en presencia de dios

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En Presencia de Dios

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  • Pedro Jos Mara Chiesa

    En presencia de DiosUna reflexin para cada da del mes

    OCTUBRE

  • Diseo editorial: Ricardo P. CraveroCorreccin y estilo: Ivana Anton Mlinar e Ignacio TravellaDiseo de portada: Ricardo Ghiggino

    Ediciones Logosinfo@edicioneslogos.comwww.edicioneslogos.comwww.enpresenciadedios.com.ar ISBN 978-987-1764-82-2Hecho el depsito que indica la Ley 11.723Impreso en ArgentinaPrinted in Argentina

    Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de re-cuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.

    Fecha de catalogacin: 21/04/2014

    Chiesa, Pedro Jos Mara En presencia de Dios : una reflexin para cada da del mes. Octubre- 1a ed. - Rosario : Ediciones Logos Ar, 2014. 128 p. ; 17x11 cm.

    ISBN 978-987-1764-82-2

    1. Cristianismo. 2. Reflexiones. I. Ttulo CDD 230

  • NDICE

    Presentacin y Dedicatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 de octubre: Teresa Martins . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 de octubre: La custodia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 de octubre: Locos egregios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134 de octubre: Il poverello . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175 de octubre: El soldadito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216 de octubre: El triple funeral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257 de octubre: Christus vincit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 298 de octubre: Plutarco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 339 de octubre: Los antojos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3710 de octubre: El censo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4111 de octubre: Lumen Gentium . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4512 de octubre: El pavmetro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4913 de octubre: Estafadores de la fe . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5314 de octubre: Los cristeros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5715 de octubre: El Kiser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6116 de octubre: El dueo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6517 de octubre: Lanciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6918 de octubre: El Cuco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7319 de octubre: Kikuyu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7720 de octubre: Avinagrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8121 de octubre: La pulseada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8522 de octubre: Tilingo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8923 de octubre: Hic non iacuit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9324 de octubre: El Topito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9725 de octubre: Lenguas de fuego . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10126 de octubre: Torreciudad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10527 de octubre: El mal de Hansen . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10928 de octubre: El Topo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11329 de octubre: Frivolidad teolgica . . . . . . . . . . . . . . . . 11730 de octubre: Tandileof . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12131 de octubre: Cristificacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

  • 4PrEsENtaCIN y DEDICatorIa

    Andr Maurois dice que escribir un libro o es un llamado o no es nada. Y este libro es respuesta a un llamado a dirigirme a todos mis familiares, a quienes confo en voz alta algunos consejos que les ayuden a llegar al Cielo, y espe-rando que los escuchen mis amigos y el pblico en general.

    El libro contiene un pensamiento para cada da de octubre y est escrito para comenzar la jornada con algo que impacte en algn lugar del alma: inteligencia, voluntad, memoria; por-que considero que no es buena tctica comenzar el da espiritualmente en ayunas. Ms all de la lgica lectura individual, mi ilusin sera que el texto del da correspondiente sea ledo por las familias con hijos adolescentes al bendecir la mesa, para que puedan compartirlo y debatirlo durante el almuerzo, y as la presencia de Dios sea ms viva en el hogar.

    Aado que la redaccin de estas pginas con-cluy el 15 de septiembre de 2014, y estn dedicadas especialmente a Monseor Javier Echevarra, obispo Prelado del Opus Dei, como agradecimiento por sus desvelos de Buen Pastor, y por su esfuerzo en ser fiel a San Josemara Es-criv y al Beato lvaro del Portillo.

    El autor

    [email protected]

  • 51 de octubretErEsa MartINs

    Hoy la Iglesia recuerda a una santa muy querida, santa Teresita de Lisieux, o Te-resita del Nio Jess, o Teresa Martins. Naci en Francia en 1873 y muri con tan solo vein-ticinco aos, en 1897. Su testimonio de vida fue muy simple, pero vivido: mi vocacin es el amor. Su vida activa consisti simplemente en rezar encerrada en un convento; sin embargo, su vitalidad espiritual impact en muchos co-razones movindolos a la accin en todas partes del mundo, a punto tal que fue nombrada pa-trona de las misiones.

    * * *

    Dijo Pompeyo a sus hombres: A la dignidad de nuestro ejrcito no le es necesario ganar la ba-talla, pero s salir al combate . Sus tropas fueron masacradas, pero no su dignidad. Un concepto semejante movi el corazn de la pequea Te-resa Martins, pues sus enseanzas rememoran el mensaje de Jess cuando en la cruz canoniz al buen ladrn antes de morir, ensendonos que hasta el ltimo suspiro podemos dar una gigantesca alegra a Dios y a los santos del Cielo: Hay ms alegra en el Cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no necesitan misericordia1 . Y si alguno considerara injusto que el Cielo se alegre ms por los peca-

    1 Lucas 15, 7.

  • 6dores que por los justos, no debera olvidar que el Cielo es el mundo de los justos.

    Por mucho que en nuestras vidas hayamos avanzado en direccin opuesta a los planes de Dios, y por fuertes y consolidados que sean nuestros pecados, siempre queda un rayo de luz infalible para limpiar nuestras almas de las negras manchas de la desesperanza en que nos hunden nuestras faltas. Esta enseanza de Santa Teresita la describi muy bien el legendario es-critor Maxence Van der Meersch, en una famo-sa biografa que lleg a mis manos como regalo de mi padre a quien hoy recuerdo especial-mente por ser el aniversario de su fallecimiento: Estis dubitativos, hastiados de los dems y de vosotros mismos, asqueados de todas las mal-dades, hosquedades, bajezas, ansias de dinero, codicias, vanidades, sensualidades y egosmos en los que poco a poco os habis sumergido y asfixiado? Buscis una luz que os d claridad sobre qu hacer? Pues bien, dejad a un lado todo lo que estis haciendo y mirad en vues-tro entorno si hay alguien que sufre, y aliviadlo! Slo eso. Nada ms. Y creedme que de un salto os sentiris trasladados a gran altura, muy por encima de la cloaca en que se haba transforma-do vuestra vida; y os sentiris seguros, serenos y fortalecidos. Es inexplicable, pero es as. Ya lo dijo San Pedro: la caridad cubre la multitud de nuestros pecados2.

    2 Van der Meerch, Maxence, Santa Teresita, Madrid 2003, p. 151.

  • 7La tibieza y el pecado aburren y entristecen nuestra vida, y la desmotivan. Esto tiene una consecuencia psicolgica muy destructiva: no tenemos ganas de recomenzar porque no sabe-mos por dnde hacerlo. Santa Teresita nos dira: Mira a tu alrededor y comienza a realizar cuan-tos actos de caridad puedas, y solo te irs orde-nando; y solo volvers a Jess; y al poco pensars en hacer una buena confesin y en purificar tu alma; y no pasar mucho antes de que te hayas confesado y vuelvas a vivir en gracia; y al vivir en gracia volver a tu alma la alegra, porque gracia y alegra son sinnimos (persona graciosa = persona alegre).

    Santa Teresita forma parte de un batalln de santos que remarc una vez y otra que la san-tidad no son resultados, sino lucha. Y Van der Meersch, ilustrando esta doctrina de la santa, dice: Debemos ser humildes y aceptar que siendo dbiles hemos sido vencidos nuevamente, y volver a luchar . Que los fuertes busquen la victoria y su-peren los obstculos es su derecho y su deber; pero tambin es deber de los dbiles presentar batalla siempre, incluso cuando de antemano sepan que sus almas volvern a caer en el pecado . S, el dbil debe luchar aun sabindose vencido de antemano! Y la derrota ser victoria, porque aunque a nues-tros ojos haya sido derribado, los ojos de Dios no mirarn sus pecados sino sus luchas y esfuerzos por levantarse nuevamente . Este es, segn entiendo, el verdadero sentido, audaz e indiscutible, del cami-

  • 8no de infancia propuesto por santa Teresita3. Y si-gue Van der Meersch: Mirad a ese esposo adltero clavado en su pecado; mirad al avaro aferrado al oro con sus manos, o al bebedor, glotn, voluptuo-so, celoso y envidioso, para quien la felicidad de los dems es una tortura Mirad a esos monstruos y preguntadles si no se consideran moralmente incu-rables, o si desesperados no han decidido abando-nar la lucha en razn de sus eternas recadas: No tengo curacin! Para qu seguir luchando? Pues bien, a esa desesperanza la pequea Teresa Martins ofrece un remedio: no pretender la curacin, sino aceptarse, soportarse y luchar; porque Dios no pide la perfeccin, sino la lucha por buscarla . La santi-dad no es ms que eso: lucha; y eso est al alcance del ms vil . Teresa Martins formula esta idea de modo breve y tajante: Dios no necesita ni quiere nuestras obras, slo quiere nuestro amor 4.

    Finalizo esta reflexin invitndote a renovar en tu corazn el deseo de ser santo, consciente de que la santidad no consiste en no caer, sino en el firme propsito de no quedarnos nunca tirados en el suelo. Por tanto, examnate: estoy tirado en el suelo?

    3 Ibidem, p. 133.4 Ibidem, p. 136.

  • 92 de octubreLa CUstoDIa

    ngel de la Guardia,dulce compaa,

    no me desamparesni de noche ni de da,

    y no me dejes solo,que si no me perdera .

    Hoy es la fiesta de los Santos ngeles Cus-todios. Los primeros cristianos les brin-daban culto con gran devocin. Por ejemplo, dice la Sagrada Escritura que el rey Herodes apres al apstol Pedro y lo entreg a cuatro es-cuadras de cuatro soldados para que lo custodia-sen Estando Pedro en la crcel, la Iglesia rogaba insistentemente a Dios por l . Cuando Herodes iba a juzgarlo, la noche anterior, Pedro dorma enca-denado entre dos soldados . De pronto apareci un ngel del Seor y el resplandor ilumin la celda . El ngel toc a Pedro en un costado y lo despert: Levntate pronto!, al tiempo en que las cadenas caan y lo liberaban . El ngel le dijo: Vstete y ponte las sandalias! . . . . Y aadi: Ponte el manto y sgueme! Pedro le sigui, pero pensaba que lo que vea no era realidad sino un sueo . Atravesa-ron la primera y la segunda guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, que se abri sola . Salieron y avanzaron por una calle, y el ngel desapareci . Entonces, vuelto en s, Pedro pens: Ahora comprendo que realmente el Seor

  • 10

    me ha enviado su ngel Y se dirigi a la casa de Mara, madre de Marcos, donde muchos estaban reunidos en oracin . Llam a la puerta y la criada Rode acudi . La alegra de Rode al reconocer la voz de Pedro fue tan grande que, en vez de abrir la puerta, corri hacia adentro para anunciar que Pedro estaba en la puerta . Y los presentes le dijeron: Ests loca! Pero como ella insisti, exclamaron: Ser su ngel! . Pedro continuaba llamando, y al abrirle lo vieron y se llenaron de admiracin . Pedro, entonces, les hizo seas con la mano para que callasen, y les relat cmo el Seor lo haba liberado de la crcel 5. Esta exclamacin: Ser su ngel! ha sido casi unnimemente interpretada por los padres de la Iglesia como la creencia de los primeros cristianos en que cada fiel tiene un ngel destinado a protegerlo: Yo enviar un ngel delante de ti, para que te custodie en el camino y te conduzca al lugar que te he preparado . Compr-tate rectamente en su presencia y escucha su voz6 .

    El sentir comn del pueblo cristiano siempre sostuvo que cada bautizado tiene un ngel cus-todio, cuya misin exclusiva consiste en prote-gernos y asistirnos, y tambin hablarnos a nues-tra conciencia con el fin de darnos consejos y sugerencias. Por eso es importante bautizar a los nios, para que pronto tengan un ngel que los custodie. Los ngeles custodios son criaturas es-pirituales que merecen especial veneracin, pues al mismo tiempo en que estn viendo a Dios 5 Hechos de los apstoles 12, 1-17.6 xodo 23, 20-21.

  • 11

    cara a cara, se encuentran junto a nosotros. Ellos merecen confianza porque tienen todo el poder para protegernos, y es necesario invocarlos ante cualquier necesidad o tentacin de actuar mal, propia o ajena, porque tambin podemos invo-car a los ngeles custodios de los dems. Esto es lo que haca, precisamente, San Josemara Escri-v: siempre que se encontraba con una persona, saludaba primero al ngel guardin de ella.

    * * *

    Alexia Gonzlez Barros fue una joven que fa-lleci a los 14 aos, en 1985. Actualmente se encuentra en proceso de canonizacin. De pe-quea, su madre sola leerle libros apropiados para su edad. Un da la lectura giraba sobre un ngel guardin que haba sido custodio de una nia muy buena y tranquila, que, con el paso del tiempo, se volvi traviesa. Al llegar a este punto, Alexia interrumpi a su madre:

    Espera, espera, mi Custodio era antes ngel custodio de otra nia?

    Hija, no lo s, pregntaselo al padre Manuel cuando vayas a confesarte .

    En la primera ocasin que tuvo se lo pregunt: Padre Manuel, mi ngel custodio es slo mo

    o antes fue guardin de otra nia?Alexia, nunca pens en esta cuestin, pero

    veamos, t prefieres que sea slo tuyo o que antes lo haya sido de otras nias?

    Yo preferira que fuera slo mo, repuso.

  • 12

    Pues estimo que seguramente as ser .Un da, poco antes de hacer su Primera Co-

    munin, dijo a su madre: Yo quiero que mi ngel custodio tenga un

    nombre .Me parece bien cmo quieres llamarlo? Hugo, porque es un nombre perfecto para un

    ngel custodio .La respuesta de la nia a su madre refleja la

    sencillez autoritaria y piadosa de los nios; pero ms all de que Hugo sea o no el nombre per-fecto, te animo a que t tambin bautices con un nombre a tu ngel Custodio7.

    Piensa tambin que es muy factible que el ngel custodio nos acompae como abogado al Juicio Particular, tal como lo sugera San Jose-mara, quien fund el Opus Dei precisamen-te en la fiesta de los Santos ngeles Custodios de 1928: El ngel Custodio ser quien, en tu Juicio Particular, recordar las delicadezas que hayas tenido con Nuestro Seor a lo largo de tu vida . Ms: cuando te sientas perdido por las terri-bles acusaciones del enemigo, tu ngel presentar aquellas corazonadas ntimas, quiz olvidadas por ti mismo, aquellas muestras de amor que hayas de-dicado a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espritu Santo . Por eso, no olvides nunca a tu Custodio, y ese Prncipe del Cielo no te abandonar ahora, ni en el momento decisivo8.7 Cf. Molins, Mara Victoria, Alexia, Barcelona 1986, p. 69.8 San Josemara Escriv, Surco 693.

  • 13

    3 de octubreLoCos EGrEGIos

    El escritor Juan Antonio Vallejo-Ngera, en su libro Locos egregios, nos cuenta que Abderrahman III asumi el trono a los veintids aos, y se mantuvo en el poder hasta su muerte acaecida cincuenta aos despus. Fue el primero en llevar el ttulo de Califa. De temperamento prolijo y detallista, anotaba cuidadosamente, con toda precisin, el nmero exacto de das en los que haba sido feliz, lo que consta en su curioso testamento espiritual: He reinado ms de cincuen-ta aos, en tiempos de victoria y en tiempos de paz . He sido amado por mis sbditos, temido por mis enemigos y respetado por mis aliados . Riquezas y honores, poder y placeres, aguardaron mi llamada para acudir de inmediato . No existe bendicin te-rrena que me haya sido esquiva . En esta situacin he anotado diligentemente aquellos das que experi-ment felicidad autntica y pura: catorce . Hombre, no cifres tus anhelos en el mundo terreno! 9.

    El consejo final de este Califa, tan acertado y lleno de sabidura, es consecuencia de haber aceptado la realidad de una vida vaca en la ma-yora de sus jornadas, a las que son aplicables las palabras de Jess: De qu le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?10.De todos modos, el Califa hizo un acto final de hu-

    9 Vallejo Njera, Juan Antonio, Locos egregios, Barcelona 1989, pp. 27 y 32.10 Marcos 8, 36.

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    mildad y supo reconocer su situacin y a mu-cha honra por su testamento, que Dios lo tenga en su gloria! La vida del Califa, llena de rique-zas obtenidas sin ningn esfuerzo significativo, recuerda lo que se deca en la Espaa del siglo XVI: Oh, cun poco lo de ac, oh, cun mucho lo de all!, palabras que invitaban a no poner nuestra esperanza en las felicidades terrenales.

    Nuestros ojos deben estar puestos en la eterni-dad, porque somos inmortales y nuestro destino final, al que debemos llegar, es el Cielo. En algu-na reflexin anterior se hizo mencin al decir de San Josemara: La felicidad del Cielo es para los que han sabido ser felices en la tierra; pues bien, la contrapartida de esta frase, con palabras mas, la enuncio as: La felicidad de la tierra es para los que viven con la mirada puesta en el Cielo .

    * * *

    La Biblia transmite mensajes claros y concre-tos; uno de ellos es la importancia de tener pre-sente que algn da vamos a morir, lo cual, lejos de ser motivo para ponernos tristes, es invita-cin a que aprovechemos mejor el tiempo: Re-cuerda que la muerte no tardar es la ley de este mundo: morir sin remedio . Antes de morir prtate bien con el amigo, y, segn tus posibilidades, s generoso con l . No te prives de un da feliz11 .Como vers, la sagrada Escritura nos invita no slo a que seamos felices, sino a que hagamos

    11 Eclesistico 14, 11-22.

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    felices a los dems; sin olvidar que son dos di-mensiones entrelazadas: la felicidad del Cielo es para los que han sabido ser felices en la tierra haciendo felices a los dems.

    Ya prximo a su muerte, dicen que Alejandro Magno convoc a sus generales para dictarles sus tres ltimos deseos:

    Que su atad fuese llevado sobre los hombros de los mejores mdicos.

    Que sus tesoros (plata, oro) fuesen despa-rramados en el camino a la tumba.

    Que sus manos se balancearan en el aire, fuera del atad, a la vista de todos.

    Y cuando uno de sus generales pregunt por qu, Alejandro respondi:

    Que los mdicos carguen mi atad para que tomen consciencia de que ellos no tienen po-der para evitar mi muerte.

    Que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos vean que los bienes materiales que conquist en esta vida no me los puedo llevar a la otra.

    Que mis manos se balanceen al viento para que todos vean que vine al mundo con las ma-nos vacas y que con las manos vacas me voy.

    Indudablemente, estos tres deseos son ms bien una leyenda, porque segn la mejor fuente

  • 16

    de la poca, el historiador Diodoro, su cuerpo fue trasladado a una tumba provisoria, en la ciudad egipcia de Menfis, en un viaje de 1600 kilmetros que dur tres meses. Pero la leyenda s retrata bien la importancia de vivir cara a la eternidad, procurando hacer felices a los dems.

    Esta vida es pasajera, sobre todo si no sem-bramos semillas de eternidad. Al respecto, en 1972 San Josemara Escriv comentaba la letra de una cancin de moda en aquellos aos: Al final, las obras quedan, la gente se va; otros que vienen las continuarn la vida sigue igual!, y al mismo tiempo que enunciaba las palabras de la cancin, haca un gesto de despedida con sus manos. Ya lo deca Lope de Vega: En esta vida emprestada, el buen vivir es la clave; aqul que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada .

    Finalmente, te dejo una pregunta, no slo para que te la hagas a ti mismo, sino para que siempre que no sea claramente inconveniente tambin se la hagas a los que conviven contigo, o al menos hables del tema: Los hago felices? Es la principal alegra de mi vida hacer felices a los que conviven conmigo?

  • 17

    4 de octubreIL PoVErELLo

    Hoy es la fiesta de San Francisco de Ass, tambin conocido como il poverello. Es uno de los santos ms queridos y estimados de la Iglesia catlica por catlicos y no catlicos. Naci en 1181 y muri en 1226. Fue dicono. Fund la Orden Franciscana. Era hijo de un rico comerciante italiano, hasta que decidi dejar to-das las riquezas de las que dispona, para seguir a Cristo. La Iglesia lo canoniz en 1228, y esta-bleci que sea venerado el 4 de octubre. Impuls la devocin al pesebre, brillante instrumento de la catequesis y de la piedad afectuosa hacia Je-ss. En 1259 comprendi que Dios le peda que convirtiera a los musulmanes, y march a Tierra Santa, bajo dominio musulmn, acompaado por el hermano Illuminato. Al llegar al primer puesto de avanzada de los sarracenos, fue tortu-rado, pero pudo convencerlos para que lo lleva-sen ante el sultn Al-Malik. San Buenaventura dice que desafi a los sacerdotes del Sultn a entrar con l en una gran fogata (ordala, o prue-ba del fuego), para demostrar cul de las dos re-ligiones era la verdadera; pero stos rehuyeron la propuesta. Entonces, Francisco ofreci hacer la prueba solo, y desafi al Sultn a que, si sala ile-so, ste se convertira al cristianismo. La historia dice que Al Malik rechaz la propuesta, pero sta produjo en el sultn admiracin y afecto hacia Il poverello, razn por la que misteriosamente invi-

  • 18

    t a Francisco y a sus religiosos a vivir en Tierra Santa para custodiar los lugares sagrados.

    * * *

    Uno que corri a su encuentro se arrodill a sus pies y le pregunt:

    Maestro bueno, qu debo hacer para alcanzar la vida eterna? . . .

    Conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes honra a tu padre y a tu madre .

    Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud .

    Entonces, Jess, fijando en l su mirada, lo am, y le dijo:

    Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, dselo a los pobres y as tendrs un tesoro en el Cielo; despus, ven y sgueme .

    Pero abatido por estas palabras, aqul se fue triste, pues tena muchas riquezas .

    Entonces, Jess mir a su alrededor y dijo a sus discpulos:

    Qu difcil le ser a un rico entrar al Reino de Dios!

    Los discpulos quedaron sorprendidos al escuchar esto; pero Jess insisti:

    Es ms fcil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios12 .

    Aquel hombre, conocido como el joven rico, se puso triste porque estaba apegado a las riquezas, 12 Marcos 10, 17-25.

  • 19

    y no poda ser feliz sin ellas. Todos los cristianos debemos vivir de modo radical el espritu de pobreza de Jess y de San Francisco, pero en su esencia, no necesariamente en sus formas. Todos debemos vivir tambin la virtud de la castidad, pero en su esencia, no necesariamente todos de igual forma. Y lo mismo cabra decir de toda otra virtud. Nadie dira que los esposos deben vivir la virtud de la castidad tal como lo haca alguien clibe como San Francisco; por tanto, hay un de-nominador comn en la castidad, pero las formas varan de acuerdo al estado de vida de cada uno.

    El Fundador del Opus Dei (San Josemara), nos transmiti una peticin a sus sacerdotes, muy concreta: anualmente, al llegar la fiesta de San Francisco de Ass, debemos predicar a los fieles del Opus Dei una meditacin animando a vivir el desprendimiento de los bienes materiales. San Jo-semara comprenda que la esencia de la pobreza no era tener o no tener, sino vivir desprendidos, sin tristezas como las del joven rico. Las Bienaventu-ranzas no premian a quien es materialmente po-bre, sino al pobre de espritu. La pobreza es virtud comn a todos los cristianos, pero no es comn la forma en que Dios quiere que la vivamos, pues varan las circunstancias de la propia vida y sus consecuentes diversas exigencias: empresa-rio o monje, ama de casa o tenista internacional, agente de bolsa o albail, sacerdote o casado, etc. Unidad en el modo de vivir una virtud no signi-fica uniformidad. No obstante, la pobreza tiene un elemento comn a cualquier forma en que

  • 20

    deba ser vivida: el desprendimiento. Esta cualidad sobresale en quienes tienen la capacidad de ser felices con mucho o con poco, tal como dice San Pablo: Yo s vivir en abundancia o en escasez!13, y su invitacin a los cristianos a vivir como quie-nes nada tenemos pero todo lo poseemos14. Quien es pobre de espritu llega a experimentar singular alegra cuando debe afrontar una carencia im-prevista que permite identificarlo con Jess, pues en l se cumple el axioma de san Alfonso Mara de Ligorio: Paupertas non est paupertas, sed amor paupertatis: La pobreza no es la pobreza, sino el amor a la pobreza . San Josemara deca que, para ser felices, no es necesario llevar una vida cmoda, sino tener un corazn enamorado15.

    No es pobre quien materialmente no tiene pero su corazn desborda de codicia y resenti-miento; tampoco es pobre quien materialmente tiene y no es solidario con el prjimo necesita-do; ni quien habla con escandalosa insensibili-dad de sus lujosos viajes, ropas, fiestas ante personas que apenas tienen para vivir o sobrevi-vir; ni quienes son felices cuando tienen y tristes cuando no tienen Por tanto, te invito a que concluyamos esta reflexin preguntndonos:

    S vivir con alegra en abundancia y en escasez? S vivir como quien nada tiene pero todo lo

    posee?

    13 Filipenses 4, 12.14 2 Corintios 6, 10: tamquam nihil habentes et omnia possidentes.15 San Josemara Escriv, Surco 795.

  • 21

    5 de octubreEL soLDaDIto

    El 7 de octubre es la fiesta de la Virgen del Rosario. Ese da comienza el mes del Rosa-rio, que concluye el 7 de noviembre con la fiesta de Mara medianera de todas las gracias. A su vez, el 8 de noviembre da comienzo en Argentina el mes de Mara, que concluye el 8 de diciembre, con la fiesta de la Inmaculada Concepcin. En muchas naciones del mundo se dedica a la Virgen el mes en que la primavera est en su plenitud. En Espa-a, por ejemplo, en mayo; en cambio, en Argenti-na, en noviembre. El mes de Mara es el mes de las flores, conforme al canto piadoso: Venid y vamos todos, con flores a porfa, con flores a Mara, que Madre nuestra es! Y para los argentinos es motivo de alegra gozar de dos meses marianos consecuti-vos: el mes del Rosario y el mes de Mara.

    * * *

    Razones para rezar el Rosario Rezar el Rosario bien exige contemplar los

    misterios de la vida de Cristo (gozosos, lumino-sos, dolorosos y gloriosos); pero contemplarlos con los ojos con que los contempl, medit y conserv en su corazn la Santsima Virgen, lo que es para nosotros una gran fuente de riqueza.

    Cada Avemara es un nuevo latido de un co-razn enamorado16.

    16 Cf. San Josemara Escriv, Forja 615.

  • 22

    Virgen Inmaculada, yo no hago ms que au-mentar todos los das el nmero de mis pecados . . . Me has dicho que as hablabas con Nuestra Ma-dre, el otro da . Y te aconsej, seguro, que rezaras el Santo Rosario: Bendita monotona de avemaras que purifica la monotona de tus pecados!17.

    Excusas para omitir el rezo del Rosario Siempre retrasas el Rosario para luego, y acabas

    por omitirlo a causa del sueo; si no dispones de otros ratos, rectalo por la calle y sin que nadie lo note; adems, te ayudar a tener presencia de Dios18 .

    Estando en Argentina un muchacho pre-gunt a San Josemara Escriv:

    Padre, qu le puedo decir a un amigo que no quiere rezar el rosario porque dice que le resulta aburrido y se distrae?

    Pues dile que lo mismo sucede con un soldadi-to que hace guardia ante la puerta del palacio del jefe del estado, durante horas, firme; es imposible que no se distraiga!, pero hace la guardia o no hace la guardia? Por supuesto que hace la guardia! Pues t, entonces, dile que se esfuerce por rezarlo sin distraerse, pero si se distrae, que no se preocupe, porque igual le hace la guardia a nuestra Seora y Ella est muy contenta de su soldadito19. Algo semejante sola decir el santo papa Juan XXIII: El peor rosario no es el que rezamos con precipita-17 San Josemara Escriv, Surco 475. 18 Ibidem 478.19 Cf. San Josemara Escriv en Argentina, Archivo del Postulador, 1057/239.

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    cin o distraccin o aburridos, el peor rosario es el rosario que no se reza.

    Motivos para rezar el RosarioEn la carta Rosarium Virginis Mariae (2002)

    del santo papa Juan Pablo II se dice que el Ro-sario es una oracin centrada en la cristologa; por tanto, recitar el Rosario bien exige contemplar con Mara el rostro de Cristo . Te animo entonces a que de una vez por todas nos decidamos a rezar el Rosario como corresponde, contemplando los sucesos de la vida de Jess, al tiempo en que rezamos avemaras, y procurando mirar esos hechos (Nacimiento, Oracin en el Huerto, La Cruz a cuestas) con la mirada y los pensa-mientos de la Santsima Virgen.

    Intenciones por las cuales rezar el Rosario Len XIII: Esta oracin es instrumento espiri-

    tual eficaz ante los males de la sociedad. Y as como el Rosario nos pone en comunin vital con Jess a travs del Corazn de su Madre, nuestro cora-zn puede incluir en las decenas del Rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nacin, la Iglesia y la Humanidad . Si hay problemas gravsimos en tu familia, ciudad, pas o en el mundo, problemas en los que no existe ninguna luz al final del tnel, recuerda lo dicho por este papa y reza el Rosario.

    Juan Pablo II: El Rosario ha sido propuesto muchas veces por mis Predecesores y por m mismo como oracin por la paz . No se puede, pues, recitar

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    el Rosario sin un compromiso concreto de servir a la paz, con una particular atencin a la tierra de Jess, an ahora tan atormentada20.

    Juan Pablo II: Otro mbito crucial de nues-tro tiempo, que requiere una urgente atencin y oracin, es el de la familia, clula de la sociedad, amenazada cada vez ms por fuerzas disgregado-ras, tanto de ndole ideolgica como prctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institucin y, con ella, por el destino de toda la sociedad . En el marco de una pastoral familiar ms amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contra-rrestar los efectos desoladores de esta crisis actual 21.

    Y te sugiero dos propsitos finales:

    Si no sabes rezar el Rosario, aprndelo. Si lo sabes, puedes aprenderlo mejor.

    Reza el Rosario con los tuyos, de tanto en tanto, en algn momento; si hace falta, mien-tras se recoge la mesa y se lavan los platos o cuando se corta el csped. Ten en cuenta que, si bien no es legtimo cortar el csped mientras re-zamos el Rosario, s lo es rezar un Rosario mien-tras cortamos el csped.

    20 Juan Pablo II, Carta Rosarium Virginis Mariae, 2002.21 Ibidem.

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    6 de octubreEL trIPLE FUNEraL

    Que tu vida no sea una vida estril . S til . Deja huella . Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor . Borra, con tu vida de apstol, la seal viscosa y sucia que dejaron los sembrado-res impuros del odio . Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en tu corazn22. Estas palabras son apropiadas para comenzar nuestra reflexin en esta fecha en que la Iglesia canoniz a quien las redact: San Jose-mara Escriv. Nuestra vida no est hecha para que seamos estriles. Debemos dejar fruto. Por tanto, piensa: en lo que va de mi vida, he de-jado frutos?

    Aristteles, filsofo pagano, demostr racio-nalmente el carcter inmortal del alma. Para l, igual que para el cristianismo, fuimos hechos para la eternidad. Por tanto, no tiene sentido que gastemos nuestras vidas poniendo nuestro corazn slo en cosas de valor pasajero, pues los hombres slo cumplimos con nuestra misin, y somos felices, si sembramos semillas de eterni-dad. Y no me refiero a semillas destinadas a cul-tivar la propia fama, sino a prestar un servicio autntico a las generaciones venideras. Para ello, no es necesario ser descubridor de la penicilina, o inventor de la radio, o el genio que ide las bombillas de luz elctrica basta con servir a los que Dios puso a nuestro lado! 22 San Josemara Escriv, Camino 1.

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    Es ms, en este momento pienso en Atilio, mi maestro del primer curso escolar, religioso de los Hermanos Maristas, que me ense a leer con gran velocidad y comprensin, y antes de que cumpliera los siete aos; y recuerdo tambin a otras personas que consagraron sus vidas a cui-dar enfermos con ejemplar y edificante amor

    En la tarea de sembrar semillas silenciosas des-taca san Bruno, fundador de la Orden de los Cartujos, cuya fiesta la Iglesia celebra hoy. El impacto religioso y cultural que tuvo este santo en Europa an perdura, pues sus cartujas con monjes orantes se esparcen por el mundo, al igual que las mltiples ciudades, bibliotecas de prestigio y afamadas universidades gestadas en torno a ellas. Hago mencin a san Bruno por-que la Providencia dispuso que yo tuviera un sobrino con ese nombre, Bruno; as que hoy pido a Dios que l tambin tenga ilusin por sembrar semillas de eternidad, es decir, pido que la vida de mi sobrino no sea una vida estril: que Bruno sea til, que deje huella, que borre con la luminaria de su fe y de su amor la seal viscosa y sucia que dejan por el mundo los sembradores impuros del odio, y que ante la apata que reina entre tantos jvenes contemporneos suyos, y prximos a l, procure encender sus corazones iluminndolos con el deseo de trabajar para el bien comn de su pas y del mundo, porque la meta de un cristiano no puede limitarse a bus-car slo la propia felicidad y la de la familia in-mediata.

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    * * *

    San Bruno naci en Colonia en 1030, y mu-ri el 6 de octubre de 1101. Estudi en Reims y se orden sacerdote. Fue profesor de las ms altas ciencias de la poca, y fund la Orden de los Cartujos tras una singular experiencia testi-moniada por innumerables personas. Asista en Pars a los solemnes funerales del famoso mdi-co Raymond Diocres. En medio de la ceremo-nia sucedi algo inslito y, desde cierto punto de vista, aterrador: el muerto habl, tras lo cual call y sigui muerto. No obstante, todos alcan-zaron a escuchar las breves palabras que emiti aquel cadver con sus labios: Con justo juicio de Dios he sido juzgado! El revuelo de los presentes fue incontenible. El sacerdote suspendi el rito y lo aplaz para el da siguiente. Y si bien el ser humano se asusta con facilidad, la curiosidad a veces es ms fuerte que el miedo, razn por la que, al otro da, el templo estaba abarrotado a ms no poder, pues la noticia haba trascendi-do. En la ceremonia se repiti la escena, pues el muerto habl, call, y volvi a estar muerto y sus palabras fueron las mismas: Con justo juicio de Dios he sido juzgado!, y se volvi a suspender el funeral. Al tercer da, la muchedumbre fue gigantesca, y el muerto repiti sus palabras con trgico aadido: Con justo juicio de Dios he sido juzgado y condenado!

    No por miedo al infierno, pero s consciente de que una vida espiritualmente estril no tie-

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    ne sentido ser vivida, tras aquel triple funeral Bruno decidi con otros seis compaeros entre-garse a Dios seriamente, con una vida pobre y penitente, consagrada a la oracin y al trabajo, y buscando acercar a todas las almas a Dios. Su Orden religiosa, mil aos despus, se mantiene inalterable; y sus vocaciones y frutos espiritua-les siguen siendo inagotables. Los religiosos del mundo alaban la Orden de los Cartujos con el clebre adagio: Nunquam reformata quia nun-quam deformata, pues a diferencia de otras insti-tuciones religiosas que, con el pasar de los siglos, sufrieron deformaciones que exigieron reformas para volver al espritu inicial, los cartujos nunca necesitaron reformas, pues jams deformaron el espritu de san Bruno.

    La meta de San Bruno, de Bruno y de todos nosotros, es la misma: el Cielo. Si bien no son iguales los caminos y modos de alcanzar esa meta, porque son pocos aqullos a quienes Dios invita a vivir en una cartuja, todos debemos tener la misma determinacin por alcanzarla, cada uno desde el lugar en que Dios lo ha pues-to. Ojal mi sobrino Bruno, algn da, pueda darle un fuerte abrazo en el Cielo a su tocayo san Bruno.

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    7 de octubreCHrIstUs VINCIt

    Hoy es la fiesta del Santo Rosario. Para m es motivo singular de alegra, pues nac en la ciudad de Rosario, Argentina, cuyos do-cumentos fundacionales dan a entender que fue Mara quien la fund, al preservarla de muchos peligros. Tambin tuve la alegra de ir durante doce aos a un colegio llamado Nuestra Seo-ra del Rosario (Hermanos Maristas). Por otra parte, el Rosario en algn tiempo fue oracin comn de toda mi familia: paps y hermanos. Rezbamos cinco decenas de avemaras, prece-didas por el anuncio de un misterio de la vida de Cristo, que hacan mis hermanas Agueda y Ana.

    La palabra rosario significa corona de rosas; por ende, santo rosario es la santa corona de rosas. Anti-guamente, los romanos y los griegos solan coro-nar con rosas las estatuas de sus dioses. Manifes-taban as que tenan su corazn puesto en ellos, dejando en claro que no slo los respetaban, sino que los queran y admiraban. La palabra rosario designa a una de las ms difundidas devociones marianas; y el trmino se vincula indirectamen-te con la costumbre pagana a que hice mencin, porque durante la persecucin que llev adelante el Imperio Romano, por orden de Nern (ao 64), las mujeres cristianas que sufran martirio en el Coliseo ingresaban a la arena vestidas con sus ropas ms vistosas y sus cabezas adornadas con

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    una corona de rosas, cantando el himno Christus vincit. La corona era smbolo de la alegra de sa-ber que en pocos minutos se encontraran con Dios. Y al acabar la matanza de aquellas mujeres (crucificadas, asesinadas por gladiadores, tritura-das por los dientes de las fieras), los cristianos venan de noche a escondidas, recogan las coro-nas desparramadas en la arena y, por cada rosa, recitaban un salmo pidiendo a Dios que conce-diera el eterno descanso a quienes haban padeci-do martirio por Jess.

    As fue que la Iglesia comenz a impulsar el rezo de los ciento cincuenta salmos de David, en peticin por el alma de los mrtires; y a este rezo se lo llam rosario . Sin embargo, como la inmensa mayora de los cristianos eran anal-fabetos, y los salmos en la prctica podan ser rezados exclusivamente por las personas cultas, la Iglesia sugiri que, quienes no supieran leer, suplantaran cada salmo por un avemara, divi-diendo el rezo en quince decenas. Por eso, al Rosario tambin se lo denomin salterio de Ma-ra. Sin embargo, el impulso universal del rezo del santo Rosario fue obra de Santo Domingo de Guzmn, quien a fines del siglo XII sufra al ver que los pecados de los cristianos eran la principal causa por la que los paganos y los he-rejes albigenses no abrazaban la fe catlica. Esto lo llev a permanecer tres das con sus noches haciendo mucha oracin y duras penitencias pi-diendo por la conversin de los paganos y de los herejes. Y al acabar esos das, la Virgen le

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    manifest en su corazn que la mejor arma para convertir a los corazones duros no eran las duras penitencias y ayunos, sino el rezo del Rosario. Esto hizo que Santo Domingo comenzara a pre-dicar la conveniencia de rezarlo, y, dada su fama de santidad y la notable calidad de su modo de predicar al pueblo sencillo, hizo que el Rosario se difundiera de modo extraordinario23.

    El rezo del Rosario se mantuvo con fervor hasta unos cien aos despus de la muerte de Santo Domingo, pero luego comenz a decaer. Sin embargo, en 1349, cuando Europa fue azo-tada por una terrible epidemia de peste bubnica en la que muri cerca de un tercio de la pobla-cin, un fraile dominico, Alan de la Roche, su-perior de los dominicos en la misma provincia de Francia en que haba comenzado la devocin al Rosario, tuvo una aparicin: Jess, Mara y Santo Domingo se le hacan presente en sueos y le pedan que reavivara el rezo de esta oracin. Y as fue que esta devocin fue impulsada, con fuerza incontenible y definitiva, por Alan de la Roche y todos los dominicos, quienes le dieron la forma que tiene actualmente. Luego, el 7 de octubre de 1571, cuando tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, en la cual la flota cristiana pudo contener la invasin de los turcos, como el Papa San Po V (dominico) saba que de per-der la batalla la prctica de la religin catlica peligrara gravemente en toda Europa, pidi a

    23 Sugiero la lectura de Guardini, Romano, El rosario de Mara, Madrid 2002.

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    los cristianos rezar el Rosario por la paz de la Iglesia. Y al llegarle la noticia de que el peligro se haba conjurado, orden que sonaran todas las campanas de las Iglesias de Roma y se orga-nizase una procesin. Das ms tarde, cuando los mensajeros llegaron dando cuenta exacta de la victoria de Lepanto, al saber que el momento clave tuvo lugar el 7 de octubre, instituy ese da la fiesta de Nuestra Seora de las Victorias, a la que un ao ms tarde, el papa Gregorio XIII denomin nuestra Seora del Rosario.

    * * *

    Un Rosario rezado con atencin y devocin es una oracin que al mismo tiempo constitu-ye un saludable sacrificio para nuestras almas, tan proclives a la dificultad de vivir el haz lo que debes y est en lo que haces (san Josemara Escri-v); porque cuntos estudiantes no gobiernan sus mentes y se distraen!, o cuntos cnyuges piensan novelas romnticas con quienes no se han casado!, etc. Por tanto, te sugiero que reces el Rosario pidiendo poner orden en tu men-te; y tambin te sugiero que lo reces pidiendo por tantas cosas buenas y malas que hay en el mundo. Al pedir por las buenas, da gracias en nombre de todos los hombres, y al pedir por las malas, pide perdn por aqullos que pecan sin ninguna intencin de pedir perdn, para que Dios toque sus corazones.

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    8 de octubrePLUtarCo

    Dice Plutarco que Alejandro Magno, antes de una batalla decisiva, opt por repartir todas sus posesiones entre sus principales ofi-ciales; y al acabar, el general Perdicas con gran confianza le pregunt:

    Seor, y a ti que te queda?A m me queda la esperanza!Alejandro jug todo a la batalla, y tras vencer

    conquist un imperio gigantesco. Esta esperan-za de quien se juegatodoest bien retratada en la esperanza de la Virgen Mara, manifestada en su respuesta al anuncio del ngel Gabriel24:

    Al sexto mes fue enviado por Dios el ngel Ga-briel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado Jos, de la casa de David . El nombre de la virgen era Mara . Y entrando, le dijo:

    Algrate, llena de gracia, el Seor est contigo .Ella se turb al or estas palabras, y discurra

    sobre qu significaran .El ngel le dijo:No temas, Mara! Has hallado gracia delante

    de Dios: concebirs en tu seno a un nio, dars a luz un hijo y le pondrs por nombre Jess . l ser grande; y ser llamado Hijo del Altsimo; y Dios le

    24 Lucas1, 26-38

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    dar el trono de David, su padre; y reinar sobre la casa de Jacob por los siglos; y su reino no tendr fin .

    Mara respondi:Cmo ser esto, pues no conozco varn?El ngel respondi:El Espritu Santo vendr sobre ti y el poder

    del Altsimo te cubrir con su sombra; y el que nacer ser santo, y ser llamado Hijo de Dios . Tambin Isabel, pariente tuya, concibi un hijo en su ancianidad; y la que era estril se encuentra en su sexto mes, porque para Dios nada es imposible .

    Mara dijo entonces:He aqu la esclava del Seor; hgase en m

    segn tu palabra!Y el ngel se alej .

    * * *

    El ngel Gabriel comunica a la Virgen su vo-cacin, pero,qu es la vocacin?

    La vocacin es algo por lo cual vale la pena darlo todo. El ngel saluda a Mara y, antes de co-municarle su vocacin, le dice:No tengas miedo, Mara!Este miedo es un miedo saludable y respe-tuoso de la dignidad del hecho, pues el ngel vie-ne a pedir a la Virgen que entreguetodasu vida al servicio de una causa, poniendo en ella toda la esperanza. Por eso, la vocacin es algo por lo cual vale la pena darlo todo. Por ejemplo, Alexander Fleming dio toda su vida al microscopio, hasta

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    que encontr el penicillium notatum, base de los antibiticos; y su descubrimiento salv la vida a miles de millones de personas; y pudo hacerlo apoyndose en descubrimientos previos, entre otros, en el de quienes idearon el microscopio; y as como l consagr su vida a algo por lo cual va-la la pena darlo todo, pregntate:has descubierto en tu vida algo por lo cual valga la pena darlo todo?

    La vocacin esmisin. Dios nos asigna esa misin desde toda la eternidad:Nos eligi antes de la creacin del mundo, para que fusemos santos25. En alguna reflexin anterior advert acerca de la diferencia entre el fin y la misin. Elfines algo que yo me propongo;misin, en cambio, es la tarea asignada por Dios. Te pregunto entonces: Has descubierto tumisin o sigues alimentan-do las motivaciones de tu vida con fines persona-les, tal vez buenos y nobles, pero cuyo origen no es Dios sino el propio yo?

    La vocacin es unllamado. Siendo joven, re-cib una notificacin militarconvocndome, o, si se prefiere,llamndome, a iniciar los trmites para prestar el servicio militar en el Ejrcito Argenti-no. Una sucesin de hechos hizo que, finalmen-te, ese llamado no se hiciera efectivo (lo hubiera cumplido con mucho gusto). As es la vocacin: no slo misin, tambin llamado, en el sentido de que Dios nos convoca de modo personal ein-confundible, en algn momento de nuestra vida.

    25 Efesios1, 4.

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    Personal en cuanto nadie puede escuchar ese lla-mado por m, y tampoco nadie puede responder por m; e inconfundible en cuanto no hay duda alguna de que es Dios quien nos llama. Tal vez el llamado lo haga Dios con notable naturalidad, y sin que medie ningn hecho extraordinario(un ngel, por ejemplo), pero como la Iglesia afirma que todos tenemos vocacin, si an no hemos odo ese llamado personal e inconfundible, de-bemos estar prevenidos contra el ruido de vivir pensando en nosotros mismos, pues esto podra anular el resonar del llamado de Dios en nues-tra alma, tal como sucede al escuchar la radio si hay gritero a nuestro alrededor. Has escuchado ese llamado; o el ensimismamiento y la sociedad de consumo hacen tanto ruido en tu alma que impi-den captarlo?Tienes que saberque los retiros es-pirituales de silencio son un magnfico momento para descubrir (escuchar) el llamado de Dios.

    La vocacines la misin que Dios nos asign desde antes de la creacin del mundo, llamndo-nos explcitamente a darlo todo; por tanto, en ella est, como Alejandro ante su batalla, toda nuestra esperanza. Por eso no podemos fallar en respon-der fielmente a nuestra vocacin, en cuanto luz que ilumina todasnuestras acciones en la tierra, hilo conductor que unificatodanuestra existen-cia y razn de ser detodanuestra vida Y cierro esta reflexin con un interrogante: eres fiel a tu vocacin?

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    9 de octubreLos aNtoJos

    Recuerdo que teniendo ocho aos un ami-guito me mostraba con orgullo la marca encarnada de dos frutillas en su antebrazo. Los trazos de ambos frutos encarnados en el brazo, como manchas de nacimiento, eran ntidos. Luego, con aire de sabio cientfico y visin op-timista, aadi:

    Pap me dijo que tengo estas dos manchas por-que mi mam, durante el embarazo, estaba loca por comer frutillas, pero no las conseguan porque no era poca de frutillas; y su deseo histrico qued grabado en mi cuerpo; pero tuve suerte, porque sus frutillas no quedaron estampadas en mi nariz .

    Los especialistas afirman que ms del sesen-ta por ciento de las mujeres embarazadas su-fren deseos irrefrenables de ingerir alimentos, que no pueden ser aplacados por ningn otro alimento alternativo. Estos irrefrenables de-seos se denominan popularmente antojos. Los cientficos no se ponen de acuerdo sobre sus causas. Para algunos son un simple llamado de atencin del organismo, reclamando sustancias concretas; otros estiman que la causa reside en los cambios hormonales del embarazo, que afec-tan especialmente a los sentidos del olfato y del gusto. Y tambin estn los que sostienen la teo-ra emocional, segn la cual, cuando la mujer quiere fruta fuera de estacin, y pide al marido

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    que viaje a otra provincia para conseguirla, lo que est pidiendo es un apoyo incondicional a su embarazo; que el marido diga con hechos: Este hijo tambin es mo! Hago referencia a los antojos de las mujeres embarazadas porque, con independencia de que se conozcan con certeza sus causas y efectos, la mujer embarazada tiende (con razn) a evitar los esfuerzos; lo que hace que requiera ayuda de los dems con frecuen-cia: para no hacer colas en los bancos, no lustrar los pisos, ir sentada siempre en un vehculo de transporte, etc.

    * * *

    En aquellos das, se levant Mara y se fue con prontitud a la regin montaosa, a una ciudad de Jud; entr en casa de Zacaras y salud a Isabel . Y sucedi que, en cuanto oy Isabel el saludo de Mara, exult de alegra el nio en su vientre; e Isabel, llena de Espritu Santo, exclam:

    Bendita t entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, de dnde a m que venga la Madre de mi Seor a visitarme? Porque apenas lleg a mis odos la voz de tu saludo, salt de gozo el nio en mi seno . Bienaventurada t que has credo que se cum-plira lo que te fue anunciado por parte de Dios!

    Y dijo Mara: Mi alma engrandece al Seor y exulta de

    jbilo mi espritu en Dios, mi Salvador, porque mir la humildad de su esclava y, desde ahora, me llamarn bienaventurada todas las generaciones,

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    porque hizo en m grandes cosas Aqul que es todo-poderoso, cuyo nombre es Santo, y su misericordia se extiende de generacin en generacin sobre quie-nes le temen

    Mara permaneci junto a Isabel unos tres me-ses, y luego regres a su casa26 .

    El Evangelio que acabamos de leer comienza con la expresin en aquellos das. Hay que acla-rar que aquellos das fueron los de la Anuncia-cin del ngel Gabriel, es decir, cuando Mara recin quedaba encinta. Ella daba comienzo a su embarazo y su prima Santa Isabel ya llevaba seis meses desde que haba concebido milagrosa-mente a Juan Bautista en su vientre; milagrosa-mente, puesto que era una mujer estril y ancia-na. Dice el Evangelio que, una vez que la Virgen queda embarazada y se entera de que lejos, en las montaas, su prima anciana va por el sexto mes, se pone en marcha con prontitud (cum fes-tinatione, dice el texto latino: con prontitud ale-gre). La Virgen experimenta un antojo, un deseo irrefrenable de ayudar a su prima, y dejando a un lado las excusas razonables de su embarazo, emprende el viaje, puesto que, como prima, su presencia es insustituible como los antojos: debe ser ella la que la asista, puesto que si el ngel le comunic el embarazo de Isabel, por algo habr sido. La Virgen lleva a Dios dentro de s, pues tras haber dicho He aqu la esclava del Seor; hgase en m segn tu palabra!, concibi a Jess.

    26 Lucas 1, 39-50.

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    Y con Jess dentro del propio cuerpo surge el deseo irrefrenable de olvidarse de uno mismo y de comenzar a pensar en los dems. Lo dicho es especialmente vlido para quien acaba de co-mulgar, pues quien tiene a Jess en su propio cuerpo, es muy razonable que piense en servir.

    El encuentro entre Mara e Isabel es un en-cuentro que manifiesta alegra recproca por sendos embarazos. Adems, estos nios estaban relacionados entre s: uno era el precursor, el que corra por delante anunciando al Mesas, y el otro era el mismsimo Mesas. Mara estuvo tres meses con su prima, hasta el parto, y luego volvi a sus tareas. Cunta falta le hace hoy al mundo que las mujeres embarazadas sean acom-paadas con incondicional alegra por todo el ncleo familiar! Qu pena cuando los herma-nos, cuados, amigos manifiestan desagrado si se les da a conocer un nuevo embarazo! Y qu incoherencia y confusin reflejan estos parientes desaprensivos cuando, pasado un tiempo, recla-man ser ellos los padrinos de Bautismo! Pobre aquel nio a quien la Providencia reserv como padrinos, en sus misteriosos designios, estos pa-rientes que pblicamente protestaron al saber de su existencia!

    Y concluyo esta reflexin sugirindote exami-narnos: si nos sentimos mal (catarro, resfro, etc .) automticamente anulamos todo servicio a los dems?

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    10 de octubreEL CENso

    En muchas familias catlicas de todo el mundo, al llegar la Nochebuena, el ancia-no ms venerable, puesto de pie, lee y comenta el captulo 2 de San Lucas que narra el naci-miento de Jess. Hoy, al contemplar este miste-rio del Santo Rosario, te propongo dar comien-zo a nuestra reflexin con una lectura devota y muy respetuosa de dicho pasaje, que narra el nacimiento de un Nio, suceso que constituira un antes y un despus en toda la historia hu-mana; de hecho, escribo estas pginas en el ao 2014 despus del nacimiento de Jess.

    En aquellos das se public un edicto de Csar Augusto ordenando que todo el mundo se inscri-biera en un censo . Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria . To-dos iban a inscribirse a la ciudad de origen de su familia . Jos, por ser de la casa y familia de David, subi desde Nazaret, en Galilea, a Judea, a la ciu-dad de David, llamada Beln, para empadronarse con Mara, su esposa, que estaba encinta . Y estan-do all, se cumplieron los das del parto, y Mara dio a luz a su Hijo primognito, y lo envolvi en paales y lo recost en un pesebre, porque no hubo sitio para ellos en la posada.

    En la comarca haba unos pastores que dorman al raso, y vigilaban por turnos, durante la noche, los rebaos . Y se les present el ngel del Seor, y la

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    gloria de Dios los envolvi con su luz, y se llenaron de temor . El ngel les dijo:

    No temis, os anuncio una gran alegra, que es para todo el pueblo: Hoy os ha nacido un sal-vador, Cristo, el Seor, en la ciudad de David . Y esto os servir como seal: encontraris a un nio envuelto en paales y recostado en un pesebre .

    E inmediatamente se uni al ngel una multi-tud del Ejrcito celestial, que cantaba:

    Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que aman al Seor!

    Y cuando los ngeles se fueron al cielo, los pasto-res se decan entre s:

    Vayamos a Beln a ver lo sucedido, pues el Seor se nos ha manifestado!

    Fueron con prisa y encontraron a Mara y a Jos, junto al nio recostado en un pesebre . Y al ver-lo dijeron lo que les haba dicho acerca de aquel nio . Y todos los que los escuchaban se maravilla-ban de lo que los pastores decan . Mara conserva-ba todas estas cosas meditndolas en su corazn . Y los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que haban visto y odo, conforme a lo que se les haba dicho27.

    * * *

    Los censos contemporneos, para conocer la poblacin de un pas, tienen su protocolo: se declara feriado absoluto (no puede abrir ningn comercio), para garantizar que todos los ciuda-27 Lucas 2, 1-20.

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    danos estn en sus casas; y luego, los agentes del censo recorren casa por casa recopilando datos. En tiempos de Jos y Mara el sistema era distinto: cada uno deba inscribirse en el pueblo o ciudad de la que era oriunda la propia familia. Por esa razn, Mara y Jos llegaron a Beln, pues ambos, por diversas ramas de la es-tirpe davdica, eran descendientes del autor de los Salmos. Era lgico que, en aquella pequea aldea, a lo largo del ao llegaran una vez y otra los parientes de David a censarse; por tanto, es lgico pensar que la posada estuviese repleta de modo continuo, tambin cuando lleg a Beln la sagrada Familia. Pero s resulta extrao, e in-cluso escandaloso, que estando la posada repleta de familiares, tal vez lejanos, pero familiares al fin, nadie hubiera cedido su puesto a una joven a punto de dar a luz. En tal sentido, el desprecio y desamparo de Mara y de Jos fue asombroso; y admirablemente bella la mansedumbre con que afrontaron dignamente dicha contrariedad.

    Jesucristo vino al mundo para vivir con no-sotros y ensearnos a llegar al Cielo. Tambin vino para alojarse en nuestras almas y cuerpos, por medio de la santa Eucarista, que recibida dignamente nos hace pesebres vivientes. No obs-tante, su venida al mundo vuelve a encontrar los dos obstculos de hace dos mil aos en Beln: la indiferencia y el maltrato; la indiferencia de quienes entonces no dieron lugar a Mara en la posada y la de quienes ahora omiten comulgar por pereza o dejadez; y el maltrato del rey He-

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    rodes, que busc asesinarlo hace dos mil aos, y el de quienes comulgan con osada sin haber pe-dido perdn de sus pecados hospederos que maltratan a quien se aloja en la posada del alma.

    Quisiera hacer una consideracin final. El papa Francisco ha dicho que el captulo 25 del Evangelio de San Mateo es el captulo progra-mtico de su pontificado. All se recogen unas palabras de Jess que concede la salvacin al cristiano: fui peregrino y me habis recibido; y, simtricamente, otras que sealan el camino de la condenacin: fui peregrino y no me habis recibido. Estimo que debemos meditar estas pa-labras, porque todos algunas veces nos vemos obligados en conciencia a dar hospedaje inespe-rado a parientes, amigos, personas necesitadas, accidentados, viajeros que enferman, etc.

    Hoy valdra la pena que nos examinemos si, en esos casos que se presentan (o se habrn de presentar, con toda seguridad) ms de una vez en la vida, somos hospitalarios o alevosamen-te esquivos para hacernos cargo de un impre-visto; o si somos personas que, al ver a alguien necesitado de hospedaje urgente e inesperado, espontneamente le ofrecemos lo nuestro (poco o mucho), o si slo abrimos las puertas de nues-tro hogar con desagrado interior y/o exterior cuando explcitamente nos lo ruegan de rodillas.

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    11 de octubreLUMEN GENtIUM

    Un periodista hizo una entrevista a Mijal Gorbachov, y le pregunt: Cul es, segn usted, el fundamento de la mo-

    ral? La libertad humana .Luego, en otra entrevista, hace el mismo inte-

    rrogante al entonces Cardenal Ratzinger; y ste responde:

    La humildad de reconocer que somos criatu-ras; y no el Creador .

    Esta respuesta del Cardenal es ms exacta, pues condiciona la libertad humana misma, dejando en claro que es libertad limitada, por ser libertad de una criatura. Pese a que en la tierra llamamos pap y mam a quienes nos dieron el modo hu-mano de ser, la realidad es que quien nos dio el acto de ser fue Dios. Cada vez que el hombre olvida su condicin de criatura traspasa los lmi-tes impuestos por el Creador; y estas transgre-siones han llegado a incluir el comercio de otros seres humanos: trata de blancas; compraventa de esclavos; rufianismo; trfico de nios; com-praventa de rganos humanos para trasplantes; gametos humanos, embriones humanos y fetos abortados; alquiler de vientres para la fecunda-cin in vitro, etc. Con estas conductas, el hom-bre parece desconocer todo lmite; y cuando se

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    comporta como si fuera propietario de otros seres humanos, contradice el espritu del cuarto misterio de gozo del santo Rosario, en el cual se reivindica el dominio de Dios sobre todas las personas.

    * * *

    El Evangelio de San Lucas dice que, cuando se cumplieron los das del rito de la purificacin llevaron a Jess a Jerusaln para presentarlo al Seor, tal como est escrito en la Ley del Seor: Todo varn primognito ser consagrado al Se-or . Y ofrecieron como sacrificio un par de trto-las, conforme a lo dicho en la Ley del Seor Un anciano llamado Simen, hombre justo y piadoso que esperaba la liberacin de Israel, y en el que estaba el Espritu Santo tom en brazos al Nio y bendijo a Dios diciendo: Ahora puedes, Seor, segn tu palabra, dejar a tu siervo irse en paz; pues mis ojos han visto la salvacin que has preparado a todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel Simen los bendijo, y dijo a Mara: ste ha sido puesto para cada y elevacin de muchos en Israel, y como signo de contradiccin . . . All haba tambin una profetisa, Ana, quien despus de casarse haba vivido sie-te aos con su marido, y luego permaneci viuda hasta los ochenta y cuatro aos; ella no se apartaba del Templo, y serva a Dios noche y da con ayunos y oraciones, y alababa a Dios hablando del Nio a todos los que esperaban la redencin28.

    28 Lucas 2, 22-39.

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    El rito de la purificacin inclua un simbli-co rescate. El varn primognito era llevado a Dios porque era de Dios: Todo varn primo-gnito ser consagrado al Seor. Tal como suce-de en la agricultura, cuando los hombres del campo tienen la fiesta de las primicias, en la que los primeros frutos de la tierra se ofrendan a Dios (fiesta de la vendimia, fiesta de la zafra del azcar). El matrimonio llevaba al Templo al primognito porque perteneca a Dios, y para retenerlo y educarlo haca una ofrenda simboli-zando la compra del nio a Dios. Si eran ricos, la ofrenda era un animal de ganado mayor; si eran pobres, un par de trtolas. En el caso de Jos y Mara, la ofrenda fue un par de trtolas. El rito recordaba a los paps del nio la singular dependencia de la criatura respecto del Creador. Porque los hijos eran, sobre todo, hijos de Dios.

    Al respecto, dicen que san Luis, rey de Fran-cia, tras el bautismo del primero de sus hijos, lo tom en sus brazos y exclam: Por fin has sido bautizado; ahora ya no eres slo hijo mo, tam-bin, y sobre todo, hijo de Dios! Los hombres no pueden ni deben explotar a los dems hombres, pero esta verdad moral ha sido controvertida, en los hechos, a lo largo de todas las pocas de la historia humana. Basta pensar que en una gue-rra relativamente reciente, la Guerra de Secesin de los Estados Unidos de Amrica (1861-1865), hubo ejrcitos dispuestos a pelear para mantener la esclavitud como institucin social.

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    El mundo presente no slo no ha podido mo-dificar esta trgica situacin, sino que parece agravarla, pues los contratos de compraventa de personas se han incrementado bajo la forma sutil y encubierta de la praxis de la fecundacin in vitro, que incluye la compraventa de embrio-nes y/o de gametos para construir embriones, y tambin las granjas de alquiler de vientres, don-de mujeres de naciones pobres son explotadas para gestar en su vientre a un nio que luego les ser arrebatado de sus manos.

    El mundo contemporneo silencia de modo clamoroso este atropello humano. Sin embargo, la Iglesia contina iluminando la inviolabilidad de la vida humana concebida, y sigue cumplien-do su misin de ser signo de contradiccin, pues la misin de la Iglesia no es querer quedar bien en los mass media, sino salvar a las almas. Por tanto, as como la profetisa Ana rezaba de da y de noche, ofreciendo a Dios sacrificios y oracio-nes, tambin hagmoslo nosotros pidiendo por la conversin de las mentes y de los corazones, para que el nio Jess, a quien el anciano Si-men llamaba luz de las naciones (Lumen gen-tium), ilumine la vida humana, a fin de que sea respetada en todos sus estadios.

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    12 de octubreEL PaVMEtro

    En los evangelios son pocos los versculos destinados a narrar la vida de Jess duran-te su infancia, adolescencia y juventud; pero no tienen desperdicio. Por tanto, te sugiero que leas con atencin el pasaje de san Lucas, quien sin-tetiza lo sucedido en estos aos ofrecindonos algunas lecciones ejemplares:

    El nio creca y se fortaleca, llenndose de sabi-dura; y la gracia de Dios estaba en l . Sus padres iban todos los aos a Jerusaln para la fiesta de Pascua . Y al cumplir el Nio doce aos, subieron, como de costumbre, a la fiesta . Y pasados los das, al volver, el nio Jess se qued en Jerusaln sin que sus padres se dieran cuenta . Ellos crean que iba en la caravana, e hicieron un da de camino; tras buscarlo entre los parientes y conocidos, al no encontrarlo, volvieron a Jerusaln en su busca . Y a los tres das lo encontraron en el Templo sentado entre los doctores, escuchndolos y preguntndoles . Todos los que lo escuchaban se encontraban estupe-factos de su inteligencia y de sus respuestas .

    Al verlo, quedaron sorprendidos, y su Madre le pregunt:

    Hijo, por qu nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te buscbamos!

    El respondi:Por qu me buscabais: no sabais que debo

    atender los asuntos de mi Padre?

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    Ellos no comprendieron su respuesta . El Nio baj con ellos a Nazaret, y les obedeca . Su madre conservaba cuidadosamente todas estas cosas en su corazn . Y Jess creca en sabidura, en edad y en gracia, delante de Dios y de los hombres29 .

    * * *

    La Virgen y san Jos educaron a Jess en un clima de libertad diurna, pero no nocturna. Los paps de Jess no eran posesivos ni obsesivos; respetaban la libertad del Nio, pero con lmites; pues, tras andar todo un da de camino, supo-niendo que estaba en la caravana, la familia tiene que cobijarse en un mismo lugar al acabar el da.

    La Virgen y san Jos deciden volver a Jeru-saln: avanzar sin Jess no tiene sentido, pues el Nio es la razn de sus vidas. Acaso te imaginas un libro que recoja la vida de Mara o de san Jos sin hacer mencin a Jess? Te invito a que nos preguntemos: tengo en claro cul es la razn de mi vida, aqulla sin la cual no vale la pena dar un solo paso?

    Cuando lo encuentran, Mara pregunta y ex-clama: Hijo, por qu nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te buscbamos! Una vez ms te invito a distinguir el dolor y la angustia. Dolor es lo que experimenta quien ve morir a sus pa-ps despus de largos aos de vida; en cambio, angustia es lo que experimenta quien perdi el rumbo de su vida. Al pie de la Cruz, la Virgen

    29 Lucas 2, 40-52.

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    experimentar dolor, sufrir al ver morir a su Hijo, pero con la satisfaccin de saber que cum-ple la voluntad de su padre; en cambio, al llegar la noche en la caravana y no dar con l, padece la angustia de quien ha perdido el sentido de su vida, aquello por lo cual vale la pena darlo todo. Ten presente que nosotros muchas veces nos an-gustiamos por cosas que no tienen trascendencia espiritual (deudas, enfermedades) y, en cam-bio, parece no afectarnos la realidad del pecado y de la tibieza en nuestras vidas (que s deberan ser motivos de angustia). La prdida del Nio formaba parte de los planes divinos; por tanto, la Virgen no tena por qu asustarse; pero ese susto angustioso por causas que eran slo aparentes, refleja que era una mujer que tena clara su mi-sin en la vida.

    En la vida siempre hay momentos en los que debemos tomar a solas las decisiones. Podemos y debemos escuchar a otros, pero llega un punto en el que el rumbo de nuestra existencia debe ser fruto de una decisin personal e intransferible, y esto fue lo que seal Jess en su respuesta a Ma-ra y a Jos: Por qu me buscabais: no sabais que debo atender los asuntos de mi Padre? Y te pre-gunto: tu vida est llena de decisiones propias, orientadas al bien, tomadas en el Templo, ante Dios? Tu vida acumula un conjunto de hechos trgicos e imprevistos, resueltos fuera del Tem-plo, sin la luz de Dios; por ejemplo, embarazos indeseados seguidos de abortos precipitados que golpean la conciencia durante aos?

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    El Nio baj con ellos a Nazaret, y les obe-deca . y creca en sabidura, en edad y en gracia, delante de Dios y de los hombres . Si Jess no hubiera obedecido, el texto dira: El nio se neg a bajar con ellos a Nazaret, y les desobedeca, y su conducta era cada vez ms necia, infantil y perversa, delante de Dios y de los hombres. Al res-pecto, te cuento que, al llegar a los doce aos, los profesores de mi escuela nos prevenan una y otra vez sobre la importancia de ser obedientes, pues habamos ingresado a la edad del pavo, cuyo sntoma fundamental era la desobediencia, sobre todo en cuestiones nocturnas y diversiones fuera de casa. Es ms, decan que haba un instrumen-to de medicin llamado el pavmetro, cuya aguja era la desobediencia, y nos rogaban que no fu-ramos tan desobedientes como para hacer saltar la aguja del pavmetro.

    Su madre conservaba cuidadosamente todas estas cosas en su corazn . Ojal sepamos en nues-tra vida meditar y conservar en nuestro corazn todo lo que aprendimos de Jess!

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    13 de octubreEstaFaDorEs DE La FE

    En la madrugada de un domingo la expe-dicin de Sir Samuel White Baker (1821-1893) avanzaba por la jungla africana intentan-do descubrir las fuentes del ro Nilo. De repente, este bravo escocs, oficial del ejrcito britnico y antiesclavista acrrimo, encontr grabado en el tronco de un rbol el nombre del explorador italiano Giovanni Miani, misionero catlico de quien haca tiempo no se tenan noticias. La marcha continu con esfuerzo abrindose paso a puro machete. De pronto se produjo algo in-esperado: comenzaron a escuchar un fervoroso canto meldico en gregoriano. Con intriga in-contenible continuaron avanzando, hasta llegar a las afueras de una aldea; desde all vieron a la distancia que muchas personas cantaban en latn!, al comps de una danza, el Credo de la Misa catlica.

    Al presentarse a los habitantes de la aldea su-pieron que all haba estado Miani (de quien des-de haca aos ya no se tenan noticias). Eran ca-tlicos de la tribu Bata que saban administrar el Bautismo; pero, como no tenan sacerdotes, se reunan los domingos para cantar con llama-tivo entusiasmo el Credo, que el misionero les haba enseado. Aquel cntico les daba sentido de identidad y pertenencia a la fe catlica. Mia-ni nunca volvera a pasar por esa aldea perdida,

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    pero les ense algo esencial para la salvacin de sus almas: santificar los domingos cantando el Credo. Y este mismo Credo de aquellos nativos africanos, apenas evangelizados, es el que reza la Iglesia catlica en todos los pases del mundo, desde hace siglos, desde la salida del sol hasta el ocaso.

    En la Misa haba antiguamente dos partes cla-ramente diferenciadas; en una podan participar los bautizados y los catecmenos (adultos que se preparaban para recibir el Bautismo), en la otra slo podan estar presentes los bautizados. Por eso, al terminar la homila, un dicono invita-ba a los catecmenos, cordialmente, a retirarse. El Credo, en el templo, slo deban rezarlo los bautizados en la Iglesia catlica. Ojal nosotros, adems de recitar el Credo con fe y con fervor, aprendamos cada vez mejor su contenido, de modo que lo que decimos creer coincida con los dictados de nuestra conciencia.

    * * *

    El primer misterio luminoso nos invita a con-siderar el momento en que Jess fue bautizado en el ro Jordn. All Jess instituy el sacramen-to del Bautismo, en el cual recibimos la gracia de la fe, que debemos alimentar a diario para perseverar en ella fielmente hasta la muerte. Y digo que debemos perseverar fielmente, porque, en cierta oportunidad, una mam vino descon-solada a decirme que su hijo se haba puesto

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    de novio con una muchacha de religin juda. Lleg a decirme: Es una muchacha correcta, es-tudiosa, respetuosa y muy religiosa; es ms, le ten-go afecto y simpata, pero no es catlica. La pre-ocupacin de esta mam era legtima. Ella era consciente de que los casamientos entre judos y catlicos no estn prohibidos pero s desaconse-jados, tanto por la religin catlica como por la religin juda. La razn es obvia: si los paps no estn de acuerdo en las creencias religiosas, con facilidad podra haber altercados o discusiones que obstaculizarn la educacin de los hijos; y si a los paps les diera lo mismo que sus hijos fue-ran educados en una fe u otra, demostraran ser personas de pocas convicciones. Pero dejando a un lado esta cuestin, te dir que llama la aten-cin la tendencia de algunos paps a preocupar-se cuando el novio de la hija es de otra religin, y la poca preocupacin cuando, si bien es de la misma religin, es un catlico manifiestamente incoherente: defensor de las uniones gay y de la fecundacin in vitro, exigente en el reclamo de relaciones prematrimoniales, perezoso en el estudio y el trabajo...; es decir, llama la atencin que muchas veces a los paps no les preocupe que los hijos establezcan noviazgos con estafa-dores de la fe.

    En cierta ocasin fui consultado por una jo-ven a la que dos candidatos le haban declarado su amor: uno catlico y el otro no. Le dije que no poda decidir por ella y que era una cuestin que deba hablarla con Dios; pero s le dej en

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    claro que, conforme a la descripcin que ella misma me daba de los dos candidatos, quien de-ca ser catlico era un estafador de la fe, pues sus opiniones y vida negaban nuestro Credo casi al nivel de un apstata; en cambio, el otro, aunque no fuera catlico, pareca tener una concepcin mucho ms sana de la vida y de la Ley Natural.

    Hoy son frecuentes los que dicen ser catli-cos pero, pblicamente, rechazan el ncleo de la fe y de la moral de la Iglesia; por ejemplo, rechazan la indisolubilidad del matrimonio o el matrimonio mismo (concubinos), no respe-tan la vida del nio por nacer (aborto), matan a los ancianos (eutanasia), son muy pero muy constantes en no participar jams! de la Misa dominical en la que los cristianos manifestamos nuestra fe comn y rezamos a Dios por nuestras necesidades comunes, etc. Se trata de catlicos cuya fe es una cscara de huevo que por dentro no tiene ni clara ni yema. Por todo lo dicho te sugiero que nos esforcemos no slo por conocer mejor nuestro Credo, tan bien explicado por el Catecismo catlico, sino tambin por pedirle a Dios que nos ayude a rezarlo con nuestras vidas, y con la misma fe o entusiasmo de aquella tribu selvtica, o con el mismo mpetu que un depor-tista entona emocionado su himno nacional an-tes de la final de un torneo mundial.

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    14 de octubreLos CrIstEros30

    El segundo misterio de luz nos invita a meditar la auto-revelacin de Jess en las bodas de Can, cuando hizo el milagro de trans-formar el agua en vino. Pues bien, debo decir-te que as como el buen cristiano transforma el agua en vino, cuando somos tibios o pecadores no arrepentidos hacemos lo opuesto con faci-lidad, ya que convertimos el vino en agua, lo aguamos. Un modo concreto es cuando critica-mos las acciones virtuosas.

    Por ejemplo, en 2012 se suscit una polmica entre un obispo de Uruguay y el ministro de Defensa. La cuestin tuvo que ver con ocasin de una opinin publicada por el seor ministro, quien se diriga con cierta confianza y amistad al obispo, pero en pblico: Debo decirte que el famoso grito Viva Cristo Rey, que nos hacan gritar todos los das al acabar el horario escolar en el Liceo Santa Mara de los Hermanos Maristas, a infantes, nios y adolescentes, all por los aos cuarenta y cincuenta, y que me recomiendas an hoy, es un ultraconocido, recontrapoltico y recono-cido grito fascista . En definitiva, nos hacan gritar una consigna nazi sin saber lo que era . Y t me la recomiendas en pleno 2012!

    Sin entrar de lleno en este dilogo cruzado, mantenido por ambos en un clima de cierta

    30 Colaboracin del padre Salvador Fornieles.

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    amistad, me parece importante sealar que ese grito o consigna no es de ninguna manera nazi, teniendo en cuenta no slo que los nazis fueron condenados por la Iglesia catlica en 1937, sino que, adems, la persiguieron crudamente. No hay ningn indicio que diga que los nazis gri-taban Viva Cristo Rey, y lo mismo cabe decir de los fascistas italianos comandados por il Duce. En todo caso, sera lo contrario. A mi entender, dicha afirmacin fue un error claro del seor ministro.

    La historia ensea que en la dcada anterior al nazismo, entre 1926 y 1929 en Mxico, un gran nmero de catlicos, llamados los cristeros, fueron fusilados por su fe, y moran gritando Viva Cristo Rey. Lejos de toda sospecha de ser nazis, daban ese grito antes de morir porque la fiesta de Cristo Rey haba sido establecida por el Papa Po XI en 1925.

    El Papa haba establecido esta fiesta para que los inapreciables bienes de la realeza de Cristo fruc-tifiquen ms abundantemente y se hagan estables en la sociedad cristiana; y para que se propague lo ms posible el conocimiento de la Real dignidad de Nuestro Salvador, nada ms eficaz que instituir la fiesta propia y peculiar de Cristo Rey. Por tanto, deca la Encclica de Po XI: Si mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los catlicos del mundo, con ello proveemos a las necesidades de los tiempos presentes, y damos un remedio eficacsimo a la peste que infecciona a toda la sociedad humana: el laicismo con sus errores y abominables intentos.

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    El laicismo es una tendencia filosfico-poltica que procura eliminar a Dios de la vida pblica, recluyndolo a la conciencia de las personas, sin permitir que haya manifestacin alguna exter-na de religiosidad. Sus mtodos siempre fueron violentos, y el Papa quera contrarrestarlo con esta fiesta, para promover que no haya Estados que pretendan desarrollarse sin Dios, poniendo su religin en la impiedad y en el desprecio de Dios, como el calendario de la Revolucin Francesa, que cambi los nombres de las semanas, los meses y los aos para que no quedara ninguna referencia atinente al nacimiento de Jess; este calendario, afortunadamente dur muy poco, al igual que el eterno calendario sovitico de la revolucin rusa sin rastros cristianos de nin-gn tipo, que apenas logr vigencia un par de aos. Estas intenciones laicistas tenan un de-nominador comn: borrar a Dios de la historia humana, pero tal como deca Pablo Neruda: Se pueden cortar todas las flores, pero no se puede de-tener la primavera; y, por eso, los calendarios sin Dios, tanto el de la revolucin francesa como el de la revolucin bolchevique, pasaron sin pena ni gloria por la historia humana.

    En Uruguay hubo tambin un curioso proyec-to de ley que estableca un da de descanso por semana para los trabajadores, pero determinan-do que ese da no tena por qu ser el domingo, da aburrido y nostlgico que invitaba ms a la borrachera y a la taberna; da digno de ser tachado del calendario, al decir de un legislador improvi-

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    sado. Afortunadamente, ese proyecto no tom forma de ley, y en 1920 la ley de descanso sema-nal fij el domingo.

    Para que haya paz en el mundo, Cristo debe reinar en la sociedad, en las familias y en las per-sonas, en los lugares de trabajo y de diversin, y en los mbitos polticos, deportivos y sociales. Cristo es el centro de toda la historia universal, l es el alfa y la omega, el principio y el fin, y sin su reinado nunca habr paz autntica. En el Padrenuestro decimos: Venga a nosotros tu reino; por tanto, te invito a que repitamos estas pala-bras muchas veces al da, y en las ms variadas circunstancias, pidindole a Dios que nos ayude a que su reinado sea efectivo. Venga a nosotros tu reino en el trato habitual con todas las personas con las cuales convivimos. Venga a nosotros tu reino al comenzar cada actividad. Venga a no-sotros tu reino en cada tentacin que debemos enfrentar, para pedirle a Cristo que nos ayude a vencer

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    15 de octubreEL KIsEr

    El tercer misterio luminoso del Santo Ro-sario nos invita a la conversin. Tras la muerte de Juan Bautista, Jess dice claramente: Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios est cerca . Arrepentos y creed en el Evangelio31. Esta conversin resplandeci en la vida de Santa Te-resa de Jess, quien supo dejar a un lado todo lo suyo y ofrecer su vida entera al servicio de Dios.

    El deseo de conversin de esta santa se pone de manifiesto en su famosa poesa que, a modo de oracin ntima, describe su admirable pro-yecto de vida: Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, slo Dios basta! Y te invito a que nos preguntemos si en nuestras vidas es realidad el slo Dios basta!, porque la lucha cristiana consiste en lograr la paz y la serenidad en base a la simple conviccin de estar cumpliendo con la voluntad de Dios, y sin importar que esto implique renunciar a otros proyectos o ilusiones por nobles que sean.

    * * *

    Un santo predicador contaba un episodio de la vida del Kiser Guillermo II, quien durante la Primera Guerra Mundial visit sorpresivamente el Ministerio de Guerra. Al hacerlo recorri los 31 Marcos 1, 14-15.

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    despachos junto al ministro. De repente, en-trando sin avisar a una oficina ms bien peque-a, dieron con una joven empleada que escriba sobre el escritorio; sta, sorprendida ante aque-lla visita tan importante e imprevista, desliz con disimulo el papel que escriba guardndolo en un cajn como quien lo oculta.

    El movimiento no pas desapercibido al Ki-ser, quien pregunt:Seorita, qu es lo que est guardando en ese cajn?Es algo sin importancia . El Kiser no qued conforme con esa evasiva,

    e insisti en que le diera a conocer el contenido. La joven, ahora ruborizada, abri el cajn y le entreg el papel. Era una emocionante carta que la muchacha diriga a su novio, que estaba en el frente de guerra, animndolo a pelear por su pas. Entonces, disculpndose por haber inva-dido injustamente su intimidad, dijo el Kiser:

    Seorita, cuando acabe esta guerra, y estas cosas suyas sin importancia vuelvan a ser importantes, h-gamelo saber; pues quiero ser el padrino de su boda .

    El predicador ilustraba con este hecho hist-rico la conveniencia de que todos tengamos un cajn previsto para dejar a un lado lo nuestro (lo mo, lo personal) como cosas sin importancia, cuando el bien comn lo exige, como aquella seorita del Ministerio de Guerra. Hay ciertas circunstancias en las que mi descanso y mi co-modidad deben quedar a un lado. Por ejemplo, hoy mismo, al escribir estas lneas, reciba la

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    triste noticia sobre la repentina muerte de un amigo que tena toda una vida por delante. l viva en otra ciudad, y los tiempos no me per-mitan viajar a tiempo para estar presente en el mismo velorio; pero si tuviera tiempo, y justo hoy tuviera previsto, desde hace tiempo y con ilusin, una excursin para descansar con algu-nos amigos, o un par de das de pesca, en ese caso tendra que estar preparado para guardar en mi cajn de cosas sin importancia esa excur-sin, y acompaar a los familiares de mi amigo que ya compareci ante Dios. As como aquella joven dejaba a un lado sus cosas, deberamos plantearnos buscar ms a Dios y ponerlo en el centro de nuestra vida: Ests lleno de ti, de ti, de ti . . . Y no sers eficaz hasta que no te llenes de l, de l, de l, actuando in nomine Domini en nombre y con la fuerza de Dios32 .

    Todos tenemos que luchar contra la habitual tentacin de sentirnos pequeos reyezuelos en el ambiente en que nos movemos, que con fre-cuencia es minsculo, porque el deseo de poder suele llenar nuestras almas. Al respecto, deca San Josemara Escriv: Recuerdo el pintoresco caso de un cocinero . Trabajaba en un seminario de Espaa en el que sola alojarme cuando estaba de viaje . Aquel hombre, si preparaba algn plato que l consideraba extraordinario en realidad no lo eran, echaba a todos de la cocina, para que no aprendieran la receta33 .

    32 San Josemara Escriv, Surco 699.33 Cf. Vzquez de Prada, Andrs, El fundador del Opus Dei, Madrid 2003, tomo 3, p. 304.

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    En 1963 fue elegido Papa el Cardenal Juan Bautista Montini, quien asumi el pontificado con el nombre de Pablo VI. Aos despus, el escritor Jean Guitton, le pidi escribir un libro sobre su vida, pero Pablo VI respondi:

    Un libro as no tendra sentido, porque Mon-tini ya no existe; existe solamente el sucesor de Pe-dro . No le aconsejo que escriba ese libro, porque no tendra sentido .

    Y Guitton replic: Por qu no? Acaso no existe un libro, el

    Evangelio, que describe la persona de Pedro, su vida interior, su grandeza y sus debilidades?

    Al escuchar aquello, el Papa cedi, y conce-di el permiso, y as naci el libro: Dilogos con Pablo VI. Qu convencimiento el de este Papa a punto de ser beatificado, de que nosotros no existimos!

    Para concluir, te invito a que nos examine-mos: Tengo un cajn para guardar, durante el tiempo que sea necesario, aquellas cosas que las circunstancias u otras necesidades han vuelto de poca importancia? Porque ten presente que es muy sabio saber dar un paso al costado y dejar que Dios y los dems se luzcan: Es preciso que l crezca y que yo disminuya34 .

    34 Juan 1, 24.

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    16 de octubre EL DUEo35

    El cuarto misterio de luz nos invita a con-templar la Transfiguracin de Jess, mo-mento en el que resplandece nuestro llamado a ser hijos de Dios. Al respecto, dice San Pablo: Doblo mis rodillas ante Aqul de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra36. El apstol de las gentes alaba a todo aqul que en la tierra es digno de ser llamado padre, y advierte que el espritu paternal es un don de Dios.

    * * *

    En octubre del ao 2000 Juan Pablo II ca-noniz a Santa Josefina Bakhita, religiosa su-danesa, de las Hermanas Canosianas. Africana de nacimiento, capturada por los esclavistas y vendida como esclava ms de una vez, lleg a conocer la fe, alcanz la libertad y se hizo reli-giosa. Ella tuvo una experiencia personal muy profunda como autntica hija de Dios. De ella deca el papa Benedicto XVI: Despus de haber sufrido maltratos de los terribles dueos que la tu-vieron como propiedad, Bakhita conoci a un Dueo totalmente diferente, a Jesucristo, Dios vivo . Hasta aquel momento slo haba conocido dueos que la despreciaban o, en el mejor de los casos, la estimaban esclava til . Ahora, por el con-35 Colaboracin del padre Salvador Fornieles.36 Efesios 3, 14-15.

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    trario, saba que tena un Dueo por encima de todos los dueos: el Seor de todos los seores; y que este Seor era la bondad en persona . Tambin supo que este Seor era quien la haba creado a ella, y que la quera . Por tanto, ella era amada por su Dueo supremo, ante el cual todos los dems no son ms que mseros siervos . Es ms, este Dueo haba padecido, al igual que ella, los malostratos, los latigazos y desprecios, y ahora la esperaba a ella a la derecha de Dios Padre. Al comprender esto, Bakhita tuvo esperanza; pero no slo la pequea esperanza de encontrar dueos menos crueles, sino la gran esperanza: Suceda lo que suceda yo soy definitivamente amada; el gran Amor me espera; y por eso mi vida es hermosa . A travs del conoci-miento de esta esperanza ella fue redimida; y ya no se senta esclava, sino hija libre de Dios As, cuando pretendieron llevarla de nuevo, esclava, al Sudn, Bakhita se neg judicialmente, y los jueces italianos le dieron la razn; ella no estaba dispues-ta a que la separaran otra vez de su Dueo 37. La seal del cristiano, como vers, no es la Cruz, sino la dignidad con que la llevamos. Y Bakhita, consciente de que era hija de Dios, hizo que sus padecimientos la acercasen a Jess, a diferencia de tantos hombres y mujeres que, ante la Cruz, se alejan.

    Tambin Santa Margarita Mara de Alacoque, a quien hoy recuerda la Iglesia con afecto por el impulso brindado a la devocin al Sagrado Co-

    37 Benedicto XVI, Encclica Spe Salvi, 3.

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    razn de Jess, padeci sufrimientos muy seve-ros, que supo llevar por su plena consciencia de ser hija de Dios. Por tanto, teniendo en cuenta que la cruz santifica o destruye, y que el cristia-no debe crecer en la cruz, y no destruirse, San-ta Margarita, al igual que Bakhita, no permiti que la cruz de su vida la destruyera, sino que la ayudase a ser ms santa. Porque el Dios de nues-tra fe no es un ser lejano que contempla indiferente la suerte de los hombres, sus afanes, sus luchas, sus angustias . Es un Padre que ama a sus hijos38 . Dios est permanentemente pendiente de nosotros y de nuestros afanes cotidianos.

    La Liturgia de la Santa Misa expresa con cla-ridad el misterio de la filiacin divina, clave de la paz cristiana en toda adversidad: Fieles a la recomendacin del Salvador, y siguiendo su divi-na enseanza, nos atrevemos a decir: Padre nues-tro . . . Apartarnos de estas divinas enseanzas que nos ensean que Dios es mi Padre, nos hace caer en una tremenda orfandad. Por eso dice San Pa-blo doblo mis rodillas ante Aqul de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra39 .

    Dios es Padre; nos comunica la vida y se ocupa con cario infinito de todo lo nuestro, cuida en cada momento de nosotros, nos sigue da a da co