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Ensayar la autorregulación En defensa de la libertad de expresión quizá resulte interesante y eficaz asumir el riesgo de la autorregulación; como compromiso con la sociedad y con el ciudadano, titular de ese derecho. Historia de unas caricaturas Censura audiovisual en Cataluña NÚM. 6, ABRIL DE 2006 | 6

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Ensayar la autorregulaciónEn defensa de la libertad de expresión quizá resulte interesante

y eficaz asumir el riesgo de la autorregulación; como compromisocon la sociedad y con el ciudadano, titular de ese derecho.

Historia de unas caricaturas

Censura audiovisualen Cataluña

NÚM. 6, ABRIL DE 2006 | 6€

8—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA

E l debate sobre las caricaturasde Mahoma ha convertido a losperiodistas en protagonistas yel periodismo en sujeto de no-

ticias y comentarios. ¿Fueron oportu-nas?; ¿eran convenientes o necesa-rias?; ¿prescindibles, inoportunas?;¿forman parte del universo de la li-bertad de expresión?; ¿justifican me-didas que limiten esa libertad de ex-presión, no discutible como derecho,pero sometido a canon, a vigilancia?

Pocas veces antes en la historia re-ciente de España, la historia constitu-cional, se había debatido con seme-jante intensidad el perímetro de la li-bertad de expresión. Por tanto bien-venido sea el debate. El artículo 20 dela Constitución estableció la libertadde prensa con más precisión y ampli-tud que nunca antes; no me atrevo adecir que restableció la libertad de

expresión –de imprenta se decía enel siglo XIX– porque la vigencia deesa libertad fue flor de pocos días, yes planta que necesita raíz y tiempopara un despliegue eficaz. Todas lasnormas liberales en ese sentido, des-de el decreto X de la Cortes de Cádiz,dictado en noviembre de 1810, fueronmás pacatas y restrictivas que la Cons-titución vigente.

En la sociedad española –tambiénentre los periodistas– hay baja alertay conciencia de la potencialidad y delvalor de ese artículo 20 y todo lo quele acompaña, incluida la doctrina delSupremo y el Constitucional. Quizános hemos acostumbrado a ese perí-metro legal, tanto como para perderla sensibilidad y el respeto a semejan-te derecho y exigencia.

Del debate sobre las caricaturas sepuede extraer la conclusión de que

CARTA A LOS LECTORES

Ensayar la autorregulaciónEl número de partidarios de restringir, ordenar y tasar el ejerciciode la libertad de expresión es suficientemente inquietante comopara tentarse la ropa e introducir este asunto en la agenda deprioridades de los defensores de la libertad. Los periodistasharemos bien en prestarle mayor atención.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—9

en torno a dos tercios de las opinio-nes expresadas en estos días en los me-dios han sido claramente favorablesa una plena e irrestricta libertad deexpresión. Y un tercio de las opinio-nes se han mostrado claramente enfavor de medidas limitativas por ra-zones de interés general y de protec-ción de los ciudadanos.

El artículo del actual presidentedel Gobierno, firmado con el primerministro turco, puede situarse en unasituación intermedia entre ambasposturas por cuanto apuntaba a la“oportunidad” y a la “ética” como ar-gumentos restrictivos frente a la pu-blicación de las caricaturas. Era un ar-tículo ‘oportuno’ y, por ello mismose inclinaba por los razonamientos‘oportunos’.

Otra posición es la que han man-tenido los gobiernos de las socieda-des más avezadas en el ejercicio con-tinuado e intenso de la libertad de ex-presión, en concreto Suecia y Dina-marca. El Gobierno danés actuó per-manentemente con meridiana clari-dad y prudencia en el caso de las ca-ricaturas con respeto a los ofendidospero sin propasarse un milímetro dela defensa de las libertades fundamen-tales. Y otro tanto el Gobierno sueco,que recientemente ha conocido la di-misión de la ministra de Exterioresen cuanto se conoció que había pre-sionado para clausurar una web deun grupo de derecha extrema que ja-leó las caricaturas.

Con todo, ese tercio, aproximada-

mente, de partidarios de restringir, or-denar y tasar el ejercicio de la liber-tad de expresión es suficientementeinquietante como para tentarse la ro-pa e introducir este asunto en la agen-da de prioridades de los defensoresde la libertad. Los periodistas hare-mos bien en prestar más atención avelar por la libertad de expresión, deenfatizar su vigencia y relevancia pa-ra la democracia y de atender y pre-venir las amenazas que se ciernen so-bre ella.

Sociedades como las anglosajonas,Estados Unidos y Gran Bretaña, hanconocido recientemente aconteci-mientos protagonizados por sus ac-tuales administraciones, la de Bush yla de Blair, que acreditan sobrada-mente de esos riesgos y amenazas ala libertad. Los periodistas y los me-dios más conspicuos de ambos paísesandan ahora ocupados en defender-se de las agresiones y de las influen-cias de sus gobiernos.

En España el ejercicio de la liber-tad de expresión es reciente, tiene po-ca tradición y por eso las amenazasson más inquietantes. Y editores y pe-riodistas no parecen demasiado aler-ta, ni con suficiente complicidad pa-ra hacer frente a ese riesgo. El deba-te sobre la autorregulación apenas hadespegado y apenas interesa.

Los gestos de los medios más in-fluyentes hacia sus audiencias paraexplicar sus aciertos y errores son es-casos, se nota más arrogancia que res-peto. Los defensores de los lectores

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��� Carta a los lectores

transitan por cauces de irrelevanciay el uso de la rectificación suele serarrancado, incluso en casos meridia-namente claros. Sostenerla y no en-mendarla es más frecuente que el hu-milde realismo de reconocer que enel ejercicio profesional el margen deerror es apreciable.

Desde la FAPE hemos querido en-sayar alguna experiencia de autorre-gulación, que fue mal recibida por al-gunos y con rigurosa indeferencia porla mayoría. Pusimos en marcha hacedos años lo que en su día, allá por1993, se denominó Consejo Deonto-lógico, que desde entonces funcionaen Cataluña, discretamente apoyadopor periodistas y algunos editores,con el nombre de Fundación del Con-sejo de la Información de Cataluña,de la que forman parte incluso críti-cos de este tipo de iniciativas comoEl Mundo o COPE (véase www.periodis-tes.org/fcic).

Son experiencia germinales querequieren un mayor despliegue y quemerecen atención y dedicación. La FA-PE propondrá a su asamblea anual,prevista para el 31 de marzo, avanzaren esta iniciativa y aplicar los mode-los europeos de mayor éxito, especial-mente el británico. Por eso, este nú-mero de Cuadernos dedica buena par-te de su contenido a cómo funcionanestas entidades en Europa, conformenos explicaron sus directivos en unencuentro que mantuvimos reciente-mente en la sede de la Asociación dela Prensa de Madrid.

Las exposiciones de nuestros cole-gas merecen la pena, nos dan pistasy sugerencias que merecen ensayo.Más aún en estos momentos de tribu-lación y de amenazas al ejercicio pro-fesional. Precisamente para la defen-sa más amplia e irrestricta de la liber-tad de expresión es cuando resultamás interesante y eficaz asumir elriesgo de la autorregulación; comocompromiso con la sociedad y con elciudadano, titular de ese derecho.

En este número hemos incorpora-do una nueva sección fija, denomina-da ‘Buena prensa’, que pretende lla-mar la atención sobre la precisión enel ejercicio profesional. Hemos hechoel encargo a un politólogo y sociólo-go apasionado de la precisión y de losmedios que se ha atrevido a colocaren la red una página denominada‘Malaprensa’, en la que muchos he-mos reparado. Le hemos propuestoque traslade a los periodistas sus apre-ciaciones y que lo haga desde una óp-tica pedagógica. Que intente delimi-tar el campo de juego del rigor y elfuste de la información y de la opi-nión, que recuerde conceptos básicosde la suma y la resta, de las fuentesy de la coherencia de género y de nú-mero, de lo posible o lo inverosímil;que anime a distinguir entre el pe-so y el volumen. Josu Mezo, que asíse llama nuestro colaborador, asumeel reto con cierta inquietud: teme mo-lestar, aunque le hemos dicho que esalgo que está en la naturaleza de nues-tro trabajo. �

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CECILIA BALLESTEROS

Uno de los muchos chistes pu-blicados durante la larga po-lémica de las caricaturas deMahoma mostraba a un pe-

riodista enseñándole a su jefe los 12dibujos. “¿No crees que se va a mon-tar un escándalo enorme?” “Qué va,¿quién va a leer un periódico danés?”Una cuarentena de personas al me-nos han muerto desde entonces en pro-testas contra estas ilustraciones que,según un estudio de la Escuela Dane-sa de Periodismo, habían sido publi-cadas hasta febrero por 143 mediosde 56 países (70 europeos, 14 estadou-nidenses, 3 canadienses, 2 australia-nos, 3 neozelandeses y 1 japonés, ade-más de 8 de países musulmanes).

Los dibujos del Jyllands-Posten hansido también, en muchos aspectos,una muestra de que el rey está des-nudo, de que, lo llamemos alianza ochoque, existe un problema de incom-prensión por ambos extremos. Y, des-de el punto de vista de la prensa, mu-chos gobiernos democráticos han te-nido una respuesta más que preocu-pante: han condenado las manifesta-ciones violentas, pero también las ca-ricaturas, y han manejado términoscomo regulación, códigos éticos, queno resultan nada tranquilizadores.“Todo el concepto de Dios es un con-cepto derivado del antiguo despotis-mo oriental. Cuando se oye en la igle-sia a gente humillarse y proclamarse

Historia de unas caricaturasEl escándalo de las caricaturas ha tenido dos caras. Una pruebapara la convivencia en Europa entre musulmanes radicales yextremistas cristianos (por llamarlos de alguna manera) recelososcon los inmigrantes, pero también un test para la libertad deexpresión, que no está nada claro que haya salido reforzada deesta historia.

Cecilia Ballesteros es redactora jefe de la edición española de Foreign Policy.

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��� Historia de unas caricaturas

miserables pecadores parece algo des-preciable e indigno de seres humanos”.¿Serán estas palabras, que BertrandRussell escribió en Por qué no soy cris-tiano, algún día condenables si sigueadelante el plan que algunos quierenllevar a la ONU para convertir la blas-femia en un delito?

El origen de la historia es conoci-do, aunque muchos detalles han si-do contados de manera confusa, en-tre otros la adscripción ideológica delJyllands-Posten. Según cuentan variosperiodistas daneses de diferentes me-dios –el asunto sólo comenzó a emer-ger en la prensa internacional a prin-cipios de enero, cuando el Internatio-nal Herald Tribune publicó un primerrelato, aunque Le Monde ya había sa-cado una historia en octubre– la ideade pedir a 40 dibujantes daneses di-bujos sobre Mahoma surgió a media-dos de septiembre tras varios episo-dios de autocensura sobre la repre-sentación del islam y, sobre todo, por-que Kare Bluitgen, autor de un libropara niños de 272 páginas sobre la vi-da del Profeta, no encontraba ilustra-dores para su obra, porque teníanmiedo, según algunas fuentes, o pormotivos muy diferentes, que van des-de tratar de evitar ofender o a que nofueron contactados (según una inves-tigación interna de la prensa dane-sa). Finalmente, el libro fue editadopor Høst & Søn, pero los dibujos noestán firmados. El responsable de laspáginas de cultura del periódico,Flemming Rose, antiguo correspon-

sal en Moscú y enviado especial a Af-ganistán, decidió poner en marcha elproyecto, aunque sólo obtuvo 12 res-puestas (algunos artistas no quisieronparticipar, otros consideraron que los100 euros ofrecidos eran muy poco,otros no estaban en activo…). Las 12caricaturas se publicaron el 30 de sep-tiembre del año pasado, en la página3 de la sección de cultura, junto a uncomentario del propio Rose en el queaseguraba que el motivo de la publi-cación era que los musulmanes tam-

El rostro del dibujo máspolémico, interpretado comoMahoma con una bomba a modo de turbante, no corresponde en realidad al Profeta sino a Abu Laban,un imán radical afincado en Dinamarca.

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bién debían de ser capaces de asimi-lar “insultos y burlas”.

La bola de nieve fue creciendo len-tamente, al principio sólo circunscri-ta al país nórdico. Once embajadoresde países islámicos reunidos en Dina-marca en el momento en que se pu-blicaron los dibujos protestaron y pi-dieron ser recibidos por el primer mi-nistro liberal danés, Anders Fogh Ras-mussen, quien se negó al considerarque iban a pedirle que sancionase aldiario, algo que no podía ni queríahacer. En octubre se produjeron lasprimeras protestas en Dinamarca (ylas primeras amenazas de muertecontra los dibujantes), mientras algu-nos medios de países musulmanes,como la página web indonesia RakyatMerdeka Online o el diario egipcio AlFagr, reproducen las viñetas sin polé-mica ni consecuencias. Numerososobservadores consideran que el pun-to de inflexión se produjo cuando ungrupo de imanes radicales, encabeza-dos por Abu Laban, un imán y líderespiritual de la comunidad islámicaortodoxa muy conocido en Dinamar-ca, donde emigró desde Palestina en1984 y que tiene el estatuto de refu-giado político, comenzaron una tour-née por los países árabes en busca deapoyo para sus protestas (con los 12dibujos publicados y otros 3, al me-nos uno de ellos sacado de una pági-na ultraderechista estadounidense,absolutamente repugnantes, quenunca habían sido reproducidos). La-ban explicó a The Washington Post que

jamás dijeron a sus interlocutores queestos dibujos habían sido publicados,pero los añadieron a su informe pa-ra ilustrar “el ambiente de odio y pre-juicios hacia los musulmanes en Di-namarca”. El 4 de diciembre estabanEl Cairo. De hecho, la socióloga dane-sa Jytte Klausen, autora de El desafíoislámico. Religión y política en Occidente(Oxford University Press), explica queel rostro que aparece en el dibujo máspolémico de la serie, aquel que ha si-do interpretado como Mahoma conuna bomba como turbante, no es enrealidad el Profeta, sino Abu Laban.

Poco a poco, comienzan a circularpor Internet los llamamientos al boi-cot de los productos daneses en Orien-te Próximo, mientras Rasmussen tra-ta de desactivar la crisis con su dis-curso de fin de año, en el que defien-de la libertad de expresión, pero tam-bién el respeto a las creencias de losdemás. La publicación por el semana-rio noruego Magazinet de las 12 cari-caturas, el 10 de enero, hace que lasituación estalle: retiradas de emba-jadores, boicot comercial, manifesta-ciones violentas que acaban conmuertos en varios países, quema derepresentaciones diplomáticas, mien-tras numerosos medios occidentalescomienzan a defender la libertad deexpresión con la publicación de losdibujos o de otros –los medios fran-ceses fueron los más provocadores–,mientras se multiplican las declara-ciones diplomáticas que en los casosde España, Francia o Reino Unido se

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��� Historia de unas caricaturas

mostraron bastante equidistantes:condena de las quemas de embajadasy de las manifestaciones violentas, pe-ro también críticas a la publicaciónde los dibujos. Una respuesta que fuecriticada con una enorme dureza porel semanario británico The Economist:“Estoy en desacuerdo con lo que di-ces pero, incluso si estás amenazadode muerte, no defenderé con muchafuerza tu derecho a decirlo. Ésta, conperdón de Voltaire, parece haber si-do la patética respuesta inicial de al-gunos gobiernos occidentales a la pu-blicación por parte de medios occiden-tales de los dibujos del Jyllands-Posten”.

Desde algunos sectores se aseguróque todo el asunto era una maniobrade la ultraderecha y se lanzaron acu-saciones contra el diario danés –en-tre ellas, que se trata de un medio li-gado al predicador ultraderechista es-tadounidense Pat Robertson– que nose corresponden con la realidad.

“No es un periódico de ultradere-cha. Es un diario dirigido a familiasconservadoras y es el de mayor tira-da de Dinamarca, 150.000 ejempla-res”, asegura la socióloga danesa JytteKlausen. “Su redacción está en Aar-hus, la segunda ciudad del país. Es ellugar donde crecí y el periódico sigueestando en las casas de mis familia-res. Es un diario conservador dirigi-do a la sensibilidad religiosa de susprincipales lectores: granjeros lutera-nos y clase media de provincias”, agre-ga Klausen. Otros periodistas danesesaseguran que se trata de un medio

con una línea editorial de derechas,pero riguroso, serio y respetado. Laempresa dueña del Jyllands-Posten po-see también Politiken, el principal dia-rio de centro-izquierda danés.

Jyllands-Posten ha sido acusado demantener un doble rasero porque, enabril de 2003, rechazó una serie decaricaturas de Jesucristo del ilustra-dor Christoffer Zieler. En la carta derechazo, el responsable de la edicióndominical aseguraba que los dibujos

Jyllands-Posten no es unperiódico ultraderechista.Según la socióloga danesaJytte Klausen, “es un diarioconservador dirigido a lasensibilidad religiosa de susprincipales lectores:granjeros luteranos y clasemedia de provincias”.

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iban a “provocar la indignación delos lectores”. “No fue porque aplique-mos un doble rasero”, ha escrito Flem-ming Rose, el periodista que publicólas 12 caricaturas. “El mismo humo-rista que dibujó a Mahoma con unabomba en el turbante dibujó una vi-ñeta con Jesús en la cruz y un bille-te de dólar en los ojos y otro con laestrella de David colgando de unabomba. No hubo, sin embargo, que-mas de embajadas o amenazas demuerte cuando los publicamos”, agre-gaba Rose en un artículo publicadoen The Washington Post.

Pero más allá de la adscripciónideológica del Jyllands-Posten es muydifícil entender el origen de la polé-mica, y la posición del diario, sin elcontexto en el que estalló: la llama-da ‘guerra cultural’ que vive Dinamar-ca. “Durante el año 2005, muchos po-líticos influyentes atacaron pública-mente a los musulmanes como gru-po”, explica Jens Lenler, periodista dela sección de cultura del diario Politi-ken, que ha cubierto este debate. “Nose puede olvidar el contexto en el quese publicaron los dibujos y lo que ocu-rre desde 2005. El líder del PartidoPopular Danés, la principal forma-ción derechista (xenófoba) del país,escribió que grandes zonas de Copen-hague estaban ocupadas por ‘sereshumanos de un nivel inferior de ci-vilización”, agrega Lenler. Para ilus-trar este tipo de declaraciones de laultraderecha, que ha subido al 18, 2%(cuatro puntos) sobre los resultados

obtenidos en las elecciones de haceun año desde que estalló el escánda-lo, Klausen recuerda que el comisa-rio europeo danés, Uffe Ellemann-Jen-sen, dijo que en su país quizás había“demasiado poca autocensura”. En undiscurso durante la convención delPartido Conservador, el ministro deAsuntos Culturales, Brian Mikkelsen,dijo: “Estamos en guerra contra laideología multicultural que dice to-do es igual”. Aún así, Jytte Klausen in-siste en dejar muy claro que Dinamar-ca no es un país racista, al menos den-tro del contexto europeo. Resulta di-fícil olvidar que en Francia el FrenteNacional está asentado en el 20% delos votos o los espectáculos asquero-sos que se producen los fines de se-mana en algunos estadios españoleso italianos. “Algunos daneses nieganpor orgullo nacional la evidente dis-criminación que existe y otros exhi-ben sin pudor su odio hacia los mu-sulmanes y los inmigrantes. Pero noes correcto decir que Dinamarca seaun país racista. En mi libro El desafíoislámico pregunto a líderes musulma-nes de seis países que clasifiquenquién constituye un problema mayorpara los musulmanes. Los represen-tantes daneses insistieron en que laprensa y algunos líderes políticoseran el principal problema, pero quecon los ciudadanos daneses no teníanningún conflicto”, asegura Klausen.

Jens Lenler expresa un sentimien-to hacia los dibujos, considerados depoca calidad por la inmensa mayoría

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��� Historia de unas caricaturas

de los que han seguido la polémica,y hacia la posición del diario dentrode la ‘guerra cultural’ danesa que re-fleja la dicotomía que este conflictoha provocado en muchos periodistas.“Como ciudadano y como periodistapienso que es importante hacer sáti-ra inteligente y buen periodismo crí-tico sobre la religión y las autorida-des religiosas, así como sobre cual-quier otra autoridad. Y, si un periódi-co hubiese publicado caricaturas –di-vertidas, inteligentes– que en un con-texto serio se enfrentasen a aspectospolémicos del islam y hubiesen teni-do problemas, hubiese defendido confuerza al Jyllands-Posten. Pero personal-mente creo que los dibujos no llevanese mensaje y me cuesta mucho jus-tificar la pelea. Sólo pueden ser vis-tos como una provocación contra unaminoría sin un mensaje real. Me cues-ta mucho defenderlas como periodis-mo, pero sí defiendo el derecho delperiódico a publicarlas”.

Y también es muy importante re-cordar la posición que numerosos lí-deres moderados musulmanes dane-ses han tomado en defensa del dere-cho a criticar y reírse de las creenciasreligiosas. El analista y profesor deCiencias Políticas de la UNED, José Ig-nacio Torreblanca, que ha seguido to-da la polémica y que vivió en Dina-marca, recuerda un artículo del di-putado danés –nacido en Siria– Na-ser Khader, publicado en el diario Ber-ligske Tidende el 31 de enero de 2006:“Como musulmán y como demócra-

ta, quiero enfatizar que yo personal-mente, y otros musulmanes, no nossentimos insultados por las viñetas.Lo que me ofende profundamente esque existiera una tradición de sátirareligiosa en Oriente Próximo y que ha-ya desaparecido y se haya convertidoen un privilegio de Occidente. Y tam-bién me siento ofendido porque laslibertades de expresión y prensa seanexclusivas del mundo occidental”.

El escándalo de las caricaturas ha

Como aseguraba SolGallego-Díaz en El País,deberíamos repetir cienveces que son sólo unascaricaturas y que hay algoque no funciona si unescándalo de estasdimensiones estalla porunos dibujos, malos, buenoso regulares.

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tenido dos caras. La primera es queha representado una nueva pruebapara la convivencia en Europa entremusulmanes radicales y extremistascristianos (por llamarlos de algunamanera) recelosos con los inmigran-tes, mientras la inmensa mayoría delos ciudadanos contempla la querellay piensa en qué medida les puede lle-gar afectar –este tipo de conflicto ex-plicaría porque en Francia y Alema-nia la respuesta de los medios de co-municación ha sido tan vehemente–;pero también ha significado un testpara la libertad de expresión, que noestá nada claro que haya salido refor-zada de esta historia. ¿Existe un tabúhacia el tratamiento crítico del islamdesde el caso Rushdie? ¿Ha influido enmuchos creadores europeos el asesi-nato del cineasta holandés Theo vanGogh? ¿Serían concebibles La vida deBrian o El código da Vinci aplicados alislam? ¿Han hecho prueba de auto-censura los medios de comunicaciónque no han publicado las viñetas (nin-gún diario importante de EEUU o Rei-no Unido las ha reproducido)? O, porel contrario, ¿existe un doble rasero,como aseguran muchos líderes mu-sulmanes, incluso moderados, quepermite criticar al islam pero impidela más mínima broma con el Holo-causto? ¿Publicarían para defender lalibertad de expresión decenas de me-dios europeos caricaturas sobre el ju-daísmo o la Shoah que pudiesen re-sultar ofensivas para los supervivien-tes de Auschwitz? ¿Tienen derecho

moral a exigir normas sobre la con-ducta de la prensa en la UE los paí-ses de la Liga Árabe que, como recuer-da José Ignacio Torreblanca, de un to-tal de 22 sólo 2 (Comores y Líbano)tienen una prensa parcialmente libre(según datos de Freedom House)? Sonpreguntas que han aparecido refleja-das en los cientos de artículos de opi-nión publicados en enero y febreroen todos los medios del mundo sobreuna polémica que se ha ido absoluta-mente de madre. Como aseguraba SolGallego-Díaz en El País, deberíamos re-petir cien veces que son sólo unas ca-ricaturas y que hay algo que no fun-ciona si un escándalo de estas dimen-siones estalla por unos dibujos, ma-los, buenos o regulares.

La reacción de la prensa española hasido un fiel espejo de lo que ha ocu-rrido en el resto de Europa, aunquemuchos editoriales estuvieron muymarcados por la política interior. Só-lo dos medios, Abc y El Periódico de Ca-talunya, mostraron las caricaturas,aunque no como tales, sino dentro deuna foto de la página del semanarionoruego que las editó. “Es lógico quelas caricaturas hayan irritado a algu-nos musulmanes. Lo que no es lógi-co es que, en nombre de una lecturaliteral e inhumana del Corán, se in-tente eliminar también las voces crí-ticas en el extranjero o que se ame-nace a quienes ejercen la sátira”, afir-maba el rotativo catalán de mayor ti-rada.

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��� Historia de unas caricaturas

El País, que no publicó los dibujospero sí reprodujo en portada una ca-ricatura del humorista francés Plan-tu para Le Monde (en el que el artista,vigilado por un imán, escribe 100 ve-ces la frase “no debo dibujar a Maho-ma” formando con ello la imagen delProfeta), afirmaba en un editorial: “Lapublicación de las viñetas de marraspuede ser una decisión equivocada,pero criminalizar un error rompe elcontrato social que hemos suscrito lassociedades democráticas. La libertadno es extensible ni retráctil. Y en ellacaben cristianismo e islam si preva-lece el respeto a la dignidad de las per-sonas. No ofendamos groseramenteal otro, pero tampoco toleremos queel otro sea quien decida lo que es ono punible. Sobran las fetuas”.

Una opinión que coincidía en lobásico con la expresada por El Mun-do, que colgó parte de las viñetas ensu página web y que se mostró muycrítico con José Luis Rodríguez Zapa-tero. “Lo que sí ha hecho el presiden-te español es escribir un artículo conel primer ministro turco [en el Inter-national Herald Tribune] en el que afir-ma que la publicación de dichas ca-ricaturas ‘puede ser perfectamente le-gal, pero no indiferente por lo que de-bería ser rechazada desde un puntode vista moral y político’(…)”. Abc, porsu parte, aseguró en su editorial ‘En-crucijada para Europa’ que “la reac-ción colectivizada del mundo musul-mán es también una prueba irrefuta-ble de que la Alianza de Civilizacio-

nes es una propuesta no sólo invia-ble, sino peligrosa”.

El estadounidense Bill Kovach, direc-tor y fundador del Comité of Concer-ned Journalist, y al que muchos pro-fesionales consideran la concienciadel periodismo actual –su obra Ele-mentos del periodismo, coescrita juntoa Tom Rosenstiel, es un libro de ca-becera para miles de informadores–,es un firme partidario de la publica-ción de las caricaturas. Preguntado

El propósito de la caricaturapolítica ha sido siempreprovocar y suscitar preguntassobre el comportamiento delos gobernantes y lasinstituciones para quepuedan ser objeto de debatey discusión públicas. Sóloaquellos que temen ambascosas reaccionan intentandosilenciar a quienes lasplantean.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—21

por e-mail sobre la polémica, éstas fue-ron sus respuestas:

—¿Qué le parece la controversia so-bre las caricaturas de Mahoma?

—El aspecto más dañino de esteasunto es la forma en que ha mostra-do la incapacidad y la falta de ganasdel Gobierno de Estados Unidos y delos periodistas de mi país en explicary defender su fe en los derechos fun-damentales garantizados en nuestraConstitución. El propósito de la cari-catura política ha sido siempre pro-vocar y suscitar preguntas sobre elcomportamiento de los gobernantesy las instituciones para que puedanser objeto de debate y discusión pú-blicas. Sólo aquellos que temen am-bas cosas reaccionan intentando si-lenciar a quienes las plantean. Ya quela reacción de la Administración yde una amplia mayoría de la prensaestadounidense ha sido intentar igno-rar o suprimir la cuestión subyacen-te en el asunto de las caricaturas da-nesas, uno sólo puede asumir que yano se sienten capaces de explicar odefender su creencia en sus derechosfundamentales.

—¿Por qué cree que la prensa esta-dounidense adoptó esa actitud?

—Sólo puedo añadir que el miedoy la inseguridad que siente muchagente en Estados Unidos desde losatentados del 11-S y la manera en quenuestro Gobierno ha reaccionado a esemiedo y esa inseguridad ha llevado auna peligrosa complacencia en la su-presión del debate público de muchos

asuntos cruciales, incluyendo nues-tra propia reacción como ciudadanosy como nación a los orígenes de esemiedo.

—¿Cree que la libertad de expresiónestá en peligro?

—La libertad de expresión siempreestá en peligro porque siempre ame-naza a quienes ejercen el poder sobreotros. Y especialmente está en peli-gro cuando mucha gente se sienteamenazada o insegura. Hay incita-ción a la persecución de periodistasestadounidenses simplemente pormiedo a que faciliten información asus lectores porque cuestionar la au-toridad del Gobierno no está permi-tido en tiempos de conflicto. Así quela libertad de expresión y la de pren-sa están en peligro en el primer paísdonde tales libertades fueron consa-gradas en la Constitución.

—Usted que ha sido director de unmedio, ¿hubiera publicado los dibu-jos?

—Se trata de una cuestión de prin-cipios. Creo que todos los directoresdeberían sentirse libres para tomarsus decisiones. La libertad de expre-sión consiste en eso. Sin embargo,cuando yo era responsable de un me-dio publiqué muchas caricaturas deun gran dibujante estadounidense yganador del premio Pulitzer, DougMarlette, que provocaron un gran es-cándalo entre aquellos cuyos pensa-mientos y acciones quedaban al des-cubierto y que sólo podían crecer yprosperar con el silencio. �

REPÚBLICA, PERIODISMO Y LITERATURA

JAVIER GUTIÉRREZ PALACIOS

992 PÁGS., 48 EUROS

DE VENTA EN LIBRERÍAS Y EN LA A.P.M.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—23

MICHAEL MASSING

En los últimos meses, hemos si-do testigos de cambios sorpren-dentes en los destinos de dosperiodistas muy conocidos: An-

derson Cooper y Judith Miller. Coo-per, de la CNN, presentador en su díadel programa de entretenimiento TheMole y conocido más bien por su pin-ta de chico de póster, sus trajes a lamoda y su sentimentalismo ostento-so, resurgió repentinamente duranteel huracán Katrina como el defensorde los desposeídos y el flagelo de lasineficaces autoridades. Buscó a los ne-gros pobres que habían quedado de-samparados en Nueva Orleans, expre-só su ira por los cuerpos que se pu-drían en las calles e interrumpió de

manera grosera a la senadora de Lui-siana Mary Landrieu cuando empezóa agradecer a las autoridades federa-les los esfuerzos que habían hecho.Cuando la gente “escucha a los polí-ticos dándose las gracias unos a otrosy llenándose de cumplidos”, le dijo,“tengo que decirle que hay muchagente aquí que se queda sorprendiday se siente muy enfadada y frustra-da”. Tras recibir muchos elogios, aprincipios de noviembre se le ofrecióa Cooper que sustituyera a AaronBrown como presentador del progra-ma News Night de la CNN.

Por aquel entonces, Judith Millerestaba intentando salvar su reputa-ción. Tras pasar 85 días en prisión por

AMENAZAS A LA PRENSA NORTEAMERICANA (Y II)

El enemigo está en casaEl peor enemigo que tiene la prensa en EEUU no es la hostilidadde la Casa Blanca, los conservadores o la derecha cristiana,descrita en el anterior artículo (Cuadernos de Periodistas, núm. 5,y originalmente en The New York Reviews of the Books, vol. 52,núm. 20). Lo peor son ciertas prácticas profesionales y tendenciasque impiden que se haga una buena cobertura informativa.

Michael Massing es colaborador habitual de la Columbia Journalism Review.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)negarse a testificar ante el gran jura-do en el caso Valerie Plame, no fuerecibida precisamente con aprecio ge-neralizado por el sacrificio hecho pa-ra proteger una fuente sino con pre-guntas airosas sobre su relación conLewis Libby y con sus editores, unode los cuales, Bill Keller, dijo que la-mentaba “no haberle pedido explica-ciones detalladas” después de que fue-ra citada como testigo. La controver-sia reavivó el resentimiento acumu-lado de sus colegas periodistas y tam-bién de muchos lectores del Times porsus reportajes sobre las armas de des-trucción masiva de Iraq. En el infor-me del Times, publicado el 16 de oc-tubre, Miller reconoció por primeravez: “Con las armas de destrucciónmasiva me he equivocado completa-mente”. Bill Keller explicó que des-pués de que le nombraran editor eje-cutivo del periódico en 2003, le dijoa Miller que ya no podría cubrir lostemas de Iraq y de las armas, peroella “siguió escudándose en el asun-to de la seguridad nacional”. Por suparte, Miller insistió en que “había aca-tado las decisiones editoriales” y selamentó de que no se le permitierahacer reportajes de seguimiento so-bre por qué la inteligencia se habíaequivocado tanto sobre las armas dedestrucción masiva. El 8 de noviem-bre aceptó dejar el Times después detrabajar 28 años en el periódico.

Estas dos historias opuestas dejanver el estado cambiante del periodis-mo en Estados Unidos. Para muchos

periodistas, una cobertura atrevidade los efectos del huracán y del fla-grante fallo de la Administración a lahora de responder eficazmente ha he-cho que se compense su tímida cober-tura sobre la existencia de armas dedestrucción masiva. Para algunos pe-riodistas con los que he hablado, lavergüenza ha dado lugar al orgullo yse habla mucho sobre la necesidadde recuperar la responsabilidad bási-ca de los periodistas de revelar los fa-llos y los fracasos del sistema políti-co. En las últimas semanas, los perio-distas han hecho preguntas más pers-picaces en las conferencias de pren-sa, con la intención de descubrir elamiguismo y la corrupción en la Ca-sa Blanca y el Congreso, y esforzán-dose por documentar la grave situa-ción por la que pasa la gente sin tra-bajo o sin un lugar donde vivir.

Pero, ¿serán cambios duraderos?En un artículo anterior, describía mu-chas de las presiones externas a lasque se ven sometidos los periodistashoy en día, incluyendo una Casa Blan-ca hostil, críticos conservadores agre-sivos y codiciosas empresas propieta-rias. Aquí me quiero concentrar enlos problemas internos de la prensa;no en sus muchos fallos éticos o pro-fesionales, que ya se han discutido ex-tensamente en otros foros, sino másbien en los problemas estructuralesque impiden que la prensa cumpla consu responsabilidad de ser testigo dela injusticia y control de los podero-sos. En cierta medida, estos problemas

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son prácticas profesiona-les y tendencias que im-piden que se haga unabuena cobertura: con-fianza en el ‘acceso’, unesfuerzo excesivo por con-seguir el ‘equilibrio’ yuna fascinación por losfamosos que carece desentido crítico. Igualmen-te importante es el aisla-miento creciente de granparte de la profesión ha-cia aquellos estadouni-denses menos favorecidosy las dificultades a las quese enfrentan. Por último,pero no menos significa-tivo, es el ambiente polí-tico en el que trabajan losperiodistas. Las presionespolíticas actuales alimen-tan a menudo en los pe-riodistas la tendencia hacia la auto-censura, hacia el temor por descubrirverdades que podrían hacerles impo-pulares, ya sea para las autoridadesoficiales o para el público.

1A finales de octubre de 2004,Ken Silverstein, un periodista

de investigación de la oficina de Was-hington de Los Angeles Times, fue a St.Louis para escribir sobre los esfuer-zos de los demócratas para movilizara los votantes afroamericanos. En2000, el Departamento de Justicia des-cubrió que muchos de los votantes

negros de la cuidad ha-bían sido apartados des-honestamente de las ur-nas por representantesdel Partido Republicano.Los demócratas acusabana los republicanos de que-rer hacer lo mismo en2004 y Silverstein encon-tró pruebas de ello. Losrepublicanos acusaron alos demócratas de irregu-laridades similares, perosu caso resultaba insigni-ficante en comparación,algo que incluso un re-presentante republicanolocal reconoció.

Sin embargo, mien-tras hacía su investiga-ción, Silverstein se enteróde que Los Angeles Timeshabía enviado reporteros

a varios estados para informar sobrelas acusaciones de fraude electoral y,además, que sus averiguaciones se in-cluirían en una historia más ampliaa nivel nacional sobre cómo ambospartidos en esos estados se acusabanunos a otros de fraude e intimida-ción. La historia resultante, que lleva-ba el pobre titular de ‘Aumentan lassospechas de partidismo en los esta-dos clave’, describía la increíblemen-te rencorosa y desconfiada atmósfe-ra que se percibe los estados decisi-vos durante los últimos días de cam-paña presidencial. En Wisconsin,Ohio, Misuri, Pensilvania, Oregón y

Las presionespolíticas actualesalimentan amenudo en losperiodistas latendencia hacia laautocensura.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)otros estados clave, los demócratas ylos republicanos parecen convencidosde que sus oponentes están empeña-dos en robarles las elecciones.

La sección de Misuri dio igualdadde trato a las quejas de los demócra-tas y de los republicanos.

Molesto por el resultado, Silvers-tein envió a un editor una nota en laque manifestaba sus preocupaciones.Escribió: la “insistencia en el ‘equili-brio’ del periódico es totalmente en-gañosa y lleva a una información ab-solutamente vaga y sin límite”. En Mi-suri, “el Partido Republicano real-mente está haciendo todo lo posiblepor eliminar los distritos pro-demó-cratas”. Sin embargo, las quejas repu-blicanas “tienen que ver con casos ais-lados que no van a tener efecto en elresultado final de las elecciones.”

Continuaba: “Estoy muy molestopor el enfoque que se le da a las no-ticias. Parece que la idea es ir a infor-mar, pero cuando llega el momentode escribir desconectamos nuestroscerebros y repetimos la interpreta-ción de ambos lados. ¡Dios nos librede intentar evaluar de manera justalo que vemos con nuestros ojos! El‘equilibrio’ no es justo, es simplemen-te una manera fácil de evitar hacerbuenas coberturas y deshacernos denuestra responsabilidad de informara nuestros lectores.”

Esto no quiere decir que los mejo-res periódicos no elaboren historiasde gran calidad, dice Silverstein, o quelos reporteros que trabajan en pro-

yectos a largo plazo no tengan liber-tad de acción para “recopilar eviden-cias y demostrar un caso”. Durante elúltimo año, ha escrito artículos sobrelas conexiones entre la CIA y el servi-cio de inteligencia de Sudán, sobre lasalianzas económicas y políticas deempresas petroleras americanas conregímenes corruptos del Tercer Mun-do y sobre el conflicto de intereses delrepresentante de Pensilvania en elCongreso John Murtha. Sin embargo,cuando se trata de información polí-tica, me dijo Silverstein, los periódi-cos a menudo suelen “tener miedode que parezca que tienen una opi-nión”. Temen “que se les acuse de serparciales, aunque sea una acusacióninfundada”. La insistencia en el “equi-librio falso”, dice, es un problema ex-tendido en la televisión y en la pren-sa escrita a la hora de tratar las noti-cias. “Es muy agobiante.”

Tal y como sugiere Silverstein, elmiedo a la parcialidad o a parecer po-co equilibrado funciona como un po-tente sedante para los periodistas es-tadounidenses y su efecto se ha mag-nificado por los ataques incesantesde los blogueros y los presentadoresde los programas de radio conserva-dores. Una de las razones por las quelos periodistas tuvieron una actua-ción tan pobre en los meses anterio-res a la guerra de Iraq, fue que muypocos demócratas quisieron criticaroficialmente a la AdministraciónBush; sin ese apoyo, los periodistas te-mían ser tachados de enemigos del

Pub

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)presidente y tildados de ‘liberales’ porparte de los comentaristas conserva-dores.

El caso Plame ha dado una nuevaperspectiva a la relación entre las es-feras periodística y política. Ahora es-tá claro que Lewis Libby fue una im-portante figura de la Casa Blanca y elarquitecto clave de la campaña quehizo la Administración a favor de laguerra de Iraq. Parece que muchosperiodistas hablaban con él regular-mente y que eran totalmente cons-cientes de su poder, aunque práctica-mente ninguno se atrevió a informarde esto al público y mucho menos acuestionar las acciones que hacía ennombre del vicepresidente. Si hacemosuna búsqueda en los principales pe-riódicos durante los 15 meses anterio-res a la guerra, sólo encontramos unartículo significativo sobre Libby: unareseña ligera de Elisabeth Bumilleren The New York Times sobre el libro deLibby, El aprendiz.

A la hora de informar sobre el Go-bierno, Los Angeles Times, como otrosperiódicos, tiene otra seria dificultad.Como resultado de los recortes de pre-supuesto impuestos por la empresa due-ña, The Tribune Company, el Times hareducido últimamente su personal enWashington y ha pasado de 61 perso-nas a 55 (de las cuales 39 son repor-teros). Doyle McManus, el jefe de laoficina, dice que el periódico no daabasto. Desde el 11 de septiembre de2001 ha tenido que destinar tantos re-porteros (ocho actualmente) a cubrir

las noticias sobre seguridad nacional,que muchos asuntos nacionales sehan dejado de lado. El Times tiene só-lo cuatro reporteros diarios para cu-brir lo demás, desde salud a temas la-borales, pasando por asuntos jurídi-cos, y no hay ningún reportero enWashington que se encargue habi-tualmente de los problemas me-dioambientales. “Para un periódicode California es una locura tenerabierto un departamento medioam-biental a estas alturas”, dice McMa-nus. El Chicago Tribune, dice, tiene unperiodista a tiempo completo para lostemas de agricultura y cubre la in-dustria agropecuaria y sus activida-des en Washington. A pesar de la graninfluencia política a nivel nacionalque tienen los intereses agrícolas, LosAngeles Times, como muchos otros delos grandes periódicos estadouniden-ses, no tiene recursos para informarsobre ella de manera regular.

Lo mismo ocurre para la mayorparte de la esfera oficial de Washing-ton. La América corporativa no teníatanto poder ni tanta influencia enWashington como quizá desde el NewDeal. Entre 1998 y 2004, la cantidadde dinero invertido para presionar alGobierno federal se duplicó hasta ca-si los 3.000 millones de dólares al año,según el Centro para la Integridad Pú-blica, un grupo de vigilancia. Sólo laCámara de Comercio de los EstadosUnidos gastó 53 millones de dólaresen 2004. Durante los últimos seisaños, General Motors ha gastado 48

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millones de dólares yFord 41 millones. Antesde unirse a Bush en la Ca-sa Blanca, el jefe de Per-sonal, Andrew Card, fuecabildero de las grandesempresas automovilísti-cas. ¿En qué medida estospagos y actividades hancontribuido a la congela-ción virtual de las nor-mas de rendimiento decombustible que han es-tado en vigor en EstadosUnidos durante tantotiempo y que han contri-buido a que se produzcala actual crisis del petró-leo? Más en general, ¿có-mo han usado las empre-sas su extraordinaria ri-queza para obtener venta-jas fiscales, conseguircontratos de asignacióndirecta y sortear las normas adminis-trativas a su conveniencia? El 10 denoviembre, The Wall Street Journal sa-lió con un artículo de investigaciónen primera plana sobre cómo la in-dustria textil, a través de un intensotrabajo de lobby, había ganado cuotassobre las importaciones de China, unejemplo del tipo de análisis que muyrara vez se ve en nuestras principalespublicaciones. “La influencia de WallStreet en Washington ha sido uno delos aspectos más encubiertos del pe-riodismo durante décadas”, diceCharles Lewis, antiguo director del

Centro para la IntegridadPública.

Por supuesto, se dauna gran cobertura a lasempresas en las seccionesde economía de la mayo-ría de los periódicos. Sutamaño comenzó a creceren los setenta y los ochen-ta y hoy The New York Ti-mes tiene unos 60 repor-teros dedicados a econo-mía. El Times, junto conThe Wall Street Journal, pu-blican muchas historiasque cuestionan las prác-ticas empresariales. Sinembargo, la mayoría delas secciones de econo-mía están dirigidas amiembros del mundo delos negocios y se dedicanprincipalmente a propor-cionarles información pa-

ra que puedan invertir su dinero, di-rigir sus empresas y comprender lastendencias de Wall Street. Como re-flejo de este estrecho enfoque, granparte de la prensa económica no sehizo eco del escándalo de los bancosde ahorros y préstamos en la décadade los ochenta. En los noventa publi-caron informes entusiastas sobre elboom tecnológico y luego quedaronperplejos ante su derrumbe. De los cien-tos de periodistas económicos que hayen Estados Unidos, sólo uno, BethanyMcLean, de Fortune, tuvo la indepen-dencia y el valor de hacerse pregun-

“La influencia deWall Street enWashington hasido uno de losaspectos másencubiertos delperiodismodurante décadas”.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)tas sobre el elevado valorde las acciones de Enron.En los últimos años, lasactividades delictivas nosólo de Exxon, sino tam-bién de World Com, Tyco,Adelphia y otros malhecho-res corporativos nos hansido desveladas por laprensa económica sinopor los fiscales públicos,y el destino de las empre-sas involucradas, así co-mo el de los perjudicadospor sus mentiras, se haseguido sólo de maneraintermitente.

Mientras que las sec-ciones de economía son ca-da vez mayores, la secciónlaboral sigue siendo soli-taria. En oposición a losmuchos reporteros que cubren la eco-nomía, el Times sólo tiene uno, StevenGreenhouse, que escribe a tiempocompleto sobre temas laborales y delugares de trabajo. (Otros periodistasdel Times cubren temas laborales co-mo parte de su trabajo). Parece queGreenhouse está en todas partes almismo tiempo, informando sobre po-líticas de sindicatos, trabajadores debajos salarios y prácticas laborales delas empresas. Ha llamado más la aten-ción que ningún otro reportero de lagran ciudad sobre las condiciones detrabajo dickensianas que se dan en Wal-Mart. Sin embargo, seguro que le ser-viría un poco de ayuda. Por ejemplo,

cuando recientementeGeneral Motors (GM)anunció que iba a recor-tar los beneficios sanita-rios para su plantilla, lahistoria apareció en laprimera página del Timesun día y luego pasó a lasección de economía,donde se trató como cual-quier otra noticia econó-mica. Como resultado, elperiódico ha hecho la vis-ta gorda ante los penososefectos sociales que los re-cortes sociales hechos enGM, en la empresa de pie-zas de automoción Del-phi y otras empresas ma-nufactureras han tenidoen el Medio Oeste. En ge-neral, los empleados de

nuestras principales empresas de no-ticias, que suelen ser personas bienpagadas de la clase media-alta y queviven principalmente en las costas es-te y oeste, tienen un contacto limita-do con la clase obrera norteamerica-na y, por tanto, sólo hacen un cubri-miento esporádico de sus problemas.

Este verano, Nancy Cleeland, trasmás de seis años como reportera so-litaria de los asuntos laborales de LosAngeles Times dejó su puesto. Tomó es-ta decisión “debido a la frustración”,según me dijo. Sus editores “no que-rían historias laborales. Siempre veíanel trabajo desde la perspectiva de ladirección y el negocio; ‘¿qué hacemos

El New YorkTimes ha hechola vista gordaante los penososefectos socialesque los recortessociales hantenido en elMedio Oeste.

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con estos tíos?’” En 2003, Cleelandfue uno de los varios reporteros quetrabajó en una serie de tres partes so-bre las prácticas laborales de Wal-Mart y por la que el Times ganó unPremio Pulitzer. Ella esperaba que esoconvenciera a sus editores del valorde la información laboral, pero al fi-nal no fue así, dice. “No se conside-ran hostiles hacia las preocupacionesde la clase obrera, pero están ganan-do demasiado dinero como para iden-tificarse con los problemas a los quese enfrenta la clase obrera”, observaCleeland, que ahora está escribiendosobre los estudiantes que abandonanel instituto. A pesar de las ganas queella le puso, el periódico todavía tie-ne que nombrar a alguien que la sus-tituya. (Russ Stanton, editor de Eco-nomía de Los Angeles Times, dice queel periódico valoró las informacionesde Cleeland, tal y como demuestra lacantidad de sus historias que ocupa-ron portada. Sin embargo, y puestoque la sección ha perdido reciente-mente a 6 de sus 48 reporteros, y seenfrenta a más recortes, no pareceprobable que alguien vaya a ocuparsu puesto a corto plazo.)

2El 30 de agosto, el mismo díaen que las aguas del lago Pont-

chartrain inundaban Nueva Orleans,la Oficina del Censo publicaba su in-forme anual sobre el bienestar econó-mico de la nación. Mostraba que latasa de pobreza había aumentado

hasta el 12,7% en 2004, en compara-ción con el 12,5% del año anterior. Enla ciudad de Nueva York, donde mu-chas empresas de noticias nacionalestienen sus oficinas centrales, la tasase elevó del 19% en 2003 al 20,3% en2004, lo que significa que uno de ca-da cinco neoyorquinos es pobre. Enel Upper West Side de Manhattan,donde yo y otros muchos editores deThe New York Times vivimos, el núme-ro de indigentes ha aumentado visi-blemente. No obstante, rara vez apa-recen en la prensa.

En 1998, Jason DeParle, despuésde cubrir el debate en Washington so-bre la Ley de Reforma de la Seguri-dad Social de 1996 así como su im-plementación inicial, convenció a suseditores de The New York Times paraque le dejaran vivir una temporadaen Milwaukee y ver más de cerca elmétodo experimental que aplicabaWisconsin. Aceptaron y durante elaño siguiente las informaciones deDeParle contribuyeron a que el temade la seguridad social estuviera en elojo público. En 2000, se tomó un des-canso para escribir un libro sobre eltema, pero el Times no nombró a al-guien para sustituirle en la cobertu-ra de la pobreza nacional. Y aún nolo ha hecho. A principios de este año,el Times publicó una serie monumen-tal sobre las clases sociales y en su co-bertura diaria de la inmigración, elprograma de asistencia sanitaria pa-ra personas de bajos ingresos y loscentros de acogida para niños anali-

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)za los problemas de los pobres, perociertamente las duras privaciones queafectan a los núcleos urbanos del pa-ís merecen una atención más siste-mática.

En marzo, la revista Time sacabaen su portada un artículo titulado‘Cómo terminar con la pobreza’, quetrataba de la pobreza en el mundo endesarrollo. Sobre la pobreza en estepaís, la revista publicó muy, muy po-co durante los primeros meses delaño, antes del huracán Katrina. Estasson algunas de las portadas que pu-blicó Time durante este periodo: ‘Co-nozca a los jóvenes de hoy, no crecensolos’; ‘Los 25 evangélicos más influ-yentes de América’; ‘El método bue-no (y el malo) de tratar el dolor’; ‘San-ta María’ (la Virgen María); ‘Sra. De-rechas” (Anne Coulter); ‘La últimaguerra de las galaxias’; ‘¿Crisis de los40?’; ‘Dentro de la nueva X-Box de Bill’(la última consola de videojuegos deBill Gates); ‘¡Deshazte del michelín!’(consejos para perder peso); ‘Tener 13años’; ‘Los 25 hispanos más influyen-tes de América’; ‘Clase de Hip Hop’,y ‘Cómo detener un infarto’.

Los editores de la revista pusierontoda su energía en la portada del 18de abril, ‘Los 100 de Time’. Ya en su se-gundo año, este número anual pre-senta a las 100 personas ‘más influ-yentes’ del mundo, donde se incluyeal reciente alero de la NBA Lebron Ja-mes, la cantante country Melissa Ethe-ridge, el cineasta Quentin Tarantino,Ann Coulter (¡otra vez!), el periodista

Malcom Gladwell y el autor de best-se-llers, el evangélico Rick Warren. Timecontó con otros famosos para escri-bir los perfiles de los cien elegidos:Tom Brokaw sobre Jon Stewart, Bonosobre Jeffrey Sachs, Donald Trump so-bre Martha Stewart y Henry Kissingersobre Condoleezza Rice (está hacien-do frente a los retos con “salero y con-vicción” y goza “de un nivel de auto-ridad casi sin precedentes”). Para ce-lebrarlo, Time invitó a los más influ-yentes y a sus cronistas a una gala deetiqueta donde escucharon jazz en elLincoln Center del Edificio Time-War-ner.

Un empleado del departamento fi-nanciero de Time me dijo que el nú-mero de los ‘100’ es muy apreciadodebido a la cantidad de publicidadque genera. Por ejemplo, en 2004cuando la directora general de He-wlett-Packard, Cary Fiorina, fue nom-brada Builder and Titan [inventor yempresario] su empresa compró dospáginas de la revista. Puesto que laempresa matriz de Time, Time Warner,debe presentar buenos resultados tri-mestrales para complacer a Wall Stre-et, la presión para sacar el máximo aeste negocio es muy intensa. Por elcontrario, no se puede sacar demasia-da publicidad si se escribe sobre lasmadres de las zonas urbanas depri-midas, por lo que parece poco proba-ble que la revista cambie sus cober-turas de un modo significativo.

La gala de los ‘100’ de Time es só-lo uno de los muchos eventos glamu-

Pub

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)rosos del calendario social de los pe-riodistas. El más popular es la cenade corresponsales en la Casa Blanca.Este año, los principales periodistasdel país se presentaron en el Washing-ton Hilton para codearse con funcio-narios de la Casa Blanca, militarescondecorados, jefes de gabinete, di-plomáticos y actores. Los telediariosmostraron una y otra vez cómo Lau-ra Bush contaba con tono irónico surutina al más puro estilo de Mujeresdesesperadas y cómo se burlaba de sumarido por su costumbre de acostar-se temprano y haber querido ordeñara un caballo; lo que no mostraron fuea los periodistas de pie y aplaudien-do como locos. Luego, muchos perio-distas y sus invitados acudieron a lafiesta que había después de la cena,ofrecida por Bloomberg News. En sublog, David Corn de The Nation descri-be cómo llegó con Mike Isikoff, deNewsweek, la columnista MaureenDowd, de The New York Times, y el edi-tor del Times, Jill Abramson. Viendoel panorama general, Corn temía nollegar a integrarse, pero de repenteapareció Arianna Huffington y “meintrodujo en su ambiente”. Huffing-ton, dice, preguntaba a todo el mun-do que se encontraba (Wesley Clark,John Podesta) si quería participar ensu nuevo mega-blog sobre ricos y famo-sos.

A Jon Stewart de The Daily Show lequedó la tarea de imaginar lo que sedirían periodistas y políticos en la ce-na: “En el fondo, somos oligarquías

muy arraigadas con interés en man-tener el status quo; disfrute de su ce-na”.

A principios de este año, BernardWeinraub nos ofrecía una mirada au-torreveladora y despiadada de la ob-sesión de los periodistas por los famo-sos. Escribió en The New York Times so-bre su experiencia al cubrir la infor-mación de Hollywood para el perió-dico entre 1991 y 2005 y habló de có-mo se había hecho amigo de JeffreyKatzenberg (cuando era director de WaltDisney Studios), de cómo le había des-lumbrado la casa con estilo de ran-cho del productor Dawn Steel y de có-mo le molestaba el enorme abismoeconómico que había entre él y la gen-te sobre la que informaba.

Recuerda: “Un día esperando a queel mozo del aparcamiento del hotelBel-Air trajera mi Ford alquilado porla empresa, había a mi lado un perio-dista que se había hecho productor yme dijo “antes conducía un coche co-mo ese”. Aunque me avergüenza de-cirlo, al momento me puse a buscaraparcamiento como loco cerca de Or-so o del hotel Península para evitarel bochorno de que un mozo condu-jera mi Buick alquilado de dos añosenfrente de un compañero de almuer-zo con un Mercedes.”

Durante los noventa, los reporte-ros del Times, Weinraub entre otros,siguieron sin descanso todos los mo-vimientos del agente Michael Ovitz.Hoy hacen lo mismo con HarveyWeinstein. La información que da el

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periódico sobre las pelí-culas, la televisión, la mú-sica y los videojuegos secentra sobre todo en losíndices de audiencia, larecaudación en taquilla,los magnates, las batallasen las salas de juntas, losestrategas de los medios,los agentes más podero-sos y en quién está arribay quién abajo. En compa-ración, el periódico pres-ta relativamente pocaatención a los efectos po-líticos y sociales de la cul-tura pop, incluyendo loque piensa el americanomedio de los programasa menudo sensacionalis-tas y violentos que inva-den cada noche su hogar.Como en el caso del cie-rre de una fábrica, los redactores delos periódicos de élite no están encontacto con esta gente y muy pocasveces escriben sobre ella.

3Todos los problemas que afec-tan a los periódicos se vuelven

más graves cuando se trata de la te-levisión. La pérdida de tres de los fa-mosos pilares de las cadenas de tele-visión ha provocado mucha ansiedadsobre lo que vendrá en el futuro, y ladecisión de la CBS de nombrar a Se-an McManus, jefe de la sección de de-portes, como nuevo jefe de noticias

no ha contribuido mu-cho a aliviarla. Sin embar-go, aún incluso con PeterJennings, Tom Brokaw yDan Rather las seccionesde noticias de las cadenasse habían vuelto ranciasy predecibles. Despuésdel 11 de Septiembre, sehabló mucho sobre cómolas cadenas podían recu-perar su misión tradicio-nal y educar a los esta-dounidenses sobre el res-to del mundo. No obstan-te, basta ver durante unpar de días las noticias dela noche para darse cuen-ta de lo absurdas queeran esas expectativas.Por ejemplo, el 4 de no-viembre, Bob Schieffer,de la CBS, hizo unos bre-

ves comentarios sobre las imágenesde las recientes protestas por partede jóvenes musulmanes franceses,justo antes de presentar un reporta-je mucho más largo sobre los teléfo-nos móviles robados y la ansiedad queesto causa a sus dueños. El espacio másvisto del programa World News Tonightde la ABC, ‘Medicina de vanguardia’,parece que se centra principalmenteen ofrecer consejos a sus espectado-res maduros sobre cómo aguantarunos años más, y proporcionar de pa-so a las empresas farmacéuticas unaplataforma regular de publicidad. En2004, las tres cadenas juntas dedica-

Los redactores delos periódicos deélite no están encontacto con elamericano medioy muy pocasveces escribensobre él.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)ron en total 1.174 minu-tos, casi 20 horas comple-tas, a mujeres desapareci-das, todas ellas blancas.

Criticar el declive delas cadenas de noticiashas sido durante muchotiempo un pasatiempopopular. En la películaBuenas noches y buena suer-te aparece la famosa la-mentación de Edward R.Murrow en la reunión dela Asociación de Directo-res de Noticias de Radioy Televisión de 1958, don-de atacaba a la industriapor ser “gorda, cómoda ycomplaciente”. En 1988,el periodista Peter Boyerpublicó un libro tituladoWho killed CBS? [¿Quiénmató a la CBS?]. La res-puesta: el jefe de la división de noti-cias de la CBS, Van Gordon Sauter. Unlibro más reciente de Tom Fenton, Badnews: the decline of reporting, the businessof news, and the danger to us all [Malasnoticias: el declive de la información,del negocio de las noticias y el peli-gro para todos nosotros], es especial-mente revelador, ya que hace uso deuna amplia experiencia de primeramano. En 1970, cuando Fenton fue atrabajar para la CBS en Roma, la ofi-cina tenía tres corresponsales, que for-maban parte de una red mundial queincluía 14 oficinas extranjeras prin-cipales, 10 mini-oficinas y correspon-

sales locales en 44 países.Hoy la CBS tiene ocho co-rresponsales extranjerosy tres oficinas. Cuatro delos corresponsales tienensu base en Londres, don-de se mantienen ocupa-dos haciendo voces en offpara imágenes tomadaspor Associated Press yReuters, el modo en quemás se retransmiten lasnoticias internacionaleshoy en día.

Durante sus años en laCBS, Fenton escribe quese sintió orgulloso de con-tar historias importantes:“Era mi trabajo, mi diver-sión, mi vida. Hasta quelas megaempresas quehan absorbido a la mayo-ría de las cadenas de no-

ticias norteamericanas restringieronel cubrimiento de las noticias inter-nacionales.”

De entre toda la gente de la profe-sión con la que habló mientras inves-tigaba para su libro, “casi todo elmundo”, escribe, estaba de acuerdoen que las cadenas “no están hacien-do un buen trabajo al dar las noticiasinternacionales”. Entre las excepcio-nes se encuentran Brokaw, Jennings,y Rather, que no parecían, según es-cribe, “compartir mi gran preocupa-ción por la falta de noticias interna-cionales y de contexto en sus progra-mas.” Fenton se queja con ira por las

Criticar el declivede las cadenas denoticias has sidodurante muchotiempo unpasatiempopopular.

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enormes sumas de dinero que gana-ban los presentadores, mientras lasoficinas se iban cerrando. Al hablarde los planes de Tom Brokaw de reti-rarse como presentador y hacer másperiodismo de investigación, se pre-gunta: “¿Qué le impedía enviar a suscorresponsales al extranjero para ha-cer precisamente eso durante los úl-timos 15 años?” (La respuesta se insi-núa cuando Fenton reconoce breve-mente que las historias internaciona-les cuestan el doble de las historiasnacionales).

Según Fenton, la prensa es tan po-co rigurosa que “cualquiera que ten-ga una mínima iniciativa puede pa-sarse un día entero seleccionando tre-mendas historias que no han sido con-tadas”. Cita a Seymour Hersh cuandodecía que no podía creer todas las his-torias que se habían pasado por altoy que él había podido contar simple-mente porque The New Yorker le habíapermitido escribir lo que quisiera.Fenton menciona una serie de histo-rias importantes que se han dejadode lado, incluyendo la influencia dela fortuna saudí en las políticas esta-dounidenses hacia Oriente Próximo,las conexiones entre las grandes em-presas petroleras y la Casa Blanca yel lado oscuro, y durante mucho tiem-po ignorado, de las actividades kur-das en Iraq.

“Nunca la actuación ignorante delos medios ha sido más atroz que enel tratamiento de los kurdos”, escri-be, “un catálogo de incompetencia la-

mentable y desinformación peligro-sa que continúa hasta hoy”. Mencio-na las disputas asesinas entre los doslíderes kurdos Jalal Talabani y Mas-soud Barzani, y las “penurias y sufri-mientos” de las minorías como losturcos y los cristianos asirios que vi-ven bajo el “brazo fuerte del Gobier-no kurdo”. A los kurdos siempre seles ha catalogado de buenos chicos yninguna empresa de noticias estadou-nidense, escribe, “quiere abrumarnoscon detalles tan complejos y desafian-tes. Nunca sabes qué puede pasar,puede que los espectadores cambiende canal.”

4 Iraq sigue siendo con mucho lahistoria más importante en la

prensa estadounidense, mostrandosus puntos fuertes, pero también susmuchos puntos débiles; especialmen-te el modo en que la realidad políti-ca da forma, define y, en últimas ins-tancias, limita lo que los americanosven y leen. Las principales empresasde noticias del país merecen ser elo-giadas por continuar con su compro-miso de cubrir la guerra, a pesar detener que afrontar riesgos mortales,elevados costes y la apatía pública.Por lo general, The Washington Post tie-ne cuatro corresponsales en el país,apoyados por más de veinticuatro ira-quíes y tres coches blindados quecuestan 100.000 dólares. La oficinadel New York Times cuesta un millón ymedio de dólares al año. Y se han pro-

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)ducido excelentes reportajes. Porejemplo, en junio, The Wall Street Jour-nal publicó en primera página un re-velador reportaje de Farnaz Fassihisobre cómo la violencia entre gruposislámicos en Iraq ha destruido una lar-ga amistad entre dos vecinos de Bag-dad, uno suní y otro chií. En octubre,en The Washington Post, Steven Fainarudescribía cómo los partidos políticoskurdos estaban repatriando a milesde kurdos hacia Kirkuk, la ciudad pe-trolera del norte, haciendo que esta-llaran las disputas entre los colonoskurdos y los árabes locales. Y en TheNew York Times, Sabrina Tavernise con-taba cómo el creciente caos en Iraqestá erosionando las costumbres dela clase media iraquí, convirtiendo sufrustración en “desesperanza”.

Sin embargo, sólo hace unos me-ses, a comienzos de año, el tono delas informaciones era muy diferente.El presidente Bush, recién reelegido,disfrutaba de un gran apoyo populary estaba sacando el máximo prove-cho a las elecciones iraquíes del 30de enero, que fueron anunciadas co-mo todo un éxito. Las manifestacio-nes en contra de Siria en el Líbano yla elección de Mahmud Abbas comopresidente de la Autoridad Palestinaaumentaron la impresión de que lapolítica exterior de Bush tenía cadavez más éxito. Los periodistas se apre-suraron en elogiar su liderazgo y sa-gacidad. ‘Lo que Bush ha hecho bien’,proclamaba Newsweek en su portadadel 14 de marzo. La revista declaraba

que los acontecimientos recientes enIraq, Líbano y otros lugares de Orien-te Próximo habían “hecho justicia” alpresidente. “En Nueva York, Los Án-geles y Chicago, y probablementetambién en Europa y Asia, la gente sepregunta con inquietud: ‘¿es posibleque tenga razón?’ La respuesta es sí.”Otro artículo, titulado ‘La influenciade Condi’, aclamaba a la nueva secre-taria de Estado, de la que destacabacómo “se ha introducido en la esce-na mundial con fuerza y estilo y conel apoyo representativo del brazo de-mocrático árabe”. Y para completarel paquete, tenemos ‘Al frente’, unamirada a los soldados estadouniden-ses que, habiendo perdido alguno desus miembros en Iraq y Afganistán,“están haciendo lo impensable: volvera la batalla”.

En la CNN, Wolf Blitzer celebrabatodos los días los progresos que se da-ban en Iraq hacia la democracia. Porejemplo, el 6 de abril, después de queel líder kurdo Jalal Talabani fuera ele-gido nuevo presidente de Iraq, Blitzerpreguntó a Robin Wright, de The Was-hington Post, y a Kenneth Pollack, dela Brookings Institution, sobre él ysus dos vicepresidentes. Blitzer, diri-giéndose a Wright, dijo: “Son bastan-te moderados y pro-estadounidenses,¿no es cierto?”

“Absolutamente”, dijo Wright.“Son personas que han estudiado enOccidente y que tienen contacto conpaíses occidentales, especialmentecon los Estados Unidos…”

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—39

Blitzer: “Ken Pollack,su opinión es que esto estodo lo bueno que habríacabido esperar para Esta-dos Unidos, para la Admi-nistración Bush y para elpueblo americano, al me-nos al comienzo de estanueva democracia ira-quí.”

Pollack: “Totalmente.Creo que la Administra-ción Bush tiene que estarencantada con el resulta-do.”

Estas preguntas cap-ciosas son un buen ejem-plo del estilo de entrevis-tar de Blitzer, que parecediseñado para que sus in-vitados no digan nada es-pontáneo, por más remo-to que parezca; la conver-sación también deja clara la deferen-cia que la CNN, y la prensa en su con-junto, mostraban hacia el presidenteBush justo después de su reelección,durante los primeros meses del año.Durante ese período, la violencia se-guía asolando Iraq, pero las noticiassobre esto quedaban relegadas a laspáginas interiores. Los soldados esta-dounidenses seguían muriendo, pe-ro estas noticias pasaban a la cola delfinal de los telediarios por cable.

Después, en abril, comenzaron aaumentar los ataques de los insurgen-tes y la popularidad de Bush empezóa caer. A medida que el precio del pe-

tróleo subía y la investi-gación del caso Plame cap-taba más atención, co-menzó a abrirse el espa-cio político para infor-mar de noticias más du-ras. Las historias sobreasesinatos y emboscadas,que antes habían sido en-terradas, comenzaron aaparece en primera pla-na y Wolf Blitzer, con áni-mo renovado, comenzó apreguntar a sus invitadossobre las estrategias de re-tirada de Estados Unidos.

A finales de octubre,cuando murió el soldadoestadounidense número2.000, la noticia salpicólas portadas nacionales.“El muerto 2.000: un da-to macabro mientras la

campaña en Iraq se alarga”, declara-ba The New York Times. Tal y como se-ñalaría unos días más tarde Kathari-ne Seelye, del Times, este aconteci-miento recibió mucha más atenciónde la prensa que cuando se dio la no-ticia de los 1.000 muertos, en abril de2004.

5Sin embargo, aún había estric-tos límites sobre la información

que se podía dar acerca de Iraq. So-bre todo eran tabú los relatos de lasacciones de las tropas estadouniden-ses sobre el terreno, especialmente

Los soldadosestadounidensesseguían muriendoen Iraq, peroestas noticiaspasaban a la coladel final de lostelediarios porcable.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)cuando dichas acciones terminabancon la muerte de civiles iraquíes.

Por ejemplo, el mismo día en queThe Times sacaba en portada la noti-cia de los 2.000 muertos en la guerra,publicó otro artículo en la página A12sobre el elevado número de víctimasciviles iraquíes. Puesto que el Ejérci-to de Estados Unidos no da cifras so-bre este tema, Sabrina Tavernise sefió del Iraq Body Count, un sitio Websin ánimo de lucro que lleva un re-cuento de las bajas a partir de lo quedicen las noticias. El sitio, escribe, es-tima que el número de civiles muer-tos desde que comenzó la invasión es-tadounidense está entre 26.690 y30.051. (Incluso la cifra más elevadapuede quedarse corta, señala el artí-culo, ya que muchas muertes no apa-recen en las noticias.) Simplementepor sacar esta historia, el Times mere-ce toda la credibilidad, ya que reco-noce que por muy alto que haya sidoel precio que han pagado los solda-dos americanos en la guerra, el pre-cio pagado por los civiles iraquíes hasido mucho mayor. Sin embargo, esde señalar que al hablar sobre la cau-sa de estas muertes, el artículo sólomenciona a los insurgentes. Ni unavez plantean la posibilidad de que al-gunas de esas muertes puedan venirde la mano de la ‘coalición’.

Es típico. Un estudio sobre la co-bertura del Times en Iraq en el mes deoctubre muestra que, mientras que seinformaba regularmente de la muer-te de civiles a manos de los insurgen-

tes, rara vez se mencionaban las muer-tes provocadas por los americanos;cuando se hacía, normalmente era enlas páginas interiores del periódico yde manera muy matizada. Así, el 18de octubre el Times publicó un breveartículo al final de la página A11 ti-tulado ‘Decenas de personas muertaspor los bombardeos americanos en elfeudo insurgente suní del oeste de Bag-dad’. Citando fuentes militares, el ar-tículo señalaba en su encabezamien-to que se habían lanzado los bombar-deos “contra insurgentes” en la ciu-dad sitiada de Ramadi, “matando aunas 70 personas”. Se citaba a un co-ronel del Ejército estadounidense quedecía que habían visto un grupo deinsurgentes en cuatro coches “inten-tando hacer estallar artefactos explo-sivos en un gran cráter al este de Ra-madi, resultado de la explosión, el díaanterior, de una bomba al borde de lacarretera que había matado a cincosoldados estadounidenses y dos ira-quíes.” Entonces, y según el Times, “uncaza F-15 lanzó una bomba guiada so-bre la zona, matando a 20 hombres”.El Times recogió las declaraciones delcoronel diciendo que “no había muer-to ningún civil durante el ataque”. Enuna frase, el artículo señalaba queReuters, “citando a médicos de Rama-di” había informado de que “habíanmuerto civiles”, pero no lo desarrolla-ba. En su lugar, seguía mencionandootros incidentes en Ramadi en los quehelicópteros y cazas estadounidenseshabían matado “insurgentes”.

Pub

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)Associated Press contó una histo-

ria muy diferente: el “grupo de insur-gentes” alcanzado por el F-15, segúnlos militares, era realmente “un gru-po de unos 12 iraquíes alrededor delos restos de un vehículo militar es-tadounidense” que había sido ataca-do el día anterior.

El Ejército declaró que dicho gru-po estaba colocando una bomba al la-do de la carretera, en el lugar dondeotra explosión había matado a norte-americanos. Los caza F-15 les alcanza-ron con una bomba guiada de preci-sión, matando a 20 personas, descri-tas en la declaración como “terroris-tas”.

Sin embargo, varios testigos y unlíder local dijeron que las personaseran civiles que se habían reunido al-rededor de los restos de un vehículoestadounidense, algo que ocurre amenudo cuando un vehículo militaramericano es alcanzado.

El ataque aéreo alcanzó a la gen-te y mató a 25 personas, dice ChiadSaad, un líder tribal, y varios testigosque se niegan a dar sus nombres…

Los lectores del Times nunca supie-ron esto.

Este no es un caso aislado. Duran-te los últimos meses, he leído regu-larmente la cobertura sobre Iraq quehacen los periódicos y he encontradomuy pocas menciones a los civiles quemueren a manos de las fuerzas esta-dounidenses. No hay duda de que laviolencia en las calles de Iraq haceque los reporteros no puedan despla-

zarse a entrevistar a testigos, pero elTimes raras veces informa a sus lecto-res de que sus reporteros no puedeninterrogar a los testigos de las bajasciviles por el peligro al que se enfren-tan si van al lugar del ataque. No obs-tante, el periódico publica regular-mente las afirmaciones oficiales delEjército sobre los insurgentes muer-tos sin ninguna confirmación inde-pendiente. Después de que el generalTommy Franks y Donald Rumsfeld de-clararan en 2003 “no hacemos re-cuentos de cadáveres”, el Ejército es-tadounidense ha empezado a hacerprecisamente eso y de manera silen-ciosa. Y, por lo general, el Times con-fía en sus recuentos sin cuestionar-los.

En todo debate sobre bajas civiles,es importante distinguir entre los in-surgentes, que atacan deliberadamen-te a los civiles, y el Ejército estadou-nidense, que no lo hace; de hecho sesalen de su camino para evitarlos. Pe-ro, no obstante, todas las indicacio-nes apuntan a que hay un elevado nú-mero de víctimas a manos de EstadosUnidos. Como parece haber sido elcaso de Ramadi, muchas de las muer-tes son el resultado de bombardeosaéreos. Desde el inicio de la invasión,Estados Unidos ha lanzado unas50.000 bombas en Iraq. Unas 30.000se lanzaron durante las cinco sema-nas de guerra propiamente dicha.Aunque la gran parte de esas 50.000bombas se han dirigido a objetivosmilitares, sin duda han provocado

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muchos ‘daños colatera-les’ y se han cobrado unincalculable número devidas civiles.

Pero, según Marc Gar-lasco, de Human RightsWatch, el número de víc-timas por acciones terres-tres es probablementemucho mayor. Garlascohabla con especial auto-ridad; antes de unirse a Hu-man Rights Watch a me-diados de abril de 2003,trabajaba para el Pentá-gono seleccionando obje-tivos para la guerra aéreaen Iraq. Durante la gue-rra terrestre, dice, el usoque hizo el Ejército de lasbombas de fragmenta-ción fue especialmente le-tal. En tan sólo unos díasde enfrentamientos en la ciudad deHilla, al sur de Bagdad, Human RightsWatch comprobó que las bombas defragmentación habían matado o he-rido a más de 500 civiles.

Desde el final de la guerra terres-tre, dice Garlasco, muchos civiles hanmuerto en el fuego cruzado entre lasfuerzas estadounidenses y los insur-gentes. A otros les han disparado losconvoyes militares americanos; paraevitar que los terroristas suicidas lesataquen, los soldados suelen disparardesde sus Humvees a los coches quese acercan demasiado, y muchas ve-ces éstos llevan civiles dentro. Según

Garlasco, las empresas deseguridad privadas ma-tan a muchos civiles; sue-len tener la mano muylarga, dice, y “abren fue-go si la gente no se quitadel medio lo suficiente-mente rápido”.

Sin embargo, proba-blemente la mayor fuen-te de bajas civiles son loscontroles de la Coalición.Se pueden colocar encualquier sitio y en cual-quier momento y, aun-que se supone que estánbien señalados, en lapráctica suelen ser difíci-les de detectar, sobre to-do por la noche, y los sol-dados estadounidenses(comprensiblemente te-merosos de los terroristas

suicidas) primero disparan y despuéspreguntan. Muchos iraquíes inocen-tes han muerto en el proceso.

Estos asesinatos salieron a la luzen marzo, cuando el coche que lleva-ba a toda velocidad a la periodista ita-liana Giuliana Sgrena hacia el aero-puerto de Bagdad después de su libe-ración fue tiroteado por las tropasnorteamericanas; ella resultó grave-mente herida y el oficial de inteligen-cia italiano que la acompañaba mu-rió. Tres días después del incidente,The New York Times publicó un revela-dor artículo en primera página titu-lado ‘Los controles estadounidenses

En Iraq, lasempresas deseguridadprivadas matan amuchos civiles;suelen tener lamano muy larga.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)provocan la ira en Iraq’. Después deconocerse el escándalo sobre el abu-so de prisioneros en Abu Ghraib, JohnBurns escribió: “Ningún otro aspectode la presencia militar estadouniden-se en Iraq ha provocado tanta cons-ternación y odio entre los iraquíes, ajuzgar por los frecuentes arrebatos deira sobre el tema. Las informacionesdiarias que recopilan las empresas deseguridad occidentales relatan mu-chos incidentes en los que iraquíes sinaparente conexión con la insurgen-cia resultan muertos o heridos a ma-nos de las tropas americanas, queabren fuego sospechando que dichosiraquíes están involucrados en unatentado terrorista.”

Las autoridades estadounidenses eiraquíes decían que no tenían datossobre esas bajas, Burns escribía: “Pe-ro cualquier occidental que trabajeen Iraq escuchará numerosos relatossobre conductores y pasajeros aparen-temente inocentes que resultan muer-tos y heridos por disparos norteame-ricanos, a menudo en circunstanciasque dejan a los iraquíes perplejos ypreguntándose, en su caso, qué hanhecho mal.”

Muchos, escribe, “dicen que leshan disparado sin casi ser avisados osin aviso alguno”.

La información de Burns demues-tra que es posible escribir estas histo-rias a pesar de la violencia dominan-te y a pesar de la falta de datos oficia-les. Mientras que en este país apare-cen muy pocas de estas historias, sin

embargo son habituales en el extran-jero. “Si viajas a Oriente Próximo, loque se oye todo el tiempo es que Es-tados Unidos está matando a civiles”,observa Garlasco. “Siempre apareceen las noticias”.

En nuestro país, se pueden entre-ver piezas de esta realidad en docu-mentales como el recientemente emi-tido ‘Ocupación: tierra de los sueños’,en el que los directores Garrett Scotty Ian Olds, a partir de las seis sema-nas que pasaron con una unidad delEjército estacionada a las afueras deFaluya, muestran cómo los soldadosmejor intencionados, que se enfren-tan a una población hostil, que hablauna lengua desconocida y adora a unDios extraño, pueden recurrir rutina-riamente a acciones diseñadas paraintimidar y humillar. También se pue-den encontrar a veces ejemplos de es-to en The New York Times Magazine, queha sido mucho más atrevido que elperiódico New York Times. En mayo, Pe-ter Maass, del Times Magazine, descri-bía cómo unidades de comando ira-quíes, entrenadas por expertos de lacontrainsurgencia estadounidenses,luchaban una “guerra sucia” en laque las palizas, la tortura e inclusolas ejecuciones son normales. Y en oc-tubre, Dexter Filkins, también del Ti-mes Magazine, describía el ejemplo delteniente coronel Nathan Sassaman,graduado en West Point, que, bajoconstantes ataques en una zona suníinestable, aprobó duras tácticas con-tra la población local, incluyendo el

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obligar a los hombres ira-quíes a saltar a un canalcomo castigo. Uno murió.

Sólo leyendo y viendoestos relatos es posiblecomprender la profundi-dad del odio iraquí hacialos Estados Unidos. No esel simple hecho de la ocu-pación lo que está en jue-go, sino cómo se está lle-vando a cabo dicha ocu-pación y las vejaciones,humillaciones y muertesdiarias que la acompa-ñan. Si aparecieran noti-cias sobre estas accionesmás frecuentemente enla prensa, podrían hacerque se cuestionara la es-trategia de Estados Uni-dos en Iraq y fomentar eldebate sobre si hay una me-jor forma de desplegar nuestras tro-pas.

¿Por qué estas informaciones sontan escasas? Una razón es sencilla-mente el desconocimiento del idio-ma. El capitán Zachary Miller, que di-rigió una compañía de las tropas es-tadounidenses al este de Bagdad en2004 y que ahora estudia en la Ken-nedy School of Government, me dijoque de los aproximadamente 50 pe-riodistas occidentales que patrulla-ron con sus tropas, casi ninguno ha-blaba árabe y muy pocos se preocu-paban por llevar intérpretes. En con-secuencia, eran totalmente depen-

dientes de Miller y de sussoldados. “Normalmente,los reporteros no hacíanpreguntas sobre los ira-quíes”, dice. “Me pregun-taban a mí”.

Además, muchos pe-riodistas estadounidensesno se sienten cómodoshaciendo preguntas a tes-tigos que ofrecen infor-maciones contrarias a lasdeclaraciones del Ejérci-to americano. A los perio-distas no les gusta escri-bir historias donde la pa-labra de un civil iraquí seoponga a la de un oficialnorteamericano, inde-pendientemente de todaslas pruebas que haya pa-ra respaldar las afirma-ciones del civil. Muchos

de los duros artículos que han apare-cido en la prensa sobre los abusos enAbu Ghraib, Guántanamo y las cárce-les secretas cuentan normalmentecon fuentes oficiales estadounidensesy no son tan arriesgados.

Sin embargo, creo que es aún másimportante la realidad política. Laprensa norteamericana considera quelos abusos que cometen normalmen-te las tropas estadounidenses sobre elterreno y su responsabilidad en lamuerte de miles de iraquíes inocen-tes es un tema demasiado delicado co-mo para que lo vea o lo lea la mayo-ría de los americanos. Cuando el cá-

Muchosperiodistas no sesienten cómodoshaciendopreguntas atestigos quecontradicen lasdeclaraciones delEjército.

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��� Amenazas a la prensa norteamericana (y II)mara de la NBC Kevin Sites filmó a unsoldado estadounidense rematandode un tiro a un iraquí herido en Falu-ya fue acosado, tachado de activistaen contra de la guerra y recibió ame-nazas de muerte. Estos incidentes ali-mentan el miedo profundamentearraigado de muchos periodistas a seracusados de antiamericanos o de noapoyar a las tropas en el campo de ba-talla. Estos temas siguen siendo tabú.

Por supuesto, si la situación enIraq fuera a resolverse o si el presi-dente Bush perdiera aún más popu-laridad, los límites de lo aceptable po-drían expandirse y este tipo de temaspodrían empezar a aparecer en por-tada. Sin embargo, es lamentable quelos editores y reporteros tengan queesperar a que se den estos aconteci-mientos. Entre todos los problemas in-ternos a los que se enfrenta la pren-

sa, la negativa a tratar temas políti-camente sensibles y a informar de ver-dades molestas que pueden pertur-bar y provocar, es de lejos el más preo-cupante.

El 8 de noviembre puse el progra-ma Anderson Cooper 360 de la CNN pa-ra ver cómo el presentador hacía sunuevo trabajo. Era el día de las elec-ciones y esperaba encontrar algúnanálisis de los resultados. En su lu-gar, encontré a Cooper dirigiendo undebate sobre una nueva encuesta so-bre sexo realizada por las revistas Me-n’s Fitness y Shape. Me enteré de que el82% de los hombres creen que sonbuenos o muy buenos en la cama yque los neoyorquinos dicen tener mássexo que los residentes en otros esta-dos. En aquel momento, Nueva Or-leans y el Katrina parecían estar enotra galaxia muy, muy lejana. �

1. Sus comentarios sobre su caso están dis-ponibles en JudithMiller.org

2. Véase ‘¿Se acabaron las noticias?’, TheNew York Review, 1 de diciembre de 2005; Cu-dernos de Periodistas, diciembre de 2005.

3. Véase el tema de los comentaristas denoticias conservadores en ‘¿Se acabaron lasnoticias?’.

4. American dream: three women, ten kids, anda nation’s drive to end welfare (Viking, 2004).Véase la reseña de Christopher Jencks en elnúmero de diciembre de The New York Review.

5. Para más información sobre este tema,véase mi artículo ‘Off Course’, Columbia Jour-nalism Review, julio/agosto de 2005.

6. Véase, por ejemplo, Human Rights

Watch ‘A face and a name: civilian victims of in-surgent groups in Iraq”, 3 de octubre de 2005.

7. Véase el programa de NPR This AmericanLife, ‘What’s in a number?’, 28 de octubre de2005.

8. Human Rights Watch ha publicado mu-chos informes sobre las víctimas civiles delas acciones militares estadounidenses, in-cluyendo Civilian Deaths/Checkpoints, de octu-bre de 2003, en el que se observa que “loscasos individuales de muertes civiles docu-mentados en este informe demuestran quelas fuerzas estadounidenses siguen un patrónde tácticas demasiado agresivas, fuego indis-criminado en zonas residenciales y un rápi-do recurso a la fuerza mortal”.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—47

TEODORO GONZÁLEZ BALLESTEROS

I Introducción.–El pasado día 29de diciembre se promulgó en Ca-taluña una ley que nos retrotraea los tiempos más oscuros de la

censura de prensa franquista. De sucontenido puede afirmarse que es po-líticamente perversa, en función a losfines que persigue, jurídicamentecontraria a la Constitución, y social-mente represiva y manipuladora delderecho fundamental a recibir infor-mación que tenemos todos los ciuda-danos. Es la Ley 22/2005, de 29 de di-ciembre, de Comunicación Audiovi-sual de Cataluña (DOGC núm. 4543,del 3 de enero, y BOE núm. 38, del 14de febrero).

II. Régimen de intervención admi-nistrativa.–La norma, y esta en su ta-cha más importante, a pesar de queaún nadie de quienes pueden hacer-

lo –Gobierno, Defensor del Pueblo, di-putados y senadores…– la ha recurri-do ante el Tribunal Constitucional,adolece de una manifiesta inconsti-tucionalidad por tres causas concre-tas: En primer lugar, porque estable-ce en su art. 3.2 que la libertad de co-municación audiovisual queda suje-ta al régimen de intervención admi-nistrativa, es decir gubernativa, cuan-do tal y como se desprende de la Cons-titución española, la doctrina legaldel Tribunal Constitucional y la juris-prudencia del Tribunal Europeo de De-rechos Humanos, es un derecho de li-bertad que sólo puede estar sujeto alos tribunales de Justicia. En segun-do, porque establece el cierre, tempo-ral en unos casos, y la clausura enotros, de medios audiovisuales pordecisión del Consejo del Audiovisualde Cataluña, que es un mero ente po-

La censura audiovisual enCataluñaLa Ley de Comunicación Audiovisual de Cataluña es políticamenteperversa, jurídicamente contraria a la Constitución y socialmenterepresiva y manipuladora.

Teodoro González Ballesteros, miembro del Consejo de Redacción de Cuadernos, escatedrático de Derecho de la Información.

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��� La censura audiovisual en Cataluña

lítico-administrativo, vulnerando elart. 20.5 de la CE que ordena meri-dianamente el que sólo podrán to-marse tales medidas por resoluciónjudicial. Y en último término, porqueafecta a los derechos de libertad queel art. 20 de la CE, reconoce y prote-ge, entre otros los de libertad de opi-nión, libertad de emitir informacióny de recibirla, y éstos únicamente pue-den ser desarrollados por Ley Orgáni-ca, tal y como dispone el art. 81.1 dela CE. En tal sentido lo tiene dispues-to el TC al establecer que las liberta-des de comunicación del art. 20.1 sonderechos de libertad que protegen alos ciudadanos frente a las injerenciasde los poderes públicos, “e inclusofrente a la propia ley en cuanto éstaintente fijar otros límites que los quela propia Constitución –arts. 20.4 y53.1– admite. Son estos derechos, de-rechos de libertad frente al poder…Cualquier limitación a estas liberta-des sólo es válida en cuanto hechapor ley, no ya porque así lo exijan di-versos pactos internacionales ratifica-dos por España, sino sobre todo por-que así lo impone la propia Constitu-ción, que extremando aún más las ga-rantías, exige para estas leyes la re-serva de que sean orgánicas” (STC.6/81, de 16 de marzo, recaída en el re-curso de amparo 211/80).

En consecuencia, y salvo que ladiáspora político-jurídico que nos aso-la llegue a pervertir el órgano al quela Constitución asigna la función develar por la constitucionalidad de las

leyes, la norma de referencia es cla-ramente contraria a nuestra cartamagna.

III. Control político de la comunica-ción.–Examinada su consideraciónformal, cuya evidencia de inconstitu-cionalidad no requiere el extendersecon la retórica jurídico-doctrinal queexigiría la existencia de dudas metó-dicas, debe concretarse que de su con-tenido normativo se desprende unasola finalidad: el control de los con-tenidos que tanto emisoras de radiocomo de televisión emitan o sean cap-tados por el público en Cataluña, to-do ello a través de un órgano políti-co-administrativo como es el Conse-jo del Audiovisual de Cataluña. Tene-mos, por tanto, una ley controladorade la idoneidad de los mensajes quepueda recibir el público y un ente adhoc, compuesto de personas elegidaspor el Gobierno y las fuerzas políti-cas catalanas, que tiene la función deaplicarla.

En lo que se refiere a su conteni-do específico, la ley inicia sus 140 ar-tículos concretando el ámbito de apli-cación y los principios generales quela conforman. En cuanto al primer as-pecto, su competencia se extiende alos medios de comunicación propiosde la Generalidad, a todos los presta-dores de servicios de comunicaciónaudiovisual, operadores de redes y ser-vicios electrónicos, y a los distribuido-res que se dirijan al público en Cata-luña. En otros términos, cualquier co-

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municación difundida por radio o te-levisión, está sujeta al control del CAC.El apartado, interesante, de princi-pios, pontifica conceptualmente quéha de entenderse por pluralismo, ser-vicio público, derechos fundamenta-les, protección de la infancia, propie-dad intelectual, y así hasta concretaren que consiste la “neutralidad tecno-lógica”, aunque la sorpresa mayor vie-ne cuando define el término “veraci-dad informativa”, al que deberán ajus-tarse las informaciones que se emitanen Cataluña, y que ni siquiera la Cons-titución en su art. 20.1.d) se atrevió aconcretar. Así dice en su art. 7 que:“Se entiende por información veraz laque se fundamenta en hechos quepueden someterse a una comproba-ción diligente, profesional y fidedig-na”. Definición discutible, pero en unprincipio aceptable, si no fuera por-que quien ha de interpretarla es unórgano político-administrativo –CAC–de la Generalidad y no los tribunalesde Justicia, que al respecto ya han con-solidado la doctrina del “reportajeneutral”, manifiestamente contrariaa tal innecesaria definición. Mas ade-lante determina las misiones del “ser-vicio público audiovisual de la Gene-ralidad”, no de aquellos medios ges-tionados con dinero público por el Go-bierno, sino de la propia Generalidadcomo entidad audiovisual, lo que dauna idea de hasta donde llega el in-tervencionismo que establece la ley. En-tre estas misiones está “el refuerzo dela identidad nacional –catalana– co-

mo proceso integrador, en constanteevolución y abierto a la diversidad”(art. 26.3 i). Continúa con la financia-ción del servicio público que se obten-drá mediante las aportaciones de laGeneralidad y la participación en elmercado publicitario. En el art. 36.2dispone algo que no debe olvidarsepor los sujetos privados que prestenservicios de comunicación audiovi-sual, textualmente señala: “La presta-ción del servicio de televisión y de ra-dio está sujeta al cumplimiento de lasobligaciones sobre los contenidos dela programación televisiva y radiofó-nica establecidos por la presente leyy por las disposiciones que la desarro-llan”. Es decir, cualquier emisora pri-vada de radio o televisión que emitaen toda España, se encontrará sujetaa una legislación especial en el espa-cio concreto de Cataluña. O lo que vie-ne a ser lo mismo, de las 52 provin-cias españolas, cuatro de ellas tienenun régimen especial amparado porun peculiar sistema de sanciones.

El extenso tit. V, lo dedica a la “re-gulación de los contenidos audiovi-suales”, en el marco de la prestaciónde servicios de comunicación audio-visual, disponiendo que correspondeal Consejo del Audiovisual de Catalu-ña su ordenación y control legal. Eneste apartado legisla literalmente los“principios básicos de la regulaciónde los contenidos audiovisuales” –art.80–, aunque en realidad lo que esta-blece son los límites a que deben ate-nerse los mensajes que se difundan, y

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��� La censura audiovisual en Cataluña

cuya enumeración es muy superior ala que dispone el art. 20.4 de la CE.Va, por tanto, más allá de la propiaLey Fundamental, contradiciéndolamaterialmente, y formalmente, al im-ponerse unos límites no aprobadosmediante ley orgánica. En el contex-to de este exacerbado intervencionis-mo señala que el Gobierno catalán, me-diante resolución, aprobará ¿anual-mente?, una relación de “aconteci-mientos de interés general” que de-ben difundirse de forma obligatoriaen directo por todos los medios de co-municación audiovisual, y por siste-mas de acceso no condicional. Estos“acontecimientos” no han de confun-dirse con las “comunicaciones de in-terés público” que igualmente se emi-tirán cuando lo disponga el Gobierno,y que tienen su tratamiento aparte.

La ley termina, en su parte articu-lada, con un largo título IX dedicadoa la actividad de inspección y al régi-men de infracciones y sanciones. Lasinfracciones graves, por ejemplo el in-cumplimiento de los principios bási-cos de la regulación de los contenidosaudiovisuales, son sancionadas conmulta de 90.001 a 300.000 euros y lasuspensión de la actividad por un pla-zo máximo de tres meses, debiendoel prestador del servicio de televisión,para cumplir la suspensión, difundiruna imagen permanente en negro,con un texto en blanco indicativo deque el canal ha sido suspendido en suactividad. (La legislación sobre pren-sa de finales del siglo XIX establecía

que cuando la censura prohibiera unartículo, el periódico había de publi-carse con el espacio en blanco corres-pondiente al mismo). Las infraccionesgraves, entre otras el no difundir uncomunicado del Gobierno, o la omi-sión de cualquiera de los deberes enrelación a la presencia del catalán yla cultura catalana, y del aranés, enla comunicación audiovisual, son san-cionadas con multa de 12.001 a 90.000euros. Y las infracciones leves, comopuede ser la de no responder una emi-sora a los requerimientos de informa-ción que le formule el CAC, son san-cionadas con multa de 600 a 12.000euros. En este apartado de sancionesla más llamativa, por su inconstitu-cionalidad, es la recogida en el pun-to 2 del art. 136, que autoriza al CAC,bajo determinados supuestos de in-fracciones reiteradas en el plazo deun año, el acordar el cese definitivode la prestación de los servicios audio-visuales. Su manifiesta ilegalidad ra-dica en su confrontación con el art.20.5 de la CE que dispone que obliga-toriedad de tal decisión, así como lasuspensión de un medio por el tiem-po que sea, sólo puede ser acordadapor resolución judicial, no adminis-trativa, como es el caso.

IV. La función del CAC.–Para comple-tar el escarnio jurídico establecidopor la ley, el citado tít. IX legisla quetanto la inspección, como la incoa-ción de expedientes infractores y laimposición de sanciones correspon-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—51

de al Consejo del Audiovisual. Por tan-to, quien decide la inspección, instru-ye la infracción y acuerda la sanciónes el mismo organismo administrati-vo y, probablemente, hasta las mismaspersonas. El elemental principio ju-rídico de que quien instruye no pue-de juzgar es, obviamente, vulneradopor la ley.

El Consejo del Audiovisual de Ca-taluña, con un presupuesto públicoanual de 7.550.694,32 euros, merece-ría una reflexión aparte, no obstan-te señalamos aquí algunos de sus ex-tremos más relevantes. Creado en suactual configuración mediante la Ley2/2000, de 4 de mayo, ha sufrido va-rias modificaciones importantes, en-tre otras la de 28 de junio de 2004,es un órgano político-administrativodependiente de la Generalidad, com-puesto por 10 miembros que nombrael presidente de la Generalidad, nue-ve a propuesta del Parlamento y uno,el presidente, a elección del propiojefe de Gobierno. Además de las mi-siones y funciones que se han citadoen las líneas precedentes, y de cuyailegalidad no hay excesivas dudas,procede resaltar que es “el encarga-do de velar por la honestidad infor-mativa” (penúltimo párrafo delpreámbulo de su ley constitutiva).Textualmente “velar por la honestidadinformativa”. No sería de extrañarque en breve el CAC difundiera unalista de empresas audiovisuales y deperiodistas honestos y deshonestos,porque la honestidad en la informa-

ción no se predica de los hechos sinode quienes los difunden.

V. El próximo futuro.–Si la ley cata-lana sigue adelante, como parece, ysirve de referencia al Gobierno paradiseñar el futuro audiovisual español,entraremos en una larga noche de or-fandad informativa. Mientras los pro-fesionales de la información discutensi son galgos o podencos, el proyectode Ley de la radio y la televisión detitularidad estatal, que deroga el Es-tatuto de 1980, ya ha sido informadofavorablemente por el Congreso, ydesde el pasado 3 de marzo se encuen-tra en la Cámara Alta. Y dos borrado-res están a la espera, en la línea desalida gubernamental, el de la Ley Ge-neral Audiovisual y el de la Ley delConsejo Estatal de Medios Audiovi-suales, a afectará, al igual que el CAC,a medios públicos y privados.

Después de leer y meditar deteni-damente el contenido de la ley, así co-mo el contexto jurídico-social en quese ha promulgado, se corre el riesgode llegar, también y además, a la con-clusión de que la Generalidad de Ca-taluña, no la ciudadanía catalana, hahecho una ley para defenderse del res-to de España. La ley supone un filtroen las radios y televisiones a fin deque los mensajes que reciba por estosmedios la sociedad de Cataluña seanúnicamente aquellos que disponga elGobierno catalán. Ya digo, el resurgi-miento de la censura franquista porotras vías. �

52—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

MARCOS MAYO CUBERO

Los historiadores no se ponen deacuerdo para fijar la fecha, pe-ro alrededor de 1870 nació enAlmería la que sería la prime-

ra periodista española, Carmen deBurgos. Se inició en el oficio en undiario local y durante esos años la en-fermedad se llevó a tres de sus hijos.Tras separarse de su marido, viajó aMadrid con su única hija supervivien-te y pasó a formar parte de la planti-lla fundacional del Diario Universal, en1903. Escritora y periodista prolífica,de ideas progresistas y pionera en ladefensa de los derechos de la mujer,su figura se engrandece porque supocompaginar dos pasiones que a vecesson como agua y aceite: el ejerciciodel periodismo y el cuidado de los hi-jos.

Más de 100 años las separan perosus historias son similares. Seis mu-

jeres, que comparten como Carmende Burgos esa doble condición de ma-dres y periodistas, debatieron sobrela dificultad de conciliar la vida labo-ral y familiar en un foro organizadopor la APM el pasado 21 de febrero.Las acompañaba Ignacio Buqueras yBach, presidente de honor de la Fun-dación Independiente, una platafor-ma ciudadana que lleva tiempo lu-chando por la normalización de loshorarios de trabajo en España para ade-cuarlos a los del resto de Europa. Desus experiencias y reflexiones se pue-den deducir algunas claves que alla-nen el camino hacia la conciliaciónreal.

Cuando llega con tiempo para con-tarle un cuento a su hijo, María Reyle sonríe con complicidad. “Mamá,¿te has escapado hoy?”, pregunta en-tonces el pequeño. Rey, que lleva ha-

Madres y tambiénperiodistasSiete mujeres profesionales de la información debaten sobre la dificultad de conciliar la vida laboral y familiar en un foroorganizado por la APM.

Marcos Mayo Cubero es redactor de la revista Capital.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—53

ciendo información parlamentariadesde 1998, asume que “el Congresoes prácticamente mi segunda casa”.Ha traído al mundo a tres hijos encuatro años, “todo un récord”, y aunasí ha tenido tiempo para seguir apa-reciendo ante los espectadores de An-tena 3. Como cuando el pasado 23-Fmostraba los disparos que dirigieronlos asaltantes hacia el cámara de TVEel día del golpe. “A veces digo que es-to de conciliar vida profesional y fa-miliar es muy fácil porque ésta últi-ma apenas existe”. Por eso, última-mente aprovecha al máximo cual-quier instante; y un viaje en metropuede servir, por ejemplo, para pre-parar el gorro de pirata que su hijollevará a la fiesta de disfraces. ParaMaría Rey es fundamental “cambiarel chip, las empresas tienen que verque la conciliación es rentable”. Y nova desencaminada. El 95% de los di-rectores de Recursos Humanos, entre-vistados en un estudio europeo1, afir-man que las medidas de conciliaciónson tan productivas para el trabaja-dor como para la compañía.

“No quiero hacer más informaciónpolítica porque no tiene horarios”.Así le explicaba Pilar Cernuda a Ma-nu Leguineche, su antiguo jefe, quehabía decidido tener una hija. “Túhaz política que a las seis estarás encasa”, respondió entonces Leguine-che. “Decidí adoptar a mi hija y estorequiere un esfuerzo suplementario,tengo que ser padre y madre al mis-mo tiempo”. Cernuda necesitaba

tiempo para ocuparse de la educaciónde su hija y lo consiguió. No queríaser como el conocido director de dia-rios que contestaba así una entrevis-ta: ¿Qué es lo más importante parausted? El periódico ¿Y después? El pe-riódico ¿Y después?, insistía el perio-dista. Mis hijos, respondía finalmen-te. Ahora que Pilar Cernuda es direc-tora de la agencia de noticias FaxPress se declara “cómplice de mis em-pleadas” y cree que la comprensiónentre los jefes y sus colaboradores esla mejor manera de combinar traba-jo y hogar. Y es que para Pilar, “la vi-da es simplemente cuestión de prio-ridades”.

Aunque conciliar esas prioridadesno es nada fácil. Y si no que se lo pre-gunten a los madrileños que han par-ticipado en una encuesta de la Con-sejería de Empleo y Mujer. La mitadde los encuestados aseguran que ca-recen de tiempo libre y el 43% reco-noce que no hace vida familiar por-que llega demasiado tarde a casa2. Elproblema se agudiza si la pareja tie-ne hijos pequeños y personas mayo-res a las que cuidar. Casi cinco horasal día dedican las españolas al cuida-do de los niños y a los deberes del ho-gar, mientras que sus parejas invier-ten poco más de hora y media, segúnindica la oficina de Estadística Euro-pea3, Eurostat. Fernando González Ur-baneja ilustra el asunto con una anéc-dota que contaba Amparo Moraleda,presidenta de IBM en España y Portu-gal. “A la pregunta de un periodista,

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��� Madres y también periodistas

¿qué pasaría si en su empresa se de-jara de trabajar a las cinco de la tar-de?, los hombres respondían que asípodrían mejorar su hándicap de golf,y las mujeres que así podrían pasarmás tiempo con la familia”.

El 5 de marzo fue el cumpleañosde la hija de Marta Gómez Monteroque es la responsable de la informa-ción del Partido Popular (PP) en la Ca-dena Ser. Ése mismo día también erala convención del PP. “Aún no sé có-mo me lo voy a montar”, declarabaunos días antes. Lo que sí sabía es queal final estaría… en el cumpleaños desu hija, claro. Marta reconoce que enlos inicios de una carrera laboral, con-ciliar trabajo y familia es aún más du-ro porque “el margen de maniobra esmínimo”. Con el tiempo “la posibili-dad de elegir, que es lo fundamental,llega con un trabajo estable”. Es ahícuando “uno debe aprender a defen-der que lo suyo también es importan-te”.

“Antes las mujeres hacían verda-deros milagros para llegar a fin de mes,ahora los siguen haciendo pero conel tiempo”, sostiene Ana Rosa Quin-tana, que presenta en Telecinco supropio programa. Reflexionando so-bre el oficio, Quintana advierte deque “el periodismo es una profesiónmuy competitiva y poco solidaria”,en la que “o pedaleas o te caes de labicicleta”. Quizás por eso las medidasde conciliación son más difíciles deimplantar. El teletrabajo parece seruna alternativa para mejorar la flexi-

bilidad laboral, “desde mi ordenadorestoy conectada permanentementecon mi redacción”. Ana Rosa hace au-tocrítica y asegura que el cambio ven-drá “cuando nosotras cambiemosnuestra mentalidad de que somos im-prescindibles para todo, de que ten-go que ser yo quien lleve el niño alpediatra, por ejemplo”.

En España sólo hay seis directorasde periódicos y Eulalia González San-tiago es una de ellas. Desde hace añoy medio dirige La Voz de Cádiz. Hablacon pasión de sus cuatro hijos y afir-ma: “Aunque tengamos que vulnerarnuestra intimidad, hay que hacer vi-sible nuestra situación, no podemossufrir en silencio como si esto fuerauna almorrana”. Hace poco se hacíala siguiente reflexión: “¿De qué sirvetodo esto si no estás presente cuandotu hijo va a cumplir 10 años?” Y esque Eulalia había llegado una horamás tarde de que el pequeño soplaralas velas. Se lo perdonaron porque ésamisma jornada había tenido una reu-nión en Sevilla y otra en Málaga, y eldon de la ubicuidad aún no figura en-tre sus habilidades. Eulalia recuerdaque “hay mujeres que han caído, quehan tenido que renunciar a su carre-ra por sus hijos, y viven reprochán-doselo toda su vida”.

No es madre, pero comprende susproblemas perfectamente. Ignacio Bu-queras y Bach, periodista y presiden-te de la Fundación Independiente,persigue con pasión dos objetivos: lu-char por la igualdad y por la conci-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—55

liación de la vida laboral y familiar.“Y esto sólo pasa por tener unos ho-rarios razonables”, señala. La propues-ta de Buqueras y de la fundación escambiar la jornada de trabajo de losespañoles, “en los que la mujer es laprincipal perjudicada”, por la que dis-frutan el resto de europeos. Es decir,comenzar entre las 7:30 y las 8:30, pa-rar una hora para almorzar, entre las12:30 y las 13:30, y dejar de trabajarentre las 17 y las 18.

“Los españoles somos los que mástrabajamos y los que menos produci-mos de Europa, algo haremos mal”,se pregunta Buqueras. ¿Dónde está elproblema? “En España se premia alque está brujuleando alrededor deljefe, no al empleado que es más efi-

caz”, sostiene. En opinión de Buque-ras, que asegura haber dejado plan-tado a algún ministro cuando éste hasido impuntual, “tenemos que apren-der a dar valor al tiempo”. Y añadeque los políticos deberían empezar apredicar con el ejemplo cuando pro-ponen iniciativas como el Plan Con-cilia. “Tendrían que ser los primerosen tirar del carro y sin embargo si-guen saliendo del ministerio a lasdiez de la noche”, reclama.

Más datos sobre las dificultades pa-ra conciliar. Las mujeres llegan me-dia hora antes a casa que sus parejaspara continuar con su jornada, segúnla encuesta de la Consejería de Em-pleo y Mujer de Madrid. La directorade La Voz de Cádiz exponía el tema conun chiste de Borges. “Dos oficinistasmiran el reloj. Uno dice: me voy queya habrán bañado a los niños. El otrodice: sí, yo también que ya habrán sa-cado al perro”. A pesar de todo, en elforo también se dejó ver que afortu-nadamente la situación está cambian-do y “el hombre juega ya un papelimportante en el trabajo en el hogary en el cuidado de los hijos”, sostieneQuintana. Para Eulalia González laprueba está en que uno de los temasque siempre aparecen en las conver-saciones son los niños y Marta Gómezdefiende que “los hombres tambiéndisfrutan viendo crecer a sus hijos”.

El 79,5% de los contratos a tiem-po parcial son para mujeres, segúnun informe de la compañía Rands-tad4. Aunque desde la Administración

Ana Rosa Quintana

“Antes las mujeres hacían

verdaderos milagros para

llegar a fin de mes, ahora

los siguen haciendo pero

con el tiempo”.

56—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Madres y también periodistas

se presenta la reducción de jornadacomo una de las mejores medidas ala hora de conciliar, hay quien opinalo contrario. “Cuando he trabajadomedia jornada me he sentido comoun mueble en la redacción”, explicaMaría Rey. “Siempre que he pedido unaexcedencia o una reducción me hanpenalizado, no he vuelto a donde es-taba”, sentencia. “Hoy, la reducciónde jornada en periodismo es algo utó-pico porque las plantillas son cortasy el trabajo precario”, explica EulaliaGonzález. Sobre este asunto, Ana Ro-sa reclamaba más valentía para denun-ciar los atropellos laborales y “másexigencia con el cumplimiento de laley”.

Los participantes en el foro coin-

cidieron en señalar que el periodis-mo tiene unas reglas del juego parti-culares y que en no pocas ocasionesla información se consigue de mane-ra informal. “Muchos de mis compa-ñeros cuando terminan su jornada,se van al bar Manolo, al lado del Con-greso, para seguir trabajando mien-tras toman una caña o una croque-ta”, señala Marta Gómez. Pilar Cernu-da concretaba afirmando que “en pe-riodismo la disponibilidad es unplus”.

Suspender las comidas de trabajoy las reuniones improductivas, recla-mar más ayudas y subvenciones de laAdministración, así como concienciaral empresario de que un trabajadorque disfruta de un horario racionales un empleado más productivo, fue-ron las principales conclusiones quese extrajeron de este foro. La mesa re-donda posterior alargó el coloquio enla biblioteca de la APM, desde cuyosestantes, aguardaba la mirada cóm-plice de la primera en saber lo com-plicado que es esto de ser madre y pe-riodista al mismo tiempo, Carmen deBurgos. �

1–Estudio internacional realizado porCreade y asociación de antiguos alumnos deEsade 2001. www.work-and-life-balance.com

2–Encuesta realizada por Tns Demoscopiapara la Consejería de Empleo y Mujer de laComunidad de Madrid. 2006.

3–Oficina de Estadística Europea. 2006.www.europa.eu.int/comm/eurostat

4–Las políticas de conciliación. Informe ela-borado por el Instituto de Estudios Labora-les Esade-Randstad. 2003.

María Rey

“Siempre que he pedido

una excedencia o una

reducción me han

penalizado, no he vuelto a

donde estaba”.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—57

CASIMIRO LÓPEZ GONZÁLEZ

Como si de un ‘culebrón’ vene-zolano se tratara, la Adminis-tración Central española tie-ne ‘hijos’ que no reconoce pú-

blicamente, pero utiliza para sus pro-pios intereses. Estos ‘hijos’ de la granAdministración española son conoci-dos en el mundo laboral como perio-distas, y son destinados-usados-apro-vechados para transmitir y recoger lainformación que se genera en tornoa las instituciones y al Gobierno… pe-ro no se le ocurra pedir la identifica-ción: no existen. Sólo tienen el ampa-ro de una incipiente y afanosa Aso-ciación Nacional de Periodistas de lasAdministraciones Públicas (ANPAP).

Este es el escenario en el que tra-baja un colectivo de periodistas al ser-vicio de la Administración General

del Estado, organismos autónomos ypublicaciones oficiales, que se en-cuentra en una situación de comple-to abandono. Parece mentira, perodespués de 30 años de democracia enEspaña, la Administración no aceptala categoría de periodista para la Co-municación Institucional que lleva acabo diariamente.

Pero la cosa es más dramáticacuando se comprueba que a esta fal-ta de categoría de periodista en la Ad-ministración del Estado se suma la nohabilitación de una unidad adminis-trativa que los ampare. Cada institu-ción se desenvuelve de forma autóno-ma, utilizando, eso sí, la figura delgabinete de prensa tal y como pode-mos comprobar en las distintas websministeriales, pero que no tiene refle-

Periodistas ignorados porla AdministraciónLos periodistas al servicio de la Administración General del Estado,organismos autónomos y publicaciones oficiales se encuentra enuna situación de completo abandono. Según el autor, no sólo porparte de los poderes públicos sino por el resto de la profesión.

Casimiro López González es presidente de la Asociación Nacional de Periodistas de lasAdministraciones Públicas.

58—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Periodistas ignorados por la Administración

jo en el organigrama administrativo.La dependencia de estos gabinetes só-lo está reconocida como un bloquemás de las actividades que tienen en-comendadas el gabinete del ministrocorrespondiente.

Ahora bien, ustedes podrán decirque han utilizado más de una vez losgabinetes de prensa de la Administra-ción, y llevan razón. Para entenderlohay que hacer uso de la mentalidadburocrática administrativa: si estásen el organigrama, te correspondeuna categoría. La pregunta siguientesería ¿cómo es posible, entonces, queel Ministerio del Interior tenga unaOficina de Relaciones Informativas ySociales, que también disponga deello el Ministerio de Exteriores, y elde Defensa, sin entrar a valorar la es-tructura organizativa de la Secretariade Estado de Comunicación? La res-puesta es que son “organismos autó-nomos”, es decir, creados para ese finconcreto y, aquí viene lo mejor, pro-porcionar el “salario” adecuado a loscargos de libre designación que, deotro modo funcional, no podrían.

Veamos un ejemplo: hace poco elMinisterio del Interior ha tenido pro-blemas con su director de Comunica-ción, Miguel Ángel Muñoz. Parece serque había serios y graves conflictosen la Oficina de Relaciones Informa-tivas y Sociales del Ministerio de In-terior que dirige Muñoz, al que se leconsidera un personaje muy sectario,que no gusta delegar ni compartir susdecisiones con sus compañeros.

Interior quiso resolver esta situa-ción, y en vez de llamar al orden aldircom para que intentara rebajar esaproblemática, lo que hizo fue crearun nuevo cargo (las ordenanzas delos organismos autónomos lo permi-ten), y de ese modo se dio entrada aAndrés Muñiz, que sería el subdirec-tor de Comunicación y el encargadode ‘solucionar’ los problemas internos,convirtiéndose en el nexo entre elequipo y el director.

Solución, como todos podrán com-probar, que de salomónica no tienenada, sino al contrario, duplica los car-

“Es más fácil crear cargos

de confianza que utilizar

a los profesionales de la

casa; así se resuelven las

cosas en la Administración”.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—59

gos directivos y por lo tanto, incremen-ta la partida presupuestaria corres-pondiente a salarios. Así se resuelvenlas cosas en la Administración; es másfácil crear cargos de confianza, queutilizar a los profesionales de la casa.

La dispersión de contratosY hablando de profesionales, retomola situación de los periodistas comocolectivo laboral. Ya comenté que noexiste la categoría profesional de pe-riodista, ni tan siquiera comunicador,ni redactor, ni reportero… Y se pre-guntarán: ¿cómo les denominan enla Administración? Respuesta: a unos,la mayoría, como “titulado superiorde la Administración”; a otros, “ad-ministrativo”, y a un pequeño grupo,con determinadas categorías que per-tenecen al “Cuerpo de Gestión de laAdministración”.

Ítem más, según un informe dehace años se recoge que la mayoríade los que trabajan como periodistasen la Administración son contratadoslaborales, que además cuentan conalgunas particularidades debido a suprocedencia: fotógrafos adscritos a losgabinetes de prensa, titulados por laEscuela Oficial de Periodismo sin li-cenciatura convalidada, periodistascon carné de prensa de la Asociaciónde la Prensa de Madrid (la denomina-da tercera vía) y licenciados en Perio-dismo. Todos ellos son catalogadosahora por el Convenio Único de la Ad-ministración como “titulado superior

de la Administración”. Para liar toda-vía más la cosa, existe otro grupo decontratados con el calificativo de “in-terinidad”, que algunos dudan inclu-so de su existencia laboral, por losaños que llevan así.

Luego entramos en los que tienenla condición de personal funcionario,y aquí la disparidad se eleva a la ca-tegoría del absurdo. Personal funcio-nario de los distintos grupos que es-tán destinados de forma continuaday estable a funciones de comunica-ción, bien por el perfil definido paralos puestos de trabajo (casos de losgrupos A o B, sin requerir formaciónespecífica como periodistas, aunquese suele tener en cuenta) o bien porsu condición de titulados de Cienciasde la Información (caso de funciona-rios de los grupos C o D que lo son“por necesidades del servicio”).

Este tótum revolútum que la Ad-ministración se ha tenido que inven-tar para justificar un trabajo necesa-rio, pero del que no dispone de la ca-talogación necesaria, sólo hace cre-cer el desánimo, la desmotivación yla falta de interés de unos profesio-nales que realizan su labor como pe-riodistas.

Casos de esta indefinición laboralson innumerables, pero sirva el sen-cillo ejemplo que me contaba un com-pañero. Este periodista (así se consi-dera él por el trabajo que realiza enla secretaria de Estado de Comunica-ción) decidió comprarse un coche. Enel concesionario le indicaron que ha-

60—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Periodistas ignorados por la Administración

bía un descuento por ser periodista,pero que necesitaban el justificantede la empresa que certificara que tra-baja en ese sector. Nuestro compañe-ro se las prometía felices porque só-lo era dirigirse a personal y pedir elcorrespondiente justificante.

Y aquí le llegó el golpe de gracia:en personal dijeron que no podíanexpedirle el mencionado justificanteporque, agárrense, él era “titulado su-perior de la Administración”, y en sunómina no aparecía el requisito deperiodista solicitado por el concesio-nario. No les voy a desvelar si nues-tro compañero compró al final el co-che o no, quiero que se queden conel ejemplo: un periodista que es uti-lizado como tal en toda una secreta-ria de Estado de Comunicación, peroque no es reconocido con esa califi-cación profesional por la ‘empresa’para la que trabaja.

Otro problema añadidoPero los males de este colectivo de pe-riodistas de la Administración no aca-ban aquí (ya por sí solos son suficien-tes para desmoralizar al más optimis-ta). Existe otro problema añadido: lospropios compañeros de profesión; esdecir, los periodistas de los medios decomunicación tradicionales (prensa,radio y televisión) y nuevos (Internet),quienes tienen la distorsionada visiónde contemplar a los que trabajan pa-ra la Administración Pública comounos privilegiados, e incluso llegan

al extremo de sacarlos definitivamen-te del ámbito profesional y situarloscomo trabajadores acomodados.

Es una opinión que, por desgra-cia, alienta a aquellos poderes políti-cos que ven en los gabinetes de co-municación institucional la posibili-dad de ejercitar un trabajo meramen-te propagandístico. El posicionamien-to que en la sociedad de la informa-ción ocupa el dircom de un gabinetede comunicación de la Administra-ción Pública le lleva a situarse en otragalaxia, porque, éste sí, se ve recono-cido, alabado, elogiado y hasta ‘soba-

Los periodistas de los

medios de comunicación

ven distorsionadamente a

los que trabajan para la

Administración Pública como

unos privilegiados.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—61

do’ por la conocida “prensa canalles-ca” (que diría Alfonso Guerra en susmejores tiempos).

Y si ustedes, lectores, osan en unaasamblea de periodistas poner sobrela mesa si hay que considerar a losque trabajan en los gabinetes de pren-sa como periodistas, generaran tal cú-mulo de comentarios acusativos-des-preciativos-ofensivos, pero justifica-dos, eso sí, de por qué no se les pue-de dar ese calificativo, que se arre-pentirían de haberlo hecho.

De este modo va transcurriendo lavida laboral del invisible-repudiado-rechazado-despreciado periodista dela Administración. Es el ‘patito feo’de la profesión. Nadie le comprende,nadie le quiere, todos le rechazan. Ca-mina por el mundo profesional conla cabeza baja, desmoralizado, des-motivado y hasta desconfiado de to-do cuanto le rodea.

La democracia y los tiempos hantraído una nueva forma de trabajar.Sirva como ejemplo que hace años enla Administración Pública no existíaninformáticos… Fueron reclutados enel momento en el que las nuevas tec-nologías se habían apoderado de lasociedad. Ahora, existe la categoríade informático, con su titulación, re-conocimiento profesional y nadie lestilda de privilegiados. Más. Si alguiendice “soy violinista de la Orquesta Na-cional”, a buen seguro que nadie mi-rará de forma despectiva a esta per-sona; al igual que el trabajo de un res-taurador de Patrimonio Nacional,

quien generará palabras de elogio porla labor que realiza.

Hoy en día la comunicación insti-tucional exige una preparación másacorde con los tiempos que se vivendentro de la tan sonada Sociedad dela Información. Los profesionales quetrabajan en los gabinetes de prensapúblicos deben hacer frente a esoscambios tan rápidos, pues su come-tido tiene una doble función, la co-municación interna y la externa, am-bas caminando en la delgada líneaque separa la propaganda gubernamen-tal de la información institucional.

ANPAP, el refugioQuizás por estos motivos desgrana-dos aquí, un día el colectivo de perio-distas de la Administración decidió unir-se y crear una asociación que les cu-briera, entendiera y luchara por susintereses. De este modo nació la Aso-ciación Nacional de Periodistas de lasAdministraciones Públicas (ANPAP)como un refugio útil, necesario y queles permitiera alcanzar la identidadque todos le niegan: ser periodistas,sentirse parte de un grupo valoradopor el trabajo diario que realizan, yno por la utilización que deseen ha-cer otros de su esfuerzo.

Porque el periodista de la Admi-nistración salva muchos vacíos a losmedios de comunicación, a quieneshace llegar de forma legible y senci-lla los farragoso textos burocráticosque la Administración prepara; que

62—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Periodistas ignorados por la Administración

hace de guía para alcanzar los datosque necesita el profesional del me-dio; que es quien les consigue enla-zar con la persona más preparada pa-ra proporcionar la información quedesea; que es quien le resume unarueda de prensa plena de tecnicis-mos; que es, en fin, la útil herramien-ta para que el periodista de cualquiermedio de comunicación pueda ser es-cuchado.

Y lo mismo pasa en la comunica-ción interior. Cuántos compañeros degabinetes de prensa tienen que ‘sopor-tar’ a sus años de experiencia la lle-gada de nuevos ‘jefecillos’ elegidospor la ‘dedocracia’ que ignoran total-mente lo que es el mundo de la co-municación institucional, que no sa-ben de qué va el cargo en el que es-tán, que se pierden completamenteen el entramado administrativo, yque, como siempre, por desgracia, se‘parasitan’ tras las espaldas de los au-ténticos profesionales y conocedoresde la situación para poder salir ade-lante y quedar bien con sus inmedia-tos superiores. Así cada cuatro, tres,dos o un año, depende de los cam-bios gubernamentales que se puedangenerar, para terminar oyendo frasescomo: “he aprendido mucho en estetiempo trabajando con vosotros”…Eso sí es verdad, ellos se van ganan-do experiencia, categoría y dinero;nosotros nos quedamos, como siem-pre, sin haber conseguido nada.

La solución para la ANPAP es sen-cilla, pero parece que complicada pa-

ra la Administración (por los años quellevamos pidiéndolo): el reconoci-miento profesional de los periodistas,la equiparación salarial con los otrostitulados de la Administración, y la cre-ación de una estructura organizativaque permita a los periodistas las po-sibilidades de promoción y movilidaden el ámbito de la comunicación ins-titucional. Por todo esto pedimos a laprofesión periodística en general, a laFAPE y a todos cuantos tengan que vercon el mundo de la comunicación queapoyen a este colectivo de trabajado-res que sólo desea que se le reconoz-ca su profesión: ser periodista. �

‘Jefecillos’ elegidos a dedo

ignoran totalmente lo que es

el mundo de la

comunicación institucional,

se ‘parasitan’ tras las

espaldas de los auténticos

profesionales.

Pub

Comités de Quejas

64—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

“Colaboración y entendimiento entre los medios de

comunicación de los pueblos de Europa”. Ésta es la principal

conclusión que destacó Antonio Fontán en la clausura del

encuentro sobre la Función de los Códigos Deontológicos, que

organizó la Federación de Asociaciones de la Prensa de

España y que reunió a destacados expertos, nacionales y

extranjeros, en la sede de la Asociación de la Prensa de

Madrid. Esta ponencia, que cerró la reunión, resume el

espíritu abierto de sus participantes y anuncia que el debate

tendría su continuación en este número de Cuadernos de

Periodistas. A lo largo de dos jornadas de trabajo intervinieron

los españoles Manuel Núñez Encabo, Manuel Parés i Maicas,

Josep Pernau y Lluís María de Puig (este último como

representante del Consejo de Europa), así como los siguientes

expertos europeos: David Chipp, Tim Toulmin, Will Gore, Ian

Beales, Ian Mayes y Robert Pinker, del Reino Unido; Olle

Stenholm, de Suecia, y Flip Voets, de Bélgica.

TODAS LAS INTERVENCIONES DEL ENCUENTRO EUROPEO CONVOCADO

EN MADRID POR LA F.A.P.E.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—65

ANTONIO FONTÁN

H emos llamado desde el pri-mer momento a nuestras se-siones encuentro. No es unsimposio, ni un congreso ni

una reunión de trabajo. Es una opor-tunidad de que personalidades delmundo de la información de casi me-dia docena de distintos países euro-peos, hablen, discutan, comenten ytransmitan las experiencias vividas ylos proyectos que algunas de las ins-tituciones a que ellos pertenecen tie-ne en relación con los problemas quenos ocupan como Consejo Deontoló-gico y que nos interesan como Aso-ciación de la Prensa. Tengo que darlas gracias en nombre propio, ennombre del Consejo Deontológico,promotor de esta reunión, y en el dela Federación de Asociaciones de laPrensa, cuyo presidente ha delegadoen mí esta honrosa función.

Quería añadir algo que oía a JosepPernau momentos antes de que nos

ofreciera esta conferencia, de la queyo diría que es el primer apéndice deesas memorias suyas en que él confe-saba que es periodista. No solamenteha hablado del Consejo de Cataluña,sino que ha discutido y ha examina-do por lo menos una docena de ca-sos periodísticos sobre los que tieneexperiencia y criterio. Pernau me de-cía que lo que hemos visto en este en-cuentro es una convergencia. No sonlas nuestras, instituciones exactamen-te iguales, ni experiencias que se pue-dan transmitir directamente como ta-les unas a otras, pero hay una conver-gencia. Eso es algo muy alentador. Esees el punto de partida para un incre-mento de las colaboraciones, y del en-tendimiento entre los medios de co-municación de los pueblos de Euro-pa. Esta es la principal conclusión quesacamos los participantes de este en-cuentro. Además, es fácil entenderque esto corresponde a la comunidad

Antonio Fontán es presidente del Consejo Deontológico de la FAPE.

La función de los CódigosDeontológicos

��� Comités de Quejas

66—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

cultural básica que une a las diferen-tes culturas nacionales de los pueblosde nuestro continente y de la UniónEuropea, como hemos oído a LluísMaría de Puig. Esos puntos son la pro-fesionalidad, propia de nuestro sigloXXI, y los principios de la libertad: li-bertad en el ejercicio deltrabajo profesional, la li-bertad de información,que se corresponde con elresto de las libertades per-sonales y públicas que to-dos los países de nuestroentorno cultural tienenen sus Constituciones.

La libertad de prensa,de expresión y el derechode los ciudadanos a reci-bir esa pluralidad de co-mentarios, informacio-nes e interpretaciones dela realidad que les ofre-cen los medios, merecensu consideración comoprincipal postulado éticode la actividad de un universo tanfluido como éste de la comunicación,que inunda toda nuestra cultura: elrespeto y la promoción de los dere-chos humanos. En los últimos ejem-plos que nos ha mostrado Pernau hayuna confirmación de esta preocupa-ción que muchos sectores de la pro-fesión periodística tienen para la pro-tección y el fomento de los derechoshumanos. El encuentro es, por su mis-ma naturaleza, un encuentro abiertoy, también, por su mismo desarrollo,

el punto de partida para futuros en-tendimientos entre profesión y ciu-dadanía, entre unas naciones y otras.

Únicamente añadiría que la Aso-ciación de la Prensa de Madrid, queedita Cuadernos de Periodistas, se pro-pone dedicar un número especial a

las intervenciones de es-te simposio. Este volumenes de un interés especialen estos momentos de lavida española, porque enel Parlamento Español seha introducido un pro-yecto de estatuto de laprofesión periodística res-pecto del que la mayorparte de los profesionalesy las instituciones a quepertenecemos tienen mu-chas reservas y poca acep-tación. Pero en todo casoquerríamos que ese nú-mero de Cuadernos de Pe-riodistas estuviera ante elpúblico y a disposición de

las personas que pueden interveniren la adopción del estatuto del perio-dista, si es que ese proyecto llega a losplenos parlamentarios.

Muchas gracias a todos, a la Aso-ciación de la Prensa de Madrid portoda la hospitalidad, la logística y laintendencia con que nos ha atendidoen esta jornada. Subrayo que llevamosmás de 10 horas de sesiones en un to-tal de 23 horas de jornada desde queempezamos ayer con la llegada denuestro amigo Johann Fritz. �

FONTÁN

Reservasprofesionales alproyecto deEstatutopresentado en elParlamento.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—67

MANUEL NÚÑEZ ENCABO

E l tema de nuestra ponencia lovamos a desarrollar conjunta-mente, como ha señalado elprofesor Fontán, entre el pro-

fesor Parés i Maicas y yo mismo. Yome referiré a los objetivos del encuen-tro y al origen del código de deonto-logía de periodismo de la FAPE y acontinuación, el profesor Parés i Mai-cas va a hablar de las líneas maestrasdel propio código y de lo que consi-dere él oportuno y conveniente.

Ayer el presidente de la FAPE, Fer-nando González Urbaneja, y AntonioFontán, el presidente del Consejo deDeontología del Periodismo, enmar-caron de alguna manera los objetivosde este encuentro: servir de carta depresentación, al mismo tiempo nacio-

nal y europea, del Código Deontoló-gico del Periodismo de la FAPE com-pletado con el Consejo Deontológicocreado recientemente que garantiza-rá su cumplimiento. La existencia deun Código Deontológico y un Conse-jo de Deontología del Periodismo ha-ce que España alcance un nivel euro-peo que antes no poseía y que hanpermitido que España, a través de laFAPE, haya ingresado a finales de sep-tiembre en la última reunión celebra-da en Luxemburgo en la Alianza deConsejos de Prensa Europeos Inde-pendientes de la que ya forman par-te 27 países europeos.

Por tanto, la existencia de un Có-digo Deontológico y un Consejo de Pren-sa en España no debe considerarse co-

Los orígenes del CódigoDeontológico de la FAPEEl Código Deontológico y el Consejo de Prensa creadorecientemente sitúan a España en la hora actual europea delautocontrol ético del periodismo. Un autocontrol ético, voluntario,independiente y exterior a los propios medios que ya ha sidoasumido por la mayoría de los consejos de prensa europeos.

Manuel Núñez Encabo es vicepresidente del Consejo Deontológico de la FAPE y catedrático de Ciencias Jurídicas de la Facultad de CC de la I en la Complutense.

��� Comités de Quejas

68—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

mo un elemento raro ni causar extra-ñeza en el interior de nuestro país.Por el contrario, supone poner a Es-paña en la hora actual europea delautocontrol ético del periodismo. Pa-ra demostrarlo están con nosotros eneste encuentro los más ilustres repre-sentantes de los consejos de prensaeuropeos. Todavía en España han exis-tido restos de la transición política dela etapa anterior a la que se refirióayer el profesor Fontán, que ha sidonecesario traspasar para llegar a lanormalidad democrática también enel tratamiento de los medios de co-municación. La FAPE ha dado estospasos democráticos y de modernidad,indispensables en el planteamientoriguroso del autocontrol ético del pe-riodismo. Este encuentro pretendetambién compartir ideas y experien-cias europeas para avanzar en el au-tocontrol ético de los medios.

La transición española hacia el au-tocontrol ético comenzó en Cataluñaen 1992 con el Consejo de Informa-ción del Colegio de Periodistas (connosotros está esta mañana su presi-dente, nuestro amigo Josep Pernau),pero faltaba una dimensión más am-plia que se consiguió en noviembreen 1993 con la aprobación por la FA-PE del Código de Deontología del Pe-riodismo con alcance nacional. Es jus-to recordar aquí el mérito de los querecorrieron paso a paso el complica-do camino para dotar a España de uncódigo deontológico para mantener-lo y ratificarlo con la creación del

Consejo de deontología correspon-diente. Un homenaje que merecen losilustres periodistas y presidentes dela FAPE Antonio Petit, Jesús de la Ser-na, Alejandro Fernández Pombo y Fer-nando González Urbaneja, quien harecogido el testigo y ha puesto en mar-cha el Consejo de Prensa español,creado en Santander en 1922. En es-ta transición democrática ha habidounos periodistas ilustres junto consus equipos, junto con los periodistasespañoles en general a los que hayque mostrar nuestro agradecimientopor el esfuerzo y valentía de caminaren el campo del ejemplo ético en elejercicio de la profesión del periodis-mo en España.

El Código de Deontología del Pe-riodismo de la FAPE, por la fecha enque se aprueba, al ser más reciente,tiene la oportunidad de recoger lanueva situación del periodismo en elmarco de la nueva sociedad de la in-formación. Recoge el nuevo impulsode autocontrol ético que se da a par-tir de de los años noventa en que serenuevan los códigos deontológicoexistentes y nacen otros nuevos, prin-cipalmente en los nuevos países de-mocráticos del centro y este europeo.

A principios de los noventa se re-nuevan o se crean nuevos códigos enlos países que recoge la tabla de la pá-gina siguiente.

No cabe duda, y así se reconoce ge-neralmente, que un factor importan-te del nuevo renacimiento del auto-control ético en Europa se debe al im-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—69

pulso que da la Resolución y la Reco-mendación de 1 de julio de 2003 delConsejo de Europa sobre la ética delperiodismo que configuran lo que sedenomina el Código Europeo deDeontología del Periodismo del quetuve el honor de ser ponente y redac-tor. Concretamente el Código de laFAPE se nutrió de muchos de los prin-cipios del código europeo y yo tuve

también el honor de participar en susprimeros pasos y debates, y ahora si-gue mi vinculación formando partedel Consejo de Deontología del Perio-dismo de la FAPE.

El Código del Consejo de Europaenmarca el tratamiento del periodis-mo en los retos de dos nuevos facto-res: la potencia de las nuevas tecno-logías de la información que están

Recientes códigos europeosPAÍS DOCUMENTO FECHA

Alemania Código del Consejo de Prensa 15-05-1996

Bulgaria Reglas de ética de la Unión Nacional de Periodistas 6-03-1994

Cons. Europa Resolución 1003 sobre Ética del Periodismo 1-07-1993

Croacia Código de ética de la Asociación de Periodistas 27-02-1993

Dinamarca Código Nacional de Conducta aprobado en el Parlamento Danés 1-01-1992

Eslovaquia Código de ética del Sindicato de Periodistas 19-10-1990

Eslovenia Código de los Periodistas de la Asociación de Periodistas 1993

España Código deontológico del Colegio de Periodistas de Cataluña 1-11-1992

Código deontológico de la Profesión Periodística de la FAPE 28-11-1993

Finlandia Pautas para la Correcta Práctica Periodística 1-01-1992

Gran Bretaña Código de Práctica Periodística de la PCC y los Editores de prensa 1-01-1991

Código de conducta de la Unión Nacional de Periodistas (NUJ) 29-06-1994

Hungría Código de ética de la Asociación Nacional de Periodistas 1994

Italia Carta de los Deberes de los Periodistas de la Federación Nacional 8-07-1993de la Prensa y la Orden de los Periodistas

Código de autorregulación de las televisiones italianas 27-12-1997para tutelar a los menores

Letonia Código de ética de la Unión de Periodistas 28-04-1994

Luxemburgo Código deontológico de la Prensa adoptado por el Consejo de Prensa 4-12-1995

Malta Código de ética del Club de la Prensa y el Instituto de la Radiodifusión 11-1991

Noruega Código de ética de la Asociación de la Prensa 14-12-1994

Polonia Código de ética de la Asociación de Periodistas 09-1991

Portugal Código deontológico del Periodista del Sindicato de Periodistas 4-05-1993

Rusia Código de ética profesional de la Federación de Periodistas 23-06-1994

Suecia Código de conducta de Prensa, Radio y Televisión adoptado 08-1995por el Consejo de Prensa

��� Comités de Quejas

70—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

dando lugar al nacimiento de la so-ciedad de la información y el factorde la globalización en el que Europadebe encontrar y salvaguardar suspropias señas de identidad en rela-ción con los contenidos éticos de losmedios de comunicación.

En Europa, la discusión del Con-sejo de Europa sobre el tema de la éti-ca del periodismo comienza a efectuar-se en septiembre de 1991, en Helsin-ki, y finaliza el 1 de junio de 1993con la adopción del denominado Có-digo Europeo de Deontología del Pe-riodismo. El punto de partida es lamanipulación de la información quese produce con ocasión de la Guerradel Golfo contra Iraq por parte prin-cipalmente de la CNN norteamerica-na, a la que siguió de manera acríti-ca la mayoría de los medios de comu-nicación europeos. Este acontecimien-to sirvió para recordar la necesariaautorregulación ética de los mediosde comunicación en un marco co-mún europeo.

La Resolución del Consejo de Eu-ropa señala la necesidad de los Códi-gos Deontológico en Europa e invitaa los medios de comunicación euro-peos a seguir los principios que se for-mulan, que deberían servir de mar-co al autocontrol ético. Esta Resolu-ción no es un dictamen obligatorio,sino una mera invitación pública novinculante sobre los deberes éticos enel periodismo, porque en el marco dela ética no puede haber imposicionespolíticas sino autocontrol asumido

voluntariamente desde el periodismo.El principal principio básico del

Código Europeo es que el derecho delos medios de comunicación, propie-tarios-editores y periodistas a la liber-tad de expresión se tiene que corres-ponder con el límite del derecho fun-damental de los ciudadanos a una in-formación veraz y a opiniones éticasporque en el ejercicio del periodismohay que contemplarlo siempre tenien-do en cuenta conjuntamente dos ele-mentos básicos que son dos caras dela misma moneda: la libertad de ex-presión y el derecho a una informa-ción veraz y ética. Ambos temas hayque tratarlos y garantizarlos simultá-neamente, no una vez uno y otra vezotro, si bien actualmente se detectaque, por ignorancia o por interesesconcretos, a veces estos elementos seconsideran en los países europeos deuna manera disociada. Por tanto, hayque garantizar al mismo tiempo la li-bertad de expresión de los medios,editores y periodistas y el derecho ala información veraz y ética a la quetienen derecho los ciudadanos.

¿Y cuál es la mejor fórmula paragarantizar estos dos derechos funda-mentales simultáneamente? El Códi-go europeo señala que la mejor vía, elmejor modelo, es el de autocontrol éti-co, voluntario, independiente y exte-rior a los propios medios que ya ha si-do asumido por la mayoría de los con-sejos de prensa europeos y que se con-trapone a otros dos modelos posiblesa los que me refiero a continuación.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—71

El modelo jurídico, que consistepara la mayoría de cuantos lo defien-den en excluir toda normativa jurídi-ca especial referente a los contenidosde los medios de comunicación , ycontar únicamente con las normas ge-nerales del ordenamiento jurídico, esuna posición que no se correspondecon la realidad formal. En casi todoslos países europeos existen normas ju-rídicas especiales sobre los contenidosde los medios, comenzando por lasConstituciones, que hacen referenciasespeciales relacionadas con la liber-tad de expresión.

Ejemplo: la española, cuyo art. 20que ha dado lugar a diferentes leyesorgánicas y normas jurídicas especia-les ordinarias. Lo que ocurre, y eso seconoce, aunque no se dice por las em-presas informativas, es que por la com-plejidad del procedimiento jurídicoesta normativa jurídica es ineficaz yno se cumple en la gran mayoría delas ocasiones. Porque los ciudadanos,por razones muy diversas, se retraena la hora de acudir a las instancias ju-diciales para interponer una denun-cia. En gran parte, por el coste econó-mico que supone poner en marchaun proceso judicial contra un medio,lo que le puede llevar a no realizar ladenuncia. A esto se puede sumar eldesconocimiento que poseen los ciu-dadanos sobre sus derechos individua-les en relación con los abusos de losmedios de comunicación, así comodel procedimiento judicial a seguir.Por otra parte, existe el argumento de

la tardanza para resolver los conflic-tos jurídicos. Sin duda, los medios decomunicación son percibidos por losciudadanos como empresas con granpoder ante los cuales es difícil e inclu-so ineficaz plantear una demanda.

Un segundo modelo es el de auto-control interno desde cada medio decomunicación en que las empresasinformativas redactan normas deconducta, libros de estilo o nombrandefensores o ombudsman con personasque forman parte del mismo mediode comunicación. Es un modelo queno es independiente de los propios me-dios, y por tanto generalmente inefi-caz en la práctica por su falta de cre-dibilidad ya que el medio de comu-nicación es al mismo tiempo juez yparte; por tanto, no existe garantía deimparcialidad. Desde este modelo seentiende la ética de los medios comoética privada basada en la interpreta-ción subjetiva de cada medio de co-municación o cada periodista y queresponde por tanto sólo ante sí mis-mo. Es un modelo vinculado más ala autodefensa del propio medio quea la autorregulación.

Este segundo modelo a veces apa-rece vinculado y defendido conjunta-mente desde el modelo jurídico. Noobstante es un modelo que podría sertambién complementario del mode-lo independiente y exterior de los con-sejos de prensa, porque con su solaexistencia, únicamente en casos ex-cepcionales se está mostrando eficaz,como en el ejemplo del ombudsman del

��� Comités de Quejas

72—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

diario The Guardian, que además estásometido al Código del Consejo dePrensa británico.

El modelo de autocontrol de los có-digos deontológicos garantizado porlos consejos de prensa es un modelode autocontrol externo que funcionaautónomamente con independenciade los propios medios. Desde el Con-sejo de Europa se defiende que es elmejor modelo para garantizar simul-táneamente los dos derechos fundamen-tales de emisores y receptores en rela-ción con los contenidos de los mis-mos, siempre que se asuma con lastres características señaladas por el Có-digo del Consejo de Europa para quepueda hablarse correctamente de có-digos deontológico. En primer lugar,la existencia de principios éticos he-chos públicos por los medios de co-municación que se someten volunta-riamente a principios y valores esta-blecidos por ellos mismos de un auto-control ético eficaz. Novedad del códi-go deontológico europeo es que todala argumentación sobre los debereséticos del periodismo se basan en unconcepto de ética pública, no privada,ya que la ética del periodismo es co-mo toda ética individual pero al refe-rirse a acciones que por definición tie-nen función de información públicacon inmediata incidencia social y co-lectiva debe considerarse como éticapública y por tanto con responsabili-dad de los emisores de la informaciónno sólo ante su conciencia, ante sí mis-mos, sino también ante todos los ciu-

dadanos titulares del derecho a la in-formación veraz, plural y ética. Es unaética asumida individual y voluntaria-mente por todos los que participan enla actividad de los medios, porque laética nunca debe imponerse.

Esta ética pública al ejercitarse des-de una profesión como el periodismose convierte en deontología, por ellono debería hablarse de códigos de éti-ca sino de códigos de deontología.Con aplastante lógica el Código Eu-ropeo señala como otros dos requisi-tos, la existencia de la garantía de uncompromiso público de respetar lospropios principios éticos admitiendocomisiones de autocontrol indepen-dientes de los propios medios, aun-que podría haber representantes delos mismos, que valorarán su cumpli-miento o incumplimiento. En tercerlugar, todo código deontológico debetener una garantía de autosanción,que no consiste en la coacción exte-rior del derecho, sino en asumir lasconsecuencias del no cumplimiento,respetando las resoluciones de las co-misiones independientes.

¿Cuál es la autosanción? Asumirla publicación de esas resolucionespara que así los ciudadanos conozcanqué medio, o periodista, es ético ycuál no. Estos tres requisitos concre-tan la definición de todo código dedeontología del periodismo y del au-téntico control ético sin los cuales laética del periodismo está vacía de con-tenido y de eficacia, reduciéndose aun mero nominalismo.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—73

Los consejos de prensa en Europarecogen a través de diversas fórmu-las estos tres requisitos del autocon-trol deontológico del Código Europeocomo el modelo más adecuado paragarantizar simultáneamente los de-rechos fundamentales de la libertadde expresión de los medios de comu-nicación y los derechosfundamentales a la infor-mación de los ciudada-nos. Se apuesta así por unmáximo ético y un míni-mo jurídico para evitarlas tentaciones de los po-deres públicos de legislarsobre los contenidos delos medios de comunica-ción.

En este marco euro-peo se encuadra el Códi-go de la FAPE que parteconcretamente del deseode desarrollar en el ejer-cicio del periodismo sucompromiso ético “contodas sus consecuenciasprácticas”, del artículo 20de la Constitución Euro-pea como señala AntonioPetit. El derecho fundamental a la li-bertad de expresión de los periodis-tas está limitado por el compromisoque los periodistas españoles con-traen explícitamente con los ciudada-nos en el ejercicio de su profesión. Elpunto de referencia del derecho fun-damental de los ciudadanos a la in-formación se refleja en el preámbu-

lo. Consecuentemente con el protago-nismo de los ciudadanos el Preámbu-lo del Código Deontológico de la FA-PE señala: “El ejercicio profesional delPeriodismo representa un importan-te compromiso social, para que se ha-ga realidad para todos los ciudada-nos el libre y eficaz desarrollo de los

derechos fundamentalessobre la libre informa-ción y expresión de lasideas”… “Pero los perio-distas, también, conside-ran que su ejercicio pro-fesional en el uso y dis-frute de sus derechosconstitucionales a la li-bertad de expresión y alderecho a la información,está sometido a los lími-tes que impidan la vulne-ración de otros derechosfundamentales”… “En es-te sentido, los periodistas,integrados en la FAPE, secomprometen con la socie-dad a mantener en el ejer-cicio de su profesión losprincipios éticos y deonto-lógico que le son propios”.

Consecuentemente con los tresgrandes principios del autocontrolético, la FAPE aprobó hace un año elReglamento del Consejo Deontológi-co del periodismo creando una comi-sión independiente de autocontrol.Sin embargo, falta todavía el apoyode los editores-empresas informativaspara conseguir una mayor eficacia en

NÚÑEZ ENCABO

Falta todavía elapoyo de loseditores paraconseguir mayoreficacia en elautocontrol ético.

��� Comités de Quejas

74—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

el autocontrol ético. Porque el perio-dismo no es sólo asunto de periodis-tas sino también y conjuntamente delos editores. Antonio Petit lo expresótambién magníficamente cuando se-ñala “No olvido que el nuestro es ne-cesariamente un empeño comparti-do con los editores de los medios. Na-vegamos en el mismo barco de la li-bertad aunque a bordo nuestras com-petencias sean diversas y sólo rara vezantagónicas. Por eso tenemos tanto em-peño en alcanzar un acuerdo marcoque contemple todos los aspectos fun-damentales de nuestras relaciones,porque ello redundaría en primer tér-mino en beneficio de los ciudadanos.Pero por eso también venimos repi-tiendo con sosiego pero con firmezaque en el caso de la empresa perio-dística no todo lo permitido por lasleyes mercantiles es conforme con laética y con las responsabilidades cons-titucionales que todos hemos contraí-do con los ciudadanos”. Se enlaza asícon el punto 13 del Consejo de Euro-pa, que señala: “En el interior de laempresa informativa en relación conla libertad de expresión deben coexis-tir editores y periodistas, teniendo enconsideración que el respeto legítimode la orientación ideológica de loseditores o propietarios queda limita-do por las exigencias inexorables dela veracidad de las noticias y de la éti-ca de las opiniones, lo que es exigi-ble por el derecho fundamental a lainformación que poseen los ciudada-nos” En todo caso el punto 15 señala

con rotundidad que “ni los editoreso propietarios ni los periodistas de-ben considerarse dueños de la infor-mación. Desde la empresa informati-va la información no debe ser trata-da como una mercancía, sino comoun derecho fundamental de los ciu-dadanos”.

Desde este planteamiento se con-seguirá la credibilidad de los mediosde comunicación y una rentabilidadsocial que a través de una buena ges-tión se puede plasmar también enuna rentabilidad económica, porquela ética debe ser rentable.

El Reglamento del Consejo Deon-tológico de la FAPE propicia una ac-tuación prudente y ágil que abarca alos contenidos de todos los medios decomunicación escritos y audiovisua-les en el marco de la convergenciamultimedia de la actual sociedad dela información. En este año de fun-cionamiento el Consejo de la FAPE haadoptado ya cuatro resoluciones y haabierto un expediente relacionadocon una periodista y una cadena detelevisión.

Este encuentro europeo es unabuena ocasión para aprender, com-partir experiencias y reflexionar so-bre la posibilidad de avanzar hacia unaformulación de principios deontoló-gico europeos comunes con las mati-zaciones propias en cada Estado quepodría contar con un ombudsman eu-ropeo de la comunicación, propues-ta ya anunciada en el Código Deon-tológico del Consejo de Europa. �

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—75

MANUEL PARÉS I MAICAS

E ste texto se integra en dos par-tes diferenciadas: en primer lu-gar analizo con una cierta am-plitud el concepto de autocon-

trol de la información, con una aten-ción especial, primero, al conceptoprofesión en general, para estudiardespués, la deontología profesional,y a continuación la deontología pe-riodística. Seguidamente estudio elautocontrol informativo o periodísti-co, y el papel que en este terreno jue-gan los códigos deontológicos y otrasinstituciones que detallo en su lugarcorrespondiente.

Doy por sentado que no debe serobjeto de mi reflexión ni la ética en

general, ni la ética de la informaciónen su amplio contexto, ni tampoco elconcepto de deontología en general,sino el de deontología aplicada al pe-riodismo como profesión. No se meescapa que una cosa es el profesionaldel periodismo, en su amplia acep-ción, y otra, la empresa periodísticaEl caso británico, a través de la PressComplaints Commision, deberá serobjeto de una atención especial.

Finalmente, indico cuáles son, a mijuicio, los principios básicos del Có-digo Deontológico de la Federación deAsociaciones de la Prensa de España(FAPE), aprobado el 27 de noviembrede 1993.

El autocontrol de la informaciónEl presente trabajo aborda cuestiones como las relaciones entreprofesión y deontología, el periodismo como profesión, elautocontrol de la información, los códigos deontológicos y otrasconsideraciones complementarias y, finalmente, los principioséticos del código de la FAPE.

Manuel Parés i Maicas es miembro del Consejo Deontológico de la FAPE y profesoremérito de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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76—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

I. Las relaciones entre profesión y deontologíaUn hecho generalmente aceptado esque la ética profesional en su dimen-sión real constituye el contenido bá-sico de la deontología, y que ésta tie-ne sus propios principios en cada pro-fesión; en general, a través de la ela-boración que los órganos representa-tivos de la misma hacen de su propiocódigo deontológico, El mismo cons-tituye el instrumento básico que re-gula el comportamiento ético de susmiembros, que se supone que debenaceptarlo plenamente por el hechode formar parte de aquélla y porqueel código deontológico ha sido apro-bado democráticamente por los men-cionados órganos representativos.

Por tal razón, considero que en pri-mer lugar debo hace algunas consi-deraciones sobre el concepto profe-sión, que inicialmente estaba vincu-lado a la idea de profesión liberal, pe-ro que en la actualidad, con la pro-gresiva proletarización de la misma,debe contemplarse con una perspec-tiva más amplia en el sentido que elprofesional, cada vez más tiene vín-culos laborales con una compensa-ción salarial con las empresas o ins-tituciones existentes en su sector res-pectivo. El supuesto es especial evi-dentemente en el terreno del perio-dismo, donde la casi totalidad de losprofesionales mantienen vínculos la-borables estables con una empresa pe-riodística, con independencia del ti-

po de medio de información que setrate.

En cuanto a la definición de pro-fesión, en la voz correspondiente delDiccionario de Ciencias Sociales1 se reco-ge la de Th. Caplow (Sociología Funda-mental2), como “una ocupación quemonopoliza actividades privadas so-bre la base de un gran acervo de co-nocimiento abstracto, que permite aquien lo desempeña una considera-ble libertad de acción y que tiene im-portantes consecuencias sociales”. Al-gunos autores han añadido el papelde la “responsabilidad social” comoexponente de valores socioculturalesbásicos, lo cual se incardina perfecta-mente en el terreno que nos ocupacon la función del periodista.

En función de mi trabajo quisierahacer notar que, como veremos, el pe-riodista no tiene hoy el monopoliode la información, y que, en la prác-tica, su capacidad de acción y de de-cisión es “menos considerable” que loque expone la citada definición. Quie-ro hacer observar lo que menciona laClasificación Internacional Uniformede Ocupaciones, que en la categoríadenominada “Gran Grupo C” no fi-gura el periodista, aunque en el epí-grafe 0.9 podría incluírsele dentro delo que denomina “artistas, escritoresy trabajadores asimilados”. Lamenta-blemente no tengo la posibilidad desaber si en una nueva redacción dedicha clasificación, el periodista ya fi-gura con derecho propio de forma in-dependiente.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—77

Me parece interesante en este con-texto recoger la opinión de José LuisFernández Fernández y Augusto Hor-tal Alonso (compiladores) quienes ensu libro Ética de las profesiones3, se iden-tifican con la definición de EdwardGross4 que define al profesional “co-mo personas que poseen un amplioconocimiento teóricoaplicable a la solución deproblemas vitales, recu-rrentes, pero no estanda-rizables y que se sientencon la obligación de rea-lizar su trabajo al máxi-mo de su competencia, almismo tiempo que sesienten identificados conlos demás profesionalesdel ramo”. Hacen notarlos compiladores, lo cuales a mi juicio relevante,que la expresión “no es-tandarizables”, implicaque en su trabajo el pro-fesional se enfrenta conuna amplia gama de su-puestos individuales, loque significa que su tra-bajo constituye el poloopuesto de una tarea repetitiva y ru-tinaria.

A renglón seguido exponen5 cuá-les son, en su opinión, los elementosque constituyen el paradigma del pro-fesional:

1) La profesión es un servicio a lasociedad, único, definitivo y esencial.

2) Cabe destacar el papel de la vo-

cación permanente y la identificacióncon las pautas ideales de la profesión.

3) Se fundamenta en conocimien-tos y técnicas especiales y de natura-leza intelectual necesarias para la rea-lización de su función.

4) Estas técnicas requieren un pe-ríodo de preparación especializada en

centros educativos, nor-malmente de enseñanzasuperior.

5) El profesional debegozar de autonomía en elejercicio de su labor.

6) Dicha autonomíagenera la responsabilidadsobre los juicios emitidos,las decisiones adoptadas,los actos realizados y lastécnicas empleadas.

7) El servicio prestadoes la base de su actividad,más que los beneficios aobtener.

8) En cada ámbito pro-fesional existe una orga-nización corporativa au-togobernada por losmiembros.

Me parecen muy cla-ros estos elementos para estableceruna comparación con la del profesio-nal del periodismo.

En este ámbito, Fernández Fernán-dez y Hortal6 formulan la siguientedistinción entre ética y deontologíaprofesional: la ética profesional seidentifica con el bien, qué es lo quees bueno hacer al servicio de los bie-

PARÉS I MAICAS

El periodista notiene hoy elmonopolio de lainformación.

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nes que tiene una profesión y cuál esel tipo de bien que busca como fina-lidad cualquier profesión (se entien-de liberal). La deontología profesio-nal establece los deberes y las obliga-ciones, y formula un conjunto de nor-mas exigibles para todos los que ejer-cen una misma profesión.

Obviamente, subrayan que ladeontología necesita a la ética comosu referente, afirmando que los códi-gos deontológicos tienen por finali-dad fijar cuáles son los deberes exigi-bles en cualquier profesión.

Me parece conveniente hacermeeco aquí de la aportación de ErnestoVillanueva7 para el cual la deontolo-gía periodística es el “conjunto deprincipios éticos asumidos volunta-riamente por quienes profesan el pe-riodismo por razones de integridad,de profesionalismo y de responsabi-lidad social.” Añade que la deontolo-gía es el único camino que existe enlos Estados democráticos para que losperiodistas puedan preservar la liber-tad de información al servicio de lasociedad, planteamiento con el cualcomulgo perfectamente, pero aña-diendo que para ello es imprescindi-ble que el periodista tenga conscien-cia de su responsabilidad social. Porconsiguiente, de que su actuación de-be estar siempre presidida por el co-nocimiento y la aplicación del corres-pondiente código deontológico.

En este contexto me parece muyimportante recoger los puntos de vis-ta que Jean-Louis Hebarre expone en

este terreno8: la deontología no tienela misma significación para las pro-fesiones liberales que para los perio-distas.

En sentido amplio debe definirsea la deontología como “todas las nor-mas relativas a la conducta profesio-nal, a las que se someten los miem-bros de una profesión, sean de tipolegal o no”. En un enfoque estricto,“conjunto de normas de tipo ético delas que se dota una profesión y quesus miembros tienen el deber de res-petar”. Añade que se presentan enforma de principios generales, códi-gos de honor o de conducta profesio-nal.

Subraya que estos textos son apli-cados o explicados por las decisionesadoptadas en casos individuales porlos organismos profesionales. A vecesno constan por escrito, sino que sonde tipo consuetudinario. Tampocoson inmutables, porque, lógicamen-te, quiero añadir, están sometidos ala evolución y a los cambios cultura-les, y aun ideológicos o políticos.

Igualmente señala que entre laideología y la ley (es decir, el Derecho),existe una relación de dependencia yde interferencia. En el primer casoson de obligado cumplimiento, locual no sucede en el segundo.

II. El profesional del periodismoLa función básica del periodista es lapropia del comunicador de hechos,acontecimientos, conflictos, ideas, de

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los que tiene conocimiento en el de-sempeño de su función.

1) Ahora bien, el concepto perio-dista ha entrado en una nueva pers-pectiva como consecuencia de loscambios sociales, culturales, tecnoló-gicos y la propia evolución de la co-municación social, lo cual implicaque, en la practica, algu-nas de sus funciones sonhoy asumidas, parcial-mente o no, por otros pro-fesionales, en especial elde relaciones públicas.

2) El concepto de perio-dismo va íntimamente li-gado al de la informa-ción, que es una clara yfundamental función deservicio público, y que elartículo 20 de la Consti-tución requiere que sea“veraz”, supuesto que la-mentablemente se da ca-da vez con menos fre-cuencia.

3) Actualmente, el pro-blema más complejo y di-fícil de resolver es el quese plantea en la prácticaentre la función periodís-tica y la de las relaciones públicas.Debemos partir de la idea de que unabuena parte de lo que hoy constitu-yen actividades de relaciones públi-cas tiene forzosamente una expresiónmediática, usualmente informativa.Por su origen, normalmente son ini-ciativas o actividades creadas para

que tengan lugar acontecimientos,eventos, con la finalidad prístina de-que tengan un reflejo apropiado a losobjetivos buscados en los medios decomunicación como información deactualidad.

4) Por otra parte, actualmente, ycada vez con mayor relevancia, un

porcentaje de las infor-maciones que emanan delos emisores como fuen-tes de información sonelaboradas por los mis-mos, sean institucionesde gobierno, públicas yprivadas, a través de susgabinetes de comunica-ción. El objetivo de losmismos es crear un am-biente positivo del emisorpara lograr una buenaimagen del mismo. ¿Quérelación tienen tales obje-tivos, en los que la inten-cionalidad y las persua-sión son elementos claves,con la exigencia constitu-cional de la información“veraz” como servicio pú-blico insoslayable?

Esta cuestión planteaen toda su extensión, en el marco deeste trabajo, que los problemas éticosy deontológicos de la información pe-riodística históricamente considera-da, y los de las relaciones públicas,no están claramente diferenciados, nidefinidos nítidamente en el segundocaso, por ausencia, al menos con vi-

PARÉS I MAICAS

La deontología notiene la mismasignificación paralas profesionesliberales que paralos periodistas.

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gencia en España, de un código deon-tológico propio. Se trata de una cues-tión muy importante que la falta decoordenadas para mucha gente sobrelo que significan y pretenden las re-laciones, no justifica la falta de pre-cisión en este terreno.

Por tanto, constituye una exigen-cia insoslayable tratar de establecerlos campos que definen a las distin-tas figuras susceptibles de pretenderhacer una labor periodística. Además,no puede olvidarse las relaciones ín-timas que existen entre periodismo ypublicidad, y no sólo en el terrenodel lenguaje comunicativo.

En este terreno creo oportuno ci-tar a Daniel Cornu9 que glosa la apor-tación de Max Weber que trata del pe-riodista como “hombre político” enun texto publicado en 1919. Este fa-moso sociólogo formula tres observa-ciones que parecen muy relevantes:

a) El trabajo del periodista esacreedor de una cierta estima y nopuede juzgarse al periodismo en fun-ción del comportamiento de sus re-presentantes más indignos desde elpunto de vista moral. Weber propo-ne como vía apropiada reconocer elaspecto creativo del trabajo periodís-tico, que, según Cornu, le aproximaal campo de la investigación cientí-fica. Añade Max Weber que una obraperiodística realmente buena exigetantas inteligencia como cualquierobra de un intelectual. Tal criterioconfirma mi punto de vista de quela labor de determinados periodistas

debe ser juzgada, como mínimo, co-mo la propia de un intelectual. O sea,un periodista puede ser un intelec-tual en potencia.

b) Se imagina raramente que laresponsabilidad del periodista es mu-cho mayor que la del sabio y que elsentimiento de responsabilidad de unperiodista honesto no es inferior a lade cualquier otro intelectual. Aquíplantea el famoso dilema entre la éti-ca de las convicciones y la ética de lasresponsabilidades. Afirma Weber queen el campo del periodismo esta dis-tinción es útil porque distingue en-tre el periodismo de convicción y elperiodismo de responsabilidad.

c) Las posibilidades de los periodis-tas de acceder a la función políticason pequeñas. Esta formulación per-mite establecer una relación entre elperiodista y el sabio o científico. Lamodestia debería presidir su actua-ción. Además, para Weber, el perio-dista es un hombre político, su obje-to es político, como lo es su campode acción. Pero usualmente perma-nece en la antecámara de la política.Como intérprete de la realidad, ana-liza y formula propuestas de elección.

Estas reflexiones de Max Weber lashe incluido porque merecen una re-flexión muy detenida, que no suelehacerse siempre.

La dimensión educativa del profe-sional, en sus distintas modalidades,es muy importante y determinante.Si me ciño al periodista, quiero ex-presar que es esencial;

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a) Una formación universitaria debase, con una perspectivas interdisci-plinarias muy definidas, con una am-plio conocimiento en el campo de laciencias sociales, en especial de laciencia política, la sociología, la psi-cología social, la antropología cultu-ral y la economía política; un domi-nio amplio de las técni-cas que definen la activi-dad periodística, con unespecial acento en el idio-ma utilizado y el lengua-je periodístico, sin me-noscabar la importanciacapital del conocimientoprofundo de otros idio-mas.

b) En nuestro caso, unconocimiento suficientede los textos constitucio-nales a nivel español y dela comunidad autónomacorrespondiente, así co-mo de los textos interna-cionales sobre protecciónde los derechos humanos.

c) Sus sólidas convic-ciones democráticas.

d) Su adecuada forma-ción de la ética en gene-ral y de la ética de la comunicaciónen particular, lo que implica asimis-mo el conocimiento del código deon-tológico vigente en la profesión.

e) En una palabra, la función edu-cativa completa es particularmentenecesaria, y las asociaciones profesio-nales de periodistas tienen un impor-

tante papel a asumir, aparte de pro-mover la formación permanente y elreciclaje del periodista en los terre-nos ético y deontológico.

Estos criterios precedentes son cla-ve para que el periodista cumpla susresponsabilidades en relación con supapel socializador de la opinión pú-

blica, en el que deberíaprevalecer una ética delas convicciones sobreuna ética de las responsa-bilidades.

III. El autocontrol de la información1) En primer lugar, quie-ro destacar la obra pione-ra en España en este ám-bito de José María Desan-tes Guanter10, quien cons-tituyó un hito y una fuen-te permanente de inspi-ración y de estudio, quecita como básicas las de-finiciones de Loeffler y deHebarre. Aquí me refieroa la primera, porque se-guidamente me ocuparéde la del segundo autor,

que juzga como demasiado general,por haber tenido la oportunidad deacceder directamente a su libro.

Según Loeffler11, “los organismosde autocontrol de la prensa son ins-tituciones creadas por y para la pren-sa, en el seno de los cuales, periodis-tas y editores, adoptando libremente

PARÉS I MAICAS

Las asociacionesprofesionales deperiodistas tienenun importantepapel que asumir.

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sus decisiones, y siendo responsablesúnicamente ante su propia concien-cia, cooperan a fin de preservar laexistencia de relaciones equilibradasy leales entre la prensa de un lado, yel Estado y la sociedad del otro, pormedio del mantenimiento en el inte-rior de la prensa de una alta morali-dad profesional y por la defensa enel exterior de ella de la libertad deprensa”.

Desantes señala que esta defini-ción es totalmente distinta de la deHebarre, y subraya que se caracterizapor ser muy completa, mientras quela de Hebarre, como veremos, la juz-ga demasiado general. Critica atina-damente la de Loeffler, entre otros as-pectos, por ceñirse únicamente a laprensa, lo cual quizá era en partecomprensible en aquella época, peroque, obviamente, en mi opinión, de-be ampliarse, en la medida de lo po-sible, a todos lo medios de comuni-cación.

Por su parte, Desantes consideraque lo deben ejercer los propios pro-fesionales, termino en el que incluyetanto a los que él llama empleadoscomo a los empleadores, admitiendola participación de miembros repre-sentando a la sociedad. Cree que tie-ne misiones que juzga negativas, co-mo las de de autodefensa, de autodis-ciplina, de autorreforma, o positivas,es decir, de promoción, de mejora téc-nica, de asesoramiento, de búsquedade nuevas soluciones, de investiga-ción, de formación profesional. Todas

ellas asumidas con un criterio totalde independencia (págs. 53-54).

Al tratar de sus fundamentos citaque los objetivos pueden ser políti-cos, jurídicos y técnicos. Como ele-mentos subjetivos menciona los so-ciales, los profesionales, los empresa-riales.

2) Hebarre12 trata de situar el au-tocontrol en el marco de las relacio-nes complejas entre Derecho, Ética yDeontología, subrayando que es la éti-ca profesional libremente consentidapor los miembros que se identificancon ella. Lo define como el organis-mo que debe permitir a la prensa, es-ta industria de género muy particu-lar, llenar una función institucionalpropia en el seno de una sociedad de-mocrática moderna.

En su opinión, el autocontrol ejer-cido por los órganos competentes dela profesión permite prescindir delcontrol del Estado en muchos cam-pos. El autocontrol tiene mayor vali-dez que el control ejercido por los ór-ganos del Estado. Las decisiones y re-comendaciones elaboradas por éstosdeben ser, obviamente, aplicadas porlos profesionales.

Tal como he expuesto anterior-mente, opina que la deontología delas profesiones en general debe dis-tinguirse de la de los periodistas, yaduce como razones:

a) En las profesiones liberales haypocas diferencias básicas entre susmiembros. Por esencia son “indepen-dientes”.

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b) Los empresarios de los mediosde comunicación y los periodistas asa-lariados tienen el mismo objetivo, pe-ro no se someten en general a los mis-mos principios, salvo en el caso de losConsejos de la Prensa, que engloba am-bos, que serían la expresión de unaconciencia profesional única.

c) El acceso a la profe-sión periodística está engeneral abierto a todos.No hay exigencias previasde un título en los paísesdemocráticos. Tampocoexiste una ley al respecto.Quiero añadir, por miparte, que, en la práctica,no todos los sistemas exis-tentes se ajustan a estemodelo, porque existenuna serie de modalidadessegún los diferentes paí-ses.

Señala, que, en cam-bio, el acceso a las profe-siones liberales esta fija-da legalmente mediantela obtención previa de untítulo.

Asimismo, los atenta-dos a la ética no tienen, en principio,una repercusión sobre la actividaddel periodista, lo cual, para mí, a me-nudo es cierto y es lamentable queasí suceda, mientras que en el ámbi-to del ejercicio de las profesiones li-berales puede originar importantesrepercusiones negativas para el pro-fesional implicado.

3) Desde otro ángulo, Jacques Le-prette y Henri Pigeat (dir.)13 definenla autorregulación como la creacióny la asunción por parte de la profe-sión periodística –con la participa-ción de la sociedad, lo que se estimaaltamente deseable– de dispositivos yde instancias independientes que de-

finan las normas de com-portamiento de los perio-distas, basándose en unaética profesional, y luegoa asegurar su respeto.

Su principal justifica-ción es el hecho que per-mite dejar el ejercicio dela libertad de informa-ción a los medios, al mar-gen del control estatal.Recuerda que una resolu-ción de la Asamblea par-lamentaria del Consejode Europa preconizó en1993 la autorregulaciónde los medios de informa-ción. Es conocida como elCódigo Deontológico delConsejo de Europa y en suelaboración intervino muydirectamente el profesor

Núñez Encabo, distinguido miembrodel Consejo Deontológico de la FAPE.

4) Creo oportuno referirme ahoraa la interesante aportación que en es-te campo ha hecho Hugo Aznar, a tra-vés de sus diferentes publicaciones, yen concreto en el capítulo ‘Medios decomunicación y esfera pública: el pa-pel de la autorregulación’14.

PARÉS I MAICAS

Los atentados a laética no tienen,en principio, unarepercusión sobrela actividad delperiodista.

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Enumera unos mecanismos quepermiten su ejercicio que, fundamen-talmente, son: códigos deontológicos,libros de estilo, estatutos de redac-ción, defensores del público (tambiénconocidos como defensores del lec-tor), consejos de información.

Señala como sus objetivos:a) promover los valores morales y

los bienes internos de la comunica-ción, así como facilitar vías para po-der reclamar y exigir que esa activi-dad se ajuste a dichos valores y nor-mas.

b) Su puesta en marcha, funciona-miento y efectividad son el resultadode la libre iniciativa y el compromi-so voluntario de los agentes que in-tervienen en la comunicación mediá-tica. Es decir: a) los propietarios y losgestores de los medios de comunica-ción (quiero hacer notar, como he in-dicado anteriormente, que no esta-blece ninguna distinción según losmedios de comunicación, aunque ori-ginariamente, por razones obvias, seiniciara con la prensa); b) los perio-distas y demás profesionales de la co-municación, y, c) el público en gene-ral, entre los que incluye las fuentesde la información.

En su opinión, los objetivos del au-tocontrol son:

1) Formular las normas éticas quedeben guiar la actitud de los medios,tanto ética como deontológicamente.

2) Contribuir a que se den las con-diciones laborales, profesionales y so-ciales que hagan posible el cumplimien-

to normal de las exigencias éticas ydeontológicas propias de la comuni-cación

3) En función de lo anterior, infor-mar a la opinión pública de los casosde infracción de las normas.

4) El estudio, discusión y el juiciode las actuaciones conflictivas de losmedios permiten a los medios y a laopinión pública concienciarse sobresu validez y necesidad.

Igualmente interesante es su afir-mación de que la autorregulacióncomplementa al Derecho en aquellossupuestos no regulados.

En otro lugar (pág. 161) matiza quela autorregulación no resuelve defi-nitivamente los temas de la informa-ción, por el hecho de que pueden exis-tir muchos riesgos económicos, polí-ticos y de otro tipo. Aunque puede me-jorar el sistema comunicativo, no pue-de considerársele la panacea, ni la so-lución a los múltiples problemas queafectan a la comunicación.

4) J. González Bedoya15 formula lassiguientes funciones del autocontrol:a tenor de las razones sociales, polí-ticas, profesionales, de capacitacióny jurídicas.

5) Por lo que se refiere a los meca-nismos existentes para su realización,Cristina López Mañero16 hace notarque el incremento de formulación defuentes y organismos de autocontrolen los últimos años se explica por lasrazones siguientes: a) hacer frente alas críticas de la profesión y a la con-siguiente crisis de credibilidad; b) de-

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mandar a la opinión pública que pi-da que los profesionales cumplan co-rrectamente con su función; c) man-tener un contacto más estrecho conel público; d) evitar la acción legisla-tiva, que, a mi entender, en la prácti-ca es posiblemente la razón más po-derosa.

Por lo que concierne alas condiciones para suexistencia y funciona-miento enumera las si-guientes:

a) Sólo pueden darseen los sistemas pluralis-tas y democráticos.

b) Tanto los profesio-nales como las empresasinformativas, así comolos poderes públicos y lasociedad, deben ser cons-cientes de su necesidad yefectividad. A título per-sonal abrigo mis dudasde que los poderes públi-cos tengan dicha concien-cia. Por lo que se refierea la sociedad, depende sisus órganos representati-vos, los movimientos so-ciales, etc., propugnan es-ta vía en lugar de la jurí-dica.

c) Debe ser voluntaria.d) Ha de contar con la adhesión

mayoritaria de los profesionales.e) Exige un clima profesional y so-

cial propicio que valore adecuada-mente la importancia de los juicios

morales y que no propugne única-mente la vía coercitiva.

Entre sus dificultades señala la re-ticencia de los profesionales, el escep-ticismo del público y los problemasque plantea, en la práctica, la ausen-cia de una acción sancionadora. Detodas formas, manifiesta que el he-

cho de que una profesiónquiera autorregularse sig-nifica positivamente quees un cuerpo vivo y llenode dinamismo. A ello, co-mo elemento a conside-rar, quiero destacar la di-mensión educativa quepuede tener a todos losniveles.

6) Una aportacióncomplementaria intere-sante sobre la autorregu-lación es la que formulaHugo Aznar17, especial-mente cuando expresatextualmente: “La auto-rregulación no tiene enabsoluto que ver con lacensura. Ésta es una inje-rencia en la actividad delos medios, dirigida a li-mitar su libertad y orien-tarla por algún fin espu-rio (intereses económi-cos, políticos, militares).”

Añade que la autorregulación na-ce del compromiso voluntario de losagentes que participan en el procesode comunicación; va dirigida a com-plementar la libertad de los medios

PARÉS I MAICAS

Que unaprofesión quieraautorregularsesignificapositivamenteque es un cuerpovivo y lleno dedinamismo.

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con un uso responsable de la misma,y, sobre todo, está esencialmente guia-da por los valores y fines de la pro-pia comunicación. Más adelante re-salta que trata de prevenir que loscontenidos de la misma sean utiliza-dos para fines ajenos.

Hace observar que tampoco tienenada que ver con la autocensura, quese produce “cuando los periodistascondicionan su labor como informa-dores por miedo a las repercusionesnegativas que sobre ellos pueda tenersu trabajo”.

Igualmente es esencial que sea fru-to del más amplio consenso posible,y de la iniciativa del mayor númeroposible de agentes sociales. Como uncompromiso social de mejorar la co-municación, que se fundamenta y sedesenvuelve a través del tiempo.

IV. Los códigos deontológicosEn estos códigos, que son la expre-sión normativa de todo planteamien-to deontológico, desde el ángulo éti-co, según Porfirio Barroso18 (que hahecho una importante labor de reco-gida y clasificación de los mismos) setratan principios de la defensa de laverdad, objetividad, exactitud, el ser-vicio del bien común, la obligatorie-dad de las normas éticas y el secretoprofesional, los cuales suelen repetir-se en la que él llama “absoluta” ma-yoría de los códigos deontológicos, yno son otra cosa sino principios deética general. Igualmente el papel de

los derechos humanos en los mismos.Afirma que en la mayoría de los

códigos se repiten con frecuencia: a)el rechace de la calumnia y la difa-mación; b) el derecho a la intimidady la vida privada; c) la defensa de lalibertad de información del periodis-ta en función de su ideología; d) igual-dad de tratamiento para todas las per-sonas, independientemente de su ra-za, sexo, religión o ideología política;e) derecho de autor y mención de lasfuentes; f) derecho a un salario dig-no; g) respeto a las instituciones so-ciales.

De forma más específica se reco-gen en general: a) sobre la integridaddel periodista, no recibir, ni ofrecerdinero, ni beneficios; b) dignidad pro-fesional y lealtad a la empresa; c) uti-lización únicamente de medios ho-nestos para obtener noticias, fotogra-fías y documentos; d) no caer en elriesgo de la publicidad o de la propa-ganda; e) aceptación de la responsa-bilidad de sus escritos; f) solidaridadprofesional; g) cláusula de concien-cia.

Daniel Cornu19 formula el siguien-te criterio en lo relativo a su conteni-do, en el marco de la información di-rigida al público:

a) la libertad de prensa como con-dición, que incluye lo que él denomi-na “desintéressement”, que yo traduz-co por la ausencia de todo interés ma-terial o moral; el rechace de la pro-paganda política y de la publicidad;la resistencia a las presiones; las rela-

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ciones de la deontología con el dere-cho y los derechos de los periodistas.

b) En el marco de considerar la ver-dad como deber fundamental, inte-gra el tratamiento de las fuentes; re-chazar los métodos desle-ales; el deber de rectifica-ción y lo que denominael secreto redaccional,que es un aspecto impor-tante de la relación delperiodista y las fuentes ensu búsqueda de una in-formación que sea confor-me con la verdad.

c) Por lo que se refiereal respeto de la dignidadhumana como límitemenciona: la proteccióndel honor y de la vida pri-vada; la mención de losnombres en las informa-ciones judiciales y la pre-sunción de inocencia; elrespeto de las sensibilida-des del público y de las mi-norías.

En cuanto a la efecti-vidad de un código, Aznar20 indica lanecesidad de que concurran tres fac-tores básicos: a) la necesidad de su co-nocimiento; b) la exigencia de su apli-cación efectiva; c) su difusión lo másamplia posible.

También me parece de interés re-coger aquí el libro de Juan Carlos Pé-rez Fuentes21 que menciona los si-guientes principios internacionalesde ética profesional del periodismo,

formulados por la Unesco el 20 de no-viembre de 1983. Quiero destacar sudimensión internacional y que se tra-ta de un documento pionero en el te-rreno de la deontología de la infor-

mación:1) El derecho del pue-

blo a una informaciónverdadera.

2) Adhesión del perio-dista a la realidad objeti-va.

3) La responsabilidadsocial del periodista.

4) La integridad profe-sional del periodista.

5) El acceso y la parti-cipación del público.

6) Respeto a la vida pri-vada y a la dignidad delhombre.

7) Respeto del interéspúblico.

8) Respeto a los valoresuniversales y a las diver-sidad de culturas.

9) La eliminación de laguerra y otras grandes

plagas a las que la humanidad estáconfrontada.

10) Promoción de un nuevo ordenmundial de la información y comu-nicación.

V. ConsideracionescomplementariasConsidero necesario abordar algunosaspectos que no han sido tratados a

PARÉS I MAICAS

La autorregulaciónno tiene nadaque ver con la autocensura.

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lo largo de la exposición efectuada,que he tratado que fuera lo más sis-temática posible. Por tanto, seguida-mente me referiré a los siguientes as-pectos, que pueden tener una inci-dencia determinante en cualquier en-foque deontológico que se efectúe dela información periodística:

1) La necesidad de que el sistemapolítico y el marco jurídico que lo de-fina sean plenamente democráticos,en un momento histórico del capita-lismo avanzado, en el que tiene unpapel clave el fenómeno de desregu-lación, es decir, de la pérdida de pe-so de la regulación legal del Estado,a través de los poderes legislativo yejecutivo, con el consiguiente incre-mento del peso de la iniciativa priva-da. Naturalmente, como corolario deeste fenómeno existe el de la privati-zación, que en el campo de los me-dios de comunicación, en especial dela televisión y de la radio, tienen unaespecial significación.

Es fundamental no caer en el errorde identificar desregulación con au-torregulación, ya que por lo expues-to son hechos muy distintos. El pro-blema que se plantea en este campoes el hecho irrefutable de que existeuna simbiosis entre los conceptos in-formación y poder, y la tentación exis-tente de cualquier forma de poder,sea político, económico, cultural, so-cial, de intentar controlar la informa-ción y ponerla al servicio de su ideo-logía o, también, de sus intereses.

2) En una sociedad democrática, y

aún más en una sociedad del bienes-tar –concepto que desgraciadamenteestá cada vez más en crisis– la infor-mación ejerce una función clave deservicio público, es decir, debería es-tar al servicio de la sociedad civil co-mo instrumento básico de difusión,sin cortapisas, ni control alguno, delos actos, hechos o acontecimientosque tengan una repercusión en lamisma.

También, por desgracia, hoy estáen profunda crisis el concepto de ser-vicio público, como consecuencia dela que padecen los medios de comu-nicación públicos, o sea la radio y latelevisión. Entre otras razones, por elpeso que ejercen en este ámbito losllamados grupos multimedia, cuyaimportancia e influencia son cada vezmás evidentes, y cuyos objetivos vanmás allá de los meramente informa-tivos, por tener como finalidad de-sempeñar una influencia política y eco-nómica, a la par que estrictamente me-diática.

Opino que lo que constituye servi-cio público es la información propia-mente dicha, por lo cual lo deben asu-mir tanto los medios de naturalezapública como los medios privados. Tales la confusión existente conceptual-mente en este terreno que hay auto-res que, a la luz de la realidad exis-tente, prefieren utilizar la expresiónde ‘interés público’. Que, a mi enten-der, adolece de ambigüedad, lo queno sucede en el caso del ‘servicio pú-blico’, que por otra parte no se apli-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—89

ca solamente en el campo de la infor-mación periodística.

En este terreno debo subrayar laimportancia determinante que tienela noción de ‘mercado’ como substi-tutivo del ‘servicio público’, someti-do a los intereses económicos de losmedios de comunicación, primordial-mente. Ello se refleja enlos contenidos de los me-dios en su dimensión deespectáculo y de ocio, pa-ra lograr amplias audien-cias, con la correspon-diente consecuencia de ti-po publicitario

Además, hay que teneren cuenta que los mediosde comunicación no sonúnicamente vehículo dedifusión informativa,también lo son de publi-cidad y de contenidos quepodemos enmarcar en lallamada sociedad delocio, de la cual son unosagentes determinantes.

3) Antropológicamen-te hablando, cada comu-nidad política ofreceunos rasgos culturales propios, queindefectiblemente originan que la di-mensión ética, la deontológica y, ló-gicamente la autorregulación infor-mativa, tenga unos rasgos propios, loque suele plasmarse en la concepcióny redacción del código deontológicocorrespondiente.

4) En este campo existen dos con-

ceptos que considero claves y que nosiempre reciben la atención debida,pero que en la práctica tienen un pa-pel fundamental. Me refiero a laideología y a los intereses. Ambaspueden condicionar los contenidosinformativos en una determinada di-rección. Esta circunstancia se da pri-

mordialmente en los me-dios de comunicación,por una parte, y en los pro-pios profesionales, espe-cialmente los periodis-tas, por la otra. Ello im-plica el riesgo de que lainformación tenga un ca-rácter marcadamente in-tencional y se pueda con-vertir en propaganda oen desinformación, locual sucede con gran fre-cuencia, especialmenteen el terreno de la polí-tica.

5) En este sentido es es-pecialmente significativoque en los códigos dedeontología no se suelahacer ninguna referenciaa la política, a pesar de

constituir un faceta fundamental dela información y que tenga un pesovital en la vida real. Hemos de teneren cuenta que la información políti-ca constituye la parte esencial de lallamada comunicación política, quees una de las ramas de la comunica-ción más tratadas por los investiga-dores, y en la que el marketing polí-

PARÉS I MAICAS

Sufrimos unagrave crisis de laética en múltiplesaspectos de lavida social.

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90—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

tico, el marketing electoral, el papelde las relaciones públicas y de la pu-blicidad, juegan un papel muy rele-vante.

6) En cada comunidad política secomprueba que asistimos a una evi-dente crisis de valores, lo que redun-da en la hegemonía que los intereses,esencialmente económicos, es decir,el mercado, tienen para muchos ciu-dadanos, y aun para la sociedad civilen su conjunto.

En otras palabras, sufrimos unagrave crisis de la ética en múltiplesaspectos de la vida social, sin olvidarla crisis en la ética religiosa. Tal he-cho tiene su inevitable influencia enla dimensión deontológica. Lamenta-blemente se habla mucho en la ac-tualidad de ética, pero da la impre-sión de ser una justificación de deter-minados comportamientos en los quela ética no está precisamente presen-te.

7) En las facultades donde se for-man los profesionales de la informa-ción se concede una importancia re-lativa a la enseñanza de la ética y dela deontología; no es una materiatroncal o básica, y se le concede unaatención secundaria. En otras, pordesgracia, es totalmente inexistente.En cualquier caso, este hecho es muypreocupante si pretendemos que losprofesionales de la información sesensibilicen, a partir del sistema edu-cativo, que no es concebible una in-formación que no tenga un conteni-do ético o deontológico22.

8) En virtud de todo lo que ante-cede, quiero afirmar categóricamen-te que la autorregulación es una ne-cesidad insoslayable, como una exi-gencia de servicio público, para quelos mensajes de la información se de-finan por su contenido ético, comouna realidad tangible, de acuerdo conel correspondiente código deontoló-gico. Máxime si somos partidarios deque no exista una legislación especí-fica que regule la información por-que inevitablemente siempre estable-cería algún tipo de limitación. Ello noexcluye que, en determinados supues-tos, la libertad de expresión puedaser, legalmente o no, condicionada deuna determinada forma.

VI. Los principales principioséticos del Código de la FAPEHe podido comprobar que mi análi-sis del Código Deontológico de la FA-PE23 coincide en gran medida con elexcelente artículo publicado por An-tonio Petit24, ex presidente de la FA-PE, que tuvo un importante papel ensu elaboración, y que actualmente esuno de los miembros más activos desu Consejo Deontológico, creado enel año 2004.

El documento consta de las si-guientes partes:

1) El preámbuloSitúa el ejercicio profesional del pe-

riodismo en el marco del título 1 dela Constitución, consagrado a los de-rechos fundamentales, en el cual es-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—91

tán plenamente asegurados los dere-chos sobre la libertad de informacióny de expresión de las ideas.

Los periodistas reconocen y respe-tan la libertad de expresión como ex-presión del pluralismo deun Estado democrático ysocial de Derecho. Pero ta-les derechos están some-tidos a los límites que im-pidan la vulneración deotros derechos funda-mentales.

En consecuencia, laprofesión periodísticaconsidera que debe man-tener, a título individualy colectivo, una conduc-ta intachable en el cam-po de la ética y la deon-tología de la informa-ción, y la Federación deAsociaciones de la Prensade España se comprome-te a mantener la aplicacióny vigencia de dichos prin-cipios.

2) Principios generales— Mantener los de pro-

fesionalidad y ética con-tenidos en el Código (ar-tículo 1).

— Respeto a la verdad (art. 2).— Defender la libertad de investi-

gar y difundir con honestidad la in-formación y la libertad de comenta-rio y crítica (art. 3).

— Respetar el derecho de la perso-na a su propia intimidad e imagen,

con una serie de matizaciones (art. 4),en especial que sólo la defensa del in-terés público justifica las averiguacio-nes de la vida privada de una perso-na, sin su consentimiento. Debe re-

cordarse a este respectola promulgación, pormandato constitucional, dela Ley.

—La presunción de ino-cencia (artículo 5), con es-pecial relevancia de pre-servar los derechos delmenor (artículo 6) y el res-peto de los derechos delos más débiles y despro-tegidos.

3) El Estatuto— Se garantiza la inde-

pendencia y la equidaden el periodismo en elejercicio de su profesión,que requiere: a) una con-diciones dignas de traba-jo; b) el deber y el dere-cho de oponerse a cual-quier intento de monopo-lio u oligopolio informa-tivo susceptible de aten-tar al pluralismo social ypolítico; c) deber y dere-cho de participar en la

empresa periodística que garantice sulibertad informativa compatible conlos derechos de aquélla; d) derechode invocar la cláusula de concienciacuando el medio lesiona su indepen-dencia, su dignidad profesional o mo-difique su línea editorial; e) derecho

PARÉS I MAICAS

La FAPE secompromete amantener laaplicación yvigencia de losprincipiosrecogidos en suCódigoDeontológico.

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92—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

y deber al reciclaje profesional (art.8).

— Derecho al amparo de la propiaempresa o de las asociaciones profe-sionales frente a cualquier pretensióncontra el Código (art. 9).

— El secreto profesional, como underecho y un deber (art. 10).

— El periodista debe vigilar el cum-plimiento por parte de las Adminis-traciones públicas de su obligaciónde transparencia informativa (art. 11).

— Se respete su derecho de autor(art. 12).

IV. Principios de actuación— Informar verazmente sobre he-

chos de los cuales conozca su origen:a) contrastar las fuentes de informa-ción; b) en caso de difusión de noti-cias falsas, rectificar por propia ini-ciativa por los errores cometidos; c)dar oportunidad a las personas físi-cas o jurídicas a replicar las inexacti-tudes. (art. 13).

— Deber de utilizar métodos dig-nos para obtener las informaciones.(art. 14).

— Respetar a las personas físicas yjurídicas su derecho a no proporcio-

nar información, ni responder a suspreguntas (art. 15).

— Respetar el off the record (artícu-lo 16).

— Distinguir entre los hechos na-rrados y las opiniones, interpretacio-nes o conjeturas y no estar obligadoa ser neutral. Este último aspecto me-rece mis reservas por lo que implicaser neutral en la práctica (art. 17).

— Distinguir claramente entre in-formación y publicidad, y la incom-patibilidad del ejercicio de ambas. Mesorprende que no se mencione a lasrelaciones públicas, ni a los gabine-tes de comunicación, por su impor-tancia en este terreno, tan relevanteen la actualidad. Igualmente a la in-compatibilidad que suponga un con-flicto de intereses en el ejercicio delperiodismo y en los principios deon-tológicos (art. 18).

— No aceptar retribuciones parapublicar informaciones y opiniones(art. 19).

— No servirse de la informaciónprivilegiada que pueda conocer, y seestablecen unas limitaciones en el te-rreno financiero (art. 20). �

1–Su autoría se atribuye al Grupo Espa-ñol, cuyo Consejo Editorial está formado porSalustiano del Campo, Juan F. Marsal y Jo-sé A. Garmendía. Se trata de una obra en dosvolúmenes elaborada bajo el patrocinio dela Unesco, Instituto de Estudios Políticos, Ma-drid, 1976, vol. 2, págs. 612-3.

2–Ed. Vicens Vives. Barcelona, 1975, pág.474.

3–Universidad Pontificia Comillas, Ma-drid, 1994, págs. 24-25.

4–The Work and Society, en H. Borrow (ed)Man in a World at Work, Houghton Mifflin,Boston, 1964, pág. 69.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—93

5–Id. Id, págs. 26-30.6–Op. cit, pág. 57 y ss.7–Códigos europeos de ética periodística (un

análisis comparativo), Fundación Manuel Buen-día y Centre d’Investigació de la Comunica-ció, Generalitat de Catalunya, México DF,1996, pág. 17.

Sobre este tema es también interesanteconsultar la obra de María Teresa Herrán yJavier Darío Restrepo, Ética para periodistas,Tercer Mundo Editores, Santafé de Bogotá,Colombia, 1992, que en su página 123 des-taca la importancia de preservar el bien co-mún.

8–Protection de la vie privée et déontologie desjournalistes (con la colaboración de Martin Lo-effler), Institut International de la Presse,Zúrich (Suiza), octubre de 1970, págs. 27 ysiguientes.

9–Journaklisme et verité, pour une étique de l’in-formation, Labor et Fides et Université de Ge-nève, Genève, 1994.

10–El autocontrol de la actividad informa-tiva, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1973,págs. 46 y ss.

11–Presserecht, Múnich, parte 1, 1969, pág.149.

12–Op. cit., págs. 18 y ss.13–Ethique et qualité de l’information, Presses

Universitaires de France (PUF), París, 2004,págs. 31-32.

14–Hugo Aznar y Ernesto Villanueva, coor-dinadores, Deontología y autorregulación infor-mativa, Ensayos desde una perspectiva compara-da, Fundación Manuel Buendía, Unesco, Uni-versidad Iberoamericana, México, DF, 2000,págs. 156 y ss.

15–Manual de Deontología informativa, Al-hambra Universidad, Madrid, 1987, pág. 120.

16–Los mecanismos de autorregulación en losmedios de comunicación españoles, en Hugo Az-nar y Ernesto Villanueva, op. cit, págs. 170y ss.

17–Ética de la comunicación y nuevos retos so-ciales, Códigos y recomendaciones para los medios,Paidós, Barcelona 2005, págs. 30 y ss. Cabe

destacar que en distintos lugares cita el Có-digo de la FAPE.

18–Códigos deontológicos de los medios de co-municación (prensa, radio televisión, cine, publici-dad y relaciones públicas), Ediciones Paulinas,Editorial Verbo Divino, Madrid y Estella,1984, pág. 21.

19–Op. cit., págs. 64 y ss.20–Op. cit., pág. 64.21–Ética periodística, Principios, códigos deon-

tológico y normas complementarias, Servicio edi-torial, Universidad del País Vasco, Bilbao,2004.

Otros libros interesantes: Ernesto Villanue-va, Ética de la radio y televisión, reglas para unacalidad de vida mediática, Unesco y Universi-dad Iberoamericana, México, DF. 2000. Igual-mente, en otro ámbito, también interesan-te en el marco de este trabajo, Pedro Fran-cés, Ángel Borrego y Carmen Velayos, Códi-gos éticos en los negocios (creación y aplicación enempresas e instituciones), Ediciones Pirámide,Madrid, 2003.

22–Aunque se trate de un contexto distin-to; es decir, en el marco de la ética de lasciencias sociales, me parece oportuno citarel trabajo de Yao Assogba, de la Universitédu Quebec a Hull, L’ethique des comités d’ethi-que dans les Universités, en Patrick J. Brunetmdir., L’éthique dans la société de l’information, LesPresses de l’Université de Laval, L’Harmat-tan, Quebec-París, 2001.

23–Creo que es un acto de justicia men-cionar aquí el papel pionero que tuvo el Co-di Deontològic del Col.legi de Periodistes deCatalunya, que fue aprobado por el Congre-so de Periodistas de Cataluña, celebrado el1 de noviembre de 1992, cuyo Consejo Deon-tológico funciona desde hace algunos añoscon plena efectividad, y del que me honroser uno de sus miembros.

24–El compromiso ético del periodista y el Có-digo de la FAPE, en Enrique Brunete Perales,coordinador, Éticas de la información y deon-tologías del periodismo, Tecnos, Madrid,págs. 310 y ss.

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JOSEP PERNAU

H e de agradecer que se me ha-ya invitado a estar hoy aquí.Actos como los de estos díastienen un gran valor en el

mismo hecho del encuentro. Tenemosuna guerra incruenta contra el perio-dismo del ‘todo vale’ y, aunque sabe-mos que somos más, necesitamos con-tarnos. Nuestra lucha esté globaliza-da, porque el problema está globali-zado también. La presencia de perso-nas de procedencias diversas en el ac-to de hoy es una buena prueba de es-ta globalización.

Nuestro Consejo de la Informaciónde Catalunya cumplirá una décadadentro de un año, lo que significa queestuvimos solos en España duranteun cierto tiempo. De ahí la importan-

cia que concedo al saberse acompa-ñado. Se me pide hoy que hable denuestra experiencia. Primera lecciónque aprendimos: en esta labor, la so-ledad es angustiosa. Se ha avanzadomucho en un campo que todos recor-damos cuando estaba inexplorado:aparecimos nosotros y se creó esteConsejo Deontológico de la FAPE, queintegra y expande doctrina entre15.000 asociados. En los medios hansurgido nuevos defensores del lector,que contribuyen a crear conciencia dela necesidad del trabajo responsable.Se incrementa el número de empre-sas en las que existe un Estatuto dela Redacción, que, como se sabe, con-tienen normas deontológicas. Cadavez somos más los comprometidos

Cataluña, pionera delautocontrol en EspañaSin subvenciones, con las aportaciones de las empresas, queoscilan entre 2.600 y 450 euros, más una ayuda del Colegio dePeriodistas, el Consejo de la Información de Cataluña llevafuncionando nueve años.

Josep Pernau es presidente del Consejo de la Información de Cataluña.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—95

con un ejercicio ético de la profesión,y todo esto confluye en que no seagratuito que en España sea posibleahora un encuentro como el que es-tamos celebrando. Podían haberlo lla-mado un simposio o unas jornadasde estudio. Pero ninguna palabra meparece más adecuada que ‘encuentro’para el temario que nos convoca, por-que es de vital necesidad que nos en-contremos.

Podría hablar en pasado, para re-ferirme a los tiempos fundacionales,pero hablaré en presente, porque losproblemas siguen vigentes. Queremosunos contenidos periodísticos limpiosy respetuosos con la dignidad de lapersona. Estamos en contra de un pe-riodismo ejercido sin escrúpulos, quepuede lesionar derechos, destrozar vi-das y hasta provocar guerras. Pero nosomos una ONG dedicada a limpiarla prensa de basura y de adherenciasindignas, y tampoco nos dedicamosal ejercicio de las buenas obras, co-mo si fuéramos la madre Teresa deCalcuta de la comunicación. Dichoclaramente, pensamos y queremostrabajar así, por egoísmo. Un sanoegoísmo. Me explicaré.

El patrimonio de un periodista essu nombre, su trayectoria, la credibi-lidad social que se ha sabido ganar.Dentro del respeto a la ética, puedeexistir la credibilidad. Fuera de la éti-ca, es materialmente imposible. De-fendemos la deontología periodísticaporque queremos ganarnos la con-fianza de los que nos leen o nos es-

cuchan. Y pensamos y obramos asíporque la credibilidad es nuestra me-jor inversión de futuro. A este instin-to de conservación de la confianzaajena le llamo egoísmo. Un saludableegoísmo. Cuando se pierde la credi-bilidad es mejor cambiar de profe-sión y dedicarse a otra cosa. La éticaimpone una autodisciplina que nosha de acompañar en la labor diaria.

Haré un inciso para una breve re-flexión sobre la ética. En los grandesmedios españoles hay un cuidado ex-quisito por la estética. La prensa mi-ma a los diseñadores y pone la máxi-ma atención a la fidelidad al ‘mode-lo’, y la televisión cuida el look de lospresentadores, de la imagen de cabe-cera de los informativos y del gran es-cenario que son los platós. Hay unagran preocupación por el diseño y laestética, que muchas veces se acom-paña de un desinterés absoluto porla ética, cuando ética y estética hande estar intrínsecamente unidas. “Nu-lla estetica sine etica”, que decían loslatinos. A ver si es verdad en el cam-po de la información. Sólo conqueuna parte del interés que se pone enla estética se desviara hacia la ética,España podría convertirse en uno delos países avanzados en el ámbito dela deontología periodística. Y, dichoesto, cierro paréntesis.

Pusimos en marcha un órgano deseguimiento de nuestras conductas,unas normas que las empresas hicie-ron suyas, en su casi totalidad, inclui-das las delegaciones en Catalunya de

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sociedades radicadas en Madrid. Y,mientras poníamos el empeño enaquella tarea, en el entorno se movíanprofesionales de éxitos a cualquierprecio, mercenarios del escándalo enpapel couché y de los micrófonos de laradio y la televisión. Sobre todo de latelevisión. Especialistas en hurgar enlas intimidades personales, que difí-cilmente lograrían la acreditación deperiodistas en otro país europeo. Lascontradicciones y las señales de alar-ma sonaban y suenan por aún todaspartes.

Autoexigencia por parte de unosy el ‘todo vale’, como guía y conseje-ra única de otros. Dos maneras deejercer el periodismo. De ahí sale laoferta que hay en el mercado. Elegi-mos una opción y, afortunadamente,somos infinitamente más los que que-remos unos medios rigurosos, que laprofesión se ejerza con libertad y res-ponsabilidad, dos conceptos que hande ir unidos también. Voluntariamen-te nos hemos impuesto unos límitesmarcados por el buen gusto, el rigory el respeto a las personas. Vuelvo alo que decía antes. No somos una ONGdedicada a moralizar la profesión.Tampoco formamos un apostoladodedicado a predicar la doctrina deltrabajo responsable. Obramos así por-que somos saludablemente egoístas yconservadores del crédito que nos he-mos sabido ganar.

Nos debemos a la sociedad. Su con-fianza nos la tendremos que ganar.El único camino para lograrla y con-

servarla es el ejercicio riguroso de laprofesión, la autoexigencia, inclusola autocrítica, cuando hemos incurri-do en un error. Rectificar, precisa-mente, es uno de los puntos univer-sales de los códigos deontológicos. Nosé si rectificar es de sabios. Lo que sísé es que es de personas honradas. Nocreo exagerar si digo que hay dos cla-ses de periodistas: los que aceptan suserrores y los que creen que no se equi-vocan nunca. Que cada uno reflexio-ne sobre el campo en que está.

Y si se verdad que hay un sectorprostituído de la profesión, no quere-mos ser la madre Teresa de Calcutapara redimirlos de la actividad profe-sional más antigua de la historia. Allácada cual con sus preferencias. Noso-tros tenemos claro lo que queremos.Queremos una prensa responsable, ymantenemos la esperanza de que lasociedad dejará de generalizar con elestribillo de que “todos los periódicosmienten” o “todos los periodistas soniguales” y verá que, si hay unos me-dios y unos profesionales descuida-dos o intencionadamente transgreso-res, hay otros que afrontan su papelresponsablemente.

Que existan los medios y los profe-sionales de criterios más disparatados.Lo importante es que haya en el mer-cado de trabajo y en el de la oferta pe-riodística el debido contraste. Que elpúblico se acostumbre a distinguir. Siellos son el negro, nosotros somos elblanco y que la calle lo vea así. Quesuceda lo mismo que con los médicos.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—97

No se les adjudican a todos los descui-dos y los incumplimientos profesiona-les. Son culpa de ‘algunos’, de ‘cier-tos’. Todas las generalizaciones sonperversas. Tenemos ante nosotros la la-bor didáctica de enseñar a matizar.

La doble oferta en el kiosco puedecontribuir a esa labor pedagógica. Laconvivencia de los dos mo-delos de prensa, la riguro-sa y la de escándalo, no de-be asustar, si se sabe dife-renciar a una de la otra.Es un signo de lectura depaís avanzado, como ocu-rre en el Reino Unido, quetiene la más seria y la másestridente, The Times y elDaily Mirror, por citar doscabeceras como ejemplo,del rigor máximo al ama-rillismo. Aquí no tenemoseste género de periodismosensacionalista de masas,pero sí que hay una pren-sa para la que ‘todo vale’,con tal de vender, o quefalsea los hechos para ser-vir a fines espurios.

Y el problema de la confusión noes tanto de la prensa escrita, porqueen España no existe el amarillismo enel mercado, sino, sobre todo, de la te-levisión y de algunos contenidos deciertas emisoras de radio. Histórica-mente, el periódico al que nos hemoshabituado ha sido una seña de iden-tidad. “Dime el periódico que comprasy te diré cómo eres.” Sigue siendo un

principio válido para muchas perso-nas. Pero actualmente, tenemos queadaptar la propuesta a la radio y latelevisión: “Dime los programas detelevisión y radio que sigues y te di-ré cómo piensas.”

Es necesario hacerlo así. Mientrastenemos una difusión de la prensa

que aproximadamente esla que había en Españahace 50 años (10 ejempla-res por 100 habitantes), seha creado una audienciaaudio-televisiva impresio-nante. La cifra que he da-do corresponde a la pren-sa de pago. La gratuita nola incluyo, aún. Es en elámbito de la imagen enel que se registran los ma-yores desajustes deonto-lógicos. Con respecto alos audiovisuales, hay quehacer excepción de los bo-letines informativos, que,en general son de una for-mulación correcta.

Aquellos programasde escándalo utilizan a

gente que, en el fondo, no ejerce el pe-riodismo, ansiosa de popularidad y di-nero, sin freno ni control. De hecho,lo que hagan no nos incumbe. Pero sedicen periodistas, trabajan con unacierta información, que manipulan, yse crea una incómoda confusión. Aquísurge el problema. Que los destinata-rios de la comunicación sepan distin-guir es de una necesidad apremiante.

PERNAU

La convivencia delos dos modelosde prensa, larigurosa y la deescándalo, es unsigno de lecturade país avanzado.

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Creo que todos los sarampiones sesuperan y que no será diferente el dela tele-basura. Quiero decir que estegenero grosero del insulto y la intro-misión en las vidas privadas perderápoder de atracción, pero, como se nosconfunde, para el tiempo que aún du-re, daré unas pistas que ayuden a dis-tinguir a los que nos ponen a todosen el mismo saco. Digo siempre, conun cierto sarcasmo, que forman unaespecie que tiene anunciada la extin-ción y que no los invocaremos paraellos medidas de protección. En otrospaíses, se refugiarían en la prensaamarilla, pero como aquí no la hay,se les ha de buscar, sobre todo, en latelevisión de media tarde, circunstan-cia que pone al alcance de la infan-cia las intimidades de los llamadosfamosos, que ellos y ellas ventilan sinningún escrúpulo. También hay la va-riante del tertuliano radiofónico. Unacircunstancia agravante: son progra-mas que crean adicción, en un deter-minado público. Un detalle que les iden-tifica es que se comunican a gritos yfrecuentemente prodigan los insul-tos, a diferencia de los periodistas queson más reflexivos, no acostumbrana insultar y no han de levantar la vozpara convencer.

Con estas gotas de distensión cie-rro esta parte de la intervención, conla esperanza de que la saturación deescándalos conducirá al cansancio delas audiencias y que el autocontrolen los medios, con el prestigio queles ha de acompañar, será una inver-

sión rentable. De hecho lo es ya enmuchos medios.

Propongo ahora un retroceso de laimaginación que nos sitúe en 1989.Voy a referirme a un momento quenuestros huéspedes británicos cono-cen mucho mejor que yo. Aquí está,por ejemplo, el señor Robert Pinker,que este mediodía nos ha ilustradosobre la autorregulación en Europa,con cuya experiencia en el PressCouncil británico contamos en Cata-lunya en 1996 para la creación delConsejo de la Información. Del mo-mento de la mirada atrás a que meha referido, en 1989, parte la funciónque estamos desarrollando todos: enMadrid, en Barcelona, en Londres oen Estocolmo. Retrocedemos 16 añosy observamos la vida británica: en-contramos a la primera ministra,Margaret Thatcher, que se siente ata-cada por un sector de la prensa yanuncia entonces una reforma res-trictiva de la legislación antilibelo.Las empresas le responden unánimes:“Señora primera ministra, ahórrese eltrabajo de regularnos, que ya nos au-torregularemos nosotros.” Y surge asíla Comisión de Quejas de la Prensa,representada estos días aquí, un ór-gano ágil de arbitraje, con una ven-tanilla, a la que cualquier ciudadanopuede acudir, cuando considera quelas normas deontológicas han sidotransgredidas.

Eran momentos en los que tambiénen España se temía un endurecimien-to de la legislación tangencial con la

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—99

libertad de expresión. En Barcelona,la junta directiva del Colegio de Pe-riodistas, que presidía Carles Sentís,hizo suya la iniciativa británica, conla diferencia de que allí partía de lasempresas y, entre nosotros, sería delos periodistas, aunque se ha de de-cir también que encontraría todo elapoyo de los empresarios.Significaba que en Espa-ña latía la necesidad demarcar el campo de loque es moralmente lícitoen la información, sepa-rándolo de lo que no loes. Barcelona tenía laoportunidad de demos-trar que aquella preocu-pación existía, igual quela había en el resto de Es-paña, aunque no se hu-biera manifestado. Perso-nalmente lo pude com-probar con charlas a lasque fui convocado, aquí enla Complutense, por Nú-ñez Encabo, y por las aso-ciaciones, en Jaén, Granada, Valencia,Sevilla, Palma de Mallorca y Santia-go de Compostela, en los años 93 y94.

La gestación del Código fue lenta,porque exigía una larga etapa expli-cativa. Se convocó a la profesión, secelebraron numerosas reuniones, sehicieron consultas y se avanzó en laredacción de un texto, claro y conci-so, que se convertiría en el código deconducta de los periodistas catalanes.

Pero en algún lugar debía estar es-crito que los deseos de los padres dela criatura deontológico, de verla na-cer pronto, no se cumplirían. Seríacon una larga demora. El código es-taba prácticamente listo y pronto sehabría podido aprobar, pero un vier-nes, en la conferencia de prensa pos-

terior al Consejo de Mi-nistros, la ministra-porta-voz, Rosa Conde, dijounas palabras que podíahaberse ahorrado. Era elmomento de máximatensión de la campañacontra el vicepresidentedel Gobierno, AlfonsoGuerra, por el compro-metedor despacho que suhermano Juan tenía en ladelegación del Gobiernoen Sevilla. Lamentó la mi-nistra que no hubiera enEspaña un código deon-tológico como el de losperiodistas británicos,pues, de haberlo, dijo, los

profesionales pondrían más esmeroen su trabajo.

¿Qué hizo la junta directiva antela inoportuna interferencia de la mi-nistra? Lo único correcto que podíahacer: guardar los papeles en un ca-jón, olvidarse de la iniciativa y dejarque el tiempo transcurriera, no fue-ra caso que alguien dijera que las de-cisiones de nuestra entidad se toma-ban en la Moncloa. Nuestras entida-des han de ser como la mujer del Cé-

PERNAU

La gestación delCódigo fue lenta,porque exigía una larga etapaexplicativa.

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100—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

sar: que además de honradas, lo hande parecer.

Calculo que los papeles estuvierondurmientes algo más de dos años. Enlos comienzos de 1992, me tocó ocu-par el puesto que dejaba vacante Sen-tís y encontré los deberes del CódigoDeontológico en un cajón de la mesade mi despacho. La prensa más agre-siva se había salido con la suya: el co-laborador de más confianza de Feli-pe González, su paisano Guerra, yano estaba en la Vicepresidencia y elescándalo había quedado desactiva-do. Los papeles salían del cajón, sereemprendía el trabajo y, en octubrede 1992, el Código quedaba aproba-do. Era la primera experiencia de au-tocontrol que había en España. Peroestábamos aún a mitad de camino. Fal-taba el órgano de seguimiento de lasnormas en el trabajo cotidiano. Fal-taba la ventanilla en la que presenta-rían sus quejas las personas que tu-vieran algo que objetar por el conte-nido de los medios. En 1996, queda-ría completado el dispositivo.

Momento trágico, el de la procla-mación del Código. Coincidencia ca-si providencial. Un hecho luctuosodemostraría la existencia de dos ma-neras diferentes de ejercer la profe-sión. Si había escépticos de la tareaque proponíamos, quedarían prontoconvencidos de que los hechos nosdaban la razón. De manera brutal, seplanteaba la necesidad de una normade conducta de los periodistas mar-cada por la ética. Un par de semanas

antes de la asunción del compromi-so deontológico por parte de la pro-fesión catalana, en la localidad valen-ciana de Alcásser, se producía el se-cuestro, violación y posterior asesina-to de las adolescentes Miriam, Desi-rée y Toñi, de 14 y 15 años. El segui-miento televisivo del caso fue el ejem-plo de lo que es moralmente ilícitoen la información. Era un caso ejem-plarizante de lo que no hay que ha-cer. Muchos de ustedes se acordaránde aquel hecho brutal, del que van acumplirse 13 años. La plaza del pue-blo se convirtió en un gran circo, enel que las televisiones competían enprovocar lágrimas y en detalles esca-brosos, en busca de una audienciaque les proporcionaría el viejo recur-so de convertir el dolor ajeno en es-pectáculo. Familiares y amigos parti-ciparon, de buena fe, en aquellos pro-gramas, intoxicados por la creenciade que su dolor ante las cámarasablandaría almas y conciencias de losmalhechores. No se respetó nada. Nisentimientos ni la discreción que, encasos como aquel, recomienda elbuen gusto. Se había dado a la trage-dia el tratamiento de un programade entretenimiento.

Algún medio señaló que la trage-dia de Alcásser marcaría un antes yun después. Las conciencias profesio-nales se resintieron de aquella utili-zación indigna del caso. El hecho deque aún se recuerde significa que de-jó una huella profunda.

Los 12 puntos de nuestro código

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—101

son normas universales, iguales paraun continente que para otro. Ya hedicho que hay una globalización delas faltas, que globaliza también lasactuaciones para combatir el trabajomal hecho. Un vistazo rápido permi-te apreciar la amplitud del temario.Estas reglas, que no nos fueron dadasa los humanos, comootras, en el Sinaí, son unmodelo de síntesis, y noslas impusimos nosotrosmismos. Empiezan con lanecesidad de separar in-formación de opinión yacaban con una alerta ala incitación al odio y lasdiscriminaciones por ra-zones de sexo, raza,creencia o extracto socialo cultural.

Los 12 artículo abar-can seis ámbitos.

— Los primeros artícu-los se relacionan con lacalidad y la solvencia deltrabajo. Queda desterra-do el rumor, presentadocomo noticia, se exhortaa la precisión y, si se haincurrido en error, hay que rectificar,y no tan a escondidas –digo yo– co-mo hacen muchas veces los periódi-cos. Si una personalidad está ingresa-da en un hospital, no es moralmen-te lícito ponerse la bata blanca de losmédicos para entrevistarla. A esto sele llamaría usar métodos indignos pa-ra obtener información.

— La ciudadanía puede colaborarcon el profesional, pero no está obli-gada. No se la puede acosar para quecuente lo que sabe sobre un tema no-ticioso y, si ha contado algo, tiene de-recho a invocar el off the record, que elperiodista le ha de respetar.

— Una cautela necesaria, que serátambién un acto de sin-ceridad, serán los dos ar-tículos que pretenden serun freno a la tentacióncorrupta que puede sen-tir un periodista, cuandoha de informar sobreasuntos que mueven mu-chos millones. No somosángeles y reconocer quela corrupción pude exis-tir es la mejor manera deprevenirla. A muchos pro-fesionales, la inmorali-dad les puede resultar re-lativamente fácil. Porejemplo, el Código deon-tológico se da cien pata-das con recomendar lacompra de unos terrenossi, en nuestro trabajo, he-mos sabido que esta a

punto de aprobarse un plan urbanís-tico en una determinada zona. Y tam-poco es de recibo simultanear la pu-blicidad con la información.

— Se ha de respetar la imagen eintimidad del prójimo, especialmen-te en situaciones de dolor y aflicción,y observar la presunción de inocen-cia, y acostumbrarse al uso del ‘pre-

PERNAU

Alcásser marcaríaun antes y undespués. Lasconcienciasprofesionales seresintieron deaquella utilizaciónindigna del caso.

��� Comités de Quejas

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sunto’, en caso de deudas con la jus-ticia porque es de buena observanciadeontológica considerar que, ante laley todos somos inocentes, mientrasno se demuestre lo contrario.

— Se cuidará la información sobremenores, cuya identidad no se difun-dirá, sobre todo cuando se les relacio-na con asuntos de especial trascenden-cia social, como los delitos sexuales.

— Y, finalmente, el artículo contrala intoxicación periodística, que pue-de ser ofensiva por razón de diferen-cias étnicas, religiosa y culturales, ge-neradora de odios, que han desembo-cado en discriminaciones, aberracio-nes de todo signo y hasta de ser cau-sante guerras. El proceso es conoci-do: los medios intoxican las concien-cias con falsedades (“los judíos sonculpables”), y así surge el Holocaus-to. Se siembra el odio y detrás ya pue-den aparecer los generales y los esta-dos mayores. O “los musulmanes sonculpables”. Así empezó la guerra deBosnia, hace una década. La prensasectaria, inspiradora del fanatismo, yde ella, en el algún conflicto étnico,los fundamentalistas han llegado adecir: “un periódico, es mi patria ymi Dios”. Los medios de comunicaciónallanan el camino de los militares.Creo que, sobre este tema, todos losseminarios que se celebren serán po-cos. Si algún día la FAPE lo pone enmarcha, puedo poner a los organiza-dores en contacto con un periodistabosnio, que vive refugiado en la Cos-ta Brava, con su mujer –periodista

también–, porque cree que la Bosniade la convivencia entre tres comuni-dades es irrepetible. Era jefe de la sec-ción de Cultura de Radio Sarajevo. Apequeña escala, es la labor de ‘calen-tamiento’ que llevan a cabo algunosmedios deportivos en las vísperas departidos de fútbol considerados deuna cierta trascendencia.

Aumentar la solvencia periodísti-ca; blindar los derechos de las perso-nas; prevenir la tentación corrupta;proteger a la infancia de las pirañasde la información y evitar el trabajosucio que conduce a las lacras del ra-cismo y la discriminación, y que pue-de desembocar en una guerra… Todoal servicio de la sociedad, que es ladestinataria de nuestro trabajo y, re-dundando todo el conjunto, en bene-ficio de unos medios que acreditaránsu solvencia y de unos profesionalesque verán asegurada su credibilidad.No era un cuento de hadas. Era, sen-cillamente, una meta que estaba anuestro alcance. Y esto, tan bonito ytan apasionante, tuvo unos adversa-rios. Del mismo signo de los que hanaparecido en Madrid.

Nos presentaban como seres extra-ños, unos dráculas de las libertadesde información y expresión, que ne-cesitábamos del clima de la represiónpara sobrevivir, pues, después de al-canzar la libertad, decían que nos in-ventábamos una legislación paralela.Que pretendíamos recortar derechosque se nos reconocían en la Constitu-ción. Que nuestro articulado preten-

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dería tapar voces. Decían que era unpaso atrás, un retorno al pasado. Y escurioso señalar que se preocupabanpor la libertad de prensa los que nun-ca habían mostrado interés por ella.

Vuelvo a nuestros asesores. Con elseñor Pinker, al que me he referido,estuvo también en Barcelona un de-legado del ombudsmansueco, el señor BertelWerner. Dio a conocer loscriterios que rigen en elpaís escandinavo y se meponen los pelos de puntaal pensar qué habrían di-cho nuestros impugnado-res si aquí hubiéramos in-tentado unas restriccio-nes iguales. Unas sema-nas antes de su presenciaen Barcelona se habíahundido un ferry en elmar Báltico, que presta-ba servicio entre una delas capitales de las peque-ñas repúblicas ex soviéti-cas y un vecino puertosueco. Hubo numerosasvíctimas. Los testimonios gráficoseran dramáticos. Por respeto a la dig-nidad a las personas, muertas o res-catadas de las aguas, prácticamenteno se publicó ninguna imagen de lacatástrofe. Estaban en contradiccióncon las normas deontológicas del pa-ís. Así estaba asumido por la profe-sión y nadie chistó.

Otras acusaciones. Otros decíanque el Código contenía unas normas

obvias, que no necesitaban estar es-critas, que bastaría, en todo caso, te-nerlas en el pensamiento. La respues-ta era elemental. Si otros códigos, co-mo el Penal, se vulneran a pesar deestar escritos y de señalar sancionespara los transgresores, qué no ocurri-ría con el nuestro. Se podía decir tam-

bién que Dios no se habíafiado de confiar los pre-ceptos a la memoria delos humanos y de ahí quehubiera querido solemni-zar la entrega del Decálo-go en el Sinaí, con losmandamientos esculpi-dos en piedra.

Nunca agradeceremosbastante a la prensa bri-tánica que, sin saberlo,frenó con inteligencia lasintenciones de los quenos querían silenciar. Nosdio argumentos paracrear y defender la estruc-tura que tenemos en Ca-talunya. Puede decirseque todos somos un poco

hijos de aquella decisión británica.Cuando se explicaban nuestros orí-

genes, los que pontificaban sobre lalibertad de prensa, como si fuera pa-trimonio suyo, se tenían que callar. Notenían argumentos. Sucedió repetida-mente y los fantasmas se esfumaron.

Se nos criticaba también por blan-dos, por limitarnos a la sanción mo-ral de dar publicidad de las transgre-siones. Mi respuesta siempre ha sido

PERNAU

Se preocupabanpor la libertad deprensa los quenunca habíanmostrado interéspor ella.

��� Comités de Quejas

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la misma: somos como Amnistía In-ternacional, que no mete en la cárcelal torturador ni al gobernante queconsiente que se torture en su país.La organización se limita a incluir elcaso en el anuario de las violacionesde los derechos humanos. A ningúnpaís ni gobernante le hace ningunagracia aparecer en la lista negrísimade los países torturadores.

Nos preguntábamos, sorprendi-dos, cómo se podía hablar de legisla-ción paralela cuando los códigos só-lo tratan faltas profesionales que noestán tipificadas como delito. Ningu-na ley obliga a ocultar la identidadde un menor, en situaciones que noson, precisamente, fiestas de fin decurso. Nosotros no podemos sancio-nar. Recomendamos. Las leyes no san-cionan al periodista que simultaneala información con la publicidad. Pa-ra nosotros es incompatible. Ningu-na legislación puede imponer sancio-nes por no respetar el off the record.Para nosotros es una vulneración delbuen hacer profesional. Las buenasformas no las impone la ley. Nuestrocódigo las convierte en un modo deactuar en el ejercicio de la profesión.

De hecho, hay faltas que están enla frontera de la ley con las normasdeontológicas. Que igual las puedantratar los jueces que nosotros. Porejemplo, cuestiones sobre el derechode la imagen, el honor y la intimidad.La persona afectada ha de optar. Acu-de a los tribunales, en los que quizále reconozcan una indemnización, o

presenta su queja ante nuestra insti-tución, que será probable que le re-conozca la razón, pero de la que nocobrará ni un euro.

Y para dejar las cosas claras insis-tíamos en las diferencias entre unmandato de la ley y las recomenda-ciones del Consejo: no se presenta-rían denuncias, sino quejas; no se juz-garían delitos, sino que se atenderíanquejas por presuntas transgresionesdel articulado del Código; no habríasentencias, sino resoluciones; a las ex-periencias acumuladas no se las lla-maría jurisprudencia, sino doctrinas.

Y, sabido todo esto, que cada equi-po de editor y profesionales hicierael periódico, la radio o la televisión,el medio con el que mejor se pudie-ran alcanzar los objetivos esperadosdentro de cada empresa, con normadeontológica, o sin ella. Nosotros te-níamos muy claro el camino que que-ríamos seguir.

Y, dicho esto, pasaré a la puesta enmarcha del órgano medidor de la vo-luntad de cumplimiento de las nor-mas. Sería, el Consejo de la Informa-ción.

Empezaré por dos noes, sobre loque no queríamos ser. Nos parecióque no podíamos confiar aquella la-bor a una comisión deontológica delColegio, igual que ocurre en otras en-tidades profesionales. No queríamosser apéndice colegial, como tampocoque el órgano encargado de estudiarlas quejas estuviera formado mayori-tariamente por periodistas. Los ha-

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bría. Pero en minoría. El motivo delos dos noes era el mismo. No quería-mos un montaje endogámico, en elpudiera influir la profesión, en el quefuéramos arte y parte. O que pudieraparecer que podía influir. Si la mate-ria prima de la información surge dela sociedad y transformada vuelve ala sociedad, y si la socie-dad tenía que presentar lasquejas por las transgre-siones deontológicas, te-nía que ser la ‘sociedad’la que nos ‘juzgara’. Asíocurrió ya en el primerConsejo, formado por seisperiodistas y nueve repre-sentantes de la sociedad,catedráticos, el decano delos Abogados, miembrodespués del Tribunal Cons-titucional, personas deprestigio, todos bajo la pre-sidencia de Lorenzo Gó-mis, ex subdirector de LaVanguardia, profesor uni-versitario y editor-fundador de la revis-ta El Ciervo.

Él fue la primera persona coopta-da. A partir de su compromiso, em-pezamos una serie de entrevistas pa-ra interesar en el proyecto al máximonúmero de ámbitos. Los directores delos medios principales conocían laidea desde los comienzos, Pero aho-ra tenían que hacerlo suya las empre-sas, a las que se les pediría que con-tribuyeran a las necesidades presu-puestarias del órgano que se iba a

crear. Dicho brutalmente, los edito-res pagarían para que les sacáramoslos trapos sucios por su manera pocoescrupulosa de trabajar. No faltaronagoreros que nos anunciaron el fra-caso. No fue así. Sin subvenciones,con las aportaciones de las empresas,que oscilan entre 2.600 y 450 euros,

más una ayuda del Cole-gio, el Consejo se ha fi-nanciado tal como previ-mos. Regido por un patro-nato, así llevamos nueveaños. En su mayor parte,las empresas entiendenque financiar el órganode arbitraje de la ética pe-riodística es invertir enimagen de calidad.

No habría habido nin-gún problema para con-seguir subvenciones. Pe-ro nos parecía más repre-sentativo y valioso el fi-nanciamiento empresa-rial. Era la mejor prueba

de que los primeros que creían en laética eran los editores.

La puesta en marcha del Consejofue un trabajo lento, que se llevó acabo entre 1992 y 1996. Ocurrió algocurioso. Estábamos ya en vísperas desu constitución: teníamos el Código,contábamos con las personas que ten-drían que aplicar su aspecto ‘sancio-nador’, se había dado a conocer den-tro y fuera de la profesión y se conta-ba con el compromiso de las cuotasque pagarían las empresas. Sólo fal-

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Tenía que ser la‘sociedad’ la quenos ‘juzgara’.

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taba una cosa elemental: el nombrede la entidad. Se llamó Consejo de laInformación de Catalunya. En la se-sión de constitución dije que haber-le puesto nombre a última hora erauna buena señal, pues por el nombrese empiezan muchos proyectos que nun-ca se acaban. Es como empezar unacasa por el tejado.

Como he dicho, son nueve años deexperiencia, con tres presidentes: Lo-renzo Gómis, Francisco González Le-desma y el que les habla, con el quetrabaja Josep Maria Cadena. Hay con-sejeros que se mantienen desde el pri-mer día, como Victoria Camps, cate-drática de Ética, que como senadoraintentó un código deontológico paralos audiovisuales, que, como tantas co-sas de la televisión, no pudo ser. Igualque el también catedrático, aunquede Derecho Constitucional o el perio-dista Xavier Foz. En estos momentostenemos dos consejeros comunes conla FAPE. Son Núria Gispert y ManuelParés.

He explicado la historia con uncierto detenimiento, porque creo queinteresa conocer los primeros pasospor el territorio, entonces inexplora-do en España del autocontrol. Se ven-cieron todos los obstáculos y, finalmen-te, pudimos disponer de una modes-ta entidad, que nada tiene que vercon el ente británico que nos inspi-ró. Este año llevamos tramitados 40expedientes, pertenecientes a otrastantas quejas presentadas, mientrasque las de la Comisión británica que

fue nuestro modelo, cuando mantu-vimos contacto, hace una década ymedia, eran 2.000 anuales. Hoy hemossabido que este año serán 3.500.

Prácticamente, se han tramitadoquejas sobre vulneraciones de todoslos criterios recogidos en el Código.De las memorias anuales, que deta-llan las actuaciones, se desprende quelos artículos que con mayor frecuen-cia se vulneran son el 2 (“Difundirúnicamente informaciones funda-mentadas, evitando afirmaciones odatos imprecisos y sin base suficien-te, que puedan lesionar o menospre-ciar la dignidad de las personas…”);el artículo 9 (“Respetar el derecho delas personas a su propia intimidad eimagen…”); el 11, que trata de los me-nores, para los que se invoca el má-ximo esmero en toda informaciónque les afecte. Y, finalmente, el crite-rio del artículo 12: “Actuar con espe-cial responsabilidad y rigor en el ca-so de informaciones y opiniones quepuedan suscitar discriminaciones porrazones de sexo, raza, creencia…”.

Hay quejas recurrentes y puede de-cirse de alguna que se repite de ma-nera contumaz. Esto ocurre en temasvinculados con la inmigración. No ne-garé que el número de transgresionesno sea superior a otros temas. Peroocurre que los derivados de la extran-jería son observados de cerca por ONGy organizaciones de gran agilidad enla tramitación de quejas. La más ac-tiva es SOS Racismo. Hay otra expli-cación y ésta hay que atribuirla al tra-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—107

bajo poco cuidadoso de los profesio-nales. Se podría hablar, incluso dedesidia, pues a pesar de las quejas sereincide una y otra vez en una expre-sión inadecuada, como es la de “in-migrantes ilegales”. Ante la reitera-ción, en junio de este año se mandóuna circular a los medios, señalandopor qué debía quedar des-terrado el uso de aquellaexpresión:

1º Las personas nopueden ser ilegales, por-que esto supondría negara un ser humano la cate-goría de sujeto de dere-cho.

2º La aplicación inade-cuada de este calificativoimplica menosprecio a ladignidad y a la propiaimagen de estas personas.

3º El uso de esta pala-bra para designar, de ma-nera exclusiva y conti-nuada, al colectivo de tra-bajadores que emigran,significa un trato discri-minatorio y favorece este-reotipos que criminalizan la imagende estas personas en la conciencia co-lectiva.

Con el tema de la inmigración sevulnera la norma por otros caminos.Por ejemplo, atribuyéndole el incre-mento del paro, aspecto delicadísimo,sobre todo si se trata con demagogiay ligereza. Los dos conceptos juntospueden ser de resultados explosivos,

porque la mezcla de ambos es un ca-mino seguro que conduce a la xeno-fobia. Igual que la asociación de in-migración-delincuencia, encasillandodeterminadas tipologías delictivas aindividuos de una u otra nacionali-dad. Sobre este tema, explicaré unaanécdota curiosa que me ocurrió.

Llevábamos un año derodaje con el Consejo yfui invitado por la patro-nal de la radio de la Re-pública de Ecuador, enmarzo de 1998. Tenía queexplicar la experiencia yme llevé dos expedientessobre casos fallados unosmeses antes. Uno era designo universal, que igualpodía haber ocurrido enBarcelona que en NuevaYork. Era un caso trágico:una mujer había muertoen medio de una céntri-ca calle por el desprendi-miento de parte de una fa-chada. Las faldas habíanquedado levantadas, demanera que podía creer-

se que estaba medio desnuda. La agen-cia Efe estuvo allí y obtuvo las fotos.Tal como quedó al recibir el impactode los cascotes, en unas, y discreta-mente tapada con una manta, en lasotras. Se distribuyeron ambas imáge-nes y dos diarios eligieron una de lasprimeras. Presentada la queja por uncolectivo de mujeres, se dio la razóna las ‘demandantes’ “por no haberse

PERNAU

Prácticamente, sehan tramitadoquejas sobrevulneraciones detodos los criteriosrecogidos en elCódigo.

��� Comités de Quejas

108—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

respetado el derecho de las personasa la propia intimidad e imagen, espe-cialmente en casos que generen aflic-ción y dolor” (artículo 9). Así lo reco-nocía el director de la agencia, quepresentaba excusas por la distribu-ción de unas imágenes ofensivas pa-ra la mujer que, en su versión másdura, no aportaban ningún elemen-to substancial a la noticia. Aquella re-solución nos ha servido recientemen-te para valorar la transgresión por uncaso parecido.

Pero es el segundo caso el que quie-ro comentar, por su desenlace sor-prendente. Se refería a inmigrantesperuanos en España. Lo elegí porqueme pareció que el auditorio sería sen-sible al caso de unos vecinos andinosque habían tenido que emprender elincierto camino de la emigración aEuropa. Pensé que hasta podía gene-rar un sentimiento de solidaridad. Eslo que creí yo, ingenuo de mi. Expli-caba el caso de que bandas de delin-cuentes de origen peruano asaltabana las familias en las áreas de descan-so de las autopistas del entorno bar-celonés y que, en las informaciones,a las bandas se las llamaba de Los Pe-ruanos, con mayúscula, un gentilicioconvertido en nombre propio, casi enmarca registrada. Comentaba el expe-diente, señalando que tal designaciónsignificaba no sólo confusión, sinoun tratamiento discriminatorio y ra-cista, razón por la cual, la entidadque presentaba la queja, Cáritas Dio-cesana, tenía toda la razón, añadien-

do que ellos, ecuatorianos, entende-rían mejor que otros la injusticia a laque estaban sometidos sus vecinos an-dinos todos, incluidos muchos que seganaban la vida honradamente. Mien-tras hablaba, observaba sonrisas en elpublico, intercambio de comentarios.La situación se me hacia incómoda.Hasta que un asistente pidió la pala-bra. “Señor disertante, tiene usted to-da la razón. No nos gustaría que enEspaña hubiera una banda de malhe-chores a la que la llamaran de LosEcuatorianos. Pero comprenda quesentimos también una cierta compla-cencia por este apelativo, porque nopodemos ignorar que con Perú he-mos tenido tres guerras desde el si-glo XIX por unos problemas de deli-mitación fronteriza, la última hace só-lo tres años.” El chasco que recibí fuedescomunal. Una problema de fron-teras se interfería con la ética perio-dística. Yo lamentaba el injusto tratoque recibía una comunidad de inmi-grantes y los asistentes se regocijaban.La solidaridad que esperaba no se viopor ninguna parte. Un caso muy se-rio se había convertido en motivo desonrisas maliciosas.

Sigamos con el repaso de los casosque se presentan con más frecuencia.Son, después, los relacionados conimágenes de menores, sobre todo por-que se han publicado sin autoriza-ción, aun a pesar de formar parte deun entorno nada halagador para lasfamilias. Sin necesidad de imágenes,la difusión de datos puede permitir

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—109

la identificación del menor, sobre to-do en pequeños núcleos de población,en los que el niño o la niña ha sidovíctima de un acto violento, comopuede ser un intento de violación.

Casos relacionados con el honor yla intimidad, sobre todo cuando la in-formación publicada puede mancharla imagen pública y pri-vada de personas o enti-dades, porque se han pu-blicado datos no contras-tados. Ha habido algúncaso curioso, que pudo te-ner una relación con lajusticia, que ya dejó deexistir, pero de la que sederiva un problema deon-tológico. Me explicaré.Una persona es detenidapor un presunto delitoque se le atribuye. Se pu-blica el caso, se demues-tra que no había motivopara encausarla y quedaen libertad. Como ha pa-sado tiempo, no se publica la puestaen libertad y el sobreseimiento. El me-dio se niega a reconocerlo, alegandoque el asunto ha quedado olvidado.Teóricamente, aquella persona segui-rá ‘detenida’ toda la eternidad. Se lereconocerá la razón si lo plantea. Pe-ro los abogados son partidarios de noremover estas situaciones. Los que seenteraron la primera vez, podrían te-ner noticia “de que algo pudo ocurrir”con la rectificación.

Y la mayor parte de estas vulnera-

ciones de la norma se podrían evitar,porque son fruto de la alianza de larutina con la ligereza, que después seintentan justificar con el exceso detrabajo y las prisas. La mayor parte delas veces se ha de reconocer que tra-bajamos mal.

La autorregulación está pensadade cara a la sociedad, quees la destinataria de nues-tro trabajo. Pero algún pe-riodista que ha sido noti-cia puede sentir la nece-sidad de presentar unaqueja por la forma que sele ha tratado en un me-dio. La ropa sucia no selava en casa. Es un ciuda-dano, de profesión perio-dista, que hace uso de unservicio, en igualdad decondiciones que cual-quier otro ciudadano.Dos casos: el del periodis-ta que negaba en un librola veracidad de la fotogra-

fía obtenida en la playa gaditana deZahara de los Atunes, en la que apa-recía una pareja de bañistas bajo unasombrilla, indiferentes al cadáver deun inmigrante que, no lejos, habíasobre la arena. El segundo, por un offthe record, invocado y no respetado, enel que el convocante de una reunión,periodista, y los convocados, periodis-tas algunos, debatían las razones porlas que el Fórum de las Culturas, ce-lebrado el año pasado, no había teni-do el éxito que se esperaba. En am-

PERNAU

La mayor partede las veces seha de reconocerque trabajamosmal.

��� Comités de Quejas

110—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

bos casos, se reconoció la razón a losciudadanos-periodistas, presentado-res de la queja.

Acabaré pronto. Sólo unas pala-bras sobre el trámite de la queja, des-de el momento de su entrada en elCIC. Se actuará a instancia de parte.No es necesario que la persona que-josa se haya sentido afectada materialy personalmente por el caso que pre-senta. Basta que afecte a sus convic-ciones o a su sensibilidad. Una expre-sión racista, por ejemplo. O trata-miento del caso de la mujer fallecidaen medio de la calle. Aportará el ma-yor número de datos para avalar loque firma. Admitida a trámite, se pe-dirán alegaciones al autor de la pre-sunta falta. El tema pasará despuésal primer pleno que se celebre –unopor trimestre–, se debatirá y se nom-brará un ponente, que redactará unproyecto de resolución, el cual debe-rá aprobar el pleno siguiente.

Y termino ya. He dicho que el Con-sejo se expresa a instancia de parte.Voy a matizar. A instancia de parte,pero reservándose el derecho de ha-cer una declaración institucional enmomentos especialmente graves o sig-nificativos. Es lo que se hizo al finalde la guerra de Iraq. No habíamos re-cibido ninguna queja por la difusiónde imágenes escabrosas. Pero había-mos podido escuchar la voz de la ca-lle y teníamos sobre el tema nuestraopinión formada. Por una imagen, seconsideró que en varios artículos, ladeontología periodística había sido

vulnerada. Nos basamos en una foto-grafía que muchos de ustedes recor-darán: la del pequeño Alí Ismail Ab-bás, de 12 años, que había perdido losdos brazos en un bombardeo sobre Bag-dad, en marzo de 2003. Perdió a to-da su familia y su cuerpo quedó que-mado en un 34%. Por un extraño azarde las desgracias, quedó un fragmen-to de cuerpo humano, en el que latíaun corazón. Algunas cadenas se recrea-ron morbosamente con aquellas imá-genes, que fueron puestas en la pe-queña pantalla una y otra vez.

De hecho, el pensamiento que ins-piraba lo que nosotros invocábamosera el mismo que justificó en NuevaYork limitaciones en la prensa de 11de septiembre de 2001 y el que se haaplicado en el reciente huracán deNueva Orleans. Pero con un diferen-cia fundamental: nosotros partíamosde la autorregulación, la decisión li-bre de los profesionales, mientras queallí las restricciones venían inspiradaspor la Casa Blanca.

El texto aprobado acusaba a las ca-denas que más se habían excedido enla explotación “del éxito fácil que pro-porciona el morbo” y seguía: “si eléxito de un medio no se basa en lainformación seria y ha de recurrir aimágenes que convierten las mutila-ciones de la infancia en un espectá-culo, y si se utiliza la destrucción delcuerpo humano con el mismo fin, es-tamos retrocediendo.” Acababa conla súplica de respeto a las víctimas desituaciones como aquella, a sus fami-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—111

lias, a la deontología y al buen gusto,y el Consejo denunciaba una excusaque suele utilizarse en estos casos:que las imágenes no son del que lasemite o publica, sino de la agenciaque las sirve. Es una excusa falaz, por-que la selección del ma-terial la hace cada medio.

Se hizo pública la de-claración y no todo fuerontestimonios de conformi-dad. Un frente fotográfi-co replicó que las guerrasson así, salvajes y despia-dadas, y que si no gustan,se firman manifiestos yya está. Que la realidadno puede ocultarse y que,gracias a la famosa foto,el pequeño Alí había re-cibido ayuda de organiza-ciones sanitarias interna-cionales y así pudo salvarla vida. Por nuestra par-te, acabamos la polémicacon una pregunta: “¿so-mos tan insensibles quenecesitamos que el cuer-po destrozado de un ni-ño sea ‘paseado’ durantedías por la televisión para conmover-nos?” Los discrepantes no formabanun colectivo frontalmente opuesto alConsejo. Expresaban su punto de vis-ta en aquel caso. Discrepaban sólo enaquel caso. En el fondo, la disconfor-midad se convertía en caja de reso-nancia de un pretendida transgresióndeontológica, lo cual es siempre po-

sitivo. La discrepancia no dejaba deser una señal de vida. Lo preocupan-te hubiera sido que la declaración sehubiera visto con inferencia.

Y acabo ya, agradeciendo al audi-torio la paciencia que ha tenido al es-

cucharme y con la expre-sión en voz alta de un de-seos que todos ustedescomparten. Son para lostres estamentos, de losque depende la comuni-cación: el receptor y losemisores. Como he dicho,en esta tarea nos necesi-tamos todos.

— Que la ciudadaníase mantenga rigurosacon sus quejas, porqueson un estímulo y una se-ñal no dudosa de que unconsumidor conciencia-do de comunicación es lamejor garantía de que va-mos por el buen camino.

— Que la ética tenga larecompensa de la rentabi-lidad, como ha ocurridohistóricamente con algu-nos medios, y que el cír-

culo de los editores convencidos deque realmente es así se amplíe hastael infinito.

— Finalmente, que el Consejo dela FAPE, y todos los organismos simi-lares aquí representados, tengan unavida larga y fructífera, arropados to-dos por una profesión exigente, cadavez más numerosa. �

PERNAU

“¿Somos taninsensibles quenecesitamos queel cuerpodestrozado de unniño sea‘paseado’ durantedías por la TVparaconmovernos?”

EL HUMOR GRÁFICO EN ESPAÑA

LUIS CONDE MARTÍN

560 PÁGS., 45 EUROS

DE VENTA EN LIBRERÍAS Y EN LA A.P.M.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—113

DAVID CHIPP

Y a hace casi 60 años que meinicié en el periodismo. Sipor aquel entonces se hubie-ra mencionado la autorregu-

lación, creo que nadie habría tenidola más mínima idea de lo que estosignificaba. No existía un código uni-versal de conducta periodística ni pro-gramas formales de formación; apren-díamos sobre la marcha. Cualquieraque tuviera dinero podía crear un pe-riódico y los únicos obstáculos eranlos imperativos económicos del libre

mercado. La prensa británica estabalimitada por el racionamiento del pa-pel durante la posguerra, pero tam-bién, y de manera más eficaz, por lasestrictas leyes contra difamación ypor la Oficial Secrets Act (Ley sobreSecretos Oficiales), que pretendíaequiparar lo que las autoridades veíancomo “interés nacional” con la “segu-ridad nacional”. Hoy en día, esto si-gue vigente, excepto, por supuesto, lacuestión del racionamiento.

Además existía la obsesión oficial

La dura batalla por la autorregulación en el Reino UnidoLos medios de comunicación británicos han recorrido un largocamino. Han pasado más de 60 años desde el control ejercido porel Gobierno sobre los medios de comunicación hasta el paulatinoestablecimiento de la autorregulación profesional. Es la historia decómo, con las únicas limitaciones de las restricciones de papel yde las leyes contra la difamación y sobre secretos oficiales de laposguerra, se pasó a la Press Complaits Commission.

David Chipp es miembro de la Press Complaits Commision británica.

��� Comités de Quejas

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británica por el secretismo, una ob-sesión compartida por políticos y bu-rócratas. Algo que, por cierto, conti-núa hasta nuestros días, como lo de-muestra la habitual obstrucción de lasautoridades al funcionamiento de laFreedom of Information Act. Tambiénlos editores y reporteros se vieron li-mitados por los propietarios, quienes,a pesar de que hacían todo lo necesa-rio para promover sus ideas políticas,eran a menudo demasiado mojigatosy victorianos en lo que respectaba asu visión del gusto y la decencia. A fi-nales de la década de los veinte, el pri-mer ministro, Stanley Baldwin, des-cribió a estos propietarios como losque “ejercen un poder sin asumir nin-guna responsabilidad: la prerrogati-va de las prostitutas a lo largo de lossiglos”*. Sin embargo, ellos demostra-ron que se sentían la clase dirigentebásica en 1936, cuando decidieronque los periódicos británicos no pu-blicaran nada sobre el romance delrey Eduardo VIII con Wallis Simpson.El resto del mundo lo sabía, pero con-sideraron que era un tema demasia-do delicado para sus propios súbdi-tos. No me imagino eso en nuestrosdías.

Después de la II Guerra Mundialhubo un Gobierno socialista en Ingla-terra y muchos de sus partidarios enel Parlamento vieron el poder de lospropietarios como uno de los peoresejemplos del capitalismo devastador.Además, creo que los hombres quevolvían de la guerra –y muchos de los

que en aquel tiempo nos incorpora-mos al negocio lo éramos– tendían acuestionar mucho más los límites im-puestos a las publicaciones. Así, el pe-riodismo pasó a ser visto por parte demuchos miembros del Gobierno co-mo un peligro para el orden estable-cido y, por tanto, debía ser controla-do. No era una actitud nueva. Esto ha-bía sucedido durante más de 400años, cuando la Iglesia, a través de susobispos, tenía el poder. Incluso con-sideraban peligroso que la gente le-yera u oyera las escrituras en lenguavernácula.

En la década de los cuarenta se al-zaron voces pidiendo legislación quecontrolara la prensa. Sesenta añosdespués aún existen esas demandas.Los políticos británicos de todos lospartidos, independientemente de loque digan, siempre han aborrecido ala prensa. Nos sobreestiman cuandosomos débiles y nos subestiman igual-mente cuando somos fuertes.

Cuando el Gobierno socialista deClement Attlee llegó al poder en 1945nacionalizó muchas cosas: los servi-cios sanitarios, los ferrocarriles, el car-bón y el acero. Pero fue un hombresabio y también muchos de los miem-bros de su Gobierno. Con mucha sen-satez, rehusó meterse con la prensa.En su lugar, hizo algo muy inglés: es-tableció una Comisión Real. Estos co-mités investigadores, presididos nor-malmente por un ilustre abogado, sereúnen durante meses, si no años, yfinalmente presentan informes y re-

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comendaciones. A menudo son unmétodo utilizado por los gobiernos pa-ra calmar las críticas. Sobra decir quesus recomendaciones suelen ser ob-viadas.

La primera Comisión Real sobre laPrensa se estableció en1947. Trató sobre el enor-me aumento en la circu-lación de periódicos po-pulares y sobre el aún ma-yor incremento del sensa-cionalismo. Al mismotiempo, la prensa británi-ca (propietarios, periodis-tas y sindicatos) creían fir-memente que su conduc-ta no era asunto del pú-blico general. Ellos, y só-lo ellos, eran responsa-bles de lo que el poeta yperiodista Rudyard Ki-pling describió como “eseoscuro arte al que llama-mos prensa diaria”*. Unode los resultados de esa Co-misión fue el estableci-miento en 1953 del Gene-ral Council of the Press.Su tarea era preservar lalibertad de prensa y combatir los abu-sos de esa libertad, como la invasiónde la privacidad; un estímulo sexual.¡En el Consejo no había personas aje-nas a la profesión! Todos sus miem-bros, incluido el presidente, eran pe-riodistas.

La prensa lo había organizado a re-gañadientes y tuvo muy poco efecto.

Por lo tanto, se estableció otra Comi-sión Real en 1962, que recomendóque el presidente fuera independien-te y que los miembros no pertenecie-ran a la profesión. El Press Council,como se llama ahora, aceptó lo pri-

mero, pero ignoró lo se-gundo. La actitud de laprensa seguía siendo lamisma, sintetizada qui-zás por Rupert Murdochquien dijo que era “el bra-zo de la clase dirigente”*y despreció el trabajo delConsejo de Prensa austra-liano por ser resultado dela “interferencia de edito-res fracasados y profeso-res retirados”*. ¡Cómocambian las cosas! Los re-presentantes y editoresde Murdoch son ahorafervientes partidarios dela Press Complaints Com-mission.

A mediados de los se-tenta, con otro Gobiernolaborista en el poder, sedesignó otra ComisiónReal. Su informe decía

que el Press Council debía financiar-se mejor, ser más rápido en sus pro-cedimientos, presentar un código deconducta y, lo más importante, teneruna mayoría de miembros que no per-tenecieran a la profesión. Los perio-distas ingleses siempre se habían re-sistido a tener un código, pues paraellos era demasiado duro admitir que

CHIPP

En los años 20Stanley Baldwindefinió a lospropietarios deperiódicos como“los que ejercenun poder sinasumir ningunaresponsabilidad”.

��� Comités de Quejas

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estaban equivocados y casi imposibledisculparse.

De nuevo, muy a su pesar, el sec-tor admitió que debía haber una ma-yoría ajena a la profesión, concedióun poco más de dinero, pero se si-guió oponiendo a redactar un códigode conducta obligatorio. El PressCouncil siguió siendo en muchos as-pectos ineficaz, lento y prepotente.Para muchos no era un órgano creí-ble. Especialmente en un momentoen que, para muchos periodistas, losestándares de los periódicos más sen-sacionalistas estaban cayendo vertigi-nosamente. Uno de los grandes edi-tores de posguerra fue un genio lla-mado Hugh Cudlipp. Después de laII Guerra Mundial había dirigido elDaily Mirror hacia nuevas cotas de in-fluencia y circulación. Ya en su vejezirascible, en una misa conmemorati-va se dirigió a la congregación y dijoque habíamos entrado en la OscuraEra del periodismo de tabloides. Unaera “donde el periodismo de investi-gación en favor del interés público sedespoja de su integridad y se convier-te en periodismo intrusivo para loslascivos, donde nada que sea perso-nal es ya sagrado o secreto y el dere-cho básico a la privacidad se desva-nece en favor del beneficio instantá-neo de la publicación”*.

Esta opinión era compartida pormuchos y, en lugar de establecer otraComisión Real, el Gobierno conserva-dor instauró un comité departamen-tal con David Calcutt a la cabeza, un

abogado con un máster en el Cambrid-ge College. Antes de que el informefuera publicado, un ministro del Ho-me Office dijo en una entrevista pa-ra la televisión que en el Parlamentohabía un desprecio generalizado porla prensa y que, a menos que cambia-ra su actuación, creía que la "prensapopular estaba en las últimas”*. (Po-co después, Mellor tuvo la oportuni-dad de juzgar por sí mismo. Despuésde posar con su feliz familia para lacampaña electoral, se reveló que tam-bién tenía una amante. Esta señoracontó a los divertidos lectores que elministro disfrutaba de su congresosexual ¡con la camiseta del Chelseapuesta! Éste sí fue un caso donde loque era genuinamente de “interés pú-blico” coincidía con los “intereses delpúblico”. Muchos órganos autorregu-latorios y autores de códigos han ba-tallado con esta diferenciación.)

Mientras Calcutt y su comité deli-beraban, algunos periódicos británi-cos seguían dando ejemplos de irres-ponsabilidad y mostrando indiferen-cia por la necesidad de establecer al-gún tipo de control, una idea que sefue extendiendo entre el público ge-neral. Pero los propietarios y perio-distas, incluyendo a Murdoch y suseditores, acabaron alarmándose porel peligro de la legislación y coopera-ron con la investigación.

Cuando se presentó el informe, serecomendó el establecimiento de unaPress Complaints Commission (PCC),en lugar del desacreditado Press

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Council. Se aceptó. Las organizacio-nes de prensa, tanto nacionales comoregionales, comenzaron a organizar-la y ordenaron a un comité de edito-res que preparara un código de con-ducta. Un ilustre sociólogo, el profe-sor Oliver McGregor, quehabía presidido la últimaComisión Real, fue nom-brado presidente. Habíauna mayoría de miem-bros ajenos a la profesión,entre los que estaba elprofesor Pinker. Se nom-braron dos miembros ‘neu-trales’ para que llenaranel vacío existente entre laprensa y el público. Yo,que ya me había retiradodel periodismo activo, fuiuno de ellos.

Habrán notado que yano había abogados entrelos miembros ni tampocodinero procedente del Go-bierno. Calcutt había de-jado claro que quería unaComisión de Quejas. Seconcentraría en ese as-pecto y, a diferencia delantiguo Press Council, no perderíatiempo ni energía en hacer campañapor la libertad de prensa. McGregorestaba totalmente de acuerdo con esapolítica y creía que esos asuntos de-bían ser tarea propia de los periódi-cos. Además, se acordó que no se acep-tarían quejas de terceros que hicieranperder el tiempo. Nuestro trabajo era

satisfacer al público. Realmente enaquel momento estábamos en perío-do de prueba y, de hecho, nos dieron18 meses para que mostráramos re-sultados. Tanto los editores como lospolíticos nos veían con sospecha y du-

da. En concreto, la gentequería ver cómo nos lasarreglábamos con asun-tos como la privacidad yel factor del ‘interés pú-blico’. Calcutt y otros ha-bían expresado dudas so-bre el código y algunosestaban indignados por-que los editores de los ta-bloides fueran miembrosde la Comisión.

De hecho, un recientey destacado caso que in-volucraba a un miembrodel Parlamento y al perió-dico News of the World pro-vocó una gran preocupa-ción porque su editoraera uno de los miembrosde la Comisión. Natural-mente, ella no participóen nuestras deliberacio-nes, pero eso no reprimió

las críticas. Algo positivo fue que lacreación de la PCC significó el co-mienzo de la retirada del antiguo per-sonal, una clara mejora en la eficaciay la consiguiente agilización en el ma-nejo de las quejas.

McGregor era optimista en cuan-to a que la amenaza del control legalhabía disminuido. Pero aún había crí-

CHIPP

Editores yperiodistas seopusieron a uncódigo deconductaobligatorio hastaque se lesamenazó conimponerlo por ley.

��� Comités de Quejas

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ticos que consideraban decepcionan-te el primer año de la comisión y quecreían que era inevitable adoptar al-gún tipo de regulación.

El presidente se equivocaba al seroptimista y fue la publicación de asun-tos relacionados con la Casa Real loque supuso el mayor peligro para quesiguiera existiendo un sistema volun-tario. Él mismo era un monárquicoconvencido y él, y para ser sincero to-dos nosotros, creímos lo que se rumo-reaba en Buckingham Palace acercade que iba a salir una publicación so-bre la deteriorada relación entre el prín-cipe Carlos y la princesa Diana.

La princesa y su cuñado, que tam-bién resultó ser el principal secreta-rio privado de la Reina, declararonque ella no había tenido nada que vercon el libro publicado en junio de1992. Cuando aparecieron extractosdel libro en la prensa, McGregor hi-zo una declaración condenando estetrato y calificándolo de una “detesta-ble exhibición de los periodistas me-tiendo las narices en las almas de lagente”*. Se trata de una cita de Virgi-nia Woolf, una novelista inglesa me-nor (y, en mi opinión, muy sobreva-lorada). El presidente no había infor-mado a toda la comisión de lo quepretendía hacer. Pero debo confesarque yo formaba parte de esa ridículadeclaración y que resultó ser muchomás ridícula e inapropiada cuandotrascendió que el Palacio nos habíaengañado y que la princesa Diana ha-bía cooperado estrechamente con el

autor y había orquestado toda la pu-blicidad.

La comisión, y en particular el pre-sidente, quedaron en evidencia por to-do este asunto, que durante un tiem-po empañó todo el trabajo de la co-misión. McGregor sufrió un duro gol-pe, especialmente cuando el altivoMellor anunció que iba a pedir a Cal-cutt que revisara cómo estaba funcio-nando la autorregulación. Calcuttconsideró que la PCC había fracasa-do. Recomendó crear por ley un PressTribunal, algo que había propuesto quesu primer informe, pero que no reci-bió apoyo. Esta vez podía hacerlo. Pe-ro a pesar de sus ataques y de los deotros, nadie hizo una sugerencia via-ble que pudiera ser una alternativapara la Comisión.

La Comisión volvió a reinventarsea sí misma y fortaleció el Code Com-mittee. Consiguió fortalecerse a símisma y fortalecer su reputación,principalmente gracias a los esfuer-zos de David English, que revivió losdestinos editoriales del Daily Mail. Enrealidad, fue a partir de 1993 cuan-do la PCC surgió tal y como la cono-cemos hoy. McGregor, que con su vi-sión y energía había creado la PressComplaints Commission, ya era ma-yor y no se sentía con fuerzas, por loque se retiró en 1994. Lo sucedió lordWakeham, un político tory que fue ca-paz de manejar brillantemente a loscríticos del Parlamento y de cualquierotra parte. �* Traducción libre.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—119

TIM TOULMIN

Introducción.–La Press ComplaintsCommission, o Comisión de Que-jas de la Prensa británica (PCC),es sólo un ejemplo de un conse-

jo de prensa autorregulatorio. Duran-te esta conferencia oirán hablar deotros. Al dirigirme a ustedes, no pre-tendo sugerir que nuestro sistema esel mejor modo de organizar la auto-rregulación; eso depende de las dife-rentes culturas y expectativas. Pero síespero que nuestra experiencia lespueda ser de interés a la hora de eva-luar el mejor método de regulaciónde la prensa.

Reparto de las responsabilidades.Existen tres órganos responsables deadministrar el sistema autorregulato-rio del Reino Unido. La Press Com-plaints Commission se estableció

principalmente para conciliar y resol-ver las quejas presentadas en virtuddel punto 16 del Código de Práctica.Este Código tiene que ver con el con-tenido de los periódicos y revistas, asícomo de sus páginas web, y no estáescrito por la Comisión, sino por lasegunda institución: el Code of Prac-tice Committee (Comité del Código dePráctica). Después les hablarán mássobre las responsabilidades del Comi-té. El Código trata ampliamente temascomo la precisión y la privacidad, asícomo la forma en que los periodistasobtienen la información antes de pu-blicarla.

El último órgano que participa enla autorregulación es la Press Stan-dards Board of Finance (Junta de Nor-mas Financieras de la Prensa), cono-cida como Pressbof. Fue creada por

El ejemplo británico deautorregulaciónEl principal problema que plantean los Consejos Deontológicos essu financiación. El segundo, su autoridad frente a las presionespolíticas y el desafío de los editores.

Tim Toulmin es director general de la Press Complaits Commission británica.

��� Comités de Quejas

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los propietarios de periódicos y revis-tas (dueños y directores generales) yes la responsable de la financiaciónde todo el sistema y del nombramien-to del presidente de la Press Com-plaints Commission, que debe ser in-dependiente del sector.

Financiación.–Una de las mayores di-ficultades a las que se enfrentan losnuevos consejos de prensa es la de ga-rantizar una financiación adecuada.Existen cinco opciones principales:

1.–Financiación del Estado.2.–Financiación del propio sector

de periódicos y revistas.3.–Financiación de organizaciones

no gubernamentales.4.–Cobrar a las personas que utili-

cen el sistema.5.–Una mezcla de las anteriores.En el Reino Unido se rechaza cual-

quier forma de financiación estatalporque, aunque se acepta en otrospaíses como parte de un sistema mix-to de financiación, los editores britá-nicos piensan que la independenciade la prensa se vería comprometidasi el Estado interviniera en su regula-ción. La financiación por parte deONG es popular en Europa del Este yen otros lugares donde el sector notiene suficientes recursos, pero no essostenible a largo plazo.

Cobrar a la gente limitaría el nú-mero de personas que usarían el sis-tema: se supone que debe ser accesi-ble para todos, a diferencia de la ley.Esto nos deja sólo la opción de que el

sector sea el único responsable de lafinanciación de la Press ComplaintsCommission.

El dinero se recauda mediante unimpuesto, que se calcula en base a lacirculación del periódico o revista,por lo que todo el mundo contribu-ye. Puede que la revista más pequeñapague sólo unas pocas libras al año,mientras que el mayor periódico pue-de pagar decenas de miles. La tareade recoger el dinero se deja totalmen-te a la Pressbof, que lo recauda paracumplir los requisitos del presupues-to establecido por la Press ComplaintsCommission. Esto significa que la re-caudación de ingresos se hace al mar-gen de la PCC, lo que ayuda a mante-ner nuestra independencia.

Personal.–La independencia de laPCC del sector al cual regula es algoque se tiene que recalcar constante-mente. Durante los primeros años desu existencia, sobre todo, se decía queno tenía la confianza del público por-que se percibía una fuerte influenciade los editores y propietarios. Estapreocupación se refleja en el hechode que ninguno de los empleados atiempo completo de la Comisión es oha sido periodista y 10 de los 17 miem-bros de la junta (la amplia mayoría)no tienen ninguna conexión con elsector.

Creo que es poco común que ha-ya consejos de prensa tan dominadospor personas ajenas a la profesión.Por supuesto, existen consejos de

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—121

prensa en otros países, como Bélgica,que funcionan muy bien dirigidospor periodistas. De nuevo, esto depen-de de la situación particular de lasdistintas jurisdicciones.

Hay 13 empleados a tiempo com-pleto en la PCC.

— Además de mí, hayotras cinco personas quese ocupan de la investiga-ción y la solución de lasquejas. En breve, oiránmás sobre cómo se haceesto;

— Hay cinco personasque ayudan en las tareasde administración y se-cretaría;

— Hay una personaque se ocupa de nuestrapágina web y de la infor-mación pública y organi-za eventos destinados apromocionar a la PCC porel país; y

— Una persona que tra-ta con los representantesde los grupos minorita-rios y las partes interesa-das que deseen presentar una queja.

Miembros.–La Comisión tiene 17miembros. La mayoría de las quejasque recibimos que violan el Códigode Práctica se resuelven mediante lapublicación de correcciones o discul-pas (más adelante les hablarán de es-to), pero el trabajo de la Comisión estomar decisiones sobre el resto.

Los miembros de la Comisión sondirectores sin poderes ejecutivos enla empresa que se reúnen ocho vecesal año para debatir quejas difíciles yemitir decisiones de acuerdo con elCódigo. Hay tres tipos de miembros:

1.–El presidente de laComisión, que debe serindependiente del sector,pero que es nombradopor los periódicos;

2.–Miembros públicosde la Comisión (nueve entotal), que no deben tenerrelación con el sector. Sonnombrados por períodosfijos de tres años (renova-bles), tras la publicaciónpor todo el país de anun-cios en los periódicos.(Puede resultar interesan-te decir que, en general,los propietarios nos do-nan los anuncios).

Son nombrados for-malmente por una Comi-sión de Nombramientosindependiente (que no co-bra), dominada también

por personas ajenas a la profesión, si-guiendo las recomendaciones de losque han entrevistado previamente aunos candidatos preseleccionados,normalmente el Presidente de la Co-misión.

3.–Por último, están los miembrosde la prensa de la Comisión. Son unaminoría (7 de 17), pero su presenciaes fundamental para la Comisión, ya

TOULMIN

El dinero serecauda medianteun impuesto, quese calcula enbase a lacirculación delmedio, por lo quetodo el mundocontribuye.

��� Comités de Quejas

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que garantiza que nuestras normassean realistas y tengamos credibili-dad en el sector. También son los quemejor pueden detectar las falsas ex-cusas que dan sus compañeros edito-res sobre los errores. Estos miembrosson nombrados por sus asociacionesprofesionales relevantes. Hay varias:para editores nacionales y regionales,para la prensa escocesa y para las re-vistas. Asimismo, la Comisión deNombramientos debe examinar y ra-tificar formalmente los nombramien-tos.

¿Por qué la PCC tiene autoridad?Algunos podrían preguntarse por quése le hace caso a la Comisión. Al finy al cabo, es una organización volun-taria, sin respaldo legal y sin autori-dad para imponer multas a los edito-res que cometen errores.

La verdad es que casi todos los con-sejos de prensa sufren una crisis deautoridad en alguna etapa de su exis-tencia, casi siempre en sus comien-zos. La PCC no fue una excepción. Aprincipios de los 90, fue un cambiocultural radical para los editores y pe-riodistas el acostumbrarse a acataruna serie de normas, cuando nuncaantes habían existido. Algunos edito-res intentaron desafiar abiertamentea la Comisión. También hubo presio-nes del Parlamento para introducir con-troles legales sobre los periodistas.

Esto ha cambiado. Hay una ampliaaceptación de la posición de la PCC

en el sector, y más extensamente, enla sociedad. Existen una serie de ra-zones:

1.–Los propietarios de los periódi-cos. La Comisión tiene su total apo-yo, tanto financieramente como a lahora de respaldar sus decisiones cuan-do sus propios editores las cuestio-nan. En mi opinión, éste es el aspec-to más importante para que un siste-ma autorregulatorio tenga éxito. Silos propietarios no respetan el siste-ma, nadie lo hará, incluidos editores,periodistas y políticos. Deben quererque funcione; en nuestro caso, ini-cialmente, por temor a otra cosa.

2.–Las normas que interpretamospertenecen al sector. Los editores lasescriben y pueden cambiarlas, si esnecesario. Esto hace que el Código dePráctica goce de una gran credibili-dad en las salas de redacción. Es unaserie de directrices prácticas para elperiodismo diario, no una lista de de-seos irreales redactada por personasexternas. No se puede desestimar fá-cilmente.

3.–Cumplimiento del Código enlos contratos laborales. Frente a las re-cientes críticas, una de las respuestasde la PCC fue convencer al sector deque introdujera una cláusula en loscontratos de los periodistas por la quese comprometieran con las disposi-ciones del Código. Esto funciona co-mo un recordatorio para los periodis-tas sobre la seriedad con que sus em-pleadores se toman la autorregula-ción, pero también garantiza al pú-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—123

blico que la violación del Código pue-de tener consecuencias muy serias pa-ra un periodista.

No es frecuente que los periodis-tas pierdan su empleo por el quebran-tamiento del Código, pero puede su-ceder. El caso más desta-cado en el Reino Unidofue el de dos reporterosfinancieros del Daily Mi-rror que compraron accio-nes y luego las aconseja-ron en su columna. Cuan-do salió a la luz este abu-so de posición, la empre-sa los despidió, recurrien-do a la cláusula de su con-trato que les obligaba arespetar las normas de laPCC sobre periodismo fi-nanciero.

4.–El poder de la deci-sión crítica. Nuestra má-xima sanción es publicaruna decisión negativaque “nombre y avergüen-ce” eficazmente a un edi-tor por romper las nor-mas con las que se hacomprometido. Los editores debenpublicar esta decisión en su periódi-co o revista de manera destacada ysin editar, revelando a sus lectores, em-pleadores y rivales que han quedadomuy por debajo de sus propios están-dares profesionales. En primer lugar,esto funciona como importante di-suasión para no violar el Código, pe-ro también alienta a los editores a

ofrecer un remedio adecuado a la que-ja, si las cosas se ponen en su contra,algo que favorece claramente el inte-rés del denunciante.

5.–La relación entre la ley y el Có-digo de Práctica. A medida que el sis-

tema se ha ido desarro-llando, el sector ha gana-do la posibilidad de ex-cluirse de numerosas le-yes, basándose en que laspublicaciones respetan elCódigo; o ha logrado quese inserten referencias enlas leyes, que obliguen alos jueces a tener en cuen-ta el Código de Prácticacuando tomen decisionesque afecten al contenidode los periódicos.

Esto sucede especial-mente con la Ley de De-rechos Humanos, que in-corpora a nuestras leyesla Convención Europeade Derechos Humanos,con sus normas sobre pri-vacidad y libertad de ex-presión. En el peor de los

casos, esto significa probablementeque la violación de una de las nuevecláusulas sobre privacidad podría seruna violación de la Ley de DerechosHumanos. A su vez, esto significa doscosas:

i) en primer lugar, que a los edito-res cada vez les interesa más evitarviolar las normas;

ii) que los editores trabajarán es-

TOULMIN

Casi todos losconsejos deprensa sufren unacrisis de autoridaden alguna etapade su existencia.

��� Comités de Quejas

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trechamente con la PCC para garan-tizar que se ofrezcan remedios ade-cuados y proporcionados para cual-quier violación del Código, en lugarque correr el riesgo de la incertidum-bre y los costes de una demanda so-bre privacidad ante lostribunales.

Otras actividades.–La PCCrecibe constantes presio-nes para que explique suslogros, convenza a los pe-riodistas en ejercicio desus méritos y relevancia ygarantice que los políticosno intentan recortar laslibertades tradicionalesde los medios, introdu-ciendo normas legales so-bre el contenido de los pe-riódicos y revistas en sus-titución de las nuestras.Esto significa que no po-demos basarnos sólo ennuestras decisiones paraexplicar que la PCC hayaimplantado un programade educación.

Esta es una parte fundamental pa-ra que un organismo autorregulato-rio tenga éxito. El profesor Pinker ex-plicará cómo ésta fue una de las pri-meras prioridades del Consejo dePrensa bosnio. A modo de ejemplo, laComisión:

— Celebra seminarios de forma-ción cuatro veces al año para perio-distas, con el fin de mantenerlos al

corriente del pensamiento de la Co-misión.

— Todos los años se encuentra enlas universidades con miles de estu-diantes de periodismo.

— Celebra reuniones abiertas al pú-blico general en pueblosy ciudades del Reino Uni-do, como Manchester,Edimburgo y Newcastle.

— Celebra reuniones yalmuerzos para los minis-tros y los funcionarios gu-bernamentales;

— Analiza y respondea las iniciativas de laUnión Europea que pue-dan afectar a su trabajo,en ocasiones en colabora-ción con sus homólogoseuropeos.

— Mantiene una pági-na web actualizada connoticias sobre nuevas de-cisiones y quejas resuel-tas;

— Viaja por todo el paíspara hablar con organiza-ciones de apoyo a las víc-

timas, grupos minoritarios, etc.La Comisión de Quejas no puede

existir por sí sola. Todo consejo deprensa existe porque no hay el deseopolítico de interferir y porque el pú-blico confía en cierta medida en él.Estas medidas son sólo algunas de lascosas que hacemos para garantizarque ambas afirmaciones sigan sien-do verdad. �

TOULMIN

Todo consejo deprensa existeporque no hay eldeseo político deinterferir y porqueel público confíaen cierta medidaen él.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—125

WILL GORE

Introducción.–Como ya se ha ha-blado sobre la PCC y sobre cómofunciona en términos generales,me concentraré en las activida-

des diarias del departamento de que-jas de la Comisión. Esta es la parte dela secretaría que investiga las quejas,busca soluciones y hace recomenda-ciones a la Comisión, cuando no selogra una solución.

Si se tiene en cuenta que la PCCtramita unas 3.500 quejas al año, essorprendente saber que su personalestá formado sólo por 13 personas.De ellos, sólo 5 (2 directores asisten-tes y 3 responsables de quejas) trami-

tan las quejas diariamente; por su-puesto, su trabajo lo supervisa el di-rector. Aquí pretendo exponer cómotrabajan estas cinco personas en par-ticular.

Evaluación.–Sólo se aceptan quejaspor escrito. Se espera, asimismo, queel denunciante mande una copia delartículo sobre el que presenta la que-ja y que especifique su reclamación,según las disposiciones del Código.Por supuesto, cuando sea necesario,prestamos ayuda en estos aspectos.

Cuando una queja por escrito lle-ga a la oficina de la PCC pasa por una

Cómo funciona laComisión de Quejas de laprensa británicaEl Departamento de Quejas de la Press Complaits Commission(PCC) británica tramita anualmente 3.500 casos y basa susrecomendaciones en el Código de Práctica. El arreglo amistoso esel objetivo de su trabajo. Su éxito reside en basarse en normasclaras y sencillas.

Will Gore es assistant director de la Press Complaits Commission británica.

��� Comités de Quejas

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evaluación preliminar, que hago yo oel otro director asistente. Todos los dí-as, al examinar las nuevas quejas,nuestro trabajo es decidir a) si está den-tro de nuestras competencias y b) encaso positivo, si se trata de una viola-ción potencial del Código de Práctica.

En cuanto al punto a) enseguida sedetermina que muchas de las 3.500 que-jas que recibimos no son de nuestracompetencia. Cuando es posible, le in-dicamos a la gente cuál es el organis-mo correcto al que debe acudir paraconseguir compensación, por ejemplola Advertising Standards Authority ola Office of Communications. Si estono es posible, intentamos explicarlespor qué no podemos ayudarles.

En cuanto a las quejas que acepta-mos, debemos, entonces, decidir so-bre el punto b): ¿existe una posibleviolación del Código? A veces no po-demos estar seguros inmediatamen-te y a menudo buscamos más infor-mación, que nos ayude a la hora detomar una decisión. En esta fase, mu-cha gente se da cuenta de que su in-quietud, si bien es real, no implicaque se hayan quebrantado las nor-mas. Puede que decidan no seguir conla queja. Sin embargo, otras muchasvuelven a nosotros y finalizamos laevaluación.

Casos en los que no se determina vio-lación.–Pero, ¿qué pasa si la respues-ta al punto b) es “no, creemos que nose ha violado el Código”? Ese es el tra-bajo de uno de nuestros responsables

de quejas, cuya tarea es tramitar to-das estas quejas, que son unas 450 alaño. Gracias a su conocimiento del Có-digo de Práctica y a su experiencia endecisiones anteriores, nuestro respon-sable de quejas prepara un resumensobre el caso y redacta una recomen-dación de decisión para la Comisión.Se trata de una argumentación porescrito, donde se establecen las razo-nes por las que el personal ha llega-do a esa conclusión; es decir, que elcaso no implica la violación del Có-digo y que no necesita más investiga-ción. Algunos casos son muy claros,pero otros son extremadamente com-plicados.

Al finalizar la semana, todos loscasos resueltos de esta manera se en-vían a la Comisión para que los revi-se. Los 17 miembros leen los resúme-nes y las recomendaciones y deben co-municar su aprobación o su rechazoen el plazo de 7 días. En la mayoríade los casos, los miembros de la Co-misión coinciden con las recomenda-ciones de la oficina. Cuando sucedeesto, la recomendación se ratifica ypasa a ser la decisión formal de laPCC. Ésta se comunica al denuncian-te y al periódico, que en esta fase re-cibe una copia de la carta original deldenunciante para su información. Es-te tipo de casos, que no necesitan ma-yores investigaciones, se resuelven rá-pidamente. Probablemente, no pasanmás de 30 días entre que llega la que-ja y se envía la decisión; a menudomucho menos de 30 días.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—127

No obstante, hay veces en las quela Comisión no coincide con la reco-mendación del personal en un casoparticular. Puede que su desacuerdosea mínimo y se trate sólo de la for-mulación específica de la decisión.De ser así, se revisa la formulación yel texto circula hasta que se llegue aun acuerdo total sobre el mismo. Des-pués se comunica la decisión a laspartes implicadas del modo descritoanteriormente.

Si la Comisión discrepa sustancial-mente de la opinión de la oficina, elcaso pasa a la siguiente fase: la inves-tigación. Ésta es también la fase don-de encontramos las quejas cuya res-puesta al punto b) es sí; aquellas que,en la fase inicial de evaluación, el per-sonal considera que puede haber unaviolación del Código de Práctica.

Casos en los que puede haber unaviolación del Código.–Esto nos llevaal núcleo del trabajo diario de la PCC:la investigación de las quejas en lasque se pueden haber violado las nor-mas del Código.

Una vez que se ha hecho la evalua-ción para este fin, ya sea por la ofici-na o por la revisión de la Comisión,cada queja se asigna a un responsa-ble de quejas o a un director asisten-te. El responsable designado escribeal editor de la publicación implicaday solicita una respuesta relativa a lasinquietudes planteadas. El editor, o surepresentante, deben responder ex-haustivamente y tener en cuenta las

normas del Código. A este respecto,fallan muy pocas veces.

Cuando llega la respuesta del edi-tor, ésta se envía al denunciante. Dehecho, a lo largo de la investigación,una parte podrá ver todo lo que la otrapresente como prueba. En última ins-tancia, la Comisión puede desecharun material, si no lo han visto ambaspartes.

Al remitir la correspondencia deambas partes, el personal de la PCCintenta enmarcar las cuestiones en elcontexto adecuado y proponer opcio-nes realistas para continuar con el ca-so.

En ocasiones, una vez intercam-biada la correspondencia, queda cla-ro que no ha habido violación algu-na del Código. En esos casos, el res-ponsable en cuestión, como anterior-mente, presenta un resumen por es-crito a la Comisión junto con la reco-mendación de que no se ha determi-nado violación y que no es necesarioseguir investigando. Después el pro-ceso continúa como se ha descrito.

Sin embargo, cuando es difícilaclarar el asunto o cuando parece quepuede haber habido violación, el prin-cipal objetivo del personal de la Co-misión es llegar a una solución o aun arreglo amistoso. Éste es el núcleode nuestro trabajo. Después de todo,aunque la comisión puede resolversobre las quejas cuando sea necesa-rio, en su esencia es un mediadorcuando surge un problema. Nuestrotrabajo consiste en conseguir com-

��� Comités de Quejas

128—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

pensación para el denunciante, cuan-do sea necesario, y conseguir unacompensación posible y justa, segúnlas circunstancias.

En este sentido, tenemos la fortu-na de contar generalmente con la to-tal cooperación de los periódicos.Cuando reconocen que algo es inco-rrecto, lo corrigen. Cuando admitenque han sido insensibles, se discul-pan. Cuando se han inmiscuido acci-dentalmente, se aseguran de no vol-verlo a hacer. Por supuesto, todos loscasos son diferentes. Por tanto, nues-tros responsables de quejas deben te-ner la habilidad de decidir cuál es lasolución adecuada para una situacióndeterminada.

Algunas veces, una corrección enlos archivos del periódico será sufi-ciente, sobre todo si es un error me-nor o insignificante en un contextomás amplio. En otros casos, será ne-cesario publicar la corrección en elmismo periódico, a veces, si es un ca-so grave, con una disculpa incluida.Si el caso tiene que ver, por ejemplo,con el dolor o el trauma personal, lomejor sería una carta privada de dis-culpa del editor al denunciante. Ycuando se disputa una acusación, pe-ro es difícil conseguir pruebas, pue-de ser adecuado para el periódico quepublique una carta del denunciante.Estos son sólo algunos ejemplos, aun-que debo recalcar que lo que no po-demos conseguir es dinero u otras for-mas de compensación material. Afor-tunadamente, solemos encontrar, por

lo menos en mi caso, que eso no eslo que la gente quiere.

La mayoría de las veces, cuandoexiste una posible violación del Códi-go conseguimos solucionar el asuntoamistosamente. En 2004 resolvimoscon éxito más de 260 quejas. Este añoya hemos pasado de las 300.

Los casos no resueltos.–Por supues-to, las ofertas de compensación quepodemos conseguir de los periódicosno siempre satisfacen al denuncian-te. Cuando esto sucede, se vuelve alproceso de preparar una recomenda-ción para la Comisión. En la gran ma-yoría de los casos, la compensaciónofrecida por el periódico es suficien-te según las normas del Código. Co-mo anteriormente, explicamos estasdecisiones a ambas partes.

Casos resueltos.–Sin embargo, cuan-do un periódico no ofrece lo suficien-te o si ha habido una violación delCódigo tan grave que la compensa-ción no basta, se llega a la etapa fi-nal del proceso de quejas: una deci-sión pública. De hecho, aquí tambiénse incluyen los casos en los que exis-te una violación, pero que es cuestio-nada por el editor y por aquellos cu-yos principios están en juego.

Como dije antes, en los casos enque la decisión es clara o no suscitapolémica para la Comisión, se puedentomar decisiones sin que haya ungran debate entre los miembros de laComisión. Comentan, y normalmen-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—129

te ratifican, las recomendaciones queles envía la oficina. Además, estas de-cisiones sólo se envían al denuncian-te y al periódico. No se hacen públi-cas.

Pero en este nivel, los casos másgraves y problemáticos se discuten en-tre los 17 miembros de la Comisiónalrededor de la mesa dela sala de juntas. La ofici-na proporciona tambiénun borrador de decisión,pero aquí el debate fluyelibremente. Cuando unaqueja llega a la reuniónde la Comisión, como yasaben, el periódico infrac-tor debe publicar en sutotalidad la decisión. Yasaben también lo eficazque es esto como castigo.Sin embargo, sólo para re-cordarlo, a los editores noles gusta que se confirmeuna queja en su contra.Publicar una decisión crí-tica les compromete fren-te a sus lectores, frente a sus compa-ñeros y frente a sus empleadores. Noes de extrañar que ocupe toda una pá-gina, y tampoco es de extrañar que,por lo tanto, los editores colaborennormalmente en el proceso de conci-liación.

Resumen y conclusión.–Así es cómorealmente trabaja la PCC en términosprácticos y a pequeña escala. Intenta-mos resolver las quejas que implican

una posible violación del Código,siempre que podemos. Nuestro obje-tivo es fomentar el espíritu de conci-liación, que nos parece fundamentalen un sistema voluntario. Y, si bienlas decisiones son importantes, inten-tamos evitar la confrontación.

Básicamente, las cifras de referen-cia sobre los denuncian-tes son alentadoras. El94% de las personas cu-yas quejas fueron admiti-das y resueltas estaba sa-tisfecho o muy satisfechocon la manera en que sehabía tratado su caso. El87% de los denunciantespensaba que el personalde la Comisión había si-do de ayuda o de granayuda; el 94% considera-ba que nuestra informa-ción era clara o muy cla-ra. Y casi el 80% pensabaque el tiempo que habíadurado el trámite de suqueja era adecuado.

Nuestro equipo de quejas sabe có-mo establecer la compensación ade-cuada en una determinada situación.Su gestión de los casos de maneraconstante y clara garantiza que poda-mos conseguir la compensación ade-cuada en circunstancias ocasional-mente difíciles. Es precisamente en es-te trabajo diario (basado en los pre-ceptos de un Código de Práctica sen-cillo y específico) donde reside el éxi-to logrado por la PCC. �

GORE

Un alto porcentajede las personascuyas quejas sonadmitidas yresueltas se dapor satisfecho.

��� Comités de Quejas

130—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

IAN BEALES

Y a han oído hablar de la filo-sofía de la autorregulaciónen el Reino Unido. Ahora megustaría hablarles un poco

más sobre la importancia del Códigode Práctica de Editores, que en ella seincluye.

¿Por qué es importante un códi-go? ¿Quién lo escribe? ¿Qué hace?¿Cuál es su filosofía?

Bueno, el Comité del Código dePráctica de Editores hace el borradory lo revisa. Es un órgano permanen-te de destacados editores, y nadie más,que representa a todo el espectro de

la prensa británica: periódicos nacio-nales, periódicos regionales y localesy revistas y publicaciones periódicas.

Es una mezcla interesante. Edito-res de periódicos de calidad al ladode los editores de los estridentes ta-bloides; gigantes nacionales, cuya cir-culación se cuenta por millones, allado de editores de periódicos loca-les, cuyas ventas se cuentan sólo a ve-ces en unos pocos miles. Sin embar-go, suelen ponerse de acuerdo. En 15años, el comité nunca ha sometidonada a votación, ha preferido traba-jar por consenso. Se decidió limitar

Para qué vale un Códigode PracticaEl Código de Práctica en el Reino Unido lo hacen los editores. Ellosson los responsables de lo que publican sus medios y delcumplimiento del Código. Sus principios son prácticos ypragmáticos. No pretende grandes logros universales, sino reglassencillas. Los editores deben buscar el equilibrio entre laprotección de los derechos individuales y de información delpúblico. El espíritu del Código se basa en la conciliación.

Ian Beales es miembro de la Press Complaits Commission británica.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—131

la pertenencia al comité a los edito-res porque ningún otro grupo podíatener la autoridad para producir uncódigo respetado en todo el sector.

La principal tarea de los editoreses hacer que se cumpla. Son respon-sables de lo que aparece en sus publi-caciones. Ellos emplean al personal:pagan a los trabajadores autónomos.Todos los periodistas tienen la obliga-ción de cumplir el Código, pero la res-ponsabilidad final es del editor.

Por tanto, creemos que el hechode que los editores redacten el Códi-go es una fortaleza, no una debilidad.Quedan vinculados.

Esto no significa que el Comité delCódigo de Editores trabaje solo. Con-sulta mucho a otros grupos del sec-tor. Como miembros ex oficio cuen-ta con el presidente de la Press Com-plaints Commission y con el director,el cual informa directamente al co-mité sobre cómo están funcionandolas normas en la práctica.

También considera las sugerenciasdel Gobierno y la sociedad civil, deabogados, grupos de presión, organi-zaciones para intereses especiales y delpúblico, nuestros lectores.

Ese es el papel del Comité, pero¿qué establece el Código británico?

La primera función del Código esdeterminar los parámetros.

Debe definir las responsabilidadesde los editores, dando una orienta-ción clara sobre lo que sería inacep-table según el régimen al que se hansometido voluntariamente.

Debe definir lo que el público, yel lector, tienen derecho a esperar delsistema. Y debe establecer los límitespara las quejas, no las normas admi-nistrativas, que son responsabilidadde la Secretaría de la PCC, sino de lasáreas de jurisdicción que cubre el Có-digo.

Esto nos lleva al espíritu del Códi-go, que se encuentra en el corazóndel sistema. La filosofía es muy sen-cilla. De hecho, la filosofía debe serlo más sencilla posible.

El Código se basa en principiosprácticos y pragmáticos más que enrimbombantes conceptos legales com-plejos o llenos de fervor moral. No setrata de adoptar los valores éticosolímpicos, que en la práctica no setendrían mucho en cuenta. Es delibe-radamente un código de práctica, másque un código de ética. Establece unosfundamentos básicos, unas normasmínimas que todo el mundo deberíarespetar.

Una cosa es exigirles a los editoresdíscolos que no pequen más y otra espedirles que sean santos. Al menos,por supuesto, que ellos quieran. Ca-da editor es libre de perseguir idea-les más altos, si así lo desea.

Otra parte esencial de ese espíritues que el Código debería encontrar elequilibrio correcto: proteger los dere-chos de los individuos y también elderecho del público a saber. Esto, amenudo, significa reconciliar obliga-ciones contrapuestas. Por un lado,preservar los derechos del individuo,

��� Comités de Quejas

132—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

de manera que no sea acusado falsa-mente, se den informaciones erró-neas sobre él, se le calumnie o sufrainvasión de la privacidad sin motivoalguno, y por otro lado, proteger laesencia vital de la libertad de prensa:el derecho a ser intrépido y enérgico,a investigar y divulgar, y también elderecho a equivocarse. Cualquier re-gulación que permita restriccionesexternas previas, sería aceptar la cen-sura. No aceptamos la censura.

Así, el espíritu tiene que distinguirla esencia del Código: no sólo debeser cumplido al pie de la letra, sinoen todo su espíritu; no se debe inter-pretar de manera tan restringida queponga en peligro su compromiso derespetar los derechos del individuo,ni de manera tan amplia que evite pu-blicar noticias de interés público.

En otras palabras, los editores nodeben abusar de él intentando cíni-camente sortear las normas, ni tam-poco los denunciantes jugando conel sistema, en detrimento del derechodel público a saber.

Todo, o la mayoría de esto, está sin-tetizado en el preámbulo que, juntocon la defensa del interés público,constituye el espíritu del Código. Es-te espíritu es fundamental en un sis-tema de compensación basado en laconciliación.

Después volveré a la defensa del in-terés público, que abarca todo o par-te de 9 de las 16 cláusulas, incluyen-do la privacidad. Pero ahora debomencionar que tiene un papel central

a la hora de encontrar el equilibrioentre los derechos del individuo y elderecho del público a saber, que es untema que se trata en todo el Código.

Si ese es el espíritu, ¿cuál es la prác-tica? ¿Qué cubre el Código? Muchosde estos temas les serán familiares: laimportancia de la precisión; la obliga-ción de proporcionar correcciones odisculpas adecuadas o la oportunidadde réplica; la protección de la privaci-dad; la protección de la intromisiónen el dolor y la pena o del acoso o elsubterfugio; la protección de los niñosy otros grupos vulnerables, etc.

Pero existen diferencias significa-tivas de alcance y estilo entre el Có-digo del Reino Unido y algunos códi-gos europeos e internacionales. El Có-digo británico, aunque es más amplioy específico en algunas áreas, da almismo tiempo bastante libertad a laPress Complaints Commission paraque ejerza su criterio según las cir-cunstancias. Por el contrario, tambiénhay temas normalmente incluidos enotros códigos nacionales, que éste nocubre deliberadamente.

Por ejemplo, el Código británicono cubre expresamente los derechosde los empleados: el objetivo es pro-porcionar reparación al público, másque actuar como un tribunal del sec-tor que resuelva las disputas entre losperiodistas y sus editores.

Tampoco permite que una edito-rial presente una queja contra otra;la tentación de convertir el procesoen un foro donde los periódicos riva-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—133

les libren sus batallas comerciales se-ría demasiado tentadora en un mer-cado tan feroz como el nuestro y, enúltima instancia, devaluaría el siste-ma de autorregulación.

El Código británico tampoco cubretemas de buen gusto y decencia. Seconsideraron demasiado subjetivos eintentar limitarlos o de-finirlos iría en contra dela tradición de la libertadde prensa.

Pero, por supuesto,hay un tribunal superiorque emite dichos veredic-tos: el tribunal de la opi-nión pública. Los editorescomparecen ante ella to-dos los días, cuando los lec-tores deciden si comprano no sus periódicos. Ennuestra opinión, ése esun freno más que sufi-ciente en una sociedadgenuinamente libre, es-pecialmente en una donde existe ver-dadera diversidad y pluralidad en losmedios.

No podemos examinar hoy todo elCódigo de Práctica y, por tanto, meconcentraré en algunos puntos clavedonde el Código intenta construir unprudente equilibrio entre las obliga-ciones de la prensa con los individuosy el derecho del público a saber. Pue-de que sea un Código basado en lasencillez, pero hay importantes ma-tices en él.

Por ejemplo, la precisión es el co-

razón de la buena práctica periodís-tica, y el Código refleja esto estable-ciendo en la cláusula 1 la necesidadde comprender bien las cosas y dejarclaro la diferencia entre comentario,conjetura y hecho, al tiempo que semantiene el derecho de los editoresa ser parciales.

Pero el Código tienesumo cuidado con no pe-dir infalibilidad o precisiónperfecta, algo que pon-dría el listón extremada-mente alto y frenaría el pe-riodismo de investiga-ción. En lugar de eso, in-siste en que se tenga cui-dado de no publicar ma-terial impreciso, engaño-so o distorsionado.

De hecho, el delito noes equivocarse, sino no te-ner la suficiente diligen-cia o cuidado de intentarhacer las cosas bien.

Asimismo, la cláusula 2 ofrece laoportunidad de réplica, no el dere-cho de réplica. El Código dice: se de-be dar la justa oportunidad de repli-car las imprecisiones, cuando esto sesolicite razonablemente.

En el contexto de un sistema re-gulatorio basado en la conciliación,cualquier término que se refiera a losderechos absolutos de cualquier par-te podría ser contraproducente y lle-var a falsas expectativas.

Por supuesto, la privacidad, enGran Bretaña como en cualquier otra

BEALES

El Código tienesumo cuidado conno pedirinfalibilidad oprecisión perfecta.

��� Comités de Quejas

134—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

parte, es un tema controvertido. ElCódigo lo trata en la cláusula 3, reco-giendo las conocidas definiciones dela Carta Europea de Derechos Huma-nos: “Todo el mundo tiene derecho aque se respete su vida privada y fami-liar, su hogar, su salud y su corres-pondencia, incluyendo las comunica-ciones digitales.”

Pero no intenta definir la privaci-dad en términos más precisos. Sugie-re, por ejemplo, que es inaceptablefotografiar a individuos en lugaresprivados sin su consentimiento. Aho-ra bien, ¿qué es un lugar privado? ElCódigo no intenta hacer una defini-ción imposible. Dice: lugares priva-dos son propiedades públicas o pri-vadas donde existe una expectativa ra-zonable de encontrar privacidad. Sedeja que la PCC decida lo que consti-tuye una expectativa razonable segúnlas circunstancias.

Por tanto, aquí tenemos un Códi-go escrito por editores y para edito-res que deja deliberadamente a la Co-misión, cuyos miembros son en sumayoría ajenos a la profesión, que de-cida sobre el tema clave de qué es ra-zonable. Es un buen ejemplo de có-mo el sistema autorregulatorio cons-truye un equilibrio que protege tan-to al individuo como al público.

Por supuesto, el Código tambiéncubre recopilación de información:acoso ilegal, fotografía indiscreta, sub-terfugio o pagos a testigos o delin-cuentes. Y, quizás lo más importante,proporciona protección para grupos

vulnerables de la comunidad: niños,enfermos, los que han sufrido unapérdida, víctimas de agresión sexualy los que sufren discriminación.

Aquí, hay un par de aspectos enlos que merece la pena detenerse.

Primero, la protección de los ni-ños. El Código va muy lejos a la ho-ra de proteger a los niños, definien-do estrictamente cuándo la divulga-ción es aceptable. En la mayoría delos casos, los niños menores de 16años no pueden ser abordados en elcolegio, fotografiados o entrevistadossobre temas que comprometan subienestar o el de otro niño; tampocose les puede ofrecer dinero, a menosque un adulto pertinente y responsa-ble lo consienta.

Se toma muy en serio esta protec-ción y se subraya en la defensa del in-terés público, que trataré más tarde.

Segundo, la protección contra laDiscriminación. El Código establecenormas que evitan las referencias dis-criminatorias a los individuos y el usode información gratuita sobre los in-dividuos relativa a su raza, color, re-ligión, género, orientación sexual yenfermedades o discapacidades físi-cas o mentales.

Estas restricciones se limitan a in-dividuos con nombre propio o iden-tificables, más que a grupos. El Comi-té del Código siempre ha mantenidoque dar una cobertura exhaustiva alos grupos implicaría opiniones muysubjetivas, basadas a menudo en lacorrección política o el gusto, y sobre

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—135

las cuales sería muy difícil decidir sinquebrantar la libertad de expresión.

Por último, quiero hablarles de ladefensa del interés público.

Señalé anteriormente que nuestroobjetivo es encontrar un equilibrio en-tre los derechos públicos y privados.La defensa del interés público es elprincipal mecanismo para conseguiresto. En 9 de las 16 cláu-sulas se puede usar la de-fensa adecuada del inte-rés público para justificarpublicaciones o accionesde periodistas, que de otramanera serían inacepta-bles.

Sin embargo, el inte-rés público es imposiblede definir. Por lo tanto, elCódigo no intenta hacer-lo. En su lugar, proporcio-na una lista ilustrativa,pero no exhaustiva, deáreas que se deben cubrir.Brevemente son:

— Detectar o exponer el delito o lafalta grave.

— Proteger de la seguridad y la sa-lud públicas.

— Evitar que el público caiga enengaño: por ejemplo, puede ser nece-sario que los editores den detalles so-bre la vida privada de personajes pú-blicos para demostrar su hipocresía.

— Conservar la libertad de expre-sión. En esto se incluye la presunciónde que la publicación de informaciónque ya es de dominio público, o que

es probable que lo sea, es probable quesea de interés público. Una vez libe-rado el genio de la publicidad, es muydifícil volver a meterlo en la botella.

Pero si bien esto está a disposiciónde los editores, no pueden abusar.

Primero, el Código insiste en quecualquier editor que evoque la defen-sa del interés público debe demostrar

totalmente cómo se hacumplido con el interéspúblico.

Segundo, en casos don-de haya niños involucrados,se sube el listón: los edito-res deben demostrar queexiste un interés públicoexcepcional para hacer ca-so omiso del interés del ni-ño, que es lo primordial.Es una prueba muy dura,tanto que hasta ahora laPress Complaints Com-mission no ha aceptadoninguna reclamación dejustificación excepcional.

Esta sencilla estadística es unaprueba de que estos controles y equi-librios son eficaces y funcionan. Otraestadística: ningún periódico se hanegado a publicar una decisión adver-sa de la PCC en su contra.

El Código ha cambiado el modode funcionar de la prensa británica.Es ampliamente respetado y esto sedebe a la manera en que se ha inten-tado encontrar ese difícil equilibrioentre los derechos del individuo y losderechos del público. �

BEALES

Ningún periódicose ha negado apublicar unadecisión adversade la PCC.

��� Comités de Quejas

136—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

IAN MAYES

E l defensor trabaja independien-temente en empresas de noti-cias, estableciendo contacto en-tre lectores, oyentes y televi-

dentes, por un lado, y periodistas yeditores, por otro. A veces comparosu posición con la de un árbitro defútbol, una posición que a veces pue-de ser bastante difícil. El defensor re-presenta una forma de autorregula-ción que difiere en un aspecto impor-tante de todas las demás formas rele-vantes en los medios, como la PressComplaints Commission del ReinoUnido, que se aplica en toda la pro-fesión. Es el único tipo de autorregu-lación que tiene el efecto de crear con-fianza entre una empresa de noticiasespecífica y sus lectores o su audien-

cia, a través de un manejo sistemáti-co, imparcial y público de las quejasy a través de debates abiertos sobrelos temas planteados por los lectoresrelativos al periodismo. Haré más hin-capié en esto y diré que para una em-presa de noticias que reconoce la res-ponsabilidad que tiene con la socie-dad a la que sirve, se abre una verda-dera oportunidad de crear una rela-ción nueva, más abierta y receptivacon sus lectores o su audiencia. Dehecho, esto es algo que los lectorescada vez exigen más en el nuevo en-torno electrónico, donde funciona elcorreo electrónico y se espera un ac-ceso y una respuesta fáciles y rápidos.Que la presencia de un defensor fo-menta esta relación con beneficios

El ‘ombudsman’, un tipode autorregulación que genera confianzaLa existencia de un defensor del lector crea una relación nueva,más abierta y receptiva con la audiencia.

Ian Mayes es el defensor de los lectores del diario británico The Guardian.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—137

para la empresa, así como para la so-ciedad en general, es algo que apo-yan anecdóticamente los defensores,que creen que su actividad fortalecela confianza y la lealtad, pero tam-bién pruebas más formales. Por ejem-plo, en una reciente en-cuesta realizada a los lec-tores del Guardian, el 75%creía que la existencia deun defensor hacía que elperiódico se hiciera másresponsable de sus quejasy preguntas.

El nombramiento deun defensor es un actounilateral que hace unperiódico o una cadena,enviando un contunden-te mensaje a sus lectores,oyentes o televidentes. Esuna respuesta positiva aesta pregunta: ¿por quéun periódico o un progra-ma de noticias que, porsu naturaleza, está cons-tantemente pidiendo ex-plicaciones a otros por sus acciones,no puede ser responsable de sus pro-pias acciones? En un momento dirémás sobre los beneficios, los efectossecundarios si quieren, que puedensurgir del nombramiento de un de-fensor, pero ahora quiero recalcarque, en mi opinión y según mi expe-riencia, todo beneficio depende delaltruismo de la motivación inicial.Usted nombra a un defensor porquequiere que su empresa de noticias sea

una institución honrada que se corri-ge a sí misma, con dedicación a ha-cer las cosas bien y sin ningún inte-rés en hacer las cosas mal. Para po-nerlo un poco más sofisticado, desealanzar al ruedo del debate público in-

formación precisa en laque pueda confiar el ciu-dadano a la hora de for-marse una opinión sobrelos acontecimientos dia-rios. Las preguntas que sedebe hacer un editor o unperiodista son: ¿diría es-to si estuviera hablandodirectamente con un lec-tor o, por ejemplo, con unamigo respetado, en vezde estar transmitiéndoloa través de un periódicoo de un programa? Si co-metiera algún error, ¿nolo corregiría automática-mente? Antes de conti-nuar con las realidades ylas presiones del periodis-mo diario, permítanme

dar una citar de Savonarola sobre elespíritu de la verdad: “Es un deber mo-ral, más que legal, en tanto que es ver-daderamente una deuda de honesti-dad que todo hombre tiene con su ve-cino…”*. Una deuda de honestidadque todo hombre tiene con su veci-no. ¿Podríamos decir que la verdad esuna deuda de honestidad que todoperiódico tiene con sus lectores?

Yo sugiero que el primer paso eneste camino es muy sencillo: puede

MAYES

La verdad es unadeuda dehonestidad quetodo periódicotiene con suslectores.

��� Comités de Quejas

138—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

funcionar mejor si va acompañadodel nombramiento de un defensor,pero no necesita uno obligatoriamen-te. Se trata de la publicación volun-taria, regular y sistemática de correc-ciones: algo fácil para los periódicosy ahora mucho más fácil para las ca-denas de noticias gracias al maravi-lloso invento de las páginas web. Só-lo hay que ver cómo la BBC utiliza supágina web para este fin. Entonces,¿por qué les ha resultado tan difícila las empresas de noticias dar estesencillo paso? Después de todo, comodice el refrán, siempre tiene razón elque cree que siempre se equivoca. Su-pongo que es por la fuerza de la fala-cia cultural (y la fuerza con la que his-tóricamente ha estado vinculada al pe-riodismo) de que la sincera admisiónde un error mina de alguna forma laautoridad. No hay pruebas de eso. Dehecho, existe la creciente evidencia deque tiene el efecto contrario: el perió-dico danés Politiken, en dos encuestasque dieron resultados similares, des-cubrió que la confianza de la mayo-ría de sus lectores había mejoradomediante la publicación sistemáticade correcciones y sólo el 3% de los en-cuestados decía que su confianza sehabía debilitado. De manera similar,el Guardian descubrió que el númerode lectores que dicen confiar en sucobertura de las noticias, más del80%, es significativamente mayor alnivel predominante en Gran Bretaña,que cae hasta cifras de un dígito pa-ra los tabloides sensacionalistas. Lo

que yo creo que mina la confianza delos lectores, oyentes o televidentes noes la admisión de un error, aunqueel error sea muy grave, sino el descu-brimiento, la revelación o la admi-sión forzada de un error significati-vo que no ha sido corregido. Un con-sejo honesto para los lectores sería:no confíen en un periódico que apa-rentemente nunca se equivoca y tra-ten al resto con el grado de escepti-cismo que le indique su experiencia.Cualquier periodista que haya traba-jado alguna vez en un periódico sa-be que el retrato no está completo yes engañoso sin las imperfecciones. Lomismo se aplica a las noticias de ra-dio y televisión. Es un producto de có-mo trabajamos. Este año el Guardianha publicado más de 1.600 correccio-nes. Algunos de los periódicos esta-dounidenses más importantes supe-ran las 2.000. Cuando comencé a tra-bajar como primer defensor de estetipo en la historia del periodismo enGran Bretaña, un colega de un tabloi-de (uno que muy rara vez hace co-rrecciones) dijo: “¡Háblales del caos!”La manera de liberarse de la culturade la negación (una negación de lasrealidades de la producción de noti-cias) es adquirir el hábito de corregir-se sobre la marcha.

Volvamos a la analogía del fútbol.Las reglas del juego, en Gran Bretañacomo en muchos otros países, las es-tablece el órgano regulador del sec-tor, en este caso la Press ComplaintsCommission, la PCC. Estas reglas es-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—139

tán recogidas en un documento lla-mado correctamente el Código de edi-tores; esto, es importante resaltarlo,vuelve a ser autorregulación. Se lla-ma Código de editores porque los edito-res lo escribieron. Sólo se aplica al pe-riodismo impreso. La ins-titución del defensor esperfectamente compati-ble con la PCC y organi-zaciones similares. En elGuardian, el Código de edi-tores, o el Código PCC comose conoce comúnmente, esel libro de normas con elque se juega el partidoque yo arbitro. De hecho,el Guardian tiene su pro-pio código editorial, pu-blicado en su página web,que incorpora el CódigoPCC y lo amplía, por ejem-plo para cubrir declara-ciones de interés, la nece-sidad de que los reporte-ros eviten actividades ex-ternas, sobre todo las po-líticas, que son incompatibles con susresponsabilidades con el Guardian ysus lectores, etc. Muchas de estas dis-posiciones adicionales, que van másallá del Código PCC, han surgido enrespuesta a comentarios hechos porlos lectores a través de mi oficina deeditor o defensor de los lectores. Esun resultado directo de la represen-tación de los lectores y las organiza-ciones de salud mental, por ejemplo,el hecho de que el código del Guar-

dian incluya ahora una cláusula in-formando a los periodistas sobre lostérminos que deben utilizar al infor-mar sobre suicidios. El objetivo espe-cífico de esto es reconocer el fenóme-no de suicidio por imitación, ahora

ya bien documentado, yen el que, a veces, las in-formaciones que dan losmedios pueden influir.

He mencionado condetenimiento las correc-ciones. La mayoría de losdefensores de los periódi-cos y de los que trabajanen medios de difusióncombinan la responsabi-lidad de hacer correccio-nes con una columna o unprograma regular (en micaso semanal) donde sepueden debatir más ex-tensamente temas sugeri-dos por los lectores, sobretodo relacionados con laética. De hecho, la cober-tura del suicidio fue un

tema que traté en varias columnas.Otro fue la manipulación de las foto-grafías, incluyendo una que el Guar-dian publicó en primera página y quehabía sido tomada inmediatamentedespués del atentado terrorista en laestación de Atocha, en Madrid. Unaventaja de que aparezcan regular-mente estas columnas es que creanuna especie de debate continuo sobrela ética de lo que hacemos, haciendoque ese tipo de debates se den de ma-

MAYES

La confianza delos lectoresaumenta cuandolos errorescometidos sereconocenpúblicamente.

��� Comités de Quejas

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nera normal y sencilla. De hecho, miscolumnas en el Guardian se dividenen tres categorías: las que tratan as-pectos éticos; las que explican cómofuncionan las distintas secciones delGuardian (recientemente, por ejem-plo, ha habido varias columnas expli-cando el cambio del formato sábanaal formato berlinés y la filosofía quehay detrás de esto). El objetivo de lascolumnas de esta categoría es contes-tar a las preguntas y críticas que ha-cen los lectores sobre el periódico (enteoría los lectores habituales de la co-lumna deberían hacer preguntas me-jores y más perspicaces). Y la terceracategoría de columnas es la que res-ponde las preguntas sobre el uso co-rrecto o incorrecto del inglés en elGuardian.

Quiero pasar rápidamente a los po-sibles beneficios para el periódico quemencioné anteriormente, pero antesde eso, permítanme introducir unabreve nota histórica: la idea de tenerdefensores permanentes en las em-presas de noticias, aunque sólo unaminoría de publicaciones y cadenasla haya tenido en cuenta, está presen-te desde hace poco más de 50 años.Se originó, en la forma que la cono-cemos actualmente, en Estados Uni-dos en los años sesenta. Ha existidoen Japón, en una forma un poco di-ferente, desde hace mucho más tiem-po. Muchos de los que ahora son de-fensores en periódicos o en cadenasde televisión y radio de todo el mun-do le deben mucho al modelo ameri-

cano. Ya sean conocidos como defen-sores, representantes de los lectores,editores públicos, o –el término quecreo que inventé yo cuando acepte elcargo en el Guardian en 1997– edito-res de los lectores, sus funciones sonmás o menos las que he descrito. Esmás común, aunque no sucede siem-pre, que éstos sean nombrados den-tro de las empresas de noticias. Hayexcepciones como las del WashingtonPost o el New York Times, donde el de-fensor debe ser alguien que se hayadistinguido en la profesión. Por supues-to, el New York Times nombró a su pri-mer defensor justo después del casoJayson Blair. Recuerdo las palabras deldirector, Joseph Lelyveld, en un co-mentario que me hizo antes de quetodo saliera a la luz. Cuando le pre-gunté por qué el New York Times no ha-bía nombrado un defensor, dijo: “No-sotros somos los defensores”. Aparen-temente, el editor del Times de GranBretaña hizo una observación similarcuando nombró, sólo unas semanasantes, a una persona para que escri-biera una columna semanal sobre lasquejas de los lectores. Rechazó el tí-tulo de ‘editor de los lectores’ con elcomentario “yo soy el editor de los lec-tores” y nombró un ‘editor de infor-mación’. El título es lo de menos. Loprincipal es la independencia y la vi-sibilidad hacia los lectores, oyentes otelevidentes. No me parece que sirvade mucho tener un defensor, si nadiesabe que se tiene. En el Guardian misdatos de contacto aparecen en la pu-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—141

blicación diaria, una vez en la pági-na 2 y otra en la columna de correc-ciones diarias de la página editorialdel periódico. Aquí es donde apare-cen todas las correcciones del perió-dico, independientemente de en quéparte del periódico se pu-blicó el error original. Portanto, la visibilidad es im-portante, pero también laindependencia. Muchosde los que trabajan comodefensores tienen garan-tizada su independenciadel editor y de su equipopor parte de sus empresas.En algunos casos es sóloverbal o algo que se ha es-tablecido en la práctica yen otros se garantiza laindependencia públicay/o contractualmente. Miindependencia está ga-rantizada por el propieta-rio del Guardian, ScottTrust, y mis atribucionesy responsabilidades apare-cen publicadas en la pá-gina web del Guardian. La mayoría delos defensores en ejercicio pertene-cen a una organización internacio-nal, la Organisation of News Ombuds-men (ONO), de la cual soy el actualpresidente. Cuenta con unos 100miembros de todo el mundo y recien-temente celebró su 25º aniversario enuna conferencia que yo presidí enLondres. En mayo del año que viene,la conferencia se celebrará en São Pau-

lo y la presidirá el defensor de Folhade S. Paulo, lo que refleja el crecienteinterés por este tipo de autorregula-ción en esa parte del mundo. Tambiénrefleja el deseo de la Organisation ofNews Ombudsmen de fomentar ese

interés y de hacer que laexperiencia acumuladade sus miembros esté li-bremente disponible pa-ra aquellos que conside-ren que les puede resul-tar de utilidad. Tal ha si-do el interés durante losúltimos años, y todavíahoy, que la ONO ha desig-nado recientemente a Jef-frey Dvorkin, el anteriorpresidente y el defensor dela National Public Radiode Washington, directorauxiliar de la organiza-ción.

El deseo de mejorar laconfianza en la autorre-gulación es a menudomuy fuerte en países conuna situación o herencia

política compleja o difícil. He parti-cipado en varios programas piloto pa-ra la autorregulación de los mediosen distintas regiones rusas. El Mos-cow Media Law and Policy Institute(instituto de Moscú sobre políticas yleyes de medios) ha publicado a prin-cipios de este año un libro de mis co-lumnas, principalmente las que tra-tan asuntos éticos, en ruso y esto, se-gún me han dicho, ha contribuido a

MAYES

No sirve demucho tener undefensor si nadiesabe que setiene.

��� Comités de Quejas

142—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

convencer al diario Izvestia de quenombre a un editor que escriba unacolumna semanal sobre las quejas delos lectores y las respuestas de edito-res relevantes. En enero viajaré a laIndia donde uno de los principales pe-riódicos del país, The Hindu, con unatirada de más de un millón de ejem-plares al día, se convertirá en el pri-mer periódico del subcontinente ennombrar un defensor. Por muchas ra-zones, creo que ha llegado el momen-to de esta forma de autorregulación.

Permítanme finalizar con los efec-tos positivos que puede proporcionarla actividad del defensor. La jefa delDepartamento de Asuntos Legales delGuardian cree que mi rápida respues-ta a la hora de tratar las quejas gra-ves reduce entre un 30% y un 50% elnúmero de personas que demandanal periódico por calumnias y difama-ciones. Su estimación inicial se basóen una comparación entre los casosque hubo el año anterior a mi nom-bramiento y los que hubo durante miprimer año. Ella cree que este efectocontinúa y otros defensores, desde Ca-lifornia hasta Estambul, han informa-do de situaciones similares. Tambiénes casi seguro que existe una reduc-ción de las quejas que se presentandirectamente ante el órgano regula-dor del sector, en caso de que exista.Yo realmente creo que he reducido elnúmero de quejas en relación con elGuardian que llegan a la Press Com-plaints Commission de Gran Bretaña.En teoría, es posible que una queja

contra el Guardian me llegue a mí pri-mero, si no se satisface, pase a la PressComplaints Commission, y si aún nose satisface, llegue finalmente a lostribunales. En los ocho años que hesido defensor en el Guardian, creo quesólo tres o cuatro personas han com-pletado las tres fases. Una de las po-cas ocasiones en las que se hizo estoy la queja fue confirmada, los dañosse redujeron por todos los esfuerzosque ya se habían hecho para satisfa-cer al denunciante. Merece la pena de-cir aquí que la idea de que el recono-cimiento de una queja justificada yla publicación de una disculpa rápi-da y sincera empeora las cosas y con-duce al litigio es, según mi experien-cia, prácticamente falsa en su totali-dad. Otros defensores opinan lo mis-mo. Todas las evidencias demuestranque tiene el efecto contrario.

Mi opinión es que cuanto mayorsea la independencia real y percibidadel defensor, mayores serán estos be-neficios. Las personas inteligentesquieren empresas de noticias que res-pondan, sean responsables y den ex-plicaciones. Creo que los defensoresson una buena forma de conseguir es-to. �

* Traducción libre.

Enlaces útiles:www.guardian.co.uk/livingourvalueswww.bbc.co.uk/complaintswww.pcc.org.ukwww.guardian.co.uk/readerseditorwww.guardian.co.uk/ianmayes/archivewww.newsombudsmen.org

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—143

OLLE STENHOLM

Existen tres razones básicas porlas que la autorregulación dela prensa haya tenido un rela-tivo éxito en Suecia.

1. En mi país hay una larga tradi-ción de libertad de prensa. La prime-ra Ley sobre Libertad de Prensa fueaprobada por el Parlamento sueco en1776, un cuarto de siglo antes que laprimera enmienda de la Constituciónde los Estados Unidos. Entonces, co-mo ahora, el aspecto central de la leyfue prohibir la censura. Conseguiruna libertad de prensa de gran alcan-ce es fundamental para el éxito de laautorregulación de la prensa.

2. Tenemos amplia experiencia en

autorregulación. El Consejo de Pren-sa Sueco se creó en 1916 y el año queviene celebrará su 90 aniversario. Laoficina del Defensor de la Prensa secreó en 1969.

3. El sistema autorregulatorio es‘propiedad’ de los medios, tanto deeditores como de periodistas. Son par-tes opuestas en el mercado laboral,pero han conseguido mantenerse uni-dos a lo largo de los años para poner-se de acuerdo sobre un código de con-ducta para periodistas y periódicos ydesarrollar unas instituciones volun-tarias y no gubernamentales de auto-rregulación.

El sistema al que represento está

De qué se quejan enSueciaLa libertad de Prensa en Suecia goza de una amplia tradición.Esto supone un gran paso para la autorregulación. Pero tambiénlos suecos se quejan: unas 400 protestas al año. Los denunciantesrequieren a las publicaciones por ser nombrados, fotografiados,criticados por una actuación profesional o invadida su intimidadsin su permiso, y el Defensor de la Prensa interviene. Lo que lamayoría de ellos busca es una compensación moral.

Olle Stenholm es el defensor de la Prensa de Suecia.

��� Comités de Quejas

144—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

respaldado por cuatro organizacionesde prensa nacionales que represen-tan tanto a los propietarios como alos empleados. Es un sistema total-mente voluntario, parte de lo que lla-mamos la sociedad civil. No tiene nin-gún vínculos con el Gobierno.

El primer objetivo del sistema esofrecer una compensa-ción moral a los indivi-duos que se han visto per-sonalmente perjudicadosde uno u otro modo porel periodismo desconside-rado e irresponsable. A lalarga, se espera que ten-ga un efecto educativo yque fomente el espíritude la responsabilidad pe-riodística en los medios.La compensación morales lo que podemos ofrecery lo que la mayoría denuestros denunciantesbusca. Si se busca unacompensación económi-ca, se debe demandar alperiódico ante los tribu-nales, un negocio quesuele ser arriesgado, enun país donde hay fuertes garantíaslegales para la libertad de prensa.

El sistema tiene dos partes, dos ca-ras de la misma moneda, si lo prefie-ren. Una es la oficina del Defensor dela Prensa, que recibe y evalúa en pri-mera instancia todas las quejas quellegan, unas 400 al año. El defensorpuede ser abogado o periodista. Yo he

sido periodista en prensa y en mediosde difusión durante toda mi carreraprofesional, hasta que me nombra-ron defensor de la Prensa hace cincoaños.

El defensor tiene derecho a recha-zar una queja si piensa que es infun-dada. Sin embargo, si piensa que el

periódico debe ser citadopor lo que publicó, enton-ces transfiere el asunto alConsejo de Prensa, juntocon sus argumentos parala citación por escrito.Después, el Consejo haceuna evaluación indepen-diente. En cerca del 80%de los casos, el Consejo yel defensor suelen coinci-dir, lo que por otro ladosignifica que en aproxi-madamente el 20% de loscasos el Consejo es másindulgente con el periódi-co que el defensor. Lo con-trario también ocurre,aunque en menos ocasio-nes.

El Consejo está forma-do por representantes de

la prensa y del público general y es-tá presidido por un juez, normalmen-te miembro del Tribunal Supremo.Los representantes de la prensa nun-ca pueden ser mayoría en el Consejo.

Si un periódico es criticado por elConsejo, tiene la obligación de publi-car el veredicto en sus páginas. Estaes la principal acción que podemos

STENHOLM

El defensor tienederecho arechazar unaqueja si piensaque es infundada.

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ofrecer a un denunciante como com-pensación moral. El periódico tam-bién está obligado a pagar la llama-da tasa de expedición, una suma quefinancia parcialmente el sistema vo-luntario. Las tasas de expedición cu-bren alrededor del 20% de nuestropresupuesto. El resto lo aportan prin-cipalmente las editoriales. Entre el 10y el 15% de las quejas terminan conuna crítica formal al periódico porparte del Consejo por haber violadoel código de ética periodística. Se hanresuelto una buena cantidad de casosgracias a la mediación del defensorentre el denunciante y el periódico.Pero la mayoría de las quejas se dese-chan después de que el defensor noencuentre violaciones al código ético.Una queja debe cumplir dos requisi-tos formales: debe tratarse de un ar-tículo publicado con menos de tresmeses de anterioridad a la fecha enla que la queja llega a la oficina delDefensor y el denunciante debe estarpersonalmente relacionado con elasunto. En otras palabras, el denun-ciante tiene que estar involucrado dealgún modo. Ni el defensor ni el Con-sejo son foros para hacer críticas ge-nerales a los medios.

El código ético para los periodis-tas suecos es breve y sencillo y no tie-ne normas detalladas sobre lo que unperiodista debe o no hacer. Se preten-de que sea una ayuda para todos losperiodistas, tanto reporteros comoeditores, que les haga reflexionar so-bre las implicaciones éticas de las de-

��� Comités de Quejas

146—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

cisiones profesionales que toman. Losvalores morales recogidos en el códi-go son de tipo general, valores que to-dos nos esforzamos por respetar ennuestra vida diaria. Yo definiría esosvalores como Verdad, Justicia y Em-patía.

¿Sobre qué se queja la gente? Laqueja más común es sernombrado, a veces con lapublicación de una foto in-cluida, en un contextocrítico o negativo. El de-lito o la sospecha de deli-to es un ejemplo de dichocontexto. Pero tambiénpuede referirse a una in-formación crítica sobreuna actuación profesio-nal o sobre aspectos sen-sibles de la vida privada.Otra queja frecuente es lafalta de oportunidad pa-ra responder a las críti-cas. “Nunca me llama-ron” es una frase que leoa menudo en las cartasde los denunciantes. Lasquejas sobre fotografíasson cada vez más frecuen-tes, sobre todo fotos donde se puedaidentificar a los individuos, normal-mente víctimas, en la escena de uncrimen o un accidente.

Los personajes públicos, por su na-turaleza, deben aceptar más atencióny un trato más duro por parte de losmedios que los ciudadanos corrien-tes. Considero que uno de los aspec-

tos más importantes de mi trabajo escontribuir a compensar moralmentea ciudadanos desconocidos y a menu-do débiles e indefensos, no sólo niños,que han sido tratados de manera in-sensible y a veces casi cruel por unperiódico.

Las incorrecciones sobre los hechosy el no escuchar a todaslas partes son errores pe-riodísticos comunes quese pueden solucionar efi-cazmente con un edito-rial contundente. La faltade empatía es más proble-mática. A menudo es al-go que ha surgido de lasala de redacción y haevolucionado durante dé-cadas.

Al mismo tiempo, losvalores éticos no tomanforma en el vacío. Estáninfluenciados por los va-lores de la sociedad. La so-ciedad cambia y con ellalos juicios de valor de losmedios. Los medios sonhoy mucho más entrome-tidos que hace una gene-

ración y esto es aceptado por la ma-yoría de aquellos, cuya atención bus-can los medios.

Pero aún así, la verdad, la justiciay la empatía son valores éticos que losmedios deben esforzarse en fomentarpor el interés general de una sociedaddemocrática, pero también, por supropio interés a largo plazo. �

STENHOLM

Los personajespúblicos debenaceptar másatención y untrato más duropor parte de losmedios que losciudadanoscorrientes.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—147

FLIP VOETS

Antecedentes.–En 1995, el sin-dicato belga de periodistasestableció un Deontologis-che Raad/Conseil de Déonto-

logie (consejo deontológico) bilingüe,formado por 10 destacados periodis-tas. El Consejo daba su opinión cuan-do se presentaba una queja contra losperiodistas o los medios de comuni-cación. Entre 1995 y 2002, el Conse-jo dio unas 100 opiniones. A medidaque el público iba conociendo mejorel Consejo, se presentaban más y másquejas.

Pero el Consejo también tuvo quehacer frente a las críticas. Sus miem-bros eran todos periodistas. Ni los edi-tores ni el público general participa-ban en las discusiones. El Consejosiempre permaneció siendo una or-ganización voluntaria, sin una secre-taría profesional. Esto provocó gran-des retrasos en la tramitación de lasquejas.

En los noventa, algunos escánda-los relacionados con los medios (el ca-so Dutroux fue el más conocido) hicie-ron que el público y los políticos los

El Consejo de Prensa de los sindicatos de periodistas flamencosEl Raad voor de Journalistiek de Flandes, al que se espera que seunan pronto los medios belgas de habla francesa, está constituidopor 6 periodistas, 6 editores y 6 miembros externos (jueces,profesores, un asistente social y una portavoz de prensa). Susecretario general, que no es miembro del Consejo aunque asistea sus reuniones, actúa como defensor de la prensa.

Flip Voets es secretario general y defensor de la prensa del Raad voor de Journalistiek deFlandes (Bélgica).

��� Comités de Quejas

148—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

criticaran. El antiguo ministro de Jus-ticia presentó un proyecto de ley enel Parlamento, que tenía como obje-tivo crear por ley un órgano de con-trol de la prensa. El borrador del pro-yecto de ley fue muy criticado por pe-riodistas y editores, pero también hi-zo que ambas partes comenzaran anegociar para establecerun órgano autorregulato-rio propio.

Estas negociaciones ter-minaron en un acuerdopara la prensa flamencaen 2002. En la parte bel-ga de habla francesa lasconversaciones se inte-rrumpieron por un tiem-po, pero probablementese consiga llegar a unacuerdo definitivo para fi-nales de 2005.

Fundación y estructuradel RvdJ.–En marzo de2002 se fundó el VZWRaad voor de Journalis-tiek como una organización sin áni-mo de lucro. Su junta tiene 16 miem-bros elegidos sobre una base de 50/50(8 periodistas y 8 representantes delos editores y de los directores de lascadenas).

El VZW RvdJ realiza principalmen-te dos actividades:

1. Organiza el Consejo financieray materialmente.

2. Nombra a los miembros del Con-sejo.

En diciembre de 2002, una veznombrados los miembros, el propioConsejo (Raad voor de Journalistiek)comenzó con sus actividades. El Con-sejo lo forman 18 miembros (y tam-bién 18 miembros suplentes):

— 6 periodistas.— 6 representantes de los editores

(2 de la prensa diaria, 2de los semanales y revis-tas y 2 de las cadenas yproductoras).

— 6 miembros exter-nos (jueces, profesores,un asistente social y unaportavoz de prensa).

El secretario generaldel RvdJ, que no es miem-bro del Consejo, pero asis-te a todas las reuniones,es también el defensor dela prensa.

Todos los medios fla-mencos participan en elRvdJ. La única excepciónes la cadena pública VRT.La VRT rehusó asistir a las

reuniones preparatorias, arguyendoque ya existía una autoridad legalcompetente para los medios audiovi-suales. Sin embargo, en mayo de2003, se firmó un acuerdo entre elRvdJ y la VRT. La VRT acepta trabajarcon el defensor y participa en el pro-cedimiento de establecimiento deacuerdos. Si no se logra ningún acuer-do amistoso, la VRT sigue su propioprocedimiento legal interno. Además,la VRT envía un miembro sin dere-

VOETS

La intervencióndel defensorpermite resolverel 50% de loscasos con unacuerdo amistoso.

cho a voto a las reuniones del RvdJ.Asimismo, la VRT ha prometido con-vertirse en miembro de pleno dere-cho, una vez que cambie la legislaciónsobre los medios.

El procedimiento de queja.–La prin-cipal actividad del RvdJ es tramitarlas quejas interpuestas contra los me-dios y los periodistas. Desde su inicioen diciembre de 2002, se han presen-tado casi 100 quejas.

El procedimiento de queja tienedos pasos:

1. La intervención del defensor. Ca-da vez que se presenta una queja, eldefensor se pone en contacto con elperiodista y/o el editor e intenta llegara un acuerdo amistoso con el denun-ciante. En más del 50% de los casos, seconsigue llegar a un acuerdo. El acuer-do consiste principalmente en:

a. Una carta de disculpa.b. Una corrección o un nuevo ar-

tículo.c. El denunciante acepta que no se

ha cometido ningún error periodísti-co.

2. La decisión del Consejo. Si no sellega a ningún acuerdo, el caso setransfiere automáticamente al Conse-jo. El Consejo designa a un comité detres miembros (un periodista, un edi-tor y un miembro externo) que se ha-ce cargo del caso. Las partes puedenenviar declaraciones escritas y se ce-lebra una audiencia, a la que estáninvitados todos los involucrados. Si esnecesario, también se puede llamar

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��� Comités de Quejas

150—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

a expertos o testigos. Todas las partestienen derecho a estar acompañados(por un abogado, un compañero, unfamiliar, etc.). Después de la audien-cia, el comité redacta un borrador dedecisión, que se discute y se modifi-ca y es aprobado por el Consejo enpleno. Hasta hoy, se han tomado 25decisiones. El Consejo las ha acepta-do todas por unanimidad.Las decisio-nes se publican en la página web delRvdJ y en la publicación mensual delsindicato, De Journalist.

Otras actividades.1. El defensor del RvdJ responde a

las preguntas sobre la ética periodís-tica del público, de los periodistas yde los medios. Todos los años, unas100 preguntas reciben respuesta.

2. El RvdJ no tiene un código deconducta propio escrito ni publica-do. El Consejo utiliza dos códigos ge-neralmente aceptados por los perio-distas belgas: la Declaración de Múnichde la Federación Internacional de Pe-riodistas (1971) y el Código de princi-pios periodísticos belga (1982), firmadospor el sindicato de periodistas y loseditores belgas. Ambos códigos se hanquedado ya obsoletos y nuestro obje-tivo es trabajar en un nuevo código,basado en las decisiones del RvdJ y enalgunas directrices que ha formula-do el Consejo en casos especiales.

Hasta ahora el RvdJ ha publicadodos directrices (la primera sobre la in-terpretación de embargos y la segun-da sobre la actitud de la prensa hacia

las víctimas). En 2004 y 2005 ha habi-do diversos debates que conducirán ala publicación de una nueva directrizsobre el periodismo financiero.

3. El RvdJ intenta promover la éti-ca periodística entre los periodistas yel público general.

Los miembros del Consejo y el de-fensor han escrito varios artículos,han concedido entrevistas y han da-do conferencias sobre ética.

El RvdJ ha publicado, junto conotros colaboradores, dos folletos diri-gidos principalmente a los periodis-tas. Uno trata sobre “el suicidio y laprensa” y otro sobre “enfermedadesmentales”.

Los folletos dan Consejos e infor-mación sobre cómo tratar estos asun-tos con sensibilidad y precisión en lasnoticias. Se está preparando un ter-cer folleto sobre la actitud de la pren-sa hacia las víctimas.

4. El RvdJ ha presionado activa-mente junto al Gobierno flamenco yal Parlamento flamenco, que estánpreparando una nueva ley sobre di-fusión. El órgano legal, que trata lasquejas contra los medios audiovisua-les, se reorganizará. En nuestra opi-nión, todas las quejas relacionadascon la ética periodística deben ser lle-vadas ante el RvdJ y el órgano legaldebe tratar otro tipo de quejas. El Go-bierno no comparte esta idea, pero pro-pone que el órgano legal, antes de to-mar una decisión sobre las quejas re-lacionadas con la ética periodística,pida siempre la opinión del RvdJ. �

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—151

ROBERT PINKER

L a experiencia me ha enseñadoque las posibilidades de esta-blecer con éxito un Consejo dePrensa mejoran enormemente

cuando las siguientes cuestiones ins-titucionales están bien afianzadas. Enprimer lugar, los Consejos de Prensafuncionan mejor en países donde pre-valece el estado de derecho y dondela gente se compromete con los valo-res democráticos. En segundo lugar,los propietarios, los editores y los pe-riodistas deben comprometerse conla misión de que la autorregulaciónfuncione, acordando un Código dePráctica y dándole un apoyo total. En

tercer lugar, la autorregulación nece-sita un sistema legal totalmente ope-rativo. En cuarto lugar, el sector tie-ne que estar preparado para propor-cionar el presupuesto necesario, de ma-nera que se respete la independenciade su Consejo. Y en quinto lugar, losmiembros del Consejo deben ser ele-gidos mediante procedimientos queprotejan su independencia de los queconceden el presupuesto.

Una vez que esto funcione, los Con-sejos deben tratar de manera eficaz,justa y rápida las quejas que reciban,si desean ganarse el respeto y la con-fianza del público general. Ninguna

La experiencia del Consejo de Prensa enBosnia-HerzegovinaEstablecer un Consejo de Prensa autorregulatorio en una paísmuy pobre, inmediatamente después de una guerra civil, es unproceso lento, incierto y gradual. Hacer que la democraciafuncione lleva mucho más tiempo que redactar constitucionesdemocráticas o códigos de conducta ética.

Robert Pinker es director de la Alliance of Independent Press Councils of Europe y expresidente internacional del Consejo de Prensa de Bosnia-Herzegovina.

��� Comités de Quejas

152—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

de estas cuestiones previas estaba enfuncionamiento en 1998 cuando lasautoridades de mantenimiento de lapaz decidieron considerar la posibili-dad de establecer un Consejo de Pren-sa autorregulatorio en Bosnia-Herze-govina.

1. La ley, el orden socialy la democracia.–En elaño 1998, una fuerza demantenimiento de paz dela OTAN velaba por el es-tado de derecho. LosAcuerdos de Paz de Day-ton, de 1995, establecie-ron el nuevo Estado uni-tario de Bosnia-Herzegovi-na, que estaría gobernadopor un Parlamento nacio-nal y dos ‘entidades’ par-lamentarias: una para losserbios y otra para los bos-nios musulmanes y loscroatas. Cada uno de estostres grupos étnicos con-servaría su propio ejército y su poli-cía. Más allá de estos complejos acuer-dos constitucionales, las autoridadesinternacionales nombraron a un AltoRepresentante. Era, y sigue siendo, res-ponsable de coordinar los flujos deayuda y tiene autoridad para desti-tuir a presidentes, ministros y jueces.En muchos aspectos, la oficina del Al-to Representante es una reencarna-ción benigna del mariscal Tito, quegobierna una réplica a pequeña esca-la de la antigua Yugoslavia.

La guerra civil de Bosnia dejó unlegado de amargura y una descon-fianza muy arraigada. Durante todala guerra, las cadenas y los periódi-cos, controlados por los ultranacio-nalistas, tuvieron un papel funda-

mental a la hora de pro-pagar las políticas de lim-pieza étnica y de incitaral odio racial. Su conduc-ta explica por qué las au-toridades de manteni-miento de la paz cerraronlas cadenas tan rápida-mente y crearon una Co-misión de Medios, quefuera la autoridad regu-ladora y autorizadora. Sele ofreció a los medios im-presos la posibilidad deque se regularan ellosmismos. Estas decisionesformaban parte de una es-trategia más general, des-tinada a involucrar a losbosnios en la creación de

un nuevo marco de instituciones de-mocráticas en su país.

2. Cómo conseguir el apoyo del sec-tor.–La primera tarea de la Comisiónde Medios fue persuadir al sector deque apoyara la idea de crear un Con-sejo de Prensa autorregulatorio. Suéxito en esto fue sólo parcial. No exis-tía una asociación nacional de pro-pietarios con la que negociar. Ningúnpropietario asistió a la primera con-ferencia programada, y sólo asistió

PINKER

Durante la guerralos mediosultranacionalitastuvieron un papelfundamental enla limpieza étnicay el odio racial.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—153

un editor. Cinco de las seis asociacio-nes de periodistas enviaron delega-dos. Se redactó un Código de Prácti-ca y se adoptó en 1999. El año siguien-te se acordaron unos estatutos y seeligieron los miembros del Consejo.

Sin embargo, el Consejo no se pu-do poner de acuerdo para elegir a unode sus miembros como presidente. Es-te bache se superó invitando a lordWakeham a que fuera presidente in-ternacional durante un año. Yo le su-cedí cuando se retiró en 2002. Al Con-sejo le costó otros tres años elegir aun presidente nacional que me rele-vara en julio de 2005.

3. La autorregulación de la prensa ylos tribunales.–Aunque ha habido re-lativamente pocas quejas sobre intro-misión en la privacidad, ha habidomuchas sobre imprecisiones, distor-sión de los hechos y el uso de un len-guaje considerablemente insultantey difamatorio.

Sin embargo, hasta hace poco, lostribunales de Bosnia-Herzegovina noofrecían una alternativa legal viableque enmendara los agravios. Su fun-cionamiento era lento e ineficaz y susdecisiones raramente se cumplían.Como consecuencia, muchos editoressiguieron publicando artículos difa-matorios, con la tranquilidad de quese librarían, a efectos prácticos, de lassanciones legales.

La legislación relevante entró envigor en 2001, cuando los tres parla-mentos adoptaron la Ley sobre pro-

tección contra la difamación. Dabatotal cobertura a la protección de lareputación personal. Los progresosiniciales fueron lentos, porque muypocos jueces y abogados tenían expe-riencia en el derecho relativo a la di-famación.

Sin embargo, durante los dos últi-mos años, los tribunales han comen-zado a funcionar completamente. Só-lo en Sarajevo se han presentado 290casos sobre calumnias contra los pe-riódicos. La mayoría de las indemni-zaciones oscilaron entre los 400 y los4.000 euros, pero hubo tres de alre-dedor de 10.000 euros. En Bosnia, lascantidades superiores a 4.000 eurosya suponen una multa considerabley además hay que tener en cuenta lascostas del proceso. Puede que estemosalcanzando el punto en el que los pro-pietarios estén dándose cuenta de quela aceptación de un Código de Prác-tica voluntario es su mejor segurocontra los costosos litigios.

4. Cómo financiar un Consejo dePrensa autorregulatorio.–Garantizaruna financiación adecuada ha sidouno de los problemas principales des-de que el Consejo comenzó a recibirquejas en 2001. La mayor parte del pre-supuesto anual de 105.000 euros seha gastado en los salarios de los tresempleados y en alquiler. Durante loscuatro últimos años, la mayor partede los fondos han sido proporciona-dos por ONG internacionales.

El Consejo ha intentado sin éxito

��� Comités de Quejas

154—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

durante los cuatro últimos años con-vencer a los propietarios de que pa-guen al menos una parte de su finan-ciación.

La situación de nuestra financia-ción alcanzó su punto más crítico enabril de 2005, cuando nosinformaron de que todaslas ONG internacionalesiban a reducir sus activi-dades en Bosnia. La ofici-na del Alto Representan-te también está desarro-llando la primera etapade su “estrategia de sali-da”. Como parte de estaestrategia, se está prepa-rando el terreno para pre-sentar la candidatura deBosnia-Herzegovina a fu-turo miembro de laUnión Europea. Las agen-cias internacionales noesperan que el Consejodependa exclusivamentede fuentes de financia-ción nacionales de la noche a la ma-ñana. Sin embargo, el futuro apoyode las ONG dependerá completamen-te de si los propietarios aceptan, o no,correr con una parte de nuestros gas-tos y esperan que dicha parte crezcaaño tras año.

El Consejo también está renovan-do su solicitud de financiación gu-bernamental sobre una base propor-cional. Si estas dos iniciativas tienenéxito, el Consejo deberá establecer uncomité financiero independiente que

garantice su total responsabilidad so-bre los gastos de cara a aquellos queproporcionan el presupuesto, al tiem-po que permanezca tan independien-te como hoy en sus actividades regu-latorias con respecto a sus donantes

internacionales.Bosnia es un país rela-

tivamente pobre con unapoblación de unos cuatromillones y medio de ha-bitantes. No hay registrosoficiales de publicacionesni cifras de circulaciónfiables. En general, se cal-cula que menos del 10%de la población adultacompra el periódico a dia-rio. Otro cálculo habituales que la venta diaria to-tal es sólo de algo más de100.000 ejemplares. Casila mitad de estas ventasson de un único periódi-co líder. Existen otros mu-chos diarios y publicacio-

nes semanales, pero con muy pocacirculación y muy poco margen de be-neficios. Los ingresos por publicidadson también modestos.

Una encuesta reciente, respaldadapor USAID, incluía entrevistas a 10importantes editores. La mayoría deellos decía que les gustaría proporcio-nar apoyo financiero, pero que tam-bién querían que las agencias guber-namentales contribuyeran. Por el mo-mento, el Consejo tiene fondos sufi-cientes para otro año, mientras las ne-

PINKER

Los periódicos demayor circulaciónaún se niegan areconocer al Consejo.

gociaciones con propietarios y agen-cias gubernamentales continúan.

5. Procedimientos para nombrar alos miembros del Consejo.–Hasta elmomento, no ha habido problemasen el nombramiento de los miembrosdel Consejo a través de procedimien-tos que garanticen su independencia.Actualmente hay tres miembros aje-nos a la profesión. Entre los nuevemiembros actuales se encuentran seiseditores, un editor suplente y dos pe-riodistas; con el consentimiento desus empresas.

6. Progresos hasta la fecha y perspec-tivas futuras.–Durante los últimoscuatro años y medio, el Consejo harecibido y resuelto 109 quejas. En losúltimos meses ha habido menos, pe-ro ha aumentado de manera alenta-dora el número de editores que vo-luntariamente corrigen las impreci-siones, publican disculpas y ofrecenla oportunidad de réplica.

El Código exige a los editores quepubliquen en su totalidad las decisio-nes críticas del Consejo y las desta-quen debidamente. Al comienzo casinadie hacia esto, pero ahora uno decada cuatro cumple el Código. Los pe-riódicos de mayor circulación aún seniegan a reconocer al Consejo. Si lo-gramos garantizar el apoyo financie-ro de los propietarios en las próximassemanas, la incidencia de aceptacióndel Código mejorará. La razón prin-cipal para ser optimista en ambos as-

El Parlamento de papelIgnacio Fontes y Manuel Ángel Menéndez,dos tomos (1.180 y 544 págs.), 70 euros

Un ensayo sobre la historia de la

prensa no diaria del franquismo

crepuscular: la existente, la que

nació en esos años para oponerse

a la dictadura y la espectacular

floración que sucedió a la muerte

de Franco, que elevó su número

por encima de 7.000 títulos.

DE VENTA EN LA A.P.M.

��� Comités de Quejas

156—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

pectos es el creciente número de per-sonas que acuden a los tribunales yganan casos por difamación.

¿Por qué las agencias gubernamen-tales de Bosnia-Herzegovina deben es-tar más dispuestas a contribuir conlos costes de la autorregu-lación de la prensa? Enparte, porque saben quelas agencias internaciona-les ya están planeando ir-se del país. Al mismotiempo, el proceso parasolicitar la adhesión a laUnión Europea acaba decomenzar. Uno de los cri-terios para la adhesión esla evidencia de que exis-ten instituciones mediáti-cas libres y responsables,lo cual incluye un Conse-jo de Prensa independien-te o el determinante com-promiso de crear uno.Bosnia tiene la ventaja,aunque sea pequeña, deque ya cuenta con uno de los dos Con-sejos de Prensa que funcionan total-mente en el sudeste de Europa. Portanto, tácticamente éste no sería elmejor momento para dejar que des-apareciera por la necesidad de fondos.

Dado el vergonzoso comporta-miento de los medios escritos duran-te la guerra civil, las autoridades in-ternacionales tuvieron que imponeralgún tipo de regulación para la pren-sa. Elegir la opción legal conllevabael riesgo de que nunca se reemplaza-

ra por un Consejo autorregulatorio.Elegir la opción no legal, sin el apo-yo de los propietarios, significaba queel nuevo Consejo sería totalmente de-pendiente de la financiación externa,sin garantías de que los propietarios

fueran a cumplir lo esta-blecido en el Código.

La lección más impor-tante que podemos apren-der de la experiencia deBosnia-Herzegovina es queestablecer un Consejo dePrensa autorregulatorioen una país muy pobre, in-mediatamente despuésde una guerra civil, es unproceso lento, incierto ygradual. No hay solucio-nes mágicas ni atajos pa-ra lograrlo. En la práctica,hacer que la democraciafuncione lleva muchomás tiempo que redactarconstituciones democráti-cas o códigos de conduc-

ta ética. Los ciudadanos deben apren-der a manejar sus propias institucio-nes civiles, a su manera y a su ritmo.Hacer que la autorregulación funcio-ne es una parte esencial del mismoproceso. Los cambios culturales de es-te tipo no se dan en cuestión de me-ses. No obstante, la experiencia decrear un Consejo de Prensa en Bosnia-Herzegovina demuestra lo que se pue-de conseguir, a pesar de las probabi-lidades y de todas las expectativas ini-ciales. �

PINKER

Hacer que laautorregulaciónfuncione es unaparte esencial delproceso dedemocratización.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—157

LLUÍS MARÍA DE PUIG

L a única justificación que per-mite que hoy me dirija a uste-des en este coloquio sobre losCódigos Deontológicos en el pe-

riodismo es el hecho de haber segui-do durante 20 años los trabajos de laComisión de Cultura del Consejo deEuropa en materia de medios de co-municación, ya sea directamente, tra-tando problemas sobre medios de co-municación y periodistas, pero tam-bién en muchas ocasiones por haberparticipado en la Comisión Política yel Pleno sobre respeto de los derechos

humanos en aquellos casos en que haaparecido la problemática de la éticadel periodismo y los límites del tra-bajo profesional de los periodistas.

A ello he dedicado una parte demi trabajo parlamentario internacio-nal, si bien no soy periodista aunqueescribo en los periódicos. Los que es-cribimos en los periódicos no siem-pre somos ni nos sentimos periodis-tas. La profesión periodística tal y co-mo la hemos tratado en el Consejode Europa nos parece un asunto muyprofesional frente a otro tipo de apro-

La acción del Consejo deEuropaEl Consejo de Europa ha producido numerosos informes yrecomendaciones a los gobiernos de los estados miembros sobrelos medios de comunicación. Desde el abuso de poder en Italia,por el caso Berlusconi, hasta la libertad de expresión en relación ala lucha contra el terrorismo son algunas de las resoluciones másimportantes de los últimos años. Ahora trabaja en la creación dela Universidad Europea de Periodismo y en el problema de laprensa en la Europa Oriental.

Lluís María de Puig es miembro de la Comisión de Cultura del Consejo de Europa.

��� Comités de Quejas

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ximaciones periodísticas (artículos deopinión, reportajes…). En todo casodesde el Consejo de Europa hemosconsiderado el periodismo como unaprofesión estricta y perfectamente ti-pificada. Les voy a hablar en esta po-nencia de lo que el Consejo de Euro-pa ha hecho sobre esta profesión y so-bre su desarrollo.

Quiero que tengan en cuenta, enprimer lugar, lo que es el Consejo deEuropa como institución y cuáles sonsus características y dimensiones. Lesvoy a recordar que se trata de la ins-titución mas antigua (se creó en 1949)y más amplia : 46 países europeos. Es-tamos hablando de una organizacióndonde están Rusia y los países caucá-sicos. Nosotros no nos planteamos,como la UE, si Turquía es o no Euro-pa. Turquía hace 20 años que está enel Consejo de Europa. Y estando to-dos los países del Este la problemáti-ca del periodismo, como ustedes com-prenderán, ha adquirido en el Conse-jo de Europa un sesgo más bien dra-mático y tremendo teniendo en cuen-ta lo difícil y peligroso que es el ejer-cicio democrático de la profesión pe-riodística en estas nuevas democracias,todas ellas nuevos países del Consejode Europa.

El Consejo de Europa, como es sa-bido, tiene unos objetivos: la defensade la democracia y la defensa de losderechos humanos. El documentomás importante del Consejo de Euro-pa es la Convención Europea de losDerechos Humanos y su desarrollo.

La aproximación que las dos grandesinstituciones del Consejo de Europa(el Consejo de Ministros y su Asam-blea Parlamentaria) han realizado, encuantos temas se han tratado, ha si-do siempre desde la óptica de la de-fensa de los derechos humanos y ladefensa de la democracia, como nopodría ser de otra manera.

Sin embargo, en lo que respecta elperiodismo y el papel de los mediosde comunicación los hemos tratadotambién desde una concepción cul-tural del asunto. Es decir, no sólo he-mos analizado el periodismo en símismo, en su lógica interna, ni tam-poco sólo desde su adecuación al sis-tema democrático; sino que hemosconsiderado asimismo todo cuantosignifica el periodismo en Europa co-mo fenómeno cultural.

En cualquier caso, hemos trabaja-do intensamente sobre el papel de laprensa y de los periodistas, el proble-ma de la ética y los códigos deonto-lógicos que es lo que nos trae hoyaquí. En ocasiones lo hemos hecho enla Comisión Política porque ha habi-do problemas políticos, como el de lapersecución y asesinatos de periodis-tas en algunos países de EuropaOriental. En otros casos hemos discu-tido sobre procesos de concentraciónde medios de comunicación en unasola mano que impedían el pluralis-mo político, como en el caso Berlus-coni, y ante este tipo de problemáti-cas ha habido que ejercer una pre-sión fundamentalmente política.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—159

Pero hemos tratado básicamenteel tema de los media desde el aspec-to cultural, como un fenómeno decultura, y precisamente en la Comi-sión de Cultura de la Asamblea Par-lamentaria del Consejo de Europa. Es-ta tiene una Subcomisión de Mediosde Comunicación que no hace otracosa ni tiene otro come-tido que trabajar en cues-tiones relativas a los me-dia y al ejercicio del pe-riodismo. Normalmentelos trabajos de esta Sub-comisión pasan a la Co-misión, donde son deba-tidos y aceptados en pri-mera instancia, para ver-se seguidamente en Ple-nario, donde se discutende nuevo y se adoptan de-finitivamente. Fue en esaSubcomisión, que fuepresidida durante tresaños por don Manuel Nú-ñez Encabo, donde se re-dactó la recomendaciónmás importante del Con-sejo de Europa en esta materia, quees la de ética y periodismo, la que hadado lugar al relanzamiento de los có-digos deontológicos. Digo relanza-miento donde existía esta preocupa-ción o donde había alguna experien-cia en marcha, puesto que en la nue-va Europa éste fue el inicio puro y sim-ple, el documento básico en materiade medios de comunicación con elcual las nuevas democracias han em-

pezado a trabajar con las dificultadesque hay, que son muchas, en aque-llos países

El Consejo de Europa ha produci-do una enormidad de documentos so-bre el periodismo. El Comité de Mi-nistros, además de declaraciones im-portantes, ha realizado conferencias

específicas sobre proble-mas de medios de comu-nicación. Además, hacontestado siempre, hadado un seguimiento alas propuestas de laAsamblea Parlamentariay a las situaciones ex-traordinarias que se hanproducido. Tienen no me-nos de 20 declaraciones,resoluciones y directivasdel Comité de Ministrosdel Consejo de Europa enrelación a la problemáti-ca periodística.

Por otra parte la Asam-blea Parlamentaria no hadejado de trabajar nuncasobre los medios de co-

municación con un rosario de infor-mes y recomendaciones a los gobier-nos de los estados miembros.

Algunos temas que siguen encimade la mesa en este momento han pro-ducido ya resoluciones de todo tipo:una de las más importantes fue cuan-do estuvo de ponente el profesor Nú-ñez Encabo, a la sazón miembro dela Delegación Española al Consejo deEuropa. Otras no menos importantes.

PUIG

El Consejo deEuropa aborda el tema de losmedias como unfenómenocultural.

��� Comités de Quejas

160—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

Quiero citarles las más recientes des-pués de aquella sobre la ética del pe-riodismo: la relativa al poder de la ima-gen, la relativa a la instrucción enciencia y tecnología y su aplicación,la relativa a los medios de comunica-ción de la cultura democrática y larelacionada con la educación a losmedios de comunicación. En 2003,una recomendación sobre la libertadde expresión en Europa. En 2004, lacuestión de la monopolización de losmedios electrónicos. También en2004, el abuso de poder en Italia enrelación al caso conocido como deBerlusconi. En 2004, el servicio públi-co de radiodifusión, tema interesan-tísimo. En junio de 2005, una decla-ración sobre la libertad de expresiónen relación a la lucha contra el terro-rismo. Un gran debate que hemos te-nido.

Además les hablaré de dos líneasde trabajo nuevo. Una, la creación dela Universidad Europea del Periodis-mo, y otra, el problema del periodis-mo en Europa Oriental. Se ha produ-cido en el Consejo de Europa una re-flexión transversal en torno al perio-dismo, los media y los periodistas. Di-go transversal porque no se ha hechosólo en esa Comisión de Cultura don-de se tratan específicamente los temasde los medios de comunicación, sinoen los debates políticos y sobre dere-chos humanos donde se tratan desdelos problemas de inmigración hastalos problemas de minorías pasandopor los problemas de democracia en

países concretos. En estos debates apa-recen consideraciones y tratamientosde lo que es la profesión periodísticay lo que significa en nuestro tiempola prensa en el modelo europeo de so-ciedad.

Para resumir esa concepción, quees la que creo que hoy está vigente enel territorio de una institución tanenorme como el Consejo de Europa(imagínense la pluralidad de ideas,de conceptos de cultura, de concep-ciones de la propia Europa…), les di-ré que en la Comisión de Cultura noshemos puesto de acuerdo en una se-rie de consideraciones que me pare-cen especialmente certeras, y son lasque informan los trabajos del Conse-jo de Europa. En primer lugar, acep-tar la realidad de la multiplicidad ycomplejidad del mundo de la prensahoy, lo que llamamos los media. Nun-ca como hoy se había producido tan-ta complejidad y multiplicidad. Estánlos periódicos, la radio, las televisio-nes, pero también Internet y el mun-do de la comunicación digital que,sin ser estrictamente prensa o perio-dismo, envía inputs de informaciónde la actualidad a los ciudadanos. In-cluso hoy día es muy difícil estable-cer hasta qué punto un determinadotipo de información llega a través delperiodismo propiamente dicho.

Esta es la cruda realidad que en-cuentra uno cuando se acerca al es-tudio del periodismo; y no tiene unomás remedio que aceptar esta multi-plicidad y complejidad. Esa multipli-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—161

cidad viene del proceso de globaliza-ción; más que en ningún otro sectorde la vida política-social y cultural, enninguna otra función o profesión laglobalización se ha producido contanta profundidad como en la comu-nicación y el periodismo. Conocemosal minuto lo que ocurre en Japón ytenemos simultáneamente las 20 ver-siones sobre el mismo asunto que nosllegan por todas partes. Nunca jamásel ciudadano ha recibido tanta infor-mación. Sobre eso hemos discutido:la información es tan rápida, tan di-versa y tan controvertida a veces (y enotras manipulada) que en estos deba-tes algunos han sostenido que quizástambién con tanta información nun-ca el ciudadano había tenido tantasdificultades para estar informado.Con el cúmulo de tanta informacióna lo mejor también se llega a un gra-do cierto de desinformación. En todocaso, ésta es la realidad y el ciudada-no y los profesionales se encuentrancon ella. En este sentido esta claroque sólo el pluralismo asegura la ob-jetividad informativa. Pero no pode-mos pedir a los ciudadanos que veantodas las televisiones o lean todos losperiódicos. De ahí que el riesgo de serinfluidos tendenciosamente es evi-dente y quizás inevitable. Por ello esimportante que desde los propios me-dios se hagan esfuerzos de objetivi-dad y se evite toda manipulación.

El tercer elemento que hemos con-siderado fundamental es el papel delos periodistas y de los medios en lo

que tiene de fenómeno cultural y edu-cativo, analizando el rol de los me-dios como continuación de la escue-la. Hicimos un trabajo en el Consejode Europa sobre el aprendizaje y elconocimiento de la historia y llega-mos a la conclusión, después de mu-chas encuestas y coloquios, que el co-nocimiento de la historia y la idea delpasado que acaba teniendo el ciuda-dano a una cierta edad, en gran par-te lo ha adquirido a través de los me-dios de comunicación. En la educa-ción recibió tan solo una pequeñaparte de su conocimiento históricoen la madurez. La parte substancialde erudición y conocimiento históri-co que acaba teniendo el ciudadanolo recibe a través de los medios de co-municación. Por eso es tan importan-te el tratamiento de la historia en losmedios de comunicación, nunca ino-cente ni neutro, que redunda tan de-cisivamente en la idea y comprensióndel pasado que puedan tener los ciu-dadanos que leen periódicos, ven latelevisión o escuchan la radio. En es-te caso el periodismo es un fenóme-no de cultura determinante. Y hemoscontinuado la reflexión en el sentidode pedir a los medios de comunica-ción el máximo rigor histórico, el má-ximo rigor cultural, la máxima capa-cidad de divulgar cultura y divulgar-la desde una perspectiva democráti-ca.

La cuarta reflexión parte de laconstatación que el periodismo, laprensa y los medios tienen una tras-

��� Comités de Quejas

162—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

cendencia política mayor. Es eviden-te que hoy en día en la política nacio-nal de cualquier país los medios decomunicación influyen de una mane-ra absoluta. Se puede decir que influ-ye muchísimo más la prensa en elcontrol del poder que la propia opo-sición en el parlamento. Cada uno tie-ne que jugar su papel, pero en reali-dad los medios de comunicación sonel gran contrapoder, el elemento defiscalización real y de control de losgobiernos. Todo el proceso político es-tá enormemente influido por los me-dia, que son el altavoz de los políti-cos y la expresión de la opinión pú-blica y actúan directamente en sobrela sociedad. Piensen ustedes tambiénen la historia de la Constitución Eu-ropea, en la importancia que han te-nido los medios para que en los paísesen que hubo refrenda se haya votadoel Sí y en otros países se haya votadoel No. Este papel extraordinario de laprensa en la política lo reconocemosen el Consejo de Europa.

Además de trascendencia políticanacional, nuestra sexta reflexión tra-tó de la enorme trascendencia geoes-tratégica. En la medida en que laprensa ayuda a la conformación dela opinión, si de verdad se quiere lu-char contra el posible choque de ci-vilizaciones, si queremos realizar po-líticas de cooperación entre culturas,religiones y sociedades, el factor fun-damental para crear mentalidades to-lerantes, implicaciones y complicida-des entre una y otra cultura, son los

medios de comunicación. Desde elConsejo de Europa pensamos que sihay una voluntad global desde los me-dios de comunicación de jugar a fa-vor de la tolerancia, de la no discri-minación, del diálogo y la alianza decivilizaciones como estrategias de re-lación con mundos dispares, sólo sepuede realizar de verdad desde losmedios de comunicación.

En séptimo lugar, en el Consejo deEuropa estamos a favor del desarro-llo pleno de la libertad de expresión,como no podía ser de otra manera,con una limitación: la defensa de lademocracia y de los derechos huma-nos. No nos parece tolerable que ha-ya un medio de prensa que esté con-tra los derechos humanos. Este es unlímite evidente.

Considerando el papel fundamen-tal de la prensa, no todo lo conside-ramos positivo. De la misma maneraque hacemos esta valoración tan po-sitiva del rol del periodismo en unasociedad democrática, también ennuestras reflexiones hemos anotadoaspectos negativos y flancos discuti-bles. ¿Es siempre objetiva la prensa?No. ¿Manipula a veces? Sí. ¿Está a fa-vor o en contra de los gobiernos? Sí,y a veces interesadamente. De ahí quehemos llegado a la conclusión que laúnica manera de evitar que la pren-sa se convierta en un factor negativopara los ciudadanos con el pluralis-mo por una parte y con el autocon-trol, o la autorregulación por otro. Osea, es necesario que se sigan unos có-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—163

digos de conducta. Y estamos deacuerdo en que estos códigos sean deautorregulación.

Hemos tenido un debate enormesobre si los representantes directos delos ciudadanos, los parlamentarios,son quienes deberían establecer conleyes y señalar a los periodistas cuá-les son los límites en suprofesión y cuáles son loscódigos a seguir. Pero he-mos llegado a la conclu-sión de que no, que de-ben ser los propios profe-sionales los que determi-nen su propio código, esosí, siempre dentro de unescrupuloso respeto a losderechos humanos. Inclu-so cada medio con su pro-pio código, aunque aspi-ramos a que las grandesideas que ha defendidoen todo momento el Con-sejo de Europa sobre lapreservación de la éticaprofesional sean seguidaspor todos.

De ahí quizás la nece-sidad de ofrecer legislación marco pa-ra señalar unos límites y evitar el abu-so de poder que sigue habiendo en al-gunos países, especialmente en el cen-tro y el este de Europa. Había unacierta idea de que parlamentos supra-nacionales como la Asamblea Parla-mentaria del Consejo de Europa o elParlamento Europeo pudieran traba-jar en este sentido y proponer normas

para una la regulación ética concre-ta y precisa. Sin embargo, decidimosque no, lo dejamos para los periodis-tas.

La recomendación más importan-te sobre esta cuestión que ha hechoel Consejo de Europa fue la ética y pe-riodismo, la recomendación 12.15 de

1993. La misma ha sido se-guida en la mayor partede códigos deontológicosvigentes y desde luego enEspaña. El profesor Nú-ñez Encabo y el profesorParés han hablado de ellay de la idea de autocon-trol. Y han podido cons-tatar de sus palabras quelas líneas básicas de esteautocontrol están en lademocracia, el marcoideal para que funcionenestos códigos deontológi-cos. Yo no voy a insistiren lo desarrollado por susautorizadas opiniones. Suexposición ha sido con-vincente y clarificadora.

Por cierto, que se hahablado también de censura. Desdeel Consejo de Europa, en ningún sen-tido podemos aceptar que los códigosdeontológicos sean una forma de cen-sura como la entendemos nosotros;es decir, como una interferencia delos gobiernos y del poder político co-artando la libertad de expresión a losperiodistas. Por el contrario, la acep-tación voluntaria y profesional de

PUIG

En ningún sentidopodemos aceptarque los códigosdeontológicossean una formade censura.

��� Comités de Quejas

164—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

ciertos límites nos parece importan-te y para nada nos parece un tipo decensura. En todo caso hay que teneren cuenta ciertas realidades de pro-funda gravedad: en Europa todavíahay algún medio de comunicaciónque apoya extremismos inaceptablesdesde el punto de vista democrático.Por poner un ejemplo, nunca debeaceptarse como pluralismo políticoque haya de respetarse partidos ofuerzas políticas o medios de comu-nicación favorables al racismo, la xe-nofobia, sean contrarios a la demo-cracia o al respeto de los derechos hu-manos, o favorables a extremismosde cualquier tipo que se salgan com-pletamente del modelo democrático.Desde el punto de vista político hayque impedir la existencia de estos par-tidos. De la misma manera, los códi-gos deontológicos deben prohibir es-te tipo de actitudes en los medios. Poreso, límites sí los hay. Ojalá todos losconsejos deontológicos contengan es-tos límites, absolutamente necesariospara un ejercicio democrático, tole-rante y progresivo de la función delperiodista.

En la Asamblea Parlamentaria he-mos hablado también de la educa-ción al periodismo. Incluso hemos lle-vado a cabo un informe sobre la edu-cación al periodismo. La considera-ción básica es que en la Universidadel estudiante medio no recibe muchoconocimiento de lo que es el fenóme-no del periodismo y el fenómeno delos medios de comunicación. Es posi-

ble que para comprender bien el fe-nómeno de comunicación, debería-mos darle a este ciudadano que esta-mos ‘fabricando’ un cierto sentido crí-tico, para que pueda discernir ante lalectura de la prensa, la visión de latelevisión o la escucha de la radio.Que sea capaz de analizar un poco ysea capaz de descubrir por sí mismoque detrás de los medios también hayintereses e ideologías, y eso que nodeja de ser importante que se sepa,intereses e ideologías perfectamentecompatibles con la democracia. Cuan-to más claramente se defiendan estosintereses e ideologías más se defien-de el periodismo objetivo en la medi-da que lo objetivo es lo claro y lo ra-zonablemente informador.

En este sentido, en Estrasburgo he-mos aprobado una resolución en laque pedimos a los gobiernos que sehagan programas de iniciación a losmedios de comunicación en la edu-cación secundaria y en la universidady que se promuevan programas deformación para los docentes en estadirección.

Les decía también que hemos tra-bajado sobre un problema dramáti-co, el problema de la libertad de ex-presión de los medios de comunica-ción en Europa en relación con la per-secución pura y simple de los perio-distas. Hemos elaborado un informesobre la violencia contra los periodis-tas. Ante el encarcelamiento de pe-riodistas y no hablemos ya de los ase-sinados, hemos exigido a países co-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—165

mo Ucrania, Bielorrusia, Rusia y otrosel cese inmediato de la represión aperiodistas por razones políticas y he-mos pedido responsabilidades y noshemos impuesto un seguimiento dela situación en cada uno de estospaíses.

Cambiando de tema, les quiero se-ñalar que en otro documento hemossolicitado al Comité de Ministros undocumento de orientación sobre elservicio público de radiodifusión y lehemos pedido que movilice las estruc-turas del Consejo de Europa a fin deque lleguemos a una realidad acep-table en este campo. Los parlamenta-rios europeos tenemos una visiónmuy positiva de los medios de comu-nicación públicos y creemos que nosólo hay que mantenerlos donde loshay, sino incentivarlos.

En estos últimos tiempos hemosreflexionado también sobre los me-dios de comunicación en relación alterrorismo. Este ha sido un gran de-bate y no ha habido un acuerdo. Hayposiciones encontradas sobre cómodebe tratarse el terrorismo. Hay unadeclaración del Comité de Ministrosdel 2 de marzo de este año. En éstase dice que no hay que poner ningu-na restricción a la libertad de expre-sión en materia de información sobreel terrorismo. Esto se dice claramen-te, pero al mismo tiempo, más ade-lante, señala algunos límites. Señala,por ejemplo, que se dé información,siempre que esta información no fa-vorezca descaradamente los intereses

de los terroristas, que no siga el jue-go de los terroristas que intentan uti-lizar a los medios. ¿ En cuántas oca-siones un acto terrorista sólo tiene co-mo objetivo aparecer la prensa ? Mu-chos actos terroristas serían fracasa-dos si no tuvieran ninguna repercu-sión mediática. Pero, ¿cuándo se fa-vorece a los terroristas publicandouna noticia? Difícil respuesta. Enten-demos que no se debe dar informa-ción que pueda dificultar la propialucha contra el terrorismo (policíaca,confidencial…) y comprendemos quese respete el derecho a la intimidadde las víctimas del terrorismo.

Pero hay otros aspectos en los quetambién entramos. Tuvimos un deba-te tremendo con dos periodistas quehabían sido secuestrados en Iraq, y unode ellos estaba a favor de toda la in-formación sobre el secuestro y otrodecía sostenía que no. El primero de-fendía que la máxima informaciónsobre los secuestros era un elementofundamental para que pudiera acabarliberados, mientras que el otro decíaque no, que las negociaciones que tie-nen que llevar los gobiernos a vecespagando por el rescate de un perio-dista, las más de las veces precisan deprudencia, silencio y no demasiadainformación. Eran dos posiciones res-petables pero que demuestran que enla misma materia no hay una posi-ción coincidente.

Otro aspecto: el de respetar la dig-nidad de las personas, la presunciónde inocencia y el tratamiento objeti-

��� Comités de Quejas

166—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

vo de los sospechosos o presuntos te-rroristas. Creemos que hay que hacerel esfuerzo permanente de guardar fiel-mente la distinción entre las perso-nas sospechosas de ser terroristas oamigos de terroristas y los propios te-rroristas convictos y confesos. A míesto me parece muy importante tenien-do en cuenta que en la lucha contrael terrorismo hay un peligro que hayque saber administrar muy bien, elpeligro de deslizarnos por la pendien-te de someter espacios de libertad aelementos de seguridad. No sólo enel ámbito del periodismo, sino tam-bién en el ámbito de la política gene-ral y de los derechos humanos es undebate abierto: hasta qué punto losciudadanos podemos ver coartadasnuestras libertades a favor de la ac-ción más o menos controlada de lalucha contra el terrorismo. Es la difi-cultad entre el binomio de libertad /seguridad que nos plantea la luchacontra el terrorismo. Los medios de-ben estar atentos a que no se concul-que ningún derecho y deben ser losprimeros en respetar los derechos delos ciudadanos en su tratamiento.

Para finalizar esta exposición so-bre la acción del Consejo de Europaen relación a los medios de comuni-cación y la profesión periodística lesquiero anunciar que estamos traba-jando en la idea de una UniversidadEuropea del periodismo. Una Univer-sidad que sería inicialmente tuteladapor el Consejo de Europa y financia-da en un primer momento por el pro-

pio Consejo de Europa pero que, si seconsiderara de interés, podría ser unaUniversidad incluso abierta a paísesno miembros. Se trata de una expe-riencia que nos llega solicitada dra-máticamente, porque fundamental-mente quienes nos piden esto son lasnuevas democracias, los países del Es-te, donde existe un importante défi-cit en la didáctica y pedagogía sobreel periodismo democrático.

Esto ha sido la pincelada, extrema-damente apretada y resumida, sobrelo que está trabajando el Consejo deEuropa en materia de periodismo,que es lo que a mí se me había pedi-do que les contara a ustedes aquí. Fi-nalmente les puedo decir que el Con-sejo de Europa seguirá tratando lostemas de comunicación, de informa-ción, de educación con el mismo in-terés y dedicación de siempre, consi-derando, como he reiterado a lo lar-go de mi intervención, que el perio-dismo nos parece consustancial conla democracia. La concepción que eneste momento tenemos en el Conse-jo de Europa respecto al papel del pe-riodismo es que se ajusta tan perfec-tamente a lo que es una sociedad de-mocrática que el periodismo consti-tuye una de las más importantes ga-rantías contra el abuso de poder, loque no es poca cosa especialmente sipensamos, como piensa quien les ha-bla, que en realidad el sistema demo-crático es, por encima de todo, unaconstrucción institucional y políticacontra el abuso de poder. �

TRIBUNALESTEODORO GONZÁLEZ BALLESTEROS

El derecho al olvidoen la información

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—167

L a doctrina europea sobre el de-recho fundamental a emitir ya recibir información, veraz yde interés público, viene evolu-

cionando al ritmo que exigen los me-dios de comunicación, en especial losaudiovisuales. En la actualidad la dog-mática metodista discute hasta cuan-do una información que fue noticiaen su día, referida a hechos que el su-jeto protagonista ha desterrado de suvida, modificando su trayectoria hu-mana y comportamiento ante la so-ciedad, pueden ser recordados me-diante su difusión a través de un me-dio de comunicación, sin que existacausa o motivo de reincidencia en elsujeto y sus acciones. Si hubiera quecitar una referencia bastaría con re-cordar la larga serie de programas te-levisivos de ínfimo contenido cultu-ral, en donde miembros de sagas fa-miliares relatan sin pudor y a cam-bio de dinero historias, o invencio-nes, degradantes, que las televisionespublicas y privadas difunden afano-samente y que no son otra cosa que

ejemplos de la indignidad social enque han caído sus mentores.

En nuestro derecho positivo pode-mos reseñar dos instituciones jurídi-cas que tienen relación con el ‘dere-cho al olvido’. Son la caducidad y laprescripción. La primera significa queuna facultad o derecho potestativonace con plazo inexorable de vida pa-ra su ejercicio y que, pasado aquél, seextingue. La prescripción significa noque algo nazca con un plazo de vidaprefijado, sino que si durante deter-minado tiempo está inactivo, igual-mente se extingue. Para una mejorcomprensión cabe señalar algunas di-ferencias entre las dos figuras jurídi-cas: la caducidad puede proceder deun acto privado o de la ley, mientrasque la prescripción siempre deriva dela ley; la caducidad tiene como fina-lidad fijar de antemano el tiempo du-rante el cual puede un derecho serejercitado, la de la prescripción es darpor extinguido un derecho que porno haber sido ejercido se puede su-poner abandonado; para que un juez

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��� Tribunales

aplique la prescripción es necesarioque la parte a quien beneficie la ale-gue, la caducidad se aplica de oficiopor el juzgador; y por último, en laprescripción se admiten causas de in-terrupción y eventualmente de suspen-sión, en la caducidad, no. En el dere-cho penal son causas que extinguenla responsabilidad criminal, la pres-cripción del delito, y la prescripciónde la pena o de la medida de seguri-dad. Todos los delitos prescriben, ex-cepto los de lesa humanidad y de ge-nocidio y los delitos contra las perso-nas y bienes protegidos en caso deconflicto armado, que no lo hacen enningún caso (art. 131.4 del CP). El sis-tema de prescripción está en concor-dancia con la pena máxima señaladapara el delito. Así, por ejemplo, a los20 años prescribe el delito que tengala pena máxima de 15 o más años deprisión; a los 15 años cuando el deli-to acarree la pena de más de 10 añosy menos de 15. Y sucesivamente. Losdelitos contra el honor, injurias y ca-lumnias, prescriben al año.

¿Cabría aplicar, por extrapolación,alguna de estas figuras jurídicas a ladifusión de informaciones que en sudía fueron noticia, pero que con eltranscurso de tiempo los sujetos in-tervinientes, y la realidad social, hancambiado, a pesar de lo cual algúnmedio de comunicación vuelve a di-fundirlas, y no por motivos de actua-lidad o de interés informativo? Vea-mos un caso reciente: En febrero de1995 don J. J. interpuso demanda por

intromisión ilegitima en su honor,contra TVE por la emisión de un pro-grama en el que una cuñada del de-mandante relató determinados he-chos –abusos deshonestos a una hijasuya y en consecuencia sobrina delreclamante– acaecidos hacia 22 años,y por los que el citado don J. J. fuecondenado mediante sentencia dicta-da en enero de 1979. La reclamaciónno se dirigía a la persona que habíamanifestado los sucesos, sino contraTVE por dar publicidad y difusión aaquellas palabras. En consecuencia, elahora demandante fue juzgado y con-denado por un delito de abusos des-honestos, concluyendo la vía penalcon el incumplimiento en su totali-dad de la pena en virtud del perdóndel padre de la ofendida. Don J. J. fun-damentaba su demanda en que, sibien en el programa no apareció sunombre, figuraban datos suficientespara su identificación, como designa-ción de localidad de residencia y dellugar en que se realizaron los hechos,lo que le había perjudicado en la es-tima personal y acarreado graves con-secuencias familiares. El juez de Ins-tancia dictó sentencia aceptando laspretensiones del demandante y reco-nociendo la existencia de intromisiónilegítima en su honor, que fue recu-rrida en apelación por TVE ante la Au-diencia Provincial de Madrid, que dic-tamino su revocación por considerarque no había existido intromisión ile-gítima por parte del medio audiovi-sual. Tal decisión se fundaba en dos

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aspectos concretos: a) la ve-racidad de la informa-ción difundida; y b) el in-terés público de los he-chos en razón a su grave-dad y trascendencia so-cial.

En la referida senten-cia hay un voto particu-lar discrepante que acabaconsiderando la existen-cia de intromisión ilegiti-ma en el honor de don J.J. El magistrado comien-za planteando la cuestiónen sus términos exactos,es decir si TVE cometió, ono, una intromisión ilegi-tima en el derecho al ho-nor del demandante alhacer públicas y al difun-dir las manifestacionesde la demandada, juntocon imágenes y referen-cias a la persona y a la localidad deldemandante.

El primer aspecto que debate elmagistrado es el del interés público,interpretando que “los hechos que ensu día pudieron tener relevancia pe-nal –como en el presente caso: abu-sos deshonestos y violación– puedencarecer de interés informativo cuan-do, además de haber sido juzgados osobreseídos definitivamente en la ju-risdicción penal, ha pasado sobreellos el manto del tiempo que legal-mente está establecido para su pres-cripción… El interés del Estado por la

persecución del delito yaquedó colmado con el en-juiciamiento del caso,con su penalización y conel paso del tiempo parala prescripción del delitoo de la pena. Nótese queen el presente caso TVE hatraído al campo de la no-ticia hechos que tuvieronlugar en el año 1977. Contodo el respeto a las vícti-mas de los delitos, cuyodolor o consecuenciaspuede que permanezcana lo largo de su vida, hayque reconocer tambiénque el autor en su día deun delito, por el que juz-gado y castigado, tiene de-recho a reinsertarse so-cialmente y a tener laoportunidad de reorde-nar su vida; así como a

beneficiarse de la seguridad jurídicaque concede el instituto de la pres-cripción. Así lo establece y reconocela Constitución en los arts. 25.2 y 9.3.”Esta consideración jurídica la hacecon el apoyo de la doctrina del Tribu-nal Constitucional, que acerca del in-terés público informativo sostieneque cuando la actividad informativase quiere ejercer sobre ámbitos quepueden afectar a otros bienes consti-tucionales, como es la intimidad, espreciso, para que su proyección sealegítima, que lo informado resulte deinterés público, pues sólo entonces

Hechos que en sudía pudierontener relevanciapenal puedencarecer de interésinformativocuando, ademásde haber sidojuzgados osobreseídos, hapasado sobreellos el manto deltiempo.

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��� Tribunales

puede exigirse de aquellos a quienesafecta o perturba el contenido de lainformación que, pese a ello, la sopor-ten, en aras, precisamente, del cono-cimiento general y difusión de hechosy situaciones que interesan a la co-munidad. Tal relevancia, y no la sim-ple satisfacción de la curiosidad aje-na, es lo único que puede justificarla exigencia de que se asuman aque-llas perturbaciones o molestias oca-sionadas por la difusión de una de-terminada noticia, y reside en tal cri-terio, por consiguiente, el elementofinal de valoración para dirimir, enestos supuestos, el eventual conflictoentre las pretensiones de informacióny de silencio (STC. 171/1990, de 12 denoviembre). En lo concerniente al de-recho al honor, afirma que no sólo esun límite a las libertades de expresióny de información, sino que tambiénes, en sí mismo considerado, un de-recho fundamental protegido por laCE, que deriva de la dignidad de lapersona. De manera que, salvo quelos propios actos lo disminuyan so-cialmente, su titular tiene derecho alrespeto y reconocimiento de la digni-dad personal que se requiere para ellibre desarrollo de la personalidad enconvivencia social, sin que pueda serescarnecido o humillado ante unomismo o los demás. Entiende, de otraparte, el magistrado que “la informa-ción –que no noticia– ofrecida porTVE a modo de reportaje sobre unaparte de la vida de la cuñada y de lasobrina del demandante, no ofrecía,

como tal caso concreto, antiguo y juz-gado, los elementos de trascendenciapública a que se refiere la STC de 8de abril de 2002: entre los elementosa tener en cuenta en la valoración dela trascendencia pública de los he-chos divulgado cobran especial rele-vancia la materia de la información,su interés público y su contribucióna la formación de una opinión públi-ca libre, así como el vehículo utiliza-do para difundir la información, enparticular si éste es un medio de co-municación social”. Para finalizar in-cide en que “el trabajo informativode TVE no puede considerarse como“reportaje neutral”, puesto que paraaplicarse tal interpretación, es preci-so que el medio informativo sea me-ro transmisor de tales declaraciones,limitándose a narrarlas sin alterar laimportancia que tengan en el conjun-to de la noticia. De modo que si sereelabora la noticia no hay “reporta-je neutral”, y tampoco lo hay cuandoes el medio el que provoca la noticia,esto es, el llamado periodismo de in-vestigación, sino que ha de limitarsea reproducir algo que ya sea, de al-gún modo, conocido”.

Hasta aquí los planteamientos ju-rídicos sobre el derecho al olvido enla información y la prescripción nor-mativa. Ahora queda la interpreta-ción que en cada caso realice el pro-fesional de la información “según suleal saber y entender” a la hora de di-fundir una noticia con estas caracte-rísticas. �

Pub

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H ace ya unos cuantos años, enmi primer día en la redac-ción de un diario económi-co, me llevé un gran sobre-

salto durante la reunión de primerapágina. “Tenemos un buen tema pa-ra abrir –dijo un redactor jefe–. ¡Hansubido los Alpes!”. Era al comienzo deagosto, el Tour había acabado la se-mana anterior con el triunfo de Mi-guel Induráin y yo, lego en informa-ción económica, no entendía absolu-tamente nada. Cuando vieron mi ca-ra de estupefacción, alguien me acla-ró que aquellos ‘Alpes’ eran palabraderivada de unas siglas, ALP, los Acti-vos Líquidos en manos del Público. “Eldinero que hay en circulación en unmomento dado”, simplificó luego unalma caritativa, enseñando al que nosabía.

Muchas especialidades periodísti-cas (la política, la deportiva, la me-dioambiental…) tienen su propia jer-ga, pero ninguna tan desarrollada y

compleja como la que usan los perio-distas económicos y financieros. Lamayoría de sus expresiones son in-comprensibles para el gran público ypara el resto de los profesionales dela información, pero otras han cala-do tanto que ya nos las encontramosen informaciones de todo tipo. Algu-nas son, incluso, todo un hallazgo lin-güístico. ‘Paraíso fiscal”, por ejemplo,que es fruto de un error. O ‘dinero ne-gro’, que indirectamente debemos almismísimo Al Capone.

‘Paraíso fiscal’ es expresión hija deun error de traducción. Los inglesesllaman tax haven a los países o los lu-gares donde se pagan pocos impues-tos. Haven es ‘puerto, refugio’, pero alverterlo al español algún traductorduro de oído, ignoramos si periodis-ta, debió de confundirse y oír heaven,que significa ‘cielo’, y convirtió el taxhaven en ‘paraíso fiscal’, mejorandobrillantemente la expresión originalinglesa.

LETRAS DE CAMBIOARSENIO ESCOLAR

Al Capone, ilustre lingüista

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Otras traducciones han dado peo-res frutos, menos brillantes. La expre-sión soft loan, que la agencia británi-ca Reuters define como “préstamo ocrédito concedido a bajo interés y amenudo por un periodo más largodel normal, especialmente a paísesen vías de desarrollo”, la hemos tra-ducido aquí como ‘préstamo blando’,cuando quizás fuera mejor decir‘préstamo subvencionado’. Y hard co-re, el núcleo básico o fundamental deuna organización, lo hemos llamadoaquí ‘núcleo duro’, en vez del máspreciso ‘núcleo estable’. Probable-mente en ambos casos (‘blando’ fren-

te a ‘subvencionado’, ‘duro’ frente a‘estable’) los periodistas hemos pri-mado los términos más cortos por-que son mejores para cuadrar los ti-tulares.

‘Dinero negro’ tiene una historia,o una leyenda, muy conocida. Dicenque las bandas mafiosas de AlfhonseGabriel Capone llenaron Chicago enlos años veinte y treinta de lavande-rías (laundries) con las que justifica-ban ante las autoridades los muchosingresos que en realidad obtenían denegocios ilícitos. De ahí que se le lla-mara a aquella práctica ‘lavar dine-ro’ (to launder money), y que a ese di-nero de origen ilegal se le calificaracomo ‘sucio’ (dirty) o ‘negro’ antes deaflorarlo a través de las lavanderías y‘blanco’ o ‘blanqueado’ después. ¡Fueuna gran aportación al vocabulariomoderno de todos los idiomas la quehizo el gángster Capone, que por cier-to acabó en la prisión de Alcatraz porevasión de impuestos, por no encon-trar a tiempo su tax haven, su ‘paraí-so fiscal’!

Ahora aquí le llamamos ‘dineronegro’ no tanto al que tiene origenilegal o ilícito, sino sobre todo al quese escapa al control de Hacienda. Qui-zás debiéramos los periodistas mati-zar más. Lo han hecho los franceses,que llaman argent noir al que proce-de de actos delictivos y argent gris alque tiene origen legal pero escapa alcontrol del fisco. ¡Y ‘gris’ en castella-no sólo tiene cuatro matrices, es idó-neo para titular! �

Muchas especialidadesperiodísticas (la política, la deportiva, la medioambiental…) tienensu propia jerga, peroninguna tan desarrollada y compleja como la queusan los periodistaseconómicos y financieros.

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��� Letras de cambio

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MANUEL PARÉS I MAICAS

E ste texto se integra en dos par-tes diferenciadas: en primer lu-gar analizo con una cierta am-plitud el concepto de autocon-

trol de la información, con una aten-ción especial, primero, al conceptoprofesión en general, para estudiardespués, la deontología profesional,y a continuación la deontología pe-riodística. Seguidamente estudio elautocontrol informativo o periodísti-co, y el papel que en este terreno jue-gan los códigos deontológicos y otrasinstituciones que detallo en su lugarcorrespondiente.

Doy por sentado que no debe serobjeto de mi reflexión ni la ética en

general, ni la ética de la informaciónen su amplio contexto, ni tampoco elconcepto de deontología en general,sino el de deontología aplicada al pe-riodismo como profesión. No se meescapa que una cosa es el profesionaldel periodismo, en su amplia acep-ción, y otra, la empresa periodísticaEl caso británico, a través de la PressComplaints Commision, deberá serobjeto de una atención especial.

Finalmente, indico cuáles son, a mijuicio, los principios básicos del Có-digo Deontológico de la Federación deAsociaciones de la Prensa de España(FAPE), aprobado el 27 de noviembrede 1993.

El autocontrol de la informaciónEl presente trabajo aborda cuestiones como las relaciones entreprofesión y deontología, el periodismo como profesión, elautocontrol de la información, los códigos deontológicos y otrasconsideraciones complementarias y, finalmente, los principioséticos del código de la FAPE.

Manuel Parés i Maicas es miembro del Consejo Deontológico de la FAPE y profesoremérito de la Universidad Autónoma de Barcelona.

��� Comités de Quejas

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I. Las relaciones entre profesión y deontologíaUn hecho generalmente aceptado esque la ética profesional en su dimen-sión real constituye el contenido bá-sico de la deontología, y que ésta tie-ne sus propios principios en cada pro-fesión; en general, a través de la ela-boración que los órganos representa-tivos de la misma hacen de su propiocódigo deontológico, El mismo cons-tituye el instrumento básico que re-gula el comportamiento ético de susmiembros, que se supone que debenaceptarlo plenamente por el hechode formar parte de aquélla y porqueel código deontológico ha sido apro-bado democráticamente por los men-cionados órganos representativos.

Por tal razón, considero que en pri-mer lugar debo hace algunas consi-deraciones sobre el concepto profe-sión, que inicialmente estaba vincu-lado a la idea de profesión liberal, pe-ro que en la actualidad, con la pro-gresiva proletarización de la misma,debe contemplarse con una perspec-tiva más amplia en el sentido que elprofesional, cada vez más tiene vín-culos laborales con una compensa-ción salarial con las empresas o ins-tituciones existentes en su sector res-pectivo. El supuesto es especial evi-dentemente en el terreno del perio-dismo, donde la casi totalidad de losprofesionales mantienen vínculos la-borables estables con una empresa pe-riodística, con independencia del ti-

po de medio de información que setrate.

En cuanto a la definición de pro-fesión, en la voz correspondiente delDiccionario de Ciencias Sociales1 se reco-ge la de Th. Caplow (Sociología Funda-mental2), como “una ocupación quemonopoliza actividades privadas so-bre la base de un gran acervo de co-nocimiento abstracto, que permite aquien lo desempeña una considera-ble libertad de acción y que tiene im-portantes consecuencias sociales”. Al-gunos autores han añadido el papelde la “responsabilidad social” comoexponente de valores socioculturalesbásicos, lo cual se incardina perfecta-mente en el terreno que nos ocupacon la función del periodista.

En función de mi trabajo quisierahacer notar que, como veremos, el pe-riodista no tiene hoy el monopoliode la información, y que, en la prác-tica, su capacidad de acción y de de-cisión es “menos considerable” que loque expone la citada definición. Quie-ro hacer observar lo que menciona laClasificación Internacional Uniformede Ocupaciones, que en la categoríadenominada “Gran Grupo C” no fi-gura el periodista, aunque en el epí-grafe 0.9 podría incluírsele dentro delo que denomina “artistas, escritoresy trabajadores asimilados”. Lamenta-blemente no tengo la posibilidad desaber si en una nueva redacción dedicha clasificación, el periodista ya fi-gura con derecho propio de forma in-dependiente.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—77

Me parece interesante en este con-texto recoger la opinión de José LuisFernández Fernández y Augusto Hor-tal Alonso (compiladores) quienes ensu libro Ética de las profesiones3, se iden-tifican con la definición de EdwardGross4 que define al profesional “co-mo personas que poseen un amplioconocimiento teóricoaplicable a la solución deproblemas vitales, recu-rrentes, pero no estanda-rizables y que se sientencon la obligación de rea-lizar su trabajo al máxi-mo de su competencia, almismo tiempo que sesienten identificados conlos demás profesionalesdel ramo”. Hacen notarlos compiladores, lo cuales a mi juicio relevante,que la expresión “no es-tandarizables”, implicaque en su trabajo el pro-fesional se enfrenta conuna amplia gama de su-puestos individuales, loque significa que su tra-bajo constituye el poloopuesto de una tarea repetitiva y ru-tinaria.

A renglón seguido exponen5 cuá-les son, en su opinión, los elementosque constituyen el paradigma del pro-fesional:

1) La profesión es un servicio a lasociedad, único, definitivo y esencial.

2) Cabe destacar el papel de la vo-

cación permanente y la identificacióncon las pautas ideales de la profesión.

3) Se fundamenta en conocimien-tos y técnicas especiales y de natura-leza intelectual necesarias para la rea-lización de su función.

4) Estas técnicas requieren un pe-ríodo de preparación especializada en

centros educativos, nor-malmente de enseñanzasuperior.

5) El profesional debegozar de autonomía en elejercicio de su labor.

6) Dicha autonomíagenera la responsabilidadsobre los juicios emitidos,las decisiones adoptadas,los actos realizados y lastécnicas empleadas.

7) El servicio prestadoes la base de su actividad,más que los beneficios aobtener.

8) En cada ámbito pro-fesional existe una orga-nización corporativa au-togobernada por losmiembros.

Me parecen muy cla-ros estos elementos para estableceruna comparación con la del profesio-nal del periodismo.

En este ámbito, Fernández Fernán-dez y Hortal6 formulan la siguientedistinción entre ética y deontologíaprofesional: la ética profesional seidentifica con el bien, qué es lo quees bueno hacer al servicio de los bie-

PARÉS I MAICAS

El periodista notiene hoy elmonopolio de lainformación.

��� Comités de Quejas

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nes que tiene una profesión y cuál esel tipo de bien que busca como fina-lidad cualquier profesión (se entien-de liberal). La deontología profesio-nal establece los deberes y las obliga-ciones, y formula un conjunto de nor-mas exigibles para todos los que ejer-cen una misma profesión.

Obviamente, subrayan que ladeontología necesita a la ética comosu referente, afirmando que los códi-gos deontológicos tienen por finali-dad fijar cuáles son los deberes exigi-bles en cualquier profesión.

Me parece conveniente hacermeeco aquí de la aportación de ErnestoVillanueva7 para el cual la deontolo-gía periodística es el “conjunto deprincipios éticos asumidos volunta-riamente por quienes profesan el pe-riodismo por razones de integridad,de profesionalismo y de responsabi-lidad social.” Añade que la deontolo-gía es el único camino que existe enlos Estados democráticos para que losperiodistas puedan preservar la liber-tad de información al servicio de lasociedad, planteamiento con el cualcomulgo perfectamente, pero aña-diendo que para ello es imprescindi-ble que el periodista tenga conscien-cia de su responsabilidad social. Porconsiguiente, de que su actuación de-be estar siempre presidida por el co-nocimiento y la aplicación del corres-pondiente código deontológico.

En este contexto me parece muyimportante recoger los puntos de vis-ta que Jean-Louis Hebarre expone en

este terreno8: la deontología no tienela misma significación para las pro-fesiones liberales que para los perio-distas.

En sentido amplio debe definirsea la deontología como “todas las nor-mas relativas a la conducta profesio-nal, a las que se someten los miem-bros de una profesión, sean de tipolegal o no”. En un enfoque estricto,“conjunto de normas de tipo ético delas que se dota una profesión y quesus miembros tienen el deber de res-petar”. Añade que se presentan enforma de principios generales, códi-gos de honor o de conducta profesio-nal.

Subraya que estos textos son apli-cados o explicados por las decisionesadoptadas en casos individuales porlos organismos profesionales. A vecesno constan por escrito, sino que sonde tipo consuetudinario. Tampocoson inmutables, porque, lógicamen-te, quiero añadir, están sometidos ala evolución y a los cambios cultura-les, y aun ideológicos o políticos.

Igualmente señala que entre laideología y la ley (es decir, el Derecho),existe una relación de dependencia yde interferencia. En el primer casoson de obligado cumplimiento, locual no sucede en el segundo.

II. El profesional del periodismoLa función básica del periodista es lapropia del comunicador de hechos,acontecimientos, conflictos, ideas, de

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—79

los que tiene conocimiento en el de-sempeño de su función.

1) Ahora bien, el concepto perio-dista ha entrado en una nueva pers-pectiva como consecuencia de loscambios sociales, culturales, tecnoló-gicos y la propia evolución de la co-municación social, lo cual implicaque, en la practica, algu-nas de sus funciones sonhoy asumidas, parcial-mente o no, por otros pro-fesionales, en especial elde relaciones públicas.

2) El concepto de perio-dismo va íntimamente li-gado al de la informa-ción, que es una clara yfundamental función deservicio público, y que elartículo 20 de la Consti-tución requiere que sea“veraz”, supuesto que la-mentablemente se da ca-da vez con menos fre-cuencia.

3) Actualmente, el pro-blema más complejo y di-fícil de resolver es el quese plantea en la prácticaentre la función periodís-tica y la de las relaciones públicas.Debemos partir de la idea de que unabuena parte de lo que hoy constitu-yen actividades de relaciones públi-cas tiene forzosamente una expresiónmediática, usualmente informativa.Por su origen, normalmente son ini-ciativas o actividades creadas para

que tengan lugar acontecimientos,eventos, con la finalidad prístina de-que tengan un reflejo apropiado a losobjetivos buscados en los medios decomunicación como información deactualidad.

4) Por otra parte, actualmente, ycada vez con mayor relevancia, un

porcentaje de las infor-maciones que emanan delos emisores como fuen-tes de información sonelaboradas por los mis-mos, sean institucionesde gobierno, públicas yprivadas, a través de susgabinetes de comunica-ción. El objetivo de losmismos es crear un am-biente positivo del emisorpara lograr una buenaimagen del mismo. ¿Quérelación tienen tales obje-tivos, en los que la inten-cionalidad y las persua-sión son elementos claves,con la exigencia constitu-cional de la información“veraz” como servicio pú-blico insoslayable?

Esta cuestión planteaen toda su extensión, en el marco deeste trabajo, que los problemas éticosy deontológicos de la información pe-riodística históricamente considera-da, y los de las relaciones públicas,no están claramente diferenciados, nidefinidos nítidamente en el segundocaso, por ausencia, al menos con vi-

PARÉS I MAICAS

La deontología notiene la mismasignificación paralas profesionesliberales que paralos periodistas.

��� Comités de Quejas

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gencia en España, de un código deon-tológico propio. Se trata de una cues-tión muy importante que la falta decoordenadas para mucha gente sobrelo que significan y pretenden las re-laciones, no justifica la falta de pre-cisión en este terreno.

Por tanto, constituye una exigen-cia insoslayable tratar de establecerlos campos que definen a las distin-tas figuras susceptibles de pretenderhacer una labor periodística. Además,no puede olvidarse las relaciones ín-timas que existen entre periodismo ypublicidad, y no sólo en el terrenodel lenguaje comunicativo.

En este terreno creo oportuno ci-tar a Daniel Cornu9 que glosa la apor-tación de Max Weber que trata del pe-riodista como “hombre político” enun texto publicado en 1919. Este fa-moso sociólogo formula tres observa-ciones que parecen muy relevantes:

a) El trabajo del periodista esacreedor de una cierta estima y nopuede juzgarse al periodismo en fun-ción del comportamiento de sus re-presentantes más indignos desde elpunto de vista moral. Weber propo-ne como vía apropiada reconocer elaspecto creativo del trabajo periodís-tico, que, según Cornu, le aproximaal campo de la investigación cientí-fica. Añade Max Weber que una obraperiodística realmente buena exigetantas inteligencia como cualquierobra de un intelectual. Tal criterioconfirma mi punto de vista de quela labor de determinados periodistas

debe ser juzgada, como mínimo, co-mo la propia de un intelectual. O sea,un periodista puede ser un intelec-tual en potencia.

b) Se imagina raramente que laresponsabilidad del periodista es mu-cho mayor que la del sabio y que elsentimiento de responsabilidad de unperiodista honesto no es inferior a lade cualquier otro intelectual. Aquíplantea el famoso dilema entre la éti-ca de las convicciones y la ética de lasresponsabilidades. Afirma Weber queen el campo del periodismo esta dis-tinción es útil porque distingue en-tre el periodismo de convicción y elperiodismo de responsabilidad.

c) Las posibilidades de los periodis-tas de acceder a la función políticason pequeñas. Esta formulación per-mite establecer una relación entre elperiodista y el sabio o científico. Lamodestia debería presidir su actua-ción. Además, para Weber, el perio-dista es un hombre político, su obje-to es político, como lo es su campode acción. Pero usualmente perma-nece en la antecámara de la política.Como intérprete de la realidad, ana-liza y formula propuestas de elección.

Estas reflexiones de Max Weber lashe incluido porque merecen una re-flexión muy detenida, que no suelehacerse siempre.

La dimensión educativa del profe-sional, en sus distintas modalidades,es muy importante y determinante.Si me ciño al periodista, quiero ex-presar que es esencial;

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—81

a) Una formación universitaria debase, con una perspectivas interdisci-plinarias muy definidas, con una am-plio conocimiento en el campo de laciencias sociales, en especial de laciencia política, la sociología, la psi-cología social, la antropología cultu-ral y la economía política; un domi-nio amplio de las técni-cas que definen la activi-dad periodística, con unespecial acento en el idio-ma utilizado y el lengua-je periodístico, sin me-noscabar la importanciacapital del conocimientoprofundo de otros idio-mas.

b) En nuestro caso, unconocimiento suficientede los textos constitucio-nales a nivel español y dela comunidad autónomacorrespondiente, así co-mo de los textos interna-cionales sobre protecciónde los derechos humanos.

c) Sus sólidas convic-ciones democráticas.

d) Su adecuada forma-ción de la ética en gene-ral y de la ética de la comunicaciónen particular, lo que implica asimis-mo el conocimiento del código deon-tológico vigente en la profesión.

e) En una palabra, la función edu-cativa completa es particularmentenecesaria, y las asociaciones profesio-nales de periodistas tienen un impor-

tante papel a asumir, aparte de pro-mover la formación permanente y elreciclaje del periodista en los terre-nos ético y deontológico.

Estos criterios precedentes son cla-ve para que el periodista cumpla susresponsabilidades en relación con supapel socializador de la opinión pú-

blica, en el que deberíaprevalecer una ética delas convicciones sobreuna ética de las responsa-bilidades.

III. El autocontrol de la información1) En primer lugar, quie-ro destacar la obra pione-ra en España en este ám-bito de José María Desan-tes Guanter10, quien cons-tituyó un hito y una fuen-te permanente de inspi-ración y de estudio, quecita como básicas las de-finiciones de Loeffler y deHebarre. Aquí me refieroa la primera, porque se-guidamente me ocuparéde la del segundo autor,

que juzga como demasiado general,por haber tenido la oportunidad deacceder directamente a su libro.

Según Loeffler11, “los organismosde autocontrol de la prensa son ins-tituciones creadas por y para la pren-sa, en el seno de los cuales, periodis-tas y editores, adoptando libremente

PARÉS I MAICAS

Las asociacionesprofesionales deperiodistas tienenun importantepapel que asumir.

��� Comités de Quejas

82—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

sus decisiones, y siendo responsablesúnicamente ante su propia concien-cia, cooperan a fin de preservar laexistencia de relaciones equilibradasy leales entre la prensa de un lado, yel Estado y la sociedad del otro, pormedio del mantenimiento en el inte-rior de la prensa de una alta morali-dad profesional y por la defensa enel exterior de ella de la libertad deprensa”.

Desantes señala que esta defini-ción es totalmente distinta de la deHebarre, y subraya que se caracterizapor ser muy completa, mientras quela de Hebarre, como veremos, la juz-ga demasiado general. Critica atina-damente la de Loeffler, entre otros as-pectos, por ceñirse únicamente a laprensa, lo cual quizá era en partecomprensible en aquella época, peroque, obviamente, en mi opinión, de-be ampliarse, en la medida de lo po-sible, a todos lo medios de comuni-cación.

Por su parte, Desantes consideraque lo deben ejercer los propios pro-fesionales, termino en el que incluyetanto a los que él llama empleadoscomo a los empleadores, admitiendola participación de miembros repre-sentando a la sociedad. Cree que tie-ne misiones que juzga negativas, co-mo las de de autodefensa, de autodis-ciplina, de autorreforma, o positivas,es decir, de promoción, de mejora téc-nica, de asesoramiento, de búsquedade nuevas soluciones, de investiga-ción, de formación profesional. Todas

ellas asumidas con un criterio totalde independencia (págs. 53-54).

Al tratar de sus fundamentos citaque los objetivos pueden ser políti-cos, jurídicos y técnicos. Como ele-mentos subjetivos menciona los so-ciales, los profesionales, los empresa-riales.

2) Hebarre12 trata de situar el au-tocontrol en el marco de las relacio-nes complejas entre Derecho, Ética yDeontología, subrayando que es la éti-ca profesional libremente consentidapor los miembros que se identificancon ella. Lo define como el organis-mo que debe permitir a la prensa, es-ta industria de género muy particu-lar, llenar una función institucionalpropia en el seno de una sociedad de-mocrática moderna.

En su opinión, el autocontrol ejer-cido por los órganos competentes dela profesión permite prescindir delcontrol del Estado en muchos cam-pos. El autocontrol tiene mayor vali-dez que el control ejercido por los ór-ganos del Estado. Las decisiones y re-comendaciones elaboradas por éstosdeben ser, obviamente, aplicadas porlos profesionales.

Tal como he expuesto anterior-mente, opina que la deontología delas profesiones en general debe dis-tinguirse de la de los periodistas, yaduce como razones:

a) En las profesiones liberales haypocas diferencias básicas entre susmiembros. Por esencia son “indepen-dientes”.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—83

b) Los empresarios de los mediosde comunicación y los periodistas asa-lariados tienen el mismo objetivo, pe-ro no se someten en general a los mis-mos principios, salvo en el caso de losConsejos de la Prensa, que engloba am-bos, que serían la expresión de unaconciencia profesional única.

c) El acceso a la profe-sión periodística está engeneral abierto a todos.No hay exigencias previasde un título en los paísesdemocráticos. Tampocoexiste una ley al respecto.Quiero añadir, por miparte, que, en la práctica,no todos los sistemas exis-tentes se ajustan a estemodelo, porque existenuna serie de modalidadessegún los diferentes paí-ses.

Señala, que, en cam-bio, el acceso a las profe-siones liberales esta fija-da legalmente mediantela obtención previa de untítulo.

Asimismo, los atenta-dos a la ética no tienen, en principio,una repercusión sobre la actividaddel periodista, lo cual, para mí, a me-nudo es cierto y es lamentable queasí suceda, mientras que en el ámbi-to del ejercicio de las profesiones li-berales puede originar importantesrepercusiones negativas para el pro-fesional implicado.

3) Desde otro ángulo, Jacques Le-prette y Henri Pigeat (dir.)13 definenla autorregulación como la creacióny la asunción por parte de la profe-sión periodística –con la participa-ción de la sociedad, lo que se estimaaltamente deseable– de dispositivos yde instancias independientes que de-

finan las normas de com-portamiento de los perio-distas, basándose en unaética profesional, y luegoa asegurar su respeto.

Su principal justifica-ción es el hecho que per-mite dejar el ejercicio dela libertad de informa-ción a los medios, al mar-gen del control estatal.Recuerda que una resolu-ción de la Asamblea par-lamentaria del Consejode Europa preconizó en1993 la autorregulaciónde los medios de informa-ción. Es conocida como elCódigo Deontológico delConsejo de Europa y en suelaboración intervino muydirectamente el profesor

Núñez Encabo, distinguido miembrodel Consejo Deontológico de la FAPE.

4) Creo oportuno referirme ahoraa la interesante aportación que en es-te campo ha hecho Hugo Aznar, a tra-vés de sus diferentes publicaciones, yen concreto en el capítulo ‘Medios decomunicación y esfera pública: el pa-pel de la autorregulación’14.

PARÉS I MAICAS

Los atentados a laética no tienen,en principio, unarepercusión sobrela actividad delperiodista.

��� Comités de Quejas

84—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

Enumera unos mecanismos quepermiten su ejercicio que, fundamen-talmente, son: códigos deontológicos,libros de estilo, estatutos de redac-ción, defensores del público (tambiénconocidos como defensores del lec-tor), consejos de información.

Señala como sus objetivos:a) promover los valores morales y

los bienes internos de la comunica-ción, así como facilitar vías para po-der reclamar y exigir que esa activi-dad se ajuste a dichos valores y nor-mas.

b) Su puesta en marcha, funciona-miento y efectividad son el resultadode la libre iniciativa y el compromi-so voluntario de los agentes que in-tervienen en la comunicación mediá-tica. Es decir: a) los propietarios y losgestores de los medios de comunica-ción (quiero hacer notar, como he in-dicado anteriormente, que no esta-blece ninguna distinción según losmedios de comunicación, aunque ori-ginariamente, por razones obvias, seiniciara con la prensa); b) los perio-distas y demás profesionales de la co-municación, y, c) el público en gene-ral, entre los que incluye las fuentesde la información.

En su opinión, los objetivos del au-tocontrol son:

1) Formular las normas éticas quedeben guiar la actitud de los medios,tanto ética como deontológicamente.

2) Contribuir a que se den las con-diciones laborales, profesionales y so-ciales que hagan posible el cumplimien-

to normal de las exigencias éticas ydeontológicas propias de la comuni-cación

3) En función de lo anterior, infor-mar a la opinión pública de los casosde infracción de las normas.

4) El estudio, discusión y el juiciode las actuaciones conflictivas de losmedios permiten a los medios y a laopinión pública concienciarse sobresu validez y necesidad.

Igualmente interesante es su afir-mación de que la autorregulacióncomplementa al Derecho en aquellossupuestos no regulados.

En otro lugar (pág. 161) matiza quela autorregulación no resuelve defi-nitivamente los temas de la informa-ción, por el hecho de que pueden exis-tir muchos riesgos económicos, polí-ticos y de otro tipo. Aunque puede me-jorar el sistema comunicativo, no pue-de considerársele la panacea, ni la so-lución a los múltiples problemas queafectan a la comunicación.

4) J. González Bedoya15 formula lassiguientes funciones del autocontrol:a tenor de las razones sociales, polí-ticas, profesionales, de capacitacióny jurídicas.

5) Por lo que se refiere a los meca-nismos existentes para su realización,Cristina López Mañero16 hace notarque el incremento de formulación defuentes y organismos de autocontrolen los últimos años se explica por lasrazones siguientes: a) hacer frente alas críticas de la profesión y a la con-siguiente crisis de credibilidad; b) de-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—85

mandar a la opinión pública que pi-da que los profesionales cumplan co-rrectamente con su función; c) man-tener un contacto más estrecho conel público; d) evitar la acción legisla-tiva, que, a mi entender, en la prácti-ca es posiblemente la razón más po-derosa.

Por lo que concierne alas condiciones para suexistencia y funciona-miento enumera las si-guientes:

a) Sólo pueden darseen los sistemas pluralis-tas y democráticos.

b) Tanto los profesio-nales como las empresasinformativas, así comolos poderes públicos y lasociedad, deben ser cons-cientes de su necesidad yefectividad. A título per-sonal abrigo mis dudasde que los poderes públi-cos tengan dicha concien-cia. Por lo que se refierea la sociedad, depende sisus órganos representati-vos, los movimientos so-ciales, etc., propugnan es-ta vía en lugar de la jurí-dica.

c) Debe ser voluntaria.d) Ha de contar con la adhesión

mayoritaria de los profesionales.e) Exige un clima profesional y so-

cial propicio que valore adecuada-mente la importancia de los juicios

morales y que no propugne única-mente la vía coercitiva.

Entre sus dificultades señala la re-ticencia de los profesionales, el escep-ticismo del público y los problemasque plantea, en la práctica, la ausen-cia de una acción sancionadora. Detodas formas, manifiesta que el he-

cho de que una profesiónquiera autorregularse sig-nifica positivamente quees un cuerpo vivo y llenode dinamismo. A ello, co-mo elemento a conside-rar, quiero destacar la di-mensión educativa quepuede tener a todos losniveles.

6) Una aportacióncomplementaria intere-sante sobre la autorregu-lación es la que formulaHugo Aznar17, especial-mente cuando expresatextualmente: “La auto-rregulación no tiene enabsoluto que ver con lacensura. Ésta es una inje-rencia en la actividad delos medios, dirigida a li-mitar su libertad y orien-tarla por algún fin espu-rio (intereses económi-cos, políticos, militares).”

Añade que la autorregulación na-ce del compromiso voluntario de losagentes que participan en el procesode comunicación; va dirigida a com-plementar la libertad de los medios

PARÉS I MAICAS

Que unaprofesión quieraautorregularsesignificapositivamenteque es un cuerpovivo y lleno dedinamismo.

��� Comités de Quejas

86—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

con un uso responsable de la misma,y, sobre todo, está esencialmente guia-da por los valores y fines de la pro-pia comunicación. Más adelante re-salta que trata de prevenir que loscontenidos de la misma sean utiliza-dos para fines ajenos.

Hace observar que tampoco tienenada que ver con la autocensura, quese produce “cuando los periodistascondicionan su labor como informa-dores por miedo a las repercusionesnegativas que sobre ellos pueda tenersu trabajo”.

Igualmente es esencial que sea fru-to del más amplio consenso posible,y de la iniciativa del mayor númeroposible de agentes sociales. Como uncompromiso social de mejorar la co-municación, que se fundamenta y sedesenvuelve a través del tiempo.

IV. Los códigos deontológicosEn estos códigos, que son la expre-sión normativa de todo planteamien-to deontológico, desde el ángulo éti-co, según Porfirio Barroso18 (que hahecho una importante labor de reco-gida y clasificación de los mismos) setratan principios de la defensa de laverdad, objetividad, exactitud, el ser-vicio del bien común, la obligatorie-dad de las normas éticas y el secretoprofesional, los cuales suelen repetir-se en la que él llama “absoluta” ma-yoría de los códigos deontológicos, yno son otra cosa sino principios deética general. Igualmente el papel de

los derechos humanos en los mismos.Afirma que en la mayoría de los

códigos se repiten con frecuencia: a)el rechace de la calumnia y la difa-mación; b) el derecho a la intimidady la vida privada; c) la defensa de lalibertad de información del periodis-ta en función de su ideología; d) igual-dad de tratamiento para todas las per-sonas, independientemente de su ra-za, sexo, religión o ideología política;e) derecho de autor y mención de lasfuentes; f) derecho a un salario dig-no; g) respeto a las instituciones so-ciales.

De forma más específica se reco-gen en general: a) sobre la integridaddel periodista, no recibir, ni ofrecerdinero, ni beneficios; b) dignidad pro-fesional y lealtad a la empresa; c) uti-lización únicamente de medios ho-nestos para obtener noticias, fotogra-fías y documentos; d) no caer en elriesgo de la publicidad o de la propa-ganda; e) aceptación de la responsa-bilidad de sus escritos; f) solidaridadprofesional; g) cláusula de concien-cia.

Daniel Cornu19 formula el siguien-te criterio en lo relativo a su conteni-do, en el marco de la información di-rigida al público:

a) la libertad de prensa como con-dición, que incluye lo que él denomi-na “desintéressement”, que yo traduz-co por la ausencia de todo interés ma-terial o moral; el rechace de la pro-paganda política y de la publicidad;la resistencia a las presiones; las rela-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—87

ciones de la deontología con el dere-cho y los derechos de los periodistas.

b) En el marco de considerar la ver-dad como deber fundamental, inte-gra el tratamiento de las fuentes; re-chazar los métodos desle-ales; el deber de rectifica-ción y lo que denominael secreto redaccional,que es un aspecto impor-tante de la relación delperiodista y las fuentes ensu búsqueda de una in-formación que sea confor-me con la verdad.

c) Por lo que se refiereal respeto de la dignidadhumana como límitemenciona: la proteccióndel honor y de la vida pri-vada; la mención de losnombres en las informa-ciones judiciales y la pre-sunción de inocencia; elrespeto de las sensibilida-des del público y de las mi-norías.

En cuanto a la efecti-vidad de un código, Aznar20 indica lanecesidad de que concurran tres fac-tores básicos: a) la necesidad de su co-nocimiento; b) la exigencia de su apli-cación efectiva; c) su difusión lo másamplia posible.

También me parece de interés re-coger aquí el libro de Juan Carlos Pé-rez Fuentes21 que menciona los si-guientes principios internacionalesde ética profesional del periodismo,

formulados por la Unesco el 20 de no-viembre de 1983. Quiero destacar sudimensión internacional y que se tra-ta de un documento pionero en el te-rreno de la deontología de la infor-

mación:1) El derecho del pue-

blo a una informaciónverdadera.

2) Adhesión del perio-dista a la realidad objeti-va.

3) La responsabilidadsocial del periodista.

4) La integridad profe-sional del periodista.

5) El acceso y la parti-cipación del público.

6) Respeto a la vida pri-vada y a la dignidad delhombre.

7) Respeto del interéspúblico.

8) Respeto a los valoresuniversales y a las diver-sidad de culturas.

9) La eliminación de laguerra y otras grandes

plagas a las que la humanidad estáconfrontada.

10) Promoción de un nuevo ordenmundial de la información y comu-nicación.

V. ConsideracionescomplementariasConsidero necesario abordar algunosaspectos que no han sido tratados a

PARÉS I MAICAS

La autorregulaciónno tiene nadaque ver con la autocensura.

��� Comités de Quejas

88—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

lo largo de la exposición efectuada,que he tratado que fuera lo más sis-temática posible. Por tanto, seguida-mente me referiré a los siguientes as-pectos, que pueden tener una inci-dencia determinante en cualquier en-foque deontológico que se efectúe dela información periodística:

1) La necesidad de que el sistemapolítico y el marco jurídico que lo de-fina sean plenamente democráticos,en un momento histórico del capita-lismo avanzado, en el que tiene unpapel clave el fenómeno de desregu-lación, es decir, de la pérdida de pe-so de la regulación legal del Estado,a través de los poderes legislativo yejecutivo, con el consiguiente incre-mento del peso de la iniciativa priva-da. Naturalmente, como corolario deeste fenómeno existe el de la privati-zación, que en el campo de los me-dios de comunicación, en especial dela televisión y de la radio, tienen unaespecial significación.

Es fundamental no caer en el errorde identificar desregulación con au-torregulación, ya que por lo expues-to son hechos muy distintos. El pro-blema que se plantea en este campoes el hecho irrefutable de que existeuna simbiosis entre los conceptos in-formación y poder, y la tentación exis-tente de cualquier forma de poder,sea político, económico, cultural, so-cial, de intentar controlar la informa-ción y ponerla al servicio de su ideo-logía o, también, de sus intereses.

2) En una sociedad democrática, y

aún más en una sociedad del bienes-tar –concepto que desgraciadamenteestá cada vez más en crisis– la infor-mación ejerce una función clave deservicio público, es decir, debería es-tar al servicio de la sociedad civil co-mo instrumento básico de difusión,sin cortapisas, ni control alguno, delos actos, hechos o acontecimientosque tengan una repercusión en lamisma.

También, por desgracia, hoy estáen profunda crisis el concepto de ser-vicio público, como consecuencia dela que padecen los medios de comu-nicación públicos, o sea la radio y latelevisión. Entre otras razones, por elpeso que ejercen en este ámbito losllamados grupos multimedia, cuyaimportancia e influencia son cada vezmás evidentes, y cuyos objetivos vanmás allá de los meramente informa-tivos, por tener como finalidad de-sempeñar una influencia política y eco-nómica, a la par que estrictamente me-diática.

Opino que lo que constituye servi-cio público es la información propia-mente dicha, por lo cual lo deben asu-mir tanto los medios de naturalezapública como los medios privados. Tales la confusión existente conceptual-mente en este terreno que hay auto-res que, a la luz de la realidad exis-tente, prefieren utilizar la expresiónde ‘interés público’. Que, a mi enten-der, adolece de ambigüedad, lo queno sucede en el caso del ‘servicio pú-blico’, que por otra parte no se apli-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—89

ca solamente en el campo de la infor-mación periodística.

En este terreno debo subrayar laimportancia determinante que tienela noción de ‘mercado’ como substi-tutivo del ‘servicio público’, someti-do a los intereses económicos de losmedios de comunicación, primordial-mente. Ello se refleja enlos contenidos de los me-dios en su dimensión deespectáculo y de ocio, pa-ra lograr amplias audien-cias, con la correspon-diente consecuencia de ti-po publicitario

Además, hay que teneren cuenta que los mediosde comunicación no sonúnicamente vehículo dedifusión informativa,también lo son de publi-cidad y de contenidos quepodemos enmarcar en lallamada sociedad delocio, de la cual son unosagentes determinantes.

3) Antropológicamen-te hablando, cada comu-nidad política ofreceunos rasgos culturales propios, queindefectiblemente originan que la di-mensión ética, la deontológica y, ló-gicamente la autorregulación infor-mativa, tenga unos rasgos propios, loque suele plasmarse en la concepcióny redacción del código deontológicocorrespondiente.

4) En este campo existen dos con-

ceptos que considero claves y que nosiempre reciben la atención debida,pero que en la práctica tienen un pa-pel fundamental. Me refiero a laideología y a los intereses. Ambaspueden condicionar los contenidosinformativos en una determinada di-rección. Esta circunstancia se da pri-

mordialmente en los me-dios de comunicación,por una parte, y en los pro-pios profesionales, espe-cialmente los periodis-tas, por la otra. Ello im-plica el riesgo de que lainformación tenga un ca-rácter marcadamente in-tencional y se pueda con-vertir en propaganda oen desinformación, locual sucede con gran fre-cuencia, especialmenteen el terreno de la polí-tica.

5) En este sentido es es-pecialmente significativoque en los códigos dedeontología no se suelahacer ninguna referenciaa la política, a pesar de

constituir un faceta fundamental dela información y que tenga un pesovital en la vida real. Hemos de teneren cuenta que la información políti-ca constituye la parte esencial de lallamada comunicación política, quees una de las ramas de la comunica-ción más tratadas por los investiga-dores, y en la que el marketing polí-

PARÉS I MAICAS

Sufrimos unagrave crisis de laética en múltiplesaspectos de lavida social.

��� Comités de Quejas

90—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

tico, el marketing electoral, el papelde las relaciones públicas y de la pu-blicidad, juegan un papel muy rele-vante.

6) En cada comunidad política secomprueba que asistimos a una evi-dente crisis de valores, lo que redun-da en la hegemonía que los intereses,esencialmente económicos, es decir,el mercado, tienen para muchos ciu-dadanos, y aun para la sociedad civilen su conjunto.

En otras palabras, sufrimos unagrave crisis de la ética en múltiplesaspectos de la vida social, sin olvidarla crisis en la ética religiosa. Tal he-cho tiene su inevitable influencia enla dimensión deontológica. Lamenta-blemente se habla mucho en la ac-tualidad de ética, pero da la impre-sión de ser una justificación de deter-minados comportamientos en los quela ética no está precisamente presen-te.

7) En las facultades donde se for-man los profesionales de la informa-ción se concede una importancia re-lativa a la enseñanza de la ética y dela deontología; no es una materiatroncal o básica, y se le concede unaatención secundaria. En otras, pordesgracia, es totalmente inexistente.En cualquier caso, este hecho es muypreocupante si pretendemos que losprofesionales de la información sesensibilicen, a partir del sistema edu-cativo, que no es concebible una in-formación que no tenga un conteni-do ético o deontológico22.

8) En virtud de todo lo que ante-cede, quiero afirmar categóricamen-te que la autorregulación es una ne-cesidad insoslayable, como una exi-gencia de servicio público, para quelos mensajes de la información se de-finan por su contenido ético, comouna realidad tangible, de acuerdo conel correspondiente código deontoló-gico. Máxime si somos partidarios deque no exista una legislación especí-fica que regule la información por-que inevitablemente siempre estable-cería algún tipo de limitación. Ello noexcluye que, en determinados supues-tos, la libertad de expresión puedaser, legalmente o no, condicionada deuna determinada forma.

VI. Los principales principioséticos del Código de la FAPEHe podido comprobar que mi análi-sis del Código Deontológico de la FA-PE23 coincide en gran medida con elexcelente artículo publicado por An-tonio Petit24, ex presidente de la FA-PE, que tuvo un importante papel ensu elaboración, y que actualmente esuno de los miembros más activos desu Consejo Deontológico, creado enel año 2004.

El documento consta de las si-guientes partes:

1) El preámbuloSitúa el ejercicio profesional del pe-

riodismo en el marco del título 1 dela Constitución, consagrado a los de-rechos fundamentales, en el cual es-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—91

tán plenamente asegurados los dere-chos sobre la libertad de informacióny de expresión de las ideas.

Los periodistas reconocen y respe-tan la libertad de expresión como ex-presión del pluralismo deun Estado democrático ysocial de Derecho. Pero ta-les derechos están some-tidos a los límites que im-pidan la vulneración deotros derechos funda-mentales.

En consecuencia, laprofesión periodísticaconsidera que debe man-tener, a título individualy colectivo, una conduc-ta intachable en el cam-po de la ética y la deon-tología de la informa-ción, y la Federación deAsociaciones de la Prensade España se comprome-te a mantener la aplicacióny vigencia de dichos prin-cipios.

2) Principios generales— Mantener los de pro-

fesionalidad y ética con-tenidos en el Código (ar-tículo 1).

— Respeto a la verdad (art. 2).— Defender la libertad de investi-

gar y difundir con honestidad la in-formación y la libertad de comenta-rio y crítica (art. 3).

— Respetar el derecho de la perso-na a su propia intimidad e imagen,

con una serie de matizaciones (art. 4),en especial que sólo la defensa del in-terés público justifica las averiguacio-nes de la vida privada de una perso-na, sin su consentimiento. Debe re-

cordarse a este respectola promulgación, pormandato constitucional, dela Ley.

—La presunción de ino-cencia (artículo 5), con es-pecial relevancia de pre-servar los derechos delmenor (artículo 6) y el res-peto de los derechos delos más débiles y despro-tegidos.

3) El Estatuto— Se garantiza la inde-

pendencia y la equidaden el periodismo en elejercicio de su profesión,que requiere: a) una con-diciones dignas de traba-jo; b) el deber y el dere-cho de oponerse a cual-quier intento de monopo-lio u oligopolio informa-tivo susceptible de aten-tar al pluralismo social ypolítico; c) deber y dere-cho de participar en la

empresa periodística que garantice sulibertad informativa compatible conlos derechos de aquélla; d) derechode invocar la cláusula de concienciacuando el medio lesiona su indepen-dencia, su dignidad profesional o mo-difique su línea editorial; e) derecho

PARÉS I MAICAS

La FAPE secompromete amantener laaplicación yvigencia de losprincipiosrecogidos en suCódigoDeontológico.

��� Comités de Quejas

92—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

y deber al reciclaje profesional (art.8).

— Derecho al amparo de la propiaempresa o de las asociaciones profe-sionales frente a cualquier pretensióncontra el Código (art. 9).

— El secreto profesional, como underecho y un deber (art. 10).

— El periodista debe vigilar el cum-plimiento por parte de las Adminis-traciones públicas de su obligaciónde transparencia informativa (art. 11).

— Se respete su derecho de autor(art. 12).

IV. Principios de actuación— Informar verazmente sobre he-

chos de los cuales conozca su origen:a) contrastar las fuentes de informa-ción; b) en caso de difusión de noti-cias falsas, rectificar por propia ini-ciativa por los errores cometidos; c)dar oportunidad a las personas físi-cas o jurídicas a replicar las inexacti-tudes. (art. 13).

— Deber de utilizar métodos dig-nos para obtener las informaciones.(art. 14).

— Respetar a las personas físicas yjurídicas su derecho a no proporcio-

nar información, ni responder a suspreguntas (art. 15).

— Respetar el off the record (artícu-lo 16).

— Distinguir entre los hechos na-rrados y las opiniones, interpretacio-nes o conjeturas y no estar obligadoa ser neutral. Este último aspecto me-rece mis reservas por lo que implicaser neutral en la práctica (art. 17).

— Distinguir claramente entre in-formación y publicidad, y la incom-patibilidad del ejercicio de ambas. Mesorprende que no se mencione a lasrelaciones públicas, ni a los gabine-tes de comunicación, por su impor-tancia en este terreno, tan relevanteen la actualidad. Igualmente a la in-compatibilidad que suponga un con-flicto de intereses en el ejercicio delperiodismo y en los principios deon-tológicos (art. 18).

— No aceptar retribuciones parapublicar informaciones y opiniones(art. 19).

— No servirse de la informaciónprivilegiada que pueda conocer, y seestablecen unas limitaciones en el te-rreno financiero (art. 20). �

1–Su autoría se atribuye al Grupo Espa-ñol, cuyo Consejo Editorial está formado porSalustiano del Campo, Juan F. Marsal y Jo-sé A. Garmendía. Se trata de una obra en dosvolúmenes elaborada bajo el patrocinio dela Unesco, Instituto de Estudios Políticos, Ma-drid, 1976, vol. 2, págs. 612-3.

2–Ed. Vicens Vives. Barcelona, 1975, pág.474.

3–Universidad Pontificia Comillas, Ma-drid, 1994, págs. 24-25.

4–The Work and Society, en H. Borrow (ed)Man in a World at Work, Houghton Mifflin,Boston, 1964, pág. 69.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—93

5–Id. Id, págs. 26-30.6–Op. cit, pág. 57 y ss.7–Códigos europeos de ética periodística (un

análisis comparativo), Fundación Manuel Buen-día y Centre d’Investigació de la Comunica-ció, Generalitat de Catalunya, México DF,1996, pág. 17.

Sobre este tema es también interesanteconsultar la obra de María Teresa Herrán yJavier Darío Restrepo, Ética para periodistas,Tercer Mundo Editores, Santafé de Bogotá,Colombia, 1992, que en su página 123 des-taca la importancia de preservar el bien co-mún.

8–Protection de la vie privée et déontologie desjournalistes (con la colaboración de Martin Lo-effler), Institut International de la Presse,Zúrich (Suiza), octubre de 1970, págs. 27 ysiguientes.

9–Journaklisme et verité, pour une étique de l’in-formation, Labor et Fides et Université de Ge-nève, Genève, 1994.

10–El autocontrol de la actividad informa-tiva, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1973,págs. 46 y ss.

11–Presserecht, Múnich, parte 1, 1969, pág.149.

12–Op. cit., págs. 18 y ss.13–Ethique et qualité de l’information, Presses

Universitaires de France (PUF), París, 2004,págs. 31-32.

14–Hugo Aznar y Ernesto Villanueva, coor-dinadores, Deontología y autorregulación infor-mativa, Ensayos desde una perspectiva compara-da, Fundación Manuel Buendía, Unesco, Uni-versidad Iberoamericana, México, DF, 2000,págs. 156 y ss.

15–Manual de Deontología informativa, Al-hambra Universidad, Madrid, 1987, pág. 120.

16–Los mecanismos de autorregulación en losmedios de comunicación españoles, en Hugo Az-nar y Ernesto Villanueva, op. cit, págs. 170y ss.

17–Ética de la comunicación y nuevos retos so-ciales, Códigos y recomendaciones para los medios,Paidós, Barcelona 2005, págs. 30 y ss. Cabe

destacar que en distintos lugares cita el Có-digo de la FAPE.

18–Códigos deontológicos de los medios de co-municación (prensa, radio televisión, cine, publici-dad y relaciones públicas), Ediciones Paulinas,Editorial Verbo Divino, Madrid y Estella,1984, pág. 21.

19–Op. cit., págs. 64 y ss.20–Op. cit., pág. 64.21–Ética periodística, Principios, códigos deon-

tológico y normas complementarias, Servicio edi-torial, Universidad del País Vasco, Bilbao,2004.

Otros libros interesantes: Ernesto Villanue-va, Ética de la radio y televisión, reglas para unacalidad de vida mediática, Unesco y Universi-dad Iberoamericana, México, DF. 2000. Igual-mente, en otro ámbito, también interesan-te en el marco de este trabajo, Pedro Fran-cés, Ángel Borrego y Carmen Velayos, Códi-gos éticos en los negocios (creación y aplicación enempresas e instituciones), Ediciones Pirámide,Madrid, 2003.

22–Aunque se trate de un contexto distin-to; es decir, en el marco de la ética de lasciencias sociales, me parece oportuno citarel trabajo de Yao Assogba, de la Universitédu Quebec a Hull, L’ethique des comités d’ethi-que dans les Universités, en Patrick J. Brunetmdir., L’éthique dans la société de l’information, LesPresses de l’Université de Laval, L’Harmat-tan, Quebec-París, 2001.

23–Creo que es un acto de justicia men-cionar aquí el papel pionero que tuvo el Co-di Deontològic del Col.legi de Periodistes deCatalunya, que fue aprobado por el Congre-so de Periodistas de Cataluña, celebrado el1 de noviembre de 1992, cuyo Consejo Deon-tológico funciona desde hace algunos añoscon plena efectividad, y del que me honroser uno de sus miembros.

24–El compromiso ético del periodista y el Có-digo de la FAPE, en Enrique Brunete Perales,coordinador, Éticas de la información y deon-tologías del periodismo, Tecnos, Madrid,págs. 310 y ss.

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JOSEP PERNAU

H e de agradecer que se me ha-ya invitado a estar hoy aquí.Actos como los de estos díastienen un gran valor en el

mismo hecho del encuentro. Tenemosuna guerra incruenta contra el perio-dismo del ‘todo vale’ y, aunque sabe-mos que somos más, necesitamos con-tarnos. Nuestra lucha esté globaliza-da, porque el problema está globali-zado también. La presencia de perso-nas de procedencias diversas en el ac-to de hoy es una buena prueba de es-ta globalización.

Nuestro Consejo de la Informaciónde Catalunya cumplirá una décadadentro de un año, lo que significa queestuvimos solos en España duranteun cierto tiempo. De ahí la importan-

cia que concedo al saberse acompa-ñado. Se me pide hoy que hable denuestra experiencia. Primera lecciónque aprendimos: en esta labor, la so-ledad es angustiosa. Se ha avanzadomucho en un campo que todos recor-damos cuando estaba inexplorado:aparecimos nosotros y se creó esteConsejo Deontológico de la FAPE, queintegra y expande doctrina entre15.000 asociados. En los medios hansurgido nuevos defensores del lector,que contribuyen a crear conciencia dela necesidad del trabajo responsable.Se incrementa el número de empre-sas en las que existe un Estatuto dela Redacción, que, como se sabe, con-tienen normas deontológicas. Cadavez somos más los comprometidos

Cataluña, pionera delautocontrol en EspañaSin subvenciones, con las aportaciones de las empresas, queoscilan entre 2.600 y 450 euros, más una ayuda del Colegio dePeriodistas, el Consejo de la Información de Cataluña llevafuncionando nueve años.

Josep Pernau es presidente del Consejo de la Información de Cataluña.

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con un ejercicio ético de la profesión,y todo esto confluye en que no seagratuito que en España sea posibleahora un encuentro como el que es-tamos celebrando. Podían haberlo lla-mado un simposio o unas jornadasde estudio. Pero ninguna palabra meparece más adecuada que ‘encuentro’para el temario que nos convoca, por-que es de vital necesidad que nos en-contremos.

Podría hablar en pasado, para re-ferirme a los tiempos fundacionales,pero hablaré en presente, porque losproblemas siguen vigentes. Queremosunos contenidos periodísticos limpiosy respetuosos con la dignidad de lapersona. Estamos en contra de un pe-riodismo ejercido sin escrúpulos, quepuede lesionar derechos, destrozar vi-das y hasta provocar guerras. Pero nosomos una ONG dedicada a limpiarla prensa de basura y de adherenciasindignas, y tampoco nos dedicamosal ejercicio de las buenas obras, co-mo si fuéramos la madre Teresa deCalcuta de la comunicación. Dichoclaramente, pensamos y queremostrabajar así, por egoísmo. Un sanoegoísmo. Me explicaré.

El patrimonio de un periodista essu nombre, su trayectoria, la credibi-lidad social que se ha sabido ganar.Dentro del respeto a la ética, puedeexistir la credibilidad. Fuera de la éti-ca, es materialmente imposible. De-fendemos la deontología periodísticaporque queremos ganarnos la con-fianza de los que nos leen o nos es-

cuchan. Y pensamos y obramos asíporque la credibilidad es nuestra me-jor inversión de futuro. A este instin-to de conservación de la confianzaajena le llamo egoísmo. Un saludableegoísmo. Cuando se pierde la credi-bilidad es mejor cambiar de profe-sión y dedicarse a otra cosa. La éticaimpone una autodisciplina que nosha de acompañar en la labor diaria.

Haré un inciso para una breve re-flexión sobre la ética. En los grandesmedios españoles hay un cuidado ex-quisito por la estética. La prensa mi-ma a los diseñadores y pone la máxi-ma atención a la fidelidad al ‘mode-lo’, y la televisión cuida el look de lospresentadores, de la imagen de cabe-cera de los informativos y del gran es-cenario que son los platós. Hay unagran preocupación por el diseño y laestética, que muchas veces se acom-paña de un desinterés absoluto porla ética, cuando ética y estética hande estar intrínsecamente unidas. “Nu-lla estetica sine etica”, que decían loslatinos. A ver si es verdad en el cam-po de la información. Sólo conqueuna parte del interés que se pone enla estética se desviara hacia la ética,España podría convertirse en uno delos países avanzados en el ámbito dela deontología periodística. Y, dichoesto, cierro paréntesis.

Pusimos en marcha un órgano deseguimiento de nuestras conductas,unas normas que las empresas hicie-ron suyas, en su casi totalidad, inclui-das las delegaciones en Catalunya de

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sociedades radicadas en Madrid. Y,mientras poníamos el empeño enaquella tarea, en el entorno se movíanprofesionales de éxitos a cualquierprecio, mercenarios del escándalo enpapel couché y de los micrófonos de laradio y la televisión. Sobre todo de latelevisión. Especialistas en hurgar enlas intimidades personales, que difí-cilmente lograrían la acreditación deperiodistas en otro país europeo. Lascontradicciones y las señales de alar-ma sonaban y suenan por aún todaspartes.

Autoexigencia por parte de unosy el ‘todo vale’, como guía y conseje-ra única de otros. Dos maneras deejercer el periodismo. De ahí sale laoferta que hay en el mercado. Elegi-mos una opción y, afortunadamente,somos infinitamente más los que que-remos unos medios rigurosos, que laprofesión se ejerza con libertad y res-ponsabilidad, dos conceptos que hande ir unidos también. Voluntariamen-te nos hemos impuesto unos límitesmarcados por el buen gusto, el rigory el respeto a las personas. Vuelvo alo que decía antes. No somos una ONGdedicada a moralizar la profesión.Tampoco formamos un apostoladodedicado a predicar la doctrina deltrabajo responsable. Obramos así por-que somos saludablemente egoístas yconservadores del crédito que nos he-mos sabido ganar.

Nos debemos a la sociedad. Su con-fianza nos la tendremos que ganar.El único camino para lograrla y con-

servarla es el ejercicio riguroso de laprofesión, la autoexigencia, inclusola autocrítica, cuando hemos incurri-do en un error. Rectificar, precisa-mente, es uno de los puntos univer-sales de los códigos deontológicos. Nosé si rectificar es de sabios. Lo que sísé es que es de personas honradas. Nocreo exagerar si digo que hay dos cla-ses de periodistas: los que aceptan suserrores y los que creen que no se equi-vocan nunca. Que cada uno reflexio-ne sobre el campo en que está.

Y si se verdad que hay un sectorprostituído de la profesión, no quere-mos ser la madre Teresa de Calcutapara redimirlos de la actividad profe-sional más antigua de la historia. Allácada cual con sus preferencias. Noso-tros tenemos claro lo que queremos.Queremos una prensa responsable, ymantenemos la esperanza de que lasociedad dejará de generalizar con elestribillo de que “todos los periódicosmienten” o “todos los periodistas soniguales” y verá que, si hay unos me-dios y unos profesionales descuida-dos o intencionadamente transgreso-res, hay otros que afrontan su papelresponsablemente.

Que existan los medios y los profe-sionales de criterios más disparatados.Lo importante es que haya en el mer-cado de trabajo y en el de la oferta pe-riodística el debido contraste. Que elpúblico se acostumbre a distinguir. Siellos son el negro, nosotros somos elblanco y que la calle lo vea así. Quesuceda lo mismo que con los médicos.

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No se les adjudican a todos los descui-dos y los incumplimientos profesiona-les. Son culpa de ‘algunos’, de ‘cier-tos’. Todas las generalizaciones sonperversas. Tenemos ante nosotros la la-bor didáctica de enseñar a matizar.

La doble oferta en el kiosco puedecontribuir a esa labor pedagógica. Laconvivencia de los dos mo-delos de prensa, la riguro-sa y la de escándalo, no de-be asustar, si se sabe dife-renciar a una de la otra.Es un signo de lectura depaís avanzado, como ocu-rre en el Reino Unido, quetiene la más seria y la másestridente, The Times y elDaily Mirror, por citar doscabeceras como ejemplo,del rigor máximo al ama-rillismo. Aquí no tenemoseste género de periodismosensacionalista de masas,pero sí que hay una pren-sa para la que ‘todo vale’,con tal de vender, o quefalsea los hechos para ser-vir a fines espurios.

Y el problema de la confusión noes tanto de la prensa escrita, porqueen España no existe el amarillismo enel mercado, sino, sobre todo, de la te-levisión y de algunos contenidos deciertas emisoras de radio. Histórica-mente, el periódico al que nos hemoshabituado ha sido una seña de iden-tidad. “Dime el periódico que comprasy te diré cómo eres.” Sigue siendo un

principio válido para muchas perso-nas. Pero actualmente, tenemos queadaptar la propuesta a la radio y latelevisión: “Dime los programas detelevisión y radio que sigues y te di-ré cómo piensas.”

Es necesario hacerlo así. Mientrastenemos una difusión de la prensa

que aproximadamente esla que había en Españahace 50 años (10 ejempla-res por 100 habitantes), seha creado una audienciaaudio-televisiva impresio-nante. La cifra que he da-do corresponde a la pren-sa de pago. La gratuita nola incluyo, aún. Es en elámbito de la imagen enel que se registran los ma-yores desajustes deonto-lógicos. Con respecto alos audiovisuales, hay quehacer excepción de los bo-letines informativos, que,en general son de una for-mulación correcta.

Aquellos programasde escándalo utilizan a

gente que, en el fondo, no ejerce el pe-riodismo, ansiosa de popularidad y di-nero, sin freno ni control. De hecho,lo que hagan no nos incumbe. Pero sedicen periodistas, trabajan con unacierta información, que manipulan, yse crea una incómoda confusión. Aquísurge el problema. Que los destinata-rios de la comunicación sepan distin-guir es de una necesidad apremiante.

PERNAU

La convivencia delos dos modelosde prensa, larigurosa y la deescándalo, es unsigno de lecturade país avanzado.

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Creo que todos los sarampiones sesuperan y que no será diferente el dela tele-basura. Quiero decir que estegenero grosero del insulto y la intro-misión en las vidas privadas perderápoder de atracción, pero, como se nosconfunde, para el tiempo que aún du-re, daré unas pistas que ayuden a dis-tinguir a los que nos ponen a todosen el mismo saco. Digo siempre, conun cierto sarcasmo, que forman unaespecie que tiene anunciada la extin-ción y que no los invocaremos paraellos medidas de protección. En otrospaíses, se refugiarían en la prensaamarilla, pero como aquí no la hay,se les ha de buscar, sobre todo, en latelevisión de media tarde, circunstan-cia que pone al alcance de la infan-cia las intimidades de los llamadosfamosos, que ellos y ellas ventilan sinningún escrúpulo. También hay la va-riante del tertuliano radiofónico. Unacircunstancia agravante: son progra-mas que crean adicción, en un deter-minado público. Un detalle que les iden-tifica es que se comunican a gritos yfrecuentemente prodigan los insul-tos, a diferencia de los periodistas queson más reflexivos, no acostumbrana insultar y no han de levantar la vozpara convencer.

Con estas gotas de distensión cie-rro esta parte de la intervención, conla esperanza de que la saturación deescándalos conducirá al cansancio delas audiencias y que el autocontrolen los medios, con el prestigio queles ha de acompañar, será una inver-

sión rentable. De hecho lo es ya enmuchos medios.

Propongo ahora un retroceso de laimaginación que nos sitúe en 1989.Voy a referirme a un momento quenuestros huéspedes británicos cono-cen mucho mejor que yo. Aquí está,por ejemplo, el señor Robert Pinker,que este mediodía nos ha ilustradosobre la autorregulación en Europa,con cuya experiencia en el PressCouncil británico contamos en Cata-lunya en 1996 para la creación delConsejo de la Información. Del mo-mento de la mirada atrás a que meha referido, en 1989, parte la funciónque estamos desarrollando todos: enMadrid, en Barcelona, en Londres oen Estocolmo. Retrocedemos 16 añosy observamos la vida británica: en-contramos a la primera ministra,Margaret Thatcher, que se siente ata-cada por un sector de la prensa yanuncia entonces una reforma res-trictiva de la legislación antilibelo.Las empresas le responden unánimes:“Señora primera ministra, ahórrese eltrabajo de regularnos, que ya nos au-torregularemos nosotros.” Y surge asíla Comisión de Quejas de la Prensa,representada estos días aquí, un ór-gano ágil de arbitraje, con una ven-tanilla, a la que cualquier ciudadanopuede acudir, cuando considera quelas normas deontológicas han sidotransgredidas.

Eran momentos en los que tambiénen España se temía un endurecimien-to de la legislación tangencial con la

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libertad de expresión. En Barcelona,la junta directiva del Colegio de Pe-riodistas, que presidía Carles Sentís,hizo suya la iniciativa británica, conla diferencia de que allí partía de lasempresas y, entre nosotros, sería delos periodistas, aunque se ha de de-cir también que encontraría todo elapoyo de los empresarios.Significaba que en Espa-ña latía la necesidad demarcar el campo de loque es moralmente lícitoen la información, sepa-rándolo de lo que no loes. Barcelona tenía laoportunidad de demos-trar que aquella preocu-pación existía, igual quela había en el resto de Es-paña, aunque no se hu-biera manifestado. Perso-nalmente lo pude com-probar con charlas a lasque fui convocado, aquí enla Complutense, por Nú-ñez Encabo, y por las aso-ciaciones, en Jaén, Granada, Valencia,Sevilla, Palma de Mallorca y Santia-go de Compostela, en los años 93 y94.

La gestación del Código fue lenta,porque exigía una larga etapa expli-cativa. Se convocó a la profesión, secelebraron numerosas reuniones, sehicieron consultas y se avanzó en laredacción de un texto, claro y conci-so, que se convertiría en el código deconducta de los periodistas catalanes.

Pero en algún lugar debía estar es-crito que los deseos de los padres dela criatura deontológico, de verla na-cer pronto, no se cumplirían. Seríacon una larga demora. El código es-taba prácticamente listo y pronto sehabría podido aprobar, pero un vier-nes, en la conferencia de prensa pos-

terior al Consejo de Mi-nistros, la ministra-porta-voz, Rosa Conde, dijounas palabras que podíahaberse ahorrado. Era elmomento de máximatensión de la campañacontra el vicepresidentedel Gobierno, AlfonsoGuerra, por el compro-metedor despacho que suhermano Juan tenía en ladelegación del Gobiernoen Sevilla. Lamentó la mi-nistra que no hubiera enEspaña un código deon-tológico como el de losperiodistas británicos,pues, de haberlo, dijo, los

profesionales pondrían más esmeroen su trabajo.

¿Qué hizo la junta directiva antela inoportuna interferencia de la mi-nistra? Lo único correcto que podíahacer: guardar los papeles en un ca-jón, olvidarse de la iniciativa y dejarque el tiempo transcurriera, no fue-ra caso que alguien dijera que las de-cisiones de nuestra entidad se toma-ban en la Moncloa. Nuestras entida-des han de ser como la mujer del Cé-

PERNAU

La gestación delCódigo fue lenta,porque exigía una larga etapaexplicativa.

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sar: que además de honradas, lo hande parecer.

Calculo que los papeles estuvierondurmientes algo más de dos años. Enlos comienzos de 1992, me tocó ocu-par el puesto que dejaba vacante Sen-tís y encontré los deberes del CódigoDeontológico en un cajón de la mesade mi despacho. La prensa más agre-siva se había salido con la suya: el co-laborador de más confianza de Feli-pe González, su paisano Guerra, yano estaba en la Vicepresidencia y elescándalo había quedado desactiva-do. Los papeles salían del cajón, sereemprendía el trabajo y, en octubrede 1992, el Código quedaba aproba-do. Era la primera experiencia de au-tocontrol que había en España. Peroestábamos aún a mitad de camino. Fal-taba el órgano de seguimiento de lasnormas en el trabajo cotidiano. Fal-taba la ventanilla en la que presenta-rían sus quejas las personas que tu-vieran algo que objetar por el conte-nido de los medios. En 1996, queda-ría completado el dispositivo.

Momento trágico, el de la procla-mación del Código. Coincidencia ca-si providencial. Un hecho luctuosodemostraría la existencia de dos ma-neras diferentes de ejercer la profe-sión. Si había escépticos de la tareaque proponíamos, quedarían prontoconvencidos de que los hechos nosdaban la razón. De manera brutal, seplanteaba la necesidad de una normade conducta de los periodistas mar-cada por la ética. Un par de semanas

antes de la asunción del compromi-so deontológico por parte de la pro-fesión catalana, en la localidad valen-ciana de Alcásser, se producía el se-cuestro, violación y posterior asesina-to de las adolescentes Miriam, Desi-rée y Toñi, de 14 y 15 años. El segui-miento televisivo del caso fue el ejem-plo de lo que es moralmente ilícitoen la información. Era un caso ejem-plarizante de lo que no hay que ha-cer. Muchos de ustedes se acordaránde aquel hecho brutal, del que van acumplirse 13 años. La plaza del pue-blo se convirtió en un gran circo, enel que las televisiones competían enprovocar lágrimas y en detalles esca-brosos, en busca de una audienciaque les proporcionaría el viejo recur-so de convertir el dolor ajeno en es-pectáculo. Familiares y amigos parti-ciparon, de buena fe, en aquellos pro-gramas, intoxicados por la creenciade que su dolor ante las cámarasablandaría almas y conciencias de losmalhechores. No se respetó nada. Nisentimientos ni la discreción que, encasos como aquel, recomienda elbuen gusto. Se había dado a la trage-dia el tratamiento de un programade entretenimiento.

Algún medio señaló que la trage-dia de Alcásser marcaría un antes yun después. Las conciencias profesio-nales se resintieron de aquella utili-zación indigna del caso. El hecho deque aún se recuerde significa que de-jó una huella profunda.

Los 12 puntos de nuestro código

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son normas universales, iguales paraun continente que para otro. Ya hedicho que hay una globalización delas faltas, que globaliza también lasactuaciones para combatir el trabajomal hecho. Un vistazo rápido permi-te apreciar la amplitud del temario.Estas reglas, que no nos fueron dadasa los humanos, comootras, en el Sinaí, son unmodelo de síntesis, y noslas impusimos nosotrosmismos. Empiezan con lanecesidad de separar in-formación de opinión yacaban con una alerta ala incitación al odio y lasdiscriminaciones por ra-zones de sexo, raza,creencia o extracto socialo cultural.

Los 12 artículo abar-can seis ámbitos.

— Los primeros artícu-los se relacionan con lacalidad y la solvencia deltrabajo. Queda desterra-do el rumor, presentadocomo noticia, se exhortaa la precisión y, si se haincurrido en error, hay que rectificar,y no tan a escondidas –digo yo– co-mo hacen muchas veces los periódi-cos. Si una personalidad está ingresa-da en un hospital, no es moralmen-te lícito ponerse la bata blanca de losmédicos para entrevistarla. A esto sele llamaría usar métodos indignos pa-ra obtener información.

— La ciudadanía puede colaborarcon el profesional, pero no está obli-gada. No se la puede acosar para quecuente lo que sabe sobre un tema no-ticioso y, si ha contado algo, tiene de-recho a invocar el off the record, que elperiodista le ha de respetar.

— Una cautela necesaria, que serátambién un acto de sin-ceridad, serán los dos ar-tículos que pretenden serun freno a la tentacióncorrupta que puede sen-tir un periodista, cuandoha de informar sobreasuntos que mueven mu-chos millones. No somosángeles y reconocer quela corrupción pude exis-tir es la mejor manera deprevenirla. A muchos pro-fesionales, la inmorali-dad les puede resultar re-lativamente fácil. Porejemplo, el Código deon-tológico se da cien pata-das con recomendar lacompra de unos terrenossi, en nuestro trabajo, he-mos sabido que esta a

punto de aprobarse un plan urbanís-tico en una determinada zona. Y tam-poco es de recibo simultanear la pu-blicidad con la información.

— Se ha de respetar la imagen eintimidad del prójimo, especialmen-te en situaciones de dolor y aflicción,y observar la presunción de inocen-cia, y acostumbrarse al uso del ‘pre-

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Alcásser marcaríaun antes y undespués. Lasconcienciasprofesionales seresintieron deaquella utilizaciónindigna del caso.

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sunto’, en caso de deudas con la jus-ticia porque es de buena observanciadeontológica considerar que, ante laley todos somos inocentes, mientrasno se demuestre lo contrario.

— Se cuidará la información sobremenores, cuya identidad no se difun-dirá, sobre todo cuando se les relacio-na con asuntos de especial trascenden-cia social, como los delitos sexuales.

— Y, finalmente, el artículo contrala intoxicación periodística, que pue-de ser ofensiva por razón de diferen-cias étnicas, religiosa y culturales, ge-neradora de odios, que han desembo-cado en discriminaciones, aberracio-nes de todo signo y hasta de ser cau-sante guerras. El proceso es conoci-do: los medios intoxican las concien-cias con falsedades (“los judíos sonculpables”), y así surge el Holocaus-to. Se siembra el odio y detrás ya pue-den aparecer los generales y los esta-dos mayores. O “los musulmanes sonculpables”. Así empezó la guerra deBosnia, hace una década. La prensasectaria, inspiradora del fanatismo, yde ella, en el algún conflicto étnico,los fundamentalistas han llegado adecir: “un periódico, es mi patria ymi Dios”. Los medios de comunicaciónallanan el camino de los militares.Creo que, sobre este tema, todos losseminarios que se celebren serán po-cos. Si algún día la FAPE lo pone enmarcha, puedo poner a los organiza-dores en contacto con un periodistabosnio, que vive refugiado en la Cos-ta Brava, con su mujer –periodista

también–, porque cree que la Bosniade la convivencia entre tres comuni-dades es irrepetible. Era jefe de la sec-ción de Cultura de Radio Sarajevo. Apequeña escala, es la labor de ‘calen-tamiento’ que llevan a cabo algunosmedios deportivos en las vísperas departidos de fútbol considerados deuna cierta trascendencia.

Aumentar la solvencia periodísti-ca; blindar los derechos de las perso-nas; prevenir la tentación corrupta;proteger a la infancia de las pirañasde la información y evitar el trabajosucio que conduce a las lacras del ra-cismo y la discriminación, y que pue-de desembocar en una guerra… Todoal servicio de la sociedad, que es ladestinataria de nuestro trabajo y, re-dundando todo el conjunto, en bene-ficio de unos medios que acreditaránsu solvencia y de unos profesionalesque verán asegurada su credibilidad.No era un cuento de hadas. Era, sen-cillamente, una meta que estaba anuestro alcance. Y esto, tan bonito ytan apasionante, tuvo unos adversa-rios. Del mismo signo de los que hanaparecido en Madrid.

Nos presentaban como seres extra-ños, unos dráculas de las libertadesde información y expresión, que ne-cesitábamos del clima de la represiónpara sobrevivir, pues, después de al-canzar la libertad, decían que nos in-ventábamos una legislación paralela.Que pretendíamos recortar derechosque se nos reconocían en la Constitu-ción. Que nuestro articulado preten-

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dería tapar voces. Decían que era unpaso atrás, un retorno al pasado. Y escurioso señalar que se preocupabanpor la libertad de prensa los que nun-ca habían mostrado interés por ella.

Vuelvo a nuestros asesores. Con elseñor Pinker, al que me he referido,estuvo también en Barcelona un de-legado del ombudsmansueco, el señor BertelWerner. Dio a conocer loscriterios que rigen en elpaís escandinavo y se meponen los pelos de puntaal pensar qué habrían di-cho nuestros impugnado-res si aquí hubiéramos in-tentado unas restriccio-nes iguales. Unas sema-nas antes de su presenciaen Barcelona se habíahundido un ferry en elmar Báltico, que presta-ba servicio entre una delas capitales de las peque-ñas repúblicas ex soviéti-cas y un vecino puertosueco. Hubo numerosasvíctimas. Los testimonios gráficoseran dramáticos. Por respeto a la dig-nidad a las personas, muertas o res-catadas de las aguas, prácticamenteno se publicó ninguna imagen de lacatástrofe. Estaban en contradiccióncon las normas deontológicas del pa-ís. Así estaba asumido por la profe-sión y nadie chistó.

Otras acusaciones. Otros decíanque el Código contenía unas normas

obvias, que no necesitaban estar es-critas, que bastaría, en todo caso, te-nerlas en el pensamiento. La respues-ta era elemental. Si otros códigos, co-mo el Penal, se vulneran a pesar deestar escritos y de señalar sancionespara los transgresores, qué no ocurri-ría con el nuestro. Se podía decir tam-

bién que Dios no se habíafiado de confiar los pre-ceptos a la memoria delos humanos y de ahí quehubiera querido solemni-zar la entrega del Decálo-go en el Sinaí, con losmandamientos esculpi-dos en piedra.

Nunca agradeceremosbastante a la prensa bri-tánica que, sin saberlo,frenó con inteligencia lasintenciones de los quenos querían silenciar. Nosdio argumentos paracrear y defender la estruc-tura que tenemos en Ca-talunya. Puede decirseque todos somos un poco

hijos de aquella decisión británica.Cuando se explicaban nuestros orí-

genes, los que pontificaban sobre lalibertad de prensa, como si fuera pa-trimonio suyo, se tenían que callar. Notenían argumentos. Sucedió repetida-mente y los fantasmas se esfumaron.

Se nos criticaba también por blan-dos, por limitarnos a la sanción mo-ral de dar publicidad de las transgre-siones. Mi respuesta siempre ha sido

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Se preocupabanpor la libertad deprensa los quenunca habíanmostrado interéspor ella.

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la misma: somos como Amnistía In-ternacional, que no mete en la cárcelal torturador ni al gobernante queconsiente que se torture en su país.La organización se limita a incluir elcaso en el anuario de las violacionesde los derechos humanos. A ningúnpaís ni gobernante le hace ningunagracia aparecer en la lista negrísimade los países torturadores.

Nos preguntábamos, sorprendi-dos, cómo se podía hablar de legisla-ción paralela cuando los códigos só-lo tratan faltas profesionales que noestán tipificadas como delito. Ningu-na ley obliga a ocultar la identidadde un menor, en situaciones que noson, precisamente, fiestas de fin decurso. Nosotros no podemos sancio-nar. Recomendamos. Las leyes no san-cionan al periodista que simultaneala información con la publicidad. Pa-ra nosotros es incompatible. Ningu-na legislación puede imponer sancio-nes por no respetar el off the record.Para nosotros es una vulneración delbuen hacer profesional. Las buenasformas no las impone la ley. Nuestrocódigo las convierte en un modo deactuar en el ejercicio de la profesión.

De hecho, hay faltas que están enla frontera de la ley con las normasdeontológicas. Que igual las puedantratar los jueces que nosotros. Porejemplo, cuestiones sobre el derechode la imagen, el honor y la intimidad.La persona afectada ha de optar. Acu-de a los tribunales, en los que quizále reconozcan una indemnización, o

presenta su queja ante nuestra insti-tución, que será probable que le re-conozca la razón, pero de la que nocobrará ni un euro.

Y para dejar las cosas claras insis-tíamos en las diferencias entre unmandato de la ley y las recomenda-ciones del Consejo: no se presenta-rían denuncias, sino quejas; no se juz-garían delitos, sino que se atenderíanquejas por presuntas transgresionesdel articulado del Código; no habríasentencias, sino resoluciones; a las ex-periencias acumuladas no se las lla-maría jurisprudencia, sino doctrinas.

Y, sabido todo esto, que cada equi-po de editor y profesionales hicierael periódico, la radio o la televisión,el medio con el que mejor se pudie-ran alcanzar los objetivos esperadosdentro de cada empresa, con normadeontológica, o sin ella. Nosotros te-níamos muy claro el camino que que-ríamos seguir.

Y, dicho esto, pasaré a la puesta enmarcha del órgano medidor de la vo-luntad de cumplimiento de las nor-mas. Sería, el Consejo de la Informa-ción.

Empezaré por dos noes, sobre loque no queríamos ser. Nos parecióque no podíamos confiar aquella la-bor a una comisión deontológica delColegio, igual que ocurre en otras en-tidades profesionales. No queríamosser apéndice colegial, como tampocoque el órgano encargado de estudiarlas quejas estuviera formado mayori-tariamente por periodistas. Los ha-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—105

bría. Pero en minoría. El motivo delos dos noes era el mismo. No quería-mos un montaje endogámico, en elpudiera influir la profesión, en el quefuéramos arte y parte. O que pudieraparecer que podía influir. Si la mate-ria prima de la información surge dela sociedad y transformada vuelve ala sociedad, y si la socie-dad tenía que presentar lasquejas por las transgre-siones deontológicas, te-nía que ser la ‘sociedad’la que nos ‘juzgara’. Asíocurrió ya en el primerConsejo, formado por seisperiodistas y nueve repre-sentantes de la sociedad,catedráticos, el decano delos Abogados, miembrodespués del Tribunal Cons-titucional, personas deprestigio, todos bajo la pre-sidencia de Lorenzo Gó-mis, ex subdirector de LaVanguardia, profesor uni-versitario y editor-fundador de la revis-ta El Ciervo.

Él fue la primera persona coopta-da. A partir de su compromiso, em-pezamos una serie de entrevistas pa-ra interesar en el proyecto al máximonúmero de ámbitos. Los directores delos medios principales conocían laidea desde los comienzos, Pero aho-ra tenían que hacerlo suya las empre-sas, a las que se les pediría que con-tribuyeran a las necesidades presu-puestarias del órgano que se iba a

crear. Dicho brutalmente, los edito-res pagarían para que les sacáramoslos trapos sucios por su manera pocoescrupulosa de trabajar. No faltaronagoreros que nos anunciaron el fra-caso. No fue así. Sin subvenciones,con las aportaciones de las empresas,que oscilan entre 2.600 y 450 euros,

más una ayuda del Cole-gio, el Consejo se ha fi-nanciado tal como previ-mos. Regido por un patro-nato, así llevamos nueveaños. En su mayor parte,las empresas entiendenque financiar el órganode arbitraje de la ética pe-riodística es invertir enimagen de calidad.

No habría habido nin-gún problema para con-seguir subvenciones. Pe-ro nos parecía más repre-sentativo y valioso el fi-nanciamiento empresa-rial. Era la mejor prueba

de que los primeros que creían en laética eran los editores.

La puesta en marcha del Consejofue un trabajo lento, que se llevó acabo entre 1992 y 1996. Ocurrió algocurioso. Estábamos ya en vísperas desu constitución: teníamos el Código,contábamos con las personas que ten-drían que aplicar su aspecto ‘sancio-nador’, se había dado a conocer den-tro y fuera de la profesión y se conta-ba con el compromiso de las cuotasque pagarían las empresas. Sólo fal-

PERNAU

Tenía que ser la‘sociedad’ la quenos ‘juzgara’.

��� Comités de Quejas

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taba una cosa elemental: el nombrede la entidad. Se llamó Consejo de laInformación de Catalunya. En la se-sión de constitución dije que haber-le puesto nombre a última hora erauna buena señal, pues por el nombrese empiezan muchos proyectos que nun-ca se acaban. Es como empezar unacasa por el tejado.

Como he dicho, son nueve años deexperiencia, con tres presidentes: Lo-renzo Gómis, Francisco González Le-desma y el que les habla, con el quetrabaja Josep Maria Cadena. Hay con-sejeros que se mantienen desde el pri-mer día, como Victoria Camps, cate-drática de Ética, que como senadoraintentó un código deontológico paralos audiovisuales, que, como tantas co-sas de la televisión, no pudo ser. Igualque el también catedrático, aunquede Derecho Constitucional o el perio-dista Xavier Foz. En estos momentostenemos dos consejeros comunes conla FAPE. Son Núria Gispert y ManuelParés.

He explicado la historia con uncierto detenimiento, porque creo queinteresa conocer los primeros pasospor el territorio, entonces inexplora-do en España del autocontrol. Se ven-cieron todos los obstáculos y, finalmen-te, pudimos disponer de una modes-ta entidad, que nada tiene que vercon el ente británico que nos inspi-ró. Este año llevamos tramitados 40expedientes, pertenecientes a otrastantas quejas presentadas, mientrasque las de la Comisión británica que

fue nuestro modelo, cuando mantu-vimos contacto, hace una década ymedia, eran 2.000 anuales. Hoy hemossabido que este año serán 3.500.

Prácticamente, se han tramitadoquejas sobre vulneraciones de todoslos criterios recogidos en el Código.De las memorias anuales, que deta-llan las actuaciones, se desprende quelos artículos que con mayor frecuen-cia se vulneran son el 2 (“Difundirúnicamente informaciones funda-mentadas, evitando afirmaciones odatos imprecisos y sin base suficien-te, que puedan lesionar o menospre-ciar la dignidad de las personas…”);el artículo 9 (“Respetar el derecho delas personas a su propia intimidad eimagen…”); el 11, que trata de los me-nores, para los que se invoca el má-ximo esmero en toda informaciónque les afecte. Y, finalmente, el crite-rio del artículo 12: “Actuar con espe-cial responsabilidad y rigor en el ca-so de informaciones y opiniones quepuedan suscitar discriminaciones porrazones de sexo, raza, creencia…”.

Hay quejas recurrentes y puede de-cirse de alguna que se repite de ma-nera contumaz. Esto ocurre en temasvinculados con la inmigración. No ne-garé que el número de transgresionesno sea superior a otros temas. Peroocurre que los derivados de la extran-jería son observados de cerca por ONGy organizaciones de gran agilidad enla tramitación de quejas. La más ac-tiva es SOS Racismo. Hay otra expli-cación y ésta hay que atribuirla al tra-

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bajo poco cuidadoso de los profesio-nales. Se podría hablar, incluso dedesidia, pues a pesar de las quejas sereincide una y otra vez en una expre-sión inadecuada, como es la de “in-migrantes ilegales”. Ante la reitera-ción, en junio de este año se mandóuna circular a los medios, señalandopor qué debía quedar des-terrado el uso de aquellaexpresión:

1º Las personas nopueden ser ilegales, por-que esto supondría negara un ser humano la cate-goría de sujeto de dere-cho.

2º La aplicación inade-cuada de este calificativoimplica menosprecio a ladignidad y a la propiaimagen de estas personas.

3º El uso de esta pala-bra para designar, de ma-nera exclusiva y conti-nuada, al colectivo de tra-bajadores que emigran,significa un trato discri-minatorio y favorece este-reotipos que criminalizan la imagende estas personas en la conciencia co-lectiva.

Con el tema de la inmigración sevulnera la norma por otros caminos.Por ejemplo, atribuyéndole el incre-mento del paro, aspecto delicadísimo,sobre todo si se trata con demagogiay ligereza. Los dos conceptos juntospueden ser de resultados explosivos,

porque la mezcla de ambos es un ca-mino seguro que conduce a la xeno-fobia. Igual que la asociación de in-migración-delincuencia, encasillandodeterminadas tipologías delictivas aindividuos de una u otra nacionali-dad. Sobre este tema, explicaré unaanécdota curiosa que me ocurrió.

Llevábamos un año derodaje con el Consejo yfui invitado por la patro-nal de la radio de la Re-pública de Ecuador, enmarzo de 1998. Tenía queexplicar la experiencia yme llevé dos expedientessobre casos fallados unosmeses antes. Uno era designo universal, que igualpodía haber ocurrido enBarcelona que en NuevaYork. Era un caso trágico:una mujer había muertoen medio de una céntri-ca calle por el desprendi-miento de parte de una fa-chada. Las faldas habíanquedado levantadas, demanera que podía creer-

se que estaba medio desnuda. La agen-cia Efe estuvo allí y obtuvo las fotos.Tal como quedó al recibir el impactode los cascotes, en unas, y discreta-mente tapada con una manta, en lasotras. Se distribuyeron ambas imáge-nes y dos diarios eligieron una de lasprimeras. Presentada la queja por uncolectivo de mujeres, se dio la razóna las ‘demandantes’ “por no haberse

PERNAU

Prácticamente, sehan tramitadoquejas sobrevulneraciones detodos los criteriosrecogidos en elCódigo.

��� Comités de Quejas

108—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

respetado el derecho de las personasa la propia intimidad e imagen, espe-cialmente en casos que generen aflic-ción y dolor” (artículo 9). Así lo reco-nocía el director de la agencia, quepresentaba excusas por la distribu-ción de unas imágenes ofensivas pa-ra la mujer que, en su versión másdura, no aportaban ningún elemen-to substancial a la noticia. Aquella re-solución nos ha servido recientemen-te para valorar la transgresión por uncaso parecido.

Pero es el segundo caso el que quie-ro comentar, por su desenlace sor-prendente. Se refería a inmigrantesperuanos en España. Lo elegí porqueme pareció que el auditorio sería sen-sible al caso de unos vecinos andinosque habían tenido que emprender elincierto camino de la emigración aEuropa. Pensé que hasta podía gene-rar un sentimiento de solidaridad. Eslo que creí yo, ingenuo de mi. Expli-caba el caso de que bandas de delin-cuentes de origen peruano asaltabana las familias en las áreas de descan-so de las autopistas del entorno bar-celonés y que, en las informaciones,a las bandas se las llamaba de Los Pe-ruanos, con mayúscula, un gentilicioconvertido en nombre propio, casi enmarca registrada. Comentaba el expe-diente, señalando que tal designaciónsignificaba no sólo confusión, sinoun tratamiento discriminatorio y ra-cista, razón por la cual, la entidadque presentaba la queja, Cáritas Dio-cesana, tenía toda la razón, añadien-

do que ellos, ecuatorianos, entende-rían mejor que otros la injusticia a laque estaban sometidos sus vecinos an-dinos todos, incluidos muchos que seganaban la vida honradamente. Mien-tras hablaba, observaba sonrisas en elpublico, intercambio de comentarios.La situación se me hacia incómoda.Hasta que un asistente pidió la pala-bra. “Señor disertante, tiene usted to-da la razón. No nos gustaría que enEspaña hubiera una banda de malhe-chores a la que la llamaran de LosEcuatorianos. Pero comprenda quesentimos también una cierta compla-cencia por este apelativo, porque nopodemos ignorar que con Perú he-mos tenido tres guerras desde el si-glo XIX por unos problemas de deli-mitación fronteriza, la última hace só-lo tres años.” El chasco que recibí fuedescomunal. Una problema de fron-teras se interfería con la ética perio-dística. Yo lamentaba el injusto tratoque recibía una comunidad de inmi-grantes y los asistentes se regocijaban.La solidaridad que esperaba no se viopor ninguna parte. Un caso muy se-rio se había convertido en motivo desonrisas maliciosas.

Sigamos con el repaso de los casosque se presentan con más frecuencia.Son, después, los relacionados conimágenes de menores, sobre todo por-que se han publicado sin autoriza-ción, aun a pesar de formar parte deun entorno nada halagador para lasfamilias. Sin necesidad de imágenes,la difusión de datos puede permitir

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—109

la identificación del menor, sobre to-do en pequeños núcleos de población,en los que el niño o la niña ha sidovíctima de un acto violento, comopuede ser un intento de violación.

Casos relacionados con el honor yla intimidad, sobre todo cuando la in-formación publicada puede mancharla imagen pública y pri-vada de personas o enti-dades, porque se han pu-blicado datos no contras-tados. Ha habido algúncaso curioso, que pudo te-ner una relación con lajusticia, que ya dejó deexistir, pero de la que sederiva un problema deon-tológico. Me explicaré.Una persona es detenidapor un presunto delitoque se le atribuye. Se pu-blica el caso, se demues-tra que no había motivopara encausarla y quedaen libertad. Como ha pa-sado tiempo, no se publica la puestaen libertad y el sobreseimiento. El me-dio se niega a reconocerlo, alegandoque el asunto ha quedado olvidado.Teóricamente, aquella persona segui-rá ‘detenida’ toda la eternidad. Se lereconocerá la razón si lo plantea. Pe-ro los abogados son partidarios de noremover estas situaciones. Los que seenteraron la primera vez, podrían te-ner noticia “de que algo pudo ocurrir”con la rectificación.

Y la mayor parte de estas vulnera-

ciones de la norma se podrían evitar,porque son fruto de la alianza de larutina con la ligereza, que después seintentan justificar con el exceso detrabajo y las prisas. La mayor parte delas veces se ha de reconocer que tra-bajamos mal.

La autorregulación está pensadade cara a la sociedad, quees la destinataria de nues-tro trabajo. Pero algún pe-riodista que ha sido noti-cia puede sentir la nece-sidad de presentar unaqueja por la forma que sele ha tratado en un me-dio. La ropa sucia no selava en casa. Es un ciuda-dano, de profesión perio-dista, que hace uso de unservicio, en igualdad decondiciones que cual-quier otro ciudadano.Dos casos: el del periodis-ta que negaba en un librola veracidad de la fotogra-

fía obtenida en la playa gaditana deZahara de los Atunes, en la que apa-recía una pareja de bañistas bajo unasombrilla, indiferentes al cadáver deun inmigrante que, no lejos, habíasobre la arena. El segundo, por un offthe record, invocado y no respetado, enel que el convocante de una reunión,periodista, y los convocados, periodis-tas algunos, debatían las razones porlas que el Fórum de las Culturas, ce-lebrado el año pasado, no había teni-do el éxito que se esperaba. En am-

PERNAU

La mayor partede las veces seha de reconocerque trabajamosmal.

��� Comités de Quejas

110—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

bos casos, se reconoció la razón a losciudadanos-periodistas, presentado-res de la queja.

Acabaré pronto. Sólo unas pala-bras sobre el trámite de la queja, des-de el momento de su entrada en elCIC. Se actuará a instancia de parte.No es necesario que la persona que-josa se haya sentido afectada materialy personalmente por el caso que pre-senta. Basta que afecte a sus convic-ciones o a su sensibilidad. Una expre-sión racista, por ejemplo. O trata-miento del caso de la mujer fallecidaen medio de la calle. Aportará el ma-yor número de datos para avalar loque firma. Admitida a trámite, se pe-dirán alegaciones al autor de la pre-sunta falta. El tema pasará despuésal primer pleno que se celebre –unopor trimestre–, se debatirá y se nom-brará un ponente, que redactará unproyecto de resolución, el cual debe-rá aprobar el pleno siguiente.

Y termino ya. He dicho que el Con-sejo se expresa a instancia de parte.Voy a matizar. A instancia de parte,pero reservándose el derecho de ha-cer una declaración institucional enmomentos especialmente graves o sig-nificativos. Es lo que se hizo al finalde la guerra de Iraq. No habíamos re-cibido ninguna queja por la difusiónde imágenes escabrosas. Pero había-mos podido escuchar la voz de la ca-lle y teníamos sobre el tema nuestraopinión formada. Por una imagen, seconsideró que en varios artículos, ladeontología periodística había sido

vulnerada. Nos basamos en una foto-grafía que muchos de ustedes recor-darán: la del pequeño Alí Ismail Ab-bás, de 12 años, que había perdido losdos brazos en un bombardeo sobre Bag-dad, en marzo de 2003. Perdió a to-da su familia y su cuerpo quedó que-mado en un 34%. Por un extraño azarde las desgracias, quedó un fragmen-to de cuerpo humano, en el que latíaun corazón. Algunas cadenas se recrea-ron morbosamente con aquellas imá-genes, que fueron puestas en la pe-queña pantalla una y otra vez.

De hecho, el pensamiento que ins-piraba lo que nosotros invocábamosera el mismo que justificó en NuevaYork limitaciones en la prensa de 11de septiembre de 2001 y el que se haaplicado en el reciente huracán deNueva Orleans. Pero con un diferen-cia fundamental: nosotros partíamosde la autorregulación, la decisión li-bre de los profesionales, mientras queallí las restricciones venían inspiradaspor la Casa Blanca.

El texto aprobado acusaba a las ca-denas que más se habían excedido enla explotación “del éxito fácil que pro-porciona el morbo” y seguía: “si eléxito de un medio no se basa en lainformación seria y ha de recurrir aimágenes que convierten las mutila-ciones de la infancia en un espectá-culo, y si se utiliza la destrucción delcuerpo humano con el mismo fin, es-tamos retrocediendo.” Acababa conla súplica de respeto a las víctimas desituaciones como aquella, a sus fami-

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—111

lias, a la deontología y al buen gusto,y el Consejo denunciaba una excusaque suele utilizarse en estos casos:que las imágenes no son del que lasemite o publica, sino de la agenciaque las sirve. Es una excusa falaz, por-que la selección del ma-terial la hace cada medio.

Se hizo pública la de-claración y no todo fuerontestimonios de conformi-dad. Un frente fotográfi-co replicó que las guerrasson así, salvajes y despia-dadas, y que si no gustan,se firman manifiestos yya está. Que la realidadno puede ocultarse y que,gracias a la famosa foto,el pequeño Alí había re-cibido ayuda de organiza-ciones sanitarias interna-cionales y así pudo salvarla vida. Por nuestra par-te, acabamos la polémicacon una pregunta: “¿so-mos tan insensibles quenecesitamos que el cuer-po destrozado de un ni-ño sea ‘paseado’ durantedías por la televisión para conmover-nos?” Los discrepantes no formabanun colectivo frontalmente opuesto alConsejo. Expresaban su punto de vis-ta en aquel caso. Discrepaban sólo enaquel caso. En el fondo, la disconfor-midad se convertía en caja de reso-nancia de un pretendida transgresióndeontológica, lo cual es siempre po-

sitivo. La discrepancia no dejaba deser una señal de vida. Lo preocupan-te hubiera sido que la declaración sehubiera visto con inferencia.

Y acabo ya, agradeciendo al audi-torio la paciencia que ha tenido al es-

cucharme y con la expre-sión en voz alta de un de-seos que todos ustedescomparten. Son para lostres estamentos, de losque depende la comuni-cación: el receptor y losemisores. Como he dicho,en esta tarea nos necesi-tamos todos.

— Que la ciudadaníase mantenga rigurosacon sus quejas, porqueson un estímulo y una se-ñal no dudosa de que unconsumidor conciencia-do de comunicación es lamejor garantía de que va-mos por el buen camino.

— Que la ética tenga larecompensa de la rentabi-lidad, como ha ocurridohistóricamente con algu-nos medios, y que el cír-

culo de los editores convencidos deque realmente es así se amplíe hastael infinito.

— Finalmente, que el Consejo dela FAPE, y todos los organismos simi-lares aquí representados, tengan unavida larga y fructífera, arropados to-dos por una profesión exigente, cadavez más numerosa. �

PERNAU

“¿Somos taninsensibles quenecesitamos queel cuerpodestrozado de unniño sea‘paseado’ durantedías por la TVparaconmovernos?”

EL HUMOR GRÁFICO EN ESPAÑA

LUIS CONDE MARTÍN

560 PÁGS., 45 EUROS

DE VENTA EN LIBRERÍAS Y EN LA A.P.M.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—197

Nuevos conquistadoresen el torrente mundialde la información

Eun Taek Hong, redactor jefe de OhMy-News, uno de los medios más repre-sentativos del llamado periodismociudadano –y con un éxito de audien-cia e influencia tremendos en Coreadel Sur–, está convencido de que eldominio de los medios occidentalesen todo el mundo está seriamenteamenazado por la acción de los ‘re-porteros amateur’; es decir, por la in-tervención de estos periodistas ciuda-danos que precisamente han hechogrande a su medio.

Corea del Sur es uno de los paísesmás ‘conectados’ del mundo, con un70% de hogares que disponen de co-nexiones en banda ancha, y allí OhMy-News.com ha supuesto una auténticarevolución, hasta convertirse en el si-tio de noticias más influyente del país.

En tres años, esta web de información–de acceso gratuito– ha logrado unamedia de 14 millones de visitas dia-rias, lo que viene a significar que lle-ga a un 35% de la población. Lo quehace verdaderamente único a OhMy-News es que la mayor parte de sus con-tenidos están elaborados y son remi-tidos por sus lectores habituales. Unaestrategia pensada desde la fundaciónde este medio por su creador, Oh Ye-on Ho, quien ha tratado de demos-trar que “cada lector, cada ciudada-no, es un reportero”.

Taek Hong recordaba a comienzosde marzo, en unas jornadas de la On-line Publishers Association en Lon-dres, que organizaciones de mediosde la talla de The New York Times, laBBC o CNN dominan por ahora el cau-dal de información, y hacen lo quepueden (y lo hacen muy bien) paracubrir el mundo de la forma más pre-cisa. “Pero nosotros podemos cubrir‘la otra parte’”. Hong considera quea través de esta participación directade los usuarios-periodistas se puede

TENDENCIASTINO FERNÁNDEZ

198—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Tendencias

dar la vuelta a la hegemonía de la in-formación que procede de los medioseuropeos y norteamericanos, otorgan-do voz a las minorías y a las víctimasque no suelen ser noticia en las infor-maciones de los medios occidentales.Se trata de abrir nuevas ventanas allídonde los medios y periodistas occi-dentales no operan, o donde no de-muestran un interés excesivo por de-terminadas informaciones. El respon-sable de OhMyNews, que cuenta conmás de 40.000 “corresponsales espon-táneos” en Corea del Sur y con cola-boradores en 65 países, está en sinto-nía con Mike Oreskes, editor ejecuti-vo del International Herald Tribune,quien puso a Iraq y la informaciónque se genera desde allí como unejemplo de este nuevo dominio porparte de nuevos agentes informativos.

Fuentes: The New York Times, Mediabriefing yEl Mediascopio de Expansión.

Un nuevo poder en losmediosEl propio Rupert Murdoch ha refle-xionado sobre los cambios que se ave-cinan en este sentido. A mediados demarzo declaraba concluida la era delos “barones de la prensa”, y daba labienvenida a los pioneros de Internet.El dueño de News Corp. sostiene queel poder de los medios “cambia demanos y ya no se concentra en unavieja élite: una nueva generación de

consumidores de medios crece a ojosvista, demandando contenidos quehan de distribuirse cuando los miem-bros de esta generación quieren, dela manera en que mejor les convie-ne”. Murdoch reconocía que “resultadifícil menospreciar los cambios pro-fundos que esta revolución trae con-sigo” y dejaba para la posteridad unafrase rotunda: “Estamos en el amane-cer de una edad de oro de la informa-ción; de un imperio de nuevo cono-cimiento”. El editor jefe de Time Inc.,Norman Pearlstine, coincidía con losplanteamientos de Murdoch durantela conferencia de la International Ad-vertising Association celebrada en Du-bái. Pearlstine afirmaba que “los mo-delos de negocio están cambiando rá-pidamente y crece el número de vo-ces a través de canales como puedenser los blog”.

Murdoch declaraba el pasado mesde septiembre que grupos como el su-yo deben aprender a sacar el máximorendimiento a las nuevas tecnologíasy han de convertirse “en lugares deconversación y destinos donde blo-gueros y podcasters se congreguen y com-prometan a reporteros y editores endiscusiones más amplias”.

Murdoch considera que en este es-cenario novedoso de posibilidades ba-jo demanda y nuevas tecnologías, losperiódicos tradicionales tienen aúnmuchos años de vida, “pero debemosprepararnos para la idea de que eldiario será un canal más de los mu-chos que utilizarán nuestros lectores.

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—199

Para Murdoch, el panorama de losmedios se parecerá mucho al de lacomida rápida, con consumidoresviendo clips de noticias, deportes y pe-lículas en sus teléfonos móviles o endispositivos portátiles. “El buen pe-riodismo siempre atraerá a los lecto-res. Las palabras, los gráficos y lasimágenes que suponen el ‘relleno’esencial del periodismo deben ser em-paquetados de forma brillante; hande alimentar la mente y remover lossentimientos de la audiencia”.

Fuentes: Kaleej Times, The New York Times yEl Mediascopio de Expansión.

Predicciones del gurúGatesAdemás de Murdoch, también Bill Ga-tes suele prodigarse en grandes pre-dicciones sobre el futuro de los me-dios. El que está considerado como elhombre más rico del mundo por larevista Forbes (con una fortuna perso-nal de 50.000 millones de dólares)coincide en que los periódicos tradi-cionales aún tienen recorrido. Gatesasegura que nos hallamos en unatransición en la que cada publicacióndebe pensar muy bien cuál es su es-trategia digital.

El fundador de Microsoft cree asi-mismo que la televisión se mueve cla-ramente hacia internet. “La televisiónha sido tradicionalmente un mediode difusión en el que todos ‘picotea-

ban’ un número de canales finito.Quien quiera contenidos de deportelocal o sobre un hobby concreto debesaber que esto es difícil de conseguir.El uso de internet para distribuir es-tas señales de vídeo y también la ideade ver y utilizar sólo aquello en lo quecada uno está verdaderamente intere-sado –y lograr asimismo que los anun-cios estén dirigidos a cada uno– sonnovedades que iremos considerandocada vez más comunes y rutinarias”.

Gates ve un futuro de pantallas detelevisión en las paredes de nuestrascasas, que reconocerán nuestras vo-ces, y también la posibilidad de co-municarnos por medio de cámarasen lugares públicos a través del reco-nocimiento de las huellas digitales.Será posible ‘alimentarlas’ con infor-mación que podrá ser almacenada enel ordenador personal de cada uno.

Fuente: The Independent.

Fragmentación y nuevosperfilesNo se puede olvidar que los nuevosusuarios de medios han crecido en unmundo de formatos que les ha per-mitido participar en la producción yel consumo de contenidos, y viven enun entorno bajo demanda, persona-lizado, fácil de copiar, de manipulary distribuir. En su faceta de creado-res, y en mercados como el estadou-nidense, más de la mitad de los jóve-

200—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Tendencias

nes que usan medios online elaboransu propio menú en internet. El PewInternet Project habla de más de 12millones de usuarios de medios –só-lo en Estados Unidos– que diseñan sudieta de información y entreteni-miento a medida. Todo un reto parala prensa, la radio y la televisión tra-dicionales, que tendrán que empezara tener en cuenta datos como éste: enmercados como el estadounidense,cuatro millones de jóvenes reelaborancontenidos que toman de otras fuen-tes de información y los conviertenen un producto nuevo en el que seincluyen imágenes, música y vídeo.

En un escenario fragmentado pa-ra la industria de los medios, alimen-tado por el deseo de las audiencias deconsumirlos y utilizarlos cuándo ydónde quieran, parece claro que sólolas compañías que abracen los cam-bios serán las que tengan mayores po-sibilidades de sobrevivir. Sobre estaadaptación al nuevo escenario haycentenares de ejemplos, pero el últi-mo en llegar a la lista es sorprenden-te, por tratarse de una corporaciónpública como la BBC, que ha forjadonuevos vínculos con gigantes digita-les como Microsoft, Sony, Telewest,NTL, Homechoice o Apple en un in-tento por acondicionar sus operacio-nes online, de manera que la cadenapública pueda entrar en el negociode distribuir programas de televisiónbajo demanda. La BBC ya ha comple-tado un período de tres meses depruebas en 5.000 hogares británicos,

en los que sus habitantes han podi-do descargarse más de 500 progra-mas de radio y televisión en sus orde-nadores. El nuevo servicio de la cade-na pública, que se llamará MyBBCPla-yer, será presentado en el Festival In-ternacional de la Televisión de Edim-burgo, el próximo mes de agosto.Mark Thompson, director general dela BBC, ya ha asegurado que conMyBBCPlayer, la cadena entra en “ladécada bajo demanda”.

No se puede dejar de lado que al-guno de los ‘socios digitales’ de la BBCen esta nueva aventura televisiva ba-jo demanda también tienen sus pro-pios planes. Apple ya ofrece progra-mas de televisión de pago a través deiTunes, una iniciativa a la que se hanapuntado muchos otros, como es elcaso de AOL, que planea vender pro-gramas televisivos por internet a me-diados de este año. AOL combinará showsgratuitos con otros de pago.

Antes de esto, AOL ya ha lanzadoIn2TV, un sitio en el que están dispo-nibles casi 5.000 programas de tele-visión, la mayoría procedentes del ar-chivo de Warner Brothers.

Varias investigaciones aseguran,básicamente, que los contenidos tele-visivos servidos directamente en elcuarto de estar a través de las líneasde banda ancha pueden transformarla televisión tal y como la conocemoshoy. Un informe de Lovelace Consul-ting se fija en las consecuencias quese derivan de la distribución y recep-ción estable de contenidos televisivos

CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006—201

a través de la red, y pronostica que latelevisión del futuro se parecerá mu-cho a internet, con multitud de pro-gramas que se podrán descargar. Elestudio asegura que “en cinco años,la mayoría de los hogares tendrán latelevisión conectada a un sistema desatélite, a una red de cable o a una lí-nea de banda ancha que permitiránrecibir programas bajo demanda. Y nue-vos actores explotarán las posibilida-des de internet y cambiarán la formay las funciones de la televisión parasiempre con el acceso a una seleccióncasi ilimitada de programas”. Una delas consecuencias más notables de es-te nuevo panorama de uso de la tele-visión es que el control de los progra-mas y contenidos disponibles pasaráde las manos de los difusores tradi-cionales a las de los espectadores.

Fuentes: Brand Republic, Mediabriefing y ElMediascopio de Expansión.

Un signo evidente de losnuevos tiemposEn este nuevo escenario de formatosy hábitos de consumo diferentes, elejemplo de la Liga inglesa de fútbolresulta definitivo para demostrar có-mo cambian las cosas: alguno de losprincipales partidos de la Premiers-hip podrían ser ‘televisados’ exclusi-vamente en internet el próximo año,en vez de ser distribuidos por la tele-visión de pago. El director general de

la Premier League, Richard Scudamo-re, explicaba recientemente en TheGuardian el compromiso de la Premierpara dividir sus derechos de trasmi-sión en directo en 6 paquetes de 23partidos y garantizar que todos no se-rán adquiridos por el mismo difusor.

Las compañías de teléfonos móvi-les podrían además ofrecer clips conlos goles durante los partidos, en lu-gar de tener que esperar a que éstosterminen, y los clubes tendrían la po-sibilidad de crear podcasts de sus par-tidos. El podcasting consiste en creararchivos de sonido y distribuirlos me-diante un archivo RSS de manera quepermita suscribirse y usar un progra-ma que lo descargue para que el usua-rio lo escuche en el momento quequiera, generalmente en un reproduc-tor portátil.

Fuente: The Guardian.

Los medios tradicionalesse agarran a losperiodistas-ciudadanos

Un número creciente de expertos con-sidera que los medios tradicionalesabrazan necesariamente a los perio-distas ciudadanos. Más bien se agarrana ellos como tabla de salvación. Pen-semos en el tsunami que asoló el su-deste asiático en las Navidades de2004. Las primeras imágenes que pu-dieron ver los espectadores de todo el

202—CUADERNOS DE PERIODISTAS, ABRIL DE 2006

��� Tendencias

mundo (imágenes de la catástrofemientras se estaba produciendo) fue-ron tomadas en su mayoría por losturistas afectados por el cataclismo.Sólo al día siguiente las grandes or-ganizaciones periodísticas pudieronmovilizarse adecuadamente paraofrecer, eso sí, la imagen de las con-secuencias. El caso del tsunami es unejemplo excepcional de cómo los con-tenidos profesionales y los amateursson necesarios para contar una granhistoria. Para muchos, las fotografías,las imágenes y los artículos de los me-dios tradicionales resultan los másautorizados. Pero en este caso, el com-plemento de los periodistas ciudada-nos resulta insustituible.

Otra noticia en el que miles de ciu-dadanos volvieron a convertirse encámaras exclusivos y reporteros en ellugar de los hechos fueron los aten-tados de Londres del 7 de julio de2005. Sitios web como flickr.com re-cibían cientos de imágenes del desas-tre, y el intercambio de ficheros y laacción de los blogs provocó una vezmás que las primeras crónicas partie-ran casi inmediatamente de los me-dios ‘no tradicionales’, que ya se handado perfecta cuenta del cambio enla producción, distribución y deman-da de información que favorecen lasnuevas tecnologías. La propia cadenapública BBC o diarios como The Guar-dian se han apoyado en los testimo-nios directos e ilustrados de los testi-gos para sus coberturas informativas.La cadena de televisión ya ha utiliza-

do los servicios de sus propios espec-tadores para generar información, eincluso ha lanzado ICan, un sitio deinternet dedicado a la política de laspequeñas comunidades, que se preo-cupa de las cuestiones sobre políticavecinal de comunidades en Bristol,Cambridge y el Sudeste de Gales cu-yos contenidos están elaborados por‘reporteros locales’, siguiendo la lí-nea marcada por el periodismo ciu-dadano tipo OhMyNews.

Las cámaras y los móviles, juntocon la acción de blogs y moblogs, supo-nen herramientas extraordinarias pa-ra capturar y difundir hechos con unainmediatez que las organizaciones pe-riodísticas tradicionales ya no se pue-den permitir. El periodismo cuentaasí con nuevas herramientas, y a me-dida que éstas se generalizan y difun-den cambia el papel de los ciudada-nos, que antes eran sólo usuarios oespectadores. La audiencia tiene máspoder, y las compañías tienen “a sudisposición” a millones de colabora-dores. Pero la mayor facilidad supo-ne también una mayor exigencia pa-ra los medios tradicionales, y ese esuno de los grandes retos.

Tom Glocer, CEO de Reuters, escri-bía en marzo que “las compañías demedios deben permitir a los blogue-ros y periodistas ciudadanos interac-tuar con sus contenidos. De lo con-trario, corren el riesgo de convertir-se en poco relevantes”. La cuestión essimple: los consumidores de informa-ción son desde hace tiempo editores

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de contenidos; toman decisiones dia-rias sobre las noticias que reciben, có-mo y cuándo desean recibirlas y usar-las. Mientras las compañías de me-dios se ponen al día en la tarea depersonalizar la información, los usua-rios consumen, crean, comparten ypublican sus propios contenidos onli-ne. Los expertos señalan una variacióninteresante en el equilibrio de fuerzasentre las compañías de contenidos pro-fesionales y los creadores caseros.

Fuente: The New York Times.

Unos desaparecen yotros llegan…La desaparición del anuncio de televi-sión de 30 segundos es la crónica deuna muerte anunciada, y recordadade nuevo durante la conferencia de laAsociación Nacional de Anunciantesen Estados Unidos, donde se esboza-ron algunas ideas sobre el futuro dela publicidad ligada a la televisión.

Cada vez más compañías dedicanproporciones crecientes de sus presu-puestos a los anuncios en internet, stre-aming video e incluso para los móviles.Un estudio presentado durante la con-ferencia, y realizado en colaboracióncon Forrester Research, no arrojabaprecisamente buenas noticias para lapublicidad televisiva tal como hoy laconocemos. Según la investigación, re-alizada sobre la base de 133 anuncian-tes, un 78% de ellos considera que la

televisión es menos efectiva para losanuncios de lo que era hace sólo dosaños. El principal culpable es el vide-ograbador digital. A pesar de que estedispositivo está presente hoy en un10% de los hogares estadounidenses,los expertos calculan que 43 millonesde personas accederán a esta tecnolo-gía de forma cotidiana en 2010.

Algunas compañías como CBS hanempezado a crear plataformas cruza-das de publicidad en la que los anun-cios de internet se empaquetan concomerciales televisivos. CBS no quie-re perder la eficacia del streaming vi-deo: durante el torneo de baloncestouniversitario obtuvo más de 14 millo-nes de descargas de vídeo y más de 4millones de visitantes únicos.

Por su parte, la compañía Conver-se ha ideado una estrategia para in-tegrar televisión e internet en unacampaña viral en la que la solicitudde vídeos caseros a los usuarios se hasaldado con miles de entradas desde20 países. Se trata de aprovechar laobsesión del público por los conteni-dos generados por el propio usuario.

Fuentes: The New York Times y ForresterResearch.

Periódicos ‘online’:adaptarse o morir…Según Borrell Associates, son necesa-rios entre 20 y 100 usuarios de la pá-gina web de un diario para obtener

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el mismo beneficio que proporcionaun solo lector de ese periódico en pa-pel. Gordon Borrel asegura que loseditores deben dejar de pensar en elsitio web como en la versión onlinedel diario. “Se trata de medios com-pletamente diferentes. Hay que aca-bar con la idea de que se trata de unaextensión del papel”.

Borrel Associates recomienda rein-ventar los sitios web de los periódi-cos, y convertirlos en un negocio in-dependiente. Algunas conclusionessobre las preferencias del público: pa-ra empezar, las noticias locales se si-guen prioritariamente a través del pa-pel. “Sólo un 9% de los usuarios leeninformación local online”. Así, los con-tenidos de información nacional (bre-aking news) e internacional son los queobtienen grandes números de segui-miento en internet. “Lo que la audien-cia busca realmente en los sitios delos periódicos locales no son noticias,sino información sobre ocio y entre-tenimiento local, o comercio en esenivel (compra y venta).

Un reciente estudio de la MedillSchool of Journalism revela que loslectores interesados en los asuntos deuna comunidad local no sólo quierenconsumir noticias, sino que usan elsitio de su diario para encontrar unagama amplia de información y servi-cios locales, como carteleras, posibi-lidades de ocio, lugares para hacerbuenas compras o guías… Según el es-tudio, “las versiones electrónicas delos diarios locales han de ser sentidas

por sus usuarios como un recurso útilpara satisfacer necesidades reales ypoder desarrollar actividades concre-tas. Los diarios y sus sitios no suelencubrir adecuadamente estas expecta-tivas; son funcionalmente pobres yresultan muy complicados para obte-ner la información precisa”.

Así, los sitios de los diarios localesconectan a los clientes con los pro-veedores de su comunidad. Estas ver-siones electrónicas son una marcacreíble y reconocida por la coberturalocal que desarrollan sus versiones enpapel, y la clave está en saber aprove-char la ventaja de este arraigo en lacomunidad local.

La convergencia favorece especial-mente a los diarios pequeños que, porsu estructura de costes, por eficacia,y por la relación de proximidad quemantienen con la comunidad en laque operan y con sus anunciantes,pueden tener enormes ventajas.

Fuentes: Borrell Associates y Medill Schoolof Journalism.

… Mientras la Red reviveen las preferencias delos jóvenes

Un reciente estudio realizado por elPew Internet & American Life Projectrevela que los jóvenes han adoptadodefinitivamente Internet como fuen-te primaria de información. La con-

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clusión no supone una novedad, pe-ro sí permite hacer una reflexión im-portante: los medios tradicionales notienen ya excusa alguna para adap-tar e integrar su presencia online. Sino lo hacen, corren el riesgo de alie-nar a la siguiente generación de con-sumidores de noticias.

Los medios que se mueven en lacorriente principal de la informacióndeben buscar el modelo de negocioadecuado que integre la experienciaonline en las operaciones diarias, por-que resulta definitivo observar cómoun segmento significativo de la po-blación basa sus hábitos de captaciónde noticias en lo que ve en Internet.El estudio del Pew Internet & Ameri-can Life Project muestra que entreaquellos que utilizan la banda ancha4 o más veces al día, un 71% toma lasnoticias online, mientras que un 59%las obtiene de la televisión local; lamitad, de la radio y la televisión na-cional; y un 40%, de los periódicos lo-cales.

Destaca el hecho de que entre losmenores de 36 años, los diarios loca-les, la televisión local y la nacionaljuegan un papel menor en los hábi-tos de obtención de información.

Los responsables de la investiga-ción señalan que “para mantener larelevancia en el seno de una comu-nidad, un periódico impreso local hade mantener una presencia online só-lida. Si los diarios locales incorporantecnologías online a sus operacionesen papel, se situarán en una buena

posición para atraer a los lectores jó-venes que de alguna manera depen-den de Internet y que consideran losmedios tradicionales ‘poco relevan-tes’. Pero quedarán enganchados pre-cisamente por el interés que tienenen los sitios web locales”.

Además, el estudio pinta un pano-rama poco prometedor para los pe-riódicos en papel, aunque advierteque los lectores más jóvenes (que sonaquellos por debajo de 36 años quesuelen quedar anulados porque seconsidera que no restan interesadosen las noticias) empiezan a ser “ab-ducidos” en el hábito de la informa-ción mucho antes, gracias a su inte-rés por internet.

Fuentes: Pew Internet & American LifeProject, Mediabriefing.

Nuevos hábitos hasta enla credibilidadEl cambio de actitud de la audienciatiene asimismo consecuencias direc-tas en la credibilidad de los medios.Un estudio de Ofcom (el regulador in-dependiente de la competencia en laindustria de la comunicación de Rei-no Unido) señala que la audiencia deGran Bretaña es más proclive a creer-se una historia periodística si esta pro-cede de un sitio web que si apareceen una publicación offline.

En su auditoría anual de alfabeti-zación de medios, Ofcom ha encon-

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trado niveles de confianza del 63% enlos portales de noticias, frente al 46%que registran los periódicos.

Teniendo presentes las conclusio-nes de Ofcom y recordando lo dichoanteriormente, no es extraño que losmedios británicos se muestren preo-cupados por activar su presencia eninternet. Los movimientos de gran-des medios de Reino Unido relaciona-dos con sus versiones online así lo de-muestran.

Por ejemplo, la BBC ha estableci-do un peaje para quien quiera acce-der a sus contenidos digitales desdefuera de Gran Bretaña. El argumentopara justificar este pago es que losbritánicos ya sostienen este conglo-merado con el pago del canon anual,y que los usuarios extranjeros debencontribuir al mantenimiento del me-dio. Algunos expertos sostienen queel prestigio de la BBC puede conver-tirse en un lastre cuando se produz-ca el trasvase a la red, pues las exi-gencias de digitalización de conteni-dos cada vez son mayores y los gastosse disparan. La BBC debe buscar fór-mulas que sostengan una estructuramonstruosa como la suya para evitarque el éxito de la web termine con lacompañía.

Financial Times también ha decidi-do implantar tácticas de marketingque le faciliten una proyección en in-ternet. El objetivo es realizar una ex-tensión de marca y afianzar su posi-ción de referencia informativa.

Financial Times ha ensayado una es-

trategia de dejar en abierto su versiónonline, que es de pago y sólo para sus-criptores. La idea es abrirla duranteuna semana y dar a conocer los con-tenidos de la web. Además de la in-formación propia del papel se inclu-yen podcasts y encuentros con perso-najes del mundo económico, comoRichard Branson.

The Times también ha ensayadonuevas iniciativas, como son el lan-zamiento de la edición internacionalpara la red de esta cabecera y de sudominical, el Sunday Times, con lo queel diario quiere afianzarse como re-ferente internacional.

Fuentes: Ofcom y Mediabriefing.

En la mente del públicodel futuro…Conocer los hábitos y preferencias delpúblico más joven es una garantía deéxito, pero resulta muy difícil. Poreso, cualquier pista sobre el consumode medios de este segmento de la po-blación tiene un enorme valor paracomprender a la audiencia del futu-ro. Lauren Rich, analista de MerrilLynch, apunta algunas claves:

�–Los jóvenes y niños compartencontenidos de forma viral.

�–Su interés principal está en elvídeo y la música.

�–El gran reto es el vídeo online.�–La audiencia joven entiende per-

fectamente la diferencia entre fuen-

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tes online creíbles, poco creíbles e in-creíbles.

�–Es necesario reconsiderar la es-trecha definición de ‘noticias’ si sepretende captar la atención de lasnuevas generaciones.

�–Hay una gran cantidad de con-tenidos online que se pueden utilizarpara generar historias. Lo que es re-levante para quienes hacemos los pe-riódicos, la radio o la televisión pue-de no ser interesante para los jóvenes.Hay que abandonar “la vida en el si-lo” y dejar de empecinarse en los vie-jos conceptos y definiciones sobre loque son las noticias.

�–Hay que acudir a internet, verlo que se está haciendo… Y usarlo.

Fuente: Poynter Institute.

… Y en la vida de laaudiencia de mañanaThe Wall Street Journal señalaba recien-temente una táctica de los diarios es-tadounidenses para reducir la sangríade lectores y obtener el favor de losanunciantes: dirigirse de forma pre-valente a audiencias jóvenes y espe-cíficas.

Así, los diarios comienzan a desa-rrollar publicaciones dirigidas al pú-blico joven y que están diseñadas pa-ra atraer a pequeños anunciantes queno pueden permitirse el lujo de losperiódicos instalados en las corrienteprincipal de información. Comienzan

a desarrollar motores de búsquedaque compitan con Google o con Ya-hoo! a un nivel local y, por ejemplo,ofrecen sitios de anuncios clasificadoscon los que cada usuario puede crearsu propia publicidad. Para algunos, elsecreto de crecer está en ser capacesde captar a nuevos lectores, de seg-mentarlos y permitir a los anuncian-tes definir muy bien el target de la au-diencia. Así resulta que, a pesar de loscostes de impresión, los que suponela recogida de información y los queimplican las operaciones de distribu-ción, los periódicos continúan siendoun negocio notable.

En un escenario como el actual,muchos diarios emprenden iniciati-vas para proteger su negocio. Se ha-bla mucho de Craiglist, y del impac-to que está teniendo en el negocio deanuncios clasificados de los periódi-cos tradicionales. Pues bien, diarioscomo Bakersfield Californian, una em-presa familiar californiana, han deci-dido contraatacar con su propio sitioweb de clasificados, que además esgratuito. Richard Beene, director ge-neral del Bakersfield Californian, semuestra convencido de que “internetpuede ayudar a la prensa escrita acaptar nuevos lectores y anunciantesa un coste relativamente bajo”. Coin-cide con Alexia Quadrani, analista deBear Steams, quien asegura que losingresos online de los periódicos, aun-que pequeños actualmente, puedenllegar a convertirse en un motor decrecimiento para el futuro.

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La cadena de diarios McClatchy yE. W. Scripps Co. utilizan tecnologíade Planet Discover, para incrementarlos motores de búsqueda locales envarios sitios web de sus periódicos. Laidea es vender publicidad junto a losresultados de las búsquedas, como ha-cen Google y Yahoo!. McClatchy quie-re hacerlo por sí mismo. El vicepresi-dente del grupo, Christian Hendricks,explicaba en The Wall Street Journal quesu grupo “pretende ayudar a losanunciantes con un espacio seguroen varios mercados locales, y a unprecio mucho menor”. Hendricks cal-cula que a finales de 2006, este tipode negocios sera el de mayor crecimien-to para McClatchy.

Pero si los periódicos tradiciona-les se ponen las pilas, los grandes deinternet no se quedan atrás. A Goo-gle y a Yahoo! no parecen impresio-narle las estrategias de la prensa es-crita y sigue buscando resquicios pa-ra llegar al público. Parece claro queYahoo! quiere usar todo lo que sabesobre sus usuarios y su forma de re-lacionarse con internet para crearlestrajes a medida, y ya cuenta con unservicio que permite a sus usuariosobtener respuesta online a dudas con-cretas, contestadas por voluntariospersonalmente. Este nuevo servicio, lla-mado Yahoo Answers (Respuestas)–que competirá con el de Google–,pretende dar un toque humano a loque hasta ahora era un simple robotde búsquedas.

Los usuarios pueden remitir pre-

guntas sobre cualquier tema y espe-rar las respuestas voluntarias de otrosusuarios. Se trata de una iniciativapara compartir conocimientos en laque muchos usuarios podrán ganar-se la reputación de expertos en deter-minadas cuestiones, sobre la base desus respuestas calificadas como acer-tadas por la comunidad de usuarios.

Fuentes: The Wall Street Journal y El Mediascopio de Expansión.

El nuevo papel de losclasificadosCada vez más periódicos experimen-tan con los clasificados gratuitos ‘in-dividualizados’. Así, Knight Ridder co-menzó a ofrecer en mayo de 2005 cla-sificados online para particulares ensus periódicos, incluido The Miami He-rald y el San Jose Mercury News. La ideaes atraer una mayor audiencia hacialos clasificados para después intentarvender otros servicios. Pero no se tra-ta sólo de hacer caja. También es unacuestión de ganar lectores. Scott Whi-tley, director de marketing del SanDiego Union-Tribune (tres grupos de cla-sificados gratuitos en el periódico yen la versión online) confía en que loslectores más jóvenes, al engancharsea los clasificados, comiencen a leerperiódicos de forma regular.

En el caso del Bakersfield Californian,el diario ha descubierto que su sitioweb de clasificados gratuito se ha con-

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vertido además en una fuente inespe-rada de beneficios. Los músicos loca-les comenzaron a utilizar el sitio pa-ra encontrar miembros para sus gru-pos, y también para intercambiar ovender instrumentos. Esta especie decomunidad local musical ha logradoatraer a una nueva audiencia de pú-blico joven. El diario en papel man-tiene una circulación de 65.000 ejem-plares, mientras que Bakotopia, el si-tio del Californian, ha logrado atraera 5.000 usuarios.

A la vista del éxito, el Californianlanzó dos periódicos ‘de nicho’: un gra-tuito dirigido a los suburbios (North-west Voice) y un periódico semanal(Mas) que pretende hacer llegar a loshispanos de habla inglesa con ingre-sos elevados.

Fuente: The New York Times.

La fuerza local

Los diarios confían en los mercadoslocales, e invierten en ellos dinero yesperanzas de futuro. Michael P.Smith, director ejecutivo del MediaManagement Center, en la Northwes-tern University, explica que el año pa-sado el Orange County Register comen-zó a distribuir una revista gratuita (lo

que se conoce como glossy magazine)llamada SqueezeOC. El Register la ha-ce llegar a 60.000 personas que haidentificado como jóvenes acaudala-dos, con edades comprendidas entrelos 22 y los 44 años e ingresos de almenos 150.000 dólares y que no es-tán suscritos al diario. La revista ‘per-sonalizada’ ha conseguido atraer pu-blicidad de anunciantes que normal-mente no se anuncian en el Register.

Gannett Co., el mayor editor de pe-riódicos en Estados Unidos, es otroejemplo notable de este interés porpotenciar la presencia en los merca-dos locales, y así ha incrementado elnúmero de publicaciones especializa-das. Su estrategia se basa en lanzargratuitos semanales dirigidos especí-ficamente a grupos de lectores con-cretos que viven en áreas cercanas asus grandes periódicos. Gannett cuen-ta ya con 1.000 publicaciones de estetipo.

El grupo confiesa que en Arizona,apenas un 50% de los adultos de Pho-enix lee el Arizona Republic al menosuna vez a la semana. Sin embargo, sise incluye a quienes utilizan el sitioweb, los periódicos en español y al-guno de los periódicos para públicoslocales, Gannett llega así a un 76% delos adultos de Phoenix cada semana.Fuente: The New York Times.