esculapis · 2019. 12. 24. · caminé de noche por la calle antonio varas, recordando a cada paso...

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Fernando Olavarría Gabler ESCULAPIS 15 CUENTOS PARA ENTRETENER EL ALMA

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  • Fernando Olavarría Gabler

    ESCULAPIS

    15

    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

  • Fernando Olavarría Gabler

    Inscripción Registro de Propiedad Intelectual Nº 37100. Chile.© Fernando Olavarría Gabler.

    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    ESCULAPIS

  • Fernando Olavarría Gabler

    Inscripción Registro de Propiedad Intelectual Nº 37100. Chile.© Fernando Olavarría Gabler.

    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    ESCULAPIS

  • ran dos hermanos. Uno se llamaba Enrique y el otro Germán. Vivían sin compañera alguna en una modesta calle del barrio Ñuñoa de Santiago, perpendicular a la avenida Antonio Varas. La casa -como todas las de la calle- presentaba una fachada que daba directamente a la vereda, con dos ventanas y en el centro una puerta. Enrique era un médico jubilado y Germán, un almirante en retiro. Ambos eran viudos y sus hijos, casados y con numerosa prole, los visitaban muy de tarde en tarde. Cuando anuncié mi visita telefónicamente, ellos quedaron muy complacidos porque hacía bastantes años que no nos veíamos. Caminé de noche por la calle Antonio Varas, recordando a cada paso tantas imágenes de mi infancia. Llegué a la puerta de calle y golpeé con la mano de hierro que servía de aldaba. Toc, toc. Toc... Se oyeron unos lentos pasos de anciano que se arrastraban en el pasillo y apareció la imagen de mi tío Enrique que, sonriente me daba la bienvenida. Siendo ambos colegas, le gustaba conversar conmigo de medicina y se complacía en que yo le contara los últimos avances en

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    E S C U L A P I S

    CAPITULO I

    UNA CURIOSA VISITA A LOS SEMIESTRAMBÓTICOS TÍOS YUNGE.

  • ran dos hermanos. Uno se llamaba Enrique y el otro Germán. Vivían sin compañera alguna en una modesta calle del barrio Ñuñoa de Santiago, perpendicular a la avenida Antonio Varas. La casa -como todas las de la calle- presentaba una fachada que daba directamente a la vereda, con dos ventanas y en el centro una puerta. Enrique era un médico jubilado y Germán, un almirante en retiro. Ambos eran viudos y sus hijos, casados y con numerosa prole, los visitaban muy de tarde en tarde. Cuando anuncié mi visita telefónicamente, ellos quedaron muy complacidos porque hacía bastantes años que no nos veíamos. Caminé de noche por la calle Antonio Varas, recordando a cada paso tantas imágenes de mi infancia. Llegué a la puerta de calle y golpeé con la mano de hierro que servía de aldaba. Toc, toc. Toc... Se oyeron unos lentos pasos de anciano que se arrastraban en el pasillo y apareció la imagen de mi tío Enrique que, sonriente me daba la bienvenida. Siendo ambos colegas, le gustaba conversar conmigo de medicina y se complacía en que yo le contara los últimos avances en

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    CAPITULO I

    UNA CURIOSA VISITA A LOS SEMIESTRAMBÓTICOS TÍOS YUNGE.

  • el campo de la investigación. A pesar de su barba de varios días, sin afeitar, su vieja bata desaseada y sus pantuflas, mi tío irradiaba una saludable simpatía espiritual que lo hacía verse más joven. -Y tú, tío ¿Todavía te dedicas a mezclar tubos de ensayo en el laboratorio? - le pregunté. Me contestó con una alegre sonrisa sin decir ninguna palabra. -Este hombre está cada vez insoportable, observó Germán, entrando en esos instantes en escena para saludarme. Venía con una chaqueta de marino que le faltaban algunos botones dorados. El tío Germán se había acogido a retiro en la Armada hacía ya varias décadas, y para no languidecer como jubilado, se había enrolado como voluntario en la Segunda Guerra Mundial, sirviendo en la Marina Alemana. Me era grato conversar con él y escucharle sus aventuras en los cinco océanos del mundo y todo lo relacionado con sus condecoraciones. Por su avanzada edad, se permitía contarme, cada vez que lo visitaba, siempre los mismos hechos, con lujo de detalles, teniendo eso sí un único olvido: El que ya me había contado la misma historia la última vez que lo había visitado. -En relación a tu pregunta, te tengo una sorpresa- me dijo Enrique. He trabajado este último tiempo con neurohormonas de

    animales hiperquinéticos y he llegado a resultados asombrosos. Mi deseo es que tomes conocimiento de ello y si son de utilidad puedas aplicarlos para beneficio de la humanidad. -¿Es una droga contra el SIDA o contra algún tipo de cáncer? - pregunté. -Ni lo uno ni lo otro- me contestó. -Me he dado cuenta de que en estos últimos tiempos el ser humano ha ido perdiendo sus valores. Salvo contadas excepciones, la juventud carece de grandes ideales. Nadie los guía a un estrato superior. Solamente veo que todo gira alrededor de un consumismo desenfrenado, de sexo mal encausado, drogas, etc. No hay líderes. Si la niñez se proyecta hacia un héroe, éste termina en la cárcel o en el hospital por ser drogadicto o algo parecido. -Ven. Te llevaré a mi laboratorio para explicarte mejor la idea que me da vueltas en la cabeza desde hace bastante tiempo. Caminamos los tres por un largo pasillo al cual daban en su flanco izquierdo las puertas de cuartos o aposentos laterales. Atravesamos un patio y luego un amplio jardín en cuyo fondo había una solitaria construcción similar a un garaje. Entramos. Había largas mesas y estanterías en las que se agrupaban en forma desordenada diversos instrumentos de química que se alternaban con jaulas, libros, mecheros a gas, una antigua balanza

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    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A E S C U L A P I S

  • el campo de la investigación. A pesar de su barba de varios días, sin afeitar, su vieja bata desaseada y sus pantuflas, mi tío irradiaba una saludable simpatía espiritual que lo hacía verse más joven. -Y tú, tío ¿Todavía te dedicas a mezclar tubos de ensayo en el laboratorio? - le pregunté. Me contestó con una alegre sonrisa sin decir ninguna palabra. -Este hombre está cada vez insoportable, observó Germán, entrando en esos instantes en escena para saludarme. Venía con una chaqueta de marino que le faltaban algunos botones dorados. El tío Germán se había acogido a retiro en la Armada hacía ya varias décadas, y para no languidecer como jubilado, se había enrolado como voluntario en la Segunda Guerra Mundial, sirviendo en la Marina Alemana. Me era grato conversar con él y escucharle sus aventuras en los cinco océanos del mundo y todo lo relacionado con sus condecoraciones. Por su avanzada edad, se permitía contarme, cada vez que lo visitaba, siempre los mismos hechos, con lujo de detalles, teniendo eso sí un único olvido: El que ya me había contado la misma historia la última vez que lo había visitado. -En relación a tu pregunta, te tengo una sorpresa- me dijo Enrique. He trabajado este último tiempo con neurohormonas de

    animales hiperquinéticos y he llegado a resultados asombrosos. Mi deseo es que tomes conocimiento de ello y si son de utilidad puedas aplicarlos para beneficio de la humanidad. -¿Es una droga contra el SIDA o contra algún tipo de cáncer? - pregunté. -Ni lo uno ni lo otro- me contestó. -Me he dado cuenta de que en estos últimos tiempos el ser humano ha ido perdiendo sus valores. Salvo contadas excepciones, la juventud carece de grandes ideales. Nadie los guía a un estrato superior. Solamente veo que todo gira alrededor de un consumismo desenfrenado, de sexo mal encausado, drogas, etc. No hay líderes. Si la niñez se proyecta hacia un héroe, éste termina en la cárcel o en el hospital por ser drogadicto o algo parecido. -Ven. Te llevaré a mi laboratorio para explicarte mejor la idea que me da vueltas en la cabeza desde hace bastante tiempo. Caminamos los tres por un largo pasillo al cual daban en su flanco izquierdo las puertas de cuartos o aposentos laterales. Atravesamos un patio y luego un amplio jardín en cuyo fondo había una solitaria construcción similar a un garaje. Entramos. Había largas mesas y estanterías en las que se agrupaban en forma desordenada diversos instrumentos de química que se alternaban con jaulas, libros, mecheros a gas, una antigua balanza

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    flores artificiales e introducían su largo pico por el orificio de la flor la cual se conectaba con un tubo que contenía el néctar artificial. -Sus alas parecen transparentes -dijo el tío- pero son como las de todas las aves. Lo que es maravilloso es observar con la rapidez que las mueven. Se calcula que su aleteo es de veinte a cincuenta por segundo. Su metabolismo es asombroso, al igual que el de las zarigüeyas. Has de saber que los latidos del corazón de uno de estos pequeños marsupiales, es de mil por minuto. Es algo increíble si lo comparamos con el del ser humano que, como sabemos, es de setenta a ochenta por minuto, o el de una tortuga en pleno sueño invernal que es de alrededor de uno a cinco por minuto. -¿Mil por minuto? ¡Sorprendente!, exclamé. -Sí. Como su metabolismo es tan exagerado, tienen que alimentarse cada dos horas porque sino morirían de inanición. A propósito, acompáñame; tengo que darle su ración de insectos. El tío destapó un gran frasco en cuyo fondo había una baldosa y debajo de ella, sacó algunas cucarachas. Estas cucarachas han dominado el mundo antes de los reptiles que habitan sobre la Tierra desde hace quinientos millones de años, y la seguirán dominando después del Holocausto, cuando todos desaparezcamos por el efecto de la guerra atómica. Son resistentes a las irradiaciones y su capacidad de adaptarse a los cambios es

    de precisión y otros innumerables objetos de vidrio que sería cansador describirlos uno por uno. En una de estas jaulas observé que dormían unos pequeños animales que me parecieron ratones. -Son zarigüellas- respondió mi tío, adivinando mis dudas. Las conseguí en Brasil mediante un marino mercante que es amigo de Germán. Son animalitos extraordinariamente interesantes y en ellos he efectuado parte de mis investigaciones, junto con esos picaflores que puedes ver en esa otra gran jaula, allá en el fondo. Ellos no son nocturnos y si te aproximas, verás cómo se están alimentando en estos momentos con el agua azucarada y rica en vitaminas que le he puesto en ese recipiente que semeja una atractiva flor. -Creí que los picaflores, al igual que las golondrinas, no se podían mantener en cautividad- observé. -Eso es lo que cree la mayoría de la gente -replicó el tío- pero si al picaflor lo tienes en una jaula amplia, adornada con plantas, aire puro y sol, son felices en el cautiverio momentáneo a que los someto. Lo importante es que tienen que bañarse a menudo porque deben tener limpio su plumaje del pegajoso néctar de las flores. Esa fuente de agua cristalina que ves ahí les sirve de bañera. En realidad, los cinco picaflores que divisé, se mostraban bastante alegres y dos de ellos se mantenían en el aire delante de las

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    flores artificiales e introducían su largo pico por el orificio de la flor la cual se conectaba con un tubo que contenía el néctar artificial. -Sus alas parecen transparentes -dijo el tío- pero son como las de todas las aves. Lo que es maravilloso es observar con la rapidez que las mueven. Se calcula que su aleteo es de veinte a cincuenta por segundo. Su metabolismo es asombroso, al igual que el de las zarigüeyas. Has de saber que los latidos del corazón de uno de estos pequeños marsupiales, es de mil por minuto. Es algo increíble si lo comparamos con el del ser humano que, como sabemos, es de setenta a ochenta por minuto, o el de una tortuga en pleno sueño invernal que es de alrededor de uno a cinco por minuto. -¿Mil por minuto? ¡Sorprendente!, exclamé. -Sí. Como su metabolismo es tan exagerado, tienen que alimentarse cada dos horas porque sino morirían de inanición. A propósito, acompáñame; tengo que darle su ración de insectos. El tío destapó un gran frasco en cuyo fondo había una baldosa y debajo de ella, sacó algunas cucarachas. Estas cucarachas han dominado el mundo antes de los reptiles que habitan sobre la Tierra desde hace quinientos millones de años, y la seguirán dominando después del Holocausto, cuando todos desaparezcamos por el efecto de la guerra atómica. Son resistentes a las irradiaciones y su capacidad de adaptarse a los cambios es

    de precisión y otros innumerables objetos de vidrio que sería cansador describirlos uno por uno. En una de estas jaulas observé que dormían unos pequeños animales que me parecieron ratones. -Son zarigüellas- respondió mi tío, adivinando mis dudas. Las conseguí en Brasil mediante un marino mercante que es amigo de Germán. Son animalitos extraordinariamente interesantes y en ellos he efectuado parte de mis investigaciones, junto con esos picaflores que puedes ver en esa otra gran jaula, allá en el fondo. Ellos no son nocturnos y si te aproximas, verás cómo se están alimentando en estos momentos con el agua azucarada y rica en vitaminas que le he puesto en ese recipiente que semeja una atractiva flor. -Creí que los picaflores, al igual que las golondrinas, no se podían mantener en cautividad- observé. -Eso es lo que cree la mayoría de la gente -replicó el tío- pero si al picaflor lo tienes en una jaula amplia, adornada con plantas, aire puro y sol, son felices en el cautiverio momentáneo a que los someto. Lo importante es que tienen que bañarse a menudo porque deben tener limpio su plumaje del pegajoso néctar de las flores. Esa fuente de agua cristalina que ves ahí les sirve de bañera. En realidad, los cinco picaflores que divisé, se mostraban bastante alegres y dos de ellos se mantenían en el aire delante de las

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    una gran curiosidad por saber a dónde se iba a llegar en todo esto y por el otro lado, tenía miedo de perder la vida o quedar irremisiblemente lesionado ya que mi cuerpo no era el de un vigoroso adolescente. Iba a cumplir los cincuenta años pero mi espíritu era todavía joven. Tenía alma de aventurero. Había nacido así e iba a morir así. -Estoy dispuesto, tío, a beber el ... el -¡La hormona Yunge 18! Respondió alborozado el tío Enrique, y colocando una cantidad minúscula de estos gránulos en uno de los platillos de la balanza de precisión, los pesó, echó unos pocos más y luego los lanzó a un vaso de agua y me lo ofreció. -¡Brindemos! -me dijo- por el futuro de las juventudes desvalidas de héroes. Que éstos las guíen y sirvan de imágenes para grandes ideales. Por un momento creí que el tío Enrique estaba loco de remate. No había relación alguna entre el reciente “brindis” y lo que había mostrado en su laboratorio, y mirando con angustia al tío Germán le pregunté, con un gesto, si era verdad todo lo que estaba pensando en esos momentos. El tío Germán asintió con una benévola sonrisa y yo, levantando el vaso, cerré los ojos y bebí el contenido. No sentí nada anormal. Observaba a mis tíos mudos y sonrientes.

    enorme, como ejemplo de ello, es que ya pueden alimentarse de material plástico inventado por el ser humano. Pero, vamos al fondo de la visita al laboratorio. he trabajado durante varios años con estos animalitos y he llegado a aislar una neurohormona que es común al colibrí y a la zarigüeya. Ven, querido sobrino a este escritorio y observa el polvo azulado que está dentro de este tubo de ensayo ¡Ésta es la neurohormona!. He experimentado su efecto en mamíferos, perros y gatos y el resultado es maravilloso. Meses atrás experimenté en seres humanos. Tragué algunos de estos gránulos con un vaso de agua y sufrí los efectos que duraron aproximadamente doce horas. -¿Qué efectos? -pregunté ansioso. -Tendrás -si voluntariamente lo deseas- que experimentarlos personalmente. Es la única forma ¿Estás dispuesto? Lo que sí te puedo asegurar con toda certeza, que la neurohormona descubierta en estos animalitos, también existe en el ser humano pero en millonésimas cantidades, son fracciones de microorganismos y por ende, si tu cuerpo recibe esta hormona, no está recibiendo una droga o una sustancia ajena a tu organismo, por el contrario, tú la tienes en estos momentos, en tu tejido nervioso y por lo tanto no hay “doping”. Pensé que eran momentos difíciles para mí. Por un lado, tenía

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    una gran curiosidad por saber a dónde se iba a llegar en todo esto y por el otro lado, tenía miedo de perder la vida o quedar irremisiblemente lesionado ya que mi cuerpo no era el de un vigoroso adolescente. Iba a cumplir los cincuenta años pero mi espíritu era todavía joven. Tenía alma de aventurero. Había nacido así e iba a morir así. -Estoy dispuesto, tío, a beber el ... el -¡La hormona Yunge 18! Respondió alborozado el tío Enrique, y colocando una cantidad minúscula de estos gránulos en uno de los platillos de la balanza de precisión, los pesó, echó unos pocos más y luego los lanzó a un vaso de agua y me lo ofreció. -¡Brindemos! -me dijo- por el futuro de las juventudes desvalidas de héroes. Que éstos las guíen y sirvan de imágenes para grandes ideales. Por un momento creí que el tío Enrique estaba loco de remate. No había relación alguna entre el reciente “brindis” y lo que había mostrado en su laboratorio, y mirando con angustia al tío Germán le pregunté, con un gesto, si era verdad todo lo que estaba pensando en esos momentos. El tío Germán asintió con una benévola sonrisa y yo, levantando el vaso, cerré los ojos y bebí el contenido. No sentí nada anormal. Observaba a mis tíos mudos y sonrientes.

    enorme, como ejemplo de ello, es que ya pueden alimentarse de material plástico inventado por el ser humano. Pero, vamos al fondo de la visita al laboratorio. he trabajado durante varios años con estos animalitos y he llegado a aislar una neurohormona que es común al colibrí y a la zarigüeya. Ven, querido sobrino a este escritorio y observa el polvo azulado que está dentro de este tubo de ensayo ¡Ésta es la neurohormona!. He experimentado su efecto en mamíferos, perros y gatos y el resultado es maravilloso. Meses atrás experimenté en seres humanos. Tragué algunos de estos gránulos con un vaso de agua y sufrí los efectos que duraron aproximadamente doce horas. -¿Qué efectos? -pregunté ansioso. -Tendrás -si voluntariamente lo deseas- que experimentarlos personalmente. Es la única forma ¿Estás dispuesto? Lo que sí te puedo asegurar con toda certeza, que la neurohormona descubierta en estos animalitos, también existe en el ser humano pero en millonésimas cantidades, son fracciones de microorganismos y por ende, si tu cuerpo recibe esta hormona, no está recibiendo una droga o una sustancia ajena a tu organismo, por el contrario, tú la tienes en estos momentos, en tu tejido nervioso y por lo tanto no hay “doping”. Pensé que eran momentos difíciles para mí. Por un lado, tenía

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    Pensé que habrían tenido un ataque de catalepsia o algo parecido, no comparable con nada de lo que yo sabía de estos sindromes neurológicos. Asustado y muy preocupado por mis tíos, decidí abandonar el laboratorio para pedir ayuda y recorriendo de vuelta el jardín y el pasillo interior, salí a la calle para llamar por teléfono a un servicio de urgencia, pero el teléfono que encontré estaba desconectado, al igual que el de mis tíos. No emitía ruido alguno, Molesto por esta situación me dirigí a la calle y por primera vez me di cuenta de que el fenómeno que había observado en el laboratorio ahora se repetía a todo mi alrededor. Había dos personas inmóviles en la vereda en actitud de marcha. En realidad, fijándome mejor, no estaban totalmente inmóviles sino que sus movimientos eran lentísimos. En esos instantes pasó un automóvil frente a mí y a tan poca velocidad que podríamos decir que se desplazaba como un flojo caracol. Un gorrión voló por encima de mi cabeza. No volaba, más bien planeaba. Su batir de alas era cadencioso y lentamente alcanzó una rama y se posó en ella. Con gran asombro calculé que la avecilla, al posarse sobre la rama, había demorado aproximadamente un minuto. ¡La hormona! Pensé. Estoy recibiendo su efecto. La realidad de lo que veo no es tal. No son las imágenes que están a mi alrededor las que se han hecho más lentas sino que ¡Yo

    Todo esto es una broma - pensé. De improviso un colibrí trinó desde su jaula y el trino, curiosamente, cambió de tono gradualmente. En vez de ser un conjunto de sonidos de alta frecuencia -algunos inaudibles para el ser humano- se transformó en un lento y ronco ruido, semejante al croar de una rana. Extrañado, le pregunté a mis tíos si habían oído ese ruido de tan baja frecuencia, pero ellos permanecían mudos con los ojos abiertos y estáticos. Sí. Parecían dos rígidas estatuas sonrientes. Como el extraño ruido parecía venir de la jaula de los colibríes. Me acerqué a ella y pude constatar algo extraño. Los colibríes que habían estado volando permanecían ahora inmóviles en el aire pero sostenidos por un lento batir de alas, y de uno de ellos salió el ronco ruido que me había llamado la atención. Algo inusitado estaba sucediendo en el misterioso laboratorio de los tíos Yunge porque ahora al observar las jaulas de las zarigüeyas, éstas se movían con extremada lentitud como los desplazamientos de las vacas pastando ociosamente en un potrero. Veía con claridad el lento masticar de sus mandíbulas que devoraban una cucaracha y la actitud de sus patas delanteras era casi estática. Caminé hacia el tío Enrique para preguntarle si había notado todo esto y con gran angustia de mi parte comprobé que ambos ancianos permanecían quietos como dos monumentos.

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    Pensé que habrían tenido un ataque de catalepsia o algo parecido, no comparable con nada de lo que yo sabía de estos sindromes neurológicos. Asustado y muy preocupado por mis tíos, decidí abandonar el laboratorio para pedir ayuda y recorriendo de vuelta el jardín y el pasillo interior, salí a la calle para llamar por teléfono a un servicio de urgencia, pero el teléfono que encontré estaba desconectado, al igual que el de mis tíos. No emitía ruido alguno, Molesto por esta situación me dirigí a la calle y por primera vez me di cuenta de que el fenómeno que había observado en el laboratorio ahora se repetía a todo mi alrededor. Había dos personas inmóviles en la vereda en actitud de marcha. En realidad, fijándome mejor, no estaban totalmente inmóviles sino que sus movimientos eran lentísimos. En esos instantes pasó un automóvil frente a mí y a tan poca velocidad que podríamos decir que se desplazaba como un flojo caracol. Un gorrión voló por encima de mi cabeza. No volaba, más bien planeaba. Su batir de alas era cadencioso y lentamente alcanzó una rama y se posó en ella. Con gran asombro calculé que la avecilla, al posarse sobre la rama, había demorado aproximadamente un minuto. ¡La hormona! Pensé. Estoy recibiendo su efecto. La realidad de lo que veo no es tal. No son las imágenes que están a mi alrededor las que se han hecho más lentas sino que ¡Yo

    Todo esto es una broma - pensé. De improviso un colibrí trinó desde su jaula y el trino, curiosamente, cambió de tono gradualmente. En vez de ser un conjunto de sonidos de alta frecuencia -algunos inaudibles para el ser humano- se transformó en un lento y ronco ruido, semejante al croar de una rana. Extrañado, le pregunté a mis tíos si habían oído ese ruido de tan baja frecuencia, pero ellos permanecían mudos con los ojos abiertos y estáticos. Sí. Parecían dos rígidas estatuas sonrientes. Como el extraño ruido parecía venir de la jaula de los colibríes. Me acerqué a ella y pude constatar algo extraño. Los colibríes que habían estado volando permanecían ahora inmóviles en el aire pero sostenidos por un lento batir de alas, y de uno de ellos salió el ronco ruido que me había llamado la atención. Algo inusitado estaba sucediendo en el misterioso laboratorio de los tíos Yunge porque ahora al observar las jaulas de las zarigüeyas, éstas se movían con extremada lentitud como los desplazamientos de las vacas pastando ociosamente en un potrero. Veía con claridad el lento masticar de sus mandíbulas que devoraban una cucaracha y la actitud de sus patas delanteras era casi estática. Caminé hacia el tío Enrique para preguntarle si había notado todo esto y con gran angustia de mi parte comprobé que ambos ancianos permanecían quietos como dos monumentos.

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    entraron sonrientes donde yo estaba. -No me digas nada- dijo el tío Enrique. Todo lo que has experimentado, también lo experimenté yo. ¡Es magnífico! En un principio naturalmente que uno se desconcierta, pero ya te acostumbrarás. Es cuestión de dominar voluntariamente la excesiva rapidez de tus movimientos cuando sea necesario. Tienes que transformarlos en lentísimos ¡Ah! Se me olvidaba. No debes hablar, porque emitirías sonidos tan rápidos y de tan alta frecuencia que nadie te va a entender. Tendrás que ejercitarte para hablar muy ronco y emitir las palabras extremadamente lentas, sílaba por sílaba. Querido sobrino. Ha llegado el gran día. Ha llegado el momento histórico en que serás el atleta más famoso en toda la historia de la Humanidad. Nadie podrá ganarte en nada. En ninguna competencia deportiva. Serás un héroe famoso. Un dios griego legendario que, con tu ejemplo, las jóvenes generaciones te seguirán como a un líder. Es necesario que sigas al pie de la letra algunos consejos prácticos. Como bien recordarás, existe una ley física que guarda una proporción directa entre la velocidad y la fuerza de un objeto en movimiento. En cambio la superficie de impacto es inversamente proporcional. Entre más pequeña la superficie más penetración. En

    estoy más rápido! Entonces, mirando la esfera de mi reloj pulsera, me tomé el pulso. No pude contabilizarlo porque el reloj estaba parado. No. La manecilla para contabilizar los segundos se desplazaba como el minutero, y el minutero y la manecilla que indica las horas permanecían inmóviles. Sin embargo la palpación de mi pulso la consideré normal. Más o menos calculaba ochenta y cuatro pulsaciones por minuto. Lo que pasa -pensé- es que mi frecuencia debe ser muchísimo más alta, al igual que todo mi metabolismo. Mis pensamientos, los movimientos de la musculatura esquelética, todo mi organismo está acelerado y yo no me doy cuenta de ello. Lo único que percibo es que el mundo anda despacio alrededor mío, mientras tanto creo que mis actuaciones son normales. Y encaminándome hacia la casa de los tíos, decidí comunicarles lo que había descubierto. Como mis tíos permanecían inmóviles, decidí ir a reposar a uno de los sillones del salón y esperar que el efecto de las “neurohormonas Yunge 18” dejara de actuar. Al cabo de varias horas (que parecieron días) todo volvió a la normalidad. Me había quedado dormido y el reloj de péndulo del salón me indicaba que habían pasado cerca de doce horas desde que había bebido el vaso. Me levanté para encontrarme con los dueños de casa y éstos

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    entraron sonrientes donde yo estaba. -No me digas nada- dijo el tío Enrique. Todo lo que has experimentado, también lo experimenté yo. ¡Es magnífico! En un principio naturalmente que uno se desconcierta, pero ya te acostumbrarás. Es cuestión de dominar voluntariamente la excesiva rapidez de tus movimientos cuando sea necesario. Tienes que transformarlos en lentísimos ¡Ah! Se me olvidaba. No debes hablar, porque emitirías sonidos tan rápidos y de tan alta frecuencia que nadie te va a entender. Tendrás que ejercitarte para hablar muy ronco y emitir las palabras extremadamente lentas, sílaba por sílaba. Querido sobrino. Ha llegado el gran día. Ha llegado el momento histórico en que serás el atleta más famoso en toda la historia de la Humanidad. Nadie podrá ganarte en nada. En ninguna competencia deportiva. Serás un héroe famoso. Un dios griego legendario que, con tu ejemplo, las jóvenes generaciones te seguirán como a un líder. Es necesario que sigas al pie de la letra algunos consejos prácticos. Como bien recordarás, existe una ley física que guarda una proporción directa entre la velocidad y la fuerza de un objeto en movimiento. En cambio la superficie de impacto es inversamente proporcional. Entre más pequeña la superficie más penetración. En

    estoy más rápido! Entonces, mirando la esfera de mi reloj pulsera, me tomé el pulso. No pude contabilizarlo porque el reloj estaba parado. No. La manecilla para contabilizar los segundos se desplazaba como el minutero, y el minutero y la manecilla que indica las horas permanecían inmóviles. Sin embargo la palpación de mi pulso la consideré normal. Más o menos calculaba ochenta y cuatro pulsaciones por minuto. Lo que pasa -pensé- es que mi frecuencia debe ser muchísimo más alta, al igual que todo mi metabolismo. Mis pensamientos, los movimientos de la musculatura esquelética, todo mi organismo está acelerado y yo no me doy cuenta de ello. Lo único que percibo es que el mundo anda despacio alrededor mío, mientras tanto creo que mis actuaciones son normales. Y encaminándome hacia la casa de los tíos, decidí comunicarles lo que había descubierto. Como mis tíos permanecían inmóviles, decidí ir a reposar a uno de los sillones del salón y esperar que el efecto de las “neurohormonas Yunge 18” dejara de actuar. Al cabo de varias horas (que parecieron días) todo volvió a la normalidad. Me había quedado dormido y el reloj de péndulo del salón me indicaba que habían pasado cerca de doce horas desde que había bebido el vaso. Me levanté para encontrarme con los dueños de casa y éstos

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    a Selección Nacional de Futbol estaba entrenando en el Estado Nacional situado en el barrio Ñuñoa de Santiago. En esos momentos los “rojos” atacaban a los “azules”. El entrenador observaba y daba instrucciones en voz alta. De la puerta de la tribuna apareció un hombre “cincuentón”, de cejas canosas, vistiendo chaqueta, chaleco y corbata. Se acercó presuroso al director técnico y le habló con una voz aguda y palabras rápidas. Le solicitó si podía inscribirlo como jugador de la Selección Nacional. Para justificar esta petición podía hacer una demostración de su técnica futbolística. El entrenador pensó que era un periodista deportivo que había determinado entrevistar a los jugadores y en esos momentos le estaba haciendo una simpática broma. Sonrió. Pero el extraño y desconocido personaje insistía en su proposición. El director técnico, ya molesto, ordenó el término momentáneo de los ejercicios y entonces algunos jugadores se aproximaron para recibir instrucciones y comentar los ejercicios recientemente efectuados. El “caballero” seguía hablando y les llamaba la atención el tono agudo de su voz. El capitán del equipo

    otras palabras, si te lanzo una piedra con mi mano hacia el pecho no te causaré gran daño pero si la lanzo a mil kilómetros por hora, esa piedra te atravesará el pecho y si es más pequeña lo hará con más facilidad. Deberás recordar todo esto cuando practiques diversos deportes para no producir un daño mortal.

    Estuve todo el siguiente día con mis queridos tíos, elaborando planes para el futuro y al anochecer me despedí de ellos llevando en el bolsillo precisas instrucciones escritas y un frasco hermético que contenía minúsculas perlas de un color azul cerúleo que habían sido cuidadosamente calculadas en su dosificación. Lo que traía en mi bolsillo no era una droga o fármaco sino una hormona que en esos momentos estaba circulando en el protoplasma de mis neuronas y se elaboraba en mi organismo. Era mi decisión de aumentarla o no.

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    CAPITULO II

    UN EXTRAÑO PERSONAJE QUE DESEA COMPETIR.

  • 14 15

    a Selección Nacional de Futbol estaba entrenando en el Estado Nacional situado en el barrio Ñuñoa de Santiago. En esos momentos los “rojos” atacaban a los “azules”. El entrenador observaba y daba instrucciones en voz alta. De la puerta de la tribuna apareció un hombre “cincuentón”, de cejas canosas, vistiendo chaqueta, chaleco y corbata. Se acercó presuroso al director técnico y le habló con una voz aguda y palabras rápidas. Le solicitó si podía inscribirlo como jugador de la Selección Nacional. Para justificar esta petición podía hacer una demostración de su técnica futbolística. El entrenador pensó que era un periodista deportivo que había determinado entrevistar a los jugadores y en esos momentos le estaba haciendo una simpática broma. Sonrió. Pero el extraño y desconocido personaje insistía en su proposición. El director técnico, ya molesto, ordenó el término momentáneo de los ejercicios y entonces algunos jugadores se aproximaron para recibir instrucciones y comentar los ejercicios recientemente efectuados. El “caballero” seguía hablando y les llamaba la atención el tono agudo de su voz. El capitán del equipo

    otras palabras, si te lanzo una piedra con mi mano hacia el pecho no te causaré gran daño pero si la lanzo a mil kilómetros por hora, esa piedra te atravesará el pecho y si es más pequeña lo hará con más facilidad. Deberás recordar todo esto cuando practiques diversos deportes para no producir un daño mortal.

    Estuve todo el siguiente día con mis queridos tíos, elaborando planes para el futuro y al anochecer me despedí de ellos llevando en el bolsillo precisas instrucciones escritas y un frasco hermético que contenía minúsculas perlas de un color azul cerúleo que habían sido cuidadosamente calculadas en su dosificación. Lo que traía en mi bolsillo no era una droga o fármaco sino una hormona que en esos momentos estaba circulando en el protoplasma de mis neuronas y se elaboraba en mi organismo. Era mi decisión de aumentarla o no.

    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A E S C U L A P I S

    CAPITULO II

    UN EXTRAÑO PERSONAJE QUE DESEA COMPETIR.

  • 16 17

    a Selección Nacional de Chile había logrado clasificarse para jugar en Europa y en esos momentos jugaba su primer partido en Roma. Había tenido mala suerte en el sorteo ya que su primer encuentro le tocó con los campeones del mundo del campeonato mundial ocurrido cuatro años atrás. Esta vez, también se los veía como favoritos para ganarse nuevamente la copa de oro. No era de extrañar entonces que Chile iba perdiendo cinco goles a uno al final del primer tiempo. La moral chilena estaba muy baja y casi se podría adivinar que se había perdido toda esperanza. Ni siquiera la posibilidad de empatar. Hubo un sólo cambio en el equipo chileno en el segundo tiempo. Era un jugador desconocido por la afición y el periodismo deportivo. Su estampa no tenía nada de juvenil. Podríamos decir que hasta se veía como un viejo. Su puesto era defensa. Sonó el pito del árbitro y comenzó el partido. Avanza la delantera del equipo campeón y al llegar cerca del arco chileno pierde la pelota. El jugador chileno recién entrado se las ha quitado. Éste corre velozmente con la pelota. A pesar de ser defensa, no despeja con un largo pase ni tampoco entrega con un corto pase a su delantera. Corre solo. Sigue corriendo. Lo tratan de

    siguió la broma y le pasó la pelota. -Pónganse todos allá en la mitad de la cancha para defender el arco, ordenó el personaje. Yo les haré un gol. Los jugadores rieron y, cosa curiosa, aceptaron el desafío. El hombre empujó la pelota con el pie y corrió. Cuando pasó a tres defensas éstos reaccionaron y los más cercanos atacaron al viejo, pero éste manejaba la pelota con una rapidez impresionante. Cuando sobrepasó a los nueve primeros, todos reaccionaron. Inútil. El hombre los esquivó dominando la pelota y al llegar al arco eludió al portero el cual, sentado en el suelo, vio asombrado cómo este hombre raro entraba al arco haciendo un gol con toda limpieza. ¡Había burlado a toda la Selección Nacional de fútbol! Increíble. -¡Repitamos la acción! Gritó el hombre con voz aguda. Entonces todos los jugadores, ahora enardecidos en su amor propio decidieron atacar. Y atacaron furiosamente. Todo fue inútil. El hombre los sobrepasó uno por uno y llegó victoriosamente al arco. ¡Maravilloso! Imposible de creer -murmuró el director técnico entre dientes. Nunca, en los treinta años de trabajo que llevo en las canchas he visto nada parecido. ¡Este hombre debe ser un extraterrestre!

    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A E S C U L A P I S

    CAPITULO III

    ESCULAPIS SE DA A CONOCER

  • 16 17

    a Selección Nacional de Chile había logrado clasificarse para jugar en Europa y en esos momentos jugaba su primer partido en Roma. Había tenido mala suerte en el sorteo ya que su primer encuentro le tocó con los campeones del mundo del campeonato mundial ocurrido cuatro años atrás. Esta vez, también se los veía como favoritos para ganarse nuevamente la copa de oro. No era de extrañar entonces que Chile iba perdiendo cinco goles a uno al final del primer tiempo. La moral chilena estaba muy baja y casi se podría adivinar que se había perdido toda esperanza. Ni siquiera la posibilidad de empatar. Hubo un sólo cambio en el equipo chileno en el segundo tiempo. Era un jugador desconocido por la afición y el periodismo deportivo. Su estampa no tenía nada de juvenil. Podríamos decir que hasta se veía como un viejo. Su puesto era defensa. Sonó el pito del árbitro y comenzó el partido. Avanza la delantera del equipo campeón y al llegar cerca del arco chileno pierde la pelota. El jugador chileno recién entrado se las ha quitado. Éste corre velozmente con la pelota. A pesar de ser defensa, no despeja con un largo pase ni tampoco entrega con un corto pase a su delantera. Corre solo. Sigue corriendo. Lo tratan de

    siguió la broma y le pasó la pelota. -Pónganse todos allá en la mitad de la cancha para defender el arco, ordenó el personaje. Yo les haré un gol. Los jugadores rieron y, cosa curiosa, aceptaron el desafío. El hombre empujó la pelota con el pie y corrió. Cuando pasó a tres defensas éstos reaccionaron y los más cercanos atacaron al viejo, pero éste manejaba la pelota con una rapidez impresionante. Cuando sobrepasó a los nueve primeros, todos reaccionaron. Inútil. El hombre los esquivó dominando la pelota y al llegar al arco eludió al portero el cual, sentado en el suelo, vio asombrado cómo este hombre raro entraba al arco haciendo un gol con toda limpieza. ¡Había burlado a toda la Selección Nacional de fútbol! Increíble. -¡Repitamos la acción! Gritó el hombre con voz aguda. Entonces todos los jugadores, ahora enardecidos en su amor propio decidieron atacar. Y atacaron furiosamente. Todo fue inútil. El hombre los sobrepasó uno por uno y llegó victoriosamente al arco. ¡Maravilloso! Imposible de creer -murmuró el director técnico entre dientes. Nunca, en los treinta años de trabajo que llevo en las canchas he visto nada parecido. ¡Este hombre debe ser un extraterrestre!

    C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A E S C U L A P I S

    CAPITULO III

    ESCULAPIS SE DA A CONOCER

  • 19

    Pero el jugador no habla. Se escabulle hábilmente hacia los camarines y allí va a las duchas rehuyendo toda entrevista periodística. Al día siguiente la prensa comenta los últimos acontecimientos. El entrenador informa que es una nueva revelación del deporte nacional y su nombre es Esculapis. Algunos diarios hacen elucubraciones. Comentan que es chileno de origen griego. Otros dicen que es un sobrenombre y que su verdadera identidad hay que investigarla en el pasaporte. Finalmente descubren cuál es el nombre y apellidos. Pero más útil periodísticamente es seguirlo nombrando Esculapis. Y Esculapis se transforma en el máximo jugador de todos los tiempos, porque Chile ha salido campeón y se ha llevado ¡la Copa Mundial de Fútbol! Al llegar a casa, el pueblo entero se desborda para recibir a la Selección triunfante y rendir homenaje al héroe máximo de esta gesta deportiva. Esculapis está en los comentarios de todo chileno y se fija la fecha y hora para que la Selección visite al Presidente de la República. La prensa esta atónita. Esculapis se ha inscrito como corredor de cien metros planos en las Olimpiadas de Asia. También participará en torneos de tenis profesional ¡Y en el box!

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    18

    bloquear. No pueden. Sigue corriendo con la pelota. ¡Tratan de cometerle una falta! No pueden. Es demasiado rápido. Esquiva la feroz trancada. Sigue avanzando ¡Qué rapidez! Llega al área de gol. No dispara ¡Sale el arquero! Se tira al suelo en busca de la pelota ¡No puede! ¡El jugador chileno lo elude! ¡Impresionante! ¡Gol chileeeno! El público queda asombrado y en silencio. Unos pocos chilenos presentes en el estadio gritan ¡Chile! ¡Chile! y agitan banderas tricolores. Suena nuevamente el silbato. Se da comienzo al juego. Otra vez el jugador chileno toma la pelota. Nuevamente corre. ¡Corre como un gamo! ¡Va entrar! ¡No lo pueden detener! ¡Gol! ¡Gol! Chile 2 Francia 5 Se reanuda el partido y se repiten las hazañas de este jugador desconocido. Aumenta la emoción. ¡Chile 3! ¡Chile 4! ¡Chile empata con Francia! ¡Falta un minuto para el término del juego! ¡Chile 6, Francia 5! ¡Ha terminado el partido! ¡Esto es inconcebible señores! ¡Chile le ha ganado a unos de los mejores equipos del torneo estando en el primer tiempo completamente derrotado. Los periodistas corren a entrevistar a este asombroso jugador que ha hecho cinco goles provocando un desenlace inesperado.

  • 19

    Pero el jugador no habla. Se escabulle hábilmente hacia los camarines y allí va a las duchas rehuyendo toda entrevista periodística. Al día siguiente la prensa comenta los últimos acontecimientos. El entrenador informa que es una nueva revelación del deporte nacional y su nombre es Esculapis. Algunos diarios hacen elucubraciones. Comentan que es chileno de origen griego. Otros dicen que es un sobrenombre y que su verdadera identidad hay que investigarla en el pasaporte. Finalmente descubren cuál es el nombre y apellidos. Pero más útil periodísticamente es seguirlo nombrando Esculapis. Y Esculapis se transforma en el máximo jugador de todos los tiempos, porque Chile ha salido campeón y se ha llevado ¡la Copa Mundial de Fútbol! Al llegar a casa, el pueblo entero se desborda para recibir a la Selección triunfante y rendir homenaje al héroe máximo de esta gesta deportiva. Esculapis está en los comentarios de todo chileno y se fija la fecha y hora para que la Selección visite al Presidente de la República. La prensa esta atónita. Esculapis se ha inscrito como corredor de cien metros planos en las Olimpiadas de Asia. También participará en torneos de tenis profesional ¡Y en el box!

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    18

    bloquear. No pueden. Sigue corriendo con la pelota. ¡Tratan de cometerle una falta! No pueden. Es demasiado rápido. Esquiva la feroz trancada. Sigue avanzando ¡Qué rapidez! Llega al área de gol. No dispara ¡Sale el arquero! Se tira al suelo en busca de la pelota ¡No puede! ¡El jugador chileno lo elude! ¡Impresionante! ¡Gol chileeeno! El público queda asombrado y en silencio. Unos pocos chilenos presentes en el estadio gritan ¡Chile! ¡Chile! y agitan banderas tricolores. Suena nuevamente el silbato. Se da comienzo al juego. Otra vez el jugador chileno toma la pelota. Nuevamente corre. ¡Corre como un gamo! ¡Va entrar! ¡No lo pueden detener! ¡Gol! ¡Gol! Chile 2 Francia 5 Se reanuda el partido y se repiten las hazañas de este jugador desconocido. Aumenta la emoción. ¡Chile 3! ¡Chile 4! ¡Chile empata con Francia! ¡Falta un minuto para el término del juego! ¡Chile 6, Francia 5! ¡Ha terminado el partido! ¡Esto es inconcebible señores! ¡Chile le ha ganado a unos de los mejores equipos del torneo estando en el primer tiempo completamente derrotado. Los periodistas corren a entrevistar a este asombroso jugador que ha hecho cinco goles provocando un desenlace inesperado.

  • 21

    sus reflejos maravillosos provocan asombro en la ciencia médica ya que sus pulsaciones cardíacas y el examen neurológico y cardiovascular efectuados, son totalmente normales. Ultima noticia de hoy: Esculapis ha retado a duelo al campeón de los pesos welter o travesía de la Asociación Mundial de Box. El premio es de noventa millones de dólares para el ganador sin contar las entradas por derecho a televisión, empresas auspiciadoras, etc. Lo que asombra a todos, es cómo este héroe del deporte afrontará el duelo, ya que no se tiene noticias que alguna vez haya sido boxeador. El Madison Square Garden estaba repleto. Subieron ambos pugilistas al ring side y en una breve ceremonia se tocaron ambas canciones nacionales pertenecientes a los países de los dos contendores. Después de los aplausos vino la tradicional presentación: En este rincón, el campeón de la categoría welter: “¡Riiiingo Kid Zarpazoooo”! En este otro rincón. Su retador y aspirante a la corona mundial: ¡Eeeeescuulapis! Los boxeadores entre gritos y aplausos son enviados a sus respectivos rincones para recibir las últimas instrucciones.

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    20

    Los hechos que ocurren se abrevian a continuación: Esculapis gana los cien, doscientos y cuatrocientos metros planos obteniendo tres medallas de oro para Chile. Ha batido todos los records mundiales en dichas carreras. Los mejores tenistas profesionales del mundo son derrotados en encuentros amistosos por este superhombre denominado Esculapis. Esculapis ingresa al profesionalismo del tenis, ganando millones de dólares en diferentes torneos. Su destreza es única en el mundo y polifacética ya que abarca múltiples ramas del deporte. ¡Esculapis “ top one” en el tenis mundial ! ¡Esculapis, actualmente el mejor jugador de fútbol del mundo, recibe un sueldo millonario de uno de los clubes deportivos más famosos de Europa. ¡Ultima hora! ¡Esculapis ha cedido prácticamente toda su fortuna a obras de caridad! Entrevistado este grandioso deportista manifiesta que su dedicación deportiva al profesionalismo no es motivo para ganar dinero sino para repartirlo entre los que realmente lo necesitan. Esa es la explicación que numerosas instituciones de caridad se han visto beneficiadas con sus millonarias donaciones. Esculapis ha sido controlado por el Comité de Investigaciones de Drogas y ha pasado libre del examen. Sus condiciones físicas y

  • 21

    sus reflejos maravillosos provocan asombro en la ciencia médica ya que sus pulsaciones cardíacas y el examen neurológico y cardiovascular efectuados, son totalmente normales. Ultima noticia de hoy: Esculapis ha retado a duelo al campeón de los pesos welter o travesía de la Asociación Mundial de Box. El premio es de noventa millones de dólares para el ganador sin contar las entradas por derecho a televisión, empresas auspiciadoras, etc. Lo que asombra a todos, es cómo este héroe del deporte afrontará el duelo, ya que no se tiene noticias que alguna vez haya sido boxeador. El Madison Square Garden estaba repleto. Subieron ambos pugilistas al ring side y en una breve ceremonia se tocaron ambas canciones nacionales pertenecientes a los países de los dos contendores. Después de los aplausos vino la tradicional presentación: En este rincón, el campeón de la categoría welter: “¡Riiiingo Kid Zarpazoooo”! En este otro rincón. Su retador y aspirante a la corona mundial: ¡Eeeeescuulapis! Los boxeadores entre gritos y aplausos son enviados a sus respectivos rincones para recibir las últimas instrucciones.

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    20

    Los hechos que ocurren se abrevian a continuación: Esculapis gana los cien, doscientos y cuatrocientos metros planos obteniendo tres medallas de oro para Chile. Ha batido todos los records mundiales en dichas carreras. Los mejores tenistas profesionales del mundo son derrotados en encuentros amistosos por este superhombre denominado Esculapis. Esculapis ingresa al profesionalismo del tenis, ganando millones de dólares en diferentes torneos. Su destreza es única en el mundo y polifacética ya que abarca múltiples ramas del deporte. ¡Esculapis “ top one” en el tenis mundial ! ¡Esculapis, actualmente el mejor jugador de fútbol del mundo, recibe un sueldo millonario de uno de los clubes deportivos más famosos de Europa. ¡Ultima hora! ¡Esculapis ha cedido prácticamente toda su fortuna a obras de caridad! Entrevistado este grandioso deportista manifiesta que su dedicación deportiva al profesionalismo no es motivo para ganar dinero sino para repartirlo entre los que realmente lo necesitan. Esa es la explicación que numerosas instituciones de caridad se han visto beneficiadas con sus millonarias donaciones. Esculapis ha sido controlado por el Comité de Investigaciones de Drogas y ha pasado libre del examen. Sus condiciones físicas y

  • 23

    colgando, inmovilizados. El campeón es visto por el médico quien declara que no puede seguir peleando. Hay serias lesiones en la región braquial de ambos brazos que comprometen el nervio humeral. Se suspende la pelea. ¡Esculapis es proclamado campeón de los pesos welter! En sus declaraciones arriba del ring comunica que su premio lo donará íntegramente a los niños en estado de extrema pobreza que sufren de hambre y desnutrición en su Patria. Estas declaraciones son captadas por la red mundial de televisión. Reitera el entrevistado que su amor al deporte y sus victorias no las utiliza para buscar fama y millonarias fortunas sino para estar capacitado para efectuar estas donaciones a los que las necesitan. Se le pregunta qué ideal sigue. Cuál es su ideal más íntimo. Mi ideal -responde- es alejar a la juventud de un camino equivocado, llámese drogas, alcoholismo, consumismo morbosamente exagerado, sexualidad desfigurada. La juventud -dice- debe ser encausada hacia ideales nobles de honestidad, trabajo honrado, equilibrio en las diversiones, lealtad en la vida matrimonial y encauzamiento de su energía hacia toda clase de sanos deportes. Deben ser seguidores de una imagen que trate de llevar estas virtudes adelante y creo que yo hago este modesto esfuerzo y no me molesta que proyecten en mi personalidad

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    22

    Esculapis se saca la bata, entonces hay un murmullo de asombro en el público. El físico del chileno no corresponde al de un boxeador. Hay comentarios referentes a ello y se deduce que el pobre no va a resistir ni un minuto de pie. Suena la campana. Empieza el combate a quince rounds. Los boxeadores se estudian. Lanzan cortos golpes exploratorios para investigar las reacciones del que está al frente. El campeón lanza un jab de izquierda luego puntea y avanza. Se le conoce como un noqueador neto y sus peleas terminan dentro de los tres primeros rounds. Esto tiene que terminar pronto. El campeón lanza una serie rapidísima de golpes de derecha e izquierda pero no dan en la cara ni en el cuerpo de Esculapis que esquiva los golpes con una velocidad asombrosa ¡No recibe castigo alguno! De pronto Esculapis saca una derecha tan veloz que no se ve e impacta la parte interna del brazo derecho del campeón el cual hace un gesto de dolor y retrocede defendiéndose con la izquierda. Llama la atención que el campeón mundial tiene paralizado su brazo derecho. Esculapis lanza otro golpe a la parte interna del brazo izquierdo del campeón que no puede esquivarlo ¡Tal es la velocidad de Esculapis!El árbitro detiene la pelea. El campeón está con los dos brazos

  • 23

    colgando, inmovilizados. El campeón es visto por el médico quien declara que no puede seguir peleando. Hay serias lesiones en la región braquial de ambos brazos que comprometen el nervio humeral. Se suspende la pelea. ¡Esculapis es proclamado campeón de los pesos welter! En sus declaraciones arriba del ring comunica que su premio lo donará íntegramente a los niños en estado de extrema pobreza que sufren de hambre y desnutrición en su Patria. Estas declaraciones son captadas por la red mundial de televisión. Reitera el entrevistado que su amor al deporte y sus victorias no las utiliza para buscar fama y millonarias fortunas sino para estar capacitado para efectuar estas donaciones a los que las necesitan. Se le pregunta qué ideal sigue. Cuál es su ideal más íntimo. Mi ideal -responde- es alejar a la juventud de un camino equivocado, llámese drogas, alcoholismo, consumismo morbosamente exagerado, sexualidad desfigurada. La juventud -dice- debe ser encausada hacia ideales nobles de honestidad, trabajo honrado, equilibrio en las diversiones, lealtad en la vida matrimonial y encauzamiento de su energía hacia toda clase de sanos deportes. Deben ser seguidores de una imagen que trate de llevar estas virtudes adelante y creo que yo hago este modesto esfuerzo y no me molesta que proyecten en mi personalidad

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    22

    Esculapis se saca la bata, entonces hay un murmullo de asombro en el público. El físico del chileno no corresponde al de un boxeador. Hay comentarios referentes a ello y se deduce que el pobre no va a resistir ni un minuto de pie. Suena la campana. Empieza el combate a quince rounds. Los boxeadores se estudian. Lanzan cortos golpes exploratorios para investigar las reacciones del que está al frente. El campeón lanza un jab de izquierda luego puntea y avanza. Se le conoce como un noqueador neto y sus peleas terminan dentro de los tres primeros rounds. Esto tiene que terminar pronto. El campeón lanza una serie rapidísima de golpes de derecha e izquierda pero no dan en la cara ni en el cuerpo de Esculapis que esquiva los golpes con una velocidad asombrosa ¡No recibe castigo alguno! De pronto Esculapis saca una derecha tan veloz que no se ve e impacta la parte interna del brazo derecho del campeón el cual hace un gesto de dolor y retrocede defendiéndose con la izquierda. Llama la atención que el campeón mundial tiene paralizado su brazo derecho. Esculapis lanza otro golpe a la parte interna del brazo izquierdo del campeón que no puede esquivarlo ¡Tal es la velocidad de Esculapis!El árbitro detiene la pelea. El campeón está con los dos brazos

  • 25

    rebotando en su lado de la cancha. Hubo necesidad de un video para constatar si había caído dentro de la línea de demarcación. ¿Qué opinas al respecto? Esculapis sonríe, se encoge de hombros y responde: -Nada. La entrevista ha terminado.Sería muy largo describir todas las proezas que logra el héroe deportivo Esculapis en múltiples facetas del deporte. Todas ellas tienen en común la asombrosa rapidez de movimientos con que Esculapis las realiza. Es digno de recordar, cuando en una decisión por penales en una importante competencia futbolística, Esculapis, jugando como arquero, baraja todos los disparos al arco ganando así su equipo el Torneo de Europa. En cuanto a sus carreras vertiginosas en las canchas de Rugby y de Hockey sobre césped, más bien parecen las de un guepardo imposible de alcanzar. ¡Extra! ¡Noticia de último minuto! ¡Esculapis ha declarado esta mañana que se retira de los campos deportivos! La noticia la leí lentamente con letras enormes en la portada de un periódico en el quiosco vecino a mi casa. Estaba decidido. No podía continuar así en una carrera

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    24

    deportiva una imagen idealizada. -¿Usted se siente un héroe? -No. Más bien me siento guía de la juventud a través del deporte. -¿Por qué ha donado toda su fortuna? -Porque hay seres que necesitan dinero, no para ser ricos sino para sobrevivir. El dinero no me atrae. Sí, me atrae muchísimo, la posibilidad de hacer el bien mediante el dinero que obtengo con mis triunfos deportivos. -¿Considera que el dinero no es indispensable? -Considero que es indispensable para vivir en un mundo civilizado. Es similar al concepto del alimento. Si comes demasiado, te enfermas. Tu organismo degenera. Si no comes, te deprimes, te debilitas y terminas por morirte. El dinero y el alimento son necesarios pero no se debe exagerar hacia uno ni otro extremo. -¿Por qué no noqueaste al campeón mundial de box? -No quise dañarlo. Estudié la posibilidad de ganar provocándole un sufrimiento mínimo a mi contendor. Es por eso que no le golpeé la cara ni el cuerpo. -En el último torneo de tenis la velocidad de tu pelota en las partidas alcanzó un record mundial nunca visto, de cuatrocientos kilómetros por hora. El jugador no se dio cuenta que la pelota estaba

  • 25

    rebotando en su lado de la cancha. Hubo necesidad de un video para constatar si había caído dentro de la línea de demarcación. ¿Qué opinas al respecto? Esculapis sonríe, se encoge de hombros y responde: -Nada. La entrevista ha terminado.Sería muy largo describir todas las proezas que logra el héroe deportivo Esculapis en múltiples facetas del deporte. Todas ellas tienen en común la asombrosa rapidez de movimientos con que Esculapis las realiza. Es digno de recordar, cuando en una decisión por penales en una importante competencia futbolística, Esculapis, jugando como arquero, baraja todos los disparos al arco ganando así su equipo el Torneo de Europa. En cuanto a sus carreras vertiginosas en las canchas de Rugby y de Hockey sobre césped, más bien parecen las de un guepardo imposible de alcanzar. ¡Extra! ¡Noticia de último minuto! ¡Esculapis ha declarado esta mañana que se retira de los campos deportivos! La noticia la leí lentamente con letras enormes en la portada de un periódico en el quiosco vecino a mi casa. Estaba decidido. No podía continuar así en una carrera

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

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    deportiva una imagen idealizada. -¿Usted se siente un héroe? -No. Más bien me siento guía de la juventud a través del deporte. -¿Por qué ha donado toda su fortuna? -Porque hay seres que necesitan dinero, no para ser ricos sino para sobrevivir. El dinero no me atrae. Sí, me atrae muchísimo, la posibilidad de hacer el bien mediante el dinero que obtengo con mis triunfos deportivos. -¿Considera que el dinero no es indispensable? -Considero que es indispensable para vivir en un mundo civilizado. Es similar al concepto del alimento. Si comes demasiado, te enfermas. Tu organismo degenera. Si no comes, te deprimes, te debilitas y terminas por morirte. El dinero y el alimento son necesarios pero no se debe exagerar hacia uno ni otro extremo. -¿Por qué no noqueaste al campeón mundial de box? -No quise dañarlo. Estudié la posibilidad de ganar provocándole un sufrimiento mínimo a mi contendor. Es por eso que no le golpeé la cara ni el cuerpo. -En el último torneo de tenis la velocidad de tu pelota en las partidas alcanzó un record mundial nunca visto, de cuatrocientos kilómetros por hora. El jugador no se dio cuenta que la pelota estaba

  • 27

    brí el sobre y leí: “Querido sobrino: Me anticipo a los hechos. Sabía que llegaría este día. A pesar de querer mucho a Enrique, nunca estuve de acuerdo con sus experimentos científicos. Durante años traté de convencerlo de que profundizara sus conocimientos y gastara su privilegiada energía mental en el campo del espíritu y no en el de la ciencia neuronal. Discutimos largas noches sobre ese tema. Fue inútil de convencerlo de lo contrario. Me retiré silenciosamente y nada dije cuando tú nos visitaste y Enrique insistió en transformarte en un personaje famoso, líder de juventudes. En un héroe. He pensado en cuánto trabajo te costó el dominar voluntariamente tus rapidísimos movimientos y hacerlos lentos para que la gente que te observaba en esos momentos no se diera cuenta de que sería imposible el poder verte si no actuabas de esa manera. Los ejercicios ante el espejo para hablar lentísimo, la adaptación a los sonidos que percibías, más bien ruidos, roncos como los de una tuba, que tendrías que oír cuando el árbitro tocara

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    26

    interminable. Había que llegar a una meta cuya finalidad había sido cumplida. El frasco que contenía las perlas azules de la hormona Yunge 18, se habían agotado. Viajé en avión para encontrarme con el tío Enrique y discernir qué es lo que se debía hacer. O continuar esta trayectoria o terminar. Para sorpresa mía, el tío Enrique había desaparecido junto con su extraordinario descubrimiento. Éste se había ido con su descubridor, a la silenciosa tumba. El héroe legendario Esculapis se desvaneció como una vaporosa nube blanca en el inmenso cielo azul. Fui a visitar al tío Germán para darle mi sentido pésame. Me recibió una antigua empleada la cual me dio la noticia que el tío Germán andaba en Singapur. Me había dejado una voluminosa carta. Me senté agobiado en el viejo sofá del salón y abrí el sobre.

    CAPITULO IV

    CAMBIO DE RUMBO. LAS MÁGICAS POSTALES DE LAS HERMOSAS OBRAS PICTÓRICAS DE

    GILBERT WILLIAMS Y DE SCOTT THOM.

  • 27

    brí el sobre y leí: “Querido sobrino: Me anticipo a los hechos. Sabía que llegaría este día. A pesar de querer mucho a Enrique, nunca estuve de acuerdo con sus experimentos científicos. Durante años traté de convencerlo de que profundizara sus conocimientos y gastara su privilegiada energía mental en el campo del espíritu y no en el de la ciencia neuronal. Discutimos largas noches sobre ese tema. Fue inútil de convencerlo de lo contrario. Me retiré silenciosamente y nada dije cuando tú nos visitaste y Enrique insistió en transformarte en un personaje famoso, líder de juventudes. En un héroe. He pensado en cuánto trabajo te costó el dominar voluntariamente tus rapidísimos movimientos y hacerlos lentos para que la gente que te observaba en esos momentos no se diera cuenta de que sería imposible el poder verte si no actuabas de esa manera. Los ejercicios ante el espejo para hablar lentísimo, la adaptación a los sonidos que percibías, más bien ruidos, roncos como los de una tuba, que tendrías que oír cuando el árbitro tocara

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

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    interminable. Había que llegar a una meta cuya finalidad había sido cumplida. El frasco que contenía las perlas azules de la hormona Yunge 18, se habían agotado. Viajé en avión para encontrarme con el tío Enrique y discernir qué es lo que se debía hacer. O continuar esta trayectoria o terminar. Para sorpresa mía, el tío Enrique había desaparecido junto con su extraordinario descubrimiento. Éste se había ido con su descubridor, a la silenciosa tumba. El héroe legendario Esculapis se desvaneció como una vaporosa nube blanca en el inmenso cielo azul. Fui a visitar al tío Germán para darle mi sentido pésame. Me recibió una antigua empleada la cual me dio la noticia que el tío Germán andaba en Singapur. Me había dejado una voluminosa carta. Me senté agobiado en el viejo sofá del salón y abrí el sobre.

    CAPITULO IV

    CAMBIO DE RUMBO. LAS MÁGICAS POSTALES DE LAS HERMOSAS OBRAS PICTÓRICAS DE

    GILBERT WILLIAMS Y DE SCOTT THOM.

  • 29

    Levanté la cara. Miré al frente y ¡allí estaban los cortinajes rojos frente a mí! No existía la menor duda que no estaban antes en ese lugar . Me puse de pie, me acerqué cautelosamente y toqué con timidez los cortinajes. Si. No era imaginación. Eran verdaderos. Tangibles. Abrí las cortinas extendiendo hacia los lados ambos brazos y apareció la ventana. Ésta era amplia. Estaba enmarcada con aluminio y llegaba casi hasta el suelo. Más parecía una puerta con láminas corredizas que una ventana. Detrás de los cristales observé un hermoso prado y más allá una misteriosa selva que cerraba el horizonte. Corrí la hoja de la ventana y ésta se deslizó lateralmente, muy suave, sin tener que hacer nada de esfuerzo, y traspasé el umbral. Comencé a caminar por este prado, que era maravilloso. Mis zapatos se hundían suavemente en un pasto largo y blando como una finísima alfombra. De improviso, algo apareció allá lejos. Salió de entre los árboles del bosque y se detuvo. ¡Era un león! Me observó. Alzó la cabeza para olfatearme y avanzó trotando hacia mí. En esos instantes sentí pánico y mirando hacia atrás, divisé la

    E S C U L A P I SC U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

    28

    su agudo silbato, la lenta, lentísima retirada hacia los camarines, etc. Un mundo artificial de locura. Todo ha terminado, porque se agotaron las fuentes de la neurohormona descubierta por tu tío. El secreto se fue con él. Más vale así. No sabes cuánto me alegro. Pero has hecho el bien; ¡ y mucho bien ! Pasando a otro tema, te recuerdo que mis numerosos y prolongados viajes al Oriente me han brindado vivas satisfacciones. Experiencias desconocidas para el mundo occidental, las cuales he aprendido a dominarlas plenamente. Es imposible que puedas imaginar todo lo que nos ofrece la fuerza del pensamiento. Para que puedas entender en parte de lo que trato de explicarte, he elaborado un plan que entrará en acción cuando leas este último párrafo. No temas. Sigue mis instrucciones. Termina de leer estas líneas y mira al frente. Verás unos cortinajes rojos que cubren una ventana. Descorre esos cortinajes y avanza. No te digo más. Actúa.”

    La carta terminaba allí. Después había otras páginas que estaban escrupulosamente dobladas, como indicando que se trataba de otra carta metida en el mismo sobre.

  • 29

    Levanté la cara. Miré al frente y ¡allí estaban los cortinajes rojos frente a mí! No existía la menor duda que no estaban antes en ese lugar . Me puse de pie, me acerqué cautelosamente y toqué con timidez los cortinajes. Si. No era imaginación. Eran verdaderos. Tangibles. Abrí las cortinas extendiendo hacia los lados ambos brazos y apareció la ventana. Ésta era amplia. Estaba enmarcada con aluminio y llegaba casi hasta el suelo. Más parecía una puerta con láminas corredizas que una ventana. Detrás de los cristales observé un hermoso prado y más allá una misteriosa selva que cerraba el horizonte. Corrí la hoja de la ventana y ésta se deslizó lateralmente, muy suave, sin tener que hacer nada de esfuerzo, y traspasé el umbral. Comencé a caminar por este prado, que era maravilloso. Mis zapatos se hundían suavemente en un pasto largo y blando como una finísima alfombra. De improviso, algo apareció allá lejos. Salió de entre los árboles del bosque y se detuvo. ¡Era un león! Me observó. Alzó la cabeza para olfatearme y avanzó trotando hacia mí. En esos instantes sentí pánico y mirando hacia atrás, divisé la

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    su agudo silbato, la lenta, lentísima retirada hacia los camarines, etc. Un mundo artificial de locura. Todo ha terminado, porque se agotaron las fuentes de la neurohormona descubierta por tu tío. El secreto se fue con él. Más vale así. No sabes cuánto me alegro. Pero has hecho el bien; ¡ y mucho bien ! Pasando a otro tema, te recuerdo que mis numerosos y prolongados viajes al Oriente me han brindado vivas satisfacciones. Experiencias desconocidas para el mundo occidental, las cuales he aprendido a dominarlas plenamente. Es imposible que puedas imaginar todo lo que nos ofrece la fuerza del pensamiento. Para que puedas entender en parte de lo que trato de explicarte, he elaborado un plan que entrará en acción cuando leas este último párrafo. No temas. Sigue mis instrucciones. Termina de leer estas líneas y mira al frente. Verás unos cortinajes rojos que cubren una ventana. Descorre esos cortinajes y avanza. No te digo más. Actúa.”

    La carta terminaba allí. Después había otras páginas que estaban escrupulosamente dobladas, como indicando que se trataba de otra carta metida en el mismo sobre.

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    desaparecido junto con los cortinajes! ¡Increíble! Me acerqué a la pared, la golpeé la percutí con los nudillos pensando en la existencia de un mecanismo secreto, de un resorte o algo similar que, al presionarlo se abrieran las hojas y mostraran los cortinajes. Pero nada había de esto. Solamente la pared con el viejo y desteñido papel de todo el salón. Me senté en el sofá al lado de la carta y después de meditar un buen rato buscando una explicación lógica a todo lo acontecido, decidí abrir las otras páginas que estaban dobladas dentro del sobre. Seguramente allí estaría la respuesta. Sí. El tío Germán me explicaba que toda la experiencia que había tenido había sido impuesta por la fuerza del pensamiento que él había elaborado con anterioridad. Las fuerzas habían actuado y yo las había recibido. En otras palabras, las había sentido en mi persona. -¡Maravilloso! -murmuré. Y continué leyendo. “Ahora -escribía mi tío- te llevaré hacia un mundo que nunca has estado antes. Experimentarás las más extraordinarias sensaciones que jamás has tenido en tu vida. Te pasaré por los cuadros del extraordinario pintor GILBERT WILLIAMS y uno de SCOTT THOM.” En efecto, la carta contenía una serie de postales basadas en las

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    ventana y corrí hacía ella. El león al verme correr, también corrió a grandes zancadas y yo, loco de terror, salté por la ventana cuando el felino estaba a pocos metros de distancia. Tropecé con el bajo marco inferior de la ventana y caí de bruces en el salón de los tíos. Me costó ponerme de pie porque estaba adolorido a pesar de haber caído en la raída alfombra del salón. Poco a poco me repuse del pánico y temeroso aún abrí un poco los cortinajes y miré hacia el prado. El león había desaparecido. Fue tal mi estupor, que no pude vencer la tentación de dar unos cautelosos pasos, otra vez por el prado, para averiguar dónde se había escondido el león. Nada. Entonces nuevamente me aventuré por el prado y avancé hacia el bosque. No debía haberlo hecho. Aparecieron dos leones, cuatro leones, una jirafa, un rinoceronte y un hipopótamo que avanzaron furiosos hacia mí para... Corrí desaforadamente y llegué casi junto con todos ellos a la ventana y salté hacia adentro. Nuevamente estaba despaturrado en el suelo. Me levanté. Di media vuelta para cerciorarme si los animales estaban en el prado y si tenían la intención de atravesar la ventana, pero ¡ésta había

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    desaparecido junto con los cortinajes! ¡Increíble! Me acerqué a la pared, la golpeé la percutí con los nudillos pensando en la existencia de un mecanismo secreto, de un resorte o algo similar que, al presionarlo se abrieran las hojas y mostraran los cortinajes. Pero nada había de esto. Solamente la pared con el viejo y desteñido papel de todo el salón. Me senté en el sofá al lado de la carta y después de meditar un buen rato buscando una explicación lógica a todo lo acontecido, decidí abrir las otras páginas que estaban dobladas dentro del sobre. Seguramente allí estaría la respuesta. Sí. El tío Germán me explicaba que toda la experiencia que había tenido había sido impuesta por la fuerza del pensamiento que él había elaborado con anterioridad. Las fuerzas habían actuado y yo las había recibido. En otras palabras, las había sentido en mi persona. -¡Maravilloso! -murmuré. Y continué leyendo. “Ahora -escribía mi tío- te llevaré hacia un mundo que nunca has estado antes. Experimentarás las más extraordinarias sensaciones que jamás has tenido en tu vida. Te pasaré por los cuadros del extraordinario pintor GILBERT WILLIAMS y uno de SCOTT THOM.” En efecto, la carta contenía una serie de postales basadas en las

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    ventana y corrí hacía ella. El león al verme correr, también corrió a grandes zancadas y yo, loco de terror, salté por la ventana cuando el felino estaba a pocos metros de distancia. Tropecé con el bajo marco inferior de la ventana y caí de bruces en el salón de los tíos. Me costó ponerme de pie porque estaba adolorido a pesar de haber caído en la raída alfombra del salón. Poco a poco me repuse del pánico y temeroso aún abrí un poco los cortinajes y miré hacia el prado. El león había desaparecido. Fue tal mi estupor, que no pude vencer la tentación de dar unos cautelosos pasos, otra vez por el prado, para averiguar dónde se había escondido el león. Nada. Entonces nuevamente me aventuré por el prado y avancé hacia el bosque. No debía haberlo hecho. Aparecieron dos leones, cuatro leones, una jirafa, un rinoceronte y un hipopótamo que avanzaron furiosos hacia mí para... Corrí desaforadamente y llegué casi junto con todos ellos a la ventana y salté hacia adentro. Nuevamente estaba despaturrado en el suelo. Me levanté. Di media vuelta para cerciorarme si los animales estaban en el prado y si tenían la intención de atravesar la ventana, pero ¡ésta había

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    que ha aflorado a la superficie. El cetáceo nuevamente se hunde y yo sigo su estela submarina. Nado fácilmente detrás de su cola que se mueve pausadamente hacia arriba y abajo haciendo avanzar al gran animal. El agua azul verdosa se arremolina detrás de su cola y el formidable impulso cercano a la superficie hace que se formen burbujas, dejando delante de mí un maravilloso mundo de esferas brillantes que ascienden arremolinándose con cierta lentitud. El cetáceo parece guiarme en su trayectoria submarina. Pasamos cerca de un viejo barco hundido donde me parece ver, entre los maderos corroídos, tesoros intactos y semiocultos, que lanzan destellos áureos. Lingotes de oro, monedas; quizás doblones de oro españoles, collares y otras joyas. Es una visión fugaz porque sigo a mi guía ballena que se aleja suave y pausadamente del lugar. Avanzamos hacia las profundidades. Ahora el agua no es clara sino que se hace cada vez más oscura hasta trocarse en noche azul, casi negra. Arriba, el Sol brilla como una estrella gigantesca, similar a un potente reflector que atraviesa la oscuridad e ilumina tenuemente la

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    pinturas de estos geniales autores y estaban ordenadas una debajo de la otra. La carta continuaba: “Te advierto -decía- que tienes que tener pensamientos “positivos”. Es decir optimistas, saludables. Con fe. Es por ello que te ofrecí una experiencia negativa al principio de esta carta. El paisaje detrás de la cortina era un cúmulo de pensamientos negativos, que te dominaron y te llenaron de horror, haciéndote actuar de una manera tal que terminaste postrado en el suelo totalmente derrotado y preso de gran pánico. Eso te demuestra, querido sobrino, que las fuerzas del pensamiento te pueden llevar a cualquier lado, incluso a extremos tales como una gran felicidad. Una felicidad suprema, sobrenatural, con el dominio absoluto de lo tuyo. El cuerpo sigue al espíritu...” Observé la primera postal y tuve una sensación totalmente ajena al medio físico que me rodeaba ¡Ah!, tío Germán. Nuevamente están llegando a alguna parte de mi ser, tus fuerzas de pensamiento que has enviado. Porque en estos momentos... ¡Estoy nadando! ¡Sí! Estoy nadando en unas transparentes aguas azules de una tibieza incomparable. Me muevo placenteramente en estas aguas de color turquesa porque mi cuerpo está desnudo. De improviso, un gigantesco monstruo pasa no muy lejos de mí. De su frente surge un chorro de vapor. Es una enorme ballena

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    que ha aflorado a la superficie. El cetáceo nuevamente se hunde y yo sigo su estela submarina. Nado fácilmente detrás de su cola que se mueve pausadamente hacia arriba y abajo haciendo avanzar al gran animal. El agua azul verdosa se arremolina detrás de su cola y el formidable impulso cercano a la superficie hace que se formen burbujas, dejando delante de mí un maravilloso mundo de esferas brillantes que ascienden arremolinándose con cierta lentitud. El cetáceo parece guiarme en su trayectoria submarina. Pasamos cerca de un viejo barco hundido donde me parece ver, entre los maderos corroídos, tesoros intactos y semiocultos, que lanzan destellos áureos. Lingotes de oro, monedas; quizás doblones de oro españoles, collares y otras joyas. Es una visión fugaz porque sigo a mi guía ballena que se aleja suave y pausadamente del lugar. Avanzamos hacia las profundidades. Ahora el agua no es clara sino que se hace cada vez más oscura hasta trocarse en noche azul, casi negra. Arriba, el Sol brilla como una estrella gigantesca, similar a un potente reflector que atraviesa la oscuridad e ilumina tenuemente la

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    pinturas de estos geniales autores y estaban ordenadas una debajo de la otra. La carta continuaba: “Te advierto -decía- que tienes que tener pensamientos “positivos”. Es decir optimistas, saludables. Con fe. Es por ello que te ofrecí una experiencia negativa al principio de esta carta. El paisaje detrás de la cortina era un cúmulo de pensamientos negativos, que te dominaron y te llenaron de horror, haciéndote actuar de una manera tal que terminaste postrado en el suelo totalmente derrotado y preso de gran pánico. Eso te demuestra, querido sobrino, que las fuerzas del pensamiento te pueden llevar a cualquier lado, incluso a extremos tales como una gran felicidad. Una felicidad suprema, sobrenatural, con el dominio absoluto de lo tuyo. El cuerpo sigue al espíritu...” Observé la primera postal y tuve una sensación totalmente ajena al medio físico que me rodeaba ¡Ah!, tío Germán. Nuevamente están llegando a alguna parte de mi ser, tus fuerzas de pensamiento que has enviado. Porque en estos momentos... ¡Estoy nadando! ¡Sí! Estoy nadando en unas transparentes aguas azules de una tibieza incomparable. Me muevo placenteramente en estas aguas de color turquesa porque mi cuerpo está desnudo. De improviso, un gigantesco monstruo pasa no muy lejos de mí. De su frente surge un chorro de vapor. Es una enorme ballena

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    superficie del fondo del océano. Esta superficie no es lisa. Pareciera estar tapizada de numerosos volcanes. Sobresalen, como espinillas gigantescas en cuyo vértice se puede admirar un brillo metálico, iridiscente. La ballena se aleja de mí y quedo flotando a bastante distancia de ella. De pronto, por uno de los vértices de estos volcanes, sale una burbuja. Parece una burbuja de aceite, que asciende dejando una estela dorada. Y así, varios de estos montículos que son pirámides perfectas, emiten estas burbujas que suben silenciosas en este mar profundo y solemne. Una corriente me aleja cada vez más del cetáceo que nada ahora muy bajo y se distancia hasta desaparecer en la oscuridad. Trato de salir de ahí y nado hacia la luz del Sol que brilla en el cenit de este misterioso paisaje submarino. Salgo a la superficie y me encuentro frente a una hermosa selva tropical que llega hasta la playa misma. Ésta es muy angosta pues la selva está implantada en una montaña granítica que hace de muro. Desde arriba cae agua armoniosamente formando delicadas y largas cascadas que se pierden entre el espeso follaje. Entre los árboles y plantas, sobresale, formidable, un inmenso templo esculpido en la roca. Gruesas columnas semiocultas, sirven de adorno a dos enormes estatuas de quizás qué religión

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    superficie del fondo del océano. Esta superficie no es lisa. Pareciera estar tapizada de numerosos volcanes. Sobresalen, como espinillas gigantescas en cuyo vértice se puede admirar un brillo metálico, iridiscente. La ballena se aleja de mí y quedo flotando a bastante distancia de ella. De pronto, por uno de los vértices de estos volcanes, sale una burbuja. Parece una burbuja de aceite, que asciende dejando una estela dorada. Y así, varios de estos montículos que son pirámides perfectas, emiten estas burbujas que suben silenciosas en este mar profundo y solemne. Una corriente me aleja cada vez más del cetáceo que nada ahora muy bajo y se distancia hasta desaparecer en la oscuridad. Trato de salir de ahí y nado hacia la luz del Sol que brilla en el cenit de este misterioso paisaje submarino. Salgo a la superficie y me encuentro frente a una hermosa selva tropical que llega hasta la playa misma. Ésta es muy angosta pues la selva está implantada en una montaña granítica que hace de muro. Desde arriba cae agua armoniosamente formando delicadas y largas cascadas que se pierden entre el espeso follaje. Entre los árboles y plantas, sobresale, formidable, un inmenso templo esculpido en la roca. Gruesas columnas semiocultas, sirven de adorno a dos enormes estatuas de quizás qué religión

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    antiquísima. Es un hombre barbado y una mujer de largo cabello con una diadema en la frente. Una escalinata que sale del agua asciende por la base del templo y llega al pecho de la mujer en la cual hay una inmensa puerta que me invita a entrar. Por ella sale un intenso fulgor y un arco iris se forma por el rocío de las cascadas. Temeroso subo la escalinata y traspaso el umbral. Lo que veo al otro lado no es la nave del templo sino que he llegado a un inmenso valle que está detrás del muro de la selva y limita al fondo por lejanas montañas. Éstas dejan ver la luna llena que asciende lentamente. Me doy cuenta entonces que el fulgor que salía por la gran entrada en la roca, eran producidos por los luminosos rayos de la Luna. ¡Qué maravilla! ¡Qué belleza! Caminé por el valle cuajado de árboles y rocas y avancé en esa noche luminosa hasta llegar a una pequeña colina. Me detuve a descansar bajo un árbol para así observar el cielo estrellado. De pronto, desde las montañas aparecieron pequeños puntos luminosos. Parecían numerosas mariposas nocturnas fosforescentes. Venían hacia mí revoloteando y algunas se posaron en el árbol. Emitían una luz blanca que salía de sus cuerpos y de sus cuatro alas. Pero no eran mariposas ¡Son pequeños elfos y hadas! Minúsculos seres de cuerpos luminosos y alas transparentes, ¡Qué hermosos y pequeñitos son!

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    antiquísima. Es un hombre barbado y una mujer de largo cabello con una diadema en la frente. Una escalinata que sale del agua asciende por la base del templo y llega al pecho de la mujer en la cual hay una inmensa puerta que me invita a entrar. Por ella sale un intenso fulgor y un arco iris se forma por el rocío de las cascadas. Temeroso subo la escalinata y traspaso el umbral. Lo que veo al otro lado no es la nave del templo sino que he llegado a un inmenso valle que está detrás del muro de la selva y limita al fondo por lejanas montañas. Éstas dejan ver la luna llena que asciende lentamente. Me doy cuenta entonces que el fulgor que salía por la gran entrada en la roca, eran producidos por los luminosos rayos de la Luna. ¡Qué maravilla! ¡Qué belleza! Caminé por el valle cuajado de árboles y rocas y avancé en esa noche luminosa hasta llegar a una pequeña colina. Me detuve a descansar bajo un árbol para así observar el cielo estrellado. De pronto, desde las montañas aparecieron pequeños puntos luminosos. Parecían numerosas mariposas nocturnas fosforescentes. Venían hacia mí revoloteando y algunas se posaron en el árbol. Emitían una luz blanca que salía de sus cuerpos y de sus cuatro alas. Pero no eran mariposas ¡Son pequeños elfos y hadas! Minúsculos seres de cuerpos luminosos y alas transparentes, ¡Qué hermosos y pequeñitos son!

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    Algunos llevan en su mano una varilla fosforescente que emite destellos de luz. Una de estas figuras se posó frente a mí delante de una rama y para gran asombro mío aumentó considerablemente de tamaño. Es una mujer extraordinaria. Está cubierta de finas telas transparentes como si fuera una novia. Una guirnalda de flores rosadas se entrelaza en su cintura y en la rama del árbol. Su frente está coronada por finísimas joyas y de su mano surgió una candorosa paloma que lleva una flor en su pico. Este ser fantástico flota vaporosamente en el aire. La Luna había subido y entonces por primera vez me di cuenta de que en el fondo del valle, delante de las montañas, existía un silencioso lago que brillaba a la luz de la Luna. -Debo llevarte donde mi dueño -me dijo dulcemente. Esta paloma te guiará. Después de decir estas palabras, la imagen se achicó hasta transformarse nuevamente en un pequeñísimo ser y desapareció en la noche. La maravillosa paloma revoloteó por sobre mi cabeza y se alejó lentamente batiendo siempre sus alas e invitándome a seguirla. Caminé por la noche iluminado por esta hermosa y original guía y llegué al borde de una quebrada bordeada por la selva. Allí, bajo un gran árbol, estaba sentado un anciano vestido con una larga

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    Algunos llevan en su mano una varilla fosforescente que emite destellos de luz. Una de estas figuras se posó frente a mí delante de una rama y para gran asombro mío aumentó considerablemente de tamaño. Es una mujer extraordinaria. Está cubierta de finas telas transparentes como si fuera una novia. Una guirnalda de flores rosadas se entrelaza en su cintura y en la rama del árbol. Su frente está coronada por finísimas joyas y de su mano surgió una candorosa paloma que lleva una flor en su pico. Este ser fantástico flota vaporosamente en el aire. La Luna había subido y entonces por primera vez me di cuenta de que en el fondo del valle, delante de las montañas, existía un silencioso lago que brillaba a la luz de la Luna. -Debo llevarte donde mi dueño -me dijo dulcemente. Esta paloma te guiará. Después de decir estas palabras, la imagen se achicó hasta transformarse nuevamente en un pequeñísimo ser y desapareció en la noche. La maravillosa paloma revoloteó por sobre mi cabeza y se alejó lentamente batiendo siempre sus alas e invitándome a seguirla. Caminé por la noche iluminado por esta hermosa y original guía y llegué al borde de una quebrada bordeada por la selva. Allí, bajo un gran árbol, estaba sentado un anciano vestido con una larga

  • túnica. Escribía en un pergamino con una pluma de ave. Los astros brillaban en la noche y algunos se veían tan cerca que invitaban a tocarlos. -Bienvenido -saludó el anciano. Me acerqué respetuosamente y quise presentarme. -No hace falta -respondió el anciano. Te conozco bien. Tú amas algo que es muy importante en mi reino. Es la imaginación. Aquí la bellez