El agua es un recurso fundamental para la vida humana. Las grandes

civilizaciones se han desarrollado a lo largo de importantes ríos. La distribución

de la misma a nuestros hogares, a la industria, a los comercios o a cualquier

otra actividad económica es un sistema complejo, el cual muchas veces no

valoramos.

Los acueductos construidos por el hombre son de arriba hacia abajo,

utilizando la Ley de Gravedad para impulsar el agua y para la presión dentro de

las tuberías.

La plomería es vital porque nos proporciona agua potable y al mismo tiempo

permite la eliminación de las aguas utilizadas de forma segura. Si la plomería

colapsa crearía graves problemas de salud y al ambiente.

La plomería moderna interna se inicia en los Estados Unidos a comienzos

del siglo XX, aunque sus principios básicos son conocidos y utilizados hace

miles de años por diferentes civilizaciones.

La historia de la plomería es interesante porque nos muestra sus adelantos

y retrocesos acompañando a la humanidad. En Mesopotamia (hoy Irak), los

antropólogos han encontrado evidencias del control de las aguas servidas en

sus ciudades antiguas por los drenajes construidos debajo de los pisos para

llevar el agua.

En Pakistán y en la India han hallado edificios de más de dos mil años de

antigüedad con pozos privados y áreas de baños con drenaje en el suelo. En

Babilonia, en el palacio del rey Nabucodonosor II había varios baños separados

con drenajes conectados a un sistema de cloacas cubiertas.

En China, existían tubos de bambú que se unían en los nudillos para llevar

agua dulce. En la Isla Creta, los reyes poseían agua fría y caliente. Los

primeros tubos de agua eran de tierra cocida y paja. Sin embargo, los egipcios

lograron elaborar tubos de cobre y cavar pozos de hasta cien metros creando

molinos de agua.

Los griegos disfrutaron de agua fría y caliente en sus tinas, acueductos

gigantes surtían sus ciudades. Los mejores plomeros de la antigüedad fueron

los romanos quienes tenían una red de distribución que corría con tubos de

plomo por debajo de las calles surtiendo las viviendas, fuentes y baños

públicos. Las aguas servidas se drenaban hacia el exterior de las edificaciones

en grandes tuberías las cuales eran descargadas en un rio. La cloaca máxima

de ese entonces, aun se sigue usando casi dos mil años después como

desagüe de aguas de lluvia.

Durante la Edad Media en Europa, comienza a desplazarse una parte de la

población hacia las ciudades, las cuales vivían hacinadas y poseían pocas

plomerías y practicas sanitarias. Las condiciones de las aguas dulces y

servidas eran insalubres, lo cual provocó diversas enfermedades generando la

muerte de una parte considerable de su población.

En el Renacimiento, el agua potable es llevada a la parte interna de las

viviendas en vasijas. Para desechar la orina, esta era lanzada a la calle y los

excrementos eran colocados en fosos.

En la Edad Moderna en el siglo XVIII, se comienza a experimentar con

diferentes modelos de tinas y duchas. Los primeros colonos ingleses en llegar

a los Estados Unidos en este siglo trajeron sus costumbres y pocas veces se

bañaban. El primer sistema de acueducto es construido en la ciudad de Boston,

con el propósito de combatir incendios. En Nueva York el sistema de cañería

era de madera y a mediados del siglo XIX construyeron su primer embalse.

Sus primeros baños fueron hasta el siglo XIX los retretes al aire libre. En

este siglo se patentaron centenares de modelos de retretes tanto en Inglaterra

como en los Estados Unidos los cuales eran poco higiénicos. La proliferación

de los mismos hizo que las aguas servidas se convirtieran en un gran dolor de

cabeza por cuanto los principales ríos y las calles estaban repletos de

excrementos. A partir de 1860 se construyó el primer sistema de cloacas en

Londres y en algunas ciudades de Estados Unidos. Sin embargo, este sistema

tenia fallas y al presentarse lluvias abundantes se mezclaban las aguas

servidas con las potables enfermando y muriendo una parte de la población,

como sucedió en Chicago en 1885.

A comienzos del siglo XX, en los Estados Unidos se dan los primeros pasos

que revolucionaran la plomería a nivel mundial. Los baños para las viviendas

tienen el mismo diseño, con calentadores de agua y cocinas con sus

instalaciones sanitarias. Los inodoros y lavamanos fueron construidos de

porcelana vidriosa con piezas de bronce. Se comienza a educar a la población

estadounidense de la importancia del baño diario.

La plomería se profesionaliza y se aprueba en 1930 los códigos uniformes

de fontanería y se estandariza la fabricación de estos productos. Por esta

época se crea la primera planta de tratamiento moderno en Chicago aunque sin

resolver del todo la mezcla de las aguas servidas con la potable. Poco tiempo

después plantean como solución la creación de túneles de 12 m de diámetro a

cien metros por debajo de la ciudad embotellándose las aguas pluviales.

Revisando la historia de la plomería se observa como los egipcios ya cavaban

pozos a esta altura. Como paréntesis en este ensayo, no se puede obviar los

conocimientos ancestrales en ninguna área.

La Segunda Guerra Mundial trae nuevos retos a la plomería; como los

materiales (hierro, acero y cobre) estaban siendo usados para las acciones

bélicas, los fabricantes comienzan a experimentar con nuevos elementos como

el hierro fundido y el plástico.

En la actualidad, la plomería sanitaria ha dado grandes pasos. Ahora

contamos con nuevos materiales, diseños y formas. Inodoros con

computadores internos para regular el flujo del agua, duchas autolimpiantes de

múltiples funciones y jacuzzis con control remoto.

El reto del presente y de las nuevas generaciones es una plomería que

permita la conservación del ambiente, en especial del agua, haciendo un uso

racional del mismo y buscando tecnologías que permitan reutilizar el agua

servida para el riego, actividades recreacionales y uso ornamental.