República Bolivariana de VenezuelaUniversidad de Oriente - Núcleo Monagas

Coordinación de Postgrado en Ciencias AdministrativasMaestría en Ciencias Administrativas, mención: Gerencia General

Cohorte XVIIIMateria: Economía para la Toma de Decisiones

¿Es posible reconstruir la economía con los recursos nacionales?

Ensayo

Profesor:Dr. Wilfredo Guerra.

Participantes:Lcda. Gladeivis Barreto.Ing. Lisbeth Caraballo.Lcdo. Melecio Fernández.Ing. José Orta.Econ. Miguel Hilario Natera.

Maturín, Julio de 2014.

¿Es posible reconstruir la economía con los recursos nacionales?

El premio Nobel de Economía Gary Becker definió la Economía como

la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre

fines y medios escasos que tienen usos alternativos. Con base en este

concepto, el mencionado economista pudo extender el análisis económico

áreas como el comportamiento humano, la criminalidad y el derecho. La

ciencia económica puede dividirse en tres grandes áreas1: La microeconomía

cuyo foco de análisis son la producción, los costos y la asignación de

recursos escasos pero de un solo mercado (por ejemplo el comportamiento

de la oferta y demanda de inmuebles en la ciudad de Maturín). La

macroeconomía que estudia el comportamiento de los agregados

económicos. Es decir, la interacción de todos los mercados de una economía

y analiza elementos tales como: Oferta y demanda agregada, la producción

global de la economía, la tasa de interés, las reservas internacionales y el

tipo de cambio. La otra gran área es el Desarrollo Económico, disciplina en la

que se estudia el comportamiento de las variables económicas en el largo

plazo. Surge este campo analítico distinto al de la Macroeconomía, en parte

por la frase atribuida a John Maynard Keynes: ¡En el largo plazo todos

estaremos muertos! En consecuencia, el Desarrollo Económico se ha

establecido como un tema distinto de la macroeconomía de gran importancia

para la ciencia económica.

1 Algunos estudiosos del tema económico pueden clasificar a la economía en cuatro grandes áreas: Microeconomía, Macroeconomía, Economía Internacional y Desarrollo Económico.

¿Qué determina que unos países son ricos y otros pobres? ¿Qué

acciones económicas permiten incrementar la calidad de vida de la

población? ¿Cómo traducir el crecimiento de la economía en prosperidad

para la gente? ¿Más consumo es sinónimo de prosperidad y desarrollo?

Estas son interrogantes que entran en la esfera del desarrollo económico

porque implican la interacción de variables y sus resultados en el largo plazo.

En este orden de ideas, la riqueza de un país o una región no es un hecho

que puede darse de un año a otro, sino que requiere de décadas. Ejemplo:

La República Popular China, nación que en 1949 era económica y

socialmente atrasada pero en pleno siglo XXI, 74 años después en el año

2013, tiene el segundo PIB2 del mundo y muestra avances, científicos y

tecnológicos, sorprendentes.

Pero, ¿qué es el desarrollo económico? No existe una definición única

del término, y al igual que ocurre con otros conceptos de las ciencias

sociales los especialistas no logran ponerse de acuerdo en torno al mismo.

Es un tema que despierta pasiones y en el cual intervienen desde

concepciones ideológicas hasta posiciones políticas. Puede afirmarse que no

existe un concepto único y totalmente aceptado de desarrollo. No es sólo un

problema económico, implica también el aspecto social. En este orden de

ideas, el premio Nobel de Economía Amartya Sen expresó en una entrevista

que:

La idea de desarrollo es una idea compleja: no es sorprendente, pues, que la gente piense que la forma en que el desarrollo se define deba ser mejorada. Cuando dicha cuestión entró en escena durante la década de 1940, lo hizo primeramente de la mano de los progresos de la teoría del crecimiento económico, que habían

2 PIB: Producto Interno Bruto. Hace referencia a la productividad de la economía e incluye el valor agregado de la producción dentro del territorio de un país.

tenido lugar con anterioridad, esto es, durante la década de 1930 y también durante la de 1940. La reflexión sobre el desarrollo se hallaba limitada a la concepción elemental de que los países pobres no son más que países con niveles de renta bajos, con lo que el objetivo era, simplemente, superar los problemas del subdesarrollo a través del crecimiento económico, aumentando el PNB. Pero resultó que ésta no era una vía adecuada para pensar la cuestión del desarrollo, que se ha de vincular con el avance del bienestar de las personas y de su libertad. La renta es uno de los factores que contribuyen al bienestar y a la libertad, pero no es el único. El proceso de crecimiento económico, pues, constituye un punto de partida insuficiente para evaluar el progreso de un país; por supuesto, no es irrelevante, pero se trata sólo de un factor más entre varios. [1].

Osvaldo Sunkel, clasifica en dos las principales tendencias que se

dedican al estudio del desarrollo: Las que lo conciben como un estado o

etapa, y las que enfocan el desarrollo como un proceso de cambio estructural

global. El desarrollo como crecimiento: Los autores que conciben el

fenómeno del desarrollo como un proceso de crecimiento, suelen definir el

nivel de desarrollo en términos de ingreso por habitante, y el proceso de

desarrollo en términos de tasa de crecimiento. El ingreso por habitante es

para esta escuela el indicador, o medida, más adecuado para definir el nivel

y ritmo de desarrollo. Este mismo criterio lleva también a establecer nóminas

de países ordenados según su nivel de ingreso medio por habitante, de

donde se deduce enseguida que aquellos que están por encima de cierto

límite arbitrariamente escogido, serán considerados países desarrollados, y

poco desarrollados los que están por debajo del mismo. Numerosos son los

autores que adoptan como punto de partida las teorías del crecimiento para

analizar aspectos del desarrollo y casi todos ellos centran su atención sobre

cuestiones relacionadas con la inversión; temas tales como determinar la

tasa de inversión, el financiamiento externo, los criterios de prioridad en la

asignación de recursos, la movilización de los ahorros internos, etc.,

constituyen la preocupación fundamental de quienes piensan en el desarrollo

como si fuera un problema de crecimiento.

En contraste con la noción de desarrollo de crecimiento, que es un

enfoque enteramente deductivo, hay otra corriente de pensamiento que, sin

apartarse demasiado de su contenido ideológico y metodológico, procede en

cierto sentido en forma inversa, es decir, adopta la vía inductiva.

En los autores que siguen esta forma de análisis de los problemas del

desarrollo, se observa, en general, que este proceso es concebido como una

sucesión de etapas que se recorren desde la más primitiva o tradicional a la

más "desarrollada" o moderna, pasando por varios niveles o estadios

intermedio que tienen determinadas características. Se podría afirmar

entonces que la nota común de estos autores en cuanto a método es, por

una parte, la aplicación de esta secuencia descriptiva como forma de analizar

el proceso de desarrollo, y por la otra el carácter parcial de las teorías, en el

sentido de asignar el carácter de variable causal básico a una de las

características del subdesarrollo. En cuanto al contenido ideológico

subyacente en esta escuela, se trata también, como en el caso anterior, de

concebir el desarrollo de las sociedades subdesarrolladas como el camino

hacia el tipo de sociedad que se concibe, implícita o explícitamente como

ejemplo ideal: la moderna sociedad industrial.

Con base en lo establecido en los párrafos precedentes, puede

definirse el desarrollo económico como el incremento de las condiciones de

vida materiales de las personas que residen en un país o región

determinada. Ese crecimiento se puede medir por el Producto Interno Bruto

(PIB) per cápita y por el aumento de la oferta y demanda agregada de una

economía. Lleva implícita la idea de bienestar en cuanto a acceso a bienes y

servicios. Sin embargo esta noción de desarrollo económico entraría, de

acuerdo con el pensamiento de Amartya Sen en el desarrollo humano, el

cual gira alrededor de lo que ese autor considera la idea fundamental del

desarrollo, a saber: la promoción de la riqueza de la vida humana entera,

antes que la de la economía en la que los seres humanos viven, que es sólo

una parte de aquélla. En este orden de ideas, el desarrollo económico es una

parte del desarrollo humano.

De acuerdo con la profesora Mireya Caldera Pietri, en el libro Introducción

al Subdesarrollo, establece ciertos rasgos comunes en los países con bajo

desarrollo económico:

Estructura primaria: Gran parte de la población se dedica a las

actividades primarias de la economía: explotación agrícola y producción

de materias primas minerales.

Heterogeneidad estructural: Se manifiesta en la complejidad de la

estructura económica y en la falta de articulación de la misma.

Subempleo y desempleo.

Inestabilidad de la producción agrícola y minera.

Inestabilidad de las exportaciones agrícolas (si las hay).

Dependencia: La misma se manifiesta de diversas maneras, en lo

tecnológico, en lo económico e inclusive en lo cultural.

Estructuras sociales desequilibradas y desarticuladas.

Desigualdad en el ingreso y en el nivel de vida.

Rápido crecimiento demográfico.

Bajo nivel de instrucción de la población.

Insuficiencia alimenticia.

Higiene deficiente.

Insuficiencia de recursos médico-sanitarios.

Ausencia o insuficiente disponibilidad de infraestructuras.

Inestabilidad de las instituciones políticas.

Es necesario aclarar que no todos los países se encuentran a un mismo

nivel de desarrollo económico, por lo que en algunos no se encontrarán

todos esos rasgos pero en otros sí.

Con base en lo anterior, puede plantearse la siguiente interrogante:

¿Cómo puede caracterizarse el desarrollo económico de Venezuela? De

acuerdo con las cifras del PIB3 (medido en miles de millones de dólares) en

el lapso 1970-2010 (40 años) paso de 14 mil millones de dólares a 391 mil

millones de dólares, esto implica una variación de aproximadamente 2793%.

Esto indica que la economía venezolana creció casi 3000% en cuanto a valor

final de los bienes y servicios producidos, o el valor agregado de la economía

o la sumatoria de las rentas. La variación del PIB de Venezuela puede

dividirse en dos etapas:

1. De 1970 a 1999: Periodo en el que el PIB creció hasta alcanzar dos cifras

altas (con un máximo de 98 mil millones de dólares en 1999).

2. Del 2000 a 2010: Lapso en el que el PIB creció hasta alcanzar tres cifras

(alcanzando un máximo de 391 mil millones de dólares en 2010). Destaca

en este periodo el 2002, año en que el PIB cayó hasta los 93 mil millones

de dólares y el 2003 – 84 mil millones de dólares (Golpe de Estado y Paro

Petrolero).

3 Producto Interno Bruto de Venezuela 1970 – 2012. Disponible en: http://es.kushnirs.org/macroeconomica/gdp/gdp_venezuela.html#t1. Consulta: 2014, julio.

En términos nominales, puede afirmarse que el PIB Venezolano en el

periodo 1970-2010, tuvo un comportamiento creciente principalmente,

impulsado por la renta petrolera (aunque entre 1985 y 1989 el

comportamiento fue decreciente a consecuencia de la contracción

económica del país y caída de los precios del petróleo). Es decir, el PIB

crece en la medida en que aumentan los precios del petróleo y disminuye en

los años en que han caído los precios internacionales del crudo (principal

producto de exportación del país).

En el año 2014, la situación económica del país es compleja. Si bien el

PIB del 2013 fue de 377 millones de dólares, la inflación cerró, de acuerdo

con información del Banco Central de Venezuela, en 56 %. Sumado a lo

anterior, es común leer en la prensa nacional y regional, problemas

relacionados con la escasez de alimentos y el acceso a los mismos.

Adicionalmente en la actualidad, la economía venezolana se rige por tres

tipos de cambios oficiales, Cencoex, Sicad I y II (sumado a estos el cambio

no oficial o de mercado negro), pero existe mucha dificultad para que los

diversos sectores de la economía accedan a los dólares oficiales.

Adicionalmente, la zona de Guayana, uno de los polos industriales del país,

exhibe una situación laboral difícil y la paralización de muchas industrias.

Todo esto conlleva a que el Estado Venezolano dependa aún más de la

renta petrolera. En este sentido, pareciera que más que nunca está vigente

la frase de Arturo Uslar Pietri, “sembrar el petróleo”. Es decir: Apalancarnos

en el aceite de roca y sus derivados para promover el desarrollo económico

del país. Si bien este autor se refería a “transformar la renta minera en

crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar

sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y

canalizaciones necesarias para regularizarla irrigación y el defectuoso

régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo, crear

cooperativas para ciertos cultivos y pequeños propietarios para otros” [2]; en

la actualidad adicional a esos elementos se debería impulsar y consolidar un

sector industrial, así como uno tecnológico de avanzada. Pero también, es

necesario utilizar la renta petrolera para construir infraestructura de calidad e

incrementar la calidad de la educación de las venezolanas y venezolanos.

Ahora bien, en el marco del desarrollo económico y ante la compleja

situación que atraviesa Venezuela, ¿es posible reconstruir la economía con

los recursos nacionales? Antes de responder a esta interrogante, es

necesario hacer un inventario de los recursos de los cuales dispone el país:

1. El volumen de reservas de petróleo en la Faja del Orinoco asciende

aproximadamente a 258 mil 810 millones de barriles de crudo.

2. En cuanto al gas natural, las reservas se ubican en 196 mil 409 billones

de pies cúbicos (o unos 33 mil 864 millones de barriles de petróleo

equivalente).

3. Según el VII Censo Agrícola (2011) se calculó que había 27,07 millones

de hectáreas aptas para el cultivo. De las cuales 51% estaban sembradas

de pastos (13,7millones hectáreas) y 28% de bosques naturales

(7,6millones Hc), 6% estaban cultivadas con rubros de ciclo corto

(1,6millones de hectáreas) y 4% con cultivos de ciclo permanente

(1,03millones de hectáreas).

4. Venezuela posee gran variedad de yacimientos minerales, entre

metálicos y no metálicos. Dentro de los minerales metálicos: Aluminio

(Bauxita), cobre, níquel, hierro, oro, plata, plomo, zinc, mercurio, entre

otros. Los no metálicos están conformados por los siguientes: calcio,

magnesio, manganeso, diamante, caolín, arenas, fosfato, sal, yeso y

talco, entre otros.

5. Venezuela puede aprovechar sus recursos naturales y explotarlos desde

el punto de vista del Turismo. La ubicación geográfica del país, permite

exhibir una gran variedad de paisajes que van desde hermosas playas,

pasando por la cordillera andina hasta llegar a la Gran Sabana.

6. Pero el más importante de los recursos es la gente. Venezuela cuenta

con una población mayoritariamente joven, que en los últimos años se ha

preparado en lo académico por lo que existe el capital intelectual para

impulsar muchos planes de desarrollo.

Con base en la información precedente puede afirmarse que Venezuela

cuenta con los recursos suficientes para reconstruir la economía del país.

Retomando la pregunta: ¿Es posible reconstruir la economía con los

recursos nacionales? La respuesta es afirmativa. Solamente en reservas

petroleras en el subsuelo hay petróleo para más de 200 años de explotación

sin contar el gas. También hay grandes cantidades de tierras disponibles

para la agricultura. Y se cuenta con el más importante de los recursos: La

gente.

Sin embargo, la historia de países como Japón muestra que la carencia

de recursos nacionales no es una limitante para el desarrollo. En

consecuencia, pudiera inferirse que si hay recursos, el desarrollo económico

es posible. ¿Qué limitaría el mismo? La carencia de instituciones sólidas, la

efectividad de la gerencia y la toma de decisiones erradas respecto al rumbo

económico del país. En el corto plazo, la economía venezolana dependerá

del petróleo, pero mientras continúe el debate en torno al modelo económico

(socialismo o capitalismo) y no existan reglas claras para los inversionistas y

un sistema apegado al derecho y a la justicia, es difícil conseguir

inversionistas interesados en aportar para el desarrollo de áreas tales como

la industria, la minería y la agricultura. Más allá de la República Popular

China, no se vislumbra corto y mediano plazo otros inversionistas en

Venezuela.

Retomando lo dicho por Uslar Pietri, “hay que sembrar el petróleo”.

Venezuela no puede seguir dependiendo de la renta petrolera sin generar

riquezas a través del trabajo productivo y de la movilización del

conocimiento; y habilidades de las personas. Existen los recursos nacionales

para hacerlo.

Con base en lo expresado por Amartya Sen, en cuanto a que el desarrollo

económico es parte del desarrollo humano, se puede afirmar tajante y

enérgicamente que en la República Bolivariana de Venezuela existen los

recursos materiales para encaminar al país por la senda del crecimiento

económico. Se requiere potenciar a las personas y las instituciones

democráticas para hacerlo sostenible en el tiempo y promover la riqueza de

la vida humana entera. No es una tarea sencilla pero Venezuela con los

recursos para hacerlo.

Bibliografía

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