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ESCLAVAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

ESPAÑA

DOCUMENTO BASE

2

© Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús

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Presentación

El documento que presentamos en estas páginas recoge los rasgos más importantes y significativos que definen el Ideario o Carácter Propio de los Centros de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús de España. La Iglesia Universal y la Iglesia española han publicado documentos que precisan el sentido y alcance de su presencia en el campo escolar. Lo mismo queremos hacer como Congregación. Los criterios que han inspirado la redacción de este Documento hacen que su contenido, básicamente pueda considerarse denominador común de las Escuelas Católicas, expresando a lo largo de todo él los rasgos y matices que definen e identifican a los centros de Esclavas. Muchas veces hemos reflexionado sobre nuestra identidad y sobre el tipo de educación que queremos ofrecer, y lo hemos expresado en nuestros Idearios y Proyectos Educativos. Hoy damos un paso más: presentamos un documento de Carácter Propio para todos nuestros Centros de España. Este documento tiene por objeto presentar dicho Carácter Propio a las Comunidades Educativas de nuestros Centros para que, al reflexionar y profundizar, clarifiquen, concreten y asimilen su contenido. Facilite como

Documento Base la participación de todos al elaborar el Proyecto Educativo. Además, se ofrece la posibilidad de mejorarlo al trabajar las pistas de reflexión. El contenido está dividido en cuatro partes:

El Preámbulo presenta la escuela como Centro de educación y como

respuesta básica al derecho de toda persona a la educación. En una sociedad democrática como la nuestra, el pluralismo cultural se traduce en una diversidad de modelos educativos y, por tanto, en una diversidad de escuelas.

La primera parte describe la identidad de los Centros de Esclavas.En

el marco del pluralismo educativo, y como Institución de Iglesia, la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús hace su propuesta educativa solidaria con las otras propuestas y respetuosa con todas las opciones.

En la segunda parte se hace una presentación global de esta

propuesta educativa, precisando que se inserta en una visión cristiana

de la vida y se basa en una determinada jerarquía de valores. Además de referirse a algunos aspectos comunes a otros tipos de educación que también están al servicio del hombre integral, pone el acento en aquellos valores evangélicos que dan a la educación cristiana unas características propias y distintivas.

4

La tercera parte introduce el tema del funcionamiento interno de un

Centro de Esclavas, es decir presenta los rasgos más revelantes de su estilo de trabajo y de organización: concepción de la Comunidad Educativa, relaciones en el seno de la escuela y con el entorno socio-cultural, criterios pedagógicos y modelo de gestión.

En resumen, el contenido de este Documento pretende dar respuesta a tres preguntas diferentes íntimamente interrelacionadas: ¿Cuál es la identidad de los Centros Educativos de las Esclavas del Sagrado Corazón? ¿Qué tipo de educación ofrece? ¿Cómo se organizan para prestar este servicio a la sociedad? Es decir, quién es, qué ofrece, y cómo lo hace.

Queremos señalar que este Documento, dadas sus características, presenta un ideal de escuela que no existe en la realidad. Nos interesa

que sea de este modo, para que cuantos formamos la Comunidad Educativa podamos inspirarnos en el contenido de este Documento cuando nos dispongamos a elaborar nuestros Proyectos Educativos y a programar las diversas actividades de la escuela. Presenta lo que los Centros de Esclavas quieren ser, y no tanto lo que son. Esto hace que la definición del Carácter Propio se convierta en un estímulo y un compromiso para todos los miembros de la Comunidad Educativa.

5

Índice Preámbulo

ESCUELAS EN UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

I. La escuela, centro de educación

1. El derecho a la educación y la libertad de enseñanza 8 2. El alcance del derecho a la educación 9 3. La escuela es la respuesta básica de la sociedad al derecho a la educación 10 4. En nuestra sociedad hay diversos tipos de escuelas 11

Primera Parte

LAS ESCUELAS CRISTIANAS

II. La identidad de nuestra escuela

5. Las escuelas de la iglesia 14 6. Nuestras Propuesta Educativa de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús 15 7. Nuestra escuela es un servicio de interés público 16 8. Nuestra escuela se inserta en el entorno socio-cultural 17

Segunda Parte

LA EDUCACIÓN CRISTIANA

III. Una propuesta de educación integral

9. Una educación al servicio del hombre 20 10. Una educación integradora de la personalidad 21 11. Una educación arraigada en la cultura de nuestro tiempo 22 12. Una educación social y comprometida en la construcción del mundo 23 13. Una educación ética y abierta a lo transcendente 24

IV. La dimensión cristiana de la educación

14. Profesamos un profundo respeto a la persona 25 15. Impartimos enseñanza religiosa 26 16. Favorecemos una síntesis entre fe, cultura y vida 27 17. Ponemos el acento en algunos valores desde la perspectiva del Evangelio 28 18. Educamos en la libertad y para la libertad 29 19. Educamos para la justicia y la solidaridad 30 20. Educamos para la convivencia y la paz 31 21. Acompañamos a los alumnos en su propio proyecto de vida 32

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Tercera Parte

EL ESTILO DE NUESTRA ESCUELA

V. La comunidad educativa

22. Nuestra escuela es una Comunidad Educativa 34 23. La institución Titular garantiza el servicio educativo de la escuela 35 24. El alumno es el centro de la comunidad Educativa 36 25. Los profesores son los principales educadores de los alumnos de la escuela 37 26. El personal de administración y servicios presta una valiosa colaboración 38 27. Los padres participan activamente en la escuela 39 28. La relación entre familia y escuela enriquece la Comunidad Educativa

VI. Algunos aspectos básicos de nuestra acción educativa

29. Orientamos a los alumnos en su trabajo formativo 41 30. Promovemos el descubrimiento de valores y la información de actitudes 42 31. Adoptamos una metodología didáctica abierta y flexible 43 32. Cultivamos el ámbito cognoscitivo y fomentamos el desarrollo intelectual 44 33. Favorecemos la educación a través del movimiento y de la expresión corporal 45 34. Estimulamos la actividad de los alumnos y promovemos la práctica de sus

destrezas y habilidades 46 35. Ponemos los avances tecnológicos al servicio de la educación 47 36. Proyectamos la educación más allá del aula y del horario lectivo 48 37. Evaluamos nuestra acción educativa 49

VII. Nuestro modelo de gestión

38. La participación está en función de la Comunidad Educativa 50 39. Los criterios que inspiran la participación 51 40. Una gestión que expresa corresponsabilidad 52 41. Nuestro Consejo Escolar 53

CONCLUSIÓN 55

7

PREÁMBULO

Escuelas en una sociedad

democrática

8

1

El derecho a la educación y la libertad de enseñanza Todos tienen derecho a la educación, y la sociedad debe ofrecer los

medios necesarios para que todos los ciudadanos puedan ejercer dignamente este derecho fundamental en el marco de las libertades proclamadas en nuestra Constitución. En la promoción y tutela de los derechos y libertades referentes a la educación, la sociedad y los poderes públicos deben reconocer estos principios básicos:

Los primeros responsables de la educación de sus hijos son los padres o tutores, y su derecho-deber respecto a la educación de los

propios hijos está por encima del deber educativo de otras personas o instituciones.

Los padres tienen el derecho de decidir el tipo de educación que desean

para sus hijos, el derecho de elegir la escuela que prefieren, y el derecho de ser respetados en sus convicciones cuando no tienen posibilidades de opción

27.

Los profesores tienen el derecho de desarrollar su función docente con

libertad en el marco del lugar definido por la naturaleza pública o privada del centro (carácter propio), y por el nivel educativo que le corresponde

25.

Las personas y los grupos sociales tienen el derecho de crear y dirigir

escuelas y de impartir en ellas un tipo de educación determinado, es decir, de definir su carácter propio

23.

Los poderes públicos tienen la obligación de hacer posible el ejercicio

práctico del derecho de todos a la educación, asegurando la gratuidad de las escuelas y la libertad de enseñanza

4.

La escuela, por tanto, es una de las respuestas institucionales más importantes al derecho de toda persona a la educación, y uno de los factores más decisivos para la estructuración y la vida de la sociedad

3.

El derecho de todos

a la educación

Principios básicos

La respuesta

de la escuela

Declaración Universal de los Derechos del Hombre, 26.3; Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 13.3; Constitución Española, 27; Sentencia del Tribunal Constitucional del 13-2-81, II.7-9; Resolución del Parlamento Europeo sobre la Libertad de Enseñanza, 14-3-84,I.1-9; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 1, 3, 4, 21 y 22; Vaticano II, G.E., 1-6; La Escuela Católica, 81-82; El laico católico testigo de fe en la escuela, 12-14.

I - LA ESCUELA, CENTRO DE EDUCACIÓN

9

2

El alcance del derecho a la educación El derecho a la educación comporta el derecho a acceder a una escuela que favorezca el pleno desarrollo de todos y cada uno de los alumnos, su

inserción crítica en el entorno social y su preparación para la vida profesional. La ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación establece que la

acción educativa, escolar orientada por los principios y declaraciones de la Constitución, tendrá las siguientes finalidades: «el pleno desarrollo de la personalidad del alumno;

la formación en el respecto de los derechos y libertades y en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia;

la capacitación para el ejercicio de actividades profesionales;

la formación en el respeto a la pluralidad lingüística y cultural de España;

la preparación para participar activamente en la vida social y cultural;

la formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos».

Más adelante concretamos el alcance que nosotros atribuimos al pleno desarrollo de la personalidad del alumno de acuerdo con nuestra concepción de escuela y de educación integral

9-21.

Derecho a una

plaza escolar digna

La educación

según la LODE

Nuestra idea

de educación integral

Constitución Española, 27.2; Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 13.1; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 1 y 2; Resolución del Parlamento Europeo sobre la Libertad de Enseñanza, I.1-5


10

3

La escuela es la respuesta básica de la sociedad al derecho a la educación La escuela tiene un valor y una importancia básica entre todas las instancias educativas de nuestra sociedad. De hecho, se concibe como la institución social que, de una manera más directa, complementa la acción educativa de la familia.

Las escuelas que promueve la sociedad deben poder garantizar a todos el ejercicio del derecho a la educación, y tener la misión de dar respuesta a los diversos objetivos que determinan el alcance de este derecho fundamental. Por tanto, la escuela debe perseguir los siguientes objetivos:

promover la formación integral del alumno en colaboración con los padres;

favorecer el desarrollo y el enriquecimiento de las dimensiones biopsicológicas, socioculturales y transcendentales del alumno

9;

favorecer la formación sistemática del espíritu, impulsar la estructuración del saber y el aprendizaje organizado de métodos de actuación fundamentales;

capacitarlo para la lectura y la interpretación de la realidad con actitud crítica y creativa;

despertar y potenciar su sentido de responsabilidad y ayudarle a tomar decisiones personales coherentes;

prepararlo para aportar su acción personal y solidaria en la transformación de la sociedad

12.

A través de esta acción educativa, la escuela ayuda al alumno a crecer en todos los aspectos de su responsabilidad, a amar, a vivir comunitariamente y a construir un mundo más humano.

La razón de ser

de la escuela

La formación integral

del alumno

Un servicio

a la construcción

de la sociedad

Vaticano II, G.E. 5; Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 13; La Escuela Católica, 26-27; La Escuela Cristiana que queremos, 3.1; El laico católico testigo de fe en la escuela, 12; Resolución del Parlamento Europeo sobre la Libertad de Enseñanza, I.1-9.


11

4

En nuestra sociedad hay diversos tipos de escuelas En nuestro país coexisten diversas visiones del hombre, de la vida y del mundo, que hacen realidad y enriquecen el pluralismo que caracteriza a nuestra época, en clima de colaboración y respeto mutuos. En el campo educativo, este pluralismo cultural se traduce en una diversidad de escuelas, que

han sido creada por los poderes públicos o son fruto de la libre iniciativa de los ciudadanos y de las instituciones que configuran nuestra sociedad;

asumen como misión propia procurar un servicio educativo que responda a las necesidades, deseos y convicciones de las familias o de otros grupos sociales;

favorecen que los padres tengan posibilidades de decir sobre el tipo de educación que deben recibir sus hijos.

Para que esto sea posible los poderes públicos deben garantizar tanto la

pluralidad de escuelas como la libre opción de los padres. En efecto, la diversidad de propuestas educativas es esencial en aquellas

sociedades democráticas que

incorporan en su modelo de convivencia los valores de pluralismo;

promueven y tutelan el ejercicio de los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos;

y hacen del respeto la norma básica de las relaciones entre las personas y los grupos sociales.

En cada una de estas escuelas, y sea cual su identidad, la acción educativa debe preparar a los alumnos para la comprensión y la aceptación de las diversas maneras de pensar que configuran nuestra sociedad pluralista.

Diversas visiones

del hombre, de la vida

y del mundo

Diversidad

de escuelas

Expresión de

pluralismo

y de libertad

Educar

para la comprensión

Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 13; Una escuela para hoy y aquí, 18; Sentencia del Tribunal Constitucional de 13-2-81, II.8; El laico católico testigo de fe en la escuela, 47; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 21-26; Resolución del Parlamento Europeo sobre la Libertad de Enseñanza, I.7.


13

PRIMERA PARTE

Las escuelas cristianas

14

5

Las escuelas de la Iglesia

La Iglesia Católica tiene el deber permanente de descubrir y estudiar los signos del tiempo presente y de interpretarlos a la luz del Evangelio, de manera que pueda responder a las cuestiones perennes de la humanidad adaptándose a cada generación. Para realizar esta misión, se hace presente el mundo de la cultura no sólo

a través de sus miembros, sino también con instituciones y centros de promoción social y cultural. Por eso, la Iglesia crea y ofrece a la sociedad sus propias escuelas. A

través de la acción educativa, y en la medida de sus posibilidades, estas escuelas: promueven la formación integral de los alumnos de acuerdo con una

concepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo, y los

preparan a participar en la transformación y mejora de la sociedad 9-13

; imparten una enseñanza religiosa escolar que se adecúa a las

orientaciones de la Iglesia Católica en contenido y calidad 15

; proponen una síntesis entre fe, cultura y vida

16;

favorecen la colaboración responsable y la solidaridad desde aquellos

valores que hacen que nuestra sociedad sea más humana y más

justa 17-21

; programan y llevan a cabo la catequesis, la vivencia comunitaria y la

celebración de la fe en un marco de respeto y libertad 14

; crean un ambiente que propicia el testimonio y la acción evangelizadora

de los creyentes, y les orientan para la inserción y el compromiso en los movimientos y servicios eclesiales.

En esta acción, la Comunidad Educativa sigue las orientaciones y los criterios pastorales de la Iglesia.

Deber de estudiar

los signos de los

tiempos

La propuesta educativa de la Iglesia

Una acción de la Iglesia

Vaticano II. G.S. 4 y G.E. 8; Código de Derecho Canónico, 796-806; Evangelii Nuntiandi, 17-22; La Escuela Cristiana que queremos, 5 y 16; Una escuela para hoy y aquí, 21 y 23; Orientaciones Pastorales sobre la Enseñanza religiosa Escolar, 59-82; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 38-46; Exigencias que caracterizan como católico un centro escolar, 1-7.

II - LA IDENTIDAD DE NUESTRA ESCUELA

15

6

Nuestra Propuesta Educativa de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús* Nuestra labor educativa arranca de 1877, año en que Santa Rafaela María

funda la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Desde entonces, atentas a los cambios de los tiempos, procuramos en nuestros Centros favorecer el crecimiento y maduración de los alumnos en todas sus dimensiones.

Nuestra vocación reparadora nos impulsa a concebir la educación como un proceso liberador para la realización del hombre nuevo en Cristo. Esta educación evangelizadora incluye: la promoción del hombre, el anuncio del

evangelio, y la ayuda para una interiorización personal y comunitaria de la fe.

Esta propuesta educativa se inserta en el movimiento que educa y evangeliza a través de la escuela, aportando los matices propios de nuestro carisma:

Miramos al mundo con esperanza. Al contemplarlo roto por el mar de la

injusticia y la opresión, la desunión, el odio y la violencia, el desconocimiento y el olvido de Dios, queremos, a través de la educación, contribuir a que nuestros alumnos:

descubran que el mundo es obra de Dios al servicio del hombre, y éste

es artífice de su propia historia;

sean constructores de paz y reconciliación en sí mismos y en su

entorno;

desde una actitud de solidaridad y amor, vivan la justicia y trabajen por

ella.

En la Eucaristía, fuente de la Iglesia (Vat. II), se realiza la transformación salvadora de este mundo en el corazón del hombre. Santa Rafaela María

sintió la llamada a subrayar esta realidad. Por ello:

queremos que la Celebración Eucarística ocupe un lugar prioritario en todo proceso educativo y sea fiesta de comunión entre hermanos;

pretendemos que la vida sea reflejo y compromiso de lo vivido en la Celebración y se traduzca en actitudes de adoración, gratitud, admiración, fraternidad, servicio, acogida y predilección por los más necesitados.

Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, consecuentes con nuestra vocación, intentamos una educación que libera y personaliza, preocupadas

más por el ser que por el tener, que intenta formar personas abiertas al pluralismo, constructoras de paz y reconciliación, promotoras de la justicia en el amor, enraizadas en la Eucaristía que hace vivir la entrega, la fraternidad y

el sentido de fiesta, que acogen la fe y centran su existencia en la opción por Cristo y su Reino.

Promueve la

educación integral

Explicitación

de la educación

evangelizadora

Educación que

libera y personaliza

* Cfr. Const. ACI 2, 5, 7, 8, 24, 62, 65, 69, 92. Apl. 6.


16

7

Nuestra escuela es un servicio de interés público La trascendencia de la escuela como servicio a la sociedad es muy grande, y es preciso que los poderes públicos reconozcan eficazmente este servicio y lo potencien con los medios adecuados. Nuestra escuela quiere ser considerada como un servicio de interés público, puesto que reúne las siguientes características:

Da respuestas a una opción educativa que nuestra realidad social

reclama, de acuerdo con las libertades fundamentales de los ciudadanos reconocida en la Constitución;

Busca la financiación pública que garantice la gratuidad de la

educación y evite toda discriminación por motivos económicos;

Cumple una función de servicio a niños, jóvenes, adultos y comunidad del entorno, y está abierta a todos los que desean la educación que imparte;

Cuenta con un equipo de profesores y colaboradores que se

comprometen a dar una educación coherente y de calidad a todos los alumnos

25 y 26;

Tiene el apoyo y el estímulo de los padres de alumnos, comprometidos

con la opción educativa propia del centro 27 y 28

;

Promueve la participación activa de los diversos estamentos de la

Comunidad Educativa 38-41

. Nuestra escuela quiere ofrecerse a la sociedad como una comunidad donde todos son aceptados, donde todos pueden dialogar, escuchar y ser escuchados, y donde todos los que participan en ella se sientan corresponsables.

Características

de un servicio escolar

de interés público

Una comunidad

abierta y cordial

Una escuela para hoy y aquí, 2; Una escuela comprometida y coherente, 22; La Escuela Católica, 81-82; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 47-63.


17

8

Nuestra Escuela se inserta en el entorno social-cultural

Queremos que nuestra acción educativa se inserte en el marco definido por el entorno geográfico, social, cultural, político y eclesial, de modo que podamos ofrecer la respuesta adecuada a las necesidades de promoción integral de los niños, adolescentes y jóvenes, que son la razón de ser de nuestra escuela. Con esta finalidad queremos que tanto la acción docente como las actividades educativas extraescolares Ayuden a descubrir los rasgos propios de nuestra región y

comunidad, y los den a conocer a las nuevas generaciones 11

; Respeten, aprecien, asuman y potencien la cultura, la lengua, las

costumbres, los valores específicos de la realidad local en un clima

de integración y de apertura a todos los hombres y culturas *11

; Favorezcan que los alumnos y familias conozcan el propio entorno y los

elementos geográficos, históricos y sociales que lo configuran y se sientan responsables de construir y dar vida a la comunidad local.

Esta inserción en la realidad sociocultural de nuestra región y de nuestro país, y el compromiso de servicio a la sociedad, son también expresión concreta de la identidad cristiana y de la vocación evangelizadora de nuestra escuela.

Inserción

en el entorno

Descubrimiento

y aprecio de sus

valores culturales

Expresión

de la vocación

evangelizadora

* Const. ACI 13, 65. Apl. 9


19

SEGUNDA PARTE

La educación cristiana

20

9

Una educación al servicio del hombre Para nosotras, toda labor educativa es evangelizadora. La escuela es un lugar privilegiado de promoción del hombre, puesto que su finalidad es

favorecer el crecimiento y la maduración del alumno en todas sus dimensiones. Con esta intención, en nuestra escuela queremos: ayudar a los alumnos a descubrir y potenciar sus posibilidades físicas,

intelectuales y afectivas, y a aceptar las propias cualidades y

limitaciones 10, 32 y 33

.

proporcionar el crecimiento de la dimensión social del alumno como un

aspecto básico de su crecimiento integral 12 y 36

.

potenciar el desarrollo de su dimensión ética y trascendente, abrir

nuestra acción educativa a la búsqueda del sentido de la existencia humana, y presentar el mensaje de Jesucristo sobre el hombre, la vida, la historia y el mundo

13.

Estas tres dimensiones constituyen una unidad en la persona humana, que crece y madura a través de la acción educativa según la edad y situación concreta de cada uno. Esta acción implica también a los educadores, que con los alumnos y sus padres participan en el itinerario común de continua formación.

Tenemos en cuenta que el desarrollo de la persona se realiza en unas coordenadas espacio-temporales concretas, y que el acceso a la propia realización integral sólo es posible desde la inserción en la propia generación y en el propio pueblo.

La promoción

del hombre integral

Dimensión bio-

psicológica

Dimensión social

Dimensión

trascendente

La acción educativa

implica a todos

Inserción

en el propio pueblo

La Escuela Católica, 26-27; Redemptor Hominis, 14; La Escuela Cristiana que queremos, 3.1.1-2; Una escuela comprometida y coherente, 15; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 28; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación,2.

III - UNA PROPUESTA DE EDUCACIÓN INTEGRAL

21

10

Una educación integradora de la personalidad En una concepción global de la persona humana, la educación de la dimensión bio-psicológica supone una interacción armónica de un conjunto de funciones y capacidades que dependen unas de otras, porque debe

promover el desarrollo natural, progresivo y el sistemático de todas estas facultades del alumno: las físicomotoras, que posibilitan la realización de movimientos de todo

tipo, y que se manifiestan a través de la fuerza, la resistencia física, la velocidad y la flexibilidad

33.

las psicomotoras, que permiten la organización del propio esquema

corporal en relación con el espacio, el tiempo y el mundo de los demás;

las intelectuales, desde la memorización, comprensión y aplicación de

principios a situaciones nuevas, hasta la capacidad de análisis, relación y síntesis de partes o elementos que permiten la construcción de nuevos modelos

32;

las afectivas, que expresan emociones, intereses y valoraciones que

conducen a la adopción de actitudes ante hechos culturales y sociales30

.

En nuestra acción educativa, queremos favorecer la integración de la personalidad y la promoción de todas estas facultades del alumno a partir de

el conocimiento, la aceptación y la superación de sí mismo:

la expresión plática, corporal, dinámica, musical, literatura, iconografía, dramática, etc;

la autonomía en la acción, con capacidad de independencia, decisión y critica, y el ejercicio de la libertad y la responsabilidad en la vida social;

el estímulo de la sensibilidad hacia el medio natural;

la relación con el medio sociocultural, en un afán de transformación de la sociedad

12.

La educación de esta dimensión bio-psicológica de la persona nos hace constatar que la afectividad y la inteligencia están íntimamente vinculadas a la vivencia corporal y motriz, y que el cultivo de todas estas facultades da al alumno confianza en sí mismo y le ayuda en la maduración de sus dimensiones sociales, ética y trascendente

12 y 13.

La educación de la dimensión bio-psicológica

La construcción del «yo»

La relación con el entorno


22

11

Una educación arraigada en la cultura de nuestro tiempo La acción educativa de la escuela se realiza mediante la relación viva y vital con el patrimonio cultural. La comunicación orgánica, crítica y valorativa de la cultura, comporta la transmisión de valores y saberes.

Nuestra escuela se propone educar teniendo en cuenta las exigencias del mundo de hoy, y por ello:

establecemos la relación con el patrimonio cultural, confrontado e

insertado en el contexto actual los saberes conquistados por la humanidad;

enraizamos la acción educativa en la cultura propia del tiempo en que

se desarrolla la vida de los alumnos, teniendo en cuenta y analizando críticamente los matices culturales de las diversas generaciones;

ofrecemos ocasiones y medios para que los alumnos desarrollen la inteligencia, aprendan a comunicarse y a expresar sus propias experiencias y lleguen a ser capaces de aportar el fruto de su trabajo creativo

31 - 33.

En la realización de esta labor, recordamos que la referencia a una determinada concepción de la vida es ineludible, y que toda visión de la

vida se fundamenta en una escala de valores que define el marco en el cual situamos la acción educativa. Por eso, tenemos un Proyecto educativo que concreta y actualiza los

objetivos, los contenidos y los métodos del trabajo formativo que realizamos.

La cultura comporta valores y saberes

Referencia a una concepción de la vida

Proyecto Educativo


23

12

Una educación social y comprometida en la construcción del mundo

El hombre es un ser abierto a los demás, vive y se desarrolla en la sociedad, y se configura a través de múltiples y recíprocas relaciones con los que le rodean.

La escuela tiene una importancia relevante para la iniciación en la vida social, y los alumnos deben encontrar en ella la ayuda necesaria para poder

crecer en esta dimensión de su vocación humana.

Por eso la educación que impartimos, enraizada en la cultura de nuestro tiempo y de nuestro pueblo, es también una educación comprometida en la promoción de esta dimensión social de la persona, y en la continua transformación de la sociedad para que consiga cada día un nivel mas alto de igualdad, de justicia, de libertad y de paz

18 - 20.

De acuerdo con este criterio, cuantos formamos la Comunidad Educativa nos ayudamos mutuamente como miembros de un mismo grupo humano, y procuramos insertarnos en el mundo de forma responsable y constructiva. Es decir, pretendemos crear un ambiente que ofrezca a todos la posibilidad de ejercer la

cooperación y la solidaridad; ahondar en el estudio de la realidad social, sus fuerzas y sus opciones

ideológicas; orientar a los alumnos en la lectura serena, objetiva y crítica de esta

realidad y de los hechos y criterios que la configuran; ayudarles a comunicarse con los demás y a expresar las propias

convicciones y experiencias; favorecer el desarrollo de la cultura juvenil y dar a los alumnos la

oportunidad de madurar su personalidad mediante el contacto activo con el mundo de los jóvenes y con los bienes de la cultura;

ayudar a descubrir y apreciar los valores de la familia como lugar

privilegiado de la relación interpersonal y como elemento básico de la sociedad;

promover su preparación humana y profesional, para que pueden

aportar los frutos de su propio trabajo y adopte una actitud decidida y valiente en la sociedad;

colaborar activamente en el necesario cambio social, en orden a

conseguir una más justa distribución de los bienes en el mundo, superar la actual marginación de pueblos y grupos sociales, y trabajar por el respeto y la promoción de los derechos fundamentales del hombre.

De esta manera todos progresamos en la sociabilidad y compartimos el compromiso de la Iglesia en la construcción del mundo. Y esta promoción social, realizada con espíritu evangélico, es expresión y signo de la presencia del Reino de Dios en nuestra sociedad

Un ser abierto a los demás

La educación de la dimensión social

Compromiso de la Iglesia en la construcción del mundo

Una escuela para hoy y aquí,4; La Escuela Católica,26-29 y 31; Una escuela comprometida y coherente, 11 y 15; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 19, 20 y 34; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 2.


24

13

Una educación ética y abierta a lo trascendente La escuela, como institución educativa, tiene la responsabilidad de poner de relieve la dimensión ética y religiosa de la cultura, con la intención de

activar el dinamismo espiritual del alumno y ayudarle a conseguir la libertad ética, que presupone y perfecciona la psicológica. Por eso, nuestra escuela asume la dimensión ética y trascendente del hombre y de la humanidad como una dimensión eminentemente humana

y, por tanto, como un aspecto que debemos considerar al promover el crecimiento integral del alumno. En nuestros planteamientos educativos,

damos importancia a la dimensión ética y religiosa de la persona y de

la cultura, y la consideramos como la dimensión que inciden mas decisivamente en el desarrollo de la humanidad;

partimos del hecho de que el hombre es un abierto a un ámbito que le trasciende, y que la consideración de este hecho le ayuda de descubrir

el destino propio y el de la humanidad;

procuramos que los alumnos también se planteen el interrogante esencial de la propia vida, que acompaña a todo hombre y le ayuda a afrontar el misterio de su existencia;

mostramos que la dimensión trascendente del hombre abre horizontal nuevos a la vivencia y a la interpretación de la realidad personal, humana y del mundo;

ayudamos a descubrir que la apertura a la trascendencia es el fundamento de nuestra esperanza.

Así, pues, nos proponemos ayudar a descubrir el misterio del hombre y cooperar en encontrar soluciones a las principales cuestiones de nuestra época, a través del conocimiento y de la vivencia del mensaje de Jesucristo.

Una dimensión

de la educación

integral

El mensaje de

Jesucristo

Vaticano II, G.S. 10; La Escuela Católica, 30


25

14

Profesamos un profundo respeto a la persona La educación que deseamos ofrecer a nuestros alumnos se inspira en el Evangelio y sigue las orientaciones de la iglesia. Los que formamos la Comunidad Educativa somos conscientes de lo que esto comporta en una sociedad en la que el pluralismo religioso es una realidad

que exige respeto y comprensión, y en un sistema escolar que a veces nos favorece de forma adecuada la libre opción de los padres respecto a la educación de los hijos. Así pues, al hacer nuestra propuesta educativa tenemos en cuenta los siguientes aspectos:

Aunque nuestra escuela es de inspiración cristiana, no todos los padres, profesores y alumnos comparten de la misma manera el compromiso religioso.

Es posible que algunos miembros de la Comunidad Educativa no profesen la fe católica o que, tal vez, no tengan ninguna creencia religiosa.

Las diversas situaciones de nuestros alumnos en relación con la fe admiten diversos niveles de presentación del mensaje de Jesucristo.

La respuesta del hombre a Dios ha de ser siempre una respuesta voluntaria.

Por todo ello, la propuesta religiosa de nuestra escuela tiene siempre el

carácter de una oferta que respeta la libertad de los alumnos, los profesores y las familias. Así, deseamos que todos los miembro de la Comunidad Educativa estemos abiertos a un auténtico diálogo, convencidos de que la estima afectuosa, sincera y respetuosa es el testimonio más acertado de la propia fe.

La identidad

de nuestra escuela

Criterios de actuación

Una propuesta respetuosa

Apertura al diálogo

La Escuela Católica, 57; Orientaciones Pastorales sobre la Enseñanza Religiosa Escolar, 97-128; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 28, 32 y 41; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 26 y 52.

IV - LA DIMENSIÓN CRISTIANA DE LA EDUCACIÓN INTEGRAL

26

15

Impartimos enseñanza religiosa La referencia a la dimensión trascendente es una realidad tan amplia e importante en las culturas de los diversos pueblos, que nadie puede ignorarla sin quedar privado de algo fundamental en su formación humana. El cristianismo, por tanto, es objeto de enseñanza en nuestra escuela, porque que pertenece a la dimensión cultural, hasta tal punto que es uno de los elementos constitutivos de la cultura occidental Por eso, la enseñanza religiosa escolar supone un estudio sistemático de la religión cristiana y, en concreto, de

la religión católica;

quiere dar respuesta a los grandes interrogantes existenciales que se

plantean a la persona humana;

es impartida en un marco de respeto y de libertad, y nos permite ofrecer a los alumnos la posibilidad de plantearse la propia existencia según el Evangelio.

El respeto a la persona nos mueve a promover la formación de unos alumnos conscientes, libres y responsables, a través de un planteamiento fundamentado y crítico del tema religioso. De este modo, pretendemos que los jóvenes no creyentes puedan confrontar su situación de incredulidad con las perspectivas de la fe; los que están en situación de búsqueda puedan reflexionar y clarificar sus dudas; y los creyentes puedan integrar la propia opción religiosa en la cultura, y capacitarse así para dar razón de su fe.

Un elemento

fundamental

en la formación

humana

Sentido de la

enseñanza de la

religión

Una ayuda a todos

La Escuela Católica, 49-52; Orientaciones Pastorales sobre la Enseñanza Religiosa Escolar, 13-15 y 70; La opción pastoral de las escuelas cristianas, 3; Nota de la Conferencia Episcopal Tarraconense sobre la Clase de Religión; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 56-59 y 65; Exigencias que caracterizan como católico un centro escolar, 3 y 5


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16

Favorecemos una síntesis entre fe, cultura y vida Lo que define y especifica el tipo de educación que queremos ofrecer a la sociedad es la referencia a una concepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo, junto con la propuesta de una síntesis entre fe, cultura y vida.

Por eso, pretendemos favorecer el diálogo entre cultura y fe, con el fin de propiciar la debida síntesis por parte de los creyentes de la Comunidad Educativa Pero no queremos contentarnos con presentar una serie de valores de carácter cristiano como simples objetos de estima, sino como generadores de actitudes humanas

30.

Algunas de estas actitudes son: La libertad respetuosa y la responsabilidad consciente

18;

La sincera y permanente búsqueda de la verdad y la crítica equilibrada y serena;

La solidaridad y el espíritu de servicio para con los demás, y la sensibilidad por la justicia

19;

La especial conciencia de ser llamados a actuar como revulsivo en una sociedad injusta y alejada de las exigencias del Reino

12.

Como consecuencia, podremos subrayar con más facilidad la parte positiva de unos comportamientos coherentes con estas actitudes.

De este modo, la plena coherencia entre la fe y el conjunto de saberes, valores, actitudes y comportamientos, desembocará en la síntesis personal entre la fe y la vida de los creyentes.

El diálogo

fe-cultura

Las actitudes

Los comportamientos

La síntesis

fe-vida

La Escuela Católica, 38-48; Orientaciones Pastorales sobre la Enseñanza Religiosa Escolar, 34-40; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 30 y 31


28

17

Ponemos el acento en algunos valores desde la perspectiva del Evangelio Nuestra propuesta educativa incluye una referencia explícita a aquellos valores evangélicos que informan toda una concepción del hombre y le

ayudan a dar una interpretación del mundo y a tener unos comportamientos coherentes con la fe.

Desde la visión del hombre como hijo de Dios, llamado a construir con otros un mundo más humano, en donde prevalezcan la fraternidad, la justicia y la reconciliación, consideramos el AMOR como la actitud fundamental que da sentido a los valores que queremos promover. El hombre de hoy es particularmente sensible a unos y está necesitado de otros.

Para los creyentes, la fidelidad en la manera de concebir el hombre y el mundo desde el evangelio, nos exige potenciar las siguientes actitudes y

valores en los miembros de la Comunidad Educativa:

capacidad de hacer silencio y contemplar la obra de Dios y su

prolongación en el quehacer humano que lleva a maravillarse y a adorar a Dios, autor de todo;

actitud filial ante de Dios que se manifiesta en una oración cercana y confiada y en una fraternidad que nos impulsa a compartir cuanto

somos y tenemos;

gratitud y alegría, que hace mirar el mundo con esperanza y educar en el sentido de fiesta;

conciencia del compromiso en la reconstrucción del mundo roto por el pecado, cooperando a la realización del hombre nuevo en Cristo;

actitud de acogida entre educadores, alumnos y familias, evitando

cualquier discriminación por motivos intelectuales, religiosos, económicos, sociales, etc;

predilección por los pobres y pequeños y atención preferente por los sectores sociales que son objeto de cualquier tipo de marginación.

creatividad y autenticidad, huyendo de la rutina, la indiferencia y el

conformismo;

vocación educadora y amor al trabajo, con todo lo que supone de entrega personal y de respeto y servicio a los demás

participación ilusionada en la labor educativa, haciendo real y visible la corresponsabilidad y la comunión entre todos los que convivimos en la

escuela. En los números siguientes explicitamos la voluntad de promover la libertad, la justicia, la solidaridad y la paz como valores que enriquecen la acción

educativa, y porque su promoción y su cultivo son urgentes en nuestra sociedad.

Propuesta de algunos

valores concretos

Valores más

urgentes en nuestra

sociedad

Evangelii Nuntiandi, 25-39; La Escuela Católica, 30; Const. ACI. 2, 6, 24. Apl. 7.


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18

Educamos en la libertad y para la libertad La formación de personas libres es uno de los objetivos esenciales de toda educación y un compromiso que nosotros asumimos. Pero toda educación esta motivad por una determinada concepción del hombre. En su labor, y en el mundo pluralista actual, nuestra escuela la seguía por una concepción cristiana del hombre, que le coloca en la más alta dignidad, la de hijo de Dios, y en la más plena libertad, liberado por Cristo. Queremos educar en y para esta libertad, y por tanto,

los educadores de nuestra escuela deben actuar como seres libres y respetuosos de la libertad de los demás, de modo que su

comportamiento sea un estimulo;

los alumnos han de aprender a pensar por si mismos, y se han de acostumbrar a actuar por convicción propia;

todos deberemos crear un clima de diálogo que favorezca la

convivencia y la libre expresión, sin prejuicios ni recelos;

los chicos y chicas, en la sana convivencia normal, han de aprender a

relacionarse y se han de disponer a vivir junto y a complementarse;

la acción educadora debe lograr que los alumnos adquieran gradualmente un concepto claro y autentico de libertad, y colaboren

en la creación de un ambiente que eduque en libertad;

la estructura participativa debe propiciar el ejercicio de

responsabilidades según niveles y edades, preparando a los alumnos para la aceptación y la práctica de responsabilidades sociales.

La propuesta de un criterios valorativos, el razonamiento de las motivaciones en la actuación de las personas, el uso de un recto espíritu crítico ante de hechos y situaciones, el ejemplo de coherencia en la vida de los educadores, y la oferta de posibilidades para tomar decisiones personales, son algunos de los medios que siempre deben acompañar nuestra educación en la libertad y para la libertad.

Un objetivo esencial en la educación

Cómo educamos para la libertad

Algunos medios concretos

Vaticano II, G.E., 1; La Escuela Cristiana que queremos, 4.3; Una escuela para hoy y aquí, 8; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 18; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 2, 6 y 52.


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19

Educamos para la justicia y la solidaridad La justicia es una exigencia de la dignidad y de la igualdad entre los hombres como hijos de Dios, y la educación para la justicia y la solidaridad es fruto de nuestra opción de servicio al hombre. Por eso, nos comprometemos a colaborar positivamente en la educación para la justicia y la solidaridad. luchando por lograr una política educativa que garantice una real

igualdad de oportunidades para el acceso a la educación, y los medios adecuados para los alumnos que necesiten una educación especial;

haciendo normal y fácil la integración en el mundo escolar de los alumnos que tienen menos posibilidades, y favoreciendo la promoción

colectiva del medio social en el que está inserta la escuela;

valorando equitativamente el trabajo de los alumnos de acuerdo con

sus posibilidades y con su esfuerzo personal, evitando los privilegios y las discriminaciones;

provocando la reflexión crítica sobre las realidades de injusticia

existentes en nuestra sociedad, para que los alumnos no se dejen manipular ni se hagan cómplices de injusticia a través del silencio o la indiferencia;

estimulando la sensibilidad por compartir con los demás tanto las

preocupaciones como las iniciativas y proyectos que pueden repercutir en bien de la comunidad, comenzando por el entorno inmediato;

fomentando la solidaridad con los más pobres y marginados, los que

están en paro, los que son víctimas de las desigualdades, los que sufren las consecuencias de una organización social desequilibrada e injusticia;

haciendo que los alumnos comprendan que la solidaridad auténtica debe traducirse en la aportación del propio trabajo con generosidad y espíritu de servicio, abiertos a la colaboración con todos los que luchan por construir una sociedad más humana.

Para los que creemos en Jesucristo, el compromiso por la justicia y la solidaridad nos ha de llevar a abrir caminos de fraternidad y colaboración

que vayan más allá de cuanto exigen el respeto y la igualdad entre los hombres.

Sentido cristiano de la justicia y la solidaridad

Cómo educamos para la justicia

Cómo educamos

para la solidaridad

Una exigencia cristiana

Vaticano II, G. E. 1 y 6; La Escuela Cristiana que queremos, 4.2; La Escuela Católica, 58 y 81-82; Una escuela comprometida y coherente, 13 y 16; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 2 y 6; Const. ACI. 25. Apl. 6-7.


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20

Educamos para la convivencia y la paz Los cristianos debemos ser signos de aquella fraternidad que propicia y consolida el dialogo, la cooperación y la paz entre los hombres. Este testimonio es más urgente cuando las tensiones y los conflictos amenazan la misma subsistencia de la comunidad humana. La escuela es un lugar muy adecuado para promover la educación para la convivencia, y para preparar a los alumnos para ser defensores y constructores de la paz.

Con esta intención, queremos promover la acogida franca y sin reservas de aquellos que no comparten

los testimonios o ideas de la mayoría, evitando cualquier marginación;

favorecer el reconocimiento y la comprensión de las diferencias entre las personas, los pueblos y los grupos sociales pro razón de la lengua, la cultura, las costumbres, las tradiciones, etc;

asumir los valores específicos de nuestro pueblo, procurando no instrumentalizar la cultura para finalidades políticas partidistas y alejadas de la causa del Reino;

estimular en los miembros de la Comunidad Educativa el compromiso para hacer de la convivencia entre los hombres una relación pacífica, fraterna y comunitaria;

apoyar a aquellos organismos, instituciones y personas que, con espíritu evangélico, trabajan a favor de la comprensión, la concordia y la paz.

Esta actitud de diálogo y de cooperación debe ser un signo visible en

nuestra escuela. Es una exigencia de nuestro cristianismo y un reto planteado a la educación. Así, todos los miembros de la Comunidad Educativa nos abrimos a la relación cordial entre nosotros mismo, con las demás escuelas, con la comunidad sociocultural del entorno y con toda la comunidad humana, sin límites geográficos, políticos o económicos.

Un compromiso

de los cristianos

Pistas

para la acción

Un signo visible

en nuestra escuela

Vaticano II, G.S. 92; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 34; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 2; Const. ACI, 62; Apl. 9.


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21

Acompañamos a los alumnos en el descubrimiento de su propio proyecto de vida A lo largo del proceso educativo, y teniendo en cuenta la edad y maduración de los alumnos, nos proponemos orientar y acompañar a los jóvenes en el descubrimiento y realización de un proyecto de vida realista y orientado hacia los demás, que supere cuanto alienta al hombre de su vocación, o lo

reduce en sus dimensiones.

Porque el descubrimiento de la propia llamada, la opción libre y generosa por la misma y el proyecto del propio futuro constituyen la meta y coronación de todo el proceso de maduración humana y cristiana.

Mediante el ambiente que cultivamos y los elementos educativos que

promovemos, orientamos en lo referente a: la vida afectivo-sexual (estado de vida); la situación profesional (trabajo); la opción sociopolítica (dirección, área y modalidades de acción a favor

de la sociedad); el significado último y total de la existencia (visión del mundo y del

hombre, fe religiosa).

Por ello, nuestro centro programa una acción orientadora explicita para ayudar a los jóvenes a construir su identidad personal y social, y para apoyar a las familias y a los profesores en su labor educativa.

Así, aprovecha las posibilidades de orientación que ofrecen tanto los

contenidos de la enseñanza como las experiencias educativas; brinda una ayuda específica en los momentos más delicados de la edad

evolutiva; procura que los jóvenes descubran las llamadas de Dios en su vida y

respondan a ellas libremente; facilita que estas respuestas les lleven a una vida comprometida al

servicio de la Iglesia transmite un estilo de vida propio que celebra, vive y se compromete en

la Eucaristía, fiesta de la vida y signo de comunicación entre los hombres; ofrece una atención especial a quienes se sienten llamados a una vida de

mayor compromiso al servicio del Reino. Las características de esta acción orientadora exigen que sea realizada de común acuerdo por cuantos compartimos la responsabilidad educativa, en relación con los padres de nuestros alumnos y en contacto con la Iglesia local.

Un aspecto esencial en la educación

El ámbito de la educación

Propuestas concretas

En relación

con la familia

y la Iglesia local

La Escuela Católica, 45; Proyecto Educativo-Pastoral Salesiano, 7; Proyecto Educativo-Pastoral de las Escuelas Salesianas, 3.4.6; Proyecto de Pastoral Juvenil Unitaria, 31; Const. ACI. Apl. 15


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TERCERA PARTE

El estilo de nuestra

escuela

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22

Nuestra escuela es una Comunidad Educativa Nuestra concepción de educación cristiana exige que la escuela sea una auténtica Comunidad Educativa, es decir, que el conjunto de estamentos que la formamos nos integremos armónicamente y pongamos en común ilusiones, objetivos y realizaciones en el marco del proyecto educativo. Por eso, nuestra escuela orienta sus esfuerzos hacia la formación de una comunidad educativo-pastoral que sea, a la vez, sujeto y ambiente de educación.

Esta integración armónica se manifiesta a través de una participación efectiva, y de una acción educativa y coherente.

La responsabilidad que asumimos al formar parte de esta Comunidad Educativa nos obliga a:

crear un ambiente y estructuras que favorezcan la realización de la

persona según valores evangélicos;

compartir cuanto sabemos y podemos en la acción educativa, y aportar

con espíritu de servicio nuestra competencia y nuestras habilidades;

reconocer diferencias de edad, experiencia, preparación y capacidad, respetar estas diferencias y darnos apoyo en el trabajo respectivo;

esforzarnos por construir una comunidad viva en la que todos

busquemos el bien de los demás, porque en la escuela todo es común y todo interesa a todos;

ponernos en camino de aprendizaje, de crecimiento y de maduración

cristiana, aceptando que cada uno pueda aprender de los otros, que todos podemos dar y todos podemos recibir;

potenciar el papel central de la comunidad de fe en el seno de la Comunidad Educativa y llevar a cabo su inserción activa en la realidad

más amplia de la Iglesia local y de la sociedad. La construcción de una auténtica Comunidad Educativa es un objetivo que nunca acabaremos de alcanzar totalmente, pero es el ideal que pretendemos y el compromiso que entre todos asumimos. En la medida en que nuestra Comunidad Educativa es una comunidad cristiana, los creyentes se encuentran acompañados en el testimonio y la vivencia de su fe, y todos pueden aprender a vivir como miembros de la gran comunidad que es la Iglesia. El hecho de participar de una misma Eucaristía nos une en un solo cuerpo y compromete a hacerla vida en el amor y la entrega.

La riqueza del trabajo compartido

Qué supone formar parte de una Comunidad Educativa

Un ideal y un compromiso

La Escuela Católica, 59, 61 y 63; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 22; Comunidad Educativa y participación, 1 y 2; Const. ACI. 65. Apl. 14.

V - LA COMUNIDAD EDUCATIVA

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La Institución Titular garantiza el servicio educativo de la escuela La congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, como institución Titular, es responsable de expresar, garantizar y dar continuidad a los

principios que definen el tipo de educación que entre todos ofrecemos, y a los criterios de actuación que aseguran la fidelidad de la acción educativa a estos principios. El conjunto de estos principios y criterios de actuación constituyen el Carácter Propio del Centro que inspira y da coherencia al Proyecto Educativo y al

Reglamento de Régimen Interior. Para la realización de esta labor, la Institución Titular:

promueve la acción educativa global del Centro y ejerce su ultima responsabilidad ante la sociedad, los poderes públicos y el conjunto de

la Comunidad educativa;

es responsable de la dirección y organización de la pastoral del Centro;

vela de manera particular por la cohesión entre los que formamos esta

comunidad, por la coherencia y la calidad de la educación;

delega funciones y estimula el ejercicio de las diversas responsabilidades

parciales asignadas a los órganos de gobierno unipersonales y colegiados;

asume los derechos y deberes que dimanan de las relaciones

contractuales con el personal, con la intención de hacer posible su servicio a los alumnos, al Centro, a los padres, al personal colaborador y a la sociedad;

trabaja por construir una auténtica Comunidad Educativa sobre un sistema de participación y diálogo. La comunidad religiosa está llamada

a ser un núcleo vital que transforme esta Comunidad Educativa en Comunidad de fe.

El servicio específico de la Institución Titular a través de sus representantes, y el apoyo que da a los profesores, padres de alumnos y personal de administración y servicio, hacen que todos podamos considerar el Centro como algo propio, obra de todos y responsabilidad de todos.

El Carácter Propio del Centro

La Institución Titular en la escuela

Animación y apoyo

de la Comunidad

Educativa

Const. ACI. Apl. 16.


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El alumno es el centro de la Comunidad Educativa En nuestra acción educativa partimos de un principio básico: el alumno es el sujeto de la propia formación. Por tanto, cuanto realizamos en la escuela

tiene un objetivo muy claro y preciso: ofrecer al alumno ocasiones de crecer y madurar en todos los aspectos de su personalidad. El alumno es el principal agente de este proceso, el principal protagonista del propio crecimiento, pero necesita ayuda y apoyo en su proceso formativo. Este principio determina el papel que corresponde al alumno en la dinámica participativa de nuestra escuela. En cada una de las etapas el alumno interviene activamente de acuerdo con las exigencias propias de la edad, y asume responsabilidades proporcionales a su capacidad.

Las posibilidades de participación de los alumnos en la vida de la escuela son muy variadas: expresión de intereses e inquietudes a través de la relación educativa que

tienen más a su alcance: tutores y profesores;

intercambio de puntos de vista con los educadores, no sólo sobre la marcho del propio grupo-clase, nivel o sección, sino también sobre los acontecimientos de la sociedad;

asunción de responsabilidades en la dinámica propia del aula: aspectos materiales y personales, proceso de aprendizaje, aspectos didácticos, etc.;

organización de grupos, asociaciones, etc., con el objetivo de canalizar opiniones, promover actividades, proponer acuerdos, tomar decisiones, asumir compromisos, evaluar realizaciones, etc.;

participación directa en órganos colegiados para representar intereses, proponer iniciativas, contrastar pareceres, colaborar en la toma de decisiones, compartir responsabilidades, etc.

Los alumnos se deben iniciar en la participación para aprender a participar, y conseguir así la madurez y responsabilidad que necesitan para afrontar con espíritu solidario las situaciones y dificultades de cada día.

Un principio básico

La participación de

los alumnos en la

escuela

Una participación

formativa

Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 2, 6 y 7; Comunidad Educativa y participación, 18-33.


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25

Los profesores son los principales educadores de los alumnos en la escuela

El trabajo de los profesores tiene lugar en el marco de la Comunidad Educativa, y ellos constituyen un estamento fundamental de esta Comunidad.

La estructura escolar pone a los profesores en contacto con un número especialmente amplio y rico de personas: alumnos, compañeros de trabajo, padres de alumnos, personal auxiliar e Institución Titular. Esta realidad les hace asumir una especial responsabilidad en la construcción y consolidación de la Comunidad Educativa.

Los profesores de nuestra escuela:

son educadores, es decir, su labor formativa va más allá de lo que

comporta la transmisión sistemática de una serie de conocimientos;

reconocen al alumno como centro del hecho educativo, le acogen como es y le ayudan a crecer, a relacionarse y a hacerse responsable de las propias opciones;

están cerca de los alumnos. Preocupándose por sus situaciones

humanas y religiosas, estimulándolos a un compromiso activo al servicio del bien común;

establecen una relación franca y de colaboración con los compañeros, con los que les unen vínculos de solidaridad y comunicación, que favorecen el trabajo en equipo y la coherencia y continuidad de la labor que realizan entre todos;

fomentan la relación cordial con los padres de familia. Esta relación, al

dar un conocimiento real – entorno familiar y escolar de la vida del alumno – puede favorecer el crecimiento y maduración del mismo;

juegan un papel decisivo en la vida de la escuela, ya que están directamente implicados y colaboran activamente en la preparación,

realización y evaluación del Proyecto Educativo;

se corresponsabilizan de la acción educativa global de la escuela; e intervienen activamente en la gestión del Centro a través de su participación en los órganos de gobierno unipersonales y colegiados;

dan a su labor el sentido y la coherencia que exigen el Carácter Propio del Centro y el tipo de educación que ofrece, de acuerdo con la Institución

Titular y los padres de alumnos.

Nuestro Centro da prioridad a la formación permanente de los profesores,

como personas y como profesionales de la educación, y colabora activamente para que tengan el nivel económico que merecen, junto con la estabilidad y seguridad en su trabajo

Un estamento

fundamental

en la Comunidad

Educativa

La labor formativa

de los profesores

Una prioridad:

la Formación

Permanente

La Escuela Católica, 73, 78-80; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 15-16, 21-22 y 38-46; LODE, 3 y 55; Comunidad Educativa y participación, 42-53; Exigencias que caracterizan como católico un centro escolar, 7; Sentencia del Tribunal Constitucional de 27-6-85, II.9 y 24-26; Const. ACI. Apl. 17.


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El personal de administración y servicios presta una valiosa colaboración La estructura y el funcionamiento de nuestra escuela incluyen unos aspectos que, aunque no están todos ellos directamente relacionados con la acción educativa, la hacen posible y favorecen su realización y su eficacia. Las personas que asumen esta responsabilidad realizan funciones diversas y totalmente necesarias: la gestión económica, la secretaria académica, el asesoramiento psicopedagógico, la conservación de los locales, medios didácticos, etc. Este personal de administración y servicios constituye, pues, una parte importante de la Comunidad Educativa: desde lugares y responsabilidades

aparentemente secundarios, presta una valiosa colaboración a la Institución Titular, la Dirección, los profesores, los alumnos y las familias. En efecto, este estamento está formado por personas que, según la misión que se les ha confiado, colaboran de manera solidaria en la marcha de la escuela y se

comprometen en la acción educativa que en ella se realiza;

complementan el trabajo formativo de los profesores, como psicólogos, reeducadores, monitores, etc.;

asumen las funciones correspondientes a la gestión económica, y velan por la correcta administración de los bienes propios de la escuela;

realizan los trabajos de secretaria y asisten a la Dirección y a los coordinadores y profesores en el ejercicio de sus respectivas responsabilidades;

contribuyen a mantener la escuela en condiciones, para que todos los miembros de la Comunidad Educativa puedan encontrarse a gusto y llevar a cabo la labor que les corresponde;

participan en la gestión de la escuela a través del Consejo Escolar y, por tanto, se corresponsabilizan de la acción educativa global del centro.

Como los demás estamentos de la Comunidad Educativa, el personal de administración y servicios tiene ocasión de compartir todo lo que la escuela es y todo lo que la escuela ofrece, ya que todo es posible porque todos aportan iniciativas, ilusión y trabajo según las respectivas competencias y responsabilidades.

Funciones diversas y necesarias

Un estamento de la Comunidad Educativa

La escuela es obra de todos


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Los padres participan activamente en la vida de la escuela Los padres son los principales responsables de la educación de los hijos, y muchos desean que la formación iniciada en el hogar tenga continuidad. Por eso han decidido que sea nuestra escuela la que complete su acción educativa.

Los padres cristianos, que han confiado sus hijos a nuestra escuela por razón de su identidad, tienen una responsabilidad particular. La escuela necesita de manera muy especial el apoyo y colaboración de estos padres, que deben velar para que mantenga y actualice constantemente el tipo de educación que se ha comprometido a ofrecer a la sociedad.

Las familias que no han podido hacer uso de su libertad y han acudido a nuestra escuela por razones ajenas a su Proyecto Educativo, saben que, por el hecho de ser cristiana, debe respetar el pluralismo y acoger a todos los alumnos sin distinción

7 y 14.

Los alumnos y sus padres han de conocer de forma suficiente el tipo de educación que la escuela imparte, para poder colaborar eficazmente en su realización. Si alguno no comparte esta idea de educación, debe prestarle el debido respeto, ya que ha sido objeto de opción positiva por parte de muchas familias.

La Asociación de Padres es el canal normal de participación de los padres

de alumnos en nuestra escuela, y como tal

proporciona los medios necesarios para poder garantizar en cada momento una eficaz colaboración en la marcha del centro;

puede promover y organizar actividades educativas complementarias y extraescolares, con la intención de favorecer la formación integral de los alumnos;

acoge, representa y defiende los intereses del conjunto de las familias que forman la Comunidad Educativa;

canaliza su participación corresponsable en los diversos órganos colegiados de la escuela;

ayuda a crear un ambiente favorable y un respaldo social a la escuela. Esta Asociación fomenta la formación permanente de los padres de alumnos como educadores de los propios hijos, y les dispone para asumir responsabilidades en la Asociación y para representar a sus compañeros en los órganos de gobierno de la escuela. Así participan de forma corresponsable en la gestión global del centro.

La continuidad

de la acción educativa

Actitud de acogida

y respeto mutuo

La Asociación

de Padres y Madres

El laico católico testigo de la fe en la escuela, 80; Comunidad Educativa y participación, 54-62; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 45 y 55; Exigencias que caracterizan como católico un centro escolar.


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La relación entre familia y escuela enriquece la Comunidad Educativa Nuestra concepción de escuela como complemento de la familia nos exige que establezcamos una relación cercana entre familia y escuela a través

del intercambio y la cooperación entre padres y educadores, con el objetivo de conseguir una acción educativa coherente. El ambiente familiar juega un papel esencial en la determinación de las

actitudes y de los valores que el hijo aprende a interiorizar en los primeros años de su crecimiento. Cuando este ambiente reúne las condiciones adecuadas, el hijo encuentra en él la seguridad y la confianza que necesita para iniciar sus experiencias de libertad, da los primeros pasos en las relaciones sociales y afectivas, y aprende a participar el respeto a los otros, a aceptar las diferencias y a colaborar con sus compañeros. Por eso la acción educativa escolar requiere una intensa relación entre padres y educadores.

En nuestra escuela queremos potenciar esta relación, de modo que el hijo – alumno pueda recibir una propuesta educativa coherente con la

acción formativa iniciada en el hogar o, en su caso, suplir sus deficiencias;

los educadores tengan ocasión de ampliar el conocimiento del alumno y

aumentar así sus posibilidades de ayuda y orientación;

los padres reciban la oportuna información sobre el progreso o las

dificultades de los hijos en el trabajo escolar, y estén en condiciones de dar a los educadores el apoyo que necesitan en su acción formativa;

la acción educativa escolar sea una ayuda y un estímulo en el trabajo

formativo que los padres realizan con sus hijos. Esta cooperación mutua se ha de fundamentar en una relación constante entre padres, tutores, profesores y dirección de la escuela. Esta relación da fecundidad y coherencia a la acción educativa, y contribuye a conseguir un buen nivel de calidad en la formación integral de los alumnos.

El objetivo

de la relación

familia- escuela

Importancia

del ambiente familiar

Posibilidades

del diálogo

padres - educadores

Una relación

constante

Vaticano II, G.E. 6; Una escuela para hoy y aquí, 5; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 80; Comunidad Educativa y participación, 38 y 54-62; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 5.


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29

Orientamos a los alumnos en su trabajo formativo Toda educación es un proceso de estímulo y de ayuda en el crecimiento del alumno, que ha de descubrir sus aptitudes y limitaciones, y ha de aprender gradualmente a autogobernarse y a desarrollar todas sus capacidades. Este estímulo y esta ayuda deben ser personalizadas, es decir, acomodadas a las necesidades de cada alumno teniendo en cuenta el entorno en que está inserto. La personalización comporta igualmente la humanización de la vida de relación, ya que el alumno no es un ser aislado, sino un ser abierto a los otros y llamado a participar de la vida comunitaria. Nuestra escuela pretende orientar al alumno en su trabajo formativo de acuerdo con estos principios. Por tanto, en la medida de sus posibilidades, parte de la situación real de cada alumno y del conocimiento de su

entorno familiar y social;

descubre las necesidades específicas de cada alumno y sus posibilidades de crecimiento y maduración a través del oportuno

diagnóstico educativo;

elabora un programa de orientación que le ayude en la superación de

las dificultades y a desplegar todas sus capacidades;

fomenta el interés por el trabajo individual, y motiva el esfuerzo

constante que ayuda al alumno a avanzar en su proceso de aprendizaje;

acentúa la dimensión social del proceso educativo, favorece el trabajo

en equipo y, a través de él, la cooperación y la solidaridad;

ayuda a los alumnos en la comprensión y aceptación de la sexualidad, y

en el reconocimiento de su importancia en la formación de la propia personalidad;

les ofrece los servicios psicopedagógicos necesarios para su orientación

vocacional y profesional.

La personalización de la enseñanza y de la educación supone en los tutores y profesores una buena preparación previa, y la adopción de unas actitudes y unos métodos pedagógicos que estimulen y orienten el trabajo de los alumnos y les ayuden en la evaluación de los resultados. Para realizar esta misión es necesario una atención individualizada, y que los profesores y tutores dispongan de los medios adecuados y de la dedicación suficiente.

Una respuesta

a las necesidades

de cada alumno

Aspectos básicos

de personalización

Educadores:

preparación

y actitudes

adecuadas

VI - ALGUNOS ASPECTOS BÁSICOS DE NUESTRA ACCIÓN EDUCATIVA

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30

Promovemos el descubrimiento de valores y la formación de actitudes En la escuela nos planteamos seriamente el tema de la educación en valores, y le asignamos el objetivo de orientar al alumno en su realización

personal, de modo que pueda ahondar en el sentido de su identidad, como individuo y como miembro de una comunidad. Nos proponemos también que nuestra acción educativa ponga de relieve la formación de actitudes, como un aspecto básico de la formación integral.

En esta labor, partimos del hecho que la educación en valores debe ser fundamentalmente un “contagio” de actitudes vividas, es decir, que no nos basta creer en unos determinados valores y proclamarlos con fuerza, sino que debemos reflejar coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, si

queremos crear un clima propicio de la educación.

Así pues, pretendemos que los alumnos no sólo aprendan a pensar y a hacer, sino que aprendan también a ser y a compartir. Y como quiera que los comportamientos, los valores y las actitudes nunca pueden ser impuestos, sino que cada persona, grupo, comunidad y pueblo debe irlos descubriendo y asumiendo, proponemos a los alumnos situaciones concretas que les ayuden a

prepararse para tomar decisiones con libertad y responsabilidad;

les motivamos en la adquisición y maduración de criterios valorativos adecuadamente estructurados que orienten su conducta;

damos importancia al descubrimiento y la asunción de aquellos valores que les unen a un grupo humano y que les permiten compartir su autenticidad con el resto de los hombres;

pretendemos que toda la tarea docente y educativa de la escuela, la programación, la metodología, las relaciones interpersonales y la organización del centro, se inspiren en una propuesta coherente de valores y expresen una vivencia de actitudes a través de su dinámica y funcionamiento.

De esta manera, entre todos procuramos crear un clima que en sí mismo sea educativo porque expresa convicciones y motiva el compromiso.

Ahondar

en el sentido

de la identidad

«Contagio»

de actitudes vividas

Aprender a ser

y a compartir

Una propuesta

coherente

de valores

La Escuela Católica, 25-30; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 30; Una escuela comprometida y coherente, 14.


43

31

Adoptamos una metodología didáctica abierta y flexible La educación humanística que nos proponemos ofrecer a nuestros alumnos implica una metodología consecuente con los objetivos que perseguimos en la formación del hombre. El alumno es el centro de toda la actividad educativa, y la acción formativa de la escuela debe acomodarse constantemente a sus necesidades. La metodología empleada en la acción educativa tiene una incidencia muy grande en el desarrollo de la personalidad, en la autorrealización y en la autonomía del ser y del aprender, así como en el sentido de cooperación y de solidaridad. El acompañamiento del alumno en su crecimiento integral exige de los educadores un esfuerzo de superación y de capacitación constante. Es una tarea de formación permanente en contacto directo con la realidad de la vida y al ritmo de ella. En la definición y puesta en práctica de esta metodología procuramos tener en cuenta los siguientes aspectos: Adaptación a las posibilidades reales de nuestra escuela y a las

necesidades de los alumnos, respetando las disposiciones legales vigentes.

Enseñanza personalizada como respuesta a las posibilidades de

crecimiento y maduración de cada alumno 29

.

Fomento de la actividad de los alumnos, individualmente y como grupo,

con la intención de favorecer al máximo la autorrealización 36

.

Estudio de los resultados de la investigación educativa y análisis de las

posibilidades de aplicación a nuestra realidad.

Realización de experiencias de renovación pedagógica en conexión

con otras escuelas de características semejantes.

Evaluación constante de las innovaciones pedagógicas y organizativas,

con el fin de constatar su incidencia en la mejora de la calidad de la enseñanza y de la educación

37.

En los números siguientes concretamos y profundizamos el alcance de algunos de estos aspectos y la incidencia que tienen en la acción educativa de nuestra escuela.

Un principio básico

Algunos aspectos

prácticos

Un estudio necesario


44

32

Cultivamos el ámbito cognoscitivo y fomentamos el desarrollo intelectual Buena parte del trabajo que realizamos en la escuela se dirige al enriquecimiento del ámbito cognoscitivo del alumno, como una forma más de perfeccionamiento de su personalidad total. Al despertar en los alumnos de la inquietud por la búsqueda de la verdad,

les facilitemos el acceso al saber y favorecemos la interpretación y valoración de la realidad, la inserción crítica en el contexto sociocultural y el ingreso en el mundo del trabajo. Con este criterio, damos la debida importancia al trabajo intelectual para que cada alumno llegue al máximo de sus posibilidades.

Con la intención de lograr este objetivo,

procuramos que las propuestas de aprendizaje responden a los intereses de los alumnos y tengan conexión con sus experiencias personales;

pretendemos dar respuesta a las cuestiones y problemas que se les plantean, favoreciendo el enriquecimiento progresivo y evolutivo de sus estructuras intelectuales;

estimulamos su espíritu crítico para que sean conscientes y responsables de sus ideas;

procuramos formar una mentalidad abierta y creativa;

entendemos que la acumulación de datos sin sentidos, la visión estática de los conocimientos y la parcelación del saber, más que facilitar, dificultan el proceso del desarrollo intelectual;

fomentamos el aprendizaje de técnicos de estudio y el crecimiento de aquellas capacidades que preparan a los alumnos para el acceso al saber a lo largo de toda su vida.

La programación y la realización de la acción docente de los profesores, y el trabajo de aprendizaje de los alumnos, ocupan un lugar decisivo en la acción educativa global, ya que la escuela educa sobre todo a través de la adquisición crítica de la cultura.

Inquietud

por la búsqueda

de la verdad

Criterios de

actuación

Un aspecto decisivo

de la educación


45

33

Favorecemos la educación a través del movimiento y de la expresión corporal El alumno es un sujeto activo, y su cuerpo tiene múltiples posibilidades de movimiento y de expresión que deben ser atendidas adecuadamente en un proceso de crecimiento y maduración. En nuestra escuela, la educación a través del movimiento no es considerada como un hecho aislado, sino como un aspecto básico de la acción educativa global.

En efecto, la formación integral de la persona incluye el desarrollo de sus posibilidades motoras (físicas y psíquicas). Sin este desarrollo, la formación integral no es posible. Con la educación a través del movimiento nos propones los siguientes objetivos: favorecer la expresión y la comunicación, y ayudar a los alumnos a

vivenciar emociones y sentimientos;

fomentar la maduración psicomotora y el desarrollo fisicomotor;

mejorar la calidad de la salud y potenciar la integración en el medio

natural;

estimular la creatividad a través del movimiento, y descubrir el placer

que la experiencia del movimiento es capaz de provocar;

potenciar la relación de cooperación y compresión para con los demás, poner de manifiesto los aspectos enriquecedores de la convivencia.

El marco escolar permite un amplio abanico de actividades que podemos programar y realizar con esta intención. Entre otras, recordamos el juego, la psicomotricidad, la expresión corporal, la gimnasia, la danza, la iniciación deportiva y las actividades al aire libre.

Un aspecto básico

de la formación

integral

Objetivos concretos

Un amplio abanico

de actividades


46

34

Estimulamos la actividad de los alumnos y promovemos la práctica de sus destrezas y habilidades El alumno es el principal protagonista de su proceso de aprendizaje y maduración, y desde las primeras edades tiene capacidades propias que él mismo debe ejercitar y que nadie puede sustituir. En concreto, el aprendizaje comporta una actividad interna por parte de quien aprende; y la práctica de destrezas, habilidades y técnicas de trabajo introduce al alumno en el ámbito del saber hacer

Por estos motivos, en la escuela adoptamos un método de trabajo que

da especial importancia al cultivo de la inteligencia por medio de las oportunas técnicas de estudio y trabajo, y potencia el adecuado ejercicio y desarrollo de la memoria;

suscita y estimula la actividad, y propicia el descubrimiento de capacidades y la práctica de destrezas en el mundo de la investigación,

el arte y el uso creativo del tiempo libre;

favorece la expresión y la comunicación en el lenguaje propio de los

alumnos;

promueve un aprendizaje basado en el interés y la motivación constante, sin excluir el esfuerzo personal en el trabajo individual y de

grupo;

fomenta la iniciativa, la creatividad y la espontaneidad de los alumnos;

les ayuda a comprender y aceptar las reglas de juego del trabajo en común: respeto, orden y autodisciplina;

fomenta la autonomía en el trabajo y la autoevaluación.

Estos criterios tienen aplicaciones diversas según la edad y la preparación de los alumnos: en los primeros niveles, la observación la exploración y la manipulación de objetos concretos; mas a delante, la investigación, la experimentación y las relaciones interdisciplinares; y siempre, el trabajo individual y en grupo, y la autoevaluación de todo el proceso y de la tarea realizada con la orientación de los profesores. Los profesores programan y realizan el propio trabajo como educadores con

vistas a la motivación y la orientación constante de las actividades educativas de los alumnos.

El alumno

debe ejercer

sus capacidades

Un método de trabajo

coherente

con este principio

La acción orientadora

de los profesores


47

35

Ponemos los avances tecnológicos al servicio de la educación Preparamos a los alumnos para la vida enseñándoles a leer comprender las nuevas formas de expresión que van siendo habituales en nuestra sociedad, y a hacer uso de la tecnología que caracteriza a los nuevos medios de comunicación, como un recurso más al servicio de la formación personal y de la construcción de la sociedad. De acuerdo con las posibilidades que nos ofrece el presupuesto de la escuela, enriquecemos gradualmente el equipo didáctico con la incorporación de nuevos medios, para hacer posible el aprendizaje y el uso de la tecnología más adecuada para la educación. Con estos criterios,

favorecemos la utilización del material didáctico como complemento y ayuda en la acción docente;

ayudamos a los alumnos a juzgar y seleccionar la información que nos

ofrecen los medios de comunicación social a través de la palabra y de la imagen;

capacitamos a los alumnos para la compresión y el uso de las nuevas formas de comunicación;

incorporamos los nuevos avances tecnológicos en la acción docente, como un servicio a la enseñanza individualizada y como ayuda a la creatividad y a la investigación educativa;

fomentamos el uso de estos medios como canales de expresión, y potenciamos la relación y el intercambio de experiencias con las otras

escuelas.

Por lo que se refiere a la financiación de estos medios pedagógicos, necesitamos el apoyo de la administración educativa para que nuestra escuela, considera como servicio de interés público y abierta a todos, pueda ofrecer una enseñanza de calidad y colaborar eficazmente con las demás escuelas en la renovación del sistema escolar de nuestro país.

Una respuesta

al reto

de la sociedad

Acciones concretas

Apoyo de la

Administración


48

36

Proyectamos la educación más allá del aula y del horario lectivo Nuestra opción por la formación integral implica una opción de escuela que va más allá de los límites del horario escolar, y ayuda a los alumnos a abrirse a un mundo de dimensiones cada vez más amplias.

Esta concepción de escuela incluye unos criterios educativos que tienen su aplicación en una amplia gama de servicios y actividades, que están en su función de un conjunto muy variado de intereses y capacidades de los miembros de la Comunidad Educativa. De acuerdo con estos criterios, pretendemos que nuestra escuela llegue a ser un centro de promoción cultural y social del entorno, y procuramos;

establecer un diálogo constructivo con las otras instancias educativas de la sociedad (escuela paralela );

fomentar todas aquellas actividades escolares y extraescolares que favorecen la educación en el tiempo libre y despiertan interese y

aficionados según las diversas edades de los alumnos;

ayudar a amar y valorar la naturaleza, a disfrutar de ella, a descubrir la

belleza que nos muestra y fomentar, desde este conocimiento, actitudes de admiración y de acción de gracias;

promover la creación de grupos formativos y asociaciones, la

organización de jornadas y actividades culturales, la participación de la escuela en concursos literarios y artísticos, la colaboración en obras y servicios de promoción social , etc;

prepara a los alumnos para el acceso al mundo del trabajo a través de

la orientación escolar-profesional y de otras iniciativas: bolsa de trabajo, reciclaje, relación, escuela-empresa, etc;

ofrecer respuestas a las inquietudes sociales, religiosas y pastorales

de los profesores, familias y alumnos creyentes, a través de servicios de catequesis, convivencias formativas, relación con movimientos y asociaciones locales, parroquiales y diocesanos, etc:

colaborar en las actividades que promueven otras instituciones educativas de la zona y que pueden complementar la acción formativa

escolar.

Para la realización de todas estas actividades, nuestra escuela ha de contar con el apoyo especial de la Institución Titular y la Asociación de Padres, la colaboración del equipo de profesores, y la iniciativa y dedicación de los mismos alumnos.

Una exigencia

de la educación

integral

Diversidad

de iniciativas

Un compromiso

de toda la Comunidad

Educativa

La escuela Católica, 24 y 48; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 23, 35 y 44; Exigencias que caracterizan como católico un centro escolar, 4.


49

37

Evaluamos nuestra acción educativa Consideramos la evaluación como proceso continuo que nos indica si

avanzamos en la dirección que nos hemos propuesto y si lo hacemos con el ritmo previsto. Un diseño de autoevaluación adaptada a la realidad de nuestra escuela nos permite verificar el nivel de calidad de la acción educativa y la adecuación de nuestra pedagogía a las necesidades de los alumnos.

Este diseño es aplicable a los diversos momentos del proceso educativo, y supone los siguientes aspectos o fases: la exploración inicial, que nos indica la realidad de la que partimos y

nos permite conocer las necesidades de los alumnos y de la escuela en el campo que es objeto de revisión;

la concreción de la meta que nos proponemos como objetivo en un

momento determinado;

la identificación de las diversas alternativas que nos pueden ayudar a alcanzar el objetivo propuesto;

la selección de los medios, métodos, estrategias y actividades que

pueden hacernos avanzar de la manera más segura y más rápida según las diversas necesidades;

la verificación experimental del camino recorrido y de las dificultades que

han surgido. Todos los aspectos y dimensiones de la escuela y del proceso educativo son, en algún momento, objeto de evaluación: el plan de estudios, el trabajo docente, el programa educativo, la organización escolar, la acción pastoral, los órganos participativos, las relaciones en la comunidad educativa, así como los diversos ámbitos del crecimiento y maduración de los alumnos, es decir, los aspectos cognoscitivos, afectivos, sociales etc. La aplicación del diseño de autoevaluación es un estímulo y una orientación constante en la mejora de la acción educativa en nuestra escuela.

Una autoevaluación

continua

Fases del diseño de

autoevaluación

El alcance

de la evaluación


50

38

La participación está en función de la Comunidad Educativa Alumnos, padres, profesores, Institución Titular y personal de administración y servicios, realizamos conjuntamente una tarea que nos aglutina y hace converger nuestros esfuerzos e ilusiones: la formación integral de los alumnos.

El logro de este objeto requiere la aportación de todos, en clima de aceptación y respeto mutuos, de servicio a una causa común y de corresponsabilidad. Esta participación coordina y corresponsable de las diversas personas y grupos es fundamental para construir nuestra Comunidad Educativa. Tres principios básicos nos ayudan a situarla participación en el lugar que le

corresponde:

El objetivo prioritario de nuestra escuela, y lo que justifica su existencia y da sentido a la acción que realiza, es la formación integral de los alumnos tal como está definida en el Proyecto Educativo.

Todos los que estamos implicados en esta acción formamos una

Comunidad Educativa, en la que los intereses individuales dejan paso a

los objetivos colectivos y, en concreto, al objetivo prioritario de la escuela. Esta Comunidad Educativa se construye día tras día, y se expresa y

actúa a través de una participación corresponsable.

La participación abre horizontes a la iniciativa de los alumnos, padres y profesores, y pone en juego un conjunto de ilusiones y energías que motivan y estimulan la acción educativa global de la escuela.

Todos al servicio

de un objeto común

Tres principios

básicos

Una participación

enriquecedora

La Escuela Católica, 70; El laico católico testigo de la fe en la escuela, 22 y 78; Comunidad Educativa y Participación, 5-8; Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 55.

VII - NUESTRO MODELO DE GESTIÓN

51

39

Los criterios que inspiran la participación La complejidad de la acción educativa escolar exige que todos los que intervenimos en ella lo hagamos de una forma orgánica y coordinada, ya que los grados de responsabilidad, la capacidad y las posibilidades de dedicación son muy diversos. Por eso diferenciamos los ámbitos y niveles de participación. Los criterios que nos ayudan a determinar estos niveles y ámbitos de intervención de cada uno de los estamentos y personas en la gestión de la escuela son estos: Finalidad del centro. Tanto la composición y competencias de los

órganos colegiados, como las intervenciones personales de padres, profesores e Institución Titular, tienen razón de ser en función del objetivo prioritario de la escuela: promover el crecimiento y la maduración de los alumnos de acuerdo con el Proyecto Educativo.

Corresponsabilidad. Todos asumimos el compromiso de ofrecer nuestra

aportación personal de creatividad, búsqueda e impulso para llevar a cabo las decisiones que se toman y para aceptar las consecuencias que de ellas se deriven.

Subsidiariedad. Determinamos claramente el campo de acción y las

competencias de los diversos órganos de gobierno unipersonales y colegiados, favorecemos el ejercicio de la responsabilidad que expropia de cada uno, haciendo que los órganos superiores de gobierno respeten las atribuciones de los órganos inferiores.

Representatividad. Todos los miembros de la Comunidad Educativa

tenemos la posibilidad de intervenir en el proceso que conduce a la adopción de las decisiones que nos afectan, y los que forman parte de los órganos participativos son elegidos por el estamento que representan.

Globalidad: Todas las actuaciones se plantean y se llevan a término en

una perspectiva de conjunto, con el fin de lograr una convergencia coherente en la realización del proyecto común que convoca a la Comunidad Educativa.

Estos criterios se complementan mutuamente, y nos ayudan en el momento de determinar las competencias y el grado de responsabilidad de los diversos órganos de gobierno de la escuela

40.

Diversidad de

agentes, ámbitos

y niveles

de participación

Cinco criterios

fundamentales

Finalidad del centro

Corresponsabilidad

Subsidiariedad

Representatividad

Globalidad

La Escuela Católica, 70; Comunidad Educativa y participación, 13-17.


52

40

Una gestión que expresa corresponsabilidad En la concreción de los aspectos organizativos de nuestra escuela tenemos en cuenta la legislación vigente. En consecuencia, reconocemos el derecho de la Institución Titular a establecer el Carácter Propio del Centro y a dirigirlo, y asumimos las disposiciones legales que se refieren a la intervención de profesores, alumnos, padres de alumnos y personal de administración y servicios en el control y gestión de la escuela. Los principios señalados en el nº 38, junto con los criterios que inspiran la participación

39, nos ayudan a determinar el modelo de gestión más adecuado

para nuestra escuela, es decir, la composición, competencias y normas de funcionamiento de los

órganos colegiado: Consejo Escolar, Equipo Directivo, etc.; las funciones que corresponde a cada uno de los órganos de gobierno

unipersonales: representante de la Institución Titular, Director, etc.; los criterios para la asignación de diversos cargos de responsabilidad:

competencia profesional, capacidad de compromiso, dedicación, etc.; y, en general, los canales de participación de todos los estamentos en la

vida de la escuela. El Reglamento de Régimen Interior recoge el conjunto de normas que

regulan el funcionamiento de nuestra escuela, y garantiza la adecuada coordinación de todos los estamentos y personas que formamos la Comunidad Educativa. Este reglamento, elaborado teniendo en cuenta los preceptos legales y respetando cuanto establece el presente documento, es aprobado por el Consejo Escolar a propuesta de la Institución Titular.

Un modelo de gestión

adaptado a la escuela

La forma de gestión

Nuestro Reglamento

de Régimen Interior

Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 21-22 y 55-60.


53

41

Nuestro Consejo Escolar

El consejo escolar es el máximo órgano colegiado representativo de nuestra Comunidad Educativa, y su composición garantiza que los diversos estamentos tengamos ocasión de participar en él y, por tanto, de corresponsabilizarnos de la gestión global de la escuela. La exigencia de construir Comunidad Educativa para ofrecer a los alumnos una educación integral, requiere que el Consejo Escolar y todos sus miembros asuman como propios los objetivos de la escuela tal como están

expresados en esta documento que define su Carácter Propio, y se responsabilicen de promover la realización de su Proyecto Educativo;

tengan conocimiento profundo de la acción educativa global del centro y del conjunto de actividades formativas que promueve;

compartan la reflexión y el trabajo que suponen la actualización del Proyecto Educativo y la proyección de la escuela hacia el futuro;

hagan de su presencia y de su acción en el consejo un servicio generoso y solidario al conjunto de la Comunidad Educativa.

El buen resultado de la gestión del Consejo Escolar depende de la

competencia, la disponibilidad, la coherencia y la capacidad de compromiso de todos y cada uno de sus miembros. Las características de nuestra escuela y el tipo de educación que nos hemos comprometido en ofrecer a la sociedad, hacen que los criterios básicos del funcionamiento del Consejo Escolar sean estos tres:

Dar prioridad a los interese globales de la Comunidad Educativa por

encima de las conveniencias individuales o de grupo.

Considerar que la atención a las necesidades formativas de los alumnos y la calidad de la educación son el eje que da sentido y coherencia a

todas las propuestas y decisiones.

Asumir que el diálogo, la comprensión y el respeto son los caminos

habituales que conducen a los acuerdos que debe tomar el Consejo Escolar.

De esta manera, la unanimidad de criterios y el consenso en las decisiones llegan a ser expresión de la voluntad de servicio a los grandes intereses de la educación.

Cualidades

de los miembros

del Consejo Escolar

Criterios

de funcionamiento

Consenso

en las decisiones

Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, 56-60.


55

Conclusión

Somos conscientes de que en más de una ocasión no nos hemos limitado a describir la realidad, sino que, reconociendo las limitaciones que cada día acompañan a la labor que realizamos, hemos sugerido pistas para la mejora de nuestra acción educativa. Deseamos pues, que la propuesta educativa que acabamos de describir, y que como tal, define el «Carácter Propio» del Centro, llegue a ser el eje que haga convergar las ilusiones pedagógicas y la acción formadora de todos los que constituimos la Comunidad Educativa de nuestros Centros.

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