ensayo de ciencias politicas - mi pais, ahora y despues
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CIENCIA POLÍTICA
Tema:
Ensayo
Mi país, antes y ahora
Nombre:
Kenneth Simión Ledesma Vicuña
Docente:
Dra. Catalina Calle Masache
Ciclo:
1ro “B”
Periodo Académico:
2013 – 2014
UCACUE – CIENCIAS POLITICAS Dra. Catalina Calle Masache
2 Kenneth Simión Ledesma Vicuña
ENSAYO
Mi país, antes y ahora
Los juegos de canicas, la petaca, el indor, la guerrita, las escondidas, eran parte del compendio
de juegos populares que compartía con mis amigos y vecinos en la época de mi infancia y
preadolescencia, donde todo parecía mejor y no sentíamos el peso del significado de convivir en
una sociedad llena de derechos y obligaciones, que se sometía a un ordenamiento jurídico
existente imperceptible para nosotros, ya que nuestro mundo era inmutable en ese entonces.
Nuestro barrio, era parte de un cantón humilde en la región amazónica, que años atrás fue sede
de la obra salesiana in situ, ganándose la nominación de Vicariato Apostólico de Méndez y
formando parte del centro de operaciones a nivel provincial del trabajo misionero. Aquel rincón
de relevante importancia histórica fue olvidado por los diversos gobiernos de turno, los mismos
que por medio de sus eternos representantes, hacían acto de presencia previa convocatoria a
las elecciones populares, para mediante el uso de discursos aletargantes y cargados de un
patriotismo insolente, lograr el convencimiento popular con el propósito de llegar a un podio de
autoridad pública bajo el fin último del lucro personal, alejado por completo del objetivo inicial
de la democracia: “la participación del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”.
Luego de terminar la carrera de bachillerato en las dos únicas opciones secundarias de la
localidad, se asumen decisiones severas con el propósito de continuar con los estudios
universitarios, sorteando varias opciones académicas alejadas por completo del terruño local y
la familia, tomando la alternativa de realizar los estudios en la Capital del Austro, lugar de
edificaciones con una peculiar característica en sus tejados que atiborraban un aire de serranía
e historia; o, en su efecto la Capital del País, mucho más lejos de lo que se pensaba en aquel
entonces que las personas podían llegar, con el fin de alcanzar sus sueños de una profesión
exitosa, un trabajo estable y una remuneración exorbitante.
El trayecto en ambos casos, no era nada sencillo. Para viajar al centro del Austro se debía
atravesar la cordillera central por medio de una carretera sinuosa y ancestral olvidada por
completo por las autoridades de turno, que demoraba en trayecto alrededor de 8 a 10 horas.
En el caso del viaje a la Capital, tampoco se alejaba de la realidad de aquella época ya que solo
para llegar a la capital de la provincia con un recorrido de aproximadamente 100 kilómetros, se
tardaba un tiempo de 3 horas y de ahí hasta la Capital del País había que sumarle 12 horas más
en ruta irregular, puesto que intermedio se debía realizar un trasbordo y cambiar de unidad de
bus interprovincial, para atravesar a pie un antiguo puente colgante de 300 metros sobre el
caudaloso entonces rio Pastaza.
Como ciudadanos ecuatorianos, entendíamos contar con un pleno goce de derechos y
obligaciones que devengan de nuestros actos, sin embargo en aquel ambiente hostil que nos
tocó afrontar a la mayoría de los preuniversitarios de aquel entonces, nos preguntábamos:
¿Dónde estaba el Gobierno?, ¿Dónde estaban las obras?, ¿Dónde estaba la voluntad popular
que radicaba en los mandatarios al servicio de sus mandantes? ....un inmenso silencio
acompañaba pequeñas conversas llenas de indignación y decepción entre aquellos viajeros que
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compartíamos esa travesía hacia diversos sectores de la patria, cada uno con un propósito
diferente pero compartiendo un sueño en común.
Al recordar con nostalgia y cierto aire de indulgencia nuestro pasado histórico y, al haber
formado parte de aquel conglomerado humano que coexistió en una de las etapas
controversiales de nuestra historia, considero que es deber de todo ciudadano ecuatoriano
hacer una comparación crítica, objetiva y veraz de nuestra realidad actual en el país, y
preguntarnos: ¿cómo estábamos antes?, y ¿qué es lo que tenemos ahora?
En el siglo V a. C., el rey persa Darío I construyó El Camino Real Persa, una antigua carretera
cimentada por el camino para facilitar una comunicación rápida a través de su extenso imperio
con una longitud de 2699 kilómetros. Actualmente corresponde el recorrido de dos veces y
media la distancia exacta del Carchi al Macara, puesto que su longitud equivale a los 1148
kilómetros, siguiendo la carretera Panamericana.
Lo increíble del rey persa hace más de 2500 años, es la visión real y necesaria sobre la
comunicación entre los pueblos, ya que en su imperio esta obra facilitaba fundamentalmente el
comercio, que es la base del mercado actual donde se asienta la economía sustentable para los
diferentes sectores de la Patria.
Lamentablemente, a ningún político de nuestra época se le ocurrió aquella brillante idea del rey
Darío I, puesto que de ser así, hubiéramos tenido visiones diferentes de un pasado futurista que
sin lugar a dudas habría propinado un presente totalmente descontextualizado de la realidad.
Esta y muchas obras más, para citar ejemplos, en el campo de la vialidad: la Troncal Amazónica,
en el campo de la educación: Escuelas del Milenio, en el campo de la salud: mejor distribución
de la atención pública y la asignación de los recursos e implementos médicos necesarios, en el
campo de los sectores estratégicos: conectividad a internet, cambio de la matriz productiva,
energía limpia para el país, son logros importantes realizados mediante la voluntad política de
un Gobierno responsable, dando cumplimiento a su real objetivo que es: la administración del
Estado, a través del poder político, que implica la toma de decisiones a favor de sus mandantes.
Se podrán encontrar mil defectos y contrariedades a la gestión de nuestros representantes, y en
la mayoría de casos serán reales y verídicas, pero en esta nueva época en la que vivimos es
responsabilidad de los profesionales, estudiantes y colectivo en general, aportar con ideas
serias, denuncias físicas y veedurías comprometidas con el cambio, con el propósito de salir del
pasado de los comentarios sin valor, las protestas sin ruido y los gritos sin voz que atravesaron
nuestros predecesores, talvez por falta de preparación, quizá por ausencia de recursos o
inclusive por falta de amor propio, que radica en la unión de los ecuatorianos y que se refleja en
el progreso de la patria.
Hay un adagio popular que reza: “siempre se puede contar con los traidores, nunca te fallan”. Si
aplicamos a la realidad actual, siempre se podrá contar con degradaciones al poder como la
corrupción. Por lo que es responsabilidad nuestra, aplicar el órgano regular para denunciar estas
aberraciones que van en contra de la ética y la moral, pero que forman parte del día a día, ya
que como dicta la biblia: “en el arca abierta, hasta el justo peca”.