en torno a las consecuencias sociales de la primera guerra mundial

11
114 Jorge Carrillo RCSlImClI, Tras enumerar las distintas étapas recorridas por la Sociología del Trabajo CII México desde los años setenta, el autor aborda el análisis de la composición, métodos, objeto de estudio y resultados de los que considera los tres equipos de investigación más importantes en la actualidad en México: la maestría de Sociología del 'Trabajo de la Univefsidad Autónoma Metro- politana, el proyecto Modernización Productiva y Participación Sindical de la 011' y de la Confederación de Trabajadores Mexicanos y el área de reestruc- turación industrial de El Colegio de la Frontera Norte, Abstraer. Afta Inyillg out lile differml sraoes.o] development o( Lahor Soriolog)' ;11 Mexico since thc 'seventics , 1111' author anal vscs thc malcc-up , lile nietliods, II,e stndv-ohjcctives and lile 1'('51/115o( the threc researth teanis ha considers most imparlallt todav ill Mexico: tlu: Labor Socioloo» Masters Progrmll at the Universidad AI/tónoma Metropolitana; the ¡LO proicctfor Production Moderuiration and Trade Ullioll Par- ticipntion ; niu! thr worl: of" lile Mrxican W,nkers Conledcrouon, alono iuith lile indnsiria! re-stYllrtl/rig o{ the Colegio di' la Frontera Norte. n torno a la COIl ecuencías 'ocial s de 1 primera guerra mundial Mary Nash * Tradicionalmente la historiografía ha puesto de relieve que la pri- mera guerra mundial representa una ruptura, un símbolo de discon- tinuidad respecto a la antigua sociedad europea, Son muy conocidas las dimensiones políticas de esta visión en temas como la desinte- gración del Imperio austro-húngaro, de la Rusia zarisra y de Tur- quía o la integración de los Estados Unidos al escenario poJítico europeo 1, Sin embargo, la época de la primera guerra mundial representa también un momento de cambios decisivos en el escena- rio sociopolítico de los países beligerantes. En 1935, George Dan- gerfield describió estos años como los de la muerte de la Inglaterra liberal. Entonces, en el prólogo a su libro The Strange Death oJ Liberal England Dangerfield señaló la desaparición definitiva de los elementos constitutivos del liberalismo inglés clásico de la pregue- rra, tales como el laissez-jaire, la libertad de comercio o la ilusión del progreso 2, Pero, el planteamiento de Dangerficld reviste interés * Mary Nash es profesora del Departamento de Historia conrcmporánca de la Facultad de Geografía e Historia. Universidad de Barcelona. I I'l .. K. Debo, Rcvolutiou and Survival : The Foreion Palie}' olSoviet Russia, 1917-18, Livcrpool, 1979; J. 13. Duroselle, De Wilsoll ti Roosevelt . Politique cxtérirure des ÉI"ts- Unis, 19/3-1945, París, I')fíG; Marc Ferro, La Révolution de 1917. La (II/Ite du tsarisme et les origines d'octobre, París, 1967; Marc Ferro, La Crall ClIara, 191-1-18, Madrid, 197(); Robcrt Kann, A. Kiraly, Be/a K. Fichrner y S. Paula (cornps.), Thc f-/absbllrg Empire ir, World War, Nueva York, 1977; M, Kittle, Tlie Allirs and tlie Russian (/1- llapse: March 1917-Marrh 1918, Londres, 1981; R. B. McKean, Tue Russiun Constitu- tional Monarthv , '/907-1917, Londres, 1977. 2 G. Dangerfield, The StrollXc Deatlt o( Liberal Ellglolld, 19/0-1914, NUC\'a York, 19HO. S(lcit)/{l,~í,¡ df'1 Tf!/J¡(~jtl, 1ll1t:VJ época, nÚIIl. 13, otoño de )1)1)1, pp. 115-135.

Upload: alfredorodriguez

Post on 15-Dec-2015

224 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Historia de Europa siglo XX-I GM-consecuencias sociales-Mary Nash

TRANSCRIPT

114 Jorge Carrillo

RCSlImClI, Tras enumerar las distintas étapas recorridas por la Sociologíadel Trabajo CII México desde los años setenta, el autor aborda el análisis dela composición, métodos, objeto de estudio y resultados de los que consideralos tres equipos de investigación más importantes en la actualidad en México:la maestría de Sociología del 'Trabajo de la Univefsidad Autónoma Metro-politana, el proyecto Modernización Productiva y Participación Sindical de la011' y de la Confederación de Trabajadores Mexicanos y el área de reestruc-turación industrial de El Colegio de la Frontera Norte,

Abstraer. Afta Inyillg out lile differml sraoes.o] development o( Lahor Soriolog)';11 Mexico since thc 'seventics , 1111'author anal vscs thc malcc-up , lile nietliods, II,estndv-ohjcctives and lile 1'('51/115o( the threc researth teanis ha considers most imparlallttodav ill Mexico: tlu: Labor Socioloo» Masters Progrmll at the Universidad AI/tónomaMetropolitana; the ¡LO proicctfor Production Moderuiration and Trade Ullioll Par-ticipntion ; niu! thr worl: of" lile Mrxican W,nkers Conledcrouon, alono iuith lileindnsiria! re-stYllrtl/rig o{ the Colegio di' la Frontera Norte.

n torno a laCOIl ecuencías 'ocial s de1 primera guerra mundial

Mary Nash *

Tradicionalmente la historiografía ha puesto de relieve que la pri-mera guerra mundial representa una ruptura, un símbolo de discon-tinuidad respecto a la antigua sociedad europea, Son muy conocidaslas dimensiones políticas de esta visión en temas como la desinte-gración del Imperio austro-húngaro, de la Rusia zarisra y de Tur-quía o la integración de los Estados Unidos al escenario poJíticoeuropeo 1, Sin embargo, la época de la primera guerra mundialrepresenta también un momento de cambios decisivos en el escena-rio sociopolítico de los países beligerantes. En 1935, George Dan-gerfield describió estos años como los de la muerte de la Inglaterraliberal. Entonces, en el prólogo a su libro The Strange Death oJLiberal England Dangerfield señaló la desaparición definitiva de loselementos constitutivos del liberalismo inglés clásico de la pregue-rra, tales como el laissez-jaire, la libertad de comercio o la ilusióndel progreso 2, Pero, el planteamiento de Dangerficld reviste interés

* Mary Nash es profesora del Departamento de Historia conrcmporánca de laFacultad de Geografía e Historia. Universidad de Barcelona.

I I'l.. K. Debo, Rcvolutiou and Survival : The Foreion Palie}' olSoviet Russia, 1917-18,Livcrpool, 1979; J. 13. Duroselle, De Wilsoll ti Roosevelt . Politique cxtérirure des ÉI"ts-Unis, 19/3-1945, París, I')fíG; Marc Ferro, La Révolution de 1917. La (II/Ite du tsarismeet les origines d'octobre, París, 1967; Marc Ferro, La Crall ClIara, 191-1-18, Madrid,197(); Robcrt Kann, A. Kiraly, Be/a K. Fichrner y S. Paula (cornps.), Thc f-/absbllrgEmpire ir, World War, Nueva York, 1977; M, Kittle, Tlie Allirs and tlie Russian (/1-

llapse: March 1917-Marrh 1918, Londres, 1981; R. B. McKean, Tue Russiun Constitu-tional Monarthv , '/907-1917, Londres, 1977.

2 G. Dangerfield, The StrollXc Deatlt o( Liberal Ellglolld, 19/0-1914, NUC\'a York,19HO.S(lcit)/{l,~í,¡ df'1 Tf!/J¡(~jtl, 1ll1t:VJ época, nÚIIl. 13, otoño de )1)1)1, pp. 115-135.

116 -Mary Nash

hoy en día porque no atribuye la responsabilidad ~xclusiva de estoscambios a la primera guerra mundial. Por el contrario, los sitúa enla trayectoria sóciopolítica de Gran Bretaña en la época anterior ala guerra. Estudios como este libro clásico introducen el tema delas consecuencias sociales que las guerras tienen en la historia. con-tcmporánea. El estudio de la primera guerra mundial permite plan-tear las interpretaciones que la historiografía ha elaborado en tornoal papelde la guerra como mecanismo de ruptura o de continuidaden las estructuras sociales de los países beligerantes y no beligerantes.

Existe una historiografía muy extensa en torno a la primera gue-rra mundial surgida en los primeros momentos de la posguerra ycontinuada desde entonces. Desde 1918, los historiadores se hanocupado eje múltiples aspectos de la Gran Guerra. Han analizadodiversas cuestiones en torno a la culpabilidad die la guerra, sus cau-sas, las relaciones civiles-militares, la táctica y la estrategia militares.También han estudiado los problemas económicos generados nosólo por la movilización de hombres y recursos materiales para elesfuerzo bélico sino también por los costes de la producción deguerra y del conflicto en general. De forma más reciente, la histo-riografía ha abierto nuevos campos de investigación al contemplarlos aspectos sociales de los años de la guerra en los distintos países,beligerantes o no 3. Por otra parte, disponemos ya de estudios entorno a la naturaleza del entusiasmo bélico, a la estabilidad y a lastensiones sociales durante la guerra, a la política social, a la vidacotidiana de la clase trabajadora y de las capas populares, a las con-diciones materiales de esta vida cotidiana, al protagonismo femeni-no y a las transformaciones que se produjeron en las estructurasfamiliares y demográficas 4.

En los años sesenta los estudios de Marc Ferro 5 insistieron enla ruptura que había representado la primera guerra mundial en lasestructuras sociales de los países beligerantes. No obstante, una seriede estudios más recientes ha cuestionado esta hipótesis y ha pro-puesto la tesis de que, de hecho, la primera guerra mundial, lejosde representar un catalizador de ruptura, fue, por el contrario, unafuerza más bien conservadora en el mantenimiento de las estructuras

3 Parn \1n3 extensa relación de los recientes estudios sobre el tema, véase: Researrh01/ thr Wor/d Wars. A Cataloyue o( Dortoml Dissenations, 1978-1988, Ann Arbor, 1989.

·1 J. J. Bcrk cr , 7"111'Gn'at lVar IlIIII tlu: l rcut]: Pcoplc, Lcamingron Spa, 19ti6;J. Koc-ka, ¡:(/ri".~ Total W,¡r. Cmllall Sorictv , 19·/4-/918, Lcamington Sra, 1984.

s Ferro, L" gl"lll/ gl/erra, ob. cir.

I .,1i

1l'

.¡- 1

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 117

sociales 6. Así, pese a las tensiones y reajustes necesarios en los pJí-ses beligerantes e, incluso, en algunos países no-beligerantes, se rnan-tuvieron las características fundamentales de la vida cotidiana y lavida familiar.

Una de las características de la sociedad europea de los años dela Gran Guerra fue la expansión sin precedentes alcanzada por elpoder del Estado 7. Esta proyección estatal se configuró no sólo enel ámbito público de la economía y de la política sino también enla esfera doméstica. Efectivamente, en los países beligerantes la po-lítica de Estado intervino también en ámbitos privados, en la fami-lia, la vida doméstica y la vida comunitaria. Su intervención pre-tendió regular áreas muy diversas: la nutrición mediante el raciona-miento, la salud pública con la regulación sanitaria y la vida familiarpor medio de la política social.

El tema de la intervención del Estado también está presente enlas argumentaciones de un grupo de historiadores sociales y dernó-grafos quienes, a diferencia de aquellos autores que han atribuido laderrota alemana y el éxito de los aliados a factores económicos yde potencia militar, han ofrecido una interpretación basada en fac-tores sociales. Explican la victoria militar de Gran Bretafia iy deFrancia a partir de una política social eficaz que garantizó la saludy el bienestar de la población civil durante la guerra. Y señalan que,en cambio, las Potencias Centrales no lograron mantener los nivelesde vida y de salud de los civiles H.

Política social, condiciones de vida y economía deguerra en Francia, Gran Bretaña y Alemania

A partir de estudios demográficos que han analizado las pautas demortalidad civil en 1914-191R se ha podido demostrar que no se

h R. Wall y J. Winrcr, Tl,e Upheavu! of War. Familv, J1!ork and IVd¡;l/'l' il/ Europ«,1914-1918, Cambridgc, 1988.

7 Kocka, Facillg 7'OIa/ War ... , 011. cit.; L. Burchart, «The impacr ofthc war eco-nom y Oll rhe civilian population of Gerrnany during the Firsr and Sccou.] WorldWars»; en Dcist, Ttie CCYlllall Miiítarv in (he Age of Tot(// War; J. M. Willtcr, ThcCreat W(/r and (he British Pcople, Londres, 1985.

H J. M. Winter, "SOI1lC Paradoxcs of the First World War», en Wall y Wint<:r,The Uplteava! of IV(/I"; J. Bcckcr, Th1' Creat WCIf aud tlic Frcncl¡ Pcoplr, Lc.nuingronSra, 1986.

118 Mary Nash

produjo un incremento en las tasas de mortalidad en la poblacióncivil por causa de la guerra durante estos años 9. Si bien fue notableel impacto de la gripe española entre adultos jóvenes en el año 1918,queda claro que esta mortalidad no puede atribuirse a causas bélicas.En general, los datos demográficos parecen contradecir la hipótesistradicional que señalaba el progresivo empeoramiento de las condi-ciones de vida, en particular de las capas populares, en los paísesbeligerantes. Las tesis renovadoras de los últimos cinco años afir-man, por el contrario, que en el caso de los países aliados (Franciay Gran Bretaña), la guerra mejoró las expectativas de vida de lapoblación civil y no variaron las pautas de mejora que habían sidocaracterísticas de la preguerra. Se produjo una mejora relativa en lascondiciones de vida para el conjunto de la población civil. Es más,según estos autores, la situación de las clases subalternas y de lossectores sociales más pobres que ya estaban en peores condicionesde vida, experimentó una mejora en la época de la guerra de Franciay en Gran Bretaña.

Si bien algunos investigadores han explicado esta situación a par-tir de la política social de los respectivos países aliados, no cabe dudade que una interpretación de la política social debe situarse a nivelgeneral de la política económica del Estado. Efectivamente, el de-bate historiográfico se ha situado en el marco de la economía deguerra y del papel asumido por el Estado en su orientación econó-mica y política. En los casos de Gran Bretaña y Francia, se haseñalado que, si bien algunos sectores sociales sufrieron privacionesa lo largo de la guerra, la mayoría de la población no experimentóretroceso alguno en sus condiciones de vida ya que pudo mantenerniveles adecuados entre 1914-1918. El hecho se atribuye, en parte,al control político de la economía de guerra y en parte al carácterde las relaciones entre industria bélica, economía de guerra y políticade Estado.

Efectivamente, el complejo militar-industrial tuvo en los paísesaliados (Gran Bretaña y Francia) características diferentes a las ma-nifestadas en Alemania. En Gran Bretaña nunca llegaron a predo-minar los intereses de los industriales y, de este modo, la políticaeconómica del Estado no fue determinada por la necesidad de ad-quirir mayores beneficios, sino por el objetivo de ganar la guerra

" L. Henry, "Les pcrturbations de la nuptialité résultanr de la gúerrc de1914-1918 ••, Population, núm. 20, 1966; J. Vallin, La mortalité par géneralia.I etI France,depuis 1899, París, 1973; Winter, The Creal War ... , ob. cit.

. !

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 119

incluso cuando esto podía actuar en detrimento del beneficio inme-diato de los industriales 10. La bibliografía reciente ha dejado claroque los empresarios británicos ni controlaron la política laboral delgobierno, ni aprobaron sus concesiones en este terreno. Si bien escierto que el mundo empresarial logró enormes beneficios de laindustria de guerra a partir de los contratos firmados con la propiaadministración del Estado, también lo es que los intereses económi-cos de los empresarios fueron un elemento marginal para la políticaeconómica de guerra. Aunque puede parecer paradójico, en aquellosmomentos el objetivo central del gobierno fue la defensa de la so-beranía nacional y no la de la libre economía de mercado 11.

. En este contexto y dado que la producción de material bélico serealizó en un marco que situaba los intereses nacionales por encimade los intereses económicos de los empresarios, en Gran Bretaña secrearon durante estos arios dos entidades encargadas de defender losintereses económicos de éstos. Por otra parte, el sometimiento dela economía de guerra a las necesidades nacionales no sólo repre-sentó una intervención del Estado en la economía sino también elcontrol estricto de las industrias de guerra. De este modo, la guerrainauguraba una experiencia innovadora ell la economía británica, unexperimento no planificado de capitalismo de Estado en el que elEstado controlaba, pero no poseía las industrias de guerra 12

En el caso de Francia, la administración de la guerra se caracte-rizó por el esfuerzo realizado por el gobierno para restringir la ini-ciativa empresarial que pretendía sacar ventaja de su monopolio enlas industrias de guerra. De este modo, el sistema de consorcioestablecido por el ministro de Comercio, Clé~lentel, dcsarro~ló losmecanismos de control estatal de la econorma. Al rmsrno tiempolas pérdidas de recursos materiales y humanos en los primeros me-ses de la guerra reforzaron la dependencia de Francia con respectoal aprovisionamiento de los aliados y la coordinación internacionalde la economía de guerra. Si Clémentel se interpuso en la economíade guerra fue para proteger los intereses del Estado logrando, de

10 K. Burk , Brilai", Alllerica and the Sinews ~f War, 1914-19111, Londres, 1985;J. Turner (comp.), Businessmen and Politics. Studies of Business Artillity in British Poli-tics, 1900-1945, Londres, 1983.

11 W. D. Rubinstein, «Wcalth, Elires and thc Class Structure of Modern Bri-tain», Past and Present, núm. 76, 1977; M. J. Wicncr, r;,'.gfis!t Culture ami tlie Declineoi the Industria! Spirit, Cambridgc, 1981.

12 Wintcr, «Sorne paradoxes of the First World War», en W all y Willter, TheUpheaval DI War ... , ob. cit.

120 Mary Nash

este modo, mantener no sólo un cierto equilibrio entre la produc-ción y la garantía de beneficios empresariales sino también la pro-tección de los sueldos y el mantenimiento de los precios. Como haseñalado Godfrey, así se garantizaron las condiciones materiales dela población francesa a lo largo de toda la guerra 13.

La situación en las Potencias Centrales difirió ostensiblemente yaque el consorcio militar-industrial en Alemania siguió otro modelode desarrollo. En 1914 los empresarios alemanes tenían poco pesoen la elaboración de la política. No obstante, dos años más tarde,a raíz del Plan elaborado por Hindenburg para el incremento de laproducción de armamento, la situación cambió radicalmente alcan-zando un protagonismo claro los industriales. En efecto, el PlanHindenburg fue realizado por los grandes empresarios y dio pie asu creciente intervención en la elaboración de 11 política económicadel Estado alemán. El complejo militar-industrial alemán se carac-teriza además por el corporativismo adoptado frente a las dificulta-des económicas de la guerra. Así, la gestión de la economía y de laproducción de guerra quedó en manos de industriales que trabajaronen estrecha conjunción con los militares. De este modo la concer-tación de precios y beneficios fue incum bencia de los propios hom-bres de negocios y, a diferencia de lo ocurrido en Gran Bretaña oen Francia, la economía de guerra no fue regida en nombre de losintereses nacionales de Estado, sino por los de las grandes em-presas 14.

Esta solución corporativista consiguió un significativo aumentoen la producción de armamentos, pero provocó al mismo tiempocostes sociales que a la larga habrían de socavar las bases socioeco-nórnicas del Imperio 15. El incremento de los beneficios provocó nosólo una aceleración progresiva de la inflación, sino también unacrisis de subsistencias. Y, a pesar de alguna iniciativa intervencio-nista de las autoridades militares, el gobierno no logró imponer suscriterios y no llegó a establecer nunca un eficaz control político dela economía de guerra, ni en la industria, ni en la agricultura 16.

13 J. F. Godfrey, Capitalism at War. lndustria! Policv aud Bureaucracv in France,19/4-19/8, Lcaruington Spa, 1987.

1·1 W. Dcist (comp.), Tlie CeY//1,W Military dl/ri/1g tlie First and Second Wo"/d Wars,Leamington Spa, 1985; J. Kocka, Facil·/.g 'Total War ... , ob. cit.

rs G. D. Fcldman, Arlll)'~ ludustrv a/III Labor in Cerllla/ly, 19t4-1918, Princcton,[%6.

Ii, 1- M. Wintcr (cornp.), War aJIIIEw/1D//Iir Developtnem, Carnbr idge, ]975.

j

1

_-1

i1

Las consecuencíos sociales de la primera guerra mundial 121

ki!

Como ha scrialado Gerald Feldman, bajo la presión de la guerraindustrial, el Estado alemán fue debilitado y los diferentes sectoreseconómicos aprovecharon esta circunstancia para conseguir sus pro-pios intereses 17. Así, mientras el empeoramiento de las condicionesde vida desvirtuaba el masivo apoyo popular Clue la guerra habíasuscitado en sus inicios, las divisiones y la falta de una política eco-nómica global socavaron la inicial cohesión de la sociedad alemana.

Como han apuntado Kocka y Winter, fue la falta de una políticaeconómica coherente y de una política social que protegiera las con-diciones materiales de vida de las capas populares lo que determinóla crisis del gohierno alemán y, en último término, provocó la de-rrota militar. Sin una planificación económica, la economía de gue-rra fue caótica en lo que se refiere al sistema de distribución derecursos y servicios. El aprovisionamiento de víveres fracasó y pre-valeció el mercado negro con la consiguiente alza de precios, Loshistoriadores coinciden a la hora de señalar el progresivo empeora-miento de las condiciones de vida de la población civil alemana.Incluso, puede hablarse de la existencia de una crisis de subsistenciasen los años 1916-1919. Los estudios de Triebel han demostrado quese redujo de forma dramática el consumo a lo largo de esos afiosno sólo por el bloqueo de los aliados sino también por la escasezcrónica y el caos administrativo que, a su vez, provocaron una in-flación galopante 18. Al mismo tiempo, la composición de la dietaalimenticia empeoró y, de hecho, la privación de casi todo fue parala mayoría de la población alemana la realidad material de la guerra.Pese a la existencia de numerosas organizaciones benéficas que in-tentaron paliar la situación de los sectores más desamparados 1'.1,

tanto la falta de una política social eficaz como los reducidos recur-sos dedicados a la previsión, impidieron mantener un nivel de vidaadecuado para el conjunto de la población alemana. A1 primar los in-tereses particulares de los industriales, la economía alemana no con-templó los objetivos que hubieran garantizado el nivel de vicia dela población civil y las consecuencias sociales de esta negligenciafueron, según los historiadores sociales, decisivos en condicionar laeventual derrota militar de los alemanes.

17 Fcldman, AYll1y, [1/(/1I5tr)' aud Labor ... , ob. cit.IH A. Tricbcl, «Variariou in Patterns of Consumprion in Cer mau y in thc Period

of the Firsr World Wan), en Wall y Winter, Thc Upheava! o] IVi/r ... , ob. cit.1<) K. Hauscn, «Thc Nariou's Obligarion lO lile 1Icr ocs ' Widows of World

WJr 1>l, Ponencia presentada al Congreso W'"I1e/1 mili Wi/,., Harv.ud Urnvcrsitv, ene-ro de 1984.

122 Mary Nash

Es cierto que existieron graves problemas sociales semejantes alos de Francia y de Gran Bretaña, pero, en conjunto, estos dospaíses lograron garantizar un nivel mínimo para la vida cotidianade la población civil por medio de una política social centrada en elracionamiento, el control de nutrición, los subsidios para la vivien-da, la asistencia sanitaria a la maternidad y la ayuda a la infancia.~sta política social fue el elemento que, junto a una economía po-lírica que controlaba la inflación y los precios, consiguió evitar gran-des desequilibrios entre los diferentes sectores sociales. Por otra par-te, los estudios de Alastair Reid, Peter Dewey y Patrick Fridensonhan demostrado que el impacto de la guerra del 14 fue además,favorable para la clase trabajadora británica y francesa 20.

La investigación reciente ha puesto de relieve que en el caso deGran Bretaña el mercado laboral fue favorable para la clase traba-jadora y que, en conjunto, sus ingresos medios se mantuvieron a laaltura de los precios. Ha mostrado, también, que los trabajadoresno-calificados mejoraron considerablemente sus ingresos, y que,como ha señalado Dewey, no está nada claro que fueran los sectoresmás pobres de la población británica los que más sufrieron las res-tricciones de la guerra 21. Un examen de la política de abastos de-nota que el intervencionismo de Lloyd George redujo las notablesdiferencias de alimentación en los diferentes grupos sociales 22 yque, mediante el control de precios, el impulso de la produccióncasera (adoptada en la mayoría de los países beligerantes), y el es-tricto control de las importaciones, se logró disminuir la inflaciónen los precios de comestibles, garantizar el aprovisionamiento delmercado de los alimentos destinados a las clases populares y evitarla escasez entre la clase trabajadora. Así, el régimen alimenticio dela clase trabajadora británica tuvo en 1918 prácticamente el mismovalor energético que había tenido en 1914 a inicios de la guerra 23.

A diferencia de un país no beligerante como España que se carac-terizaba por una inflación galopante que las subidas salariales nuncalograron alcanzar y por un significativo empeoramiento en las con-diciones de vida de la clase trabajadora, Francia y Gran Breraíia

II

20 P. Dewcy, «Nurrition and Living Standards in Wartimc Britain»: A. Rcid«Thc Irnpact of rhe First World War on Uritish Workers"; P. Fridenson ' «Thc lm~pacr of rhc First World War on Frcnch Workers», en Wall y Wintcr, TI;,' Uplieavalt'.f IVilr ... , ob. cit.

21 Dcwey, «Nuuition and Living Standards in Wartimc Brirain» (ir.~~ M. Ha rJ1 crr, Britisli Food Palie), d"ril/g the ti-« W"rld fIlar, Londres, 19i)4.

Dcwcy, «Nur rition and LIVlIlg Standard, in Wartimc Br irain», cit., p. 209.

,I1

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 123

lograron mantener los niveles de inflación y las condiciones de vidade sus habitantes militares y civiles 24.

El impacto de la primera guerra mundial en laclase trabajadora

1

Existe ya una bibliografía extensa en torno al movimiento obreroy a la clase trabajadora durante la Gran Guerra. Los escritos másrecientes destacan que tanto el movimiento obrero británico comoel francés mejoraron su situación durante estos años y que, comoha sugerido Reid, el control de la producción y de los precios me-joró su capacidad de negociación con la patronal y, a la vez, evita-ron un deterioro de su capacidad adquisitiva 25. En el caso de GranBretaña es evidente el consenso entre las distintas interpretacionesen torno al impacto nivelador que la guerra tuvo en las jerarquíassociales. Los estudios de Marwick, Cronin y Waites han señaladola existencia de una tendencia hacia la nivelación y la creciente ho-mogeneización de la clase trabajadora británica 26. Este impacto dela guerra ha sido matizado en un reciente estudio de Alisteir Reidque muestra la necesidad de contextualizar la experiencia de horno-geneización y nivelación registrada entre trabajadores calificados, nocalificados, asalariados y trabajadores del sector de servicios a lolargo de un proceso que se inició antes de la guerra. Ta m bién se haapuntado la necesidad de matizar las dimensiones de este procesode homogeneización 27.

2-1 Véanse Arnavat, Calvo, Dcu, Gabriel, Martín Ramos, número monográfico"La Gran Guerra i l'cconornia catalana", Recerques, núm. 20; J. L. Martín Ramos,«Consequencies socials: la resposta obrera», L'AIJeIl(, núm. 69, marzo de 1984;C. Massana, «Moviment vaguísric: inrerpreracions», L'Avent, núm. h'J, marzo de1984; Mary Nash, «Trabajadoras y estrategias de sobrcvivcncia económica: el casodel trabajo a domicilio», Madrid, 1987; S. Roldán, J. L. García 1rclgado y J. Muñoz ,La fonnnció» de la sociedad capitaíista el/ Tispoiia, 1914-1920, Madrid, 1977.

25 Reid, «The Impact of the First World War on British Workcrs.), cit.26 A. Marwick, Britain in lile Cent/lry o[ Total War, Londres, 1970; !l. A. Waites,

«The Effect of the First World War on Class and Status in England, 19lO-I920,),[ournal of COl/lemporar)' Historv , núm. -¡ 1, 1976; J. E. Cronin, «Labour lnsurgenceand Class For mation: Comparativc Perspectives on the Crisis of 1917-1920 in Eu-rope», en J. E. Cronin y C. Sirianni (cornps.), Work, COI/Jt1l1ll/ily aud POlurr, Piladel-fia, 1983.

27 A. J. Reíd, «Dilurion, Trade Unionisrn and rhe Srate in Hr itain during the

124 Mary Nash

Si bien la guerra mundial no fue tan catalística como tradicio-nalmcnte se había supuesto, queda claro que existió, por un lado,una tendencia hacia la homogeneización y, por otro, una expansióndel movimiento obrero organizado. En todo caso, existen discre-pancias interpreta tivas en torno a la valoración de las relaciones depoder existentes entre la patronal y el movimiento obrero organi-zado. Así, Arthur Marwick propone una interpretación integradoraque resalta una creciente armonía interclasista al argumentar que laparticipación masiva en el esfuerzo bélico colectivo promovió unnuevo sentido de solidaridad social 28. De este modo, durante laguerra se desarrolló una cooperación creciente entre sindicatos, em-presarios y Estado. Esta situación, 3 su vez, creó una mayor pre-disposición por parte de las instituciones del. poder a la hora de'conceder reformas. Dada la creciente hornogeneización de las nece-sidades populares, fue más fácil su realización. Se crearon de estemodo las bases necesarias para la construcción de viviendas popu-lares y de escuelas para las clases subalternas y para la organizaciónde servicios de salud pública destinados a garantizar el bienestarsocial de los trabajadores.

jarncs Hinton ha propuesto otra línea de interpretación de estasrelaciones de poder 29. Ha señalado, por un lado, la manipulaciónde los empresarios que engañaban a los sindicatos para fomentar sucolaboración y, por otro, la influencia que el mundo. empresarialejercía cerca del gobierno y su política económica. Junto a este ar-gumento que refuerza la noción de la continua opresión de clase,Hinton señala la existencia de un fenómeno paralelo, el de la radi-calización de la lucha de clases expresada, sobre todo, con la Revo-lución bolchevique. Una visión más reciente del impacto que lagucrra tuvo en las jerarquías sociales ha matizado las posturas deMarwick y de Hinton y ha señalado que si se suavizaron las rela-ciones de poder en este período, fue porque el movimiento obrerofue lo suficientemente fuerte y supo aprovechar la coyuntura de laguerra para imponer sus intereses 30. Así los conflictos de clase semantuvieron a pesar dc la existencia de iniciativas genuinas de re-

First World War», en S. Tolliday y J. Zcitlan (comps.), Sliop Floor Bor.~ail1illg and theStuu', C:alllbrioge,I~H5; «Thc Division of Labour ano l'olities in Hr ita in, 1850-1920 ••,en W. J. Mommscn y H. C. Hasung. '1'111'Dcvelopment a( Tradeunionism in CreatJJliloill .nul C;enl/III/)', /880-19/4, Londres, IWl5. .

2' Marwick, Britain in tlu: C¡'IIII/ry "l '/'0101 Wc1r, ob. cit.2') J. Hinton, T/¡e FirSI Shop SIi'/Par;/s' Movement, Londres, 1974.•\1) I¡cid, ,,'!'he lmpacr of thc W:lr in rhe Brirish WorkersJ>, cit.

1Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 125

forma social. Estas reformas fueron, además, transitorias ya quedependían de circunstancias coyunturales.

En el caso de Francia existe también una bibliografía considera-ble, aunque menos extensa, en torno al tema de las repercusionesde la guerra en la clase tra bajadora 31. Debido a su situación de paísocupado, Francia sufrió privaciones mayores que las experimentadaspor el resto de los países aliados. A diferencia de la hornogeneiza-ción experimentada por la clase trabajadora británica, en Francia lasituación se hizo más diversa tanto a nivel social, C01110 3 nivelétnico 32. La existencia de zonas ocupadas no sólo requirió una trans-formación de la geografía de la producción de guerra sino que exi-gió además la integración en el mercado laboral de una mano deobra nueva. Como en Gran Bretaña, se echó mano de la reserva demano de obra femenina y adolescente pero, además, se recurrió amano de obra emigrante procedente de España, de China y de lascolonias francesas en su ma yoría 33. Por otra parte, y aunque seprodujeron pequeños núcleos de modernización indnstrial, tambiénse acentuó la segmentación ocupacional con la creciente descualifica-

. ción de esta mano de obra nueva con respecto a los obreros cualifi-cados de la preguerra 34.

Por otra parte, la intervención del Estado mediante el sistemade consorcio no evitó que los sueldos se redujeran en un 20 % entre] 914 y 1918 con la consiguiente pérdida de ea pacidad adquisitivapor parte de la clase trabajadora y un empeoramiento en sus con-diciones de vida. No obstante, Fridenson ha señalado la importanciaque el desarrollo de la previsión social estatal y privada tuvo en estaépoca actuando como paliativo del cúmulo de circunstancias econó-micas adversas de la población trabajadora 35. Efectivamente, la po-lítica de vivienda, los subsidios culturales, las ayudas 3 cooperativas,

1/ Beckcr, Thr Crral 1V0r ... , oh, rir.; J. W. Dereymcz, "Les usincs de g;ucrre(1914-191H) ct le cas de la Saóne ct Loirc», Cahiers d'llistoirc /1 úm. 1A, abril-juniode lY81; P. Dogliani, «Staro, imprenditori c manodopcra industr iale in Francia du-rante la prima guerra niondialc», Rivistn di Storia Contcnuroranca, núm. 10, 1~1l1.

32 Fridcnsou, «The lmpacr of thc War on French Workcrs», cit..1:' G. Cross, «Towards Social PCJee and Prosperiry: The Politics of luuu igrarion

in Francc dUfing the Era of thc Fir st World War», Prcnch I listoricní Studics, núm. 11,otoño de 19HO.

3·/ S. L. Kaplan y c..J. Kocpp, Work il/ Frantr, Irhaca, I~H();1'. Dogliani, «Cucrr»e mobiliznziouc industrialc in Francia», en C. l'rocacci (comp.), Suu» t' clIISSC' "I'"r"ioill ltalia durante 1" prima SI/erra utoudialc, Mil:í/l,19H3; G. C. 11/I/I/ph/Ty', '(,'Y/Mis",i" Trance, 1904- 1920, Londres, 1~HA.

.'5 Fridcnson, «The lrnpacr of rhe War on Prench WorktrsJ), cit.

126 Mary Nash

el racionamiento y los subsidios familiares fueron mecanismos quegarantizaron un mínimo grado de bienestar social entre las capaspopulares francesas. Sin duda, esta política estatal y la presión ejer-cida para que los empresarios asumieran medidas semejantes influ-yeron en el papel asumido por el propio Estado en la movilizacióneconómica. Esto, a su vez, modificó la percepción que los trabaja-dores tenían del ámbito político y de la incidencia que éste tenía ensus vidas. Los organismos de Estado se erigieron así en interlocu-tores entre patronal y movimiento obrero y, a menudo, defendieronlos intereses de los trabajadores en los conflictos laborales. Por otraparte, el Estado garantizó el aprovisionamiento y el bienestar de lostrabajadores durante los años de la guerra. No obstante, siguió ejer-ciendo su tradicional papel coercitivo y evitó cualquier conflictosocial en nombre de las exigencias de la guerra:'Con todo, y aunquela regulación estatal del trabajo redujo las posibilidades de conflic-tividad laboral, el movimiento obrero organizado francés fue refor-zado durante estos años. Tal como había ocurrido en Gran Bretañala primera guerra mundial también se caracterizó en Francia por unasignificativa reducción del radicalismo sindical y un mayor consensoen torno a las reformas sociales.

Género, división sexual del trabajo y condiciónsocial de la mujer durante la primera guerramundial

Desde una perspectiva de género, la primera guerra mundial repre-sentó una época de cambio potencial en el papel social y en el estatusde la mujer J(,. Las normativas que codifican el ámbito de actividadde la mujer se sitúan e.n las estructuras sociales y culturales y estánsujetas a modificaciones en función del desarrollo socio-económico-político de la sociedad. En este terreno, los momentos de rupturapolítica y social facilitan la aparición de posturas críticas respecto a

. .1(, G. BO"k, «Historia de las mujeres e historia del género: aspectos de un debatenitcrnaciona}», Historia Social, núm. <), primavera de 1991; M. Nash, «Nuevas di-rucnsioucs CII la historia de la mujer», en Nash (comp.), Presencia y pro/ago/lislIlo.Aspatos de 1" historia de 1,1 I/IIUcr, Barcelona, 1<)1)4;J. W. SCOll, «El género: tina cate-goría út i] para el an.ilisis histórico», en j.uucs S. Amclang y Mary Nash (COl11ps.),l lisun i.: )' Xét,fro. L.IlS muicrcs etI 111 liurop« ,lIodema )' (OI/I<'I/lpOrállea, Valencia,I')')!).

Ir1!

It¡iií¡jj

!!

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 127

estas normas y legitimizan los cambios de conducta. En circunstan-cias políticamente volátiles como las de una guerra puede ocurrirque las mujeres no sean adscritas a su tradicional papel doméstico,pero, debe plantearse la profundidad de esos cambios efectuadostanto en Sil papel social como en las pautas de conducta de género.A pesar de las apariencias más inmediatas y de las expectativas ge-neradas en las mismas mujeres, a menudo es la sociedad la quecontinúa defendiendo las normas de conducta apropiadas de género.

Efectivamente la extensa bibliografía que trata a las mujeres y ala problemática de la guerra y el pacifismo 37 presenta interpreta-ciones divididas a la hora de considerar si la guerra es un momentode promoción para la causa de la mujer. Concretamente, el papel.asumido por las mujeres en la primera guerra mundial y los cambiosefectuados en su condición social han sido vistos por algunos his-toriadores como un indicio de las disconrinuidadcs y de la rupturaocurrida en la sociedad europea 3B· Mientras el mismo Ferro haseñalado que la primera guerra mundial representó la desintegraciónde la familia patriarcal 39, Marwick ha argumentado que la guerrarepresentó un paso fundamental para el avance de la emancipaciónde la mujer 40, De forma más reciente, otros historiadores se hanadherido de una forma más.o menos parcial a este esquema inter-pretativo y han señalado que el ideal tradicional de la domesticidady de un papel femenino limitado al ámbito doméstico entró en crisiscon la incorporación masiva de las mujeres al trabajo asalariadodurante los años de la guerra 41. No obstante han matizado muchoe, incluso, han llegado a cuestionar en algunos casos la relaciónestablecida en torno a emancipación femenina y guerra. Precisamen-te, un conjunto de estudios recientes ha refutado la existencia de esarelación a partir de estudios sobre aspectos concretos de la experien-cia colectiva de las mujeres antes, durante y después de la guerra,

37 J. Berhke Elshrain, IVOIIICII and War, lIrightoll, 1987; C. R. Berkin y C. M.Lovcrr (cornps.), WOllleJI, War O/Id Revoiution, Londres, !91)(); U'Ann Campbcll, JI1o-IIIW at /Val' with A/I1erica. Private Lives in a Pntriotic Era, Cambridge, 1')8.).

3" Ferro, La gran SI/erra ... r ob. cit.; A. Marwick, WOIIIW at /Var, 1914- 19/8, Lon-dres, 1977; S. Gilbcrt, «Soldiers' Hearr: Lircrar y Mcn, Literar y WOlllcn and rhc Crea!WJr», Siglls, vol. 8, nÚIlI. 3, 1983.

J~ Ferro, La grall gl/erra ... , ob. cir.40 A. Marwick, W'l/1Il'1I al War, /9/4-19/K, Londres, 1<)77.41 G. Braybon, /Vo nr el' lfIorkers o(tlre First Wor!d War, Londres, 1<)81; S. Gilbcrr,

«Soldicrs Heart: Litcrary Men, Litcrary WOIHcn and rhc Crcat Wap>, cit.; 1'. Thé-batid, La [cmuu: all lelllps de la gl/err¡', París, 1')1)6.

II

128 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 129

en la política, cn la educación, en el trabajo y, por último, en lapolítica social 42.

En todo caso y aunque la historiadora nortea mericana Joan Scotthaya propuesto quc desde la perspectiva mctodológica de la historia~del género la línea interpretativa de análisis debería abandonar elimpacto que la guerra tiene en las mujeres como terna central yemprender una revisión de la política de guerra a partir de la historiade las mujeres 43, la mayoría de los estudios continúan centrándosehoy en las repercusiones que la guerra ha tenido en la situación delas mujeres. Según la historiadora francesa, Michelle Pcrrot, el fe-minismo europeo de preguerra y la presencia creciente de las mu-jeres en el ámbito público provocaron un antifeminismo renovado,expresado. como crisis de masculinidad y para esta situación la GranGuerra representó una salida heroica 44. La miyoría de los estudiosque analizan la trayectoria de las mujeres en este período coincidena la hora de señalar que, si bien se produjeron algunas fisuras en lastradicionales relaciones de poder entre sexos, con la integración delas mujeres en el mundo del trabajo asalariado, no se plantearoncríticas globales de la división sexual del trabajo, del ideal de ladomesticidad ni de la subordinación social de la mujer.

Existe ya un cierto consenso cuando se señala que el reajustesocial que representó la masiva movilización militar de los hombresy la asunción de las mujeres de un protagonismo significativo en eltrabajo productivo y voluntario en el ámbito político y social ge-neraron una crisis del sistema de género durante la primera y lasegunda guerra mundial. Sin embargo, la creación de medidas ideo-lógicas y políticas de tipo restrictivo que mediatizaron y atenuaronlos cambios efectuados fue casi paralela y numerosos mecanismostrataron de circunscribir de nuevo el ámbito de actuación femeninapese a su irrupción en la esfera pública. Así, el discurso de la do-mesticidad y del papel tradicional de la mujer como madre y esposafue refrendado por una política social pronatalista que afirmaba lainstitución familiar 4S La intervención del Estado en el ámbito do-

méstico reforzó el discurso tradicional de género y limitó de formadecisiva la apertura de nuevos horizontes al papel social de la mujer.

Sin duda, fue en el ámbito del trabajo dondc se modificó deforma más sustancial la experiencia colectiva de las mujeres durantela guerra. Uno de los mecanismos más efectivos para reducir elimpacto de la integración masiva de las mujeres al mercado laboraly, sobre todo, las expectativas femeninas con respecto a su conti-nuidad en el trabajo asalariado fue la retórica que de 11I1aformaconstante recordaba el carácter excepcional de una situación creadapor las exigencias de la guerra. Así fue insistentemente recordadoque el trabajo asalariado de las mujeres sólo se debía J las exigenciasde la guerra y que, por tanto, su existencia se limitaría a su dura-ción. La presencia de la mujer en las industrias y cn los puestos detrabajo se presentó como algo coyuntural y transitorio. La conti-nuidad de la mano de obra femenina en las industrias ni tan siquierafue planteada y además la identificación cultural y personal de latrabajadora continuó siendo la de madre. De este modo se facilitóquc en la posguerra la única identificación de las mujeres fuera lade ama de casa y trabajadora no remunerada en el hogar.

Este mecanismo restrictivo es habitual en momentos dc neccsi-dad coyuntural de mano de obra femenina y, por tanto, en tiemposde guerra. Por ejemplo, fue típico del tratamiento del trabajo de lamujer durante la guerra civil española 4h. En la medida en que fueadmitida la legitimidad de la incorporación de las mujeres al trabajoasalariado, éste fue siempre considerado como transitorio y presen-tado de tal manera que se aseguraba a los trabajadores que la -manode obra femenina nunca entraría en competencia con ellos mismos.En todo caso, en la España de la guerra civil, la incidencia deltrabajo asalariado femenino fue limitada aunque gran parte de laeconomía de guerra de retaguardia y de servicios se basó, precisa-mente, en el trabajo voluntario y, por tanto, no remunerado de lasmujeres 47.

World War 1», WOlllell's Studies lntrrnational Forum, vol. 6, núm. 4, 19H3; G. Bray-bon y 1'. Summcrfield, 01/1 o{ thc CO.~I·; Ruth Roach Pcarson, Tlicv'rc still lfIolllrllajter 011. Thc Serond World War antl Canmulian WOIllOIlI/Ood, Toronro , 1')Hl>; 1(. Solo-way, «Eugenics and Pronaralism in Wartimc Hrirain», \Val y \Vintcr (cornps.), Tlu:Upheaval of Wat', ob. cit.

<l6 M. Nash, Mujer y 1I10JlillliCII(O obrero ell .ES¡>(/1ia, Barcelona, I (JH1; I ,di mujeres enla Cllerra Ci/li/, Madrid, 19S9.

47 M. Carda Nieto, ((El trabajo "no-pagado" de las mujeres madrileñas durantela Guerra Civil», Primer Coi-loqu¡ d'Llistorín de 1'1 /)0110, Uni vcrsid,rd de ls.ucclon.i,

42 Véase Berhke Elshrain, WO/llCII aud 1fI,lr, 01>. cit.; C. A. Cullcron, «Gender-chargcd Munirions: Thc Language of \Vorlcl \Var 1 Munitions Reports», WOll/W'SS'¡lIdin lntcrnationnl Foruni, vol. 11, /111111. 2, 1988; M. R. Higonnet, J. jcnson, S. Mi-clicl Y Collins Weitz (comps.), Behind thc Lines: Ccnder al/ti thr TI,," Wo/'Id Wors,Londres, 19H7.

4' Seott, "El género», (ir.(.( E/1 Higonnct, jcnson, Michcl, cte. (COl11ps.), Bchind thc l.iucs ... , 01>. cit., p. 57.1<; M. Allén, «The dornestic ldcal and thc Mobilizarion of Woman Powcr in

130 Mary Nash

La investigación reciente que trata el impacto que la primeraguerra mundial tuvo en la situación laboral de las mujeres de Franciay de Gran Bretaña ha cuestionado la tradicional interpretación queinsistía en que esta época representó una modificación sustancial enla experiencia laboral de las mujeres. Lejos de considerar la guerrJcomo una coyuntura favorable para la transformación del trabajoextradoméstico femenino y como el inicio de su permanente inte-gración al mercado laboral, estos estudios han planteado la hipótesisde que la división sexual del trabajo apenas se modificó entre 1914y 1918. En el caso concreto de Francia, Robert ha demostrado deforma concluyente que la guerra no representó en absoluto una aper-tura de horizontes laborales nuevos para las mujeres 4H. Al contrario,fue el final de una tendencia de tasas relativamente altas en el empleoextradornéstico femenino. El incremento de la' mano de obra feme-nina fue mucho menor de lo que los propios contemporáneos cre-yeron y, tras la guerra, la proporción de mujeres que continuó tra-bajando fuera de casa experimentó una fuerte y continua reducción.Así, es evidente la diferencia respecto al perfil de trabajadora/amade casa típico del XIX Y primera década del siglo xx que se describepor Michelle Perrot 49 A partir de la guerra el prototipo típico delas mujeres de extracción social popular fue exclusivamente el deama de casa. Las exigencias de la economía de guerra tuvieron unimpacto poco permanente en el trabajo de las mujeres. Por otraparte, la jerarquía de la feminización, es decir, la proporción demujeres en el conjunto de la fuerza de trabajo, no cambió sustan-cialmente con la guerra porque, a excepción del caso de las fábricasde armamento, las trabajadoras siempre fueron canalizadas haciaaquellos sectores de la producción en que habían tenido una presen-cia considerable antes de la guerra.

Arthur Marwick había afirmado en su libro tvomen at War quela guerra había provocado cambios irrevocables. en la situación de

I¡.;¡I

I1,1

11I

II!I

19H6; J. M. Sanracreu Soler, «Cambio económico y conflicto bélico: Transformacio-nes económicas en la retaguardia republicana (Alicante, 1<)36-1939)>>, tesis doctoral,Universidad de Alicante, 1989 (inédita).

'¡H J. L. Roberr, «women and Work in Francc during thc First World Wan>, enWall y Winter, Tlie Uphcava! o{ War ... , ob. cit., y «La CCT et la fa millc ouvriére,1'J14-I')18, prcmicrc approche», Mouvement Social, núm. 22, 1'181.

"" M. Pcrrot, "El elogio del ama de casa en el discurso de los obreros francesesdel siglo XIX», C1l Amelang y Nash (COl11ps.), Historia y gél/ero, y "La Ménugérc dan,l'cspace parisicn au xixc siecle», NOII"ellf5 anuales de la rcchcrthe urbaiuc, diciembrede 19í\1.

¡--J¡

¡?

IIr

j

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 131

la mujer británica tanto en lo que se refiere a su conciencia socio-política como en su configuración laboral. No obstante, una seriede estudios recientes han descartado esta interpretación y han pre-sentado una visión más matizada que reconoce la existencia de uncierto grado de cambio en el trabajo de las mujeres pero circunscritoa un corto espacio de tiempo. El predominio de la ideología tradi-cional en torno al papel social de la mujer fue junto a la continuahostilidad masculina manifestada con respecto al tra bajo extrado-méstico femenino (incluso por los mismos sindicatos), lo que im-pidió críticas generalizadas del ideal de domesticidad y de la di visiónsexual de! trabajo. Como ha demostrado Thorn, el gobierno britá-nico sólo acudió al empleo de la mano de obra femenina cuandoquedaba claro que otras fuentes eran insuficientes 50. Durante la gue-rra se mantuvo la discriminación salarial de las trabajadoras y lasegmentación ocupacional. En e! caso de las industrias de gucrra, eltrabajo de las mujeres nunca fue concebido como un trabajo y sí,por e! contrario, como un servicio al esfuerzo bélico. La experienciacotidiana del trabajo no sólo alentó las expectativas de las mujeresen cuanto a sus posibilidades laborales, sino que modificó, además,la propia autoestirna de su capacidad en e! trabajo. Sin embargo,nunca llegó a cambiar la noción predominante de que el varón erael breadwinner, el sostén económico de la familia obrera.

En e! caso de Alemania, la historiografía también había señaladoque la primera guerra mundial había representado un cambio espec-tacular en el desarrollo del trabajo de la mujer 51. Se había argu-mentado que se había incrementado el empleo femenino a nivelessin precedentes y que, además, se habían registrado transformacio-nes sustanciales en la estructura del trabajo femenino. No obstante,otra vez nos encontramos con que la bibliografía más reciente se hacentrado de forma específica en el tema y ha empezado a matizarestas afirmaciones. Así, por ejemplo, Ute Daniel ha demostrado deforma bastante convincente que en la Alemania de la guerra no seprodujo un incremento sustancial de la mano de obra femenina 52.

En cambio, lo que sí ocurrió fue una considerable reducción del

I¡tI

t¡t

51) D. Th0111, "Women and Work in Wartimc Brirain», en WalJ y Wintcr, '¡'heUpheaval o] Way .. , ob. eit.

51 S. Bajohr, Die fJálftc der Fabrils: Cescuiste der lraucnnrhrit in Deutschlaud,'/914- '/945, Maburgo, 1<)7<); G. Losseff- Tillmanns, Fraueneinanzipotíon )I//{! Ccwerks-cliajten, Wuppertal, 1978; Kocka, Facing Tota! War ... , ob. cir.

51 U. Daniel, «Womens Work in lndustry an.I Farnily: Ger man y, 1')14-IS», enWall y Wint~r, 'The Uplteav al of W"r ... , (lb. cit.

132 Mary Nash

número de trabajadoras en el sector serVICIOSque se trasladaron alas industrias de guerra. Así, la tendencia no fue la de una incorpo-ración de mujeres que hasta entonces no habían tenido un trabajoasalariado sino el traspaso de la mano de obra femenina a otrasindustrias, o el paso de ocupaciones no-industriales, en particular,del servicio doméstico al trabajo en las fábricas. Al acabar la guerraeste. desplazamiento de mano de obra femenina hacia la industria fuefrenado cuando la mayoría de estas mujeres perdieron sus puestos detrabajo. Así, apenas se produjeron cambios permanentes en la, con-figuración del trabajo femenino. Una de las características más so-bresalientes en e! cuadro del trabajo extradoméstico femenino fue eldeclive del servicio doméstico durante los años de la guerra. Hayque recordar, además, que los sueldos ínfimos pagados a las mujeresse convirtieron en un obstáculo a su integración en el mercado detrabajo, incluso, cuando existía una escasez de mano de obra debidoal reclutamiento de los hombres. Las mujeres alemanas, en su ma-yoría, estimaron que e! sueldo ofrecido era insuficiente y que nocompensaba su no-dedicación .a las obligaciones familiares de! tra-bajo doméstico.

Efectivamente, el análisis del trabajo de las mujeres tiene queinsertarse no sólo en el marco de la economía familiar, sino tambiénen el papel qlle la mujer ha desempeñado tradicionalmente comoproveedora de la familia. Con toda razón, Daniel ha señalado quecualquier opción laboral extradoméstica no puede disociarse del pa-pel fundamental que la mujer tiene como proveedora de la familia.Por esto no sorprende que otra característica del impacto de la gue-rra en el trabajo femenino fuera el incremento del trabajo a domi-cilio, algo que también ha sido señalado en el caso de España y eneste mismo período 53. El incremento de la presencia femenina enel trabajo a domicilio se explica porque era la única manera viablede compaginar sus tareas como sostén de la familia con el trabajoremunerado. Precisamente, en las coyunturas de guerra, como hasido señalado en el caso de la guerra civil de España, el aprovisio-namiento se convierte en una tarea primordial de cara a la supervi-vencia de la población civil. En momentos de escasez, de raciona-

5.\ M. Nash, «Honre Work in Spain during the First World War», ponenciapresentada al Second lnternationa! Ponllll 0/1 lile Historv of lile Labor Movement and of(he WorÁ?i/lg Class, París, UNESCO, junio de 1985; y "Trabajadoras y estrategias desobrevivencia económica: el caso del trabajo a domicilio», en El trabajo de las muieres.SWos XVI·XX, Madrid, 1987.

Itf..t .

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 133

miento y de crisis la tarea se convierte en un trabajo complejo ylaborioso que requiere mucho tiempo y dedicación. Por tanto, lasobligaciones familiares entorpecen la posibilidad de asumir un tra-bajo asalariado a tiempo completo en una fábrica. En cambio, eltrabajo a domicilio, por ser realizado en casa, por la flexibilidad delhorario y, también, por la colaboración de los demás miembros dela familia, en particular de los niños, proporciona ingresos extra singran perjuicio para la supervivencia cotidiana. Aunque la mayoríade los estudios en torno a la economía de guerra en diferentes paísesy épocas ha ignorado esta dimensión económic~de la supervivenciade la población civil, la historia de la mujer ha puesto de relieveesta realidad que, sin duda, permite desarrollar una visión más glo-baliza dora del fenómeno complejo de una economía de guerra queno puede reducirse a la macroecouomía.

A nivel comparativo y por lo que se refiere al trabajo, la situa-ción de las mujeres en España durante la primera guerra mundialtuvo una trayectoria lógicamente diferente. Al tratarse de un paísno beligerante no se había procedido a la movilización de la pobla-ción. No obstante, cabe resaltar que, precisamente, esta situación deneutralidad provocó una expansión de la demanda de productos,particularmente en el sector textil 54, lo cual estimuló la intensifica-ción del trabajo a domicilio. La adopción de este sistema de pro-ducción descentralizada basado en el trabajo intensivo permitió lasubcontratación del trabajo, constituyendo una '~ía de incrementode la producción sin obligar a los empresarios a proceder a un in-cremento de su capital fijo con la reconversión tecnológica de susempresas 55. La extremada división del trabajo y la baja remunera-ción del trabajo a destajo caracterizó este trabajo informal que, sig-nificativamente, casi siempre fue desempeñado por mujeres 56. Latradicional animosidad mostrada hacia el trabajo extradoméstico fe-menino, la falta de formación profesional y la exclusiva responsa-bilidad del trabajo doméstico tuvieron como consecuencia la cana-lización de las mujeres hacia el trabajo a domicilio 57. La feminiza-

54 Arnavat, Calvo, DCII, Gabriel y Martín Ramos, «La gran Gucrr.r i l'cconomiacatalana», cit.; Rold.in, García Delgado, Muñoz , La [onnación de la socÍt'd,ul capitotisto,ob. cit.

55 M. Nash, «Homc Work in Spain during the First World War», cit.56 M. Nash, "Trabajadoras y estrategias de sobrevivencia económica: el caso del

trabajo a domicilio», en ni tralra¡o de las mujrn:s: siglos XI'I.XX, ob. cir., y e l-io rncWork in Spain», cit.

57 M. Nash, «Trcball, conflictivitat social i cstratégies de rcsisrcnria: la dona

134 Mary Nash

ción de este sector nunca representó ventaja alguna para la mano deobra femenina cuya condición laboral empeoró a lo largo del perío-do. Los sueldos de hambre, la exclusión de cualquier regulaciónlaboral y el aislamiento respecto al movimiento obrero organizadofueron, junto a la falta de solidaridad sindical, los elementos qtrecaracterizaron esta coyuntural masificación de la mano de obra fe-menina que, en el caso de España, nunca representó ni una integra-ción definitiva de las mujeres al mercado laboral, ni un replantea-miento de la división sexual del trabajo.

La experiencia de la primera guerra mundial tuvo en muchospaíses europeos consecuencias sociales aparentemente rupturistas, sinembargo, el análisis histórico actual permite ir más allá de las apa-riencias inmediatas y plantear la constancia y profundidad de lastransformaciones sociales emprendidas. A la vez, el contextualizaresta transformación en el marco de un proceso histórico de máslargo alcance que trasciende las frontcras del período de la guerrapara abarcar las etapas de la pre y posguerra, permite detectar elalcance y limitaciones de este proceso de transformación social. Eleje interpretativo de la historia social matiza, a su vez, las tesishistóricas basadas en otros enfoques historiográficos y de este modohace visible la complejidad de procesos políticos, militares y econó-micos en épocas de guerra.

1I

~

obrera a la Catalunya Contemporánea», en Nash (comp.), Més enllá del silenci. Lesdones 1/ la Histñria de Catalunva, Barcelona, 19HH.

Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 135

Resllme". Este estudio presenta la historiografía reciente en torno a la pri-mera guerra mundial y examina las interpretaciones que ha elaborado entorno al papel de la guerra como mecanismo de ruptura o de continuidad enlas estructuras sociales de los países beligerantes. El análisis actual de las con-secuencias sociales de la Gran Guerra permite matizar interpretaciones histo-riográficas anteriores al argumentar el significado de la política social en eldesarrollo militar y económico de la guerra como también el mantenimientode muchas de las coordenadas sociales tradicionales de la sociedad europea.

Abstract. This papa [acuses 01' recent uistonooraphv 01. the First World Warol1d examil/es the intcrpretations gi"el/ 01. the role oj tlu: lI'ar as, a niechanism ojco/lti/ll.ily or change i/l tlie social structures o( [,elligerwl countries . (;111'1'('1/1annlvsisoj II.e social {(J/lseqllel!res oj the Creat IVa,. introduces (hill.gn i/l [onucr historiogra-phical intcrpretotion as il IIrglles tlie si.~l/ifi(,".(e o( sociol politics 01/ I/Iilitary andUO/IOIII;r developmeut o( the .par IO~l'IJ¡er .pilh the II/,lÍlIll'IIiIIICe o( 1I',lIIY o( tlu: tra-ditionaí social pattrrus ill European sociely.