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vPQEDACp, y AAmiuidradon 13ICU LA r NUM- 98 DOYDN DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y raclsmuooc. EL N EE0 OVELTO 3E DESDIC D\ L.å 1DlüNISTRACIOR IDOS REAUS .. ^^^^YERIp^ fro ae publ(ca PRECIOS Di LA SUSCRICION: UN PESO AL MES EN LA HABANA y 30 rs. ftaa POE TRIMESTRES ADELANTADOS R\ EL INTERIOR YRèlCA D6 PORTE. GALE1R< IA DEL MORA MUZA. EXCMO. SR. CONTRA-ALMIRANTE, D. JOSE MALCAMPO Coman'nute General dAl Apostadero. EPOCA VII. HABANA P DE MAYO DE 1870. NUMERO 31. DIREçTOR^ : J. M. VILLERGAS. CARICATURISTA: LANDALUZE. AÑO ONCE. LOS DEFENSORES DE LA 1N r GRIDAD NACIOIrAL. La dificultad de hallar bue- nos retratos de nuestros queri- dos militares ha motivado la suspension de esta Galería. Es- peramos proporcionarnos pron- to los de los ilustres generales Carbó, Clavijo y Venenc, que aparecerán segun los vayamos recibiendo. Hoy hemos tenido la suerte de encontrar uno mag -nífico de nuestro dignísimo Ge- neral de Marina, el Excmo. Sr. D. José Malcampo, y es el que, admirablemente litografiado, publicamos en el presente nír- mero de EL MORO MuzÀ. EL EXPERIMENTO. Puesto que los oligarcas de Cuba tornan por modelo á los de Polonia, vamos á ver el prin- cipio de la historia de Polonia, para calcular cómo se habrían manejarlo los libertadores de aquí, si hubieran hallado maduras las rlue siempre estarán verdes. Segun Anquetil, la infancia de ese pueblo que se llamó Polo- nia, es tan desconocida como la heroicidad que á D. José de Armas y Céspedes le valió el pasar de paisano á comandan- te, sir¡ haber estado en la mani -gua mas que para abusar villa- namente de la confianza que en él depositó el general Dulce. El primer rey ó duque de que se hace mencion, figuró á me- diados (le] siglo VI (le la Era Uristiana, y se llamó .Lech. Este es, pues, el nombre que habria tomado Céspedes como rey, co- mo duque ó como presidente, solo que, para españolizarlo, hubie- ra sido preciso agregarle una de las vocales d u ó;• aunque, atendiendo á que los oligarcas de acá y de ahora, tienen mas ínfulas que los dé allá y de mar- ras, creo que el susodicho nom -hre se habría hecho terminar en on, para darle algo de coman con Sanson, Salomon, A.game- non, Escipion ó Napoleon; de suerte que D. Cárlos Manuel se hubiera nombrado: Don Le- chon. Hasta aquí la cosa iría bien, porque el nombre cuadraria perfectamente á la persona; pe- ro dice Anquetil que á Lech le supusieron los historiadores polacos descendiente de Noé, por línea recta de Jafet, y aquí seria preciso hacer á Don Le- chon descendiente del mismo Noé por la línea. de Cham, pues, en efecto, el que ha rene- gado de la Madre Pátria, tiene puntos de contacto con aquel. que se burló de la desnudez de su padre. Bien que, á Aguilera poco le importaria la cuestion de li -ueas: lo que él querría siempre, seria que su jefe descendiese de Noé, y sobre todo, que lohicie- ra bueno plantando viñas en lugar de cañas. Murió Lech, corno hubiera muerto Don Lechon. Es decir. Don Lechon habría muerto mas pronto de lo que se piensa, sucumbiendo al puñal de Quesa- da, de Figueredo, de Agramon-

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Page 1: EPOCA VII. HABANA P DE MAYO DE 1870. NUMERO … · ra sido preciso agregarle una de las vocales d u ó;• aunque, atendiendo á que los oligarcas de acá y de ahora, tienen mas

vPQEDACp,

y AAmiuidradon

13ICU LA r NUM- 98

DOYDN

DIRIGIRAN

TODAS LAS COMUNICACIONES

y raclsmuooc.

EL N EE0 OVELTO 3E DESDIC

D\ L.å 1DlüNISTRACIOR

IDOS REAUS ► ..

^^^^YERIp^ fro

ae publ(ca

PRECIOS

Di LA

SUSCRICION:

UN PESO AL MES EN LA HABANA

y 30 rs. ftaa

POE TRIMESTRES ADELANTADOS

R\ EL INTERIOR

YRèlCA D6 PORTE.

GALE1R<IA DEL MORA MUZA.

EXCMO. SR. CONTRA-ALMIRANTE, D. JOSE MALCAMPOComan'nute General dAl Apostadero.

EPOCA VII. HABANA P DE MAYO DE 1870. NUMERO 31.

DIREçTOR^ : J. M. VILLERGAS. CARICATURISTA: LANDALUZE.AÑO ONCE.

LOS DEFENSORES

DE LA

1N r GRIDAD NACIOIrAL.

La dificultad de hallar bue-nos retratos de nuestros queri-dos militares ha motivado lasuspension de esta Galería. Es-peramos proporcionarnos pron-to los de los ilustres generalesCarbó, Clavijo y Venenc, queaparecerán segun los vayamosrecibiendo. Hoy hemos tenidola suerte de encontrar uno mag

-nífico de nuestro dignísimo Ge-neral de Marina, el Excmo. Sr.D. José Malcampo, y es el que,admirablemente litografiado,publicamos en el presente nír-mero de EL MORO MuzÀ.

EL EXPERIMENTO.

Puesto que los oligarcas deCuba tornan por modelo á losde Polonia, vamos á ver el prin-cipio de la historia de Polonia,para calcular cómo se habríanmanejarlo los libertadores de aquí,si hubieran hallado maduras lasrlue siempre estarán verdes.

Segun Anquetil, la infanciade ese pueblo que se llamó Polo-nia, es tan desconocida como laheroicidad que á D. José deArmas y Céspedes le valió elpasar de paisano á comandan-te, sir¡ haber estado en la mani

-gua mas que para abusar villa-namente de la confianza que enél depositó el general Dulce.

El primer rey ó duque de quese hace mencion, figuró á me-diados (le] siglo VI (le la Era

Uristiana, y se llamó .Lech. Estees, pues, el nombre que habriatomado Céspedes como rey, co-mo duque ó como presidente, soloque, para españolizarlo, hubie-ra sido preciso agregarle unade las vocales d u ó;• aunque,atendiendo á que los oligarcasde acá y de ahora, tienen masínfulas que los dé allá y de mar-ras, creo que el susodicho nom

-hre se habría hecho terminaren on, para darle algo de comancon Sanson, Salomon, A.game-non, Escipion ó Napoleon; desuerte que D. Cárlos Manuelse hubiera nombrado: Don Le-chon.

Hasta aquí la cosa iría bien,porque el nombre cuadrariaperfectamente á la persona; pe-ro dice Anquetil que á Lechle supusieron los historiadorespolacos descendiente de Noé,por línea recta de Jafet, y aquíseria preciso hacer á Don Le-chon descendiente del mismoNoé por la línea. de Cham,pues, en efecto, el que ha rene-gado de la Madre Pátria, tienepuntos de contacto con aquel.que se burló de la desnudez desu padre.

Bien que, á Aguilera pocole importaria la cuestion de li

-ueas: lo que él querría siempre,seria que su jefe descendiese deNoé, y sobre todo, que lohicie-ra bueno plantando viñas enlugar de cañas.

Murió Lech, corno hubieramuerto Don Lechon. Es decir.Don Lechon habría muerto maspronto de lo que se piensa,sucumbiendo al puñal de Quesa-da, de Figueredo, de Agramon-

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te, del marqués de Sta. Lucía ú otros porel estilo, y muerto Lech, que, como Ale-

,j:Lndro, dejó su imperio al mas digno, tocóel cetro á un ilustre guerrero llamado Vis-•cimir; de modo que nuestro Don Lechon,el cual, para mostrarse original, hubieranombrado sucesor suyo al mas indigno, elpoder habria pasado naturalmente á 1. Mi-.„uel de Aldama, por lo mismo que no esguerrero, y que, en punto á indignidad, puedecompetir con lo peor de la turba.

Pronto hubiera muerto tambien Bizcomiro,pues supongo que este seria el nombre cas

-tellanizado del Viscimir de Cuba, sabiéndo-se que ese señor tiene bizcos los ojos del al-ma, y entonces... ¿qué sucedió en Polonia?

En Polonia, segun Anquetil, la gente secansó del gobierno que tenia, y se entregó al(le doce señores que se llamaron Palatniosú Vayvodas.

Lo mismo habrian hecho aquí los liberta-dores: cambiar pronto de gobierno, porquela variedad es el bello ideal de los ingober-nables; tanto que son capaces de pedir loque mas merece ser combatido, para tenerel gusto de gritar contra lo mismo que pi-dieron, y eso es, efectivamente, lo que aquípasó con la contribucion directa, que tan so-licitada fué por los mismos que despues latomaron por pretexto para denostar á los quese la concedieron.

Pero, ¿quiénes serian esos doce señoresque aquí hubiesen sucedido á, los dictadoresDon Lechon y Don Bizcomiro?

Agramonte, uno; el marqués de Sta. Lucía,dos; Piñeiro... no, este se quedaria para losúltimos, si acaso; Aguilera, tres; Figueredo,cuatro; Piñeiro... ¡diantre! Ya he dicho queeste, si acaso, se quedaria para los últimos;Cavada el mayor, cinco; Cavada el menor,seis; Quesada el mayor y menor, (porque esá un tiempo el menor de los bravos y el ma-yor de los ladrones) siete; Zambranita, ocho:Piñeiro... ¡déle con Piñeiro! Aun no henombrado otros que le tienen por un títere.Bramosio, nueve; Morales Lémus, diez; Nes-tor Ponce, hasta por el colisonante tendríael once, y Panchito Fésser, doce.

¡Demonio! ¿Conque al fin ha quedado fue-ra Piñeiro? Pues eso í í que no me lo perdo

-nará él, sobre todo, habiendo hecho yo Pala-tino á Zambranita, porque Zambranita lecarga precisamente á Piñeiro, casi tanto co-mo Piñeiro logra cargar á todos los que leconocen.

Los Palatinos de Polonia duraron poco;porque la gente ingobernable se cansó deellos en seguida. Los Palatinos de Cuba hu-hieran durado menos, •porque los libertadoresde aquí son mas ingobernables y mas velei-dosos que los de Polonia, y tambien porquelos tales Palatinos habrian sido capaces dehacer perder la paciencia al mismo Job consus arbitrariedades y fullerías.

¿Qué hubo en Polonia, pues, luego quecayeron los Palatinos?

«Enamorados, dice Anquetil, de las gran-des prendas ele Vanda, hija de uno de susreyes, la dieron la corona.»

¡Hola! ¿Conque fué una mujer la que vinoá calzarse con el santo y la limosna? Puesvean note(es porqué Da Emilia C. de Villa-verde ha querido distinguirse tanto entre lospartidarios de Gubita libre. ¡Ambiciosa! Yaestá explicada su aparente monomanía debordar banderas. No era monomanía, ¡eracálculo!

Porque, señores. yo supongo que los liber-tadores de aquí estarán tan enamorados (leD Emilia como los polacos lo estuvieron deVanda. No diré que están enamorados desus prendas personales, porque D Emiliano las tiene; pero como los libertadores toman

las banderas grandes por grandes prendas,cuando esas banderas son de tres colores yllevan una estrella solitaria, si de prendasvan á enamorarse, bien enamorados puedenestar de las infinitas prendas, ó banderas, deD Emilia.

En cuanto al nombre de Vanda, tambienD Emilia le hubiera agregado algo para.hacerle mas sonoro, llamándose, por ejemplo,Vandálica.

«Esta mujer, dice Anquetil hablando deVanda, poseía en suprèmo grado los atracti-vos de su sexo, á los que daba realce un en-tendimiento superior y un aliento varonil.»

Esto ro podria decirse de Vandálica, por-que D Emilia no tiene ninguno de los atrac

-tivos de su sexo; al contrario, hay quien diceque huele á alcanfor; carece completamentede entendimiento, y solo ha mostrado, envez de aliento varonil, una firme, grande yaun temeraria resolucion..... para bordarbanderas.

Miren ustedes si Vanda seria encantadora,que dice Anquetil:

Ritogar, príncipe teutónico, pretendió sumano, amenazando á Polonia con todas lasplagas de la guerra si se la negaba.»

No, pues con Vandálica no era eso de te-merse, porque ni un cacique de los indiosyucatecos seria capaz de enamorarse de ellatan perdidamente, que fuese á considerarcomo casos belli las calabazas.

«El orgullo de Vanda, dice Anquetil, quepudiera -haber cedido á las insinuaciones delamor, se irritó contra unos deseos significa-dos tan imperiosamente.»

No, digo yo, tampoco esto va con Vandá-lica., porque^lo que D Emilia querría, en miconcepto, seria verse solicitada de buena óde piala manera, para dar al momento sublanca mano, no digo yo á un príncipe teu

-tónico, sino á cualquier jefe de comanches óde pieles rojas.

«Aceptó el desafio, dice Anquetil, hablan-do de Vanda,. venció á Ritogar en una bata-h a., y este se quitó la vida de vergüenza y dedesesperacion.»

Eso sí, en el caso imposible de que hubie-ra un Ritogar que se prendase de Vandáli-ca, y que esta le rechazase, cosa que no cabeen la humana imag¡nacion; en el no menosimposible caso ele que Vandálica saliese ápelear y alcanzase una victoria, el Ritogarque por ella fuese vencido, (1ciia suicidarsede desesperacion y de vergüenza.

«Se dice, agrega finalmente Anquetil, queVarada le vio al atravesarse con su espada, yque al advertir la noble figura y gracias delpríncipe, que estaba espirando, no quiso so-brevivirle; se arrojó al rio Veser v se ahogó.» (1)

Esto puede que lo hiciera Da Emilia, enla hipótesis inveròsimil de haber tenido que,combatir por dar calabazas. Al ver lo quehabia perdido con ganar la batalla, se arro-jaría al Ahnendares, dejando sumidos enel dolor á todos sus amigos, menos á Piiiei-ro, el cual, aunque llegase- á ser ministro,estaría siempre disgustado de la sociedadhumana, solo de pensar que Zambranita lehabia tomado la delantera.

Y basta por hoy de estudios históricos,porque despues de hablar de cosas que serocen con D Emilia, es dificil hallar otrasque ofrezcan interés para las personas debuen humor, que son las que mas favorecená este periódico.

EL Moro MUZA.

UN CLAVO SACA OTRO CLAVO.

Tal es la idea que Hanhemann, nuevo D.Hermógenes, quiso formular en latin, para

(1) Ese rio, donde se ahogó Vanda, és el ti ístula.

mayor claridad, cuando .dijo similia similibuscurantur, y yo no sé si por ese principio consi-guen los médicos homeópatas hacer mas ómenos curaciones que por el ele contraria con-traris los alópatas; pero tengo para mí quealgunas veces pueden los gobernantes cm-plearlo con bastante buen éxito.

Digo, algunas veces, porque no siemprepuede aplicarse en política un principio tanpeligroso, y una de las veces que digo es lapresente, porque, despues (le todo, ¿qué es loque padecen los partidarios de la autonomiaen Cuba? Para mí tienen la enfermedad dela Dieta; es• decir, que han caido en la maniade querer formar una .Dieta, como aquellaque constituyeron los polacos, á quienes hantomado por modelo.

Pues bien; no diré yo que se les dé todolo que piden, ni mucho menos; pero en lo dela Dieta me parece que debemos ser conipla-cientes. Puesto que Dieta quieren, pongámos-les d dieta, esto es, limpiémosles bien el co-medero por el saludable método del embar-go de bienes, y ya verán ustedes qué curacio-nes tan radicales obtenemos en corto plazo.

Verdad es que el sistema ele la dieta se hapracticado ya con felices resultados, sin ba-sarlo precisamente en el similia similibus, nien el contraria contraris, sino, como si dijé-ramos, empíricamente, y hoy mismo veo congusto á los hombres del poder muy dispues-tos á ponerlo por obra, convencidos de losbue-nos efectos que produce.

Por ejemplo, hay funcionarios que, por noaceptar la legislacion vigente, ó por otrascausas, contraen una especie deirritacion po-lítico-económica, que hasta suele ofrecer losinconvenientes • del contagio.

¿Qué debe hacer el Gobierno con todos losque rechazan la Constitucion y cobran suel-do del Estado? Lo que hizo Fernando VIIdesde 1823 en adelante con los empleadosque necesitaban purificarse y rehusaban elremedio de la terapéutica (le entonces, y loque nuestros mismos gobernantes han hechoya con algunos de los que reprueban, el nue-vo sistema ele registro de nuestras Aduanas.Decir: vayan ustedes con Dios, que nadie lesobliga á tomar lo que tanto les disgusta. Yes seguro que, antes de (los meses, los enfer-naUs (le la mencionada irritacion político-eco-nún:ica que no se hayan curado del todo, iránconvaleciendo.

Si este método se califica (le empírico, pocoimporta, con tal que los que soci malos, ó loestan, se hagan, ú se pongan buenos.

Pero, lo repito, hay cosas en que la escue-la Hanhemaniana tendria, y aun creo quela ha tenido ya, muy feliz al)licacion en po-lítica.

No diré que al partidario de la Inquisicionse le prenda por una simple delacion de con-fesonario, ni menos que se le juzgue entre ewia-tro paredones, ni mucho menos que se le asevivo, para persuadirle (le lo absurdo de susideas; pero, vive Dios, que, si al implacableVilloslada, por ejemplo, le aplicasen cualquie-ra de aquellos tormentos que por via de prue-ba se usaban en el Santo Tribunal, aunque nopusiera cara (le vinagre, pues esa ya la tiene,creo que habia de dulcificarse tanto su cora-zon como la suerte de aquel dependiente deuna botica que, de moler almendras amargas,pasó de pronto á moler almendras dulces. .

En el bando opuesto, es decir, en el de lademagogia, son conocidos los efectos obteni-dos por el sistema homeopático, antes y des-pues del descubrimiento de la homeopatía.El célebre peruano Olavide, vgr, de ayudan-te de los enciclopedistas que era, pasó, gra

-cias á los desmanes de los jacobinos franceses,á escribir El Evangelio en 73•iun fo, y no citoesta obra como muestra del ocre perenniats

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EL MORO A117.\

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dé que habla Horacio, pues á fé que, litera-riamente considerada, es tan vulgar comotodas las producciones de Olavide, sino comoprueba de la verdad de que, en ciertas cosasque se rozan con el órdeu público, un clavosaca otro clavo.

Despues de IIanhemann, ese principio haobrado maravillas, no menos evidentes quelas de aquel arte divino que tan inhurnana-mente fué cantado por Iriarte, y esto lo po-dran decir, mejor que Lazarillo, muchos hom

-bres sensatos de las repúblicas hispano-ame-ricanas, donde hace nas de medio siglo quese está representando una Pata de Cabraconstitucional muy poco divertida.

Efectivamente, al decir esto me acuerdode un hijo de la América del Sur, á quienpregunté en Lóudres lo que él era en política,y me contestó: soy atrasado-cangrejo-ultra-retró o rado-absolutista.»

Era un hombre bondadoso el que esto de-cia, y me lo expliqué todo. ;Cónlo no? Yocreo que si el mismo Simon Bolívar levanta-se la cabeza y viese la anarquía, de que parasu vergüenza fué fundador, renegaria desu obra. Otros que fueron tan rabiosos anti-espaiioles conco él han muerto arrepentidos,y muchos son hoy los buenos ciudadanos queen Venezuela, Nueva Granada y otras repú-blicas, al ver sus paises arruinados por lasperpétuas discordias que arman los genera-les, allí donde cualquier atrevido pasa de pai-sano á general en quince dias,'piensan comoel noble sur-americano á quien conocí enLO'ndres.

La demagogia es pues el claro con que delcorazon del hombre puede sacarse la demo-cracia.

Y esto mismo se está viendo en nuestra Pe-nínsula, donde, al ver las grandes dificulta-des que ofrecia la reconstruccion del tronocaído en Setiembre, creció el partido repu-blicano de un modo increible, mientras que,gracias á los alborotos constantes que allí tie-nen lugar, es posible que muchos viejos repu-blicanos hayan venido á ser... .hasta carlistas.. No, carlistas no se habrán hecho, porque

los carlistas tambien son alborotadores; aun-que, pensándolo mejor, ¿serán verdaderoscarlistas y verdaderos republicanos esos quetanto alborotan?

Muchas personas, que supongo bien infcr-lnadas, afirman que mas de cuatro de los quecon las arman en la mano gritan: ¡viva ClosVII!, ó ¡viva la república!, no son carlistasni republicanos, sino filibusteros; es decir, quereciben dinero liara favorecer la causa de laanarquía en Cuba, promoviendo desórdenesen la Penísula, y eso es muy posible.

Pero aquí del sistema homeopático.¿Qué piden casi todos los que hoy forman

partidas, ó levantan barricadas en la Penín-sula? ¿Que no haya quintas? Pues bien. Unavez que los que gritan tienen aficion á la vi-da militar, puesto que toman las armas vo-luntariamente contra el Estado, yo, en lugarde la quinta, emplearia la leva, y á todo el quenie combatiera fuera del terreno legal, le ha-ria tomar el chopo para servirme, diciéndole:¡ya no hay quintas! Verian ustedes, emplean-do este método, qué pronto aceptaban lasuerte los que ahora la - rechazan. Es decir,verian ustedes qué pronto acataban la ley dereemplazos los que hoy se hacen voluntaria-mente soldados del desórden, por horror álas quintas.

Luego seria conveniente averiguar si, enefecto, es el dinero de los malos cubanos elque promueve los motines de la Madre Pá-tria, y probado el hecho, continuaria el sis-tema de poner a dieta á los que tanto porella trabajan.

A mí seme ha dicho que hay ocultaciones

de bienes, y llasta me han asegurado que latristemente célebre republicana D Emiliasigne percibiendo los salarios de los esclavosque conserva en Cuba. ¿No habrá medio deir averiguándolo todo, y privar á los cons

-piradores de los recursos con que siguen ha-ciéndonos la guerra? Yo creo que sí, y nodudo que nuestras dignas autoridades, de en-yo celo é inteligencia tantas pruebas recibi-mos, irán descubriendo lo que haya oculto,con lo cual apresurarán el término del van-dalismo en Cuba, y librarán al GobiernoSupremo de las partidas y barricadas que enlos campos y ciudades de la Penínaula selevantan, sin ton ni son, á cada momento._.•Póngase d dieta, pues, á los que quieren

Dieta, y estoy seguro de que en ese punto, elsimilia sinnililjus ha de dar resultados satisf'ac-torios para los alópatas mas recalcitrantes.

Pero limitemos á ese caso el sistema, pues,ofreciendo graves inconvenientes la pruebade curar el liberalismo con sus propios exce-sos, no es cosa de volver á los ehsayos peli

-grosos de los primeros meses del año pasado.A\f UR®TES.

EL PLANETA Y SUS SATELITES.

Quesada no es un cometa,Quesada solo es planeta;El cual, saber nos convieneQue hasta un satélite tiene,Quien tan de veras le sigue,Que hasta casi le persigue.

La verdad está probada,Y el satélite rufianDel bandolero Quesada,Es el bandido Jordan.

Quesada fué al extranjeroDe otros llevando el dinero,Y de este, con maña ó arte,Uuardóse la mayor parte,Comprando en extraña tierraPertrechos para la guerra.

Hizo, por fin, su jugada,Cual mágico de Astracan,Y vino á Cuba Quesada.....Y tras él vino Jordan.

Quesada, aunque es mequetrefe,Se hizo general en jefe,Alas ser víctima temiendoPasó la vida corriendo,Corriendo, de veras hablo,Como alma que lleva el diablo.

Y cuando á la desbandadaSe apelaba con afan,Siempre, detrás de Quesada,Iba corriendo Jordan.

Quesada, en momentos de úcioSe ocupó de su negocio.Robaba, es claro, robaba .....Cuanto á su paso encontraba,Fuese de sus enemigos,0 fuese de sus amigos.

Nada perdonóse, nada;Pues se dice, voto :í San,Que lo que dejó Quesada,Lo iba tomando Jordan.

Por fin, la Cámara oscuraHizo la rara diabluraDe despedir al cuatrero,Que tanto amaba el dinero,Dando, en bien de sus monises,Otro jefe á los mnambises.

Y ya la diablura dada.¿Quién reemplazó al perillant'Claro, detrás de Quesada,Tocole el turno fc Jordan.

Jordan entendió la tretra,De su ladino planeta:Supo la fuga del tuno,Y dijo: ¡aquí sobra uno!Por no convenirle el mandoDe su ya perdido bando.

S¡, la broma era pesada:Andaba el tantarantan,Y ií Nassau se fué Quesada,Y á Nassau se fué Jordan.

Quesada tomó allá fueroDe embajador manigüero,Para engaitar á la gente,.Como era lo consiguiente,Ilasta relojes sacando,Ya sabemos cómo y cuándo;

Y claras de la embajadaLas consecuencias serán.Si á Nueva-York fué Quesada,Pronto estará allí Jordan.

Mas ya están los laborantesIlartos de ciertos farsantes,Y h Quesada, ¡qué heroísmo!Quieren romperle el bautismo.¿Tendrá lugar ese paso?¿Y qué ocurrirá en tal caso?

La cosa está averiguada:Si los laborantes danUna paliza ú Quesada......Otra le espera á Jordan.

EL MORO MUZA.

EL PUCHERO.

Tenia en sitio seguroDe su cocina Isabel,Un puchero que pasabaLa vida bastante bien.

Silo tiraba la dueñaSin pensarlo, alguna vez,Era tan pequeño el golpeQue ni lo sentia él.

Mas alzó una vez sus ojos,(Porque ojos tienen tambienLos pucheros de las fábulas:Cuando es así menester,)

Y diz que al basar mirandoAlto de cinco 6 seis piésDonde el pobre imaginabaHacer brillante papel,

La vanidad en su pechoVertió su maligna hiel;Tomó el necio por decoroLa que era solo altivéz,

Y con atentas palabras,Entre ofendido y cortés,Pidió á su dueña le dieseLugar en el sitio aquél.

Los primeros días fueronDías de gloria y placer,En que el puchero encumbradoTomó los fueros de rey;

Días llegó un sábado y tuvoQue hacer limpieza Isabel,Y el puchero, mal seguro,En el elevado anden,

Caybse, sin saber cómo,Dando un golpe tan cruel,Que se hizo dos mil pedazos,Como él debió suponer.

Pucheros son los nnambises,Que estar no quisieron bien.Si cayeron, no se quejen,Que suya la culpa fué.

BOABDIL EL CHICO.

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EL MORO MUZA

¡MILAGROS! ¡MILAGROS!

Cuando salí de la Córte,¡V;íl,;ame Dius!

Muchos me vieron salir,y entre ellos yo,

Y Blasco, y tambien su amigoRamos Carrion;

Que se quedaron allí,Que s¡, señor.

Lo que sucedió fué que á Ramos Carrion,ademas de señalarle un sueldo para que mediese obras originales, le compré el derechode reimprimir en mi periódico algunos artí-culos que, aunque publicados ya, merecíanreproducirse.

Entre esos artículos se hallaba la poesíatitulada Positivismo, que nadie mas que yopuede reimprimir en la isla de Cuba, por ha-ber pagado ese derecho exclusivo, no á unagente, no á un corresponsal, no á un terce-ro, no .1 quien carecía de la condicion depropietario, sino al autor en persona.

El consabido semanario la dio á luz, sinembargo, y aun dándola cinco meses despuesque yo, dijo que se habia escrita expresamentepara él. Llamado luego al tarden por mí, hadado al traste con mi incredulidad, de lo queme felicito.

Sí, porque yo no creia que hoy se hiciesenmilagros, y veo que se hacen de los masasombrosos. Yo no creia, por ejemplo, queel semanario consabido pudiera empeorarsu situacion,y al ver que con sus explicacio-nes ha quedado peor do lo que estaba, tengoque cerrar los ojos á la luz de la evidencia yexclamar: ¡milagro! ¡milagro!

En efecto, lectores; dice el consabido se-manario que el año pasado dió á D. EusebioBlasco el encargo de remitirle algunas * poe-sías escritas expresamente- para él, y que las ré-cibió á principios de Octubre, figurando en-tre ellas la titulada Positivismo, y añade: «Ydíganme ustedes ahora francamente, ¿habiaó no habia derecho á insertarla con el.expre-samente y todo?

Antes de contestar á esta pregunta, diréque el semanario consabido confiesa que lapoesía Positivismo que apareció en el Monoen 1869, vió la luz en la Enciclopedia Cómicaen 1868.

Y bien, digo yo ahora; suponiendo quesea cierta la historia referida por el consabi-do semanario, ¿ha tratado él directamentecon el autor? No, pues él mismo confiesa quetrató con D. Eusebio Blasco, que no puedevender lo que no es suyo. Luego, aunque seaverdad que pagó á Blasco, no adquirió dere-cho alguno comprando á Blasco lo que na

-die podia vender mas que Ramos Carrion,de quien yo, personalmente, recibí en Ma-drid á principios de Agosto cópia de la poe-sía titulada Positivismo, pagándole en el acto,á él mismo, y no á Blasco, cl derecho dereimprimirla en esta tierra.

Por otra parte; si el semanario consabidosabe que la poesía en cuestion fué publicadaen la Enciclopedia cómica en 1868, ¿cómo seatreve á sostener que ha sido escrita expresa-mente para él en 1869?

¡Oh! Ahora recuerdo que estamos en la

época de los grandes milagros, y me arre-piento de mis dudas. Sí, porque quien hacelo mas, ¿cómo no hará lo menos?

Me explicaré, lectores. Hace quince diasleí en el consabido semanario una sátira demi amigo D. Ventura Ruiz Aguilera, y enel encabezamiento se devia que tambien esasdtira se habia escrito expresamente para el se-manario consabido. Ahora bien; yo tengopara mí que esa sdtira, que expresamente se es-

cribió hace pocos dias para el consabido se-manario, la leí hace cerca de veinte años,impresa en un periódico madrileño. (1) . ,

Esto sentado, lo repito, si puede haverslo mas, ¿porqué no se hará lo menos? Si Ru sAguilera puede •hoy haber escrito expresa-

mente para un semanario de la Habana loque publicó en Madrid hace cerca de veinteaños, ¿cómo no ha de haber podido RamosCarrion escribir tambien expresamente para elsemanario consabido en 1869 lo que publicóen la Enciclopedia cómica de 1868? El de Ra-inos Carrion, comparado con el milagro deRuiz Aguilera, es un milagrito.

Pero hay mas. El consitbido semanario,cuando tenia otro nombre, dió como de DonManuel del T'alacio una poesía titulada Des-

pedida de cierto país, que, no solo no es deD. Manuel del Palacio, sino que estoy segu-ro de que ese apreciable escritor no ha leidola tal poesía, y este milagro vale por ciento.

Ahora bien; si puede hacerse que un hom-bre sea autor de lo que otro escribe, lo que

viene á dar la razon al personaje aquel quecreia no ser hijo de su padre ni de su madre,sino de unos tios suyos, mal podremos resis-

, tir á la tentacion de arrodillarnos delante delos santos Ramos Carrion y Ruiz Aguileradiciendo: «Bienaventurados autores, que, sinser nuestros padree, sois autores de nuestrosdias; perdonad nuestras sacrílegas dudas, puesal 4aber que vivimos en el tiempo de los gran-des milagros, estamos dispuestos á creer quehabeis escrito expresamente ahora para el se-manario consabido, lo que publicásteis enMadrid años antes de venir al mundo elconsabido semanario!.

Faltaba un milagro, que no podia faltar,y vino.

El director del semanario consabido diceque, citado á juicio por el director del MoRo

MUZA, este retiró la demanda en cuanto oyósus explicaciones.

Esto no es exacto.El director de EL MoRo MUZA pidió que

se citase al editor del consabido semanario,y en la alcaldía se cometió el error do citaral director del semanario consabido. El direc-tor del MoRo, cuando se encontró con elotro director, á quien no habia citado, enlugar del editor, que es el que responde de loque se publica en los periódicos, se allanó ácelebrar, no un juicio de conciliacion, queseria nulo por falta de representacioti legalde una de las partes, sino una conferenciaamistosa, en la cual dijo: «Al editor, en jui-cio, le impondría una fórmula de rectifica-

(1) Ayer escribí á Ruiz Aguilera preguntándole cuántosr'.rs 1ee que l ubl¡cb la referida áfir«.;\ola del M. M.

cion: á V. le dejo escoger la que le plazca,con tal que la rectificacion aparezca.»

Fué de mi parte un acto de deferencia, enuna conferencia amistosa, lo que el consabi-do semanario explica de otro modo, y asiharé constar:

19 Que no piide retirar la demanda,cuando no hubo juicio, pues este solo podiatener lugar entre el que esto escribey el editordel consabido semanario.

29 Que si á una conferencia amistosa sele llama juicio, y á una peticiou, amistosatambien, se la nombra demanda, lejos dehaberse retirado esa peticion, se mantuvopor el que esto escribe, y con ella se confor-maron el director del semanario consabidoy su hombre bueno.

Pero, ¿qué digo? ¿No estamos en la épocade los milagros?

Sí, no hay duda, y por lo tanto, aunquesé positivamente que citó al editor y no aldirector del semanario consabido, creo quecité á este y no al otro. Aunque me constaque mi pretension no tomó el carácter dedemanda en juicio, y que la mantuve, y quese me concedió lo que pedía, creo que fuédemanda y que la retiré, basta que así lodiga el consabido semanario, que es el quetiene la virtud de los grandes milagros delsiglo diez y nueve!

EL MORO MUZA.

LA POESIA DEL HOGAR DOMESTICO.

I.No es la poesía tan solo aquel rayo que

ilumina la mente del que hace versos.La poesía está en el mundo, bajo diversas

formas, y vive entre nosotros, sin que nosapercibamos de su presencia..

La poesía en la mujer, es hermana delsentimiento, es la blanca y perfumada florque brota en el corazon: cuando el huracandel dolor ha agostado todas las demás floresdel alma, la de la poesía despliega su corolamas hermosa que nunca.

Las lágrimas, son su rocío: la resignacion,es el sol benéfico que la calienta con sus ti-bios resplandores.

La poesía es la compañera inseparable dela mujer buena, y la que embellece el hogardom'stico. ¡Desgraciada la mujer que la des-conoce, y desgraciado tambien el hombreque busca, para compañera suya, una mujerprosáica y materialista! Si busca una almafria, se encontrará con una alma dura; sibusca un corazon destituido de ilusiones,será fácil que halle un corazon vacío y des-garrado.

Toda mujer que cuida de embellecer sucasa y de hacer dichosa á su familia, tieneun alma poética.

Una madre meciendo á su hijo sobre susrodillas, junto á un balcon entoldado de flo-res, está rodeada, á mis ojos, de una poesíatan bella como elocuente.

Una jóven sentada al lado de su ancianopadre, leyendo algo con suave y dulce voz,para distraerle en las largas noches de in-vierno, ofrece un cuadro ele tierna y sublimepoesía. .

No he conocido un ser mas poético queuna jóven, hija de un anciano militar, quese casó con un pobre empleado de pocosaños y de menos haberes: yo la conocí des-pues de casada, y madre de un niño de al-

o

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EL MORO AZUZA 247

gunos meses, vivia ademas con ellos su an-ciano padre, compartiendo la modesta y casimísera existencia de sus hijos.

El tedio se apoderaba de usi ánimo cuan-do iba con mi madre á casa de alguna de susopulentas 'y ociosas amigas: ami corazon, tauj óven que aun no sabia darse cuenta de susemociones, se adormecia en el foiido de mipecho.

Aquella uionotona magnificencia; aquellossalones, en los que cl lujo se aglomeraba ba-jo mil diferentes aspectos, respirando en to-dos la vanidad; aquellas pesadas colgadurasde seda, que velaban cl resplandor del sol;aquellos divanes, en fin, destinados á enÇr-var en una soñolienta molicie al que losocupase, me causaban un hastío que no po-dia vencer.

¡Con qué afan deseaba que mi madre raeconcediera permiso para ir á casa ele mi jó-ven amiga!

Margarita me atraia con una simpatía in-comprensible en mi edad, pues yo no teniaaun doce años, y la amaba con la mayor ter-nura. Ella contaba apenas veinte y dos pri-maveras, y su carácter, lleno de una apaciblealegría, alejaba de aquella casa á la tristeza,que no perdia la ocasion de asomar á lapuerta su torva faz.

Mi amiga cuidaba ele su padre, de su es-poso y de su hijo: su cariñoso esmero Fe ex-tendia tambien al balcon de su cuarto, queera un verdadero jardin, y :ï clos tórtolas,que, prisioneras en una jaula de cañas, colo-cada entre las macetas, se arrullaban dulce-mente y se alisaban con el pico la delicaday sedosa pluma.

Siempre que iba yo á ver á Margarita, laencontraba en su casa: su pequeño gabineteno tenia otros muebles que algunas sillas deanea, una mesa de graciosa hechura, sobrela cual habia siempre clos jarros de loza lle-nos de flores, un armario y. la cuna del niño,velada con cortinas de muselina blanca: jun-to á aquella cuna bordaba Margarita todoel tiempo quo la dejaban libre stis deberesdomésticós: el sueldo de su esposo era muycorto, y ella hacia el sacrificio de sus horasde reposo, entregándose á aquella ocupacionque producia algun dinero con que con ► tri-buia al bien estar de su familia. Los que di-cen que el trabajo perjtidic.t :í la salud, asien-tan un error: Margarita era un prodigio debelleza floreciente, ple dulce y enca,otadoi•alozanía; enbria sus megillas un sonrojadodelicioso y sus ojos brillaban con la dicha yel contento.

La ocupacion contínua es lo que conser-va la tranquilidad en el espíritu de la mujer;lo que le trae una dulce calma, y esa alegríaigual y dulce, que nace de la quietud del áni-mo; el ocio es su mas cruel enemigo, porqueel ócio vicia su corazon, embota su entendi-miento, hiela su alma y adormece todos susbuenos instintos.

III.Margarita vivia con su familia en una 'pc-

queña habitacions enfrente de la que ocupa-ba yo con la min: todas las mañanas se le-vantaba á las siete, y cantando conto un pá-jaro, aseaba su pequeña sala y el gabinetede las flores, como yo le llamaba: luego ves-tia al niño, que ya andaba solo, y ayudabaal tocador de su anciano padre.

Veíala yo con un placer indefinible, entrar,salir y repartir sus cuidados entre los tresséres que cifraban en ella toda su ventura:mirábala cambiar el agua de sus tórtolas ydarles alimento, y esperaba con impacienciala hora de su tocador, para asistir á él ocul-ta entre los pliegues de las cortinas que guar-necian mi ventana.

Concluidos sus quehaceres, se quitaba su

gorrito blanco y desataba sus hermosos ca-bellos castaños, que caian por su espalda enlargos rizos: peinábalos con maravillosa agi-]¡dacl, y los enlazaba despues con graciosaforma detrás de su cabeza: un vestido 'blan-co era su única gala en el verano: en el in-vierno, le reemplazaba con uno de lana os-curo. Despues de vestida se sentaba á traba-jar, mientras el abuelo reia y jugaba con elni no.

Cuando por la tarde volvia su esposo,Margarita coúocia sus pisadas: dejaba su la-bor, y tomando al niño en los brazos,. salin árecibirle. ¡Cuán dichoso debía sentirse aquelhombre, Oil estrechar contra su corazon á suangelical esposa y á su. inocente hijo! Muygrande debia ser su ventura, pues se graba-ba en todas sus -facciones con caracteres Visi-

bles y profundos.Mientras comian, no cesaba yo de oir la

risa sonora y dulce de Margarita; no obstan-te, el corto tiempo que permanecian en lamesa acusaba la frugalidad de los manjares.

Muchas noches alcanzaba yo permiso demi madre para pasar la vela en casa deMargarita: esta acostaba á su hijo y volviaá su bordado, mientras mecia la cuna con sulindo y ligero pié: á las diez dejaba la agujay tomaba uii libro, en el cual leia con dulcevoz hasta las doce.

¡Cuán atentos estábanTos á ]a lectura, supadre, su esposo y yo! Sentado el ancianoenfrente de ella, escuchaba su voz en unaespecie de éxtasis, y el jóven esposo, con lamègilla apoyada en la mano, parecia pen-diente de los lábios de Margarita.

Esta tomaba los libros que mas le agrada-ban en la biblioteca de mi padre, y la elec-cion de ellos atestiguaba mas que nada lalucidéz modesta de su talento; de un talentoque brillaba con la suave y grata belleza dela perla, sin deslumbrar como el diamantecon sus soberbias facetas.

IV.Todo lo bueno es poético y bello, y la mu-

jer ha recibido de la naturaleza la mision elesembrar con flores los eriales de la vlda;'maspara que la cumpla, es preciso que desdemuy temprano se procuro elevar su entendi-miento y se la enseñe el amor de lo bello enlo moral, cn lo intelectual y hasta en lofísico.

Se vé muchas veces á una jóven dulce,poética, elegante, casi ideal ántes de casarse,convertirse clespues de casada en una mujercolérica, r rosáica y vulgar; y no hace muchotiemper que sostuve yo con una amiga mia eldiálogo siguiente:

—¡No te conozco! ¿Qué géuio maléficote La vuelto tan descuidada, iio solo para tucasa, sino tambien para tu persona? ¿Quiénte ha cambiado así?

—¡El fastidio!—¿Te aburres?—¡Mortalmente! ¿Para qué violentarme

ya? Mi marido solo está en casa á las horasde comer y dormir; y no repara en que lacasa esté mejor ó peor arreglada; la he deja-do al cuidado de los criados.

—¡Yo sé que ántes él enseñaba su casa concierto orgullo á sus amigos!

—No merece la satisfaecion de ese. orgu-llo el que yo me moleste cuidando che mildetalles fastidiosos.

—Y sin embargo, querida Julia, esos de-talles son los que, á semejanza de las ligadu-ras invisibles de Gullivér, sujetan á los hom-bres á su hogar.

—No lo creas, no reparan en esas peque-ñeces.

—Quizá te engañes...... pero ¿y tu per-sona?

—¿Para qué cansarme en un peinado es-merado y en cambiar cada dia de traje?

—¡Tu elegancia era lo que mas agradabaá tu alarido! ¿No te acuerdas?

—Para un marido nunca es elegante sumujer, y las admiraciones de novio de mi es-poso cesaron el dia en que se casó conmigo.

—¿Quién te ha dicho eso? ¿Piensas que losgustos y hasta las ideas de un hombre va-rian en un dia? ¿No temes que so halle me-jor que en su desordenada casa, eir otra me-jor cuidada y mas elegante? ¿No temes quealguna coqueta le prenda en sus redes?

—Yo no tengo tiempo de ocuparme deesas cosas, contestó Julia, heridal por misobservaciones mis hijos nie ocupan mucho;una esposa, una madre, debe cuidarse, antetodo, de sus deberes.

—Uno de sus primeros deberes es agra-dar á su marido: no le basta con ser virtuo-

sa, aburriéndose: debe ser bella y feliz.La pobre Julia no tuvo la fortaleza de vio-

lentarse un poco, y todas sus buenas pren-das de madre excelente y de ama de casa,no evitaron que mis temores se realizasen.

El hogar doméstico, sin poesía, es para elespíritu fuerte del hombre una cárcel mez-quina y helada; si la mujer sabe embellecer-lo, es el oásis donde crecen palmas y flores,donde el agua murmura dulcemente, dondeel alma reposa de las luchas y de los dolo-res de la vida.

ZORAIDA.

COMO SEMBRAREDES COGEREDES.

La verdad de este antiguo proverbio estáplenamente confirmada por la experiencia,que es madre de la ciencia, y he aquí unproverbio que si no es tan antiguo como elanterior, á los alcances debe irle; no á losalcances de los periódicos diarios, sino á losotros alcances.

Nosotros mismos, queriendo hacer buenassiembras, hemos puesto alguna vez dema-siada confianza en malos frutos, y de resul-tas de sembrar grandes beneficios, estamoscogiendo no menos grandes ingratitudes; so-bre lo cual apelo al testimonio de D. Ramonele Armas y de D. José Quintin Suzarte, loscuales, aunque no hablen, poco importa,pues tengo la seguridad de que me dar n larazon con sus hechos,

Y di'anlo otros satánicos• Nenes que, al par que científicos,

Afirmando ser pacíficos,IIiciéronse catedráticos

de diversos Institutos, donde probaron notener nada de Salomon, y desde donde selargaron á la . manigua, llevando armas; ya.que no pudieran llevar todos sus libros.

Bien que, ¿para qué necesitaban llevar tan-tos libros, si con uno que llevasen les bastaba?

Esto lo digo, porque se me ha aseguradoque la libreria de algunos de los ex-catedrá-ticos aludidos solo constaba de una. obra, sibien de esa obra tenian cuarenta ó cincuentaejemplares, como si un hombre necesitaseleer tantos ejemplares de una misma obrapara hacerse catedrático. ¿Quién sabe?

El hecho es que con sus armas y con sulibrito, para pagar lo que debian á la bondaddel Gobierno español, se fueron á la ma-nigua; j

Donde, en vez de enseñar lógica,O geometría práctica,Están explicando táctica,A la hueste demagógica;

táctica, por cierto, que es sumamente fácil,pues todo e$tá en ella reducido á estas dosreglas: 1 Atacar cuando lá desproporeioitnumérica es de ciento contra uno; y 2á echará correr en cualesquiera de los otros casos.Total: estratagema de la fuga.

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248 EL MORO MUZA

Pero si nosotros hemos probado la verdaddel proverbio, ¿qué deben esperar los quesiembran mal fruto, con peor fin, en varios .,terrenos?

Esto va con los laborantes, que ya estánhaciendo la recoleccion de las malas simi,èn-tes, con pésima intencion des arramadas porellos mismos.

Aquí en la Isla sembraron la zizaña, y esamala yerba es ya lo único que gorece en elcampo de la insurreccion;

Donde por su sed aurífera,Segun dicen ciertos huéspedes,Los Agramontes y CéspedésSo hacen ya guerra mortífera.

En los Estados-Unidos selilbraroii-dinero,.para que naciesen buques, y efectivámeí te,á poco tiempo, la tierra empezó á dar lo , i- ese esperaba de ella; pero como los yankees"Òson bobos, á medida que los buques ibanmadurando, ellos los iban cogiendo.

Y así, dice la voz pública,'•Llegú't impotencia marítima,La que fué siempre ilegítimaCubanacana república.

Quien lla rccogido allá mas fruto de sús'siembras es D Emilia.

Esta señora sí; empezó á• sembrar bandé-ras cubanas y -banderas, y mas banderas, ysiempre banderas i las cuales, ya. que no 11é,Baban á manos de sus amigos; ó aunque lle-gasen, venian á caer en poder de nuestrossoldados; de modo que la pobre señora,viendot que su trabajo no era perdido, y an-tes bien, comprendiendo que cualquier traposuyo gana mas honra cuando los españoleslo guardamos como trofeo que cuando losmambises lo enarbolan como lábaro, ha se-guido haciendo banderas, y banderas, y masbanderas, y dale con las banderas;

Y con ese solo artículo,Cual lo afirman muchos péritos.

• Contrajo bastantes méritos...Para ponerse en ridículo.

Otros se fueron al Perú, donde al fin-lo-graron sacar algo, aunque no fuese mas queel nombre que habia de , distinguirá sus

, correndQnes guellelos...,Porque- ahora diré que, así como hácia el

Rio de la Plata se conocen unas plantas cefá-licas, con las cuales los habitantes de porallí hacen un cocimiento á que dan el nom

-bre de mate; de modo que no necesitan jugaral ajedrez para dar un mate á cualquiera, yasí corno 'en Méjicp hay grande aficion alpulque, bebida que se extrae del maguey, asílo que priva en el Perú es una sustancia ja-bonosa que sirve para lavar, no la ropa, sinolas tripas, y esa sustancia se nombra mambí.Dícese que de la mezcla del mambí con lashojas de[ cocotero resulta un manjar apeti-toso; pero yo lo dudo, porque estoy muy es-camado de las comidas y bebidas raras quese me han recomendado como agradables envarios paises del Nuevo Mundo, y sobre to-do, porque basta que la sustancia peruanalleve siquiera el nombre de los libertadores deaquende para que sea repugnaute.

No• fué del todo perdida la siembra delPerú,.siu embargo, puesto quede allí salióel nombre mambí,, ó lo diré en otros termi-nos, ya que el dia está de esdrújulos:

Sacó el gremio terrorífico,A falta de òtro capítulo,Pura los liebres un título,Que ellos no han hecho honorífico.

Pero otros laborantes, conociendo que don-de podían trabajar con mejor éxito era ea laMadre Pátria, cogieron, fueron, y ¿qué hi

-cieron?Trasportando de esta íñsulz

Los escondidos depósitos,A sembrar mil despropósitosSe fueron á la Península.

Lo cual explica muchas cosas que parecíaninexplicables.

Esto explica las rebeliones allá repetidas,

las proposiciones dé venta o cesion de Cub -yyla publicación de periódicos como el tris-

temente famoso Treinta y Tres: de Cadiz, cuyo.director, D. Bálbino 'de . Cañàa, muy conoCi-do en la Cárcel de la Hahanà, por no sé quédesfalco, se asegura que , es, como periodista,,un testaferro, es , decir, un hombre incapazde, escribir con correccion su nombre. y ape-llido, que sin duda firma lo que otro escri-be, y aunque en honor `de la verdad, lo quepor él. aparece, firmado no niepece imprimir-se, es posible que ni aun lo que. parece tanmalo sea parto del que lo firma.

Y bien, ¿qué ha venido en último resa -tado á dar para los laborantes la siembra lae-

clii en lag Peíríulula ara mí esos desdicha-d, estan repitï udo' la tontera de li'qu labriego..:clue, pensando 'que todo" lo que seechada ei la tierra debia prender, sembróuna Vez morcillas, y escarbando algun tiem-po clespues, y viendo que allí donde habia élechado las morcillas habia muchos gusanos,empezó á decir, dando brincos de contento;¡Ya salen los morcillitos! ¡Ya salen los mòr-clllitoal

Eso ' es lo que deben prometerse los quesiembran inmoralidades; coger podredumbre,gusanos asquerosos, miseria;

Frutos de valor atómicoDignos del gremio salvájico,Que á fuerza de hacerse trágico,Vino á pitrar en lo cómico.

MULEY, HACAN.

MISCELANEA.

Los republicanos de Saus y de Gracia, enCataluña, se dice que han empezado á poneren práctica sus teorías, entre las cuales figu-ra la abolicion de la pena de muerte, fusilan-do á sus alcaldes respectivos, que tambieneran republicanos, por no ser tan republica-nos como ellos. Está visto que, siendotales los efectos de la filantropía socialistade los que allá matan, y aquí matan, robare yqueman, •

Será cosa li'esariaDecir eón sinceridad:'¡Dios libre á la humanidadDe la gente humanitaria!

LA C-RA DE QUESADA Y EL LABORASTISSIO DE NEEVA-YORK (1).

Hállase el gremio afligidoEn Nueva-York, donde es famaQue no hay cera, pues ni AldamaLa tiene ya en el oido.Por eso tan mal queridoSe halla Quesada, el cuatrero,Que de la cera de EneroJuró llevar las primicias,Y, segun buenas noticias,Lacera se volviócero.

Como allá mas de un mendigoLa ansiada cera esperaba,Viendo que el hombre llegaba,Sin llevar cera consigo,—Pues, ¿y la cera, mi amigo?Exclamó la turba fiera.—¿Qué cera? en fornia altanera,Diz que contestó el cobarde,..No hay mas cera que la que arde,Y no arree ninguna cera.n

Lejos de callar-la gente,Que nunca el negocio olvida;Sobre la cera perdidaChillar piensa eternamente.Pero á la turba exigenteDiré yo, cuando alborote:oSi cera el geueraloteNo pudo llevar afuera,Mas llevó que simple cera,Puesto que llevó cerote.

Esto es claro, y ¿por qué aquellosQue cera quieren á cargas,Sigueu, con quejas amargas,Raudo al aire sus resuellos?No lloren, cuando sobre ellosTanta la suerte aglomera,Que, como sabe cualquiera,Los mismos que fueron (entesIntrépidos laborantes,Son ya...... figuras de cera.

La Estrella (le Cuba es' un periódico quelos laborantes han empezado. á publicar en

(1) • Todo el inundo sabe que al fugarse Quesada, dejóuna gran cantidad de cera, que no pudo llevarse.

Nueva York, y que no quiere cambio conEL MORO MUZA. Nos pagamos.

Esa Estrella empieza por dar cuenta de'.unacorta liga; pero tan corta, que parece una delas ligas de D Emilia, y es la, que se nom-bra liga americana, compuesta de cuatroperdidos de Cuba, el nulo Banks y dos ó tresyankees d'e no mayor importancia.

Una liga así, no solo debe ser corta, sinoblanda, como cosa de los que declaman con-tra la opresion; pero no hay que fiarse,

Que á lograr lo que procuraCualquiera ruin criaturaQue es de los liebres amiga,Esa que hoy es blanda liga,Convirtiera en liga-dura.

Luego; La Estrella consabida quiere des-mentir'á nuestro insigne Capitan General,cuando este mandó á Madrid un telegramadiciendo, como prueba de que adelantaba laobra de la pacificaciou, que un jefe insurrec-to se habia rendido con toda su tropa enCinco Villas, lo que era cierto.

Pero, ¿cómo se compone La Estrella, pa-ra desmentir el suceso de Cinco Villas? Di-ciendo que Puello fue derrotado en el Cama,guey.

Ahora bien, prescindiendo de la mentirade la supuesta derrota del valiente Puello,¿qué tiene que ver lo del Camagüey con lo delas Cinco Villas?

Por lo visto los redactores de La Estrellaempiezan por no conocer la geografia de Cu-ba. ¡Qué listos son!

Mas adelante, para demostrar que la insur-reccion es cada dia mas fuerte, dice que Ar-redondo llegó con su partida terça de laHabana.

Eso es verdad, y puede añadirse que losmambises mandados por Arredondo debianser tan tenaces que, habiendo venido con elpropósito de no retirarse, lo cumplieron sinduda, como que ni uno logró escaparse; tan-to que esta es -la verdad:

Ni el jefe, ni ellos dejaronLa comarca que invadieron: "A nuestras puertas llamaron;A nuestra casa vinieron,Y donde estaban quedaron.

En su número segundo, La Estrella, nosdirige groseros insultos.

Consignamos con satistlticcion el hecho;porque el encono de los laborantes que tantonos insultan es una prueba de que servimosbien á la Pátria.

¡Mañana es 2 de Mayo; dia doblementeglorioso para todo buen español! Y mañanase botará al agua la nueva cañonera. En'elpróximo número solemnizaremos estos patrió-ticos áconteclmlentos.

El adverbio sensiblemente, en su primera acep-cion, se aplica á lo . que es perceptible paralos sentidos. Equivale á visiblemente. Sirvaesto de contestacion á cierta pregunta.

Charada.

EIi prima con mi terceraEs cosa que se tocó,Y segunda y prima dicenLo que tiene un jugador.

El todo es nombre de un hombreQue ha probado, vive Dios,Vencer á un diablo en las unasY'á un galgo en lo corredor.

SuLLICION DE LA CHARADA DEL Nu5L ANTEmIOn.

Premio merecen los hombresCuando realizan valientesHeroicos hechos; feas e,ltevDe esos que olvidan sus nombres(Dad paso (e la sinalefa)Y hasta (e su pátria escarnecen.......Esos hombres ¿qué . merecen?,Escarnio, desprecio, BEFA.

Dos INVENDIBLES. (1)

(1) Traslado á La Discusion y á El Unaiverso.

IMPRENTA «EL Ials,n osTSPo 20.