entre mi hermana y la pared
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Primera ediciĂłn.
Entre mi hermana y la pared.
© 2020, Alma Fernåndez.
Todos los derechos reservados. Esta publicaciĂłn no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por,un sistema de recuperaciĂłn de informaciĂłn, en ninguna forma ni por ningĂșn medio, sea mecĂĄnico, fotoquĂmico, electrĂłnico,magnĂ©tico, electroĂłptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.
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ĂNDICE
CapĂtulo 1CapĂtulo 2CapĂtulo 3CapĂtulo 4CapĂtulo 5CapĂtulo 6CapĂtulo 7CapĂtulo 8CapĂtulo 9CapĂtulo 11CapĂtulo 12CapĂtulo 13CapĂtulo 14CapĂtulo 15CapĂtulo 16CapĂtulo 17CapĂtulo 18CapĂtulo 19CapĂtulo 20CapĂtulo 21EpĂlogo
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CapĂtulo 1
ââMe llamo Cristina, Cristina, Cristina, Cristina, CristinaâŠâ
Mi hermana se pasaba el dĂa entero con la dichosa cancioncita y yo tenĂa claro que sĂ, que ella sellamaba Cristina, pero que yo ya no sabĂa ni cuĂĄl era mi nombre.
ÂżUna cruz? No voy a negar que sĂ, aunque mi Cris era tambiĂ©n una autĂ©ntica bendiciĂłn. Claro estĂĄque yo no vivĂa con ella y eso me suponĂa un alivio, porque mis padres llevaban tambiĂ©n a laespalda buena parte de su carga.
A sus veintidĂłs añitos, Cris llevaba ya dos en ese estado y la cosa no tenĂa visos de mejora. Unaccidente sufrido en plena vĂa pĂșblica cuando una moto la arrollĂł la habĂa dejado en un estadodifĂcil de calificar. O, mejor dicho, bastante fĂĄcil de hacerlo; mi Cris era ahora como una niñapequeña.
SĂ, se dice pronto, pero la cosa no era moco de pavo. Si hasta habĂamos tenido que comprarle unbuen montĂłn de Barbies que amontonaba en su cuarto y, mientras habĂa dĂas que se pasaba el dĂapeinĂĄndolas y poniĂ©ndolas guapas porque las consideraba sus amigas, otros les pintarraqueaba lacara como si tuviera dos años. El caso es que nunca parecĂa tener mĂĄs de seis, por muy formalitaque la pillĂĄramos.
A mi madre, MarĂa, que demasiada paciencia no habĂa tenido nunca, la situaciĂłn la sacaba dequicio. Y mi padre, Manuel, bastante tenĂa el hombre con sus interminables servicios comoguardia de seguridad para echarle demasiada cuenta a una chiquilla que tenĂa la cabeza a la jineta,como solĂa decir Ă©l.
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El nuestro, por suerte, era un pueblo no demasiado grande en el que todos nos conocĂamos. Y digopor suerte porque mi hermana cogĂa la puerta cada vez que le venĂa en gana y cuando nos dĂĄbamoscuenta estaba con sus muñecas en el parque, o bien echando de comer a las palomas pan duro quealmacenaba en su cuarto a ese efecto, o bien subida a los columpios con un nutrido grupo dechiquillos que la miraban alucinados.
Por mi parte, yo, que me llamo VerĂłnica y tenĂa veintisiete años en ese momento, acababa deindependizarme. Bueno, si por independizarme puede entenderse vivir con dos locos de remate;Julio y FĂĄtima, mis dos mejores amigos. Y es que los tiempos no estaban para demasiadoderroches y dadas las ganas que los tres tenĂamos de volar del nido paterno unimos fuerzas paraalquilarnos un pisito muy mono que estaba en todo el centro del pueblo, enfrente del ayuntamiento.
Si algo tengo que agradecer a la vida es que mis amigos no solo eran mĂĄs buenos que el panconmigo, sino tambiĂ©n con Cris, a la que adoraban, por lo que ella se sentĂa de lo mĂĄs a gusto ennuestro piso y, cada dos por tres, la tenĂamos allĂ con un papelĂłn de churros.
Escuché la cancioncita y supe que era ella.
âCris, cariño, la cancioncita esa es que me taladra las sienes, ÂżquĂ© haces aquĂ?
âHe venido con churros y a ver a mi novio. âSacĂł la mejor de sus sonrisas mientras yo tirabade un churro, pues quĂ© otra cosa podrĂa hacer.
Su ânovioâ como ella le decĂa, no era otro que RaĂșl, un atractivo militar que vivĂa puerta conpuerta con nosotros y al que FĂĄtima y yo le habĂamos echado el ojo desde el mismo dĂa quellegamos. Claro estĂĄ que no Ă©ramos las Ășnicas porque, por lo visto, Cris tambiĂ©n bebĂa los vientospor Ă©l.
âCariño, ya te he dicho que RaĂșl no es tu novio, tienes que entenderlo.
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âÂżY por quĂ©? ÂżNo le gusto? ÂżEs porque yo no tengo hecha la manicura como vosotras? Esta tardenos vamos a que me la hagan en tu gabinete, Âżvale?
No me faltaba a mĂ mĂĄs que eso, que llevar a mi hermana al gabinete de estĂ©tica en el quetrabajaba y que formara allĂ un numerito de los suyos. Que mi niña era muy buena y muy santa,pero bastaba con que algo le molestara para que la emprendiera a gritos como si hubiera llegadoel mismĂsimo ArmagedĂłn.
No me lo querĂa ni imaginar, con la mala leche que destilaba mi jefa, Carmen, por todos los porosde su piel. Carmen era una especie de bruja del cuento, pero en versiĂłn pueblo y con los dientesrematadamente torcidos, para mĂĄs inri.
Normalmente me tenĂa que reĂr tela con mi Cris, porque ella me habĂa escuchado a veces criticarlacon FĂĄtima, que era higienista dental en una clĂnica tambiĂ©n del pueblo, y entonces me decĂa quecuando quisiera le daba un puñetazo y le ponĂa los dientes derechos.
âA mĂ no me va a pasar nada, porque todo el mundo sabe que estoy malita de la cabeza y que nosĂ© lo que hagoâconfesaba en aquellos momentos en los que tenĂa algo mĂĄs de lucidez y entendĂaque lo suyo era un problema. Y luego estaban aquellos otros muchos en los que era capaz de liaruna pajarraca buena si un niño no querĂa compartir sus chuches con ella, por ejemplo.
El caso es que aquella mañana venĂa con los churros y ya sabĂa yo lo que me tocaba hacer acontinuaciĂłn. Dado que ella al dinero no le daba la mĂĄs mĂnima importancia no dejĂĄbamos que lomanejara. Sobre todo, desde la Ășltima vez que se quedĂł sin pan duro para las palomas y les echĂłpara comer un billete de veinte euros cortadito a trocitos pequeños.
Total, que Cris no llevaba un duro encima y todos en el pueblo le fiaban con la condición de quedespués fuéramos nosotros a pagar, como es natural.
Me he ido un poco por las ramas, pero bueno, que habĂa que explicarle que RaĂșl no era su novio y
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esa no era cuestiĂłn baladĂ.
âNo, mi niña, no es porque no tengas hecha la manicura. Yo luego te la hago si quieres⊠Estatarde no trabajo, es sĂĄbado.
âDe rojo, me la haces de rojo, y a mi Barbie tambiĂ©n.
SacĂł una de su bolso y me tuve que mondar de la risa.
âPero a esa Barbie le falta un ojo, CrisâŠ
âÂżSĂ? Anda, mi madre, lo habrĂĄ perdido en un accidente, como yo perdĂ la cabezaâŠ
âBueno, le hago la manicura tambiĂ©n. Y despuĂ©s le pintamos el ojo, no te preocupes.
âÂżLos ojos se pueden pintar, Vero?
âClaro, Cris, yo soy muy apañada para esas cosas, ya lo sabesâŠ
âEs verdad, ya lo sĂ©âasintiĂłâ, pero entonces, Âżpor quĂ© no le pintas uno al señor Carmelo eldel kiosco? Es que lleva un parche y a mĂ no me gusta. Me da miedo, parece un pirata.
âPero ÂżQuĂ© dices loquilla? ÂżCĂłmo te va a dar miedo si Carmelo siempre te regala chuches? âlepreguntĂł Julio.
âSĂ que me las regala, pero yo las cojo y salgo corriendo, que me da miedo.
âÂżQuĂ© miedo te va a dar a ti si eres la chica mĂĄs valiente que conozco? Ains, si yo no hubiera
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salido del armario ya hubiera pedido tu manoâle confesĂł en plan peliculero y ella se derritiĂł.
âÂżDe quĂ© armario has salido? Yo me metĂ un dĂa en uno para esconderme de Vero y me dioansiedad. Me tuvieron que poner una bolsa para no sĂ© quĂ© cosa, que se llamaba muy rara.
âPara que hiperventilaras, Crisâle expliquĂ© con paciencia.
âPara eso, leches. Y tĂș Julio, no te vayas a meter mĂĄs en el armario ese, que si no vas a tener quehiperventilar tambiĂ©n.
No podĂa tener mĂĄs razĂłn. Si Julio se hubiera metido de nuevo en el armario le hubiera faltado elaire y hasta la vida, porque al pobre le habĂa costado lo suyo y lo de su prima dar el paso de salirde Ă©l.
El caso es que su familia no habĂa podido ser mĂĄs hipĂłcrita, porque a Julio se le habĂa visto lapluma desde la cuna, pero sus padres decidieron mirar para otro lado y negar la mayor. AsĂ,pusieron al chaval en la tesitura de tener que contĂĄrselo a los veintimuchos ya y ellos no solo sehicieron los suecos, sino que pusieron el grito en el cielo.
A mĂ me dolĂa bastante que lo trataran de ese modo, como si ellos fueran perfectos⊠SĂ, la mar deperfectos, lo Ășnico es que su padre, Miguel sentĂa debilidad por las, digamos, âseñoritas decompañĂaâ. Y su madre, Rafaela, sentĂa lo mismo por las mĂĄquinas tragaperras. Entre lo uno y lootro los dos iban bien surtidos, y a su hijo que le dieran dos duros.
Ahora, por fin, despuĂ©s de haber pasado una rachita bastante regular, nuestro niño, que erapeluquero, se habĂa echado un novio, Svens, que lo tenĂa loquito.
Julio se sentĂł con nosotras y comenzamos a darle al palique.
âÂżCĂłmo es que has venido tan prontito, Cris? âĂl engullĂa churros que daba gusto.
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Y hablando de dar, yo le di un manotazo porque a ese paso iba a dejar sin probarlos a FĂĄtima.
âOye, que son para todosâle recordĂ©â, y Fati todavĂa no se ha levantado.
âElla va a agradecer que me los coma, que no sĂ© si te has fijado, pero estĂĄ echando culo paratres piernasâŠ
âMĂĄs puñetero y no naces.
âUn poco, pero dĂ©jame que estoy hablando con mi Cris.
A mi hermana le encantaba que todos le prestaran atenciĂłn y Julio en eso era el rey.
âHe venido para ver a mi novio, RaĂșlâle espetĂł ella y Ă©l asintiĂł, para darle encima la razĂłn.
âEse tĂo estĂĄ que cruje, yo porque tengo a mi Svens y no pongo los ojos en otro lado, que si noâŠ
âY porque Ă©l no es gay y lo mismo tenĂais un problemitaâle recordĂ©.
âNo, Ă©l no es gay, le gustan las chicas y las Barbies y se va a casar conmigoâpuntualizĂł Cris yJulio y yo nos miramos con resignaciĂłn cristiana.
âBueno, Cris, Âżnos vamos a echarles de comer a las palomas ahora cuando desayunemos? âlepropuse.
âNo, quĂ© dices, ya lo he hecho. Una telera entera les he echado yaâŠ
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âÂżY eso? ÂżTanto pan le ha sobrado a mamĂĄ estos dĂas?
âQuĂ© va, le quitĂ© una entera y luego se volviĂł loca buscĂĄndola, pero guĂĄrdame el secreto.
âAcabĂĄramos, tĂș eres el famoso duende ese que dice ella tener en casa. Ahora entiendo que esverdad que le faltan cosas.
âÂżMamĂĄ cree en duendes? Pues anda que no es fantasiosa ni nadaâme comentĂł mientras mirabaa su Barbie.
âÂżQuĂ© miras? âle preguntamos Julio y yo al unĂsono pues parecĂa ser una cuestiĂłn de estado.
âWendy, ÂżtĂș quieres churros? âle preguntĂł y pareciĂł incordiarle que la muñeca no le contestaranada.
Julio se echĂł a reĂr y ella lo mirĂł un tanto cabreada.
âÂżDe quĂ© te rĂes? ÂżNo ves que estĂĄ muy delgada? Mi padre siempre dice que las mujeres debentener carne para poder coger, que si no son como palos de escobaâle explicĂł ella mientras Ă©l setiraba al suelo de risa.
âVenga, hermanita, que como nos sigas trayendo tantos churros, al final a nosotras nos va asobrar carne de esa para coger. Vamos a dar una vueltecita, que la mañana estĂĄ muy buena.
TenĂamos comprobado que cuando Cris se levantaba un poco hiperactiva, que no eran pocasveces, le venĂa genial salir a la calle a que le diera un poquito el sol.
âFĂĄtima, te hemos dejado mogollĂłn de churros en la cocinaâle comentĂł ella mientras se colabaen su cuarto y la despertaba.
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âPero es que tengo sueño, CrisâŠ
âVenga, levĂĄntate, que despuĂ©s Vero dice que duermes como una marmota.
âÂżEso dice Vero? âle escuchĂ© decir desde el baño.
âNo, mujer, cosas de Cris, que ya sabes cĂłmo esâŠ
âNo, cosas de Cris, no, que Vero siempre lo dice cuando habla con Julio y Julio le da la razĂłn.
âYa tuvo que salir JulioâañadiĂł Ă©l desde la cocina sabiendo que Cris era un poco ruina en esesentido, pues todo lo que escuchaba tardaba un segundo en vomitarlo.
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CapĂtulo 2
Salimos conjuntadas porque esa era una de las premisas de Cris. Desde siempre, al ser suhermana mayor, yo fui su referente en lo que a las cuestiones de moda se referĂa. Y desde queestaba malita no digamos nada, tenĂamos que comprarnos la ropa igual, maquillarnos igual,peinarnos igualâŠ
Me daba la sensaciĂłn de que el hecho de imitarme la hacĂa sentirse mĂĄs en el mundo, como sifuĂ©ramos idĂ©nticas y tuviĂ©ramos las mismas oportunidades.
âHola, RaĂșlâle escuchĂ© decir y mirĂ© hacia atrĂĄs.
Esa era otra, Cris parecĂa tener un sexto sentido, ojos en la espalda o yo no sabĂa quĂ©, pero todolo veĂa antes que el resto. Eso o que tenĂa puestas sus miras en la puerta de nuestro vecino.
âHola, Cris, ÂżcĂłmo estĂĄs? âle preguntĂł Ă©l de lo mĂĄs amable.
Hasta ese momento apenas habĂamos intercambiado unas cuantas frases, porque RaĂșl era nuevo enel pueblo, hacĂa poco que llegĂł destinado.
âYo muy bien, pero tĂș mejor, Âżquieres ver a Wendy? âle preguntĂł ella echando mano del bolso ysin percatarse de lo osado de su comentario.
âÂżQuiĂ©n es Wendy? âĂl obviĂł el comentario picarĂłn de mi hermana.
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âMi amiga, estĂĄ un poco tuerta, pero no te asustes. Carmelo tambiĂ©n lo estĂĄ y es bueno, me regalachuches, aunque me da un poco de miedo.
âEs una larga historiaâle indiquĂ© mientras le mantenĂa aquella sonrisa preciosa que Ă©l nosestaba regalando.
âVale, vale, Âżhacia dĂłnde vais?
âAl parque, Âżte vienes? âCris no tenĂa pelos en la lengua y yo sentĂ que me morĂa de lavergĂŒenza.
âVenga sĂ, he salido a correr un poco y me da igual hacerlo por el parque que por otro lado.
âPor eso llevas los pantalones cortos, te vas a pelar de frĂoâŠ
âCris, no seas metomentodoâle corregĂ.
âNo te preocupes, si solo se me ocurre a mĂ, es verdad que han dado para hoy una bajada detemperaturas considerable, pero es que a mĂ el frĂo me activa un poquitoâme explicĂł.
Yo no sabĂa si el frĂo le activaba o no, pero el muchacho estaba para activarse con Ă©l. Y no solo lopensaba yo, porque a Cris se le caĂa la baba mirĂĄndoloâŠ
âPues nada, Âżnos vamos para el parque? âinsistiĂł ella mostrando con el movimiento de suspiernas que tenĂa prisa.
âVenga, vĂĄmonosâŠ
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Para quĂ© dirĂa RaĂșl nada, me quedĂ© loca. Yo llevaba a Cris de la mano, porque tenĂa mĂĄs peligroque una piraña en un bidĂ© cuando iba por la calle. Y ella a su vez cogiĂł de la suya a nuestrovecino.
âCris, ÂżquĂ© haces? Suelta a RaĂșl, anda.
âLo he cogido de la mano porque eso es lo que hacen los novios, Âżsabes?
Lo que no me pasara a mĂ con mi hermana no le pasaba a nadie y me sentĂ enrojecer tanto quepensĂ© que los mofletes me estallarĂan.
âDĂ©jala, mujer, que no pasa nadaâŠ
RaĂșl era verdaderamente un encanto de chico. Cierto que apenas habĂamos cruzado palabratodavĂa, pero era de aguantar la puerta cuando FĂĄtima y yo llegĂĄbamos o de echarnos una sonrisapor el patio de luces cuando estĂĄbamos tendiendo.
Sin embargo, Fati sostenĂa que a mĂ me sonreĂa mĂĄs y yo pensaba que era cosa de ella, que estabaun poco de capa caĂda despuĂ©s de haberlo dejado con su ex, Klaus; un alemĂĄn sĂșper soso con elque se habĂa emparejado durante unos años y que al final la habĂa plantado para volverse a sutierra sin darle demasiadas explicaciones.
Por el camino hubimos de parar en un par de jugueterĂas para que Cris echara un ojo a todoaquello que deseaba pedir por Reyes, para los que faltaban un par de meses.
Mi hermana redactaba por esas fechas una carta a Sus Majestades que no se la saltaba un galgo.Afortunadamente, aunque habĂa perdido otras capacidades, no ocurriĂł asĂ con la de escribir. Yaquellos dĂas demostraba que la boca parecĂa que se la habĂa hecho un fraile, de lo mucho quepedĂa.
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âÂżQuĂ© es lo que mĂĄs te gusta? âle preguntĂł RaĂșl.
âLas muñecas, aunque tambiĂ©n los coches. âLe señalĂł ella a uno rojo flamante de esosteledirigidos.
âEntonces lo mismo te gusta el Scalextric.
âSĂ, sĂ, mi primo chico tiene uno y es muy divertido, yo voy muchas veces a jugar con Ă©l.
Lo que no le contĂł es que a menudo hasta terminaban tirĂĄndose de los pelos a consecuencia de latrifulca que se formaba entre ambos si la cosa estaba reñida. Pablo era nuestro primo de ochoañitos, hija de nuestra tĂa Margarita, hermana menor de nuestra madre.
âÂżNo me digas? Pues yo tengo uno gigante, si quieres puedes venir un dĂa a casa con tu hermana yjugamos.
âÂżA jugar el Scalextric? âle preguntĂ© un tanto extrañada.
âClaro, mujer, si es de lo mĂĄs divertidoâŠ
Si ellos lo decĂan, asĂ serĂa. Yo no me imaginaba en el suelo jugando con los cochecitos, pero derepente no lo vi tan mal. Reconozco que alguna que otra vez me habĂa apetecido acercarme a lapuerta de mi vecino a pedirle sal, azĂșcar o lo que hubiera tenido a bien darme, pero eso soloocurrĂa en mi fantasĂa, porque luego yo era de lo mĂĄs recatada.
âPues nada, esta tarde vamos despuĂ©s de que Vero me haga la manicuraâle contestĂł mi hermana.
âÂĄÂĄÂĄCris!!! No seas locaâŠ
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âÂżQuĂ© pasa, Vero? Y yo no estoy loca, es solo que me di un golpe en la cabezaâŠ
Me dio pena porque lo mĂo era una frase hecha y mi hermana comenzĂł a darle a RaĂșl todo tipo deexplicaciones que Ă©l acogiĂł con el mĂĄximo interĂ©s.
âY no pasa nada, mujerâañadiĂł cuando terminĂł de escucharla y ella saliĂł corriendo al ver a unaâamiguitaâ suya que tambiĂ©n iba hacia el parque, una niña llamada Rebeca de ocho años.
Es lo que tenĂa mi hermana, que tan pronto querĂa echarse novio, como lo âcambiabaâ por unaamiga de corta edad con la que poder jugar.
âYa, pero se lo habrĂĄs dicho por decir y, si no la paro, te garantizo que la tienes allĂ esta tardesin falta.
âÂżY quĂ© problema hay? ÂżTenĂ©is algo que hacer? Yo desde luego que no, soy nuevo en el puebloya lo sabes. Por cierto, Âżos gustan estos pasteles? âSe parĂł en la puerta de una pastelerĂa en laque hacĂan unas bombas de chocolate rellenas de crema que estaban de locura.
âSĂ que nos gustan. Los hace mi amiga Rosa, que es la pastelera, y son de los preferidos de mihermana.
âÂżSĂ? Pues entonces bingo. Os espero esta tarde a las seis. Yo me voy a tener que dar doblepanzada de correr hoy para meterme uno de estos entre pecho y espalda.
ÂżDoble panzada de correr? Como si querĂa comerse una vaca rellena de parajitos, con lo macizoque estaba el muchacho podĂa permitirse lo que quisiera.
Entramos en la pastelerĂa mientras Cris corrĂa al galope con Rebeca y su madre hacia el parque, y
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saludamos a mi amiga Rosa.
DespuĂ©s de servirnos los pasteles, RaĂșl se acercĂł tambiĂ©n a saludar a unos compañeros suyos delcuartel que se encontrĂł y yo me quedĂ© hablando con Rosa.
âMira que yo tengo aquĂ bombones, Âżeh? âseñalĂł a la vitrinaâ, pero como ese ninguno, Âżsepuede saber de dĂłnde lo has sacado?
âQuĂ© cosas tienes, aunque hay que reconocer que el tĂo estĂĄ bueno para reventar⊠Pero no, no esnada mĂo, es mi vecino RaĂșl, nuevo en el pueblo.
âHija, mĂa, pues lo tienes que sacar mĂĄs a pasear, Âżeh? Porque una cosita asĂ tiene que servirpara endulzarnos los ojos a todas, aunque el revolcĂłn se lo des solo tĂșâŠ
âÂżDe quĂ© revolcĂłn hablas, locuela? Si es la primera vez que salimos a la calle juntos y porquenos hemos encontradoâŠ
âPues si no le das un revolcĂłn serĂĄ porque no te dĂ© la real gana, que no veas si el tĂo te poneojitos.
A diferencia de mĂ, que nunca habĂa tenido demasiada suerte en el amor y tampoco entendĂa muchode hombres, Rosa habĂa hecho un mĂĄster en maromos. Ella tenĂa una mĂĄxima que venĂa a deciralgo asĂ como que âmaromo que encuentro, maromo que me calzoâ y un ojito bastante mĂĄs certeroque el mĂo.
âAnda ya, eso serĂĄn cosas tuyas, si apenas hemos intercambiadoâŠ
âPalabra, ya lo sĂ©, cansina, pero que eso no tiene nada que ver. Puede que no hayĂĄis hablado,pero ese estarĂa encantado de intercambiar contigoâŠfluidos corporales, tĂș ya me entiendesâŠ
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âCalla, guarri, que me vas a sacar todos los coloresâŠ
âAtaca, tonti, que es lo que tienes que hacer.
Menos mal que RaĂșl estaba a lo suyo y no podĂa sospechar lo que allĂ se habĂa hablado o mehubiera dado un sĂncope.
âVen un momento, por favorâme indicĂł desde lejos.
âVenga, al ataquerrr, comĂ©teloâbromeĂł Rosa mientras yo iba hacia Ă©l con los dulces en lamano, que previamente habĂa pagado RaĂșl, pues se empeñó en invitarnos a merendar esa tarde.
Llegué a la mesa donde estaba saludando y me presentó.
âEllos son mis compañeros, Mateo y Tere, VerĂłnica. Y ella es VerĂłnica, vecina y amigaâŠ
QuĂ© rĂĄpido habĂa yo subido de rango, pues era la primera noticia que tenĂa de que fuĂ©ramosamigos, pero me gustĂł mucho.
Salimos de allĂ y nos dirigimos al parque.
âSon compañeros, tambiĂ©n los han trasladado junto conmigo.
âÂżY pareja? âle preguntĂ©, ya que era la impresiĂłn que me habĂa dado.
âSĂ, sĂ, son pareja. Bueno te cuento, en realidad Tere se hizo militar siguiendo mi ejemplo, ellaes mĂĄs joven. VerĂĄs, en su dĂa era mi cuñada, hermana de Ăngela, mi ex.
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En un momento me puso al dĂa de su vida, contĂĄndome que habĂa tenido una relaciĂłn hasta hacĂaseis meses con Ăngela, su novia de toda la vida, que por lo visto le habĂa corneado al final, algoque le habĂa hecho sufrir mucho. Por eso pidiĂł traslado de destino, para poder estar lejos de ella yde su recuerdo.
Pero como el otro destino a veces hace lo que le viene en gana, le habĂa mandado a su excuñada,con la que sĂ parecĂa llevarse fenomenal.
âEs que a Tere la conozco y sĂ es una chica de ley. Tanto es asĂ que se la recomendĂ© a Mateo, quees uno de mis mejores amigos, y ahĂ estĂĄn los dos, que no sĂ© si comen perdices o regalices, perolos veo sĂșper felices. Y yo que me alegro.
âAhĂ te has parecido a AuronPlayâle comentĂ©.
âÂżA quiĂ©n?
âÂżNo lo conoces? Es un Youtuber que le encanta a mi hermana. Entre otras cosas, se dedica ahacer bromas telefĂłnicas, ella se desternilla con sus vĂdeos.
âNo tengo ni idea, pero si me lo recomendĂĄis vosotras lo tendrĂ© que ver, paso muchas horasmuertas, aquĂ solo conozco a la parejita de tortolitos que te he presentado y esos estĂĄn de lo mĂĄsacaramelados, es preferible dejarlos solosâŠ
Charlando, charlando llegamos al parque y Cris tirĂł de su mano.
âEste es RaĂșl, mi novioâle dijo al grupo de niñas que habĂan formado allĂ y que estabacapitaneado por Rebeca y por ella.
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âCris, no puedes decir esas cosas. RaĂșl es un amigo tuyo y mĂo, Âżvale? âle corregĂ.
âVale, pero mĂĄs mĂo y solo hasta que nos casemos, ya luego no serĂĄ amigoâpuntualizĂł ella yvolĂł con las niñas hacia los columpios.
âNi te preocupesâme comentĂł Ă©l cuando lo encarĂ©, roja de nuevo hasta estallar.
âYa sabes que no rigeâŠ
âNo tiene la mĂĄs mĂnima importancia, Âżlleva mucho asĂ?
âUn par de años y la cosa no va a mejorar, ya nos lo han dicho.
âPues entonces solo queda aceptar y reĂrâme dijo mientras con sus manos dibujaba una sonrisaen mis labios.
Acto seguido empezó a calentar para comenzar a correr. A mà su gesto me hizo mucha gracia y, conel rabillo del ojo, lo estuve observando mientras calentaba. Por cierto, que también estabacalentando al resto del personal femenino presente, pues el muchacho no pasaba desapercibidoprecisamente.
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CapĂtulo 3
âÂżCuĂĄnto falta para ir a ver a RaĂșl? âme preguntĂł Cris mientras comĂamos con Julio y con Fati.
Aquel sĂĄbado lo pasarĂa completo conmigo e incluso se quedarĂa a dormir. Desde que me habĂaindependizado aprovechaba los fines de semana para pasar mĂĄs tiempo con ella. Entre semana, mitrabajo a turno partido casi no me permitĂa verla.
AdemĂĄs, teniĂ©ndola conmigo un dĂa y una noche de vez en cuando, tambiĂ©n lograba que mis padresdisfrutaran de algo de vida, pues eso no era demasiado fĂĄcil con Cris en casa. Al fin y al cabo, ami hermana se le iba a la pinza que era un primor y todos los ojos eran pocos para que no hubieraproblemas.
âTodavĂa son las tres, nos ha dicho que vayamos a las seisâŠ
âÂżY entonces cuĂĄnto falta?
Cris siempre habĂa tenido las matemĂĄticas atravesadas y desde su accidente es que no daba piecon bola con los nĂșmeros.
âTres horitas, cariño, nos echamos una siesta y despuĂ©s vamos.
âVale, pero primero me haces la manicura, que tengo que gustarle a mi novio.
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Fati y Julio me miraban sabiendo que me habĂa caĂdo la del pulpo y despuĂ©s aprovechamos queCris se puso a ver unos dibujitos animados en la tele para mantener una charla de adultos. Si esque a aquello se le podĂa llamar asĂ, claroâŠ
âTe lo dije y te lo dije, que te miraba a ti mĂĄs que a mĂâme dijo mi amiga dando buena cuentadel turrĂłn de chocolate que habĂamos comprado.
âNiña, contente, que despuĂ©s no quieres engordarâle recordĂł Julio.
âCalla, memo, que el turrĂłn de chocolate no engorda tanto como creesâŠ
âClaro que no, el turrĂłn no engorda nada, de hecho. La Ășnica que engordas eres tĂșâŠ
Ya sabĂa yo que venĂan unos minutitos de zapatiesta, como cada vez que salĂa el tema del pesoentre aquellos dos. Cierto que Julio lo hacĂa por el bien de nuestra amiga, pero tambiĂ©n era unpoquito inquisitivo con el tema y al final le tocaba las narices.
âTampoco es que me mire mĂĄsâintervine cuando hubo un poco de calmaâ, yo creo que solo loha hecho por darle una satisfacciĂłn a Cris, que ya sabĂ©is que es mĂĄs pesada que llevar una vaca enbrazos.
âY yo me chupo el dedoâme espetĂł Fati, que estaba un poco guerrera despuĂ©s de su enganchĂłncon Julio.
âQue no, mujer, de verasâŠ
âPero si a mĂ no me importa, Vero, lo Ășnico es que no me quieras hacer lo blanco negro, que meda mucho coraje. AdemĂĄs, he vuelto a hablar con Klaus.
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âÂżCon el pan sin sal ese? âle preguntĂł Julio y, entre la discusiĂłn anterior y el comentario tanpoco afortunado, ella lo mirĂł iracunda.
âSĂ, con Klaus, Âżpasa algo? Lo mismo viene en Navidades con unos amigos y hemos quedado envernos, ÂżquiĂ©n sabe?
QuiĂ©n sabĂa no. Si el jeta ese venĂa a ver a nuestra amiga la engatusarĂa como era habitual. Y loque nos fastidiaba a Julio y a mĂ es que luego la dejarĂa como un mojĂłn abandonado para poner denuevo rumbo a tierras germanas.
âBueno, pero ten cuidadito, Âżeh? âle sugerĂ.
âLo tendrĂ©, lo tendrĂ©. Y tĂș tenlo tambiĂ©n con el vecino, que os veo yo muy sueltosâŠ
No le faltaba un poquillo de razĂłn porque me resultaba extraño en pensar en pasar la tarde en casade RaĂșl, claro estĂĄ que aquello no era una cita ni mucho menos. Es mĂĄs, no podĂa estar mĂĄsalejado de ese concepto, ya que era una friki quedada para jugar al Scalextric.
âVero, ÂĄven ya a hacerme la manicura! âchillĂł Cris y, mientras fui a coger las cosas a mi cuartopara hacĂ©rsela, se quedĂł frita.
Cuando se despertĂł su enfado fue de campeonato.
âNo me la has hecho para que tus uñas sean mĂĄs bonitas que las mĂas. Pues que sepas que no mevas a robar el novioâme espetĂł indignada.
âClaro que no, cariño. Y, ademĂĄs, aunque las dos llevĂĄramos las uñas hechas, tĂș siempre serĂĄsmucho mĂĄs guapa que yoâle comentĂ© para consolarla.
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âÂżMe lo dices de verdad? âSe mirĂł al espejo y les preguntĂł a mis amigos.
âPues claro que sĂ, bonita. Ya sabes que eres la chica mĂĄs guapa del pueblo. Y la mĂĄs salerosa.Te lo dice un gay y nosotros sabemos mucho de eso.
âMucho mĂĄs guapa que tu hermana, dĂłnde va a pararâañadiĂł Fati para darle un poco de fuerzaa las palabras de Julio.
âÂżSĂ, Fati? Pues cĂłgeme una cola de caballo de esas tan bonitas que tĂș me haces, que mi hermanano ha querido ponerme guapa para RaĂșl.
Ea, ya iba yo a pagar bien los platos rotos de que ella durmiera mĂĄs que un lirĂłn. Mientras Fati laarreglaba, tomĂ© una ducha y me puse una indumentaria de lo mĂĄs deportiva, que para eso Ăbamos atirarnos al suelo a jugar.
A las seis en punto tocamos en la puerta de RaĂșl.
âMe encanta esta casa, solo falta que pongamos fotos mĂas y luego tambiĂ©n de la bodaâle soltĂła RaĂșl tal cual entramos.
ResoplĂ© y le hice una señal de que a Cris le faltaba un tornillo mientras ella seguĂa haciendo elrecorrido por la que decĂa que iba a ser su casa.
Lo mĂĄs gordo del asunto fue cuando se sentĂł en la cama y comenzĂł a dar botes para ver si elcolchĂłn era cĂłmodo.
âÂĄÂĄCris, basta!! ÂżQuĂ© modales son esos? No sĂ© lo que va a pensar RaĂșl de nosotras.
âNo seas asĂ, Vero, si va a ser mi cama tendrĂ© que ver si se duerme bien en ella, que ya sabes
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que yo no me duermo en cualquier parteâŠ
Lo que habĂa que escuchar, menos mal que la señorita no se dormĂa en cualquier parte, cuando larealidad era que lo hacĂa y encima de cualquier modo, como las gallinas, en lo alto de un palo sihacĂa falta.
âNi te preocupes, por favor. âRaĂșl me tranquilizĂł.
En ese instante me relajĂ© un poco y reparĂ© en lo confortable del ambiente de su piso. A diferenciadel nuestro, Ă©l lo habĂa pillado sin muebles y lo amueblĂł a su gusto.
âNo es que fuera mi idea inicial, pero luego, viendo su orientaciĂłn sur y las posibilidades quetenĂa, pensĂ© que merecĂa la pena pillarlo, pese a que no tuviera muebles. Total, creo que serĂĄ unalquiler de larga duraciĂłn y por eso he comprado el mobiliario, no tengo intenciĂłn de moverme deaquĂ en mucho tiempo.
âÂżNo? âle preguntĂ© un tanto extrañada, ya que yo tenĂa la idea de que los militares se movĂanmĂĄs que un garbanzo en la boca de una persona mayor.
âNo, me gusta echar raĂces en los sitios, y este pueblo como que me da buena espina.
Me alegrĂł escuchar eso. A mĂ el que me dio buena espina fue su piso que, aunque segĂșn Ă©l todavĂanecesitaba una mayor personalizaciĂłn, ya decĂa mucho de su persona e invitaba a permanecer allĂ.
LlamĂł mi atenciĂłn la cantidad de fotografĂas que tenĂa y, sobre todas ellas, varias con un niño consĂndrome de Down.
âÂżEs familiar tuyo? âle preguntĂ©.
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âSĂ, es mi sobrino Alberto. AhĂ era mĂĄs pequeñito, ahora ya tiene doce años, porque es el hijo demi hermana mayor.
A continuaciĂłn, me explicĂł que era el pequeño de tres hermanos y las otras dos eran chicas.Alberto parecĂa ser su delirio por lo que me comentĂł y entonces entendĂ un poco mejor lo bien quese llevaba con Cris.
Por lo que yo habĂa observado desde el accidente de mi hermana, no todas las personas tenĂan elmismo grado de empatĂa con aquellos que padecĂan problemas del tipo que fuera. RaĂșl parecĂa serde esas personas a las que les gustaba echar un cable.
Cris nos escuchaba hablar sin parar de dar saltitos.
âÂżHas visto ya el Scalextric? âle preguntĂł acercĂĄndose con ella a un dormitorio vacĂo que tenĂaya las pistas en el suelo.
âÂĄÂĄGuau, es enorme!! âchillĂł loca de emociĂłn cogiendo uno de los mandos.
âÂżQuieres formar un equipo con tu hermana y jugar contra mĂ? âle preguntĂł con ojosentusiasmados.
âÂĄQuĂ© va, que mi hermana no sabe jugar! Os voy a dar ventaja, vosotros dos contra mĂâlecontestĂł de lo mĂĄs decidida, pues menuda era la niña.
âGenial, pero antes tendremos que merendar, que despuĂ©s se nos va a ir el santo al cielo, como silo viera.
âSois dos frikis sin remedioâsoltĂ© casi sin darme cuenta de lo a gustito que estaba.
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âGracias por la parte que me toca. âEnarcĂł una ceja y se echĂł a reĂr.
âNo te enfades, Âżeh? Es que me lo ha parecido y he hablado mĂĄs de la cuenta.
âNo, mujer, si no pasa nada, no te quito la razĂłn. A mĂ estas cosas me devuelven a la niñezâŠ
âA la niñezâ, decĂa. Pues no es que tuviera mucho de niño aquel pedazo de hombre. Claro estĂĄ queĂ©l, porque en lo tocante a la locuela de mi Cris ya las cosas cambiaban.
âLo siento, han sido los nerviosâle dijo a RaĂșl cuando vertiĂł todo el contenido de su batido devainilla en la mesa.
âNo pasa nada, no te preocupes, bonita.
âÂżVes, Vero? Me ha dicho bonita, eso es porque quiere conmigo. ChinchaâŠ
âCris, por Dios⊠Lo peor es que habĂa dicho âchinchaâ como dĂĄndole a entender a RaĂșl que yotambiĂ©n querĂa algo con Ă©l.
âDĂ©jala, mujer, que no ha dicho nada malo. âSe rio Ă©l con ganas.
âNi bueno tampoco, por Dios, quĂ© bochorno.
Terminamos de merendar y al suelo que nos fuimos. Menos mal que entre el parquĂ© y que Ă©l tenĂala calefacciĂłn a toda mecha para crear ambiente allĂ se estaba que daba gloria bendita.
Hasta yo me sorprendĂ de lo mucho que nos reĂmos jugando. No era solo que el juego me resultĂłdivertido (que tambiĂ©n), sino que no podĂa sentirme en mejor compañĂa.
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Mi hermana se lo pasĂł de campeonato y nunca mejor dicho, pues ademĂĄs nos ganĂł.
âÂżLa has dejado ganar? âle preguntĂ© por lo bajini.
âNi de coña, estamos ante una fiera del Scalextricâme confesĂł Ă©l muerto de la risa.
Lo que no imaginamos ni Ă©l ni yo fue que la fiera hizo ademĂĄn de levantarse y, para celebrar sutriunfo se fue hacia Ă©l con intenciĂłn de darle un beso en todos los morros.
âÂĄQuieta ahĂ, fierecilla! âle dije antes de que fuera demasiado tarde.
âNo seas como mamĂĄ, Vero, que los novios se besan.
âCariño, pero que RaĂșl no es tu novio.
âÂżY tĂș quĂ© sabes? Lo mismo Ă©l se quiere casar conmigo. Y tĂș podrĂĄs ser mi dama de honor. âHizo el gesto de ella tirando el ramo de novia y, por mucho que nos dio lĂĄstima, tuvimos quereĂrnos, dado que sus ocurrencias eran Ășnicas.
âTira para allĂĄ, anda, que mira la hora que se ha hecho y RaĂșl va a decir que nos hemos metidoen su casa de okupas.
âÂżYo? Ni mucho menos, a ver si te crees que tengo un planazo de sĂĄbado noche. ÂżOs quedĂĄis acenar?
âNo, hombre, que no queremos molestar. âMe gustĂł mucho, pero su propuesta me cogiĂł porsorpresa y no supe cĂłmo reaccionar.
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âÂżMolestar? Claro, no ves que os habĂ©is metido en mi casa a punta de pistola, Âżos gustan laspizzas?
El contundente âsĂâ de mi hermana le dio a entender que la respuesta a su pregunta era afirmativay, en un santiamĂ©n, ya estaba Ă©l marcando el nĂșmero de la pizzerĂa.
Cris me miraba y yo la miraba a ella porque la situaciĂłn era un tanto atĂpica. Claro que si mihermanita parecĂa encantada de la vida yo no lo estaba menos. TenĂamos por delante una bonitavelada y nuestras sonrisas lo sabĂan.
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CapĂtulo 4
El lunes me levanté de lo mås contenta. Y eso que tener que ir a ver la cara de perraca de mi jefa,Carmen, no era algo que me hiciera especialmente feliz.
Por el camino me encontrĂ© a Rosa, que venĂa del mĂ©dico y pensĂ© que siempre habĂa que dargracias a Dios, ya que otros estaban mucho peor que una.
âConsuĂ©late, guapita de cara, que yo porque hoy tenĂa cita en el consultorio, pero de otro modoentrarĂa a las siete al pie del cañón como todos los dĂas.
Yo eso de los madrugones lo llevaba fatal, con lo cual pensĂ© que sĂ, que definitivamente debĂaconsolarme.
âYa lo sĂ©, Rosita, si a mĂ mi profesiĂłn me encanta, lo Ășnico es que Carmen ya sabes cĂłmo es.
âQuĂ© me vas a contar, si era clienta mĂa hasta que un dĂa le cantĂ© las cuarenta y no la volvĂ a ver.Menudo suplicio tiene que ser trabajar todo el dĂa codo con codo con la tiparraca esa.
âBueno, por suerte codo con codo tampoco, que ya sabes que ella es una escaqueada total. Y yome vuelvo loca de contenta cuando veo que arrea para la calle y sĂ© que no aparecerĂĄ en dos o treshoritas.
âTĂș lo que tenĂas que hacer era lo que te he dicho muchas veces, que no me escuchasâŠ
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âÂżLiarme la manta a la cabeza y asociarme con Julio? EstĂ©tica y peluquerĂa en el mismo lugar, noestarĂa mal, pero es cuestiĂłn de pasta.
âPues ahora se lleva mucho lo de ser emprendedor. La gente no se come tanto el coco, pide unprĂ©stamo y para delante.
âÂżY si luego no lo puede pagar? ÂżCĂłmo le pone entonces al niño la gente?
Yo de siempre habĂa sido muy mirada para mis cosas. Es decir, que no me envalentonaba paradarme luego de cara con los problemas. En mi caso preferĂa hacer como los elefantes, hasta queno tuviera una pata asegurada no movĂa la siguiente. Esa era mi filosofĂa de vida, por mucho queme entusiasmara tener mi negocio propio.
âÂżAl niño? Niño es el que me dejarĂa yo hacer por el maromo ese de tu vecino, ÂżcĂłmo sellamaba?
âRaĂșl, se llama RaĂșl.
âEse, el Raulito, Âżya le habĂ©is dado al tema?
âAnda ya, mujer. Estuvimos merendando en su casa Cris y yoâŠ
âY luegoâŠ
âTĂș sabes mucho, ÂżcĂłmo tienes tan claro que hubo un luego?
âPues claro que lo hubo, mema. ÂżOs invitĂł a cenar?
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âSĂ, sĂ, que lo hizo.
âÂĄBingo! Si es que lo sabĂa. Le importas, mĂ©tetelo en la cabeza, lo veo en sus ojos.
âTĂș estĂĄs mĂĄs loquilla que una cabra, anda hombre, no me hagas reĂrâŠ
Pero sĂ, lo pretendiera o no, yo me reĂa. Y no solo por las cosas que me decĂa mi amiga, erantambiĂ©n los recuerdos del sĂĄbado noche los que causaban en mĂ ese efecto.
Pese a que era lo Ășltimo que deseaba, mi hermana Cris cayĂł a plomo en el sofĂĄ de RaĂșl nada mĂĄsterminar de cenar. Y es que en parte la medicaciĂłn que tomaba para controlar un poco susemociones era la que la tenĂa asĂ. Ella solĂa decir que se notaba âentortadaâ y los demĂĄs ledecĂamos que para nada, pero algo de eso habĂa.
Sin hacer demasiado ruido para no despertarla, RaĂșl y yo nos tomamos unas copas en su sofĂĄmientras Ă©l servĂa tambiĂ©n unas delicias turcas cortadas en trocitos muy pequeños, al declararseun goloso total como yo.
AsĂ de bien estĂĄbamos cuando decidimos ver una pelĂcula. Me habĂan recomendado una comediallamada âYucatĂĄnâ con la que no sĂ© cĂłmo no despertamos a Cris, porque nos reĂmos unabarbaridad.
Iba de un crucero en el que algunos de sus trabajadores resultaron ser unos mafiosos de tomo ylomo que pretendĂan hacerse con el dinero de los clientes. Graciosa donde las hubiera, la comedianos hizo pasar un rato estupendo, que aderezamos con las risas.
Se lo contĂ© a Rosa y ella me dijo que âallĂ habĂa tomate, pero tomateâ. Yo no creĂa que fuera paratanto, aunque sĂ reconocĂa en mi fuero interno que el chico me molaba cantidad y que parecĂamerecer la pena.
![Page 34: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/34.jpg)
A la hora de despedirnos, fue imposible despertar a Cris. Cuando lo intentabas despuĂ©s de que yallevara un rato dormida aquello era la leche, porque lo hacĂa medio sonĂĄmbula y no sabĂas pordĂłnde te podĂa salir el tiro.
DespuĂ©s de explicĂĄrselo a RaĂșl no dudĂł en cogerla en brazos y llevarla asĂ hasta mi piso. Inclusola metiĂł en mi dormitorio para depositarla directamente en la cama.
âTienes un dormitorio precioso, me inspira mucha pazâme confesĂł mientras miraba a todaspartes.
âMuchas gracias y tambiĂ©n por la invitaciĂłn.
âQue espero que se repita muy prontoâse aventurĂł a decir enseguida.
âSi te apetece, perfecto.
âMañana tengo guardia, pero nos vemos otro dĂa.
Se despidiĂł con una picaruela sonrisa y yo me quedĂ© dando saltitos en mi dormitorio. SĂ, ahoraque revivĂa la situaciĂłn para contĂĄrsela a mi amiga, tenĂa que claudicar; ella tenĂa razĂłn y ahĂpodĂa haber lo que ambos deseĂĄramos. Al fin y al cabo, los dos Ă©ramos libres como el viento.
Me despedĂ de Rosa y pensĂ© que era una lĂĄstima que todo lo libre que me sentĂa en mi vidapersonal no tuviera nada que ver con la profesional, en la que estaba estancada.
Llegué al gabinete y allà estaba Carmen.
âLlegas dos minutos tarde. âEse fue su magnĂfico saludo.
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âPerdona, pero por mi telĂ©fono faltan todavĂa tres para mi hora.
âPues por mi reloj llegas tarde y eso no te lo voy a consentir. TendrĂĄs el telĂ©fono atrasadoadrede.
âMujer, pero si eso no es posible, Âżno serĂĄs tĂș quien tengas el reloj adelantado?
âMira niña, a mĂ no me repliques y ve preparando la cera que me vas a hacer las cejas antes deque lleguen los clientes.
AcabĂĄramos, no era la primera vez que me hacĂa una cosa asĂ; primero me echaba una bronca sinsentido para luego pedirme un favor, haciĂ©ndome sentir como que estaba en deuda con ella.
Ganitas me dieron de ponerle la cera en las cejas completas y dejarla hecha un cromo, para queasĂ tuviera algo de verdad por lo que quejarse.
Anda que no podĂa ser mĂĄs fea ni tener peor leche.
âÂĄCuidadito, niña, que me haces daño! âme chillĂł y eso que buen cuidado tuve para que nopusiera el grito en el cielo.
âTranquila, Carmen, es que esto es asĂ, hay que aguantar el tirĂłn y ya estĂĄ.
âÂżTĂș me vas a explicar a mĂ en quĂ© consiste? Mira, niñata, yo ya ponĂa la cera cuando tĂș no erasni un rayito de deseo todavĂa en los ojos de tus padres, Âżme entiendes?
Lo entendĂa perfectamente porque aquella mala bestia debĂa tener mĂĄs años que una momia. Por lomenos arrugada estaba como para tenerlos.
![Page 36: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/36.jpg)
La mañana comenzó calentita y mås que se iba a poner, porque a veces a perro flaco todo se levuelven pulgas.
âVengo a decirte una cosaâme comentĂł Andrea, una cliente un rato despuĂ©s.
âTĂș me dirĂĄs. âObservĂ© que tenĂa el rostro un tanto enrojecido.
âÂżVes esto? Estoy mĂĄs colorada que un salmonete y es tu culpaâme espetĂł en toda la cara.
La primera vez en mi vida laboral que alguien venĂa a decirme semejante cosa y encima tenĂa queser un dĂa que Carmen estaba especialmente cabreada.
âÂżCĂłmo es eso? âSaliĂł ella al paso y ya supe que la polĂ©mica estarĂa servida.
âAquĂ la muchacha, que me puso una crema calmante que me dio una reacciĂłn alĂ©rgica, Âżsabes?Y no acabĂ© el viernes por la noche en urgencias de milagro.
âÂżEs eso verdad, VerĂłnica? âme preguntĂł Carmen con mirada incendiaria.
âA ver, a ver, vamos por partes. Dentro del tratamiento facial que le apliquĂ© habĂa una cremacalmante, pero ella me dijo que no tenĂa alergia a absolutamente nada. Es mĂĄs, espera unmomentito, que voy a por su ficha de cliente, ya verĂĄs como no tiene marcada alergia alguna.
âMira la niña sabihonda estaâme soltĂł la clienta, que era de armas tomar.
âPerdona, ÂżcĂłmo me has llamado?
![Page 37: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/37.jpg)
âTranquilita, VerĂłnica, que el cliente siempre tiene la razĂłn y seguro que Andrea la tiene. âEltono de voz de Carmen me recordaba a los tambores de guerra, ya sabĂa yo que iba a cargar bienlas tintas contra mĂ.
âCarmen, yo a los clientes los trato lo mejor que puedo, pero eso de que siempre tienen razĂłnserĂa discutible. DĂ©jame que saque la ficha y salimos de dudas, Âżno te parece?
âNo, no me parece. Me parece que vas ahora mismo a darle un masaje a Andrea para reducirlela inflamaciĂłn esa, que en este gabinete nunca he tenido un problema de este tipo y tenĂas que serprecisamente tĂș quien lo provocara.
Huy, cĂłmo me estaba poniendo. Claro, para ella todo lo que fuera sacar los pies del tiesto y nohacerle una reverencia cuando entrara por las puertas era un problema. Mi jefa era una cabronacon pintas y yo es que no la podĂa ver ni en pintura.
âNo estoy de acuerdo, pero lo que tĂș digasâŠ
âY todavĂa va a decir la niña que no estĂĄ de acuerdoâAndrea no paraba de liar la pitaâ,Ă©chala, mujer, Si a ti no te va a faltar quien te trabaje.
Vaya dos arpĂas que se habĂan unido para darme caña y yo pensando en mi alquiler y en que tenĂamuchos pagos de por medio que, si no, la iba a mandar a la mierda bien mandadaâŠ
âNo, no estoy de acuerdo porque no me avisaste. De haberlo hecho, yo habrĂa actuado con lamĂĄxima diligencia, que para eso soy una profesional. âMe encarĂ© con ella porque ya no podĂamĂĄs, esa era la Ășnica realidad.
âPues si hubieras sido tan profesional habrĂas sabido que soy alĂ©rgica a la mierda esa que mepusiste.
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âÂżY cĂłmo se supone que lo tendrĂa que haber adivinado? Mira Andrea, que yo soy esteticista,Âżeh? No pitonisa.
A la que parecĂa que le estaba dando una erupciĂłn era a Carmen, que la tĂa se estaba enrojeciendomĂĄs por momentos.
âSi eres capaz, di una palabra mĂĄs y te pongo de patitas en la calleâme soltĂł y no me pudecallar.
âPonme si quieres, pero a mĂ no me hace nadie comulgar con ruedas de molino. Si me dice queno es alĂ©rgica, yo no puedo adivinarlo. Bastante hago con trabajar siempre con productosnaturales para que hagan el mĂnimo daño posible llegado el caso.
Claro estå que el daño, llegado el caso, lo iba a recibir yo en ese momento.
âÂżAsĂ te las gastas? Coge tus cosas y habla con el asesor, estĂĄs despedida.
â¿¿CĂłmo??
âLo que escuchas, niñata, que a mĂ no me replica nadie. Ea, ahĂ tienes la calle para correr. âMeseñalĂł la salida.
No podĂa dar crĂ©dito, aquello no me estaba sucediendo a mĂ, por el amor del cielo, no podĂa serâŠ
SĂ© que tenĂa que haber dejado mi lengua quietecita y no sacarla a pasear, pero es que ya fue lagota que colmĂł el vaso. Con mis lĂĄgrimas pugnando por salir, pero sin permitĂrselo, recogĂ y mefui.
âÂżSabes lo que te digo, Carmen? Que sĂ te va a faltar quien te trabaje porque eres una altanera,
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una amargada y una resentida y nadie va a querer ocupar mi puesto. Que te vaya bonito.
SalĂ de allĂ y me fui a desayunar con mi madre y Cris. Una vez en casa sĂ que di rienda suelta amis lĂĄgrimas, pues la ira se apoderĂł de mĂ.
âNo hay derecho, mamĂĄ, no hay derechoâŠ
âHija, tĂș siempre puedes volver a casa, que aquĂ nunca te va a faltar un plato de comida.
âClaro, Vero, te vienes y jugamos por las noches a las Barbies hasta que yo me case con RaĂșl yte quedes tĂș sola con el cuartoâme explicĂł Cris y me la comĂ a besos.
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CapĂtulo 5
Me quedĂ© a almorzar con ellas dos y a eso de media tarde me fui para mi casa. âMi casaâ, ÂżporcuĂĄnto tiempo? Vale que yo habĂa acumulado paro, pero eso se iba volando.
AdemĂĄs, yo era muy trabajadora y no sabĂa parar quieta. Maldiciendo en arameo lleguĂ© a miportal y subĂ las escaleras.
âÂżCĂłmo estĂĄ lo mĂĄs bonito de todo el vecindario? âRaĂșl saliĂł al rellano y yo me quedĂ© helada.
âÂżCĂłmo me has escuchado? Mira que no traigo tacones ni nada.
âEs que estaba asomado al balcĂłn y te he visto. Hoy he librado despuĂ©s de la guardia, oye, Âżtepasa algo?
âÂżTanto se me nota?
âÂżEl quĂ©?
âMe han despedido, la vĂbora de mi jefa me ha puesto el carnĂ© del paro en la mano.
âSerĂĄ desgraciada, Âży eso a santo de quĂ©?
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âPues a santo de no bailarle el agua, que es una hija de su madre de mucho cuidado, a santo deeso.
âEntiendo, Âżte hace un cafecito? Venga, que vienes aterida de frĂoâŠ
Señaló hacia el interior de su casa y sà que me apeteció. Entramos y nos fuimos directos para lacocina.
âTĂș siĂ©ntate que yo me encargo de todo, que debes estar exhausta.
âSĂ, serĂĄ por todo lo que he trabajado hoyâresoplĂ©.
âÂżLo tienes muy jodido si no te sale curro pronto? âme preguntĂł con bastante interĂ©s.
âImagina, me he quedado con una mano delante y otra detrĂĄs, como no se solucione pronto tendrĂ©que dejar hasta el piso y volver a vivir con mis padres.
âNo, no, eso no puede ser. Una vez que volamos, por muy buenos que sean, no queremos volveral nido. Eso nos pasa a todos.
âHombre, claro, pero si no puedo pagar el piso no voy a vivir a costilla de mis compañeros, esolo entenderĂĄs.
âPerfectamente, pero a mĂ sĂ que me sobran habitaciones y no consentirĂa tal cosa.
Lo Ășltimo que podĂa esperar era un ofrecimiento tan generoso por parte de alguien que todavĂa erauna desconocido para mĂ. Un tanto alucinada le contestĂ©.
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âNo podrĂa aceptarlo, pero supone muchĂsimo para mĂ que me lo hayas propuesto. Eres muymonoâle dije y esa Ășltima frase no la pensĂ© demasiado, despertando su sonrisa.
âTĂș sĂ que eras mona, Âżquieres que vaya por unas bombas de esas que tanto te gustan? PodrĂa daruna carrerita y estarĂa aquĂ en un pis pas.
âÂżPor una bomba para ponerle a mi jefa en el gabinete?
âNo, por un par de ellas de dulce, mujer.
âNo, esas vamos a dejarlas mejor para los findes o me voy a poner redonda.
âComo quieras, pero que sepas que estĂĄs estupenda.
No fue solo lo que dijo sino cĂłmo lo dijo. A juzgar por sus palabras, lo de pensar que el otroestaba mĂĄs bueno que el pan era mutuo y es que entre nosotros el feeling se comenzaba a notar delejos.
EstĂĄbamos charlando cuando vi que Cris me hacĂa una videollamada. VenĂa de la calle con mipadre y acababan de recoger su mĂłvil nuevo. Ella era una apasionada de la tecnologĂa y seguroque estaba con el mĂłvil como Mateo con la guitarra.
âÂĄHola, Cris! âle dije al contestarle.
âÂżEstĂĄs en tu casa? Ponme a Julio y a Fati, que los quiero ver.
âNo, estoy en casa de RaĂșl, Âżte lo enfoco? âLe hice señales a Ă©l por si tenĂa inconveniente y mecontestĂł que en absoluto.
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âÂżEn casa de mi novio? Oye, Âżno me lo estarĂĄs intentando robar? Que, aunque seas mi hermana tecojo por los pelos. âNo la habĂa visto nunca tan enfadada.
âTranquila, cariño, que no⊠Si justamente estĂĄbamos hablando de tiâañadĂ para salir del paso.
âÂżY quĂ© estĂĄis hablando? Anda, ya lo sĂ©, Âżte ha pedido Ă©l ayuda para elegir mi anillo decompromiso?
âNo, cariño, no es esoâŠ
Cada vez se estaba liando mĂĄs la cosa y mĂĄs me costaba decirle que RaĂșl no era su novio ni lo ibaa ser nunca.
âPues si no es eso, acaba prontito de hablar con Ă©l y cada mochuelo a su olivo, que me estoyponiendo negra.
No hacĂa falta que lo jurara, vaya careto que se le habĂa quedado. Tanto es asĂ que colgĂł sin mĂĄs,sin despedirse y sin nada.
âQuĂ© carĂĄcter, parece que tenemos un problemĂnâme dijo Ă©l.
âÂżQuĂ© problemĂn? No, hombre, tampoco pasa nada. Ella sabe que somos amigos yâŠ
âPero es que a mĂ me gustarĂa conocerte, Vero, yo no quiero ser solo tu amigo.
A eso se le llama valentĂa y rapidez y lo demĂĄs son tonterĂas. RaĂșl no se anduvo con rodeos y yome quedĂ© como flotando en una nubecita.
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âPero si apenas nos conocemosâacertĂ© a decir con los ojitos chispeantes.
âYa, y por eso te digo que deseo conocerte mejor, pero de otra forma. Me pareces una chicasĂșper interesante y no estoy dispuesto a dejar pasar la oportunidad de que podamos llegar a algomĂĄs.
Me quedĂ© como la que se tragĂł el cazo, esa es la pura realidad. En un solo fin de semana acababade perder un trabajo y ganado un amago de relaciĂłn, un cĂłctel un tanto extraño que, sin embargo,me ilusionaba. LĂłgico que por la parte de RaĂșl no hay ni que explicarlo, y por la parte de mitrabajo porque quise pensar en eso de que âno hay mal que por bien no vengaâ.
Fue entonces cuando lo mirĂ© yâŠ
âYo tambiĂ©n quisiera conocerte un poco mejor, RaĂșl, no eres el Ășnico queâŠ
No me dio tiempo a terminar la frase porque sus labios ya habĂan sellado los mĂos. De nuevo sudecisiĂłn me dejĂł estupefacta y pensĂ© que con aquel chico no me iban a faltar sorpresas.
âÂżTe quedas a cenar? âme preguntĂł despuĂ©s, a sabiendas de que me hacĂa muchĂsima ilusiĂłn.
Un rato después, cuando escuché llegar a Julio y a Fati, me acerqué para comentarles que nocenaba con ellos.
âÂĄTĂș tienes una cita! âme chillĂł Julio que era pro-amor desde que estaba con Svens.
âTe lo dije, puñetera, que te ligabas al vecinoâme soltĂł Fati junto con un abrazo moviendo elmĂłvil y diciendo que tenĂa videoconferencia a la vista con el soso de Klaus.
âAnda que es lo mismito. âJulio no podĂa ver al alemĂĄn, lo mismo que me pasaba a mĂ.
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âPanda de patosos, Âżme querĂ©is dejar? A lo mejor yo no los necesito tan salerosos comovosotros. O lo mismo es que mi alemĂĄn tiene algunos secretos ocultos que no imaginĂĄis.
âSĂ, pues serĂĄ mĂșsica en el ombligo, porque mucha gracia en la cama no creo que tenga. âYavolvĂa Julio a la carga y ella sĂșper cabreada.
âHaya paz, lo importante es que estemos todos a gusto con la persona elegidaâles recordĂ©.
âHombre, aquĂ lo de todos va a estar un poco complicado mientras Cris siga bebiendo losvientos por RaĂșl, Âżno te parece?
Por mĂĄs que me fastidiara lo que acababa de decirme Julio, la razĂłn le asistĂa. Claro estĂĄ que mihermana tenĂa hoy la cabeza en un lado y mañana en otro. Yo estaba segura de que la ventoleraaquella que le habĂa dado no tardarĂa en pasĂĄrsele, o al menos eso esperaba.
VolvĂ a casa de RaĂșl y Ă©l ya estaba metido en la cocina.
âTenĂa un besuguito que comprĂ© antes en el mercado y que estaba diciendo âcĂłmemeâ, lo hemetido en el horno. Espero que te guste.
âClaro que me gusta, quĂ© apañado. No te imaginaba cocinando un besugo para ti solito, fĂjate.
âEs que te voy a contar un secreto, cuando lo vi pensĂ© en compartirlo contigo y lo deseĂ© contodas mis fuerzas. Y se ha cumplido.
âToma ya, va a ser el poder de la mente ese que dicenâle contestĂ© con rubor en las mejillasporque si algo podĂa decirse de aquel chico es que no se andaba por las ramas.
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âSeguramente, Âży eso que traes ahĂ? âMe señalĂł a una bolsa que llevaba debajo del brazo.
âPues es una botellita de vino que tenĂa en casa para una ocasiĂłn especial y me ha parecido queninguna mejor que esta.
âBien pensado, a verâŠ
La sacĂł de la bolsa de plĂĄstico y le dio su aprobaciĂłn con la cabeza.
âBuen vino, ya veo que tienes un paladar fino, espero estar a la altura de las circunstanciasâmeconfesĂł mientras me besaba de nuevo y yo otra vez como Heidi, me sentĂa en una nube.
âLo dices por el besugo, Âżverdad? âbromeĂ©.
âClaro, claro, por el besugo.
Besos para arriba y besos para abajo, comenzĂł asĂ una magnĂfica velada que aderezamos con esebesuguito que le saliĂł fenomenal. Con todo, lo mejor fue la compañĂa, como no podĂa ser de otramanera.
De postre, RaĂșl sacĂł unas trufas y, cĂłmplices, jugamos a comernos un par de ellas a medias, porlo que nuestros labios no tardaron en fusionarse varias veces y hacerlo al son que nos marcaba unchocolate que se iba derritiendo; invitando al otro a retirarlo con calma y total suavidad con sulengua.
Fueron unas horas de lo mĂĄs agradables tras las cuales terminamos escuchamos mĂșsica ybesĂĄndonos en el sofĂĄ, abrazados y sin apetecernos lo mĂĄs mĂnimo movernos de allĂ.
âDeben ser las taitantasâle comentĂ©, recordĂĄndole que Ă©l sĂ tenĂa que ir al dĂa siguiente a
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trabajar.
âNo, mañana no trabajoâŠ
âPero ÂżquĂ© clase de militar eres tĂș? âle espetĂ© pensando que no eran fechas para disfrutar deunas vacaciones.
âNo es eso, es que un tĂo mĂo que falleciĂł hace poco me ha dejado una pequeña herencia y deboir a mi pueblo a ver al notario. Me he tomado el resto de la semana libre para ver a mis padres.
Tontorrona de mĂ, me sentĂ un tanto apenada de pensar en que no lo iba a ver en unos dĂas.
âBueno, pero ven pronto, Âżeh? Que igual te echo un poquitĂn de menos, pero solo un poquito, note vayas a poner muy ancho.
âNo, no me pondrĂ© ancho, pero no sabes lo que me agrada escuchar eso. Te propongo una cosa,Âżpor quĂ© no te vienes conmigo y pasamos estos dĂas juntos? Puedes empezar a buscar trabajo lasemana que viene, tĂłmate el resto de esta libre que bastante estresante ha sido su inicio, Âżno teparece?
âÂżMe lo estĂĄs diciendo en serio? Pero ÂżcĂłmo me voy a colar por las puertas de tus padres si soyuna completa desconocida para ellos? Me van a tomar por loca, no puede ser.
âPor eso no te preocupes. Conservo el pequeño apartamento en el que he vivido estos años atrĂĄsallĂ, nos podemos quedar en Ă©l. En cuanto a mis padres, crĂ©eme que estarĂĄn encantados deconocerteâŠ
En ese instante caĂ en que RaĂșl ya estaba hablando de presentarme como su novia cuando yo nisiquiera sabĂa cuĂĄntos años tenĂa el muchacho, por lo que se lo preguntĂ© de sopetĂłn.
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âTreinta y cinco, tengo treinta y cinco, Âżson demasiados para ti?
âClaro que no, la mayorĂa de los de mi edad son unos niños que no quieren mĂĄs que estarenganchados todo el dĂa a la PlayStation, me vienes sensacional. âEn ese instante fui yo la queme acerquĂ© a besarlo.
âMe alegra que pienses asĂ, aunque yo sea un poco flipado del Scalextricâme confesĂł y yopensĂ© en que no podĂa tener mejor aficiĂłn que una que le hacĂa tanta ilusiĂłn a mi hermana.
Convinimos en que al dĂa siguiente salĂamos de viaje y, al llegar a mi cama, puse la cabeza sobrela almohada y no podĂa dormirme de la emociĂłn que me ocasionaba la marcha de losacontecimientos. La vida a nuestro alrededor se movĂa a todo gas o quizĂĄs Ă©ramos nosotros losque estĂĄbamos apretando el acelerador, pero sentĂ que aquello era de vĂ©rtigo⊠Un vĂ©rtigo que meproporcionaba un cosquilleo que era la primera vez que experimentaba.
![Page 49: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/49.jpg)
CapĂtulo 6
âVaya tĂa con mĂĄs arteâme decĂa Julio por la mañana mientras yo ultimaba la maleta y Ă©l dabael Ășltimo sorbo a su cafĂ© antes de salir para trabajar.
âTodavĂa no me lo creo, Âży tĂș? ÂżQuĂ© tal todo con Svens?
âCon Ă©l fenomenal, no te puedo dar detalles porque te escandalizas, nena, pero no sabes lo guayque es.
âImagino, es que es la leche estar enamorado, Âżverdad?
âLa requeteleche es y tĂș llevas una carrera que no veas, casada y con tres churumbeles te veo deaquĂ a cinco años.
âAnda que no eres exagerado ni nada, menuda distracciĂłn que iba a tener la tita Cris entonces,quĂ© revoluciĂłn.
âEs verdad, quĂ© buena canguro, no veas cĂłmo se lo van a pasar de bien tus niños con ella.
Dicho asĂ sonaba hasta bien, pero a mĂ me generaba mucha controversia pensar que mi hermana notuviera la posibilidad de llevar adelante su propia vida, claro estaba que siempre me tendrĂa a mĂpara todo lo que necesitara, eso por supuesto.
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âVenga, a trabajar, que te van a echar como a mĂ, que ya ves el panorama que tengo ahora pordelante.
âEs verdad, un panorama desastroso, no quiero ni imaginĂĄrmelo, con un pedazo de maromo devacaciones toda una semana, es francamente horroroso.
âNo eres mĂĄs tonto porque no entrenas, anda.
âVenga ya, si tenĂas que haber dejado tĂș a la Carmen esa de las narices hace tiempo, que no veassi ha abusado de ti y al final para tirarte a la calle como si nada.
âYa, mira Âżsabes uno de los motivos por los que la estaba aguantando?
âDime.
âPues porque querĂa ponerle a Cris unos Reyes de cine, con las planchas esas que quiere para elpelo y un montĂłn de cosas que me ha ido diciendo Ășltimamente y de las que yo he tomado nota.
âPero si a tu hermana con tus padres no le falta ni gloria bendita por suerte, no te rayes tanto conesas cosas. AdemĂĄs, tĂș lo mejor que puedes darle es amor, cielo. Y de eso le das a raudales.
âYa, en eso tienes razĂłn, aunque tĂș tambiĂ©n tienes una cruz buena con tu jefe, que vaya usureroque es.
âSĂ, este es otro concepto. No es como Carmen, porque siempre estĂĄ de buen humor y eso, peroen realidad es para hacernos la rosca a sus trabajadores y terminar pagĂĄndonos una miseria.
âAnda que estamos apañados, con lo bien que nos lo podĂamos montar los dos por nuestracuenta, asociĂĄndonos. Te digo yo que nos llevĂĄbamos a mĂĄs de la mitad de la cartera de clientes
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de esos dos.
âY mĂĄs de las tres cuartas partes tambiĂ©n, pero te recuerdo que estamos los dos mĂĄs tiesos que lamojama, no tenemos niâŠ
âNi donde caernos muertos, ya. ÂżMe lo dices o me lo cuentas?
DecidĂ que tenĂa que olvidarme de todo aquello si querĂa pasar una buena semana, porque el temade la falta de trabajo podĂa dar al traste con unos dĂas preciosos en los que tendrĂa la oportunidadde conocer a mi chico.
Antes de irnos, pasĂ© un rato por casa de mis padres a despedirme de mi madre y de Cris, que eranlas que se encontraban allĂ.
âMamĂĄ, me voy con RaĂșl, es que ayer pasaron muchas cosas y no todas malas como podrĂĄsdeducir de lo que te estoy diciendoâle contĂ© mientras Cris estaba en su dormitorio cambiĂĄndosede ropa para ir a por churros.
âLo veo, lo veo. Ahora, hija mĂa, ya veremos cĂłmo se lo decimos a tu hermana, que tiene unaperra con ese chaval que no veas. Si hasta estaba anoche cantando una canciĂłn que se hainventado sobre los dos, Âżpuedes creerlo?
âÂżUna canciĂłn? Jo, esto va de mal en peor, ÂżtĂș crees que esta serĂĄ una de esas cosas que se leolvidan de un dĂa para otro?
âPues no lo tengo yo muy claro, mĂralo tĂș misma.
Cris saliĂł del cuarto con un abriguito rojo monĂsimo que tenĂa y que le daba aspecto de laâPequeña LulĂșâ. Pero no fue eso lo que acaparĂł mi atenciĂłn sino que sobre Ă©l llevaba un collarfabricado por ella misma cuyas letras dejaban leer un âCris y RaĂșlâ que me dejĂł fuera de
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combate.
Mi madre y yo nos miramos como diciendo que no las tenĂamos todas con nosotras y ella noparaba de hablarâŠ
âMami, yo me voy a casar con RaĂșl en la Catedral de la Almudena, en Madrid, como Felipe yLetizia, que nosotros no somos menosâle soltĂł y mi madre rompiĂł a reĂr diciĂ©ndole queestĂĄbamos apañados si tenĂamos que ir hasta Madrid para asistir a su boda.
âNo te rĂas, que tambiĂ©n nos van a hacer eso con las espadas por alto que queda tan bonito, quepara eso Ă©l es militar. Y lo mismo lo destinan a otro sitio o a un aviĂłn de combate o algo como enla pelĂcula esa que te gustaba a tiâŠ
âHija mĂa, esa es la de âPearl Harborâ, pues anda que nos iba a ir bien, si esa es una peli deguerra yâŠ
âMami, es que tĂș no lo conoces. Es muy guapo y fuerte y yo lo vi un dĂa con su uniforme y casime caigo de espaldas. âLa muy teatrera hizo el gesto y yo pensĂ© que tenĂamos una buena papeletapor delante.
âQue no se entere con quiĂ©n te vas o me va a dar una semana de infarto, cariñoâme indicĂł mimadre por lo bajini y yo asentĂ.
DespuĂ©s salĂ en busca de RaĂșl y se lo contĂ© todo.
âMadre mĂa, ÂżcĂłmo vamos a hacer para quitarle esa idea a tu hermana de la cabeza? Yo si hacefalta le traigo un cargamento de Barbies, le regalo el Scalextric o lo que sea, todo menos quesufra.
Aunque pudieran parecer banalidades, lo cierto es que las decĂa con el corazĂłn en la mano, pues
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RaĂșl parecĂa un buen chico y nada mĂĄs lejos de su ĂĄnimo que provocarle ningĂșn mal a Cris.
âNo te preocupes, que ya se nos ocurrirĂĄ algo. Siempre le da fuerte con alguna cosa y al final sele pasa, esperemos que tĂș no seas una excepciĂłn, guapito de cara.
SĂ que era guapito, sĂ, no me extrañaba que mi hermana estuviera que no cagara con Ă©l. Y encimaes que no podĂa ser mĂĄs cariñoso ni atento y con esa planta que le habĂa dado DiosâŠ
Tres horas de coche separaban su pueblo del mĂo, por lo que tuvimos ocasiĂłn de hablar de mil yuna cosas, pero tambiĂ©n de parar a tomar un cafĂ© y de cantar, y de reĂrnos y, sobre todo, dedisfrutar de la compañĂa del otro.
Al mediodĂa llegamos a nuestro destino; su pueblo era bastante mĂĄs pequeño que el mĂo y estabasituado en plena montaña. No eran demasiados sus comercios, aunque la gente parecĂa muyhospitalaria y todos los vecinos que nos Ăbamos encontrando lo saludaban con mucho afecto.
Antes de acercarnos a casa de sus padres lo hicimos a la de su hermana Aurora, la madre de susobrino Alberto.
âTito, ÂżquiĂ©n es esta chica tan guapa que viene contigo? âle preguntĂł el chiquillo despuĂ©s deabrazarlo con toda la fuerza del mundo.
âPues mira, Alberto, se llama Vero y estoy intentando convencerla para que sea mi novia, ÂżtĂșcrees que podrĂ©? âle preguntĂł Ă©l y Alberto se tapĂł la cara como si le diera vergĂŒenza hablar deesos temas.
âYo creo que sĂ porque ella es muy guapa y tĂș eres muy guapoâdijo finalmente.
âEso es verdad, hacĂ©is una pareja muy bonitaâcorroborĂł su hermana Aurora, que era muysimpĂĄtica y nos invitĂł a comer.
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Rehusamos su invitación para ir a conocer a sus padres, Almudena y José, que nos estabanesperando con los brazos abiertos y con la mesa puesta.
âQuĂ© calladito te lo tenĂas bandido, Âżesta chica tan mona es tu novia? âle preguntĂł su madremientras me abrazaba.
âEn ello estamos, mamĂĄ, en ello estamosâŠ
âPues no dejes de intentarlo, que me gusta mucho para ti, hijo.
La situaciĂłn era un tanto cĂłmica porque ni siquiera nos habĂamos metido todavĂa en la cama y yaestĂĄbamos en familia. Almorzamos departiendo animadamente con sus padres y despuĂ©s de esonos dirigimos al piso que tenĂa RaĂșl allĂ en el pueblo.
Muy pequeñito, se trataba de una cucada con los techos abuhardillados desde los cuales se veĂanlas cumbres nevadas de las montañas de alrededor.
âÂĄEsto es de cuento! âle dije al divisar aquellas vistas.
âPues mira que estas vistas estĂĄn bien, pero no creas que las que tengo ahora son peores. Hayuna vecinita que se llama Vero que me tiene loquito, no la cambiarĂa ni por todas las cumbresnevadas del mundo.
âQuĂ© romĂĄntico, si lo que estĂĄs es tratando de conquistarme, te advierto que vas por buencamino.
Y eso que me quedaba mucho que ver todavĂa, porque la tarde se puso farruca y no invitaba a salirprecisamente. Por esa razĂłn nos quedamos allĂ y encendimos la chimenea.
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A lo justo habĂamos llegado porque primero comenzĂł a llover, despuĂ©s a tronar y por Ășltimo agranizar a lo grande. Desde dentro, la estampa era deliciosa, pues estĂĄbamos de lo mĂĄsconfortables.
âPonte cĂłmoda, por favor, que estĂĄs en tu casaâme invitĂł y yo no tardĂ© en hacerlo.
SalĂ con un pijama rojo que llevaba un reno en relieve en la parte superior que causĂł su risa.
âHombre, no te rĂas asĂ, que mira que habĂa pensado en ponerme un picardĂas, pero he decididoque esto era mĂĄs propio por ser la primera vez que nos quedamos a solas juntos.
âA solasâ, yo sabĂa a lo que me referĂa. Aunque habĂamos estado con anterioridad en su pisocenando, todavĂa no nos habĂamos enfrentado a nuestra primera noche juntos. La sola idea decomenzar a disfrutarla hacĂa que yo temblara de pies a cabeza. Y ese temblor no pasĂłdesapercibido para mi chico.
âÂżEstĂĄs nerviosa, mi niña? Te voy a sorprender luego con una cenita con un vino que ya verĂĄscĂłmo te relaja.
Yo no estaba tan segura, pues ni la duchita calentita que me habĂa dado antes de salir con el pijamalogrĂł apaciguar mis nervios.
La tarde pasĂł en un suspiro y, a la hora de cenar, me sorprendiĂł haciendo un pedido a unrestaurante italiano que tenĂa una pinta bĂĄrbara.
âTe dije que te iba a sorprender con una cenita, no que la fuera a preparar yo. TodavĂa no hemoshecho compra y, ademĂĄs, lo que me apetecĂa esta tarde era darte mimitos, no meterme en la cocina.
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Y mimitos me habĂa dado, de eso no me cabĂa ninguna duda. Fue una tarde preciosa en la que suscaricias me dijeron mĂĄs que sus palabras y fueron el prolegĂłmeno de una cena en la que nuestrasmiradas lo decĂan todo.
âÂżPostre? âme preguntĂł enarcando una ceja y yo pensĂ© que su pregunta podrĂa interpretarse demuchas maneras, por lo que mordĂ el labio. Y casi que la lengua tambiĂ©n, para no contestarleâŠ
âNo me hagas ese gesto que entonces no saco el tiramisĂș y la panacota que he encargadoâmedijo entre risas, cerrando la puerta del frigo.
Pero sĂ, finalmente los sacĂł, para que sirvieran de entrantes a una noche que iba a resultarnos tandulce como intensa. Compartimos ambos postres en la mayor de las complicidades sin renunciar alas miradas, a las risas y a los gestos que nos hacĂan presagiar que algo de lo mĂĄs bonito estabapor suceder entre nosotros.
Miramos hacia la ventana y vimos que comenzaba a nevar. Un manto helado se cernĂa sobre elsuelo exterior mientras nosotros tambiĂ©n comenzamos a regar el interior con toda clase deprendas; las que les iban sobrando a unos cuerpos que deseaban sentirse desnudos para disfrutarel uno del otro⊠Para unos cuerpos que parecĂan estar hechos para darse placer mutuo.
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CapĂtulo 7
Nunca hubiera imaginado, cuando fantaseaba con la idea de tocar la puerta de mi vecino, que meharĂa tantĂsima ilusiĂłn llegar a intimar con Ă©l. Y es que no solo tenĂa mi RaĂșl un cuerpo parasuspirar, sino que era delicado y encantador como Ă©l solo. Y todo ello sin negarle un ĂĄpice de lapotencia que me demostrĂł desde el mismo momento en el que me quitĂł la primera de las prendasde mi ropa.
En contra de lo que yo hubiera pensado, que comenzarĂa por la parte superior de mi anatomĂa, michico comenzĂł a tomar buena cuenta de la inferior, me explico, de aquella que queda en el sur demi ombligo.
Con autĂ©ntica ansia viva por hacerme delirar, bajo a esa cueva en la que, envalentonada, se asomĂłsu lengua para ir descubriendo cada uno de sus recovecos. Y a cada uno de aquellosdescubrimientos le siguiĂł un gemido por mi parte, indicativo de que no podĂa llevar un caminomejor.
Una vez me tuvo totalmente entregada, a merced de un fortĂsimo orgasmo tras el que notĂ© estallarcada uno de mis sentidos, continuĂł haciendo un recorrido por mi cuerpo que, como era de esperar,no fue ajeno a aquella otra parte que yo bien sabĂa que provocaba su locura; mis senos.
Por decirlo de algĂșn modo, digamos que los degustĂł con total deleite, el mismo que me produjo amĂ cuando se recreĂł en unos pezones de los que no tardĂł en lograr una dureza fĂ©rrea.
Presa del encandilamiento al que estaba sucumbiendo, no tardé en susurrarle que un nuevo
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orgasmo estaba por llamar a su puerta; anuncio que no hizo sino que se afanara mĂĄs.
Para cuando tan sublime momento llegĂł, Ă©l ya habĂa internado en aquella cavidad placentera quetan loco habĂa demostrado volverle varios de sus dedos, por lo que puedo decir sin temor aequivocarme que comencĂ© a sentir placer por doquier.
Esta segunda vez quedĂ© laxa, y hasta mis pies, momentos antes contraĂdos por lo sumamenteexcitante de la situaciĂłn, terminaron por ceder ante un placer inconmensurable que recibĂ engrandes dosis.
No soy de tomar las riendas de la situación en la cama, pero me sentà obligada a devolverle almenos una parte de lo mucho que él me estaba proporcionando. Y lo hice con total entrega,bajando también hasta su miembro y manteniéndole la mirada al tiempo que comenzaba adegustarlo con total lentitud.
Si momentos antes Ă©l divisĂł el placer en mis ojos, ahora era yo quien lo hice en los suyos. TalsensaciĂłn no pudo llenarme mĂĄs, por lo que continuĂ© hasta comprobar que su erecciĂłn habĂaalcanzado un lĂmite que no me hubiera atrevido siquiera a sospechar. Fue entonces cuando supeque el momento de tenerlo dentro habĂa llegado.
âSolo quiero que disfrutes, tĂș me avisas siâŠ
âNo digas nada, estoy totalmente segura de que voy a disfrutar, tĂș soloâŠ
âYa, ya, me dejarĂ© llevar y tĂș tambiĂ©n. Quiero llevarte al cielo, pequeñaâŠ
âYa lo estĂĄs haciendo, Âżacaso no lo notas?
Pienso que sĂ lo notarĂa porque la cosa no era para menos. RaĂșl me estaba demostrando ser unamante de primera, pero, sobre todo, serlo con una elegancia y una condescendencia infinitas. Por
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encima de su propio disfrute (que no tengo ninguna duda de que experimentĂł), puso el mĂo. Y esome demostrĂł que lo que pretendĂa con mi persona trascendĂa el mero ĂĄmbito de la cama parallegar bastante mĂĄs lejos.
La primera vez que entrĂł en mĂ sentĂ que el universo se habĂa aliado para que yo viera miles ymiles de pequeños destellos que, a continuaciĂłn, sentĂ tambiĂ©n en mi interior, como si dedescargas elĂ©ctricas se tratase, distribuyendo el placer por mi cuerpo sin dejar un centĂmetro poralimentar con aquella sensaciĂłn tan infinitamente buena.
Tras aquella triunfal entrada, a la que acompañó la extrema humedad que procedĂa de mi interior,sentĂ otras muchas que me hicieron llegar al cielo. Cariñoso, pero a la vez salvaje, RaĂșl me estabaregalando lo mejor de sĂ y yo⊠Yo solo querĂa que aquella sesiĂłn no acabara, que se prorrogaraaquella uniĂłn tan Ăntima que estaba sintiendo con Ă©l.
Sus abrazos, al mismo tiempo que nos amĂĄbamos en profundidad, me decĂan que yo era su chica yque nos quedaban infinitos y placenteros universos por explorar juntos. Y para cuando el queestĂĄbamos explorando ese dĂa vino a estallar en mil pedazos en forma de orgasmo simultĂĄneo porparte de los dos, yo ya sabĂa que era en esos brazos en los que deseaba perderme una y otra vez.
Su sonrisa, una vez hubimos terminado, y la forma en la que me siguiĂł acariciando al menos unahora, me lo confirmaron. Mirando el fuego de aquella chimenea determinĂ© que mi vida habĂa dadoun giro extremadamente rĂĄpido, pero radical. Y supe tambiĂ©n que a partir de aquel dĂa mi vidatendrĂa un antes y un despuĂ©s.
En RaĂșl encontrĂ© aquello que todavĂa no habĂa visto en ningĂșn otro hombre; valentĂa y entereza,junto con determinaciĂłn, afecto, cariño, entrega y un sinfĂn de virtudes que adornaban aĂșn mĂĄs sicabĂa un fĂsico impresionante.
De rechupete, asĂ me supo nuestra primera noche. Y asĂ debiĂł saberle tambiĂ©n a Ă©l a juzgar por lasmiradas que me regalĂł hasta el momento en que por fin caĂmos dormidos.
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No sé cuåndo ocurrió en mi caso pues, en el silencio de la noche, disfruté del sonido de surespiración, que me pareció que se acompasaba con el latido de mi corazón.
PensĂ© en lo que habĂa sido mi vida y creĂ que, a partir de ese momento, serĂa mĂĄs vibrante, mĂĄsintensa, mĂĄsâŠ
No, si echaba la vista atrĂĄs no lo habĂa tenido demasiado fĂĄcil. Desde el accidente de Cris todosen mi familia habĂamos cambiado y nuestra existencia girado en torno a ella. Era hora de pensarun poco en mĂ, pues tenĂa una maravillosa vida por delante a la que sacar el jugo poco a poco. Yeso era lo que pensaba hacer.
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CapĂtulo 8
Sentada tranquilamente en la cuca placita del pueblo, me disponĂa a tomar un tentempiĂ© mientrasRaĂșl continuaba en la notarĂa. LĂłgicamente no consideraba yo que pintara nada allĂ, por lo quedecidĂ esperarle en aquel lugar.
El tiempo, tan inclemente la tarde anterior, habĂa decidido darnos una tregua que no pude sinoagradecerle. Tanto es asĂ que el sol habĂa decidido regalarnos unos rayos que me supieron agloria.
Absorta en los bonitos y sensuales momentos vividos la noche anterior, apenas me di cuenta deque pasaba Aurora por delante de mĂ.
âÂżVero?
âHola, cuñadaâle dije bromeando y me pareciĂł que le gustĂł.
âÂżQuĂ© haces, disfrutando un poquito del buen tiempo reinante?
âSĂ, y esperando a tu hermano, que estĂĄ en notarĂa.
âEntonces no te importarĂĄ que te haga un poquito de compañĂa.
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âEs que, si no me la hicieras, me lo tomarĂa un poco a mal, chica.
Aurora contaba con un gran parecido fĂsico con RaĂșl. Era la Ășnica de las hermanas que vivĂa en elpueblo pues la otra, Matilde, hacĂa mucho tiempo que saliĂł de allĂ, segĂșn me contĂł mi chico.
âPues entonces no se diga mĂĄs. Alberto estĂĄ en el cole y yo, por desgracia, no tengo ahoratrabajo. Desde que cerraron la fĂĄbrica en la que trabajaba, estoy en el paroâŠ
âNo me digas, pues entonces jĂșntate conmigo, que me acaba de pasar lo mismo.
âPues Dios quiera que encuentres pronto curro, porque lo que toca servidora, lleva yabuscĂĄndolo un año y como que aquĂ no hay nada. EstĂĄ la cosa fatal.
âVayaâŠ
No podĂa ni imaginarme lo que debĂa ser eso; en paro y con un niño, Alberto, que sin dudadependĂa de ella. El padre de la criatura, para mĂĄs inri, habĂa salido por la puerta de atrĂĄs cuandose enterĂł de que el pequeño venĂa con el sĂndrome de Down y aquella valiente se habĂa enfrentadoa la vida sola. Por suerte, Alberto era un chico fuerte (en eso se parecĂa a su madre y a su tĂo) yambos formaban un binomio sensacional.
âYa. Y claro, tengo a Alberto a mi cargo y es innegable que sus demandas son un tanto superioresa las de otros niños.
âLo sĂ©, porque a mi hermana le ocurre lo mismoâle comentĂ©, pensando que ahĂ tenĂamos temade conversaciĂłn.
âÂżTambiĂ©n tiene sĂndrome de Down?
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âNo, no es eso, pero se comporta como si fuera una niñaâŠ
Le conté todo el periplo y ella se quedó con la boca abierta.
âPues entonces sabes bien de lo que te estoy hablando.
Y tanto que lo sabĂa, aunque yo no fuera su madre me habĂa echado a las espaldas buena parte delos problemas de Cris desde que sufriĂł el accidente. En parte, las ganas de independizarmevinieron por ahĂ, por mal que me supiese. Yo era demasiado joven para inmolarme y, mientraspermanecĂ en casa de mis padres, me resultĂł demasiado difĂcil separar su vida de la mĂa.
âSĂ, sĂ, que lo sĂ©. Tienes que hacer un esfuercito por mantener tambiĂ©n tu propia parcela, porsentirte viva, porâŠ
âÂżSabes lo que pasa? Que cuando tienes dificultades hasta para poner la mesa todos los dĂas lascosas se dificultan un poco. A veces, no te lo voy a negar, veo las vidas de mis hermanos y sientoun poco de envidia sana. No quiero escupir al cielo, Dios me libre, entiĂ©ndeme.
âTe entiendo perfectamente, Alberto es lo mĂĄs importante para ti, pero a veces la situaciĂłn tesupera.
âSĂ, es esoâŠ
âMe pasa con Cris. Mira, te pongo un ejemplo, ella y yo hemos conocido a tu hermanoprĂĄcticamente a la par. Y ahĂ la tenemos, diciendo que se va a casar con Ă©l, ÂżquĂ© te parece?
âÂżTambiĂ©n se ha enamorado de RaĂșl?
âTĂș sabes, ella hoy estĂĄ enamorada de tu hermano y lo mismo mañana ya lo estĂĄ de una tortuga
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ninja; pero en principio, eso parece.
âMira, en lo de las tortugas ninja iba a tener tema de conversaciĂłn con mi Alberto, que no sabeslo que le gustanâŠ
Madre mĂa que anda que la llevĂĄbamos claro las dos, por lo que nos reĂmos con ganas.
âPues nada, chica, que a consecuencia de eso estoy aquĂ con tu hermano como la que estĂĄcometiendo un crimen, porque ella no puede ni enterarse.
âPero vamos a ver, Vero, las mentiras tienen las patitas muy cortas. Y tarde o temprano tuhermana se va a enterar, Âżo es que no te das cuenta?
âMe la doy, me la doy. Lo Ășnico es que espero que para ese entonces ya se le haya pasado laventolera del coco.
âYa, a Alberto tambiĂ©n le da a veces fuerte por algo y al tiempo ya le resta importancia porcompleto.
âPues eso espero, chica, Âżte tomas algo conmigo?
Aurora accediĂł de muy buena gana y mantuvimos una conversaciĂłn de lo mĂĄs animada sobrenuestra vida, nuestros proyectos, nuestros anhelos⊠O, mejor dicho, los mĂos⊠porque no la notĂ©demasiado motivada. Y eso que, bajo aquella apariencia un tanto apagada, bien se veĂa que habĂauna mujer que podĂa con todo, lo cual no quiere decir que no le pesara.
Dado que las mesas estaban llenas de gente, que acudieron a disfrutar del buen dĂa, tambiĂ©n laspalomas terminaron por hacer acto de apariciĂłn en aquella plazoleta.
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Imposible no acordarme de Cris en momentos asĂ, pues le apasionaba alimentar a aquellosanimalitos. LĂłgico, a mi hermana no le funcionarĂa demasiado bien la azotea; pero el corazĂłn lomantenĂa intacto y tan grande que no le cabĂa en el pecho.
Mirando cĂłmo no daban puntada sin hilo y conseguĂan algo de comida por aquĂ y por allĂĄ, tuveque frotarme los ojos. No, aquello estaba llegando demasiado lejos⊠¿Era posible que no lograradesconectar de mis pensamientos y creyera verla incluso allĂ?
Pero no⊠enseguida me di cuenta de que mis ojos no me engañaban, ¥era Cris!
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CapĂtulo 9
â¿¿Cris?? âchillĂ© mientras llegaba a su altura.
Acababa de bajar del autobĂșs y no paraba de mirar hacia todos los ladosâŠ
âVero, estĂĄs aquĂ, quĂ© suerte.
âPues claro que estoy aquĂ, alma de cĂĄntaro, pero esa no es la pregunta, ÂżquĂ© haces tĂș aquĂ?
Por el amor del cielo que aquello era increĂble, ÂżcĂłmo demonios habĂa podido localizarme? MeparecĂa cosa de brujerĂa, hasta yuyu me estaba dandoâŠ
âPues nada, he venido a verte que, si tĂș estĂĄs de vacaciones, yo tambiĂ©nâŠ
âPero vamos a ver, ÂżpapĂĄ y mamĂĄ saben que has venido?
âNo, se lo voy a contar ahora, porque si lo hubieran sabido no me habrĂan dejado.
âPero deben estar locos buscĂĄndoteâŠ
âUn poco sĂ, que son mĂĄs pesados⊠ni que yo fuera una niña. Mira todas las llamadas que mehan hecho, ÂżtĂș crees que esto es normal? âme dijo mientras me enseñaba el telĂ©fono y comenzaba
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a llamar a las palomas.
Desde luego que no era normal, mĂĄs bien era surrealista. Mi hermana tenĂa reflejadas como unascincuenta llamadas entre mi padre y mi madre durante las horas que durĂł su viaje. Y, sabiendo lomucho que se preocupaban por ella, debĂan estar dictando una orden de bĂșsqueda internacionalpor parte de la Interpol.
âDime, cariño, ÂżcĂłmo sabĂas que estaba aquĂ? âresoplĂ©.
âMira esta, ÂżcĂłmo lo voy a saber? Por el Face, ayer colgaste una foto cuando llegaste, al ladodel cartel con el nombre del pueblo, Âżno te acuerdas? Estabas muy guapa, le han dado un montĂłnde âme gustaâ. âCris hizo el gesto con el pulgar hacia arriba y me reĂ sĂ o sĂ.
Claro estĂĄ que, a continuaciĂłn, me tuve que echar las manos a la cabezaâŠ
âPero si tĂș no tienes Face, bandida, ÂżcĂłmo has podido verla?
âYo no, pero mamĂĄ, sĂ. Y hace mucho tiempo que me meto en el suyo. âMe guiñó el ojo y siguiĂła lo suyo.
âÂżCĂłmo? Pero eso no se hace, Cris. AdemĂĄs, Âży las claves?
âGuardadas, las tiene guardadas y no tengo mĂĄs que entrar y ya estĂĄ. Siempre sĂ© lo que haces ycon quiĂ©n, ya hace tiempoâŠ
La tranquilidad con la que me lo dijo contrastĂł con los nervios que sentĂ. Menos mal que, dadoque mi relaciĂłn con RaĂșl era incipiente, en mi foto aparecĂa sola que si noâŠ
MirĂ© a mi mĂłvil y me sentĂ fatal. No me habĂa dado cuenta de que la noche anterior, en el fragor
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de la batalla, le habĂa quitado el sonido. El resultado fue que mis padres me habĂan llamadotropecientas mil veces y yo no me habĂa ni enterado.
Les llamé a tiempo de evitar que a mi madre, cuya paciencia estaba agotåndose cada vez mås, lediera un reverendo soponcio.
âHija de mi vida, tu hermana va a acabar conmigo, palabraâme dijo cuando por fin se quedĂłtranquila de que estĂĄbamos juntas.
Ella se habrĂa quedado tranquila, pero yo tenĂa un buen nĂșmero por delante.
âVen a sentarte, andaâle comentĂ© cuando la que en realidad necesitaba sentarme era yo, quetambiĂ©n estaba al borde del colapso.
âVamos, que no he desayunado y estoy que me caigo de hambreâŠ
Ni habĂa desayunado ni llevaba un euro encima ni nada parecido. Lo justo para el bus y punto. Ybastante que habĂa atinado con el lugar y no se nos habĂa colado en Pernambuco.
Llegué a la mesa y no supe cómo actuar.
âMira, Cris, ella es Aurora, la hermana de, de, deâŠ
âArranca la moto ya, Vero, que luego dices de mĂ, pero me estĂĄs poniendo nerviosaâŠ
âLa hermana de RaĂșl, cariño.
âÂżY quĂ© hace aquĂ la hermana de RaĂșl? Pues sĂ que es raro este pueblo, aquĂ venimos a
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encontrarnos todos. Ya solo falta RaĂșl yâŠ
Pero claro, RaĂșl no faltaba y es mĂĄs⊠¥salĂa de la notarĂa justo en ese momento!
âMira allĂ, Crisâle dije.
âÂżDĂłnde? No veo nada, no he traĂdo mis gafas de sol. âSe hizo la interesante como si el pocoque habĂa en el cielo la cegara.
âAllĂ, cariñoâŠ
âÂĄÂĄÂĄEs RaĂșl!!! âchillĂł.
A Aurora no le dio tiempo ni a saludarla, porque Cris saliĂł corriendo hacia su hermano y es quese lo comĂa a besosâŠ
âÂĄÂĄRaĂșl!! ÂżQuĂ© haces aquĂ? âle preguntaba y Ă©l me miraba de lejos, atĂłnito, igual que a suhermana, que tampoco daba crĂ©dito a lo sucedido.
âÂżQuĂ© haces tĂș aquĂ, Cris? Yo estoy porque es mi pueblo.
âÂżEs tu pueblo? Pues entonces, si no nos casamos en La Almudena, nos casamos aquĂ, quetambiĂ©n me gusta.
âBueno, bonita, ya hablaremos de esoâŠ
Obvio que RaĂșl no sabĂa ni cĂłmo actuar y yo estaba temblando como un flan de pensar en elmomento de que Cris atara cabos. Y claro, no tardĂł en llegarâŠ
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âUn momento, un momento, si este es tu pueblo, ÂżquĂ© hace aquĂ Vero? Y ya estaba ayer, Âżella havenido contigo?
Me quedĂ© blanca, para luego pasar a amarillo y terminar por el resto de los colores. Hasta verdeme iba a poner a consecuencia de lo mal que me hacĂa sentir la situaciĂłn.
Desde que Cris sufriĂł el accidente, yo no habĂa vivido mĂĄs que para ella y lo Ășltimo que deseabaera disgustarla. Claro estĂĄ que ahora la situaciĂłn resultaba un tanto controvertida y mucho metemĂa que mi hermanita iba a tener que pasar por aquel mal trago. Sin embargo, no sabĂa cĂłmoafrontarlo.
El silencio imperĂł entre todos nosotros hasta que Aurora lo rompiĂł.
âHa venido porque es mi cumpleaños, bonita, yo la he invitadoâsoltĂł y yo respirĂ© profundo.
âÂżEs tu cumpleaños? âle preguntĂł ella un tanto desconfiada.
âPalabrita del Niño JesĂșsâle respondiĂł Aurora y me extrañó que manifestara tanta firmeza.
Claro estĂĄ que las casualidades existen, y pronto me di cuenta de que la chica no habĂa mentido,pues incluso sacĂł el DNI y se lo enseñó a mi hermana.
MirĂ© a RaĂșl llevĂĄndome las manos a la cabeza.
âÂżCuĂĄndo me ibas a decir que era el cumple de tu hermana, cabeza de chorlito?
âDemasiadas emociones juntas, se me habĂa olvidadoâse excusĂł.
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âPaparruchas, que mi hermano es mortal para las fechas, no te creas ni una palabra. Este no se haacordado de un cumpleaños en su vida.
âEs verdad, se me ha olvidado, como todos los años⊠Lo siento, hermanita.
âPues si es tu cumple, vas a tener que hacer una fiesta. âCris lo tenĂa claro.
âPues claro, muchacha, y tĂș tambiĂ©n estĂĄs invitada.
âEso, eso, Âży por quĂ© no me habĂas invitado antes? Hubiera venido con mi hermanaâse quejĂł.
âMujer, porque no te conocĂa, pero ahora ya te voy a invitar todos los años.
Aurora le daba palique mientras nos miraba a su hermano y a mĂ con el rabillo del ojo, porque nosabĂamos ni lo que hacer con la situaciĂłn.
âVaya plan, nos ha fastidiado la semanaâŠ
âTranquila, que esto lo vamos a llevar bien, no te preocupes. Ya lo iremos solucionando a saltode mata.
Cris enseguida se entusiasmĂł con lo del cumple y entrĂł en un bazar con Aurora, que parecĂa tenermĂĄs paciencia que un santo. De allĂ salieron con un montĂłn de cachivaches que incluĂan globos,matasuegras y demĂĄs⊠aunque, mĂĄs que a la suegra, a la que casi mata de un susto ese dĂa es a mimadre⊠Y a mĂ de paso.
âY yo quiero tambiĂ©n una piñataâle señalĂł al salir mientras yo sacaba la cartera, porque ellapor pedir que no quedara y la cuenta seguĂa subiendo.
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âÂżY algo mĂĄs se le ofrece a la señorita? âbromeĂ© porque con mi hermana las cosas pasaban decastaño a oscuro.
âSĂ, tambiĂ©n quiero esa muñeca yâŠ
âÂżQuĂ© dices de muñeca? ÂżNo has traĂdo a Wendy?
âQuĂ© va, estaba dormida cuando salĂ porque era muy temprano. Y como la pobre estĂĄ tuerta hepensado que bastante tenĂa ya, que por lo menos debĂa dormir. No todo el mundo tiene la suerte deestar tan estupenda como yo.
Toma ya, sĂ que se echaba flores mi hermanita. Y el caso es que cualquiera que la viera, tanmonĂsima de la muerte y arreglada, pensarĂa que su vida era de cuento⊠de cuento era, pero deuno de verdadâŠ
Todos nos reĂmos con su comentario y, al final, RaĂșl se quedĂł atrĂĄs un momento como quien estĂĄrecibiendo una llamada de telĂ©fono y le comprĂł la muñeca. Cuando Cris la vio a lo justo volvimosa evitar que le diera un beso en los morros, pues su objetivo estaba claro.
âPero todos los novios se besan y a mĂ no me dejĂĄisâse quejĂł.
âCris, ya te he explicado muchas veces que RaĂșl no es tu novio.
âPorque tĂș lo digas. Y a lo mejor no quieres que lo sea para ser tĂș su novia, que dices que no,pero igual me mientes.
âNo te miento, mi niña. âUn nudo se hizo en mi garganta porque no era verdad, ya que porprimera vez en mi vida le mentĂa y con la boca grande.
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Nos fuimos a casa de Aurora. RaĂșl se empeñó en comprar comida por el camino y yo le dije queno podĂa ser, que yo debĂa aportar. No querĂa que nuestra estancia allĂ le supusiera un gasto extra.
âÂżEstĂĄs de broma? No quiero aguarte la fiesta, pero te recuerdo que ahora estĂĄs en paro y debesahorrar todo lo que puedas, bonita.
âHombre, dicho asĂ, un poquillo sĂ que me la aguas, la verdad. âMe echĂ© a reĂr, porque enrealidad era precioso lo que estaba haciendo por mĂ.
Llegamos casi al mismo tiempo que lo hizo Alberto de la escuela y enseguida notamos que entreCris y Ă©l se iba a fraguar una buena amistad, pues se fueron a su cuarto a jugar.
âÂżVes? Ya ha desconectado, su cabecita es asĂ. Tan pronto estĂĄ proyectando una boda comopeinando a una muñecaâle expliquĂ© a Aurora quien asentĂa, consciente del problema quesuponĂa.
âÂżY cĂłmo podremos organizarnos por la noche? âme preguntĂł RaĂșl.
âEso va a ser lo peor. âPensĂ© en alto.
âBueno, voy a echar de menos compartir cama contigo, pero todo sea por el bien de mi cuñadita.âParecĂa resignado y ademĂĄs de buen grado, no podĂa ser mejor persona.
âBueno, seguro que le podemos dar una soluciĂłn. Si ella quiere, puede quedarse a dormir conAlberto y vosotros os marchĂĄis.
âTe lo agradezco mucho, Aurora, aunque no creas que se chupa el dedo. Algo vale, eso sĂ, que setoma unos medicamentos que actĂșan como somnĂferos totales, cae en coma en un momento dado y
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listo, entra en modo âoffâ.
EchĂ© la cabeza para un lado, recreando la situaciĂłn y provoquĂ© la risa de ambos. QuĂ© verdad esque quien no se consuela es porque no quiere, ya que el potaje se nos habĂa agriado bastante conla apariciĂłn de Cris, pero solo era cuestiĂłn de ingeniĂĄrnoslas para seguir sacĂĄndole a aquellosdĂas el mĂĄximo rendimiento.
Después del almuerzo, constatamos que Alberto y ella formaban un buen equipo, pues salieron deldormitorio del chico con un bonito regalo hecho por ambos a mano para Aurora.
Ella los mirĂł emocionada. Sin duda que en instantes asĂ pensaba que todo el esfuerzo vertido en elbienestar de su peque tenĂa tambiĂ©n su recompensa. Y la ayuda de Cris le habĂa resultado almuchacho inestimable para venirse arriba y preparar el mejor regalo manual para su madre.
âPues si te ha gustado, dinerito para chuches. âLe puso la manita y yo es que me lo comĂa.
âNo, Alberto, si tenemos una piñata y una fiesta que preparar⊠Va a haber mogollĂłn de chuchesahĂ, hijo.
âÂĄÂĄPues vamos con los preparativos!! âexclamĂł Ă©l y Cris tambiĂ©n se volviĂł loca.
Mi hermana estaba en su salsa. Era la primera vez, desde que estaba malita, que salĂa de la zonade confort de la casa de mis padres y yo me sentĂa muy orgullosa de cĂłmo lo estaba haciendo.
Mi hermana siempre habĂa sido una jabata y ahora tambiĂ©n seguĂa siĂ©ndolo ya que, pese a susituaciĂłn, luchaba cada dĂa con uñas y dientes por ser feliz. Y eso valĂa su peso en oroâŠ
CapĂtulo 10
Y sĂ feliz lograba ser cualquiera dĂa, no digamos ya aquel, que se celebraba un cumple por todo lo
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alto.
Para darle un poco mås de bombo al evento, Aurora también invitó a sus padres (que se portaronde fåbula con Cris) y a algunos amiguitos de Alberto, asà como a algunos de ella.
AsĂ las cosas, la casa se llenĂł de gente en un periquete. Mi hermana, que siempre habĂa tenidomucho gusto para la mĂșsica, insistiĂł en que querĂa hacer de Dj y a todos nos pareciĂł una buenaidea.
Lo mĂĄs gracioso, aunque solo en parte, fue cuando puso reguetĂłn y se empeñó sĂ o sĂ en que RaĂșltenĂa que bailar. La cara de Ă©l era un poema y todos lo jaleamos, claro estĂĄ que mi chico no iba ahacerlo todo bien y ahĂ demostrĂł que dotes de reguetonero no es que tuviera precisamente.
âMi RaĂșl siempre ha parecido un modelo, desde pequeño, pero en lo que toca a bailar, ahĂ noestaba presente cuando repartieron el salero. âAlmudena, su madre se reĂa al verlo como un patomareado.
Su marido y ella ya estaban al corriente del problemilla que tenĂamos con Cris y su hijo, por loque se echaban las manos a la cabeza cada vez que notaban cĂłmo mi hermana intentaba retenerloen exclusiva.
âÂĄÂĄVenga, ahora todos a bailar la conga!! âpropuso ella cuando RaĂșl, hasta sudoroso por zafarsede la situaciĂłn, dejĂł de bailar.
âÂżLa conga, hija? Pero si yo tengo una pierna a la virulĂ©âle soltĂł JosĂ©, el padre de RaĂșl, queandaba medio cojeando el hombre.
âY yo tengo la cabeza tambiĂ©n asĂ y aquĂ estoy, hombre, pinchando, eso no valeâle dijo ella ytuvimos que asentir.
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Conga por aquĂ y conga por allĂĄ, el rato fue pasando. A la hora de cortar la tarta, Alberto y Crisasumieron el protagonismo junto con Aurora y soplaron tan fuerte que a punto estuvieron de caerseencima y espachurrarla.
âTe has salvado de milagritoâle decĂa despuĂ©s mi hermana a su trozo de tarta mientras lamiraba en el plato.
âÂżQuĂ© tal te lo estĂĄs pasando? âMe acerquĂ© y la acariciĂ©.
âMuy bien. LĂĄstima que Wendy sea tan dormilona y no haya podido venir. Ya que estĂĄ tuerta, porlo menos que se hubiera endulzado un poco la vidaâŠ
âTĂș sĂ que me endulzas la vida a mĂ, cariñoâle dije mientras RaĂșl se acercaba y nosacompañaba.
âÂżA que es guapo mi novio? âme preguntĂł cogiĂ©ndolo por la cintura y Ă©l intentaba escurrirsecomo una anguila.
âEs muy guapoâasentĂ resoplando porque la perra que habĂa cogido con el temita era cosa fina.
âYa lo sĂ© y no te preocupes que ya verĂĄs como a ti te va a salir uno parecido, hermanita.
AhĂ sĂ que habĂa acertado, tan parecido que venĂa a ser el mismito, por mucho que ella no losupiera.
La hora de la piñata fue de Ăłrdago. Y no lo digo por decir, ya que el que pudo acabar ese dĂacomo Wendy, la muñeca de mi hermana, fue el pobre RaĂșl.
Resulta que echaron a suertes quien golpearla y le tocĂł a ella, que comenzĂł a dar saltitos de
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alegrĂa. A continuaciĂłn, le tapamos los ojos y le indicamos dĂłnde estaba la piñata.
En su afĂĄn porque le diera un buen garrotazo, RaĂșl le hablĂł para intentar enderezar su posiciĂłn yella, emocionadita al escucharlo, se volviĂł con tal Ămpetu que el garrotazo se lo arreĂł a Ă©l en unojo.
AllĂ se formĂł la de San QuintĂn, porque ella se quitĂł el antifaz que le habĂamos colocado y se tirĂłen sus brazos, mientras el pobre estaba sentado en el suelo con el ojo un tanto perjudicado.
âNo te preocupes, cariño, que yo te voy a querer igual, aunque estĂ©s tuerto. Si quiero a Wendy,tambiĂ©n te voy a querer a tiâle dijo y yo es que no sabĂa dĂłnde meterme.
âEsto no estaba en el guion, Almudena, es pura improvisaciĂłnâle comentĂ© de lo mĂĄs apuradaviendo el cariz que estaban tomando los acontecimientos.
âQuĂ© se va a hacer, mujer, ya se sabe que âamores reñidos son los mĂĄs queridosâ âme contestĂłella partida de la risa porque la cosa se habĂa parecido a estas situaciones que la gente cuelgacomo vĂdeos en Internet en forma de grandĂsimas leches.
Parda, mi hermanita la habĂa liado parda durante toda la fiesta. Y pensar que una de las cosas quemĂĄs preocupaba a mi madre cuando se quedĂł asĂ fue el si serĂa capaz de interactuar con la gente.ÂĄAnda que no interactuaba y a garrotazo limpio si era menester!
âEsto me lo vas a tener que compensar tĂș. âRaĂșl me miraba mientras el resto recogĂa y le hiceuna carantoña.
âClaro que sĂ, cariño, ahora solo hay que rezar al cielo para que la moza caiga tiesa pronto.
Desde luego que lo hizo. Solo habĂa que carburar lo temprano que se levantĂł para iniciar suaventura, lo mucho que se habĂa movido durante el dĂa, las emociones de la tarde al sentirse una
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de las grandes protagonistas del cumple y lo nerviosa que se puso tras arrearle a RaĂșl, para saberque sus pilas por ese dĂa se habĂan agotado.
Cris cayĂł a plomo al mismo tiempo que Alberto y, mientras que para ellos el dĂa habĂa terminado,a nosotros todavĂa nos quedaba mucha cuerda.
Agradecimos al cielo que Aurora se quedara con Cris, aunque le dijimos que cerrara la puerta conllave porque no deseĂĄbamos mĂĄs sustos de madrugada. No los hubo, entre otros motivos porque ami hermanita se le solĂan fundir los plomos cualquier noche, cuanto y mĂĄs aquellaâŠ
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CapĂtulo 11
Después de una noche que estuvo bien regadita de sexo, llegué a la puerta de Aurora a las siete ymedia de la mañana, con mås sueño que un canasto de gatitos.
âÂżCĂłmo ha dormido la muchacha? âle preguntĂ© mientras ella me iba poniendo un cafecito.
âA tope como la COPE, ÂżdĂłnde se ha quedado mi hermano?
âDando una Ășltima cabezadita, que no hemos dormido demasiado. Y, ademĂĄs, no querĂamosaparecer juntos para no despertar sus sospechas.
âVaya plan que tenemos, yo le estoy temiendo mĂĄs que a un vendaval, como tu hermana se cosquedel tema, para quĂ© queremos mĂĄsâŠ
âYa, es que sinceramente no sĂ© cĂłmo puede actuar. Normalmente cuando se estresa grita mĂĄs queTarzĂĄn cuando se cuelga de las lianas, pero en la presente ocasiĂłn no tengo ni idea de lo quepodrĂa ocurrir.
âÂżY se estresa a menudo?
âTĂș sabes, a veces parece que se siente mĂĄs agobiada que un cangrejo en un cubo y sĂ, la lĂa tela,no te voy a mentir.
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âPues ya me contarĂ©is cĂłmo se desarrollan los acontecimientos. Por cierto, Âżte parece si habloen el cole de Alberto para que pudiera asistir hoy con Ă©l?
âÂżTĂș crees que podrĂa?
âHombre, sĂ© que muy normal no es, pero esto es una escuela de pueblo y aquĂ nos conocemostodos. FermĂn, el director, es amigo mĂo y podrĂa llamarle para consultarle. AdemĂĄs, hoy van deexcursiĂłn.
âPues mira que no te dirĂa yo que no. AsĂ ella podrĂa distraerse y nosotros tambiĂ©n hacer algo deturismo por los alrededores o lo que fuera, no sĂ©.
âClaro, mujer, que hay unos senderos estupendos que ademĂĄs deben estar preciosos con la que hacaĂdo estos dĂas. A mi hermano le encantan y Cris va a estar la mar de distraĂda.
âPues haz esa llamada y, si lo logras, la despierto ahora mismoâŠ
Aurora hizo la gestión y lo consiguió por lo que avisé a Cris de inmediato.
âCariño, levanta, Âżquieres ir al mismo colegio que Alberto? Ya verĂĄs que te lo vas a pasar pipaallĂ. Y hoy hay excursiĂłn.
âÂżY me dejarĂĄn hacer de Dj como ayer? âme preguntĂł mientras se frotaba los ojos.
âEso no es probable, pero seguro que te dejan que les cantes alguna de tus canciones y hasta esposible que puedas organizar alguna conga.
âPues entonces voy. Por cierto, ÂżtĂș dĂłnde estabas?
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âÂżYo? Durmiendo en el sofĂĄ, que bastante hace Aurora con dejarnos a todos aquĂ.
âÂżY mi futuro marido?
âRaĂșl estĂĄ en su casa, no te preocupes por nadaâresoplĂ© pensando que otro dĂa que selevantaba con la misma cancioncita.
Y hablando de cancioncitas, mientras se aseaba y peinaba me volviĂł a tocar el premio gordo.
ââMe llamo Cristina, Cristina, Cristina, Cristina, CristinaâŠâ
âCris, por Dios, dĂ©jate ya de cantar que vais a llegar tarde.
âEso, Cris, que si llegamos tarde perdemos un puntoâle explicĂł Alberto.
âÂżQuĂ© es eso de que perdemos un punto? âle preguntĂł ella sacando la cabeza por la puertamientras intentaba hacerse una cola de caballo como las que le cogĂa Fati.
âPues que cuando entramos por las mañanas tenemos diez puntos, y cada vez que hacemos algomal, perdemos uno. Si un dĂa salimos sin ninguno, tenemos que hacer un trabajo extra paracompensar a los profes por nuestro mal comportamiento.
âPero bueno, Alberto, lo has dicho con una contundencia que nos has convencido a todos. âMesentĂ© a su lado pensando que era un gran niño.
A continuaciĂłn, llegĂł RaĂșl y lo hizo con unos cruasanes exquisitos con los que acompañar lastostadas que ya habĂa preparado su hermana.
âÂżCĂłmo has dormido en el sofĂĄ, Vero? âme preguntĂł para despistar.
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âDivinamenteâle respondĂ y, tan pronto comprobĂ© que nadie nos escuchaba, añadĂ un âcomo sime hubiera pasado un tren por lo altoâ que hizo que la libido acudiera a sus ojos.
No habĂa exagerado. Nuestras noches comenzaban a ser maratonianas y, aunque de buena ganahubiera dormido esa mañana unas horitas mĂĄs, estaba encantada de la vida desayunando allĂ conmis chicos.
âVero, corre, que tengo un problemitaâme reclamĂł mi hermana desde el baño y pensĂ© queesperaba que el problema no fuera del estilo del de la Ășltima vez, que habĂa secado sus botas conel secador y, de meterlo dentro, le habĂa fundido toda la boquilla.
âÂżQuĂ© pasa, Cris?
âQue he escuchado que estĂĄ RaĂșl en la cocina y no puedo salir asĂ.
âEs verdad, no te ha quedado demasiado bien la cola, aunque yo tampoco soy expertaâŠ
âYa sĂ© que no lo eres, por eso siempre me la coge Fati. TĂș me dejas la cabeza llena de bollos,con todos los pelos levantados, parece que he metido los dedos en el enchufe.
âGracias cariño, ya veo que me tienes un montĂłn de confianza.
âDe nada, hermanita.
Aquel era un show mañanero como otro cualquiera. Bendito sea Dios y encima el pobre Alberto,que no estaba acostumbrado a compartir baño, reclamaba el suyo, como era natural.
âUn momento, un momento, Alberto, que voy yo a tratar de enmendar la plana. âAlmudena llegĂł
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y nos demostrĂł que se le daba mejor la peluquerĂa que a nosotras.
âGracias, cuñadaâle espetĂł mi hermana dĂĄndole un beso y ella saliĂł del baño santiguĂĄndose,como diciendo que allĂ se iba a liar la del 2 de mayo y algo mĂĄsâŠ
âÂżEstoy guapa, RaĂșl? âSaliĂł ella diez minutos despuĂ©s, ya vestida.
âSĂ, Cris, te sienta fenomenal esa falda yâŠ
RaĂșl se quedĂł mirando lo mismo que yo y ambos nos echamos a reĂr.
âCris, Âżse puede saber quĂ© es eso? âSeñalĂ© a la parte baja de sus piernas.
âUnos calcetines, Âżno lo ves?
âPero esos calcetines estĂĄn⊠¥pintados!
âClaro, no tenĂa, pues me los he tenido que pintar. Por Dios, quĂ© estrĂ©s, dame un cruasĂĄn, porfita.
âSe lo di, se lo di, que solo faltaba que se estresara demasiado y nos diera un festival de gritos.Ahora, eso sĂ, no podĂa dejar de reĂrme viendo sus âcalcetinesâ a los que les habĂa pintado hastaunos borlones y todo. De traca, mi hermana era de traca.
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CapĂtulo 12
Los parajes por los que me llevĂł mi chico me parecieron sensacionales. El dĂa volvĂa a darnostregua y, aunque la sensaciĂłn era de mucho frĂo, no llovĂa ni nevaba.
Afortunadamente, ambos Ăbamos bien pertrechados de ropa, con nuestros plumas calentitosreconfortĂĄndonos.
Me acordĂ© de Cris y de que ella tambiĂ©n llevaba uno que le habĂa prestado Aurora, aunque nohubo manera de que se pusiera pantalones. Ella querĂa lucir sus piernas y sus âcalcetinesâ y nologramos bajarla del burro.
Menos mal que Cris no era en absoluto friolera y, ademĂĄs, me la imaginaba dando saltos como unacabra por donde fuera que los hubieran llevado de excursiĂłn.
Menuda revoluciĂłn que debĂa estar formando la niña, segĂșn era. Desde pequeña habĂa sido elalma de toda reuniĂłn, excursiĂłn o fiesta que se preciara. Y ahora la cosa no iba a menos, sino amĂĄs, ya que no conocĂa el corte ni la vergĂŒenza, dado su estado, que la hacĂa despreocuparse detodo.
âTe voy a enseñar algo que espero que te gusteâme comentĂł RaĂșl cuando llegamos a un ĂĄrbolde lo mĂĄs frondoso y, tan ancho, que yo no pude abrazarlo por mucho que abrĂ los brazos a tope.
âDime, ÂżQuĂ© es?
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âMira, es aquella cabaña.
Si no me la llega a señalar, desde luego que no la veo. La cabaña en cuestión, de madera, estabasituada en la copa del årbol.
âPero ÂżquĂ© es esa cosita? Por favor, quĂ© cucada.
âEs mĂa, mi padre me la construyĂł cuando era un niño y los vecinos siempre la han respetado.
âPues menos mal, porque hubiera sido una pena de haberla derrumbado, le da un aspecto albosqueâŠ
âSĂ, de pelĂcula, es verdad. No sabes los buenos ratos que me he pasado ahĂ en la infanciaâŠ
âY en la adolescencia, vamos digo yoâŠ
âSĂ, tambiĂ©n en la adolescencia, pero Âżpor quĂ© me miras asĂ?
âPorque ese tiene que haber sido un picadero de escĂĄndalo, como si lo vieraâŠ
âNo, mujer, tampoco es que fuera para tanto.
âÂżNo, mujer? Mira que me estĂĄn entrando ganitas de probarlo para asĂ poder sacar mis propiasconclusiones.
âÂżBromeas?
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âÂżTĂș me has visto a mĂ carita de broma?
âNo, si te digo la verdad, tienes una carita de picarona para comĂ©rsela entera, eso es lo quetienes.
No le faltaba razĂłn a mi chico porque, de repente, me habĂan asaltado los celillos porimaginĂĄrmelo allĂ con Ăngela cuando los dos no fueran mĂĄs que unos pipiolos.
âPues vamos para arriba entonces.
No las tenĂa todas conmigo cuando se lo dije, pero no tardamos en escalar como monos. Yo mismale puse un Ămpetu que, antes de que quisiera darse cuenta, ya estaba arriba y dispuesta pararematar la faena.
Si la casa de RaĂșl en el pueblo era una cucada, no digamos ya la cabaña en el ĂĄrbol. Claro estĂĄque esta Ășltima no gozaba de las mismas comodidades, ni falta que nos hacĂa.
Muy previsor Ă©l, llevaba en su mochila unas jarapas que colocĂł en el suelo y, sin mayor dilaciĂłn,allĂ mismo comenzamos a amarnos. Esa se habĂa convertido en nuestra asignatura preferida yhacerlo allĂ le dio un plus, asĂ como salvajillo, que me fascinĂł.
Claro estĂĄ que con lo que no contĂĄbamos era con que la cabaña llevaba demasiado tiempo vacĂa ynosotros le dimos un movimiento que para quĂ©.
âÂżQuĂ© ha sido eso? âle preguntĂ© cuando escuchĂ© aquel crujido que me resultĂł tan sospechoso.
âYo no he escuchado nada.
âPues Dios te conserve la vista, porque el oĂdo lo debes tener fatal, Âżen serio que no lo hasescuchado?
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âPara nada, no lo he escuchado para nada.
âPues muĂ©vete otra vez a ver siâŠ
âOstras, ahora sĂâmurmurĂł segĂșn se moviĂł.
âPues yo de ti ya no me moverĂa mĂĄs, ahora que sĂ© que no estoy loca. âMe reĂ, aunque de lo queme estaban entrando unas ganas sorprendentes era de llorar.
âNo, no te muevas, amor, que esto se estĂĄ volviendo un poquillo peligroso.
âDe repente me da igual el peligroâle dije para quitarle algo de tensiĂłn al asunto.
âÂżY eso?
âPorque me has llamado amor, ya puedo morir tranquila. âEscenifiquĂ© un poco y, a duras penas,logrĂ© que su sonrisa hiciera acto de presencia.
âNo te voy a negar que la situaciĂłn es un poquillo delicada, amor, vamos a tener que salir deaquĂ extremando las precauciones.
âPues muchas no es que hayamos tomado mĂĄs allĂĄ deâŠâSeñalĂ© su preservativo en un nuevointento de salir de aquella sin echarme a llorar como una niña pequeña.
âTranquila, no va a pasar nada, pero es que parece que una rama estĂĄ cediendo y la cabañacomienza a ladearse.
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âÂĄÂĄToma ya!! ÂżY aparte de esa tienes alguna buena noticia?
âPues que de esta salimos de una pieza, eso te lo garantizo.
OjalĂĄ tuviera razĂłn porque a mĂ me estaba entrando un cague que no era normal. Que vale que yome habĂa quedado en el paro y que ese dĂa pensĂ© que mi vida habĂa terminado, pero que erabroma, que tenĂa mil años por delante y ahora encima a una persona maravillosa con la quecompartirlos.
Salir de la cabaña con la cabeza en su sitito se convirtió en nuestro principal objetivo y a éltuvimos que ponerle precisamente eso; un poco de cabeza.
âVamos a ir avanzando en direcciĂłn contraria a la que se estĂĄ ladeandoâme indicĂł Ă©l y yotemblĂ© de pies a cabeza al constatar que sĂ, que cada vez estaba mĂĄs ladeada.
âNo sĂ© si voy a poder hacerlo porque siento que tengo todos los miembros agarrotadosâmurmurĂ© con mĂĄs miedo que siete viejas.
âPue yo te he visto hace nada de lo mĂĄs suelta, mucho no se te habrĂĄn agarrotado en tan pocotiempo. âTambiĂ©n estaba chistoso el muchacho.
âEn buena hora se me ocurriĂł a mĂ subir aquĂ, mira que yo no soy demasiado de alturas, me hadado una ventoleraâŠ
âA lo hecho, pecho, bonita.
Y precisamente hasta eso, el pecho, lo llevaba yo descubierto, porque allĂ nos habĂamos puesto eltraje de AdĂĄn y Eva.
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Con mucho cuidado para no empeorar todavĂa la situaciĂłn cogimos con la puntita de los dedos laropa y zapatos y nos dispusimos a movernos. Lo hicimos a cĂĄmara lenta, para de repente, salirvolando.
âAhora, mi niña, que la cosa estĂĄ que ardeâme indicĂł y, a toda mecha, salimos de la cabaña ysaltamos hacia una rama cercana a la que estaba cediendo.
No hace falta decir que, en el salto, que hicimos desnudos como en el reality ese en el que todoslos concursantes iban como su madre los echĂł al mundo, me ayudĂł RaĂșl.
Nos quedamos cogidos de aquella rama como dos monos y después, viendo como la ramaterminaba de ceder, y con ella la caseta, nos llevamos las manos a la cabeza.
âDe la que nos hemos librado, pollito, de la que nos hemos libradoâle indiquĂ© incrĂ©dula,porque nos habĂamos salvado de chiripa.
âCariño, ÂżestĂĄs bien?
RaĂșl no podĂa mostrarse mĂĄs cariñoso conmigo y yo me echĂ© a reĂr de los nervios. Lo cierto esque estaba aterida de frĂo y muerta de miedo, pero el saber que aquella la Ăbamos a contar hizoque comenzara a reĂr sin poder evitarlo.
Poco a poco, me ayudĂł a ir bajando pues en ese momento sĂ que me habĂa quedado agarrotada.
âMira que he visto a la fea esa de la guadaña de cercaâle comentĂ© en relaciĂłn con la muerte,que habĂa pasado rozĂĄndonos.
âNo lo hubiera permitido ni majara, eso tenlo claroâme dijo mientras me ayudaba a taparme.
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Cuando por fin estuvimos abajo, terminamos de vestirnos y nos abrazamos.
âAhĂ han quedado un buen puñado de recuerdos de las Ășltimas dĂ©cadasâme indicĂł Ă©l mirĂĄndola.
âHombre, dicho asĂ parece que ya ibas embarcado en el Arca de NoĂ© y eres un niño.
âUn niño que te va a comer enterita, Âżte he dicho ya que me tienes loco?
âDe locura ha sido esto, quĂ© estruendo se ha formado, por Dios.
La cabaña habĂa quedado reducida a un millĂłn de tablas que caĂan unas sobre otras, allĂ habĂamadera para parar el tren.
Comenzamos a besarnos como si no hubiera un mañana, pensando en lo que podĂa haber ocurridoy, por fortuna, no ocurriĂł.
Me sentĂa reconfortada en sus brazos, pues pocas veces en la vida habĂa sentido tanto miedo comoaquel dĂa. A decir verdad, tan solo cuando Cris sufriĂł el accidente y durante las primeras horas nosabĂamos si iba a salir para delante.
âÂżQuĂ© podrĂa hacer para compensarte por esto? âme decĂa Ă©l que, en el fondo, se sentĂaculpable.
âÂżCĂłmo vas a tener que compensarme si he sido yo la cabezota que se ha empeñado en subir?OlvĂdate por completo, cielo. No nos ha pasado nadaâŠ
âAun asĂ, tengo que buscar la forma o no estarĂ© contento, quiero que estos dĂas sean maravillososy que no tengas ninguna queja.
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âÂżY quĂ© queja puedo tener yo? Me lo estĂĄs poniendo todo en bandeja, esto ha sido un accidente.
âYa, pero no entraba en mis planes.
âCrĂ©eme que los accidentes no entran en los planes de nadie, que nos lo digan a mis padres, a mĂy a la propia Cris.
âYa, cariño. Por cierto, quĂ© salero ha tenido plantĂĄndose aquĂ solita a buscarte, con dos ovarios.
âY eso que no sabĂa que estaba contigo, que si no corre todavĂa mĂĄs y creo que pierdo el pelo.
âYo creo que sĂ. Por cierto, vamos a tener que dar parte al ayuntamiento y hasta me temo que meva a tocar pagar la recogida de todas estas maderas.
âConsidĂ©ralo un pago por los buenos momentos pasados dentro, pĂĄjaro. Y, por cierto, ahĂ sĂ queme debes una, que no hemos terminado de consumar.
Nos echamos a reĂr y fue entonces cuando nos dimos cuenta de que nuestra aventura habĂa alertadoa mĂĄs gente.
âÂĄTĂo RaĂșl! âchillĂł Alberto, que venĂa de excursiĂłn con todos sus compis.
âÂżQuĂ© haces aquĂ, chiquitĂn?
âPues que estĂĄbamos en el bosque y hemos escuchado un ruido como un trueno, pero mĂĄs fuerte.Yo creĂa que era el fin del mundo, pero parece que no.
âÂżCĂłmo va a ser el fin del mundo con todo lo que te queda a ti por vivir?
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RaĂșl comenzĂł a hacerle cosquillas a su sobrino, que corrĂa como una liebre, porque todos losdemĂĄs seguĂan avanzando entre los ĂĄrboles hacia nosotros.
Uno de los profesores llegó también a nuestra altura, silbando.
âOstras, Âżestabais arriba? ânos preguntĂł calibrando la situaciĂłn.
âEso parece, la cosa ha tenido migaâle contestĂł RaĂșl al que, al parecer, era amigo suyo por lafamiliaridad con la que se trataron.
âÂżY esta señorita es?
âPerdona, Roberto, es que estamos todavĂa que no nos llega la camisa al cuerpo, tenĂa quehabĂ©rtela presentado. Ella es mi novia, VerĂłnica.
Ea, pues ya lo habĂa dicho, en poquĂsimos dĂas era su novia, aunque desde luego yo no iba apresentar objeciĂłn alguna porque estaba encantada de la vida de serlo.
âMucho gusto en conocerte, VerĂłnica, vaya susto, Âżno? Te digo que ya podĂ©is apuntar el dĂa y lahora porque acabĂĄis de nacer.
âSĂ, es verdad. Seguro que ya conoces tambiĂ©n a mi hermana Cris, es la chica que os acompañahoy en la excursiĂłn.
âÂżCris es tu hermana? No te imaginas lo que nos hemos reĂdo con ella, lo que ha podido cantaresa muchacha en el autobĂșs, mañana la vais a tener afĂłnica.
âElla es que es asĂ, la alegrĂa de la huertaâŠ
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âSĂ que lo es.
âPor cierto, ÂżdĂłnde estĂĄ? Ya veo aquĂ a casi todos los chicos y a ella no.
âElla venĂa delante conmigo, Vero, pero ahora no la veoâme dijo Alberto y me quedĂ©extrañada.
âÂżDelante?
âSĂ, a mi lado, los dos corrimos cuando escuchamos el ruido, fuimos los mĂĄs rĂĄpidos.
âAlberto, Âżte puedo hacer una pregunta?
âClaroâŠ
âÂżTĂș nos has visto besarnos?
âSĂ, un montĂłnâŠ
Eso lo explicaba todo, porque si Alberto nos habĂa visto, Cris tambiĂ©nâŠ
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CapĂtulo 13
Acababa de llevarme un disgusto tremendo. Tanto querer tapar la situaciĂłn y, de golpe y porrazo,mi hermana se habĂa enterado de la peor forma.
Nunca mejor dicho âde golpe y porrazoâ porque eso serĂa lo que ella estuviera deseando darme unporrazo en toda la jeta por haberle mentido.
âÂżEstĂĄs pensando lo que creo que estĂĄs pensando? âme preguntĂł RaĂșl a quien el disgustotambiĂ©n se le notaba a kilĂłmetros de distancia.
âTe digo yo que si Cris nos ha visto tiene que estar mĂĄs cabreada que un mico. Y en esascircunstancias su reacciĂłn puede ser absolutamente impredecible.
âDefine impredecible porque me estoy empezando a poner un poco nervioso.
âHabĂa dos caminos; que echara fuera su rabia directamente contra nosotros o que corriera sabeDios hacia dĂłnde. Y, por lo que se ve, ha elegido la segunda.
âNo te preocupes, Vero, te doy mi palabra de que la vamos a encontrar.
Su palabra me reconfortaba, no puedo negarlo, pero era demasiado el miedo que sentĂa, Âży si VerohabĂa salido corriendo tan desubicada que sufrĂa algĂșn accidente?
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Si algo le pasaba por mi culpa, no me lo podrĂa perdonar jamĂĄs. Otra cosa que tendĂa a hacercuando algo la sacaba de quicio era aislarse. Y eso me preocupaba mĂĄs todavĂa porque en esasocasiones era imposible llegar hasta ella, digamos que era como si se pusiera unos cascos muypotentes y se negara a aceptar lo que ocurrĂa a su alrededor.
RecordĂ© sus piernas desnudas, con sus calcetines pintados, y me estremecĂ. MirĂ© al cielo y pensĂ©que, quien estuviera ahĂ arriba, se llamara como se llamase, nos tenĂa que echar un cable.
âYa estuve a punto de perderla una vez, no puedes hacerme estoâ. Claro que no, no podĂa ocurrir,no podĂa perder a mi niña bonita, no podĂa quedarme sin mi alma gemela, sin la persona con laque habĂa crecido y por la que darĂa la vida.
Le pedĂ tambiĂ©n al universo que me cambiara por ella, que nada malo le ocurriera, que bastantehabĂa pasado ya. Antes preferĂa mil veces que me pasara a mĂ.
âÂżDĂłnde estĂĄs? âme preguntĂł RaĂșl una vez parĂł de dar aquellos primeros gritos llamĂĄndola avoces.
âNi yo lo sĂ©, pero ahora nos tenemos que centrar en su bĂșsqueda, no en mĂ. Es invierno y sipasan las horas y llega a caer la noche⊠âComencĂ© a llorar, no pude evitarlo. Ese pensamientome azotaba.
âEso no va a pasar. Le pedirĂ© a Roberto que el chĂłfer se lleve a los niños y los demĂĄs nosquedaremos organizando su bĂșsqueda.
âConmigo no cuentes para que me vaya, tĂo RaĂșl, yo me quedo buscando a Cris.
Alberto era un hombrecito y habĂa hecho unas migas excelentes con mi hermana. Normal quequisiera ayudar.
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âDe acuerdo, pero se quedarĂĄ bajo tu responsabilidadâle indicĂł Roberto cuando Ă©l se locomentĂł y RaĂșl asintiĂł.
En cuestiĂłn de cinco minutos habĂamos organizado el dispositivo de bĂșsqueda. Los profesores sehabĂan organizado en dos grupos de tres, mientras que RaĂșl, Alberto y yo formĂĄbamos el tercero.
Nos estĂĄbamos desgañitando, llamĂĄndola, pero sin ningĂșn resultado.
âÂĄCris, vuelve, te prometo que te dejarĂ© todos mis juguetes si lo hacesâŠ! â Alberto chillabacomo un condenado. Otro que no iba a tener voz al dĂa siguiente.
Y sĂ, ojalĂĄ que fuera otro, ojalĂĄ que Cris no tuviera voz de tanto como habĂa cantado pero que latuviĂ©semos de vuelta. ÂżCĂłmo se encontrarĂa? Ni siquiera se habĂa llevado la mochilita con suscosas y la comida, porque esa nos la encontramos tirada en el suelo.
Me sentĂ sucia, rastrera, egoĂsta⊠Ella habĂa venido a buscarme al pueblo de RaĂșl y yo nisiquiera le habĂa dedicado aquella mañana. Pude hacer las cosas de otra manera, esa era larealidad. Pero no, vi el cielo abierto cuando Aurora me propuso que se fuera de excursiĂłn con elcolegio.
Era la primera vez que me sentĂa asĂ, pues creĂa haber cumplido siempre a la perfecciĂłn con misobligaciones de hermana. ÂżQuĂ© me habĂa pasado de pronto? Era como si el amor me hubieranublado el sentido y Cris pasado a un segundo plano.
Estaba siendo muy dura conmigo misma, lo sabĂa, pero ÂżquĂ© otra cosa podĂa hacer sinolamentarme mientras no dejaba de buscarla?
Me odiaba y me maldecĂa.
âÂĄÂĄÂĄCris, mi niña vuelve, por lo que mĂĄs quieras, vuelve!!! Si estĂĄs enfadada conmigo, hazlo al
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menos por papĂĄ y por mamĂĄ.
Era lo Ășnico que se me ocurrĂa; apelar a su conciencia, al amor de nuestros padres, al sufrimientode quienes no tenĂan ninguna culpa de aquella situaciĂłn.
Por supuesto que no recibĂ ningĂșn tipo de contestaciĂłn, Âżme estarĂa escuchando y me castigaba consu silencio? ÂżO por el contrario se habrĂa aislado mentalmente del problema y estaba en suparticular mundo?
Ocurriera lo que ocurriese a partir de ese momento, algo se habĂa roto en mi interior. NuncapodrĂa volver a ser la misma, el sentimiento de culpabilidad me perseguirĂa allĂĄ donde fuere.
Yo siempre habĂa sabido que Cris era importante para mĂ, pero en aquellos fatĂdicos instantestomĂ© conciencia de cuĂĄnto. Pensaba en ella, en lo mucho que yo representaba para aquellapersonita que se habĂa quedado tan indefensa en la vida y en que yo no tenĂa perdĂłn de Dios.
Vale, no quise hacerle daño en ningĂșn momento, pero Âżtanto valĂa el amor de un hombre al ladodel daño que le habĂa infligido a mi hermana al estar con Ă©l?
Miraba a RaĂșl y todo me dolĂa. Ăl tambiĂ©n parecĂa desesperado, pero lĂłgico que no tenĂa tanto enjuego como yo. Sin haberme dado cuenta, yo solita me habĂa metido en la boca del lobo.
Y ahora rogaba para que no le ocurriera nada, para volver a tenerla conmigo dĂĄndome lata,cogiĂ©ndome mis pintalabios y haciĂ©ndome burla⊠Para que nunca me faltara su sonrisa, paratener a mi loquilla conmigo con esa alegrĂa que solo ella sabĂa despertar en mĂ.
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CapĂtulo 14
Con el paso de las horas mi desesperaciĂłn fue en aumento. Miraba el mĂłvil pensando en laposibilidad de que ella me enviara algĂșn mensaje.
ÂżUn mensaje? Si no querrĂa verme ni en pintura. Y encima, al saber Dios dĂłnde estarĂa, no eraprobable ni siquiera que tuviera cobertura pues los muchos intentos que hicimos de contactar conella por ese medio fue lo que nos demostraron.
Mis esperanzas se desvanecĂan a la vez que lo hacĂan mis fuerzas. Por mucho que RaĂșl insistiĂł yono habĂa probado bocado desde por la mañana. El nudo que sentĂa en el estĂłmago no me permitĂaque en Ă©l entrara ni el puñetero pelo de una gambaâŠ
âNo sĂ© quĂ© mĂĄs podemos hacerâle decĂa Roberto a RaĂșl y es que ya hacĂa horas que eldispositivo habĂa aumentado con un buen puñado de vecinos del pueblo que no cejaban en suempeño de dar con mi hermana.
âLos de protecciĂłn civil estĂĄn tambiĂ©n a punto de llegar. Hay que prepararse porque parece quela noche va a ser larga. âLe escuchĂ© decir.
âRaĂșl, Âżvan a bajar las temperaturas? âLe indiquĂ© con los ojos que mirase a su mĂłvil y Ă©l lohizo.
âUn poco, no puedo mentirte, pero la vamos a encontrar antes.
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âÂżY si la vamos a encontrar antes por quĂ© le acabas de decir a Roberto que la noche va a serlarga?
âLarga eres tĂș, mi vidaâŠ
âNo, yo no soy larga. De hecho, te dirĂa que esta vez he sido muy, pero que muy cortitaâŠ
âNo digas eso, ÂżQuiĂ©n podrĂa imaginar que tu hermana estarĂa detrĂĄs de nosotros cuando nosbesĂĄramos?
âÂżY quiĂ©n podĂa pensar que Ăbamos a poder esconder eternamente lo nuestro? Las mentiras tienenlas patitas muy cortasâŠ
âCariño, no te mortifiques. ÂżPor quĂ© no te vas con Alberto a casa de Aurora y descansĂĄis unpoco? Tus padres tambiĂ©n vienen de camino y puedes darles el encuentro allĂ.
Estaba claro que, me dijese lo que me dijese en ese momento, no me iba a sentir bien, pero aquelofrecimiento me tocĂł la moral.
âTe voy a decir una cosa; que sea la Ășltima vez que me dices que deje de buscar a mi hermana,Âżme he explicado? âvociferĂ©.
âComo un libro abierto, cariño, como un libro abiertoâŠ
Lo mismo estaban pagando justos por pecadores, pero es que del mal humor que tenĂa no mesoportaba ni yo. Incluso ya no veĂa nuestra relaciĂłn de la misma forma, ÂżcĂłmo podĂa hacerlo sihabĂa motivado que mi hermana estuviera en peligro?
![Page 102: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/102.jpg)
Seguimos buscando, pero, al contrario de lo que hicimos las primeras horas, me separĂ© de Ă©l y deAlberto. Era como si su presencia me causara rechazo, como si en cierto modo lo considerara elculpable. Claro estĂĄ que no, que si allĂ habĂa alguna culpable esa era yo y solo yoâŠ
Un par de horas mĂĄs tarde, RaĂșl me alertĂł por una llamada de telĂ©fono que acababa de recibir.
âTus padres han llegado y, al parecer, tu madre no estĂĄ en las mejores circunstancias.
âÂżY eso?
âEstĂĄ sufriendo un ataque de ansiedad y piensa que Aurora se estĂĄ comiendo el marrĂłn sola.Vero, aquĂ somos muchos buscando, ve y ayuda a tu madre. Yo te acompaño y vuelvo enseguida.
âDe eso nada, yo puedo ir solita. Sigue tĂș buscĂĄndola, por favor y cualquier cosaâŠ
âCualquier cosa te aviso, tenlo claroâŠ
Resoplando volvĂ hacia el pueblo. En ciertos momentos, y pese a seguir las indicaciones de RaĂșl,tuve miedo de perderme. Eso sĂ que hubiera sido la releche, pero por fin encontrĂ© el camino.
Estaba llegando a casa de Aurora cuando algo llamĂł la atenciĂłn. El castillo de plĂĄstico deAlberto, situado en un terrenito justo detrĂĄs de la casa, tenĂa una luz encendida, muy tenue, peroluz, al fin y al cabo.
La posibilidad de que esa tenue luz fuera lo que yo estaba pensando alumbrĂł mi corazĂłn.
Me acerquĂ© con todo el sigilo del mundo, porque si Vero estaba allĂ dentro y me escuchaba, lomĂĄs probable serĂa que volviera a huir.
![Page 103: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/103.jpg)
Me empinĂ© y mirĂ© hacia dentro. Efectivamente, mi corazĂłn dio un bote porque aquella petardaestaba allĂ, alumbrada con la linterna de su mĂłvil y hablando con la muñeca que le habĂacomprado RaĂșl.
Puse el oĂdo antes de que me viera, intentando recabar algo de valiosa informaciĂłn.
âSon malos y se van a casar entre ellos, pero no te preocupes, que tĂș y yo no vamos a ir a esaboda. A otra que nos inviten sĂ, a hincharnos de gambas, pero a esa no.
Primera noticia que tenĂa en mi vida de que mi hermana me considerara mala. Y no hacĂa falta queella lo hiciera, porque ya me lo consideraba yo.
Poco a poco, abrà la puerta del castillo y la ocupé por completo, evitando que pudiera salir.
âComo no me dejes irme, te comes el peine. âMe amenazĂł con lo Ășnico que tenĂa en la mano yyo pensĂ© que estaba perdida, que me iba a comer una a una toditas sus pĂșas.
âCariño, dĂ©jame que te explique.
âYo no soy tu cariño, tu cariño es el otro, al que le estabas dando besitos asĂâŠâPuso la bocacomo un pez y empezĂł a hacer unos ruiditos besucones tan graciosos que, de no ser por lo trĂĄgicode la situaciĂłn, me hubieran hecho reĂr de lo lindo.
âPerdĂłname, cariño, tienes que perdonarme.
âTĂș lo has querido, te comes el peineâŠ
Puedo prometer que lo sentĂ en la boca, suerte que de nuevo se abriĂł la puerta del castillo y noapareciĂł un prĂncipe, pero sĂ mi padre, quien alertado por las voces no dudĂł en acudir.
![Page 104: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/104.jpg)
âPor Dios, Cris, ÂżdĂłnde estabas?
âPeinando a mi muñeca, que es lo Ășnico divertido que se puede hacer en este pueblo. Eso y quemi hermana se coma el peine, papĂĄâŠ
![Page 105: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/105.jpg)
CapĂtulo 15
Ni que decir tiene que mi padre me la tuvo que quitar de encima. Si la deja, efectivamente mecomo el peine.
A duras penas la convenciĂł para que entrara en casa de Aurora, quien demostrĂł una calidadhumana excelente y habĂa preparado un consomĂ© calentito para todos. Falta nos hacĂa, desdeluego.
Aunque parecĂa haber estado jugando como si tal cosa, lo cierto es que mi hermana estaba ateridade frĂo. Yo no podĂa parar de mirarla y, la imagen de aquellos calcetines pintados, ya estropeadapor el paso de las horas, me inspirĂł una tremenda ternura.
âVenga, Cris, que mientras ellos ponen la mesa te voy a ayudar a ducharte.
âYo no necesito la ayuda de ninguna vĂbora robanovios para ducharme, soy bastante mayorcita,por si no te habĂas dado cuenta.
Si, la estampa era mås o menos lo que indicaba, que ella era bastante mayorcita, pero la historiase la estaba contando a su muñeca.
âDĂ©jalo, Vero, voy a ayudarla yoâme comentĂł Aurora, quien tenĂa el cielo ganado.
Menos mal que, al menos, a mi madre se le habĂa pasado el ataque de ansiedad, por lo que pude
![Page 106: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/106.jpg)
contarle todo lo sucedido.
âVero, hija, tenemos un plan por delante que nos puede estallar en toda la cara, yo no sĂ© ni cĂłmohacer las cosasâme confesĂł ella y fue la primera vez en la vida que la vi tan angustiada desde elaccidente de Cris.
âYa lo sĂ©, mami, es que la cosa tiene timba. Pero no te preocupes, que yo ya he tomado unadecisiĂłn.
âÂżY eso?
âNo voy a consentir que Cris me odie por un hombre, voy a dejar a RaĂșl.
Pero Cris, pese a estar en el baño, debĂa tener las parabĂłlicas puestas, pues no tardĂł en chillardesde allĂ.
âÂĄComo que te has creĂdo que te voy a perdonar porque ahora lo dejes! Has conseguido que meponga los cuernos cuando ya estĂĄbamos a un paso del altar y eso es algo que no te voy a perdonarnunca, Âżme oyes? NUN-CA.
Lo dijo despacito y con buena letra para que yo me enterase. Yo no podĂa saber exactamentecuĂĄnto le habĂa dolido a ella vernos juntos, pero lo que sĂ tenĂa claro era lo que me dolĂa a mĂverla asĂ.
âCris, cariño que, aunque tĂș creas que sĂ, RaĂșl no era tu novioâle recordĂ©.
âNo, si verĂĄs, mamĂĄ, al final va a decir que era el suyoâŠ
No nos reĂmos porque no tenĂamos el cuerpo para jotas, pero vaya telita.
![Page 107: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/107.jpg)
TerminĂł de ducharse, con la ayuda de Aurora, y vino a la mesa con el pelo todavĂa mojado.
âNo ha habido manera de secĂĄrselo, dice que estĂĄ bien asĂ.
âCris, hija, dĂ©jame que te peine. âLe pidiĂł mi madre porque ese dĂa sĂ que parecĂa cierto esoque ella decĂa de que habĂa metido los dedos en un enchufe.
âNo, me gusta asĂ y me gusta asĂ. A partir de ahora voy a hacer todo lo que me venga en gana, yano me vais a poder tratar mĂĄs como a una niña, estoy pero que muy enfadada.
âCris, mi vida, tu hermana no ha pretendidoâŠ
âÂżLa vas a defender a ella, mamĂĄ? Porque te recuerdo que ha sido una lagarta. Y tĂș, papĂĄ, Âżnotienes nada que decir? Pues ya te has quedado sin ser el padrino, por tener tan poca sangre.
AllĂ habĂa para todo el mundo. Alberto entrĂł por las puertas triunfante, pues lo primero que hicedespuĂ©s de que mi padre me librara de comer peine a tutiplĂ©n fue avisarlos.
âÂĄCris, estĂĄs aquĂ, estĂĄs bien! âLa abrazĂł con fuerza y ella a Ă©l.
âÂżVeis? Este es un hombre como Dios manda y no como otros ponecuernos que yo me sĂ©âsoltĂłdirigiendo una iracunda mirada en este caso a RaĂșl.
âCris, ÂżcĂłmo te encuentras? âle preguntĂł Ă©l obviando su comentario.
âDivinamente, pero no gracias a ti, que has roto nuestro compromiso. Y quĂ©date con estoâŠ
![Page 108: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/108.jpg)
AhĂ sĂ que tuvimos todos que contener la risa, porque ver a mi hermana intentar sacarse un anilloimaginario del dedo tirando con toda su fuerza no era algo que se diera todos los dĂas.
âCris, hija, que te vas a sacar el dedo.
âPues me da igual, mamĂĄ, con tal de tirarle a la cara esta baratija, que no le debe haber costadomĂĄs que una miseria, porque en realidad no me quiere.
Hasta de miserable lo puso y Ă©l tragaba saliva como pudo.
âY ahora se lo pones a mi hermanaâhizo como que ya lo tenĂa quitadoâ, y os vais los dos a lagran puñeta donde yo no vuelva a veros, que sois unos indeseables, unos cretinos y unostraicioneros.
Si para algo estaba sirviendo aquello era para que la lengua de Cris, que hacĂa tiempo que parecĂaestar como adormilada, con un lenguaje un tanto cortito, se despertase. CuĂĄntas palabrejas y quĂ©hirientes.
âRaĂșl, yo creo que serĂĄ mejor que te marchesâle indicĂł Aurora al ver que Cris se estabasoliviantando.
Y no le dio tiempo a terminar de decirlo cuando ella se puso a chillar, como hacĂa siempre que seestresaba. Demasiado habĂa tardado, pero madre mĂa cĂłmo berreaba la niña.
Hasta Alberto, que siempre mostraba mucha paciencia con ella, se tapĂł los oĂdos y le pidiĂł porfavor que parase, pero no hubo suerte.
âTĂo RaĂșl, vete, porfita, que nos va a dejar sordos. âLe pidiĂł.
![Page 109: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/109.jpg)
RaĂșl me dirigiĂł una Ășltima y penosa mirada como rogĂĄndome que me fuera con Ă©l. Yo me debatĂaentre la pena, la ira, la frustraciĂłn y no sabĂa cuĂĄntos sentimientos contradictorios mĂĄs, pero desdeluego que ninguno bueno.
No me dignĂ© ni a mirarle, habĂa tomado una decisiĂłn y debĂa ser consecuente con ella. ÂżMe estabainmolando? Probablemente, pero si algo no podĂa permitir en el mundo era que la estabilidadmental de mi hermana, que estaba en la cuerda floja, quedara todavĂa mĂĄs comprometida.
Cuando cerrĂł la puerta sentĂ que un capĂtulo de mi vida habĂa acabado. Y ahora quedaba pordelante una Ășltima batalla que librar; la del perdĂłn de Cris.
![Page 110: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/110.jpg)
CapĂtulo 16
La vuelta a casa fue una verdadera calamidad. Mi madre se tuvo que sentar en el asiento traserodel coche con ella porque no aceptaba tenerme cerca.
Aun asĂ, no permitiĂł que parĂĄramos ni siquiera para tomar un triste cafĂ©, porque cuando mi padreintentaba hacerlo, ella comenzaba a chillar como una posesa y el hombre desistĂa.
Cada vez que podĂa me dirigĂa una mirada burlona y medio amenazante de que iba a comer elpeine en cualquier momento, y por lo bajini, le iba diciendo unas cosas a su muñeca que yoprocuraba ni escuchar, porque me dolĂan como si se me fuera la vida en ello.
Llegamos a casa y ella no permitiĂł ni que yo subiera.
âSolo quiero ayudar a papĂĄ y a mamĂĄ, ya despuĂ©s me voy.
âTendrĂĄn que elegir, si pones un pie en casa, soy yo la que me voy, robanovios.
Ese era mi nuevo apelativo, pues no se dirigĂa a mĂ por mi nombre ni a la de tres.
Mi madre me mirĂł rogĂĄndome que dejara las cosas estar y que volviera en otro momento.
LleguĂ© a mi casa y, como era mediodĂa, Fati y Julio estaban allĂ.
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âÂżYa ha vuelto la niña bonita? âme preguntĂł Ă©l desde la cocina cuando escuchĂł la cerradura.
âEspera a ver mi cara y a lo mejor cambias de opiniĂłnâle comentĂ© mientras iba hacia ellos.
âÂĄJoder! Pues sĂ que tienes razĂłn. Hija, ÂżtĂș vienes de un revolcĂłn o de un funeral? Porque hevisto a viudas con mucha mejor cara.
âPues lo mismo de un funeral sĂâŠ
âÂżY a quiĂ©n se supone que has enterrado? âme preguntĂł Fati mientras me daba un calurosoabrazo.
âA mi relaciĂłn con RaĂșlâle respondĂ comenzando a llorar de forma hiposa.
Mis amigos se miraron sin saber lo que decir. La desaparición de Cris, pese a que para mà duróuna eternidad, en realidad lo hizo unas horas, por lo que no llegó a trascender en nuestro pueblo.Por esa razón, hube de contårselo todo con pelos y señales.
Me sentĂ© con ellos, que habĂan preparado un purĂ© de verduras calentito y me sirvieron un cuencoque me sentĂł muy bien.
âPero vamos a ver, mendruga, Cris terminarĂĄ pasando por el aro, no puedes romper con esetiarrĂłn por lo que ha pasado. âJulio tenĂa clara su postura.
âPues yo no sĂ© quĂ© decirte. Si a mĂ me llega a pasar eso con mi hermana es muy probable queactuara como lo ha hecho ella. âFati me entendĂa.
âÂżY eso por quĂ©? âVolviĂł Ă©l a la carga.
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âPorque los tĂos son como los peces, de los que el mar estĂĄ lleno, pero ella hermana solo tieneuna y la puede perder a consecuencia de esto.
âYo no creo que la sangre llegara al rĂo. Para mĂ que nos traemos aquĂ una mañana a Cris a tomarchurros y sanseacabĂł, seguro que entre todos la convencemos.
âTĂș dices eso porque no la has visto. Ni siquiera me dirige la palabra, me llama ârobanoviosâ yme echa unas miradas de odio que me matan de la penaâpuntualicĂ©.
âAins, esa cabeza de chorlito, pero ÂżdĂłnde se ha visto que RaĂșl pudiera ser su novio?
âEs que piensa que ella no es consciente de su problema y, aunque suele actuar como una niña,tambiĂ©n tiene gustos e instintos de mujer. Esto es un lĂoâŠ
âSĂ que lo es, guapa, y el del Monte PĂo, desde luego⊠Vaya con el plan que tenemos.
SĂ, sĂ que lo tenĂamos y en un momento de mi vida en el que no me faltaba un perejil. Al disgustode mi hermana debĂa unirle que yo estaba sin curro. ÂżY si no lo encontraba pronto? Antes temĂavolver a casa de mis padres porque lo consideraba un fracaso, pero ahora es que ya serĂa lahecatombe.
Me acordĂ© del ofrecimiento de RaĂșl, de que Ă©l tenĂa dormitorios libres, y el alma se me cayĂł a lospies. Aunque lo nuestro habĂa durado un suspiro, yo sentĂa que Ă©l era un hombre especial, hastadirĂa que creĂa estar segura dĂas atrĂĄs de haber encontrado a mi media naranja. Y ahora, desopetĂłn, esa media naranja se habĂa convertido en un medio limĂłnâŠ
Claro que, si la vida te da limones, yo soy de las que piensa que hay que hacer limonada con ellos,pero algo me decĂa en mi interior que aquella vez me iba a costar mĂĄs de lo que pensaba salir deaquella.
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Por la tarde hice un nuevo intento, llamé al telefonillo de mis padres y fue mi hermana quiencontestó.
âCris, Âżpuedo subir?
âSĂ, claro que puedes, pero mira antes al balcĂłnâme contestĂł.
ÂżHabrĂa un rayo de esperanza? MirĂ© al balcĂłn, siguiendo sus instrucciones, y me hizo una peineta.
âPuedes subir, pero aquĂ, y pedalear si quieres, robanovios.
Las lĂĄgrimas se me saltaron. Mi madre saliĂł al balcĂłn y la reprendiĂł, pero en vano. Me encogĂ dehombros y salĂ andando. Por el camino me encontrĂ© a mi amiga Rosa y de nuevo los recuerdoshicieron huella en mĂ.
QuĂ© divertido fue el dĂa que entramos juntos a comprarle las bombas de chocolate y quĂ© tarde mĂĄslinda pasamos los tres en su casa. Me daba igual ser un poco friki y tirarme con ellos al suelo ajugar al Scalextric, Dios, quĂ© añoranza estaba sintiendo. No me gustaba nada aquella sensaciĂłn,pero tampoco podĂa evitarla en absoluto.
Rosa se quedĂł un tanto alucinada por verme tambiĂ©n en aquel estado y, como tenĂa muchaconfianza con ella, le contĂ©.
âCris te adora, esto va a pasar, no te preocupes.
âEso espero, pues con todo y con eso, me queda un berrinche bueno.
Yo sabĂa bien cuĂĄl iba a ser ese berrinche; el de volver a encontrarme a RaĂșl, que para mĂĄs inri
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era mi vecino, y no poder decirle ni esta boca es mĂa. CuĂĄnto dolor en tan poco tiempoâŠ
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CapĂtulo 17
Mis temores no tardaron en hacerse realidad, pues RaĂșl llegĂł el domingo por la tarde, un dĂa antesde incorporarse de nuevo a su trabajo.
Durante los dĂas que mediaron entre mi marcha de su pueblo y su vuelta habĂa intentado, en vano,contactar por telĂ©fono y wasap conmigo.
Lo primero que hizo al volver fue llamar a mi puerta.
âVero, no seas niña, por lo que mĂĄs quieras, tenemos que hablar. No sĂ© si eres consciente de lohondo que me has calado, pero estoy pasando un infierno.
A mĂ sĂ que me calĂł hondo verle pues, por mucho que quisiera negarlo, me estaba enamorando deĂ©l cuando sucediĂł todo aquello. LĂłgicamente, no podĂa dar mi brazo a torcer, por lo que memostrĂ© tajante.
âRaĂșl, tĂș y yo no tenemos nada de lo que hablar. Si de verdad me aprecias, tendrĂĄs que irte pordonde has venido.
MedĂ muy bien mis palabras. No quise decir si me quieres ni nada parecido, porque hastapronunciar esas palabras me dolĂa tela del telĂłn.
âSolo una conversaciĂłn, por favor, una sola⊠Y si despuĂ©s de eso no he sido capaz de
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convencerte, te prometo que no insistiré mås.
No debĂa caer en la tentaciĂłn, miedito me daban mis sentimientos, pero aceptĂ© pasar a su casapara hablar con Ă©l.
QuĂ© distinta sensaciĂłn al resto de las veces que entrĂ© allĂ. Ni siquiera la venĂa tan bonita, porquecualquier rincĂłn al que mirara me parecĂa infinitamente triste.
âMi niña, tenemos que encontrar una soluciĂłnâme dijo tal cual nos sentamos cogiĂ©ndome lamano y yo la retirĂ© volando.
Probablemente me estaba poniendo una coraza, pero ÂżquĂ© otra cosa podĂa hacer? Necesitaba sacarfuerzas de flaqueza.
âRaĂșl, tĂș no lo entiendes, pero Cris es todo para mĂ. No sabes lo que es tener una hermana quecrece a la par que tĂș, fĂsica e intelectualmente, que vivĂs la infancia juntas y luego laadolescencia⊠hasta hacerse una hermosa mujer. Y luego, un buen dĂa, la vida te da un hachazo yse lleva su cordura; el cuerpo es el mismo, pero ya no tienes delante a aquella mujer. Ahora setrata de una niña y, como tal, a veces es muy caprichosa.
âEso puedo entenderlo, amor, pero tiene que haber una soluciĂłn para lo nuestroâŠ
âNo la hay, RaĂșl, no la hay. Ella se ha encaprichado contigo, y no te voy a decir que no se lepase ese capricho, se le pasarĂĄ, pero a base de no verte y de olvidarte. Si te sigue viendo conmigoeso no va a ocurrir y lo peor no es eso, lo peor es que su odio hacia mĂ crecerĂĄ y llegarĂĄ unmomento en que ya no me vea como su hermana. Piensa una cosa, el cuidado de Cris va a terminarrecayendo en mĂ, algĂșn dĂa mis padres no estarĂĄn y yo necesito tener una relaciĂłn sĂłlida con ellapara que pueda continuar teniendo una vida feliz cuando ese momento llegue.
âEstoy de acuerdo, Vero, pero yo estoy dispuesto a hacer lo que haga falta. Como si durante años
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debemos llevar nuestra relaciĂłn en secreto. Yo no aparecerĂa por casa de tus padres, pasearĂamospor otros pueblos, me esfumarĂa los dĂas que ella quisiera estar contigo, lo que sea.
âEs el ofrecimiento mĂĄs generoso que me han hecho en la vida, pero no funcionarĂa. Tarde otemprano ella terminarĂa sabiĂ©ndolo y se sentirĂa doblemente traicionada, y eso ya serĂa elacabose. Ni me lo perdonarĂa ella ni me lo perdonarĂa yo.
âEntonces, Âżno tengo ninguna posibilidad? ÂżMe estĂĄs diciendo en serio que hasta aquĂ hemosllegado?
âSĂ, te lo estoy diciendo pero que muy en serio, asĂ que debo pedirte por favor que hagas como siyo no existiera.
âÂżCĂłmo? Eso es demasiado, no pretenderĂĄs que actĂșe como si fueras transparente.
âNo tanto, pero poco mĂĄs. A partir de ahora solo somos vecinos, es lo Ășnico que puedoofrecerte, no voy a mentirte ni a crearte falsas expectativas.
Vi el dolor en su cara, pero lo que no podĂa sospechar es que a mĂ pronunciar aquellas palabrasme estaba costando mĂĄs que a Ă©l escucharlas.
SalĂ de allĂ al galope y me metĂ el resto de la tarde en la cama.
âÂżQuĂ© vas a hacer ahora? âme preguntĂł Julio, quien me trajo un vaso de leche templada parareconfortarme.
âBuscar trabajo cagando leches y no mirar atrĂĄs o estoy perdida.
âEstamos apañados tambiĂ©n con el trabajo de las narices, pero te digo una cosa, tĂș y yo vamos
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un dĂa a tener un negocio a lo grande, todo llegarĂĄ, hasta el nombre tengo pensado; se llamarĂĄâKaobaâ.
âEs un nombre precioso, como tĂș. Di que sĂ, soñar es gratis.
âNo es un sueño, ya verĂĄs, lo haremos realidad.
Yo no creĂa demasiado en ese momento en la posibilidad de hacer realidad ningĂșn sueño, pero, siĂ©l lo decĂa, lo mismo tenĂa una pizca de razĂłn.
LlorĂ© a mares aquella tarde cuando me dejĂł a solas con mis pensamientos. Para colmo, me flagelĂ©viendo fotos de Cris y mĂas de todos los tiempos. Solo deseaba que todo volviera a la normalidad.
De no haber sido porque querĂa congraciarme con ella y porque no podĂa dejar a mis padres soloscon su cuidado, hubiera huido a cualquier otro lugar en el que empezar de cero. Pero no, yo estabacondenada a seguir allĂ. No sabĂa quĂ© pecado habrĂa cometido (o sĂ), pero mi condena erapermanecer en la misma planta del hombre al que amaba y ni siquiera poder hablar con Ă©l.
SĂ, lo tenĂa claro desde esa tarde; lo amaba. Me lo dijo mi corazĂłn cuando entrĂ© en su casa. Y susojos me decĂan que a Ă©l le pasaba lo mismo. Iba a ser una carga muy pesada y yo tenĂa quepreparar mis hombros, claro que no sabĂa si estaba preparada para ello.
Lo estuviera o no, no me quedaba mĂĄs remedio que afrontarla. Y que Dios repartiera suerte.
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CapĂtulo 18
Dicen que âno hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resistaâ, pero lo cierto es que yocomencĂ© a dudarlo en esa Ă©poca.
A partir de aquel dĂa, las cosas no hicieron sino ir de mal en peor. Cris seguĂa sin querer verme yyo escurrĂa el bulto que daba gloria cada vez que me cruzaba con RaĂșl, al que huĂa como si fuerael mismĂsimo demonio.
Sin embargo, eso no significaba, ni mucho menos, que no lo echara de menos. Cada vez querecordaba cĂłmo habĂa comenzado lo nuestro, con aquella fuerza, sin reservas, sin miedos⊠mipiel seguĂa erizĂĄndose.
Y ello por no hablar de las noches en las que soñaba con Ă©l. Normalmente lo veĂa en situacionescotidianas, mimĂĄndome, lo mismo que yo a Ă©l; tambiĂ©n a veces Ăbamos de viaje, sin destino cierto,solo por el mero disfrute de estar el uno con el otro; y, por Ășltimo, estaban aquellas otras veces enlas que eran sueños hĂșmedos los que me asaltaban en plena noche y me desvelaban durante horas.
En cuanto al terreno laboral, no hace falta decir que las cosas no fueron demasiado fåciles. Un parde semanas después de que todo aquello ocurriera, fui a ver a Rosa, que se estaba convirtiendo enmi paño de lågrimas.
âComo mil currĂculums debo haber echado y nada, parece que no va a haber suerte. Me veotocando la puerta de mis padres y con el plan que tengo con Cris eso es gloria bendita en estosmomentosâle confesĂ© mientras me tomaba el rico chocolate calentito que me habĂa preparado.
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âPues mira, estoy por proponerte una soluciĂłn, mi compañera Mariola se va, que ya comienzacon la baja maternal, y necesito alguien que la sustituya, Âżte animarĂas?
âÂżA trabajar aquĂ en la pastelerĂa? Mira que no me veo, pero, al fin y al cabo, lo Ășnico que tengoque pensar es que es un sueldo.
âY ya te advierto que no demasiado grande. Eso sĂ, cubrirĂas gastos hasta que tuvieras algomejor.
âPues, ÂżdĂłnde hay que firmar?
Me incorporĂ© dos dĂas despuĂ©s. Las semanas se me hacĂan lentas y tediosas, entre un curro que nome llenaba demasiado, una casa (la mĂa) a la que me daba pereza volver por si me cruzaba conRaĂșl y otra (la de mis padres) en la que no podĂa poner un pie a no ser que mi hermana hubierasalido.
Un par de semanas antes de Navidad la casualidad quiso que me la encontrase al salir de lapastelerĂa. Fue verme y salir corriendo, la muy jodidaâŠ
âCris, esperaâŠ
âYo no soy Cris, debes haberte confundidoâme contestĂł muy digna.
âMira, llevo bombas de chocolate para casa, Âżquieres una? âle ofrecĂ de entre un paquete queRosa se habĂa empeñado en que me cogiera, ya que decĂa que me estaba quedando en los huesos.
âNo quiero, no me gustan.
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âPero Cris, si antes eran tus preferidasâŠ
âY dale con que me llamo Cris, tĂș debes haberte confundido.
âEres Cris y eres mi hermana, por mucho que ahora te peseâle recordĂ© mientras miraba coninterĂ©s lo que ella estaba haciendo.
âNo, me llamo Diana y soy detective privado, estoy investigado un caso con mi compañeraWendy. âLa sacĂł del bolso y casi me tiro al suelo de risa porque habĂa intentado arreglarle ellael ojo y se lo habĂa dejado peor.
âAh⊠pues la Cris que yo conozco tiene una amiga que se llama Wendy tambiĂ©n, lo que pasa esque ademĂĄs tiene una hermana que podrĂa haberle arreglado el ojo mejor a Wendy, pero como nosomos ni tĂș ni yoâŠ
âÂżTĂș podrĂas hacerlo? âSe quedĂł mirando a su muñeca como reconociendo que la habĂa dejadode pena.
âNo, yo no, porque como tĂș no eres Cris, yo tampoco soy tu hermanaâargumentĂ© a ver si habĂaalgo de suerte.
âBueno, a lo mejor un poquito sĂ que soy tu hermana, lo que pasa es que se me ha olvidado.
âAh, pues a lo mejor⊠¿Y quĂ© te parece si vienes con Wendy a mi casa y le arreglamos el ojomientras nos comemos una de esas bombas?
âNo sĂ©, dĂ©jame que lo consulte con ella.
No era broma, allĂ que se pusieron a hablar y ella hacĂa las dos veces, para mondarse de la risa la
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situaciĂłn. No podĂa hacerme mĂĄs gracia, quĂ© arte tenĂa y hasta parecĂa dispuesta a ceder.
âHemos decidido que iremos, pero eso no quiere decir que te haya perdonado, solo queâŠ
âQue me echas un poco de menos, Âżverdad?
âUn poco, pero solo un poco.
âPues yo a ti un montĂłn y estoy como loca de contenta de que subas conmigo.
Le di la mano y salimos caminando. Cierto que todavĂa se notaba que estaba recelosa, perotambiĂ©n con muchĂsimas ganas de que compartiĂ©ramos aquel ratito. Por mi parte, ni digamos cĂłmome sentĂa de bien. Volver a tener a Cris a mi lado me hacĂa sentir magia y la posibilidad derecuperar a mi hermana.
Al pasar por delante de la puerta de RaĂșl, se quedĂł mirando.
âÂżTodavĂa esâŠ?
âNo, no es mi novio ni nada parecido, cariño. Apenas hablamos, a quien quiero tener en mi vidaes a ti.
Digamos que su mente era como la de una niña y por eso le dije aquella mentirijilla piadosa. Noes que fuera solo ella la persona a la que deseaba recuperar, pero de ningĂșn modo lo hubieraentendido y yo sabĂa que estaba no entre la espada y la pared, sino en este caso, entre la hermana yla pared, que era lo curioso.
Llegamos y Julio y Fati acogieron con jĂșbilo su visita. Yo no cabĂa en mĂ de gozo de tenerla allĂde nuevo y hasta brindamos con un chupito; el de Cris de chocolate, que solo le faltaba mezclar
![Page 123: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/123.jpg)
alcohol y medicamentos.
A cierta hora de la tarde vi a RaĂșl por el patio de luces y no pude sino desviar una mirada que mehacĂa mĂĄs daño del que Ă©l pudiera imaginarâŠ
![Page 124: Entre mi hermana y la pared](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022072100/62d83baec7b24c50196cbbe8/html5/thumbnails/124.jpg)
CapĂtulo 19
A dos dĂas de Nochebuena Cris parecĂa haberme perdonado. Y bendito sea Dios porque, si no lohubiera hecho, aquellas ni hubieran sido Navidades ni hubieran sido nada.
âVero, este año tambiĂ©n le voy a llevar mi carta a Santa Claus, que se ha puesto en la plaza.
âEs verdad, ya lo he visto, pues yo de ti se la llevarĂa volando porque ya falta poco.
âÂżMe quieres acompañar? âHabĂa venido a almorzar a mi casa y pensaba hacerlo por la tarde.
âSabes que me encantarĂa, cariño, pero no puedo⊠Es que tengo que entrar a trabajar en lapastelerĂa.
âVale, pues me acompañas otro dĂa a echar la de los Reyes MagosâŠ
âClaro que sĂ.
Ya llevĂĄbamos dos años asĂ. Suerte que en el pueblo todos sabĂan de su problema y nadie seextrañaba de verla, con su 1,75 de estatura, sentada en la falda de los Reyes Magos.
AbrĂ la puerta para despedirla y, maldita sea, nos encontramos con RaĂșl.
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âHola a las dosânos dijo con una sonrisa cĂłmplice al ver que estĂĄbamos bien avenidas.
âHola RaĂșl, ya he perdonado a mi hermana, no le dirĂ© mĂĄs robanovios y, a lo mejor, tambiĂ©n teperdono a ti tambiĂ©n.
âÂżNo me digas? Pues me darĂas una alegrĂa inmensa porque yo sentĂ muchĂsimo si te hicimosdaño, no era nuestra intenciĂłn.
âBueno, ahora me voy a echar la carta a Santa Claus, que vosotros charlĂĄis mucho y no vaya aser que me lo pierdaâŠ
âUna pregunta, Cris, Âżme dejarĂas que fuera contigo?
Le hice un gesto de negaciĂłn, porque aquello no me pareciĂł nada prudente. Ahora que se le ibaolvidando el tema solo faltaba que le volviera a dar por Ă©lâŠ
âSerĂĄ mejor que vaya sola, no te preocupes por ellaârepuse.
âÂĄEh! Eso tendrĂ© que decidirlo yo, Âżno te parece? Bueno, lo decidiremos entre Wendy y yo, mejordicho.
SacĂł a su muñeca del bolso, a la que yo le habĂa enmendado ya el ojo, y comenzaron de nuevo aparlamentar.
Yo no sabĂa a quĂ© estaba jugando RaĂșl, pero no estaba demasiado de acuerdo con aquello.
âVale, Wendy dice que puedes venir, pero solo si nos invitas despuĂ©s a un chocolate con churros.
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âPero Cris, no tengas morro. âNeguĂ© con la cabeza porque no habĂa visto una cara mĂĄs dura enel mundoâŠ
âNo tengo morro, lo que tengo es hambreâse quejĂł.
Mi hermana era una lima sorda y yo no podĂa entender como tenĂa ese tipo de infarto, porque semetĂa entre pecho y espalda unas cantidades de comida que vĂĄlgame, Dios⊠Sin embargo, lapuñetera estaba como un espadachĂn, probablemente porque sus nervios provocaban que luego loquemara todo.
SaliĂł de allĂ con RaĂșl, aunque ya parecĂa estar mĂĄs conforme con la situaciĂłn y no le dio ni lamano ni nada.
âCris, no seas trasto y pĂłrtate bien, que no me entere yo de que lĂas una de las tuyas por ahĂ.
âÂżCuĂĄndo he liado yo nada, Vero?
QuĂ© va, ella nunca, cuando habĂa que temerle mĂĄs que a un toro de Miura.
SalĂan a la calle cuando vi que Tere, su excuñada, llegaba. No pude evitar que me recorriera elcuerpo al completo un escalofrĂo porque no lo hizo sola, sino en compañĂa de otra chica muyatractiva que lo saludĂł con mucha familiaridad.
No podĂa ser otra porque allĂ apenas conocĂa a nadie. La chica en cuestiĂłn serĂa Ăngela, lahermana de Tere, Âżo no?
ObservĂ© la escena desde la ventana y con pena concluĂ que sĂ, porque ambos echaron a andar, ÂĄdelbrazo!
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Toma ya⊠cĂłmo me doliĂł. Si hasta jurarĂa que tenĂa bastante parecido con Tere, no habĂa ningĂșngĂ©nero de duda; era ella.
Normal que en los Ășltimos dĂas RaĂșl pareciera esquivarme; la vida se iba abriendo camino paraambos y Ă©l, por alguna extraña razĂłn, debĂa haber apostado por el pasado.
Lo que eran las cosas, mi hermana casi enloquece cuando nos vio juntos y allĂĄ que iba ahora parala calle con su chica y su cuñada. ÂżPor quĂ© la habrĂa perdonado RaĂșl? Me mirĂ© al espejo y lo quevi reflejado en Ă©l solo podĂa llamarse de una manera; eran celos y de muerte.
La tal Ăngela me pareciĂł muy atractiva y yo, aunque no lo era menos, me encontraba muydemacrada en aquellos dĂas. SĂ, era innegable que no tenĂa ganas de arreglarme, ni de ponerme lasmechas en el pelo, ni de comer, ni casi, de vivir.
LleguĂ© a la pastelerĂa arrastrando mi cuerpo y le contĂ© a Rosa.
âUn bombĂłn asĂ no podĂa estar demasiado tiempo solo, te lo advertĂ, Vero.
âÂżY quĂ© querĂas que hiciera? Joder, es que no sabes con la ilusiĂłn que se miraban y cĂłmo la hacogido del brazo. HacĂa mucho tiempo que no lo veĂa asĂ, estaba feliz.
âPues ya solo te queda una; si de verdad lo quieres, tienes que alegrarte de su felicidad y dejar elmundo correr. No puedes estar como el perro del hortelano, que ya sabes que ni come ni dejacomer.
En eso tenĂa razĂłn mi amiga y yo no podĂa ser tan egoĂsta. AdemĂĄs, le habĂa escuchado decir aJulio que RaĂșl le contĂł que tenĂa guardia el dĂa de Navidad, por lo que no podrĂa ir a su pueblo.
Si se habĂa arreglado con ella, lĂłgico era que Ăngela hubiera venido a pasar las fiestas con Ă©l. YmĂĄs ahora, que debĂa tener la mosca detrĂĄs de la oreja despuĂ©s de saber que Ă©l habĂa visitado a su
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familia con otra.
Para eso habĂa quedado yo, para ser la âotraâ. VolvĂ a ahogar mis penas en unos de esosdeliciosos chocolates que preparaba Rosa. Pero no, no iba a ponerme como un tonel, pues lo malque lo estaba pasando hacĂa que yo estuviera como otro espadachĂn, para hacer juego con mihermana supongo que serĂa.
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CapĂtulo 20
El dĂa de Nochebuena trabajĂ© a destajo hasta media tarde.
âRosita, menos mal que la de mis padres es una fiesta familiar, porque anda que estoy como parahartarme de bailar, tengo los pies como botasâle dije mientras le di un beso y me despedĂ de ella,deseĂĄndole la mejor de las noches.
âHarta de vino es como tienes que estar esta noche, o de anĂs, o de chupitos o de lo que te vengaen gana, que tienes mucho que celebrarâme animĂł ella.
Bueno, eso de âmuchoâ serĂa harto discutible. Desde que vi a RaĂșl con su ex no me podĂa quitar lacuestiĂłn de la cabeza. Estaba un poco obsesionada con ello y eso que sabĂa que lo nuestro eraimposible, por lo que resultaba absurdo que siguiera pensĂĄndolo.
Reconozco que habĂa interrogado a mi hermana sobre el nombre de la chica, pero no obtuveresultados.
âNo sĂ©, era muy simpĂĄtica, como la otra, pero no me acuerdo del nombre de ninguna de las dos,yo iba hablando con Wendy.
AsĂ era ella, ÂĄmenos mal que me dijo que era detective privado!
Llegué a casa y estiré un poco las piernas antes de arreglarme para ir a la de mis papis. Por el
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patio de luces vi que la de RaĂșl estaba iluminada y se me cayĂł el techo encima cuando pensĂ© queĂ©l estuviera allĂ con su novia, poniendo la mesa y con los regalos debajo del ĂĄrbol.
Me metĂ en la ducha y debĂ estarme una media hora con el agua calentita corriendo por mi cabeza.
âÂĄQue nos vas a dejar sin agua caliente! âse quejaron los dos petardos de mis compis, que mehabĂan recibido con un chupito y a golpe de pandereta cuando lleguĂ© del trabajo.
SalĂ del cuarto de baño y procurĂ© ponerme mona porque la ocasiĂłn lo requerĂa. Bastante mal lohabĂa pasado mi familia en los Ășltimos años como para que ahora les calentara yo el coco con mismales de amores.
Cris me abriĂł la puerta igual que lo hicieron los otros dos, pandereta en mano y cantandovillancicos.
Vi que la mesa estaba puesta para cuatro y ya sabĂa yo quiĂ©n era el cuarto invitado.
âÂżEse cubierto es paraâŠ?
âPara Wendy, claro, que estĂĄ muy contenta porque ya tiene los ojos bienâme comentĂł ella.
Como un dĂa se perdiera Wendy no sabĂa yo lo que Ăbamos a hacer. Mi hermana tenĂa muñecaspara dar y regalar, como la que le comprĂł RaĂșl, pero a Wendy no la dejaba ni a sol ni a sombra.
A la hora de cenar nos sentarĂamos los âcuatroâ en la mesa. Aunque mi cuerpo estaba allĂ, mi almano. Esa estaba en casa de RaĂșl, mirando por la mirilla lo que dentro se estaba cociendo.
Mi madre ultimaba los preparativos cuandoâŠ
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âPapĂĄ, ÂżquĂ© significa esto?
Mi padre acababa de abrir el portĂłn de entrada y dejado entrar a RaĂșl.
âEste es el cuarto invitado, no es Wendyâme informĂł Cris con voz cantarina.
âÂżCĂłmo? No entiendo nada.
âEs que eres muy torpe y te lo tengo que explicar todoâreiterĂł ella y yo no podĂa estar mĂĄsextrañada.
âMira, el otro dĂa, cuando fui a echar la carta a Santa Claus, RaĂșl me dijo que Ă©l tambiĂ©n le iba aescribir una. Me contĂł que le querĂa pedir que volvieras a ser su novia, si a mĂ no me importaba.
âPero espera, espera, Âży tĂș quĂ© le dijiste?
âQue no me importa, Vero, porque me he enterado de que tiene treinta y cinco años y me pareceque es muy viejo para mĂ, que soy una niña a su lado y mĂĄs con la cabeza como la tengoâme soltĂły me quedĂ© en shock.
Primera noticia que yo tenĂa de que a ella no le gustaran un poco mayores y lo de cĂłmo tenĂa lacabeza, eso era ya el despiporre puesto en su boca.
âÂżMe lo dices en serio?
âClaro y, ademĂĄs, tambiĂ©n es por otra cosita; me gusta el cura nuevo.
â¿¿El cura nuevo?? âAhĂ ya sĂ que me entraron los siete males porque mi hermana iba de una en
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otra.
El cura nuevo, como ella lo llamaba, era un muchacho de color que habĂa llegado a nuestraparroquia y que debĂa tener poca mĂĄs edad que ella. Si no fuera por el âpequeñoâ hĂĄndicap de quellevaba sotana y de que mi hermana no estaba preparada ni en broma para una relaciĂłn, todoperfecto.
âSĂ, sĂ, el cura nuevo, ÂżquĂ© pasa?
âNada, nada, yo no digo nada, que en boca cerrada no entran moscas.
Me acerquĂ© a RaĂșl sin poder dar crĂ©dito todavĂa a lo que allĂ estaba sucediendo.
âÂżY tĂș? ÂżNo estabas en tu casa con tu novia? Mira que yo no quiero lĂos, a ver si te vas a querermontar un harĂ©n ahora a mi costa.
âÂżCon tu novia? âle preguntĂł mi padre quien, si se habĂa quedado perplejo con la confesiĂłn demi hermana, no digamos ya con mi pregunta.
âÂżQuĂ© novia, Vero? Te doy mi palabra de que yo solo estoy por tus huesos.
âEspera, espera, yo te vi salir la otra tarde con Tere y con ella⊠si se parecĂan una barbaridad,no me vayas a decir que no, Âżeh?
âAy, Dios⊠¿Pensabas que era Ăngela? Yo con ella no he vuelto a cruzar palabra. Esa chica esMaite, una prima de ellas a la que conozco tambiĂ©n de toda la vida. Vino a ver a Tere y ella medio la sorpresa de traerla para que pasĂĄramos unas horas juntos.
âÂżSĂ? Es que te vi cogerla del brazo y yo pensĂ©âŠ
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âFue un gesto de cariño, hacĂa mucho que no la veĂa y me entusiasmĂł su visita, sobre todoporque no podĂa estar mĂĄs triste despuĂ©s de haberte perdido; pero yo no he tenido nada en mi vidacon Maite ni lo tendrĂ©. Yo no quiero tener nada con nadie que no sea contigo, Âżlo entiendes?
âMĂĄs te vale, mĂĄs te valeâle contestĂ© con lĂĄgrimas emocionadas en los ojos.
âY yo no quiero tener nada que no sea con mi curaâsentenciĂł mi hermana y ya sĂ que tuvimosque desternillarnos.
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CapĂtulo 21
Fueron las Navidades mĂĄs especiales de mi vida. La cena de Nochebuena no pudo ser mĂĄsentrañable. Mientras miraba a un lado y otro de la mesa, concluĂ que en ese instante sĂ que lo tenĂatodo.
Cris no paraba de hablar como un loro del cura nuevo y del plan que habĂa trazado con Wendypara seducirlo y los demĂĄs ponĂamos los ojos en blanco.
âUna cosa os digo, eso sĂ, que si he permitido que estĂ©is juntos es porque quiero un sobrino conel que jugar o un puñado de ellosânos advirtiĂł en un momento dado durante la cena.
âPero, hija, no seas descarada, ÂżquĂ© va a pensar este muchacho de nosotros? âMi madre lareprendiĂł.
âÂżYo? Absolutamente nada, MarĂa, yo dirĂ© a todo que sĂ y, si algo se pone feo, me harĂ© el muertoy puntoâle contestĂł mi chico haciendo un gesto que provocĂł nuestra risa.
Curado de espantos, asĂ tenĂamos ya a un RaĂșl que no podĂa mostrarse mĂĄs contento. Concluida lacena y las copichuelas posteriores, los dos nos fuimos a seguir celebrĂĄndolo en su casa, haciendoeso que tanto nos gustaba; estar juntos.
Fue un reencuentro de lo mĂĄs especial en el que nuestras pieles clamaban por volver a sentirseâŠUn reencuentro que yo habĂa deseado mĂĄs que ninguna otra cosa en el mundo.
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El dĂa de Navidad, que efectivamente tuvo guardia, lo volvĂ a pasar con mi familia, a la espera deque llegara por la noche y, ya en nuestra casa, cenar juntos y en la intimidad como ambosdeseĂĄbamos.
A la hora del brindis, RaĂșl me sorprendiĂł con una propuesta que me dejĂł patidifusa.
âVero, Âżte acuerdas de lo de la herencia que fui a firmar al pueblo?
âSĂ, no me digas que era una de esas millonarias y que nos podemos jubilar ya para irnos alCaribeâle preguntĂ© en broma.
âNo, jubilarnos, no, quĂ© mĂĄs quisiera⊠Pero he pensado que quiero que ese dinero te sirva paramontar ese negocio que tanta ilusiĂłn te hace, con Julio como socio.
âNo, no, espera, ese dinero es tuyo y seguro que tienes un montĂłn de cosas mejores en las queemplearlo. âMe quedĂ© tan ojiplĂĄtica como agradecida me sentĂ, pero no me parecĂa justo.
âNo, no creas que tengo un montĂłn de cosas en las que emplearloâŠ
âMismamente podrĂas dar una entrada para comprar esta casa, para que fuera tuya.
âY eso quizĂĄs lo haga, con algĂșn piquito que me quede, pero el grueso del dinero quierodestinarlo a eso, y tĂș no me conoces, pero yo me pongo pico pala hasta lograr todo lo que deseo.
âDe eso tengo ya una ligera idea, sĂâŠ
âEn serio, me harĂas tremendamente feliz si lo aceptaras. Yo no quiero que sigas en la pastelerĂa,ese trabajo no te motiva. Pero tampoco va a ser una soluciĂłn que encuentres trabajo de lo tuyo en
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cualquier otro gabinete en el que te exploten. SĂ© que nadie como tĂș para darle un buen uso a esedinero, ÂżquĂ© me contestas?
Sin duda, acababa de ponerme en bandeja de plata la oportunidad de prosperar en la vida y yo mesentĂa de lo mĂĄs halagada, pero me costaba pensar en hacerlo.
âNo sĂ© quĂ© decirte, amor mĂoâŠ
âRepĂtelo, anda.
âQue no sĂ© quĂ© decirte.
âEso no, lo otro, lo del âamor mĂoâŠâ
Embelesados, nos besamos. No le di una respuesta en ese momento porque estaba demasiadoconfundida para hacerlo, pero al dĂa siguiente nos reunimos con JulioâŠ
âRaĂșl, que es dĂa 26 y o 28, Âżeso no serĂĄ una inocentada?
âNada de eso, es lo que es; una propuesta, Julio. SĂ© que juntos formarĂ©is un equipo cojonudo.
âÂżY esta niña quĂ© te dice?
âEsta niña es un poco reacia a todo lo que signifique ayuda, pero estoy segurĂsimo de que tĂș lavas a convencer.
âDĂ©jame que traiga el palo de la escoba y ya verĂĄs lo rapidito que lo hago.
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El entusiasmo de Julio terminĂł de darme el empujoncito que me faltaba. Eso y su promesa de quepoco a poco le devolverĂamos a RaĂșl hasta el Ășltimo cĂ©ntimo de lo que nos prestara.
El resto de las Navidades las dedicamos a buscar un local y, para el dĂa de Reyes, ya lo tenĂamos.
Ese dĂa no pudo ser mĂĄs especial tampoco. Por la mañana llegamos a casa de mis padres con uncargamento de regalos, la mayorĂa de ellos para Cris. Unos dĂas despuĂ©s irĂamos al pueblo paraver a los familiares de RaĂșl, pero los distintos compromisos que tenĂamos hicieron que esasfechas las pasĂĄramos con los mĂos.
âÂĄMadre mĂa! Si me han traĂdo todo lo que pedĂ y algunas cosas mĂĄsâdecĂa Cris mientrasmiraba cĂłmo Sus Majestades se habĂan tomado la copita acompañada con polvorones que leshabĂamos dejado la noche anterior.
âClaro que sĂ, cariño, porque te has portado muy bienâle contestĂ© pensando que ese âmuy bienâhabrĂa que entrecomillarlo porque no podĂa haber sido mĂĄs trasto aquel año.
âÂżY mi sobrino? ÂżPara cuĂĄndo lo vais a encargar? TambiĂ©n lo he pedido.
âCris, por Dios, que nosotros estamos empezando y ahora nos toca vivir nuestra luna de miel,eso ya llegarĂĄ.
âAh, no sĂ©, es que como no entiendo mucho de eso⊠mi cura no me explica ninguna de esascosas.
âSolo faltaba, solo faltabaâresoplĂ©.
âEs que no veĂĄis lo beata que se ha vuelto desde que ha puesto los ojos en ese muchachoânoscontĂł mi madre.
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âClaro, por eso la otra noche estuve en la misa del gallo, kikiriki âcomenzĂł a decir y selevantĂł, aunque mĂĄs que el gallo, en su lĂnea, hizo el ganso.
AsĂ era mi Cris y asĂ habĂa que quererla, una gansota que no paraba de meternos en lĂos, pero a laque adorĂĄbamos. Los Reyes Magos nos habĂan traĂdo lo que mĂĄs querĂamos; paz y amor paratodos.
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EpĂlogo
3 años despuĂ©sâŠ
âCris, tranquilita, por Dios, que me tienes atacadita de los nerviosâŠ
No sabĂa si tenĂa una o dos hermanas, vaya dama de honor que me habĂa buscadoâŠ
Julio me peinaba con las manos temblorosas.
âY tĂș, chiquillo, ten cuidado, que me vas a meter una horquilla en el cerebro con tanto temblor,ÂżquĂ© te pasa?
âÂżQuĂ© me va a pasar? Que estoy emocionadito perdido por tu bodaâŠ
âYa lo sĂ©, cariño, yo tambiĂ©n te quiero. âMirĂ© a nuestro alrededor y comprobĂ© que âKaobaâ erael mejor lugar del mundo para que me hiciera el peinado de novia.
No es porque fuera nuestro, pero el local nos habĂa quedado de dulce y el negocio iba sobreruedas.
RaĂșl solĂa bromear con que no querĂa que le devolviĂ©ramos nada, sino que lo hiciĂ©ramos sociocapitalista porque, segĂșn Ă©l, terminarĂamos abriendo franquicias por toda España y haciĂ©ndonos
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ricos. Obvio que no, pero no nos podĂamos quejar para nada. Y si mi chico decĂa eso era porquenos miraba con muy buenos ojos.
âY yo te quiero tambiĂ©n socia, pero no es solo por eso, que uno tambiĂ©n tiene sus miras. Svensme dijo que nos casarĂamos cuando lo hicierais vosotros, asĂ que tengo este dedito preparado pararecibir el anillo.
âPues prepara tambiĂ©n una tila o va a ser mĂĄs difĂcil que ensartar un hilo en una agujaâlerecomendĂł CrisâŠ
âMira quiĂ©n fue a hablar, si parece que te han dado calambre de lo que te mueves hoy, niña, queno veas si me ha costado peinarte.
âEso es porque no me cogiĂł Fati una cola de caballo, que ella no es peluquera, pero me peinamejor que tĂș, chincha. âLe sacĂł la lengua, eran como dos cĂłmicos juntos.
âÂżTe vienes a jugar, Cris? âle preguntĂł Alberto, que llegĂł a la puerta con Aurora, a la quetambiĂ©n iba a peinar Julio, asĂ como a su hermana Matilde y a su madre. TambiĂ©n la mĂa y Fatiestaban esperando su turno, asĂ que faena no le faltaba.
âÂżDe verdad te vas a casar, Julio? Anda mi madreâle dijo Fati, echĂĄndose la mano a la frente.
âPues claro que me voy a casar, yo no voy a tener un novio de esos para siempre y un maridopara nunca como tĂșâle contestĂł Ă©l.
âY dale, cĂłmo no ibas a criticar a mi Klaus, ÂżcuĂĄndo te vas a enterar de que nosotros estamosestupendamente?
ParecĂa haber verdad en sus palabras porque desde que habĂan vuelto, las mismas Navidades queyo lo hice con Julio, mi amiga y Ă©l parecĂan estar mejor que bien.
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âEso es porque te gustan los sosos, andando yo iba a estarâŠ
âÂżTe quieres callar ya?
âÂżQuĂ© pasa aquĂ? âles preguntĂł Rosa que acababa de llegar a la puerta con una bandeja detortitas de Navidad y una botella de anĂs.
SĂ, nos casamos en Navidad para festejar el aniversario de lo nuestro y, por suerte, no fue una deesas blancas, sino que el dĂa estaba radiante. AllĂ, lo Ășnico blanco que iba a haber era mi vestidode novia, que me esperaba en casa de mis padres, desde donde saldrĂa vestida para disfrutar deldĂa mĂĄs importante de mi vida.
Cuando, un par de horas despuĂ©s, vi lo guapĂsimo que estaba RaĂșl del brazo de Almudena, sumadre, se me pasĂł el mareĂllo provocado por los tres lingotazos de anĂs que terminĂ© porpimplarme en la pelu con los mĂosâŠ
âNo he visto un novio mĂĄs guapo en la vida, Âżeres de verdad oâŠ?
âÂżY me lo dices tĂș? El corazĂłn se me va a salir por la boca, ÂżtĂș te has visto?
âÂżY a mĂ? ÂżTĂș me has visto a mĂ? âle preguntĂł Cris al cura de sus amores, que todavĂa no se lehabĂa ido de la cabeza, para que le dijera algo bonito.
âEstĂĄs muy guapa, Crisâle contestĂł Ă©l, que ya sabĂa de quĂ© iba la cosa y antes de que le diera untelele de los suyos y la tuviĂ©ramos.
La cara de mi hermana durante toda la ceremonia no tuvo desperdicio y, cuando llegĂł la hora dedarnos el âsĂ, quieroâ, fue ella la que lo contestĂł en lugar de hacerlo yo.
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AtĂłnito, el cura quiso deshacer el entuerto.
âUn momento, es tu hermana la que tiene que darle el âsĂ, quieroâ a RaĂșl o la ceremonia notendrĂĄ validez.
âNo, si yo no se lo quiero dar a RaĂșl, te lo quiero dar a ti, que sĂ que quiero, hombre, apĂșntalopor ahĂ.
La iglesia entera se desternillĂł y fue Alberto quien le indicĂł con los deditos que debĂa callarse,aunque bien sabĂamos todos que ella no lo harĂa ni debajo del agua.
Bajo una lluvia de pétalos, mi ya marido y yo, pisamos la calle y comenzamos a recibir lasfelicitaciones de todos los nuestros.
âNadie dijo que fuera fĂĄcil, pero lo conseguimosâle comentĂ© al oĂdo mientras miraba a Cris,que no podĂa parecer mĂĄs feliz.
âA la luna hubiera ido con tal de lograr estar contigo, mi amorâme contestĂł Ă©l mirando tambiĂ©na Cris y riĂ©ndose.
âA la luna sin billete de vuelta casi nos manda la jodida, pero no puede ser mĂĄs buenaâŠ
âSĂ, pero ahora ya sabes la que nos va a dar con lo del sobri, ya no tenemos excusa.
âÂżNo? âLe puse ojitos de enamorada pensando que con Ă©l no habĂa nada en el mundo que noquisiera yo experimentar.
âNo, preciosa. Y ojalĂĄ que tengamos primero una niña con esos ojitos bonitos que tienes, te
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adoro, Âżsabes?
SĂ que lo sabĂa y aquel colorido manto de pĂ©talos, que ya tenĂamos bajo los pies, era una especiede alfombra roja por la que desfilar como comienzo de nuestra vida en comĂșn⊠Una vida que seme antojaba de lo mĂĄs feliz y en la que no nos iba a faltar distracciĂłn, pues con Cris la tenĂamosasegurada.