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ENTREVISTA “Lo que me interesa en el fondo es conocer la verdad”: Carlos Fernando Galán | PÁG. 12 08.19 | PERIÓDICO GRATUITO | EDICIÓN 78 @unpasquin | www.unpasquin.com EN MEDIO DE LA CRÍTICA SITUACIÓN DE LA PRENSA EN COLOMBIA, EL INMINENTE CIERRE DE ‘NOTICIAS UNO’ ES OTRO DURO GOLPE [TAMBIÉN] PARA LA DEMOCRACIA

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ENTREVISTA “Lo que me interesa en el fondo es conocer la verdad”: Carlos Fernando Galán | PÁG. 12

08.19 | PERIÓDICO GRATUITO | EDICIÓN 78

@unpasquin | www.unpasquin.com

EN MEDIO DE LA CRÍTICA SITUACIÓN DE LA PRENSA EN COLOMBIA, EL INMINENTECIERRE DE ‘NOTICIAS UNO’ ES OTRO DURO GOLPE [TAMBIÉN] PARA LA DEMOCRACIA

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UN PASQUÍN EL PERIÓDICO DE LA O

DIRECTOR: VLADIMIR FLÓREZ [VLADD0]

Dibujan: Fontanarrosa, Bacteria, Betto, Elena Ospina, Jarape, Mheo, Nadim y X-Tian. || Caricaturas de Vladdo, cortesía de Semana y DW en Español.

Escriben: Gloria Arias, Juliana Bustamante, Olgahelena Fernández, Juliana González, Gonzalo Guillén, Guillermo Franco, Juan Esteban Lewin, Santiago Londoño Uribe y Ricardo Sánchez Ángel.

Edición 78 — AGOSTO DE 2019

Asesor Gráfico: Gustavo del Castillo

Diseño de portada: Vladdo

Producción: VladdoStudio

www.unpasquin.com

Mail: [email protected]

Twitter: @unpasquin

DERECHOS RESERVADOS © 2019 VLADDOSTUDIO

E D I T O R I A L

Cierre y fin de la emisión

A unque la crisis que atraviesan los me-dios en la actualidad no es un fenómeno exclusivo de Colombia, el manejo que se le está dando en el país sí plantea algunos interrogantes. Es verdad que

tras la drástica caída de la publicidad los medios han visto reducidos sus ingresos, lo cual los ha llevado a realizar drásticos recortes de nómina, tal y como ha ocurrido en El Tiempo, RCN Televisión y Semana, que han despedido a centenares de trabajadores en los meses recientes.

Y aunque en el corto plazo esas medidas parezcan inevitables para resolver un problema de caja, es indu-dable que a la larga terminen afectando la calidad de la información.

En un horizonte tan sombrío, el cierre de Noticias Uno parecería tener cierta lógica, si no fuera porque quedan todavía varias dudas sin despejar y que van más allá del vil metal. Por ejemplo, ¿por qué el Canal Uno de-cide sacrificar ese noticiero, que es su producto estrella? ¿Le pasaron factura por su independencia? ¿Hasta qué punto sus directivas tendrán la intención de curarse en salud con el gobierno, dado el nuevo panorama creado a partir de la nueva ley TIC, que llena de prerrogativas al Ejecutivo? ¿Hubo alguna presión oficial, directa o indi-recta? ¿Hasta cuándo se va a emitir? ¿Hasta finales de este año, o hasta finales de este mes, justo antes de la indaga-toria de Uribe y de las elecciones regionales y locales?

Sea como sea, el cierre de Noticias Uno es un duro revés para el periodismo, pero también significa un gran perjuicio para la democracia, pues en una sociedad es esencial una prensa fuerte, fiscalizadora e independiente. Sobre todo en estos tiempos de corrupción, de caos insti-tucional y de mediocridad gubernamental.

En el periodismo la objetividad es un mito; la libertad, un derecho y la independencia, una obligación.

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Bicentenario armado

L a conmemoración del Bicentenario que tuvo lugar el pasado 7 de agosto en el Puente de Boyacá, puso de presente mucho de lo que hoy somos –o pretendemos ser– como so-ciedad.

El evento empezó con una hora de retraso y estuvo marcado por la ‘exclusividad’ y la consecuente exclusión de los ciudadanos comunes y corrientes para presenciar el evento que, paradójicamente, celebraba el surgimiento de la democracia, del gobierno del pueblo. Con entusiasmo viajeros, lugareños y colombianos de muchas partes del país se acercaron al lugar del homenaje, pero no se les permitió siquiera asomarse porque se trataba de un evento ‘privado’. Les tocó conformarse con sentarse a la orilla de la carretera a intentar ver y oír algo del gran acontecimiento.

Buena parte de la ceremonia giró en torno a enaltecer el valor y entrega de los militares que han luchado por el país en toda su historia republicana. La narración hablaba de todas las batallas que desde 1819 se están librando en Colombia y a veces en el extranjero, con nuestro apoyo. Concluimos entonces que la realidad es que llevamos 200 años en guerra, propia y ajena, y que nuestro Estado se ha fundado, en gran medida, en la existencia de conflictos y en el culto a los logros que se obtienen mediante los combates armados. Hay que destacar, eso sí, el sorprendente recono-cimiento que reiteradamente se hizo durante el acto, de la existencia de un conflicto armado interno en la actualidad. El debate sobre este asunto quedó entonces zanjado, oficial y pomposamente, por parte del mismo Gobierno que des-de el Centro de Memoria Histórica o en la negociación del nuevo mandato de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, ha intentado hasta ahora negar que siguiéramos inmersos en un conflicto. Igualmente, la exagerada puesta en escena de los legionarios ingleses en la historia que ese día, nos contaron, aclaró también oficialmente esas confusiones que parecían existir respecto de los extranjeros que apoyaron realmente nuestra independencia de los españoles.

A lo largo de la ceremonia llamó la atención la referen-cia repetida al poder de Dios para ayudar a la patria a ganar las batallas y ser libres. El libreto se refirió al gran valor del soldado bicentenario que solo le teme a Dios e hizo un lla-mado a elevarle plegarias por nuestro Ejército, en el marco de una celebración religiosa a cargo de un obispo castrense. Adicionalmente, se describieron con asombroso detalle los impecables uniformes militares diseñados en las mejores telas para que el Ejército los luciera orgulloso en cada gesta; bastante distinta a de la historia de nuestros abuelos y profe-sores de antes, según las cuales los lanceros y patriotas en las guerras de independencia vestían harapos de tierra caliente y quienes, con todo y el frío y las necesidades que pasaron, habían logrado heroicamente sellar nuestra libertad…

El país que es Colombia hoy en 2019 es una versión moderna de lo mismo de siempre: una sociedad excluyente, conflictiva, violenta, arribista y piadosa. No existe nada más contrario al verdadero espíritu de la democracia que priva-tizar hasta la celebración de la independencia. Desconocer el lugar de los ciudadanos como partícipes de los espacios que pretenden unirnos como nación, resulta una contra-dicción difícil de comprender, en especial cuando se hacen permanentes llamados públicos a congregarnos en torno a lo que nos une y no a lo que nos divide. A su vez, la realidad de que nuestra funcionalidad se encuentra asentada en el hecho de estar siempre en guerra explica en buena medida la frustración que produce ver lo difícil que resultan esfuer-zos por vivir en paz. Nunca hemos conocido ese estado y, de hecho, nuestra identidad está construida primordialmente alrededor de unas fuerzas armadas que pretenden idealizar-se, con mensajes cosméticos, como las llamadas a salvar este país del infortunio que representaría permitir la diversidad, la igualdad social, la participación de otros, la coexistencia con la diferencia. Y, en esta misma línea, está la permanente afrenta que el aparato estatal hace a la Constitución que pro-clamó a Colombia como Estado laico pero que sigue actuan-do como si continuáramos consagrados al Sagrado Corazón, imponiendo arbitrariamente una visión de país atravesada por el catolicismo que, de nuevo, excluye y divide.

El evento central en el que se tocó tres veces el him-no nacional y que destinó gran parte del espacio a la con-decoración de militares, tuvo menos expresiones cultura-les autóctonas de las que esperábamos quienes creemos que lo que nos une y caracteriza no son las armas, sino la música, las tradiciones, esas cosas solo nuestras. Mientras el foco de la celebración fue el conflicto, el triunfo en la batalla y el valor de nuestros soldados, sus uniformes y su armamento, la realidad en las regiones sigue siendo la de que están matando a nuestros líderes, defensores de nuestra identidad y diversidad, de nuestra cultura y costumbres: esos que el Ejército vitoreado debería pro-teger. En una simbólica similitud vimos que en tanto se homenajeaba a la guerra, los otros valores instalados en nuestras tradiciones y saberes culturales ancestrales se dejaron para el final, para cuando ya casi nadie está vien-do, para cuando llega la noche y el frío: nuestra cultura, igual que nuestros líderes, como siempre, quedaron rele-gados a un segundo lugar en una clara contradicción de la frase más bonita pero más fuera de lugar que escuchamos ese 7 de agosto desde Boyacá: “la cultura es la esencia de un país que se transforma desde los territorios.” El día en que esto sea verdad, estaremos viviendo el significado de ser una nación realmente libre y democrática.

Juliana Bustamante es abogada, magister en Derecho Internacional y en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos.

Opinión de Juliana Bustamante

Nuestra identidad está construida primordialmente alrededor de unas fuerzas armadas que pretenden idealizarse, con mensajes cosméticos, como las llamadas a salvar este país del infortunio.

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E ntre los balances realizados a propósito del primer año de gobierno del presiden-te Iván Duque se destaca un párrafo del editorial de El Espectador, Un primer año sin Rumbo fijo (4 agosto 2019) que dice:

“Hasta ahora, el saldo es el de una agenda infructuosa, un país plagado de odios y un puñado de buenas intenciones que se han quedado en discursos inconsecuentes con la práctica”. Allí está dicho todo. Es un concepto con fuerza, y que seguro goza de una aceptación amplia.

Se trata de un gobierno malo y débil ya que sus eje-cutorias van en contravía de los intereses de las mayorías nacionales y de las demandas democráticas. Esto sucede en materia de la paz y las libertades. En lo internacional con su diplomacia subalterna y belicosa con Venezuela y Cuba. En lo económico con la hacienda pública al servi-cio de los ricos y el traslado de los costos de la crisis a los trabajadores.

Este año no es de gracias sino de desgracias, para la vida por el genocidio en curso que el gobierno minimiza y una guerra combinada con el ELN, las disidencias de las FARC y las del Narcotráfico, el Paramilitarismo y la guerra social. Una inmensa crisis humanitaria recorre Colombia.

También para el salario y el trabajo. La verdadera política laboral propicia altas tasas de ganancias con bajos impuestos y sus resultados son negativos. El desempleo es el peor en muchos años. El abandono de los campesi-nos, la falta de una política social para el campo, la protec-ción del agro-negocio, son graves evidencias del carácter antisocial de este gobierno. Incumple lo acordado inclu-yendo las reformas y profundiza la grieta social. Un punto alto de esta actitud, lo da el mal trato a la Minga Indígena y sus aliados a los que reprime con el ESMAD al igual que a estudiantes y trabajadores.

Es un gobierno demagógico que plantea la equidad como propósito de unidad nacional en contraste con sus ejecutorias. Manipula a la opinión con pocos resultados en temas como el apoyo a las mujeres y a los jóvenes. A los estudiantes se les escamotean sus logros. En una palabra, una tras otra las máscaras del teatro de la política son en-sayadas sin que sean creíbles. No es posible encontrar sin-ceridad y decencia con los colombianos y la comunidad internacional. Es un gobierno malo.

Por ello este presidente despilfarró la legitimidad de su elección y es débil frente a la opinión. Esta debilidad la busca subsanar con la utilización de la coacción, apoyán-dose en las fuerzas armadas y dependiendo aún más de su jefe Álvaro Uribe. En verdad el centro del poder político

está en el caudillo quien manipula a su títere para las deci-siones centrales.

Este gobierno tiene esencial preferencia por su partido político. Las carteras centrales del gabinete son del Uribato a rajatabla: Relaciones exteriores, gobierno, hacienda, trabajo, defensa… Los llamados ministros téc-nicos son funcionales al jefe del Centro Democrático y se mueven en la órbita de su política.

El servicio diplomático y la burocracia están aca-paradas por el Centro Democrático. El botín del pre-supuesto es del ejecutivo, el cual es usado para aceitar clientelas y repartirlo entre contratistas. A lo que se suma el favoritismo de nóminas paralelas.

Iván Duque no es ningún prisionero del Uribato, él quiere hacer lo que hace, es el primer militante, el más fiel seguidor del Centro Democrático que se maquilla de buena gente, quien engaña, quien asume la condi-ción de Tartufo.

Esto es el presidente en este bicentenario de la independencia. Además, intenta lavarse las manos ante el desangre nacional y ello es un pecado mortal. El saldo positivo de todo esto es que está creciendo la Resistencia, la opinión pública y los movimientos de base en la socie-dad y hay una encendida y justa crítica intelectual a lo que ofende la dignidad de la república. Una alta conciencia de ejercer las libertades. Más que nunca la libertad es el bien más preciado para ejercer nuestros derechos. Moraleja: Hay que llamar a las cosas por su nombre.

Ricardo Sánchez Ángel es doctor en Historia de la Universidad Nacional.

Opinión de Ricardo Sánchez Ángel

El servicio diplomático y la burocracia están acaparadas por el Centro Democrático. El botín del presupuesto es del ejecutivo, el cual es usado para aceitar clientelas y repartirlo entre contratistas.

El mal gobierno en el Bicentenario

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Misericordia y paciencia (o clientelismo y corrupción)

E stoy convencido de que el clientelismo es uno de nuestros más graves problemas y también uno de los más subvalorados. Cuando los ciudadanos pregonan una y otra vez que “todos los políticos son igua-

les” generalmente se refieren a que todos incurren en el ejercicio del clientelismo. Aunque no todos los políticos son iguales, a cierto sector le interesa que esa posición haga carrera porque “si todos son malos, nadie es malo y da lo mismo quién llegue”.

Quizás uno de los más nocivos efectos del clientelismo es que plantea la relación política no en términos ideológi-cos, de principios y de programas, sino desde la óptica de una negociación de recursos, servicios y bienes públicos para casos puntuales y con efectos coyunturales. Así enton-ces, se vende el voto por el almuerzo, el transporte y la pro-mesa. Se prioriza la comunidad, el barrio o el grupo pobla-cional, no como resultado de un análisis de sus condiciones y necesidades, sino a partir de un cálculo electoral y con el objetivo de cobrar el ‘favor’ con el voto. Finalmente se hace el nombramiento, no por idoneidad del funcionario, sino para agradecer el apoyo o para asegurar la ‘gobernabilidad’ y los buenos negocios durante el ejercicio del poder

Una de las expresiones más peligrosas del cliente-lismo, que abre la puerta a la corrupción, es la elección de cabezas de entes de control (personerías, contralorías, procuraduría) con el objetivo, no de proteger la función y los recursos públicos sino de cuidarse la espalda mientras se hacen negocios. Es sobre este último aspecto que quiero reflexionar en esta ocasión.

La reciente captura del contralor de Antioquia, de su subcontralor, de algunos funcionarios y de alcaldes del Departamento develó, según la Fiscalía, un esquema com-plejo de cobro y enriquecimiento ilícito vía la manipulación de informes de auditoría. Según el ente acusador, el con-tralor, Sergio Zuluaga, y su equipo citaban a los alcaldes y funcionarios a las instalaciones de la Contraloría para luego amenazarlos con abrirles juicios de responsabilidad fiscal por presuntos detrimentos, salvo que les entregaran dine-ro, contratos o nombramientos. Según las autoridades en esta primera fase el proceso de extinción de dominio iden-tificó bienes avaluados en más de 13,000 millones de pesos en cabeza de los presuntos responsables y se calcula el daño patrimonial al Estado en más de $50,000 millones.

¿Qué tiene que ver esto con el clientelismo?, pregun-tarán ustedes. Pues estos actos, definidos por el ente acusa-dor como una “compleja red de corrupción”, son el resulta-do de un modelo en el que se priorizan nombramientos por

razones de representación política, amiguismo y, sobreto-do, de relaciones clientelares entre actores políticos. Para entender cómo llegamos a la empresa criminal que se creó en el principal ente de control de Antioquia hay que volver a la campaña a la gobernación de 2015.

El actual Gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez –quien pidió misericordia por el Contralor de-tenido–, ganó esas elecciones con una mezcla de mentiras (alabar los Parques Educativos de Sergio Fajardo y asegurar que los mantendría y fortalecería) y una estrategia de su-mar avales y apoyos de partidos y políticos tradicionales. La coalición que acompañó a Luis Pérez en campaña, fortalecida con ‘gobernabilidad’ (un diputado habló de 80 puestos que les entregaba el Gobernador a cada corporado), fueron precisamente las que, en un proceso oscuro y lleno de cuestionamientos, eligieron al Contralor sub judice. Van algunas perlas. La hoja de vida de Zuluaga fue estudiada por una empresa cuyo representante legal era un taxista sin experiencia ni capacitación y su puntaje final resultó ser falso pues incluyó un doctorado inexistente en su hoja de vida, hecho por el cual ya fue suspendido 10 meses.

Dice la Fiscalía que los presuntos delitos cometidos por la cúpula de la Contraloría vienen de varios años atrás. Aunque suene increíble, y pese a que las víctimas y los co-rresponsables de los delitos son alcaldes de Antioquia, tanto el Gobernador como los diputados dicen que no sabían nada de lo que ocurría. No obstante que los corporados conocen y son cercanos a funcionarios de la Contraloría (el subcontralor fugado fue diputado durante varios períodos), los electores del Contralor detenido se han apartado de la situación como si esto nada tuviera que ver con ellos. Las odas a la capacidad y la pulcritud consignadas en el acta de la elección se esfumaron y, a pesar de grabaciones en las que el Contralor deja entrever que es Luis Pérez quien le da las órdenes, el Gobernador se sigue haciendo el loco.

Ojo. El modelo que permitió que ocurriera esta debacle para la moralidad pública y el control fiscal está funcionando en casi todo el país. Si los ciudadanos revisan a muchos de los candidatos a alcaldías y gobernaciones del próximo 27 de octubre observarán que ya se vislumbran las coaliciones para nombrar contralores y personeros. Lo harán no propiamente para que brille el control, sino para repartirse la torta. Yo te elijo y tú miras para otro lado, mien-tras nos enriquecemos todos. El clientelismo es la primera cuota para la corrupción y normalmente llega con tu voto. Atentos con las campañas.

Santiago Londoño Uribe es abogado; magister en Derecho Internacional.

Opinión de Santiago Londoño Uribe

Para entender cómo llegamos a la empresa criminal que se creó en el principal ente de control de Antioquia hay que volver a la campaña a la gobernación de 2015.

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U na sociedad que defiende la libertad con paraguas de colores y que apunta con rayos láser a los edificios públicos. Miles de jóvenes que en medio de una protesta abren camino para darle paso

a una ambulancia. Ciudadanos que van ganado es-pacio en las vías públicas a través de una coordinada coreografía de vallas urbanas y que armados de conos de señalización ahogan el humo de los gases lacrimó-genos. Eso es Hong Kong, hoy.

¿Qué es Hong Kong? Una isla-ciudad. Un res-quicio del viejo imperialismo británico devuelto a la gran China continental. Una amalgama de oriente y occidente que, luego de 156 años como protectorado británico paso a ser parte de China bajo la figura de “Región Administrativa Especial”. En otras palabras, Hong Kong, meca de las compras, es el hijo pródigo al que se le permite continuar con un estilo de vida de caleidoscopio cultural, disfrutar de la libertad de prensa y contar con autonomía judicial. La libertad con fecha de vencimiento: 2047.

…Y casi a medio camino, antes de saber qué sig-nificado tiene el año cincuenta cuando todo se baraje de nuevo, el modelo de “un país, dos sistemas”, sufre fracturas a fuerza de decisiones políticas. Por ejemplo, hace 4 años, la ciudad se fundió durante casi 80 días en el movimiento de los paraguas con su consigna “ocupemos el centro con amor y paz”. Ciudadanos de todas las nomenclaturas exigieron algo de democra-cia, una utopía que no conocieron bajo el control bri-tánico. Pero que temían se extinguiera con el control chino. En realidad, lo que subyace bajo la exigencia de elecciones democráticas en Hong Kong es el miedo a ser absorbidos por un centro regido por la censura mediática, por el control de capitales, por un gobierno autoritario y un sistema judicial dependiente del po-der político.

Prometieron volver a pedir de nuevo un respiro democrático. Y este año regresaron a las calles…

El detonante de las protestas de 2019 es un con-trovertido proyecto de ley que permitiría la extradi-ción de Hong Kong a Pekín. Un cruce de líneas rojas en materia de autonomía. Y con el paso de los meses las manifestaciones han alcanzado cifras multitudina-rias, al punto de paralizar la ciudad y cancelar más de mil vuelos en el octavo aeropuerto más transitado del mundo. A regañadientes, el proyecto de ley fue retira-

do. Pero un punto de inflexión se había alcanzado y la cuestión de la extradición se convirtió en un asunto marginal.

Y aquí juegan los medios de comunicación un pa-pel social ¿cómo informar sobre las protestas? ¿Dónde se traza la línea entre la satanización de las marchas y la justificación de todos los medios de lucha? ¿Cómo contar de manera neutral este fenómeno de desobe-diencia social?

Los ecos de la China continental que llegan a estas latitudes es que los medios oficialistas solo muestran los aspectos violentos. La narrativa se teje alrededor de los aparentes desafueros de los activistas pro-democráticos. Y en occidente circula el temor, de que en el treintavo aniversario de la masacre de Tianamen, el poder político de la China actual quiera demostrar que su mano sigue igual de férrea frente a las disidencias.

Es verdad que corren otros tiempos y que el im-perio chino tiene un enfoque económico, en el que el papel de Hong Kong como hub financiero ocupa menos espacio y que un escarmiento podría afectar a sus negocios.

En esta nueva versión del mundo, abundan los filtros de censura a la información y gana espacio la tecnología de reconocimiento facial para ejercer control social. Pero también es el mismo mundo en el que las movilizaciones ganan momento a través de las redes sociales, sin voceros visibles. Terrible, pero también hermoso, cuando se piensa en las imágenes que nos han regalados estas protestas en su versión pacífica. Con creatividad los hongkoneses se esfuer-zan en mostrar su descontento con las decisiones que erosionan los cimientos de sus libertades. Y es que estos jóvenes manifestantes tienen algo que temer: su futuro. Y en medio del miedo y de la incertidumbre le ofrecen al mundo sus disculpas ante la escalada de violencia, ante la impotencia y la sordera de los gober-nantes: “perdón pero es que tenemos miedo”. Y de ahí no puede salir nada bueno, porque mientras algunos disparan con apuntadores láser, otros pueden hacerlo con balas de goma. Y la violencia es bien sabido que se encumbra en forma de espiral.

Juliana González es Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo. @JuliGo4

Hong Kong: un barco de papel que se resiste a sus anclas

Opinión de Juliana González, desde Berlín.

Es verdad que corren otros tiempos y que el imperio chino tiene un enfoque económico, en el que el papel de Hong Kong como hub financiero ocupa menos espacio y que un escarmiento podría afectar a sus negocios.

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Por Juan Esteban LewinDirector de La Silla Vacia

E l anuncio de que Noticias Uno saldrá del aire toca dos puntos sensibles que segu-ramente darán mucho más de qué hablar: la crisis de los

medios de comunicación tradicionales, que sigue creciendo, y la pérdida de una de las voces más críti cas al uribismo, jus-to cuando está en el gobierno.

Aunque lo segundo es lo que más ha resonado, por los choques entre su prin-cipal accionista y Álvaro Uribe, la deci-sión tiene más de lo primero, por lo me-nos por la información que conocemos hasta ahora.

Un canal, y un negocio, en la malaLa empresa que hace Noticias Uno se lla-ma NTC y su accionista mayoritario, con el 60,5 por ciento de la propiedad, es el pe-riodista Daniel Coronell (su esposa María Cristina Uribe tiene otro 3,5 %), conocido por su periodismo investigativo y por sus columnas en la revista Semana. Coronell ha develado investigaciones fuertes con-

tra Uribe y su familia, que lo ven como un rival y no lo bajan de ‘mafioso’.

La decisión de salir del aire no fue de NTC sino de Plural Comunicaciones, que se ganó la concesión para manejar el Ca-nal Uno por 10 años en 2016, y empezó a usarla en 2017. Su apuesta era competir con RCN y Caracol de tú a tú, gracias a la llegada de un nuevo socio.

Aunque los uribistas suelen decir que la cabeza de esa concesión es Coro-nell, NTC solo tiene el 20 por ciento en la sociedad. Los otros socios son la antigua programadora RTI, con el 20%; CM&, de Yamid Amat y Pepe Douer con otro tan-to; y Hemisphere, un conglomerado grin-go que tiene participación en varios cana-les en español en Estados Unidos y el Ca-ribe, con el 40% .

Justamente fue Hemisphere el que lle-gó a inyectar recursos en un canal en el que ya trabajaban los demás socios, con resultados muy flojos en rating.

Fueron los demás socios los que deci-dieron que NTC se quedara sin programa, como anunció anoche al aire su gerente y socio, Jorge Acosta: “Los accionistas ma-yoritarios de la concesionaria, Hemisphe-

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ANÁLISIS

De noticiero incómodo para el uribismo anueva víctima de la crisis de la televisión

Aunque los uribistas suelen decir que la cabeza de esa concesión es Daniel Coronell, NTC –la programadora de la cual es socio el columnista– solo tiene el 20 por ciento en la sociedad.

re Media Group, tomaron la decisión de concentrar su operación de noticias de lu-nes a viernes y suspender la emisión de noticias los fines de semana a partir del año 2020”, dijo.

Esa decisión refleja lo que las cifras ya mostraban: Plural está en mala situa-ción económica. De hecho, según los es-tados financieros que reportó a la Cáma-ra de Comercio de Bogotá, el año pasa-do la concesionaria perdió más de 113 mil millones de pesos y terminó con un pa-trimonio negativo de casi 170 mil, a pesar de que los socios le inyectaron 525 millo-nes en julio de 2018.

Como ese patrimonio negativo se de-bía en buena medida a que le debía a He-misphere 245 mil millones de pesos (téc-nicamente eran futuras capitalizaciones, por lo que no le tenía que pagar pero apa-recían como un crédito), ésta le metió esa plata oficialmente a cambio de unas accio-nes preferenciales, que le dan derecho a más dividendos pero no a tener más del 40 por ciento de los votos.

Esa decisión evitó, en lo inmediato, los riesgos de una quiebra, porque el patri-monio pasó a positivo y por mucho. Pero

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es muy diferente al de CM& según los pocos datos públicos disponibles en Ra-ting Colombia, que ocasionalmente pu-blica los de Canal Uno (en su página el da-to más reciente de Noticias Uno es del do-mingo 11 de agosto y marca 1,3 por ciento y el de CM& es del lunes 18 de febrero y marca 2 por ciento), y dijo hace poco en Twitter que Noticias Uno suele estar por el orden del 1 % y CM& también.

Sin embargo, esos datos de rating son aproximados, nadie ha dado una prueba concreta de cómo habría operado la cen-sura, no conocemos los costos de cada uno de los noticieros y el Canal no expli-cado su decisión. Tampoco es claro que lo haya afectado un recorte en pauta o contratación oficial, un asuntos que in-vestigaremos para los medios en general, aunque la Fundación para la Libertad de Prensa encontró que el Grupo Aval le re-tiró su pauta, aparentemente después de que el Noticiero reveló los detalles de la muerte de Jorge Enrique Pizano.

Justamente, para el Canal y sus socios gringos la diferencia entre ambos noticie-ros puede estar en que mientras Amat tie-ne relaciones fluidas con el gobierno y lo-gra resultados como el de la Ley TIC, Noti-cias Uno es un dedo en la llaga para el go-bierno, con notas que van desde recordar que el hoy Presidente publicó una dura columna contra Uribe en 1998 hasta reve-lar que tuvo un enviado secreto para ne-gociar con el ELN o que para abril lleva-ba el 40 por ciento de su período de go-bierno enfrentando paros.

Sin embargo, no es claro que la deci-sión vaya a beneficiar al canal, que sin No-ticias Uno pierde capacidad de impacto.

De hecho, tampoco es claro que ayude a nadie: Álvaro Uribe parecería ganar pero Coronell seguirá teniendo la columna en Semana, además él y Duque tienen un nuevo sanbenito de censuradores. El periodismo pierde uno de sus mejores ejemplos en Colombia; los periodistas y medios ven cómo otro medio cierra y cómo la crisis cobra más víctimas; y el país pierde un medio con capacidad investigativa y un punto de vista que ayudaba al pluralismo y la diversidad.

Ese escenario se dará, claro, si los gringos no se echan para atrás o si Noticias Uno no encuentra otro espacio para seguir adelante .

no entró plata nueva ni hizo que la con-cesionaria empezara a ganar plata, que es lo que necesita, como cualquier negocio.

También dejó claro que el socio que tiene el músculo para sacarla adelante es el conglomerado gringo que está listado en Wall Street y vale, a juzgar por el va-lor de sus acciones en esa bolsa, casi 470 millones de dólares, algo así como 1,5 bi-llones de pesos.

Por eso la decisión de reducir costos y de sacar algún producto del aire quedó en manos de Hemisphere, que hasta ahora ha dicho que su intención es seguir jugan-do en Colombia. Más cuando hace apenas un mes anunció que la concesión se pro-rrogará 10 años más, hasta 2037 (algo que lograron tras la presión de Yamid Amat porque la Ley TIC inicialmente solo le da-ba esa prórroga, gratis, a RCN y Caracol).

La Silla Vacía supo de una fuente bien informada que de hecho se discutió la po-sibilidad de que no fuera Noticias Uno sino CM&, el noticiero de lunes a viernes que dirige Amat, el que se cancelara, pero no pudimos verificar ese dato.

En todo caso, la presión por resultados en Plural ya se ha notado en su choque con Caracol TV, competidora a la que hace dos semanas su presidente, Ramiro Aven-daño, acusó de amarrar anunciantes su-biéndoles los precios si pautan con Canal Uno, por lo que los demandó ante la Su-perintendencia de Industria y Comercio.

Una pelea que viene después de que Caracol hizo lo propio contra Plural cuan-do Canal Uno se llevó la serie “Sin senos sí hay paraíso” a su parrilla (que sigue an-dando, aunque Canal Uno ganó el primer round) y que muestra que las tensiones entres los tres competidores de televisión abierta crecen a medida que su negocio se complica.

“En el mundo la televisión abierta es-tá enfrentando unos retos inmensos y Co-lombia no es la excepción”, dijo Acosta.

Efectivamente, la pauta para los tres canales se ha reducido un 26 por ciento en dos años, según Dinero, y con unos 900 mil millones de pesos difícilmente alcan-za para sostener a Caracol, RCN y Canal Uno. De hecho, como contamos en abril en La Silla Vacía, RCN perdió más de 230 mil millones de pesos el año pasado y ya desde 2016 hablaba de la clara contracción en la pauta en televisión abierta.

Además, la reciente ley TIC del Go-bierno Duque, si bien le dio a los tres cana-les el alivio de prorrogar sus concesiones sin que pagaran nada a cambio, no regu-ló la nueva televisión por demanda vía in-ternet, conocida técnicamente como OTT. Eso quiere decir que servicios como Ne-tflix, Youtube o Amazon Prime son unos competidores cada vez más fuertes para los canales abiertos, y con ellos los anun-ciantes se van hacia lo digital.

En ese entorno, es difícil que Plural salga de su complicada situación financie-ra, incluso si logra aumentar su audiencia. Y más ahora que, con la decisión de cerrar Noticias Uno, pierde una de sus marcas más visibles, aunque posiblemente más incómoda para el negocio.

Paga el más crítico de UribeNoticias Uno se ganó el premio India Ca-talina a mejor noticiero nacional de televi-sión este año. Se lo había ganado en 2003, 2010, 2011, 2012, 2014, 2015, 2016 y 2018, un palmarés que muestra que el produc-to que Hemisphere decidió acabar es de alta calidad, por lo que en principio la de-cisión de cerrarlo suena rara.

Más cuando se suma a que es un noti-ciero que ha hecho periodismo de contra-poder al uribismo, y que desde antes de la victoria de Iván Duque en las eleccio-nes presidenciales de 2018 anunció que, de ganar el entonces candidato uribista, podría ser perseguido, dado un trino de Álvaro Uribe en campaña:

Por eso, y aunque hasta ahora no haya pruebas claras de presiones del Gobierno o de sus aliados para que Hemisphere ha-ya decidido que Noticias Uno salga del ai-re, diferentes voces hablaron de censura; desde el partido Farc hasta el último sena-dor santista o uno del Polo. También un influencer de Instagram y una columnis-ta de El Tiempo.

De hecho, la lógica empresarial de su cierre no es tan clara porque su rating no

El periodismo pierde uno de sus mejores ejemplos en Colombia; los periodistas y medios ven cómo otro medio cierra y cómo la crisis cobra más víctimas; y el país pierde un medio con capacidad investigativa y un punto de vista que ayudaba al pluralismo y la diversidad.

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UN PASQUÍN08.1910

Opinión de Guillermo Franco | Cortesía de La República

La ‘nueva ética’ envejeció en forma prematura, la sospecha se convirtió en certeza, la ‘promiscuidad’ adquirió visos de prostitución y la ‘puerta giratoria’ parece un trompo.

MEDIOS

Promiscuidad, política y periodismo

“A la luz de la nueva ética, la proximidad entre política y periodismo adquirió un aspecto sospechoso y dejó de ser aceptable la promiscuidad que reinó durante décadas”.

Esta cita pertenece a un editorial de agosto del 2010, en el que El Tiempo, de dientes para afuera, se desmarcaba, por temor a ser señalado de ‘gobiernista’, del presidente electo Juan Manuel Santos, quien fue accionista y ocupó posiciones directivas en ese periódico.

Para rematar el argumento, el mismo editorial trans-cribió apartes de otro, de marzo de 2002, en el que el perió-dico criticaba duramente la elección de Francisco Santos como fórmula vicepresidencial de Álvaro Uribe Vélez.

El nombramiento “lastima la credibilidad del perió-dico y menoscaba el esfuerzo de tantos años por distanciar al diario de toda atadura política y por consolidar una inde-pendencia plena frente a poderes públicos y privados… “La puerta giratoria entre periodismo y política vulnera en lo más profundo la credibilidad de los medios y no tiene acep-tación en este diario”.

A juzgar por las noticias, incidentes y secretos a gritos que involucran periodistas en los últimos meses, ‘la nueva ética’ envejeció prematuramente, la sospecha se convirtió en certeza, la ‘promiscuidad’ adquirió visos de prostitución y la ‘puerta giratoria’ parece un trompo.

Sí, porque esos editoriales, que podrían ser conside-rados como piezas maestras de reflexión sobre la ética y va-lores periodísticos como la credibilidad, la transparencia, la lealtad con las audiencias… el servicio a la democracia, entre otros, no eran mensajes dirigidos exclusivamente a dueños de periódico pertenecientes a la élite. No, son ex-tensivos a todos los medios y al ejercicio periodístico.

Veamos una lista incompleta y desordenada cronoló-gicamente:

• El escritor de los discursos del actual Presidente de la República, nombrado director de un periódico económico.

• Una reconocida periodista de una cadena de radio sale con el cambio de dirección del programa. Mientras ejerció el cargo, trabajó con el canal del Distrito. Es decir, estaba en su nómina. El problema es que cubría los temas de la ciudad en ese programa radial.

• Un congresista recrimina al aire, descalifica y cues-tiona imparcialidad de una periodista de radio sobre un tema de la ciudad por haber sido asesora de comunicacio-nes del alcalde de esa ciudad.

• Una periodista que trabajaba cubriendo temas de paz en un importante periódico de circulación nacional es echada en un recorte de nómina. Días después se con-vierte en cabeza de lista al Concejo de un candidato, que también había usado la puerta giratoria para convertirse en congresista.

• Un periodista, que fue secretario de Información y Prensa de un presidente, y luego director de la Comisión Nacional de Televisión, es nombrado director de noticias de fin de semana de un canal de televisión.

• Un periodista que fue congresista y crítico del ante-rior gobierno es nombrado director de noticias del mismo canal, pero entre semana. No solo fue crítico como congre-sista, sino como opinador de regreso a los medios.

• El editor político de un importante periódico de cir-culación nacional se convierte en consejero del Presidente, y el medio le adjudica una columna de opinión.

Es claro que no hay diferencia entre quienes usaron la puerta giratoria a través de una candidatura a un cargo de elección popular y los que aceptaron la designación en un alto cargo público.

Haciendo de abogado del diablo, se podría argumen-tar que los periodistas que dan ese paso traen experiencia de cómo funciona el Estado, pero también sesgos obvios… que los perversos, con razón, dirán que es precisamente los hace atractivos para ciertos cargos directivos de los medios.

No se puede satanizar a los periodistas que, luego de su paso por los medios, tienen que emplearse en el Estado, menos con el desempleo rampante y los recortes de nó-mina que están a la orden del día. ¡Pero es que hay cargos de cargos en el Estado y posiciones de posiciones en los medios!

En cualquier caso, una solución parcial risible es que los periodistas que han usado la puerta giratoria (en espe-cial los que ocupan ciertas altas posiciones y de dirección en los medios) sean transparentes con sus audiencias y se declaren impedidos para tratar ciertos temas.

La solución es risible porque el tema es aún más complejo: esos periodistas deberían declarar si tuvieron o tienen contratos de asesoría con entidades públicas o pri-vadas, por ejemplo: una compañía minera, un fabricante de celulares, una empresa de energía… y sigue un largo etcétera.

El tema es tan complejo que si los consejos de redac-ción de ciertos grandes medios aceptaran impedimentos de los periodistas, tal como se hace en el Congreso con senadores y representantes, los proyectos de ley saldrían más rápido que las ediciones de los periódicos y emisio-nes de los noticieros.

Guillermo Franco es periodista y consultor en tecnología y medios [email protected]

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opinionesno pedidasEl Partido Conservador debería convencer al elector para que acuda a las urnas porque es probable que

nos encontremos ante las últimas elecciones democráti-cas tales como las conocemos, teniendo en cuenta que la izquierda carnívora se encuentra ad portas del triunfo electoral, si nosotros lo permitirnos.

—Rafael Gómez MartinezEl Nuevo Siglo

El responsable final del caos que vive el Ejército es el ministro de Defensa, quien sigue perdido

en acción. Esta situación no se resuelve refunfuñando en contra de los medios que se han atrevido a hacerla pública. Puede que el alto mando del momento prefiera un Ejército de chafarotes, sin protocolos ni manuales, donde ser “tropero” sea más importante que hablar in-glés; pero nunca será aceptable un Ejército que se alíe con los Pelusos para combatir al enemigo, sea cual fuere. Tampoco será aceptable un Ejército de pistoleros que asesine a sus objetivos en los cafés y en los billares. O donde el único rojo bueno sea un rojo muerto.

—Luis Guillermo Vélez CabreraLa República

Hay que ser muy lambón para endosarle a la Vicepresidenta los créditos por la medalla de oro

que la selección femenina de fútbol de Colombia se ganó a pesar de Colombia. Hay que ser muy lambón para llamar al expresidente Uribe “nuestro presidente eterno”, pero hay que ser todos los sinónimos que se encuentre uno a la mano, un ‘cepillero’, un ‘alzafuelles’, un ‘zalamero’, un ‘chupamedias’ de siete suelas, un ‘halagador’ servil y con sevicia, para mandarle a hacer una placa mal redactada e instalársela en una de las paredes del Congreso. Hay que ser muy lambón para darle a un premio científico el nombre de una primera dama que no ha pedido nada.

—Ricardo Silva RomeroEl Tiempo

Adiós a un matrimonio de más de un sigloJulio C. Hernández y Fernando Gómez se unieron un buen día para conformar un matrimonio periodístico que acaba de divorciarse, se trata de El Colombiano de Medellín, el tradicional diario de los antioqueños. Como sucede en casi todas las empresas, a esta compañía paisa le llegó la tercera generación de herederos y no se pusieron de acuerdo para seguir con el negocio centenario; los herederos Hernández, quienes tradicionalmente habían administrado el periódico con gran éxito decidieron irse y dejarles la herencia a sus socios Gómez.

¿Cómo disolvieron el matrimonio y alcanzaron el divorcio? El 2 de agosto de este año se vencía una fórmula para salir de estos líos llamado "voyovan", por la medio de la cual las dos familias hicieron ofertas con sobre cerrado para quedarse con el 50% de la empresa. Los Hernández ofrecieron $600 millones, mientras los Gómez $22.000 millones. Claramente, quienes habían gerenciado la empresa por más de un siglo querían salir corriendo, mientras los que habían llevado las riendas periodísticas decidieron comprar. Los Gómez no dieron los $22.000 millones, ya que el pacto estipulaba que la suma final a pagar correspondería a la mitad de las dos propuestas sumadas más otros costos. De modo que pagarán en los próximo seis meses $12.300 millones sólo por la explotación comercial de la imprenta y las marcas, pues los edificios quedaron en manos de una fiducia en Alianza Fiduciaria y con un plazo de 72 meses para venderse.

Los edificios –que no entraron en la negociación– son dos buenos inmuebles: uno en Envigado, donde funciona El Colombiano de Medellín y otro en Fontibón, donde aún tiene su sede La República, diario económico que en noviembre pasará a la oficinas de la Organización Ardila, donde quedaba la extinta Innova en Teusaquillo. El edificio de Envigado cuesta unos $60.000 millones y el de Fontibón, $18.000 millones.

Termina así una exitosa historia periodística regional, no antes sin hacer cambios estructurales en la nueva empresa de los Gómez, un clan conformado por siete familias que designaron un consejo de familia para nombrar gerente y director. Entre ellos aún persisten divisiones internas, lo que ha impedido definir si esos empleados deben seguir siendo familiares o van a ser externos.

CORREO DESCERTIFICADOPOR HERMES n ESPECIAL PARA UN PASQUÍN

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UN PASQUÍN08.1912

ENTREVISTA

“Lo que meinteresa enel fondo es conocer la

verdad” Carlos Fernando Galán,

el hijo menor deLuis Carlos Galán,

habla de la influencia de su padre, de sus

enseñanzas y del legado del líder liberal,

al conmemorarse los 30años de su magnicidio.

Por Vladdo | Director de Un Pasquín

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13 UN PASQUÍN08.19

P ara ese niño, que tenía 12 años cuan-do le matan a su papá de una forma tan dramática, ¿cómo fue crecer sin un padre?Es algo que han vivido mu-

chos colombianos, ¿no? Y en muchos ca-sos también por cuenta de la violencia… Y es difícil, porque uno quisiera tener al papá para que lo guíe, para que le ayude… Yo hubiera querido tenerlo en la etapa final del colegio, de la universidad, para poder oír sus consejos… Un poco tener su sabiduría al lado; no la tuve y eso me hizo falta. Pero también debo decir que para mí fue fundamental la reacción de mi mamá tras lo que pasó. Mi mamá es una persona que tiene un carácter muy especial. Ella perdió a su padre cuando tenía 16 años, en un accidente; cinco años después, murió su madre. A los 21 o 22 años quedó huérfana de padre y madre. No terminó el colegio, empezó a trabajar como periodista desde antes de los 16 años y eso la hizo crecer con un carácter que le permitió enfrentar cualquier situación y pudo hacerlo. Cuando muere mi papá, y a pesar de que el proyecto de toda la fami-lia, la vida nuestra, giraba alrededor de la carrera política de él, ella no se derrum-ba, no se viene abajo. Yo me sentía como ante un abismo y ella se convirtió en un puente. “No, ¿cómo así que un abismo? Ustedes van a seguir adelante, se van a formar, van a estudiar, van a hacer cosas en la vida”. Aunque para mí fue muy duro, me ayudó mucho ver la reacción de mi mamá ante la muerte de mi papá. Eso fue un impulso fundamental.

Cuando lo mira en retrospectiva, ¿qué es lo que más le hace falta de su papá? En esos años, ya había empezado a tener conversaciones papá–hijo que para mí ha-bría sido muy importante haberlas seguido teniendo. Por ejemplo, un día me dijo que yo tenía un problema con la timidez y me advirtió: “Eso le genera a uno muchos pro-blemas en la vida, dificultades para relacio-narse con los demás y eventualmente para desarrollarse profesionalmente”.

Y aparte de eso, me hace falta la vida de familia, estar con él. Él era una persona que en familia era muy especial… A él le encantaba jugar Atari con nosotros, era el más competitivo del mundo, no le gustaba perder en ningún juego, de lo que fuera…

En una etapa que fue muy complica-da, cuando mataron a Carlos Mauro Hoyos, el presidente Barco le dijo, más o menos, que no tenían cómo protegerlo y a raíz de las amenazas él decidió irse a Inglaterra y desde allá mi papá nos mandaba cartas. A veces cuando uno está lejos dice más cosas, se comunica más, que cuando está al lado. Yo guardo las que me mandó a mí donde me hablaba de muchas cosas importantes. Por ejemplo, me decía: “Valoro mucho el cariño que le profeses a tu mamá –yo era muy apegado a ella en esos años–, pero es importante que no generes dependencia, tienes que promover tu independencia como ser humano”. Tengo esas cartas y a veces las leo para recordar esas cosas.

Ahora que hablamos de reconciliación en Co-lombia, ¿qué piensa usted hoy de los asesinos de su papá?Es un proceso interno de mucho dolor, que a uno le produce rabia, le produce odio, y negar eso sería absurdo; pero yo sí creo que uno puede aprender a estar un poco como por encima de eso, a superarlo, a sa-nar esas heridas. Ahora, para poderlo hacer son importantes varias cosas… Yo siempre he dicho que la verdad es más importante que cualquier cosa; más importante que sanciones, que penas, que cadenas perpe-tuas. Por eso, yo, a pesar de que creo que ‘Popeye’ es un delincuente, reconozco también que él sí confesó y dijo: “Yo hice esto y eso fue así y así”. Eso ayuda a sanar las heridas. Entonces yo esperaría que los demás partícipes en el asesinato de mi pa-dre dijeran la verdad. A mí no me interesa para nada que terminen en la cárcel yo no sé cuántos años; lo que me interesa en el fondo es conocer la verdad. Yo respeto los procesos judiciales, no voy a decir ahora que no se requiera que se terminen esos procesos como diga la ley; pero para sanar ese odio, esa rabia que surgió cuando uno era un niño y le quitan a su padre, es más importante conocer la verdad.

¿Entre esos otros autores que menciona se refiere a Santofimio o a Maza Márquez…?Ellos, por ejemplo, ya están condenados por la Corte Suprema de Justicia y nunca, nunca, han ayudado en nada a esclarecer la verdad sobre el asesinato de mi padre. Eso no contribuye a sanar las heridas, no contribuye a la reconciliación.

¿No cree que hay mucha gente que se está robando el nombre de su papá para obtener algún tipo de beneficio personal?Sí; creo que tratan de usar el nombre de mi papá, pero la gente no traga entero. Ya no es suficiente que lo digan, sino que lo demuestren; la gente espera es hechos. A mí, por ejemplo, algunas personas me han dado palo por haber hecho parte de Cambio Radical, un partido con gente cuestionada, pero yo enfrenté ese partido desde aden-tro y denuncié a Kiko Gómez, denuncié a Oneida Pinto y revoqué 300 avales. Nunca me quedé callado frente a lo que pasaba ahí.

Mi papá decía que nadie está exento de que en el partido o en el gobierno en el que uno está haya personas que terminen involucradas en corrupción. La pregunta es cómo reacciona uno: si se queda callado o si lo denuncia. Yo siempre actué conse-cuente con eso que le aprendí a él, ¿no? Al final, él estaba en el Partido Liberal y yo creo que él sabía que ahí estaban los personajes que querían asesinarlo. Pero a pesar de eso dijo: “Yo voy a dar una pelea interna, voy a luchar por lo que creo que hay que hacer en este partido y en este país”. Yo he tratado de ser consecuente con eso.

Seguramente con las fake news y la cantidad de cosas que hacen en redes, algu-nos tratan de atacar a quienes no deberían atacar y se hacen los locos con otros que usan el nom bre y dicen que lo representan; pero en el fondo la gente sabe quién es con-secuente con lo que dijo Luis Carlos Galán.

¿Qué cree usted que le aportaría su papá a la Colombia de hoy?Primero, el país sería distinto en términos de respeto de los principios éticos, en par-ticular en la política. Hoy vemos una crisis ética y moral como diez veces mayor a la que él vivió. Él le aportaría integridad a la política y al país. Y creo que también le aportaría al tema de la reconciliación. Él tenía una actitud de defensa, de búsqueda de un bien supremo que era la paz y lo de-cía en todos los espacios donde participaba. Él decía que las primeras víctimas de los narcotraficantes eran ellos mismos, pues al meterse en ese negocio terminarían aca-bando con su vida y las de sus familias. Y en el tema de reconciliación, él jugaría un rol muy importante, al tratar de resolver esos pleitos que han producido graves heridas; él nos invitaría a mirar hacia adelante.

Algunos tratan de usar el nombre de mi papá, pero la gente no traga entero. Ya no es suficiente que lo digan, sino que lo demuestren; la gente espera es hechos.

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UN PASQUÍN08.1914

ANÁLISIS

EN AMÉRICA DEL SUR LA NATURALEZA SE QUEMAY LA POLÍTICA SE AGOTALos incendios en la Amazonia están afectando a Brasil, Bolivia, Perú y Paraguay, países con gobiernos de ideologías opuestas pero con iguales modelos de desarrollo extractivista y agropecuario.

Por Eduardo Gudynas | Revista Contexto

En los primeros días el fuego te acorrala; en los días siguientes las cenizas te entristecen. Así pueden describirse mis sen-saciones en una de mis visi-

tas años atrás a las zonas amazónicas de Brasil, Perú y Bolivia. Estas coincidieron con incendios como los que hoy causan alarma mundial.

Cuando las llamas están activas el humo inunda todo, es peligroso transitar los caminos por la poca visibilidad, hay momentos que cuesta respirar, la garganta se inflama y los ojos lagrimean. Cuando las llamas se apagan, el ocre y el gris dominan las escenas. Aquí y allá siguen erguidos los restos de algunos árboles, mientras que en el suelo, entre las cenizas, aparecen de tanto en tanto los cadáveres calcinados de animales que no pudieron escapar.

Esta destrucción de la fauna y flora es lo que está repitiéndose en estos días en América del Sur. Si bien, la prensa con-vencional insiste con los titulares sobre la Amazonia y sobre Brasil, la realidad es más compleja, y también más hiriente.

En efecto, este tipo de incendios están ocurriendo en estos momentos en por lo me-nos cuatro países sudamericanos; además de Brasil, afectan a Bolivia, Perú y Paraguay. A

su vez, se están quemando selvas tropicales húmedas, la Amazonia, pero lo mismo está sucediendo con los bosques secos y sabanas arboladas, como la Chiquitanía en Bolivia o el Cerrado brasileño.

En los datos más recientes, el número de incendios en Brasil superó los 82 mil fo-cos (al 26 de agosto), la cifra más alta desde el 2010, y casi el doble que lo registrado en estas mismas fechas en el año anterior. En Bolivia son más de 19 mil focos (el doble que en 2018), en Paraguay más de 10 mil (man-teniéndose en valores semejantes al años anterior), y en Perú más de 6 mil (un poco más del doble).

Todas las grandes regiones ecológicas del trópico y subtrópico sudamericano están afectadas por los incendios. Por ejemplo, en Brasil, aproximadamente la mitad de los fo-cos se ubican en la Amazonia, pero casi un tercio ocurren en el Cerrado, y un 10% en los bosques atlánticos. Bolivia en estos mo-mentos vive el drama de ver como enormes áreas de bosques secos e incluso su Pantanal, están siendo devorados por las llamas (las pérdidas al día de hoy se estiman en 1,5 millón de hectáreas). Por lo tanto, pensar que solamente está ardiendo la Amazonia brasileña es una simplificación. Las pérdi-das ecológicas en todos esos ambientes son

enormes. Por ejemplo, el bosque seco de la Chiquitanía es único en su tipo en todo el continente, y se estima que más de 750 mil hectáreas ya se quemaron.

El chaqueo de ayer y la deforestación de hoyLa quema de bosques o campos, el llama-do “chaqueo” en algunos sitios, ha sido una práctica tradicional realizada espe-cialmente por pequeños campesinos e indígenas. Afectaba a pequeñas superfi-cies en tanto estaba directamente vincu-lada al autoconsumo de alimentos o por limitaciones tecnológicas. Todo eso ha cambiado en las últimas décadas a medida que han llegado a las áreas tropicales y subtropicales todo tipo de colonos y em-presas. Los incendios de hoy nada tienen que ver con aquellos del pasado.

En la actualidad se deforestan y que-man amplias zonas, casi siempre con el propósito de liberar espacio para la ga-nadería extensiva, aunque en otros sitios es para la agricultura. Para hacerlo a esa mayor escala se necesitan importantes recursos materiales, como motosierras y maquinaria pesada, y mucho capital para financiar una ingeniería de trámites lega-les o ilegales, formales o amparados en la

Se están quemando selvas tropicales húmedas, la Amazonia, pero lo mismo está sucediendo con los bosques secos y sabanas arboladas, como La Chiquitanía en Bolivia o el Cerrado brasileño.

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corrupción. Detrás de esto no están ni los indígenas ni los pequeños agricultores.

Esa presión ganadera puede ser bru-tal. Por ejemplo, en la zona de San Félix de Xingú (estado de Pará), se concentra un rodeo vacuno de más de dos millones de cabezas. Factores como esos empujan a la agropecuaria convencional sobre las áreas naturales tropicales y subtropicales.

A su vez, la diseminación de los monocultivos, especialmente de la soja, en otras zonas de Brasil, pero también en Bolivia y Paraguay, hace que los ga-naderos se desplacen hacia nuevas áreas a deforestar. Todo esto genera un enor-me arco de deforestación amazónica que atraviesa América del Sur, desde la cos-ta atlántica brasileña a las faldas de los Andes en Bolivia y Perú. Es una franja de casi tres mil kilómetros de largo; una distancia similar a la que separa Madrid de Varsovia.

Bolsonarización para militarizar la AmazoniaEsta problemática se ha agravado notable-mente bajo el gobierno de Jair Bolsonaro. Por un lado, recortó controles ambien-tales en cuestiones críticas como la de-forestación, redujo el presupuesto del

La diseminación de los monocultivos, especialmente de la soja, en otras zonas de Brasil, pero también en Bolivia y Paraguay, hace que los ganaderos se desplacen hacia nuevas áreas a deforestar.

Ministerio del Ambiente, cesó a personal clave en las agencias del ambiente y de conservación de la biodiversidad, manio-bró para que se cancelaran multas a los infractores ambientales, y mucho más.

Por otro lado, Bolsonaro y su equipo han hostigado repetidamente a los am-bientalistas, indígenas y pequeños cam-pesinos, presentándolos como trabas al progreso, potenciales criminales e incluso como responsables de los incendios. Tan solo como ejemplo, el 27 de agosto, en la reunión con los gobernadores de los es-tados amazónicos, en lugar de analizar la crisis ecológica volvió a quejarse de que los indígenas ya tienen demasiadas tierras y anunció que no aprobará nuevas áreas protegidas.

Bolsonaro tampoco duda en repeler las críticas diciendo que son parte de un complot del exterior para quedarse con la Amazonia brasileña. Esa retórica tiene antecedentes desde por lo menos la dé-cada de 1970, cuando el gobierno militar se oponía a las primeras negociaciones internacionales ambientales. Bolsonaro revive parte de ese vocabulario, viene co-locando a militares en puestos afectados a la gestión ambiental, y ha dado señales de resucitar un programa de control mili-

tar en las fronteras amazónicas. Bajo esas condiciones no puede sorprender que re-cibiera cierto respaldo de otro gobierno muy conservador, el de Ivan Duque en Colombia. Este también ha presentado un nuevo plan de desarrollo donde la gestión ambiental pasa a ser parte de la estrategia de seguridad del Estado.

La geopolítica amazónicaLa condición internacional de la Amazonia volvió al primer plano con la reacción in-ternacional ante los incendios. Una cir-cunstancia que aprovechó Emmanuel Macron, donde hay poco de ambientalis-mo y mucho de oportunismo comercial y político. Pero el problema es que por lo menos desde la década de 1980, los gobier-nos brasileños por un lado insisten en el control soberano sobre su Amazonia pero al mismo tiempo repiten que no tienen dinero para protegerla, y reclaman ayudas a los países industrializados. Desde allí se construyeron diversos mecanismos, finan-ciados especialmente por Europa.

Por ejemplo, en 1992 se inició el PPG7 (Programa Piloto de Protección de los Bosques Tropicales del G7), que fun-cionó hasta 2009, con un presupuesto de más de 460 millones de dólares. Cuando

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se hacía lobby por esos dinero, desde Brasil se insistía en que la Amazonia era un ecosistema único en el planeta y que los países ricos debían colaborar en protegerlo. También se alentó una visión deformada como si solo existiera Amazonia en Brasil, dejando en segundo plano a los otros países que comparten la cuenca. De ese modo, las propias auto-ridades brasileñas durante al menos 30 años han contribuido a ese entrevero que oscilaba entre una Amazonia “solo mía” a otra que sería “de toda la humanidad”.

La actual crisis ha expuesto en toda su crudeza las tensiones entre la sobe-ranía nacional y las responsabilidades ecológicas, no sólo hacia adentro de un país, sino con sus vecinos y con la salud ecológica planetaria.

Las cenizas ideológicasEl problema se vuelve más complejo cuando se entiende que las quemas y la crisis ambiental se repite en las naciones vecinas. No sorprende que ocurra con gobiernos conservadores como los de Colombia, Perú y Paraguay. Más difícil se vuelve asumir que en Bolivia, desde posturas ideológicas que se presentan como opuestas, también se han debilitado los controles ambientales, se perdonaron las faltas a los deforestadores, y se alienta el avance del agronegocio.

El gobierno de Evo Morales cita a la Pacha Mama pero sus acciones concretas han sido las de promover la explotación minera, petrolera y agropecuaria, y por

ello enfrenta un desastre ecológico simi-lar. Así como Bolsonaro ataca a los am-bientalistas, la administración Morales se burla de ellos, los hostiga y ha amenazado con expulsarlos del país.

En los progresismos la retórica se nutre de otros argumentos. Por ejemplo, Álvaro García Linera, cita a Marx y Lenin, pero también sostiene que la protección de la naturaleza es un invento del Norte y por eso no deberían ser guardabosques de nadie. Tuvieron éxito en esa promesa: no cuidaron los bosques y ahora se están incendiando. Y aunque los aderezos de sus discursos son opuestos a los de Bolsonaro, las similitudes en sus esencias dejan un gusto muy amargo.

Por todo esto, cuando se leen los ti-tulares de la prensa en Madrid, Londres o París, siempre queda esa sensación de que realmente no están entendiendo lo que ocurre aquí en el sur. Es más sencillo atacar a Bolsonaro, en tanto es machis-ta, racista, violento y autoritario, pero es más dificultoso asumir las serias contra-dicciones en otras tiendas políticas. Nos cuesta entender que estamos ante una crisis ecológica de escala continental, y que ella también expresa el agotamiento de las ideologías políticas herederas de la Europa ilustrada. Las viejas políticas, todas ellas, han caducado. La cuestión es comprenderlo para construir alternativas antes de que se queme el último árbol.

Eduardo Gudynas es miembro del Centro Latinoamericano de Ecología Social. @EGudynas

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Opinión de Olgahelena Fernández

Todos los teatros, sin excepción, tienen baños a la entrada, por lo tanto es aconsejable que los usen antes de empezar para que no tengan que pararse en la mitad del acto y pasarse por enfrente de todo el mundo.

S i usted no es capaz de estar callado 3 horas, le recomiendo que se quede en su casa. No vaya a cine, a teatro, a conciertos, a ópera o a conferencias.

Normalmente compro con anticipa-ción las boletas para los eventos culturales que me intere-san, lo que me mantiene muchos días entusiasmada, espe-rando la fecha del evento, pero apenas llega el momento, me acuerdo de que me había jurado a mí misma mil veces que no volvería a asistir a ninguno de esos espectáculos, pues no tolero la grosería de la gente (y eso que se supone que a los eventos culturales va gente educada).

Vamos por partes. Empecemos por los que llegan tarde. Se atraviesan,

van conversando mientras incomodan a los que cumplida-mente llegaron y cuando finalmente se sientan comentan en voz alta lo terrible que estaba el tráfico. Les tengo noti-cias: el tráfico siempre es canalla. Salgan una hora antes de lo que tenían planeado.

Están los que no se pueden quedar callados ni diez minutos. Tienen que comentarlo todo. Opinan con su compañero de al lado sobre política, moda, chistes y sobre el pianista que está desafinado, pese a que en el escenario no hay pianista. Lo importante es parecer un erudito. Como son tan considerados hablan en voz baja, convenci-dos de que los susurros no se oyen. Les tengo otra noticia: sí se oye y es desesperante. Cállese, disfrute la charla o el concierto o lo que sea y luego en su casa comente... ¡no en el momento!

Están los que son tan importantes que creen que el mundo no puede seguir su rumbo si no los pueden con-

tactar, por eso nunca apagan el celular, así se lo hayan pe-dido mil veces. Cuando les suena –justo en medio del solo de violín– contestan así:

“Hola. No puedo hablar, porque estoy en un concier-to, pero bla,bla ,bla… y siguen ahí pegados.” Pregunto: si la respuesta va a ser “no puedo hablar”, ¿para qué diablos dejan el teléfono prendido?

Si usted es tan importante y la supervivencia de la humanidad depende de la llamada que está esperando, le recomiendo que tenga una pizca de decencia y no vaya al evento. No les arruine el momento a los demás.

Siempre hay varios que están comiendo y por des-gracia les gusta todo lo que viene empacado en papel celofán o algún material que hace mucho ruido. Papas fritas, dulces, lo que sea... Si hace escándalo, lo compran. Se pierde uno la mitad de los diálogos por estar oyendo el desesperante ruido.

Unos de los especímenes que más me desespe-ran son los que van a conciertos de música clásica y como no tienen ni idea de lo que están oyendo se la pasan aplaudiendo en los momentos más inoportunos. Recomendación: si usted no sabe dónde y cuando se aplaude, no lo haga. Vaya a la fija y espere a que el director de la orquesta se voltee... En ese momento puede aplaudir.

Les informo, además, que en los conciertos de músi-ca clásica no se deben silbar las melodías ni llevar el ritmo con el pie.

En las conferencias y clases los que más me desespe-ran son los que insistentemente interrumpen al profesor para hacer comentarios que no le aportan nada al tema, pero que ellos usan para dárselas de viajados, cultos, leídos

y más. Les tengo otro dato: la gente va a las conferencias a oír al profesor, no a usted… Como dicen mis sobrinos, “calladitos se ven más bonitos”.

Todos los teatros, sin excepción, tienen baños a la entrada, por lo tanto es aconsejable que los usen antes de empezar para que no tengan que pararse en la mitad del acto y pasarse por enfrente de todo el mundo. Si no puede aguantar 2 horas sin ir al baño, es hora de dejar de ir a eventos públicos... Lo siento, pero así es la vida.

Conclusión 1: o aprende a compor-tarse decentemente y a no molestar a los demás o no salga de su casa.

Conclusión 2: creo que esta es otra de mis peleas perdidas. Sospecho que a la gente le tiene sin cuidado respetar a los otros.

Olgahelena Fernández es periodista.

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TRES EN UNOPor Gonzalo Guillén

PAÍSColombia es un país de mierda. No quiero decir nada menos al co-nocer la “conclusión” de la corrupta Fiscalía General de Colombia y del Instituto de Medicina Legal en el sentido de que en el holocausto impune del Palacio de Justicia –ocurrido hace 34 años– no hubo desapariciones forzadas. Semejante afirmación es un oprobio his-tórico y nauseabundo. Una ruindad con las familias del centenar de personas incineradas sin auxilio, fusiladas entre el edificio o sacadas vivas, asesinadas por el Ejército Nacional en sus centros de torturas y arrojados sus cadáveres de nuevo en las ruinas del palacio.

DEEl magistrado auxiliar Carlos Horacio Urán –a quien conocí– fue sacado vivo por los militares asesinos, como lo muestra un video, llevado a los centros de tortura oficiales de Usaquén y martirizado hasta la muerte. Por último, sus despojos mortales fueron regresa-dos al palacio y tirados al piso para tratar de hacer creer que murió en el fuego cruzado de las fuerzas estatales con el de los criminales miserables del M-19. Helena Urán, una de las cuatro hijas de aquel mártir, escribió en su cuenta de Twitter, con toda autoridad y razón: “SI hubo desaparición forzada, sí hubo torturas, sí hubo ejecucio-nes, destrucción de pruebas, manipulación de escena del crimen, fallas en el levantamiento, mal manejo de los cuerpos. Además, hubo amenazas a familiares, estigmatización y burla como esta”.

MIERDARené Guarín, hermano de la desaparecida Cristina Guarín, protestó contra esta infamia. "Cada que aparece un cuerpo reidentificado para una familia, desaparece para otra". En efecto, varias veces han sido entregados los restos de desaparecidos que luego resultan no ser de ellos, con lo cual las familias han efectuado muchas veces sepelios del mismo doliente. Hay videos como aquel en que se ve salir ileso y en poder del Ejército a Carlos Rodríguez Vera, quien hasta el sol de hoy está desaparecido. Es probable que mañana vuelva a ser in-cinerada la Corte Suprema si se atreve a cumplir con su deber de apresar a Álvaro Uribe y a la vuelta de otros 34 años la Fiscalía –para entonces más corrompida que ahora– llegará a conclusiones de la misma iniquidad o todavía más perversas. País de mierda.

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E l nuevo levantamiento en armas de las FARC-EP, bajo la dirección de Iván Márquez, es un capítulo de la larga guerra que vive Colombia. Su anuncio conmocionó a la opi-nión pública y agitó las pasiones encendidas

de la política que sigue gravitando entre la paz y la guerra.El significado inmediato de la continuidad guerrillera

–que es grave– expresa un revés enorme en la lista de re-trocesos del Tratado de La Habana. Fortalece la conversión del proceso de paz con las FARC, y su posacuerdo, en una pacificación que trata a los excombatientes como derrotados y convierte el Tratado en un pacto de sometimiento. Hace, por consiguiente, trizas el acuerdo.

El uribato cumple su designio de imponer la paz armada y continuar la guerra. Es lo que en su delirio ha expresado con odio Álvaro Uribe. En verdad, el proceso de paz ha sido al mismo tiempo de guerra. Lo demuestra la coexistencia del ELN, las iniciales disidencias de las FARC, el paramilitarismo y el narco paramilitarismo. Lo que está ocurriendo, lo reafirma. Sobre todo el feminicidio y el exterminio de más 500 líderes sociales, indígenas,

negros, excombatientes y de derechos humanos, desde la firma de los acuerdos.

La personería política de las FARC, en disputa, la recla-ma Iván Márquez en el manifiesto leído en las selvas a nom-bre de su organización anunciando la segunda Marquetalia. Se está consolidando una nueva dinámica de la guerra que es necio desconocer. Es una guerrilla entre antigua y mo-derna atrapada en la sin salida de la violencia y que no va a ganar la guerra. Pero que están resisitiendo asumiendo el riesgo de su derrota militar. Su gesto es un símbolo de rebelión, pero su praxis alimenta la espiral de la muerte.

Las grandes perdedoras son la vida y la política, acen-tuándose el curso de la barbarie. Se evidencia el fracaso del régimen vigente con su democracia fraudulenta. La evolución de las FARC-EP pese a lo dicho en el manifiesto, inevitablemente lleva al terrorismo.

Al aire. Preocupa el silencio sobre el narcotráfico en el Manifiesto de las Farc-EP.

*Doctor en Historia de la Universidad Nacional.

Opinión de Ricardo Sánchez Ángel*

Es una guerrilla entre antigua y moderna atrapada en la sin salida de la violencia y que no va a ganar la guerra.

Atrapados sin salida

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T uvimos que saltarnos la desolación y obviar la etapa del duelo. Una vez conocido el video de los disidentes rearmados, lo urgente no era lamentarnos, sino reaccionar con fir-meza al ideal mayor, que es, finalmente lo

que hay que proteger. Esa madrugada, una voz amiga me rescató del agujero

negro y me llevó a hacer un balance entre lo que perdimos con la decisión de quienes deshonraron la palabra dada y lo que el país había ganado en estos 3 años, desde la firma del acuerdo. Pasé revista por los muertos que nos ahorra-mos, los pabellones vacíos en los hospitales de guerra y los sepultureros de pueblo que se quedaron sin oficio.

Comencé a juntar historias de los excombatientes que están reinventando su vida y sentido en los ETCR o al lado de sus familias, y comprendí que un puñado de individuos armados –presumiblemente con la complici-dad del vecino– no van a poner en jaque a 48 millones de colombianos, ni van a frenar una paz que, en medio de complejidades y sabotajes, no tiene reversa.

A pesar de los incumplimientos del gobierno y de la confusa torpeza de unos disidentes, más de once mil excombatientes le siguen apostando a la paz; decidieron cumplir el acuerdo y ya –sin tener que huir en las noches sin luna, ni vivir escondiéndose de la muerte– tienen hijos en vez de fusiles, y siembran café en lugar de terror. A ellos, a quienes se comprometieron con la paz y están cumplien-

do con valor y resistencia, tenemos que protegerlos. Que el gobierno les asigne y gire los recursos prometidos, y les dé –pero de verdad y en serio– la protección y la dig-nidad pactadas. No más bipolaridad entre los discursos que se dicen en el extranjero y la realidad que se cumple de puertas para adentro.

El gobierno ha cometido muchos errores y le ha puesto trampas a la paz. Pero, ¡ojo!, que Iván Márquez, Santrich y sus seguidores no se confundan: nada justifica su regreso a las armas, la retórica extorsiva y la reactiva-ción de la trasnochada hostilidad contra la oligarquía; al volver a la clandestinidad traicionaron el acuerdo de paz, a Colombia y, principalmente, a sus propios compañeros.

Las disidencias han sido reacciones frenética s y erra-das, inherentes a la historia de todos los procesos de paz; por ello, no debería sorprendernos la decisión anunciada. Tengamos claro que lo fallido es volver a las armas, y no el acuerdo; así que lejos de desfallecer en la búsqueda de una paz total, la consigna es fortalecer nuestro esfuerzo, unidad y persistencia. Nada nos hará renunciar al derecho y al deber de vivir en un país libre de violencia. Tampoco seremos eco de las voces que se relamen llamando a la guerra. Matarse no es un juego, vengan de donde vengan las balas, y vayan a donde vayan su plomo y sus fantasmas.

En el cuadro “Manos dibujando” de Escher, ninguna de las dos es posible sin que la otra exista. Algo semejante sucede con nuestras extremas desenfrenadas: cada una

necesita tener un contrario y es el combustible de la aver-sión opuesta, lo que les per-mite perpetuar su estatus de violencia.

No más. Nuestro larguí-simo día de muertos duró casi 60 años, ya hemos padecido varias patrias bobas y tene-mos 8 millones de víctimas. Cualquier amenaza de reci-clar la guerra es un suicidio social del que no vamos a participar.

*Médica y columnista, miembro de Defendamos La [email protected]

Opinión de Gloria Arias Nieto*

Que Iván Márquez, Santrich y sus seguidores no se confundan: nada justifica su regreso a las armas, la retórica extorsiva y la reactivación de la trasnochada hostilidad contra la oligarquía.

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Iván Márquez no representa a la mayoría de las Farc, y su guerrilla será un fracaso gracias al repudio que

hoy sienten los colombianos por la lucha armada. Más que la paz, la narrativa de la paz tuvo éxito, y este nuevo levan-tamiento va en perfecta contravía de la historia.

—Héctor Abad FaciolinceEl Espectador

Sin duda es una insensatez alzarse en armas de nuevo, pues de sobra está comprobada su inuti-

lidad. Uno de los guerrilleros de más de sesenta años que negociaron la paz decía ilustrativamente: “Pero si ya no podemos ni alzar las armas”. Pero es cierto que ni el gobierno de Santos, ni mucho menos el de Duque han cumplido los compromisos adquiridos por el Estado en esa negociación.

—Antonio CaballeroSemana

Ni alharacas apocalípticas ni cegueras negacionis-tas. Lo que ocurrió es grave y se debe enfrentar

con eficacia, serenidad y unidad de patria. No sirve de nada quedarse sacándoles todos los trapos sucios a la JEP ni a Santos. El país tiene claro lo que pasó por estimular y tolerar el manoseo criminal a la justicia.

—Juan LozanoEl Tiempo

Hace más de un mes se está esperando un decreto que prorrogue los ETCR o Espacios Territoriales

de Capacitación y Reincorporación, es decir, los lugares donde vive miles de excombatientes y el gobierno no ha querido firmarlo. En fin, el rearme es responsabilidad de aquellos que decidieron tomar las armas, pero en materia de cumplimiento de los acuerdos, el gobierno se ha caracterizado por hacerlos trizas.

—Ariel Ávila y Naryi VargasRolling Stone

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