ensayo la escuela como organización dinámica
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La educación es la capacidad de Desarrollar o perfeccionar las facultades
intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios,
ejemplos, etc.(R.A.E., 2013); otra acepción de este término, tiene que ver con su
etimología, lo que indica que proviene del griego “educare: formar, instruir”. Bajo este
precepto se desprende que varios agentes sociales participan de esta acción; en primera
instancia, la familia para que posteriormente, la persona se integre a un establecimiento
para que su desarrollo educacional se realice de una manera más formal.
La escuela por ende, es la institución que se dedica a formar seres sociales durante
varios años de la vida de la persona, por lo que se hace necesario un análisis a la
organización y el dinamismo de esta entidad desde el plano del papel del docente como
un agente relevante en las tomas de decisiones y mejoras continuas de los procesos de los
aprendizajes, objetivo real y concreto de la educación.
En el presente ensayo, se pretende analizar el rol del educador desde cuatro
enfoques: enfoque profesor y alumno; profesor y sus pares; profesor y equipo directivo;
profesor y familia, con el propósito de dejar entrever que su papel en la educación no es
netamente ser un actor dentro de la sala de clases, sino que es un agente primordial en la
dinámica de la organización escolar.
La educación chilena se ha enmarcado en un constante cambio desde hace treinta
y tres años, a partir de la constitución realizada bajo la dictadura militar, la cual gestionó la
privatización de ésta dando espacio a que privados tomaran un rol preponderante con la
generación de nuevas escuelas y nuevos conceptos educativos, donde prima la subvención
escolar, administradas por los mismos privados, sin que sea controlada por las
autoridades de gobierno, ni del ministerio de educación ( Assael, Cornejo, González,
Redondo, Sánchez, Sobarzo, 2011).
Esta realidad dio pie a que los establecimientos se segregaran según rango
socioeconómico de los estudiantes, por lo que las familias con mayores recursos,
acudieran a los colegios particulares o subvencionados particulares, dejando como única
opción los liceos para la matrícula de los estudiantes provenientes de familias más
humildes de la población chilena (Assael, et. al. 2011). Rompiendo con uno de los
objetivos fundamentales de la educación: la socialización de los educandos. Esta
segregación trajo consigo, estándares de medición a través de la aplicación de pruebas
que “prueban” la eficacia de los aprendizajes basados en puntuaciones, lo que se traduce
a que si los colegios obtienen mayores puntajes, mayores serán las inversiones para
aquellos establecimientos; por el contrario, si se obtiene bajos puntajes, el escenario para
esas entidades se torna compleja, ya que a nivel social estas escuelas aparecen en el
ranking de puntuaciones en los lugares más bajos, lo que se interpreta que en ese lugar la
“educación no es buena”, por lo que existe una baja sustancial de la matrícula lo que se
traduce que hay menos ingresos por que la subvención, en su efecto, tiende a bajar.
Bajo este panorama, el rol del docente tiende a ser un mero entrenador para la
obtención de buenos puntajes y lograr mejoras económicas para el colegio en el cual
trabaja, observándose que su trabajo se realiza sólo en la sala de clases, cuando en
realidad su papel es tan importante dentro de ella como fuera, ya que es un actante
esencial en la organización dinámica de la escuela, debido a que reformas posteriores a la
dictadura, le permitieron tomar un rol preponderante en la toma de decisiones de las
directrices de la escuela, a la realización del trabajo en conjunto con sus pares, la
introspección y evaluación de su práctica docente, etc. Aunque lo mencionado
anteriormente, muchas veces depende de la capacidad de la administración del
establecimiento, específicamente de su director, que es quien lidera y genera liderazgo en
sus docentes para que se realice un trabajo “en red” en su comunidad educativa y con
todos los actantes que participan en ella (Sisto, 2010).
El papel del profesor no es sólo ser un generador de conocimientos, es un
formador. Es un rol complejo, porque como se mencionó anteriormente, no es solamente
un actante dentro de la sala de clases, ya que debe, además ser un facilitador social,
tomando protagonismo como eje en la dinámica escolar.
En primera instancia, es de suma importancia, cumplir con el objetivo de la
escolarización, el aprendizaje de los estudiantes, y para ello, debe tener conocimientos de
los contenidos que imparte, además de cumplir con los dominios expuestos en el marco
para la buena enseñanza, que se basan en cuatro ejes