ensayo. amor al trabajo. alejandro salazar becerril

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Ensayo acerca del amor al trabajo... algunas reflexiones de utilidad.

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UNIVERSIDAD DE IXTLAHUACA CUIMaestra en Psicologa de la SaludRVOE. Acuerdo No. 20520000/348/2007

Amor al trabajo. Falacia, Utopa y NecesidadENSAYO

Elaborado por:Alejandro Salazar Becerril

Asignatura:Organizaciones e instituciones de tratamiento comunitario

Agosto de 2014Toda persona tiene derecho al trabajoa la libre eleccin de su trabajoa una remuneracin equitativa y satisfactoriaa la proteccin contra el desempleoa fundar sindicatosa igual salario por igual trabajoArtculo 23 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos (ONU, 1948).Una visin panormica del trabajo y su institucionalizacinAntes de problematizar el tpico del trabajo, resulta conveniente repasar su historia y cmo a travs de una lenta evolucin fue transformndose en uno de los pilares fundamentales de la vida humana, tanto en antao como en el presente (Rifkin, 1996). Primero, habr que decir que el trabajo es una actividad, y que, aunque es adherida de forma automtica a las personas, no difiere esencialmente de lo que realizan el resto de las especies animales con el objetivo de sobrevivir (Recio, 2014); en otras palabras, si el fin es este ltimo, no slo trabaja la gente, sino que cualquier espcimen del reino animal hace lo suficiente para ganar su sustento a travs de los medios de los que se le ha provedo naturalmente. Si acaso, la esencial distincin estribara en el hecho de que nosotros, los humanos, no slo nos adaptamos al medio en el que nos desarrollamos, sino que a travs de nuestra actividad (trabajo) lo transformamos (Berger & Luckman, 2001), creando una realidad que, ocasionalmente, escapa de nuestra capacidad de representacin y dominio (Tezanos, 2008), e inclusive, condiciones que median la concepcin y aparicin del binomio salud-enfermedad (Matrajt, 2002 y Foladori, 2008).A partir de lo anterior, entonces, es posible argumentar que lo que hoy se entiende por trabajo no es tal (Recio, 2014). Los discursos que se generan diariamente en torno al tema, estrictamente hablando, se refieren a constructos que distan lo suficiente de la definicin que concierne al trabajo. No en pocas ocasiones se confunde dicho trmino con el de esfuerzo, productividad o, ms frecuentemente, con empleo. Por ello, es importante e interesante ubicar el momento, las circunstancias y las intenciones por las que aparecen y se defienden tales ambigedades.En los albores de la evolucin humana el trabajo se cea, en mi opinin, a una concepcin esencialmente biologicista; es decir, se circunscriba a tareas que eran necesarias para la subsistencia. En las pocas durante las que los homnidos y primeros habitantes sedentarios del planeta existieron, el trabajo era desarrollado para vivir y era tan esencial que todos participaban de una manera casi equitativa, los grupos humanos se organizaban y procuraban la unin de sus esfuerzos en pro del bien comn, cazaban, recolectaban, cultivaban para preservar su vida e incrementar sus esperanzas de subsistencia, el trabajo careca de connotaciones de poder y dominio (Recio, 2014). Despus, con la aparicin y desarrollo de las primeras civilizaciones, el trabajo se transform y, como tal, se fue enraizando como una institucin fundamental para la organizacin social, aparecieron entonces dos clases de personas claramente distinguibles: quienes trabajaban (para su propia subsistencia y la del otro grupo de personas) y quienes vivan del trabajo ajeno para dedicar su existencia a las actividades trascendentales y vitales para el desarrollo humano (Recio, 2014). En aquellos tiempos, la clase a quien se impona el gasto de su energa para la realizacin de tareas manuales, sucias, interminables, deplorables y denigrantes (los pecadores, desde una perspectiva religiosa) y el grupo privilegiado a quien se hered la noble misin de dirigir a los espritus inferiores (considerados como elegidos, puros y/o santificados). Y entonces comenz la confusin y los esfuerzos por legitimar dichas diferencias en aras del orden, evolucin, desarrollo social, bien comn y una disfrazada supervivencia. La nocin de trabajo, pues, se empez a tergiversar, adquirir nuevas connotaciones y a justificar como una forma vlida de clasificar a la gente: los trabajadores y los no trabajadores (Tezanos, 2008).La transformacin absoluta de la naturaleza correspondiente al trabajo se desarroll con la aparicin y establecimiento de las sociedades industriales, caractersticas del capitalismo y las sociedades modernas. Sin alterar demasiado al orden de las cosas hasta entonces conocido, fueron sumados al complejo cimiento de la actividad laboral, elementos tan determinantes como el salario, la filosofa del propio esfuerzo y la idea de que a travs de la propia ganancia, en el futuro, sera posible extender los beneficios al resto de la sociedad (Recio, 2014). Falacia sobre falacia, mentiras sobre argumentos que hoy figuran en la subjetividad de, particularmente, las culturas occidentales y cualquiera de sus trabajadores. En consecuencia, actualmente la institucin del trabajo es una madeja slida y a su vez compleja, de hilos que se entrelazan y dan significado a la vida social. La capacidad creadora y transformadora de la que ha sido dotada la especie humana ha rayado en la generacin de una realidad que claramente se observa, pero que pocas veces se entiende. Por medio de su trabajo, ahora, la gente goza de avances tecnolgicos impresionantes (Tezanos, 2008), de aparatos que casi tienen vida propia; de condiciones laborales difciles y que condensan la mirada capitalista del empleo; del intercambio de su esfuerzo por un salario precario que, sin embargo, limita sus posibilidades de acceso a los medios productivos, a la adquisicin de lo que requiere para mantenerse con vida y, por supuesto, al goce del trabajo como uno de sus derechos fundamentales (Recio, 2014). Hoy, el trabajo es completamente una institucin que tiene sus propias reglas y que funciona, con y a pesar de los humanos. Hoy, el trabajo es recurrentemente un medio que legitima, justifica y promueve las desigualdades, con y a pesar de los humanos. Lo anterior prueba la pertinencia de preguntarse:Existe el amor al trabajo?Y si existe, cul trabajo y qu clase de amor?... Si uno de adhiere a la nocin bsica de trabajo, entonces es posible afirma que s existe, pero no en el sentido en el que se nos ha hecho creer y no con los argumentos que repetitivamente se sealan como un medio para legitimar las desigualdades. Que la mayora de la gente trabaja es un hecho y una realidad patentada en las evidencias de la sobrepoblacin, recurdese que el trabajo comprende las actividades que se realizan con el fin de obtener lo necesario para subsistir; pero la naturaleza y complejidad de los trabajos es distinta (Recio, 2014), lo que, por supuesto, no justifica la idea de que la desigualdad es necesaria y deseable.Por otra parte, qu clase de amor?, pues el nico que puede ser llamado as, aquel que se distingue como uno de los valores ms altos en la historia y existencia humana, que se caracteriza por la entrega desinteresada y que tiene sus races ms hondas en la razn, es decir, en el conocimiento y comprensin de lo que se ama, y ms importante an, aqul al que se circunscriben todos los deseos de crecimiento y desarrollo de lo que se ama, el amor maduro del que habla Fromm (2007).Se puede amar un trabajo que est anclado en razones que poco se comprenden? Se puede amar un trabajo que tiene fines poco claros y que apenas conduce, a la obtencin limitada de los medios bsicos para vivir? Se puede amar un trabajo que justifica las desigualdades y las promueve? Y si se puede todo esto Es posible hablar de una verdadera evolucin de la especie humana?En mi opinin, creo que la respuesta a las preguntas anteriores es un rotundo no. Como enuncia la primera parte del ttulo de este ensayo, el amor al trabajo es una falacia que ha sido empleada como un argumento en favor del mantenimiento del status quo, en beneficio de unos cuantos (los que tienen el capital, los parsitos en trminos de Marx) y en claro perjuicio de las mayoras. Se invita a amar el trabajo como un llamado al acuerdo en dos premisas esenciales, tal como lo seala Recio (2014): a) slo se puede poseer (productos, servicios, reconocimiento social, etc.) en medida del esfuerzo individual y del ahorro (la acumulacin de capital) y b) por medio del desarrollo individual, primero, es posible conseguir el avance e igualdad en nuestras sociedades, despus. Por otra parte, se reclama el amor al trabajo como una advertencia o amenaza en el sentido de que, quien no desarrolla esa filiacin a su actividad, la puede perder, pues hay muchas personas que la desean y le es necesaria.No se puede amar un trabajo que justifica la permanencia de la pobreza, la desigualdad y el desempleo; pues claramente, como institucin, dicha actividad induce y restringe comportamientos, incide en las trayectorias sociales (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2009). Al respecto, las estadsticas son contundentes, tanto a nivel nacional como internacional (International Labour Organization [ILO], 2014 a), ILO, 2014 b) y Weller, 2011), en el mundo coexisten el lujo y la miseria, los detentores del poder y los oprimidos, la clase A, quienes desean adherirse a ella y quienes jams podrn alcanzarla, los continentes y pases desarrollados y los que se encuentran en vas de desarrollo. Cmo es posible esto? Es posible gracias a la inexistencia de amor al trabajo y por supuesto, en gran parte, por una profunda carencia de amor a la humanidad, de respeto a las diferencias por la persistente falta de razn y, s, por el creciente desarrollo de prejuicios y de las limitaciones humanas.Por cierto, como falacia el amor al trabajo tambin est plenamente justificado y avalado en la Declaracin Universal de los Derechos Humanos. Se enuncia como eso, un derecho, pero qu oportunidades de acceso a l existen. Es cierto que todos tenemos, segn su lectura, derecho a un trabajo y a elegirlo libremente es verdad?, qu tan libre es una persona, que vive con menos de un dlar diario, para elegir su trabajo?, qu tanta libertad puede expresar un analfabeto, puede acaso acceder a seguridad social y a su afiliacin a un sindicato? Por supuesto quienes detentan el poder y quienes aman su trabajo (los educados, los convencidos, los aspirantes a la clase A) dirn que s, an en contra de las evidencias.El futuro incierto (deseable) del amor al trabajoAhora bien, el hecho de que afirme que no existe el amor al trabajo, no quiere decir que est en contra de su aparicin, fortalecimiento y fomento; por el contrario, mi ms profundo sentir se dirige hacia all. La lectura de los textos que cito en este ensayo me da razn para pensar en ello y para adherirme a erigirlo como propuesta o una va alterna para hallar soluciones al complejo sistema social que vivimos. Sin embargo, antes de pensar en amar el trabajo, ste debe desmitificarse y vincularse nuevamente y de forma definitiva a su origen: la satisfaccin de necesidades bsicas para la subsistencia en condiciones de igual ventaja o desventaja para todos (Recio, 2014).Un mundo donde primara el amor al trabajo se caracterizara por el ejercicio pleno de las libertades (al no existir ms, la desigualdad, incluyendo las enlazadas al gnero, la posicin social o la etnia); por el respeto irrestricto a la dignidad humana y, por tanto, a las diferencias que nos son naturales, de tal forma que no habra trabajos de primera, segunda o tercera categora, deplorables o divinizados; tendra como esencia el bien comn y el inters genuino por el desarrollo de la humanidad; por supuesto, un mundo as, no requerira ms de medios oscuros de legitimacin, pues cada quien entendera la naturaleza de su trabajo, lo hara con conciencia, lo ejecutara con el mejor de sus esfuerzos y no a partir del temor a su prdida y, con ello, colocando en riesgo sus medios de sobrevivencia. En este sentido, un mundo plagado de amor al trabajo sera deseable. Simultneamente, el entorno que describo, hoy es una utopa.Para que se hiciese realidad lo anterior debera pensarse en que la tecnologa promover el crecimiento del tiempo de ocio y que para administrarlo habr que educar a la gente (Tezanos, 2008), debera desvincularse el trabajo de los intereses mercantiles, prescindir del modelo que promueve la competencia y sustituirlo por uno basado en la cooperacin, pugnar porque todos los habitantes del planeta tuvieran garantizado el acceso a los medios bsicos de subsistencia y desligar el desarrollo de la humanidad del crecimiento macroeconmico (que requiere de mayor productividad y mayor depredacin de los recursos o inputs de las industrias) (Recio, 2014), entre otras cosas aunque, tambin estas propuestas, por ahora, son utpicas y, sobre todo, inviables para la opinin y perspectiva de quienes se han beneficiado de la desigualdad, todos los que hemos sido afortunados de acceder a las glorias del capitalismo, llmense urbanidad, oportunidades de estudio, acceso a servicios de alta calidad, compra de productos costosos de alta tecnologa, o como quiera que se quieran llamar.Amo mi trabajo porque me alej de la miseria y porque es lo que me hace ser lo que soy dirn todos los que he enunciado. Agosto de 2014.

ReferenciasBerger, P., & Luckman, T. (2001). La construccin social de la realidad. Argentina: Amorrortu.Foladori, H. (2008). Trabajo, institucin y produccin de subjetividad. Psiquiatra y salud mental(1-2), 79-91.Fromm, E. (2007). El arte de amar. Espaa: Paids.International Labour Organization [ILO] a). (2014). Global Employment Trends 2014. Risk of a jobless recovery? Italia: International Labout Office.International Labour Organization [ILO] b). (2014). World of Work Report 2014. Developing with jobs. Italia: International Labour Office.Matrajt, M. (2002). Subjetividad, trabajo e institucin. Obtenido de http://www.psicologiagrupal.cl/documentos/articulos/subtrainti.htmlOrganizacin de las Naciones Unidas. (1948). Declaracin Universal de Derechos Humanos. Recuperado el Agosto de 2014, de http://www.un.org/es/documents/udhr/Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (2009). Las instituciones como determinantes de desarrollo humano. Informe sobre el desarrollo humano, Jalisco. Mxico: PNUD.Recio, A. (2014). Poner el trabajo de pie. Notas para situar la cuestin laboral en una transicin ecosocialista. Revista de economa crtica(17), 98-117.Rifkin, J. (1996). El fin del trabajo. Nuevas tecnologas contra puestos de trabajo: El nacimiento de una nueva era. Mxico: Paids.Tezanos, J. (2008). La sociedad del trabajo y el mundo del trabajo. En G. Valenti, M. Casalet, & D. Avaro, Instituciones, sociedad del conocimiento y mundo del trabajo. Mxico: Flacso. Plaza y Valdes.Weller, J. (2011). Panorma de las condiciones de trabajo en Amrica Latina. Nueva Sociedad (232), 32-49.