encuentro inesperado

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RESUMEN Después de una discusión familiar Juan y su perro se van de casa, tras andar un buen rato por la montaña, acaban metiéndose en un circuito de “canicross”. El perro se escapa y echa a correr por el circuito y Juan tras él, por el camino se van ensuciando de barro. Pero la sorpresa es que al llegar al final de la carrera, su mujer y unas amigas se encuentran entre el públi- co. La cara de Juan convertida en una máscara de barro y su ropa de tonos marrones, deja sin respiración a Noelia.

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Un hombre y su perro distraidamente entran en un circuito de canicross

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Page 1: Encuentro inesperado

RESUMEN Después de una discusión familiar Juan y su perro se van de casa, tras andar un buen rato por la montaña, acaban metiéndose en un circuito de “canicross”. El perro se escapa y echa a correr por el circuito y Juan tras él, por el camino se van ensuciando de barro. Pero la sorpresa es que al llegar al final de la carrera, su mujer y unas amigas se encuentran entre el públi-co. La cara de Juan convertida en una máscara de barro y su ropa de tonos marrones, deja sin respiración a Noelia.

Page 2: Encuentro inesperado

Hace un par de horas que Juan empezó a caminar por la montaña entre jirones de niebla, acompañado de su fiel amigo de cuatro patas. Su cabeza aún le daba vueltas, la discusión había sido muy fuerte. El portazo que dio al salir de casa aún retumbaba en sus oídos. Y todo empezó porque Perdido no había salido a dar el paseo a su hora, y su incontinencia la sufrió la pata de la mesa del comedor. Noelia, su mujer, se enfadó mucho y los mandó a los dos "a paseo" a Perdido y a Juan. Estaba ensimismado en sus pensamientos cuando nota que su perro le tira de la correa, en-tonces sale de su letargo y le pregunta: ¿Qué pasa Perdido?. La respuesta llega de inmediato. Acercándose por el camino entre la niebla ve de lejos dos figuras, un hombre y un perro co-rriendo. El perro va delante atado con una cuerda a la cintura del hombre y tirando con fuer-za. Al llegar a su altura lo ve con más claridad, Perdido hace intención de salir corriendo tras ellos, pero Juan lo retiene. Al rato aparece otro corredor con perro, pero esta vez a Juan se le escapa y sale disparado, Juan se lanza a perseguir a Perdido, lo llama varias veces pero el can no le hace ningún caso, sólo corre y corre. Sin saberlo Juan se ha metido en un circuito de cross, en una prueba deportiva de canicross, dónde la primera regla es que el perro debe ir con arnés y atado con una cuerda a la cintura del corredor. Pero Juan y su perro no compiten, tan sólo están en una pista de tierra con mu-cho barro y corriendo uno detrás del otro. No tardan en llenarse de barro, y en su loca carre-ra van adelantando a corredores y perros.

Perdido jadeante sigue y sigue. Juan que corre tras el, va vestido con pantalones largos y zapatos, de los que han des-aparecido los colores originales transformándose en un con-junto pardusco. Al igual que un tumor maligno se extiende por el cuerpo, así es alcanzada la camisa de los domingos y pronto se une al conjunto pardusco, como si en lugar de

pantalón y camisa llevara un viejo mono marrón. Los goterones de barro le salpican su ros-tro y su tez antes clara va cambiando a color chocolate. Sin apenas darse cuenta llegan a la meta antes que el resto de corredores para asombro del público presente, que no dan crédito a lo que están viendo. Mientras tanto no lejos de este lugar, tres mujeres se acercan charlando una es Noelia la mu-jer de Juan y dos amigas. La charla discurre entorno a las hazañas de sus respectivos cónyu-ges. Cuando su amiga Sari, dice: ¡Noelia, ese hombre y el perro se parecen a Juan y Perdido, pero no puede ser van de barro hasta las cejas!. Entonces Noelia repara en ellos, y con paso lento se va aproximando, se lleva la mano a la boca. Va notando como la sangre le sube a la cara poniéndose roja, como apunto de estallar. Delante tiene a Perdido convertido en una figura de chocolate y su marido que salió de casa con pantalón claro, camisa azul a cuadros y zapatos nuevos. Lo mira una y otra vez incrédula y ve una estatua marrón, porque así es como se ha quedado Juan al ver a Noelia.

Al igual que un tumor maligno se extiende por el cuerpo, así es alcanza-da la camisa de los domingos y pronto se une al conjunto pardusco, como si en lugar de pantalón y camisa llevara un viejo mono marrón.

Page 3: Encuentro inesperado

....¡Te lo puedo explicar.....Noelia!. Le dice Juan con ligero tartamudeo.

....¡No quiero que me expliques nada, tengo dos ojos y lo que estoy viendo es más que sufi-ciente!. Replica Noelia ....¡Verás, -continua Juan- Perdido se me ha escapado, y yo le seguía para cogerlo y ....lo he alcanzado llegando....y por el camino he metido los pies sin querer en algún charquito!.... ....¿Cómo que en algún charquito?- le interrumpe- pero si vas de barro de la cabeza a los pies. ¡Mira no sigas, vete a casa dúchate y cámbiate de ropa y a Perdido lo lavas!. ....¡Si, cariño, cuando vuelvas a casa ya estaremos los dos limpios....! Noelia ve como su marido y el perro se alejan con paso rápido, en ese momento Noelia mira a sus amigas y estalla en una carcajada que contagia a Sari y Pili. ¡Habéis visto! -dice muer-ta de risa- la pinta que traía, sí parecía un conguito. Las tres amigas que siguen con sus risas, no se enteran que en ese momento van llegando a la meta los corredores con sus perros, los verdaderos protagonistas de la prueba de Cani-cross, ajenos a lo que acaba de suceder, y que son recibidos entres los aplausos, vítores y ráfagas de flash, por sus familiares y amigos.

F I N

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