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Revista de Literatura del Taller de la Junta de Distrito de Loranca. (Fuenlabrada) Edición Junio 2015

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    2 Entreabierto

    Junio, 2015. Trigsimo tercera Edicin

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    SUMARIO

    Direccin. Alicia Piso, profesora del Taller Entrelneas.

    Maquetacin. Rosa Mara Gallardo y Alicia Piso.

    Encuadernacin. Alumnos del Taller Entrelneas.

    Portada. Jos Luis Snchez Pascual 1

    Sumario. 2

    Entreabierto. 3

    Entreversos. Poemas de Diego Ruiz Chocln, Gloria Poza, Rosa Umbral, Juana Macho,

    Margarita Rodrguez, Manuel Otero y Juan Pedro Lpez Sanz. 4.

    Entrecuentos. Cipaio Isla, Diego Ruiz Chocln, Vctor Bokarov, Jos Luis Snchez

    Pascual, Carmen Serrano, Annabel Gmez, Ruth Obiamo Moich, Yuuki Oshiro, Juana

    Macho y Juan Pedro Lpez Sanz. 11

    Entresueos. Sueo Juana Macho. 27

    Entreveros. 28

    Annabel Gmez, Gloria Poza, Ruth Obiamo Moich, Jos Luis Snchez Pascual, Carmen

    Serrano y , Juan Pedro Lpez Sanz.

    Entrelibros. 43

    Recomendaciones Literarias de Jos Luis Snchez Pascual

    Entrecomillas.

    Gnter Grass y Eduardo Galeano 45

    Entrelneas. Entrevista a los nios (por orden de aparicin) Aitana Piso Gonzlez, Coan

    Gmez Palomo, Sergio Martnez Gmez, Laura Gmez Jimnez, Aitana Fernndez Ortiz,

    Xoel Barcia Snchez, Izan Snchez Raspeo, Leyre Pelayo, Vctor Pretel Vacas, Marcos

    Pretel Vacas, Bruno Oliveros, Pedro Lpez Lpez, Mario Martnez Zarza, Elena Rodrguez,

    Daniel Barcia Snchez, Aroa, Jimena Miranda Daz, Lara Pretel Vacas, Alma Sibert Lpez,

    Isaac Mateo Obiamo Montes. 47

    Entrembustes. 66

    De Annabel Gmez, Eva Casado, Paz Palomo, Carmen Serrano, Gloria Poza, Jos

    Luis Snchez Pascual y Juan Pedro Lpez Sanz.

    Entrecerrado. 68

    Alicia

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    3

    Entreabierto

    La Tula es una perra que cuando camina parece llevar zapatos. Tiene ojos de perro, pero

    los usa como una persona, no cualquier persona. Su mirada te confunde con toda clase de

    respuestas. Su lnea es recta, porque ella sabe cosas que otros con currculos brillantes ni se

    imaginan. Una vez escrib un poema que hablaba de cmo un hombre giraba el cuello, si en

    ese momento hubiese conocido a la Tula, habra sido ella la elegida. No todo el mundo

    puede moverse de esa manera, representa un giro de cuello global. La Tula es una perra

    sinestsica porque puede oler una flor y pensar en cazar un gato al mismo tiempo. Es tan

    grande, tan alta, que como sus garras le impiden acariciar con sus patas, desea de los

    humanos sus dedos. Ya s que no hay tarta, pero sopla las velas.

    Juan Pedro Lpez Sanz.

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    4

    Entreversos

    Ana

    Quizs Ulises

    miraba, a travs de sus manos,

    rostros borrosos

    en manteles manchados,

    mientras Penlope

    teja con sus pupilas

    un velo intenso

    de devocin y ternura,

    quizs,

    en una jarra de vino

    y sus viajes repetidamente anunciados,

    las sirenas pusieron otra vez

    su atractivo canto,

    y todo ocurra

    aislado de la noche y el ruido

    para que tu vivieras al borde de una lgrima.

    La ciudad es de goma, lisa y negra...

    (GABRIEL CELAYA).

    Afuera,

    las luces en el asfalto mojado,

    y la bruma hmeda,

    que deposita en las ropas

    el roco desgastado de la ciudad insomne.

    Pasa la noche a travs de la calle,

    acompaada an del rodar de los pasos,

    vagabunda, perdida,

    sin el asidero de las ventanas,

    que se apagan y huyen hundindose

    hacia el calor de las camas.

    Afuera,

    la niebla, cmplice nocturna,

    irreal velo que disimula las formas

    de los rezagados.

    Los coches, los rboles,

    la ciudad entera se convierte,

    tras los cristales,

    en un mar gris y opaco que nos asla.

    Cunto corazn abandona

    el lecho y va

    al margen de ese ro... (MERCEDES

    ESCOLANO)

    Mientras,

    las palabras llegan

    entre cigarrillos de espera,

    hilando gestos tiernos, pausados,

    en la madrugada.

    Con los ojos entornados,

    casi dormidos de horas de vigilia,

    de tanto como madruga el trabajo,

    escribimos mensajes en la distancia,

    saludos electrnicos.

    Quizs un caf?, te ofrezco,

    para desentumecer el cuerpo,

    o combatir el cansancio,

    y aado un beso, una caricia,

    A veces encuentro tu sonrisa,

    o un abrazo, que surge desde el silencio.

    A casa llegan las despedidas,

    adioses lejanos, buenos deseos,

    en la red de los sueos.

    Desde el portal del mundo

    van cayendo carios en la distancia,

    nombres y ciudades en el lugar ciberntico

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    al que nos asomamos de madrugada.

    Fluye

    slo el silencio,

    inconsolable. (ADA SALAS).

    Tras la ventana,

    sucia,

    desgastada,

    la tarde plida,

    los rboles callados,

    el asfalto tibio de coches.

    Las horas se alejan indiferentes

    sin rozar el silencio dormido del cansancio.

    Ni una sola palabra cae sobre esta oscuridad.

    Ni una sola palabra.

    Tras la ventana

    un inasible devenir

    de momentos,

    de escenas enlazadas

    que intento detener

    con el esfuerzo estril,

    con el animo sombro

    de las razones perdidas.

    Los versos se me llenan de nubes cuando

    miro el pasado

    con el presente en los ojos.

    Tristeza de ser apenas una penumbra

    que arde,

    y en la noche mas caliente helarme,

    tan slo helarme. (JOSE LIZARRALDE)

    Y es la tristeza, otra vez,

    resaca mal digerida

    que arruina el caf y las tostadas,

    que ensombrece el da,

    anulando intenciones,

    sentimientos,

    palabras.

    La tristeza,

    que cruza entre las cervezas

    y los cigarros,

    como una nube negra

    que arrasa con su lluvia de silencios

    un instante de encuentro,

    de posible ternura.

    Mi tristeza.

    ... en el espejo inmenso de mis lgrimas,

    en el mar.... (LEON FELIPE)

    Huir,

    del mar de la tristeza,

    del bosque petrificado,

    del viento del otoo,

    de las hojas secas,

    de las noches fras,

    de los colores neutros,

    de la vida muerta,

    de la msica sorda,

    de las palabras huecas.

    Huir,

    del mar de la tristeza.

    Nadar de vuelta a la arena,

    con el nimo gastado,

    con las venas de dolor llenas,

    con los bolsillos secos de llanto,

    con la soledad cansada.

    Desde el mar de la tristeza

    hacia la playa de la pena,

    y en los ojos la nostalgia,

    alcohlica, intoxicada,

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    la noche lluviosa,

    la brisa hmeda y salada.

    Las olas se llevan pedazos de vida,

    cristales rotos,

    que araan los sentidos,

    sentimientos enterrados,

    vanas promesas.

    LA ESQUINA DEL LLANTO

    ... el mar solo otra vez, como al

    principio,

    El llanto... el mar!. (LEON FELIPE)

    Llevo das junto a la esquina del llanto,

    evitando cualquier detonante,

    un poema,

    una cancin,

    una noticia,

    un sentimiento.

    Cualquier estmulo que roza mis sentidos,

    se convierte en lluvia salada

    que vela los espejos en que miro,

    y no me reconozco.

    Me arrojo como una marioneta rota,

    al desvn del olvido,

    del silencio,

    no pienso,

    pero, a travs de la memoria,

    llega inundndolo todo,

    con su sabor agrio,

    la desesperanza.

    Llevo das junto a la esquina del llanto,

    habitando su fro pramo,

    su sorda meloda,

    su histeria de lgrimas,

    y recorro las cercanas aceras

    de puntillas,

    sin hacer ruido,

    para evitar su hmedo contacto.

    Diego Ruiz Chocln

    __________________________________________________________________

    Sonidos

    No soy capaz de imaginar la vida

    Silenciosa y sin msica.

    El agua, sin percibir el rumor de la corriente;

    El aire, sin un silbo que alcance la armona.

    Un abrazo, que no se acompae de un sencillo te quiero. Un beso sin un roce con sabor a caricia.

    El largo caminar, sin el eco sonoro que dej nuestra huella

    Al seguir el trazado, que, conscientes marcamos

    Hacia un final feliz.

    Gloria Poza

    No hay quien me salve.

    Tiburones acantilados

    Se acercan rastrendome lgicos

    Desde el horizonte.

    Se alimentan de mis esfuerzos

    Para no ser quien soy.

    Rosa Umbral

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    Soledad

    La noche se hace larga y lenta,

    el da empequeece su existir,

    las luces de sus ojos se oscurecen,

    voz de su garganta por salir.

    El fuego de su cuerpo se apag,

    cenizas dispersas como sombras

    difuminan la aurora carmes.

    Recuerdos de tiempos sin memoria

    alimentan sus ganas de vivir.

    Buscaba soledad en el pasado

    y sonrisas mendigas para s.

    No tuvo compasin por nada, ni nadie

    solo pensaba en ser joven y libre.

    su aliento de hielo se quem.

    Quiso regalarse todo el cielo

    volaba sin mesura, sin control.

    Quiso tocar al mismo Dios.

    El mundo cogi con sus manos

    Y entre sus dedos se perdi.

    Juani Macho Valladares

    Siento que las ruinas

    Devoran lentamente mi cuerpo.

    Sus afiladas garras dejan huellas imborrables en m.

    Esto qu es? Es la vejez? Es el olvido?

    La soledad?

    Y al final Qu?

    Margarita Rodrguez

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    Soliloquio

    Cntaro lleno, mochila

    vaca de recuerdos

    y la aurora, que ya lleg,

    pidiendo amparo,

    qu no quiere ser ms

    ni menos que nadie!

    Dicen!

    Salud vecino! Acaece

    que ya la luz ilumina,

    tu camino y tus andanzas,

    desprovistas de sorpresas,

    no van solas y enmudecen

    las urracas y los grillos.

    Cuentan!

    No sern pues, las huellas

    de tus pasos, la adormidera

    que nace entre los cantos,

    sordos y poco dados al clamor,

    sern de todos el asidero

    y de nadie la aislada boya.

    Sostienen!

    Y al dormirse el da, y con l

    los lloros y las risas,

    la nostalgia y la alegra

    de un encuentro, otro ms

    de amor y fuego...,

    sucumbir..., lo ltimo!

    Murmuran que sueas!

    Seguir cayendo

    No sera as cuando te fuiste,

    sombro, taciturno, melanclico,

    a veces, y otras, las ms,

    como aquel da de sombras,

    lgubre. Puede que el sol

    nos diera la espalda, puede

    que fuera el mar o el desamor

    o la infinita fe en el silencio,

    la distancia, puede que el olvido.

    Qu no hay dolor

    que no menge con la duda!

    Sonaron las campanas, justo

    en el momento que ms necesitaba

    del aliento, amor tendido

    en el costado donde, solo las caricias,

    resuelven las nostalgias

    y el sudor es el ejemplo

    de la tenaz ausencia

    de ternura y de reproches

    que no llenan el momento.

    Cuando llega el amor, hasta

    el adis es bienvenido!

    Quizs si gritas

    No es la luz, nocturna

    y triste, alegre,

    polvorienta,

    la que sucumbe

    y grita. No es ella,

    sino el desafo,

    cruel y enfermizo,

    que nos cerca.

    No sucumbe,

    la esperanza

    no se agota,

    se renueva y grita.

    Manuel Otero

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    Edificios invisibles

    He pensado mucho muchas veces

    hasta encomendarme al esfuerzo

    ajeno

    que tambin me defeca con perfume.

    Esfuerzo, esfuerzo, tanto esfuerzo.

    Oh! Un rbol, no lo veo,

    Oh! Una nube

    un avin la secciona.

    Una multitudinaria

    explosin de elementos

    elevan a las personas

    pero no a la sociedad.

    Me abrac a un rbol

    y se me ocurrieron tatas preguntas

    hasta que se entrometieron.

    El agua tan poderosa

    veta sus sentidos

    para colocarse al arbitrio

    de un dios loco.

    He pensado mucho muchas veces.

    Admiro el esfuerzo.

    He muerto las mismas.

    Creando la bsqueda

    Un padre deambula por el espacio

    en busca de hijos leales.

    El amor que alberga

    como el ms eficaz

    de los cnticos

    en un terreno sin futbolistas.

    Hay un lugar para l,

    su descanso, su oficio.

    All su figura casar con la felicidad

    de un padre y sus cuidados,

    crear una familia solar.

    Cmo se posa la caricia.

    Leccin de vida

    La rutina de los tanques es el sueo de la vida esta fue la protesta del anciano

    que deseaba el placer

    para su nieto emergido.

    Sus colores inventados

    le arrebataron un segundo amanecer.

    La huella honda de la leona

    sangre adquirida

    y tambin derramada

    por abrazos laicos.

    La voz de la aspereza

    muestra el aliento en la antpodas.

    Protestas y ms protestas.

    El anciano se marcha tranquilo

    clamando de amor.

    Ms

    Escogi la gran libertad

    entre otras ms exiguas

    y fue libre.

    El premiado comprendi

    la existencia de algn poema

    oculto en un cajn

    con cielo e infierno

    ms libre si cabe,

    all las montaas se apoyan en la cima,

    all el hombre cede sus alas

    a las aves, que suean ser como l.

    Un poema cbico

    tan ambicioso

    que algunos querran arrancarle la piel

    y disfruta el anonimato

    solo porque es un rbol

    sin necesidad de agua y luz

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    Lacaya de la tierra

    obligas a reojos circenses

    no por desconfianza

    por que t eres su tatuaje nocturno,

    si por confianza

    por que t eres su nocturno tatuaje.

    Nieta del sol no adquiriste su fuego

    para or los lamentos del hombre

    que se consuela con tus mentiras y una verdad.

    Se consolar eternamente,

    la verdad es un cervatillo sin depredador.

    Hiprbole de tantos que convertiste

    en poetas victoriosos.

    Las estrellas te quieren como a una madre,

    tanto que a veces se olvidan

    de brillar para los observadores

    y ellos se olvidan de brillarpara la tierra.

    Juan Pedro Lpez Sanz

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    Entrecuentos

    Animacin a la lectura

    Lee la primera palabra de este microrrelato.

    Cipaio Isla

    Puede resultar frustrante que ni mi entorno ni mi pareja siquiera perciban mis

    capacidades y autntica esencia. Pero, por otro lado, ello me proporciona una

    apacible sensacin de anonimato e impunidad.

    Cipaio Isla

    El parque

    Las historias divertidas, las historias tontas, son un regalo. No

    puedes intentar crearlas; no puedes sentarte a escribirlas; son regalos del

    lado oscuro del alma. (URSULA K. LE GUIN).

    Hay un parque cerca de la colina, en l se esconde un banco solitario desde

    el que a lo lejos se divisa el mar, algo harto curioso, pues el parque est en Madrid,

    pero no slo se puede ver una playa lejana cuando el tiempo viene triste o

    melanclico, a veces te sorprende con la risa estridente de un salto de agua, o en

    los das pesarosos te regala una chimenea junto a una ventana, tras cuyos

    cristales, llueve y llueve, porque el banco no paga royalties, y suea con todos sus

    visitantes.

    El banco, que todas las noches se acuesta bajo el clido abrazo de un rbol

    viejo, tan viejo que nadie lo ha visto nacer, reposa sus pies en un manto de hojas

    de brillantes colores, que nadie ha visto caer, pero quien se para hoy en da a ver

    caer las hojas de los rboles, tan slo los barrenderos, que maldicen el otoo, se

    ocupan de ellas. Ellos tambin juran que no las han visto desprenderse del rbol

    viejo, y le miran y amenazan con fastidio. Al rbol viejo esas amenazas no le hacen

    mella, a sus aos y con lo que ha vivido, y para fastidiarles, al da siguiente est

    otra vez lleno de hojas amarillas y dispuestas a caerse. Qu bonito es el otoo,

    suea!

    Todava parece ms fuera de lugar la farola que en las noches alumbra al

    banco y al rbol, pues nadie recuerda haberla visto poner. No fue el Ayuntamiento,

    de eso todos estn seguros, por all no se acercan los empleados ni parece que el

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    parque les importe, ni siquiera a los vecinos se les ocurri pedirla, estaba all sin

    ms. El caso es que es una farola antigua de esas de gas, Qu gas? Nadie lo sabe,

    ni tampoco que tubera la alimenta. Ser de gas natural dicen algunos, otros

    recuerdan que ya estaba antes de las obras que abrieron las calles. La luz que da

    no te servira para leer un peridico, distrado en la noche de un lunes, pero a

    veces, si le interesa el libro que llevas en la mano, se acerca al banco con

    curiosidad luminosa, yo que soy miope suelo agradecerlo, miope y educado, claro.

    Los caminos del parque son anchos y estrechos, depende siempre del que

    los recorra, para m, que soy ms bien voluminoso y claustrofbico, se me abren

    como una avenida vaca de coches. Para los que son delgados los caminos se

    estrechan para que no se pierdan y se sientan importantes. Pero tienen otra

    cualidad que no es menos interesante, si has terminado lo que habas venido a

    hacer o te sientes reconfortado y con ganas de volver a casa, se enlazan y

    desaparecen los cruces y encuentras la salida en un pisps. Pero si eres como yo,

    despistado y dubitativo, los caminos te acompaan de vuelta al banco y te susurran

    nuevos sueos que a ti no se te haban ocurrido.

    Pero an siendo muy importantes estas cualidades, la que ms me

    sorprende es la capacidad para organizar fiestas por sorpresa. Y no una fiesta

    rcana y desmemoriada, no, qu va!, una fiesta con su catering y todo. Por lo

    pronto invita a la luna, no es que haga falta porque igual se presenta, es por

    educacin que la invita, y porque a veces la luna, que es un tanto vanidosa, si no la

    invitas suea cosas desagradables y grandes mareas, y se lleva las guirnaldas y

    dice que no juega y el mar se lleva las hojas secas, el rbol se pone triste, el banco

    se llena de sal y algas y a la farola con su edad la humedad no le sienta nada bien,

    por eso hay que tenerla contenta. Por eso y porque cuando baila alegra las caras de

    las sombras y a la farola su luminosidad le da mucha risa, y a nosotros nos gusta

    verla tan divertida.

    Pero hablbamos del catering. No puedes imaginarte la capacidad de

    organizacin que tienen los duendes y las hadas. Por si no lo sabas, las noches de

    luna llena que coinciden con el fin de ao, son ellos los que se encargan de traer la

    comida y preparar la mesa, la bebida la tenemos que poner nosotros, porque

    aunque no lo parezcan son abstemios. Cuelgan las guirnaldas en forma de carpa,

    no me preguntes como lo hacen, porque con un rbol y una farola parece

    imposible, pero ellos son duendes y hadas y tienen muchos recursos, de tal forma

    que parece un arco iris cruzado mil veces sobre el banco y cuyo vrtice es la luna,

    que en esos momentos ya se ha cansado de bailar y anda contemplando embobada

    tanto ajetreo.

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    Debajo de las guirnaldas sitan la mesa, que va creciendo a medida que

    llegan nuevos invitados, te parecer mentira pero a pesar de que va siendo larga,

    largusima, nunca pierdes de vista a los que estn en la esquina, y puedes

    preguntarles por la familia sin necesidad de megfono. No ponen cubiertos, cosa

    que yo les agradezco porque as no tengo que andar preguntando cul es el del

    pescado o el de la carne, aunque con la sopa, que a mi no me gusta, tengo

    verdaderos problemas, pero como a los duendes les divierte ver mis vanos intentos

    de no mancharme la barba, no les digo nada, disfrutan con la travesura y a mi me

    gusta verlos alegres, porque los duendes tristes enturbian el vino y luego no te

    traen gaseosa y todo sabe a tetra-brick.

    Y si llegas tarde a la cena no importa porque siempre parece que est

    empezando y es cierto: siempre est empezando!, as nadie tiene que esperar a

    que los dems acaben de comerse el postre o empiecen con el primer plato, porque

    debajo de las guirnaldas los platos no tienen orden y bailan sobre la mesa con gran

    equilibrio y cuando para la msica, puedes comer del plato que tengas enfrente y

    nadie se molesta y si en vez de comer sigues hablando a los platos tampoco les

    incomoda, pues son humildes y saben que no les haces de menos.

    Cuando la luna se duerme empieza el baile, porque cualquiera convence a la

    luna de que siga sujetando la carpa, menudo desastre si se moviera, las guirnaldas

    por el suelo o enredadas en nuestras cabezas. Pero las hadas son maestras en

    susurrarle tristezas y ya sabes que no hay cosa que aburra ms a la luna que las

    penas ajenas, pero penas pequeas, las grandes le hacen llorar lluvia de estrellas y

    esas las guardan para el fin de fiesta.

    En el baile, por supuesto

    todo es caos y enredadera,

    pues cada uno baila la msica

    que suea en su cabeza.

    Las hadas revuelven sonrisas.

    Los duendes zancadillean penas.

    La farola, ya mayor, dormita.

    El rbol viejo, cabecea.

    El banco acoge en su regazo,

    a todo aquel que flaquea,

    y la luna, bueno... mejor dejarla,

    la luna que duerma.

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    Las hadas preparan en un cuenco de queimada el fin de fiesta, no porque les

    guste beber, ya he dicho que son abstemias, lo que les gusta es danzar entre las

    llamas risueas. Mientras una de ellas, un poco perversa, despierta a la luna

    contndole las miserias de este mundo, algunas noches una guerra, otras el paro,

    otras la pobreza, no hay quien detenga su despiadado corazn, pero no te

    preocupes despus de la lluvia de estrellas a la luna se le olvida, es de natural

    ingenua, y a la noche siguiente est tan fresca, quizs algo menos llena, pero eso

    es cosa de su naturaleza.

    Diego Ruiz Chocln

    Noem

    La noche era fra, tpica del mes de febrero en Madrid, por lo que Carlos se alegr

    de tener el servicio a cubierto. Despus de ocho aos dando bandazos controlando

    viajeros en el metro, de enfrentarse a exaltados en campos de ftbol y paseos por

    urbanizaciones a medio construir, por fin le haban asignado la guinda de la

    profesin: un edificio de oficinas. Aqu el trabajo nocturno era tranquilo, en cuanto

    las oficinas quedaban vacas, cerraba las puertas de acceso, una primera ronda piso

    por piso y despacho por despacho y despus desde la sala de monitores controlaba

    el edificio el resto de la noche.

    Mir el reloj de uno de los monitores y vio a alguien moverse en una de las

    escalinatas que separaban el edificio de la gran plaza del gran complejo de

    negocios.

    Joder!, un mendigo -pens con fastidio- lo que menos me apetece ahora es

    encararme con un gualtrapa. Me va a dar la cena.

    Se dirigi molesto hacia all dispuesto a patear el culo del andrajoso. Al accionar la

    puerta de emergencia y salir descubri a una de las prostitutas que llamadas por la

    incipiente oscuridad salan en busca de clientes. Se toc la cintura para comprobar

    que llevaba el llavero con las llaves y sali a la calle. Su intencin era echarla de all

    pero al acercarse vio que se trataba de un transexual.

    La noche se presenta entretenida Oye!, no puedes estar aqu. Vete a putear a

    otra parte - le espet mientras se acercaba.

    No te acalores mi general, slo estoy haciendo tiempo limpiando un poco por

    aqu.

    Limpiando? Eso hago yo, retirar la basura de la acera.

    Sin faltar mi general que yo no le he insultado a usted. Me entretengo siempre un

    rato porque cuanto ms trabajo ms farlopa me meto y, entre nosotros, estoy

    harta de esta mierda.

  • 15

    15

    Pues lo tienes fcil. Deja de meterte y dejars de hacer la calle.

    La mujer le mir con ojos tristes buscando su comprensin.

    Ay, general! En ocasiones lo ms simple puede ser muy complejo. Yo no me

    drogo por vicio sino para olvidar. Olvidar la tragedia de haber nacido en un cuerpo

    que no me pertenece. Muchas lgrimas he derramado hasta ser lo que soy. Pero

    qu le voy a contar

    Pero se lo cont. Una infancia desgraciada en un pequeo pueblo, con un padre que

    le haca trabajar en el campo a base de palos para hacerle un hombre; una madre

    que le quera pero no entenda su tozudez en ser algo que no era y se culpabilizaba

    de su sufrimiento. Un culebrn en toda regla.

    Ests operada? - cort el lacrimgeno relato.

    Slo las tetas y todos los meses tengo que ir a que me pongan una inyeccin

    de hormonas... de abajo no quiero operarme porque s de algunas trans que se han

    operado y ni sienten ni padecen. Qu quieres que te diga! yo si follo es para

    correrme si no, para qu

    Cmo te llamas?

    Noem, aunque en el dni todava tengo el de hombre, Luis.

    Puedo tocarte una teta? No s la diferencia entre una natural y una de silicona.

    Noem se abri la blusa y expuso ante los ojos de Carlos dos turgentes pechos. El

    vigilante acerc sus manos, primero con timidez, pero cogi confianza y los apret

    recrendose en el manoseo.

    Estaba tan entretenido que no vio una sombra que se desliz por detrs de l

    saliendo del edificio. Unos minutos despus el olor a humo era intenso se haba

    producido un incendio en la torre Windsor. Lo que ocurri despus es harto

    conocido por el lector porque llen portadas y titulares durante las semanas

    siguientes.

    Mientras los bomberos terminaban de apagar el enorme incendio Carlos cogi el

    metro cansado por los acontecimientos pero satisfecho: Le he tocado las tetas a

    una puta. Vers cuando lo cuente en el bar...no se lo van a creer".

    Vctor Bokarov

    (Crnicas del desamor)

  • 16

    Yo no era as.

    Siempre lo he tenido fcil.

    Yo no empec siendo as, pero nadie nace sabiendo no?

    Entr en poltica como todos los de mi generacin: queramos cambiar las

    cosas de la nica forma posible: desde dentro. Con el poder necesario en nuestras

    manos podramos hacer que lo que planebamos se llevara a cabo y cumplir lo que

    vulgarmente se llamaba: pasar del dicho al hecho.

    Me acuerdo de aquella primera campaa electoral, la de mis inicios qu

    tiempos!, creamos completamente en lo que decamos, todas las promesas con las

    que captbamos votos salan directamente del corazn, Qu ignorantes! Cuando

    cogimos el timn aprendimos rpido que ni siquiera desde all, podramos hacer lo

    que quisiramos con libertad, sino que tendramos que hacerlo como desde el

    gobierno central nos apuntaban o como lo hacan desde esos otros poderes fcticos

    que no necesitaban de elecciones para gobernar. Cada promesa que queramos

    cumplir encontraba trabas y ms trabas: eso no se poda hacer por falta de

    presupuesto, aquello tampoco por falta de personal, lo de ms all porque era

    completamente irrealizable. "Bjate de la higuera!", me dijeron, "Disfruta de lo

    que puedas sacar para ti y para los tuyos!", me repetan. Pero yo haba mirado a

    los ojos de mis votantes y les haba prometido cambios, soluciones, mejoras como

    poda ahora desdecirme de todo, no hacer nada bueno, algo s, pero nimio a todas

    luces. Apenas pegaba ojo en aquellos das, esperando el momento en el que algn

    vecino me dijese a la cara lo mentiroso y falso que era, pero ese da no lleg, no

    tuve que disculparme, ni explicar nada. A la gente le pareca de lo ms normal todo

    aquello, como si las elecciones fueran un juego de popularidad tras el cual solo

    importaba quien haba ganado y no como lo haba hecho.

    Los sobres no tardaron en llegar, de ese color marrn tan familiar, siempre

    escondidos entre mil y un documentos, agarrados con un clip a una nota explicativa

    con su propsito; o acompaados de algn superior que, con una palmadita en la

    espalda, te invitaba a comer y te explicaba la verdadera situacin de tu pueblo y

    como haba que actuar ante ciertas situaciones de acuerdo a la cuanta; o alguien

    que te sonrea mientras se guardaba el suyo y te replicaba: "aprovecha mientras

    puedas!". Todo estaba permitido. Todo estaba podrido. An lo est. Pero a nadie

    pareca importarle, ni a los que estaban dentro, ni a los que observaban desde

    fuera. Yo haba recin firmado una hipoteca e iba a ser padre en breve, as que me

    dej llevar, no iba a ser yo el ntegro, estpido, legal y simple politicucho que iba a

    dimitir. Pens en denunciar la situacin, pero cuando quise hacerlo, ya estaba tan

    pringado como el que ms. Adems, haba descubierto que desde dentro si poda

    ayudar en algo, aunque esos "algo" fuesen amigos, familiares o fichas

  • 17

    intercambiables como favores. Por qu iba a darle una subvencin, un contrato o

    un empleo a alguien que no conoca si poda drselo a un amiguete, familiar o

    sealado? Qu importaba que fuese un cenutrio o un iletrado?, era familia, amigo,

    alguien que te importaba y no alguno de los otros, ovejas que votaban cada cuatro

    aos como el que se tira un pedo en la calle: mucha observacin primero, un poco

    de esfuerzo rpido despus y al final el olvido llevado por el viento.

    As que no pude, quise o logr hacer nada y, ahora, ya no puedo porque es

    tarde para arrepentirme, confesar o curarme de esta enfermedad. La necesidad me

    hizo un hipcrita y en cada campaa me limo las uas y afilo los dientes para

    mostrar mi mejor sonrisa y elevar mis mejores palabras, esas que me permitan

    seguir con mi baile de billetes, favores y vida entregada a falsos ideales.

    Quin no lo hara en mi lugar.

    Jos Luis Snchez Pascual

  • 18

    Envidia

    En casa de la ta Amores todo era paz y orden. Se levantaba muy, muy temprano;

    las comadres del pueblo decan que el gallo cantaba cuando vea luz en la cocina de

    la ta Amores. Antes de que el sol asomara ya estaba ella preparando el desayuno a

    su marido, el to Amores. Cuando l sala cada maana a trabajar al campo ella

    limpiaba su casa con gran primor y exigencia.

    Eran una pareja extraa. Ella pequea y delicada como una flor y l rudo y mal

    encarado pero ambos se amaban con locura. Mil ojos envidiosos se ocultaban tras

    las ventanas cuando por las tardes el matrimonio sala de paseo por el pueblo

    derrochando felicidad.

    Una maana la ta Amores recibi la visita de la abuela Sole que entre copita de

    anisete y huesito de santo comenz a acribillar su corazn con alfileres de

    sospecha.

    Dnde iba tu marido ayer tan temprano?

    Sole, dnde iba a irpues al campo.

    S, eso dicen todos y luego se pasan las horas en la tasca rindole la gracia

    a la Manuela. Menuda lagarta est hecha

    Qu cosas tienes Sole! Mi hombre solo tiene ojos para m

    Ay, nia! Los hombres son hombres y no saben controlar la entrepierna.

    La vecina se fue dejando germinar la vil semilla y cuando lleg el to Amores su

    amantsima esposa vigilaba sus movimientos para comprobar hasta qu punto

    estaba en lo cierto la abuela Sole. Durante las semanas siguientes se pas

    volteando el forro de los bolsillos, revisando cada mancha en las camisas, velando

    el sueo del marido por si susurraba el secreto.

    Un secreto que solo exista en su mente y en ella iba hacindose ms y ms

    grande. Cuando paseaban ya no disfrutaba de la salida, observaba todo y a todos

    los que se cruzaban con ellos con la avidez del guila buscando su presa. Cambi

    su carcter alegre y bondadoso y se volvi huraa y descuidada. La paz y el orden

    desaparecieron de la casa de los Amores. Las comadres murmuraban y los rumores

    acabaron con el to Amores saliendo con una maleta una madrug y fue entonces

    cuando el gallo dej de cantar.

    Carmen Serrano

    (Continuacin cuento de Carmen Serrano: Envidia)

    A LA LUZ DE LA ENVIDIA

    El gallo dej de cantar y la serpiente engull a la lucirnaga porque no soportaba verla brillar

    As, las noches se tornaron ms negras y los das permanecieron grises, cubiertos continuamente por las nubes densas de la maledicencia. En aquel pequeo pueblo los vecinos crean conocer las historias de todos, sin embargo la vida anterior a su llegada al pueblo de la abuela Sole era un misterio. Solo la Manuela, duea de la nica taberna del pueblo, sospechaba ese pasado aparentemente turbio, que La Abuela se empeaba en olvidar a fuerza de sacar a relucir los secretos del resto de sus convecinos.

    La Manuela no se senta orgullosa de su pasado, pero nunca ocult que haba sido

    puta. Cuando se qued preada, dado que ninguno se los remedios abortivos le funcion porque el futuro beb estaba bien agarrao, decidi criar a su hija en otro ambiente, lejos de la ciudad. Con el dinero ganado durante todos aquellos aos de asco permanente en la boca del estmago, se march dispuesta a empezar una vida nueva ayudando a toda aquella mujer que necesitase de su experiencia, tanto para traer hijos al mundo como para aquellas que quisieran malograr su preez. En su tasca no slo se daba de comer y beber, tambin se

    ofreca cobijo a chicas desorientadas, algunas de ellas con graves problemas. De puertas hacia fuera, su negocio se pareca mucho a aquel que dej atrs, sin embargo la realidad era

  • 19

    muy diferente. La bondad y generosidad de la Manuela no tenan lmites. Su rotunda apariencia poco tena que ver con su carcter amable y desinteresado.

    ltimamente la tabernera andaba en tratos con el to Amores, pues saba con certeza que en su hogar cualquier criatura sera recibida con gran alegra. Los Amores buscaron con ahnco durante aos la llegada de un hijo, tan fuerte como su padre, o una nia tan

    delicada como su madre pero no fue posible. La duea de una casa de dudosa reputacin donde prestaba sus servicios una pobre

    infeliz preada, fue a ver a la Manuela dispuesta a vender al mejor postor el futuro retoo. La tabernera enfureci al escuchar semejante negocio sucio No estaba dispuesta a que nadie se lucrase con la desgracia ajena! Al ser echada con cajas destempladas, la ruin alcahueta se choc de frente con la Sole. Parecan conocerse muy bien, aunque La Abuela se empease en disimular. En realidad, haban sido compaeras por mucho tiempo hasta

    que un funcionario anodino e incoloro se prend de la Sole .Jacinto la sac de aquel mundo de perdicin, en el que la maldad de la redimida, sobrepasaba de lejos su reputacin. No tard mucho tiempo en pasar a mejor vida el ingenuo, dejndola viuda y convirtindose as en la abuela Sole: yerma, reseca, con la lengua afilada como una navaja, siempre vestida de negro y con su cabeza cubierta de canas con tan solo treinta aos.

    En su empeo por hacer el bien, la Manuela gest un plan que devolvera al pobre

    to Amores a su casa, dara una buena leccin a la Sole , aliviara la pesadumbre de aquella

    pobre chica que no poda hacerse cargo del beb y la despreciable proxeneta acabara en prisin durante una buena temporada. La Manuela confi en que el poder capital de la avaricia y la envidia acabaran destruyendo a las antiguas compaeras de profesin.

    El Sargento de la Guardia Civil del pueblo cabeza de partido, visitaba en secreto a la Manuela. Sentan un profundo cario mutuo guisado a fuego lento en el caldero de los encuentros ocasionales. Siempre tuvieron la certeza de que si su profesin y la de ella lo

    hubieran permitido, habran vivido una historia de amor comparable a los tos Amores. El Sargento, si la Manuela se lo peda, cerraba los ojos en algunos asuntillos y los abra en otros si era preciso, segn el buen criterio de ella.

    Como la alcahueta haba vislumbrado un negocio floreciente con las chicas hospedadas en casa de la Manuela, necesitaba un contacto del pueblo sin escrpulos, dispuesto a mediar. Fue la providencia quien se encarg de ponerle a La Sole de nuevo en su camino. Esta ya se haba encargado de buscar unos compradores para el recin nacido,

    sin saber que la Manuela le segua todos los pasos. Lleg el da acordado para la entrega del pequeo. La familia adoptiva tena

    preparados los dos sobres: uno para la Madame y otro para La Abuela. El Sargento, avisado por la Manuela, sin pedir explicaciones, detuvo a las dos

    malnacidas, dej ir a la pareja, no sin antes aconsejarles sobre la conveniencia de cumplir las leyes en estos casos, y se llev al beb, cuyo destino sera poner fin a la distancia entre

    Los Amores. El to Amores con el recin nacido en los brazos, toco en su aorada puerta con el

    nudillo tres veces, como haca siempre. Su esposa abri tmidamente, lo suficiente como para que un rayo verde se colara en su casa. Esta vez no era verde de envidia, sino verde esperanza.

    Annabel Gmez

  • 20

    Elena, Jaime y... Miguel

    A Elena y Jaime les cost mucho decidirse sobre cul era la mejor zona para irse a vivir juntos. En una ciudad grande como Madrid, era difcil encontrar el piso perfecto para comenzar desde cero, aunque mucho ms factible que en un pueblo pequeo, como del que

    ellos provenan. Cuando se conocieron, ambos tenan un pasado del que queran desprenderse, necesitaban sobretodo pasar desapercibidos en la gran urbe, lejos del ambiente asfixiante de familia, amigos y enemigos, conocedores de algunos errores inconfesables.

    Los primeros das de convivencia fueron mucho mejor de lo que caba esperar para dos caracteres tan poco permeables. Sin hablarlo previamente, haban construido sus propios cdigos incomprensibles para el resto, pero muy prcticos para ellos dos. Ambos

    estaban muy satisfechos con el proyecto de vida en comn, era una segunda oportunidad para acallar los remordimientos y mirar al futuro con los ojos limpios.

    Al cabo de un mes de tranquilidad inusitada, Elena reconoci una cara en el ascensor .El nuevo vecino de arriba haba formado parte de su vida anterior, pero ms que se esforz en recordar, no era capaz de ubicar aquel rostro. Las dudas sobre la conveniencia de permanecer en aquel apartamento comenzaron a hacer mella en la relacin. Desde aquel

    diecinueve de mayo en que descubri a aquel presunto conocido, todo cambi. Los ruidos de

    da eran insoportables, aunque perfectamente explicables, a causa de la mudanza. Lo ms extrao ocurra por la noche, cuando a las tres de la madrugada sonaba la cancin de Queen The great pretender a todo volumen. Una vez terminaba, la noche volva a ser duea del silencio y prisionera de recuerdos desenfocados.

    Nadie se atreva a llamar a la polica, pensaba Elena, pues el aspecto siniestro del inquilino auguraba verdaderos problemas y a fin de cuentas no servira de nada pues eran

    unos 3:23 minutos de buena msica, eso s, a horas intempestivas. Despus de varios das soportando ese despertador, Elena se arm de valor

    decidindose a subir para pedir explicaciones, no slo sobre la cancin en cuestin sino para tratar tambin de averiguar algo ms. Insisti tocando al timbre pero no obtuvo respuesta a pesar de que Elena intua que haba alguien al otro lado de la puerta.

    Decidi hablar con el portero para trasladarle sus quejas. Este le dijo que efectivamente saba de la mudanza de un nuevo inquilino pero que an no saba el nombre

    ni siquiera haban coincidido. Le pregunt si alguien se haba quejado de ruidos nocturnos y dijo que no.

    Traspasando la lnea de la discrecin que era uno de los pilares de su nueva vida, se atrevi a interrogar a algn otro vecino, pero todos estuvieron de acuerdo en la ausencia de

    canciones en la madrugada. Al volver Jaime, le cont lo ocurrido y ste con media sonrisa la atrajo hacia s

    dicindole que no se preocupara, que ya no volvera a molestar. Aquella noche Elena se mantuvo despierta toda la noche atenta a cualquier

    movimiento, sin embargo Jaime durmi a pierna suelta a su lado. Justo a las tres, en lugar de escuchar la voz de Freddy Mercury, sus odos percibieron un grito ahogado y despus, el ms absoluto silencio.

    Permaneci en la cama temblando de miedo, sin atreverse a despertar a Jaime. Un terrible presentimiento daba vueltas en su cabeza. No saba si lo haba soado o era algo

    real, tan absurdo que no poda compartir con nadie. A fin de cuentas disimular no era complicado, esperara paciente a ver cmo se desarrollaban los acontecimientos.

    Jaime se levant de muy buen humor, haca das que no se mostraba carioso con ella; prepar el desayuno e insisti en compartirlo sin prisas en la cama .Por un momento Elena se olvid de sus sospechas, sin embargo haba algo en esa actitud tan solcita que la desconcertaba.

    Aprovech que Jaime estaba en la ducha para encender su ordenador y ponerse al

    da con las noticias por si averiguaba algo. En los diarios nacionales nada digno de mencin: las catstrofes, las guerras, las muertes lejos de Espaa y la corrupcin de todo tipo,

    arraigada, asumida y tolerada por gran parte de la poblacin presente en todo el territorio espaol. En las noticias locales busc en la seccin de sucesos y all estaba la cara del inquilino de arriba atropellado al cruzar la calle por un vehculo que se dio a la fuga y que ningn testigo vio. Su sorpresa fue an mayor cuando vio el nombre del accidentado

    fallecido al instante: Miguel Blzquez Lpez, sus apellidos eran los mismos que los de ella Sinti en ese instante una mirada clavada en su nuca, despus miles de imgenes

    atravesaron su mente y un afilado cuchillo acab con su misteriosa vida.

    Annabel Gmez

  • 21

    Elena, Jaime y... Miguel (continuacin)

    Mientras la vida se le escapaba por la herida mortal y la eterna oscuridad apareca

    en sus ojos, miles de imgenes pasaron por su mente. Visualiz la verdad de forma

    clara aquel hombre era su hermano Miguel. El nio que en el orfanato cuid de ella

    hasta que fue adoptada. Era idntico a su padre.

    Revivi el accidente de coche en el que murieron sus padres biolgicos y en el que

    Miguel y ella salvaron la vida de forma milagrosa. Estaba anocheciendo y volvan de

    una excursin a las charcas. Un fogonazo de luz, el grito de mam y despus su

    vida en el hospicio. Sus familiares no quisieron hacerse cargo de ellos, rencillas

    filiales que terminaron pagando los pequeos.

    Se sumergi en la oscuridad del tnel y al final alguien la llamaba. Era su hermano

    Miguel que la tom de la mano y con ese gesto le transmiti la verdad. Jaime era el

    hijo de la mujer que conduca el otro coche implicado en el choque y que tambin

    muri. A diferencia de ellos l qued con un padre alcoholizado por la incapacidad

    de superar su prdida y que le dio una infancia muy desgraciada. A los quince aos

    se fue de casa prometindose que buscara a los hijos de quienes haban matado a

    su madre y vengara en ellos su vida de penurias y calamidades. Encontr a Elena e

    hizo lo imposible para desarraigarla de su familia adoptiva. Descubri dnde viva

    Miguel y la convenci para que se mudaran a aquella ciudad y a aquel edificio.

    Desde el ms all sus padres haban estado avisndoles con aquella cancin del

    grupo favorito de su padre. No haban entendido el mensaje y como cuando eran

    nios Miguel la gui hacia la vida eterna.

    Carmen Serrano

    Vecinos

    No aguanto ms este calvario dijo Sofa a Jero en apenas un susurro,

    con el rostro luciendo una mueca de agona.

    Estaban en el sof intentando sucumbir al plcido sueo que viene tras una

    copiosa comida. Tenan la suerte de disfrutar de un pisito que en verano, como era

    el caso, con abrir una ventana y la puerta de la terraza de la cocina, una agradable

    corriente les libraba hasta del da ms trrido. Pero para eso, tenan que dejar

    abierta la puerta que separaba el saln con la de la entrada. Y ah estaba el

    problema.

    Mujer, no hagas caso, ya se callar respondi Jero, arrebujndose un

    poco ms con la fina manta, en su sof predilecto. Sabes que lo har tarde o

    temprano.

    El vecino de enfrente, da igual la hora que fuera, si las tres de la tarde o las

    diez de la noche, haba tomado la costumbre de sacar sus herramientas fuera de su

    casa, en el descansillo enorme del ascensor, y reparar ah bicicletas, mesas sin

    patas, incluso una vez le vio arreglando un armario ropero. Y todo se oa

    perfectamente. Por ms splicas, ruegos y amenazas, no haban conseguido que

    desistiera en sus hbitos; para colmo, pareca que slo ellos de entre todos los

    vecinos, eran los nicos que se quejaban. Y Jero, slo lo haca por Sofa pues l,

    cuando apoyaba la cabeza caa como un muerto y no se enteraba ni de los

    martillazos ni de las voces que daba el vecino, pues encima estaba medio sordo y

  • 22

    hablaba a todo el mundo como si se encontrase a quince kilmetros de distancia, y

    no al lado.

    S, t sigue durmiendo consigui decir ella con los dientes apretados, y

    las sienes hmedas mientras se levantaba de su sof que ya me encargo yo de

    esto.

    De lejos, como si viniese de los confines de la Tierra, escuch a Jero que de

    nuevo se hunda en el sueo coronando sus espiraciones con ronquidos. Pero ms

    cerca, mucho ms cerca, oa, perciba, senta al vecino, sus huesos se estremecan

    cada vez que sonaba el martillo descargarse con fuerza sobre lo que estuviera

    machacando ahora.

    Sumergida en una especie de trance, dirigi sus pasos hacia la cocina para

    coger de su soporte ese cuchillo jamonero que an no haban estrenado, y con l

    en la mano, abri la puerta de entrada. La piel de los brazos le cosquille, y los

    pelos de la nuca se le erizaron al escuchar en todo su esplendor los insoportables,

    machacones, espeluznantes ruidos que produca el vecino, que en ese momento

    estaba agachado golpeando algo parecido a una caja fuerte.

    Volvi a escuchar a Jero en la periferia de su radio de audicin, incluso

    crey detectar cierto timbre de alarma. Pero decidi prescindir de ese incmodo

    sonido, as que con un nudo en el estmago, cogi el mango del largo y afilado

    cuchillo con ambas manos y lo levant a la altura de su cabeza. El vecino debi de

    or o percibir algo, pues justo entonces se gir, y en lo que se tarda en respirar una

    larga bocanada de aire, su cerebro registr toda la escena y lo que estaba a punto

    de suceder.

    Sofa le vio coger aire para gritar, y ah fue cuando con una velocidad digna

    de una kunoichi, descarg el golpe fatal que acab con la vida de su vecino. Su

    cuerpo qued baado en sangre y la rociada que cay a presin sobre su rostro,

    junto con el alarido de Jero, que al parecer la haba seguido fuera al abrir Sofa la

    puerta de entrada, lograron arrancarla del trance en el que estaba.

    Aun as, descubri que el nudo que tena en el estmago haba

    desaparecido, y ahora tan solo sentapaz.

    Ruth Obiamo Moich

    Visto y no visto.

    Las Doce. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Veo a Sofa de pie en el centro del saln. Parece estar gritando a un

    amodorrado Jero, increpndole y sealando insistentemente hacia la puerta de la

    calle. Jero responde con una ademn que insina ms que le dejen en paz que

    verdadero inters por lo que le estn diciendo.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

  • 23

    Sofa est sentada apoyando los codos en las rodillas, tapndose los odos

    con las manos. Jero apenas puede mantenerse despierto y empieza a declinar.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Sofa mira por el pequeo balcn, intentando distanciarse de aquello que la

    incmoda. Jero ronca complaciente derramando tripa por el borde del sof donde

    ya est tumbado.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Sofa vuelve a estar en el saln, la mandbula apretada, anda impulsada,

    como loca alrededor de la mesa de centro. Vuelve a gritar. Jero abre levemente los

    ojos, pero los parpados ya le pesan demasiado.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Sofa no est. Jero duerme. Parecera muerto si no fuese por el vaivn de su

    cuerpo al respirar.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Sofa ha vuelto a escena. Lleva algo en la mano que no veo. Permanece

    frente a Jero, quieta. Murmura entre dientes. Jero sigue navegando el sueo de los

    justos.

    Entro. Dong!! .Salgo. Cuc!.

    Sofa esta de espaldas a m. Sentada en otra butaca no veo lo que hace.

    Esta tranquila. Antes de que vuelva a mi habitculo, gira la cabeza en direccin a la

    puerta. Su rostro no augura nada bueno. Esa sonrisa no parece humana. Jero sigue

    a lo suyo. Tiene la boca abierta y babea.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Sofa ha abierto la puerta de la calle, sostiene un cuchillo en la mano y

    observa al vecino que desde el suelo transforma su rostro en mascara de terror.

    Ella eleva el brazo armado. Jero se despierta.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Jero sujeta a Sofa mientras todo el pasillo se ha teido de rojo. El vecino

    yace medio decapitado en el suelo. Su cuerpo convulsiona.

    Entro. Dong!!! Salgo. Cuc!.

    Jos Luis Snchez Pascual

    Tic Tac.

    El prncipe ya notaba el entumecimiento en las articulaciones. Las

    largas horas permanecidas en pie tras el ltimo baile hacan mella en su

    determinacin. Haban pasado casi doce ya y en la oscuridad de la habitacin, sin

    distracciones, sin poder dormir, sin alterar su posicin, esperaba con impaciencia la

    llegada del prximo encuentro. Apenas distingua ya entre los das, copias repetidas

    una tras otra, las coreografas ejecutadas cada jornada con precisin milimtrica. El

    hbito en la actuacin haba transformado su cortejo milenario en una rutina

    vagamente interpretada y pobremente disfrutada. El intercambio de palabras con la

    princesa la noche anterior dej las cosas claras: el amor que los una desde haca

  • 24

    tantos aos, no podra sobrevivir mucho ms tiempo con apenas dos furtivos

    encuentros cada da. Algo tendran que hacer para romper lo establecido,

    desanclarse de la rutina y llevar una verdadera vida en comn, donde compartir

    algo ms que el lujo de una fiesta eternamente escenificada.

    Un aleteo saco de sus pensamientos al prncipe; aquella seal

    indicaba que el momento estaba cerca, preceda al baile incluso antes de que los

    msicos afinaran los instrumentos. Ese aleteo en el piso superior, marcaba sus

    vidas, en el cenit y en la hora de las brujas, en la luz y en la oscuridad.

    Al mismo tiempo y tambin a oscuras, en sus aposentos, la princesa

    por su parte, suspiraba, haba mentido al prncipe la noche anterior cuando asenta

    en el acuerdo de su amor decado. Ella lo segua amando como el primer da,

    cuando se vieron por primera vez: el lustre de su traje, el brillo de sus medallas, su

    rostro bello e inalterable, sin arrugas que apuntaran el paso del tiempo sera ella

    la causa del hasto?, intento comprobar si estaba en su figura el dilema del prncipe,

    pero no pudo hacerlo, la tenue luz que penetraba, an era insuficiente, se sinti

    impotente, fijada a la realidad de su triste nacimiento. Para ella era suficiente el

    poder siquiera rozar al prncipe en cada baile, intercambiar unas miradas, unas

    breves palabras, dejarse llevar por la experiencia de dos cuerpos que se conocen a

    la perfeccin y despus descansar hasta el siguiente baile y mientras, atesorar cada

    momento vivido, cada gesto, cada respiracin compartida. El aleteo anunci la

    proximidad del baile a la princesa. La luz entre las rendijas de las paredes,

    comenzaba a despuntar ante la inminente apertura de las puertas y son la seal.

    Todo se precipit. La puerta superior del reloj se abri y retumb el primer "cuc".

    Los prncipes fueron expelidos de sus cuartos y entregados al escenario con la

    rapidez y la tensin de un estreno. comenzaron su danza: reverencia al pblico,

    giro y mirada a la pareja de baile, acercamiento, giro en traslacin, giro unidos,

    giro de alejamiento, reverencia entre ellos, mirada al pblico.etc. Ambos bailaban

    a la perfeccin, como siempre, sin un solo fallo. Apenas les importaba la ausencia

    de espectadores, an pensaban que decirse tras las reflexiones de la noche, pero

    no se dijeron nada y todo termin; el teln cay invisible y la misma fuerza que les

    empuj ahora les arrastraba. El cuco cant por doceava y ltima vez y los prncipes

    se quedaron en el inicio de un empiece tornado en despedida. "Hasta dentro de

    doce horas" grit el prncipe, "te quiero" grit la princesa. Mientras el cuco, el

    primero en salir era el ltimo en abandonar la escena y mirando fijamente a la

    princesa se dijo "cualquier da de estos me descuelgo y le hago una visita a la

    muchacha, vaya culo que gasta".

    Jos Luis Snchez Pascual

  • 25

    Visita inesperada

    Se meti en la ducha y en mitad del bao el agua fra cay sobre l. Todo el cuerpo

    se le encogi al mismo tiempo que un fuerte exabrupto sali de su boca.

    Me cago en la puta de oros! Ya se ha jodido el calentador. Lo que me faltaba

    escupi.

    Llamaron a la puerta mientras iba a intentar

    arreglarlo. No lo pens dos veces cogi un mono de

    peluche que encontr en el pasillo para taparse y

    abri la puerta dispuesto a comerse al inoportuno.

    Era su vecinita que vena buscando el peluche que

    se haba dejado el da anterior en su casa.

    sin comentarios. Carmen Serrano

    La luna se colaba tmidamente entre los paneles translcidos de las ventanas,

    creando una atmsfera sin prejuicios para los ojos. Slo una vela colocada en el

    centro de la mesa competa con la dama blanca. El kimono de seda acariciaba el

    cuerpo desnudo de Natsuki. Poda sentir cada flor bordada de la delicada tela,

    tatuada fugazmente en su piel.

    Un gran festn de delicias japonesas esperaban a ser degustadas. Alex

    estaba a punto de llegar a su nueva casa situada en el casco histrico de Toledo.

    Las vistas desde el balcn eran impresionantes para cualquier persona sensible al

    arte. Sin embargo aquella noche, la inspiracin de Natsuki vena de Oriente.

    Tendida en un futn imaginaba cmo iba a hacer que Alex disfrutara de la comida;

    pensaba introducir ella misma cada pieza de arroz mezclada con el salmn y las

    algas en la ansiosa boca de su amante. Quizs le dejara tocar algn rollito de sushi

    para mojarlo en la salsa de soja que a su vez servira para regar los yakisoba. Esa

    especie de tallarines les podra dar mucho juego, pues no haba puesto cubiertos

    para no dejar apartado el sentido del tacto. Esta vez los haba preparado con

    shiitake (una especie de setas) y trocitos de cerdo. Para el postre haba preparado

    matcha: t verde helado para combatir el calor que haca fuera y que ella

    empezaba a sentir tambin dentro.

    Por fin son el timbre de la puerta

    (Fragmento del libro de Yuuki Oshiro Tu sushi s y el mo tambin)

  • 26

    Pginas en blanco

    Estaba hojeando un libro a la vez que con un bolgrafo subrayaba algunas palabras

    del texto, me parecan que estaba falta de accin, con mi propia imaginacin y algo

    de fantasa inclu ideas propias.

    De repente, mi cara se convirti en un poema de terror al comprobar que las

    palabras escritas por m empezaron a caerse del libro, quedando las pginas en

    blanco. Mis ojos se dirigieron automticamente al suelo donde poco a poco las

    silabas se iban alineando cogiendo una forma legible. Pude observar con un

    asombro mordaz la esencia del mensaje:

    -RESPETA LA HISTORIA DEL ESTE LIBRO Y A SU AUTOR. SI QUIERES ESCRIBIR

    PALABRAS NUEVAS, COMIENZA TU PROPIO RELATO.

    Juana Macho Valladares

    La filosofa en buenas manos

    Entr en el bao tras haber pasado una noche falta de sueo, debido a la

    importante conferencia que deba impartir en una regin excitada tras los ltimos

    acontecimientos poltico-filosficos.

    Ayer la ola le guio un ojo mientras marchaba hacia su fallecimiento, lejos de

    apenarle le dio ms fuerza.

    Saba que estas gentes eran primitivas y que deba expresarse con trminos

    coloquiales y sencillos. La hembra huye del macho era una frase hecha que

    simplificaba su teora kafkiana sobre las relaciones humanas y sus consecuencias.

    El filsofo a pesar de su experiencia acadmica reconoca sus nervios por ser este

    evento de vital importancia para los futuros acontecimientos en la regin.

    Los asistentes pretendan el entendimiento pero su anacronismo era un arma de

    doble filo.

    Afortunadamente el discurso produjo buenos efectos aunque el erudito laico

    inquiet al pblico religioso en algunos momentos, pero cuando el chico le dijo

    adis con lgrimas en los ojos, sinti la victoria.

    No la suya, la del pueblo.

    Juan Pedro Lpez Sanz

    Cuando el tornillo se afloj de la mesa colocada como base de la estructura

    artstica, la gente huy.

    El evento titulado construyamos un futuro mejor, defini perfectamente al grupo

    poltico responsable.

    Juan Pedro Lpez Sanz

  • 27

    El peor dios para el mejor mundo

    Un dios limitado hasta desarrollar el mal, cre un hombre tambin limitado.

    Algunos de ellos se sirvieron de la rima para expresar sus sentimientos

    contradictoriamente.

    Como cada uno de ellos alcanzaba primero la rima y luego la enjundia, aunque

    quisieran hablar de los mismo, resultaban diferentes poemas.

    Estos poemas cambiantes entre s, originaron diferentes pensamientos que se

    prolongaron hasta distintas culturas.

    Surgieron ahora grandes poetas que acordaron definir al hombre como el educador

    de dios.

    Juan Pedro Lpez Sanz

    Entresueos

    Un sueo lleno de paz

    Qu silencio hay en mi almaque paz noto, me siento en otra dimensin. No oigo ruidos de voces, ni regainas. Me habr muerto? Noooooo, no lo creo, si estuviera

    muerta no podra pensar, estoy viva y consciente de lo que digo, creo que ha

    pasado algo que ha hecho se pare el mundo. Habrn venido a invadirnos los

    extraterrestres? No debo de tener miedo, solo intentar enterarme de lo que pasa,

    pero lo har con precaucin por si las moscas

    Abr los ojos y cuando me quise enterar de lo que estaba pasando, solo sent un

    dolor muy grande de cabeza. Me puse a recordar y me vino todo de golpe, record

    que estaba tendiendo la ropa en el patio cuando note un mareo y me desmay.

    Debieron de ser solo unos segundos pero me supieron a gloria, entonces me di

    cuenta de lo maravilloso que es estar sin preocupaciones y sin pensar si el mundo

    sigue o no funcionando, que no se siente dolor ni angustia y sin sentir

    responsabilidad hacia todo lo que te rodea.

    Juani Macho Valladares

  • 28

    EntreVeros

    Los refranes

    El mejor homenaje que se le puede tributar a una persona buena es imitarla

    y como la ocasin la pintan calva, srvase este escrito para honrar la memoria de

    mi abuela Quintina, gran conocedora de refranes, dichos populares y chascarrillos.

    Despedida

    Por todos es sabido que de noche todos los gatos son pardos, ten en cuenta

    por ello que de lo que veas, ni la mitad te creas pues generalmente se presume de

    lo que se carece. Dicho esto y teniendo en cuenta que en el pas de los ciegos el

    tuerto es el rey, cuando te conoc pens: a buen hambre no hay pan duro. Siempre fuiste perro ladrador pero poco mordedor, pues vendas la piel del oso

    antes de haberla cazado. Esto lo comprob ao tras ao, pues a ms aos, ms

    desengaos. En nuestra vida juntos, sembraste vientos de los que ahora cosechas

    tempestades. De lo que me cuentes ahora, me entra por un odo y me sale por

    otro, pues obras son amores y no buenas razones, ya aprend a hacer odos sordos

    de tus palabras necias. T naciste lechn y morirs gorrino porque a todo cerdo le

    llega su San Martn. Como de tu agua yo ya no he de beber ms, por eso la dejo

    correr, pues agua pasada no mueve molino. A buen entendedor pocas palabras

    bastan y puesto que el que mucho habla, mucho yerra y el que re el ltimo re

    mejora rey muerto rey puesto.

    Annabel Gmez

    Refranes

    Gallo que no canta, algo tiene en la garganta; por tanto, guardaos del hombre

    que no habla y del perro que no ladra, porque a los inocentes los mat Herodes y a

    los pendejos, ni Dios los quiere, y a los que Dios ayunta, el diablo no los separa...,

    os cuento que el tiempo todo lo cura menos vejez y locura; y que yo tuve a los 15

    los que quise, a los 20, los que quiso mi gente y a los 30 el primero que se

    presenta. Y como tabaco, vino y mujer, echan al hombre a perder, os aseguro que

    a los 60, pocos hombres conservan la herramienta, y espor regla general, que a los

    50, anda mal; aunque joven es quien est sano, aunque tenga 80 aos, y viejo

    doliente, quien padece aunque tenga 20. Pero, viejo, que boda hace, RIP.

    As pues, amigo, cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a

    remojar, que mal camino, no va a buen lugar y gula y vanidad, crecen con la edad;

    ya que gloria cada da, al cabo hartara; porque, tan sano es el trabajo, como en la

    sopa el ajo; y sigue mi consejo, que ms sabe el diablo por viejo que por diablo:

    que, con orden y medida, pasars bien la vida;

    Y, como el mejor profeta del futuro es el pasado, y tambin el silencio es una

    opinin a veces, creo que fcil cosa es pensar, y difcil, lo pensado, dejar.

    As pues, aqu paz, y despus:

    Gloria Poza

  • 29

    La vida es un refrn

    Si ya lo deca su madre nadie sabe lo que es un duro hasta que lo pierde con apuro. Nunca pens que le sucedera a l. Cuando algn compaero desapareca y se

    enteraba tras pocos das que le haban despedido, no le daba importancia alguna,

    se senta seguro en su puesto. Al fin y al cabo, la llaga ajena no da pena. Siempre

    pensaba que algo incorrecto habran hecho. Apreciaba a su jefe, el mandams;

    pareca justo, amable, les escuchaba, todos hijos de Dios o todos hijos del Diablo,

    pero ya se sabe, aunque manso tu sabueso no le muerdas el belfo. Y haba visto

    cmo muchos de sus excompaeros, se pasaban el da con la mirada perdida. No

    creas sino lo que veas, se volvi a decir cuando otro compaero desapareci. Ese

    en concreto, estaba siempre en la inopia, y gallina que no come no pone al igual

    que gato llorn, no pesca ratn. Con el ltimo al que le dieron la patada, pens que

    bebido con amigos sabe bien cualquier vino y, con los tres de los catorce

    empleados que quedaban, se fueron dando nimos. Tambin, intentando atajar lo

    que pudiera pasar, hizo a un lado sus preocupaciones dicindose chico, mejor baila y bebe que la vida es breve, y se lanz a una campaa de pelotonera siendo el destinatario de sus atenciones el mandams. Intent no excederse, pues aunque

    la dulzura halaga mucha miel empalaga y saba que si jugaba bien sus cartas, la

    llave de oro le abrira todo.

    Pero al final result otro desgraciado ms. Se vio como sus excompaeros:

    despedido a pesar de todo y no saba por qu.

    Bicho malo nunca muere; as se daba nimos cada vez que sala por las maanas

    como alma en pena, a buscar cualquier cosa, ya que a buen hambre no hay pan

    duro.

    Ruth Obiamo Moich

  • 30

    Los retricos

    Mariano, Se puede saber que ests haciendo, eh?, Se puede saber?

    Pues, Hago lo que t me has dicho que haga, eso es lo que hago.

    !Seguro!, Yo que te dije esta maana, alma de cntaro, luz de mi ida,

    cardumen de mis entresijos?

    Que fregara, y lavara, y tendiera, y barriera.

    Que fregaras.

    Que fregara la peluda alfombra, que lavara el fro suelo, que tendiera la sucia

    ropa y que barriera en la temprana maana.

    No, no, no y no. Fregar, lavar, tender y barrer, s, pero no as.

    Pues, ya me dirs, yo escuch, comprend y acate tus rdenes. A lo mejor es que

    fueron tan claras y directas que se dieron la vuelta en su propia comprensin,

    querida Lucia.

    No te pases Mariano que todava te calzo un hostia indolora de esas mas, de las

    que te salta el esmalte de los dientes.

    No, si yo no quiero decir que te equivocaras, solo que tal vez las instrucciones

    eran difciles de comprender, as en abstracto, para alguien como yo.

    Yo lo que te ped lucero mo, es que fregaras el sucio suelo, lavaras las prendas

    de ropa, barrieras el tro de alfombras y tendieras temprano en la maana.

    Ah, ahora si lo entiendo, lo entiendo perfectamente.

    Anda, anda, que vaya suerte que tuve en el reparto de cadenas. Ponme una copa

    de Rioja, eso si hacerlo podrs?

    Claro, claro, con rapidez luminosa atender tu peticin como la grieta de luz que

    rasga el cielo oscuro de nubes estrelladas.

    No si todava nos saldr un poeta decente, ms decente que marido, menos

    marido que poeta, pero ea!

    Cario, el Rioja con hielo o sin hielo?

    Jos Luis Snchez Pascual

  • 31

    Autobiografa de un bolgrafo

    Corra el ao 2014. An recuerdo cuando me pusieron junto a mis hermanos: mi

    gemelo azul, los gemelos negros y el solitario rojo, en nuestro nidito de plstico.

    ramos brillantes, suaves, sin mcula y estuvimos durante unas pocas estaciones

    en nuestro lecho de plstico rgido, hablando con los vecinos lpices, las gomas de

    borrar y unas cosas enormes llamadas libros que contaban unas historias realmente

    fantsticas.

    Mis hermanos suelen comentar el largo viaje desde nuestro lugar de nacimiento

    hasta el enorme escaparate, pero sinceramente no guardo recuerdos de eso. Lo

    que s recuerdo, es cuando del escaparate nos relegaron a una estantera con otros

    artculos que para m, no tenan categora y no solo eso, sino que el establecimiento

    cambi por completo, pues donde solo haba tiles para escribir y leer, ahora

    estbamos rodeados de otras cosas que en mi vida haba visto, y que solo supe de

    ellas porque se presentaron: manteles, vasos, velas, parches, cubrecamas,

    calcetines, pintauas. All pasamos otras tantas estaciones, recluidos dentro sin

    posibilidad de ver nada del exterior, hasta que una mano agarr con frenes nuestra

    camita y nos meti junto con otras cosas en una enorme bolsa. Al rato nos liber a

    m y a mis hermanos mezclndonos con todo tipo de tiles de escritura y dibujo.

    Oh, qu gozada! Ya no estbamos solos, tenamos compaeros con los que hablar

    y departir y, aunque algunos han ido desapareciendo, pues su vida lleg a su fin,

    otros nuevos han aparecido.

    De mis hermanos y yo, tan solo quedamos el rojo, uno de los negros y yo mismo

    y, aun as noto que mi vida se acaba. Pero morir feliz pensando que otro ms

    joven vendr a ocupar mi lugar. Mis compaeros sabrn darle todo el calor y cario

    necesarios para, como a nosotros y a m en especial, bajarles los humos cuando

    proceda y aportar el apoyo necesario. Ruth Obiamo Moich

    Erik Johansson

    Se cay el cielo

    La fiebre haba remitido despus de

    pasarse el fin de semana en cama.

    Tres aos esquivndola pero, esta vez,

    la gripe le haba cogido desprevenido.

    Desprevenido y solo.

    Clara estaba en Londres preparando la

    exposicin de Goya en la National

    Gallery, supervisando que todos los

    cuadros prestados vuelvan al Prado

    intactos, por lo que no haba tenido

    pblico para sus teatrales lamentos y

    su egosmo de convaleciente

    exagerado. Su madre vino el viernes

    por la tarde camino de la sierra y le

    dej su caldo de pollo y algo de jamn

    york para que comas algo. Mala madre!, prefera los paseos por el

    campo, los chismorreos y las partidas de trivial con sus amigas que quedarse a

    cuidar de su hijo enfermo.

    Ah estaba l un lunes por la maana con el cuerpo dolorido, atiborrado de

    paracetamol e ibuprofeno y abandonado por sus seres queridos. Triste!

  • 32

    El reloj-despertador marcaba las nueve y cinco, en unos segundos Ortigueira

    llamara para preguntar si le haba pillado un atasco o algo por el estilo. Se

    arreboz entre las mantas a esperar la llamada y volvi a dormirse.

    A las dos horas se despert: Qu extrao!, era la primera vez en quince aos que Ortigueira no mostraba su falsa preocupacin por un compaero que no acuda al

    trabajo. El sueecito haba sido reparador y se levant con ganas de zampar un

    reconfortante caf caliente acompaado de una gran tostada de pan con tomate.

    Slo pensarlo se le hizo la boca agua. Tres das sin comer nada slido era

    suficiente. Mientras preparaba el desayuno algo le llam la atencin, la ausencia

    total de ruido. Se asom a la ventana y descubri que la calle haba desaparecido y

    en su lugar aparecan las nubes y los tejados del vecindario. Todo pareca del revs.

    Se rasc la cabeza y volvi a meterse en la cama.

    Carmen Serrano

    Entre el suelo y el cielo

    Cada vez va con ms retraso el Sr. Martn colocando los adoquines Los aos

    no perdonan! En sus buenos tiempos, siempre me asombraba la absoluta

    puntualidad que demostraba todos los das. Saba a qu hora deba estar listo cada

    tramo de la calle: En el nmero veintids, la Srta. Amelia volva de trabajar a las

    6:00h, sta jams tuvo que esperar para poder pasar hacia su portal o el Sr.

    Gmez en el veinte, que sala puntual a las 7:00 para preparar desayunos en su

    cafetera o el Sr. Gutirrez, el ms madrugador, que deba ir a su obrador de pan a

    las cuatroPor supuesto a las nueve estaba toda la calle terminada para acoger a la barahnda de nios camino del colegio. Nunca fallaba en los horarios, aunque a

    veces con las prisas le quedaba algn bache o se abra alguna grieta por la que

    asomaba la luz de la calle de abajo .Fue precisamente la luz lo que me dio la pista

    para seguir el trabajo del creador de maanas. Ahora por sus olvidos todos sabemos de la existencia de un mundo paralelo al nuestro bajo los adoquines, con

    un cielo igual al nuestro, con edificios exactos a los que nosotros habitamos y no

    sabemos si los vecinos del otro lado tendrn vidas equivalentes a las nuestras. En

    ocasiones siento la necesidad de comunicarme con ese otro mundo. Sueo con salir

    de noche sin ser vista por el creador, antes de que ponga la calle. Me gustara

    cambiar impresiones con mi vecina de abajo, sin embargo no me atrevo, pues temo

    encontrar mi propia vida reflejada en un espejo. Tengo miedo a entrar en el otro

    mundo pues se oyen rumores de que algunos temerarios que se atrevieron a

    adentrarse en l nunca volvieron. Despus de tantos aos observando desde mi

    ventana intuyo que somos las mismas personas, con los mismos trabajos, los

    mismos horarios, las mismas casas, los mismos problemas y por supuesto el mismo

    cielo azul perfectamente adornado son sus etreas y perfectas nubes blancas.

    Annabel Gmez

    Una Venecia de secano.

    De todos los proyectos presentados al comit, tal vez, aquel fue el

    ms arriesgado, no tanto por el proyecto en s, sino por quin se erigi en su

    defensor: Alonso, el cristalero.

    Habamos permitido que ocurriera lo impensable; la Tierra ya no

    poda abastecernos, no poda alimentar a sus hijos, y aunque resolviramos gran

    parte de aquello desviando la mirada ante la agona de los pueblos del Sur,

    sustituyendo derroche por muerte, nuestra madre tierra tampoco poda darnos

    cobijo pleno. Los movimientos migratorios se haban intensificado en las ltimas

    dos dcadas convirtiendo las ciudades en poco ms que celdas de hacinamiento,

  • 33

    focos de delincuencia y disturbios, transformndose en un dolor de cabeza infinito

    para las autoridades. Apenas se poda acudir a ningn sitio sin tener que luchar

    contra una melaza humana cada vez ms espesa. Mi ciudad no era una excepcin.

    La tan exaltada globalizacin en pos del beneficio econmico mostraba ahora su

    verdadera naturaleza: un cncer con metstasis en cada urbe; aglomeraciones,

    polucin, ruido, suciedad, enfermedades, altercados eran sntomas de un sistema

    enfermo. As que como miembro de la administracin local y dentro del plan

    estructural de reordenacin urbanstica sostenible (si, lo s, un nombre largo para

    ocultar que en realidad no tenamos ni idea de cmo resolver todo aquello),

    lanzamos un concurso: necesitbamos de soluciones inmediatas que poder

    apropiarnos como bagaje electoral y nada mejor para ello que una convocatoria

    aderezada con un cebo justo.

    Se presentaron todo tipo de personas: sabios y eruditos, fsicos y

    filsofos, diseadores y matemticos, grandes personalidades e ingenierostodos atrados por el dinero, la fama y la inmensa cantidad de patentes que podran

    florecer. Muchos se presentaban buscando en nuestra administracin ese inversor

    que tanto necesitaban para sus sueos, algunos vean en aquello una posibilidad

    ms de hacer negocio, unos pocos de verdad crean en su solucin, otros

    simplemente estaban locos; se nos presentaron proyectos de todo tipo y forma:

    habitats subterrneos que basaban sus niveles de altura y profundidad en funcin

    de la riqueza, cuanto ms pobre ms lejos de la superficie; las consabidas casas

    verdes, con mejores intenciones que resultados; los megarrascacielos,

    microciudades que eran una locura de la ingeniera social; las nivelociudades, que

    basaban su eficiencia en la reorganizacin global del espacio total de la ciudad; los

    hogares flotantes, tericamente factibles pero en la prctica inalcanzablesmil y una ideas, pero todas demasiado costosas, demasiado arduas, demasiado lejanas

    en el tiempo, demasiado tarde para todoshasta que lleg Alonso.

    Se present vestido con su mono azul de trabajo, ningn papel entre

    sus manos, ninguna Holografa de presentacin, tan solo una humilde gorra

    sostenida nerviosamente entre las manos que se haba quitado en seal de respeto

    ante el comit:

    Buenas tardes, seorAlonso Menndez, cristalero..anuncio el vocal de la mesa.

    Buenas tardes seoras. Nada de seoras, dganos qu es lo que desea?. Presentarle mi idea para el concurso ese del espacio vital de la urbe. Pero, Cmo?, que le hace pensar a usted, un simple cristalero, que posee

    la solucin a un problema que las grandes mentes del siglo no han logrado

    resolver solt no sin cierta sorna el vicepresidente de la mesa. Yo no he dicho que tenga la solucin, pero si que tengo una solucin. Ja, ja, ja.parece seores que por fin nos vamos a rer un poco. Silencio seores, djenle hablar respond a los comentarios en mi labor

    de moderador y presidente del comit , comience seor Menndez. Lo que escuchamos a partir de ese momento no dejo indiferente a

    nadie. Alonso pens que antes de poder llegar a las grandes soluciones, eran

    necesarias otra serie de apaos que temporalmente aliviaran presin contenida

    entre los habitantes y que l, como trabajador del cristal y sus derivados, crea que

    una buena forma de hacerlo era duplicar el espacio ciudadano de forma virtual,

    mediante el uso de espejos: su idea era sencilla, recubrir el suelo en aquellas zonas

    mas problemticas de la ciudad con un nuevo metacrilato espejado ultrarresistente

    de reciente aparicin en el mercado y al que l daba su total confianza tras haberlo

    probado durante varias semanas en la puerta de su negocio. El objetivo de aquella

    maniobra se diriga directamente al subconsciente del hombre para proporcionar a

    la psique el aire necesario en el que poder generar ilusin de libertad (no lo dijo en

    aquellos trminos claro, el habl de nubes, cielo, sensacionesetc.). Cuando

  • 34

    empezamos con las preguntas, uno de los mayores inconvenientes que vimos era la

    paradoja que se daba en el uso de los espejos pues al duplicar as el espacio

    tambin duplicbamos los habitantes. l contest como pudo aquellas cuestiones,

    alegando que en el caso de aglomeraciones completas el que hubiese espejos en el

    suelo o no daba igual, que los beneficios de su idea solo se daban en casos de

    aglomeraciones leves o en los raros casos de calzadas solitarias, pero que jams

    podran entender el bienestar profundo de tener una especie de horizonte al que

    mirar cuando se carece completamente de l.

    Finalizada su exposicin, le dijimos amablemente que le llamaramos

    si lograba ganar. Por supuesto no lo hizo, el concurso se lo llev un conocido del

    vicepresidente lleno de humo de puro y color verde deslizado entre manos. Aun as,

    algunos de nosotros quedamos prendados de la pintoresca idea de Alonso y

    obtuvimos el permiso para llevar la experiencia a un pueblo cercano a nuestra

    ciudad. En menos de tres meses Alonso convirti la calle principal en un mar de

    espejos. Tras seis meses, decidimos analizar la influencia de los espejos en los

    habitantes de la aldea: los resultados no fueron concluyentes. Sin embargo, a da

    de hoy se discute en el pleno de aquel pueblo la concesin de una placa

    conmemorativa para Alonso por su gran labor, pues gracias a aquella idea que

    termin por espejar todas las calles del pueblo, la afluencia de turistas ha hecho

    crecer la economa de forma geomtrica. Incluso en algunas guas de viaje

    comienza a aparecer aquel punto como visita ineludible: la llaman la Venecia de

    secano.

    Jos Luis Snchez Pascual

    Cuando cont en una reunin, entre amigos, que un da madrugu tanto que

    cuando sal de casa las calles an no estaban puestas, provoqu sonoras

    carcajadas. Menos mal, que el autor de la presente fotografa ha logrado captar el

    momento en que, el instalador de los pavimentos est cumpliendo con tal

    menester, encajando cada porcin en un puzzle perfecto.

    Ya tengo la prueba irrefutable que presentar a mis amigos para que se

    disculpen, por haberme tratado como si estuviera un poco majara. Gloria Poza

    Fuerzas opuestas

    Dos hermanos gemelos luchan por la pieza del puzle gigante que les dar la

    posesin de su imagen ms deseada. De momento dialogan, pero en unos minutos

    forcejearn, elevndose la vehemencia gradualmente. La tragedia es inevitable, la

    pieza se rompe y sus imgenes mueren. No lo saben pero sus imgenes ms

    deseadas son las de ellos.

    Juan Pedro Lpez Sanz

  • 35

    Hugo Demarco

    Interferencias

    Bzzzz, bzzzzz, bzzzzzz, bzzzzzzzz, no hay una

    cultura de coalicin, bzzzzz, bzzzzz, na na

    nananaaa, un abrazo y que disfrutes, bzzzz,

    bzzzz ,bzzzzzz, bzzzz , maana cuando te

    despiertes, bzzzz, bzzzzz, bzzzzz, nananara tara

    ta, nananara tara ta, entre los cargos electos,

    oooh, oooh, now Im on the outside, tiririti, tiriririri, bzzzzzz, bzzzzzzzz, bzzzzz, I close my

    eyes, Oh God, I think Im falling out of the sky,

    ya aprovecho y os despido a vosotros, buenas

    noches, presenta Achs! en el teatro la latina de

    Madrid, esto fue un homenaje, ms sabor despus de la pausa, bzzzz, bzzzz, bzzzzzzz, bzzzzzzzzzz, bzzzzzzzz, a quin le garantizan en un contrato la

    titularidad?, vamos a tener noticias ms confusas que esta temporada, va ser un

    verano un poco turbio, bzzzzzz, bzzzzzzz, bzzzzzz, bzzzzzzz, esto no lo haba

    pensado (Uuff!, no hay quien coja una emisora en condiciones).

    Carmen Serrano

    374 fieles en la msica clsica premian a sus compositores favoritos con una

    composicin a su altura.

    Juan Pedro Lpez Sanz

    La operacin.

    Se encuentra bien?, Est consciente?, Cmo se llama?, parece que an no puede responder, enfermera, acrqueme la linterna de exploracin, por

    favorgracias, parece reaccionar bien a los estmulos reflejos. Me oye?, ha sufrido un accidente, le han tenido que operar me oye? (Si le oigo). No parece

    orme. (Por qu veo solo puntos grises?). James, me escucha?, si es as parpadee

    por favor, de acuerdo, algo no funciona bien. (Pero si he parpadeado). EL paciente ha parpadeado pero parece que no puede hablar, vamos a ajustar esto un poco, ya est, a ver ahora, James, Cmo se encuentra? "Bien, creo" (esa es

    mi voz?). James ha tenido un accidentegrave, "Como de grave" (sueno como el ordenador que habla por Stephen Hawking). Lo suficiente como para tener que

    tomar medidas drsticas "Por qu sueno as?, Por qu solo veo una especie de trama de puntos?"bien, incorprese por favor, dgame qu ve? "Sombras, luces, movimiento, pero nada definido y solo en blanco y negro"djeme explicarle James: de cuello hacia abajo, usted es el de siempre, apenas unos rasguos

    superficiales, alguna contusin leve, una o dos costillas fisuradas y poco ms. No

    tiene hemorragias internas ni daos en rganos vitalesotra cosa es de cuello hacia arriba "Sultelo doctor" ejem!, yo no soy el doctor que usted se imagina, soy doctor, s, pero en ingeniera biomecnica y robtica aplicada. Se lo digo para que

    comprenda que los trminos en los que me expreso no sern mdicos en absoluto "Continu, por favor" James, sus ojos y su garganta quedaron destrozados y tuvimos que actuar rpidamente para evitar daos mayores. Su garganta fue

    reconstruida hasta donde se pudo y le acoplamos un sintetizador de voz, que de

    momento hemos preferido que sea neutro hasta que elija uno ms acorde a sus

    gustos. Por ahora hemos optado por el modelo "Hawking 2000", por ser el que

    psicolgicamente ms aceptado por los pacientes en un primer contacto con esta

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    tecnologa. En unos das le mostraremos el catlogo completo para que pueda

    usted elegir su voz "Y los ojos?"ese es otro tema. Hemos colocado un prototipo de visin intracraneana de carcter provisional para evitar que los nervios pticos

    se degradasen y perdieran su funcin. Desgraciadamente solo tenamos a mano un

    sistema matriz 30X30 de 4 bits, en blanco y negro. No estbamos seguros de si iba

    a funcionar correctamente, ni si su cerebro sera capaz de interpretar

    adecuadamente la nueva informacin, pero parece correcto "Como que correcto?, solo veo puntos grises" si, le entiendo James, pero eso es lo que tiene que ver hasta que podamos sustituir el sistema por otro ms moderno de 32 bits

    con matriz de alta definicin y con la profundidad de color que usted seleccione "eso quiere decir que volver a ver?" si por supuesto, yo dira incluso que mejor que antes y sin ninguno de los problemas derivados del envejecimiento ocular, pero

    ahora hablemos de su seguro mdico

    Jos Luis Snchez Pascual

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    Embrin

    Eran las diez y media de la maana y el guardia

    1 Lorenzo Lobato miraba una y otra vez el reloj

    de pulsera en un intento de que los minutos que

    restaban para la hora del descanso fueran ms

    deprisa. Cruz las manos sobre la boca para

    tapar un bostezo mirando cansado la pantalla

    de la mquina de rayos X de la aduana.

    Entonces Joder!, Joder!, Joder! exclam levantndose

    de un salto- Pero qu coo es esto?

    En la pantalla apareca el contorno de una

    maleta con un ser humano dentro en posicin

    fetal como si de un embrin se tratara. Nunca

    nadie haba llegado tan lejos para no pagar el

    billete del barco.

    Carmen Serrano

    Nios en las maletas

    Acostmbrate, me dijeron mis compaeros de aduanas cuando comenc hace

    un mes en mi nuevo trabajo, vas a ver cosas increbles aqu, pero ninguna se

    puede comparar con los nios metidos en maletas. Al principio pens que era una especie de inocentada, pero no tard en descubrir que detrs de aquella afirmacin

    se esconda toda una trama de una crueldad insoportable para cualquier persona

    con un mnimo de sentimientos.

    Todas las maletas con nios agazapados dentro se dirigen al mismo destino:

    Zrich. All se encuentra una clnica dedicada principalmente a realizar trasplantes

    de rganos. Afortunadamente la mortalidad infantil en Occidente es muy baja de

    ah la dificultad de realizar esas intervenciones por la va legal. Por eso han de ir a

    buscar esos rganos a sitios donde la vida valga tan poco que algunas madres se

    vean obligadas a cambiar uno de los hijos por dinero, para que el resto de la familia

    pueda sobrevivir. Los de la clnica llegan incluso a pagar por hurfanos

    secuestrados en zonas de conflicto, donde saben