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Entre hojasy plumas

Un paseo por el entorno fluvial de Valverdón

Sendas del Tormes

Nos encontramos en el municipio de Valverdón,que recibe su nombre de “valle del verdor” en refe-rencia a la fertilidad de unos antiguos pastos situa-dos en esta zona. Valverdón está situado a apenas15 km de la capital salmantina.

Esta población, de algo más de 300 habitantes, nosofrece una ruta de 400 m junto al río Tormes paradisfrutar de la vegetación ribereña y, con algo desuerte, de la avifauna que impondrá la banda sono-ra del paseo.

Disfrutemos de este bosque maduro y diverso quenos ofrece su sombra mientras protege el suelo fér-til que lo alimenta.

Este folleto nos acompañará en el camino que nosintroduce en el bosque de ribera de la mano degrandes autores literarios de todos los tiempos.

Valverdónvalle del verdor

Podemos reconocer estos espigados árboles quenos proporcionan el papel a partir de su madera,gracias a sus hojas acorazonadas que inspirarona Juan Ramón Jiménez en su oda “Cada chopo”:

Cada chopo, al pasarlos,canta, un punto, en el vientoque está con él; y cada uno, al punto-¡amor!-, es el olvido y el recuerdo del otro.Sólo es un chopo -¡amor!-,el que canta.

Esta estilizada ave, paciente y hábil pescadoragracias a su pico lanceolado, ha estado siempremuy asociada al desamor tal y como se describeen esta poesía tradicional recogida de formaescrita por primera vez en el siglo XV:

Malherida va la garza enamorada:sola va y gritos daba.A las orillas de un ríola garza tenía un nido;ballestero la ha herido en el alma.Sola va y gritos daba.

Chopode la madera a la vida diaria

Garzasutileza en vuelo

Debemos hacer mención a los grandes interlocu-tores que durante años presidieron las plazas delos pueblos: los olmos, también llamados negrillospor el color de la fumagina, la melaza del árbolennegrecida por los hongos. Actualmente estánamenazados por la grafiosis, una enfermedad fún-gica que tapona los vasos conductores.

Esta abundante anátida, con su característicacabeza azul verdosa en el caso de los machos,suele nadar en los restaños, es decir, las zonasde aguas de remanso o incluso estancadas, ofre-ciéndonos su belleza casi siempre acompañadopor la discreta hembra parda.Ambos actores de nuestro bosque de ribera seven claramente representados en el fragmentode Miguel Delibes que podremos encontrar ensu obra “El Último Coto”, de 1992, al hablar de lastécnicas de caza.

Sorprende al azulón en los restaños, al amparo delos negrillos, zorrea en la maleza del soto o buscala liebre en su encame.

Olmomoderador de debates

Ánade realazulones sobre el río

Asociado desde tiempos arcaicos a la magia y lasuperstición, también ha sido relacionado con elhogar de diversas criaturas fantásticas.Su hábitat, tal y como cuenta Miguel Delibes en“El disputado voto del Señor Cayo”, es cercano alagua, desde donde nos mostrará sus blancas flo-res, de las que nos podremos alimentar al rebo-zarlas en harina, huevo y azúcar.

A la izquierda, en la falda de la ladera, crecíanlas escobas florecidas de un martillo ardiente,luminoso, y, más arriba, una ancha franja derobles parecía sostener la masa de farallones gri-sientos que remataba la perspectiva por ese lado.A la derecha, el terreno, encendido asimismo porlas flores de las escobas, se desplomaba sobre elrío, flanqueado de saúcos y madreselvas...

Tal vez el azar nos permita observar cómo estepequeño vecino azulado se sumerge completa-mente en el río para atrapar su alimento. En 1929Rafael Alberti recordó la presencia de esta espe-cie en su poema “A Federico García Lorca”.

(…) Sal tú, bebiendo campos y ciudades, en largo ciervo de agua convertido, hacia el mar de las albas claridades, del martín-pescador mecido nido; que yo saldré a esperarte, amortecido, hecho junco, a las altas soledades, herido por el aire y requerido por tu voz, sola entre las tempestades (…)

Saúcomagia en la tradición

Martín pescadorla lanza alada

No nos podemos olvidar del fresno, un árbol pre-sente en los bosques de ribera cuyas hojas dividi-das se han utilizado tradicionalmente como alimen-to del ganado vacuno para aumentar la producciónde leche. Jorge Guillén nos recuerda el momentode su floración en su poema “Abril de fresno”:

Una a una las hojas, recortándolas nuevas,descubren a lo largo del abril de sus ramasdelicia en creación. ¡Oh fresno, tú me elevashacia la suma realidad, tú la proclamas!

Un tenaz guardián que avisa, con su insistentecanto, al resto de la fauna de la presencia de posi-bles amenazas. Es, a su vez, el despertador delbosque al ser su canto de los primeros que podre-mos oír al alba. Podemos encontrar una breve yacertada descripción de esta madrugadora aveaportada por Salvador Rueda.

El mirlo se ponesu levita negra,y por los faldones le asoman las patas de color de cera.

Fresnoútil tradición

Mirloel vigilante del bosque

Los sauces o mimbreros se han utilizado, desdehace cientos de años, para entretejer con ramascestas, baúles, sillas y cientos de instrumentoscotidianos que nos han facilitado la vida desdetiempos inmemorables. Rosalía de Castro, en estos versos, nos evoca elpaisaje fluvial en donde los sauces ocupan la pri-mera línea vegetal junto al río:

¡Mas no importa!; a lo lejos otro arroyo murmuradonde humildes violetas el espacio perfuman.Y de un sauce el ramaje, al mirarse en las ondas,tiende en torno del agua su fresquísima sombra.

Esta rapaz de gran tamaño, permane-ce todo el año con nosotros. Se puededistinguir fácilmente por su cola enforma de uve. Julián del Casal nosrecuerda su voracidad en estas líneas:

Huye del mundo y de su pompa vana cual huye del milano la avecilla,

y alcanzarás, al perecer mañana, muerte feliz tras vida sin mancilla.

Saucetejiendo con sus ramas

Milano realel río visto desde el aire

Encontraremos, en nuestro recorrido, alisos quecon su madera resistente a la humedad se han uti-lizado para construir sólidas barcas con las quecruzar el Tormes.Federico García Lorca concluye su obra “Gritohacia Roma” recordando las flores de estas plan-tas, bien sean las femeninas en forma de peque-ñas piñas o las masculinas en forma de amentos.

Es un vigilante nocturno del bosque. Graciasa su gran oido y a su capacidad de camu-

flaje, ayuda a mantener controlada lapoblación de roedores. El Duque de

Rivas, nos recuerda sus hábitosnocturnos con estas palabras:

Cuando en tus almenas rotas Grita el cárabo nocturno, Y recuerda las consejas Que de ti repite el vulgo.

(…) y rompan las prisiones del aceite y la música, porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra.

Alisoresistente al agua

Cárabocompañero nocturno

Este hermoso arbusto de flores blancas, es lagran fuente de alimento de muchas aves de nues-tros bosques, gracias a sus jugosos frutos rojos.Es fácilmente reconocible a partir de sus grandesespinas que ya Rosalía de Castro comparó conbarrotes de prisiones:

En su cárcel de espinos y rosascantan y juegan mis pobres niños,hermosos seres, desde la cunapor la desgracia ya perseguidos

Los ruiseñores, con su plumaje parduzco y pocollamativo, ocultan uno de los cantos más atracti-vos de este entorno. Ya Calderón de la Barcasupo reconocer el hermoso canto de esta avecanora en su poema “Cantarcillo”.

(…) Ruiseñor que volando vas,cantando finezas, cantando favores,¡oh cuánta pena y envidia me das!Pero no, que si hoy cantas amores,tú tendrás celos y tú llorarás (…)

Espino albardespensa del bosque

Ruiseñorbanda sonora por excelencia

Abundante planta que se encuentra sumergida enlos ríos y aflora ofreciéndonos su característicainflorescencia marrón. Desde hace muchos añosse empleó en la fabricación de sillas, cuerdas yotros objetos cotidianos. Podemos encontrar unejemplo de estas utilidades en las palabras deFrancisco de Quevedo y Villegas:

Dichoso tú, que alegre en tu cabaña, mozo y viejo espiraste la aura pura, y te sirven de cuna y sepultura, de paja el techo, el suelo de espadaña.

Un pájaro carpintero muy habitualen las riberas que nos ofrece susllamativos colores y resuena en laribera con su característico picoteode los troncos. Vicente Gerbasihace referencia a este característi-co sonido en las líneas de su obra“En el fondo forestal del día”:

Reconozco aquí mi edad hechade sonidos silvestres, de lumbre de orquídea, de cálido espacio forestal, donde el pájaro carpintero hace sonar el tiempo.

Espadañavegetación sumergida

Pico picapinoscarpintero del bosque

Esperamos que este sencillo y bello recorridoque discurre junto a las tranquilas aguas delTormes haya sido de tu agrado. Acércate en distintas épocas del año paraobservar los cambios en la vegetación y el pai-saje fluvial. En cualquier caso, la unión entre el río y cielomarca un espacio eterno para la reflexión…¡Aprovéchalo!

Entre el aguay el cielo