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Actas XIV Congreso AIH (Vol. II). Elizabeth R. WRIGHT. Entre épica y picaresca: la «Jerusa... - Entre épica y picaresca: la Jerusalén Conquistada de Lope de Vega Elizabeth R. Wright UNIVERSIDAD DE GEORGIA A PRIMERA VISTA, EL poema heroico que codificó Torquato Tasso en su ars poetica no parece tener nada que ver con la picaresca, tal como evolucionó en España. Tomando como estampa emblemática al Guzmán de Alfarache que narra su vida desde la galera, el contraste con Godfreddo de Tasso, resplandeciente frente al santo sepulcro, no puede ser más elocuente. A pesar de la divergencia entre estos dos géneros literarios, en estas páginas quisiera comentar algunas de las circunstancias durante el reinado de Felipe III y su valido, el duque de Lerma, que dieron lugar a que estos dos géneros entraran en un fructífero diálogo en La Jernsalén conquistada de Lope de Vega 1 Con aspiraciones evidentes de obtener mecenazgo en la corte de Felipe III, Lope de Vega se propuso la tarea de escribir su propia versión del poema narrativo ubicado en la época de las Cruzadas. En el prólogo de la edición sevillana de sus Rimas (1604), Lope le prometió al mecenas y poeta Juan de Arguijo que pronto recibiría los dieciséis libros de su Jerusalén 2 Poco después, Lope describió esta misma obra como su magnum opus en una de sus primeras cartas al duque de Sessa (todavía en esa fecha conde de Cabra), diciendo que era una «cosa que he escrito en mi mejor edad y con estudio diferente que otras de mi juventud» 3 Sin embargo, algo debió pasar en el Consejo de Castilla, y un lustro transcurrió antes de que llegara a la imprenta en 1609. Dedicada al monarca, la que en 1604 se presentaba como obra estructurada en dieciséis libros saldría a la luz entonces con veinte libros y más de 24.000 versos 4 1 Aquí me enfocaré en la relación entre el poeta y la familia del duque de Lerma. Comento esta obra en un contexto más amplio en «A New Beginning», Pilgrimage to Patronage: Lope de Vega and the Court of Philip III, 1598-1621, Lewisburg, PA: Bucknell University Press, 2001, pp. 82-109. 2 Lope de Vega, Rimas, Sevilla, 1604, prólogo, n.n. Para mantener consistencia, se moderniza la ortografía y se desarrollan las abreviaturas de todas las fuentes citadas. 3 Lope de Vega, Epistolario de Lope de Vega, ed. de Agustín González de Amezúa, Madrid: Real Academia Española, 1935, tomo III, p. 6. 4 Rafael Lapesa y Joaquín de Entrambasaguas sostuvieron que la obra se escribió en dos fases, tal como lo comento aquí. Véase, Lapesa, De la Edad Media a nuestros días, Madrid: Gredos, 1967, pp. 275-76, y Entrambasaguas, «Estudio crítico», en La Jerusalén conquistada, ed. de Joaquín B. de Entrambasaguas, Madrid: CSIC, 1954, tomo III, pp. 37-40. No obstante, José Lara Garrido arguye, apoyándose en un análisis estilístico, que la obra se escribió en una versión. Véase Los mejores plectros: Teoría y práctica de la épica culta en el Siglo de Oro, Málaga: -1 t- Centro Virtual Cervantes

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Actas XIV Congreso AIH (Vol. II). Elizabeth R. WRIGHT. Entre épica y picaresca: la «Jerusa...-

Entre épica y picaresca: la Jerusalén Conquistada de Lope de Vega

Elizabeth R. Wright UNIVERSIDAD DE GEORGIA

A PRIMERA VISTA, EL poema heroico que codificó Torquato Tasso en su ars poetica no parece tener nada que ver con la picaresca, tal como evolucionó en España. Tomando como estampa emblemática al Guzmán de Alfarache que narra su vida desde la galera, el contraste con Godfreddo de Tasso, resplandeciente frente al santo sepulcro, no puede ser más elocuente. A pesar de la divergencia entre estos dos géneros literarios, en estas páginas quisiera comentar algunas de las circunstancias durante el reinado de Felipe III y su valido, el duque de Lerma, que dieron lugar a que estos dos géneros entraran en un fructífero diálogo en La Jernsalén conquistada de Lope de Vega1

• Con aspiraciones evidentes de obtener mecenazgo en la corte de Felipe III, Lope de Vega se propuso la tarea de escribir su propia versión del poema narrativo ubicado en la época de las Cruzadas. En el prólogo de la edición sevillana de sus Rimas (1604), Lope le prometió al mecenas y poeta Juan de Arguijo que pronto recibiría los dieciséis libros de su J erusalén2

• Poco después, Lope describió esta misma obra como su magnum opus en una de sus primeras cartas al duque de Sessa (todavía en esa fecha conde de Cabra), diciendo que era una «cosa que he escrito en mi mejor edad y con estudio diferente que otras de mi juventud» 3• Sin embargo, algo debió pasar en el Consejo de Castilla, y un lustro transcurrió antes de que llegara a la imprenta en 1609. Dedicada al monarca, la que en 1604 se presentaba como obra estructurada en dieciséis libros saldría a la luz entonces con veinte libros y más de 24.000 versos4

1 Aquí me enfocaré en la relación entre el poeta y la familia del duque de Lerma. Comento esta obra en un contexto más amplio en «A New Beginning», Pilgrimage to Patronage: Lope de Vega and the Court of Philip III, 1598-1621, Lewisburg, PA: Bucknell University Press, 2001, pp. 82-109.

2 Lope de Vega, Rimas, Sevilla, 1604, prólogo, n.n. Para mantener consistencia, se moderniza la ortografía y se desarrollan las abreviaturas de todas las fuentes citadas.

3 Lope de Vega, Epistolario de Lope de Vega, ed. de Agustín González de Amezúa, Madrid: Real Academia Española, 1935, tomo III, p. 6.

4 Rafael Lapesa y Joaquín de Entrambasaguas sostuvieron que la obra se escribió en dos fases, tal como lo comento aquí. Véase, Lapesa, De la Edad Media a nuestros días, Madrid: Gredos, 1967, pp. 275-76, y Entrambasaguas, «Estudio crítico», en La Jerusalén conquistada, ed. de Joaquín B. de Entrambasaguas, Madrid: CSIC, 1954, tomo III, pp. 37-40. No obstante, José Lara Garrido arguye, apoyándose en un análisis estilístico, que la obra se escribió en una versión. Véase Los mejores plectros: Teoría y práctica de la épica culta en el Siglo de Oro, Málaga:

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En su dedicatoria a Felipe III, Lope le explica al monarca que, en realidad, el rey castellano Alfonso VIII se había aliado con Ricardo Corazón de León, pero que los cronistas, entre los cuales incluye a Tasso, habían errado al no anotarlo5• Salvo en este detalle, la narración poética se mantiene bastante fiel a las crónicas de la Tercera Cruzada. Si tomamos en serio la carta de Lope a Juan de Arguijo e intentamos interpretar una primera versión de los dieciséis libros, vemos que hubiera concluido en una escena en la que Ricardo y Alfonso celebran juntos la liberación del Santo Sepulcro, triunfo finalizado con un acuerdo de matrimonio entre el rey inglés y la infanta castellana. De haber concluido aquí, Lope hubiera terminado su propia crónica en verso de una forma bastante similar a la que Tasso legara sobre la Primera Cruzada, que concluye con Godfreddo frente al Santo Sepulcro. Parto de la premisa de que esta supuesta versión original permite establecer una velada relación alegórica con la política internacional del momento. Justamente en estos primeros años del reinado de Felipe III, Inglaterra y España disfrutaban de un acuerdo de paz. Tan es así que el acercamiento de los poderes antes enemistados dio lugar a la visita del emisario inglés, Charles Howard, a la corte de Valladolid en 16056

• ¿Por qué no vio la luz un poema que tan bien se avenía a respaldar la política exterior española del momento?

Si analizamos la versión del poema en veinte libros que se imprimió en 1609, encontramos algunas pistas. En su epístola al conde de Saldaña, Lope se refiere a la demora, diciendo que «tarde y esperada sale a luz, que por ocasión de algunos libros, sin doctrina, sustancia, e ingenio, escritos para el vulgo, se prohibió la impresión de todos generalmente» 7•

Más allá de este comentario-posiblemente anti-cervantino si recordamos que en el prólogo de la primera parte del Quijote se ironiza la pedantería de los prólogos de Lope-no tenemos ninguna información concreta que nos explique por qué se demoró tanto la publicación. Parece evidente que durante este intervalo, Lope amplió el poema. Mientras que la versión que le prometió a Juan de Arguijo en 1604 terminaría con el triunfo que alía al rey castellano con su coetáneo inglés, la versión impresa añade cuatro libros más en los que resalta el fracaso de esa alianza. En primer lugar, el rey francés abandona la Tierra Santa y ataca a Inglaterra, lo cual impulsa a Ricardo a abandonar la empresa para defender su reino. Mientras tanto, Alfonso vuelve a la Península, donde una relación con una mujer judía despierta un conflicto en su corte, episodio que Elizabeth Davis ha comentado y teorizado en su reciente estudio sobre la épica y los mitos de las clases dirigentes8

. Después de narrar la violación y asesinato de Raquel, la voz poética vuelve su mirada hacia una Jerusalén, que nuevamente ha caído en manos del Saladino. Aquí termina la narración en una escena extremadamente anticlimática, puesto que éste abandona la ciudad que acaba de ganar, abrumado por la

Analecta Malacitana, 1999, p. 388. 5 Jerusalén conquistada, tomo II, p. 11. 6 Véase la descripción de las fiestas que ofrece el cronista Luis Cabrera de Córdoba en sus

Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599hasta1614, Madrid: 1857, pp. 245-50.

7 Jerusalén conquistada, tomo I, p. 20. 8 Elizabeth B. Davis, Myth and Jdentity in the Epic of Imperial Spain, Columbia: University

ofMissouri Press, 2000, pp. 175-206.

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melancolía, enfermedad por excelencia del príncipe renacentista. Esta versión final, tan alejada en su sensibilidad de los preceptos de Tasso acerca del

poema heroico, ofrece, sin embargo, una alegoría sobre la carrera del escritor que dependía de la corte entonces controlada por Lerma y sus parientes. Aquí podemos encontrar la sensibilidad picaresca, entendiendo esta etiqueta en su sentido metatextual. O sea, más que una narración en primera persona sobre una vida de crimen y pobreza, lo quisiera contemplar en el sentido que sugiere Anne Cruz---como un discurso que revela ansiedad acerca de cómo se distribuye la riqueza, o la pobreza, en una sociedad cambiante9• Además, como ha dicho Harry Sieber en su estudio sobre la circulación de libros en la corte de Felipe III, la picaresca llegó a ser una alegoría satírica de un ambiente en que el nepotismo y favoritismo determinaban el estatus de un cortesano y, por consiguiente, en el que se trastocó la lógica que suponía que la virtud daba lugar a premios y, por el contrario, que los vicios daban lugar al castigo y la deshonra. Así, este modo de narrar vidas ofrece un mensaje tópico sobre «the arbitrary nature of identity, the power of money and courtly manners, farnily networks, and political favoritism»10

De cara a sustentar esta lectura de La Jernsalén, resulta fundamental la epístola al conde de Saldaña de las páginas preliminares. Aquí, Lope elogia al segundo hijo de Lerma, quien, en estos años patrocinaba una importante, si conflictiva, academia literaria: «La afición que vuestra excelencia tiene a las letras, mayormente a las de este género, el amparo que hace a los que las profesan, siendo su Mecenas, y bienhechor, me obliga, y si lo puedo decir, me fuerza, a dirigirle este prólogo de mi Jerusalén, que como fundamento suyo, tiene necesidad de mayor protección»11

• Este elogio encaja sobremanera con «el mito del mecenazgo» que ha contemplado Alain Viala en su estudio sobre los orígenes del escritor profesional. En particular, dentro de esta práctica de la escritura, se ocultaba el posible beneficio económico y, al contrario, se insistía en que el buen gusto estético del señor poderoso era el único impulso de la dedicatoria12• No obstante esta comparación favorecedora, si leemos con detenimiento la conclusión vemos cómo esta vía del mecenazgo cortesano--que va desde el poeta a Saldaña y finalmente, al rey-acaba siendo el itinerario de un galeote. Así se constata, por ejemplo, un apóstrofe al final del poema que recoge la siguiente queja:

9 Anne J. Cruz, Discourses of Poverty: Social Reform and the Picaresque Novel in Early Modern Spain, Toronto: Toronto University Press, 1999, pp. 73-85.

10 Harry Sieber, «Literary Continuity, Social Order, and the Invention ofthe Picaresque,» en Cultural Authority in Golden Age Spain, ed. por Marina S. Brownlee y Hans Ulrich Gumbrecht, Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1995, p. 106.

11 Jerusalén conquistada, tomo 1, p. 20. Para una descripción de la academia que patrocinó Saldaña, véase el estudio de Willard F. King, Prosa novelística y academia literaria en el siglo xvii, Anejos del Boletín de la Real Academia Española, tomo X, Madrid, Real Academia Española, 1963, pp. 42-47.

12 Alain Viala, Naissance de l'écrivain, Paris: Editions de Minuit, 1985, pp. 54-55.

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Bien fuera justo que pasara el arco, Por ámbar puro en vez de la resina Las cerdas otra vez aunque Aristarco Su envidia oponga a la virtud divina: Y tu, que de mi roto humilde barco, Que en mares tan profundos peregrina Fuiste mi Sol, si en mi ascendente luce, Al puerto de tu cielo me conduce.13

ELIZABETH R. WRIGHT

Aunque esta estrofa comienza dirigiéndose a la musa Euterpe, es inevitable que el Sol evoque a la vez la relación entre el lector y el rey. Pero para llegar al Sol/Felipe, el poeta tiene que pasar por resina y cerdas, en donde se tropieza con censores envidiosos, nombrados bajo el infame Aristarco, conocido en el Renacimiento como el censor de los versos de Homero. ¿Qué impide el encuentro entre el poeta peregrino y el rey sol? Es más que probable que la imagen de la «cerda» ofrezca una pista. Amén de su significado literal, «pelos largos declines y cola de cavallo o mula»14, esta palabra entraña una referencia a la familia de Lerma, cuya esposa era Catalina de la Cerda. De tal forma, la cerda funcionaría como un emblema del poder aplastante de una familia que había llegado a monopolizar la atención del rey a principios de la década. Es interesante notar que Antonio Feros ha señalado 1605 como el apogeo del poder de los Sandoval; a partir de 1607, las facciones en contra de Lerma empezaron a atacar a sus aliados, sirviéndose de descripciones de corrupción en su entorno para disminuir su poder15 •

Efectivamente, encontramos otras referencias a la familia del privado que muestran una participación en este discurso de un régimen corrupto que, como muestra Feros, estaba surgiendo justo en los años entre la composición y la publicación de La Jerusalén. En este sentido, merece la pena contemplar un apóstrofe dirigido al conde de Miranda, cuñado de Lerma, quien había sido el presidente del Consejo de Castilla hasta su muerte en 1608. La voz poética se dirige al conde como un protector que ha perdido: « Pensaba yo debajo de tus alas /con una pluma de las cortas mía/ seguir tu sol cuando a tu sombra igualas/ las vanas de la tierra monarquías»16

• Este lamento puede tener algo que ver con la misteriosa demora en la publicación de la obra, ya que el Consejo de Castilla que dirigió el Conde de Miranda hasta su muerte, era el órgano del gobierno que controlaba todos los aspectos de la vida cotidiana en la corte, desde el abastecimiento de leña hasta la operación de los teatros y la censura de los libros. ¿Por qué elige elogiar como protector a una persona ya difunta? No tengo respuesta definitiva, ya que hace falta más investigación acerca de este caso de censura, tarea difícil debido a que los papeles de este consejo, que se encuentran en el Archivo Histórico Nacional,

13 Jerusalén conquistada, tomo II, p. 282. 14 Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, Barcelona: S. A.

Horta, 1943, pp. 408-09. 15 Antonio Peros, Kingship and Favoritism in the Spain of Philip JI!, 1598-1621,

Cambridge: Cambridge University Press, 2000, pp. 163-68. 16 Jerusalén conquistada, tomo II, pp. 377-78.

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no están bien catalogados. Sin embargo, podríamos, pensando en la picaresca como un elogio irónico a la distorsión de los valores en la corte de Felipe III, comparar el protector desaparecido con su reemplazo. Si el conde de Miranda se recordaba como el «dulce amparo del bien común», el conde de Saldaña, a quien va dirigida la epístola introductoria, representaba la cara más problemática del poder concentrado en la familia Sandoval. Veamos como botón de muestra una carta de la duquesa de Sessa, madre del que eventualmente fue patrón de Lope, en la que describe una noche en 1605, cuando unos oficiales de la corte detuvieron a Saldaña por una reyerta:

... con este disparate de Diego Gómez [de Sandoval, (Saldaña)] dicen que está penadíssimo, no sabré yo decir a Vuestra Señoría la Babilonia que hubo en casa del Duque del Infantado la mañana que amaneció Diego Gómez con su rasguño porque se juntó allí todo el mundo de señoras, y el Duque de Cea entre ellos, porque el de Lerma no quiere poner allá sus pies. 17

Poco después de que se produjera este escándalo, Lerma nombró a Saldaña Alguacil Mayor de la corte. Según el cronista Luis Cabrera de Córdoba, algunos cortesanos se quejaron de este nombramiento, debido a que subvertía el sistema de gobierno ya establecido18• Sin embargo, Lerma, aprovechando su poder extraordinario, convirtió a este hijo en el árbitro del orden público.

Si volvemos a la última parte del poema, vemos hasta qué punto se asocia al Saladino, el captor musulmán de Jerusalén, con la privanza bajo Lerma. Cuando el príncipe musulmán abandona Jerusalén, nos dicen los versos que «llevado de tristezas y congojas,/ sentose al son del agua, y de las hojas»19

• Como ha mostrado Magdalena Sánchez, la melancolía llegó a formar parte de la estrategia de Lerma para enfrentarse con las crecientes críticas de la corrupción en su entomo20

• Es más, en 1607, momento en que sus adversarios ya habían logrado impulsar unas medidas en contra de sus aliados, Lerma anunció que se retiraba de la vida pública, aunque pocos tomaron esta declaración en serio21

• Hay también otras referencias en el poema que respaldan una lectura política. Por ejemplo, la luna que el enemigo musulmán lleva en su escudo tiene un paralelo dentro del simbolismo de la historia de la privanza en Castilla. Y a sabemos que cuando se criticaba a Lerma, a veces se usaba la figura de Álvaro de Luna. Así consta en un romance sobre la muerte de dicho privado que apareció en un pliego suelto, atribuido a Lope, en el que se asociaba el traslado de la corte de Madrid a Valladolid-que inició Lerma---con la muerte del privado anterior en Valladolid22

• Este romance advierte al nuevo regente que puede también menguar la luna que rige su fortuna.

17 Biblioteca Francisco de Zabálburu, Madrid, carpeta 40, fol. 20. 18 Cabrera de Córdoba, op. cit., p. 309. 19 Jerusalén conquistada, tomo II, p. 426. 20 Magdalena S Sánchez, «Melancholy and Female Illness: Habsburg Women and Politics

at the Court of Philip III», Journal of Women s History, tomo 8, n. 2, 1996, pp. 81-102. 21 Véase Antonio Feros, op. cit., p. 187. 22 Lope de Vega, Aquí se contienen cuatro romances nuevos muy curiosos, Sevilla: 1601.

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Buscando huellas de este discurso contra el duque de Lerma y su familia dentro de La Jerusalén conquistada, podríamos también pensar en la relación casi homófona entre Saladino y Saldaña. Es más, en el retrato en el que se dibuja a Saladino a lo largo de la obra, el poeta se ampara en el tópico del déspota musulmán que disfruta una riqueza descomunal23

Digamos que si la novela picaresca transmitía un discurso de pobreza, la Jerusalén muestra la otra cara de esta misma moneda discursiva, transmitiendo un discurso sobre la riqueza de un pequeño grupo24

Para concluir, quisiera volver a plantear la pregunta que guía el estudio clásico de Frank Pierce, en cuya memoria está dedicada esta sesión. ¿Cómo podemos reinsertar este género de poesía narrativa en el canon literario? En el caso de La Jerusalén conquistada, creo que sin un cambio de sensibilidad por parte de los lectores y los críticos, la única relevancia que puede tener este poema es a través de lecturas que contemplen la obra dialógicamente, en relación con otras formas literarias. Desde diferentes perspectivas, los recientes estudios de Melveena McKendrick y Stefano Arata nos invitan a replantear el pensamiento político de Lope, tarea que hace imprescindible una nueva lectura de La Jerusalén25

• Posiblemente esta propuesta sea algo parca para la obra que el Fénix concebía como su estandarte para ascender al Parnaso. Pero la sensibilidad picaresca, esa conciencia de la arbitrariedad de la distribución de premios y honor, como cualquier discurso preñado de duplicidad, se solía volver en contra de los mismos escritores que la transmitían. Así, es justo, si bien bastante irónico, que el verdadero gusto de los lectores y críticos sea por otra obra publicada en 1609, el lúdico y liviano Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo.

23 Véase, por ejemplo, Jerusalén conquistada, tomo II, p. 206, en donde se encuentra un inventario de sus riquezas.

24 Véase Cruz, op. cit., pp. 76-79, pp. 116-17, para un análisis del discurso de pobreza. 25 Véase Melveena McKendrick, Playing the King: Lope de Vega and the Limits of

Conformity, London: Tamesis, 2000; y Stefano Arata, «Proyección escenográfica de la huerta del Duque de Lerma en Madrid», en Homenaje a Agustín Redondo, Paris: Presses de la Sorbonne Nouevelle, de aparición próxima. Le agradezco al Profesor Arata el haberme facilitado una copia de este artículo.

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