Escuela N° 791Modalidad Educación en Contextos de Encierro

Unidad Penal N° 14 SPF - EsquelMinisterio de Educación del Chubut

Coordinadora PedagógicaNilda Bulzomi

Coordinador Taller Literario El RanchoGustavo De Vera

Coordinadora del Taller Libros CartonerosYanina Dillon

Agradecimientos:Biblioteca Popular TolkeyenTaller Gráfico Escuela N° 758

Palabras preliminaresNilda Bulzomi

Arsenio R.

Juan P.

Marcelo M.

Martín R.

Mario D.

Juan M.

Héctor B. D.

Jorge G.

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Índice

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Palabras preliminares

La escuela en la cárcel está cargada de tensiones. Historia, lógicas, espacios, expectativas: miradas que difieren, que dialogan, que a veces compiten y que, inevitablemente, atraviesan a las personas, las que pueblan el encierro con sus esperanzas o desesperanzas.Las voces de algunas de esas personas se cobijan y abrigan en El Rancho, la cocina de sueños literarios que la Escuela 791 tiene en la Unidad Penal N° 14 del SPF desde hace ya seis años.Y a las voces diversas leídas y dichas, a los estilos duros o melosos, al ideario confrontado, a los formatos y la ortografía resistentes, se agrega este año la posibilidad que otorga la ley.El Taller inaugura este 2014 el reconocimiento a quienes se animan al mundo de lo escrito como autores, como hacedores de la palabra compartida. Se entregan a par-

tir de este año certificaciones a sus participantes porque se transforma en una cursada con validación del Ministerio de Educación de la Provincia del Chubut.Y la escuela en la cárcel suma entonces otra tensión que, como el taller mismo, se resuelve en el quehacer cotidiano y en el ejercicio dinámico de conductas ciudadanas, en el interjuego de los derechos y las responsabilida-des, volviendo a su origen: habilitando la palabra de todos.En cada frase, en cada texto de El Rancho 2014 va el reconocimiento a quienes lo hacen posible: a Gustavo De Vera, a Yanina Dillon -do-centes del Taller Literario y de Libros Cartoneros-, a Marta Sottile -Coordinadora de Educación Artística del Ministerio de Educación- y fundamentalmente a los muchachos que han salpimentado cada palabra.

Nunca menos.

Nilda BulzomiCoordinadora Pedagógica

Arsenio Rodríguez

Luna nació en 1975, con edad juvenil, vivió en la ciudad de Machagai cerca de una rotonda, donde nunca dejaban de pasar los camiones y vehículos. Luna era un hombre enojado consigo mismo. A los veinte y pico descubrió que la forma de la felicidad era usar sus antiguos fracasos como combustible creativo.

Su camisa celeste manchada de fruta podrida, sus manos rasposas y en sus bolsillos, sin sacar un solo centavo. Por la mañana muy temprano caminaba por la rotonda y la hermosura del sol ilumina su paso.Lo inesperado de Luna, fue cruzarse con una mujer de cabello castaño, su piel mo-rena de azucena, sus ojos claros como el agua de manantial. Tenía tacos altos, po-llera de seda transparente llegando hasta la punta de su rodilla; puesto debajo un can-can negro, y una remerita tipo top, con una camisa a cuadritos, desprendida dos o tres botones, y colgando de su cuello una cartera de carpincho, muy elegante. Buscaba a quien devorar.

En un instante en los ojos de Luna brillaron dos mundos oscuros y húmedos. “¿Por qué tan hermosa? ¿Cómo podía yo siquiera albergar una ilusión con alguien así?”La bella mujer me abrazó en silencio fugazmente y me regaló la dicha:Me dijo, “Luna, tú tienes sueños, tienes esa incomodidad permanente contigo mismo.Vives disculpándote y yo te veo fascinante”, y sin más me estampó un beso ligero en los labios.Una mariposa nocturna rozando mi piel, una gota de niebla tibia.Lo que no se imaginó es que yo era una persona fuerte, no soy de los que se voltean por cualquier cosa.Ella me había besado, se llamaba Sol, la viuda más hermosa de Machagai.“Y yo no morí”

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Quisiera abrazar el fuego de tu amor y sentirme refugiado en el árbol de frutos, hornero.

Quisiera volar al cielo del olvidoporque te fuiste cuando más te necesitaba

Quisiera hacer un puente sobre el ríoy llegar a tu presenciapara decirte cuánto te quiero.

Quisiera salir de la cavernapaso a pasoy ver tus ojos que iluminaron el camino de la alegría, la esperanza y la libertad conseguida.

Quisiera contenerte el dolorcorrigiéndote en el consuelorevistiendo tu belleza.

Pequeño mundo de sentir.Bajo la sombra morir.Pasillo, garrote sin fin.Puerta. Entrada. Sobrevivir.

Pequeño mundo de sentir.Lágrima. Alegría de vivir.Grito. Desorden de alienar.Paz. Consuelo al terminar.

Pequeño mundo de sentir.Estrella. Luna. Sol sin mirar.Cuerpo. Alma en la oscuridad.Biblioteca. Libro sin abrir.

Pequeño mundo de sentir.Espíritu al cielo. Sin dolor.Grata armonía de libertad.Aquí estoy templando mi guitarra.Al viento morir.Semejante al nuevo mundo de no sentir.

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Juan Piva

Literario again.

Volvió el taller literarioVolvió De Vera con su melena de ideas Volvió un buen momento, para amigarnosCon la pluma y juntos volcar ganas e imaginaciónEn el papelVolvió este gran espacio culturalEl cual podemos compartirVolvió el tiempo de la imaginación para ser libres (aunque sea por un rato)Volvió este cacho de cultura con gente del otro lado de la reja que es real y con gente de este lado de la reja que también es real…“Lo único irreal es la reja*”.

Te fuiste viernespor detrás de cosas que no se comunicanun árbol fue testigo y lo maldigopor no hacer nada para detenerloses cierto, a veces es bueno esperara que se cumpla el viejo canon del amor primeropero te fuiste viernesdespués de soledades que atormentan.Ya lo sabes:nos dejan solos en mitad de todo

*Francisco “Paco” Urondo “Del otro lado de la reja está la realidad…”

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1 del pela Hay un tiempoDe tiempo en el recuerdoEn la esperaEse saber si llegas.Pero por sobretodo la incertezaDe saber que si no estoyPuedas vivirDe tiempo en tiempoSin la espera de saber si llego.

2 del pela Uno puedePresentirse en ausenciasUno puedeSer rabia de fatiga pensanteUno puedeSer todos en dolor infinitoY alegre río claro que baja en la pendienteUno puedePoblar de sueños y bellezaUno puedeEn la noche ser deseo que te andaUno puede Morirse y no tenerte

3 del pela Nos llegamos doliendoCrecemos en la certeza de que el amor es nobleLa lágrima no llora, la llaga no se llagaLa soledad es misterioY todo nos debe caer como la lluvia que nos aguarda pura

4 del pelaY era la tierra Humanamente deshechaDespiadadamente humanaY éramos nosotros mismos.

5 del pelaLa primavera vino (quizás se vaya, amor)Pero cerré la puertaLa que hice de amor a amorY adentroquedaste para siemprerecorriendo en vivomi pasión.

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6 del pelaEn la noche hicimos un senderoY creamos glicinas y soñamos.En la noche que nunca tuvimosTus manos andan en mis manosHabito en tus ojosAbiertos contra el cieloY fuiste mía antes que la glicinaY el senderoY fui tuyo, en la noche

7 del pelaNo quiero que a medias me dejesLo que amando te amaPorque la vida siempre nos devuelveEl golpe injusto que damos a mansalvaEl odio es hijo del amor y nos perdona

Algún díaEn que tu alma de mi amor despierteVendrás a mí con todo lo que amoY aun cuando me cueste creerte ya a mi ladoMi cólera legítima, será lágrima pura.

8 del pelaLa lluvia pone tibia el almaTomo tu mano fríaTú piensas todo lo que te digoY uno dice sólo lo que sienteSe me caen de golpe las estrellasY sueño casi como un niño alegre.Tu voz anda en el aireDiciendo lo que quiereTu voz vuela en el aireEn el murmullo suaveEn la caricia leve.Tu voz se fue metiendo en mi voz que te quiereY dando gritos, saleComo el hacha filosa que muele mis costados.

9 del pela (palpitando the end más de las sham… y siempre será así.)No conozco otra forma de mí que no me pertenezca.Ni otra forma de olvido que ya no haya olvidado.Podría ocurrir que alguien me detengaAntes de amanecer, y ya no me amanezca.Pero antes que todo caigaPara que hagamos vida, del pasado el futuroEs bueno saber que hacemos, en esta hora.La vida está implicada de injustas maldiciones.El atropello viene golpeando la alegríaSacándole sonrisas al hombre que hoy es niño.Nos quieren de rodillas

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Rencorosos sin odios, sin lágrimas, vencidos.Mi soledad golpeada, quiero que tú lo sepasPuede vivir andando simplementeMientras el verde nace de repente Puedo ver como los vientos reventarme de olvidos.

10 del pelaTe busqué por el aireY era en la arena perdidamente unidaDonde me deseabas.

11 del pelaTibieza o soledades, todo castiga el almaHuyamos o partamos, siempre nos dejan solos.Encuentros o sonrisas siempre nos dejan solos.No puedo soportarte cólera en soledad perenne.

Mis desamparos viven de borde a borde de mi alma.El formalismo se empoza en toda mi torturaVeo vagar mi alma, como si fueran todos.Desnudarse de gesto, llagarse hasta la llaga.

Tu silencio enamoradoYo lo llevo en mis puñosderribando injusticias, soledades,equívocos del tiempollegando hasta el mañanadonde será tu voz.… nosotros volvemos al comienzoVos, agua desoladaUno, lágrima sin ojo.

Pero si yo te amo, A pesar de todas las cosas que nos roban,Es porque uno puede volver a lo ocurridoY poblarse de sueños de algo transcurrido.Uno puede volver al odio sin rencoresY amar y amar, hasta caer vencidos.

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Para Jazmín y Milagros,

Y todo se empozó, se me vino el ayerMe transcurrió casi una vida en esta nocheMe anduve entre recuerdosPálidas manos me atacaronMe quisieron de nuevo en tierra desoladaMe anduve solo, en llaga vivaMe lastimaba la calle, el cielo, mil ventanas enrejadasEl sentir cómo se alejan sus pasos de mis ma-nosLes debo tantas cosasSoy deudor de algo inacabableComo el cuento que nunca terminaLos remolinos vienen, me quitan alegría.

Hijas de mis ternurasNo quiero que les toque mi ausencia de sus cosasQuizá siga deudor por noches como estaPero si un día cualquiera se dan cuentaDescubren, acasoUn corazón flotando, solo el pobreDéjenlo nomás, anda buscándomeYo no pido, lo he olvidado entre mis huesosSolo quieroY ando tan solo noches enterasHijas de mis ternurasSi alguna vez ganéTambién gané el derecho de perder.

mis hijas, que les debo más de 36 lunas

Descripción de mi aposento Guau!! 1,75 x 2 mts. de pálidas paredes, oscuro piso de bal-dosas feas, mini ventana con mucha, mucha reja y aire viciado de mala onda carcelaria, una deprimente taquilla y un tv para pasar el rato, componen el espacio para poder certificar cada vez más horas e irme a casa. Salgo al distribuidor sin fin, voy al baño para evitar chocar una vez más contra la misma reja, un laberinto donde todo se ve. Busco, deambulo porque algo me puedo llegar a cruzar…Asfixiado, mientras ingresa excelente aire de montaña, me cruzo con una alegría y guau! A pasar el rato con el Tv. Chau.

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Marcelo Mateoni

Cultura o lib ertad

Y bueno… aquí estamos, pensando en cómo certifi-car las 100 hs. o tratando de abrir la mente con tex-tos literarios. Es muy difícil cuando toca elegir entre el arte y la libertad, es mejor tratar de pensar que el arte nos acerca más rápido a la libertad y… jaja qué difícil es pensar, analizar o tratar de avanzar mien-tras uno tiene un muro en la mente, es por eso que hay que tratar de negociar con nosotros mismos y lle-gar a un acuerdo para salir adelante de la forma más tranquila y en paz para todos. Termino porque juega Tigre (lo único más importante que las hs.). Y lo único que voy a decir: De Vera, necesito la libertad.

Amigo, padre hermano

Quisiera, con soloPrender la luzPoder apagar el tiempoY por un instanteRetener ¡esa! Mirada tuyaQue traspasó la inmortalidadToca la vida sus huellasLas hueleY otra vez son tierraTus zapatos no tienen pies

Duerme el sueñoDe los muertosOdio las vocesDe los vivos… en penumbras¡shh! No quiero escuchar… sombrasDuele a veces la vidaNo tengo vendasPara aliviar mis heridasDejo de buscarVienen a mí ¡mil lagrimas!Comienzo otra vez

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Ebullición

Violencia que vaga en el alma,Impotencia que bañan las lágrimas,Rabia contenida en la oscuridad,Pena que viene del odio,Lucha que sale de nada,Sufrir que atrae los ecosDe esta soledadLamentos lanzados al viento,Puños que golpean al aire,Pies que caminan descalzos,En una dictadura sin finPorque no son sólo tiranosDe imperativo fácilAquellos que gobiernan malSino los que flojean en casa,Para sentirse dioses despuésTras la tormenta llega la calmaLa lluvia lava la culpaPero la paz no es duraderaAcaso un espejismo ¿tal vez?Porque los idiotas siempre nos soplanEn las orejas su resquemorY nuestra sangre arde en silencioConsumiéndose en el ¡rencor!

Hijos de la t ierra

Tierras agrestes que cubren Sangre de época pasadaEstrellas brillantes que lucen Y reflejan misterio en los ríosSusurran al viento un lamento De cuando se pisa la libertad Danzas de indios que luchanContra una conquista imperialista Que desgarran con sus gargantas No se les quita la paz Justicia que llora en silencio Por una Europa feroz

Que trae el hambre y la guerra Y desconoce el amor Valor de madre,De padre, de hijo De pieles arrugadas Por la dureza del fríoDe corazones guerreros perdidos Que se elevan al sol cada díaBuscando con ansia alimentos,Ese que nace del honor Hijos de latinoaméricaHermanos de los demás Abren sus brazos al mundo Y aún esperan la verdadla verdad de la justicia la verdad de la libertad

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Rejasç

Encierran el cuerpo,comprimen el aireal son de un lamento.Las rejas cubren la nochellenan con humoel fulgor del recuerdo.

Rejas que alejan la vidaretienen las horasmatan el día.

Rejas que traen desprecioavivan el odioterminan el tiempo.

Rejas con lo que quedan cuando pasan las nubescuando sueño despierto.

Ya pasaron casi cuatro años y todo si-gue igual en casa: El vacío, la tristeza.En el puesto de diarios donde traba-jaba ya nadie me nombra y todo sigue igual, sobre la marcha.¿Sabés qué dijo el Sr. Juez? ¡Culpable!El policía puso las esposas y murmuró entre dientes: “marche preso”.Ahora me doy cuenta de que todos aquellos que me rodeaban ya no están. Por suerte creen que estoy muerto, porque vivo en una Tumba.

Hoy le dedico más tiempo a lo que de verdad es importante: el cariño de mi familia.Aunque por ahora es por teléfo-no, ya llegará el tiempo de abra-zarlos nuevamente.Cuando la Justicia ponga las cosas en su lugar y a mí me devuelva mi amada libertad.

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Se me está yendo la vidacargando la cruz de mis errores.Éste último recodode total oscuridad.

También se llevó mi transparenciaCon penas recuerdos y nostalgiasque siempre perduraránuna voz, un nombre, una presenciaestarán vivos en la memoria de mi corazón

Mi caída fue estruendosamás impresionante será mi regreso.Sólo ‘en el silencio habita la verdad’

Martín Ragone

Él se llama Ricardo. Tiene 30 años, es alto, pelo oscuro y largo; le gusta el rock. Desde muy chico le gustó tener un grupo de rock famoso pero nunca pudo. Su padre, en cambio, siempre tuvo el sueño de que hubiera sido abogado o médico.Dejó el colegio a los dieciséis y se dedicó a la música, pero nunca llegó a nada.Hoy en día trabaja de albañil, vive en el barrio humilde de Lomas de Zamora, con su señora y su hijo de tres años, Rubén, a quien le gusta el fútbol y es hincha de River, como Ricardo, que lo lleva todos los domin-gos al Monumental.El padre de Ricardo los visita todos los sábados por la tarde para com-partir unos mates. Una de esas tardes, entre pava y pava, el padre lo miró a los ojos fijamente a Ricardo, y le dijo: “por qué no me hiciste caso cuando te pedí que sigas el colegio y así tener un buen futuro?”.

“Sí, ya sé, viejo”, le respondió Ricardo. “Tenías razón, pero yo era pibe y me gustaba el rock, el fútbol, el faso y las mujeres, nada más”.El padre, entre abrazos, susurros y besos le dijo: “Igual for-maste una gran familia y me diste un nieto hermoso; estoy muy orgulloso de vos… Dale, ponete una pava que yo sigo”.Al regresar con el agua caliente, Ricardo le dice a su padre: “Rubén me dijo que quiere ser bombero”. “¿Y vos qué quisieras que sea?”, preguntó el padre. “Por mí, viejo, que haga lo que más le guste, pero en verdad me gusta-ría que sea abogado o médico como vos querías conmigo. Pero igual, yo siempre lo voy a ayudar y acompañar en el camino que elija”.“Muy bien hijo”, le respondió el padre. “Y ahora te dejo, porque sino, tu madre se va a enojar. Nos vemos mañana en la cancha. No te olvides de los trapos y los bombos…”.

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Mario Duarte

Algo así

En aquél cajón esta su foto.Seguramente poniéndose amarillaPor el paso de los añosY la tierra tapando sus bordes.Su rostro estará ocultoQuizás también ahogandoUn profundo silencio.

Que ganas de abrir aquel cajónPorque en mi cabeza hay algo.Algo que me da vueltasY me pregunto en silencioSi la luz en algún instanteLlegara, tan sólo llegaraaunque sea para despertarte

Sería hermoso poder sacarteDe aquél cúbico silencio,Olvidado, ausente y calladoLleno de vaya a saber qué cosa,Estarán en este instantehaciéndote quizás compañíaO tal vez surcando tu silencio en espinas.

Bendito cajón, con su manija de broncePidiendo tal vez a alguien que lo toquea alguien que lo abra, y desempolvecada uno de sus ángulosy pueda salir a la luz, su rostro.Su olvido… su silencioQue pide a gritos… volvé, te necesito.

El vacío genera dolortu ausencia rompió mi motorcomo cuando sopla el vientoy se llena de esos pensamientosMe pregunto tambiénsi la culpa de no decir adiósdejará en mi boca ese saborque mastica el ozono del cieloAunque muchas veces sientoque estoy peleando por una vidaque no tengo tiempo de vivirsin duda sé que no lo debo decir. Tampoco estoy parafraseando algo,que ya estaba escrito desde hace siglos.Simplemente lo estoy dejando salir.Vive en mí, vive aquívive en tiY solazar este momento es aprender a no decir adiós,es aprender a cambiar el motorpara no consumir infiernoen nuestro interior.No decir adiós significatenerte por siempre en mi corazón.

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La rabia del gusano que espera

Quizá sea la tierra la que lo abriga…a esperar día a día su comida.Sin comprender que siempre hay alternativasu silencio nunca siquiera será su vida,aguarda el instante en que la parca su fiel amigale tire un centro y su rabia sea contenida.Que alguien duerma y descanse con los ojos,siempre mirando hacia arriba…pero él no sabe que aquí arriba,siempre hay salida, y la rabia expira.Que su comida ni siquiera pasa por esta esquina,Ya que su rabia, no arrastra más nadasimplemente ansias de desear comida…

Yo, ahora a ti ecuánime amigo farsantete pregunto, si desde el instante en que nacemosy comprendemos, sabemos que en algún momentovamos a pasar a ser comida…quizá no de ti, tal vez hasta de alguiencercano a tu familia…pero tenés que entender, que es mucho más hermosohacerte llenar de rabia, en tu espera.Mientras yo me muero de risaPor tu ansiedad y prisa…Así que nos vemos gusano que esperaQue por aquí nadie dejo entreabiertaLa tranquera, para que vos deseesQue nosotros seamos pronto tu comida.

Juan M.

Venía sin rumbo como el vientoComo el viento, hoy me alcanzóEl tiempo, perdido de mi juventud,Solo cuando en el firmamento,Azul, y en las diáfanas, mañanas me Acaricia su luz y me voy en laDimensión de mi sueño recorroSu belleza, me siento libre comoLos pájaros, aunque estuvieraEnjaulado, mi espíritu vuela, y enLa cristalina agua seRenueva mi alma de esperanzaOh! Alma mía, no te abatas, guíame porLa senda perdida, muéstrame la sonrisaPerdida de mi juventud

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Abuela

Hoy, bella, sujeta a las pasiones, a los sentimientos de la vida, y como enhebrada a nuestras raíces, te recuerdo abuela.

Hoy anudan mis palabras como agua profunda que surge en sus recuerdos lindos y la nostalgia que en su memoria existen, cuando exploro los pensamientos de aquellos días de mi infancia, fugaz niñez, a tu lado.

Cuántos recuerdos e imágenes. Casi un siglo tenías cuando te fuiste en un sueño. La vida cumplida, nos dejaste cuan-do todo era el comienzo de la primavera, de nuestra vida.

Hoy te recuerdo. Cuando encendías la luz con lentitud; esa llamita pequeña de aquella lámpara en un rincón, y una mirada al tubo de cristal, como mágica luz, buscabas en tu alma que se prolonguen tus días encendida.

El bordado hecho por tus manos está sobre la mesa, como un rayito de luz cuando el sol bañaba la tarde. En aquellas montañas y valles se juntaron los aromas a per-fume fresco. En la sobria senda y luminosa noche, habrá una luz encendida en algún lugar del universo.

A mi est irpe

Donde el hombre se juntó con su brioso ba-gual, y quiso ser libre, y los alambrados lo encerraron, y en los más llanos nace la más puro estirpe y fervor de una antigua raza.Desde los llanos a la cima de los andes están como el canto en las rocas están grabadas sus costumbres y el eco de la lejanía del tiempo nos trae a la memoria, cautiva…Desde los llanos sale en galope en su brio-so bagual, y en el camino se abren a un tiro certero como cortando el viento y hoy en el tiempo sigue el eco…Casi vencidos los veo a muchos pagando la perpetua historia.

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Luna de los andes Luna de miel de cristal,Por pradera azul te veo pasar,En las noches resplandecientes,Sobre la cima de los andes. Desde la inmensidad profundaA lagos y bosques estáticosTraspasas con una cariciaDe tu luz fugaz.Luna de mil brillos, sos la perla de la noche.La cruz del sur y las tres maríasTe guían hasta el amanecerMientras te envuelves con las diáfanas nubes,Espumadas con burbujas de luz.Hoy, aunque mi vida tropezó,Y esté escondido de toda realidad, En las noches largas de desvelos,Admiro tu belleza, desde la oscuridad.

Tierra Adentro

¿De dónde vienen presos los hombres?¿Del destino que los encontró?¿O del egoísmo que los separa cada vez más?

¿O es la misma historia que nos junta en otro tiempo?

Una isla donde tratamos de naufragar en ideasEn este oscuro mar donde buscamos el pensamiento de aquella senda perdida y principio del dolor.

Marcados, la tierra de conquistasdespojos hasta hoy.

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No soy ajeno a mi tierra, soy el eco, la memoria y la voz.

Entre los rastros perdidos de América quedó sólo la sangre impregnada en la tierra, por tratar de alcanzar el equili-brio entre las distintas estirpes de los pueblos originarios.

La exclusión que reclama la inclusión sigue siendo el es-pejo social de algunos pueblos de América, sumidos en la pobreza, la ignorancia. Trae en el tiempo la triste realidad que se vuelca en el eco de sus voces.

Héctor Blas Díaz

Alegría de luces

Un día como tantos de la rutina laboral en la oficina, pensaba cómo lograr ver a la gente contenta; cómo sacar una sonrisa a los chicos, aunque fuera por momentos, y a su vez, cómo lograrlo sin descuidar mi economía.Así fue que retrocedí a mi infancia, puntualmente a las reuniones familiares, y más exactamente, a las de Navidad y Año Nuevo.Recuerdo que eran ceremonias con todos los preparativos y que ya en la semana previa llegaba la ansiedad. Mi vieja, siempre detallista, ya tenía preparado lo que nos íbamos a poner, y hasta lo que se pondría mi viejo. Era muy gracioso ver que estaba pendiente hasta de una mala costura o una pequeña suciedad en el calzado.Finalmente llega el ansiado 31 de diciembre. Qué alegría teníamos mis hermanos, Javier y Roberto, y yo. Mi viejo, ya preparado y con el “128” listo para arrancar, y mi vieja impecable, aunque parecía sufrir en esas fiestas.La travesía comenzaba siempre temprano, para evitar cualquier contratiempo en el camino, ya que vivíamos en Zona Norte del Gran Buenos Aires, y había que cruzar toda la Capital Federal para llegar a nuestro destino, en Quilmes, Zona Sur.En esa época no existían los peajes, ni los chicos limpiavidrios, ni piquetes… pero sí estaban, apostados junto al semáforo ni bien ingresamos a la Capital, los infaltables vendedores de cubanitos con dulce de leche, que por supuesto comprábamos para el viaje. Como despedida de la Capital, los tradicionales Bomberos Voluntarios de La Boca, con los que religiosamente se colaboraba a cambio de un sticker que nos pegaban en el parabrisas. Ya llegando a casa de la Abuela, unas 8 cuadras antes ¡El quiosco! Imposible no

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parar: primero porque era una esquina y referencia para doblar; y segundo porque con carteles y un cohete gigante nos invitaba a frenar. Ese fue el primer contacto que tuve con los fuegos artificiales. Era pararse frente a un largo tablón que hacía de mostrador, lleno de pirotecnia de distintas formas, colores y tamaños.Elegíamos un poco cada uno, y no faltaba el consejo del vendedor, que con sus explicaciones parecía introducirnos a la Guerra de las Galaxias, que tan de moda estaba en esa época.Ya en casa de la Abuela, era empezar con la pelotita en la vereda, y a tirar los famosos fosforitos explosivos, e ir subiendo la potencia a medida que se acercaba la hora del brindis. Allí no sólo sacábamos el arsenal que cada uno llevaba, sino que también mirábamos el cielo imaginando, bajo los fabulosos estruendos y cantidad de colores luminosos, aquella guerra espacial que veíamos en el cine.Así fue como ese día, después de trabajar en la oficina hasta el mediodía, porque justamente se trataba de un 31 de diciembre, fui a la estación de tren de mi barrio, armé un improvisado mostrador con unos tablones y caballetes, y sobre él coloqué toda la variedad y cantidad de fuegos artificiales que pude conseguir. Recuerdo que no estuve más de tres horas para vender todo, ya que el precio fue prácticamente al costo, y cada chico que venía se llevaba un plus de regalo con las compras de sus padres, y como “yapa”, elegía uno que yo prendía en el momento, a mi cargo, para que los chicos que no podían comprar, también pudieran verlos, aunque también ellos ‘ligaron’ algo.De ese modo, pude lograr ver feliz a los padres, porque gastaron poco y vieron con-tentos a sus hijos, y logré ver las sonrisas alegres y sinceras de los chicos. Sentí una gran satisfacción y volví a ser chico durante esas horas. Y lo más increíble: descubrí una gran salida laboral. Pero esa, es otra historia.

Jorge Gómez

Contemplando las montañas coronadas de nieve que están camino a La Hoya, me invade una sensación de reverencia. Medito: qué tremendo poder y sabiduría se han conjugado para formar esos enormes macizos. Miro a izquierda y derecha, más montañas cubiertas de pinos, multitud de aves de diferentes especies. Es imponente la belleza natural que se observa desde la ciudad de Esquel, que me obliga a reco-nocer la grandeza del Creador. Es asombrosa la diversidad y belleza que se observa en la naturaleza.Y nosotros, los seres humanos ¿qué sucede con nosotros? ¿Por qué nos empeña-mos en destruir lo que Dios nos ha entregado, para que administremos, a saber, su creación? ¿Cómo fue que nos convertimos en nuestros propios predadores? ¿Por qué será que cuanto más sofisticada se vuelve la tecnología, tanto más nos degrada-mos socialmente? Somos responsables de tanta maldad e injusticia que impera en el mundo, no tenemos excusas. Como en el mito de Pandora que por desobedecer al dios y abrir la caja que portaba, todos los males del mundo se esparcieron por la tierra, así nosotros, con nuestras malas acciones contaminamos toda la tierra. De modo que lo que cosechamos (dolores, sufrimientos, calamidades varias) no son sino la justa retribución a tanta desidia de nuestra parte. Acusemos recibo, enten-damos que nuestras acciones generan reacciones. Ahora bien, dentro de la caja quedó algo: la esperanza.De igual modo, a nosotros, los seres humanos, el Creador nos fortalece todos los días con el fuego sagrado que es la esperanza. Conque no todo está perdido. Es necesario que recapacitemos sobre las obras que realizamos cada día y tratemos de considerar al prójimo como si fuéramos nosotros mismos, sabiendo que cada bue-na acción que realicemos como individuos, beneficia a toda la humanidad, y así nos integramos nuevamente a la naturaleza y a los propósitos del Creador. Con la esperanza al frente, todo es posible, medito, mientras contemplo las montañas coronadas de nieve que están camino a La Hoya.

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Blancanieves en una libre, muy libre versión

La bruja malvada, corroída su alma por la envidia, porque la muchacha que vive en la otra cuadra es más linda, le envió mediante un enano que tenía de esclavo, una tarta de manzana envenenada. Al recibirla, la chica le dijo al enano: da mi agradecimiento a tu ama por el obsequio, y vos ¿me comprarías en la cafetería de la esquina algo para acompañar la tarta?-¿Y qué querés?- Me gusta mucho el submarino con doble chocolate, gracias.

Cuando se fue, la muchacha dijo para sí: a esta la tengo ca-lada desde hace mucho tiempo, seguro que esta tarta es una trampa, pero la cubriré con crema chantilly y se la devolveré con el enano. En cuanto llegó con el submarino, la chica le dijo: llevale de mi parte esta torta de crema en agrade-cimiento por su generosidad, pero vos no comas, y prestá atención, cuando la veas comer un bocado, vení corriendo que te espero para merendar.Dicho y hecho. Al rato llegó el enano, le contó que vio caer a la bruja y no se volvió a levantar. Contentos, merendaron submarino con vainillas y vivieron felices para siempre.

Caperucita

Había una vez, una simpática abuela que vi-vía en medio del bosque, acompañada de una adorable niña, la cual le dijo un día: -Abu, tengo hambre, hace dos días que no comemos nada, y para completar, la computadora no enciende, no funciona ¿Qué vamos a hacer?

- No te preocupes, hijita, vamos a llamar a un lindo y gordito lobo que vive aquí, en el bosque y es técni-co de PC. Mirá, aquí está la tarjeta que estaba repartiendo el otro día, y cuando termine de arreglar la com-pu, le invitamos un vaso de jugo con somníferos, y luego nos lo comemos ¿Qué te parece?- Excelente idea, Abu, sos de lo peor, te quiero mucho.

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Informe policial 2

Resistencia (de nuestro corresponsal)Una familia de campesinos, integrada por la madre y dos hijos mayores fue detenida ayer por efectivos policiales de la localidad de Chañaral que, al mando del comisa-rio allanaron su domicilio, ubicado en las afueras del pueblo. Los detenidos están sindicados como los autores del homicidio perpetrado en perjuicio de Celina, es-posa del menor de los hermanos.El hecho, que ocurrió hace un mes atrás, fue motivado por desavenencias entre Ce-lina y su suegra, quien le recriminaba su poca predisposición al trabajo duro, como es costumbre en las mujeres del campo, de lo cual daban constancia ella misma y la esposa de su hijo mayor, Roberta. Pero lo que determinó el asesinato fue que la suegra se enteró de que Celina instaba a su marido a independizarse de la familia. Esto colmó la paciencia de la acusada que, en complicidad con su hijo mayor, tra-mó la muerte de Celina, para lo cual fingieron un picnic familiar, durante el cual, mediante engaño, la expusieron a la picadura de una víbora yarará. Celina dejó de existir luego de una larga y penosa agonía que incluyó ser atada a la parte posterior de un sulky y hacerla correr para acelerar el efecto del veneno.Fue velada en ese dormitorio y sepultada en el campo. Luego la suegra fue al pueblo a informar el deceso, al que pintó como accidente, y todo habría quedado así de no ser porque Roberta, la esposa del hijo mayor, fue al pueblo y divulgó lo verdadera-mente acaecido, lo cual llegó pronto a los oídos de las autoridades, que dispusieron el allanamiento y la investigación del caso.Los detenidos fueron trasladados a la ciudad de Resistencia, a disposición del juez competente y guardan reclusión, la madre en la correccional de mujeres y los hijos en la unidad penal N° 7. Según fuentes judiciales, en su declaración ante el juez, el hijo menor adujo que amaba profundamente a Celina, que estaba hechizado por sus grandes ojos pero que, debido a la influencia negativa que ejercía su madre sobre él, no pudo oponerse al asesinato, y que Roberta, malintencionadamente, delató a la familia para quedarse con todos los bienes. Agregó que en la cárcel está mejor que en el campo, solamente que de noche lo atormenta el recuerdo de los grandes ojos de Celina cuando corría detrás del sulky.

2. Tranformación del cuento “Los ojos de la Celina”, Bernardo Kordon, en una crónica policial.

Miro en la tele

Miro la tele desde mi cama. Muestran imágenes de un barrio de Capital. Miro la tele y reconoz-co las imágenes. Es mi barrio, Barracas. Se me va la alegría que sentía, pues se trata de un de-sastre, un voraz incendio que se transforma en tragedia. Vivo en esa zona. Miro la tele. Mi ba-rrio. Cuántos recuerdos. Hace tiempo que no camino por mi barrio, pero reconozco todas las imágenes. Miro la tele, y pienso. Volveré.

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Ezequiel Romero

Tardó en darse cuenta

Esta es la historia de César, quien vivía en un pueblo muy chico y siempre había soñado con ser una persona de bien, estudiar, laburar y ser alguien en la vida para ayudar a su madre y hermanas y hermanos.Trató de hacer todo bien pero conoció el alcohol y las drogas que le derrumbaron las metas y los sueños que tenía tanto para él como para su familia. Empezó a andar de joda casi todas las noches, hacía trabajos de ayudante de albañil y lavaba autos. Todo para gastarlo en las noches.Se olvidó del estudio, de su familia, no escuchaba a nadie y nada le importaba. Andaba de conflicto en conflicto. Y conoció a otras personas que andaban en lo mismo y empeoró... Tal vez para mostrarse ante sus nuevos amigos. La cosa es que cambió totalmente mientras su madre sufría y lloraba por el hijo que siempre le decía: “Voy a hacer alguien en la vida por vos mamá”.Ella se acordaba de sus palabras y veía en lo que su hijo se estaba convirtiendo…En su cabeza, César vivía reprochando a su padre todo lo que sufrieron de chicos. Pero nunca le pudo decir nada, solo juntaba resentimientos.Pasaron los años y César, en una pelea entre bandas, recibe una puñalada. Sobre-vive, pero con mucha más bronca acumulada y no reflexiona ni quiere cambiar. Sigue en la misma mientras su madre le habla y le aconseja para que cambie. Él no la escuchaba, se iba y ella quedaba destruida, llorando; suplicaba y oraba a Dios para que su hijo cambiara.Un día, César se encontró con el chabón que lo había apuñalado y sin mediar pa-labra lo desafió a pelear. Estaban dándose bastantes piñas cuando el otro muchacho extrae un cuchillo de su campera y empieza un forcejeo que termina hiriéndolo.No alcanza a llegar al hospital y muere.A César lo detienen y en el calabozo, empieza a lamentar no haber escuchado a su madre. Hoy se da cuenta que el amor de madre es único y le pide perdón siempre que lo visita en la cárcel.Ella, ni así lo dejó solo.