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ENCUESTA NACIONAL SOBRE EL IMPACTO Y LAS CONSECUENCIAS
DEL COVID-19 EN EL MUNDO DEL DEPORTE
· INTRODUCCIÓN
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el brote
epidémico del nuevo coronavirus, conocido como SARS-CoV2 y causante de la enfermedad
llamada COVID-19, había alcanzado nivel pandémico. Esa declaración significaba que la
población mundial estaba en zona de riesgo, principalmente aquellas personas mayores de
65 años o con enfermedades concomitantes. Se sospechaba inicialmente y luego se
confirmó, el contacto directo con las secreciones respiratorias de una persona enferma, era
la principal fuente de contagio.
Las consecuencias sanitarias de la pandemia fueron de una magnitud insospechada
inicialmente y ya puede ser considerada como la crisis más grave en lo que va del siglo,
pero sus efectos devastadores no se limitan al campo de la salud. Las medidas de
aislamiento que se han tomado para combatir la propagación del virus tuvieron un impacto
directo en la economía y, por ende, en el bienestar de las personas. El daño aún no ha sido
plenamente dimensionado.
Con el fin de mensurar esas consecuencias en el mundo del deporte, surgió el proyecto de
investigación desde el Grupo Acoyte, secundado por el acompañamiento invaluable del
Centro de Investigación de los Trabajadores (CITRA ) y de universidades nacionales como
UBA y UNSAM, para dar cuenta de la problemática.
Un virus. La pandemia. El deporte paralizado como nunca. Muchos interrogantes. Varias
preguntas. 2000 respuestas. Interesantes resultados
· SENTIMIENTOS
Y un día la pelota, se paró. Aunque no lo creíamos posible, ocurrió. Encerrados en nuestras
casas, quienes vivimos y transitamos el mundo del deporte, no sólo sufrimos el
extrañamiento de nuestro espacio lúdico, también se han perdido fuentes de ingreso y
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lugares de trabajo. Las consecuencias del aislamiento y el encierro nos dieron tiempo,
mucho tiempo, para reflexionar sobre nuestra vida y sobre nuestras prácticas.
Además de los fríos números, sobre distintos puntos y aspectos que generó el ASPO
(Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) y que nuestra encuesta releva, han aparecido
sentimientos, vivencias y comentarios en los espacios abiertos que el relevamiento
dispuso para que la catarsis de los encuestados.
Los términos utilizados más frecuentes fueron cuantificados: Trabajo (143) Pandemia
(143) Deporte (127) Actividad (113) Física (107) Situación (88) Mucho (81) Educación (71)
Poder (68) Trabajar (55), entre las principales que se vendieron decenas de veces en
distintas combinaciones.
A modo de ejemplo, a continuación, una de las citas que mejor resume las vivencias
generales durante este período: “El virus trastocó mi vida, me quedé sin ingresos y también
sin poder disfrutar de aquello que me hace feliz, de mi lugar de esparcimiento: el deporte”.
Pese a que en el resultado general existen datos coincidentes, a través del cruce de
variables, se puede observar como hubo factores que condicionaron las vivencias.
Indicadores como el grupo etario, en nivel de formación y la especialidad deportiva
condicionaron la muestra y probablemente puedan dar una inferencia de lo que ha ocurrido
a nivel nacional.
● En la virtualidad
La palabra virtual proviene del latín “virtus”, que significa fuerza, impulso, energía. Así,
“virtus” no deriva de un término de ilusión ni de fantasía. “Virtus” deriva de un concepto de
realidad, de actividad. Por lo tanto, lo virtual no es ni irreal ni potencial; es algo tangible, que
existe y progresa. La pandemia, además de una afectación de la fuente laboral, aceleró la
existencia de esa virtualidad y generó un tránsito vertiginoso, con la consecuente
readecuación de las tareas profesionales.
La juventud, pese a ser la población más preparada para lidiar con la virtualidad
(Artopoulos, 2020) y no formar parte del grupo con factores de riesgo, fue el grupo
poblacional más castigado por la crisis. No sólo refirieron ser en porcentual los que “peor”
o “mucho peor que antes” están en relación al período pre-pandemia, también son quienes
más sufrieron recortes en sus ingresos. Muy probablemente pero estar en el comienzo de
su vida laboral con lazos laborales más flexibles. Casi el 80% de les jóvenes menores de 30
años refirieron que sus ingresos se redujeron en este período y casi en un 70% esa
reducción fue de más de la mitad del monto inicial. En adultos mayores, ese nivel de
reducción no llegó al 40%.
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● Según la edad
Al momento de afrontar la situación y estimar el futuro, las miradas fueron distintas de
acuerdo al grupo etario perteneciente. Las mujeres y los hombres más jóvenes han
demostrado tener mejores expectativas sobre el porvenir del deporte, pese a haber sido el
grupo población más afectado con el parate. Mientras que, por el contrario, la población
adulta mayor fue la más pesimista, aunque sus vínculos laborales fueron la menos
afectados por el desempleo y el cierre de espacios laborales.
La realidad no es exclusiva de la Argentina ni del deporte, la mayor afectación en jóvenes
se observó a nivel mundial. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizó
recientemente un relevamiento para reflejar los efectos inmediatos de la pandemia en las
vidas de los jóvenes (de 18 a 29 años) en lo que respecta al empleo, la educación, el
bienestar mental, los derechos y el activismo social. Más de 12.000 respuestas en 112
países, demostrando que los jóvenes de países de ingresos más bajos han sido los más
expuestos a las reducciones de las horas de trabajo y a la contracción de los ingresos.
Resultados que se correlacionan con las demostradas por la “Encuesta nacional a
profesionales del deporte” (OIT, 2020).
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● Según el nivel educativo
La educación alcanzada también fue un factor a tener en cuenta al momento de evaluar el
impacto de la pandemia (Castillo, 2020). Frente a quienes aún relativizan la importancia de
la educación formal en el deporte, especialmente en el alto rendimiento, no hubo evidencia
más contrastante que la que dejó el Sars-Cov2.
El virus nos sorprendió al comprobar que hay cosas que pueden detener la rueda, que
pueden parar por completo la pelota, y dejarnos a la intemperie. También reventó “la
burbuja del deporte”, ese lugar que tanto nutre como contiene a millones. Afuera de la
cápsula, quienes además de correr atrás de una pelota se formaron, estudiaron y se
capacitaron, consiguieron sobreponerse a este período difícil de una mejor manera.
Nadie duda de la importancia de la educación para transmitir valores que nos ayuden a
generar una sociedad más justa, igualitaria y dinámica, pero hoy en día la educación
trasciende la simple socialización o el aprender a leer y escribir, en el siglo XXI la educación
es fundamental para adaptarse a los avances de la tecnología (Copertari y Lopes, 2020).
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● Según las distintas profesiones
Así como la pandemia y el parate impactaron diferente de acuerdo al nivel educativo,
también existieron diferencias estadísticamente representativas según la actividad
profesional. Porque el parate no fue total y absoluto. Tuvo matices y hay profesiones que
perdieron menos que otras. Así como los atletas se las rebuscaron para seguir entrenando
y sus entrenadores intentaron seguir en actividad remota, el cuerpo docente estuvo
directamente obligado a reacomodar el dictado de clases al formato virtual (Román y otros,
2020). Por la existencia del vínculo laboral y la readecuación rápida, la docencia casi no se
detuvo: se volcó en su mayor parte a la virtualidad.
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No casualmente fueron los árbitros, cuya razón de existir está vinculada exclusivamente a
la competencia deportiva, quienes refirieron peores situaciones y padecimientos. Sin
partidos, no hay trabajo para el arbitraje. Por ese motivo, quienes subsistían con ese
ingreso reportaron en mayor medida la necesidad de procurarse trabajos nuevos por fuera
del deporte (65%), que les permitiera sostenerse económicamente. A diferencia de la
docencia, que estuvo en el otro extremo y fue quien menos requirió.
El futuro del deporte y la actividad es todo un tema. Paradójicamente, en una relación
inversamente proporcional, quienes peor la pasaron mejor ven el escenario futuro. En el
arbitraje, donde casi la mitad (46%) perdió todos sus ingresos deportivos, es donde la
mirada de futuro es la más optimista. Mientras que por el otro lado, les docentes, quienes
refieren haber perdido menos ingresos, tuvieron una mirada más negativa sobre el futuro
(Nuñez Catalán, 2020). Una realidad que replica la situación exhibida entre jóvenes y
adultos en la lectura futura: quienes peor la pasaron fueron los más optimistas a futuro.
El arbitraje y les entrenadores fueron indudablemente los grupos más vulnerables frente al
parate. En muchos casos, su vínculo laboral precarizado se cortó ni bien cesó la actividad
deportiva. La diferencia es contrastante con la docencia donde existe un nexo laboral y
preexistente, con escuelas y entidades educativas, que se ha mantenido firme.
Evidentemente, la crisis afectó de manera colectiva pero docentes y dirigentes fueron los
grupos que mejor parado quedaron para enfrentarla.
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● Según tipo de deporte
Así como fueron evidentes las diferencias según la edad y según la función desarrollada,
también hubo una sustancial diferencia en relación a la especialidad deportiva.
Nuevamente no es casualidad que los profesionales identificados con deportes de mayor
score de riesgo sanitario, como los practicados en gimnasios cerrados o en natatorios
cubiertos de invierno, fueron los que registraron peores respuestas: halterofilia, deportes de
combate y natación.
Los instructores de artes marciales y de boxeo, en líneas generales muchos siendo
emprendedores cuentapropistas, resultaron más damnificados. Las salas y gimnasios,
lugar que se alquilan para prestar la actividad laboral, fueron los últimos en abrir sus
puertas.
Algo similar ocurrió con los natatorios, donde los protocolos con restricciones de aforo
complejizan aún más las problemáticas. Actualmente, pese a estar autorizados para
recomenzar la actividad, muchos establecimientos prefirieron continuar con las persianas
bajas porque los gastos fijos de apertura, sumados a la reducción de los ingresos, hacen
que la actividad no sea rentable.
Por ende, ambos grupos de trabajadores, tanto cuentapropistas como empleados de
natatorios con vínculos inestables, fueron los más castigados: con suspensiones y
despidos. La situación y el panorama futuro puso en evidencia la necesidad de procurarse
otro tipo de ingreso, por fuera del deporte y sin perspectivas de recuperar o alcanzar una
situación aceptable durante el 2020, para defender la subsistencia.
Las disciplinas que reportan haber perdido más ingresos fueron las que correlativamente
se autoperciben como que peor la pasaron. Halterofilia/Musculación/Crossfit (86%),
deportes de combate (84%) y natación (78%) ocupan los primeros lugares en cuanto a
pérdida de ingresos, pero si analizamos el panorama completo podemos observar cómo
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todas las disciplinas fueron realmente atravesadas por el parate de actividades deportivas,
siendo el handball la menos afectada con un 67% de personas que perdieron ingresos,
siendo aún un porcentaje altísimo.
Era de esperar que las disciplinas que se practican habitualmente en espacios cerrados y
que a su vez por sus características de contacto físico estrecho fueran las que reportaran
peores expectativas de cara al futuro, siendo los deportes de combate (17%) quienes
manifiestan tener peores perspectivas respecto del futuro.
Lo llamativo es cómo a pesar de haberla pasado realmente mal el último tiempo, los
profesionales del deporte manifiestan en mayor porcentaje expectativas optimistas
futuras, siendo el ciclismo (58%) la que destaca por sobre las demás disciplinas.
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· CONCLUSIÓN
Como hemos visto, la llegada del Covid-19 y el posterior parate de la actividad deportiva,
impactó de lleno en la gente del deporte. El trabajo es la fuente primera y esencial de
derechos de ciudadanía social. El trabajo nos confiere libertad individual. Nos acerca a un
progreso económico. Nos ofrece cierta seguridad material. El empleo estable, bien
remunerado y con la consecuente protección social ubica a quienes lo disfrutan en una
posición social superior a la del resto de la población.
Las cifras muestran que ese tipo de empleo era infrecuente en el deporte, previo a la
pandemia, salvo en quienes estaban vinculados fuertemente a la docencia. La encuesta
nacional de profesionales del deporte brindó resultados alarmantes, en cuanto a que una
población muy pequeña ha reportado una mejoría y la mayor parte ha perdido fuentes
laborales y en consecuencia fuentes de ingreso.
La pandemia lo único que hizo fue exacerbar las diferencias. En un mundo del deporte,
donde los empleos históricamente están precarizados, por temporadas o actividad, la
desaparición o reducción de los salarios (fruto del parate) a niveles por debajo de los
mínimos de subsistencia, han expuesto a las familias del deporte a situaciones de
vulnerabilidad extrema, donde les resultó imposible sostener los gastos que exigen las
sociedades modernas urbanas.
Resultados elocuentes, para pensar desde aquí el deporte que viene.
Si querés saber más sobre nosotros y las actividades que realizamos podés visitarnos en
https://grupoacoyte.com.ar/
Bibliografía
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educación, los derechos y el bienestar mental.
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---
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Castillo, L. M. (2020). Lo que la pandemia nos enseñó sobre la educación a distancia.
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, 50, 343-352.
Copertari, S., & Lopes, C. N. (2020). Entrevista: Virtualización de la educación en tiempos de
Pandemia. Revista Educ@ção Científica, 4(7), 891-895.
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