista. Adicional-mente, el suministrador o subcontratista podrá exigir que el pago se garantice mediante aval» o la Ley 14/2013, de 27 de Septiembre, de apoyo a los Emprendedores y su In-ternacionalización que en su Capítulo II del Título IV «Me-didas para impulsar la contratación con emprendedores» (artículos 42 a 47) que modificó los siguientes artículos del TRLCSP: artículos 59.1, 65.1 y 5, la disposición transitoria cuarta en relación a los casos en que es exigible la clasi-ficación, 96.2 y 3, se añade la letra d) al artículo 32 y los apartados 4 y 5 al artículo 146 y artículo 228 bis, destacan-do el apoyo que supone para los licitadores que, previo a presentar sus propuestas, presentarán una declaración responsable manifestando que cumplen  las condiciones legales  para  contratar  con  la  Administración,  que  trae base, como apunta Carbonero Gallardo21 de la Directiva 123/2006/CE,  de  Servicios  en  el  mercado  interior  y  que sigue la estela de normativa de contratación autonómica caso de Aragón (Ley 3/2011, de 24 de febrero) o Navarra (Ley Foral 6/2006, de 9 de junio); y fundamentalmente en materia de morosidad se modifica el artículo 216.6 que-dando redactado en estos términos: «Si la demora de la Administración fuese superior a seis meses, el contratista tendrá derecho, asimismo, a resolver el contrato y al resar-cimiento de los perjuicios que como consecuencia de ello se  le originen» y el  artículo 216.8 quedando  redactado: «las Comunidades Autónomas podrán reducir los plazos de treinta días, cuatro meses y seis meses establecidos en los apartados 4, 5 y 6 de este artículo».

Recientemente  la  Ley  13/2014,  de  14  de  julio,  de transformación del Fondo para la Financiación de los Pa-gos a Proveedores, vigente desde 16 julio 2014, a través de su Disposición final primera ha modificado el artículo 216.4 TRLCSP. Teniendo el contratista derecho al abono de la prestación realizada del art. 216.4: «La Administra-ción tendrá la obligación de abonar el precio dentro de los treinta días siguientes a la fecha de aprobación de las certificaciones de obra o de  los documentos que acre-diten la conformidad con lo dispuesto en el contrato de los bienes entregados o servicios prestados, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 222.4, y si se demorase, deberá abonar al contratista, a partir del cumplimiento de dicho plazo de treinta días los intereses de demora y la indemnización por los costes de cobro en los términos previstos en la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales. Para que haya lugar al ini-cio del cómputo de plazo para el devengo de intereses, el contratista deberá de haber cumplido la obligación de presentar la factura ante el registro administrativo corres-pondiente, en tiempo y forma, en el plazo de treinta días desde la fecha de entrega efectiva de las mercancías o la prestación del servicio. Sin perjuicio de lo establecido 

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  65 

Jose Enrique Candela Talavero

en  los  artículos  222.4  y  235.1,  la  Administración  debe-rá aprobar las certificaciones de obra o los documentos que  acrediten  la  conformidad  con  lo  dispuesto  en  el contrato de los bienes entregados o servicios prestados dentro de los treinta días siguientes a la entrega efectiva de los bienes o prestación del servicio, salvo acuerdo ex-preso en contrario establecido en el contrato y en algu-no de los documentos que rijan la licitación, siempre que no sea manifiestamente abusivo para el acreedor en el sentido del artículo 9 de la Ley 3/2004, de 29 de diciem-bre, por  la que se establecen medidas de lucha contra la  morosidad  en  las  operaciones  comerciales.  En  todo caso, si el contratista incumpliera el plazo de treinta días para presentar la factura ante el registro administrativo, el devengo de intereses no se iniciará hasta transcurridos treinta días desde la fecha de presentación de la factura en el registro correspondiente, sin que la Administración haya aprobado la conformidad, si procede, y efectuado el correspondiente abono.» Y el apartado 5 del mismo artículo: «Si la demora en el pago fuese superior a cua-tro meses, el contratista podrá proceder, en su caso, a la suspensión del cumplimiento del contrato, debiendo comunicar  a  la  Administración,  con  un  mes  de  antela-ción, tal circunstancia, a efectos del reconocimiento de los derechos que puedan derivarse de dicha suspensión, en los términos establecidos en esta Ley». Normativa a la que añadir  la Orden del Ministerio de la Presidencia del Gobierno 2090/2013, de 7 de noviembre, por la que se publica el Acuerdo de la Comisión Delegada del Go-bierno para Asuntos Económicos de 18 de julio de 2013 sobre las características de las operaciones de préstamo a suscribir con Entidades Locales en la segunda fase del Fondo para la financiación de los pagos a proveedores.

Adiferenciadelincumplimientodelcontratista,elincumplimientodelaAdministraciónsolodarálugaralaresolucióndelcontratoenloscasosseñaladosporLey,peronoesunareglageneral

En  general  es  importante  señalar  de  nuevo  que  a diferencia del incumplimiento del contratista, el  incum-plimiento de la Administración sólo dará lugar a la reso-lución del contrato en unos casos que señala la Ley, pero no es una regla general  (STSJ de la Comunidad Valen-ciana de 3 mayo de 2007).Ahora bien debemos mostrar una notable diferencia en la dimensión pública-privada pues frente a lo dispuesto en el art. 1124.1 del Código Civil, en sede de contratos privados quien no cumpla sus obligaciones  no  pude  compeler  eficazmente  a  la  otra parte para exigirle el cumplimiento de lo pactado, no se produce esta igualdad jurídica en la contratación pública pues aunque cumpla correctamente sus obligaciones y no obstante el incumplimiento de la Administración de las suyas, por regla general ,salvo incumplimientos gra-ves del art. 224.7 TRLCSP, no podrá promover la resolu-ción del contrato.

E. LA DEMORA COMO CAUSA DE RESOLU-CIÓN EN CADA CATEGORÍA DE CONTRA-TO [ARTÍCULO 223.I) TRLCSP]

El TRLCSP junto a la enumeración de los motivos de resolución analizados en el artículo 223, contempla regu-laciones particulares para cada contrato público. Así se-gún el artículo 237 TRLCSP: «Son causas de resolución del contrato de obras, además de las señaladas en el artículo 223, las siguientes :a/La demora en la comprobación del replanteo, conforme al artículo 229»  (Dictamen nº 1.270 de 2 de diciembre de 1993) manifestando el artículo 139.1 del Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre, que si el contratista  no  acudiere,  sin  causa  justificada,  al  acto  de comprobación del  replanteo su ausencia se considerará como incumplimiento del contrato con las consecuencias y efectos previstos en la Ley. Previsión del art. 229 que reza así: «La ejecución del contrato de obras comenzará con el acta de comprobación del  replanteo. A tales efectos, dentro del plazo que se consigne en el contrato que no podrá ser superior a un mes desde la fecha de su forma-lización salvo casos excepcionales justificados, el servicio de la Administración encargada de las obras procederá, en presencia del contratista, a efectuar la comprobación del  replanteo  hecho  previamente  a  la  licitación,  exten-diéndose acta del resultado que será firmada por ambas partes interesadas, remitiéndose un ejemplar de la misma al órgano que celebró el contrato».

Por  lo  que  hace  al  contrato  de  concesión  de  obras públicas, partiendo de ser sumamente ilustrativa, apuntó el profesor Gimeno Feliu22 la Comunicación Interpretativa de  la Comisión de 12 de abril de 2000  (2000/C 121/02), sobre las concesiones en Derecho comunitario, en la que se nos advierte que en la definición resultante de la Direc-tiva 93/37/CEE, el legislador comunitario optó por definir la noción de concesión de obras a partir de la noción de contrato público de obras, añadiendo que la principal ca-racterística distintiva del concepto de concesión de obras es que otorga el derecho de explotación de la obra como contrapartida de la construcción de la misma; este dere-cho  de  explotación  puede  también  estar  acompañado de un precio,  son causas de  resolución del  contrato de concesión  de  obras  públicas  las  siguientes  (artículo  269 TRLCSP): «f) La demora superior a seis meses por parte del órgano de contratación en la entrega al concesionario de  la contraprestación, de  los  terrenos o de  los medios auxiliares a que se obligó según el contrato». Calificado el contrato como de concesión de obra pública aquel en que  un  Ayuntamiento  otorgó  concesión  a  favor  de  una mercantil sobre el edificio, propiedad municipal, para su rehabilitación y explotación como hotel,  con abono del correspondiente canon, (Dictamen de 22 de junio de 2001 JCCA). En cuanto a la figura jurídica del rescate, para Gar-cía Gómez de Mercado23  a  igual que en el  contrato de gestión  de  servicios  públicos,  con  el  que  guarda  cierta analogía esta concesión, en fase de explotación se con-figuran como causa extintiva emparentada con el desis-timiento del contrato por la Administración que en otros tipos  negociales  se  reconoce  como  causa  de  extinción. 

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La demora como causa de resolución contractual

Causas extintivas a  las que  también  se  las ha  calificado como de «expropiaciones virtuales» en las que a diferen-cia de  las expropiaciones propiamente dichas, no se si-guen los procedimientos establecidos en la legislación de expropiación forzosa, pero que, al igual que éstas, llevan consigo la privación singular de propiedad privada o de derechos o intereses patrimoniales legítimos en virtud de un acuerdo imperativo de la Administración por razones de interés público y con derecho a una indemnización.

Para el contrato de gestión de servicios público recono-ce el artículo 286 TRLCSP como causas de resolución, ade-más de las señaladas en el artículo 223, con la excepción de las contempladas en sus letras d) y e), las siguientes: «a) La demora superior a seis meses por parte de la Adminis-tración en la entrega al contratista de la contraprestación o de los medios auxiliares a que se obligó según el contrato». Partiendo  del  hecho  de  que  el  principio  de  continuidad contractual admitiéndose tanto como consecuencia de la resolución admirativa expresa como tácita por  la  falta de oposición de  la Administración  (Consejo de Estado, Dic-tamen de 2 de mayo de 1974). La figura del rescate como forma de resolución que tiene su razón de ser en la conti-nuidad del servicio ante el incumplimiento grave del con-cesionario (STS de 22 de febrero de 1997) no obsta a que para la extinción de la encomienda de gestión, habrá que estar a las cláusulas reguladoras de la misma, y la recupera-ción del servicio por la Administración no resultará posible sin otro requisito que su propia voluntad, sino que deberá ajustarse a  los  trámites procedimentales  (STSJ Andalucía 29 de  julio de 2013). Advertir que  la  referencia al  interés público, en la supresión del servicio, no se debe centrar en el objeto del contrato sino al mantenimiento de la relación contractual, debiendo por ello ponderarse las condiciones de cada contrato (Consejo de Estado, dictamen nº54.400 de 21 de junio de 1990)24.

Las causas de resolución del contrato de suministro, ade-más de las señaladas en el artículo 223, son las fijadas en el artículo 299 TRLCSP, a saber: «a) La suspensión, por causa imputable a la Administración, de la iniciación del suministro por plazo superior a seis meses a partir de la fecha señala-da en el contrato para la entrega, salvo que en el pliego se señale otro menor. b) El desistimiento o  la suspensión del suministro por un plazo superior al año acordada por la Ad-ministración, salvo que en el pliego se señale otro menor». Respecto a las causas de resolución del contrato de suminis-tro25  indicar que el  incumplimiento del plazo de ejecución del contrato administrativo afecta a la sustancia misma del negocio  (Dictamen  del  Consejo  de  Estado  nº  1191/1993, de  25  de  noviembre  de  1993).  Además  aplicando  el  ar-tículo 1107 CC, también el Consejo de Estado (Dictamen nº 2853/1997 de 26 de junio de 1997) consideró la aplicación de la facultad administrativa para acodar  la devolución de lo suministrado cuando no sea apto para el fin pretendido, con la consiguiente recuperación del precio satisfecho y sin perjuicio de la exigencia al contratista de la indemnización por los daños causados. Mientras que por parte del Consejo Consultivo de La Rioja, en su Dictamen de 5/2004, la resolu-ción por incumplimiento del contratista se produce ante el 

incumplimiento de no entregar los bienes objeto de sumi-nistro dentro del plazo contractual.

Interpretando  los  artículos  1.2.d)  y  4  de  la  Directiva 2004/18/CE  del  Parlamento  Europeo  y  del  Consejo,  de 31 de marzo de 2004, sobre coordinación de  los proce-dimientos de adjudicación de  los contratos públicos de obras, de suministro y de servicios, el contrato de servi-cios fue objeto de calificación por el TJUE (Sentencias de 10 de marzo de 2011, asunto C-274/09, Privater Rettungs-dienst und Krankentransport Stadler  y el  29 de abril de 2010, Comisión/Alemania, C-160/08), en la que se planteó su  calificación  jurídica  ante  un  contrato  de  servicios  de socorro y detección de  incendios para su diferenciación de  la  concesión  de  servicios,  para  sentenciar  que  esta-mos ante un contrato de concesión de servicios «cuando la  remuneración del operador económico elegido corre íntegramente a cargo de personas distintas de la entidad adjudicadora que ha otorgado el contrato relativo a servi-cios de socorro y el operador económico asume un ries-go de explotación, aunque sea muy limitado, debido en particular al hecho de que el importe de los precios por la utilización de los servicios de que se trata depende del resultado de negociaciones anuales con terceros y no se le garantiza la cobertura íntegra de los costes soportados en el marco de una gestión de sus actividades conforme a los principios establecidos por el Derecho nacional».

Particularmente  el  desistimiento  del  contrato  se  confi-gura como causa específica de resolución de los contratos de obras en el artículos 237 c) TRLCSP si bien sólo actuará cuando no concurre otra causa de resolución (Dictamen del Consejo de Estado nº 53.437, de 6 de julio de 1989) por lo que no puede  recurrirse a  la  resolución por desistimiento para eludir  la Administración una  resolución por  incumpli-miento a ella imputable. En este ámbito para el Consejo de Estado (Dictamen nº 3.895/1996) se decantó por la inviabi-lidad de resoluciones de contratos en los casos en los que no existe una justificación objetiva suficiente para proceder a la misma. Admitido, como causa de resolución contractual, el desistimiento de la Administración, el mismo exige como fundamento un motivo de interés público que lo justifique (Dictamen nº 86/2005, de 15 de junio del Consejo Consul-tivo de Castilla-La Mancha). Así el Consejo de Estado (Dic-tamen nº 1208/2008) señaló que «el desistimiento unilateral de la Administración ha sido en muchas ocasiones admitido como causa resolutoria de los contratos, sin perjuicio cual-quier posible pacto de mutuo disenso y siempre y cuando el  contratista  haya  cumplido  sus  obligaciones  de  acuerdo con lo establecido en la legislación reguladora de contratos públicos (Dictamen del Consejo de Estado nº 4.350/97, de 6 de noviembre). Ahora bien, también se ha insistido en que el desistimiento de la Administración constituye un remedio excepcional ante una situación que, en la medida de lo posi-ble, deberá evitarse que se produzca. Y, en todo caso, la Ad-ministración sólo podrá desistir del contrato cuando razones de interés público así lo aconsejen. No se configura como una opción de libre utilización por la misma, sino como una solución a la que únicamente podrá acudirse cuando la pro-secución de las actuaciones o de la ejecución del contrato 

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Jose Enrique Candela Talavero

perjudique el interés público o sea incompatible con él. De ahí que la  justificación de la decisión de la Administración de resolver el contrato haya de constar en el expediente ad-ministrativo y de ella deberá tener oportuno conocimiento el contratista a  los efectos pertinentes,  incluida  la posibili-dad de alegar contra la decisión de desistir y de impugnar la realidad misma de sus fundamentos en relación con las exigencias del interés público (Dictamen del Consejo de Es-tado nº 1.336/2005, de 17 de noviembre)». En cualquier caso 

conociendo las potestad administrativa de resolución de los contratos públicos, habría que preguntarse con el profesor Meilán Gil26 si «la función de la Administración de servir el interés general a través del cauce contractual es adecuado que se realice a través de la imposición de un acto unilateral. En otras palabras, si la prerrogativa, tal como está formulada, es justificable como el “acte préalable” indispensable para que  el  contratista  acuda  al  contencioso-administrativo  en caso de discrepancia».

1    Moreno Molina,  J.A.,  «Principios  generales  de  la  contra-tación  pública,  procedimiento  de  adjudicación  y  recurso especial en la nueva Ley estatal de contratos del sector pú-blico», Revista Jurídica de Navarra, Enero-Junio 2008, nº 45, pág.50.

2   coSculluela Montaner, L., Manual de Derecho Administrati-vo, 6ª edición, Ed. Civitas, Madrid, 1995, pág.419.

3    ariño ortíz,  G.,  «El  enigma  del  contrato  administrativo», Revista de Administración Pública, nº 172, enero-abril 2007, pág.89.

4   González Pérez, J., y González navarro, F., Comentarios a la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, 3.ª edición, Ed. Thomson-Civitas, 2003, Madrid.

5   González Pérez, J., Manual de Procedimiento Administrati-vo, 2ª edición, Ed. Civitas, Madrid, 2002, pag.365.

6   BalleStero Fernández, A., Manual de Administración Local, 5ª edición, Ed. El Consultor de los Ayuntamientos y los Juz-gados, Las Rozas (Madrid), 2006, pág.501.

7   rivero ySern, J.L., Manual de Derecho Local, 5ª edición, Ed. Thomson-Civitas, Cizur Menor (Navarra), 2003, pág.467.

8    Barrero rodríGuez,  C.,  «La  resolución  por  incumplimiento del contratista en la Ley 30/2007, de 30 de Octubre de Con-tratos del Sector Público», Revista de Administración Públi-ca, nº 176, Madrid, mayo-agosto 2008, pág.96 y Dictamen del Consejo de Estado 3437/1999, de 10 de febrero.

9   Fernández aStudillo, J.M., Contratación Administrativa, Ed. Bosch, Barcelona, 2000, pág. 148.

10   García de enterría, E., y toMáS-raMón Fernández, en García de Enterría, E., y Fernández, T. R. (Dir.), Curso de Derecho Administrativo,  Tomo  I,  7ª  edición,  Ed.  Civitas,  Madrid, 2008,pág,730.

11   BerMeJo vera, J., «Las prohibiciones de contratar en la Ley de contratos del sector público», Revista Aragonesa de Ad-ministración Pública, nº32, Monográfico x, 2008.

12   Para un estudio completo del art. 1124.1 CC vid.: cleMen-te Meoro, M.E., en Boletín del Ministerio de Justicia, mayo 2011, nº 2131.

13    Blanquer criado,  D.,  Derecho Administrativo,  Tomo  I,  Ed .Tirant lo Blanch, Valencia, 2010, pags.787-788.

14   GalleGo córcoleS, I., «Daños derivados de la ejecución de contratos  administrativos.  La  culpa  “in  vigilando”  como 

título  de  imputación»,  Revista de Administración Pública, 177, Madrid, Septiembre-diciembre 2008, págs.268-269.

15   SoSa WaGner, F., La Gestión de los Servicios Públicos Loca-les, 7ª edición, Ed. Thomson-Civitas, Cizur Menor (Navarra), 2008, págs.300-301.

16   aGuillauMe GandaSeGui, G., «El ámbito de aplicación subjeti-vo y objetivo de la Ley 3/2004, de medidas de lucha contra la  morosidad», Diario  LA  LEY,  nº  6332,  de  4  de  mayo  de 2005, págs.1687-1695.

17   torno MáS.  J.,  «Contratación  administrativa  en  época  de crisis. La visión del contratista», Anuario del Gobierno Local, Fundación  Democracia  y  Gobierno  Local,  Institut  de  Dret Públic, 2011, pág.107.

18   García roca, J., «El principio de estabilidad presupuestaria y la consagración constitucional del freno al endeudamien-to», Instituto de Estudios Fiscales, 1/2013, nº 40.

19   JoSé Saura quileS, J.J., «Manual de Estabilidad Presupues-taria, Endeudamiento Financiero y Morosidad de las Entida-des Locales», Fundación Asesores Locales, Málaga, 2013.

20    recalde caStellS,  A.,  «De  nuevo  dando  vueltas  a  la  “refi-nanciación” preconcursal», El Notario del Siglo XXI, Julio-Agosto, 2014 , nº 56.

21   carBonero Gallardo, J.M., «La Ley de emprendedores y la contratación pública: por fin un aligeramiento de los proce-dimientos de adjudicación», Observatorio de Contratación Pública, Octubre, 2013.

22   GiMeno Feliu, J. M., «El ámbito objetivo de aplicación de la LCSP. Tipología contractual y negocios jurídicos excluidos», Cuadernos de Derecho Local, QDL nº 22, Madrid, Febrero 2010, pág.68.

23   García GóMez de Mercado, F., «Contratos y concesiones de Obras: La Ley 13/2003  reguladora del contrato de conce-sión de obras públicas», Revista Jurídica de la Comunidad de Madrid, nº 16, 2003.

24   Meilán Gil, J.L., «El servicio público como categoría jurídi-ca», Cuadernos de Derecho Público, nº 2, 1997, págs. 75-94.

25   cea ayala, A., «La resolución del contrato público de sumi-nistro», Actualidad Administrativa, nº 7, Madrid, 2001, págs. 161 a 182.

26   Meilán Gil, J.L., «Las prerrogativas de la Administración en los contratos administrativos. Propuesta de revisión», Revis-ta de Administración Pública,  nº  191,  mayo-agosto,  2013, pág.18.

NOTAS

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Reflexiones

1.   ANTECEDENTES REGULATORIOS; LA LEY DE CONTRATOS DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

2.   EL TExTO REFUNDIDO DE LA LEY DE CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO, REAL DECRETO LEGISLATIVO 3/2011, DE 14 DE NOVIEMBRE

3.   BREVE REFERENCIA JURISPRUDENCIAL

4.   CRITERIO DE LA JUNTA CONSULTIVA DE CONTRATACIÓN ADMINISTRATIVA DEL ESTADO

5.   DICTÁMENES DEL CONSEJO DE ESTADO

6.   ALGUNAS REFLExIONES PRÁCTICAS

7.   CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFíA

SU

MA

RIO

1. ANTECEDENTES REGULATORIOS; LA LEY DE CONTRATOS DE LAS ADMINISTRACIO-NES PúBLICAS

El presente comentario busca resolver algunas dudas sobre  la  figura  jurídica  de  las  obras  complementarias. Para ello es importante analizar la evolución de la legis-lación existente en esta materia,  sin olvidar  la doctrina elaborada, tanto por los Tribunales de Justicia, como la contenida los informes de la Junta Consultiva de Contra-tación Administrativa del Estado y en los Dictámenes del Consejo de Estado.

Si nos  remitimos en el  tiempo al marco  regulatorio contemplado en la Ley de Contratos de las Administra-ciones  Públicas,  Ley  13/1995,  de  18  de  mayo,  aquella norma  recogía  en  su  articulado  la  definición  de  obras complementarias, así como su régimen de adjudicación. 

Efectivamente, el artículo 141.d) de la Ley, se refiere a las obras complementarias como aquellas que no figuren en el proyecto ni en el contrato. De esta forma la redac-ción prevista en el citado artículo de la Ley 13/95, de 18 de mayo, establecía; «en los casos de obras complemen-tarias que no figuren en el proyecto, ni en el contrato, pero que resulte necesario ejecutar como consecuencia de circunstancias imprevistas, siempre que su importe total no exceda del 20% del precio del contrato en el momento de la aprobación de dichas obras complemen-tarias y su ejecución se confíe al contratista de la obra principal de acuerdo con los precios que rigen para el contrato inicial o que, en su caso, fuese fijado contradic-toriamente». En este supuesto podía utilizarse el proce-

dimiento negociado sin publicidad previa siempre que esa circunstancia estuviera  justificada en el expediente administrativo. En caso contrario  resultaba necesaria  la contratación independiente. Las obras no pueden sepa-rarse  técnica o económicamente del contrato principal sin causar inconvenientes mayores a la Administración o que, aunque pueda separarse la ejecución del contrato inicial, sean estrictamente necesarias para su perfeccio-namiento.

El Texto Refundido de la Ley de Contratos de las Ad-ministraciones Públicas, Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de  junio,  recogía  la  redacción del precepto, con algunas variaciones: «Contrato primitivo» en vez de «ini-cial»,  «ejecución»  sustituyendo  a  «perfeccionamiento», además  de  que  las  obras  complementarias  a  ejecutar definidas en el  correspondiente proyecto estén  forma-das, al menos, en un 50% del presupuesto, por unidades de obra del contrato principal, y que el importe acumu-lado de las obras complementarias no supere el 20% del precio primitivo del contrato.

La Ley de Contratos del Sector Público en su primera redacción preveía  la adjudicación a  través del procedi-miento negociado de  las obras complementarias en el artículo  155  b).  Con  posterioridad  la  Ley  de  Economía Sostenible, Ley 2/2011, de 4 de marzo,  introdujo en su Disposición final decimosexta, cambios de trascenden-cia en determinados preceptos de  la Ley de Contratos del  Sector  Público.  Recordando  las  principales  modifi-caciones llevadas a cabo a través de la Ley de Economía Sostenible, su Exposición de Motivos justifica las razones que llevan a la realización de ciertas reformas en el texto 

La difícil distinción entre las obras complementarias y las modificaciones contractuales

Ángel Cea Ayala Letrado de la Administración de la Seguridad Social

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de la Ley de Contratos del Sector Público. Reformas que se ajustan a los principios que deben informar la contra-tación administrativa; publicidad, libre concurrencia y la pureza de  la  licitación. La Ley de Contratos del Sector Público, al definir las prerrogativas de la Administración incluye,  que  dentro  de  los  límites  y  con  sujeción  a  los requisitos  y  efectos  recogidos  en  la  Ley,  el  órgano  de contratación  ostenta  la  prerrogativa  de  interpretar  los contratos administrativos, resolver las dudas que ofrezca su cumplimiento, y modificarlos por  razones de  interés público.

Se efectúan cambios en el ámbito de los modificados de obras conforme a las prácticas recomendadas por la Unión  Europea  y  la  postura  mostrada  por  la  Comisión sobre modificaciones no previstas en los documentos de licitación, así como sobre el carácter de alteración sus-tancial  de  aquellas  que  excedan  en  más  de  un  10  por ciento el precio inicial del contrato. La reforma se ajusta-ba al contenido del artículo 31 de la Directiva 2004/18/CE, sobre coordinación de los procedimientos de adju-dicación de los contratos públicos de obras, suministros y de servicios, precepto que regulaba los supuestos en que podía adjudicarse un contrato por el procedimien-to  negociado  sin  publicidad.  Actualmente  la  Directiva 2014/24UE,  del  Parlamento  Europeo  y  del  Consejo  de 26 de febrero de 2014, sobre contratación pública y por la que se deroga la Directiva 2004/18, recoge en su con-tenido los principios de igualdad, no discriminación, y la actuación transparente y proporcionada.

La  reforma  llevada a cabo con  la Ley de Economía Sostenible endurecía el régimen legal de las modificacio-nes contractuales, restringiendo de forma considerable la permisividad legislativa existente hasta ese momento. Para ello la Ley 2/2011 modificó la redacción de la letra b) del artículo 155, que como ya he señalado, regulaba los casos en que los contratos de obras pueden adjudi-carse por procedimiento negociado. Con respecto a las modificaciones de los contratos de obras, la ley estable-ció los principios generales de obligado cumplimiento. En  la  práctica,  las  modificaciones  contractuales  produ-cían efectos no deseados, como el aumento considera-ble en el precio originario de los contratos. En definitiva, la reforma trata de impedir que por la vía de las modifi-caciones sucesivas del contrato administrativo inicial se lleve a cabo un aumento desmesurado del precio final que ha de pagar la Administración por la obra realizada, Por tanto, la modificación del contrato de obras, causas legales, procedimiento concreto, han de estar previstas expresamente en el Pliego de Cláusulas administrativas y en la documentación que rige el concreto contrato de obras.

En el mismo sentido el legislador modificó la letra b) del artículo 158 de la Ley de Contratos del Sector Públi-co,  precepto  referido  a  los  servicios  complementarios. Así, cuando se trate de servicios complementarios que no  figuren  en  el  proyecto  ni  en  el  contrato  pero  que debido  a  una  «circunstancia  que no pudiera haberse

previsto por un poder adjudicador diligente pasen a ser necesarios para ejecutar el servicio tal y como estaba descrito en el proyecto o en el contrato sin modificarlo, y cuya ejecución se confíe al empresario al que se adjudicó el contrato principal de acuerdo con los precios que rijan para éste o que, en su caso, se fijen contradictoriamen-te, siempre que  los servicios no puedan separarse téc-nica o económicamente del contrato primitivo sin cau-sar  grandes  inconvenientes  al  órgano  de  contratación o que, aunque resulten separables,  sean estrictamente necesarios para su perfeccionamiento y que el importe acumulado de los servicios complementarios no supere el 50 por ciento del importe primitivo del contrato.» Ac-tual apartado b) del artículo 174 del Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público.

Si  limitamos  el  análisis  a  la  regulación  establecida para  las obras complementarias,  los principales puntos sobre los que giró la reforma legal son:

— En  primer  lugar,  la  sustitución  del  término  «cir-cunstancia imprevista» por el término de «que no pudiera haberse previsto por un poder adjudica-dor diligente». 

— Se mantienen  tras el cambio  legislativo algunos conceptos  que  tienden  a  la  indeterminación  y pueden  llevar  a  la  discrecionalidad  del  poder adjudicador  como  son  entre  otros  el  que  «no puedan separase técnica o económicamente del contrato primitivo sin causar graves inconvenien-tes».

— Al mismo tiempo el legislador mantiene el límite cuantitativo del 50%, que ya figuraba en la redac-ción inicial de la Ley de Contratos del Sector Pú-blico.

La legislación vigente resulta muy restrictiva a la hora de aceptar cambios no previstos en el marco regulador del contrato administrativo. Así el artículo 107 del Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público re-

Autor: Ángel Cea Ayala 

Título: La difícil distinción entre las obras complementarias y las modificaciones contractuales 

Resumen: La aplicación de la regulación vigente sobre obras complementarias establecida en la legislación de Contratos del  Sector  Público  puede  ocasionar  problemas  prácticos. Resulta  compleja  la  apreciación  y  definición  de  las  obras complementarias, sobre todo, si no se tiene la condición de técnico  en  la  materia;  dificultad  de  discernir,  si  en  el  caso concreto nos encontramos ante obras que merecen la califi-cación de complementarias o si, por el contrario, se trata de la modificación de un contrato de obras.

fICHA RESUMEN

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La difícil distinción entre las obras complementarias…

gula los supuestos concretos en que pueden efectuarse modificaciones no previstas en los pliegos o en el anun-cio de licitación. De esta forma estas modificaciones solo pueden llevarse a cabo cuando se  justifique suficiente-mente  la  concurrencia  de  alguna  de  las  siguientes  cir-cunstancias:

a) Inadecuación  de  la  prestación  contratada para satisfacer las necesidades que preten-den cubrirse mediante el contrato debido a errores u omisiones padecidos en la redac-ción del proyecto o de las especificaciones técnicas.

b) Inadecuación del proyecto o de las especi-ficaciones  de  la  prestación  por  causas  ob-jetivas  que  determinen  su  falta  de  idonei-dad, consistentes en circunstancias de tipo geológico,  hídrico,  arqueológico,  medio-ambiental o similares, puestas de manifies-to  con  posterioridad  a  la  adjudicación  del contrato  y  que  no  fuesen  previsibles  con anterioridad aplicando toda la diligencia re-querida de acuerdo con una buena práctica profesional en la elaboración del proyecto o en la redacción de las especificaciones téc-nicas.

  En los dos apartados anteriores del precep-to  legal  se  incluyen  supuestos  de  carácter eminentemente técnico 

c) Fuerza  mayor  o  caso  fortuito  que  hiciesen imposible la realización de la prestación en los términos inicialmente definidos.

d)ye). Conveniencia  de  incorporar  a  la  presta-ción  avances  técnicos  que  la  mejoren  no-toriamente  siempre  que  su  disponibilidad en  el  mercado,  de  acuerdo  con  el  estado de  la  técnica,  se haya producido con pos-terioridad  a  la  adjudicación  del  contrato. Necesidad de ajustar la prestación a espe-cificaciones  técnicas,  medioambientales, urbanísticas,  de  seguridad  o  de  accesibili-dad aprobadas con posterioridad a la adju-dicación del contrato. Se busca que la Ad-ministración   contratante pueda acceder a la prestación más satisfactoria para el cum-plimiento de sus fines.

El  precepto  más  relevante  a  estos  efectos  es  el artículo  107  del  texto  refundido  que  en  su  aparta-do  d)  recoge  un  aspecto  de  especial  trascendencia práctica  y  que  da  origen  a  los  problemas  que  pue-den  plantearse  en  el  uso  indebido  del  mecanismo legal de contratación de las obras complementarias. Efectivamente el apartado d) señala literalmente que «Cuando las modificaciones del contrato igualen o excedan, en más o en menos, el 10% del precio de adjudicación del contrato, y en el caso de modifica-

ciones sucesivas, el conjunto de ellas no podrá supe-rar este límite». Es decir, se deduce del contenido del precepto que no cabe la nueva modificación contrac-tual, una vez que se alcanza el  límite del 10%. Tal  lí-mite, corre el riesgo, si se aplica desmesuradamente, de que los modificados que se tramiten queden en el umbral del 9,9%, para evitar que la modificación del contrato se pueda considerar que afecta a las condi-ciones  esenciales  de  la  licitación  y  adjudicación  del contrato1. La Ley de Contratos del Sector Público re-gula en el artículo 105.2  los supuestos en que debe procederse a una nueva contratación de la prestación correspondiente,  en  la  que  podrá  aplicarse  el  régi-men  establecido  para  la  adjudicación  de  contratos complementarios si concurren las circunstancias pre-vistas en los artículos 171.b) y 174.b).

Elartículo107TRLCSPensuapartadod)recogeunaspectodeespecialtrascendenciaprácticayquedaorigenalosproblemasquepuedenplantearseenelusoindebidodelmecanismolegaldecontratacióndelasobrascomplementarias

2. EL TEXTO REfUNDIDO DE LA LEY DE CON-TRATOS DEL SECTOR PúBLICO, REAL DE-CRETO LEGISLATIVO 3/2011, DE 14 DE NOVIEMBRE

El  vigente Texto Refundido de  la  Ley de Contratos del Sector Público, en su artículo 171, referido a los con-tratos de obras, y entre los casos en que este contrato puede adjudicarse a través del procedimiento negocia-do, incluye en su apartado b), las obras complementarias que reúnan los requisitos legales que pasaré a continua-ción a exponer. 

«Obras que no figuraban en el proyecto, ni en el contrato de la obra inicial, o en el proyecto de con-cesión y su contrato inicial, y que debido a circuns-tancias que no habían podido ser previstas por un poder adjudicador diligente pasen a ser necesarias para ejecutar la obra tal y como estaba descrita en el proyecto o en el contrato sin modificarla, y cuya eje-cución se confíe al contratista de la obra principal o al concesionario de la obra pública, de acuerdo con los precios que rijan para el contrato primitivo o que, en su caso, se fijen contradictoriamente, siempre que las obras no puedan separarse técnica o económi-camente del contrato primitivo sin causar grandes inconvenientes al órgano de contratación o que , aunque resulten separables, sean estrictamente ne-cesarias para su perfeccionamiento, y que el importe acumulado de las obras complementarias no supe-re el cincuenta por ciento del importe primitivo del contrato».

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Ángel Cea Ayala

Por tanto, son obras complementarias las que no fi-guran  en  el  proyecto  original  ni  en  el  contrato.  Ha  de entenderse que no son complementarias sino supuestos de  modificación  del  contrato,  cuando  aquellas  figuran en el proyecto original y lo que se pretende es practicar alguna  corrección  en  ese  proyecto.  Además,  las  obras complementarias permiten la utilización separada de las obras nuevas.

Lasobrascomplementariasrequierenunnuevoproyectodiferentedelquerigelasobrasprincipalesdelasqueestastraencausa,asícomolaelaboracióndenuevosPliegosdeCláusulasAdministrativasParticularesquelasregulen

De ahí la importancia que tiene el Pliego de Pres-cripciones Técnicas que rige los contratos administra-tivos de obras. Por esa razón, desde el punto de vista administrativo adquieren un papel  trascendental  los informes técnicos, entre otros, los informes emitidos por  la  Oficina  de  Supervisión  de  Proyectos  compe-tente,  que  acrediten  no  solo  la  necesidad  e  idonei-dad de  las obras, sino, además, que se cumplen to-dos y cada uno de los requisitos legales establecidos en la Ley de Contratos del Sector Público. Las obras complementarias  requieren un nuevo proyecto dife-rente  del  que  rige  las  obras  principales  de  las  que estas  traen  causa,  así  como  la  elaboración  de  nue-vos Pliegos de Cláusulas Administrativas Particulares que regulen estas obras, ya que se pueda adjudicar la  obra  complementaria  a  través  del  procedimiento negociado  al  mismo  empresario  al  que  se  adjudicó el  contrato  principal.  Debe  llevarse  a  cabo  en  cada caso concreto una valoración realista del importe de tales obras, en relación al límite cuantitativo del 50% previsto en la ley.

Recapitulando, la regulación legal de las modifica-ciones contractuales y por ende, de las obras comple-mentarias, busca como finalidad inmediata evitar que bajo  aquellas  figuras  jurídicas  puedan  enmascarase otras  distintas,  que  requieran  contrataciones  inde-pendientes. Si las obras no se ajustan a los requisitos legales establecidos para las obras complementarias, deberá realizarse un nuevo procedimiento de adjudi-cación en la forma prevista en la Ley de Contratos del Sector Público.

3. BREVE REfERENCIA JURISPRUDENCIAL

Tanto  la  Sala  de  lo  Contencioso-Administrativo  del Tribunal  Supremo,  como  los  Tribunales  Superiores  de Justicia, han dictado algunas resoluciones referidas a la relación existente entre las modificaciones contractuales y las obras complementarias, resoluciones judiciales que 

sirven para clarificar este espinoso tema. Tan solo citaré alguna de ellas.

Comenzaré  esta  breve  referencia  jurisprudencial por  la  interesante    sentencia  del  Tribunal  Supremo, Sala  de  lo  Contencioso-Administrativo,  de  7-7-1998, Sección Quinta,  recurso de apelación nº 6878/92, que ya contenía la doctrina aplicable al concepto de obras complementarias,  si  bien  referida  a  la  legislación  de contratos en aquel momento vigente. Como elemento diferenciador entre las modificaciones y las obras com-plementarias, señala el Tribunal, «ha de atenderse a la posible utilización separada de las nuevas obras, a su necesidad en relación con el proyecto inicial y, a las difi-cultades técnicas de adjudicación y ejecución indepen-diente, así como la interrelación física entre las obras y la necesidad de su introducción para llevar a buen fin el proyecto, con la mayor satisfacción posible de los intereses generales». 

El tema es analizado por la sentencia de la Sala de lo  Contencioso-Administrativo  del  Tribunal  Supremo de 16 de abril de 2008,  recurso nº 6385/2005. Resulta interesante a estos efectos  la  sentencia de  la Sala de lo  Contencioso-Administrativo  del  TSJ  de  Murcia  de 20-1-2012, recurso 2597/96, que en su Fundamento de Derecho tercero incluye los elementos que diferencian la modificación contractual de las obras complementa-rias. Las primeras que pueden ser de dos tipos, son las que  se  introducen,  conforme  venía  establecido  en  el artículo 102 de la LCAP, por razones de interés público en los elementos que la  integran y, son debidas a ne-cesidades nuevas o  causas  imprevistas. Por el  contra-rio las obras complementarias reguladas en el artículo 141, son aquellas «que no figuran en el proyecto ni en el contrato pero que resulta necesario ejecutar como consecuencia de circunstancias imprevistas……. y su ejecución se confía al contratista de la obra principal de acuerdo con los precios que rigen para el contrato

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inicial o que, en su caso, fuesen fijados contradictoria-mente» (…) «y que las obras no puedan separase téc-nica o económicamente del contrato principal sin cau-sar inconvenientes mayores a la Administración o que, aunque se puedan separar de la ejecución del contrato inicial, sean estrictamente necesarias para su perfeccio-namiento».

Sobre el precio del contrato de obras complemen-tarias también existen otras sentencias, como la dictada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribu-nal Supremo, Sección Séptima, de 6 de octubre de 2011, recurso nº796/2011 que analiza el contenido del artículo 141 de la Ley de Contratos de las Administraciones Pú-blicas,  o  la  de  la  misma  Sala,  Sección  Cuarta,  de  3  de febrero de 2010, recurso nº 144/2007.

4. CRITERIO DE LA JUNTA CONSULTIVA DE CONTRATACIÓN ADMINISTRATIVA DEL ES-TADO

La Junta Consultiva de Contratación Administra-tiva  del  Estado  se  ha  pronunciado  sobre  este  tema en alguno de sus informes. Así en el Informe número 5/10, de 23 de julio de 2010, relativo a la posibilidad de modificar un contrato de obras por causas impre-vistas, artículos 202, 216 y 217 de la Ley de Contratos del Sector Público, en su redacción anterior. El citado informe contiene una reflexión sobre las obras com-plementarias  y  los  supuestos  en  que  estas  pueden adjudicarse por procedimiento negociado. Señala la Junta Consultiva de Contratación Administrativa, con carácter general, para las modificaciones contractua-les,  que  estas  tan  solo  caben  cuando  se  produzcan las siguientes circunstancias: Por causa de interés pú-blico, que no haya sido prevista y no fuera previsible y que no afecten a las condiciones del contrato que se  pretende  modificar.  Existe  la  posibilidad  de  mo-dificar  el  contrato  por  causas  previstas  en  el  pliego de  cláusulas  administrativas  particulares,  y  fuera  de estos  casos en  los  supuestos previstos en  la  Ley de Contratos del Sector Público con carácter general y, en particular, para cada uno de los tipos contractua-les  regulados en  la citada Ley y de acuerdo con sus preceptos.

SeñalalaJCCA,concaráctergeneral,quelasmodificacionescontractualessolocaben:porcausadeinteréspúblico,cuandonohayasidoprevistaynofueraprevisible,ycuandonoafectenalascondicionesdelcontratoquesepretendemodificar

Analiza además la Junta Consultiva de Contratación Administrativa el procedimiento que para las obras com-plementarias, estaba previsto en el artículo 155 de la Ley de Contratos del Sector Público. De esta forma las obras 

complementarias  podían  adjudicarse  por  el  procedi-miento negociado al contratista principal, siempre que se cumplieran los requisitos siguientes: no figurar en el proyecto ni en el  contrato, que por causas  imprevistas pasen a ser necesarias para la ejecución del proyecto en los términos previstos inicialmente, que en la ejecución se tenga en cuenta los mismos precios fijados en el con-trato o con precios fijados contradictoriamente, que las obras no puedan separarse técnica o económicamente del contrato primitivo sin causar grandes inconvenientes a la Administración o, que aunque resulten separables, sean estrictamente necesarias para su perfeccionamien-to,  y  que  el  importe  acumulado  de  las  obras  comple-mentarias no supere el 50% del precio primitivo del con-trato2.

5. DICTÁMENES DEL CONSEJO DE ESTADO

El  Consejo  de  Estado  ha  analizado  la  cuestión planteada  en  varios  dictámenes.  Por  ejemplo,  en  el dictamen  de  26-6-2003,  nº  1741/2003,  señalaba  que los contratos principales de obras son los que pueden existir por si solos, habida cuenta la sustantividad de su  objeto,  mientras  que  los  de  obras  complementa-rias presuponen la existencia de los principales de los que  dependen  y  que  justifican  su  existencia,  siendo continuación de aquellos. Además el dictamen de 17-11-2005, nº 1767/2005 al recordar el alto órgano con-sultivo, «la diferencia entre obras complementarias y modificaciones de obras no aparece clara en todos los casos». Las obras para que merezcan la calificación de complementarias requieren la utilización separada de las obras nuevas y su necesidad en relación con el pro-yecto inicial.

Resulta  de  especial  trascendencia  en  el  ámbito de la contratación administrativa el principio de dili-gencia, sobre todo en el ámbito de los contratos de obras, diligencia a la hora de realizar y valorar el pro-yecto con el  fin de evitar situaciones que tengan su origen en la falta de previsión en las actividades pre-paratorias  del  contrato.  La  aplicación  de  este  prin-cipio permite reducir  la necesidad de cambios en el contrato  surgidos  durante  la  ejecución  del  contrato administrativo.  Por  ello,  el  Consejo  de  Estado  hace hincapié, por ejemplo en el dictamen de fecha 20-11-2008, nº 1867/2008, en un tema de gran importancia; «la necesidad de extremar el celo tanto en la elabo-ración de los proyectos de obras como en su replan-teo previo y supervisión técnica, de forma que solo muy excepcionalmente haya que recurrir a su ulterior modificación y, sobre todo, a la introducción de va-rios, sucesivos y parciales reformados de obras o a la aprobación de proyectos de obras complementarias; pues, de lo contrario, se podrían encubrir prácticas viciosas que vinieran a frustrar los principios de publi-cidad y concurrencia proclamados por la legislación» (…) «y la necesidad de que los proyectos se redac-ten con el grado de minuciosidad y calidad precisos

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Ángel Cea Ayala

para evitar situaciones que son previsibles, que per-turban la normal ejecución de los trabajos públicos y que pueden incidir o, incluso alterar las reglas de la competencia al variar sustancialmente los contratos», «además de la importancia de extremar las exigen-cias y controles administrativos en la fase de licita-ción de los contratos, en lo que toca a la redacción de los proyectos de obras cuya ejecución correspon-derá al contratista, en orden a prevenir con la debida antelación todas o, cuando menos, la mayor parte de las vicisitudes que pueden plantearse durante la eje-cución del contrato», Dictamen de 8-8-2014.

En  relación  a  la  cuestión  planteada  destaca,  por ser muy reciente, el dictamen de la Comisión Perma-nente del Consejo de Estado de 23 de julio de 2014, donde se abordan todas  las cuestiones referidas a  la realización de obras complementarias, especialmente del artículo 171 b) de  la Ley de Contratos del Sector Público.

Todo ello partiendo de la premisa de que no siempre resulta clara la distinción entre las figuras de la modifica-ción del contrato y obras complementarias.

Tienen elementos comunes:

— Que las obras no estén contempladas en el pro-yecto original.

— Que respondan a circunstancias imprevisibles.

— Que sean necesarias para el buen fin de la obra en los términos inicialmente proyectados.

El  criterio  diferencial  sería  el  siguiente:  «La mo-dificación del contrato responde a la necesidad de realizar unidades de obras aunque no previstas en el proyecto original que sirvió de base a su adjudicación, están en línea con las soluciones constructivas en el diseñadas, de forma que dicha modificación puede articularse como una alteración de dicho proyecto; en cambio, las obras complementarias son aquellas que, aun siendo necesarias para la correcta ejecución del contrato adjudicado, no estaban previstas en el pro-yecto original ni, por su entidad, pueden considerarse desde un punto de vista técnico como una mera alte-ración de tal proyecto, lo cual obliga a plasmarlas en uno nuevo e independiente». 

Otros temas relacionados se encuentran en otros in-formes, como en el dictamen de 30-4-2008, nº 551/2008, que aborda el tema de la revisión de precios de las obras complementarias. El Consejo de Estado en Dictamen de 24-2-2011, señaló que ni  la Administración ni el contra-tista,  ni  por  acuerdo  de  ambos,  se  pueden  introducir o ejecutar modificaciones en el contrato o  incluir pres-taciones  complementarias  en  su  objeto,  sin  la  debida aprobación. Por lo tanto, ajustándose en cada caso a los procedimientos legalmente establecidos.

6. ALGUNAS REfLEXIONES PRÁCTICAS

Distintos son los problemas que en la práctica pue-den  plantearse  en  este  ámbito.  Me  gustaría  por  ello efectuar algunas  reflexiones personales  sobre determi-nados aspectos conflictivos.

En  primer  lugar,  la  utilización  en  fraude  de  ley  de las obras complementarias en supuestos en que, con la nueva regulación restrictiva establecida por el legislador, no resulta posible acudir a la modificación del contrato por superar aquella el límite del 10% del precio de la ad-judicación. Conforme a la vigente regulación legal, si el conjunto del importe de las modificaciones realizadas en el contrato supera el límite del 10% establecido en la Ley de Contratos del Sector Público, daría lugar a la resolu-ción del contrato por esta causa y al inicio de un nuevo procedimiento de contratación que deberá finalizar con un nuevo contrato administrativo.

Entre las casusas de resolución previstas en el ac-tual texto refundido de la Ley de Contratos del Sec-tor  Público,  apartado  g)  del  artículo  223,  se  incluye la imposibilidad de ejecutar la prestación en los tér-minos pactados, por no ser posible modificar el con-trato conforme a lo dispuesto en el Título V del Libro I  de  la  Ley,  con  las  consecuencias  jurídicas  que  esa resolución  contractual  llevan  aparejadas,  contem-pladas en el artículo 225 de  la Ley. Entre otras, y en su  caso;  indemnización  al  contratista  por  los  daños sufridos a este,  adopción de medidas de  seguridad por el contratista, e indispensables para evitar la rui-na  de  lo  construido,  con  derecho  a  retribución  por este  concepto.  Además  la  devolución  al  contratista de la garantía definitiva, cuando no concurra ninguna causa de  la resolución contractual  imputable al mis-mo.  Señalar  la  necesidad,  en  su  caso,  del  dictamen del Consejo de Estado u órgano equivalente de  las Comunidades Autónomas, siempre que exista oposi-

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La difícil distinción entre las obras complementarias…

ción del contratista, artículo 22.11 de la Ley Orgánica 3/80, de 22 de abril, del Consejo de Estado y artículo 109.1 del Reglamento aprobado por el Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre.

La realización de un nuevo contrato permite garan-tizar la licitación pública, pero no así el aumento econó-mico que las nuevas obras llevan consigo, ya que ha de abonarse su precio, al que ha de sumarse  importe del contrato inicial pagado por la Administración 

Destaca  la  importancia  y  valor  técnico  de  los  in-formes  realizados  por  las  oficinas  de  supervisión  de proyectos  competentes,  órgano  que  se  encuentra regulado con carácter general por el  artículo 135 de Reglamento  General  de  la  Ley  de  Contratos,  Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre. Además, el In-forme  del  director  facultativo  de  las  obras.  Estos  in-formes  deberán  pronunciarse  sobre  si  las  obras  que conforman el proyecto complementario, no figuran en el  proyecto  ni  en  el  contrato  inicial.  Resulta  por  ello difícil  por  parte  de  los  Servicios  Jurídicos  que  en  su caso, tengan que informar al respecto, entrar a valorar los  extremos  de  carácter  técnico  en  los  que  se  am-paran  las  contrataciones  de  obras  complementarias, o sobre el contenido de la valoración económica. Ad-quiere especial relevancia el papel de los órganos de Intervención, que puede realizar un reparo en caso de discrepancia.

Un tema distinto sería la realización de obras com-plementarias a instancia de la Administración sin seguir el procedimiento que hemos expuesto y que queda re-cogido  en  este  comentario.  El  importe  de  las  citadas obras complementarias debe ser satisfecho por la Ad-ministración  que  se beneficie de  las mismas,  so pena de incurrir en un enriquecimiento injusto, «la conducta de la Administración que recibe y entra a ocupar, sin reserva ni protesta, el exceso de la obra efectuada, es obligado que satisfaga el importe de la misma al con-tratista, con el fin de evitar el injusto enriquecimiento que resultaría de no hacerlo así», por ejemplo en sen-tencias de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del 

Tribunal Supremo de 11 de mayo y 2 de julio de 2004, y de 22 de noviembre de 2004,  recurso nº 4574/2001. Recapitulando, entiendo que la omisión de las formali-dades necesarias para la contratación no exonera de la obligación de su abono por parte de quien se beneficia de ellas. 

7. CONCLUSIÓN

Como he expuesto a lo largo de este breve comen-tario, existe una problemática compleja sobre el concep-to de obras complementarias. La línea diferencial entre este tipo de obras y  las modificaciones de un contrato en vigor resulta a veces muy delgada. Resulta necesaria una información y conocimientos técnicos que exceden de  los estrictamente  jurídicos. La Ley de Contratos del Sector  Público  es  clara,  tras  la  reforma  acometida  por el legislador a través de la Ley de Economía Sostenible y por el texto refundido actualmente en vigor. En todo caso las imprescindibles medidas de control resultan de-cisivas a fin de garantizar la utilización correcta del me-canismo establecido, para los contratos de obras, en el artículo 171 b) del texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público.

BIBLIOGRAfÍA

— Moreno Molina, José Antonio y Pleite GuadaMillaS, Francisco. La nueva Ley de Contratos del Sector Público: Estudio sistemático. LA LEY. Año 2012.

—  JiMénez aParicio,  Emilio  (Coord.),  Comentarios a la legislación de contratación pública. Tomo II. Editorial Aranzadi. Thomson Reuters.

— Menéndez GóMez, Emilio. Contratos del Sector Pú-blico. Contrato de obras públicas. Ed Thomson. Aranza-di. Año 2008.

—  de hoceS iñiGuez, Jose  Ramón  y  alcolea cantoS, Antonio, Comentarios a las modificaciones de la legis-lación de Contratos del Sector Público. Ed Bosch. Año 2012. 

1  Y es que ha de estarse al  contenido del apartado  terce-ro  del  artículo  107  del  texto  refundido  al  señalar  que  se entenderán  por  condiciones  esenciales  de  la  licitación, además  del  supuesto  recogido  en  el  apartado  d),  las  si-guientes:

  a) Cuando la modificación varié sustancialmente la función y las características esenciales de la prestación inicialmente contratada. Supuesto de difícil concreción dada la indeter-minación de los conceptos utilizados

  b) Cuando la modificación altere la relación entre la presta-ción contratada y el precio, tal y como esa relación quedo definida por las condiciones de la adjudicación.

  c) Cuando para  la  realización de  la prestación modificada fuese necesaria una habilitación profesional diferente de la exigida para el contrato  inicial o unas condiciones de sol-vencia sustancialmente distintas.

  e)  En  cualesquiera  otros  casos  en  que  pueda  presumirse que, de haber sido conocida previamente la modificación, hubiesen  concurrido  al  procedimiento  de  adjudicación otros interesados, o que los licitadores que tomaron parte en el mismo hubieren presentado ofertas sustancialmente diferentes a las formuladas. En gran parte de las modifica-ciones realizadas, si los licitadores conocen previamente la modificación del contrato que se va a realizar, cabe pensar 

NOTAS

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que presentaran ofertas  ajustadas a ese cambio en el con-trato.

2  Podría citarse a estos efectos la doctrina recogida en el in-forme nº 31/12, de 7 de mayo de 2013, si bien trata de un supuesto totalmente distinto pero relacionado con el ana-lizado, como es el de la posibilidad de realizar un conjunto de obras sin consideración de fraccionamiento, artículo 86 de la Ley. También en otros informes de la Junta Consultiva de Contratación Administrativa, como el Informe nº 16/99, de 30 de  junio de 1999,  sobre  tramitación y ejecución de los contratos para obras complementarias,  inviabilidad de aplicación  cuando  la  ejecución  del  contrato  principal  ha concluido:  «la  contestación  negativa  parece  imponerse  si 

se  tiene en cuenta que  tal posibilidad vendría a desnatu-ralizar  el  carácter  de  complementarias  de  las  respectivas obras, pues si el contrato ha finalizado, y dicha expresión debe reconducirse a la de terminación de la ejecución de la prestación principal que se produce en el sistema de la Ley con la recepción, difícilmente puede alcanzarse a com-prender como puede cumplirse el requisito de que las pres-taciones complementarias no puedan separarse  técnica o económicamente  de  la  prestación  principal  o  sean  estric-tamente necesarias para su perfeccionamiento, o para  las fases ulteriores…»

   Resulta también de interés el informe nº 11/01, de 3 de julio de la Junta Consultiva de Contratación Administrativa. 

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76  I  LA LEY  Contratación Administrativa Práctica©  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Informe de jurisprudencia

1.  INTRODUCCIÓN

2.  ÁMBITO DE ANÁLISIS

3.  LEGISLACIÓN  NACIONAL  QUE  ExCLUYE  TODO  TIPO  DE  CONVENIOS  INTERAMINISTRATIVOS  DEL ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LA NORMATIVA EUROPEA SOBRE CONTRATACIÓN PÚBLICA

4.  CONVENIO  MEDIANTE  EL  CUAL  UNA  PRIMERA  ENTIDAD  ADJUDICADORA  ENCARGA  A  UNA SEGUNDA ENTIDAD ADJUDICADORA LA REALIZACIÓN DE UNA OBRA 

5.  ACUERDO DE COOPERACIÓN ENTRE ENTIDADES LOCALES PARA EL TRATAMIENTO DE RESIDUOS 

6.  ACUERDOS CON UNIVERSIDADES PÚBLICAS 

7.  TRANSFERENCIA DE UNA ENTIDAD A OTRA DE LA COMPETENCIA DE LIMPIEZA DE ALGUNOS DE SUS LOCALES MEDIANTE COMPENSACIÓN 

CUADRO DE SENTENCIAS ESTUDIADAS

SU

MA

RIO

1. INTRODUCCIÓN

Una cuestión que resulta de gran importancia prác-tica, no exenta de complejidad, es la relativa a determi-nar qué tipo de relaciones entre entes del sector público están sometidos a la legislación sobre contratación pú-blica. 

El artículo 1.1. a) de  la Directiva 2004/18/CE, por  la que se regulan las normas de adjudicación de los contra-tos públicos, tiene el siguiente tenor literal: «Son “con-tratos públicos” los contratos onerosos y celebrados por escrito entre uno o varios operadores económicos y uno o varios poderes adjudicadores, cuyo objeto sea la eje-cución de obras, el suministro de productos o la presta-ción de servicios en el sentido de la presente Directiva». En relación con el carácter lucrativo del contrato, es pre-ciso tener en cuenta que un contrato no deja de ser one-roso por el mero hecho de que su retribución se limite al reembolso de los gastos soportados por la prestación del servicio pactado1.

Por su parte, según el art. 1.9 de la citada Directiva, «los  términos  “contratista”,  “proveedor”  y  “prestador de servicios” designan a  toda persona  física o  jurídica, entidad pública o agrupación de dichas personas u or-ganismos que ofrezca, respectivamente, la realización de obras o de una obra concreta, productos o servicios en el mercado». 

Así,  a  efectos  de  la  aplicación  de  la  normativa  eu-ropea  sobre  contratación  pública  es  irrelevante  que  el operador económico sea el mismo una entidad adjudi-

cadora, o que la entidad de que se trate no tenga, con carácter principal, ánimo de lucro2. 

En  todo  caso,  no  ha  resultado  fácil  determinar  en cada caso si un concreto acuerdo entre poderes adjudi-cadores entra en el ámbito de aplicación de la Directiva. De hecho, en el Informe del Parlamento Europeo «Nue-vos aspectos de la política de contratación pública»3 se instó a la Comisión a que difundiese ampliamente la in-formación sobre las implicaciones jurídicas de la jurispru-dencia del Tribunal de Justicia relativa a la cooperación dentro del sector público. Para cumplir dicha finalidad, la  Comisión  publicó  en  el  año  2011  el  Documento  de trabajo relativo a la aplicación de la normativa sobre con-tratación pública de la UE a las relaciones entre poderes adjudicadores  (cooperación dentro del sector público). En dicho documento se sistematizaba los diferentes con-ceptos desarrollados por la jurisprudencia.

Y  así,  la  Comisión  reconocía,  en  primer  lugar  que, de acuerdo con  la  facultad de autoorganización de  los poderes adjudicadores, la normativa sobre contratación pública de la UE (esto es, no solo las Directivas, sino tam-bién los principios contenidos en el Tratado) no es apli-cable si un poder adjudicador celebra un contrato con un tercero que, aunque formalmente independiente de él, en sustancia no lo es. En este caso, nos encontraría-mos ante la figura que se ha conocido como «contrata-ción in-house».

Por lo demás, si los poderes adjudicadores celebran entre sí contratos a título oneroso (esto es, que compor-tan  derechos  y  obligaciones  recíprocos),  cabe  pregun-

¿Convenio o contrato? La cooperación institucional en la jurisprudencia del TJUE

Isabel Gallego CórcolesProfesora Titular de Derecho Administrativo

UCLM

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tarse si dichos contratos pueden excluirse del ámbito de las Directivas sobre contratación pública de la UE, pese a la regla general según la cual dichas Directivas se aplican a  los contratos entre diferentes personas  jurídicas. Y  la Comisión analiza  los dos  supuestos en  los que no  son aplicables las normas sobre contratación pública:

•  «cooperación vertical/institucionalizada», que se produce si  los poderes adjudicadores cooperan a fin de velar conjuntamente por la ejecución de tareas de interés público, supervisando conjunta-mente una tercera entidad a la que se encomien-de la ejecución de la tarea.

•  «cooperación  horizontal/no  institucionalizada» que se produce si los poderes adjudicadores co-operan a fin de velar conjuntamente por  la eje-cución de tareas de interés público, sin crear una entidad nueva o designar una entidad específica-mente para ello.

Por  su parte,  la  regulación que establece  la Directiva 2014/24/UE de 26 de febrero de 2014 sobre contratación pública  y  por  la  que  se  deroga  la  Directiva  2004/18/CE, parte  reconocer  en  su  considerando  trigésimo  primero la existencia de una considerable  inseguridad  jurídica en cuanto a la medida en que los contratos celebrados entre entidades  del  sector  público  deben  estar  regulados  por las normas de contratación pública. La correspondiente ju-risprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha sido objeto de diferentes interpretaciones por parte de los distintos Estados miembros e incluso por los distintos poderes adjudicadores. Por tanto, añade el considerando, hace falta precisar en qué casos los contratos celebrados en el sector público no están sujetos a la aplicación de las normas de contratación pública. De esta forma, dentro del Título I (Ámbito de aplicación, definiciones y principios ge-nerales) y dentro de la sección tercera del capítulo I (“Exclu-siones), el art. 12 regula los contratos entre entidades del sector público. Y en lo que las relaciones de cooperación horizontal respecta, su apartado 4 dispone que:

 Un contrato celebrado exclusivamente entre dos o más  poderes  adjudicadores  quedará  fuera  del  ámbito de aplicación de la presente Directiva, cuando se cum-plan todas y cada una de las condiciones siguientes:

a)  Que el contrato establezca o desarrolle una co-operación  entre  los  poderes  adjudicadores  par-ticipantes con  la finalidad de garantizar que  los servicios  públicos  que  les  incumben  se  prestan de modo que se logren los objetivos que tienen en común;

b)  Que el desarrollo de dicha cooperación se guíe únicamente  por  consideraciones  relacionadas con el interés público, y

c)  Que los poderes adjudicadores participantes rea-licen en el mercado abierto menos del 20 % de las actividades objeto de la cooperación.

2. ÁMBITO DE ANÁLISIS

Este informe se ha elaborado a partir de la jurispru-dencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea rela-tiva a las relaciones de cooperación horizontal.

3. LEGISLACIÓN NACIONAL qUE EXCLUYE TODO TIPO DE CONVENIOS INTERAMINIS-TRATIVOS DEL ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LA NORMATIVA EUROPEA SOBRE CON-TRATACIÓN PúBLICA

La  STJUE de 13 de enero de 2005, Comisión c. España, C-84/03,  declaró  que  Reino  de  España  había incumplido las obligaciones que le  incumben en virtud del Derecho de la Unión Europea al excluir de forma ab-soluta del ámbito de aplicación del Texto Refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, de 16 de junio de 2000, aprobado mediante el Real Decre-to Legislativo 2/2000, de 16 de junio a los convenios de colaboración que celebren las Administraciones Públicas con las demás entidades públicas y, por tanto, también los convenios que constituyan contratos públicos a efec-tos de dichas Directivas. Ello es así debido a que:

«Conforme al artículo 1, letra a), de la Directiva 93/36, basta, en principio, con que el contrato haya sido celebrado entre, por una parte, un ente territo-rial y, por otra, una persona jurídicamente distinta de éste. Sólo puede ser de otra manera en el supuesto de que, a la vez, el ente territorial ejerza sobre la per-sona de que se trate un control análogo al que ejerce sobre sus propios servicios y esta persona realice la parte esencial de su actividad con el ente o los en-tes que la controlan (sentencia Teckal, antes citada, apartado 50).

[…]

En consecuencia, dado que excluye a priori del ámbito de aplicación del Texto Refundido las relacio-

Título: ¿Convenio o contrato? La cooperación  institucional en la jurisprudencia del TJUE 

Autor: Isabel Gallego Córcoles 

Resumen: El art. 12.4 de la Directiva 2014/24/UE excluye de su ámbito de aplicación los a los contratos que establezcan o desarrollen una cooperación entre  los poderes adjudica-dores  participantes  con  la  finalidad  de  garantizar  que  los servicios  públicos  que  les  incumben  se  prestan  de  modo que se logren los objetivos que tienen en común. El precep-to tiene como precedente la doctrina del TJUE formulada en una serie de sentencias que son objeto de sistematización en el presente Informe.

fICHA RESUMEN

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¿Convenio o contrato? La cooperación institucional…

nes entre las Administraciones Públicas, sus organis-mos públicos y, en general, las entidades de Derecho público no mercantiles, sea cual sea la naturaleza de estas relaciones, la normativa española de que se trata en el caso de autos constituye una adaptación incorrecta del Derecho interno a las Directivas 93/36 y 93/37».

Como es sabido, el art. 4 TRLCSP dispone ahora que están  excluidos  del  ámbito  de  aplicación  de  la  norma «los convenios de colaboración que celebre la Adminis-tración General del Estado con las entidades gestoras y servicios comunes de  la Seguridad Social,  las Universi-dades Públicas,  las Comunidades Autónomas,  las Enti-dades  locales, organismos autónomos y  restantes enti-dades públicas, o  los que celebren estos organismos y entidades entre sí, salvo que, por su naturaleza, tengan la consideración de contratos sujetos a esta Ley».

4. CONVENIO MEDIANTE EL CUAL UNA PRI-MERA ENTIDAD ADJUDICADORA ENCAR-GA A UNA SEGUNDA ENTIDAD ADJUDI-CADORA LA REALIZACIÓN DE UNA OBRA

La STJUE de 18 de enero de 2007, Comune de Roanne, C-220/05, tiene como origen el acuerdo cele-brado el ayuntamiento del municipio francés de Roan-ne con la Société d’équipement du département de la Loire (SEDL) un convenio para la creación de un centro de ocio. El Tribunal concluye que un convenio median-te  el  cual  una  primera  entidad  adjudicadora  encarga a una segunda entidad adjudicadora  la  realización de una  obra  constituye  un  contrato  público  de  obras  y, como  tal,  está  sometido  a  la  normativa  sobre  contra-tación pública.

El Tribunal constata que «una entidad adjudicadora no está exenta de aplicar los procedimientos de adjudi-cación de contratos públicos de obras previstos por  la Directiva, en razón de que pretende celebrar el contra-to en cuestión con una segunda entidad adjudicadora». Por lo demás, aunque la licitación no es necesaria para los contratos celebrados entre un ente  territorial y una persona jurídicamente distinta de éste ello sólo sucede-rá en los casos en los que el ente de que se trate ejerza un control análogo al que ejerce sobre sus propios servi-cios4 y esta persona realice la parte esencial de su acti-vidad con el ente o los entes que la controlan. Por todo ello, el Tribunal termina recordando que:

«la Directiva no contiene disposiciones que per-mitan dejarla inaplicada en los contratos públicos de obras celebrados entre dos entidades adjudicado-ras, aun suponiendo que la segunda entidad se vea obligada a subcontratar el valor total del contrato con sucesivos contratistas y a aplicar, a tal efecto, los procedimientos de adjudicación de contratos públi-cos previstos en la Directiva» (apartado 65).

5. ACUERDO DE COOPERACIÓN ENTRE EN-TIDADES LOCALES PARA EL TRATAMIENTO DE RESIDUOS

 La STJUE de 9 de junio de 2009, Comisión con-tra Alemania, C-480/06, declara que no es aplicable la normativa  sobre  contratación  pública  a  un  acuerdo  de cooperación  celebrado  entre  la  Ciudad  de  Hamburgo y cuatro entes  locales alemanes. En virtud de este,  los servicios  de  limpieza  urbana  de  la  ciudad  de  Hambur-go se comprometían a poner a disposición de los cuatro entes  locales, cada año, una capacidad de tratamiento de 120.000 toneladas de residuos con vistas a su valori-zación térmica. 

En su recurso, la Comisión admite que si la coopera-ción  controvertida  hubiese  dado  lugar  a  la  creación  de un organismo de Derecho público, habría admitido que la relación no entraba dentro de la normativa sobre con-tratación pública. Pero frente a ello, el TJUE recuerda, en particular,  que  una  autoridad  pública  puede  realizar  las tareas  de  interés  público  que  le  corresponden  con  sus propios medios sin verse obligada a recurrir a entidades externas y ajenas a sus servicios, y puede también hacerlo en colaboración con otras autoridades públicas. De esta forma, el Tribunal de Justicia literalmente afirma que: 

«El Derecho comunitario no impone en modo alguno a las autoridades públicas el uso de una for-ma jurídica particular para garantizar sus misiones de servicio público conjuntamente. Por otro lado, tal colaboración entre autoridades públicas no cuestio-na el objetivo principal de la normativa comunitaria sobre contratación pública, a saber, la libre circula-ción de los servicios y su apertura a la competencia no falseada en todos los Estados miembros, siempre que la realización de dicha cooperación se rija única-mente por consideraciones y exigencias característi-cas de la persecución de objetivos de interés público y se garantice el principio de igualdad de trato de los interesados contemplado en la Directiva 92/50, de manera que ninguna empresa privada se sitúe en una situación privilegiada respecto de sus competidores (véase, en este sentido, la sentencia Stadt Halle y RPL Lochau, antes citada, apartados 50 y 51)».

6. ACUERDOS CON UNIVERSIDADES PúBLICAS

En  dos  ocasiones  el  Tribunal  de  Justicia  ha  tenido ocasión de analizar si los convenios celebrados por enti-dades públicas y Universidades están sometidos a las Di-rectivas sobre contratación públicas. Y en ambos casos la respuesta ha sido afirmativa.

En primer lugar, la STJUE de 19 de diciembre de 2012, Ordine degli Ingegneri della Provincia di Lecce, C-159/11, analiza un acuerdo celebrado ente dos entidades públicas, una de las cuales una es una Universidad. El objeto del con-trato es el estudio de la evaluación de la vulnerabilidad sísmi-ca de determinadas instalaciones hospitalarias.

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Isabel Gallego Córcoles

En TJUE califica el acuerdo como contrato sometido a la Directiva por dos razones. En primer lugar, porque no existe el desempeño de una misión de servicio públi-co común, ya que:

«De la resolución de remisión parece despren-derse, en primer lugar, que dicho contrato incluye una serie de aspectos materiales de los que una par-te considerable, si no preponderante, corresponde a actividades realizadas generalmente por ingenieros o arquitectos y que, aunque tengan una base cientí-fica, no son investigación científica. En consecuencia, contrariamente a lo que el Tribunal de Justicia pudo declarar en el apartado 37 de la sentencia Comisión/Alemania, antes citada, la misión de servicio público objeto de la cooperación entre entidades públicas establecida por dicho contrato no parece garantizar la realización de una misión de servicio público co-mún a la ASL y a la Universidad» (apartado 37).

En segundo lugar, porque no puede descartarse que se favorezca a operadores privados. Lo que sucedería «si los colaboradores externos altamente cualificados que, de  acuerdo  con  dicho  contrato,  la  Universidad  puede contratar para  la  realización de ciertas prestaciones  in-cluyeran a prestadores privados» (apartado 38). 

Por su parte, la STJUE de 8 de mayo de 2014, Tech-nische Universität Hamburg-Harburg, C-15/13, analiza un supuesto en el que una Universidad alemana adquie-re  un  sistema  de  gestión  informática  para  la  enseñanza superior de una sociedad mercantil pública, cuyo objeto social  consiste  precisamente  en  prestar  asistencia  a  los centros públicos de enseñanza superior y a las administra-ciones competentes en sus esfuerzos por cumplir de ma-nera racional y eficaz sus funciones de enseñanza superior. El Tribunal de Justicia considera que se trata de un con-trato sometido a  las normas sobre contratación pública, ya que «la cooperación establecida entre la Universidad e HIS no está destinada a la realización de una misión de 

servicio público común en el sentido de la jurisprudencia» (apartado 35). En este sentido, se destaca que el órgano remitente había considerado que ni la Universidad ni HIS son autoridades públicas, ni HIS tiene directamente atri-buido el desempeño de una misión de servició público.

7. TRANSfERENCIA DE UNA ENTIDAD A OTRA DE LA COMPETENCIA DE LIMPIEZA DE ALGUNOS DE SUS LOCALES MEDIANTE COMPENSACIÓN

La STJUE 13 de junio 2013, Piepenbrock, C-386/11, analiza un proyecto de contrato de Derecho público me-diante el  cual una asociación de municipios  transfería a uno de los municipios que formaban la asociación la com-petencia de  limpieza de sus edificios destinados a ofici-nas,  locales  administrativos  y  centros  escolares.  En  este caso, el Tribunal de Justicia determina que existe un con-trato sometido a las normas sobre contratación pública. 

El Tribunal de Justicia rechaza que se trate de un contra-to que establezca una cooperación entre entidades públicas, que tienen por objeto garantizar la realización de una misión de servicio público común a las mismas. Para que esta exen-ción sea aplicable, deben darse tres requisitos cumulativos: a) que tales contratos hayan sido celebrados exclusivamente por entidades públicas sin la participación de una empresa privada; b) no se favorezca a ningún prestador privado res-pecto a sus competidores; y c) la cooperación que establez-can sólo se rija por consideraciones y exigencias característi-cas de la persecución de objetivos de interés público.

El Tribunal concluye que no se dan dos de estos re-quisitos  ya  que,  por  un  lado,  no  existe  una  misión  de servicio público común y, por otro, el contrato autoriza a recurrir a un tercero para la ejecución de la tarea pre-vista por el mencionado contrato, de tal forma que ese tercero podría estar en una situación ventajosa respecto a las demás empresas que operan en el mismo mercado.

CUADRO DE SENTENCIAS ESTUDIADAS

TRIBUNAL Y fECHA ASUNTOS PARTES SÍNTESIS

TJUE875/2014

C-15/13 Technische Uni-versität Hamburg-Harburg,

Contrato público: adquisición por parte de una Universidad de un sistema de gestión informática para la enseñanza superior. Sociedad mercantil pública, cuyo objeto social consiste en prestar asistencia a los centros públicos de enseñanza superior y a las administra-ciones competentes en sus esfuerzos por cumplir de manera racional y eficaz sus funciones de enseñanza superior.

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¿Convenio o contrato? La cooperación institucional…

TJUE13/06/2013

C-386/11 Piepenbrock Contrato público: acuerdo por el que se transfiere de una entidad a otra la limpieza de algunos locales mediante compensación económica

TJUE19/12/2012

C-159/11 Ordine degli Ingegneri della Provincia di Lecce

Sometimiento a las normas sobre contratación pública de un acuerdo por el que un ente público encarga a una Universidad el estudio de evalua-ción de vulnerabilidad sísmica.

TJUE09/06/2009

C-480/06 Comisión c.  Alemania

Acuerdo de cooperación celebrado entre la Ciudad de Hamburgo y cua-tro entes locales alemanes por el que los servicios de limpieza urbana de la ciudad de Hamburgo se comprome-tían a poner a disposición de los cua-tro Landkreise de que se trata, cada año, una capacidad de tratamiento de residuos con vistas a su valoriza-ción térmica. No se aplica la normati-va sobre contratación pública.

TJUE18/01/2007

C-220/05 Comune  de Roanne

Convenio mediante el cual una pri-mera entidad adjudicadora encarga a una segunda entidad adjudicadora la realización de una obra. Contrato público de obras sometido a la nor-mativa sobre contratación pública.

TJUE13/01/2005

C-84/03 Comisión  contra España

Incumplimiento del Derecho co-munitario. Exclusión del ámbito de aplicación del TRLCAP. Los convenios de colaboración que celebren las Administraciones Públicas con las demás entidades públicas incluyen también los convenios que constitu-yan contratos públicos a efectos de dichas Directivas.

1   Apartado 29 dela STJUE de 19 de diciembre de 2012.

2   Entre otras, STJUE de 19 de diciembre de 2012.

3    (Resolución  del  Parlamento  Europeo,  de  18  de  mayo  de 2010, sobre nuevos aspectos de la política de contratación pública, 2009/2175.

4   En el supuesto en cuestión, no se verificaba el requisito del control análogo ya que SEDL era una sociedad mercantil de capital mixto.

NOTAS

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  Contratación Administrativa Práctica  I  81 

Contratación práctica

Precedentes de la contratación pública en España

Julián de la Morena López Ex director de la Unidad de Contratación de la Universidad de Castilla-La Mancha

0. INTRODUCCIÓN ILUSTRATIVA OBLIGADA. CARTA DE SEBASTIAN VAUBAN, COMISARIO DE fORTI-fICACIONES DE LUIS XIV AL MINISTRO fRAN-CÉS DE LA GUERRA (1683)

«... Hay algunos trabajos en los últimos años que no han terminado y que no se terminarán, y todo esto, Monseñor, por la confusión que causan las fre-cuentes rebajas que se hacen en sus obras, lo que no sirve más que a atraer como contratistas a los mi-serables, pillos o ignorantes, y ahuyentar a aquéllos que son capaces de conducir una empresa. Yo digo más, y es que ellos retrasan y encarecen considera-blemente las obras porque esas rebajas y economías tan buscadas son imaginarias y lo que un contratista que pierde hace lo mismo que un náufrago que se ahoga, agarrarse a todo lo que puede; y agarrarse a todo, en el oficio de contratista, es no pagar a los su-ministradores, dar salarios bajos, tener peores obre-ros, engañar sobre todas las cosas y siempre pedir misericordia contra esto y aquello…».

1. PRIMERA REfERENCIA ESPAÑOLA

La  primera  referencia  histórica,  propiamente  dicha, que  nos  encontramos  en  relación  con  la  contratación pública es el Real Decreto de 27 febrero de 1852, publicado por Bravo Murillo, que, curiosamente, se abría así: «Señora (refiriéndose a la Reina Isabel II): Autorizado competentemente por V.M., previo acuerdo del Consejo de Ministros, presentó el de Hacienda a las Cortes en 29 de diciembre de 1850 un proyecto de ley de contratos sobre servicios públicos, con el fin de establecer ciertas trabas saludables,  evitando  los abusos fáciles de cometer en una materia de peligrosos estímulos, y de garantizar  la Administración contra  los tiros de la maledicencia...»

Así nacía la necesidad de afrontar el reto de que la contratación administrativa dispusiera de un texto legal que  limitara  los abusos  (de autoridades y  funcionarios) contra  los  estímulos  peligrosos  (cohechos,  prebendas, sobornos)  y  evitar  los  tiros  de  la  maledicencia  (dudas, desconfianza en los servidores del sector público).

La única modalidad de contratación que se estable-cía era la subasta (precio más bajo) y se preveían deter-minados casos en que podía aplicarse la contratación di-recta (precedente del procedimiento negociado actual):

1.°  Los contratos que no excedan de 30.000 reales en su total importe, o de 6.000 las entregas que deban  hacerse  anualmente,  si  el  concierto  se verifica por uno de los Ministros de la Corona.

2.°  Los contratos que no excedan de 15.000 reales en su total importe, o de 5.000 las entregas que deban  hacerse  anualmente,  si  el  concierto  se verifica por las Direcciones generales.

3.°  Los contratos que no excedan de 5.000 reales en  su  total  importe,  o  sea  1.000  las  entregas anuales,  si  el  contrato  se  celebra  por  delega-ción en las provincias, y se autorizase para ello por el Gobierno o su delegado.

4.°  Los  contratos  sobre  objetos  cuyo  productor disfrute de privilegio de  invención o  introduc-ción.

5.°  Aquellos  que  sean  sobre  artículos  en  que  no haya más que un solo productor.

6.°  Los que versen sobre objetos de que no haya sino más que un solo poseedor.

7.°  Los  contratos  de  reconocida  urgencia  que por circunstancias  imprevistas demandaren un pronto servicio que no dé  lugar a  los trámites prefijados.

8.°  Los que se verifiquen después de dos subastas consecutivas  sin  haber  licitadores  con  tal  que no exceda del tipo fijado en las condiciones.

9.°  Los contratos en que  la  seguridad del Estado exija  garantías  especiales  o  gran  reserva  por parte de la Administración.

10.°  Los  contratos  de  explotación,  fabricación  o abastecimiento que se hagan por vía de ensa-yo.

La contratación pública en España en este siglo xIx, se basaba en las siguientes características:

—  Contratación de las obras por una suma fija, esti-pulada de antemano.

—  Tanto alzado

—  Se excluía la posibilidad de modificación.

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82  I  Contratación Administrativa Práctica  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Contratación práctica

—  Si  se  producía  alguna  alteración  se  rescindía  el contrato, lo que ocasionaba:

•  Perturbación de la marcha de las obras.

•  Indemnización  al  contratista  por  los  perjuicios ocasionados.

2. REfERENCIAS SS. XIX y XX

Después, y también dentro del siglo xIx, se dictaron otras disposiciones de igual rango, hasta que en 1911 se promulgó la Ley de Contabilidad de la Hacienda Pública, en cuyo capítulo V se trataba la Contratación del Estado. En estos tiempos la única forma de adjudi-cación de los contratos públicos era la SUBASTA, es de-cir, a la proposición más económica, sin atender a otras consideraciones, como la calidad. No se trataba, pues, de comprar lo mejor sino lo más «barato». 

En 1903 se introduce el concurso como forma de ad-judicación para determinados contratos de obras, aun-que sigue prevaleciendo como forma de adjudicación la subasta. 

La Ley de 17 de octubre de 1940,  facilita  la concu-rrencia de licitadores y fija la fianza definitiva en propor-ción al presupuesto de la obra (desde el 1 al 4 por 100).

La Ley de 20 de diciembre de 1952, restablece el ca-pítulo V de la Ley de Contabilidad de la Hacienda Públi-ca de 1911, que fue suspendido en 1936. Se refuerza la contratación directa en detrimento de  la  subasta y del concurso,  fijando  en  los  casos  de  cuantía  el  límite  de 500.000 pesetas.

El  Decreto  de  9  de  enero  de  1953  (Corporaciones Locales) estuvo inspirado por el afán de precaver y evi-tar cuantas corruptelas pudieran deslizarse en el área de intereses particulares con menoscabo de los generales.

Estas  disposiciones  estuvieron  vigentes,  aunque con  ciertas  intermitencias,  hasta  la  Ley 198/1963, de Bases de Contratación del Estado y su texto articulado de 1965,  finalizándose  la  regulación  de esta materia con la promulgación del Reglamento de Contratación del Estado en 1967.

La Ley del 63, se impuso como objetivos:

  Regular los contratos del Estado, bajo principios jurídicos y administrativos, acordes con las nece-sidades actuales.

  Disciplinar la actividad pública contractual.

  Perfilar el Estado como instrumento decisivo para el desenvolvimiento de la acción social y para la verificación de los planes de fomento.

  Coordinar  las  posibilidades  financieras  públicas con las finalidades reales y estas con el empresa-rio.

  Situar el contrato como pieza maestra del nuevo estilo de operar administrativo.

  Procedimentar la selección del empresario.

  Establecer  las  facultades exorbitantes de  la Ad-ministración.

  Crear una jurisdicción propia y la sumisión prefe-rente al Derecho administrativo.

  Perfeccionar la organización gestora de la Admi-nistración.

Por su parte, como es natural, el Decreto 923/1965, que aprobaba el texto refundido, cumple el mandato y finalidad de la Ley de Bases.

La Ley 5/1973, de 17 marzo,  modificó  parcial-mente  la  Ley  de  Contratos  del  Estado,  introduciendo determinados  cambios  e  innovaciones  en  la  normativa de este  texto  legal que hizo necesario  incorporar con-secuentes modificaciones en el Reglamento del 67, ac-tualizando, mediante el nuevo Reglamento de 1975, numerosos preceptos de este cuerpo legal recopilando los perfeccionamientos aconsejados por  la experiencia hasta entonces recogida, razón por la cual, tal y como se justificaba en el preámbulo del Decreto 3410/1975, se hizo necesario aprobar una nueva versión completa del Reglamento General de Contratación del Es-tado.

3. LA INfLUENCIA DE LA UNIÓN EUROPEA

La  incorporación de España a  la entonces denomi-nada  Comunidad  Económica  Europea  en  1986,  obligó a la adaptación inmediata de la legislación de contratos del Estado a  las Directivas Comunitarias sobre Obras y Suministros,  lo que  tuvo  lugar mediante  la publicación del  Real Decreto Legislativo 931/1986,  en  cum-plimiento de  la Ley 47/1985). Como es  lógico hubo de modificarse,  asimismo,  el  Reglamento  para  adaptarlo al  R.D.L.931/86  y  a  las  Directivas  Comunitarias,  lo  que tuvo  lugar mediante  la publicación del Real Decreto 2528/1986, de 28 de noviembre.

Así, no sin numerosas normas desarrolladoras e inclu-so innovadoras, como la revisión de precios, inversiones y contratos en el extranjero, clasificación de empresas, pliegos generales, contratos con empresas consultoras o de servicios, contratos para la realización de trabajos específicos y concretos no habituales, etc.,  llegamos al texto legal bajo la denominación de «LEY DE CONTRA-TOS  DE  LAS  ADMINISTRACIONES  PUBLICAS»  (Ley 13/1995, de 18 de mayo, B.O.E. del 19), que deroga expresamente las leyes subsistentes sobre contratos del 

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Estado, como son el texto articulado del 65, la Ley del 73 y el R.D.L.931/86.

Es  esta  Ley  del  95  una  ley  general  para  todas  las administraciones públicas del Estado Español, con emi-nente  carácter  «básico»  a  tenor  del  art.149.1.18ª  de  la Constitución Española.

Otra novedad a destacar de esta Ley es la inclusión en su  texto de  los contratos administrativos especiales que fueron regulados mediante el Decreto 1005/74 y el R.D.1465/85, el primero con empresas consulto-ras  o  de  servicios,  y  el  segundo  para  la  realización  de trabajos específicos y concretos, no habituales, conside-rándolos, a partir de entonces, como otros contratos ad-ministrativos ordinarios, tales como los de obras, gestión de servicios públicos y suministros.

En sus pretensiones se incluían:

  Otorgar  a  las  Comunidades  Autónomas  capaci-dad de regulación sobre la materia.

  Adecuar  la  legislación  contractual  a  la  Comuni-dad Europea.

  Tomar en consideración aspectos de contratación pública resultantes del Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo y algunos del Acuerdo sobre contratación pública de la Organización Mundial del Comercio.

  Otorgar regulación propia a cada tipo de contra-to y una regulación general común.

  Aumentar la transparencia y objetividad de la ac-tividad administrativa contractual.

  Incrementar la concurrencia.

4. LA CONSOLIDACIÓN DEL NUEVO MODELO LE-GISLATIVO

Ya a partir de la Ley 13/1995, empieza el Estado es-pañol  (o Reino de España en términos comunitarios), a tomar conciencia de la subordinación a las directivas eu-ropeas de sus propias leyes en materia de contratación pública. 

El Real Decreto 390/1996,  de  1  de  Marzo,  de-sarrolla parcialmente la Ley 13/1995, de 18 de mayo, de Contratos de las Administraciones Públicas.

El Real Decreto 704/1997, de 16 de mayo, regula el régimen jurídico, presupuestario y financiero del con-trato administrativo de obra bajo la modalidad de abono total del precio, en cuyo artículo primero limita su aplica-ción a determinados contratos de obras y precios.

Con el fin de  incrementar  la concurrencia y aumen-tar la transparencia y objetividad en los procedimientos de  adjudicación  en  la  contratación  administrativa,  así 

como  simplificar,  en  lo  posible,  los  procedimientos  de contratación con respeto a los principios básicos de pu-blicidad, libre concurrencia y transparencia en la contra-tación de las Administraciones públicas, se promulga la Ley 53/1999, de 28 de diciembre, por la que se modi-fica la Ley 13/1995, de 18 de mayo, de Contratos de las Administraciones Públicas.

La  disposición  final  única,  apartado  2,  de  la  Ley 53/1999,  autorizaba  al  Gobierno  para  que  en  el  plazo de seis meses a partir de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado» elaborase un  texto  refundido de  la Ley  de  Contratos  de  las  Administraciones  Públicas,  in-cluyendo  la  facultad  de  regularizar,  aclarar  y  armonizar los  textos  legales, al que se  incorporasen  las modifica-ciones que en el texto de la Ley de Contratos de las Ad-ministraciones Públicas se introducían por la propia Ley 53/1999, antes citada y por la disposición adicional pri-mera de la Ley 9/1996, de 15 de enero, por la que se adoptaban medidas extraordinarias, excepcionales y ur-gentes en materia de abastecimientos hidráulicos como consecuencia  de  la  persistencia  de  la  sequía;  además de la pervivencia de todo un corolario de disposiciones varias, que evitamos citar,  llevan a  la promulgación del Real Decreto Legislativo 2/2000,  de  16  de  junio, por el que se aprueba el  texto  refundido de  la Ley de Contratos  de  las  Administraciones  Públicas,  fijándose como objetivos:

  Regularizar, aclarar y armonizar los textos legales hasta entonces vigentes.

  Estructura bipolar:

•  Una parte general

•  Una parte especial, según tipo de contrato

  A partir de 24-08-2003, se incorpora Ley13/2003,de23.05.2003,reguladoradelcontratodeconcesióndeobraspúblicas(BOEdel24)

Mediante Real Decreto 1098/2001, de 12 de oc-tubre, se aprueba el Reglamento General de  la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas.

La  Ley 13/2003,  de  23  de  mayo,  reguladora  del contrato de concesión de obras públicas, que busca en el empresario privado un colaborador de la Administra-ción en el desarrollo económico sostenido y en la mejora de la calidad de vida, configurando como una especial significación la institución de la concesión, utilizada en el siglo xIx como opción cardinal en los grandes empeños administrativos y recogida y adaptada, en función de los distintos objetivos a los que se ordenaba, en las legisla-ciones sectoriales que surgen en el siglo xIx.

El objetivo de esta Ley es recuperar los rasgos defi-nidores de la figura centenaria de la concesión de obras públicas -contribución de los recursos privados a la crea-ción de  infraestructuras  y equitativa  retribución del es-

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fuerzo empresarial-,  figura  insustituible en el  actuar de los  poderes  públicos,  si  bien  ajustando  los  mismos  al modelo administrativo y social de nuestros días, es decir, haciendo útil de nuevo la institución, en función de sus características esenciales, en  todos  los campos en que está llamada a operar.

Desde el punto de vista de  la  técnica normativa se optó por  insertar  la  regulación específica de este con-trato  en  la  Ley  de  Contratos  de  las  Administraciones Públicas,  Texto  Refundido  aprobado  por  Real  Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio.

5. EL PRECEDENTE INMEDIATO A LA SITUACIÓN ACTUAL

Así llegamos a la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de contratos del sector público, publicada en el BOE de 31.10.2007.  Se  señala  en  el  preámbulo  de  la  Ley,  que, aun siendo  la necesidad de  incorporar a nuestro orde-namiento  la Directiva 2004/18/CE  el  motivo  deter-minante de la apertura de un nuevo proceso de revisión de nuestra legislación de contratos públicos, este punto de partida no ha operado como límite o condicionante de su alcance. La norma resultante, en consecuencia, no se constriñe a trasponer las nuevas directrices comunita-rias, sino que, adoptando un planteamiento de reforma global, introduce modificaciones en diversos ámbitos de esta legislación, en respuesta a las peticiones formuladas desde múltiples instancias (administrativas, académicas, sociales y empresariales) de introducir diversas mejoras en  la misma y dar  solución a ciertos problemas que  la experiencia aplicativa de la Ley de Contratos de las Ad-ministraciones Públicas ha ido poniendo de relieve. Así apreciamos las siguientes pretensiones: 

  Persiste en la necesidad de adaptar la legislación de contratos a los requerimientos de las directi-vas comunitarias, especialmente la derivada de la Directiva 2004/18/CE.

  Prevé la necesidad de pautar  la contratación de otros sujetos del sector público que no tienen la consideración de Administración Pública..

  Aplicabilidad  de  la  Ley  a  todos  los  sujetos  del sector público.

  Simplificación y mejora de la gestión contractual.

  Fomentar los contratos de colaboración entre el sector público y el sector privado.

  Los contratos de investigación y desarrollo cons-tituyen una de las novedades de la Ley de Contra-tos del Sector Público, desarrollando el programa general de “Estrategia Estatal de Innovación”, in-corporada a la Ley de la Ciencia.

  Acuña la categoría legal de “contratos sujetos a regulación armonizada” que define los negocios 

que, por  razón de  la entidad contratante, de su tipo y de su cuantía, se encuentran sometidos a las directivas europeas.

  Fomentar  consideraciones  de  tipo  social  y medioambiental  como  condiciones  especiales de ejecución del contrato o como criterios para valorar las ofertas.

  Nueva regulación de técnicas para racionalizar las adquisiciones de bienes o servicios

  Inserción plena de los medios electrónicos, infor-máticos y telemáticos

  Regulación  del  recurso  especial  en  materia  de contratación

A partir de su promulgación, se han producido varias disposiciones  legales que modifican y/o afectan a esta ya derogada ley, tales como:

•  Vocabulario común de contratos públicos (CPV). Reglamento (CE) nº 213/2008 de la Comi-sión de 28 de noviembre de 2007 que modifica el Reglamento (CE) nº 2195/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, por el que se aprueba el Vocabulario común de contratos públicos (CPV), y las Directivas 2004/17/CE y 2004/18/CE del Parla-mento Europeo y del Consejo sobre los procedi-mientos de los contratos públicos, en lo referente a la revisión del CPV (DOUE de 15.03.2008).

•  Reglamento (CE) nº 451/2008 del Par-lamento Europeo y del Consejo  de  23  de abril de 2008 por el que se establece una nueva clasificación estadística de productos por activi-dades (CPA) y se deroga el Reglamento (CEE) no 3696/93 del Consejo (DOUE 04.06.2008).

•  Orden del Ministerio de Presidencia PRE/116/2008,  de  21  de  enero  (BOE  de 31.01.2008), aprueba el Plan de Contratación Pú-blica Verde de la Administración General del Es-tado y sus Organismos Públicos, y las Entidades Gestoras de la Seguridad Social.

•  Resolución de 2 de junio de 2008, de la Intervención General de la Administración del Estado, por la que se hace público el Acuer-do del Consejo de Ministros de 30 de mayo de 2008, por el que  se da aplicación a  la previsión de los artículos 147 y 152 de la Ley General Pre-supuestaria, respecto al ejercicio de la función in-terventora en régimen de requisitos básicos (BOE de 13.06.2008).

•  Ley 2/2008,  de  23  de  diciembre,  de  presu-puestos  generales  del  Estado  para  2009  (BOE 

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de 24.12.2008. Corrección de errores en BOE de 06.03.2009).

•  Real Decreto 817/2009, de 8 de mayo (BOE de 15.05.2009. Corrección de errores en BOEs de 18.06.2009, 14.07.2009, 03.10.2009), que desarro-lla parcialmente la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público.

•  Orden del Ministerio de Economía y Ha-cienda EHA/3497/2009, de 23 de diciembre, se hacen públicos los límites de los distintos tipos de contratos a efectos de  la contratación admi-nistrativa a partir de 1 de enero de 2010  (BOE de 29.12.2009).

•  Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Co-municación Audiovisual (BOE de 1 de abril).

•  Real Decreto Ley 6/2010, de 9 de abril, de medidas  para  el  impulso  de  la  recuperación económica  y  el  empleo  (BOE  de  13.04.2010. Corrección de errores en BOEs de 17.04.2010 y 20.04.2010).

•  Real Decreto Ley 8/2010,  de  20  de  mayo. Adopta  medidas  extraordinarias  para  la  reduc-ción  del  déficit  público  (BOE  de  24.05.2010. Corrección de errores en BOEs de 25.05.2010 y 26.05.2010).

•  Orden EHA/1490/2010, de 28 de mayo, por la que se  regula el  funcionamiento del Registro Oficial de Licitadores y Empresas Clasificadas del Estado (BOE 10.06.2010).

•  Real Decreto 3/2010,  de  8  de  enero,  por el que se regula el Esquema Nacional de Seguridad en  el  ámbito  de  la  Administración  Electrónica (BOE de 29.01.10).

•  Resolución de 28 de diciembre de 2010, de  la Dirección General del Tesoro y Política Fi-nanciera,  por  la  que  se  publica  el  tipo  legal  de interés de demora aplicable a las operaciones co-merciales durante el primer semestre natural del año 2011 (BOE 31 de diciembre de 2010). 

•  Ley 14/2010, de 5 de julio (BOE de 06.07.2010), de  infraestructuras  y  servicios  de  información geográfica en España.

•  Ley 15/2010, de 5 de julio (BOE de 06.07.2010). Modificación de la Ley 3/2004, de 29 de diciem-bre, por  la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comercia-les.

•  Ley 34/2010,  de  5  de  agosto  (BOE  de 09.08.2010),  de  modificación  de  las  Leyes 

30/2007,  de  30  de  octubre,  de  Contratos  del Sector Público, 31/2007, de 30 de octubre, sobre procedimientos  de  contratación  en  los  sectores del agua, la energía, los transportes y los servicios postales, y 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la  Jurisdicción  Contencioso-Administrativa  para adaptación a la normativa comunitaria de las dos primeras.

•  Real Decreto 100/2010, de 5 de agosto, sobre visado colegial obligatorio (BOE de 06.08.2010).

•  Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible (BOE de 05.03.2011)

•  Real Decreto 300/2011, de 4 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 817/2009, de  8  de  mayo,  por  el  que  se  desarrolla  parcial-mente la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de con-tratos del sector público y se habilita al titular del Ministerio de Economía y Hacienda para modifi-car sus anexos (BOE de 22.03.2011).

•  Ley 7/2011, de 11 de abril, por la que se mo-difican la Ley 41/1999, de 12 de noviembre, sobre sistemas de pagos y de liquidación de valores y el Real Decreto-ley 5/2005, de 11 de marzo, de reformas urgentes para el impulso a la producti-vidad y para la mejora de la contratación pública (BOE de 12.04.2011).

•  Real Decreto Ley 5/2011, de 29 de abril, de me-didas para la regularización y control del empleo sumergido y  fomento de  la  rehabilitación de vi-viendas (BOE de 06.05.2011).

•  Decreto 54/2011, de 17 de mayo, por el que se regula  la utilización de medios electrónicos y se establecen medidas de organización y de mejora de la transparencia en la contratación del Sector Público de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (DOCM de 21.05.2011).

•  Resolución  de  16/02/2011,  de  la  Secretaría  Ge-neral,  por  la  que  se  ordena  la  publicación  del Acuerdo del Consejo de Gobierno por el que da aplicación a  la previsión del artículo 97 del Tex-to Refundido de la Ley de Hacienda de Castilla-La  Mancha,  aprobado  por  Decreto  Legislativo 1/2002, de 19 de noviembre, respecto al ejercicio de  la  función  interventora  en  régimen  de  com-probación  de  extremos  esenciales  (DOCM  de 22.02.2011). 

•  Resolución de 17/05/2011, de la Vicepresidencia y Consejería de Economía y Hacienda, por la que se modifica el Acuerdo del Consejo de Gobierno por el que da aplicación a la previsión del artículo 97 del Texto Refundido de la Ley de Hacienda de Castilla-La Mancha, aprobado por Decreto Legis-lativo  1/2002,  de  19  de  noviembre,  respecto  al 

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Contratación práctica

ejercicio de la función interventora en régimen de comprobación  de  extremos  esenciales  (DOCM de 25.05.2011).

•  Resolución de 15/04/2011, de  la Universidad de Castilla-La Mancha, por la que se declara necesa-rio tramitar como contrato mayor, por  la unidad de contratación de esta Universidad,  la adquisi-ción de cualquier bien mueble que lleve apareja-do su mantenimiento por una duración superior a un año (DOCM de 30.05.2011).

•  Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tec-nología y la innovación (BOE de 02.06.2011).

•  Resolución de 24/05/2011, de  la Universidad de Castilla-La  Mancha,  por  la  se  declara  necesario publicar en el perfil del contratante de esta Uni-versidad  toda  la  información  relativa  a  licitacio-nes que vayan a adjudicarse a través del proce-dimiento  negociado  sin  publicidad  (DOCM  de 04.07.2011).

•  Ley  26/2011,  de  1  de  agosto,  de  adaptación normativa  a  la  Convención  Internacional  sobre los Derechos de  las Personas con Discapacidad (BOE 02.08.2011).

•  Decreto  294/2011,  de  10  de  noviembre,  por  el que se adoptan medidas y se establecen los ór-ganos competentes para la racionalización técni-ca en materia de contratación para la Administra-ción de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y sus organismos autónomos (DOCM de 14.11.2011).

6. LA SITUACIÓN ACTUAL

Después  de  este  corolario  normativo,  difícilmente asimilable,  al  menos  en  lo  que  a  un  razonable  segui-miento sin perturbaciones graves se refiere,  la Vicepre-sidenta del Gobierno de Asuntos Económicos y Ministra de Economía y Hacienda, de acuerdo con el Consejo de Estado  y  previa  deliberación  del  Consejo  de  Ministros en su  reunión del día   11 de noviembre   de 2011, me-diante  Real  Decreto  Legislativo  3/2011,  se  aprueba  el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Públi-co, publicándose en el Boletín Oficial del Estado del día 16 de noviembre, entrando en vigor el 16 de diciembre siguiente1.

Este  texto  refundido  da  cumplimiento  a  la  disposi-ción final 32ª de la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Eco-nomía Sostenible, integrándose, debidamente regulari-zadas, aclaradas y armonizadas, tanto la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público,  como las disposiciones en materia de contratación del sector público  contenidas  en  normas  con  rango  de  ley,  ofre-ciendo  su  razón  de  ser  en  la  seguridad  jurídica,  pues, la  sucesión  de  leyes  que  han  modificado  por  diversos motivos la hasta entonces vigente Ley 30/2007, unido a 

la existencia de otras normas en materia de financiación privada para la ejecución de contratos públicos incluidas en otros textos legislativos, pero de indudable relación con los preceptos que regulan los contratos a los que se refieren, aconsejaban  la elaboración de un  texto único en el que se incluyeran debidamente aclaradas y armo-nizadas, todas las disposiciones aplicables a la contrata-ción del sector público, como hemos señalado anterior-mente,  como  así  lo  puso  de  manifiesto  el  Consejo  de Estado en su Dictamen de 29 de abril de 2010.

En primer lugar, se ha procedido a integrar en un tex-to único todas  las modificaciones  introducidas a  la Ley 30/2007,  de  30  de  octubre,  a  través  de  diversas  Leyes modificatorias  de  la  misma,  que  han  dado  una  nueva redacción a determinados preceptos o han introducido nuevas disposiciones. Dichas Leyes son las siguientes: el Real Decreto-ley 6/2010, de 9 de abril, de medidas para el  impulso de  la  recuperación económica y el empleo; el Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se  adoptan  medidas  extraordinarias  para  la  reducción del déficit público;  la Ley 14/2010, de 5 de julio, de in-fraestructuras y  los servicios de  información geográfica en  España;  la  Ley  15/2010,  de  5  de  julio,  de  modifica-ción de  la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por  la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las  operaciones  comerciales;  la  Ley  34/20102,  de  5  de agosto, de modificación de las Leyes 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público, 31/2007, de 30 de octubre, sobre procedimientos de contratación en los sectores del agua, la energía, los transportes y los servi-cios postales,  y 29/1998, de 13 de  julio,  reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa para adapta-ción a  la normativa comunitaria de  las dos primeras;  la Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo; la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible; el Real Decreto-ley 5/2011, de 29 de abril, de medidas para la regularización y control del empleo sumergido y fomento de la rehabi-litación de viviendas; la Ley 24/2011, de 1 de agosto, de Contratos del Sector Público en  los ámbitos de  la De-fensa y la Seguridad, y la Ley 26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la Convención internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

En  segundo  lugar,  siguiendo  el  mandato  del  legis-lador, se ha procedido a  integrar en el texto  las dispo-siciones vigentes relativas a la captación de financiación privada para la ejecución de contratos públicos. Por una parte,  en  materia  de  contrato  de  concesión  de  obras públicas, se han integrado las disposiciones sobre finan-ciación contenidas en el todavía vigente Capítulo IV del Título V del Libro II, comprensivo de los artículos 253 a 260, ambos inclusive, del Texto Refundido de la Ley de Contratos  de  las  Administraciones  Públicas,  aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio, que por esta disposición se deroga en su totalidad. Por otra, para el contrato de colaboración público-privada se in-cluyen en el  texto  las previsiones contenidas en  la Ley 

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2/2011, de 4 de marzo, incluyendo las relativas a la cola-boración público-privada bajo fórmulas institucionales.

Como consecuencia de  todo ello,  se ha procedido a ajustar  la numeración de  los artículos y, por  lo  tanto, las remisiones y concordancias entre ellos, circunstancia ésta que se ha aprovechado, al amparo de la delegación legislativa, para ajustar algunos errores padecidos en el texto original.  Igualmente, se ha  revisado  la parte final de  la Ley, eliminando disposiciones e  incluyendo otras motivadas por el tiempo transcurrido desde la aproba-ción de la Ley 30/2007 y sus modificaciones.

Siguiendo a Moreno Molina y Pleite Guadamillas3, de acuerdo con el artículo 1 de la LCSP (ahora TRLCSP), la norma de cabecera de todo nuestro Derecho de la con-tratación pública, que se aplica además a todas las Ad-ministraciones y organismos y entidades públicas, junto a la garantía de la igualdad, publicidad y transparencia, fija como novedosos objetivos de la norma “asegurar, en conexión con el objetivo de estabilidad presupuestaria y control del gasto, una eficiente utilización de los fondos destinados  a  la  realización  de  obras,  la  adquisición  de bienes y la contratación de servicios mediante la exigen-cia de la definición previa de la necesidades a satisfacer, la salvaguarda de la libre competencia y la selección de la oferta económicamente más ventajosa.

Se  entiende  por  ellos  que  cuando  la  LCSP  (ahora TRLCSP) señala en el párrafo 2 del citado artículo 1 que: “Es igualmente objeto de esta Ley la regulación del ré-gimen  jurídico  aplicable  a  los  efectos,  cumplimiento  y extinción de los contratos administrativos, en atención a los fines institucionales de carácter público que a través de los mismos se tratan de realizar”, reconoce el papel secundario  y  parcial  de  esta  normativa  con  respecto  a sus objetivos principales sentados en el párrafo anterior. De  esta  forma,  las  prerrogativas  o  cláusulas  exorbitan-tes  resultan  sólo  aplicables  a  algunos  de  los  contratos públicos celebrados por  las Administraciones Públicas, los contratos administrativos típicos o especiales, no así a los contratos celebrados por los restantes poderes ad-judicadores y entidades del sector público, que, por el contrario, sí están sujetos en todo caso a los principios generales de la contratación pública y por tanto al respe-to de las reglas derivadas de la libre competencia.

En definitiva,  los principios de objetividad,  transpa-rencia, publicidad y no discriminación, basados en reglas nacionales  y  comunitarias de  naturaleza  constitucional, prevalecen hoy de forma incuestionable sobre cualquier otra  función  de  la  normativa  sobre  contratación.  Estos principios son en nuestros días el fundamento de todas las reglas públicas sobre contratos públicos y se carac-terizan por su transversalidad, ya que alcanzan y se ma-nifiestan en todas las fases contractuales, preparatorias y ejecutorias –frente, por ejemplo, a las directivas euro-peas sobre contratos o al Acuerdo Mundial sobre Con-tratación Pública de la OMC, que regulan principalmente las fases de preparación y adjudicación de los contratos-.

7. EL fUTURO qUE YA ESTÁ AqUÍ

La  cuarta  generación  de  directivas  en  materia  de contratación pública:

  Directiva Contratación Pública (2014_24_UE):

•  Para obras, suministros y servicios.

•  Deroga la 2004/18/CE

  Directiva Contratos de concesión (2014_23_UE):

•  Concesión de obra pública.

•  Concesión de servicio

  Directiva sectores especiales (2014_25_UE):

•  Deroga la 2004/17/CE.

Refiriéndonos a la Directiva de Contratación Pública, destacamos:

I. El  papel  clave  que  desempeña  la  contratación pública  en  la  Estrategia  Europa  2020,  iniciativa insignia para la innovación en la Unión, una estra-tegia para un crecimiento inteligente, sostenible e  integrador, garantizando un uso más eficiente de los fondos públicos. 

Así la revisión de las normas hasta ahora vigentes sobre contratación pública, posibilitará:

a) Incrementar la eficiencia del gasto público;

b) Facilitar  la  participación  de  las  PYMES  en  la contratación pública;

c) Permitir que los contratantes utilicen mejor la contratación  pública  en  apoyo  de  objetivos sociales comunes:

d) Aclarar  determinadas  nociones  y  conceptos básicos  para  garantizar  la  seguridad  jurídica e incorporar determinados aspectos de reite-rada jurisprudencia del TJUE relativa a la con-tratación pública.

II. Derechos  de  las  personas  con  discapacidad  en cumplimiento de la Convención de las Naciones Unidas, mediante:

a) Elección de medios de comunicación;

b) Especificaciones técnicas;

c) Criterios de adjudicación;

d) Condiciones de ejecución del contrato.

III. Investigación e innovación: Los poderes públicos deben hacer  la mejor utilización estratégica po-

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sible de la contratación pública para fomentar la innovación.

IV. Medios de información y comunicación electróni-cos: 

a) Pueden  simplificar  enormemente  la  publica-ción de los contratos y aumentar la eficiencia y  la  transparencia  de  los  procedimientos  de contratación;

b) Deben convertirse en el método estándar de comunicación  e  intercambio  de  información en los procedimientos de contratación. 

1  Corrección de errores en BOE de 3 de febrero de 2012.

2  Ver Ley 34/2010, de 5 de agosto (BOE de  09.08.2010), de modificación  de  las  Leyes  30/2007,  de  30  de  octubre,  de Contratos  del  Sector  Público,  31/2007,  de  30  de  octubre, sobre procedimientos de contratación en  los sectores del agua,  la energía,  los transportes y  los servicios postales, y 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Con-tencioso-Administrativa para adaptación a la normativa co-munitaria de las dos primeras. Especialmente:

  a) Disposición adicional primera (Régimen de los órganos competentes para resolver los recursos de la Administra-ción General del Estado y Entidades Contratantes ads-critas a ella)

  b) Disposición adicional segunda  (Apoyo técnico y ad-ministrativo al Tribunal Central de Recursos Contrac-tuales)

  c) Disposición adicional tercera (Comunicaciones y notifi-caciones)

  d)  Disposición  transitoria  primera  (Primer nombramiento y constitución del Tribunal Central de Recursos Contrac-tuales)  Ver  Orden  EHA/2237/2010,  de  10  de  agosto,  por la  que  se  convoca  la  provisión  de  puestos  de  Presidente y Vocales del Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (BOE de 16.08.2010).

  e)  Disposición  transitoria  segunda  (Régimen supletorio para las Comunidades Autónomas)

  f)  Disposición  transitoria  tercera  (Procedimientos en curso)

  g) Disposición derogatoria (sólo afecta a la Ley 31/2007)

  h) Disposición final primera (Deducción por doble imposi-ción sobre dividendos de fuente interna en el Impuesto sobre Sociedades)

  i) Disposición final segunda (Modificación de la Ley 29/2006, de 26 de julio, de Garantías y Uso Racional de los medica-mentos y productos sanitarios)

  j) Disposición final tercera (Entrada en vigor).

3  La nueva Ley de Contratos del Sector Público. Estudio siste-mático, LA LEY 2011, 3ª edición.

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Contratista versus Administración

En los últimos años se ha producido un intenso de-bate  sobre  si  procede  la  incautación  automática  de  la garantía definitiva en caso de resolución del contrato por incumplimiento del contratista, o si, por el contrario, es necesaria  la declaración previa de unos eventuales da-ños y perjuicios.

Este debate tiene su origen en la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público (en lo suce-sivo, Ley 30/2007 o LCSP), que supuso un cambio norma-tivo respecto a la  legislación anterior y cuya regulación se mantiene en  la actualidad en el Texto  refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, aprobado por el Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre (en lo sucesivo, TRLCSP). Diversos autores se han hecho eco de este debate1.

Veamos  a  continuación  cuál  es  la  regulación  actual de la garantía definitiva en los contratos y cuál ha sido el cambio normativo que ha dado lugar al debate sobre si la incautación de la garantía en los casos de resolución de un contrato por causa imputable al contratista es au-tomática o no.

En cuanto a la regulación de la garantía definitiva, el artículo 100 del TRLCSP, bajo el epígrafe «Responsabi-lidades a que están afectas las garantías», señala que la garantía exigida al adjudicatario de un contrato respon-de de los siguientes conceptos:

a)  De las penalidades impuestas al contratista con-forme al artículo 212.

b)  De la correcta ejecución de las prestaciones con-templadas en el contrato, de los gastos origina-dos a la Administración por la demora del contra-tista en el cumplimiento de sus obligaciones, y de los daños y perjuicios ocasionados a la misma con motivo de la ejecución del contrato o por su in-cumplimiento, cuando no proceda su resolución.

c)  De  la  incautación  que  puede  decretarse  en  los casos de resolución del contrato, de acuerdo con lo que en él o en esta Ley esté establecido.

d)  Además, en el contrato de suministro la garantía definitiva responderá de la inexistencia de vicios 

o defectos de  los bienes  suministrados durante el  plazo  de  garantía  que  se  haya  previsto  en  el contrato.

El artículo 102 del TRLCSP, bajo el epígrafe «Devo-lución y cancelación de las garantías», establece en los apartados 1 y 2 lo siguiente:

«1. La garantía no será devuelta o cancelada has-ta que se haya producido el vencimiento del plazo de garantía y cumplido satisfactoriamente el contrato de que se trate, o hasta que se declare la resolución de éste sin culpa del contratista.

2. Aprobada la liquidación del contrato y trans-currido el plazo de garantía, si no resultaren respon-sabilidades se devolverá la garantía constituida o se cancelará el aval o seguro de caución.

El acuerdo de devolución deberá adoptarse y notificarse al interesado en el plazo de dos meses desde la finalización del plazo de garantía. Transcu-rrido el mismo, la Administración deberá abonar al contratista la cantidad adeudada incrementada con el interés legal del dinero correspondiente al período transcurrido desde el vencimiento del citado plazo hasta la fecha de la devolución de la garantía, si ésta no se hubiera hecho efectiva por causa imputable a la Administración.»

En  cuanto  al  cambio normativo  a  raíz  del  cual  se ha generado este debate, es necesario prestar especial atención  a  la  redacción  de  los  preceptos  relacionados con esta cuestión. 

El  artículo  113.4  del  Texto  refundido  de  la  Ley  de Contratos  de  las  Administraciones  Públicas,  aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio (en lo sucesivo, TRLCAP), preveía la incautación de la garan-tía como un efecto propio y necesario de la resolución del contrato por incumplimiento culpable del contratis-ta, y establecía que:

«Cuando el contrato se resuelva por incumpli-miento culpable del contratista le será incautada la garantía y deberá, además, indemnizar a la Adminis-

La incautación de la garantía definitiva en caso de resolución del contrato por incumplimiento del contratista

Flor Espinar Maat Secretaria de la Junta Consultiva de Contratación Administrativa de las Illes Balears

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tración los daños y perjuicios ocasionados en lo que excedan del importe de la garantía incautada.»

Por tanto, preveía la incautación automática de la ga-rantía en estos casos y, además, una indemnización a la Administración en concepto de daños y perjuicios.

Posteriormente,  la  Ley  30/2007  estableció  en  los apartados 4 y 5 del artículo 208, que regulaba los efectos de la resolución de los contratos, lo siguiente: 

«4. Cuando el contrato se resuelva por incum-plimiento culpable del contratista, éste deberá in-demnizar a la Administración los daños y perjuicios ocasionados. La indemnización se hará efectiva, en primer término, sobre la garantía que, en su caso, se hubiese constituido, sin perjuicio de la subsisten-cia de la responsabilidad del contratista en lo que se refiere al importe que exceda del de la garantía incautada.

5. En todo caso el acuerdo de resolución conten-drá pronunciamiento expreso acerca de la proceden-cia o no de la pérdida, devolución o cancelación de la garantía que, en su caso, hubiese sido constituida.»

Esta  redacción,  con  alguna  ligera  modificación  (el último apartado incorporó la frase «Sólo se acordará la pérdida de la garantía en caso de resolución del contrato por concurso del contratista cuando el concurso hubiera sido calificado como culpable»), pasó posteriormente a los apartados 3 y 4 del artículo 208, y, finalmente, a los apartados 3 y 4 del artículo 225 del TRLCSP, vigente en la actualidad.

Así, si bien el TRLCAP establecía expresamente que en estos casos debía incautarse la garantía, que operaba así  como  un  mínimo  –de  modo  que  la  Administración podía reclamar al contratista el  importe de los daños y perjuicios reales si éstos superaban el importe de la ga-rantía  incautada–, el artículo 225 del TRLCSP no es tan claro,  pues  únicamente  impone,  de  forma  expresa,  la necesaria indemnización a la Administración por la tota-lidad de los daños y perjuicios que se le hayan causado.

Este cambio en  la  redacción del precepto ha dado lugar  a  dos  interpretaciones  claramente  diferenciadas sobre si se ha producido o no un cambio sustancial en la regulación, es decir, si a partir del TRLCSP la incautación de la garantía en los casos de resolución de un contrato por causa imputable al contratista ha dejado de ser au-tomática o si, al igual que con la regulación del TRLCAP, sigue siendo automática.

El debate se ha evidenciado, principalmente, en los pronunciamientos de los órganos consultivos, siendo es-casa la jurisprudencia sobre el régimen de la Ley 30/2007 o del TRLCSP.

En relación con la primera interpretación, según la cual  se ha producido un cambio  sustancial en  la  regu-

lación,  existen  pronunciamientos  que  sostienen  que  la incautación de la garantía definitiva en los casos de re-solución  del  contrato  por  incumplimiento  culpable  del contratista ya no es automática.

Posiblemente,  la  lectura de  los apartados 4 y 5 del artículo 208 de la Ley 30/2007 (actualmente, apartados 3 y 4 del artículo 225 del TRLCSP) podría llevar a concluir que con la nueva ley se quiso modificar el régimen has-ta  ese  momento  aplicable  a  la  resolución  del  contrato con  culpa  del  contratista,  a  fin  de  que,  en  tal  caso,  el contratista no perdiese automática y necesariamente la garantía que había constituido, sino que únicamente tu-viese la obligación de indemnizar los daños y perjuicios causados,  siendo  la  garantía  definitiva  el  instrumento para asegurar, al menos hasta su  importe, estos daños y perjuicios. 

Así, el Consejo de Estado considera que la incauta-ción de la fianza ya no es automática, si bien puede rete-nerse hasta la aprobación del expediente contradictorio en el que se cuantifiquen los daños causados a la Admi-nistración. En este sentido se pronuncian los dictámenes 318/2012, 1121/2012 y 646/2012.

En el Dictamen 318/2012 el Consejo de Estado mani-festó lo siguiente, referido a la Ley 30/2007:

«En cuanto a las consecuencias de dicha resolu-ción por incumplimiento culpable de la contratista, el artículo 208.3 de la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público, dispone lo siguien-te […]

Interesa resaltar que el apartado transcrito no prevé la confiscación de la garantía definitiva como un efecto asociado automáticamente a la resolución contractual por incumplimiento de la contratista. Esta previsión contrasta con la contenida en el ar-tículo 113.4 del derogado texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, apro-bado por Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio […], precepto con arreglo al cuál la resolución del contrato por dicha causa conllevaba la confisca-ción de la fianza, sin perjuicio de la obligación de la

Autor: Flor Espinar Maat 

Título:  La  incautación  de  la  garantía  definitiva  en  caso  de resolución del contrato por incumplimiento del contratista 

Resumen: Este artículo da cuenta del debate que se ha pro-ducido  en  los  últimos  años,  a  raíz  de  la  Ley  de  Contratos del Sector Público, sobre si procede o no la incautación au-tomática de la garantía definitiva en caso de resolución del contrato por incumplimiento del contratista. 

fICHA RESUMEN

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La incautación de la garantía definitiva en caso de resolución …

contratista de indemnizar a la Administración por los daños y perjuicios en lo que excediera del importe de la garantía […]. Frente a lo dispuesto en el artículo 113.4 del texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, el artículo 208.3 de la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público circunscribe las consecuencias de la resolución contractual por incumplimiento culpable de la contratista a la obligación de indemnización de los daños y perjuicios ocasionados, la cuál ha de ha-cerse efectiva sobre la garantía constituida, si bien la responsabilidad contractual subsiste en lo que exce-da de su importe. Ello supone que, de ser superior el importe de la fianza al de los daños y perjuicios cuantificados, la confiscación debe ser parcial, pro-cediendo la devolución de la garantía en la suma remanente tras hacerse efectiva la correspondiente indemnización.»

Y en el Dictamen 646/2012 el Consejo de Estado ma-nifestó lo siguiente:

«No cabe duda de que el incumplimiento culpa-ble del contratista supone un daño a los intereses públicos pero la cuantificación y valoración de los perjuicios debe hacerse mediante expediente con-tradictorio, excluyendo de ellos, en todo caso, el pre-cio de instalación de los equipos informáticos en el nuevo edificio. Por otra parte, en el caso presente, no está previsto en el pliego que el incumplimiento culpable del contratista comporte automáticamen-te la pérdida de la garantía ni es posible deducir tal consecuencia de la regulación legal aplicable al con-trato. No obstante, la garantía prestada por el con-tratista queda afecta al pago de la indemnización de los daños y perjuicios irrogados a la Administración.»

En  esta  misma  línea  se  han  pronunciado  diversos órganos  consultivos  autonómicos.  Así,  cabe  destacar, entre otros, el Dictamen 992/2011 del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana, los dictámenes 286/2011 y 54/2012 del Consejo Consultivo de Castilla-La Mancha, el Dictamen 297/2012 del Consejo Consul-tivo  del  Principado  de  Asturias,  y  diversos  dictámenes del  Consejo  Consultivo  de  la  Comunidad  de  Madrid, como por ejemplo  los dictámenes 656/2012, 657/2012, 658/2012, 659/2012 y 660/2012.

El  Dictamen  297/2012  del  Consejo  Consultivo  del Principado de Asturias señala que: 

«[…] debe tenerse en cuenta que en el régimen legal que resulta del artículo 208 de la LCSP la pérdi-da de la garantía se vincula al estricto resarcimiento de los eventuales perjuicios que se hubieran causado a la Administración.»

Los dictámenes del Consejo Consultivo de la Comu-nidad de Madrid manifestaron, con un voto particular, lo siguiente: 

«Del precepto transcrito no puede inferirse la confiscación de la garantía como un efecto automáti-co inherente a la resolución contractual por incumpli-miento culpable del contratista. […]

En la actualidad el artículo 225.3 del TRLCSP (al igual que su precedente inmediato el artículo 208.4 de la LCSP), no contempla referencia alguna a la con-fiscación automática de la garantía, sino que circuns-cribe las consecuencias de la resolución contractual por incumplimiento culpable de la contratista a la obligación de indemnización de los daños y perjui-cios ocasionados, de manera que si el importe de la fianza es superior al de los daños y perjuicios cuantifi-cados, la confiscación debe ser parcial, procediendo la devolución de la garantía en la suma restante.»

El  Consejo  Consultivo  de  las  Illes  Balears  también se ha pronunciado en este mismo sentido en el Dicta-men 18/2012, de 15 de febrero, en el cual manifestó lo siguiente: 

«Como es sabido, el artículo 113.4 del Texto re-fundido de la Ley de Contratos de las Administracio-nes Públicas de 2000 disponía una automaticidad en la incautación de la garantía ante un incumplimiento culpable. En cambio, con la Ley 30/2007 se suprimió esta automaticidad, tal como antes ya había matiza-do el Tribunal Supremo, por ejemplo en la Senten-cia de 9 de abril de 2008. La doctrina del Consejo Consultivo contenida, entre otras, en los dictámenes 172/2010 y 31 y 32/2011 manifiesta que el citado ar-tículo 208.4 establece que, en caso de incumplimien-to culpable del contratista, este deberá indemnizar por los daños y perjuicios, los cuales, si los hay, se harán efectivos, en primer lugar, sobre la garantía.

La incautación de la garantía no se prevé, pues, como un efecto inherente y automático a la resolu-ción por incumplimiento culpable del contratista, sino que queda vinculada a los daños y perjuicios que la situación de incumplimiento ha causado a la Administración y, por tanto, es necesario, antes, de-terminarlos y cuantificarlos. [...]»

En relación con la segunda interpretación, según la cual no se ha producido ningún cambio sustancial en la regulación, existen pronunciamientos a  favor de consi-derar que la incautación de la garantía definitiva en los casos de resolución del contrato por incumplimiento cul-pable del contratista sigue siendo automática.

De  acuerdo  con  esta  posición,  el  artículo  225  del TRLCSP –y, antes, el artículo 208 de la Ley 30/2007– per-mite, que la incautación de la fianza opere de forma au-tomática,  igual que con el TRLCAP, se demuestre o no que existen daños y perjuicios reales y efectivos que ha-yan de indemnizarse, dado que la incautación responde, en todo caso, de  los perjuicios que es evidente que el incumplimiento del contrato imputable al contratista ha causado a la Administración. De esta manera, la garantía 

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definitiva operaría como un mínimo y si se demuestra la existencia de daños y perjuicios el contratista deberá in-demnizarlos en lo que exceda del importe de la garantía incautada.

En este sentido se han pronunciado el Tribunal Supe-rior de Justicia de Galicia en la Sentencia de 31 de mayo de 2012, así como, más recientemente, el Tribunal Supe-rior de Justicia de las Illes Balears en la Sentencia de 28 de  febrero  de  2014,  que  entienden  que  la  incautación de la fianza es adecuada a derecho, y diversos órganos consultivos. 

Así, cabe destacar, entre otros, el Dictamen 403/2012, de 16 de mayo, del Consejo Consultivo de Andalucía, los dictámenes 232/2012 y 447/2012 del Consejo Consultivo de Canarias, el Dictamen 85/2011 del Consejo Consul-tivo de Extremadura, los dictámenes 153/2010 y 481/12 del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, el Dictamen 163/2012 del Consejo Consultivo de Aragón, el Dictamen 149/2011 de  la Comisión Jurídica Asesora de Cataluña, el Dictamen 575/2012 del Consejo Consul-tivo de Galicia, el Dictamen 261/2012 de la Comisión Ju-rídica de la Región de Murcia y el Dictamen 261/2011 de la Comisión Jurídica Asesora del País Vasco.

El Consejo Consultivo de Andalucía, en el Dictamen 403/2012, de 16 de mayo, manifestó lo siguiente: 

«En efecto, y por lo que hace a la naturaleza de la fianza, hay que resaltar que nuestro Derecho Ad-ministrativo se aparta de la visión de la misma como una estimación anticipada y definitiva de los daños y perjuicios, sin que quepa exigir otros. La fianza está llamada a compensar el retraso en la ejecución de la obra o la prestación del servicio, que ha de im-plicar además la puesta en marcha de un nuevo procedimiento de contratación; el hecho del retra-so en la obra o servicio y la necesidad de un nuevo procedimiento son perjuicios de difícil evaluación, y precisamente por ello son evaluados a priori con la fianza definitiva; pero si la Administración acredita que, aparte del retraso en la obra o en la prestación del servicio, y los gastos que le provoque un nuevo proceso de contratación, hay otros daños materiales “puede ejercitar cuantas acciones de resarcimiento le competan, de modo independiente a aquella fian-za, sin que quepa, en definitiva imputar a la misma, el daño sufrido”. La fianza no es una pena convencio-nal por el incumplimiento, que se agota en sí misma, esto es cláusula penal en el sentido del artículo 1152, párrafo primero, del Código Civil, sino que respon-de a cubrir sólo los daños del retraso de la obra o la prestación del servicio; ésta es la solución adoptada por el artículo 208.4 de la LCSP; y éste es el senti-do en el que ha de interpretarse la frase de “en lo que excedan del importe de la garantía incautada”. Ni que decir tiene que la prueba de la existencia de estos otros daños está rigurosamente a cargo de la Administración, habida cuenta de que los posible-

mente más importantes ya vienen cubiertos a priori por la fianza definitiva; y sin más carga procesal que declarar que el incumplimiento del contratista es cul-pable, y procediendo a la confiscación de la fianza como una manifestación más de su privilegio de la decisión ejecutoria, facilitado porque la caución está en su poder. […]

Los efectos de la resolución, como se indica en el artículo 208.3 de la LCSP serán la indemnización a la Administración por los daños y perjuicios que se le pudieran haber ocasionado, haciéndose efectiva dicha cantidad en principio sobre la garantía deposi-tada, sin perjuicio de la subsistencia de responsabili-dad del contratista en cuanto al importe que exceda de la garantía incautada. […]»

El Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, en el Dictamen 481/2012, de 26 de julio, consideró, de la interpretación sistemática de los artículos 208 y 90 de la Ley 30/2007 (en la actualidad, 225 y 102 del TRLCSP), que la incautación de la garantía era automática, y manifestó lo siguiente:

«De la redacción de este precepto [en referen-cia al artículo 208 de la LCSP] en combinación con lo dispuesto en el artículo 90 LCSP, debemos concluir que se permite la confiscación de la garantía con in-dependencia de la entidad de los daños y perjuicios ocasionados por el contratista a la Administración, siempre que la causa de la resolución sea imputable al contratista. Así el artículo 90 LCSP establece que: “La garantía no será devuelta o cancelada hasta que se haya producido el vencimiento del plazo de ga-rantía y cumplido satisfactoriamente el contrato de que se trate, o hasta que se declare la resolución de éste sin culpa del contratista”.

De ello se considera, siempre referido a la fecha que nos ocupa en cuanto la redacción de los precep-tos aplicables de contratación pública, que la confis-cación de la garantía participa del carácter de pena convencional en los casos de resolución por causa imputable al contratista, que permite así resarcirse a la Administración del perjuicio que en todo caso supone al interés público la falta de ejecución total o parcial de un contrato. […]»

El Dictamen 447/2012 del Consejo Consultivo de Ca-narias afirmó que:

«[…] no puede confundirse sin más la eventual ausencia de daños y perjuicios, a los efectos corres-pondientes tras la resolución y la fase de liquidación del contrato, con la confiscación de la fianza al existir culpa del contratista, que procede por esta sola ra-zón (art. 208.3 LCSP) […].»

Al contenido de estos pronunciamientos es posible añadir,  siguiendo  en  parte  a  García-Trevijano2,  los  si-guientes argumentos: 

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La incautación de la garantía definitiva en caso de resolución …

—  La literalidad del artículo 100 del TRLCSP, relati-vo a las responsabilidades a que están afectas las garantías, que no solo afirma expresamente, en la letra b), que la garantía responde de la correcta ejecución de las prestaciones establecidas en el contrato –como cuestión diferente de los daños y perjuicios, a los que hace referencia a continua-ción–,  sino que, de hecho,  las demás  responsa-bilidades enumeradas son circunstancias relacio-nadas precisamente con la correcta ejecución del contrato. 

—  Desde un punto de vista práctico, si se interpreta que la incautación de la garantía no es automáti-ca ello supondría que en la mayoría de casos  la resolución del contrato por culpa del contratista no  tendría  efectos  económicos  negativos  direc-tos  para  el  contratista,  a  causa  de  la  dificultad que puede tener la Administración de demostrar y cuantificar los daños y perjuicios sufridos.

—  La literalidad de la redacción de los apartados 3 y 4 del artículo 225 del TRLCSP no permiten lle-gar a una conclusión clara y definitiva. Aunque la redacción del apartado 3 otorga un gran prota-gonismo a la  indemnización de los daños y per-juicios  ocasionados,  una  lectura  atenta  del  pre-cepto, en relación con el artículo 100.c), permitiría sostener que el régimen del TRLCSP es similar al anterior, pues en definitiva dispone que el impor-te de los daños y perjuicios se cobra con cargo a la garantía constituida, y que  la  responsabilidad del  contratista  subsiste  en  aquello  que  exceda del importe de la garantía.

—  El TRLCSP prevé que la garantía definitiva pueda incautarse en los casos de resolución del contra-to,  de  acuerdo  con  lo  que  establezca  el  propio contrato o esta Ley. Esta posibilidad se enuncia con  carácter  general  en  el  artículo  88.c),  y  tam-bién  con  carácter  particular,  para  determinados contratos, en dos preceptos en los que prevé que si el contrato se resuelve por causa imputable al contratista se incaute la garantía y también que el contratista indemnice a la Administración por los daños y perjuicios ocasionados. Así sucede en los artículos 271.4 y 310.3 del TRLCSP, que se refieren respectivamente  al  concesionario  de  una  obra pública y al  contratista de un contrato de servi-cios que consista en la elaboración íntegra de un proyecto  de  obras.  Si  esto  se  pone  en  relación con el artículo 225, que se refiere expresamente a la incautación o pérdida de la garantía, se deduce fácilmente  que  se  trata  de  una  posibilidad  que debe  operar  en  todos  los  contratos,  dado  que, además, no tendría ningún sentido que tan solo fuera así en determinados contratos.

—  La redacción del apartado 1 del artículo 102 del TRLCSP a contrario sensu. Este precepto  liga  la 

devolución o cancelación de la garantía al hecho de que se cumpla satisfactoriamente el contrato o al hecho de que,  si  se  resuelve,  sea sin culpa del contratista. Así pues, si el contrato no se cum-ple satisfactoriamente o se resuelve con culpa del contratista la garantía no debe devolverse ni can-celarse.

—  La necesidad de efectuar una interpretación inte-gradora del TRLCSP que atienda no solo a la lite-ralidad de los apartados 3 y 4 del artículo 225 sino también al resto de preceptos que se refieren a la resolución de los contratos y, muy especialmente, a la naturaleza, finalidad y regulación de la garan-tía definitiva, de manera que no se haga una in-terpretación aislada y excluyente de un precepto legal. Ciertamente, que el artículo 225 no indique expresamente  que  deba  incautarse  la  garantía no significa que esto no sea así por aplicación de otros preceptos. 

Sea  como  fuere,  con  independencia  de  la  postura que  se  considere  más  acertada  en  relación  con  la  in-cautación de  la garantía en  los casos de  resolución de un  contrato  por  causa  imputable  al  contratista,  deben tenerse en cuenta algunos otros pronunciamientos que se refieren al hecho de que los pliegos de cláusulas ad-ministrativas particulares del contrato, en línea con la le-tra c) del artículo 100 del TRLCSP –que dispone que el contrato y, por tanto, los pliegos, se pronuncien sobre la incautación de la garantía en los casos de resolución de un contrato–, prevén que en estos casos debe incautarse la garantía. 

Diversos  órganos  consultivos  que  mantienen  la  te-sis relativa a la imposibilidad de incautar la garantía de forma automática han afirmado que esta incautación, si está prevista en  los pliegos, es ajustada a derecho. En este sentido, el Dictamen 646/2012 del Consejo de Es-tado y  también  los dictámenes 286/2011 y 10/2014 del Consejo Consultivo de Castilla-La Mancha. El Dictamen 286/2011 citado indica lo siguiente:

«En la actualidad, la redacción del artículo 208.3 de la LCSP, novedosa con respecto a lo que sobre el desti-no de la fianza establecía su antecesor el artículo 113.4 del TRLCAP, en cuanto aquel no parece imponer la con-fiscación automática de la garantía como efecto propio y necesario de la resolución del contrato administrativo por incumplimiento culpable del contratista, si no se han ocasionado daños y perjuicios a la Administración o es-tos no alcanzan a la totalidad de aquella, a diferencia de lo que establecía éste, ha dado lugar a un debate doc-trinal todavía no resuelto, en forma definitiva, ni en la ju-risprudencia ni en la doctrina de los órganos consultivos.

Tal debate, sin embargo, no afecta al presente caso, ya que, en el contrato cuya resolución da lugar al pre-sente dictamen, la confiscación de la fianza se encuentra prevista expresamente en la cláusula 39 del Pliego de Cláusulas Administrativas Particulares por las que se rige

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el contrato, en la que se dispone que “En los casos de resolución por incumplimiento culpable del contratista le será incautada la garantía y deberá, además, indem-nizar a la Administración los daños y perjuicios ocasio-nados en los que excedan del importe de la garantía incautada”.

Cláusula que es acorde con lo dispuesto en el artículo 88, letra c), de la LCSP, que, al regular las responsabilidades a que están afectas las garantías, establece que éstas responden «de la confiscación que pueda decretarse en los casos de resolución del contrato, de acuerdo con lo que en él o en esta Ley esté establecido», así como con su artículo 90.1, in-terpretado a sensu contrario, donde se dispone que la garantía no será devuelta o cancelada hasta que se haya producido el vencimiento del plazo de garantía y cumplido satisfactoriamente el contrato de que se trate, “o hasta que se declare la resolución de éste sin culpa del contratista”.

Con arreglo a este criterio, en múltiples Pliegos de Cláusulas Administrativas Particulares de la Admi-nistración del Estado elaborados después de la en-trada en vigor de la LCSP, se establecen cláusulas del siguiente tenor “Cuando el contrato se resuelva por culpa del adjudicatario, le será incautada la garan-tía definitiva, sin perjuicio de la indemnización, en su

caso, por daños y perjuicios originados a la Adminis-tración, en lo que excedan del importe de la garantía incautada”.

Por todo ello, dado que, en el presente supues-to, el incumplimiento de la empresa contratista no se debe a circunstancias ajenas a su voluntad, sino que son achacables a una conducta culposa de la misma según ha quedado acreditado en el expediente, con-curren los requisitos legalmente exigibles para que la autoridad competente decrete, al resolver el contra-to, la confiscación de la fianza.

En cuanto a la determinación de los daños y per-juicios, resulta de aplicación lo también estipulado en la cláusula 39 del Pliego de Cláusulas Administra-tivas, en el que se añade lo siguiente: “La determina-ción de los daños y perjuicios que deba indemnizar el contratista se llevará a cabo por el órgano de con-tratación, previa audiencia del mismo, atendiendo, entre otros factores, al retraso que implique la inver-sión proyectada y los mayores gastos que ocasione a la Administración”, cláusula que es totalmente compatible con lo establecido en el artículo 208.3 de LCSP anteriormente trascrito.»

En definitiva, el debate sigue abierto. Queda esperar que la cuestión se zanje en la futura ley de contratos.

1  Baño riquelMe, T. y MoraleS illán, Rafael. «La incautación de la garantía definitiva en la resolución del contrato adminis-trativo  por  culpa  del  contratista.  Cuestiones  derivadas  de la nueva Ley de Contratos del Sector Público». Revista Es-pañola de la Función Consultiva  núm.  12,  julio-diciembre (2009).

GalleGo córcoleS, I. «¿Es automática la incautación de la ga-rantía definitiva en  los supuestos de  resolución  imputable 

al contratista?» Revista Contratación Administrativa Práctica núm. 126 (2013), ed. LA LEY.

García-treviJano Garnica, E. «La resolución de los contratos en la Ley 30/2007, de Contratos del Sector Público». Revista Española de la Función Consultiva núm. 14, julio-diciembre (2010).

2  Vid. nota 1.

NOTAS

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Los Tribunales deciden

Responsabilidad quincenal del contratista de obras. Plazo de prescripción de la acción Tribunal supremo (sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo, sección 7ª), sentencia de 1 Oct. 2014, rec. 2060/2013 (LA LeY 145594/2014)

El art. 56 de la Ley de Contratos del Estado regulaba la responsabilidad del contratista de obras tras la expiración del plazo de garantía, fijando un plazo quincenal durante el cual deben mani-festarse los vicios ruinógenos. Pero este artículo, al igual que sucede en la legislación vigente, no establece el plazo dentro del cual la Administración tiene que reclamar los daños y perjuicios ocasionados, por lo que se suscita la duda de si la acción para reclamar su resarcimiento dura quince años en base al artículo 1.964 del Código Civil, o por el contrario, debe aplicarse la regla general de prescripción de la Ley General Presupuestaria.

LA SENTENCIA

La  representación  procesal  del Gobierno  Vasco  interpone  recurso de casación contra  sentencia dicta-da por el Tribunal Superior de Jus-ticia del País Vasco, en  fecha 14 de marzo de 2013, en la que se impug-na la Orden de 15-06-2010 del Con-sejero de Interior del Gobierno Vas-co  que  declara  la  responsabilidad quincenal en obras de construcción de la Comisaria de la Ertzaintza y el Parque de Bomberos de LLoido.

El  TS  declara  no  haber  lugar  al recurso de casación interpuesto.

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal  Supremo  (Sala  Terce-ra,  de  lo  Contencioso-administra-tivo,  Sección  7ª),  Sentencia  de  1 Oct.  2014,  Rec.  2060/2013  (LA  LEY 145594/2014).

A) Lo previsto en el artículo 1591 del Código Civil es un plazo de garan-tía durante el cual el contratista o en su caso el Arquitecto deben respon-der de los daños, pero no el plazo de ejercicio de la acción. Como sostiene la sentencia recurrida y admite la re-currente, este plazo de prescripción no está previsto expresamente en la normativa  de  contratos.  La  cuestión en consecuencia es si debe aplicarse la regla general de prescripción de la Ley  General  Presupuestaria  (artículo 32 de la Ley de Principios Ordenado-res de  la Hacienda General del País Vasco) correspondiente a un ingreso de derecho público, o por el contra-rio,  entendiendo  que  nos  encontra-mos ante un arrendamiento de obra aplicar  supletoriamente  el  Código Civil,  en  virtud  de  lo  dispuesto  en el artículo 4 de la LCE y del CC, con un  plazo  de  prescripción  de  quince años.

B)  Debe  prevalecer  el  crite-rio  de  aplicar  la  regla  general  de 

prescripción  de  acciones  prevista en  la Ley General Presupuestaria, tal  como  se  hace  en  el  pago  de certificaciones,  intereses,  liquida-ciones  definitivas  de  obra.  Si  de lo  que  se  trata  es  de  ejercitar  la acción  civil  prevista  en  el  artículo 1591 y siguientes del Código Civil habría  de  haberse  interpuesto  el correspondiente proceso civil por parte  de  la  Administración.  Aquí por el  contrario nos encontramos ante  el  ejercicio  de  una  potestad administrativa  en  el  ámbito  de  la contratación  administrativa,  don-de  la Administración utilizando  la autotutela  declarativa  declara  el alcance  y  sujetos  de  la  responsa-bilidad  por  los  daños  ruinógenos de  una  obra.  En  consecuencia, acreditado  que  los  daños  vie-nen  referidos  a  1993,  el  plazo  de prescripción ha de ser el previsto en  la  normativa  presupuestaria,  y los  motivos  de  interrupción  de  la prescripción  los  previstos  igual-mente en la misma.

NORMATIVA APLICABLE

A) Dada la fecha de adjudicación del contrato, es aplicable el art. 56 de la Ley de Contratos del Estado de 1965.

B) Se discute la aplicación del art. 1964 del Código Civil.

C) Es de aplicación igualmente Decreto Legislativo 1/1.988, de 17 de mayo.

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CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

La responsabilidad del contra-tista, en el  contrato de obras, no se agota en la entrega de la obra a la Administración, sino que una vez  recibida  ésta  y  hasta  quince años  después,  el  contratista  res-ponde  por  los  vicios  ocultos  que la  arruinen  y  sean  debidos  al  in-

cumplimiento del contrato por él. Así, según el art. 236 del TRLCSP, si la obra se arruina con posterio-ridad a la expiración del plazo de garantía  por  vicios  ocultos  de  la construcción,  debido  a  incumpli-miento del contrato por parte del contratista,  responderá  éste  de los  daños  y  perjuicios  durante  el término  de  quince  años  a  contar desde  la  recepción.  Transcurrido 

este  plazo  sin  que  se  haya  mani-festado  ningún  daño  o  perjuicio, quedará totalmente extinguida la responsabilidad del contratista. Y en el caso de que se manifiesten dichos daños, el ejercicio de esta acción  por  está  sometido  al  pla-zo general de prescripción de ac-ciones previsto en  la Ley General Presupuestaria.

Anulación de un contrato: inicio del plazo de preinscripción de la acción de reclamación de daños y perjuiciosTribunal supremo (sala de lo Contencioso-Administrativo, sección 7ª), sentencia de 30 sep. 2014, rec. 6053/2011 (LA LeY 138607/2014)

El recurrente en su día resultó adjudicatario de un contrato administrativo de explotación de ca-fetería y máquinas expendedoras de bebidas y sólidos. No obstante, dicho contrato fue anulado. Se discute cuál es el día inicial del cómputo del plazo de ejercicio de la acción de indemnización de daños y perjuicios. Los servicios fueron prestados desde el día 1 de febrero de 2005 hasta el día 30 de abril de 2007.

Se discute si el plazo de preinscripción comienza a computarse el día en el que cesa la activi-dad (30 de abril), o si, por el contrario, comenzó el 16 de abril, fecha en la que se comunicó a la empresa que la nueva adjudicataria comenzaría la prestación del servicio el día 1 de mayo. La reclamación se presentó el 28 de abril de 2008.

LA SENTENCIA

La  representación  procesal  de «MEDITERRÁNEA  DE  CATERING, S.L»  interpone  recurso  de  casación contra  sentencia  número  927/11, de 23 de septiembre , dictada en el recurso  contencioso  administrativo 1188/09,  dictada  por  la  Sala  de  lo Contencioso-Administrativo  del  Tri-bunal Superior de Justicia de Astu-rias.

El  TS  declara  no  haber  lugar  al recurso de casación interpuesto. 

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal  Supremo  (Sala  de  lo Contencioso-Administrativo,  Sec-ción  7ª),  Sentencia  de  30  Sep. 

2014,  Rec.  6053/2011  (LA  LEY 138607/2014).

A) El párrafo quinto del artículo 142 de la Ley de Procedimiento que se  cuestiona  en  este  recurso,  no 

NORMATIVA APLICABLE

A) Es de aplicación el art. 142.4 de la Ley 30/1992, de 26 de noviem-bre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedi-miento Administrativo Común. 

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deja de ofrecer serios problemas de aplicación a  la variedad de circuns-tancias que pueden presentarse en la  casuística  judicial.  No  obstante lo anterior, es  lo cierto que  la  juris-prudencia  ha  venido  perfilando  los términos  del  precepto  partiendo de  la  idea  primaria  de  que  por  no estar  basada  la  prescripción  en  ra-zones de  justicia sino de seguridad jurídica, su  interpretación ha de ser restrictiva. Como declara  la senten-cia  de  18  de  abril  de  2000  (recurso de  casación  1472/1996),  incluso debe  vincularse  dicha  interpreta-ción  restrictiva  a  la  vinculación  que la declaración de prescripción tiene sobre la efectividad del derecho fun-damental a la tutela judicial efectiva del  artículo 24 de  la Constitución y su reconocimiento en Texto interna-cionales de protección de derechos fundamentales.

B) Los daños y perjuicios se  im-putan al hecho del cese en la pres-tación del servicio que constituía el objeto del contrato. Y ese cese tiene como  causa  directa  e  inmediata  el pronunciamiento  judicial  a  que  se deba  cumplimiento,  porque  fue  la sentencia la que ordenó la anulación de  la  adjudicación  a  la  recurrente; y  si  bien  es  cierto  que  la  sentencia ordenaba la retroacción del procedi-miento,  la causa directa de esa de-cisión  era  la  anulación  de  la  previa adjudicación. Es más, la propia sen-tencia imponía determinadas condi-ciones que debía tenerse en cuenta para  la  continuación  del  procedi-miento, algunas de ellas, conforme a lo que se había planteado en aque-llos procesos, referidas expresamen-te a la documentación aportada por 

la recurrente. Así pues, la eficacia de la anulación de la adjudicación com-portaba  que,  de  existir  una  nueva adjudicación a  la  recurrente, se tra-taría de un nuevo acto porque la ori-ginaria adjudicación había quedado sin efecto.

C)  Sentado  lo  anterior,  resulta indudable que el acto por el cual la recurrente  debía  cesar  en  el  ejerci-cio de la actividad que constituía el objeto del contrato, era  la decisión judicial, porque de ella emanaba  la ilicitud de la designación como con-tratista. Bien es verdad que en aquel momento  no  podría  conocerse  los efectos de esa ilicitud, en el sentido que se utiliza por la recurrente como fundamento  de  la  reclamación  de responsabilidad,  porque  podría  su-ceder que resultara como nueva ad-judicataria y pudiera continuar en el ejercicio de la actividad. Sin embar-go, cuando se constata que ello no es así, sino que resultó adjudicataria una nueva contratista, sí se conocían ya los efectos de la anulación y si po-día ya haber ejercitado la pretensión. 

Y es indudable que, cuando menos, desde que le notifican la efectividad del cese en la prestación del servicio en un día concreto existían elemen-tos suficientes para dicho ejercicio.

D)  Y  a  tales  razonamientos  no pueden  ser  oponibles,  que  esa comunicación  no  comportaba  la realidad  de  la  lesión,  en  sentido técnico-jurídico  que  se  acuña  por nuestro  régimen  de  responsabili-dad patrimonial de daño que no hay obligación  de  soportar,  en  cuanto podría darse el caso de que la nue-va  adjudicataria  pudiera  no  hacer efectivo el derecho que se  le había reconocido; en primer lugar, porque era  imprevisible que así  fuera dada la actividad jurisdiccional desplega-da  para  que  le  fuera  adjudicada  el contrato, como la realidad ha venido a constar; de otra parte, que de ha-berse  producido  esa  imposibilidad de  prestar  el  servicio  por  la  nueva adjudicataria  no  habilitaba  el  títu-lo contractual de  la  recurrente que, insistimos, estaba anulado desde la sentencia.

CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

La  sentencia  analiza  un  su-puesto  de  reclamación  de  daños por parte de una empresa que ha prestado un  servicio en  virtud de un  contrato  que  posteriormente ha sido anulado. Pues bien, el pla-zo de preinscripción de  la acción de  daños  y  perjuicios  comienza 

como  muy  tarde  desde  la  fecha de  notificación  de  que  debía  ce-sar  la  prestación  del  servicio  en un  día  determinado.  Desde  esta notificación  la  empresa  pudo  y debió  proceder  a  la  reclamación de unos daños y perjuicios que ya era  lo  suficientemente  concretos para poder cuantificarse, que es lo relevante a los efectos de ejercitar la pretensión.

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El compromiso de absorber o mantener al personal del antiguo concesionario como criterio de adjudicaciónTribunal supremo (sala de lo Contencioso-Administrativo, sección7ª), sentencia de 29 de sep. de 2014, rec. 2337/2013 (LA LeY 143731/2014)

El pliego de condiciones de determinado procedimiento establecía el siguiente criterio de adju-dicación: «Compromiso de absorber o mantener, en su caso, en el momento del inicio de la ex-plotación, al personal del antiguo concesionario, en idénticas condiciones a las de la concesión que sustituye - 15 puntos (máximo)».

Se discute la adecuación a Derecho de esta cláusula del pliego.

LA SENTENCIA

La  representación  procesal  de Sercobus,  SL,  interpone  recurso de casación contra  la sentencia de fecha 30 de mayo de 2013 dictada por la Sala de lo Contencioso- Ad-ministrativo  del  Tribunal  Superior de  Justicia  de  Madrid,  Sección  1ª, en  el  recurso  núm.  1211/11,  con-tra  desestimación  presunta  por  el Secretario  General  de  Transportes del  Ministerio  de  Fomento  en  el recurso de alzada formulado contra Resolución de la Dirección General de  Transporte  Terrestre,  de  22  de diciembre de 2010 por la que se de-claraba  convocatoria  de  licitación pública  y  aprobación  del  Pliego de Condiciones que había de regir para  la  adjudicación  de  la  conce-sión administrativa del  servicio pú-blico  regular permanente y de uso general  de  viajeros  por  carretera entre  Madrid,  Córdoba  y  San  Fer-nando AC-CON-77/2010. 

El  TS  declara  no  haber  lugar  al recurso de casación interpuesto.

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal Supremo (Sala de lo Con-tencioso-Administrativo,  Sección7ª), Sentencia  de  29  de  Sep.  de  2014, Rec. 2337/2013 (LA LEY 143731/2014).

A)  La  sentencia  recurrida  no infringe el  artículo 73 del Real De-creto  1211/1990  ni  el  Reglamen-to  europeo  1370/2007.  No  puede atribuírsele el propósito de que se desconozcan  factores  como  la  se-guridad  o  la  calidad  del  transpor-te,  ni  de  los  demás  que  contem-pla  el  pliego  en  concordancia  con los  que  toma  en  consideración  el Reglamento  europeo.  Busca,  por el  contrario, que se  les asigne una valoración que evite el efecto pues-to de manifiesto por  la demanda y apreciado por la sentencia. A lo que mira esta última es a que el conjun-to de  las puntuaciones esté articu-lado de  tal manera que permita  la competencia  efectiva  y  no  supone una  vulneración del  citado artículo 73  concluir  que  el  peso  de  los  as-pectos económicos debe ser supe-rior  al  que  le  da  el  pliego  porque en ese ámbito las empresas pueden tener mayores posibilidades de es-

tablecer  diferencias  y  así  competir sin incurrir en temeridad.

El juicio de la sentencia no pue-de  descalificarse  presentándolo como  una  mera  opinión  de  la  Sala de  Madrid  para  así  atribuirle  una connotación  subjetiva  y,  por  tanto, discutible,  en  contraposición  a  la objetividad que derivaría necesaria-mente de la discrecionalidad técnica de  la  Administración.  La  sentencia razona,  argumenta  su  conclusión  y tiene a su disposición el parecer de la Comisión Nacional de la Compe-tencia en el que hay otros elementos que  apoyan  la  solución  alcanzada. Por  lo  demás,  precisamente,  por respetar  ese  ámbito  de  discrecio-nalidad  del  que  debe  disponer  la Administración,  es  prudente  en  su pronunciamiento  y  le  deja  el  esta-blecimiento  de  una  forma  de  valo-ración  de  los  conceptos  señalados por el artículo 73 y de aquellos cuya relevancia  lo exija que permita ele-

NORMATIVA APLICABLE

A) Es aplicable Reglamento del Parlamento Europeo 1370/2007, de 23 de octubre, sobre servicios públicos de transporte de viajeros por fe-rrocarril y carretera. 

B) También es de aplicación el art. 74.2 de la Ley de Ordenación de Transportes Terrestres, así como el art. 74.3 de su Reglamento. 

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gir  la oferta más ventajosa para  los intereses  públicos  sin  que  el  juego de factores como la preferencia del anterior concesionario y del cumpli-miento de una obligación legal sean determinantes. 

B) La circunstancia de que en de-terminados supuestos sea una obli-gación legal mantener o absorber a los trabajadores del anterior conce-sionario en el caso de que no logre la  adjudicación  no  significa  que  su cumplimiento  deba  ser  objeto  de la  atribución  de  los  quince  puntos que  le  asigna  el  pliego.  el  pronun-ciamiento de la Sala de Madrid des-cansa  en  el  juego  del  conjunto  de puntuaciones  previsto  por  el  plie-go, caracterizado por el insuficiente peso  de  las  tarifas  y  expediciones, la  asignación  a  este  componente de la oferta --el mantenimiento o la absorción de los trabajadores-- de la misma valoración en puntos (quince como  máximo)  que  la  de  aquéllas y  la  preferencia  del  anterior  conce-sionario. Y en el dato de que dichos mantenimiento  o  absorción,  son, 

como  dice  la  sentencia,  una  obli-gación en determinados casos. Por eso, no está fuera de lugar su obser-vación sobre la indeterminación del 

pliego.  Ahora  bien,  lo  decisivo  en el juicio de la Sala de Madrid a este respecto es la desproporción con la que ve tratado este concepto.

CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

El  compromiso  de  absorber  al personal  del  antiguo  concesiona-rio cuando proceda, previsto en el artículo 73.2 del ROTT, exige obvia-mente, para que sea factible, espe-cificar en el Pliego de Condiciones los correspondientes supuestos de absorción.  Pero  es  que  además, siendo tal compromiso una obliga-ción  legal  en  determinados  casos, el margen de maniobra empresarial al respecto resulta mínimo, sin olvi-dar que la empresa hasta entonces adjudicataria,  y  que  concursa  para repetir  la  adjudicación,  parte  con una  evidente  ventaja  al  bastarla con mantener a su personal sin ne-

cesidad  de  ninguna  absorción  de trabajadores  procedentes  de  otra empresa,  lo que claramente gene-ra  dificultades  a  las  empresas  que optan a la adjudicación, que tienen que  adaptar  a  los  trabajadores  de la antigua adjudicataria a sus propia plantillas, de manera que la valora-ción de 15 puntos máximos con re-lación al compromiso de “absorber o mantener, en su caso, en el mo-mento  de  inicio  de  la  explotación del servicio, al personal del antiguo concesionario,  en  idénticas  con-diciones a  las de  la concesión que sustituye”  se  deduce  excesivo  y desproporcionado en comparación con el  resto de criterios de valora-ción establecidos en el Pliego.

Requisitos de la motivación de la adjudicación del contratoTribunal supremo (sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo, sección 7ª), sentencia de 24 sep. 2014, rec. 1375/2013 (LA LeY 143729/2014)

El pliego de condiciones de determinado procedimiento de licitación fija unos criterios para la calificación de las ofertas presentadas que se valoran aritméticamente en relación a la cuantía del canon anual, la cuantía de las tarifas propuestas y el periodo de duración del contrato. Sin embargo, otros elementos carecen de fórmula matemática para su valoración. Ese es el caso de la viabilidad, oportunidad y bondad del proyecto presentado, debiendo tenerse en cuenta la inversión a realizar, la cantidad de las actuaciones previstas, la calidad de las actuaciones pro-puestas, la adecuación del proyecto al entorno y al medioambiente, las inversiones dedicadas a la promoción de la actividad náutico-deportiva y el rigor del estudio económico-financiero y adecuación de la capacidad financiera a la inversión prevista.

Ni en el informe de la Comisión Técnica ni en la adjudicación se desglosa la puntuación de esos últimos parámetros, ni se exponen otros criterios utilizados de valoración.

Se discute si esta motivación es adecuada a Derecho, habida cuenta que en el pliego no se esta-blecía ninguna previsión sobre la necesidad de desglosar la puntuación obtenida.

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LA SENTENCIA

La  representación  procesal  de «TRAPSAYATES,  SL»,  interpone  re-curso  de  casación  contra  sentencia de  fecha 19 de marzo de 2013 dic-tada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de  Justicia  de  las  Islas  Baleares, seguido a  instancias del Club Marí-timo de Mahón, al que se acumuló el  169/2009  seguido  a  instancia  de la  Asociación  de  Clubes  Náuticos de  Baleares,  contra  la  Resolución del  Consejo  de  Administración  de la  Autoridad  Portuaria  de  Baleares de 2 de octubre de 2008 y la Resolu-ción de 22 de diciembre de 2008 del Presidente de la Autoridad Portuaria adjudicando  el  concurso  EM  565  a la empresa TRAPSAYATES, SL de  la gestión  de  los  puestos  de  amarre en el Muelle de Levante entre Punta de Cala Figuera y Punta del Rellotge del Puerto de Mahón. 

El  TS  declara  no  haber  lugar  al recurso de casación interpuesto. 

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal  Supremo  (Sala  Terce-ra,  de  lo  Contencioso-administra-tivo,  Sección  7ª),  Sentencia  de  24 Sep.  2014,  Rec.  1375/2013  (LA  LEY 143729/2014).

A) La legitimidad de lo que doc-trinalmente  se  conoce  como  dis-crecionalidad técnica fue objeto de reconocimiento por la STC 39/1983, de 16 de mayo, que justificó y expli-có su alcance respecto al control ju-risdiccional. La  jurisprudencia  inicial del Tribunal Supremo, desde el mis-mo  momento  del  reconocimiento de  esa  discrecionalidad  técnica,  ya se preocupó en señalar unos límites para la misma, que vinieron a consis-tir en la aplicación también a ella de las técnicas de control que significan los  elementos  reglados,  los  hechos determinantes y los principios gene-rales del derecho.

B) La evolución jurisprudencial posterior, en aras de perfeccionar el  control  jurisdiccional  y  definir los  espacios  donde  este  control 

puede  operar  con  normalidad, completó y aclaró esos límites ini-cialmente enunciados mediante la distinción, dentro de  la actuación de  valoración  técnica,  entre  el «núcleo material de la decisión» y sus «aledaños». El primero estaría representado por el estricto dicta-men o juicio de valor técnico, y los segundos (los aledaños) compren-derían, de un lado, las actividades preparatorias  o  instrumentales que  rodean  a  ese  estricto  juicio técnico  para  hacerlo  posible  y, de  otro,  las  pautas  jurídicas  que también  son  exigibles  a  dichas actividades. Esas actividades pre-paratorias o instrumentales serían las encaminadas a delimitar la ma-teria que vaya a ser objeto de ese juicio  técnico,  a  fijar  los  criterios de calificación que vayan a ser uti-lizados y a aplicar individualizada-mente dichos criterios a cada uno de  los  elementos  materiales  que constituyan el objeto de la valora-ción; esto es, serían los pasos que resultan  necesarios  para  llegar  a la estimación cualitativa finalmen-te  contenida  en  el  estricto  juicio técnico.

C)  Un  punto  más  en  esa  línea evolutiva  de  la  jurisprudencia  lo representa  la  necesidad  de  moti-var el juicio técnico. Como ya se ha puesto  de  manifiesto,  uno  de  los aledaños de ese juicio técnico está representado por  la obligación de cumplir  el  mandato  constitucional (artículo 9.3 CE) de  la  interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos y, en el criterio de este Tri-bunal Supremo, ese cumplimiento conlleva la necesidad de motivar el 

juicio cuando así sea solicitado por algún aspirante o cuando sea obje-to de impugnación.

La  fase  final  de  la  evolución jurisprudencial la constituye la de-finición  de  cuál  debe  ser  el  con-tenido de la motivación para que, cuando  sea  exigible,  pueda  ser considerada  válidamente  realiza-da.

D) Y a este  respecto se ha de-clarado  que  ese  contenido  debe cumplir al menos estas principales exigencias: (a) expresar el material o las fuentes de información sobre las que va a operar el  juicio técni-co;  (b)  consignar  los  criterios  de valoración  cualitativa  que  se  utili-zarán para emitir el  juicio  técnico; y (c) expresar por qué la aplicación de esos criterios conduce al resul-tado individualizado que otorga la preferencia a un candidato frente a los demás.

De esta  forma,  independiente-mente  de  que  las  Bases  no  espe-cifiquen la necesidad de desglosar los distintos apartados si lo exige el principio general de la motivación, art. 54.2 LRJAPAC, y  los principios generales  de  la  propia  normativa sobre contratos públicos. Además de  los  tradicionales  principios  de transparencia,  concurrencia  y  pu-blicidad  ínsitos  a  nuestro  sistema de  contratación  pública,  las  suce-sivas modificaciones legislativas (al amparo de diversas Directivas) ha-cen  también  hincapié  en  la  nece-saria motivación en la adjudicación de los contratos. 

NORMATIVA APLICABLE

A) Dada  la  fecha de adjudicación del contrato, es aplicable el Real Decreto Legislativo 1/2000, de 16 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas. 

B) Es de aplicación igualmente el art 54.1 f) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del  Procedimiento  Administrativo  Común,  que  exige  la  motivación  de los actos administrativos que se dicten en ejercicio de potestades dis-crecionales 

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102  I  LA LEY  Contratación Administrativa Práctica©  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

Desde  el  punto  de  vista  de  la aplicación del Derecho de la Unión Europea, la STG de 20 de septiem-bre de 2011, as. T-461/08, Evropaïki Dynamik,  no  consideró  suficiente una  motivación  que,  en  forma  de nota cuantitativa, permite al intere-sado comparar para todos los crite-rios de adjudicación, la puntuación conseguida  por  su  oferta  con  la conseguida  por  la  oferta  del  lici-tador seleccionado. Y es que: «[...] tratándose de un procedimiento de licitación en el que la demandante era la más barata, al haber presen-tado la oferta menos elevada de to-das las ofertas que debían ser com-

paradas y haber visto desestimada su  oferta,  por  tanto,  únicamente porque  se  había  considerado  que el valor técnico de dicha oferta era relativamente inferior al de la oferta del licitador seleccionado, procede declarar que esta motivación, aun-que  constituyese  un  principio  de explicación, no podía  ser  conside-rada, sin embargo, como suficiente a la vista del requisito conforme al cual la motivación debe mostrar, de modo claro e inequívoco, el razona-miento del autor del acto.»

La  jurisprudencia  y  doctrina  ad-ministrativa española se sitúan en la misma  línea  de  esta  sentencia,  de forma  que,  como  se  desprende  de la sentencia reseñada, en el caso de 

que se trate de criterios de valoración dependientes  de  un  juicio  de  valor es  necesario  reflejar  someramente el  proceso  de  aplicación  de  las  re-glas de valoración. Por otro lado, en los supuestos de criterios evaluables de  forma  automática  bastará  con mostrar  la  puntuación  asignada  a los  distintos  elementos  valorados, plasmando  la  fórmula aplicada. Y  si la  aplicación  de  la  fórmula  requiere previamente  interpretar  conceptos jurídicos  indeterminados,  la  mera asignación  numérica  constituye  una motivación  insuficiente  [Vid.  «Re-quisitos  de  motivación  de  la  adju-dicación  del  contrato»,  Informe  de Jurisprudencia  publicado  en  el  nú-mero  128  de  esta  Revista  (LA  LEY 8117/2013)].

Plazo para la presentación de ofertas y posibles reducciones del mismo. Exigencia desproporcionada como solvencia de un profesional con una determinada titulaciónTribunal Administrativo Central de recursos Contractuales, resolución 548/2014, de 18 de julio, recurso nº 458/2014 (LA LeY 111336/2014)

La empresa recurrente solicita la nulidad del procedimiento para la contratación del suministro de un vehículo de reconocimiento con destino a la Unidad Militar de Emergencias por no respe-tarse el plazo mínimo establecido en el artículo 159 TRLCSP para la presentación de ofertas y al entender que no era conformes a derecho la exigencia del requisito de adscribir a la ejecución del contrato al menos a un licenciado en biología, pues el mismo resulta desproporcionado por ser ajeno al objeto del contrato y además ninguna norma exige que sean precisamente los pro-fesionales que ostentan dicha titulación los que ejerzan en el ámbito de la biología, pudiendo existir otras titulaciones que permiten garantizar los mismos conocimientos técnicos y profesio-nales en dicha materia.

LA RESOLUCIÓN

Recurso  formulado  por  D. J.M.G.M.,  en  nombre  y  represen-tación  de  QUATRIPOLE  INGE-NIERíA,  S.L.  (en  adelante  QUA-TRIPOLE),  contra  el  Pliego  de 

Cláusulas  Administrativas  Particu-lares (PCAP) y del Pliego de Pres-cripciones Técnicas (PPT) que han de  regir  el  procedimiento  para la  contratación  del  suministro de  un  vehículo  de  reconocimien-to  NRBQ  con  destino  a  la  Uni-

dad  Militar  de  Emergencias  (en adelante  UME)  en  el  expedien-te  2014/SP03038000/00001993 (10021/14/0289/00)  convocado por  la  Jefatura  de  la  Sección  de Asuntos  Económicos  de  la  citada UME,.

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  LA LEY  Contratación Administrativa Práctica©  I  103 

La  Resolución  548/2014,  de  18 de julio, del Tribunal Administrativo Central  de  Recursos  Contractuales, recurso nº 458/2014, decidió:

«Primero. Estimar parcialmen-te el recurso interpuesto por D. J.M.G.M., en nombre y represen-tación de QUATRIPOLE INGE-NIERÍA, S.L., contra el Pliego de Cláusulas Administrativas Particu-lares (PCAP) y del Pliego de Pres-cripciones Técnicas (PPT) que han de regir el procedimiento para la contratación del suministro de un vehículo de reconocimiento NRBQ con destino a la Unidad Militar de Emergencias (UME) en el expe-diente 2014/SP03038000/00001993 (10021/14/0289/00) convocado por la Jefatura de la Sección de Asuntos Económicos de la citada Unidad Militar de Emergencias, anulando el procedimiento al no cumplir el anuncio de publicación con el plazo mínimo de presenta-ción de ofertas legalmente exigido y en lo que se refiere a la cláusula 12 del PCAP, únicamente en cuan-to a los requisitos de solvencia téc-nica o profesional y, en particular, en lo referente a la exigencia de contar el licitador con un licenciado en biología, en el sentido señalado en el fundamento de derecho sép-timo de esta resolución.

Segundo. Levantar la sus-pensión del procedimiento se-gún lo establecido en el artículo 47.4 del TRLCSP.

Tercero. Declarar que no se aprecia la concurrencia de mala fe o temeridad en la interposi-ción del recurso, por lo que no procede la imposición de la san-ción prevista en el artículo 47.5 del TRLCSP.»

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal  Administrativo  Central de  Recursos  Contractuales,  Resolu-ción 548/2014, de 18 de julio, recurso nº 458/2014 (LA LEY 111336/2014).

A) La primera cuestión a dilucidar es si resulta aplicable en este caso el 

segundo  párrafo  del  citado  artículo 159.1, por haberse publicado el anun-cio previo previsto en el artículo 141 TRLCSP.  Pues  bien,  en  ese  concreto punto  debe  darse  la  razón  al  órga-no de contratación, pues el plazo de antelación  mínimo  respecto  de  la fecha de publicación del anuncio de licitación no es de dos meses, como erróneamente  señala  el  recurrente, sino de doce, tal y como claramente se  señala  en  el  párrafo  segundo  del artículo 159.1, por  lo que  la publica-ción  del  anuncio  el  20  de  marzo  de 2014 entra dentro del plazo. Además tampoco  es  requisito  indispensable que en dicho anuncio se incluyan los pliegos  de  contratación,  sino  única-mente  los  requisitos  exigidos  en  el artículo  159.1  y  ello  sólo  cuando  la información se encuentre disponible. Por  lo  tanto,  resultaba  aplicable  el plazo de treinta y seis días estableci-do en el segundo párrafo del artículo 159.1, toda vez que no se ha alegado ni  justificado  por  el  órgano  de  con-tratación la existencia de causa algu-na  para  reducirlo  hasta  los  veintidós días a que se refiere dicho precepto. Dicho plazo de  treinta  y  seis días  se redujo en otros siete días por haberse preparado y enviado los anuncios por medios electrónicos,  tal y como pre-vé el tercer párrafo del mismo artículo 159.1. Surge entonces  la duda sobre la  posible  reducción  del  plazo  en otros  cinco  días  como  consecuencia de haber ofrecido acceso a la informa-ción por medios informáticos. A este respecto, debe tenerse en cuenta que tal  posibilidad  está  contemplada  en 

el  párrafo  primero  del  artículo  159.1 TRLCSP, es decir, para el supuesto del plazo general de 52 días, pero no para el supuesto del segundo párrafo que no menciona esta posibilidad, por  lo que, pese a que el tercer párrafo a su vez  vuelve  a  aludir  a  esta  reducción, no parece que fuera intención del le-gislador  su aplicación al plazo de 36 días.  Para  interpretar  correctamente este artículo resulta clarificador acudir al artículo 38 de la Directiva 2004/18/CE, cuya trasposición se efectúa en el artículo 159 TRLCSP. El punto 5 del ar-tículo 38 es el que establece la posible reducción del plazo en siete días cuan-do los anuncios se preparen y envíen a  la  Comisión  por  medios  electróni-cos, señalando dicho precepto que tal reducción será aplicable a  los plazos establecidos en los apartados 2 (plazo general de 52 días) y 4 (plazo reducido de 36 como consecuencia del anuncio previo) de ese mismo artículo. Por el contrario,  el  punto  6  del  artículo  38, que  es  el  que  permite  la  reducción en cinco días por ofrecer acceso por medios  electrónicos  únicamente  se remite al apartado 2 (plazo general de 52 días)  y al párrafo b) del artículo 3 (procedimientos  restringidos),  por  lo que no es aplicable al plazo regulado en el apartado 4: «5. Cuando los anun-cios se preparen y envíen por medios electrónicos con arreglo al  formato y modalidades  de  envío  indicados  en el punto 3 del  anexo VIII,  se podrán reducir en siete días los plazos de re-cepción de las ofertas contemplados en  los apartados 2 y 4, para  los pro-cedimientos  abiertos,  y  el  plazo  de 

NORMATIVA APLICABLE

A) La competencia para resolver corresponde al Tribunal Administra-tivo Central de Recursos Contractuales a  tenor de  lo establecido en el artículo 59.2 de la Ley 24/2011, de 1 de agosto, de contratos del sector público en los ámbitos de la defensa y de la seguridad (en adelante LC-SPDS) y el artículo 41.1 del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de no-viembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de contratos del Sector Público (en adelante TRLCSP). 

B) El recurso se interpone frente a un acto recurrible, de conformidad con  lo  dispuesto  en  el  artículo  59.4  de  la  LCSPDS  y  el  artículo  40.2  a) TRLCSP y en relación con un procedimiento de contratación de un con-trato de suministros sujeto a regulación armonizada, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 40.1 a) TRLCSP. 

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recepción de las solicitudes de partici-pación contemplado en la letra a) del apartado  3  para  los  procedimientos restringidos  y  negociados  y  en  caso de que se recurra al diálogo compe-titivo. 6. Será posible reducir en 5 días los  plazos  de  recepción  de  las  ofer-tas  mencionados  en  el  apartado  2  y en  la  letra b) del apartado 3 cuando el  poder  adjudicador  ofrezca  acce-so sin restricción, directo y completo por medios electrónicos, a partir de la fecha de publicación del anuncio con arreglo a lo dispuesto en el Anexo VIII, al pliego de condiciones y a cualquier documentación  complementaria,  es-pecificando en el texto del anuncio la dirección de Internet en la que dicha documentación  pueda  consultarse. Esta  reducción  se  podrá  sumar  a  la prevista en el apartado 5». Por lo tan-to, en el caso del plazo general de 52 días previsto en el primer párrafo del artículo 159.1 TRLCSP (artículo 38.2 de la Directiva) el plazo puede reducirse en cinco días como consecuencia de ofrecer  acceso  a  la  información  por medios  informáticos  y  además  en otros  siete  por  el  envío  de  la  infor-mación  a  la  Comisión  también  por medios  electrónicos.  Sin  embargo, en el caso de que el plazo ya se haya visto reducido a 36 días como conse-cuencia de la publicación del anuncio previo únicamente podrá reducirse en otros siete, salvo que por causa justifi-cada el órgano de contratación consi-derara procedente reducirlo a 22. Por lo  tanto,  el  plazo  mínimo  que  debía mediar desde el envío del anuncio a la Comisión Europea y el plazo de pre-sentación de ofertas era de 29 días (36 menos 7), al no haberse ofrecido por el órgano de contratación justificación alguna que le hubiera permitido redu-cir dicho plazo. Habiéndose produci-do dicho envío el 27 de mayo el plazo mínimo debía haberse extendido has-ta, al menos, el 25 de junio de 2014, por lo que el plazo no se cumplió en este caso. El recurso, por tanto, debe ser estimado en este punto. 

B)  Distinto  es  la  posible  despro-porción en los requisitos exigidos en el pliego en lo que se refiere a los profe-sionales con que ha de contar el licita-dor. Señala el recurrente que la exigen-cia de un licenciado en biología resulta contraria a  lo dispuesto en el artículo 

62.2 TRLCSP en la medida en que tal especialidad resulta ajena al objeto del contrato. En relación con esta concreta alegación  resulta  a  juicio  de  este  Tri-bunal manifiestamente improcedente, toda vez que el tipo de vehículo que ha de suministrarse se refiere, como seña-la el órgano de contratación en su in-forme, al reconocimiento, entre otros, biológico, por lo que su conexión con el objeto del contrato es patente. Otra cosa es, y en este punto sí debe darse la razón al recurrente,  la exigencia de que se trate de un licenciado en biolo-gía, siendo así que pueden existir otros profesionales que, sin ostentar tal título, puedan tener conocimientos técnicos suficientes en dicha materia. De hecho, llama la atención que en relación con la materia nuclear y radiológica se exija con carácter general «una persona con titulación  universitaria  con  formación específica en el ámbito nuclear/radio-lógico». Nada se ha alegado por el ór-gano de contratación sobre esta cues-tión, ni se ha justificado ni acreditado de forma alguna la necesidad de que se exija esa concreta titulación para la debida ejecución del contrato, lo que constituye  una  barrera  injustificada  a 

la libre concurrencia, contraria a lo dis-puesto en el artículo 61 y 62 TRLCSP, de  conformidad  con  la  doctrina  ela-borada por este Tribunal. «(…) En este sentido debe tenerse en cuenta que la relación de proporcionalidad del requi-sito exigido con el objeto del contrato debe resultar de la necesidad de que se cumpla el primero para que el se-gundo pueda sea llevado a la práctica de  forma adecuada. Por  tanto, no se trata de concretar si la especialización que se deriva de la exigencia del título indicado es o no adecuada a la labor a desarrollar, pues esto no es cuestión debatida  por  la  recurrente,  sino  si  la exclusión de otros títulos que pudieran ser equivalentes por acreditar la misma competencia  técnica, puede conside-rarse  desproporcionada  por  carecer de la justificación indicada». Se estima, por ello, en este concreto punto, el re-curso planteado, debiendo anularse la cláusula  12  del  PCAP  únicamente  en cuanto  exige  un  profesional  con  una determinada  titulación,  excluyendo a  otros  profesionales  con  titulaciones que puedan estar  igualmente relacio-nados con la misma materia. 

CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

La Resolución del TACRC reviste interés por la interpretación que reali-za del artículo 159.1 del TRLCSP y del artículo  38  de  la  Directiva  2004/18/CE,  cuya  trasposición  efectuó.  En este  sentido  se  analizan  por  el  Tri-bunal  las  posibles  reducciones  del plazo  de  presentación  de  ofertas  si los anuncios se preparan y envían a la Comisión por medios electrónicos, por ofrecer acceso sin restricción, di-recto y completo por medios electró-nicos y por la publicación del anuncio previo.

También  analiza  el  Tribunal  la proporcionalidad de los criterios de solvencia exigidos en el contrato. Al respecto hay que recordar lo ya dis-puesto por el TACRC en su Resolu-ción nº 146/2012, de 12 de julio, en relación con la exigencia de la parti-

cipación en la ejecución del contrato de una serie de técnicos que posean determinadas  cualificaciones  pro-fesionales. El TRLCSP en su artículo 61.2 dispone que “los requisitos mí-nimos de solvencia que deba reunir el  empresario  y  la  documentación requerida para acreditar los mismos se indicarán en el anuncio de licita-ción y se especificarán en el pliego del contrato, debiendo estar vincula-dos a su objeto y ser proporcionales al mismo”. En el asunto comentado, el Tribunal entiende que la exigencia de un licenciado en biología guarda la  adecuada  relación  con  el  obje-to  del  contrato,  pero  anula,  por  el contrario, la cláusula 12 del PCAP en cuanto exige un profesional con una determinada  titulación,  excluyendo a  otros  profesionales  con  titulacio-nes  que  puedan  estar  igualmente relacionados con la misma materia.

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106  I  LA LEY  Contratación Administrativa Práctica©  Número 135  I  Enero-Febrero 2015

Calificación de contrato como de obras pese a contener algunos elementos de un contrato de arrendamiento. Aplicación del principio de fuerza de cosa juzgadaTribunal de Justicia de la unión europea (sala segunda), sentencia de 10 de julio de 2014, en el asunto C-213/13 (LA LeY 80625/2014)

Mediante su primera cuestión prejudicial, el tribunal remitente preguntó al TJUE si el artículo 1, letra a), de la Directiva 93/37 debe interpretarse en el sentido de que un contrato que contiene un compromiso de entregar bienes inmuebles en arrendamiento todavía no construidos es un contrato público de obras, a pesar de que existen elementos característicos de un contrato de arrendamiento, y de que, por lo tanto, no está comprendido en la exclusión contemplada en el artículo 1, letra a), inciso iii), de la Directiva 92/50.

Por su parte, a través de su segunda cuestión prejudicial, el órgano jurisdiccional remitente pre-guntó si puede considerar ineficaz la cosa eventualmente juzgada por una resolución que él ha adoptado y que haya conducido a una situación opuesta a la normativa de la Unión sobre los contratos públicos de obras.

NORMATIVA APLICABLE

A) El artículo 1, letra a), de la Directiva 92/50/CEE del Consejo, de 18 de junio de 1992, sobre coordinación de los procedimientos de adjudicación de los contratos públicos de servicios, disponía lo siguiente: 

«A efectos de la presente Directiva, se entenderá por:

a) contratos públicos de servicios: los contratos a título oneroso celebrados por escrito entre un prestador de servicios y una entidad adjudicadora, con exclusión de los siguientes:

[...]

iii) los contratos de adquisición o de arrendamiento, independientemente del sistema de financiación, de te-rrenos, edificios ya existentes u otros bienes inmuebles o relativos a derechos sobre estos bienes [...];

[...]».

B) El artículo 1, letra a), de la Directiva 93/37/CEE del Consejo, de 14 de junio de 1993, sobre coordinación de los procedimientos de adjudicación de los contratos públicos de obras, definía los «contratos públicos de obras», a efectos de esta Directiva, como «los contratos de carácter oneroso, celebrados por escrito entre un contratista, por una parte, y un poder adjudicador definido en la letra b), por otra, que tengan por objeto bien la ejecución, bien conjuntamente  la ejecución y el proyecto de obras  relativas a una de  las actividades contempladas en el Anexo II o de una obra definida en la letra c), bien la realización, por cualquier medio, de una obra que responda a las necesidades especificadas por el poder adjudicador».

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Número 135  I  Enero-Febrero 2015  LA LEY  Contratación Administrativa Práctica©  I  107 

LA SENTENCIA

El asunto tiene su origen en una petición de decisión prejudicial que tuvo por objeto la interpretación de la  Directiva  2004/18/CE  del  Parla-mento Europeo y del Consejo, de 31 de marzo de 2004,  sobre coordina-ción  de  los  procedimientos  de  ad-judicación de los contratos públicos de obras, de suministros y de servi-cios, y sobre el alcance del principio de fuerza de cosa juzgada en el su-puesto de una situación  incompati-ble con el Derecho de la Unión. Di-cha petición se suscitó en el marco de un litigio entre Impresa Pizzarotti & C. SpA, por una parte, y el Comu-ne di Bari, la Giunta comunale di Bari y el Consiglio comunale di Bari, por otra  parte,  a  raíz  de  la  publicación de un anuncio de estudio de merca-do para dotar a la Administración de justicia  italiana  de  una  nueva  sede única que reagrupara al conjunto de los  órganos  jurisdiccionales  de  Bari (Italia).

El TJUE, en su sentencia de 10 de julio de 2014, en el asunto C-213/13, declaró:

«1) El artículo 1, letra a), de la Directiva 93/37/CEE del Con-sejo, de 14 de junio de 1993, sobre coordinación de los pro-

cedimientos de adjudicación de los contratos públicos de obras, debe interpretarse en el sentido de que un contrato cuyo objeto principal es la realización de una obra que responde a las necesi-dades expresadas por el poder adjudicador es un contrato pú-blico de obras y, por lo tanto, no está comprendido en la exclu-sión contemplada en el artículo 1, letra a), inciso iii), de la Direc-tiva 92/50/CEE del Consejo, de 18 de junio de 1992, sobre coor-dinación de los procedimientos de adjudicación de los contratos públicos de servicios, aun cuan-do incluya un compromiso de entregar en arrendamiento la obra de que se trate.

2) En la medida en que las normas procesales nacionales aplicables lo autoricen, un tri-bunal nacional como el tribunal remitente, que se haya pronun-ciado en última instancia sin que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea haya conocido previamente del asunto con ca-rácter prejudicial, con arreglo al artículo 267 TFUE, debe o bien completar la cosa juzgada me-diante su resolución anterior que dio lugar a una situación opuesta

a la normativa de la Unión sobre contratos públicos de obras, o bien reconsiderar esa resolución, con objeto de tener en cuenta la interpretación de esa normativa efectuada posteriormente por dicho Tribunal de Justicia.»

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal de Justicia de  la Unión Europea  (Sala  Segunda),  Sentencia de 10 de julio de 2014, en el asunto C-213/13 (LA LEY 80625/2014).

A)  El  contrato  proyectado  en  el asunto  principal  tiene  por  objeto primordial  la  construcción  de  una obra  que  responda  a  las  necesida-des  especificadas  por  la  entidad adjudicadora.  Ciertamente,  como señala el  tribunal  remitente, el pro-yecto de «compromiso de entregar en arrendamiento» contiene asimis-mo determinados elementos carac-terísticos de un contrato de arrenda-miento. Ante el Tribunal de Justicia, se  ha  insistido  en  que  la  contra-prestación  económica  a  cargo  de la Administración corresponde, con arreglo al artículo 5 de ese proyecto, a una «renta anual» de 3,5 millones de euros, pagaderos durante los 18 años  de  vigencia  del  contrato.  Se-

Entre  las actividades contempladas en el Anexo  II de dicha Directiva se encuentran, dentro de  la clase 50, denominada «[construcción e ingeniería civil]», la «construcción de edificios y obras de ingeniería civil, sin especia-lización» (subgrupo 500.1) y la «construcción de inmuebles (viviendas y otros)» (grupo 501). 

C) El artículo 1, apartado 2, de la Directiva 2004/18 dispone: 

«a) Son “contratos públicos” los contratos onerosos y celebrados por escrito entre uno o varios operadores económicos y uno o varios poderes adjudicadores, cuyo objeto sea la ejecución de obras, el suministro de produc-tos o la prestación de servicios en el sentido de la presente Directiva.

b) Son “contratos públicos de obras” los contratos públicos cuyo objeto sea bien la ejecución, o bien conjun-tamente el proyecto y la ejecución de obras relativas a una de las actividades mencionadas en el anexo I o de una obra, bien la realización, por cualquier medio, de una obra que responda a las necesidades especificadas por el poder adjudicador. […]»

A tenor del artículo 16 de esta Directiva, rubricado «Exclusiones específicas»: 

«La presente Directiva no se aplicará a aquellos contratos públicos de servicios: 

a) cuyo objeto sea  la adquisición o el arrendamiento,  independientemente del sistema de financiación, de terrenos, edificios ya existentes u otros bienes inmuebles, o relativos a derechos sobre estos bienes.» 

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gún las indicaciones proporcionadas por Pizzarotti y por el Gobierno ita-liano,  esta  contraprestación  global, por  un  importe  de  63  millones  de euros, es claramente inferior al coste total estimado para  la obra, que se aproxima a la suma de 330 millones de euros. Por lo demás, ni el artículo 4 del proyecto de «compromiso de entregar  en  arrendamiento»,  con arreglo  al  cual  el  contrato  finaliza automáticamente  al  vencimiento de un período de 18 años, ni el pre-cepto  de  la  legislación  italiana  re-lativo  a  la  contabilidad  general  del Estado,  invocado  por  el  Gobierno italiano —que exige que los contra-tos  celebrados  por  las  autoridades públicas  tengan  un  término  y  una duración ciertos, y que prohíbe que estos contratos supongan una carga continua  para  el  Estado—  parecen impedir, como se desprende de  las deliberaciones  que  tuvieron  lugar en  la  vista,  que  al  vencimiento  del primer  contrato  proyectado  se  ce-lebren uno o varios contratos poste-riores que garanticen a Pizzarotti  la retribución de todo o de una parte sustancial de los trabajos ejecutados para realizar la obra en cuestión. 

B)  En  su  petición  de  decisión prejudicial,  el  tribunal  remitente señala  que,  según  su  propia  juris-prudencia,  puede,  con  determina-dos  requisitos,  completar  el  fallo original  de  una  de  sus  sentencias mediante  resoluciones  de  ejecu-ción, posibilidad que da  lugar a  lo que  ese  tribunal  denomina  «cosa juzgada  en  formación  progresi-va».  En  caso  de  que  —como  co-rresponde  comprobar  al  tribunal remitente—  la  resolución  conteni-da  en  su  sentencia  nº  4267/2007, mencionada  en  el  apartado  15  de la presente sentencia —y que, con arreglo a la resolución de remisión, delimita  la cosa  juzgada en el pre-sente  asunto—  esté  incluida  entre los  requisitos de aplicación de esa modalidad procesal, compete a ese tribunal, atendiendo al principio de equivalencia,  utilizar  dicha  moda-lidad  dando  prioridad,  entre  «las numerosas  y  diferentes  soluciones de  aplicación»  de  que  puede  ser objeto  esa  resolución  según  sus propias  indicaciones,  aquella  que, 

de  conformidad  con  el  principio de  efectividad,  garantice  el  respe-to  de  la  normativa  de  la  Unión  en materia  de  contratos  públicos  de obras.  Como  señaló  el  Comune  di Bari,  esta  solución  podría  consistir en  ordenar,  para  completar  la  ci-tada  resolución,  la  finalización  del procedimiento  de  estudio  de  mer-cado sin seleccionar oferta alguna, lo  cual  permitiría  incoar  un  nuevo procedimiento, con observancia de la normativa de la Unión en materia de contratos públicos de obras. Si, en cambio, a la vista de las normas procesales nacionales aplicables, el tribunal remitente considerase que la  correcta  aplicación  de  esta  nor-mativa  contradice  la  cosa  juzgada mediante su sentencia nº 4267/2007 

o mediante las resoluciones de eje-cución de esa sentencia adoptadas el 15 de abril y el 3 de diciembre de 2003,  procede  recordar  la  impor-tancia que  tiene,  tanto en el orde-namiento jurídico de la Unión como en  los  ordenamientos  jurídicos  na-cionales,  el  principio  de  fuerza  de cosa  juzgada. En efecto,  con el fin de  garantizar  tanto  la  estabilidad del Derecho y de las relaciones jurí-dicas como la buena administración de  justicia,  es  necesario  que  no puedan  impugnarse  las  resolucio-nes  judiciales que hayan adquirido firmeza  tras  haberse  agotado  las vías  de  recurso  disponibles  o  tras expirar  los  plazos  previstos  para dichos  recursos  (sentencias  Kapfe-rer,  C-234/04,  EU:C:2006:178,  apar-

CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

El  TJUE  recuerda  que  el  ele-mento  determinante  para  calificar el contrato en cuestión es el objeto principal  de  éste  y  no  el  importe de  la  retribución  del  contratista  o la forma de pago de dicha retribu-ción  (sentencia  Comisión/Alema-nia, EU:C:2009:664, apartado 61).

Por otra parte,  la sentencia ra-zona que a falta de normativa de la Unión en la materia, el sistema de aplicación  del  principio  de  fuerza de cosa  juzgada se rige por el or-denamiento jurídico de los Estados miembros,  en  virtud  del  principio de  autonomía  procesal  de  éstos, con  observancia,  no  obstante,  de los principios de equivalencia y de efectividad (véase, en este sentido, la  sentencia  Fallimento  Olimpi-club, C-2/08, EU:C:2009:506, apar-tado 24 y jurisprudencia citada).

Por  lo  tanto,  el  Derecho  de  la Unión  no  exige  que,  para  tener en  cuenta  la  interpretación  de  un precepto aplicable de ese Derecho adoptada por el Tribunal de Justi-cia  con  posterioridad  a  la  resolu-ción  de  un  órgano  jurisdiccional con  fuerza  de  cosa  juzgada,  éste 

deba,  por  regla  general,  reconsi-derar dicha resolución. 

En  este  sentido,  el  TJUE  en-tiende  que  la  sentencia  Lucchini (C-119/05,  EU:C:2007:434),  invo-cada por el  tribunal  remitente, no puede  desvirtuar  este  análisis  ya que se trataba allí de una situación muy particular en  la que se discu-tían  los principios que rigen el  re-parto  de  competencias  entre  los Estados miembros y la Unión Euro-pea en materia de ayudas de Esta-do, respecto a la que el Tribunal de Justicia declaró, en esencia, que el Derecho de la Unión se opone a la aplicación  de  una  disposición  de Derecho nacional, como el artículo 2909 del Código Civil italiano, que pretende consagrar el principio de fuerza de cosa juzgada, en la medi-da en que su aplicación obstaculiza que se recupere una ayuda estatal concedida  vulnerando  el  Derecho de  la  Unión  y  cuya  incompatibili-dad con el mercado común había sido comprobada por una Decisión de la Comisión Europea de carác-ter definitivo (véase, en este senti-do, la sentencia Fallimento Olimpi-club, EU:C:2009:506, apartado 25). En  el  presente  asunto,  sin  embar-go, no se planteaban tales cuestio-nes de reparto de competencias. 

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tado  20;  Comisión/Luxemburgo, C-526/08,  EU:C:2010:379,  apartado 26,  y  ThyssenKrupp  Nirosta/Comi-sión,  C-352/09  P,  EU:C:2011:191, apartado 123). Por consiguiente, el Derecho de la Unión no obliga a un órgano  jurisdiccional nacional a no aplicar las normas procesales nacio-

nales que confieren fuerza de cosa juzgada  a  una  resolución,  aunque ello  permitiera  subsanar  una  situa-ción  nacional  opuesta  a  ese  Dere-cho  de  la  Unión  (véanse,  en  este sentido,  las  sentencias  Eco  Swiss, C-126/97, EU:C:1999:269, apartados 46  y  47;  Kapferer,  EU:C:2006:178, 

apartados 20 y 21; Fallimento Olim-piclub,  EU:C:2009:506,  apartados 22  y  23;  Asturcom  Telecomunica-ciones,  C-40/08,  EU:C:2009:615, apartados  35  a  37,  y  Comisión/Es-lovaquia  C-507/08,  EU:C:2010:802, apartados 59 y 60). 

Exclusión de un licitador responsable de una infracción en materia de pago de cotizaciones a la seguridad socialTribunal de Justicia de la unión europea (sala Décima), sentencia de 10 de julio de 2014, en el asunto C-358/12 (LA LeY 80630/2014)

En una licitación no incluida en el ámbito de aplicación de la Directiva 2004/18, el Tribunale amministrativo regionale per la Lombardia planteó una cuestión prejudicial al TJUE sobre si el principio de proporcionalidad, derivado del derecho de establecimiento y de los principios de no discriminación y protección de la competencia, previstos en los artículos 49 [TFUE], 56 [TFUE] y 101 [TFUE], así como el criterio de razonabilidad que entraña dicho principio, se oponen a una normativa nacional que tanto en el caso de los contratos públicos que superan el umbral [de la Unión Europea] como en el de los que no lo alcanzan, considera grave una infracción en materia de cotizaciones, comprobada de forma definitiva, cuando su cuantía supera el importe de 100 euros y es además superior al 5 % de la diferencia entre las cantidades adeudadas y las abonadas en cada período de pago o cotización, con la consiguiente obligación de las entidades adjudi-cadoras de excluir de una licitación al licitador que cometió dicha infracción, sin valorar otros aspectos que ponen objetivamente de manifiesto la fiabilidad del licitador como contraparte contractual.

NORMATIVA APLICABLE

A) La Directiva 2004/18/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 31 de marzo de 2004, sobre coordi-nación de los procedimientos de adjudicación de los contratos públicos de obras, de suministro y de servicios, enuncia en su considerando 2:

«La adjudicación de contratos celebrados en los Estados miembros por cuenta de autoridades estatales, re-gionales o locales y otros organismos de derecho público está supeditada al acatamiento de los principios del Tratado y, en particular,  los principios de  la  libre circulación de mercancías,  la  libertad de establecimiento y  la libre prestación de servicios, así como de los principios que de estas libertades se derivan, como son el principio de  igualdad de  trato, el principio de no discriminación, el principio de  reconocimiento mutuo, el principio de proporcionalidad y el principio de  transparencia. No obstante, para  la adjudicación de contratos públicos por importes superiores a una determinada cantidad, es conveniente elaborar a escala comunitaria disposiciones de coordinación de los procedimientos nacionales de adjudicación que estén basadas en dichos principios, de forma 

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LA SENTENCIA

El asunto tiene su origen en una petición  de  decisión prejudicial que tuvo por objeto  la  interpretación de los artículos 49 TFUE, 56 TFUE y 101 TFUE. Dicha petición fue presentada en el marco de un litigio entre Con-sorzio  Stabile  Libor  Lavori  Pubblici y  el  Comune  di  Milano,  en  relación con  la decisión de éste de anular  la adjudicación definitiva a Libor de un contrato público de obras debido a que Libor había incumplido sus obli-gaciones de pago de las cotizaciones sociales por un importe de 278 euros.

El TJUE, en su sentencia de 10 de julio de 2014, en el asunto C-358/12, declaró:

«Los artículos 49 TFUE y 56 TFUE y el principio de propor-

cionalidad deben interpretarse en el sentido de que no se opo-nen a una normativa nacional que, para los contratos públicos de obras cuyo valor es inferior al umbral definido en el artículo 7, letra c), de la Directiva 2004/18/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 31 de marzo de 2004, sobre coordinación de los procedimientos de adjudicación de los contratos públicos de obras, de suministro y de servi-cios, en su versión modifica-da por el Reglamento (CE) nº 1177/2009 de la Comisión, de 30 de noviembre de 2009, obli-ga a las entidades adjudicadoras a excluir del procedimiento de adjudicación de un contrato de ese tipo a un licitador responsa-ble de una infracción en mate-ria de pago de cotizaciones de

seguridad social si la diferencia entre las cantidades adeudadas y las abonadas es de un importe superior, a la vez, a 100 euros y al 5 % de las cantidades adeuda-das.»

ARGUMENTACIÓN DEL TRIBUNAL

Tribunal  de Justicia de  la Unión Europea  (Sala  Décima),  Sentencia de 10 de julio de 2014, en el asunto C-358/12 (LA LEY 80630/2014).

A) El objetivo perseguido por la causa de exclusión de los contratos públicos  definida  en  el  artículo  38, apartado 1,  letra  i), del Decreto Le-gislativo no 163/2006 es garantizar la fiabilidad, la diligencia y la seriedad del  licitador así  como el  comporta-

que queden garantizados sus efectos, y abrir a la competencia la contratación pública. Por consiguiente, dichas disposiciones de coordinación deben interpretarse con arreglo a las normas y principios antes mencionados y a las demás normas del Tratado.»

El artículo 45 de la Directiva 2004/18 se refiere a los criterios de selección cualitativa relativos a la situación personal del candidato o del licitador. El apartado 2 de dicho artículo establece:

«Podrá ser excluido de la participación en el contrato todo operador económico: [...]

e) que no esté al corriente en sus obligaciones relativas al pago de las cotizaciones de la seguridad social, se-gún las disposiciones legales del país en el que esté establecido o las del país del poder adjudicador;

f) que no haya cumplido sus obligaciones tributarias impuestas por las disposiciones legales del país en el que esté establecido o las del país del poder adjudicador; [...]

Los Estados miembros precisarán, de conformidad con su Derecho nacional y respetando el Derecho comuni-tario, las condiciones de aplicación del presente apartado.»

B) En Italia, el Decreto Legislativo nº 163, por el que se establece el Código de los contratos públicos de obras, servicios  y  suministros  en  aplicación  de  las  Directivas  2004/17/CE  y  2004/18/CE  (Codice  dei  contratti  pubblici relativi a lavori, servizi e forniture in attuazione delle direttive 2004/17/CE e 2004/18/CE), de 12 de abril de 2006, regula en Italia, en su totalidad, los procedimientos de adjudicación de los contratos públicos en los sectores de las obras, los servicios y los suministros.

El Decreto Legislativo no 163/2006 contiene, en su parte II, entre las normas aplicables con independencia del importe del contrato, el artículo 38 que estable los requisitos generales de participación en los procedimientos de adjudicación de las concesiones y de los contratos públicos de obras, de suministros y de servicios. El artículo 38, apartado 1, letra i), de dicho Decreto estipula:

«1. Se excluirá de la participación en los procedimientos de adjudicación de las concesiones y de los contratos públicos de obras, suministros y servicios y no se les podrá adjudicar en subcontratación ni adjudicar contratos relativos a dichas licitaciones, a aquellos: [...]

i) que hayan cometido  infracciones graves, comprobadas de  forma definitiva, de  las normas en materia de cotizaciones a la Seguridad Social, según la legislación italiana o del Estado en el que están establecidos».

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miento adecuado de éste hacia sus asalariados. Procede considerar que garantizar  que  un  licitador  posea dichas cualidades constituye un ob-jetivo legítimo de interés general. A continuación, hay que declarar que una  causa  de  exclusión,  como  la prevista  en  el  artículo  38,  apartado 1, letra i), del Decreto Legislativo no 163/2006 sirve para garantizar la rea-lización del objetivo perseguido, ya que  un  impago  de  cotizaciones  de seguridad  social  por  un  operador económico  tiende  a  indicar  la  falta de fiabilidad, de diligencia y de se-riedad de éste por  lo que  respecta al cumplimiento de sus obligaciones legales y sociales. Por último, por lo que respecta a la necesidad de una medida de ese tipo, procede seña-lar,  en  primer  lugar,  que  la  defini-ción, en la normativa nacional, de un umbral preciso de exclusión a la par-ticipación en los contratos públicos, a saber, una diferencia entre las can-tidades adeudadas en concepto de cotizaciones sociales y las abonadas por un importe que sea superior, a la vez, a 100 euros y al 5 % de las canti-dades adeudadas, garantiza no sólo la  igualdad de trato de los  licitado-res  sino  también  la  seguridad  jurí-dicas,  principio  cuyo  cumplimiento constituye un requisito de la propor-cionalidad de una medida restrictiva (véase, en ese sentido,  la sentencia Itelcar,  C-282/12,  EU:C:2013:629, apartado 44). 

B) En segundo lugar, por lo que respecta  al  nivel  del  citado  umbral de exclusión, como define la norma-tiva nacional, procede recordar que, en  los contratos públicos compren-didos en el ámbito de aplicación de la  Directiva  2004/18,  el  artículo  45, apartado  2,  de  ésta  deja  la  aplica-ción de  los casos de exclusión que menciona a la apreciación de los Es-tados miembros, como atestigua  la expresión «podrá ser excluido de la participación en el contrato [...]» que figura al  inicio de dicha disposición y  remite,  en  particular,  a  sus  letras e)  y  f),  expresamente  a  las  disposi-ciones  legales  nacionales  [véanse, por lo que atañe al artículo 29 de la Directiva 92/50/CEE del Consejo, de 18  de  junio  de  1992,  sobre  coordi-nación de los procedimientos de ad-

judicación de los contratos públicos de servicios (DO L 209, p. 1), la sen-tencia La Cascina y otros, C-226/04 y C-228/04, EU:C:2006:94, apartado 21].  Además,  en  virtud  del  párra-fo  segundo  de  dicho  artículo  45, apartado  2,  los  Estados  miembros precisarán,  de  conformidad  con  su Derecho  nacional  y  respetando  el Derecho  de  la  Unión,  las  condicio-nes  de  aplicación  de  dicho  aparta-do. Por consiguiente, el artículo 45, apartado 2, de  la Directiva 2004/18 no persigue en  la materia una apli-cación  uniforme  de  las  causas  de exclusión que en ella se mencionan a escala de  la Unión, en  la medida en que los Estados miembros están facultados  para  no  aplicar  en  ab-soluto  dichas  causas  de  exclusión o  bien  integrarlas  en  la  normativa nacional con un grado de rigor que podría variar según el caso, en fun-ción de consideraciones de carácter jurídico,  económico  o  social  que prevalezcan en el plano nacional. A este respecto, los Estados miembros 

pueden moderar o hacer más flexi-bles  los  requisitos  establecidos  en dicha disposición (véase, por lo que respecta al artículo 29 de la Directi-va  92/50,  la  sentencia  La  Cascina  y otros,  EU:C:2006:94,  apartado  23). Pues bien, el artículo 45, apartado 2, letra e), de la Directiva 2004/18 per-mite a los Estados miembros excluir de  la  participación  en  un  contrato público  a  los  operadores  económi-cos que no estén al corriente de sus obligaciones relativas al pago de las cotizaciones  de  seguridad  social, sin  que  se  establezca  una  cantidad mínima de retrasos de cotizaciones. En esas circunstancias, el hecho de prever  dicho  importe  mínimo  en  el Derecho  nacional  constituye  una flexibilización  del  criterio  de  exclu-sión  contemplado  en  la  citada  dis-posición  y  por  lo  tanto  no  puede considerarse  que  vaya  más  allá  de lo necesario. Es  lo que  sucede con mayor motivo con los contratos pú-blicos  que  no  alcanzan  el  umbral definido en el artículo 7, letra c), de 

CONSECUENCIAS PARA LA PRÁCTICA

Es  reiterada  la  jurisprudencia del TJUE que entiende que en re-lación con los contratos públicos, redunda en interés de la Unión en materia de  libertad de estableci-miento  y  de  libre  prestación  de servicios  que  la  apertura  de  un procedimiento  de  licitación  a  la competencia  sea  el  más  amplio posible  (véase,  en  ese  sentido, la sentencia CoNISMa, C-305/08, EU:C:2009:807,  apartado  37).  En este sentido, la aplicación de una disposición  que  excluye  de  la participación en los procedimien-tos de adjudicación de contratos públicos de obras a  las personas culpables  de  infracciones  graves a  las  normas  nacionales  aplica-bles  en  materia  de  pago  de  co-tizaciones  de  seguridad  social, como la prevista en el artículo 38, apartado  1,  letra  i),  del  Decreto Legislativo  no  163/2006,  puede impedir  la participación más am-

plia posible de  licitadores en  los procedimientos de licitación.

Una  disposición  nacional  de ese  tipo  que  puede  impedir  la participación de  licitadores en un contrato público que presente un interés transfronterizo cierto cons-tituye  una  restricción  en  el  senti-do  de  los  artículos  49  TFUE  y  56 TFUE.

Sin embargo, una restricción de esa clase puede estar justificada si persigue  un  objetivo  legítimo  de interés general y siempre que cum-pla  el  principio  de  proporcionali-dad, es decir, que garantice la rea-lización  de  ese  objetivo  y  que  no vaya más allá de lo necesario para alcanzarlo,  lo  que  para  el  TJUE ocurre  en  el  asunto  enjuiciado  en la sentencia de 10 de julio de 2014 objeto  del  presente  comentario, en  el  que  la  medida  en  cuestión se  basa  en  criterios  objetivos,  no discriminatorios  y  conocidos  de antemano.

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dicha  Directiva  y,  por  consiguiente, no están sujetos a los procedimien-tos particulares y rigurosos previstos por ésta. Por otro lado, el hecho de que  el  umbral  de  exclusión  previs-to  por  el  Derecho  nacional  para  el impago  de  impuestos  y  tasas  sea, como señala el órgano jurisdiccional remitente,  netamente  más  elevado que  el  umbral  relativo  a  los  pagos de cotizaciones de seguridad social no  afecta  por  sí  mismo  al  carácter proporcionado  de  éste.  En  efecto, como se desprende del apartado 36 de  la  presente  sentencia,  los  Esta-dos miembros son libres de comple-tar las causas de exclusión previstas, 

en particular, en el artículo 45, apar-tado 2, letras e) y f), de la citada Di-rectiva en la normativa nacional con un grado de rigor que puede variar según los casos, en función de con-sideraciones de orden jurídico, eco-nómico y social prevalentes a escala nacional.

Además,  una  situación  de  ese tipo  se  distingue  de  la  que  dio lugar  a  la  sentencia  Hartlauer  (C-169/07, EU:C:2009:141), en la que el Tribunal de Justicia determinó que la  normativa  nacional  en  cuestión no era adecuada para garantizar  la consecución de los objetivos perse-

guidos si no los perseguía de modo coherente y sistemático. A diferen-cia  de  la  normativa  examinada  en esa sentencia, la medida objeto del presente  asunto  principal  se  basa, como  se  desprende  del  apartado 34 de la presente sentencia, en cri-terios objetivos, no discriminatorios y  conocidos  de  antemano  (véase, en  ese  sentido,  la  sentencia  Hart-lauer, EU:C:2009:141, apartado 64). De  ello  deriva  que  no  puede  con-siderarse que una medida nacional como  la  controvertida  en  el  litigio principal vaya más allá de  lo nece-sario para alcanzar el objetivo per-seguido.

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Ficha técnica versión papel:Páginas: 1.248 / Encuadernación: Rústica con solapas / ISBN: 978-84-9020-277-7

Obra con sentido didáctico que proporcionará al jurista el conocimiento nece-sario de una materia compleja y relevante, por papel que el Parlamento asumeen cuestiones tales como la tramitación y aprobación de los proyectos de ley.

A través de sus casi quinientas voces, recoge de manera rigurosa todos los aspectosesenciales del funcionamiento de las cámaras legislativas, permitiendo conocer los re-glamentos parlamentarios de una manera cercana y directa.

Para el profesional jurídico, el Derecho Parlamentario es una realidad no bien conoci-da, pese a ser uno de los poderes del Estado junto con el ejecutivo y el judicial. Desdela propia óptica del Derecho, el poder legislativo asume un papel capital, en cuanto esaquél a quien la Constitución atribuye la capacidad para aprobar las Leyes.

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COORDINADORAS:

Rosa RipollésSerrano y Raquel Marañón Gómez

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