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  • 8/2/2019 EnriqueSerranoKantfilosofodelalibertad

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    KANT, FILSOFO DELA LIBERTAD*

    Enrique Serrano**

    Uno de los acontecimientos cultu-rales ms importantes, dentro del complejo proceso que dio lugar almundo moderno, consisti en el reconocimiento de que habitamos enun universo infinito. Con ello se cuestion de manera radical el presu-puesto de la gran cadena del Ser, esto es, la idea de que nos encontra-mos en un mundo ordenado jerrquicamente, en el que cada ente tieneun lugar y una funcin predeterminados. No es extrao que la Iglesiacatlica reaccionara con tanta violencia en contra de aquellos astrno-mos que osaban escudriar el cielo para constatar la presencia en l deuna pluralidad de mundos. De acuerdo con la metafsica tradicional,

    pareca que el relativismo espacio temporal conduca a un relativismomoral, ya que la nocin de universo infinito implica negar la posibili-dad de acceder al conocimiento de un orden objetivo, del cual se pudie-ran deducir las normas que deben guiar las acciones. Dicho de otramanera, se cierra la posibilidad de encontrar un fundamento del deberser en el ser, como planteara ms tarde Hume.

    Sin duda, este acontecimiento se puede describir como una grancatstrofe, pues representa la prdida de la seguridad y la estabilidad

    * El objetivo de este texto consiste, nicamente, en invitar a leer la filoso-fa prctica de Kant ms all de las interpretaciones y crticas que habitual-mente dominan la vida acadmica en este pas.

    ** Profesor de tiempo completo, UAM-Iztapalapa.

    AM Derechos Reservados.

    eproduccin total o parcial de este artculo se podr hacer si el ITAM otorga la autorizacin previamente por escrito.

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    que ofreca la visin de un mundo cerrado.1 Sin embargo, tambinpuede ser percibido como un reto, en el que se encuentra en juego lacapacidad de los seres humanos para construir un sentido que unifiquesus voluntades, sin suprimir la pluralidad de formas de vida. Desdeesta perspectiva, la prdida de los valores tradicionales y su esttica jerarqua es lo que permite generar nuevas escalas de valores, quetienen en comn situar en su cspide la libertad. sta es la manera enque Kant asume el proceso histrico que da lugar a la modernidad.Recordemos el conocido texto con el que concluye su Crtica de larazn prctica:

    Dos cosas llenan el nimo de admiracin y respeto, de manerarenovada y creciente, cuanto con ms frecuencia y aplicacinse ocupa de ellas la reflexin: el cielo estrellado sobre m y laley moral en m(...). El primer espectculo de una innumerablemultitud de mundos aniquila, por decirlo as, mi importanciacomo criatura animal que tiene que devolver al planeta (unmero punto en el universo) la materia de que fue hecho, despusde haber sido provisto (no se sabe cmo) por un corto tiempo defuerza vital. El segundo, en cambio, eleva infinitamente mivalor como inteligencia por medio de mi personalidad (...).

    Las ticas tradicionales se abocaban a buscar un objeto de la volun-tad, al que todos los seres humanos reconocieran como bueno. Elacuerdo generalizado es que este objeto era la felicidad. Sin embargo,detrs de este aparente consenso existen dos problemas graves: 1) Losindividuos definen la felicidad de diversas maneras, es decir, encon-tramos una pluralidad de concepciones de vida buena. 2) La bsquedade la felicidad individual no garantiza el respeto a la justicia que haceposible la convivencia social. Precisamente, la creencia en un supuestoorden universal (en alguna de sus interpretaciones cosmos, Dios, natu-

    1 Para conocer una descripcin de este tipo ver: A. MacIntyre, Tras lavirtud, 2001, Barcelona, Crtica.

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    raleza) era lo que permita resolver estos problemas, pues l representa-ba la instancia encargada de establecer una jerarqua entre las distintasformas de vida y de garantizar que el individuo que respetara el lugary la funcin que tena asignados (por naturaleza) no slo fuera justo,sino tambin alcanzara su felicidad (su realizacin). Al perderse lasbases que sustentan dicha creencia los problemas mencionados surgende nuevo.

    Para enfrentar este reto, Kant parte de diferenciar entre el uso tericoy el uso prctico de la razn, en base a las dos perspectivas mediantelas que nos relacionamos con el mundo: la perspectiva del observadory la del participante. Gran parte de la tradicin filosfica haba subor-dinado la relacin prctica a la relacin terica. Se consideraba que apartir de una descripcin verdadera del mundo se podan establecertantos los fines, como los medios de las acciones; de esta manera, sereduca la prctica a una tcnica (aplicacin del conocimiento terico).Al ponerse en duda la posibilidad de acceder al conocimiento de unorden universal y necesario, la razn, en su uso terico, vea reducidasu funcin a establecer los medios ms adecuados para acceder a un findado. Para la tradicin empirsta moderna, al igual que para los sofistasen la cultura griega clsica, ello implicaba que los fines de las accio-nes se definan a partir de una decisin del sujeto, sustentada en las

    sensaciones de placer y dolor. Segn esto, las distinciones morales nodependen de la razn.Con el objetivo de eludir tanto el Caribdis de la metafsica tradicio-

    nal, como el Escila del escepticismo, Kant sostiene que no slo setiene que recuperar la especificidad del uso prctico de la razn, sinotambin asumir la prioridad de este ltimo. El primado de la raznprctica significa que, antes de ser observadores del mundo, somosparticipantes en un sistema de relaciones sociales, en donde ya existeuna interpretacin implcita de ese mundo. Asumimos la perspectivadel observador cuando carecemos de los medios para solucionar unproblema que surge en la relacin prctica con el mundo. La filosofa

    nace del asombro y nos asombramos cuando el saber implcito en laprctica no puede responder a las circunstancias que enfrentamos. En

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    segundo lugar, dicha prioridad implica que la perspectiva del obser-vador no es autnoma, sino que depende de los datos obtenidos en larelacin prctica. La mayora de los filsofos que pretendieron encon-trar los argumentos tericos para demostrar la libertad, la existenciadel mundo exterior, la presencia de otras conciencias (superar elsolipsismo), o bien para refutar el escepticismo, cometieron el errorde olvidar este hecho elemental.

    El primado del uso prctico de la razn presupone, en tercer lugar,que el uso terico de la razn, ligado a la perspectiva del observador,es tambin un modo de prctica. Conocer no es contemplar pasiva-mente el mundo. Los conceptos y las categoras del entendimiento noreflejan pasivamente la realidad, sino que, como una especie de herra-mientas espirituales, lo ordenan y transforman para hacerlo accesibleal conocimiento. El sujeto slo puede conocer en toda su amplitudaquello que el mismo produce (verun et factum convertuntur).2 Porltimo, la prioridad de la perspectiva del participante implica tambinque el uso prctico de la razn es ms amplio que el uso terico. Mien-tras que la teora nos liga de manera irremediable a la experiencia, larazn prctica nos permite abandonar esa isla de la verdad, para nave-gar en un extenso y borrascoso ocano en pos de nuestros ideales.Para decirlo sin imgenes, el sentido que debe guiar nuestras acciones

    no es algo que podamos descubrir a travs del conocimiento, sinoalgo que debemos construir. Por eso es necesario demostrar que larazn tiene la capacidad de intervenir en el proceso de construccinde los fines que orientan las acciones.

    El primer recurso que utiliza Kant para cumplir esta tarea consisteen distinguir entre la materia y la forma del querer. La materia denotael objeto de la voluntad y, como hemos sealado, los objetos de lavoluntad son diversos y variables; adems ningn objeto podra ser

    2 Entendieron que la razn slo reconoce lo que ella misma produce segnun bosquejo, que la razn tiene que anticiparse con los principios de sus

    juicios de acuerdo con leyes constantes y que tiene que obligar a la natura-leza a responder a sus preguntas. (KrV BXIII)

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    calificado de bueno sin restricciones. La vida y la salud, por ejemplo,son reconocidos por cualquier individuo como bienes bsicos; sinembargo ellos no garantizan la bondad moral. El ladrn es, evidente-mente, un ser vivo y, adems, puede gozar de una esplndida salud.Incluso puede ser el caso que robe para mantenerse en vida; pero,aunque ello representa un importante atenuante de sus actos, no porello dejan de ser moralmente malos. La tesis central de la tica kantianaconsiste en afirmar que el fundamento de validez de los principiosmorales, el canon donde sustentan su carcter obligatorio, slo puedelocalizarse en la forma del querer y se agrega que ella es la forma de lalegalidad. Esto es lo que expresa el imperativo categrico en su primeraformulacin: Obra como si la mxima de tu accin fuese a convertir-se por tu voluntad en una ley universal de la naturaleza.

    Esta tesis ha resultado desconcertante para legos, pero tambin paralos filsofos profesionales. Los primeros esperan de una tica unconjunto de normas sobre como deben actuar. Pero, obviamente, elimperativo categrico no satisface esa aspiracin. Frente a ello losinterpretes profesionales han destacado que el imperativo categrico noes una norma para la accin, sino un metanorma, es decir, una normapara juzgar la calidad moral de las mximas que gua nuestras acciones.Kant no pretende inventar o descubrir una moral, pues, sta la cons-

    truyen los individuos en sus complejas interacciones. El imperativocategrico nicamente ofrece un procedimiento reflexivo para juzgarlas normas que emanan, de manera espontnea, en la dinmica social.Existe una amplia polmica acadmica en torno al funcionamiento deeste procedimiento, pero tambin hay un acuerdo en que la idea bsicaconsiste en afirmar que una norma slo adquiere una validez univer-sal cuando es susceptible de ser aceptada por todos los participantes.

    Las normas que pueden sortear con xito este procedimiento, noson aquellas que definen una forma de vida particular, sino slo aquellasque establecen los principios de justicia que hacen posible la conviven-cia en un mundo plural (no robars, no matars, cumplirs tu promesa,

    etc.). El llamado formalismo de la tica kantiana, lejos de ser un defecto,representa una propuesta plausible para conjugar el dato de la plurali-

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    dad humana con la exigencia de validez universal propia de la razn.Aunque las interpretaciones que resaltan el carcter procedimental oformal del imperativo categrico estn en lo cierto, generalmente pasanpor alto un aspecto bsico de esa modalidad de imperativo, a saber: elimperativo categrico s tiene un contenido moral.

    Para localizar este contenido volvamos al desconcierto que producela primera formulacin del imperativo categrico. Afirmar que el funda-mento de validez de los principios morales se localiza en la forma dela legalidad parece conducirnos a un vaco, pues: Qu es la forma de lalegalidad abstrada de todo su contenido? Hemos dado ya una primerarespuesta. La forma de la ley es la universalidad, esto es, la exigencia deun consenso generalizado. Pero esto no es suficiente, pues no todoconsenso emprico puede garantizar una validez objetiva a las normas.Por ello tambin es importante tener en cuenta que slo puede legislarsesobre aquello que est en nuestras manos hacer o dejar de hacer, estoes, la legalidad (en su sentido normativo) se encuentra ligada a la expe-riencia de la libertad. La tesis de la tica kantiana es, por tanto, que sloun consenso que se alcanza en condiciones de libertad puede ofrecer unfundamento a las normas morales.

    La libertad no es un bien que pueda ser otorgado a los individuospor el orden institucional de la sociedad. Las leyes y los poderes que las

    sustentan protegen el ejercicio de la libertad, pero la libertad es algoque debe conquistar cada individuo, a travs de su propio esfuerzo. Elcontenido moral del imperativo categrico reside en el mandamiento:Acta libremente, esto es, constityete en sujeto, o bien, adquiere unapersonalidad (persona es el sujeto de derechos y deberes). Si entende-mos la libertad como la simple ausencia de obstculos a nuestras accio-nes, no tendra sentido considerarla un mandamiento moral, ya queella sera una cualidad espontnea de las acciones. Sin embargo, elimperativo categrico no se refiere a este aspecto emprico de la liber-tad, sino a la libertad de arbitrio. Mientras el primero responde a lapregunta eres libre de hacer lo que quieres?, en la segunda se responde

    a la siguiente interrogante: Puedes elegir libremente el objeto de tuquerer? Precisamente es la libertad de arbitrio lo que hace del individuo

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    un sujeto, capaz de actuar no slo de acuerdo a la ley, sino tambinpor la representacin (el respeto) de la ley.

    El arbitrio humano puede ser libre no porque carezca de determina-ciones, sino porque en l confluyen determinaciones que se encuentranen tensin y que le obligan a realizar una eleccin en el proceso deformacin de los motivos. Como ser natural el arbitrio del ser humanoest determinado por las apetencias, como ser cultural se ve determi-nado por las exigencias normativas del orden social en que vive.3 Ladescripcin del ser humano como un complexio oppositorum, esto es,como una entidad en la que se escenifica, primero, un conflicto entrelas apetencias y, segundo, un conflicto entre estas ltimas y la raznes lo que hace posible comprender la posibilidad del libre arbitrio. Laeleccin del libre arbitrio no es la simple alternativa pasiones o razn,ya que en todos los motivos humanos estas dos instancias se encuentranentrelazadas; la decisin de la que emana la libertad consiste en lajerarqua que se establece entre ellas. El libre arbitrio no suprime losestmulos sensibles; lo que hace es distanciarse de ellos para darlesuna forma compatible con las exigencias normativas de la vida social.

    El que la libertad aparezca como una exigencia moral implica quelos individuos no tienden a comportarse libremente, ya que adquirirun libre arbitrio requiere de un esfuerzo por parte de ellos. La libertad

    implica un costo extra, que no siempre se est dispuesto a pagar.4

    Ellibre arbitrio presupone que se asume la responsabilidad de las acciones,ante uno mismo y ante los otros. La responsabilidad, que hace del ser

    3 El arbitrio que puede ser determinado por la razn pura se llama librearbitrio. El que slo es determinable por la inclinacin (impulso sensible,stimulus) sera arbitrio animal (arbitrium brutum). El arbitrio humano, porel contrario, es de tal modo que es afectado ciertamente por los impulsos,pero no determinado; y, por tanto, no es puro por s (sin un hbito racionaladquirido), pero puede ser determinado a las acciones por una voluntadpura. MS p. 16-7.

    4 La libertad es un valor aristocrtico; entendida aristocracia en su sentido

    original, esto es, los mejores, lo que no depende del linaje, ni del lugar quese ocupa en la estructura social, sino de la decisin y la intencin moral.

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    humano una persona, es aquello que se busca eludir. Precisamente, unbuen nmero de los males que afligen a la humanidad consiste en quelos individuos exigen libertad, en el sentido de que los dejen actuarconforme a su querer, pero no estn dispuestos a reconocer la respon-sabilidad ligada al libre arbitrio. Ello puede ser ejemplificado por laactuacin de un gran nmero de individuos en los procesos revoluciona-rios o en los recientes procesos de transicin a la democracia.

    En la tica kantiana no se niega el lugar central de la virtud, lo quesucede es que se da una interpretacin novedosa de esta nocin; unainterpretacin que responde a la complejidad de las sociedades moder-nas. En las ticas tradicionales se considera que el individuo virtuosoes aquel que cumple de manera excelente la funcin ligada al lugarque le es asignado por la naturaleza o por Dios. En la tica kantiana elindividuo virtuoso tiene la fuerza de cumplir con los deberes y, con ello,asumir la responsabilidad, relacionarlos con la funcin que ha elegidocumplir.5 Los fines que guan las acciones del individuo son elegidosde acuerdo con sus deseos y capacidades; pero es la razn la que permiteestablecer un orden entre estos fines para conformar una nocin cohe-rente de vida buena que le permita tener la posibilidad de alcanzar lafelicidad (la tarea pragmtica de la razn); al mismo tiempo, la razntambin le permite determinar los medios ms adecuados para acceder

    a sus fines (la tarea tcnica). Sin embargo, la razn no se limita a ser unasierva de los deseos del individuo, sino que al cumplir con su tareaspragmtica y tcnica, paralelamente, ordena al individuo respetar losdeberes que se sustentan en ella. Dicho de otra manera, si bien el indi-viduo elige los fines que configuran su nocin de vida buena, la raznimpone los fines que definen a los deberes morales. El imperativocategrico se puede formular ahora de la siguiente manera: Obra segn

    5 Ahora bien, la capacidad y el propsito deliberado de oponer resisten-cia a un adversario fuerte, pero injusto, es el valor (fortitudo) y, referido al

    adversario de la intencin moral en nosotros es la virtud (virtus, fortitudomoralis). MS p. 230.

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    una mxima de fines tales que proponrselos pueda ser para cadauno ley universal.

    Kant clasifica estos deberes de virtud6 en dos grupos: Deberes paraconsigo mismo y deberes hacia los dems. Los deberes para consigomismo se condensan en la exigencia de constituirse en sujeto, esto es,de actuar libremente. Ello implica no reaccionar sin mediaciones a losimpulsos sensibles, ni a la manipulacin de los poderes sociales, sinotomar una distancia reflexiva para tomar una decisin justificada racio-nalmente. Los deberes hacia los dems son, en primer lugar, aquellosque se resumen en la reciprocidad, tal y como se expresa en la conocidaregla de oro:No hagas a otro lo que no quisieras que te hiciesen a ti.Si una persona exige a los otros el respeto a su libertad, ella deberespetar la libertad de los otros. En segundo lugar, existe un grupo dedeberes hacia los dems, que van ms all del principio de la recipro-cidad, stos tienen que ver con el amor o simpata y se expresan en laayuda que cada uno puede ofrecer al prjimo para superar el sufri-miento y tener las condiciones para alcanzar las metas de su proyectode vida buena. Entre estos tipos de deberes existe una relacin jerr-quica. La prioridad reside en los deberes para consigo mismo, ya questos hacen posible cumplir con los segundos. En cuanto a los debereshacia los otros, la ayuda a los semejantes, debe estar subordinada al

    respeto de su libertad. Se trata de impedir el paternalismo (o populismo,en el caso de los gobernantes), el cual, a partir de buenas intenciones,autnticas o fingidas, niega la libertad del otro.

    Lo que mantiene la conexin entre los deberes para consigo mismoy los deberes hacia los dems es la razn. La nica manera de compro-bar la autonoma de las acciones, ncleo de los deberes para consigomismo, consiste en cumplir con el imperativo categrico, esto es,ofrecer una justificacin de los motivos, susceptible de ser reconocidacomo vlida por cualquier sujeto racional. Para ello se requiere que el

    6 Slo un fin que es a la vez deber puede llamarse deber de virtud. (MS

    p. 233) Otro tipo de deber es el deber jurdico, el cual presupone una coac-cin externa.

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    actor se asuma como miembro legislador de un reino de los fines. Laconexin entre los dos tipos de deberes es lo que se expresa en la segun-da formulacin del imperativo categrico. Obra de tal modo que usesa la humanidad, tanto en tu persona, como en la persona de cual-

    quier otro, nunca slo como un medio, sino siempre, al mismo tiempo,

    como un fin. El vnculo entre la bsqueda personal de la autonoma yel reconocimiento de la autonoma de los otros debe traducirse en elcompromiso prctico de constituir un estado civil tico que garanticeel ejercicio de la libertad a todos los ciudadanos y, de esta manera, setorne compatible la aspiracin a la felicidad y a la justicia. Esta facetapoltica del imperativo categrico se encuentra en la tercera formu-lacin, en donde se habla de la idea de la voluntad de todo ser racionalcomo una voluntad universalmente legisladora.

    Si debe realizarse una comunidad tica, entonces todos losparticulares han de ser sometidos a una legislacin publica, ytodas las leyes que los ligan han de poder ser consideradascomo mandamientos de un legislador comunitario. (ReliginA 129, B 137)

    As como la libertad no es un atributo natural de los individuos,

    sino una bien que debe ser conquistado de manera constante, el ordenque hace compatibles la justicia y la felicidad no es un una cualidad apriori del ser, sino una idea que debe ser construida polticamente.Alcanzar la virtud, el temple, que hace posible el ejercicio de la libertadindividual y constituir el sistema institucional que garantiza ese ejer-cicio representan los fines que impone la razn. Este proyecto permitesuperar la insignificancia espacio temporal de los seres humanos, alotorgarles un sentido y, con l, un valor universal.

    ENRIQUE SERRANO

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