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SENTIDOS ESPECIALES VISTA Y OIDO VISTA Para todos los seres humano el sentido de la visión es sumamente importante, ya que es el más especializado y complejo de todos los que posee. Representa unas tres cuartas partes del total de nuestras percepciones sensoriales. Incluso otros sentidos se ven afectados a partir del sentido de la visión. Si bien no es indispensable para la vida, es importante para la funcionalidad del hombre. ¿Pero a que le llamamos sentido de la vista? El sentido de la vista es aquel que permite al ser humano conocer el medio de una manera gráfica; es decir, le informa del tamaño, color, volumen, posición, distancia, forma, etcétera de aquello que lo rodea y se encuentra dentro de su campo de visión. ¿Quién es el órgano encargado de la visión? El OJO El órgano que rige el sentido de la vista son EL OJO. En realidad, los ojos son un par de órganos esféricos y simétricos de unos 2,5cm de diámetro. Se encuentran en la cavidad ósea del cráneo, llamada orbita. Su parte externa se compone de pestañas, párpados y cejas que los protegen impidiendo que entren sustancias dentro de los mismos, manteniéndolos húmedos, limpios y lubricados. Ambos están compuestos por dos zonas, la zona anterior (que es la menor y visible desde el rostro), y la posterior (que es la zona que queda en la órbita interior del cráneo). Los ojos son órganos muy frágiles. Por esta razón, se encuentran profundamente hundidos en las cavidades óseas del cráneo. También, como ya dijimos, están protegidos en su parte externa por las pestañas, párpados y cejas. El lacrimal también se encuentra en su parte exterior, en la unión de los párpados. Se trata de una especie de saquito que tiene la función de lubricar el ojo y mantenerlo húmedo (para limpiarlo y amortiguar los golpes) mediante el parpadeo y el continuo movimiento del globo ocular. Anatomía del ojo Esclerótica La esclerótica es lo que habitualmente conocemos como el color blanco de nuestros ojos, es una membrana formada por colágeno que además de proteger el ojo regula el paso de la luz. En esta parte del ojo se encuentran los músculos que mueven el globo ocular y su parte delantera continúa con la córnea.

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SENTIDOS ESPECIALES

VISTA Y OIDO

VISTA

Para todos los seres humano el sentido de la visión es sumamente importante, ya que es el más especializado y complejo de todos los que posee. Representa unas tres cuartas partes del total de nuestras percepciones sensoriales. Incluso otros sentidos se ven afectados a partir del sentido de la visión. Si bien no es indispensable para la vida, es importante para la funcionalidad del hombre.

¿Pero a que le llamamos sentido de la vista?

El sentido de la vista es aquel que permite al ser humano conocer el medio de una manera gráfica; es decir, le informa del tamaño, color, volumen, posición, distancia, forma, etcétera de aquello que lo rodea y se encuentra dentro de su campo de visión.

¿Quién es el órgano encargado de la visión?

El OJO

El órgano que rige el sentido de la vista son EL OJO. En realidad, los ojos son un par de órganos esféricos y simétricos de unos 2,5cm de diámetro. Se encuentran en la cavidad ósea del cráneo, llamada orbita. Su parte externa se compone de pestañas, párpados y cejas que los protegen impidiendo que entren sustancias dentro de los mismos, manteniéndolos húmedos, limpios y lubricados. Ambos están compuestos por dos zonas, la zona anterior (que es la menor y visible desde el rostro), y la posterior (que es la zona que queda en la órbita interior del cráneo).

Los ojos son órganos muy frágiles. Por esta razón, se encuentran profundamente hundidos en las cavidades óseas del cráneo. También, como ya dijimos, están protegidos en su parte externa por las pestañas, párpados y cejas.

El lacrimal también se encuentra en su parte exterior, en la unión de los párpados. Se trata de una especie de saquito que tiene la función de lubricar el ojo y mantenerlo húmedo (para limpiarlo y amortiguar los golpes) mediante el parpadeo y el continuo movimiento del globo ocular.

Anatomía del ojo

Esclerótica

La esclerótica es lo que habitualmente conocemos como el color blanco de nuestros ojos, es una membrana formada por colágeno que además de proteger el ojo regula el paso de la luz. En esta parte del ojo se encuentran los músculos que mueven el globo ocular y su parte delantera continúa con la córnea.

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Córnea

Es un tejido transparente y avascular del ojo que consta de cinco capas: el epitelio, la membrana de Bowman, el estroma, la membrana de Descemet y el endotelio.

Sus dos principales funciones son las de la protección del contenido intraocular y la refracción de la luz. Representa casi el 80% del poder total de refracción.

Coroides

La coroides es una membrana oscura que se encuentra entre la esclerótica y la retina. Su principal misión es la de nutrir la retina a través de sus numerosos vasos sanguíneos.

Cuerpo ciliar

El cuerpo ciliar se forma por un circulo de tejido que rodea nuestra lente natural del ojo o cristalino. Se trata de fibras musculares que ayudan al cristalino a mantener su forma. Cambia el tamaño de la pupila y la forma del cristalino cuando el ojo enfoca un objeto. También es el responsable de segregar el humor acuoso en el segmento anterior del ojo.

Pupila

La pupila es la parte del ojo, o punto negro (agujero) que tenemos en el iris, que se contrae (miosis) y dilata (midriasis) para regular el paso de la luz que llegara finalmente a la retina. En la oscuridad la pupila se dilata para captar mayor cantidad de luz y, lo contrario, cuando el entorno es muy luminoso.

Iris

El iris es el circulo coloreado alrededor de la pupila que permite que ésta se dilate. Esta parte del ojo tiene color gracias a unas células con pigmento que se llaman melanina y melanocitos.

Retina

La retina por su parte en la encargada de recibir los estímulos luminosos mediante sus células receptoras: bastones (intensidad de luz) y conos (color). La fóvea es la que contiene a los conos que es donde llega el haz de luz del eje visual.

La función de la retina es fundamental para el sentido de nuestra vista ya que de ella dependerá cómo llega esa imagen al cerebro, la interpreta y se convierta en la visión que luego vamos a ver.

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Humor acuoso

El humor acuoso es un líquido transparente entre la córnea y el cristalino. Su función es la de mantener la forma convexa de la córnea al ejercer presión sobre ella, manteniéndola curvada hacia fuera.

Cristalino

El cristalino es la lente natural que tiene nuestro ojo y que con el paso del tiempo pierde elasticidad y se opacifica formandose la catarata. Es el encargado de regular el enfoque permitiendo una mayor o menor nitidez adaptando su forma de más cóncava a más convexa gracias a los músculos ciliares.

Humor vítreo

El humor vítreo es el líquido gelatinoso que se encuentra en la mayor parte del globo ocular. Mantiene su forma redonda, entre la retina y la parte posterior del cristalino.

Nervio óptico

El nervio óptico es el encargado de enviar las señales e información del ojo a nuestro cerebro para ser procesado por la corteza visual, el hipotálamo y el lóbulo occipital.

El sistema visual detecta los estímulos luminosos (ondas electromagnéticas), distinguiendo entre dos características de la luz, su intensidad y la longitud de onda (los colores). Sin embargo, la luz, antes de llegar a la retina atraviesa las distintas partes del ojo: la córnea, el humor acuoso, la pupila, el cristalino o lente natural del ojo y el humor vítreo.

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Además, la retina contiene dos tipos de células fotorreceptoras. Las llamadas bastones (responsables de la visión periférica y nocturna) y conos (son sensitivas al color de la luz).

Como ya dijimos las imágenes se crean a través del cristalino de los ojos que dirigen la luz a la retina, localizada al fondo del ojo. La retina humana contiene fotorreceptores, los conos y los bastones, que responden a la luz. Los conos y bastones reaccionan a ciertas longitudes de onda de la luz, mandando señales eléctricas mediante nervios a las áreas del cerebro responsables de la visión. Los conos y los bastones tienen papeles muy distintos en enviar la información al cerebro para aportar los distintos elementos de la visión y están configurados de tal manera que trabajan en conjunto de la forma más efectiva. El ojo humano promedio tiene alrededor de 120 millones de bastones y entre seis y siete millones de conos.

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Ahora bien, existe diferencia entre conos y bastones, no únicamente en su cantidad sino en su función, si bien ambos son fotorreceptores. Veremos a continuación cada uno en específico.

Conos

En la luz brillante como la luz del día, el ojo humano utiliza los conos para mandar impulsos eléctricos mediante los nervios para llevar información visual. Los conos son responsables de la visión a color y las imágenes detalladas que la mayoría de las personas percibe en la luz de día. Existen tres tipos diferentes de conos en el ojo humano. Cada uno responde a diferentes longitudes de onda de la luz, es decir, colores. Existen los bastones que responden al rojo, los que responden al azul y los que responden al verde. Casi dos terceras partes de los conos en el ojo humano responden al rojo, poco más de un tercio son conos que responden al verde y una mínima proporción responden al azul, que son además los más sensibles de todos. Para poder percibir colores además del rojo, verde y azul, distintas combinaciones de estos conos envían impulsos eléctricos al cerebro mediante los nervios al mismo tiempo.

Bastones

Cuando la intensidad de la luz es limitada (por ejemplo, de noche), los bastones son los principales responsables de la visión. Los bastones permiten la visión en condiciones de penumbra pues son mucho más sensibles a la luz que los conos y son capaces de responder incluso a la cantidad más mínima de luz. También detectan el movimiento. Sin embargo, a diferencia de los conos, sólo son capaces de producir imágenes en blanco y negro con mucho menos detalles que las imágenes generadas por los conos. Los bastones se adaptan de forma menos efectiva a los cambios en las condiciones de luminosidad y funcionan mejor cuando ha pasado alrededor de media hora para ajustarse a una intensidad particular de luz.

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¿Cómo se forman las imágenes?

Cuando la luz pasa por la córnea y el cristalino, a través de la pupila, se forma una imagen invertida y real en la retina. Esta inversion se produce debido a las distintas densidades de las zonas que atraviesa la luz, de manera que los rayos luminosos superiores se proyectan en la parte inferior de la retina y los inferiores en la superior. El ojo funciona como órgano receptor del aparato visual. Como hemos visto, los rayos luminosos que llegan son enfocados por la córnea y el cristalino para formar la imagen invertida, real, reducida del objeto en la copa fotosensible de conos y bastones retinados. El enfoque es llevado a cabo por la alteración de la convexidad del cristalino. En la posición de descanso, con el músculo ciliar en relajamiento, el cristalino está aplanado por la tensión elástica de la zónula.

La contracción del músculo ciliar, especialmente en las fibras externas meridionales, hace que se desplacen hacia delante las coroides y el cuerpo ciliar. Ello relaja la tensión de la zona nula y permite que el cristalino, que es elástico, aumente su convexidad y con ello su capacidad de refracción.

Este estimulo es llevado por el nervio óptico a la corteza cerebral donde se hace la interpretación del mensaje a través de un proceso psiquico-quimico según la mayoría de teorías.

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OIDO

El sentido del oído es el que capta las vibraciones del aire traduciéndolas en sonidos con significado. El oído capta las ondas sonoras y las transforma en impulsos nerviosos que luego son procesados por nuestro cerebro. El oído también interviene en el sentido del equilibrio. Los sonidos que escuchamos y que hacemos son fundamentales para la comunicación con los demás. Por medio del oído recibimos el habla y disfrutamos de la música, aunque también nos sirve para percibir alertas que podrían indicar algún peligro.

Las vibraciones sonoras que capta nuestro oído son cambios en la presión del aire. Las vibraciones regulares producen sonidos simples, mientras que los sonidos complejos se forman por varias ondas simples.

La frecuencia de un sonido es lo que conocemos como el tono; está constituido por el número de ciclos que completa en un segundo. Esta frecuencia se mide por hercios (Hz), donde 1 Hz es un ciclo por segundo. Así, los sonidos de tono alto tienen frecuencias altas, y los tonos bajos frecuencias bajas. En los humanos, generalmente, el intervalo de frecuencias de sonido va de 20 a 20.000 Hz. Aunque puede variar según la edad y la persona.

En cuanto a la intensidad del sonido, el hombre puede captar una gran variedad de intensidades. Esta variación se mide por medio de una escala logarítmica, en la que se compara el sonido con un nivel de referencia. La unidad para medir los niveles de sonido es el decibelio (dB).

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ANATOMIA DEL OIDO

El oído se divide en tres porciones: en primer lugar, el oído externo, que recibe las ondas sonoras y las transmite al oído medio. En segundo lugar, el oído medio, que tiene una cavidad central llamada cavidad timpánica. En ella se encuentran los huesecillos del oído, encargados de conducir las vibraciones al oído interno. En tercer lugar, el oído interno, que está formado por cavidades óseas. En las paredes del oído interno se encuentran las ramas nerviosas del nervio vestibulococlear. Este está formado por el ramo coclear, que se relaciona con la audición; y el ramo vestibular, implicado en el equilibrio.

Oído externo

Esta parte del oído es la que capta los sonidos del exterior. Está formada por la oreja y por el conducto auditivo externo.

– La oreja (pabellón auricular): es una estructura situada a ambos lados de la cabeza. Tiene diferentes pliegues que sirven para canalizar el sonido hacia conducto auditivo, facilitando que lleguen al tímpano. Este patrón de pliegues en la oreja ayuda a localizar el origen del sonido.

– Conducto auditivo externo: este canal lleva el sonido desde la oreja al tímpano. Por lo general, mide entre 25 y 30 mm. Su diámetro es de 7mm aproximadamente.

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Tiene un recubrimiento de piel que presenta vellosidades, glándulas sebáceas y sudoríparas. Estas glándulas producen el cerumen para mantener el oído hidratado y para atrapar la suciedad antes de que llegue al tímpano.

Oído medio

El oído medio es una cavidad llena de aire, como un bolsillo excavado en el hueso temporal. Está situado entre el conducto auditivo externo y el oído interno. Sus partes son las siguientes:

– Tímpano: también denominado cavidad timpánica, está llena de aire y se comunica con las fosas nasales a través de la tuba auditiva. Esto permite igualar la presión del aire en la cavidad con la que se encuentra en el exterior. La cavidad timpánica tiene diferentes paredes. Una es la pared lateral (membranosa) que la ocupa casi en su totalidad la membrana timpánica o tímpano.

El tímpano es una membrana circular, delgada, elástica y trasparente. Se mueve por las vibraciones del sonido que recibe del oído externo, comunicándolas al oído interno.

– Huesecillos del oído: el oído medio contiene tres huesos muy pequeños llamados osículos, que tienen nombres relacionados con sus formas: martillo, yunque y estribo. Cuando las ondas sonoras hacen que vibre el tímpano, el movimiento se trasmite a los huesecillos y éstos los amplifican.

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Un extremo del martillo sale del tímpano, mientras que su otro extremo se conecta con el yunque. Éste a su vez se inserta en el estribo, el cual está unido a una membrana que cubre una estructura llamada ventana oval. Dicha estructura separa el oído medio del oído interno.

La cadena de huesecillos tiene ciertos músculos para realizar su actividad. Estos son el músculo tensor del tímpano, el cual está insertado en el martillo, y el músculo estapedio, en el estribo. El yunque no tiene músculo propio ya que se desplaza por los movimientos de los otros huesecillos.

– La trompa de Eustaquio: también llamada trompa auditiva, es una estructura en forma de tubo que comunica la cavidad timpánica con la faringe. Es un canal estrecho de aproximadamente 3,5 centímetros de largo. Va desde la parte posterior de la cavidad nasal hasta la base del oído medio. En condiciones normales, permanece cerrada, pero durante la deglución y el bostezo se abre para que entre o salga aire al oído medio.

Su misión consiste en equilibrar su presión con la presión atmosférica. Esto asegura que existe la misma presión a ambos lados del tímpano. Ya que, si esto no ocurre, se hincharía y no podría vibrar, o incluso estallaría.

Esta vía de comunicación entre la faringe y el oído explica cómo muchas de las infecciones que se producen en la garganta pueden llegar a afectar al oído.

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Oído interno

En el oído interno se encuentran receptores mecánicos especializados para generar impulsos nerviosos que permiten la audición y el equilibrio.

El oído interno corresponde a tres espacios en el hueso temporal, los cuales forman el llamado laberinto óseo. Su nombre se debe a que constituye una complicada serie de conductos. Las partes del oído interno son:

– Laberinto óseo: es un espacio óseo ocupado por sacos membranosos. Estos sacos contienen un líquido llamado endolinfa y están separados de las paredes óseas por otro líquido acuoso llamado perilinfa. Dicho líquido posee una composición química similar a la del líquido cefalorraquídeo.

Las paredes de los sacos membranosos tienen receptores nerviosos. A partir de ellos surge el nervio vestibulococlear, que es el encargado de conducir los estímulos del equilibrio (nervio vestibular) y los auditivos (nervio coclear).

El laberinto óseo se divide en vestíbulo, canales semicirculares y cóclea. Todo el conducto está lleno de endolinfa.

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El vestíbulo es una cavidad de forma ovalada situada en la parte central. En un extremo se encuentra la cóclea y en el otro los canales semicirculares.

Los canales semicirculares son tres conductos que se proyectan desde el vestíbulo. Tanto éstos como el vestíbulo poseen mecanorreceptores que regulan el equilibrio.

Dentro de cada canal se encuentran las crestas acústicas. Éstas poseen células pilosas que se activan con los movimientos de la cabeza. Esto es así porque al cambiar la posición de la cabeza, se mueve la endolinfa y se curvan los pelillos.

– Cóclea: es un conducto óseo en forma de espiral o caracol. Dentro de ésta se encuentra la membrana basilar, que es una larga membrana que vibra como respuesta al movimiento del estribo.

Sobre esta membrana descansa el órgano de Corti. Es una especie de lámina enrollada de células epiteliales, células de sostén y aproximadamente 16.000 células ciliadas que son las receptoras de la audición.

Las células ciliadas tienen una especie de microvellosidades largas. Se doblan por el movimiento de la endolinfa, que a su vez está influido por las ondas sonoras.

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Vimos hasta aquí la anatomía del oído, pero para que podamos comprender el funcionamiento del sentido del oído deberemos comprender primero cómo funcionan las ondas sonoras.

Ondas sonoras

Las ondas sonoras provienen de un objeto que vibra, y forman ondas similares a aquellas que vemos al tirar una piedra en un estanque. La frecuencia de una vibración del sonido es lo que conocemos como tono.

Los sonidos que el hombre puede escuchar con más precisión son aquellos que tienen una frecuencia entre 500 y 5.000 hertz (Hz). Sin embargo, podemos escuchar los sonidos desde 2 a 20.000 Hz. Por ejemplo, el habla tiene frecuencias que van de los 100 a los 3.000 Hz, y el ruido de un avión a varios kilómetros de distancia va de 20 a 100 Hz. Cuanto más intensa sea la vibración de un sonido, más fuerte se percibe. La intensidad del sonido se mide en decibelios como ya dijimos (dB). Un decibel representa un aumento de un décimo en la intensidad del sonido.

Conducto auditivo-tímpano

La audición es posible porque se dan diferentes procesos. En primer lugar, la oreja encauza las ondas sonoras hacia el conducto auditivo externo. Estas ondas chocan con el tímpano, haciendo que vibre hacia adelante y hacia atrás, de lo que dependerá la intensidad y la frecuencia de las ondas sonoras.

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La membrana timpánica está conectada con el martillo, que también empieza a vibrar. Tal vibración es transmitida al yunque y luego al estribo.

Estribo y ventana oval

Según el estribo se mueve, también acciona la ventana oval, la cual vibra hacia a fuera y hacia dentro. Su vibración es amplificada por los huesecillos, de forma que es casi 20 veces más fuerte que la vibración del tímpano.

Membrana vestibular

El movimiento de la ventana oval se trasmite hasta la membrana vestibular y crean ondas que presionan la endolinfa dentro de la cóclea.

Membrana basilar-células ciliadas

Esto genera vibraciones en la membrana basilar que llegan a las células ciliadas. Dichas células originan impulsos nerviosos, convirtiendo las vibraciones mecánicas en señales eléctricas.

Nervio vestibulococlear o auditivo

Las células ciliadas liberan neurotransmisores haciendo sinapsis con las neuronas que están en los ganglios nerviosos del oído interno. Estos se ubican justo afuera de la cóclea. Este es el origen del nervio vestibulococlear.

Una vez que toda esta información llega al nervio vestibulococlear (o auditivo), se transmiten al cerebro para que podamos interpretarla.

Áreas cerebrales e interpretación

En primer lugar, las neuronas llegan al tronco del encéfalo. En concreto, a una estructura de la protuberancia cerebral llamada complejo olivar superior.

Luego la información viaja hacia el colículo inferior del mesencéfalo hasta llegar al núcleo geniculado medial del tálamo. Desde allí se envían impulsos hasta la corteza auditiva, situada en el lóbulo temporal.

Hay un lóbulo temporal en cada hemisferio de nuestro cerebro, situándose cerca de cada oído. Cada hemisferio recibe datos desde los dos oídos, pero sobre todo desde el contralateral (lado contrario).

Estructuras como el cerebelo y la formación reticular también reciben información auditiva. Esto ocurre para tener dimensión de nuestro posicionamiento corporal.

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