espantapajaros

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EL ESPANTAPAJAROS Don Jonás, tenía un hermoso campo sembrado de arvejas, habas y maíz. Estaban en la etapa de maduración y los frutos se sazonaban con envidia al paso de los días. Don Jonás, pensó en resguardar su campo y se dijo – si contrato a alguien, para que cuide de los pájaros y rateros, me cobrarán y no quiero invertir más de lo que ya tengo gastado en esta siembra. De tanto cavilar, se le vino a la mente, la idea de hacer un espantapájaros y prontamente se puso a rebuscar en su desván, las cosas que pudieran servirle. Encontró un gabán viejo y descolorido, una chalina rojiamarilla, un sombrero de paja deshilada, una escoba a la que cruzó otro palo, para hacerle las manos, entonces resultó el espantapájaros.

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Page 1: ESPANTAPAJAROS

EL ESPANTAPAJAROS

Don Jonás, tenía un hermoso campo sembrado de arvejas, habas y

maíz. Estaban en la etapa de maduración y los frutos se sazonaban con

envidia al paso de los días.

Don Jonás, pensó en resguardar su campo y se dijo – si contrato a

alguien, para que cuide de los pájaros y rateros, me cobrarán y no

quiero invertir más de lo que ya tengo gastado en esta siembra.

De tanto cavilar, se le vino a la mente, la idea de hacer un

espantapájaros y prontamente se puso a rebuscar en su desván, las

cosas que pudieran servirle. Encontró un gabán viejo y descolorido, una

chalina rojiamarilla, un sombrero de paja deshilada, una escoba a la que

cruzó otro palo, para hacerle las manos, entonces resultó el

espantapájaros.

Lo clavó en medio del sembrado y le dijo – ya sabes lo que tienes que

hacer ¡que no se acerque ningún pájaro!. Pero al espantapájaros, no le

gustaba este oficio, se sintió inconforme.

El espantapájaros, se quedó muy triste, se sentía desvalido, porque

clavado y sin libertad, sentía una opresión denigrante, a él le hubiera

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gustado saltar y brincar por los campos, regocijarse esquivando las

lluvias, estando como está, envidió a los pájaros, que libres volaban de

un lugar para otro y en cierto modo, los admiraba por su vida gregaria,

sus cantos de madrugada y a la hora de comida posarse en el sembrado

para picotear las vainas de arvejas, habas y darse el trabajo de abrir las

mazorcas de maíz para comerlas.

Se mantenía inmóvil para no espantar a los pájaros y se complacía

mirándolos disfrutar. En el fondo tenía un buen corazón, él decía – si

hay tanto, porqué no compartir.

Sin embargo, el espantapájaros cumplía con su obligación y hacía todo

lo posible para espantar a los pájaros, sobre todo si el viento le

ayudaba.

Cuando ya no había sol y los pájaros también se ocultaban, le venía una

tristeza y sintiéndose desvalido, se puso a cantar una canción, que

había escuchado, no recordaba donde, pero, era una canción que

llamaba a la luna y ésta era una noche, en que la luna estaba llena, el

campo parecía de día y el espantapájaros cantó emocionado

contemplando la bella luna – me estoy enamorando de la luna, se dijo; y

Page 3: ESPANTAPAJAROS

cuán hermosa la vio y lloró, por no poderse mover y alcanzarla. Inclinó

su cabeza hacia un costado y se quedó dormido, a la mañana siguiente,

continuó con su trabajo que para él era vergonzante, pues decía- porqué

impedir que coman los hambrientos habiendo tanto, en el cerco de don

Jonás.

Aquella tarde, hubo un viento fuerte y las matas de arvejas y de habas

se inclinaban indefensas y los pájaros también asustados, huyeron para

otros lares. El espantapájaros gritó fuerte y le dijo al viento – me puedes

hacer un favor?, el viento le contestó – que quieres - ven esta noche, le

pidió el espantapájaros y llévame donde la luna, la quiero y ella también

me amará, lo presiento porque cada vez que le canto ella viene a mí,

pero no puedo llegar a ella. El viento le dijo – vendré en cuanto

oscurezca y salga la luna, yo te llevaré. Así fue, que el espantapájaros,

voló y voló hasta llegar a la luna, había hecho un viaje muy riesgoso,

pero se sentía contento de haberlo hecho, aún cuando no pudo decirle

nada a la luna, se deslumbró por su belleza y fue feliz. El

espantapájaros agradeció la gentileza del viento y le pidió que cuando

fuera otro día de luna llena, volviera para llevarlo.

Page 4: ESPANTAPAJAROS

Pasaban los días y el espantapájaros vuelto a su trabajo, tenía que

cumplir con su obligación, lo hacía con la esperanza de que otro día

volvería a visitar a la luna.

Después de muchos días, el viento lo visitó y le dijo – esta noche será

de luna llena. El viento estaba recordando que llevaría al

espantapájaros el día de luna llena. Cuando llegaron el espantapájaros,

se apresuró en saludar a la hermosa luna, pero ella indiferente le dijo -

yo no te conozco. Y coqueta y altanera como era, entre níveas gasas y

resplandor de oro, siguió su curso, la vanidosa luna. El espantapájaros

desilusionado empalideció y enmudeció. El viento le dio ánimos, -- tú

tienes un gran corazón, eres bueno y sé que eres querido por los

pájaros, los gorgojos, los sapos y luciérnagas a quienes día a día, noche

a noche los dejas vivir, permitiéndoles comer de tu sembrado.

Al cabo de algún tiempo volvió don Jonás y le grito como un loco, viendo

muchas vainas y mazorcas comidas, le gritó al espantapájaros que era

un inútil, que no había servido para nada. En un arranque de cólera

empezó a darle de bofetadas, el pobre indefenso, quedó derribado y

regado por pedazos en el campo. De pronto, sopló el viento fuerte y

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encontrando a su amigo, así de desvalido, le ayudó a juntar su

vestimenta. El viento congregó a todos sus amigos del espantapájaros:

a los gorgojos, las luciérnagas, los grillos, los sapos y los pájaros, para

cantarle con todo cariño y decirle a una voz – ¡eres libre!. El

espantapájaros comprendió que esta vez estaba libre y podía saltar,

bailar y viajar con el viento, su mejor amigo, y hacer lo que le plazca, sin

tener que espantar pájaros.