escritos, 1933 - 1934...escritos tomo 5 1933 - 1934 volúmen 2 8 en esta frase casual estÆ...

280

Upload: others

Post on 05-Feb-2021

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • Escritos1933 - 1934

    Tomo Vvolumen 2

    León Trotsky

    12 diciembre 1933 - 10 junio 1934

  • Edición OriginalWritings (1933 - 34)Pathfinder Press, New York, 1975

    Traducción deAlba NeiraDaniel Acosta

    CarátulaRodrigo Cortés

    © by Editorial Pluma Ltda.Bogotá, 1976Printed in ColombiaImpreso en Colombia

    mailto:[email protected]

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    4

    Notas de un periodista1

    12 de diciembre de 1933

    Koltzov en ParísCon sus cables desde París, Koltzov, el corresponsal

    de Pravda, mantiene informados a los obreros rusossobre la marcha del juicio de Leipzig. He aquí lo queescribe:

    Karwahne, ex trotskista y actual diputado nazi alReichstag, ocupa el sitial de los testigos. El rol quejuega actualmente se corresponde muy bien con supasado [...] Lo más notable de la deposición deKarwahne es que está enteramente dedicada a la de-fensa del grupo trotskista de Katz, que luchó, según él,contra el insoportable régimen interno del Partido Co-munista Alemán. Un diputado fascista defendiendo lastesis trotskistas en un juicio fascista y en presencia decombatientes comunistas que van a ser condenados amuerte: ¡ésta es la cosecha de las semillas sembradaspor las enseñanzas trotskistas!

    Los stalinistas se pasaron y siguen pasándose al

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    5nacionalsocialismo de a decenas de miles. Muchos ac-tuaron como testigos en el juicio de Leipzig. Por su-puesto, entre los renegados podría haber algún exmiembro de la Oposición de Izquierda. Pero ni el grupode Ivan Katz ni Karwahne tuvieron nunca la menor co-nexión con el trotskismo. Karwahne no sólo renuncióa las ideas del Partido Comunista, del cual fue miem-bro alguna vez, sino también a las ideassemianarquistas del grupo de Ivan Katz. Sin embargo,Koltzov se niega a perdonarle su pasado. Koltzov esinexorable en lo que hace al pasado. ¿Será tal vez por-que su propio pasado no es totalmente inmaculado?

    No, ésa no es la razón. Koltzov es la consumacióndel arribista. En la época de la Revolución de Octubrefue el más furioso enemigo de los bolcheviques, du-rante la Guerra Civil andaba por Ucrania trabajandopara los periódicos de Petlura y de otros guardias blan-cos. Después que el Ejército Rojo echó a los blancos deUcrania apareció en Moscú. Muy consciente de que notenía otra alternativa, Koltzov ofreció poner su brillan-te pluma al servicio de la dictadura proletaria, natural-mente a condición de que se le diera vivienda y unapayok [tarjeta de racionamiento] privilegiada. El en-tonces director de Pravda, Bujarin, se vio en un aprietoconsiderable. Su pluma es muy brillante -dijo- perosu personalidad es horriblemente sucia.

    Después del surgimiento de la Oposición de Iz-quierda, durante mucho tiempo, Koltzov no supo quécamino tomar y trató de asegurarse por ambos lados.Además, por un problema de constitución congénita,ya se había acostumbrado a menear el rabo delante deSosnovski,2 el más destacado e influyente de los perio-distas soviéticos. Cuando se envió al exilio a los diri-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    6gentes de la Oposición de Izquierda (diciembre de1927), Koltzov comenzó a echar pestes sobre Sosnovskipara purificarse totalmente ante los ojos de los gober-nantes.

    No le salió del todo barato. En el Teatro Bolshoi deMoscú la esposa de Sosnovski le abofeteó la cara. Losmiembros de la Oposición de Izquierda, pero tambiénhasta los más rígidos burócratas, aplaudieron caluro-samente el gesto de la enérgica revolucionaria; to-dos, sin excepción, estuvieron de acuerdo en que nun-ca una cachetada llegó tan expeditiva y apropiadamentea destino.

    Después de esta breve información biográfica, con-fiamos en que no harán falta mayores comentarios so-bre los comunicados parisinos de Koltzov respecto altrotskismo de Karwahne.

    Una calabaza en la oficina del directorPravda entra en éxtasis al describir cómo un direc-

    tor de una planta productora de instrumentos de preci-sión se ocupa al mismo tiempo de un jardín, una man-tequería, una granja de conejos, etcétera. Este vera-no -escribe el periódico-, durante la sequía, los obrerosse iban al término de la jornada de trabajo con susbaldes al sovjoz [granja estatal] y regaban [...] las plan-tas para salvarlas de la sequía. Se nos habla aquí de lahuerta de una fábrica. ¿Pero qué pasa, en este caso,con la jornada laboral de siete horas? Pravda, todavíatransportada por el éxtasis, nos informa sobre los re-sultados del doble trabajo: las cocinas de la fábricaestarán totalmente provistas de verduras [...] No sedestinará ni una mínima parte al uso individual de losobreros. ¡Qué situación tremenda en cuanto a la pro-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    7visión de alimentos trasluce este patético artículo!

    No solamente, sino tambiénEn 1920, para salvar el sistema de transporte, el

    congreso del partido, siguiendo la recomendación deTrotsky, instituyó las llamadas secciones políticas enlos servicios ferroviarios. Eran organizaciones del par-tido especialmente seleccionadas y militarizadas quecontrolaban los sindicatos del transporte y las organi-zaciones partidarias locales. Esta medida de emergen-cia produjo resultados positivos; el transporte mejoró.Pero los obreros adoptaron una actitud hostil hacia es-tas secciones políticas que infringían la democracia sin-dical. A comienzos de 1921 se las removió y se restau-ró el orden normal.

    Hoy las secciones políticas controlan una vez más eltransporte, pero ahora con poderes irrestrictos. Zimin,el jefe del directorio político, no se demostró demasia-do optimista al describir en un informe público la si-tuación en los ferrocarriles, y especialmente los resul-tados logrados con la restauración de las seccionespolíticas. A cada momento denuncia las actividades delos blancos, los enemigos y los saboteadores y no dejade señalar que todo esto ocurrió ante los propios ojosde los comunistas.

    El informante no ofrece ninguna explicación de estafalta de interés por parte de los comunistas. Como lohace notar Zimin, las reformas administrativas introdu-cidas por las secciones políticas fueron continuamenteresistidas. Hay que remarcar -dice- que el sabotaje escorriente no solamente entre los sectores inferiores sinotambién dentro del aparato dirigente en las estacionesy en el NKPS [comisariado del pueblo de transporte]

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    8En esta frase casual está impecablemente expresadoel espíritu del actual régimen soviético. Durante losprimeros años posteriores al cambio los centros de sa-botaje eran las oficinas, departamentos y organismosadministrativos de toda clase, manejados por los anti-guos especialistas. La lucha contra el sabotaje se haciaa través del control desde abajo, de los obreros de base.Hoy esta relación se ha vuelto cabeza abajo: lo queenfurece a Zimin es que el sabotaje tiene lugar no so-lamente entre los obreros -que es, por así decirlo, lonatural- sino también en los sectores superiores, cuyamisión es preservar el régimen. Sin quererlo, el dicta-dor político del transporte definió a la perfección lasbases políticas de toda la dictadura stalinista.

    Cómo mejorar la calidadLos redactores de Pravda no explican nada, no criti-

    can nada, están más allá de todo. Ellos llaman la aten-ción, ponen a consideración y exigen explicacionesinmediatas. Como está a la orden del día el problemade la calidad de los productos (para ser más precisos,hace años que sucede), Pravda, en un tono que noadmite oposición, da normas para mejorar el acero, elcalicó y el transporte.

    ¿Y qué pasa con la calidad del propio Pravda? Evi-dentemente no hay nadie que le llame la atención ylo ponga a consideración. Mientras tanto, la calidadde este periódico, que dispone de excepcionales recur-sos y posibilidades, es bajísima. Se imprime en el peorpapel; se distingue entre los periódicos de todo el mundopor su color ceniciento y su textura porosa. La impre-sión es horrible, la tipografía feroz. Pero lo peor es elpropio periódico como tal. En lugar de noticias, una

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    9charla incesante. En lugar de artículos políticos, decre-tos administrativos. Cada columna desborda de loas allíder genial, al más grande teórico, etcétera. Y todoesto escrito en el estilo de algún funcionario frustradoal que se puso a cargo de la ideología porque no sirvepara ninguna otra cosa.

    El enemigo de claseHacia fines de octubre los ingenieros, técnicos y

    obreros de la mina Butovka, en la región del Don, hi-cieron públicos en una carta a Stalin los éxitos alcan-zados. La primera victoria -escriben- no fue fácil; losagentes del enemigo de clase, ocultos tras la blusa delminero, nos hicieron una oposición furiosa y en las ti-nieblas de las minas llevaban a cabo sus oscuros de-signios, tratando de descomponer las máquinas, inun-dar los pozos y obstruir las vetas.

    El enemigo de clase oculto tras la blusa del mine-ro no es otro que el obrero descontento. El resumende la carta muestra con trágica elocuencia que no setrata de elementos aislados y desmoralizados sino deuna lucha de masas, de una guerra civil en las minas.Si no fue fácil vencer el sabotaje, se debió a que losvencedores no contaban con apoyo de masas. Los au-tores de la carta no se hacen ilusiones en cuanto a laestabilidad del triunfo en tales condiciones. No va-mos a dejar que las cosas queden aquí -escriben-; nopodemos hacerlo. Sabemos que el enemigo de clase ylos saboteadores no han sido aplastados. Se ocultanesperando el momento oportuno para ejecutar su tra-bajo destructivo.

    Pese a la terminología bizantina que se ven obliga-dos a utilizar, los autores de la carta señalan claramen-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    10te cómo y por qué el obrero se convirtió en un enemigode clase. Al enumerar los triunfos la carta admite ca-sualmente que en lo que hace a la elevación de lascondiciones de vida y culturales [...] todavía continua-mos retrasados. ¿Qué se esconde detrás de estas pa-labras? Su inventario de éxitos y triunfos nos respondeparcialmente: El cultivo individual está ampliamenteextendido en nuestra mina [...] Nuestros cuadros sehan asegurado una provisión de verduras para todo elinvierno. El periódico destaca en negrita esta últimafrase para acentuar la profundidad del éxito. Las huer-tas individuales implican que después de una dura jor-nada de trabajo el obrero tiene que cultivar una pe-queña parcela de tierra al estilo de un campesino chi-no; como consecuencia de esta doble tarea los cuadrosobreros, es decir la aristocracia de la mina, tiene ga-rantizada la provisión de verduras para todo el invier-no.

    ¡Esa es la realidad, aun contemplada a través delprisma de los laudatorios despachos oficiales!

    Purgando al partidoHizo falta una buena cosecha en Ucrania y que

    Roosevelt reconociera al gobierno soviético para que laburocracia stalinista consintiera graciosamente en con-vocar el congreso del partido, después de un intervalode tres años y medio. El objetivo del congreso no esdeterminar la política a seguir en las difíciles condi-ciones actuales sino cantar loas a los líderes por estoséxitos episódicos.

    Pero aunque se dieron las condiciones mencionadas,se creyó necesaria una purga previa a la convocatoriadel congreso. Se realizó en base a variados criterios.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    11No cabe duda de que se barrió a cierta cantidad debandidos y enemigos de clase. Con el régimen actuales imposible calcular el porcentaje que quedó en elpartido. Pero el objetivo fundamental de la chistka [pur-ga] era aterrorizar al partido antes del congreso. Porsupuesto, el partido está suficientemente atemorizadosin una purga. ¿Pero quién puede decir? ¿Y si la insa-tisfacción latente en las masas estalla abiertamenteen una discusión previa al congreso?... En consecuen-cia, la preparación del congreso no fue una discusiónsino una purga. Esta vez había que eliminar a cual-quiera que hubiera evidenciado la menor inclinación ala discusión interna.

    Para poder juzgar a través de Pravda la orientaciónde la chistka se necesita por lo menos tres pares deanteojos. Esta gente se acostumbró tanto a mentir queno puede dejar de hacerlo aun en aquellos casos enque una minúscula partícula de verdad redundaría enbeneficio suyo. Pero, de todos modos, una cosa estáclara: el trotskismo no le deja descansar en paz a laburocracia. Ya no se dice que el trotskismo está aplas-tado y enterrado; por el contrario, la tendencia es aexagerar sus fuerzas.

    Por todos los artículos y noticias sobre la chistkacorre el hilo rojo del trotskismo, y en un doble sentido.Por un lado, se moteja de trotskistas a los burócratasmás comprometidos, cuyas canalladas ya no se pue-den ocultar. Por el otro, cae bajo la categoría de trots-kismo cualquier crítica al burocratismo. Ambos sínto-mas se excluyen mutuamente. Pero el aparato stali-nista no puede admitir a ninguno de los dos; es nece-sario cargarle al trotskismo la culpa de los crímenes delos stalinistas más odiados por el pueblo, y también es

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    12necesario recordarles a los que tienen tendencia a pen-sar y a ser críticos, a los que son valientes, que si sedejan llevar por sus inclinaciones se los acusará detrotskistas.

    Pravda, al resumir los resultados de la purga, selamenta de los obstáculos que le oponen al aparato losenemigos del partido. Es característico -escribe el pe-riódico- que en todas estas actividades jueguen un rolmuy activo los trotskistas que no han sido descubier-tos. Llegan a las chistkas en grupos, desde todas par-tes, dispuestos a hacer cualquier cosa por salvar a suscompinches para que sigan trabajando. Comúnmenterecurren a métodos disimulados. En vez de aparecerabiertamente siembran la semilla de la contrarrevolu-ción haciendo preguntas, acotaciones y dando explica-ciones.

    Estas palabras tienen el sonido inconfundible de lavoz de una burocracia asustada: el enemigo siembra lasemilla de la contrarrevolución con preguntas, acota-ciones y explicaciones. ¡Qué tensas deben de estar -oque saturadas de mentiras- las relaciones entre losobreros y los Señores Acusadores si necesitan perse-guir con tanta saña las preguntas más ordinarias portemor a que dejen al descubierto la mecánica de ladirección!

    Incapaces de aprenderLa resolución del decimotercer pleno del comité eje-

    cutivo de la Comintern (a la que nos referimos minu-ciosamente en otro lugar de esta edición) nos enseñacon gran sabiduría, entre otras cosas, que el podersoviético es la forma estatal de la dictadura democráti-co-revolucionaria del proletariado y el campesinado, la

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    13que garantiza el devenir el devenir de la revolucióndemocrático-burguesa en una revolución socialista (Chi-na, etcétera) La dictadura democrática, a diferenciade la socialista, es una dictadura burguesa (o, acceda-mos, pequeñoburguesa). Una dictadura burguesa nopuede devenir en proletaria; entre ellas debe reali-zarse una revolución proletaria. En una ocasión ante-rior, la Comintern puso todo su empeño para lograrque el Kuomintang deviniera en dictadura del prole-tariado. Como consecuencia de esa política, elproletariado fue totalmente aplastado por elKuomintang. La Comintern, ni siquiera ahora está dis-puesta a cambiar su política a fin de preparar un futurodiferente para el pueblo oriental. La tragedia de Shangaino enseñó nada a los estúpidos del Hotel Lux.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    14

    Una conferencia del Bloque de losCuatro3

    30 de diciembre de 1933

    A fines de diciembre se reunió una conferencia pre-paratoria de las cuatro organizaciones -Liga Comunis-ta Internacional, Partido Socialista Obrero de Alema-nia, Partido Socialista Revolucionario de Holanda y Par-tido Socialista Independiente de Holanda- que en agostodel año pasado firmaron una declaración en favor de laCuarta Internacional.

    Los representantes de la Liga Comunista Interna-cional (bolcheviques leninistas) presentaron la siguientepropuesta, que fue aceptada en lo esencial:

    En la conferencia realizada en París, en agosto, seformó el Bloque de los Cuatro (tres organizaciones na-cionales y una internacional) con el objetivo de prepa-rar la unificación de la vanguardia proletaria de todo elmundo en una nueva internacional. La declaración delas cuatro organizaciones dice: Los abajo firmantes secomprometen a dirigir todos sus esfuerzos a la forma-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    15ción de esta nueva internacional en el lapso más breveposible, sobre la base firme de los principios teóricos yestratégicos sentados por Marx y Lenin.

    En la misma declaración, las cuatro organizacionesdeclararon que iban a establecer una comisión perma-nente y a elaborar los documentos programáticos de lanueva internacional.

    Poco después de la Conferencia de París se hicieronintentos -ya que no nos limitamos a la declaración - deseguir la estrategia de unificar a las organizacionescorrespondientes: el SAP y la sección alemana de laLiga Comunista Internacional, el OSP y el RSP en Ho-landa. En esta etapa no pudimos lograr el fin deseado.Ese hecho no constituye por sí mismo una razón paradesalentarse. Si resultó imposible lograr inmediatamen-te la unificación, es necesario prepararla consciente-mente a través de la discusión principista y de los acuer-dos prácticos. Por supuesto, sería imperdonable, porno decir criminal, quedarse de brazos cruzados, hostil-mente, porque no se pudo alcanzar la unificación totalen este momento.

    El establecimiento de una comisión permanenteresultó, hasta ahora, bastante irrealizable por las razo-nes ya mencionadas; se concentró la atención, funda-mentalmente, en la cuestión de la unificación total.Sin embargo, consideramos que ahora que la perspec-tiva de unificación total asumió carácter práctico no sepuede seguir postergando la formación de la comisiónpermanente. En esta etapa de nuestro trabajo conjun-to la comisión no puede reclamar todavía el rol de cen-tro político dirigente, pero puede y debe garantizar elintercambio constante de información, artículos, etcé-tera, preparar conferencias como la presente, facilitar

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    16el trabajo práctico en común en todos los casos en quesea posible y, finalmente, controlar que la discusión serealice con métodos leales y fraternales.

    En lo que respecta a la elaboración de documentosprogramáticos, ya se ha hecho el trabajo preparatorioesencial. Además de la Declaración de los Cuatro, a laque consideramos un documento de la mayor impor-tancia política, tenemos en este momento:

    a) Un proyecto dedicado a las razones económicasy sociales de la catástrofe del reformismo (presentadopor un miembro del SAP).

    b) Un estudio sobre la evolución del capitalismonorteamericano (del organismo dirigente de la LigaComunista de Norteamérica).

    c) La Cuarta Internacional y la URSS (de la sec-ción rusa de los bolcheviques leninistas).

    d) La guerra y la Cuarta Internacional (estudiorealizado por el Secretariado Internacional de la LigaComunista Internacional).

    e) Una serie de trabajos dedicados a distintos pro-blemas revolucionarios (Fascismo y democracia de lasección italiana de la Liga Comunista Internacional, Lasituación en Bélgica de la sección belga de la Liga Co-munista Internacional, etcétera).

    f) El proyecto del programa de unificación del OSPy el RSP. Aunque este documento no logró su objetivopráctico conserva toda su importancia, ya que señalael camino del futuro.

    Aunque la elaboración de los documentos progra-máticos de la futura internacional es más lenta de loque sugerimos y deseábamos al principio, sigue ade-lante sin interrupción. De todos modos, podemos afir-mar, con toda confianza, que la tarea programático-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    17táctica que estamos realizando es el principal trabajopreparatorio de la unificación internacional del prole-tariado. Todo lo que produjeron la Segunda y la Terce-ra Internacional en este período son documentos deautojustificación burocrática, carentes de todo valorteórico o revolucionario.

    Consideramos que hay que organizar mejor el fu-turo trabajo sobre los documentos programáticos. Esnecesario comenzar a publicar un boletín de las cuatroorganizaciones dedicado a la información y a la discu-sión. Este boletín debe preparar el terreno para una,futura publicación teórica.

    Le atribuimos gran importancia a la iniciativa de-mostrada por el OSP a través de su organización juve-nil en cuanto a convocar una conferencia internacionalde la juventud los hechos demuestran que la juventudtrabajadora de los distintos países simpatiza mucho máscon la idea de la Cuarta Internacional que los partidosoficiales a los que esas juventudes adhieren. No hacefalta aclarar que esta circunstancia ya implica en símisma una importante promesa de futuros éxitos. Unode los objetivos más importantes del Bloque de losCuatro, y en particular de esta conferencia, debe serayudar a nuestras organizaciones juveniles a convocarla mayor cantidad posible de reuniones internaciona-les amplias, que constituirán una etapa importante enel establecimiento de una nueva internacional juvenil.

    Estas son las tareas que nosotros, por nuestra par-te, planteamos a esta conferencia.

    Representantes de la Liga Comunista Internacio-nal (bolcheviques leninistas).

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    18

    Anatole Vasilievich Lunacharski4

    1º de enero de 1934

    Durante la ultima década los acontecimientos políti-cos nos apartaron y ubicaron en campos diferentes, demodo que sólo supe de la suerte de Lunacharski a tra-vés de los periódicos. Pero hubo una época en que es-tuvimos ligados por estrechos lazos políticos y nues-tras relaciones personales, aunque no muy íntimas,eran muy fraternales.

    Lunacharski era cuatro o cinco años menor que Le-nin y me llevaba más o menos esa edad. Aunque en símisma no muy grande, esa diferencia hacía que perte-neciéramos a generaciones revolucionarias diferentes.Cuando comenzó su vida política siendo estudiantesecundario en Kiev, Lunacharski todavía pudo ser in-fluido por los últimos ecos de la lucha terrorista deNarodnaia Volia5 [Voluntad del Pueblo] contra elzarismo. Ya para mis contemporáneos Voluntad delPueblo no era más que una leyenda.

    Desde sus años de estudiante, Lunacharski, asom-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    19braba a todos por su multifacético talento. Por supues-to escribía poesía, captaba fácilmente las ideas filosó-ficas, se desenvolvía con excelente estilo en las re-uniones estudiantiles, era un orador desusadamentebueno y a su paleta literaria no le faltaba color. A losveintiún años era capaz de dar conferencias sobreNietzsche, discutir el imperativo categórico, defenderla teoría del valor de Marx y comparar a Sófocles conShakespeare. Sus dotes excepcionales se combinabanorgánicamente con el excesivo diletantismo de laintelectualidad aristocrática, cuya expresión periodís-tica más brillante fue Alexander Herzen.6

    Lunacharski estuvo ligado con la revolución y el so-cialismo durante cuarenta años, es decir durante todasu vida consciente. Sufrió la prisión y el exilio sin dejarde ser un inconmovible marxista. Durante esos largosaños miles y miles de sus ex camaradas de armas enlos mismos círculos de la intelectualidad aristocráticay burguesa se pasaron al nacionalismo ucraniano, alliberalismo burgués y a la reacción monárquica. En élse hicieron carne y sangre las ideas de la revolución,no fueron un entusiasmo juvenil. Esto es lo primeroque hay que decir ante su tumba recién cavada.

    Sin embargo, sería incorrecto presentar a Luna-charski como un hombre de firme voluntad y serio tem-peramento, como un luchador que nunca se distrajo desu lucha. No. Su firmeza era muy elástica -a algunosde nosotros su elasticidad nos parecía excesiva-. Eldiletantismo formaba parte no sólo de su intelecto sinotambién de su carácter. Como orador y escritor, muy amenudo se olvidaba del tema que trataba. Frecuente-mente las imágenes literarias lo alejaban del desarro-llo básico de su razonamiento. También como político

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    20oscilaba entre la derecha y la izquierda. Era demasiadoreceptivo como para dejar de sentirse atraído por eljuego con cualquier novedad política o filosófica.

    Indudablemente, esta diletante generosidad de sunaturaleza debilitaba su sentido crítico. Sus discursosa menudo eran improvisaciones y como es inevitableen tales circunstancias, no estaban desprovistos deexcesos ni banalidades. Escribía o dictaba con extraor-dinaria fluidez y muy raramente corregía sus manus-critos. Su concentración intelectual, su capacidad deautocrítica, eran demasiado débiles para permitirle crearlas obras de valor más duradero e indiscutible para lasque lo predisponían su talento y sus conocimientos.

    Pero por más que divagara, Lunacharski siemprevolvía a su pensamiento básico, no sólo en sus artícu-los y discursos sino también en toda su actividad polí-tica. Sus variadas y a veces inesperadas fluctuacionestenían un límite; nunca dejaba la revolución y el socia-lismo.

    Ya en 1904, alrededor de un año después de la divi-sión de la socialdemocracia rusa en las fracciones bol-chevique y menchevique, Lunacharski, que había lle-gado al movimiento de los emigrados directamentedesde el exilio penal en Rusia, adhirió a los bolchevi-ques. Lenin, que recién había roto con sus maestros(Plejanov, Axelrod, Zasulich) y con sus más estrechoscolaboradores (Martov, Potresov) estaba muy solo enesos días.7 Necesitaba imperiosamente un colaboradorpara el trabajo de propaganda, tarea para la que Leninno tenía inclinación y en la que no le gustaba des-perdiciar su capacidad. Lunacharski cayó como un en-viado del cielo. Ni bien bajó del tren se arrojó a la bulli-ciosa vida de la emigración rusa en Suiza, Francia y

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    21toda Europa. Daba conferencias, discutía, polemizabaen la prensa, dirigía círculos de estudio, gastaba bro-mas, cantaba desafinadamente y cautivó a viejos y jó-venes con su variada educación y su amable ligerezaen las relaciones personales.

    Un rasgo importante del carácter de este hombreera su complaciente bondad. Las pequeñas vanidadesle eran extrañas, pero a la vez era incapaz de defender,tanto frente a los amigos como a los enemigos, lo queél consideraba verdadero. A lo largo de su vida cayófrecuentemente bajo la influencia de gente menos ins-truida y capacitada que él pero más firme. Bogdanov,su más antiguo amigo, fue quien lo acercó al bolche-vismo. El joven profesor, científico, doctor, filósofo yeconomista Bogdanov 8 (cuyo verdadero nombre eraMalinovski) le aseguró de antemano a Lenin que suamigo menor Lunacharski ni bien llegara, seguiría suejemplo, y adheriría a los bolcheviques. La predicciónse confirmó plenamente. Pero después de la derrotade la Revolución de 1905 el mismo Bogdanov alejó aLunacharski de los bolcheviques y lo arrastró a un pe-queño grupo de superintransigentes que combinabanel sectario rechazo a reconocer el triunfo de lacontrarrevolución con la prédica abstracta de una cul-tura proletaria preparada con métodos de laboratorio.

    En los oscuros años de la reacción (1908-1912),cuando en amplios círculos de la intelectualidad se di-fundió una epidemia mística, Lunacharski, junto conGorki,9 al que lo ligaba una estrecha amistad, pagó sutributo al misticismo. Aunque no rompió con el mar-xismo, comenzó a plantearse el ideal socialista comouna forma nueva de religión, y se dedicó seriamente ala búsqueda de un nuevo ritual. El sarcástico Plejanov

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    22lo llamaba el bienaventurado Anatole. El sobrenom-bre le duró mucho tiempo. Lenin fustigó no menosdespiadadamente al que había sido y volvería a ser sucolaborador. Aunque gradualmente se fue aplacando,su enemistad duró hasta 1917, cuando Lunacharski,con resistencia y con una fuerte presión externa, estavez de mi parte, adhirió nuevamente al bolchevismo.Entró en una etapa de incansable trabajo agitativo quefue su momento político culminante. Tampoco se abs-tuvo entonces de los saltos impresionistas. Así, casirompe con el partido en el momento más crítico, ennoviembre de 1917, cuando llegaron rumores a Moscúde que la artillería bolchevique había destruido la igle-sia de San Basilio. ¡Un aficionado al arte no podía olvi-dar tal vandalismo! Por suerte, como sabemos, Luna-charski era de buen carácter y agradable, y además ala iglesia de San Basilio no le pasó nada durante lainsurrección de Moscú.

    Como comisario del pueblo de educación Lunacharskiera irremplazable en las relaciones con los viejos círcu-los universitarios y pedagógicos en general, convenci-dos de que de los ignorantes usurpadores no se po-día esperar otra cosa que la liquidación total de la cien-cia y el arte. Sin esfuerzo y con entusiasmo le demos-tró a este medio tan cerrado que los bolcheviques, ade-más de respetar la cultura, no eran enemigos de ella.Más de un druida académico tuvo que quedarse con laboca abierta ante este vándalo que leía sin dificultadmedia docena de lenguas modernas y dos clásicas y, alpasar, desplegaba inesperadamente tan formidable eru-dición que alcanzaba de lejos como para diez profeso-res. A Lunacharski le corresponde gran parte del méri-to por la reconciliación de la intelectualidad patentada

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    23y diplomada con el poder soviético. Pero en lo que haceal esfuerzo real de organizar el sistema educativo, de-mostró ser desesperadamente incapaz. Después de losprimeros intentos fallidos, en los que se combinaron lafantasía diletante con la incapacidad administrativa, elpropio Lunacharski dejó de pretender la dirección prác-tica. El Comité Central le proporcionó ayudantes que,ocultos tras la autoridad personal del comisario delpueblo, tomaron firmemente las riendas en sus ma-nos.

    Así, Lunacharski, tuvo más tiempo libre para de-dicarse al arte. El ministro de la revolución, además decomprender y apreciar el teatro, era un prolífico dra-maturgo. En sus obras se despliega toda la variedad desus conocimientos e intereses, su sorprendente facilidadpara penetrar en la historia y la cultura de los distintospueblos y épocas y, finalmente, una desusada capaci-dad para combinar la invención y lo que esta tomadode otros. Pero nada más que eso. No llevan el sello delauténtico genio artístico.

    En 1923 publicó un pequeño volumen tituladoSilhouettes (Siluetas) dedicado a la caracterización delos dirigentes de la revolución. El libro apareció en unmomento muy inoportuno; basta con decir que ni si-quiera se mencionaba en él el nombre de Stalin. Al añosiguiente Silhouettes fue retirado de la circulación y elpropio Lunacharski sintió que estaba medio en desgra-cia. Pero tampoco entonces lo abandonó ese afortuna-do rasgo suyo, la complacencia. Se reconcilió rápida-mente con la nueva composición del personal directivoo, de todos modos, se subordinó totalmente a los nue-vos amos de la situación. Sin embargo, hasta últimomomento siguió siendo una figura extraña en sus filas.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    24Lunacharski conocía demasiado bien el pasado de larevolución y del partido, perseguía intereses muy dis-tintos, era en última instancia, demasiado culto comopara no estar fuera de lugar entre los burócratas. Re-movido de su cargo como comisario del pueblo, en elque cumplió plenamente su misión histórica, Luna-charski quedó prácticamente sin responsabilidadeshasta su designación como embajador en España. Perono logró ocupar su nuevo puesto; la muerte lo sorpren-dió en Menton. Ni sus amigos ni sus adversarios ho-nestos pueden negar el respeto que merece su me-moria.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    25

    Problemas fundamentales del ILP10

    5 de enero de 1934

    Se me informó que el ILP se debilito considerable-mente este último periodo. Se dice que se redujo acuatro mil militantes. Es posible, incluso muy proba-ble, que este informe sea exagerado. Pero la tendenciageneral no me parece improbable. Diré más; a la direc-ción del ILP le cabe una considerable responsabilidadpor el debilitamiento de una organización ante la quese abrían todas las posibilidades y -quiero pensarlo así-que todavía cuenta con amplias perspectivas.

    Si un obrero recién llegado a la política busca unaorganización de masas, sin distinguir todavía entre losdistintos programas y tácticas, entrará al Partido Labo-rista. El obrero desilusionado del reformismo y exas-perado por las traiciones de los dirigentes políticos ysindicales intentó más de una vez -y en alguna medidatodavía lo hace- entrar al Partido Comunista, detrásdel cual ve la imagen de la Unión Soviética. ¿Pero dón-de está el obrero que va a entrar al ILP? ¿Y cuáles son

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    26las motivaciones políticas precisas que lo impulsarán adar este paso?

    Me parece que los dirigentes del ILP todavía no res-pondieron claramente esta pregunta fundamental. Lasmasas trabajadoras no se interesan en los matices ydetalles sino en los grandes acontecimientos, en lasconsignas precisas, en los programas claros. ¿Qué pasacon el programa del ILP? No mucho. Lo digo con pena.Pero hay que decirlo. Suprimir o embellecer los hechossería hacerle un magro servicio a su partido.

    El ILP rompió con el Partido Laborista. Fue correcto.Si el ILP quería convertirse en la palanca revolucionaria,era imposible dejar esta palanca en manos de los arri-bistas totalmente oportunistas y burgueses. El primerrequisito para el éxito de un partido revolucionario essu total e incondicional independencia política yorganizativa.

    Pero a la vez que se rompía con el Partido Laboristahabía que volverse inmediatamente hacia él. Por su-puesto, no para festejar a sus dirigentes, ni para ren-dirles agridulces cumplidos, ni siquiera para evitar susactos criminales. Sólo los centristas amorfos que secreen revolucionarios buscan el camino hacia las ma-sas adecuándose a los dirigentes, festejándolos y ase-gurándoles a cada momento su amistad y lealtad. Estapolítica conduce al pantano del oportunismo. No hayque buscar el camino hacia las masas reformistasganándose el favor de sus dirigentes sino contra losdirigentes oportunistas, ya que éstos no representan alas masas sino a su retaguardia, a sus instintos servi-les y, finalmente, a su confusión. Pero las masas tie-nen otras características progresivas, revolucionarias,que pugnan por expresarse políticamente. La lucha por

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    27los programas, los partidos, las consignas y los diri-gentes opone claramente el futuro de las masas a supasado. Las masas trabajadoras, instintivamente, es-tán siempre a favor de la unidad. Pero junto al instin-to de clase está el conocimiento político. La dura expe-riencia les enseña a los trabajadores que la rupturacon el reformismo es el requisito básico para alcanzarla verdadera unidad, que se logra solamente en la ac-ción revolucionaria. La experiencia política enseña tantomejor y más rápido cuanto más firme, lógica, convin-cente y claramente interpreta el partido revolucionariola experiencia de las masas.

    El método leninista del frente único y la confra-ternización política con los reformistas se excluyen recí-procamente. Los acuerdos circunstanciales de luchapráctica con las organizaciones de masas, aun con lasencabezadas por los peores reformistas, son inevita-bles y obligatorios para un partido revolucionario. Lasalianzas políticas duraderas con los dirigentes reformis-tas, sin programa definido, sin obligaciones concretas,sin la participación de las propias masas en las accio-nes militantes, constituyen la peor forma del oportu-nismo. El Comité Anglo-Ruso quedará para siemprecomo ejemplo clásico de esas alianzas desmoralizantes.

    Uno de los puentes más importantes para llegar alas masas son los sindicatos, donde se puede y se debetrabajar sin adaptarse en lo más mínimo a los dirigen-tes; por el contrario, hay que luchar irreconciliablementecontra ellos, abierta u ocultamente según las circuns-tancias. Pero además de los sindicatos hay numerosasvías de participación en la vida cotidiana de las masas:la fábrica, la calle, las organizaciones deportivas, has-ta la iglesia y el bar, siempre con la condición de pres-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    28tar la mayor atención a lo que las masas sienten ypiensan, a cómo reaccionan ante los acontecimientos,a qué esperan, a cómo y por qué se dejan engañar porlos dirigentes reformistas. El partido revolucionario, alobservar constante y muy reflexivamente a las masas,no debe sin embargo adaptarse pasivamente a ellas(chvostism) [seguidismo]; por el contrario, debe opo-ner sus juicios a sus prejuicios.

    Sería particularmente erróneo ignorar o minimizarla importancia del trabajo parlamentario. Por supues-to, el parlamento no puede transformar el capitalismoen socialismo ni mejorar la situación del proletariadoen la putrefacta sociedad capitalista. Pero, especial-mente en Inglaterra, la tarea revolucionaria en el par-lamento y ligada con éste puede ser de gran ayudapara entrenar y educar a las masas. Un discurso va-liente de McGovern11 refrescó y animó a los obreros,decepcionados o estupidizados por los píos, hipócritasy retóricos discursos de Lansbury, Henderson12 y otroscaballeros lacayos de la oposición a Su Majestad.

    Desgraciadamente, al transformarse en un partidoindependiente, el ILP no se volvió hacia los sindicatosni hacia el Partido Laborista, ni hacia las masas, sinohacia el Partido Comunista, que durante muchos añosdemostró de manera concluyente su torpeza burocrá-tica y su absoluta incapacidad para acercarse a la cla-se. Dado que ni siquiera la catástrofe alemana le ense-ñó algo a esta gente, las puertas de la Comintern ten-drían que ostentar la misma inscripción que la entradaal infierno: Lasciatte ogni speranza.

    El ILP todavía no se había liberado ni de lejos de losdefectos del ala izquierda del Partido Laborista (ambi-güedad teórica, falta de un programa claro, de méto-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    29dos revolucionarios, de una fuerte organización), cuandose apresuró a asumir la responsabilidad de las incura-bles fallas de la Comintern. Es evidente que en estasituación no se unirán al ILP nuevos obreros re-volucionarios; más aun, muchos de sus antiguos miem-bros, perdida la paciencia, lo abandonarán. Si lossemirreformistas, los radicales pequeñoburgueses y lospacifistas abandonan el ILP, no podemos hacer otra cosaque desearles un feliz viaje. Pero es una cosa muy dis-tinta cuando son los obreros descontentos los que rom-pen con el partido.

    Las causas del debilitamiento del ILP surgen conespecial claridad y precisión cuando se encara el pro-blema desde una perspectiva internacional, de tan de-cisiva importancia en nuestra época. Luego de rompercon la Segunda internacional el ILP se acercó a la Ter-cera, pero no se unió a ésta. Está simplemente colgan-do en el aire. Mientras tanto, todo obrero reflexivo quierepertenecer a un partido que sustente una posición in-ternacional definida; en la unión inquebrantable conlos camaradas de otros países ve confirmarse lo co-rrecto de su propia posición. Es cierto que el ILP entraal llamado Buró de Londres.13 Pero la característica fun-damental de este Buró consiste, desgraciadamente, enla falta de toda posición. Bastaría con decir que el Par-tido Laborista Noruego, que bajo la dirección del trai-dor oportunista Tranmael marcha cada vez más abier-tamente hacia la socialdemocracia, pertenece a esteBuró. Tranmael y Cía. necesitan la alianza circunstancialcon el ILP y otras organizaciones de izquierda para tran-quilizar a su propio sector izquierdista y allanarse gra-dualmente el camino hacia la Segunda internacional.Ahora Tranmael se está acercando a su meta.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    30Por Otra parte, el Partido Socialista Obrero de Ale-

    mania (SAP) y el Partido Socialista Independiente deHolanda (OSP) también pertenecen al Buró de Lon-dres. Ambas organizaciones apoyan la perspectiva dela Cuarta Internacional. Su adhesión al Buró reflejasolamente su pasado. Nosotros, la Liga Comunista In-ternacional (Oposición de izquierda), consideramos ungran error de nuestros aliados, el SAP y el OSP, que nohayan roto todavía, abierta y resueltamente, conTranmael y con el Buró de Londres de conjunto. Sinembargo, no nos caben dudas de que se acerca el mo-mento de esa ruptura.

    ¿Cuál es la posición del ILP? El solo hecho de entraral Buró de Londres lo convierte en un aliado de Tran-mael, es decir, fundamentalmente de la Segunda In-ternacional. A través del SAP y el OSP se convierte enuna especie de aliado o semialiado de la Cuarta Inter-nacional. Y esto no es todo. Fuera del Buró de Londresel ILP se encuentra temporariamente aliado con el Par-tido Comunista británico, es decir con la Tercera Inter-nacional. ¿No son demasiadas internacionales para unsolo partido? ¿Puede el trabajador inglés sacar algo enlimpio de esta confusión?

    En la Conferencia de París los delegados del ILP di-jeron que no perdían la esperanza de atraer a laComintern para que participe en la construcción de unaamplia internacional revolucionaria. Desde entoncestranscurrió casi medio año. ¿Es posible que todavía nohaya respuesta? ¿Cuánto tiempo necesitan los cama-radas dirigentes del ILP para comprender que laComintern es incapaz de avanzar un solo paso, queestá completamente osificada, que como partido revo-lucionario está muerta? Si el ILP quiere seguir creyen-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    31do en milagros, es decir vivir depositando esperanzasen la Comintern, o continuar al margen de las princi-pales corrientes históricas, sus propios militantes de-jaran de confiar en él.

    El mismo destino le aguarda al Partido ComunistaIndependiente de Suecia. Por temor a cometer un errorse abstiene de tomar cualquier decisión, sin compren-der que ése es precisamente el mayor de los errores.No pocos políticos creen que lo más inteligente es serambiguo y esperar que los problemas se resuelvan so-los. No se apuren con la Cuarta Internacional, éste noes el momento, nos dicen. No se trata de proclamarburocráticamente la nueva internacional sino de lucharincansablemente por su preparación y construcción. Noapurarse significa en la práctica perder tiempo. Talvez no haga falta la nueva internacional, tal vez suce-da un milagro, tal vez... Esta política, que a algunosles parece la más realista, constituye la peor especiede utopismo, impregnada de pasividad, ignorancia ycreencia en milagros. Si el Partido Comunista Inde-pendiente de Suecia no se saca de encima sus supers-ticiones seudorrealistas se debilitará, se diluirá y final-mente quedará dividido entre las tres internacionales.

    Pero las masas -objetan algunos seudorrealistas-temen tanto a una nueva internacional como a unanueva ruptura. Esto es absolutamente natural. El te-mor de las masas a una nueva internacional y a nue-vos partidos es un reflejo (uno de los reflejos) de lagran catástrofe, de la terrible derrota, de su decep-ción, de su desconcierto, de su falta de confianza en símismas. Hasta cuándo durará este estado de ánimodepende fundamentalmente del curso de los aconteci-mientos, pero también en cierta medida de nosotros.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    32No podemos responsabilizarnos por el curso que toma-rán los acontecimientos, pero sí, y plenamente, pornuestra actitud. La ventaja de la vanguardia sobre lasmasas consiste en que aclaramos teóricamente la mar-cha de los acontecimientos y prevemos sus futuras eta-pas. La informe y pasiva añoranza por la unidad reci-birá golpe tras golpe. A cada paso quedará al descu-bierto la podredumbre de la Segunda y la Tercera In-ternacional. Los acontecimientos confirmaran nuestrospronósticos y nuestras consignas. Pero es necesarioque nosotros mismos no tengamos temor de desplegarya nuestras banderas.

    Lasalle decía que un revolucionario necesita de lafuerza física del pensamiento. A Lenin le agradaba re-petir estas palabras, aunque en general no le gustabamucho Lasalle. La fuerza física del pensamiento con-siste en analizar la situación y las perspectivas profun-damente, y una vez que se llegó a las conclusionesprácticas necesarias defenderlas con convicción, concoraje, con intransigencia, sin temer los temores delos demás, sin inclinarse ante los prejuicios de las ma-sas, apoyándose en el desarrollo objetivo del proceso.

    O el ILP de Gran Bretaña adopta ya las banderas dela Cuarta Internacional, o desaparecerá de la escenasin dejar huellas.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    33

    Revisionismo y planificación14

    9 de enero de 1934

    Estimados camaradas:Demás está decir que estos últimos días estudié con

    mucha atención los periódicos, revistas, actas y cartasque ustedes me enviaron. Gracias a la buena seleccióndel material pude ponerme al tanto, en un lapso rela-tivamente breve, de todo el problema y de la esenciade las diferencias que surgieron en la organización deustedes. El carácter estrictamente principista de su dis-cusión, desprovisto de toda exageración personal, dauna impresión muy favorable del espíritu de su organi-zación y de su nivel moral y político. Sólo me restaexpresar el sincero deseo de que en la sección belga semantenga y fortalezca este espíritu, y que éste lleguea ser el que predomine, sin excepción, en todas nues-tras secciones.

    No pretendo que las consideraciones que me dis-pongo a hacer sobre el problema en cuestión sean muycompletas. Estoy lejos de la escena donde se desarro-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    34lla la acción. No se puede evaluar solamente a travésde los informes periodísticos y los documentos, facto-res tan importantes como el estado de ánimo de lasmasas: para ello es necesario sentir el pulso de lasreuniones obreras, lo que, desgraciadamente, está fuerade mi alcance. Sin embargo, en lo que hace a sugeren-cias generales sobre cuestiones de principio, la posi-ción del observador de afuera goza tal vez de ciertasventajas, ya que le permite dejar de lado los detalles yconcentrarse en lo fundamental.

    Vayamos ahora al problema.En primer lugar -y considero que éste es el punto

    central- no veo ninguna razón que nos obligue a retirarla consigna ¡Que el Partido Obrero Belga (POB)15 tomeel poder!.. Por supuesto, cuando planteamos esta con-signa por primera vez todos nosotros éramos plena-mente conscientes del carácter de la socialdemocraciabelga, que no quiere luchar ni sabe cómo hacerlo, quedurante muchas décadas fue utilizada para que jugarael rol de freno burgués de la locomotora proletaria, queteme al poder fuera de una coalición ya que necesitade sus aliados burgueses para rechazar las exigenciasde los trabajadores.

    Sabemos todo esto. Pero también sabemos que tan-to el régimen capitalista de conjunto como su maquina-ria estatal parlamentaria entraron en una etapa de agu-da crisis que entraña la posibilidad de cambios (relati-vamente) rápidos en el estado de ánimo de las masasy en las combinaciones parlamentarias ygubernamentales. Si se tiene en cuenta que la social-democracia belga y los sindicatos reformistas dominanabsolutamente al proletariado, que la sección belga dela Comintern es absolutamente insignificante y el sec-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    35tor revolucionario extremadamente débil, resulta evi-dente que de toda la situación política se desprendepara el proletariado la idea de un gobierno socialdemó-crata.

    Ya habíamos considerado que el establecimiento detal gobierno sería indudablemente un paso adelante.Por supuesto, no en el sentido de que un gobierno deVandervelde, de de Man16 y Cía. sea capaz de jugarningún rol progresivo en el reemplazo del capitalismopor el socialismo, sino en el sentido de que en estascondiciones la experiencia de un gobierno socialdemó-crata sería muy importante para el desarrollo revolucio-nario del proletariado. Por lo tanto, la consigna de go-bierno socialdemócrata no se planteó para una coyun-tura excepcional sino para un período político más omenos prolongado. Podríamos abandonar esa consig-na solamente si la socialdemocracia -antes de llegar alpoder- comenzara a debilitarse mucho, cediendo suinfluencia a un partido revolucionario, pero, por cierto,hoy tal perspectiva es puramente teórica. Ni la situa-ción política general ni la relación de fuerzas dentro delproletariado permiten retirar la consigna ¡El poder ala socialdemocracia!

    El plan de de Man, llamado en forma rimbombanteplan obrero (sería más correcto llamarlo plan paraengañar a los trabajadores), de ninguna manera pue-de hacernos dejar de lado la consigna política centralde este período. El plan obrero será un instrumentonuevo o renovado del conservadurismo democrático-burgués (o incluso semidemocrático). Pero el problemaestá en que la extrema intensidad de la situación, lainminencia del peligro que amenaza la existencia mis-ma de la propia socialdemocracia, la obligan a empu-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    36ñar contra su voluntad esa arma de doble filo, por in-segura que sea desde el punto de vista conservador-democrático.

    El equilibrio dinámico del sistema capitalista desa-pareció para siempre; el equilibrio del sistema parla-mentario se resquebraja y se derrumba. Finalmente -yéste es un eslabón de la misma cadena el equilibrioconservador del reformismo, que se ve obligado a de-nunciar públicamente al régimen burgués para salvar-lo, comienza a vacilar. Esta situación rebosa de gran-des posibilidades revolucionarias (y también de mu-chos peligros). No sólo no tenemos que dejar de lado laconsigna El poder a la socialdemocracia sino, por elcontrario, debemos darle un carácter mucho más com-bativo y contundente.

    Entre nosotros no hace falta decir que esta consig-na no debe contener ni una sombra de hipocresía, con-tradicciones, disimulo de las contradicciones, diploma-cia, confianza explícita o implícita. Dejémosles a lossocialdemócratas la mantequilla y la miel (al estilo deSpaak).17 Para nosotros nos reservamos el vinagre y lapimienta.

    En el material que me envían se expresa la opiniónde que a las masas trabajadoras les es absolutamenteindiferente el plan obrero y están en general muyaplastadas; en esas condiciones la consigna El podera los socialdemócratas sólo sirve para crear ilusionesy desalentarlas posteriormente. Desde acá me es impo-sible hacerme una idea clara de la situación de todoslos sectores y grupos del proletariado belga; sin em-bargo, acepto plenamente la posibilidad de cierto ago-tamiento nervioso y cierta pasividad en los trabajado-res. Pero, en primer lugar, esta situación no es definiti-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    37va; es más probable que sea de expectativa y no dedesesperación. Por supuesto, ninguno de nosotros creeque el proletariado belga ya no pueda luchar en losaños venideros. Hay en él mucha amargura, odio y re-sentimiento latentes que buscan una salida. Para sal-varse de la ruina, la socialdemocracia necesita un cier-to movimiento de los trabajadores. Debe asustar a laburguesía para que sea más complaciente. Por supuesto,tiene un miedo mortal de que este movimiento la su-pere. Pero dada la absoluta insignificancia de laComintern, la debilidad de los grupos revolucionarios yla impresión todavía viva de la experiencia alemana, elpeligro inmediato para la socialdemocracia proviene dela derecha y no de la izquierda. Sin estos requisitos laconsigna El poder a la socialdemocracia no tendríasentido.

    Nadie de nosotros duda de que el plan de de Man yla agitación que en relación con él haga la socialdemo-cracia sembrarán ilusiones y provocarán decepciones.Pero la socialdemocracia, con su influencia sobre elproletariado y su plan, su congreso de Navidad y suagitación, son hechos objetivos; no podemos eliminar-los ni pasarlos por alto. Nuestro objetivo es doble: pri-mero, explicar a los obreros avanzados el sentido polí-tico del plan, es decir las maniobras de la socialde-mocracia en todas sus etapas; segundo, demostrar enla práctica a sectores cada vez más amplios de traba-jadores que en la medida que la burguesía trata deponer obstáculos a la realización del plan nosotros lu-chamos hombro a hombro con ellos para ayudarlos ahacer la experiencia. Compartimos las dificultades dela lucha pero no sus ilusiones. Sin embargo, nuestracrítica a las ilusiones no debe aumentar la pasividad de

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    38los obreros dándole una seudo justificación teórica, sino,por el contrario, tiene que impulsarlos hacia adelante.En estas condiciones, la inevitable decepción sobre elplan obrero no profundizará la pasividad sino, por elcontrario, el vuelco de los obreros hacia una posiciónrevolucionaria.

    Dentro de unos días le dedicaré un artículo especialal plan en sí. Debido al carácter sumamente urgentede esta carta, aquí me veo obligado a limitarme a unaspocas palabras. En primer lugar, considero incorrectoasimilar el plan a la política económica del fascismo.Cuando el fascismo (antes de tomar el poder) planteala consigna de nacionalización como medio de luchacontra el supercapitalismo, simplemente se apropiala fraseología del programa socialista. En el plan de deMan tenemos -con las características burguesas de lasocialdemocracia- un programa de capitalismo de es-tado que la propia socialdemocracia, sin embargo, hacepasar como comienzo de socialismo, y que realmentepuede llegar a ser un comienzo de socialismo a pesar yen contra de la socialdemocracia.

    En mi Opinión, dentro de los límites del programaeconómico (plan obrero), tenemos que plantear lossiguientes tres puntos:

    1. Sobre la expropiación con pago. Considerándoloen abstracto, la revolución socialista no excluye todaslas formas de indemnización sobre la propiedad capita-lista. En un momento dado Marx expresó que seríabueno pagarle a esa pandilla (los capitalistas). Antesde la Guerra Mundial esto era más o menos posible.Pero teniendo en cuenta la actual perturbación del sis-tema económico nacional y mundial y el empobreci-miento de las masas, vemos que la indemnización es

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    39una operación ruinosa que desde el primer momentole crearía al nuevo régimen dificultades realmente in-superables. Con las cifras en la mano podemos y te-nemos que explicárselo a los trabajadores.

    2. Simultáneamente con la consigna de expropia-ción sin pago tenemos que plantear la de control obre-ro. A pesar de lo que dice de Man (ver Le MouvementSyndical Belge, 1933, N° 11, pág. 297), la nacionaliza-ción y el control obrero no se excluyen en lo más mí-nimo. Aun si el gobierno estuviera en la extrema iz-quierda y lleno de buenas intenciones, estaríamos afavor del control obrero sobre la industria y la circula-ción; no queremos una administración burocrática so-bre la industria nacionalizada; exigimos la participa-ción directa de los propios trabajadores en el control yla administración a través de los comités de taller, lossindicatos, etcétera. Sólo de este modo podemos sen-tar en el terreno económico las bases fundamentalesde la dictadura proletaria.

    3. El plan no dice nada especifico respecto a la pro-piedad de la tierra. Necesitamos una consigna para losobreros agrícolas y los campesinos más pobres. Voy adedicar un párrafo especial a este problema.

    Es necesario considerar ahora el aspecto político delplan. Al respecto surgen naturalmente dos cuestiones:1) el método de lucha para la concreción del plan (enespecial el problema de la legalidad y la ilegalidad) y2) la actitud hacia la pequeña burguesía de la ciudad yel campo.

    De Man, en su discurso programático publicado porel periódico sindical, rechaza categóricamente la lucharevolucionaria (huelga general e insurrección). ¿Sepuede esperar otra cosa de esta gente? Más allá de las

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    40reservas individuales y los cambios cuyo objetivo esconsolar a los simplones de izquierda, la posición ofi-cial del partido sigue siendo el cretinismo parlamenta-rio. Los principales ataques de nuestra crítica tienenque estar dirigidos en este sentido, no sólo contra elpartido de conjunto sino también contra su ala izquier-da (ver más abajo). Este aspecto de la cuestión, el delos métodos de lucha por la nacionalización, se señalacon igual precisión y corrección por ambas partes en ladiscusión de ustedes, de modo que no hace falta abun-dar mucho más al respecto.

    Deseo plantear sólo un pequeño punto. ¿Puedenestos señores pensar seriamente en la lucha revolucio-naria cuando en lo profundo de sus corazones son...monárquicos? Es un gran error creer que en Bélgica elpoder del rey es una ficción. Por empezar, esta ficcióncuesta dinero y habría que eliminarla aunque más nofuera por consideraciones económicas. Pero éste no esel aspecto fundamental del asunto. En las épocas decrisis social los fantasmas a menudo se vuelven de carney hueso. El rey de Bélgica, siguiendo el ejemplo de sucolega italiano, puede jugar el mismo rol que en Ale-mania jugó, ante nuestros propios ojos, Hindenburg,el lacayo de Hitler. Una serie de actitudes del rey belgaen el último período señalan claramente esta tenden-cia. Quien quiere luchar contra el fascismo tiene queempezar luchando por la liquidación de la monarquía.No debemos permitir que alrededor de este problemala socialdemocracia, utilice para ocultarse, todo tipo detriquiñuelas y reservas.

    Plantear las cuestiones estratégicas y tácticas demanera revolucionaria no significa, sin embargo, quenuestra crítica no siga también a la socialdemocracia

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    41hasta su escondite parlamentario. Las próximas eleccio-nes se realizaran tan solo en 1936; hasta ese momen-to la alianza entre los reaccionarios capitalistas y elhambre tendrá tiempo de cortarle tres veces la cabezaa la clase obrera. Debemos plantearles en toda su agu-deza este problema a los obreros socialdemócratas. Hayuna sola manera de acelerar las elecciones: impedir elfuncionamiento del parlamento actual oponiéndoseleabiertamente, lo que lleva a la obstrucción parlamenta-ria. Hay que señalar a Vandervelde, de Man y Cía. nosólo porque no desarrollan la lucha extraparlamentariarevolucionaria sino también porque su actividad par-lamentaria no sirve para preparar, posibilitar y concre-tar su propio plan obrero. También el obrero social-demócrata común, que todavía no llegó a la compren-sión de los métodos de la revolución proletaria, enten-derá claramente las contradicciones y la hipocresía quese plantean en este terreno.

    No es menos importante el problema de la actitudhacia las clases medias. Sería tonto acusar a los refor-mistas de seguir el camino del fascismo porque quie-ren ganarse a la pequeña burguesía. Nosotros tambiénqueremos ganarla. Esta es una de las condiciones esen-ciales para el éxito total de la revolución proletaria.Pero hay cuernos y cuernos, como dice Molière. Unvendedor ambulante o un campesino pobre son pe-queños burgueses, pero un profesor, el común de losoficiales condecorados o de los ingenieros también loson. Tenemos que elegir entre ellos. El parlamentaris-mo capitalista (y no existe otro) conduce a que losSeñores Abogados, Oficiales, Periodistas aparezcancomo los representantes diplomados de los hambrien-tos artesanos, vendedores ambulantes, pequeños ofici-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    42nistas y campesinos semiproletarios. Y son abogados,funcionarios y periodistas los parlamentarios de extrac-ción pequeñoburguesa a los que el capital financierolleva de la nariz o simplemente soborna.

    Cuando Vandervelde, de Man y Cía. hablan de ganarpara el plan a la pequeña burguesía, no piensan enlas masas sino en sus representantes diplomados, esdecir en los corruptos agentes del capital financiero.Cuando nosotros hablamos de ganar a la pequeña bur-guesía pensamos en la liberación de las masas explo-tadas y sumergidas de sus representantes políticosdiplomados. La situación desesperada de las masaspequeñoburguesas de la población desborda totalmen-te a los viejos partidos pequeñoburgueses (demócra-tas, católicos y otros). El fascismo lo comprendió. Nobuscó ni busca ninguna alianza con los líderes enbancarrota de la pequeña burguesía; aparta a las ma-sas de su influencia, es decir, realiza a su modo ybeneficio de la reacción la tarea que los bolcheviquesllevaron a cabo en Rusia en beneficio de la revolución.Precisamente así se plantea ahora el problema tam-bién en Bélgica. Los partidos pequeñoburgueses, o lasalas pequeñoburguesas de los grandes partidos capi-talistas, están destinados a desaparecer junto con elparlamentarismo, el terreno en que ellos se desenvuel-ven. El nudo de la cuestión reside en quién guiará a lasmasas pequeñoburguesas oprimidas y engañadas: elproletariado bajo una dirección revolucionaria o la agen-cia fascista del capital financiero.

    Así como de Man no quiere una lucha revolucionariadel proletariado y teme aplicar en el parlamento unavaliente política de oposición que pueda llevar a la lu-cha revolucionaria, tampoco quiere e igualmente teme

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    43una verdadera lucha en favor de las masas peque-ñoburguesas. Comprende que en sus profundidades seocultan grandes reservas de protesta, amargura y odio,que pueden transformarse en pasiones revolucionariasy peligrosos excesos, es decir, volcarse a la revolu-ción. En cambio, de Man busca aliados parlamentarios,pobres demócratas, católicos, parientes carnales de laderecha, que lo necesitan como baluarte contra losposibles excesos revolucionarios del proletariado. Te-nemos que lograr que a los obreros reformistas, en suexperiencia cotidiana, les quede claro este aspecto delproblema. ¡Por una estrecha alianza del proletariadocon las masas pequeñoburguesas oprimidas de la ciu-dad y del campo, contra la coalición gubernamentalcon los representantes y traidores políticos de la pe-queña burguesía!

    Algunos camaradas expresan la opinión de que elsolo hecho de que la socialdemocracia salga al frentecon el plan obrero tiene que sacudir a las clases me-dias, facilitándole de este modo la tarea al fascismodada la pasividad del proletariado. Por supuesto, si elproletariado no pelea el fascismo triunfará. Pero estepeligro no es consecuencia del plan sino de la graninfluencia de la socialdemocracia y de la debilidad delpartido revolucionario. La no participación de la social-democracia alemana en el gobierno burgués le allanóel camino a Hitler. La abstención puramente pasiva porparte de Blum de toda participación en el gobierno tam-bién creará las condiciones para el avance del fascismo.Finalmente, el anuncio del ataque al capital financierosin la correspondiente lucha revolucionaria de masasacelerará inevitablemente el trabajo del fascismo bel-ga. Por lo tanto, el problema no es el plan sino el

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    44papel traidor de la socialdemocracia y el rol fatal de laComintern. En la medida en que la situación general, yen especial la suerte que le cupo a la socialdemocraciaalemana, obliguen a su hermana menor belga a adop-tar la política de nacionalización, surgirán nuevasposibilidades revolucionarias junto a los viejos peligrosya planteados. No verlas sería el mayor de los errores.Tenemos que aprender a golpear al enemigo con suspropias armas.

    Sólo si continuamos señalándoles incansablementea los obreros el peligro fascista estaremos en condicio-nes de utilizar las nuevas posibilidades. Para realizarcualquier plan hay que preservar y fortalecer las orga-nizaciones obreras. En consecuencia, es necesario de-fenderlas antes que nada de las bandas fascistas. Se-ría la peor estupidez creer que un gobierno democráti-co, aun encabezado por la socialdemocracia, podríasalvar del fascismo a los trabajadores con un decretoque prohíba a los fascistas organizarse, armarse, etcé-tera. Ninguna medida policial servirá de nada si losobreros no aprenden a enfrentar a los fascistas. La or-ganización de la defensa proletaria, la creación de lasmilicias obreras es la primera e impostergable tarea.Quien no apoye esta consigna y no la lleve a la prácticano merece el nombre de revolucionario proletario.

    Queda sólo por mencionar nuestra actitud hacia lasocialdemocracia de izquierda. No tengo la menor in-tención de plantear aquí algo definitivo, ya que hastaahora no pude seguir la evolución de este grupo. Perolo que leí estos últimos días (una serie de discursos deSpaak, su discurso en el congreso del partido, etcéte-ra) no me produjo una impresión favorable.

    Cuando Spaak quiere caracterizar la relación entre

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    45la lucha legal e ilegal cita como autoridad... a Otto Bauer,18 o sea el teórico de la impotencia legal e ilegal. Dimequiénes son tus maestros y te diré quién eres. Perodejemos la esfera de la teoría y volvamos a los pro-blemas políticos concretos.

    Spaak tomó el plan de de Man como base de sucampaña y votó por él sin ninguna reserva. Se puedealegar que Spaak no quiso darles a Vandervelde y Cía.la oportunidad de provocar una ruptura, de separar delpartido a la débil y todavía desorganizada ala izquier-da; se replegó para poder dar mejor el salto después.Tal vez ésas hayan sido sus intenciones, pero en polí-tica no juzgamos por las intenciones sino por los he-chos. Se puede comprender la actitud cuidadosa deSpaak en la conferencia, su llamado a luchar con todadecisión por la aplicación del plan, sus declaracionessobre la disciplina, teniendo en cuenta la situación dela oposición de izquierda dentro del partido. Pero Spaakhizo algo más: expresó su confianza moral enVandervelde y su solidaridad política con de Man, tan-to respecto a los objetivos abstractos del plan como alos métodos concretos de lucha.

    Es especialmente inadmisible lo que dijo Spaak encuanto a que no podemos exigir que los dirigentes delpartido nos digan cuál es su plan de acción, con quéfuerzas cuentan, etcétera. ¿Por qué no podemos? ¿Porrazones confidenciales? Pero si Vandervelde y de Mantienen asuntos confidenciales, no es con los obrerosrevolucionarios en contra de la burguesía sino con lospolíticos burgueses en contra de los obreros. ¡Y nadieexige que los asuntos confidenciales se hagan públicosen un congreso! Es necesario plantear el plan generalde movilización de los trabajadores y las perspectivas

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    46de lucha. Con su declaración Spaak realmente ayudó aVandervelde y de Man a no pronunciarse sobre las cues-tiones estratégicas más importantes. En este caso te-nemos todo el derecho de hablar de secretos entre losdirigentes de la oposición y los de la mayoría en contrade los trabajadores revolucionarios. El hecho de queSpaak haya arrastrado también a la Joven Guardia So-cialista al camino de la confianza centrista no hace másque agravar su culpa.

    La Federación de Bruselas introdujo en el congresouna resolución de izquierda sobre la lucha constitu-cional y revolucionaria. La resolución es muy débil, decarácter legalista y no político, está escrita por un abo-gado y no por un revolucionario (si la burguesía violala Constitución, nosotros también lo haremos...) Envez de plantear abiertamente el problema de la prepa-ración de la lucha revolucionaria, la resolución de iz-quierda lanza una amenaza literaria contra la burgue-sía. ¿Pero qué pasó en el congreso? Después de lasmás necias declaraciones de de Man, quien, como sa-bemos, considera que la lucha revolucionaria es un mitopernicioso, la Federación de Bruselas simplemente re-tiró su moción. No se puede considerar revolucionariosserios a quienes se satisfacen tan fácilmente con de-claraciones vacías y mentirosas. Y el castigo no tardóen llegar. Al día siguiente, Le Peuple comentó la reso-lución del congreso en el sentido de que el partido seatendrá estrictamente a los lineamientos constitucio-nales, es decir, luchará dentro de los límites que lefija el capital financiero con la colaboración del rey, losjueces y la policía. El periódico de la izquierda, ActionSocialiste, lloró lágrimas amargas: ¿Por qué ayer, ayerno más, todos estaban de acuerdo con la resolución

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    47de Bruselas, mientras que hoy? ¡Ridículas lamenta-ciones! Ayer se engañó a los izquierdistas para queretiraran la moción. Y hoy los expertos bandidos bu-rocráticos le dieron a la malhadada oposición un pe-queño tirón de orejas ¡Se lo merecen! Estos asuntossiempre se manejan así. Pero no son más que los reto-ños; los frutos vendrán después.

    Ocurrió más de una vez que la oposición socialde-mócrata desarrolle una crítica sumamente izquierdistamientras no se vea obligada a hacer nada. Pero cuandollega el momento decisivo (movimiento huelguístico demasas, amenaza de guerra, peligro de derrocamientode un gobierno, etcétera), la oposición arría inmedia-tamente sus banderas y les abre a los enlodados diri-gentes del partido un nuevo crédito de confianza, de-mostrando así que no es más que una rama del troncoreformista. La oposición socialista de Bélgica está pa-sando ahora por su primera prueba seria. Nos vemosobligados a decir que enseguida tomó por mal camino.Debemos seguir sus pasos atentamente y sin prejui-cios, sin exagerar en la crítica, sin perdernos en char-las insensatas sobre el social-fascismo, pero sin ha-cernos ilusiones sobre la verdadera calidad teórica yde lucha de este grupo. Para ayudar a avanzar a losmejores elementos de la oposición izquierdista hay quedecir las cosas como son.

    Me apresuro con esta carta para que les llegue an-tes de la conferencia del 14 de enero; por eso no estámuy acabada y la exposición tal vez no es muy siste-mática. Para concluir, me permito expresarles mi sin-cera convicción de que la discusión de ustedes termi-nará en una armónica resolución que garantizará lamás absoluta unidad de acción. Toda la situación per-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    48mite prever un serio crecimiento de la organización enel próximo período. Si los dirigentes de la oposiciónsocialdemócrata capitulan por completo, la direccióndel sector revolucionario del proletariado recaerá en-teramente sobre ustedes. Si, por el contrario, el alaizquierda del partido reformista avanza hacia el mar-xismo, encontraran en ellos un aliado militante y unpuente hacia las masas. Con una política clara y homo-génea tienen plenamente garantizado el éxito. ¡Viva lasección belga de los bolcheviques leninistas!

    G.G. [León Trotsky]

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    49

    El SAP, la Liga Comunista Internacionaly la Cuarta Internacional19

    Carta a un grupo de camaradas del SAP

    11 de enero de 1934

    Estimados camaradas:En su carta del 27 de diciembre me plantean algu-

    nas cuestiones, tanto específicas como generales. Tra-taré de responder de la manera más completa posible.

    Ustedes ya conocen la historia del surgimiento ydesarrollo del SAP. Después de romper con el partido[Socialdemócrata Alemán], el ala opositora de la so-cialdemocracia estuvo en condiciones de seguir avan-zando. Lo mismo le sucedió a la minoría brandleristaluego de romper con su organización. Ambos gruposse acercaron tanto por sus aspectos progresivos (rup-tura con la vieja burocracia) como por los negativos(ambigüedad teórica, carencia de una concepción es-tratégica clara, etcétera). Pero la evolución del SAPquedó automáticamente interrumpida con el triunfo

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    50nazi. A partir de entonces algunos dirigentes del SAPconcibieron ideas absolutamente erróneas sobre la sig-nificación política de su propia experiencia y las condi-ciones para la formación de un partido revolucionario.

    La lucha del SAP contra la Liga Comunista no esprogresiva, es conservadora; su objetivo es preservarsu ambigüedad y su privilegio de no llevar las posicio-nes políticas hasta sus últimas conclusiones. Comosucede siempre en estos casos, esta situación se desfi-gura en la conciencia de los camaradas del SAP y apa-rece ante ellos como una lucha contra nuestro secta-rismo. Una organización revolucionaria cuyos cuadrosno han incorporado hasta lo más íntimo de su ser laslecciones estratégicas de la última década no puedecontar con la fuerza de resistencia necesaria ante lastendencias corruptoras, y de cualquier modo se de-mostrará incapaz de dirigir a las masas en la realidad.

    Para definir el sectarismo los dirigentes del SAP norecurren al criterio marxista sino al sindicalista; suunidad de medida es el número, la masa. No sabencomprender las leyes que regulan la transición de unacalidad principista a una cantidad masiva; no tienenen cuenta las condiciones objetivas y subjetivas nece-sarias para esa transición.

    A menudo los camaradas del SAP plantean así elproblema: ¿por qué la Oposición de Izquierda, que seapoya en principios correctos, que hace un análisis mar-xista de los acontecimientos, etcétera, sigue tan aisla-da? La respuesta es clara: porque carece de la habili-dad de callarse la boca sobre sus principios y adaptar-se a otros diferentes. Ese razonamiento descubre to-talmente el razonamiento antihistórico, antidialécticoy vulgar de los propios críticos. Nuestros grandes maes-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    51tros Marx y Engels vivieron en un terrible aislamientopolítico entre 1850 y 1864. Los revolucionarios rusos,con Lenin a la cabeza, quedaron cruelmente aisladosentre 1907 y 1912, y todavía en julio de 1914 su sole-dad era casi hermética. Nuestros críticos, muy pocoinclinados a la meditación, pasaron por alto los siguien-tes hechos, no carentes de importancia:

    1. La Oposición de Izquierda rusa, que expresa lastendencias más coherentes y dinámicas del proletaria-do ruso, tiene que haberse debilitado en la mismaproporción en que la burocracia se apodera de la revo-lución y desplaza al proletariado.

    2. La Oposición de Izquierda, que expresa la rela-ción entre la Revolución de Octubre y la revolución in-ternacional, tiene que haberse debilitado en la mismaproporción en que se manifiesta la debilidad de la re-volución internacional.

    3. La Oposición de Izquierda sufrió su primer golpecruel inmediatamente después de la capitulación delPartido Comunista Alemán en 1923; las derrotas delproletariado polaco y de la huelga general inglesa de1926, al debilitar a la vanguardia proletaria mundial,debilitaron a la Oposición de Izquierda, la vanguardiade la vanguardia; el desastre de la revolución china de1927 volcó decididamente los tantos en favor de lateoría y la práctica del socialismo en un solo país;finalmente sin detenernos en una serie de aconteci-mientos de este tipo, la catástrofe alemana de 1933fue el golpe más terrible de todos los que sufrió elproletariado mundial. Con el trasfondo de estas derro-tas históricas sin precedentes, la Oposición pudo edu-car con su análisis teórico a unos pocos cuadros, perono dirigir a las masas.

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    524. La decadencia y desmoralización de la Comintern

    no podía menos que comprometer ante las masas atodos los grupos revolucionarios, especialmente a losque por su origen estaban ligados a ella.

    5. Finalmente, hay que agregar los once años de lacampaña de calumnias organizada por la burocraciastalinista en todo el mundo. Difícilmente se puede en-contrar en la historia política de la humanidad una per-secución que haya contado con tantos recursos finan-cieros y de aparato tan sistemática y persistente, decontenido tan ponzoñoso y al mismo tiempo resguar-dada tras la autoridad del primer estado obrero.

    Los dirigentes del SAP cerraron los ojos a todas es-tas insignificancias. Y además se olvidan de decir siexiste otro grupo revolucionario aparte del nuestro quehaya demostrado en esta etapa su capacidad para diri-gir a las masas. Si una u otra organización, en especialel SAP, logró algunos éxitos parciales, puramenteempíricos, naturalmente lógicos y, además, sumamenteinestables, se debe en gran medida al trabajo crítico ypolítico de la Oposición de Izquierda.

    Finalmente -y en el momento actual esto es de granimportancia práctica- hay cientos y miles de hechosque demuestran a quienes saben descifrar los sínto-mas políticos que la Oposición de Izquierda ya rompióel bloqueo. La Oposición de Izquierda está penetrandoen diversos sectores de la clase obrera y preparando eltriunfo del marxismo revolucionario en una nueva eta-pa histórica. Entre esos síntomas está la forma de pro-ceder del propio SAP. Mientras que con la mano dere-cha firmó junto con Tranmael la equívoca, diplomáticay perniciosa resolución, se vio obligado a firmar con lamano izquierda, junto con nosotros, la declaración en

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    53favor de la Cuarta Internacional, el único documentorevolucionario progresivo de la última etapa. Es obvioque este documento no podía producir milagros de in-mediato, pero encontrará su camino pese a las vacila-ciones de incluso aquellos que lo firmaron.

    Para fundamentar su derecho a la ambigüedad ideo-lógica, los dirigentes del SAP inventaron una teoríaespecial, que se puede resumir en la frase no decir lascosas como son. Contrariamente a todo lo que nosenseñaron Marx, Engels, Lenin y nuestra propia expe-riencia, este principio se basa en una confusión incons-ciente o semiconsciente entre la manera pedagógica yagitativa de acercarse a un grupo determinado en unmomento determinado y la posición de principios deun partido en sus relaciones con el proletariado, conotros partidos y con los acontecimientos históricos.

    En una reunión de obreros monárquicos o católicos,yo sería muy cauteloso al referirme al altar y al trono.Pero en el programa de mi partido y en toda su políti-ca, sus relaciones con la religión y la monarquía tienenque estar formuladas con toda exactitud. En una re-unión de un sindicato reformista yo, como miembrodel sindicato, me puedo ver obligado a callar muchascosas; pero el conjunto del partido, en sus periódicos,sus reuniones públicas, sus folletos y proclamas tienela obligación de decirlo todo.

    Si las condiciones represivas obligan a la prensa le-gal a ser cautelosa en sus formulaciones, el partidodebe contar además con una prensa ilegal. Cuando losmarxistas exigen que se diga las cosas como son nose refieren a cada discurso aislado que se pronuncia ental o cual situación específica sino a la política del par-tido de conjunto. El partido que por razones tácticas

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    54oculta sus posiciones no es un partido revolucionarioporque rechaza a los trabajadores avanzados, porquese adapta a los prejuicios de los más retrasados y soloa través de los obreros mas avanzados se podrá educara los mas atrasados.

    Pero incluso en una reunión específica, a la vez quese utiliza todo el tacto necesario para acercarse a ungrupo determinado, no hay que olvidar que allí hayobreros de diferentes niveles y que, aunque sea nece-sario adaptarse a los más retrasados en el método deexposición, es inadmisible hacerlo en las posicionespolíticas. Así, por ejemplo, en este momento no puedehaber una sola reunión política de masas en la que losmarxistas revolucionarios no tengan la obligación deplantear de una u otra forma la idea de la Cuarta In-ternacional. Aunque hoy esta consigna no nuclee másque a un puñado de personas, es muchísimo más im-portante y fructífera que repetir frases generales o pre-sentar críticas que pueden ser correctas pero no llevana conclusiones claras y necesarias. De cualquier modo,ninguna consideración táctica justifica frente a lostrabajadores la confraternización y los abrazos con losfarsantes y traidores políticos.

    En los once puntos que ustedes conocen formula-mos ya las lecciones estratégicas más importantes dela última década. Estas breves tesis se basan en eltrabajo colectivo de la Oposición de IzquierdaInternacional. Antes de discutir el sectarismo habríaque determinar la actitud de cada uno frente a losproblemas fundamentales formulados en esos oncepuntos. Así se lo hemos exigido siempre a los camara-das del SAP, y continuamos haciéndolo hoy. Sin unacrítica específica a nuestra posición de principios y a

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    55los métodos que de ella se derivan, la acusación desectarismo sigue siendo vacía.

    Si los dirigentes del SAP hubieran estudiado los do-cumentos y analizado y discutido la trágica experien-cia del Comité Anglo-Ruso, que tuvo alguna importan-cia histórica, hoy no estarían haciendo el experimentode su propio Comité Noruego-Alemán, pálida copiade su patético original. No hace falta esforzarse muchopara demostrar que todos los argumentos con que sedefiende el bloque sin principios ni perspectivas conTranmael no son más que repeticiones, casi literales,de los argumentos utilizados por Stalin, Bujarin yLozovski20 para defender su bloque con Purcell21 yCitrine. El desprecio por la teoría, la que no es mas quela generalización de la práctica del pasado, también eneste caso se toma su cruel revancha.

    Ocasionalmente nuestros aliados nos hacen el si-guiente reproche: la Oposición de Izquierda analiza lasituación de manera bastante realista y plantea lasconsignas correctas, pero, ¿por qué adopta una actitudtan intransigente hacia las organizaciones que estánfuera de la Segunda y de la Tercera Internacional? ¿Porqué les exige un cien por ciento de marxismo? De-trás de esta posición característica en extremo se es-conde una actitud general en la que difícilmente seencuentre un cincuenta y uno por ciento de marxismo.

    Por supuesto, una organización revolucionaria debeestudiar muy atentamente la situación objetiva parano confundir sus propios deseos con el estado de áni-mo de las masas. Pero el partido podrá utilizar las con-diciones objetivas y ganar la dirección de las masassólo si cuenta con cohesión ideológica, unanimidad enla lucha e inquebrantable disciplina. El partido del pro-

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    56letariado es la principal herramienta histórica de nues-tra época. Hay que forjar esta herramienta con el me-jor acero, templarla y afilarla muy bien; sólo con ellase podrá elaborar con éxito la materia prima de la his-toria.

    Dos aspectos del marxismo orgánicamente indisolu-bles son el estudio realista de las condiciones objetivasy una intransigencia sin concesiones en la relación deuno mismo con su propio partido. Sin una perspectivacientífica, sin tener en cuenta la orientación de las ma-sas, sin tomar en consideración los obstáculos exte-riores, se cae inevitablemente en una política sectariay aventurera. Sin la lucha cotidiana por la pureza prin-cipista y la intransigencia del partido, no queda másque la fluctuación pequeñoburguesa a merced de lasolas de la historia.

    Ustedes seguramente están enterados de que, jun-to con mis amigos alemanes más afines, planteé launificación rápida con el SAP en la esperanza de que laeducación en la organización unificada se vería acele-rada por la experiencia común y la crítica mutua. Pero,después de algunas vacilaciones iniciales, los dirigentesdel SAP se negaron. La razón inmediata que alegaronfue el problema del Partido Laborista Noruego (o, loque es prácticamente lo mismo, del Buró de Londres).Rehusaron fusionarse con nosotros para tener la posi-bilidad de continuar su desventurado romance conTranmael.

    Para embellecer esta desagradable realidad se ela-boró una teoría especial, la de la excesiva influencia deuna sola personalidad, el peligro de un régimen per-sonal, etcétera. Desde el punto de vista marxista, losindividuos son peligrosos o útiles según las ideas y

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    57métodos que representan. Por suerte o por desgracia,ninguno de nosotros dispone de otro medio que de lainfluencia ideológica; no contamos con el poder de unestado, ni controlamos ningún tesoro nacional, ni te-nemos agencias mercenarias. En estas condiciones elsupuesto temor a la personalidad no es mas que miedoa determinadas ideas concretas. La relación semihostilcon los principios de la Oposición de Izquierda va de lamano con la necesidad de salvaguardar el derecho a laambigüedad, que al parecer tiene un gran poder deatracción sobre las masas.

    Para justificar su inclinación hacia Tranmael, Mauríny similares -por supuesto, ¡oh, seguro!, en beneficiode las masas- se hizo circular la leyenda de que no-sotros nos dimos el objetivo de comprometer a losdirigentes del SAP y separar de ellos a sus militantes.Es evidente que toda lucha ideológica y política entra-ña el peligro de que disminuya la autoridad de los diri-gentes que obcecadamente continúan cometiendo erro-res y ocultan con argumentos ad hominem su tenden-cia a mantenerse con un pie de un lado y otro pie delotro.

    Precisamente por esto insistí en la fusión, para quela discusión se diera de manera ordenada y fraternal,dentro de los marcos de una organización única. Laidea de utilizar cualquier medida artificial para com-prometer y eliminar a los dirigentes del SAP es tanabsurda que no vale la pena detenerse en ella. Somosdemasiado conscientes de que en este momento con-tamos con pocos obreros revolucionarios calificados, ypor eso no tenemos la menor tendencia a reducir arti-ficialmente su número. Y además, ¿qué motivos podía-mos tener para ello? En realidad, los camaradas que

  • Escritos Tom

    o 5 1933 - 1934 volúmen 2

    58no desean dejar de lado su actitud de vivir divididospor la mitad sienten que cuando uno los critica por esoles hace una maliciosa crítica personal. Siempre fueasí.

    Para bien o para mal en ese momento no se pudollevar a cabo la fusión. Por supuesto, nuestra secciónalemana debe reasumir su total libertad organizativa.¿Implica esto que rompemos con el SAP en lo que hacea la preparación de la Cuarta Internacional? No, seríaun error. La formación de la Cuarta Internacional es unproceso muy complejo y confío que en él las activi-dades de la Liga Comunista Internacional jugarán unrol muy destacado, pero no el único.

    Ustedes expresan el deseo de que la liga se trans-forme en el eje alrededor del cual cristalicen todos loselementos revoluciona