ensayo sobre pensadores latinoamericanos para la independencia

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Descolonización pedagógica para la independencia de Latinoamérica En este ensayo partimos de la premisa de que América Latina sufrió una doble colonización, una económica y otra cultural, en la cual sus historias, cuentos y relatos fueron anulados y desplazados por otros que eran funcionales a la dominación del conquistador y posteriormente a la dominación de la oligarquía latifundista con intereses funcionales al imperio. Por otra parte, se generó una atracción hacia el colonialista, en el sentido de que las clases dominadas aceptaron pasivamente el papel que se les había asignado en adhesión a la colonización, y esto se consiguió a través de los mitos que desde el comienzo circularon en América Latina. Creemos que la descolonización es la creación de hombres nuevos, pero ésta debe producirse en el momento de la liberación. Lo que debemos hacer es ver la historia del lado de los colonizados y rescatar su mundo, sus tradiciones, sus silencios, esas “otras ideas”, como las llama Alcira Argumedo, a través de una filosofía latinoamericana de liberación. A continuación profundizaremos estas cuestiones a partir de las lecturas de algunos autores.

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Es un ensayo que reúne a varios autores de habla hispana que en su momento propusieron varias propuestas para la independencia intelectual de América Latina

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Descolonizacin pedaggica para la independencia de Latinoamrica

En este ensayo partimos de la premisa de que Amrica Latina sufri una doble colonizacin, una econmica y otra cultural, en la cual sus historias, cuentos y relatos fueron anulados y desplazados por otros que eran funcionales a la dominacin del conquistador y posteriormente a la dominacin de la oligarqua latifundista con intereses funcionales al imperio. Por otra parte, se gener una atraccin hacia el colonialista, en el sentido de que las clases dominadas aceptaron pasivamente el papel que se les haba asignado en adhesin a la colonizacin, y esto se consigui a travs de los mitos que desde el comienzo circularon en Amrica Latina. Creemos que la descolonizacin es la creacin de hombres nuevos, pero sta debe producirse en el momento de la liberacin. Lo que debemos hacer es ver la historia del lado de los colonizados y rescatar su mundo, sus tradiciones, sus silencios, esas otras ideas, como las llama Alcira Argumedo, a travs de una filosofa latinoamericana de liberacin. A continuacin profundizaremos estas cuestiones a partir de las lecturas de algunos autores.

Paulo Freire, por ejemplo, propone una pedagoga del oprimido, que debe ser elaborada por los mismos dominados, ya que lo que acontece es un descubrimiento crtico, en el cual los oprimidos se descubren como tales y descubren tambin al opresor, de ah su tarea histrica de liberarse a ellos mismos y a los opresores, liberacin a la que no llegarn por casualidad, sino por la praxis de su bsqueda; por el conocimiento y reconocimiento de la necesidad de luchar por ella. Lucha que, por la finalidad que le darn los oprimidos, ser un acto de amor, con el cual se opondrn al desamor contenido en la violencia de los opresores[footnoteRef:1]. El autor distingue entre conciencia opresora, que es la que niega al otro, lo deshumaniza y es falsamente generosa, y por otra parte, la conciencia oprimida, que es fatalista, inautntica, autodesvalorizadora y que adhiere a la conciencia opresora, porque en un momento los oprimidos adquieren una postura de adherencia al opresor, y en lugar de la liberacin pretenden la identificacin con su contrario. Desde esta perspectiva, para los oprimidos, ser hombres equivale a ser opresores y propietarios, ellos quieren convertirse en opresores, porque interiorizaron la sombra de los opresores y sus creencias, que conciben como valores humanos correctos y que deben ser imitados. El hombre nuevo para los oprimidos no ser el que surja luego de superar la contradiccin entre oprimido-opresor en una transformacin liberadora sino que son ellos mismos transformndose en opresores de otros. Freire seala en un caso especfico, quieren la reforma agraria, no para liberarse, sino para poseer tierras y con stas, transformarse en propietarios o, en forma ms precisa, en patrones de nuevos empleados[footnoteRef:2]. Esto fue lo que sucedi en Nicaragua con la reforma agraria. Surgi una oposicin porque los campesinos creyeron que seran propietarios, en contraste con la idea pretendida de una propiedad colectiva de la tierra. Para los opresores, los humanos son slo ellos, y los otros son objetos, as van formando su conciencia opresora, que es muy posesiva, que quiere transformar en objeto de su dominio a todo lo que lo rodea. [1: Freire, Paulo (2002): Pedagoga del oprimido, Buenos Aires, Ediciones Siglo XXI. Pp. 34] [2: Freire, Paulo (2002): Pedagoga del oprimido, Buenos Aires, Ediciones Siglo XXI. Pp. 37]

Por otra parte es interesante lo que dice Freire acerca de la prescripcin, que es la imposicin de una conciencia a otra, por ende esta imposicin tiene un sentido alienante, y transforma a la conciencia receptora en una conciencia que aloja a la conciencia opresora, generando un comportamiento prescrito. Adems, los oprimidos tienen miedo de su libertad, de llenar ese vaco que quedara cuando el contenido opresor fuera expulsado. Su lucha se da entre ser ellos mismos cuando tienen al opresor dentro de ellos, pero no basta con reconocer la relacin con el opresor, hay que entregarse a la praxis liberadora. La pedagoga del oprimido tiene dos momentos, uno en el que los oprimidos van conociendo que existe la opresin y se comprometen en la praxis, con su transformacin; el segundo momento se da cuando al estar transformada la realidad opresora, la pedagoga deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagoga de los hombres en proceso de permanente transformacin. Como dijimos anteriormente, para establecer esta relacin entre opresor y el oprimido son muy tiles y necesarios los mitos, por ejemplo, el mito de que el orden opresor es un orden de libertad, el mito de que la rebelin del pueblo es un pecado contra Dios, o que todos pueden llegar a ser empresarios mientras no sean perezosos. De hecho, la autodesvalorizacin de los oprimidos acontece por la visin que de ellos tiene el opresor. Estos mitos tienen una carga negativa, en el sentido de que estn cargados de ideologa burguesa, en este caso con pretensiones imperialistas, y con el poder que tienen los mitos de eternizar la situacin dada por medio de naturalizar la situacin.

Lo que debemos hacer es desalojar, destronar los conceptos, los mitos, las creencias del discurso del Amo hegeliano, y luego apropiar, crear, inventar nuevas realidades y conceptos, restaurar los relatos de los dominados, recuperar los smbolos. En este sentido, apropiar es hacer propio lo extrao, conceptos que si bien se crearon en otros momentos histricos y en Europa, nos permiten pensarnos a nosotros mismos, en tanto alienar es hacer extrao lo propio, convertir en extraas nuestras historias. En palabras de Carla Wainsztok: desalojar, destronar, expulsar los conceptos, las creencias del discurso del Amo, y como tarea nos queda apropiar, crear, inventar nuevas realidades y nuevos conceptos, crear una cultura prctica y teortica[footnoteRef:3]. [3: Wainsztok, Carla (2008): Jauretche y Freire. En busca de una pedagoga latinoamericana en Cuadernos para la Emancipacin, N4. Buenos Aires. Pp 37]

Compartimos la idea de que es fundamental la creacin de un armado terico que permita conocer desde nuestras tierras, un cambio epistemolgico que recupere las voces de aquellos que estn en los mrgenes de la ciencia[footnoteRef:4]. Segn Alcira Argumedo, este instrumental terico conceptual tiene que recuperar las resistencias culturales, la literatura, el ensayo, las formas de conocimiento y las mentalidades populares, las microhistorias y los saberes. Como punto de partida es muy importante comprender esta doble explotacin de lo econmico y los relatos en el camino hacia la descolonizacin. [4: Wainsztok, Carla (2006): Descolonizacin pedaggica en Cuadernos para la Emancipacin N 29. Buenos Aires. Pp 6]

Al referirse a la educacin Freire usa el trmino de enseanza bancaria; sta es narrativa, discursiva, memorstica, en la cual el sujeto es el docente y el objeto el estudiante, que es como una vasija donde el docente va a depositar el saber. En este sentido, no hay dilogo, no hay simetra. En cambio Freire considera que el dilogo es didctico y el educador debe recuperar los saberes previos, escuchar, trabajar con las preguntas de los educandos ya que la educacin debe contribuir a la liberacin de los cuerpos y las conciencias, que los hombres puedan conocer su historia y reconstruirla. Pero al conocer nuestra historia no debemos quedarnos con la postura del yo soy, porque de esta manera se estara congelando la accin y negando la incompletud del ser, lo inacabados que somos. Somos sujetos histricos que estamos siendo constantemente, no hay completud, hay devenir y posibilidades infinitas de ser, y no de valoraciones hechas por otros, es decir, estamos siendo, pero a la vez: quines estamos siendo o quin queremos estar siendo?

La Conquista de Amrica nos explot econmicamente y expoli culturalmente. Ahora bien, entendemos por pedagogas latinoamericanas la generacin de espacios de resistencia a la Conquista, una pedagoga de la crueldad del imperativo vos no pods, no sos capaz que anula la creatividad de la persona, impidiendo el desarrollo personal y la superacin de la dominacin cultural, econmica y poltica. En contraste, la pedagoga latinoamericana propone ideas de igualdad, soberana, justicia y formacin para el trabajo. Quizs el primer exponente de esta modalidad pedaggica cuya bandera es el yo s puedo fue Simn Rodrguez, que si bien pas a la memoria como el maestro de Simn Bolvar, en su vida fue un luchador para la igualdad educativa, consideraba que todos eran ciudadanos, incluidos los indios, que en ese entonces eran explotados (y expoliados) donde la escuela deba ser universal, para todos. Otra de sus ideas es que el amor debe ser fundamental en el vnculo pedaggico entre maestro y estudiante, y no, como suele suceder, un vnculo de autoridad y no-dilogo. Aqu encontramos una similitud con el pensamiento de Freire y su idea de educacin problematizadora. Para Rodrguez la independencia no es lo mismo que la libertad, porque si bien la primera se consigue con las armas, persisten ideas culturales producto de la poca de la colonia. En cambio la libertad incluye la libertad de las ideas, que debe conseguirse con otro modo de educacin, que incluya a todos los habitantes, sin distincin de raza o clase, y que forme para el trabajo teniendo en cuenta el bagaje cultural de la comunidad, porque es all donde nos desenvolvemos. Aparece la idea de que "la comunidad tambin educa". Aprender, por otra parte, no es repetir la idea que el maestro me mete en la cabeza, como propone la educacin bancaria, sino pensar y reflexionar acerca de lo que dicen, para lo cual leer es fundamental, porque leer para Rodrguez es dar sentido a los conceptos, un acto que no se limita a la interpretacin sino a la comprensin y a compartir el relato. Otra de las ideas que Rodrguez impulsaba era quitar el latn de las escuelas e introducir el quichua y el aymar, ya que era el idioma que hablaban los nios, en su mayora indgenas. La autonoma implica que las personas deben tener la posibilidad de producir lo necesario para satisfacer sus necesidades privadas, adems de reconocerse en los otros. Es la escuela la que debe cumplir estos objetivos, enseando para el trabajo. Lo fundamental es ensear para la emancipacin de la colonizacin, a travs de una pedagoga de la ternura y la dignidad. Emancipacin de los oprimidos. El proyecto poltico-pedaggico de Rodrguez es la educacin popular, escuelas para la Repblica; cree que en los nios pobres est la Patria. Para este fin el rol del maestro es fundamental, ya que el maestro de nios debe ser sabio, ilustrado, filsofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la sociedad[footnoteRef:5]. [5: Wainsztok, Carla (2006): Simn Rodrguez: pedagoga y emancipacin en I. Politzer (comp.) Libertad Muera el Tirano!, Buenos Aires, Ediciones Plaza de Mayo. Pp. 1]

Rodrguez diferencia el maestro, del catedrtico y el profesor. Estos se dedican en exclusivo al estudio de un arte o una ciencia y lo ensean, teniendo el catedrtico un puesto superior, eminente. En cambio el maestro es el dueo de los principios, una ciencia o arte y transmitiendo sus conocimientos sabe hacerse entender y comprender con gusto. Tambin ayuda a estudiar, ensea a aprender, y tiene el don de inspirar y excitar el deseo de saber[footnoteRef:6]. En este sentido Rodrguez sostiene que educar no es instruir, ya que la funcin educadora requiere sujetos crticos, que no se conformen con lo que se les ensea, deben cuestionar eso mismo, ser preguntones. Claramente est discutiendo la idea de enseanza bancaria que comentaba Freire. La educacin parte de la propia experiencia del nio, como afirmaba Rodrguez ms aprende un nio, en un rato, labrando un palito, que en das enteros, conversando con un maestro que le habla de abstracciones superiores a su experiencia[footnoteRef:7]. La educacin no es la simple transmisin de conocimientos, debe convergir lo terico con lo prctico, de ah su idea de educar para el trabajo, ya que la educacin en el trabajo busca dar a los alumnos una herramienta con que defenderse, una habilidad especial de tipo artesanal. [6: Wainsztok, Carla (2006): Simn Rodrguez: pedagoga y emancipacin en I. Politzer (comp.) Libertad Muera el Tirano!, Buenos Aires, Ediciones Plaza de Mayo. Pp 4] [7: Cuadernos de Educacin, n46: Simn Rodrguez: un apasionado de la educacin, Buenos Aires, Publicacin de Cooperativa Laboratorio educativo. Pp 79]

Pretenda alcanzar, mediante la experiencia educativa, la libertad y la independencia, creando hombres y estructuras nuevas, construir en definitiva la independencia econmica y cultural que hagan verdaderas Repblicas. Por ejemplo, cuando Bolvar lo nombra para encargarse de la educacin boliviana, Rodrguez hace un proyecto educativo que consista en recoger nios pobres, alojarlos, darles comida y ropa y ensearles un oficio. Los varones aprenderan albailera, carpintera y herrera, para acostumbrarlos al trabajo y hacer hombres tiles, porque segn l haba que colonizar el pas con sus propios habitantes. Tambin enseaban oficios a las mujeres para evitar que se prostituyan por necesidad, ni especulen con el matrimonio para poder tener una forma segura de subsistir. Sin embargo, el gobierno tom su idea como una locura y mand desalojar su institucin; por lo que Rodrguez tuvo que viajar de pas en pas, llevando sus ideas y terminando siempre hundido en la incomprensin, adems de la pobreza. Para construir estas Repblicas que menciona, Rodrguez crey necesario que la educacin deba ser obligatoria y que abarcara a todos, incluso los ms pobres y los indios, y es esto lo que la sociedad de entonces no entendi. Pero sin educacin popular no habr verdadera sociedad. La nueva educacin que propona l deba ser original, terminando con la dependencia producto de ideas europeas. Citamos, La Amrica espaola es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos[footnoteRef:8]. Imitar a Europa o Estados Unidos nos quita la libertad de pensar, ya que lo que hacen es prescribir nuestra manera de ser, ya que son ellos quienes nos oprimen, econmica y culturalmente. [8: Cuadernos de Educacin, n46: Simn Rodrguez: un apasionado de la educacin, Buenos Aires, Publicacin de Cooperativa Laboratorio educativo. Pp 120.]

En la vereda opuesta a Rodrguez encontramos a Domingo Faustino Sarmiento, en el sentido de negacin de lo autctono. Por ejemplo, la dicotoma sarmientina civilizacin- barbarie propona al europeo como lo civilizado, lindo, como un modelo a seguir, y en cambio lo autctono, los indios y en un segundo momento los gauchos, eran considerado como el atraso, el salvajismo y un obstculo para el progreso. Claramente esta proposicin lo que habilitaba era una intervencin de lo cultural y lo propio para instalar un ideario forneo, copiado de las potencias extranjeras. En De la educacin popular, Sarmiento seala que los espaoles y sus descendientes carecen de medios de accin, por su falta radical de aquellos conocimientos en las ciencias naturales o fsicas, que en los dems pases de Europa han creado una poderosa industria, que da ocupacin a todos los individuos de la sociedad[footnoteRef:9]. [9: Sarmiento, Domingo F: De la educacin popular, Buenos Aires, Ediciones Del Nuevo Extremo. Pp 27]

Sarmiento tena un proyecto de escuela cuyo objetivo era homogeneizar a la poblacin, para que desde una base comn se construya el ideario de la nacin, silenciando a los pueblos originarios, ya que difunda la idea de que los indios no estaban preparados para pensar. En Conflicto y armona de clases en Amrica, seala que los indios son perezosos, sea en Canad o en Amrica, que son incapaces de razonar e ignorantes de s mismos y de lo que los rodea. Luego se pregunta Qu porvenir aguarda al Mxico, Per, Bolivia y otros estados sudamericanos que tienen an vivas en sus entraas como no digerido alimento, las razas salvajes o brbaras indgenas que absorbi la colonizacin, y que conservan obstinadamente sus tradiciones de los bosques, su odio a la civilizacin, sus idiomas primitivos, y sus hbitos de indolencia y de repugnancia desdeosa contra el vestido, el aseo, las comodidades y los usos de la vida civilizada?[footnoteRef:10]. A partir de estas lecturas podemos afirmar que Sarmiento era un garante de la colonizacin pedaggica, negacin de lo autctono, y de esta manera silenciamiento de los relatos populares latinoamericanos. [10: Sarmiento, Domingo F: De la educacin popular, Buenos Aires, Ediciones Del Nuevo Extremo. Pp 29]

Otro pensador que discuta con Sarmiento era Jos Mart, que propona salir del pensamiento aldeano, sealando que hay que pensar y escribir desde el Sur, y no copiar modelos de USA o Francia sino hacer una mirada propia con nuestra originalidad latinoamericana. En este sentido critica a las universidades porque stas ensean a mirar a Europa, e instituyen gobiernos desde esta lgica. Cmo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en Amrica donde se ensee lo rudimentario del arte de gobierno, que es el anlisis de los elementos peculiares de los pueblos de Amrica? A adivinar salen los jvenes al mundo, con antiparras yankees o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen[footnoteRef:11]. Efectivamente Mart, como tambin Simn Rodrguez y Freire, defienden la idea de un vnculo pedaggico amoroso y que forme para el trabajo, ya que quien siembra escuelas, recoge hombres. Compartiendo la idea de Rodrguez de que la independencia no es lo mismo que la libertad, Mart dice trincheras de ideas valen ms que trincheras de piedra () el libro importado ha sido vencido en Amrica Latina por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales () no hay batalla entre la civilizacin y la barbarie sino entre la falsa erudicin y la naturaleza[footnoteRef:12]. [11: Mart, Jos: Nuestra Amrica, Buenos Aires, Editorial Losada. Pp 12] [12: Argumedo, Alcira (1993): Los silencios y las voces en Amrica Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular, Buenos Aires, Ediciones del pensamiento nacional. Pp. 46]

Siguiendo con la idea de pensar desde el Sur, problematizar desde nosotros, corrindonos de la matriz eurocentrista que nos impuso la colonizacin pedaggica, rescatamos un aporte de Enrique Dussel. El autor seala que Amrica Latina naci al mismo tiempo que la modernidad, pero como su otra cara, silenciada y explotada. En este sentido no estamos fuera de la modernidad ni somos lo irracional (o lo que sera brbaro para Sarmiento), sino que somos la parte dominada y explotada de la Modernidad. Existen dos conceptos de Modernidad. Uno es eurocntrico, en el cual concibe a la modernidad como emancipacin, como el alejarse de la inmadurez gracias al uso de la Razn, instaurando un nuevo desarrollo del ser humano. Esta mirada data del siglo XVIII con acontecimientos como la Reforma, la Ilustracin y la Revolucin Francesa. El otro concepto de Modernidad es el que concibe al mundo moderno en tanto ste se conforma como centro de la Historia, y esto sucedi en 1492. Al conformarse como centro la Europa moderna de 1492 ve a las dems culturas como su periferia. De esta forma se constituye el Mito de la modernidad que consiste en ubicar a la civilizacin moderna como la ms desarrollada y superior, siendo esta superioridad la que la obliga a desarrollar a los ms primitivos y brbaros; esto se toma incluso como un deber moral. Por ende si lo brbaro se opone al proceso civilizador se justifica de esta manera la guerra colonial. En el mito de la modernidad encontramos el arma terica que hostig a Amrica Latina durante siglos. Dussel seala que si se quiere superar la Modernidad, hay que negar este Mito, con lo cual la otra cara de la modernidad debe descubrirse como inocente y como vctima de la conquista que impuso la modernidad sobre la inocencia de los Otros. Al negar la inocencia de la modernidad y al afirmar la Alteridad de el Otro, negado antes como vctima culpable, permite descubrir por primera vez la otra cara, oculta y esencial a la Modernidad: el mundo perifrico colonial, el indio sacrificado, el negro esclavizado, la mujer oprimida, el nio y la cultura popular alienadas () como vctimas de un acto irracional (como contradiccin del ideal racional de la misma Modernidad)[footnoteRef:13]. Se trata entonces de encontrar el momento irracional de la modernidad, que produjo y produce tantos monstruos. Como dice Wainsztok es tarea de los condenados de la tierra reconocer y desarmar las bases metafsico-especulativas de los imperativos eurocntricos y norteamericanos que han mantenido y todava nos mantienen en la dependencia[footnoteRef:14]. [13: Dussel, Enrique (2003): Europa, modernidad y eurocentrismo en La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, Buenos Aires, CLACSO. Pp 49] [14: Wainsztok, Carla: El sueo de la razn produce monstruos, en Diaporas N4. Pp 4]

En ese sentido, como lo expresa Anbal Quijano, todo concepto de modernidad es necesariamente ambiguo y contradictorio, el capitalismo mundial est lejos de ser una totalidad homognea y continua. Al contrario, como lo demuestra Amrica, el patrn de poder mundial que se conoce como capitalismo es, en lo fundamental, una estructura de elementos heterogneos. Aqu la tragedia es que todos hemos sido conducidos, sabindolo o no, querindolo o no, a ver y aceptar aquella imagen como nuestra y como perteneciente a nosotros. De esa manera seguimos siendo lo que no somos. Y como resultado, no podemos nunca identificar nuestros verdaderos problemas, mucho menos resolverlos, a no ser de una manera parcial y distorsionada. En consecuencia, es tiempo de liberarnos del espejo eurocntrico donde nuestra imagen es siempre, necesariamente, distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos. El problema es, sin embargo, que en Amrica Latina la perspectiva eurocntrica fue adoptada por los grupos dominantes como propia y los llev a imponer el modelo europeo de formacin del Estado-nacin con estructuras de poder organizadas alrededor de relaciones coloniales. En este sentido, el proceso de independencia de los Estados en Amrica Latina sin la descolonizacin de la sociedad no pudo ser, no fue, y no va a ser, un proceso hacia el desarrollo de los Estados-nacin modernos, sino una rearticulacin de la colonialidad del poder sobre nuevas bases institucionales. La colonialidad del poder an ejerce su dominio, en la mayor parte de Amrica Latina, en contra de la democracia, la ciudadana, la Nacin y el Estado-nacin moderno. La estructura de poder an sigue estando organizada sobre y alrededor del eje colonial. La construccin de la Nacin y sobre todo del Estado-Nacin han sido conceptualizadas y trabajadas en contra de la mayora de la poblacin. Sin revertir este proceso, no habr autntica Soberana Nacional, ni democratizacin de las sociedades y menos an, progreso.

Juan Jos Hernndez Arregui lo expresa con la afirmacin de que el papel de la educacin debe ser otro, es decir, la educacin debe ser transformadora, debe estar arraigada en las acciones de los pueblos. En este sentido, es un error pensar nuestras sociedades latinoamericanas desde la mirada europea. Es menester crear un pensamiento propio rescatando todas las creaciones nacionales y/regionales.

Adems como nos cuenta Arturo Jauretche, la enseanza se ha enfocado en la formacin de ciudadanos para las instituciones, en lugar de formar hombres para la patria. En tal sentido, la idea de ciudadana contuvo un enfoque civilizador no slo para los pueblos nativos sino tambin para los trabajadores inmigrantes. En este esquema, el maestro era el encargado de llevar adelante la tarea de civilizar, reproduciendo la pedagoga opresiva que consideraba los saberes preexistentes como parte previa a la cultura. Para Arregui entonces es necesario que la cultura dominante que rige en las instituciones del pas se estructuren en torno a los problemas de carcter nacional, atendiendo que la conciencia nacional es la lucha del pueblo argentino por su liberacin. Por esto mismo, postula que el proceso en el cual tiene formacin la conciencia nacional y la organizacin poltica, se articula en continuacin y mrito con la dependencia poltica y econmica al servicio de los pases imperialistas. Adems ese proceso de dependencia al que se ve sumido el pueblo argentino es acompaado y apoyado por una elite intelectual que no hace ms que impedir, o en el mejor de los casos retrasar, la independencia nacional y cultural de la opresin neocolonial. Iberoamrica rene todas las condiciones de una Nacin integral y por eso mismo debemos concebir nuestro destino en trminos de poltica intercontinental. Para alcanzar dicha unidad regional, los pueblos deben luchar por dotar a su poblacin de una conciencia histrica de su destino futuro". Amrica Latina es una sola cultura, con una sola y nica integracin espiritual, slo falta emprender la formidable capacidad de transformar la sumisin colonial, ya sea en lo referido al discurso imperial de las virtudes del mercado librecambista, como en lo concerniente a las prcticas culturales sin plena conciencia de su destino. Hoy, dice el autor, en una nueva etapa histrica, tenemos las condiciones indispensables para concebir nuestra libertad en trminos de poltica intercontinental. Pero no falta quien diga e incentive en todo el territorio nacional el sentimiento de que la Argentina pertenece a Europa y no a Latinoamerica, es decir, el odio al pasado se mantiene intacto en el presente. La oligarqua portuaria sigue viviendo en el pas del granero del mundo y las provincias viviran a imagen y semejanza de la barbarie. La propaganda de que Argentina es un apndice e imagen de Europa apunta principalmente a aquellos sectores sociales que son los ms beneficiados con la dependencia econmica al margen de la liberacin nacional. Por ello, los centros financieros de los principales pases desarrollados centralizan y controlan mundialmente los medios de difusin cultural, con especial preocupacin en perpetuar la congelacin mental de las capas intelectuales de los pases atrasados. Jauretche, por su parte, reprenda la prctica liberal con su discurso librecambista y competencia perfecta ya que no hace ms que prevalecer el atraso congnito que cargan nuestras naciones para el beneficio de los pases de ultramar y con el slo inters de difundir esas zonceras que los zonzos regionales no dejan de repetir. Hay que terminar de perpetuar el inters real y concreto a que sirve toda esta parafernalia de dependencia y retraso econmico que ni los pases ms desarrollados pusieron en prctica durante su independencia y desarrollo industrial. Necesitamos eliminar de nuestra mentalidad y de la de nuestros pases hermanos esas ilusiones que predican los economistas ajenos a toda verdadera liberacin nacional. No puede haber desarrollo econmico ni Soberana Nacional basadas en soluciones fciles y rpidas, sino que la nica solucin que tiene Latinoamrica es un camino difcil y no exento de dificultades, ya sea a nivel nacional o regional, econmico, poltico, cultural o social. En este contexto, la propuesta planteada por Sarmiento, como parte de esa Intelligentzia a la que aluda Jauretche, se bas en la adopcin de modelos europeos y norteamericanos, con el consecuente desprecio hacia la cultura autctona o sectores populares, por lo que, podramos sintetizar que su propuesta educativa se bas ms bien en una educacin europea y no una educacin popular. El imaginario civilizador proveniente de esas regiones ms desarrolladas, fue entonces exaltado en detrimento de nuestras caractersticas propias como parte de ese proceso de negacin de lo autctono y nacional llevado a cabo por la clase terrateniente. En este sentido la historia es una poltica de la historia para impedir la formacin de una conciencia histrica nacional. La idea no fue desarrollar Amrica segn Amrica, incorporando los elementos de la civilizacin moderna, enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el rbol. Se intent crear Europa en Amrica trasplantando el rbol y destruyendo al indgena que poda ser obstculo al mismo para su crecimiento segn Europa y no segn Amrica[footnoteRef:15]. En la misma linea Arregui agrega: Lo que los estudiantes no deben olvidar es que sus educadores fueron educados y el sistema que los model fue la Oligarqua[footnoteRef:16]. [15: Jauretche, Arturo (1992): Los profetas del odio y la yapa. La colonizacin pedaggica, Buenos Aires, Editor Pea Lillo, Pp. 148.] [16: Arregui, Juan Jos Hernndez (1960): La formacin de la conciencia nacional, Buenos Aires. Pp. 161]

Debemos desarrollar una matriz de pensamiento nacional-popular autnoma, como dice Argumedo, la perspectiva nacional y popular latinoamericana de la filosofa y las ciencias sociales recupera como punto de partida la presencia contundente de las visiones del mundo, de los saberes, valores, memorias y experiencias de las capas populares del continente, a partir de esas otras ideas de Amrica Latina ignoradas o despreciadas por las vertientes hegemnicas en los mbitos acadmicos[footnoteRef:17]. [17: Argumedo, Alcira (1993): Los silencios y las voces en Amrica Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular, Buenos Aires, Ediciones del pensamiento nacional. Pp 87]

Consideramos que este pensar a nosotros mismos desde el Sur, va de la mano con la unidad poltica latinoamericana, pensada como bloque hermano y no dividida en naciones, lo que denominamos Patria Grande. Intentos de esto hubo en todo el continente, desde los tiempos de la independencia, con Tupac Amaru II, Moreno, Artigas. Luego con Rodrguez, Bolvar y Mart. Posteriormente en los aos `20 y `30 con Maritegui, Haya de la Torre, el grupo FORJA, el movimiento de Sandino en Nicaragua, y luego en gobiernos populares como los de Crdenas, Vargas, y Pern, pasando por las revoluciones boliviana, peruana, nicaragense, hasta llegar a hoy con la conformacin de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos).

Bibliografa

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