es tiempo de izquierda

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“Es tiempo de Izquierda”, “En Navarra, Ezkerra; Nafarroan, Izquierda”, “Ganemos Burlada para la Izquierda”… De cara a la presente campaña de las Elecciones Municipales y Autonómicas hemos redoblado, aún más si cabe que en anteriores citas de este tipo, a través de nuestros lemas y de nuestros mensajes, una apuesta por unas señas de identidad ideológicas inequívocas y claras. No se trata únicamente de presentarnos ante la ciudadanía como la única fuerza política alternativa y comprometida con la transformación social desde unos parámetros distintos a los que impone el sistema capitalista, que también, sino que, al mismo tiempo que nos presentamos así, deseamos dejar patente nuestra convicción de que el cambio que, a nuestro entender, preconiza una inmensa mayoría de la población, solo se producirá si la Izquierda real obtiene un respaldo sólido y contundente en las urnas. En el fondo, el ánimo que nos impulsa ahora a proclamar esta afirmación concuerda con lo que hemos venido expresando, a lo largo de más de un cuarto de siglo, en todas y cada una de las convocatorias y movilizaciones en las que Izquierda Unida ha participado, también en Burlada, por supuesto. Y eso, ¿por qué?, se preguntarán algunas personas que tal vez consideren nuestro llamamiento a reforzar las filas de la Izquierda real como algo excesivamente radical y, en consecuencia, inviable dentro del actual marco institucional de relaciones entre gobernantes y gobernados, o, yendo más allá, entre los poderes fácticos que, de verdad, dictan las normas, y la gente condenada a someterse a ellas. Un panorama que induce a pensar (aunque sea de manera inconsciente, y eso pretenden), que, dados esos estrechos márgenes de devaluada calidad democrática, hemos de conformarnos, en el mejor de los casos, con meros cambios cosméticos, un trueque de unas siglas por otras, para que, en última instancia, no se altere un ápice la estructura esencial del régimen político y económico que hemos padecido estas cuatro últimas décadas.

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discurso mitin central elecciones municipales burlada 2015

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  • Es tiempo de Izquierda, En Navarra, Ezkerra; Nafarroan, Izquierda,

    Ganemos Burlada para la Izquierda De cara a la presente

    campaa de las Elecciones Municipales y Autonmicas hemos

    redoblado, an ms si cabe que en anteriores citas de este tipo, a

    travs de nuestros lemas y de nuestros mensajes, una apuesta por

    unas seas de identidad ideolgicas inequvocas y claras. No se trata

    nicamente de presentarnos ante la ciudadana como la nica fuerza

    poltica alternativa y comprometida con la transformacin social

    desde unos parmetros distintos a los que impone el sistema

    capitalista, que tambin, sino que, al mismo tiempo que nos

    presentamos as, deseamos dejar patente nuestra conviccin de que

    el cambio que, a nuestro entender, preconiza una inmensa mayora

    de la poblacin, solo se producir si la Izquierda real obtiene un

    respaldo slido y contundente en las urnas.

    En el fondo, el nimo que nos impulsa ahora a proclamar esta

    afirmacin concuerda con lo que hemos venido expresando, a lo

    largo de ms de un cuarto de siglo, en todas y cada una de las

    convocatorias y movilizaciones en las que Izquierda Unida ha

    participado, tambin en Burlada, por supuesto. Y eso, por qu?, se

    preguntarn algunas personas que tal vez consideren nuestro

    llamamiento a reforzar las filas de la Izquierda real como algo

    excesivamente radical y, en consecuencia, inviable dentro del actual

    marco institucional de relaciones entre gobernantes y gobernados,

    o, yendo ms all, entre los poderes fcticos que, de verdad, dictan

    las normas, y la gente condenada a someterse a ellas. Un panorama

    que induce a pensar (aunque sea de manera inconsciente, y eso

    pretenden), que, dados esos estrechos mrgenes de devaluada

    calidad democrtica, hemos de conformarnos, en el mejor de los

    casos, con meros cambios cosmticos, un trueque de unas siglas por

    otras, para que, en ltima instancia, no se altere un pice la

    estructura esencial del rgimen poltico y econmico que hemos

    padecido estas cuatro ltimas dcadas.

  • Sin embargo, si sumergimos nuestras reflexiones por debajo de la

    superficie en la que con tanto afn aspiran a estancarnos,

    convendremos sin ningn gnero de dudas que la crisis-estafa a la

    que este sistema nos ha abocado desde 2008 ha terminado por

    refrendar una verdad palmaria: no existe solucin alguna si sta se

    limita a quedarse a medio camino o a aparentar una modificacin de

    la letra sin aspirar a modificar un pice la partitura. De ah que

    continuemos manifestando nuestra vinculacin ideolgica a los

    postulados de Izquierda, nuestro anlisis de la situacin desde la

    ptica de la contradiccin Capital-Trabajo (lo que tradicionalmente

    se ha catalogado de lucha de clases), as como nuestro empeo en

    la superacin del modelo econmico capitalista y del modelo

    poltico de una democracia puramente formal.

    Por qu somos de Izquierdas? Aunque, ms bien, en mi opinin, la

    pregunta que deberamos formularnos es: por qu no hay ms

    gente que sea de Izquierdas? Si cualquier gran empresario de este

    pas, de esos cuyas empresas cotizan en el Ibex-35, si cualquier gran

    banquero, de esos que transfieren su dinero a parasos fiscales y

    usan la ingeniera financiera para no abonar lo que les corresponde

    en materia de impuestos, una maana se levantase y declarase a

    bombo y platillo que, tras haberlo meditado mucho, ha decidido

    cambiar de bando, convertirse en un rojo peligroso y, por

    ejemplo, confiar su voto a Izquierda Unida, no solo se

    desencadenara una enorme conmocin entre la opinin pblica,

    sino que hasta abundaran los chistes y los chascarrillos irnicos, ya

    que se concebira como algo absurdo y fuera de toda lgica.

    Porque, a quin se le ocurre inmolarse de buena gana, yendo en

    contra de lo que dictan sus intereses, tanto particulares como

    colectivos?

    Por qu no nos conmociona ni nos escandaliza, entonces, que una

    persona trabajadora, parada, un joven precario, un hombre o una

    mujer del pueblo llano, como suele decirse, contraviniendo toda

    lgica, desde el ms completo de los absurdos y atentando a sus

    propios intereses, a los de su familia, amistades y descendientes,

    ofrezca su apoyo a una opcin poltica de Derechas?

  • El PP en Espaa, o UPN en Navarra y en Burlada, no han alcanzado la

    Presidencia del Gobierno o la Alcalda nicamente contando con los

    votos de quienes resultan protegidos y beneficiados por las medidas

    que impulsan. Sus recortes y privatizaciones las han llevado a cabo

    amparndose en la legitimidad de los votos emitidos en las urnas

    por aquellos individuos que en ellos depositaron su confianza para,

    posteriormente, acabar convirtindose en los principales

    damnificados. A alguien le sorprende que esto suceda as?

    Ah reside la clave de todo, incluso para explicar por qu han

    inventado eso que tan pomposamente denominan democracia. Si

    abrigaran el ms mnimo temor de que cada ciudadano y ciudadana

    iba a decantar su voto en funcin de los intereses de la clase a la

    que pertenece, y que la gente perteneciente a la clase trabajadora

    iba a ofrecer su voto a opciones polticas netamente de Izquierdas,

    mientras que las papeletas de los partidos de Derechas no iban a

    recabar ms que simplemente un apoyo marginal y raqutico,

    entonces ni siquiera esta democracia puramente formal y

    cosmtica existira. Como ya hicieron en 1936, la intentaran tumbar

    a toda costa.

    Y qu necesitamos para que los intereses de la clase trabajadora se

    traduzcan en una mayora institucional acorde con el peso que,

    precisamente, esa clase trabajadora ostenta a nivel social? Pues

    necesitamos que tome conciencia. Que tome conciencia del

    momento de emergencia que vivimos; que tome conciencia de que

    su porvenir depende de una transformacin radical de los principios

    y valores que actualmente dominan y amargan nuestras vidas.

    Principios y valores completamente diferentes y antagnicos,

    asentados sobre una base republicana, laica, solidaria, de igualdad y,

    por qu no decirlo tambin, de orientacin socialista. Por eso,

    nosotras y nosotros, las mujeres y los hombres que abanderamos

    esos principios y valores insistimos tanto en la prioridad que

    concedemos a un cambio netamente de Izquierdas.

  • En Burlada, localidad eminentemente obrera, las sucesivas listas

    electorales de UPN han venido alcanzando una mayora de votos

    por espacio de ms de dos dcadas. Esta ltima Legislatura, la

    presunta oposicin de Izquierdas y progresista renunci a articular

    una alternativa de Gobierno Municipal (por ms que algunas y

    algunos multiplicsemos nuestros llamamientos en esa direccin), y

    con ello se facilit, de manera cmplice, que la Alcalda haya recado

    en los adalides del regionalismo navarro de Derechas, quienes, con

    una representacin de apenas tres concejales de un total de 17, han

    aplicado su Programa, clausurando Servicios Pblicos como la

    Escuela-Taller, arropando la devaluacin de otros como el Centro de

    Atencin Primaria a instancias de sus superiores del Ejecutivo Foral, y

    privatizando la gestin de otros como el Servicio de Consejera de la

    Casa de Cultura los fines de semana o el Gazteleku. Eso por no

    hablar de la aprobacin de un brutal incremento de las tasas, de esa

    Ordenanza Mordaza de sesgo ultraderechista, o de las concesiones

    ms que generosas que se han brindado a entidades privadas y de

    signo religioso.

    Enfrente, solo se han topado con la protesta, la crtica y la

    movilizacin activa de nuestra concejala y de nuestra organizacin

    poltica. El resto han preferido mirar para otro lado, incluso cooperar

    gustosamente, bien por una actitud de conveniencia poltica

    (aguardando a que la poltrona de la Alcalda les llegase llovida del

    cielo, cual fruta madura, en una futura cita electoral, como ha

    sucedido en el caso de EH Bildu, que as nos lo llegaron a confesar),

    o bien porque, por ms que se reclamen ahora de Izquierdas, en el

    fondo estimaban correctas las medidas que sucesivamente se

    planteaban (como ha ocurrido en lo referente al PSN y a Geroa Bai).

  • En su genial ensayo titulado El Dieciocho de Brumario de Luis

    Bonaparte, un tal Carlos Marx se refiere a una antigua fbula de

    Esopo, en la que un fanfarrn, ante las personas de su pueblo, all

    en nuestra querida Grecia, y en vsperas de una competicin de

    salto, comenz a vanagloriarse de que l, en Rodas, haba

    protagonizado un salto prodigioso y que numerosos eran los

    testigos que podan ratificar sus palabras (aunque, claro, haba que ir

    a buscar esos testigos a la misma Rodas, a muchos kilmetros de

    distancia de all). Quienes le escuchaban, contestaron: Para qu

    necesitamos testimonios de nadie? Aqu est Rodas! Salta aqu!. Y,

    a propsito de este relato, reflexiona Carlos Marx lo siguiente: Las

    revoluciones burguesas avanzan arrolladoramente de xito en xito,

    sus efectos dramticos se atropellan, los hombres y las cosas

    parecen iluminados por fuegos de artificio, el xtasis es el espritu de

    cada da; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en

    seguida a su apogeo y una larga depresin se apodera de la

    sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los

    resultados de su perodo impetuoso y agresivo. En cambio, las

    revoluciones proletarias se critican constantemente a s mismas, se

    interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo

    que pareca terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan

    concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y

    de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que slo

    derriban a su adversario para que ste saque de la tierra nuevas

    fuerzas y vuelva a levantarse ms gigantesco frente a ellas,

    retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus

    propios fines, hasta que se crea una situacin que no permite

    volverse atrs y las circunstancias mismas gritan: Aqu est Rodas!

    Salta aqu!.

    Ha llegado la hora de que la mayora social trabajadora de Burlada

    tome de una vez conciencia del papel y de la responsabilidad que le

    corresponde desempear.

  • La Candidatura Municipal de Izquierda Unida-Ezkerra que tengo el

    inmenso honor de encabezar les animamos a ello y demandamos su

    confianza y su voto, con las miras puestas en el Empleo (garantizado,

    pblico y de calidad), en la regeneracin democrtica y en la

    transparencia (con el republicanismo, la decencia, la honestidad y la

    participacin ciudadana como banderas), en la Igualdad de Gnero

    (con propuestas e iniciativas refrendadas ya en Pleno y que se

    remontan al ao 1993), en la Justicia Social (proporcionando

    servicios bsicos, revertiendo las privatizaciones y proporcionando

    alimento y techo para todas las personas)

    Esta Candidatura requiere que la mayora social trabajadora de

    Burlada le otorgue su confianza el prximo 24 de mayo, para que, a

    su vez, la mayora social trabajadora de Burlada goce, por fin, de la

    representacin, de la influencia y de la fuerza en el Ayuntamiento

    que verdaderamente se merece y necesita. Estoy seguro de que lo

    conseguiremos, con vosotras y vosotros a nuestro lado es imposible

    fallar, es imposible no lograr ningn objetivo que nos propongamos

    por muy ambicioso que ste sea. Aqu est Rodas, aqu est

    Burlada. Saltemos, pues, y demostremos que con la Izquierda, con

    Izquierda Unida-Ezkerra s es posible.

    Muchas gracias y a por todas.

    Salud, Repblica y Socialismo.