entresijos

11
TEMAS DE PSICOANÁLISIS Núm. 4 Junio 2012 Montserrat Guàrdia "¡Mírame!": Entresijos de la histeria 1 © 2012 TEMAS DE PSICOANÁLISIS y Montserrat Guàrdia “¡MÍRAME!”: ENTRESIJOS DE LA HISTERIA EN LA INFANCIA Montserrat Guàrdia i Porcar Aproximarnos hoy en día a la histeria es complejo, más si tenemos en cuenta la banalización, incluso el tono peyorativo, que la utilización del término ha sufrido a lo largo de los años, y “su expulsión” de los criterios diagnósticos psiquiátricos (a partir de la redacción del DSM-III, donde el término histérico, considerado “solo” como un cajón de sastre, se había sustituido por el de trastorno de conversión). Seguramente el carácter camaleónico que pueden presentar los síntomas histéricos habrá influido en ello, puesto que sus manifestaciones clínicas quedan dispersas en diferentes categorías diagnósticas. Pero lo cierto es que las conductas histéricas siguen presentándose en la clínica, aunque como ocurre en otras muchas enfermedades, con las características propias de los tiempos actuales. Síntomas puestos en el cuerpo que nos permitirán pensar no solo en las posibles conversiones sino en las somatizaciones, y poder reflexionar sobre si existen o no elementos comunes en ambas. La sintomatología histérica es aparatosa y a menudo puede atraparnos, impidiendo que podamos ver más allá. En la clínica infanto-juvenil es frecuente encontrarnos con pacientes que presentan estas conductas, debido a su momento evolutivo, a la poca habilidad para regular sus emociones y, a menudo, a la necesidad de reclamar, como pueden, la mirada de sus adultos de referencia. Cuando los padres nos describen las conductas de su hijo 1 , es frecuente oírles decir: “Se pone histérico y no podemos calmarlo”. Evidentemente éste no sería un síntoma de la 1 Voy a utilizar el término hijo/niño, independientemente del sexo de ese hijo. Aunque la histeria se ha atribuido en mayor medida al género femenino, es evidente que se presenta también en los hombres, aunque con algunas manifestaciones externas distintas.

Upload: thonchy

Post on 06-Nov-2015

3 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Montserrat Guardia

TRANSCRIPT

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    1

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    MRAME!: ENTRESIJOS DE

    LA HISTERIA EN LA INFANCIA

    Montserrat Gurdia i Porcar

    Aproximarnos hoy en da a la histeria es complejo, ms si tenemos en cuenta la

    banalizacin, incluso el tono peyorativo, que la utilizacin del trmino ha sufrido a lo largo

    de los aos, y su expulsin de los criterios diagnsticos psiquitricos (a partir de la

    redaccin del DSM-III, donde el trmino histrico, considerado solo como un cajn de

    sastre, se haba sustituido por el de trastorno de conversin). Seguramente el carcter

    camalenico que pueden presentar los sntomas histricos habr influido en ello, puesto

    que sus manifestaciones clnicas quedan dispersas en diferentes categoras diagnsticas.

    Pero lo cierto es que las conductas histricas siguen presentndose en la clnica, aunque

    como ocurre en otras muchas enfermedades, con las caractersticas propias de los tiempos

    actuales. Sntomas puestos en el cuerpo que nos permitirn pensar no solo en las posibles

    conversiones sino en las somatizaciones, y poder reflexionar sobre si existen o no

    elementos comunes en ambas.

    La sintomatologa histrica es aparatosa y a menudo puede atraparnos, impidiendo

    que podamos ver ms all. En la clnica infanto-juvenil es frecuente encontrarnos con

    pacientes que presentan estas conductas, debido a su momento evolutivo, a la poca

    habilidad para regular sus emociones y, a menudo, a la necesidad de reclamar, como

    pueden, la mirada de sus adultos de referencia.

    Cuando los padres nos describen las conductas de su hijo1, es frecuente orles decir:

    Se pone histrico y no podemos calmarlo. Evidentemente ste no sera un sntoma de la

    1 Voy a utilizar el trmino hijo/nio, independientemente del sexo de ese hijo. Aunque la histeria se ha atribuido en mayor medida al gnero femenino, es evidente que se presenta tambin en los hombres, aunque con algunas manifestaciones externas distintas.

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    2

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    patologa histrica considerada como tal, pero s nos acercara a esa banalizacin que

    mencionbamos antes y, sobre todo, a una dificultad de los padres para captar el malestar

    interno de ese nio. Pueden caer, entonces, en una actitud peyorativa que lo acreciente.

    Cun importante es rescatar esos aspectos!, ocultos tras las conductas, para acercarnos al

    sufrimiento real del nio y no confundirnos, ni confundir a su entorno.

    Histricamente la histeria ha sido el prototipo de las neurosis. Freud escribi y

    reflexion mucho sobre ella, pero tard en darse cuenta de que los traumas sexuales que

    sus pacientes adultas le describan, solo haban pasado en su fantasa. Cambi entonces su

    idea inicial, de una seduccin traumtica real, por la existencia de una fantasa

    inconsciente acerca de una seduccin fantaseada en su realidad psquica. Freud parti,

    para su estudio de la histeria, de su modelo de desarrollo psicosexual, y lo fundament en

    la existencia de conflictos intrapsquicos, de tipo edpico o flico que generaban ansiedades

    intolerables para el Yo. Consider los sntomas histricos como la consecuencia de

    conflictos en la resolucin edpica, ligada a las vicisitudes del complejo de castracin, y que

    se expresaban externamente, bien en el propio cuerpo, bien en el tipo de relacin

    (patolgica) que el paciente estableca con su entorno.

    Psicoanalticamente fueron descritas como neurosis de transferencia, en oposicin

    a las neurosis narcisistas, llamadas tambin psicosis. Histricamente los casos descritos,

    por lo menos desde la perspectiva descriptiva y sintomtica, incluan entre sus sntomas

    momentos delirantes o alucinatorios que les otorgaban un matiz psictico o narcisista. Fue

    ste el motivo por el que durante un tiempo se habl de psicosis histricas.

    Para que se dieran estas circunstancias haca falta un considerable grado de

    desarrollo del aparato psquico, con buenos recursos yoicos y cierta capacidad de

    simbolizacin que facilitara la teatralizacin, como recurso para seducir, calmar angustias

    y reforzar el propio narcisismo.

    Pero en realidad las manifestaciones histricas disimularan una patologa ms

    profunda que hoy en da correspondera ms al diagnstico de patologa borderline, cuyo

    inicio no siempre situaramos en la edad cronolgica a la que se refera Freud, sino en un

    momento evolutivo bastante anterior. La situacin traumtica que l referenciaba

    sexualmente, puede muy bien ser una situacin traumtica carencial primaria, lo que nos

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    3

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    abre la puerta a la histeria infantil y ste es el aspecto que voy a desarrollar a partir de

    algunas vietas clnicas.

    Actualmente, y yo comparto este criterio, se entiende el desarrollo psicoemocional

    como un proceso de diferenciacin.

    A partir de un inicio indiferenciado que situaramos en la etapa fetal, el individuo

    avanza por un camino que lo lleva al reconocimiento consciente y real de los otros, como

    individuos diferentes, con un pensamiento diferente.

    La construccin de un self propio es una tarea compleja y a menudo se ve

    entorpecida, sobre todo en los momentos iniciales, por la aparicin de ansiedades

    catastrficas que no pueden ser contenidas ni acompaadas por el entorno del nio.

    Construir el self requiere ir incorporando nuevas capacidades evolutivas, tanto

    fsicas como mentales. Esta construccin se va dando en un ir y venir, de lo ya conocido a

    lo nuevo, todava desconocido pero que ya es posible.

    Podemos pensar, por ejemplo, en lo que le sucede a un nio que empieza a caminar

    y que, en principio, est adquiriendo una nueva habilidad motora.

    Evidentemente, ya posee el desarrollo muscular adecuado para hacerlo, pero debe

    superar tambin la inquietud que le despierta una situacin tan distinta. Todas sus

    referencias cambian. De gatear, o estar sentado, a deambular, la percepcin de su entorno

    es bsicamente distinta y si la inquietud o miedo, en segn qu casos, es excesivo puede

    llevarlo a demorar la utilizacin de una capacidad fsica que ya posee.

    La confianza en s mismo y la intervencin de un entorno estimulante o el contrario,

    que lo deja a su aire, condicionar tanto la forma como el momento de ese aprendizaje. Las

    variantes son tantas como infantes y entornos, pero todas las situaciones tienen algunos

    aspectos en comn: una nueva capacidad adquirida que genera un cambio, una vivencia

    inquietante ante ese cambio y un nivel individual de confianza en s mismo.

    Son, pues, momentos en los que el nio reajusta los esquemas evolutivos que haba

    alcanzado, para poder incorporar las nuevas capacidades. En ese reajuste el nio pierde

    momentneamente su seguridad. Pero tras ese ir y venir momentneo, no exento de

    ansiedades importantes, presentes en todo momento de cambio, el nio dispone de nuevos

    recursos para seguir avanzando en su desarrollo. Sin embargo, este crecimiento nunca es

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    4

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    lineal ni total, y a menudo observamos conductas y funcionamientos ms infantiles de los

    que corresponderan si solo tuviramos en cuenta su edad cronolgica.

    A partir de aqu, se nos hace evidente que el marco terico referencial de cada

    clnico que describa la patologa histrica lo llevar, no solo, a utilizar una u otra

    terminologa, sino a una tcnica teraputica distinta. No es lo mismo situar su origen en

    fantasas traumticas de tipo sexual, que hacerlo en situaciones traumticas ms iniciales,

    aquellas que pueden dificultar el desarrollo temprano del beb y el establecimiento de

    vnculos con su entorno. Como tampoco situarlo, por qu no? en traumas reales de tipo

    sexual, como los abusos.

    Normalmente el paciente histrico niega los sentimientos de vaco, de exclusin y lo

    hace mediante la excitacin, la euforia y una satisfaccin narcisista infantil, pues conectar

    con ellos le supone la vivencia de ansiedades catastrficas. Posee un self frgil que se

    organiza defensivamente sobre ese narcisismo y suele comunicarse somticamente.

    Las comunicaciones somticas suelen surgir cuando la persona no puede soportar

    ansiedades muy intensas y necesita expulsarlas, hacerlas desaparecer. La escritora S.

    Hustvedt (2009) investiga sobre esta relacin cuerpo-mente, a partir de una dolorosa y

    enigmtica vivencia personal: la aparicin de temblores en un acto pblico, donde deba

    hablar de su padre, fallecido haca poco, y que despus se repitieron en otras

    circunstancias. Temblores a los que no hallaron ninguna causa fsica. Ella explora en

    profundidad y acompaada por diferentes especialistas diversas teoras mdicas,

    neurolgicas y psicolgicas en un intento de hallar una respuesta a lo que le ocurre, y se va

    desplazando desde la conversin histrica a la epilepsia. Tambin Bornstein (1946) haba

    relacionado las dos patologas pero a partir del sonambulismo.

    La lectura de ese libro me conect con la vivencia de un paciente, al que atend

    desde los cinco aos hasta los catorce, y que a las pocas semanas de vida, despus de

    diferentes ingresos por dificultades respiratorias, como consecuencia de una ingesta grave

    de meconio al nacer, present unas crisis diagnosticadas de epilepsia. Su madre explicaba

    una y otra vez, cmo ese primer da acudieron a urgencias y la echaron del box ante su

    insistencia de querer tomarlo en brazos. Ella haba observado en su camino al hospital que

    cada vez que lo haca y lo apretaba contra su pecho, el nio se calmaba y las crisis

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    5

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    desaparecan. Con el tiempo perduraron en ese nio comportamientos fbicos y temblores

    cuando se angustiaba.

    Posiblemente sea difcil de verificar su relacin, pero teniendo en cuenta que los

    fenmenos conversivos de la histeria pueden, en apariencia, asemejarse a los neurolgicos,

    para m existe una posibilidad ms que razonable.

    Ese nio era muy pequeo, pero lo cierto es que las ansiedades de separacin,

    debidas a un ingreso prematuro y a una brusca separacin de su madre, ya se haban

    instalado. Esas crisis parecan una descarga de su ansiedad, que se manifestaba

    corporalmente ante la situacin traumtica vivida y la imposibilidad de mentalizarla, pero

    podran considerarse el inicio de un camino hacia la conversin histrica o hacia

    posteriores somatizaciones?

    F. Palacio Espasa y R. Dufour (1994) en su Diagnstico Estructural en el nio,

    describen organizaciones psquicas de tipo histrico con sntomas que se hallan al lmite

    entre la conversin y la somatizacin.

    Quiz puedan considerarse sntomas prehistricos al no poseer todava una

    representacin simblica. Pero si pensamos en la angustia puesta en el cuerpo, podemos

    tambin pensarlos como manifestaciones corporales, cuyo origen sera esos impactos

    sensoriales precoces, que al no poder ser mentalizados se expresan a travs de lenguajes no

    verbales.

    Cuando hablamos de considerar el origen de la histeria como un fracaso en el

    proceso de diferenciacin, estamos planteando la existencia de un conflicto prematuro en

    el vnculo establecido entre madre e hijo que ha despertado una gran angustia, de la que el

    nio ha intentado protegerse. Una actividad defensiva ms ligada a la vivencia traumtica

    que supone la prdida de la figura materna que a la represin de los instintos sexuales

    desplazados en sus progenitores, ante el sentimiento de exclusin de la triada.

    Al no realizarse una buena diferenciacin self-objeto, persiste en mayor o menor

    grado un tipo de relacin simbitico-adhesiva con la madre, lo cual nos indica que el

    tercero no ha podido entrar. El grado de esta persistencia determinar un funcionamiento

    histrico ms cercano a la psicosis o a la neurosis.

    Aunque en los adultos tambin encontramos ncleos indiferenciados bajo capas

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    6

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    ms evolucionadas, en el caso de los nios la situacin se complica, pues evolutivamente,

    todava estn inmersos en ese proceso de diferenciacin2 y aunque el proceso no depende

    directamente de su edad cronolgica, s que debemos tenerla en cuenta, pues puede variar

    nuestro criterio diagnstico.

    O. Kernberg (1987) habla de la personalidad histrica como la continuacin de lo

    que l define como las personalidades infantiles, histeroides o histrinicas. Segn l los

    pacientes histricos presentaran una organizacin neurtica de la personalidad, y las

    personalidades infantiles histeroides o histrinicas, una organizacin lmite de la

    personalidad.

    Veamos ahora una vieta de una nia de siete aos, por la que su familia consult

    inicialmente porque presentaba una baja autoestima y un inicio de fracaso escolar, adems

    de serias dificultades para relacionarse con sus compaeras de curso, si no era el centro de

    atencin. Explicaban la tristeza de la nia por el retraso escolar, pero poco a poco fueron

    describiendo sus conductas: menta, esconda cosas, somatizaba a veces, simulaba otras, y

    cuando la descubran desplegaba un comportamiento seductor, basado en la indefensin,

    que los desesperaba porque no saban cmo comportarse. Si la rean el desespero

    aumentaba teatralmente y si no lo hacan persista en su conducta. Cuando la situacin se

    complicaba, la nia llamaba a un familiar para explicarle que la maltrataban, con lo cual la

    situacin tomaba matices dramticos.

    La relacin inicial con la madre haba sido difcil e insatisfactoria para ambas. La

    madre por motivos laborales haba estado ausente y la nia muy sola; el padre,

    prcticamente ausente hasta los dos aos de la nia.

    Se inici un tratamiento psicoteraputico, en el que se puso en evidencia cmo la

    nia desplegaba todos sus encantos para seducir a la terapeuta. Normalmente dibujaba

    corazones y parejas de enamorados y regalaba esos dibujos a su terapeuta. Otras veces

    adoptaba una actitud de beb en un intento de obtener caricias y besos. Entraba entonces

    en una rueda de excitacin que no poda controlar. Cuando la terapeuta se lo sealaba,

    reaccionaba con patadas e insultos. Como suele ocurrir a menudo, las palabras de la

    2 El proceso que lleva al nio a diferenciarse se da primero a nivel corporal y despus a nivel mental. Cuando nos referimos al nivel corporal , hablamos de la diferenciacin objeto-sujeto. Cuando lo hacemos a nivel mental, de la diferenciacin self-objeto.

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    7

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    terapeuta ejercan de tercero, se colocaban entre las dos y no la dejaba soar, vindose

    obligada a salir de esa relacin simbitica e idlica fantaseada, donde todo ocurra segn

    sus deseos. Muy a su pesar se evidenciaba la individualidad del otro y ella se senta sola.

    En cambio cuando la terapeuta callaba, esperando el desenlace de la situacin, ella

    desplegaba ms y ms el papel de nia dulce y encantadora, pero la terapeuta se senta

    cada vez ms incmoda, inquieta, enfadada y echada de su tarea teraputica.

    Un da que no quera marcharse y la madre se retrasaba, apareci ese aspecto

    manipulador que la familia haba referido. La terapeuta puso fin a la sesin y fue con ella a

    la sala de espera para esperar a la madre. No la dej sola para no aumentar la ansiedad de

    separacin.

    Ella, cada vez ms enfadada, tuvo que esperar no ms de tres minutos, y cuando

    llam la madre march sin decir nada. Al empezar a bajar la escalera, (la madre la

    esperaba abajo), empez a llorar teatralmente y a gritos. La madre, que todava no la vea,

    se inquiet y le pregunt qu le pasaba, a lo que la nia contest, tambin a gritos, que la

    terapeuta le haba dado un bofetn. Y seguramente as haba sido en su fantasa, al no

    ceder a su deseo y dar por finalizada la sesin.

    En estos pacientes, el principal reto del terapeuta es conectar con su verdadero

    drama, para entresacar de la puesta en escena histrica lo que es verdadero de lo falso.

    Ellos recurren defensivamente a la fantasa, intentando darle veracidad, pues prefieren la

    satisfaccin fantaseada a la real no conseguida.

    En estas situaciones es cuando el objeto teraputico debe ser suficientemente

    permanente, coherente y honesto para no responder a las actuaciones, pero tampoco

    ignorarlas, y eso no es fcil. Contratransferencialmente no puede dejarse llevar por la

    irritacin ni por la seduccin, sino que es necesario acercarse a la indefensin y

    sufrimiento del paciente que solo encuentra esta va de expresin. Pero no siempre es fcil

    de conseguir.

    Los pacientes histricos, hombres o mujeres, tienen generalmente, en comn, una

    relacin inicial con una madre conflictiva, invadida por su propia angustia, y con poca

    capacidad para conectar emocionalmente con ellos.

    El nio interioriza una funcin materna poco contenedora e impregnada de

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    8

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    angustia. A menudo algunas de las caractersticas personales de esas madres les dificultan

    tolerar su propia angustia y, entonces, transmiten al nio un sentimiento de catstrofe, sin

    reconocerlo conscientemente, puesto que para ellas no pasa nada. Sin intencionalidad, es

    cierto, pero lo que recibe el nio es un doble mensaje, al que debe de alguna manera

    adaptarse. Aqu se inicia ya una especie de como s que puede derivar en un falso self.

    Por otro lado, la figura paterna no ayuda a establecer una triangulacin primaria,

    porque acostumbra a estar ausente emocionalmente, y mucho menos si coincide con una

    ausencia fsica. El nio queda entonces atrapado en esta relacin simbitica con la madre,

    relacin real o fantaseada, pero ambivalente, y no puede hacer una buena identificacin ni

    vinculacin materna.

    Al inicio comentbamos la posibilidad de desplegar un funcionamiento histrico a

    partir, no de una fantasa de abusos sino, de una vivencia real. Este fue el caso de una nia

    adoptada y que haba sido abusada y prostituida en su pas de origen. Cuando la vimos, ya

    pber, haba desarrollado una gran facilidad para seducir al otro, pero no era consciente de

    ello y siempre se colocaba en situaciones ambiguas con los hombres, de las que despus se

    asustaba y entonces se replegaba en casa, sin querer salir.

    Los padres adoptivos refirieron un tratamiento mdico como consecuencia de unas

    crisis convulsivas, que fueron diagnosticadas de epilepsia. Estuvieron presentes durante

    bastantes aos de su niez, hasta que remitieron sin ms. Se manifest entonces una

    anorexia nerviosa con vmitos recurrentes.

    Vimos poco tiempo a esa paciente por un cambio de residencia, pero siempre

    mostr una gran necesidad de ser mirada fsica y emocionalmente. Sus ojos seductores

    buscaban la complicidad de los ojos de la terapeuta y a la par intentaban dominarla

    conduciendo su mirada donde ella quera. Era un lenguaje no verbal, siempre presente en

    las sesiones en las que sola mostrar un comportamiento muy infantil y necesitado. Su

    aspecto fsico, su ropa, ocupaban gran parte de la temtica verbal de las sesiones, pero era

    una manera de mirar hacia el exterior, hacia el disfraz que ocultaba su realidad, pues

    tanto la ropa como el pelo tapaban lesiones cutneas importantes. Su cuerpo como

    depositario de lo no mentalizado, de lo no contenido, era tambin utilizado para reclamar

    la atencin de los dems, que tanto necesitaba para sobrevivir. Accedi prematuramente a

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    9

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    la sexualidad y buscaba en la erotizacin de sus relaciones un contacto sensorial que de

    beb nunca tuvo, la reproduccin de un vnculo, aunque fuera enfermizo.

    En el nio pequeo la presencia de sntomas de conversin ha sido siempre un tema

    controvertido, a pesar de que Ana Freud (1926) relacion ya la anorexia con la histeria al

    describir una anorexia histrica en una nia de veintisiete meses. En edades tempranas es

    ms fcil observar rasgos de carcter histricos (teatralizacin, seduccin, dramatizacin) y

    sera en la pubertad y la adolescencia cuando se generalizara claramente la descripcin de

    la histeria como patologa especfica, sobre todo cuando el terico la conceptualiza como

    un desplazamiento de la angustia reprimida de origen sexual, y no de un origen traumtico

    carencial primario.

    Otra de las dificultades actuales es la de diferenciar en la edad infantil los sntomas

    propiamente histricos de los comportamientos histricos, pero tambin dnde ubicar

    sntomas tales como la encopresis, los tics, la enuresis, la anorexia, las cefaleas, los dolores

    de barriga y muchos otros, dado que por el momento evolutivo podemos encontrarlos en

    otras patologas, induciendo a la confusin diagnstica. Hemos de considerarlos

    sntomas conversivos, o solo manifestaciones psicosomticas? Realmente no existe un

    acuerdo.

    La histeria descendiente de Freud contempla la conversin de un conflicto

    psquico en una manifestacin somtica, con lo cual quedan afectadas las funciones

    sensoriales o motrices, pero preservndose la globalidad yoica. Desde este punto de vista

    los sntomas cumpliran esas premisas.

    Pero en realidad creo que podemos hablar de un lenguaje a travs del cuerpo. A

    veces con un contenido simblico, otras como una manifestacin de sensaciones vividas y

    registradas en el cuerpo, pero no mentalizadas y que no tienen otro medio de expresin.

    Referencias bibliogrficas

    Ramos, J. (Compilador) (2010), "Aproximaciones contemporneas a la histeria", en

    Cuadernos de salud mental del 12, Madrid, Eride.

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    10

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    Cramer, B. (1977), "Vicisitudes de linvestissement du corps symptmes de conversion en

    priode pubertaire", en La psychiatrie de lenfant, XX, 1, 1977.

    Freud, A. (1926), "An hysterical Symptom in a child of two years and three months old",

    International Journal of Psycho-analysis, nm.7.

    Hernndez, V. (2004), "La vertiente psictica de la histeria", Anuario Ibrico de

    Psicoanlisis, vol. VIII-IX.

    Hustvedt, S. (2009), La mujer temblorosa, Barcelona, Editorial Anagrama, 2010.

    Kernberg, O. (1987), Trastornos graves de la personalidad, Mexico, Editorial Manual

    Moderno.

    Tizn, J. (2000), La histeria como organizacin o estructura relacional desde la

    psicopatologa psicoanaltica (material policopiado), SEP, Barcelona.

    Resumen

    La autora desarrolla la idea de que, tras la sintomatologa histrica, podemos hallar no solo

    como explicaba Freud conflictos intrapsquicos, de tipo edpico o flico, que generaban

    ansiedades intolerables para el Yo, sino ansiedades surgidas de una situacin carencial

    primaria, que result traumtica para el beb.

    Ello posibilita abordar teraputicamente los sntomas, puestos en el cuerpo, desde

    otra perspectiva, sobre todo en la clnica infanto-juvenil, donde las diferencias entre

    conversiones y somatizaciones son muy finas.

    Palabras clave: histeria infantil, diferenciacin-indiferenciacin, vnculos iniciales,

    traumatismos carenciales precoces.

    Abstract

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 4 Junio 2012

    Montserrat Gurdia "Mrame!": Entresijos de la histeria

    11

    2012 TEMAS DE PSICOANLISIS y Montserrat Gurdia

    The author develops the idea that behind hysterical symptoms we can find not only, as

    Freud sustained, intrapsychic conflicts of an oedipal or phallic type that generate

    unbearable anxieties for the ego, but also anxieties related to a situation of early

    deprivation which was traumatic for the baby. This comprehension enables us to address

    bodily symptoms therapeutically from another perspective, especially in infant and

    juvenile clinical practice where the differences between conversions and somatisations are

    most subtle.

    Keywords: infantile hysteria, differentiationundifferentiation, initial bonds, early

    deprivation traumas.

    Montserrat Gurdia i Porcar

    Psicloga clnica. Psicoterapeuta. Psicoanalista SEP-IPA

    [email protected]