ensayo para una electiva
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Documento elaborado en el marco de la clase "literatura y erotismo" de Univalle, en el primer semestre de 2013.TRANSCRIPT
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Ensayo para una electiva
Por. Lina Victoria Girón Casadiego. Código 0938547
“Soy la advenediza la que llegó al banquete cuando los invitados comían los postres Se preguntaron quién osaba interrumpirlos de dónde era cómo me atrevía a emplear su lengua Si era hombre o mujer qué atributos poseía se preguntaron por mi estirpe "Vengo de un pasado ignoto –dije– de un futuro lejano todavía Pero en mis profecías hay verdad Elocuencia en mis palabras ¿Iba a ser la elocuencia atributo de los hombres? Hablo la lengua de los conquistadores, es verdad, aunque digo lo opuesto de lo que ellos dicen." Soy la advenediza la perturbadora la desordenadora de los sexos la transgresora”
Condición de mujer Cristina Peri Rossi
1. Mi profesor de literatura y erotismo, Oscar Agredo, me ha pedido que haga
un Análisis del libro “Fragmentos de Amor Furtivo”, libro de Héctor Abad
Faciolince, a la luz de las enseñanzas del libro “el banquete” de Platón. Me ha
costado bastante realizar este trabajo debido a que los conceptos expuestos
desde los puntos de vista de diferentes filósofos en el libro “el banquete” fueron
producidos dentro de la sociedad griega del año 384 a.C, y en esa sociedad
uno encuentra puntos de vista infantiles como el de Fedro, quien argumentó
que la existencia de Eros inspira a la humanidad y que el comportamiento ideal
florecería cuando unos a otros, reconociéndonos como amantes, evitaríamos
por vergüenza, cualquier cosa que pueda considerarse una mala acción porque
esta opacaría nuestro virtuosismo y así se mantendría lejos el vicio y la maldad.
Yo no podría volver a pensar así, con la ingenuidad de una niña, sin caer en el
infantilismo. Una lección que me ha dado la vida es que el mundo no es un
jardín de amigos. Pero ¿no me alegra la ingenuidad de los niños?
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Parafraseando a Marx1 ¿Acaso no debería nuestra sociedad en conflicto2
aspirar a reproducir a un nivel superior la veracidad del niño? Las decadentes
comunidades urbanas griegas experimentaron también la guerra y la injusticia
social. ¿Por qué la infancia histórica de la humanidad, allí donde alcanzó su
forma más bella, en la única sociedad con democracia en su época, no debe
ejercer un encanto eterno como una fase que jamás volverá? Esa pregunta en
lo que respecta a los diálogos de Platón se puede responder con una analogía
a lo que pasa en la arquitectura cuando en las construcciones de los narcos se
instalan pilares jónicos anacrónicos.
El encanto que tiene para los habitantes de nuestro siglo el arte griego no está
en conflicto con el carácter inmaduro de la sociedad en que se conformó
(sociedad que elegía a sus gobernantes en un juego de azar en el que se
pelaban frijoles de diversos colores, si le damos crédito a la obra “Sócrates de
Rossellini). Ese encanto es un producto de ese arte clásico y guarda íntima
relación con el hecho de que las condiciones sociales inmaduras que dieron
vida a dicho arte, y fueron las únicas capaces de darle vida, no podrán volver
nunca.
Por supuesto que los valores como la virtud, la justicia, la honestidad y la
bondad, tienen validez en nuestra sociedad, y que este ensayo no es una
ceremonia al nihilismo socrático (solo sé que nada sé), ni del nihilismo fáustico
burgués (soy el espíritu que todo lo niega). Sin embargo el diálogo de filósofos
de la academia no concede a la posición materialista el lugar merecido, es
más: no se lo puede conceder, porque que el mismo diálogo implica algo así
como un acuerdo idealista. Sócrates se las entiende bastante bien con los
sofistas, siempre que pueda llevarles al diálogo en el que él, como profesor y
como argumentador, es invencible. Pero uno tiene que preguntarse (y para eso
no basta con leer el Banquete, sino que hay que ir a la biografía sin caer en el
argumento ad hominem3) cómo Sócrates se dejó llevar a la miseria
matrimonial. ¿Será que mientras más inteligente es un hombre en su profesión,
tanto más tonto es en su casa; y que mientras más apreciado por la opinión
1 (PRÓLOGO, CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA).--Marx
2 Conflicto que, entre muchas otras vidas, también segó la del Padre de Héctor Abad.
3 Error cognitivo que consiste en decir que algo es falso, eludiendo presentar razones adecuadas para
rebatir una determinada posición o conclusión. En su lugar se intenta atacar o desacreditar la persona que la defiende señalando una característica o creencia impopular de quien lo expresa
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pública, tanto más despreciado aparecerá dentro de sus cuatro paredes? Ese
parecía ser el caso de algunos de los personajes de “Fragmentos de Amor
Furtivo”, como veremos.
En la novela de Faciolince, un par de personajes: Rodrigo y Susana, se
conocen en una peculiar situación en la cual él, es amigo del esposo de ella.
Los protagonistas al poder ponerse al margen de la situación se convierten en
amantes, ellos pertenecen a una elite pequeño burguesa, son de una
generación que sobrepasa los 30 años y se encuentran más que otros nadando
torpemente en el mar del rechazo moral, entre tres riscos sin agarradera: el
primero es el conservadurismo de sus costumbres; el segundo, el deseo de
expresar libremente su autonomía, y por ultimo su deseo de perpetuidad de su
nombre (inmortalidad) y al mismo tiempo su felicidad4, en medio del dilema de
que posiblemente en el futuro su cuerpo cansado o inerte (el de Rodrigo) no se
lo permita. Susana era conocedora por experiencia del arte de amar, gracias a
una larga sucesión de hombres, deseosos de enseñar a cambio de sentir,
como antes lo mencione, cada uno fiel devoto a su propio punto de vista, en su
mayoría virtuosos en su oficio, pero con alguna incapacidad para relacionarse
armónicamente con Susana. Al menos en esto encuentro una analogía en la
relación que tenía Sócrates con Jantipa (a pesar de la diferencia de siglos entre
las historias): y éste es un problema filosófico auténtico: ¿cómo un pensador
que cuestionaba todo no ha logró resolver la cuestión del mal humor de
Jantipa? Aparentemente Sócrates, quien abogaba por la verdad, quien mucho
predicaba y poco disfrutaba de la verdad, fue incapaz de abrir la boca a la ira
de su mujer y de ayudarla expresar libremente las causas y los derechos de su
comportamiento. Es por eso que encuentro precisa y apropiada la crítica de la
razón cínica de Sloterdijk:
“A menudo, el fracaso de un filósofo no consiste tanto en las falsas respuestas
cuanto en la omisión de preguntas y en que niegue a algunas experiencias el
derecho a convertirse en «problema»”.
4 Platón, Fedro o del amor o de la erótica. Ed. Bedout Pág. 126.
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2. Es importante reconocer la inversión de la polaridad de los gustos: antes se
consideraba un valor la discreción (ser recatado y centrado) y ahora se ansía lo
público (ser sincero sin miedo a la polémica y acorde a necesidades sociales y
biológicas antes reprimidas). En la estructuración del comportamiento actual, la
mentalidad abierta, de ambos sexos, obtiene una sobrevaloración. La ruptura
de los viejos paradigmas culturales desempeña, por lo menos en el acto
sexual, un papel de primer orden, ya que para relacionarse en este contexto
histórico, un personaje como Rodrigo necesita reprimir y anular el impulso de
juzgar la libertad sexual de su amante y de sí mismo; pero para nosotros, los
personajes de carne y hueso, que tenemos impregnados los diversos tabúes
absurdos que la tradición ha grabado a través de distintos ritos, este
razonamiento engendra contradicciones internas y una moral paralela, tal como
la experimenta Rodrigo, cuando lucha por no calificar despectivamente las
historias eróticas de su pasado, que ella le narra aun siendo consciente del filo
de sus palabras: algunas de sus historias son seleccionadas tendenciosamente
por ella para hacer quedar como insignificantes a sus anteriores amantes y
buscan afirmar el valor y el buen desempeño de Rodrigo:
“Él vivía furioso con ella; mientras Susana le relataba su historias empezaba a
hervir por dentro y todos sus prejuicios y papeles antiguos afloraban a la
conciencia: machista, inquisidor, cura, déspota, tirano, verdugo. Pero cuando lo
pensaba mejor, tenía que reconocer la honda pureza de Susana, su delicada
delicia corporal, la manera deleitosa como tomaba las cosas del mundo…”5.
Si intento poner a dialogar este fragmento de amor con la polifonía de las voces
del banquete, en este collage Pausanias (personaje de los diálogos de Platón)
metería la cucharada diciendo que muy probablemente su discurso no era
influenciado no por la Urania-Afrodita, la responsable del amor moderado e
inteligente, sino por la popular Pandemia a quien Erixímaco llamaba Polimnia,
que actúa haciendo amar el cuerpo más que al alma, y sucumbe a la tentativa
latente de la morbosidad posesiva, obsesiva por la validez estética de sus
cuerpos, «esos bajos instintos hacer girar el mundo… indomables instintos que
producen placer y dolor, delicias y problemas… los celos, las penas de amor,
5 Abad Faciolince, Héctor, Fragmentos de Amor furtivo Pág. 113, Editorial Alfaguara 2003.
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los odios por el enemigo, las ganas de decapitar, el miedo a las traiciones y la
tentación de traicionar. Y por detrás, camuflados como si nada tuvieran que ver
con el sexo, las ansias de poder…de juventud, que en el fondo encerraban un
anhelo de no dejar nunca de gustar, de tener siempre la posibilidad de
conseguir con quien yacer abrazados, en fogoso o sereno intercambio de
humores corporales»6 . La tentación del colapso es casi irresistible, eso es
evidente cuando Rodrigo, con la necesidad de replantear la estabilidad de su
compromiso, sin más motivos validos que la dualidad moral que le despertaban
sus deducciones, y la desconfianza causada por la sinceridad de Susana.
Rodrigo quería ser la víctima, necesitaba corroborar sus dudas de que Susana
era capás de engañarlo, por eso le escribió una carta que firmo con nombre de
un supuesto admirador. Ella no tenía pensado engañarlo, pero al ver estas
acciones deshonestas decidió hacerlo, lo que lo llevó a él a tomar una
venganza mayor: salir con otra mujer y sin planificarlo embarazarla, lo cual
causó la ruptura definitiva entre Rodrigo y Susana. ¿por qué lo hizo? ¿para
encontrar que no era irremplazable ni único?. Aun cuando torturarse con
verdades era su deleite, eran las ilusiones las capaces provocar sus acciones:
las ilusiones y no las verdades. Quizas Kierkegaard tenía razón al afirmar que
“La liberación sexual ha despertado en muchas personas la angustia
consciente de la posibilidad”7.
Conclusión.
Por las exigencias de este trabajo debo cortar en esta página, un poco en
contra de mi voluntad. Supongo que aquí es donde digo lo que aprendí. ¿No?
Un amante me dijo que es bueno acabar un trabajo con una cita, aunque no
quiero hacer de este texto una casa de citas. Mi amante dice que alguien más
ya lo dijo mejor... y que si no les puedes ganar, mejor plagio y me luzco. Escogí
una buena y creo que les va a gustar:
«El campo social está inmediatamente recorrido por el deseo, que su producto
históricamente determinado […] Solo hay deseo y lo social, y nada más, incluso
las formas más represivas y más mortíferas de la reproducción social, son
producidas por el deseo»8.
6 Op. Ibid 1, Pág. 160, 161 7 Kierkegaard citado por Jose Antonio Marina, el rompecabezas de la sexualidad, Editorial Anagrama. 8 G. Deleuze y F. Guattari: El anti-Edipo.