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Cómo elaborar un ensayo. Adelia de Miguel (2006) 1 CÓMO ELABORAR UN ENSAYO (Adelia de Miguel, 2006) 1 A continuación se presentan unas líneas claras de cómo se ha de elaborar un ensayo. Los autores de los siguientes párrafos trabajan en la Universidad de Harvard y proporcionan esta información a sus alumnos a través de Internet. Yo me he permitido la libertad de eliminar frases y referencias relativas a cuestiones concretas de los temas que ellos imparten o sobre los textos para los que realizar un ensayo. Con ello no pretendo plagiar sus textos y por lo tanto cito expresamente, al final de casa aportación el autor a quien pertenecen los derechos de autor. Espero que le sea de utilidad esta presentación a la hora de realizar los ensayos establecidos en la asignatura de Psicología de la Personalidad, impartida en el grupo B, Facultad de Psicología, Universidad de La Laguna. 1. CÓMO ESCRIBIR UN ENSAYO 1.1. Visión de conjunto de un ensayo académico: tesis, argumen- to y contra-argumento 2 Una sensación clara de argumentación es esencial en cualquier tipo de composi- ción académica, ya que esta está destinada a su lectura. Los puntos de vista y las ideas que se nos ocurren cuando topamos con la materia prima que nos rodea –fenómenos naturales como el comportamiento de los genes, o culturales, como libros, fotografías y creaciones– deben ordenarse de manera que otros las puedan recibir y, de este modo, responder a ellas. Este dar y tomar es parte fundamental de la tarea erudita y hace posi- ble la enorme conversación conocida como civilización. Un buen ensayo debería mostrar- nos que hay una mente desarrollando una tesis, corroborándola con pruebas, anticipando con destreza los contra-argumentos u objeciones y manteniendo el momento del desenla- ce. 1.1.1. Motivo e idea Un ensayo debe tener un propósito o un motivo; la simple existencia de un trabajo o de una fecha de entrega no es suficiente. Cuando usted escribe un ensayo o un artículo de investigación, nunca se limita simplemente a transferir información de un lugar a otro, o a demostrar que domina una gran cantidad de material, lo que resultaría tremendamente aburrido y además contribuiría a un exceso de enunciados inútiles. En vez de esto, debe- ría intentar dar las mejores razones posibles para corroborar una idea original a la que ha llegado después de un periodo de investigación, lo que puede suponer, dependiendo del campo, una lectura y relectura del libro, la realización de un experimento o la observación atenta de un objeto o conducta. 1 Elaborado a partir de la información ofrecida por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets). Para cada parte, se citan los derechos de autor. 2 Derechos de autor de Kathy Duffin, 1998, y del Presidente y Junta Rectora de la facultad de Harvard, para el Centro de redacción de la universidad de Harvard

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Cómo elaborar un ensayo. Adelia de Miguel (2006) 1

CÓMO ELABORAR UN ENSAYO (Adelia de Miguel, 2006)1

A continuación se presentan unas líneas claras de cómo se ha de elaborar un ensayo. Los autores de los siguientes párrafos trabajan en la Universidad de Harvard y proporcionan esta información a sus alumnos a través de Internet. Yo me he permitido la libertad de eliminar frases y referencias relativas a cuestiones concretas de los temas que ellos imparten o sobre los textos para los que realizar un ensayo. Con ello no pretendo plagiar sus textos y por lo tanto cito expresamente, al final de casa aportación el autor a quien pertenecen los derechos de autor.

Espero que le sea de utilidad esta presentación a la hora de realizar los ensayos establecidos en la asignatura de Psicología de la Personalidad, impartida en el grupo B, Facultad de Psicología, Universidad de La Laguna.

1. CÓMO ESCRIBIR UN ENSAYO 1.1. Visión de conjunto de un ensayo académico: tesis, argumen-to y contra-argumento2

Una sensación clara de argumentación es esencial en cualquier tipo de composi-ción académica, ya que esta está destinada a su lectura. Los puntos de vista y las ideas que se nos ocurren cuando topamos con la materia prima que nos rodea –fenómenos naturales como el comportamiento de los genes, o culturales, como libros, fotografías y creaciones– deben ordenarse de manera que otros las puedan recibir y, de este modo, responder a ellas. Este dar y tomar es parte fundamental de la tarea erudita y hace posi-ble la enorme conversación conocida como civilización. Un buen ensayo debería mostrar-nos que hay una mente desarrollando una tesis, corroborándola con pruebas, anticipando con destreza los contra-argumentos u objeciones y manteniendo el momento del desenla-ce.

1.1.1. Motivo e idea Un ensayo debe tener un propósito o un motivo; la simple existencia de un trabajo

o de una fecha de entrega no es suficiente. Cuando usted escribe un ensayo o un artículo de investigación, nunca se limita simplemente a transferir información de un lugar a otro, o a demostrar que domina una gran cantidad de material, lo que resultaría tremendamente aburrido y además contribuiría a un exceso de enunciados inútiles. En vez de esto, debe-ría intentar dar las mejores razones posibles para corroborar una idea original a la que ha llegado después de un periodo de investigación, lo que puede suponer, dependiendo del campo, una lectura y relectura del libro, la realización de un experimento o la observación atenta de un objeto o conducta.

1 Elaborado a partir de la información ofrecida por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets). Para cada parte, se citan los derechos de autor. 2 Derechos de autor de Kathy Duffin, 1998, y del Presidente y Junta Rectora de la facultad de Harvard, para el Centro de redacción de la universidad de Harvard

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Al sumergirse a fondo en el tema, comienza a descubrir modelos y a generar pun-tos de vista, guiado por una serie de cuestiones que se van manifestando. De un número de posibilidades, surge gradualmente –o de repente– una idea que se presenta como la más prometedora. Trata de asegurarse de que es relevante y original: no tiene mucho sentido argumentar algo que es ya conocido, trivial o muy aceptado. Tantea si puede tra-tarlo en una nota breve, en un artículo de veinte hojas o si es necesario escribir un libro al respecto.

1.1.2. Cómo decidir una tesis Una vez determinadas estas cuestiones, continúa buscando los modos de probar

su idea y de convencer al resto de su importancia y adecuación. Ésta es la tesis del artículo, el punto principal que está tratando de razonar, utilizando las mejores pruebas que pueda presentar. Quizás su tesis vaya evolucionando a medida que vaya escribiendo los borradores, pero todo lo que ocurra en su ensayo, va dirigido a corroborar su validez. En un trabajo determinado se le puede pedir que responda a una pregunta, que compare dos teorías o simplemente que escriba un artículo sobre un tema elegido por usted. Tal vez no se le indique que ha de proponer una tesis y defenderla, pero estos son requisitos que se dan por sentado en cualquier artículo académico.

Decidirse por una tesis puede generar bastante ansiedad. Es posible que los estu-diantes piensen, “¿cómo me puede surgir una nueva idea sobre un tema que los expertos han estado explorando durante toda su vida? No he leído más que unos cuantos libros en los últimos días) y, ¿ya se supone que debo ser un experto?”. Pero se puede ser original en diferentes escalas, y hay que tener algo de sentido común. No hay manera de saber todo lo que en el pasado, o en la actualidad, se ha pensado o escrito, ni siquiera contando con la rapidez y magnitud de Internet. Lo que se necesita es un esfuerzo riguroso y de buena fe para demostrar originalidad, dadas las exigencias del trabajo y la disciplina en cuestión.

1.1.3. Cómo convencer al público / al lector Resulta muy útil durante todo el proceso de composición, parar de vez en cuando

y reformular la tesis de la forma más concisa posible, de manera que cualquier persona de otro campo pueda entender tanto su significado como su importancia. Una tesis puede ser relativamente compleja, pero debemos ser capaces de destilar su esencia, lo que no quiere decir que tenga que desvelar el juego desde el principio. Guiado por una clara comprensión de la idea que desea argumentar, puede provocar la curiosidad de su lector formulando preguntas en primer lugar –las mismas con las que usted se ha guiado en su investigación– y a continuación construyendo con cuidado un argumento para la validez de su idea. También puede comenzar con una observación provocadora, invitando al pú-blico a seguir su propia ruta de descubrimiento.

La parte fundamental del ensayo académico es la persuasión y, para persuadir, ha de crear el escenario, proporcionar un contexto y decidir cómo va a revelar sus pruebas. Usted está ya convencido de la originalidad e importancia de su idea; ahora debe conven-cer a otros que no siguieron su misma ruta de descubrimiento y que tal vez no compren-dan el contexto de su investigación. Muchos escritores cometen el error de suponer que su público es telepático y que tiene la capacidad de comprender lo que no se ha explica-do. Esto produce como resultado una redacción hermética y oscura. Por supuesto, si se

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está dirigiendo a una comunidad de especialistas, se pueden dar por sentado algunos aspectos contextuales compartidos. No obstante, la claridad es siempre una virtud.

1.1.4. La tensión del argumento El argumento implica tensión, pero no un despliegue intenso de fuegos artificiales.

Esta tensión proviene de la asimetría fundamental que se da entre el que desea persuadir y aquellos que han de ser persuadidos. El terreno común que comparten es la razón. Su objetivo consiste en construir un razonamiento de manera que cualquier persona sensata pueda estar convencida de la coherencia de su tesis. La primera tarea, incluso antes de que comience a escribir, consiste en reunir y ordenar las pruebas, organizándolas por tipo y fuerza. Tal vez decida ir de las pruebas más nimias a las más imponentes. O quizás comenzar con las más convincentes y luego mencionar otras que confirmen después los detalles. Incluso podría retener algún tipo de pruebas hasta el final.

De cualquier modo, es importante revisar las pruebas susceptibles de utilizarse en contra de su idea, para generar así las respuestas a objeciones anticipadas. Este es el concepto decisivo de contra-argumento. Si no se puede decir nada en contra de una idea, es probable que sea obvia o esté vacía. (Y si hay mucho que objetar contra ella, es hora de formular otra tesis). Si no indica que es consciente de las posibles objeciones podría parecer que está ocultando algo y, como consecuencia, su argumento se debilitaría. De-bería familiarizarse también con las distintas falacias que pueden socavar su argumento –la falacia del hombre de paja, la de la causalidad, la de la analogía, etc.– y procurar evitar-las.

La estructura del argumento desempeña un papel importante en su éxito. Es acon-sejable describir de inmediato el objetivo del ensayo, planteando una cuestión que condu-cirá hacia su tesis o presentando una declaración de tesis. El criterio sobre en qué mo-mento ha de suceder esto es bastante flexible, pero desde la primera o segunda página, ya deberíamos saber hacia dónde nos dirigimos, incluso aunque se mantenga algún tipo de suspense. Es un error frecuente que en el cuerpo del artículo se enumeren simplemen-te las pruebas sin ninguna lógica de presentación perceptible. Lo que para una conversa-ción es suficiente, resulta muy informal para un ensayo. Si la idea que está siendo des-arrollada se pierde en un maremagnum de detalles, el argumento fallará.

La estructura argumental deductiva se parte de una generalización o afirmación y luego se proporcionan pruebas para ésta. Este modelo puede utilizarse tanto para organi-zar un párrafo como para un ensayo completo. Otra estructura posible es la inductiva: los hechos, ejemplos u observaciones pueden analizarse y la conclusión que se saca de ellos viene a continuación. El plan previo de una buena redacción no existe; los mejores ex-hiben una mente centrada que da sentido a algún aspecto asequible del mundo, una men-te donde la perspicacia, la razón y la claridad van unidas.

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1.2. Oraciones temáticas, párrafos y resumen: construcción hacia el análisis3

El resumen es la parte indispensable de un ensayo argumentativo. El auténtico re-sumen recapitula el punto principal de forma concisa y las ideas claves acreditativas de

3 Derechos de autor de Elizabeth Abrams, 1998, y del Presidente y Junta Rectora de la facultad de Harvard, para el Centro de redacción de la universidad de Harvard

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una fuente. Un auténtico resumen ni cita ni juzga la fuente, concentrándose por tanto en presentar un panorama representativo de ésta. Cuando se utiliza con moderación, explica a grandes rasgos el trabajo anterior realizado en un campo, recuerda los cambios narrati-vos de la historia o resume los puntos clave de un conjunto de datos. Usted podría impor-tar dicho resumen –a menudo son sólo unas cuantas oraciones, rara vez más de un pá-rrafo– a su ensayo cuando introduce una nueva fuente. De ese modo, informa a los lecto-res del argumento del autor antes de pasar a analizarlo.

Igualmente, los ensayos han de incorporar partes de estos resúmenes en un mo-mento determinado, para “orientar” a los lectores: para presentarles a los personajes o críticos que no han conocido aún, para hacerles recordar elementos que son necesarios para comprender la idea. Además, el resumen auténtico es necesario a la hora de esta-blecer un contexto para sus afirmaciones, el marco de referencia que usted crea en la introducción.

En algunas ocasiones, sus ensayos requerirán un resumen interpretativo: sumario o descripción que a la vez informa a su lector del contenido de su texto fuente y hace un razonamiento sobre él. El resumen interpretativo se diferencia del auténtico porque el pri-mero le da un “giro” al material, dando pistas al lector sobre la valoración de la fuente. Se adecua entonces mejor a las descripciones de fuentes primarias.

No obstante, el objetivo de un ensayo analítico es, sólo en parte, demostrar que usted conoce y puede resumir el trabajo de otros. La mayor tarea consiste en mostrar sus ideas, su análisis del material fuente. Es aconsejable que utilice los resúmenes auténtico e interpretativo como herramientas para su ensayo en vez de constituir su totalidad.

Cómo telegrafiar sus ideas El resumen siempre debería ayudarle a construir su argumento. Cuando los profe-

sores ponen una nota al margen indicando “demasiado resumen: hace falta más análisis”, lo que generalmente quieren decir es que el ensayo no ha desarrollado un argumento sólido, que es más un informe de lo que usted ha estudiado que un análisis de ello. Esto ocurre en ocasiones porque su tesis no es realmente una tesis, sino una declaración de algo obvio sobre el tema. (Lo que es obvio no se puede argumentar). Esto sucede en ocasiones, porque ha seguido la cronología del texto fuente y ha comenzado al principio, donde el texto fuente comienza, continuando inevitablemente hasta el final. El problema que presenta esta estructura es que no es suya –pertenece a la fuente que usted ha utili-zado– y por tanto, socava la originalidad de la idea. En ambos casos se ha visto obligado a hacer un resumen y a enumerar una serie de ejemplos del libro, en vez de construir un argumento sobre el mismo.

Una estructura “constructiva” resume sólo de forma moderada, para hacer recordar periódicamente al lector las ideas decisivas. Si los ejemplos están subordinados a la idea principal de un párrafo, es decir, si sirven para demostrar una idea más amplia sobre có-mo funciona el libro, se convierten entonces en pruebas que construyen un argumento en vez de sustituirlo, como ocurre cuando se resume el libro. Al construir un ensayo basán-dose en ideas y pruebas, y no en ejemplos, usted centra su atención en sus afirmaciones y no en las de otra persona.

Para asegurarse de que su ensayo no ha quedado reducido a una serie de resú-menes que no van dirigidos en absoluto hacia un análisis revise sus oraciones temáticas, que son a menudo, pero no siempre, las oraciones principales de un párrafo. Si está haciendo uso de muchas palabras temporales (tales como “luego”, “después”, “enton-

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ces”), o introductores (como “también”, “otro”, “además”), es muy probable que esté sim-plemente describiendo el texto fuente en vez de construir un argumento mediante un aná-lisis del mismo. Tenga en cuenta que si sigue la cronología de un texto fuente, es necesa-rio que siempre muestre que existe una razón para hacerlo y que esta razón proviene de la lógica de su argumento, no de la del texto fuente.

El mejor modo de demostrar su lógica es por medio de oraciones temáticas firmes que indican a su lector cuál es su idea. Utilice “oraciones puente” que indican tanto lo que viene antes como lo que va después. (“Pero existe una pista para este rompecabezas”). Las preguntas, a menudo en pareja, pueden ser buenas oraciones temáticas porque abren un interrogante en vez de cerrarlo.

Las oraciones temáticas firmes, cualquiera que sea su forma, muestran las ideas, adelantan el argumento y ayudan a prevenir que el ensayo se convierta en un resumen.

1.3. Cómo finalizar el ensayo: conclusiones4 Arriesgamos demasiado a la hora de escribir una conclusión. Se trata, después de

todo, de la última oportunidad para persuadir a sus lectores de que adopten su punto de vista, para causarles buena impresión como escritor y pensador. Además, la impresión que cree en la conclusión, determinará la impresión con la que se queden sus lectores después de haber acabado el ensayo.

Por tanto, el final del ensayo debería transmitir tanto un sentido de acabado y cie-rre, como la impresión de una posible continuidad del tema, su significado más amplio, sus implicaciones: el párrafo final debería concluir el debate sin cerrarlo o limitar su conti-nuidad.

1.3.1. Para dar una sensación de cierre, emplee una o más de las siguientes opcio-nes:

1. Concluya uniendo el último párrafo al primero, repitiendo quizás una palabra o sin-tagma que usted utilizó al principio.

2. Concluya con una oración compuesta principalmente por palabras de una única sí-laba: el lenguaje simple puede ayudar a crear un efecto de drama atenuado.

3. Concluya con una oración compuesta o de estructura paralela: tales oraciones pueden dar un sentido de orden o equilibrio que encajan justo al final de un debate complejo.

1.3.2. Para concluir el debate sin cerrarlo o sin limitar su continuidad, podría optar por una o más de las siguientes ideas:

1. Concluya con una cita o una referencia a una fuente primaria o secundaria, algo que amplíe su idea principal o que le dé una perspectiva distinta. Una cita de, su-pongamos, la novela sobre la que usted está escribiendo puede añadirle textura y precisión a su debate; un crítico o experto puede ayudar a corroborar o a compli-car su idea final. Debe ser prudente, especialmente cuando use material proce-dente de fuentes secundarias: asegúrese de que es usted quién pone el colofón.

4 Derechos de autor de Pat Bellanca, 1998, del Presidente y Junta Rectora de la facultad de Harvard, para el Centro de Redacción de la universidad de Harvard

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2. Concluya llevando el debate a un contexto distinto y quizás más amplio. Podría acabar un ensayo relacionándolo con un programa actual de noticias semanales o un diario.

3. Concluya redefiniendo una de las palabras claves de su argumento.

4. Concluya teniendo en cuenta las consecuencias de su argumento (análisis o dis-cusión). ¿Qué supone, implica o sugiere su argumento?

1.3.3. Finalmente, algunos consejos sobre cómo no se debe acabar un ensayo: 1. No se limite simplemente a resumir su ensayo. Un breve resumen del argumento

puede resultarle útil, especialmente si el ensayo es muy largo: más de diez pági-nas o así. No obstante, en los ensayos breves no es necesario una segunda expo-sición de sus ideas principales.

2. Evite sintagmas del tipo “como conclusión”, “concluir”, “en resumen” o “para resu-mir”. Estos pueden ser útiles, e incluso se agradecen, en las presentaciones ora-les. Sin embargo, los lectores, por la brevedad reveladora que presentan las pági-nas, pueden deducir cuándo el ensayo está a punto de acabar. Fastidiará a su pú-blico si insiste en lo que es obvio.

3. Resista el impulso de disculparse. Si conoce a fondo su tema, sabe ahora bastan-te más de lo que probablemente haya podido incluir en un ensayo de cinco, diez o veinte páginas. Como consecuencia, en el momento en que haya acabado de es-cribir, es posible que le surjan algunas dudas sobre lo que ha producido. (Y si us-ted no conoce bien su tema, puede que aún tenga más dudas con respecto a su ensayo a medida que va llegando a la conclusión). Reprima esas dudas. No soca-ve su autoridad diciendo cosas como “este es sólo un modo de abordar este tema; pueden existir otros, incluso mejores ...”.

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2. MECANISMO DE REDACCIÓN El uso correcto de la ortografía, la gramática, la puntuación y la forma bibliográfica,

no es opcional. Un simple error es comprensible. No se aceptan los errores sistemáticos, normalmente son señal de desaliño y prisa.

2.1. Organización del ensayo Se aconseja que la narración tenga una estructura claramente definida. Cada artí-

culo debería tener un comienzo, una mitad y un final. Estos componentes del artículo se conocen más técnicamente como introducción, cuerpo y conclusión. Procure que cada uno de ellos logre un objetivo ligeramente distinto que, en conjunto, lleve al lector al punto culminante del artículo.

En la introducción, informe al lector sobre el tema del artículo. (Utilizo el término genérico “artículo” para referirme tanto a un ensayo, artículo de investigación, evaluación o a cualquier género que no sea de ficción, que usted esté redactando). En los párrafos introductorios de un trabajo más largo, es preciso que oriente al lector para que éste tenga una idea de la planificación total del artículo (en un artículo muy breve, esto probablemen-te no sería necesario).

Cuando escriba la introducción, evite una descripción mecánica y formulaica (ej. “En este ensayo, resumiré en primer lugar.... Luego, evaluaré”. Estos marcadores indéxi-cos son útiles únicamente si usted incluye un resumen de lo que cada parte del artículo contará, para la construcción de su argumento global. Esta información organizativa es muy útil en artículos extensos, pero resulta demasiado repetitiva en los breves. No existe una fórmula sencilla para decidir cuánta planificación hace falta de antemano. También debería evitar el uso de esos comienzos deslumbrantes cuya intención es seducir al lec-tor. No trate de despertar el interés de su lector exagerando el alcance o la seriedad del tema. El error más típico entre los estudiantes es una tendencia a ser demasiado dramáti-cos, a asignar demasiada importancia a un tema o a comenzar con generalizaciones glo-bales que exageran lo que ya se conoce y su importancia. Por ejemplo, no escriba (ADVERTENCIA: este es un ejemplo negativo, lo que no debería hacer).

"La gente en España vive con un pánico constante al delito”. Esta oración es abier-tamente dramática y empíricamente incorrecta. Exagerar el argumento puede llegar a trivializar el tema. Ha de interesar a su lector y, al mismo tiempo, mantener un tono serio.

Del mismo modo, debe conocer su artículo antes de presentarlo al lector. Podría comenzar con un borrador básico de una introducción para entrar en acción. Pero planifi-que una revisión del mismo cuando acabe el artículo para que refleje con exactitud la di-rección de su argumento.

El cuerpo del ensayo consiste en un número de párrafos que construyen un argu-mento o análisis de forma colectiva. El argumento mueve y el análisis muestra los compo-nentes del tema sobre el que está escribiendo. Ninguno de los dos deambula sin rumbo, dando vueltas en círculo. El argumento se mueve hacia un punto; el análisis muestra có-mo las partes componen el todo. Podría pensar que cada párrafo conduce al lector hacia ese punto o todo, aportando lo que éste necesita para llegar allí: definiciones, suposicio-nes, conexiones lógicas, pruebas empíricas o interpretaciones.

La conclusión debería servir para algo más que para resumir el argumento. Aun-que se aconseja un breve repaso de los puntos principales del argumento, la conclusión ha de ser algo más que eso. Es necesario que conduzca al lector más allá del cuerpo del

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artículo. Si no es así, un lector cuidadoso y atento (alguien que no necesitara un repaso), podría simplemente dejar de leer su artículo al final del cuerpo. Con este tipo de conclu-sión, usted estaría perdiendo su tiempo y le haría perder tiempo al lector.

Generalmente, la conclusión incluye una explicación de las implicaciones e impor-tancia del argumento, tesis o análisis desarrollado en el cuerpo del artículo. Tal vez con-temple la tesis en un contexto diferente, o en relación con un problema o situación distin-tos (pero relacionados). Por ejemplo, si la desviación se construye socialmente, con varia-ciones culturales e históricas, ¿significa eso que nada se aparta de la norma?, o ¿que podemos ignorar las violaciones de normas porque éstas son sólo preferencias de gru-pos? Por ejemplo, quizás piense en las consecuencias del uso habitual de drogas ilegales proscritas. ¿Sería posible pensar si la regulación legal de las drogas crea costes y oportu-nidades que poseen resultados variables en los distintos subgrupos de la sociedad?

Ahora bien, tal vez contemple estas especulaciones como una plataforma para el artículo interpretativo (que usted escribirá en unas cuantas semanas), o para un artículo de investigación (que usted o uno de sus doctos lectores podrían emprender posterior-mente). De hecho, comenzar algo donde otra persona lo dejó es (precisamente el modo en que progresa la investigación científica) exactamente cómo se viene progresando en la investigación científica.

2.2. Estilo de redacción El tono académico hace referencia al grado de formalidad, neutralidad y objetivi-

dad de su redacción. Este tono se consigue evitando las expresiones coloquiales y las contracciones. La redacción académica a menudo omite las referencias a nosotros mis-mos como autores, pero existen variaciones con respecto a esto dentro de las distintas comunidades de académicos. Hay algunos estilos de redacción en los que se le invita a reflexionar sobre experiencias personales o sobre reacciones a ideas (periódicos y dia-rios, por ejemplo). La mayoría de los artículos académicos, sin embargo, deberían cen-trarse directamente en ideas y no en el autor del artículo. Esta regla general, no quiere decir que nunca se deba usar el pronombre “yo”, sino que hay que ser consciente del pro-pósito con el que uno se refiere a sí mismo. Si es para explicar cómo recopiló los datos, referirse a uno mismo es adecuado. Si el pronombre “yo” se utiliza para contar algo per-sonal y no relacionado con el argumento o las pruebas, omita la referencia.

La frase "Uso adecuado de los párrafos" se refiere a la adecuación del conjunto de ideas. Un párrafo no es simplemente un modo de organizar las palabras espaciadamente en una página. Cada párrafo debería tener una función dentro de la totalidad del argumento. La oración temática, que es normalmente la primera, reina sobre todas las demás oraciones del párrafo, y resume la aportación de éste al argumento. El resto de oraciones deberían “trabajar para” la oración temática, dando ejemplos, aclarando y elaborando (contrastando o ampliando) su idea. Trate de hacer el siguiente ejercicio. Después de escribir un borrador de su artículo, subraye lo que usted cree que es la oración temática de cada párrafo. Si no la puede identificar, debe decidir si el problema es que existen dos (o tres) temas. Si es ese el caso, divida su párrafo en dos o tres, y elabore y aclare cada oración temática dentro del párrafo al que pertenezca. No obstante, en ocasiones, es posible que tenga un párrafo sin oración temática, y que no haya manera de reunir las oraciones en un grupo organizado; son simplemente una colección de ideas sin una estructura interna que pueden resumirse con una oración temática. Para organizar este problema es necesario volver a pensar y redactar seriamente.

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2.3. Sustancia La sustancia de su artículo hace referencia a las ideas que está intentando trans-

mitir a su público. Si escribe sobre una novela ¿ha resumido la trama de la novela de for-ma concisa? O, si está escribiendo sobre una pieza que no sea de ficción, o sobre algo de investigación, ¿ha resumido claramente la tesis del autor? Esta parte parece fácil, pero no lo es tanto como a simple vista puede parecer. Piense en todo el planteamiento que con-lleva escribir un buen resumen.

Debe comprender el argumento del autor con todos sus detalles y matices.

Debe ser capaz de abstraer de una gran cantidad de detalles, aquellos que son fundamentales para el argumento (o la trama).

Debe encontrar las palabras adecuadas que transmitan el significado del autor (o la trama).

La palabra/concepto narración hace referencia normalmente a una historia con tres características: (a) un conjunto de personajes, (b) eventos ordenados temporalmente, (c) participación en cualquier forma de contienda, lucha, evolución o cambio. Esta tercera característica es conocida en ocasiones como la trama, la estructura, la explicación de lo que sucede; algunos críticos la llaman el significado moral o la moral del cuento. En efec-to, la trama se puede entender como la lucha o conflicto que se resuelve mediante una serie de eventos.